Capítulo 272
La chica había conseguido un matrimonio envidiable; su esposo provenía de una familia extremadamente acaudda. Para evitar que Elwood continuara insistiendo, devolvió hasta el último centavo que él le había proporcionado en aquellos días de formación. ?Pero acaso Elwood valoraba ese dinero? Había invertido incontables horas, dedicación y esperanza, solo para descubrir que e lo había utilizadoo un simple escalón hacia un matrimonio
conveniente.
A partir de aquel episodio, Elwood desarrolló un profundo recelo hacias mujeres que abandonaban su talento para convertirse en simples amas de casa. Una músico que lleva cinco a?os sin rozars cuerdas de un violín, por muy dotada que hubiera sido, seguramente habría perdido toda destreza y sensibilidad cultivada. Al reflexionar sobre esto, exhaló un suspiro cargado de desilusión, abandonando cualquier esperanza de encontrar a persona que tanto anhba descubrir. Se levantó y deró con voz resignada:
-En ese caso, dejémoslo así.
Araceli, percibiendo que estaba a punto de marcharse, se levantó precipitadamente para
detenerlo.
-Elwood, soypa?era de se?orita, ?podrías darme una oportunidad?
-Si fueras egresada de Universidad de Bogotá y el se?or Carvalho te rendara personalmente, quizás lo consideraría. Pero del Conservatorio de Música Santa Victoria...
Elwood negó con cabeza, su gesto cargado de indiferencia.
-Mejor dejémoslo así.
No es que menospreciara el Conservatorio de Música Santa Victoria, pero los verdaderos talentos invariablemente figuraban en el salón de fama de institución. Jamás había escuchado sobre esta mujer mada Araceli, y ninguna persona de su círculo había mencionado siquiera. Su talento... probablemente era mediocre en el mejor de los casos.
Araceli, al ser rechazada tan categóricamente, experimentó una humición abrumadora. Con los ojos inundados en lágrimas, dirigió su mirada suplicante hacia André, exhibiendo una expresión de vulnerabilidad calcda.
André frunció el ce?o y también se preparó para confrontar a Elwood.
-Elwood, si le concedes una oportunidad a Araceli, considera que te debo un favor.
-Se?or Carvalho, muchas personas quieren tenerme en deuda. Si cada una de es me mpusiera a alguien, ya tendría discípulos dispersos por cada rincón del mundo.
_a contundente negativa de Elwood provocó un incómodo silencio entre André y Araceli. Elwood, lejos de ser un hombre ordinario, sabía perfectamente a quién podía disgustar y a quién no. Suavizando ligeramente su tono, dejó entreabierta una posibilidad:
-Sin embargo, estoy organizando una selión de nuevos talentos para mi círculo de estudio
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Capitulo 272
musical. Si se?orita confía en sus capacidades, puede inscribirse enpetencia. Si consigue asegurar un lugar, con gusto le ofreceré una oportunidad.
Tras pronunciar estas pbras, inclinó levemente cabeza en se?al de despedida y abandonó habitación con paso firme.
En cafetería, Sabrina observaba al hombre elegante y atractivo sentado frente a e.
-Se?or Olivares, ?qué es tan urgente que necesitaba verme inmediatamente?
La noche anterior, Sabrina había recibido una mada de Jorge, quien afirmaba tener información crítica queunicarle. Cuando intentó indagar sobre el asunto, él insistió en que debían discutirlo personalmente. Para ser sincera, Sabrina albergaba sentimientos contradictorios hacia Jorge. Inicialmente, tenía una impresión favorable, pues fue el único que defendió cuando fue injustamente acusada. Sin embargo, desde aquel enga?o reciente, su percepción sobre él había cambiado radicalmente. Comprendía que él actuaba según sus propios intereses, pero no podía aceptar manipciones supuestamente hechas "por su bienestar".
-?Es verdad que vas a divorciarte de André?
No era ningún secreto; incluso Fabián estaba al tanto.
-Sí, ya iniciamos el período de espera para el divorcio. En treinta días podremos separarnos legalmente.
Jorge contempló con intensidad, su rostro tornándose serio.
-Sabrina, te he citado para advertirte que... No será tan sencillo conseguir ese divorcio. André y Fabián ya están neando cómo enfrentarte.