Capítulo 273
Sabrina frunció ligeramente el ce?o mientras examinaba al hombre sentado frente a e, intentando descifrar sus verdaderas intenciones detrás de aque mirada prante y aparentemente sincera.
-?Por qué me cuentas esto si eres amigo de André? ?Debería confiar en ti o pensar que hay alguna trampa detrás de tus pbras?
Jorgeprendía perfectamente que el incidente anterior había erosionado confianza de Sabrina. Una sombra fugaz de remordimiento cruzó su rostro mientras entrzaba los dedos
sobre mesa.
-Después de verte en el hospital, fui a har con André. No quiso liberar a Dani, así que decidí busca por mi cuenta. Justo cuando encontré dónde tenía, André dejó ir. Pero luego capturaron otra vez, y esta vez no fue André. Pensé que se había metido en otro problema, y no quería preocuparte, por eso te lo conté así. Nunca imaginé que te adntarías a rescata tú misma. Perdón, no pude hacer más.
Sabrina, al escuchar estas pbras, suavizó ligeramente su expresión. La versión coincidía con lo que Dani le había contado: cuando Jorge estaba buscando, André ya había liberado. Había malinterpretados intenciones de Jorge, acusándolo injustamente de enga?o.
-?Por qué me ayudas si son amigos? -preguntó Sabrina, vando sus ojos directamente en los de él, buscando más mínima se?al de mentira.
Jorge sostuvo firmemente su mirada, dejando escapar apenas un suspiro casi imperceptible.
-No quiero que André siga equivocándose. Son esposos y tienen un hijo. No quiero que lleves cosas tan lejos... Temo que después se arrepienta.
-?Qué nea hacer exactamente? -inquirió Sabrina, con un ligero pliegue de preocupación en su frente.
Jorge vaciló momentáneamente, tomó aireo quien reúne valor y procedió a revrle todo cuanto sabía. Tras escucharlo, el rostro de Sabrina permaneció impasible, dejando a Jorge sin indicio alguno sobre sus pensamientos.
-Sé que todavía no confías en mí -dijo Jorge-. Si es verdad o no, lo sabrás en un mes. Tómaloo... una simple precaución.
Al regresar a casa, Sabrina consultó con Dani sobre credibilidad de lo que había escuchado.
Dani se acarició pensativamente el mentón mientras evaluaba situación.
-Jorge tiene muy buena reputación en el círculo social, todos han de su excelente carácter. En teoría, no parece que pudiera estar mintiendo. Pero... -?Pero qué? -preguntó Sabrina.
16:23
Capítulo 273
-Pero un caballero tan educado y amableo Jorge, ?cómo puede ser amigo de un patáno André y alguien tan despreciableo Fabián?
-Dicen que cada quien se junta con sus iguales. No tiene sentido, para nada. -Crecieron juntoso hermanos desde ni?os -explicó Sabrina-. Fabián tiene una visión retorcida, pero haría lo que fuera por sus amigos.
Dani torció boca con desdén.
-Haría lo que fuera por sus amigos, pero traiciona a esos mismos amigos por una mujer. Con lo horrible que es Araceli, y aun así sigueo perrito faldero. Eso dice mucho de su pésimo criterio.
Mientras tanto, Jorge llegó a su residencia y se dirigió sin demora hacia su estudio privado.
Con movimientos precisos, activó un mecanismo oculto tras imponente estantería. Los panelesterales se deslizaron silenciosamente, revndo un pasadizo secreto que conducía a una cámara oculta.
Jorge avanzó con pasos deliberadamente lentos, adentrándose en aquel espacio prohibido.
La cámara yacía sumida en penumbras, con densas sombras acumulándose ens esquinaso guardianes silenciosos de secretos inconfesables. Solo débil lámpara sobre mesa central perforaba parcialmente aque oscuridad envolvente.
Sobre superficie de madera pulida, un mosaico caótico de fotografías se desplegaba en aparente desorden. Jorge tomó con delicadeza una des imágenes, acariciando con reverencia casi religiosa el rostro de mujer que en e aparecía.
Inspiró profundamente y, con expresión de adoración devota, inclinó su cabeza para depositar un beso sobre el papel fotográfico.
Si Sabrina hubiera estado presente, habría reconocido inmediatamente su propio rostro en aque imagen. Y habría descubierto, con horror, que tanto en mesao ens paredes circundantes, una constción de fotografías suyas lo invadía todo,o un altar macabro dedicado a su imagen.
212