《La Guerra de una Madre Traicionada》 Chapter 1 Cap¨ªtulo 1 A una de madrugada, el silencio de casa envolv¨ªa a Sabrina Ib¨¢?ezo un manto invisible. De pronto, sus dedos, casi por instinto, encontraron el Instagram de Araceli Vargas. entre el mar de publicaciones nocturnas. [Gracias al se?or Carvalho y a Thiago por este hermoso regalo. La taza fue hecha a mano por Thiago.] Sabrina desliz¨® el pulgar sobre panta y imagen cobr¨® vida ante sus ojos. Una cadena delicada y una taza artesanal se alzaban en primer no, con un dise?o que, entre sombras y reflejos, dejaba entrevers pbras "Feliz cumplea?os, mam¨¢" grabadas con trazo infantil. Sus pups se desviaron hacia mesa deledor, donde cena reposaba intacta, convertida en un testigo mudo del abandono. El pastel de cumplea?os, con su superficie lisa y sin vs, parec¨ªa burse de e. Una sonrisa amarga, afdao el borde de un cristal roto, se dibuj¨® en susbios. Entonces, un recuerdo punzante atraves¨® su mente: noticia que hab¨ªa le¨ªdo dias atr¨¢s en su celr, vibrante y cruelo un rel¨¢mpago, "?Es oficial! El guapo y c¨¦lebre genio de los negocios brasile?o, Andr¨¦ Carvalho, icono en lost c¨ªrculos empresariales de Colombia, est¨¢ casado en secreto y tiene un hijo de cinco a?os." En fotografia adjunta, un hombre de figura imponente y una mujer de belleza et¨¦rea sostenian mano de un peque?o de cinco a?os. Caminaban por un parque de diversiones, entre risas y colores. Araceli, con una sonrisa serena, acariciaba cabeza de Thiago Carvalho, mientras Andr¨¦ contemba con una mez de devoci¨®n y ternura que Sabrina jam¨¢s hab¨ªa visto en ¨¦l. Un hombre apuesto, una mujer radiante y un ni?o que era el reflejo vivo de su padre. Una familia perfecta, un cuadro que destba felicidad, Hoy era su cumplea?os. Tambi¨¦n el quinto aniversario de su boda con Andr¨¦. Pero, por alg¨²n giro del destino, no era e quien recib¨ªas celebraciones, sino Araceli. Su esposo y su hijo no solo estaban con otra mujer en ese d¨ªa tan suyo, sino que le hab¨ªan regdo a Araceli lo que, por derecho, debi¨® ser para e: el cari?o, el esfuerzo, dedicaci¨®n. Sin embargo, Sabrina no se inmut¨® demasiado. La resignaci¨®n ya habia tejido su nido en e. Araceli, el primer amor de Andr¨¦, cargaba una sentencia imcable: una enfermedad terminal que le dejaba apenas un a?o de vida. Su ¨²ltimo deseo, hab¨ªa confesado ¨¦l, era volver a verlo. Andr¨¦ le explic¨® que quer¨ªa cumplir algunas de sus peticiones en sus d¨ªas finales y le pidi¨®prensi¨®n. Sabrina no quer¨ªa entenderlo, pero tampoco pod¨ªa impedirlo. Aque vez, su esposo se lo hab¨ªa dicho con una seriedad que no admit¨ªa r¨¦plicas, y e cedi¨®, aunque cada concesi¨®n le arrancaba un pedazo del alma. El dolor era un vacio sordo quet¨ªa en su pecho, una herida que no sangraba pero agotaba. No supo cu¨¢nto tiempo llevaba inm¨®vil en penumbra cuando el sonido de puerta principal 16:04 T Capitulo 1 rasg¨® el aire. Andr¨¦ cruz¨® el umbral con Thiago a sudo. Al ve sentada en eledor, su paso vacild,o si el peso de su presencia lo tomara desprevenido. Sus ojos recorrieron el rostro de Sabrina, y por un instante pareci¨® desconcertado,o si hubiera olvidado qu¨¦ dia mercaba calendario. ?Por qu¨¦ no te has ido a dormir? -pregunt¨®, su voz firme pero te?ida de sorpresa. Sabrina lo mir¨® con una calma que escondia tormentas. -Quiero har contigo -respondi¨®, casio sis pbras pesaran menos de lo que en verdad cargaban. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o apenas, una linea sutil que cruz¨® su frente. Bajo vista hacia Thiago, que caminaba somnoliento a sudo. -Thiago, sube a descansar -indic¨® con suavidad. El peque?o se frot¨® los ojos, dejando escapar un bostezo. Al pasar junto a Sabrina, algo lo hizo detenerse. Quiz¨¢s un destello de consciencia, quiz¨¢s un impulso infantil. -Mam¨¢, feliz cumplea?os -dijo, alzando mirada. Esos ojos, herencia pura de Andr¨¦, briban con una inocencia que her¨ªa. Thiago continuo, su voz un murmullo sincero: -Pap¨¢ y yo no olvidamos tu cumplea?os a prop¨®sito. Es solo que nuestro tiempo juntoso familia es mucho, y se?orita guapa solo tiene medio a?o m¨¢s. -Mam¨¢, ?no te enojar¨¢s con nosotros por algo tan peque?o, verdad? -pregunto, casi suplicante. Sabrina sinti¨® que el aire se volv¨ªa denso. ?Qu¨¦ dolia m¨¢s? ?Que olvidaran su d¨ªa o que, aun record¨¢ndolo, lo relegaran por rutina? No respondi¨®. Thiago, agotado, subi¨®s escaleras. dej¨¢nd s con sus ecos. El silencio se asent¨® entre ellos, espeso y expectante. Andr¨¦ lo rompi¨® primero, su pero cargado de curiosidad. tono neutro -?De qu¨¦ quieres har? Vestia una camisa nca impecable y pantalones negros que delineaban su figura. Sus fiones, esculpidas con precisi¨®n, parec¨ªan un retrato vivo bajo tenue luz deledor. Erao luna en una noche despejada: hermosa, distante, intocable. Sabrina tom¨® aire, llenando sus pulmones de valor. -Andr¨¦, vamos a divorciarnos -dijo, cada sba firmeo un vo. Los ojos de Andr¨¦ temron por un instante,o superficie de ungo perturbada por una brisa fugaz. Pero pronto, esa agitaci¨®n se desvaneci¨®, y su mirada volvi¨® a ser un espejo en calma, sin rastro de lo que hab¨ªa sentido. Chapter 2 Cap¨ªtulo 2 -Sabrina, no olvid¨¦ tu cumplea?os, y ya tengo listo el regalo para ti-dijo Andr¨¦, su voz firmeo si intentara apaciguars aguas que ¨¦l mismo hab¨ªa agitado. -?Regalo? Sabrina esboz¨® una sonrisa tenue, cargada de una dulzura amarga-. La cadena de mi madre, ?no se entregaste ya a se?orita Vargas? Esa cadena, reliquia de su madre fallecida, hab¨ªa sido su ¨²nico consuelo tangible tras perde. Sin embargo, el dia del nacimiento de Thiago, desapareci¨®o un suspiro en el viento. Andr¨¦ le hab¨ªa jurado recupera, y lo hizo, solo para ced¨¦rs a Araceli sin titubear. Andr¨¦ mantuvo su semnte impasible, sin rastro de culpa ni turbaci¨®n. Sus ojos oscuros, m¨¢s profundos y ensombrecidos que nunca, parecian pozos insondables bajo tenue iluminaci¨®n deledor. -Esa cadena solo se prest¨¦ a Araceli -respondi¨® con calma-. Te devolver¨¢ pronto, en cuanto sea posible. -?Pronto? -replic¨® Sabrina, su voz afda por incredulidad-?Qu¨¦ significa eso? ?El dia en que e exhale su ¨²ltimo aliento? ?Sabrina! cort¨® ¨¦l, su tono g¨¦lido y autoritario reson¨® en el aire. Sus ojos, fruncidos, desteron con una ira contenida que romp¨ªa su habitual m¨¢scara de indiferencia. -Ya basta -sentenci¨®, y pbra cay¨®o un tel¨®n pesado entre ellos. Basta. Sabrina sinti¨® que esas sbas reverberaban en su pecho. Estaba agotada, hastiada departir su vida con un esposo que reservaba su coraz¨®n para otra, de un hijo que apenas mirabao madre, de una familia politica que tratabao un adorno prescindible. -A Araceli solo le queda medio a?o de vida-continu¨® Andr¨¦, su voz ahora m¨¢s baja pero igualmente cortante-, Hasta Thiago entiende eso y sabe serpasivo. ?Por qu¨¦ t¨² no puedes dejar dedo esa mezquindad? En ese instante, algo en Sabrina se quebr¨®. No quiso seguir soportando el peso de esa culpa que no le pertenec¨ªa. -?Qu¨¦ me importa cu¨¢nto tiempo le queda? -respondi¨®, su voz fria y serenao ungo hdo-. E no es nada mio, Andr¨¦. ?Por qu¨¦ tendr¨ªa que cargar con su sombra? Andr¨¦ no esperaba esa r¨¦plica de siempre sumisa Sabrina. Sus ojos se endurecieron, vdos por una furia silenciosa que parec¨ªa contener a duras penas. -Pens¨¦ que hab¨ªamos llegado a un acuerdo -dijo, cada pbra medida,o si intentara recordarle un pacto t¨¢cito que e nunca habia aceptado de coraz¨®n. Sabrina dej¨® escapar una sonrisa leve, casi quebradiza. -ro, un acuerdo -murmuro-. E anh revivir chispa de su primer amor, y yo debo quedarme a undo viendo c¨®mo ustedes dos reavivan esa ma. Capitulo 2 -Quiere una boda -prosigui¨®, su voz temndo apenas-, y t¨² le entregas que ne¨¦ con tanto esmero, detalle por detalle. -Tengo que ver c¨®mo toman a Thiago de mano y caminan juntos hacia el altar,o familia perfecta que nunca seremos. -E sue?a con recorrer el mundo, y t¨² llevas a descubrir cada rinc¨®n, mientras yo me quedo aqu¨ª, olvidada. -Dime, Andr¨¦, si pidiera luna, ?no encontrar¨ªas manera de arranca del cielo solo e? para Habian pasado cinco a?os desde su boda secreta, un matrimonio sin fanfarria ni vestido nco. Una vez, Thiago, con inocencia de sus ojos infantiles, le pregunt¨® c¨®mo lucir¨ªa su madre de novia. Andr¨¦, entonces, prometi¨® una ceremonia perfecta, dise?ada al gusto de Sabrina. E invirti¨® meses enteros en cada eli¨®n, solo para que Araceli, con una s s¨²plica, se adue?ara de ese sue?o. Los ojos de Andr¨¦ se oscurecieron a¨²n m¨¢s, su mirada ahora un abismo hdo. -Sabrina, est¨¢s yendo demasiado lejos -advirti¨®, su voz baja pero cargada de reproche. ?Demasiado lejos? El nudo en el pecho de Sabrina se apret¨®, y cerr¨® los ojos, dejando que decepci¨®n envolvierao una marea lenta. Por a?os, se ha esforzado en ser esposa ideal, madre devota. Pero no importaba cu¨¢nto lo intentara: Andr¨¦ siempre mantuvo esa barrera invisible entre ellos. E crey¨® que eral su naturaleza distante, hasta que Araceli reapareci¨® y le mostr¨® que aquel hombre, admirado por su frialdad en los negocios, pod¨ªa arder de pasi¨®n cuando quer¨ªa. Tom¨® del escritorio el acuerdo de divorcio que hab¨ªa preparado con manos temblorosas d¨ªas atr¨¢s. -Ya firm¨¦ -dijo, su voz suave pero firme-. Hazlo t¨² tambi¨¦n cuando puedas. Si logras que Araceli sea se?ora Carvalho oficial antes de que muera, estoy segura de que partir¨¢ con una sonrisa. Losbios de Andr¨¦ se apretaron en una linea dura, su rostro rigidoo piedra tada. La molestia era evidente en cada ¨¢ngulo de su expresi¨®n. -?Y Thiago? -pregunt¨®, su tono cortanteo el filo de una hoja. -Que se quede con ustedes -respondi¨® Sabrina, casi en un susurro-, Con familia Carvalho. El abri¨® boca para replicar, pero un sonido agudo lo interrumpi¨®. Sut urgencia sobre mesa. vibr¨® con -?Andr¨¦, es una emergencia! -grit¨® una voz al otrodo de l¨ªnea. ?Araceli se desmayo de repente y llevaron a urgencias! Chapter 3 Capitulo 3 Cap¨ªtulo 3 Sabrina inclin¨® cabeza con un gesto firme, aunque sus ojos destban un torbellino de mncol¨ªa y resoluci¨®n que no pod¨ªa ocultar. -Dani, ?t¨² crees que estoy segura? -respondi¨® con una voz que temba apenas,o si buscara afirmarse m¨¢s a s¨ª misma que a su amiga-. Es lo mejor para todos, y eso lo tengo ro.- Dani envolvi¨® en un abrazo c¨¢lido, un refugio silencioso ante tormenta que Sabrina cargaba en su pecho. -Sabes que aqu¨ª me tienes para lo que sea, ?verdad? Pase lo que pase, no est¨¢s s -le asegur¨® Dani, solt¨¢nd con suavidad, mientras sus manos dejaban un eco de apoyo en los hombros de su amiga. Sabrina esboz¨® una sonrisa fr¨¢gil, un destello de gratitud que ilumin¨® por un instante penumbra de su coraz¨®n. Se desliz¨® al interior del auto, y cuando el motor cobr¨® vida con un ronroneo sordo, sus ojos se posaron una ¨²ltima vez en casa que hab¨ªa sido su mundo. Aquel rinc¨®n donde los d¨ªas felices se entrzaban con sombras de promesas rotas. SU "Thiago... ?y si un dia me perdonas por esto?", pens¨®, mientrass pbras de su hijo danzaban en su menteo un eco doloroso. Dejarlo atr¨¢s le desgarraba el alma, pero en interior florecia certeza de que deb¨ªa trazar su propio sendero, uno libre des cadenas de Andr¨¦ y del espectro de Araceli. El auto se alejo, y Sabrina cerr¨® los ojos, dejando que una bocanada profunda de aire llenara sus pulmones. Era el umbral de una nueva historia, un lienzo en nco donde anhba pintar paz y alegria que tanto hab¨ªa perseguido. El camino hacia esa vida reci¨¦n nacida estaba sembrado de dudas, pero tambi¨¦n de promesas tenues que bribano luci¨¦rnagas en penumbra. Sabrina sab¨ªa que no ser¨ªa sencillo, pero una chispa de valentia ard¨ªa en e, dispuesta a enfrentar lo que viniera. Dani conducia a sudo en un silencio respetuoso, dejando que el rumor del motor llenara el vac¨ªo. Comprend¨ªa que Sabrina necesitaba ese espacio para cosers heridas abiertas y redescubrirse en los fragmentos de su ser. Tras un trayecto que pareci¨® estirarseo el horizonte, llegaron por fin. Un peque?o apartamento se alzaba en una esquina serena de Bogot¨¢, modesto pero cargado de posibilidades. Para Sabrina, era m¨¢s que cuatro paredes: era un amanecer. Bajo del auto y contempl¨® el edificio con un nudo de nervios y una corriente de ilusi¨®n recorri¨¦ndoles venas. Dani, siempre fiel, escolt¨® hasta puerta, cargando una maleta que parec¨ªa pesar m¨¢s por los recuerdos que por ropa.. Capitulo 3 -Bienvenida a tu nuevo hogar, Sabrina -dijo Dani, con una sonrisa que destba aliento yplicidad. -Gracias, Dani, de verdad -respondi¨® Sabrina, y en su voz se col¨® un suspiro de alivio al cruzar aquel umbral. Al entrar, supo que el sendero por dnte estar¨ªa lleno de espinas, pero tambi¨¦n de flores por descubrir. Con el apoyo de sus amigos y esa ma interior que impulsaba a buscar felicidad, tenia certeza de que, paso a paso, lo conseguir¨ªa. Los d¨ªasenzaron a deslizarseo hojas en el viento, y Sabrina fue tejiendo su nueva rutina. Se volc¨® en su trabajo y en levantar un refugio de calma y luz para si misma. Poco a poco,o quien encuentra un tesoro enterrado, hall¨® retazos de paz que tanto hab¨ªa a?orado. A pesar de distancia, no soltaba el hilo que unia a Thiago. Le enviaba mensajes breves, llenos de cari?o, y lo maba para escuchar su voz, asegur¨¢ndose de que estuviera bien. Sabia que ¨¦l necesitaba tiempo para descifrar aquel torbellino de cambios, pero confiaba en que alg¨²n d¨ªa lo entenderia. Y asi, Sabrina sigui¨® adnte, con mirada fija en forjar una existencia plena de sentido y dicha. Era un viajergo, un tapiz que bordaba con paciencia, pero lo recorr¨ªa con esperanza de un ma?ana luminoso anda en el alma. 1604 Chapter 4 Cap¨ªtulo 4 Sabrina inclin¨® cabeza con un gesto apenas perceptible,o si el peso de sus decisiones a¨²n danzara en su mente. -ro, Dani, ya lo decid¨ª -respondi¨® con una firmeza que contrastaba con el leve temblor de sus manos.- -?Y Thiago? ?Qu¨¦ va a pasar con ¨¦l? -Aunque pelee por su custodia, no hay forma de ganarles a los Carvalho. Y, adem¨¢s... -Sabrina esboz¨® una sonrisa te?ida de amargura, un reflejo de heridas que a¨²n sangraban en silencio Thiago tal vez ni siquiera quiera quedarse conmigo. Para ¨¦l, ahora, una chica bonita y elegante es lo ¨²nico que importa. Dani frunci¨® el ce?o, su rostro un mapa de lineas marcadas por incredulidad y el reproche. -T¨², que diste todo por ¨¦l. Que casi te dejas vida en esa s de parto, un dia entero aferrada a esperanza de verlo nacer. T¨², que lo criaste con tanto amor... -?C¨®mo podr¨ªa ¨¦l elegir a esa intrusa que destroz¨® lo que quedaba de su familia? -Dani apret¨® losbios, conteniendo indignaci¨®n que pugnaba por salir. Sabrina respir¨® hondo, su voz serenao ungo que esconde tormentas en su fondo. -Solo prueba que son carne de misma carne. Hasta en eso se parecen: los dos caen rendidos por el mismo tipo de mujer. -?Y Andr¨¦? ?Sabe que te marchas? Sabrina neg¨® con cabeza, un movimiento lento que parec¨ªa cargar con a?os de resignaci¨®n. -Seguro est¨¢ con su verdadero amor ahora. Antes de casarse, Sabrina ten¨ªa un peque?o departamento donde reinaba su soledad de soltera, un refugio que hab¨ªa quedado olvidado bajo capas de polvo y recuerdos. Tras dejarlo impecable, Dani mir¨® con un brillo travieso en los ojos. -Oye, Sabrina, desde que naci¨® Thiago no hemos salido juntas depras. ?Te animas a dar una vuelta hoy? Si, desde aquel d¨ªa en que Thiago lleg¨® al mundo, vida de Sabrina hab¨ªa girado en torno a pa?ales, horarios y promesas rotas. Se hab¨ªa diluido en el rol de madre y esposa, dejando que su esencia se desvanecierao tinta en el agua. Al cruzar mirada con los ojos chispeantes de Dani, Sabrina sinti¨® un eco de lo que alguna vez fue: una mujer vibrante, llena de sue?os. Cinco a?os de matrimonio hab¨ªan marchitado, convirti¨¦nd en una sombra prematura de s¨ª misma. Un nudo de emoci¨®n inesperada le apret¨® garganta. 16.04 Capitulo 4 -Est¨¢ bien-susurr¨®, con voz quebrada por un anhelo que apenasenzaba a despertar. En ese instante, el tel¨¦fono de Dani vibr¨® con un zumbido insistente. E atendi¨®, y aunque Sabrina no alcanz¨® a escuchars pbras vio c¨®mo el el otrodo rostro de su amiga se ensombrecia. -Entendido, ya vamos para all¨¢ -dijo Dani tras un silencio tenso, y colg¨®. -Sabrina, alguien quiere pagar una fortuna por el viol¨ªn Astra Aestiva que dejaste en tienda Notas del Mar Egeo -explic¨®, gir¨¢ndose hacia e-. El gerente dice que es un cliente importante y no puede negarse.... Como tienes tiempo hoy, ?qu¨¦ tal si vamos a ver qu¨¦ pasa? Violin. La pbra reson¨® en Sabrinao un acorde olvidado. Cinco a?os hab¨ªan pasado desde ¨²ltima vez que sus dedos rozarons cuerdas, desde que el canto de madera llen¨® su alma. Todo lo rcionado con aquel instrumento lo hab¨ªa delegado a Dani mientras sus dias se consum¨ªan en rutina de criar a Thiago. Escuchar su nombre ahora erao abrir una puerta al pasado, un umbral hacia una vida que alguna vez le perteneci¨®, El aire dentro de tienda de m¨²sica vibraba con una mez de nostalgia y tensi¨®n cuando Sabrina cruz¨® el umbral junto a Dani. Sus pasos se detuvieron abruptamente. Frente a una vitrina de piezas exclusivas, un hombre de porte elegante y una mujer de belleza fr¨¢gil contemban un objeto con reverencia. La voz de e, suaveo un susurro de seda, flot¨® en el aire. -La legendaria Astra Aestiva... Es una maravi, ?no crees? -Andr¨¦, sabes cu¨¢nto amo tocar el violin-continu¨®, gir¨¢ndose hacia ¨¦l con ojos brintes-. Quiero organizar un concierto en mis ¨²ltimos d¨ªas y usar este Astra Aestiva. ?Qu¨¦ te parece? La respuesta de ¨¦l lleg¨® con una calidez profunda, casi inmediata. ro, me parece perfecto. El gerente, a pocos pasos de ellos, parec¨ªa un manojo de nervios, sec¨¢ndose el sudor de frente con un pa?uelo arrugado. Al ver a Sabrina y Dani, su rostro se ilumin¨®o si un faro hubiera cortado nie. -?Se?orita sco, qu¨¦ alegr¨ªa que lleg¨®! ¨C exm¨®, casi tropezando en su prisa por acercarse-. El se?or Carvalho insiste enprar el Astra Aestiva. Las condicioness pone usted, asi que... ?qu¨¦ decide? Chapter 5 Cap¨ªtulo 5 Al distinguirs figuras de Andr¨¦ y Araceli entre los reflejos de tienda, Dani frunci¨® el ce?o, incapaz de disimr el rechazo que le trepaba por miradao una sombra indeseada. -Este violin no est¨¢ en venta -sentenci¨® con una calma cortante. Araceli alz¨®s cejas con delicadeza, y su atenci¨®n se desliz¨® de inmediato hacia Sabrina, que permanec¨ªa aldo de Dani, inm¨®vil. Frente a figura menuda y fr¨¢gil de Araceli, Sabrina destacaba con una presencia serena y regia. Su rostro, de ¨®valo impecable, enmarcaba unas cejas finas y unos ojos profundos que parec¨ªan contener ungo en calma, vibrante de matices. Erao si una pintura cl¨¢sica hubiera cobrado vida, destndo una elegancia que no necesitaba alzar voz para imponerse. Al cruzarse con aque mirada, un brillo fugaz atraves¨® los ojos de Araceli. Con pasos r¨¢pidos y gr¨¢ciles, se acerc¨® a Sabrina, el rostro te?ido de una s¨²plica tan suaveo el roce de una pluma. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?es suyo este Astra Aestiva, verdad? ?O pertenece a su amiga? Le ruego que me lo preste, aunque sea por un instante. -Andr¨¦ y yo nos encontramos por el violin, ?sabe? -continu¨®, bajando apenas voz-. Yo tocaba en el jard¨ªn de atr¨¢s, y ¨¦l lleg¨® siguiendos notas. As¨ª empez¨® todo entre nosotros. A ¨¦l le fascina oirme tocar. -Se?orita Ib¨¢?ez, no s¨¦ cu¨¢ntos d¨ªas me quedan, ni si podr¨¦pletar mi concierto. Pero quiero intentarlo una ¨²ltima vez, con este violin. Quiz¨¢ sin querer, o tal vez con intenci¨®n, Araceli inclin¨® cabeza, dejando a vista un cor que desteba bajo luz de los focos. El brillo rebot¨®o una chispa, golpeando los ojos de Sabrina con una punzada inesperada. -No todos los dias alguien muere -replic¨® Sabrina, su voz desprovista de calor-. ?Debo ceder cada vez que una enferma me lo pide? Araceli, sorprendida por crudeza, parpade¨® r¨¢pido. Sus ojos se humedecieron, al borde del nto,o si nunca hubiera enfrentado un rechazo tan directo. Andr¨¦, con el rostro endurecido, dio un paso al frente. -Sabrina, es solo un violin -dijo, su tono cargado de reproche-. ?Por qu¨¦ te pones tan dif¨ªcil? Si tanto lo quieres, teprar¨¦ otro. Sabrina lo encar¨®, serena pero imcable. -ro, es solo un violin. Si e lo desea tanto, c¨®mprale uno. ?Por qu¨¦ tiene que ser precisamente el mio? Araceli, con voz temblorosa, insisti¨®. -Se?orita Ib¨¢?ez, por favor, digame qu¨¦ necesita para prest¨¢rmelo. Ponga sus condiciones,s que sean. Capitulo 5 Al final, cualquier precio lo pagar¨ªa Andr¨¦ con su billetera. Sabrina esboz¨® una sonrisa tenue, casi afda. -?As¨ª que a se?orita Vargas le gustans reliquias de mi madre? Si no es su cor, es su violin. Araceli frunci¨® el ce?o, desconcertada. -No entiendo de qu¨¦ ha, se?orita Ib¨¢?ez. Sabrina, ante aque inocencia fingida, dej¨® escapar una risa fr¨ªa. -El Astra Aestiva era de mi madre. Ese cor que llevas puesto tambi¨¦n lo dej¨® e. El color abandon¨® el rostro de Araceli, que balbuceo. -Lo siento tanto... No ten¨ªa idea de que fueran de su madre. Anoche, Thiago me dio una cajita con este cor. Pens¨¦ que era un regalo de Andr¨¦ y me lo puse sin saber nada. Sabrinade¨® cabeza, su sonrisa suaviz¨¢ndose con un dejo ir¨®nico. -Ahora que lo sabes, ?me lo devuelves? Araceli roz¨® el cor con dedos temblorosos, mordi¨® subio inferior y mir¨® a Andr¨¦ con ojos brintes de l¨¢grimas. -Andr¨¦, si se?orita Ib¨¢?ez lo pide... ?por qu¨¦ no le das el cor? No vale pena molesta por algo tan peque?o. "?Por qu¨¦ no le das el cor?¡± Habia dicho "dar", no "devolver". ¡°Qu¨¦ astuta¡°, pens¨® Sabrina. Aunque fuera un legado de su madre, Araceli insinuaba que no le pertenecia realmente. Solo porque lo rem¨®, e se lo cedia con una generosidad tan calcdao sus l¨¢grimas. Chapter 6 Cap¨ªtulo 6 Andr¨¦, en un principio, hab¨ªa considerado el pedido de divorcio de Sabrinao una mera amenaza calcda, un gesto que le provocaba cierta iodidad en el pecho. Ahora, al escuchars pbras de Araceli, su rostro se endureci¨® a¨²n m¨¢s, adoptando una frialdad casi tangible. -No hace falta -dijo ¨¦l con una voz cristalina,o el rumor de un arroyo-. Si te lo regal¨¦, es tuyo para siempre. -Pero... -Araceli intent¨® protestar, su voz temndo apenas. Andr¨¦ cort¨® con un gesto sereno, su semnte imperturbable. -Si es un regalo, no hay motivo para remarlo de vuelta. Los ojos de Araceli briron con una emoci¨®n contenida, un destello de triunfo que no pudo disimr. Sabrina, sin pensarlo, apret¨® los pu?os,s u?as hundi¨¦ndose levemente en sus palmas. Luego, una sonrisa tenue curv¨® susbios. -?No era que quer¨ªas que te prestara el violin, se?orita? -dijo con calma-. Est¨¢ bien, pero solo lo considerar¨¦ si el se?or Carvalho me lo pide con sus propias pbras. Los ojos de Araceli se abrieron m¨¢s, dejando traslucir su asombro. El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨®,o si una nube hubiera cruzado su mirada. -Sabrina, no te pases de raya. E solt¨® una risita seca, cargada de iron¨ªa. -Pens¨¦ que el se?or Carvalho har¨ªa lo que fuera por su se?orita. Pero parece que me equivoqu¨¦. Antes, Sabrina cre¨ªa que Andr¨¦ ser¨ªa capaz de entregar el mundo entero por Araceli. Ahora entendia que lo que ¨¦l ofrec¨ªa con tanta facilidad eran solo migajas, cosas que no le costaban nada. Como e misma. Con esa certeza asent¨¢ndose en su alma, una indiferencia hda se apoder¨® de su coraz¨®n. Se volvi¨® hacia el gerente, que observaba escena con caut, y habl¨® con firmeza. -Si no me fa memoria, autorizaci¨®n de este violin expira hoy. Por favor, retirelo de inmediato. Me lo llevar¨¦ ahora mismo. El gerente dud¨®,nzando una mirada inquieta hacia Andr¨¦. 1604 Sabrina alz¨® una ceja, su tono cortante. -?Qu¨¦ pasa? ?Acasoo due?a del viol¨ªn no tengo derecho a disponer de ¨¦l? -No, no, por supuesto que s¨ª -balbuce¨® el gerente, esbozando una sonrisa nerviosa-. Enseguida tramito todo para se?orita Ib¨¢?ez. Una vezpletados los tr¨¢mites, Sabrina tom¨® el viol¨ªn con delicadeza,o si acunara un recuerdo vivo, y se march¨® sin dedicar ni una mirada a Andr¨¦ ni a Araceli. Andr¨¦ sigui¨® con vista figura de Sabrina mientras se alejaba, el ce?o fruncido marcando lineas profundas en su frente. Araceli baj¨® cabeza ligeramente, un aire de culpa ti?endo sue expresi¨®n. -Seguro es por lo de cumplea?os, y por eso est¨¢ tan molesta. Lo siento, Andr¨¦. Todo es por mi salud, siempre tray¨¦ndote problemas. -No es tu culpa -respondi¨® Andr¨¦, apartando mirada con un movimiento seco-. Conc¨¦ntrate en prepararte para el concierto. Har¨¦ que te env¨ªen el Astra Aestiva pronto. Una sonrisa radiante ilumin¨® el rostro de Araceli. -Est¨¢ bien, gracias. Esa noche, Andr¨¦ regres¨® a casa puntualmente, algo poco habitual en ¨¦l. Sin embargo, no encontr¨® mesa dispuesta ni el aroma c¨¢lido de cena que Sabrina sol¨ªa preparar para esperarlo.. A hora de cena, Thiago baj¨® aledor con su habitual entusiasmo infantil. Al ver el espacio vacio, su peque?o rostro se arrug¨® en una mueca de confusi¨®n. -P¨¢, ?qu¨¦ pasa que mam¨¢ no hizo cena hoy? Sabrina siempre hab¨ªa sido esposa y madre perfecta, discreta y eficiente, cumpliendo su papel sin fisuras. Aunque Andr¨¦ no albergaba amor por e, reconocia que su dedicaci¨®n lo hab¨ªacido siempre. Thiago, con su est¨®mago sensible y sus gustos exigentes, depend¨ªa des manos cuidadosas de su madre. Rara vez dejaba Sabrina que los sirvientes se encargaran deida; e misma pon¨ªa el alma en cada tillo. Andr¨¦ rememor¨® los eventos del d¨ªa, y susbios se apretaron en una linea de disgusto. Si Sabrina creia que con estas t¨¢cticas lo doblegar¨ªa, estaba subestim¨¢ndolo demasiado. -No te preocupes por e -dijo con voz g¨¦lida-. Vamos a cenar afuera. 1604 Thiago dio un saltito, sus ojos brindo de emoci¨®n. -?Qu¨¦ ch¨¦vere! ?Podemos invitar a se?orita guapa? ?Quieroer algod¨®n de az¨²car otra vez! -?Algod¨®n de az¨²car? -Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, desconcertado-. ?No te explic¨® tu madre que eres intolerante actosa y que no puedeser eso? 16.04 Chapter 7 Cap¨ªtulo 7 Thiago apret¨® losbios con un gesto de fastidio infantil. -?Es que mi intolerancia actosa ya est¨¢ mucho mejor! El doctor dice que no pasa nada si de vez en cuando me doy un gustito. Pero mam¨¢ siempre est¨¢ encima, queriendo que todo seao e dice. La pbra "queriendo" en boca de un peque?o de cinco a?os reson¨® con una mez de inocencia y rebeld¨ªa que desentonaba en el aire. Andr¨¦ alz¨® una ceja, dispuesto a responder, cuando el timbre de su tel¨¦fono cort¨® el momentoo un rel¨¢mpago inesperado. Al descolgar, voz de Araceli se desliz¨® desde el otrodo, suave pero cargada de intenci¨®n. -Andr¨¦, ?ya llegaste a casa? -Si, acabo de llegar-respondi¨® ¨¦l, firme, sin dejar traslucir emoci¨®n. -?Y se?orita Ib¨¢?ez a¨²n no ha vuelto? Un silencio breve pero denso se asent¨® entre ellos. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o. -?Qu¨¦ pasa? Andr¨¦, creo que vi a se?orita Ib¨¢?ez...-Araceli dud¨®, dejando ques pbras flotaran un Instante, Est¨¢ cenando con un hombre joven. Se les ve muy c¨®modos juntos. Hizo una pausa, y luego a?adi¨® con un tono cauteloso: -?Ser¨¢ que lo de hoy puso de mal humor otra vez? Andr¨¦, ?por qu¨¦ no has con e y le arass cosas? Los ojos de Andr¨¦ se ensombrecierono nubes antes de una tormenta. Sabrina no estaba en casa poniendo mesa, sinopartiendo una cena con otro hombre. Su voz se endureci¨®, casi imperceptiblemente. -?D¨®nde est¨¢? Araceli le dio una diri¨®n con precisi¨®n calcda. -Entendido cort¨® ¨¦l, y colg¨® sin m¨¢s. En el restaurante, Marcelo nco observaba a Sabrina con una intensidad que parec¨ªa desentra?ar cada rinc¨®n de su alma. La luz suave des l¨¢mparas acariciabas l¨ªneas de su rostro, revndo una determinaci¨®n que habia estado oculta demasiado tiempo. -?Entonces ya lo tienes ro? -pregunt¨® ¨¦l, su voz graveo el eco de una cuerda grave en un violin. Sabrina asinti¨®, sus dedos rozando el borde de copa con un movimiento casi inconsciente. Capitulo 7 -Astra Aestiva lo dise?¨® mi madre solo para m¨ª. Lo dej¨¦ guardado cinco a?os por mi familia... -suspir¨®, y en sus ojos brill¨® una mncol¨ªa profunda,o si el pasado se reflejara en un espejo roto. -?Y ahora qu¨¦ sigue?-insisti¨® Marcelo, inclin¨¢ndose apenas hacia e-. Volver significapromisos, giras, escenarios. Quiz¨¢s no te quede tiempo para tu esposo ni para tu hijo. -Thiago ya est¨¢ bien-respondi¨® e, y un destello de sarcasmo cruz¨® su mirada-. Adem¨¢s, parece que mis cuidados ya no le hacen falta. -?Y Andr¨¦? -Marcelo no cedi¨®, su tono un desafio sutil-?¨¦l est¨¢ de acuerdo con esto? Al escuchar ese nombre, los ojos de Sabrina se volvieron afdos,o si el mero sonido cortara algo dentro de e. -Es mi vida, no necesito que ¨¦l me d¨¦ permiso. Marcelo estudi¨® un instante, sopesando sus pbras, antes de a?adir: -Pero no le va a gustar que estemos tan cerca otra vez. -No tiene por qu¨¦ gustarle -replic¨® e, tajante. Al pronunciar esas pbras, un recuerdo amargo emergi¨® en su mente: c¨®mo hab¨ªa dejado dedo a Marcelo por una s orden de Andr¨¦. La culpa ti?¨® su expresi¨®n, suavizando su dureza por un momento. -Marcelo, cu¨¢nto lo siento -murmur¨®, bajando vista. Marcelo neg¨® con cabeza, su gesto firme pero cargado de ternura. -No, Sabrina, t¨² no me debes nada. Fui yo quien fall¨®. Le jur¨¦ a tu madre que te cuidaria, y miral todo lo que has tenido que pasar. Marcelo, supa?ero de toda vida, hab¨ªa crecido junto a e bajo tut estricta y apasionada de madre de Sabrina. Juntos habian pulido sus arcos y cuerdas hasta que el violin cantara en sus manos. Hoy, ¨¦l era un virtuoso reconocido, su figura elegante y su aire mnc¨®lico lo hab¨ªan elevado a cima, un ¨ªdolo para muchos, aunque a¨²n eclipsado por el poder financiero de hombreso Andr¨¦. -No es tu culpa, es m¨ªa... enz¨® Sabrina, pero su voz se quebr¨®. Antes de que pudiera terminar, una voz suave, casi melosa, irrumpi¨® desde atr¨¢s. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?qu¨¦ hace aqu¨ª? Sabrina gir¨® cabeza y se top¨® con Araceli, envuelta en un vestido nco que parec¨ªa flotar a su alrededoro un halo inmerecido. Dos encuentros en un solo d¨ªa con e eran una broma cruel del destino. Su tono fue g¨¦lido, casi cortante. -?Y a ti qu¨¦ te interesa? Araceli esboz¨® una sonrisa dulce, pero sus ojos destban algo m¨¢s. 16:04 Capitulo 7 -Ay, se?orita Ib¨¢?ez, no se moleste. Solo me extra?a ve aqu¨ª. Andr¨¦ casi nunca est¨¢ en casa, ?y usted no est¨¢ preparando cenao siempre? Chapter 8 Cap¨ªtulo 8 Araceli destba una dulzura casi et¨¦rea en su tono, y su rostro, enmarcado por una sonrisa c¨¢lida, proyectaba imagen de una mujer ingenua y encantadora. A sudo, Sabrina parec¨ªa un contraste imcable: su porte rigido y su mirada afda envolv¨ªan en un aura de frialdad distante. Sin embargo, tras fachada de amabilidad, Sabrina capt¨® el destello de una provocaci¨®n sutil, un desaf¨ªo tejido con hilos de bu ens pbras de Araceli. Alzando el rostro con serenidad, Sabrina percibi¨® el brillo de arrogancia que a¨²n danzaba en los ojos de su interlocutora, un orgullo que no lograba disimr del todo. -Dime, Araceli, ?por qu¨¦ Andr¨¦ apenas pisa casa? -replic¨® Sabrina, su voz cargada de una calma punzante. ?Ser¨¢ porque todo su tiempo libre lo acapara cierta se?orita? ?O finges not darte cuenta de lo evidente? Aracelipuso una mueca de sorpresa, te?ida de una desesperaci¨®n fingida, y tom¨® mano de Sabrina con un gesto apremiante,o si quisiera desarmar el malentendido. -Se?orita Ib¨¢?ez, por favor, esc¨²chame, no quise insinuar nada de eso.... Pero Sabrina cort¨® sus pbras con precisi¨®n de un filo invisible. -Si no est¨¢s fingiendo ignorancia, entonces simplemente no tienes un ¨¢pice de autocritica. Retir¨® su mano con un movimiento firme y a?adi¨®: -Ys personas sin conciencia de si mismas, se?orita, son un fastidio insufrible. -?Ay! De pronto, Araceli dej¨® escapar un grito agudo y trastabill¨® hacia atr¨¢s,o inesperado hubiera desequilibrado. si un viento Sabrina apenas tuvo tiempo de procesar escena cuando una figura imponente surgi¨® para sostener a Araceli justo antes de que tocara el suelo. -Araceli, ?est¨¢s bien? -pregunt¨® Andr¨¦, su voz resonando con una mez de rma y autoridad. Con el rostro p¨¢lido, Araceli gir¨® cabeza hacia ¨¦l. Sus ojos se humedecieron al instante, reflejando una vulnerabilidad que parec¨ªa mar por justicia, mientras susbios temban en una muecastimera. -Andr¨¦, no te preocupes, estoy bien... -musit¨®. La se?orita Ib¨¢?ez no lo hizo a prop¨®sito, por favor no culpes, ?si? La mirada de Andr¨¦ se desliz¨® lentamente hasta posarse en Sabrina, quien permanec¨ªa inm¨®vil a undo. 12 16:04 T Frunci¨® el ce?o, y cuando habl¨®, su voz destba una frialdad cortante. -Sabrina, disculpate con Araceli. No era primera vez que una escenao aque se desplegaba entre ellos. En otros tiempos, Sabrina habr¨ªa reionado con una mez de ansiedad y s¨²plica: -No fui yo, Andr¨¦, d¨¦jame explicarte, por favor, cr¨¦eme... Pero ¨¦l jam¨¢s tomaba su partido; siempre terminaba exigiendo que se inclinara ante Araceli con una disculpa. Y si e se negaba, Andr¨¦ desplegaba su castigo silencioso: ignoraba sus madas, dejaba sus mensajes en el vacio, tratabao un espectro invisible, sin una pbra ni una mirada. Con el tiempo, incluso Thiago habia adoptado esa misma t¨¢ctica de indiferencia. Al final, agotada, e ced¨ªa, bajaba cabeza y admit¨ªa una culpa que no le pertenecia. Ahora, al evocar esos recuerdos, una risa seca, casi amarga, escap¨® de losbios de Sabrina. ?Que me disculpe? ?Y por qu¨¦ habr¨ªa de obedecerte? ?Qui¨¦n te crees que eres? Andr¨¦ se qued¨® inm¨®vil, desconcertado,o si dudara de lo que acababa de escuchar. -?Qu¨¦ dijiste? Sabrina lo enfrent¨® con una mirada cial y una voz que cortabao el viento de invierno. -Cuando me importabas, tus pbras eran sagradas. Pero ahora que no significas nada para m¨ª, ?qui¨¦n te crees que eres? Andr¨¦ tard¨® un instante en asimr el peso de aque deraci¨®n. En su memoria, Sabrina siempre hab¨ªa sido un remanso de dulzura y entrega: dejaba una luz tenue encendida cuando ¨¦l llegaba tarde, le preparaba una cena senci tras nochesrgas en el estudio, le llevaba un remedio para resaca despu¨¦s de sus excesos. Aunque desde el retorno de Araceli, esa calidez se habia desvanecido poco a poco, nunca hab¨ªa osado enfrentarlo con tal desafio, con esa furia contenida que ahora desteba en sus ojos. Por un instante, una punzada de inquietud atraves¨® el pecho de Andr¨¦, un eco de algo que no alcanzaba a nombrar. En ese preciso momento, una voz infantil irrumpi¨® en escena, ra y curiosa. -Mam¨¢, t¨² me ense?aste que cuando uno se equivoca, hay que pedir perd¨®n. Entonces, sietiste un error ahora, ?no deber¨ªas disculparte con se?orita Vargas? Chapter 9 Cap¨ªtulo 9 Sabrina gir¨® cabeza con suavidad, y sus ojos se posaron en Thiago, que caminaba a paso ligero tras Andr¨¦. Aunques pbras del peque?o estaban dirigidas a e, su mirada, cargada de una preocupaci¨®n casi tierna, no se apartaba de Araceli. En el pasado, cada vez que Araceli enfrentaba el menor contratiempo, Andr¨¦ y Thiago se transformaban en un torbellino de nervios. Una vez, durante un paseo familiar de los cuatro en el parque, ocurri¨® algo que a¨²n resonaba en su memoria. Nadie supo si fue el sol abrasador o un repentino brote de su enfermedad, pero Aracelienz¨® a tambalearse sin raz¨®n aparente. Andr¨¦ y Thiago senzaron hacia e con una urgencia que rayaba en lo instintivo. En su af¨¢n, Andr¨¦ tropez¨® y, sin notarlo, empuj¨® al suelo con fuerza. Sabrina cay¨®, rasp¨¢ndose mano. contra grava, pero nadie pareci¨® reparar en e. Lo m¨¢s absurdo vino despu¨¦s: Andr¨¦, al ver su mano vendada, le pregunt¨® con genuina curiosidad c¨®mo se hab¨ªastimado. Una voz fr¨¢gil, apenas un susurro, irrumpi¨® en sus recuerdos. Thiago, fui yo quien perdi¨® el equilibrio, no tiene nada que ver con tu mam¨¢. Araceli neg¨® con cabeza hacia el ni?o, mientras l¨¢grimas cristalinas rodaban por sus mejis, pintando en su rostro una m¨¢scara de desdicha. -Todo es culpa de este cuerpo mio, que ya no sirve para nada.... Thiago apret¨® losbios, su semnte endurecido por una mez de duda y convi¨®n. -Pero yo vi con mis propios ojos que mam¨¢ empuj¨® a se?orita Vargas. Dicho esto, se gir¨® hacia Sabrina, con una seriedad que desentonaba en su rostro infantil. -Mam¨¢, desde chiquito me ense?aste que, cuando uno mete pata, tiene que arrerlo. Como adulta... no vas a romper tus propias res, ?verdad? En lo que respectaba a salud de Thiago, Sabrina hab¨ªa volcado hasta ¨²ltima gota de su energia. Sin embargo, en su educaci¨®n cotidiana, apenas hab¨ªa tenido que intervenir. Con solo cinco a?os, el peque?o dominaba tres idiomas y haba con una ridad que deslumbraba. A veces, con su ingenio precoz, dejaba a los adultos sin pbras. La madre de Andr¨¦ sol¨ªa decir que esa chispa brinte en Thiago le recordaba al Andr¨¦ de su infancia. Y ahora, ese mismo Thiago, por defender a su ¡°se?orita guapa¡°, estaba arrinconando sin piedad. Como madre, Sabrina sabia que deb¨ªa ser un reflejo de lo que predicaba. Si e no honraba sus propias pbras, ?con qu¨¦ cara podr¨ªa exigirle a su hijo que lo hiciera? Sus ojos recorrierons dos siluetas, una imponente, otra menuda, que nqueaban a Araceli con devoci¨®n. De pronto, una certeza amarga golpe¨®: frente a ellos, e parec¨ªa intrusa, mientras ellos tres encajabano una familia verdadera. Aunque hac¨ªa tiempo que habia dejado de esperar algo de ese padre y ese hijo, actitud de Thiago le v¨® una espina en el pecho. Baj¨® mirada hacia los ojos firmes de su peque?o. -Tienes raz¨®n, te ense?¨¦ que cuando uno hace algo mal, debe disculparse. Pero.... Hizo una pausa, dejando que el silencio se asentara, antes de continuar con una calma deliberada, pronunciando cada pbrao si tara una verdad en piedra. -No hice nada malo, ?por qu¨¦ tendr¨ªa que disculparme? En otro tiempo, Sabrina habr¨ªa cedido por Thiago, habr¨ªa suavizado su postura solo para protegerlo. Pero aquel d¨ªa, algo en e se hab¨ªa ntado firme. Thiago, casi por reflejo, insisti¨®. -ramente vi que empujaste a se?orita Vargas. Sabrina no lo contradijo. En lugar de eso, una sonrisa leve, casi ir¨®nica, curv¨® susbios. -?Y qui¨¦n dice que empuja significa que hice algo malo? -Pero, mam¨¢, t¨² dijiste que hacerle da?o a otros est¨¢ mal... E lo interrumpi¨® con una voz serena, cargada de una convi¨®n tranqu, -Tambi¨¦n te dije que no debemos molestar a nadie, pero tampoco dejar que nos pisoteen. Si alguien insiste en cruzar tus limites, entonces... no tienes por qu¨¦ quedarte cado ni contenerte. Aunque Thiago era un prodigio, segu¨ªa siendo un ni?o de cinco a?os. Las pbras de Sabrina lo tomaron desprevenido, y por un instante se qued¨® mudo, atrapado en un mar de pensamientos que no sab¨ªa c¨®mo navegar. En ese momento, una voz firme y c¨¢lida cort¨® el aire desde undo. -Thiago, no deber¨ªas harle as¨ª a tu mam¨¢. Al escuchar a Marcelo, Andr¨¦ y Thiago giraron cabeza hacia ¨¦l,o si hasta ese instante su presencia hubiera sido un susurro en el viento. Thiago, con un murmullo de asombro, dej¨® escapar: -?Se?or nco? 16.04 Chapter 10 Cap¨ªtulo 10 Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, su rostro endurecido por una mez de sorpresa y disgusto. -?Qu¨¦ haces aqu¨ª? Marcelo, el inseparablepa?ero de Sabrina, su amigo de toda vida, hab¨ªa crecido con e desde infancia. Andr¨¦ lo hab¨ªa visto en m¨¢s de una ocasi¨®n y habia escuchado innumerables historias sobre ¨¦l debios de Sabrina. E sol¨ªa contar c¨®mo Marcelo, hu¨¦rfano desde peque?o, se habia criado con sus abuelos en un rinc¨®n olvidado del mundo. En secundaria, muerte consecutiva de ambos lo dej¨® sumido en una soledad absoluta. Fue entonces cuando madre de Sabrina, con su ojo agudo para el talento, descubri¨® chispa musical en ¨¦l y lo acogi¨®o discipulo. Al principio, Marcelo era un alma esquiva, envuelta en mncol¨ªa, rechazando a quien se le acercara. Sabrina, con paciencia y ternura, tard¨® tresrgos a?os en derribar sus muros y ganarse su confianza. Sin embargo, desde el primer encuentro, Andr¨¦ sinti¨® una punzada de rechazo hacia aquel hombre que no lograba descifrar. -Entonces, t¨² te paseas con tu exnovia por ah¨ª -dijo Marcelo, su voz desprovista de calor, pero afda con un sarcasmo que cortabao el viento. ?Qu¨¦ tiene de extra?o que Sabrinaparta una cena con su amigo de toda vida? Cada pbra desmantba sin piedad fachada que Andr¨¦ y Araceli intentaban sostener. Los ojos de Andr¨¦ se nuron de furia, su semnte atractivo endureci¨¦ndose hasta volverse imcable. -Sabrina, v¨¢monos de aqu¨ª. E lo mir¨® con una calma g¨¦lida, casi desafiante. -No, a¨²n no termin¨¦ de cenar con mipa?ero. La voz de Andr¨¦ baj¨® a un tono cortante, cargado de advertencia. -Sabrina, te lo digo por ¨²ltima vez: v¨¢monos. E reconoci¨® al instante esa inflexi¨®n. Era se?al de que su paciencia se agotaba. Si no cedia ahora, no ser¨ªa solo un silencio tenso lo que esperar¨ªa. Andr¨¦ era experto en doblega, en encontrar el modo de hace retroceder. Nunca borraria de su memoria aque noche de tormenta, con lluvia empap¨¢nd hasta los huesos mientras se arrodiba a sus pies, suplicando entre sollozos que le devolviera a Thiago. ¨¦l, desde su altura, observaba con desprecio y le preguntaba: -?Ya entendiste en qu¨¦ te equivocaste? Sus l¨¢grimas se mezban con el agua que ca¨ªa, y no tuvo m¨¢s remedio que tragarse su orgullo y disculparse por lo de Araceli en el agua. Andr¨¦ siempre haba forma de contr. Record¨¢ndolo, una sonrisa tenue y amarga curv¨® susbios rojos antes de dejar escapar una s pbra. 16.04 Captulo 10 -No. Los ojos de Andr¨¦ se tornaron ciales, susbios apret¨¢ndose en una l¨ªnea dura. -Sabrina, pi¨¦nsalo muy bien. -El se?or Carvalho puede hacer lo que le zca -respondi¨® e, con una serenidad que rozaba indiferencia. Thiago hab¨ªa sido su tal¨®n de Aquiles, pero ahora, ni siquiera ¨¦l le importaba lo suficienteo para doblegarse. Andr¨¦ habia perdido su ¨²ltima carta. una Sabrina gir¨® hacia Marcelo, su rostro iluminado por una chispa de decisi¨®n. -Compa?ero, el ambiente aqui est¨¢ un poco cargado. ?Qu¨¦ tal si buscamos otro lugar paraer? Marcelo guard¨® silencio unos instantes, observ¨¢nd con atenci¨®n, antes de asentir con suavidad. De acuerdo. Sin dirigirles una mirada m¨¢s a los tres que quedaban atr¨¢s, Sabrina tom¨® su bolso de mesal con un movimiento elegante y se encamino hacia salida. Desde el fondo, voz de Thiago reson¨®, te?ida de incredulidad. -Mam¨¢, ?de verdad no vas a disculparte con se?orita Vargas? E apenas detuvo su paso un segundo, luego continu¨® sin volverse. Andr¨¦ sigui¨® con mirada silueta de Sabrina mientras se alejaba, sus ojos oscureci¨¦ndose con una intensidad que parec¨ªa tragarse luz. Thiago, a sudo, tambi¨¦n observaba, su peque?o rostro surcado por una confusi¨®n que lo hac¨ªa parecer a¨²n m¨¢s vulnerable. ¡°Mam¨¢... ?ser¨¢ que algo en e cambi¨® de verdad?", pens¨®, su mente infantil luchando porprender. Al notar c¨®mos miradas de ambos se aferraban a Sabrina, un destello de resentimiento atraves¨® los ojos de Araceli. De pronto, dej¨® escapar un grito suave y teatral. -?Ah! La atenci¨®n de Andr¨¦ y Thiago se volc¨® hacia e al instante. Aracell, con el rostro p¨¢lidoo el papel, se tambale¨® ligeramente,o si sus fuerzas abandonaran. Los ojos de Andr¨¦ se suavizaron por un instante, y sin dudarlo, levant¨® en brazos con una mez de urgencia y cuidado. Chapter 11 Cap¨ªtulo 11 Thiago permanecia quieto, con mirada fija en Andr¨¦ mientras este se alejaba con Araceli en brazos, su silueta desvaneci¨¦ndose entres mesas del restaurante. El murmullo suave des conversaciones llenaba el aire,o un susurro que envolv¨ªa el lugar con vida propia. -Thiago, espera aqui un momento le hab¨ªa dicho Andr¨¦ al peque?o que aguardaba a sudo. Cn asentimiento obediente, Thiago se qued¨® en su sitio, sus ojos siguiendo el rastro invisible que su padre hab¨ªa dejado. No hab¨ªan pasado ni unos minutos cuando, desde mesa vecina, un coro de susurrosenz¨® a filtrarse hasta ¨¦l, tan roso campanis en quietud. -Guido, mira, este ni?o parece menor que t¨² y ya est¨¢ defendiendo a su mam¨¢, ayud¨¢nd a deshacerse de esa otra mujer. -Cuando te topes con esa m persona, tienes que aprender de ¨¦l y no tener miedo, ?me oyes? Thiago gir¨® cabeza con curiosidad. All¨ª, a pocos pasos, una mujer de unos treinta a?ospartia mesa con un ni?o de siete u ocho, ambos absortos en suida hasta ese instante. El peque?o, Guido, asinti¨® con una determinaci¨®n casi c¨®mica, sus mejis a¨²n llenas de alimento. Al notar mirada de Thiago, Guido baj¨® de su si con un salto torpe y se acerc¨®, nt¨¢ndose frente a ¨¦l cons manos ens caderas. -?Qu¨¦ incre¨ªble eres! ?Me ense?as c¨®mo echar a esa otra mujer? Thiago parpadeo, desconcertado. -?La otra mujer? Guido, asumiendo que Thiago necesitaba una li¨®n, adopt¨® un aire serio,o si fuera un maestro frente a su pupilo. -Es que se mete entre mam¨¢ y pap¨¢, ?sabes? La man otra¡°. Puede hacer que se separen y que mam¨¢ se ponga triste. Son ms, muy ms! - exm¨® Guido, frunciendo el ce?o con furia infantil - Hay una ¨²ltimamente molestando a mi pap¨¢, pero... Su expresi¨®n se nubl¨®, y un matiz de tristeza ti?¨® su voz. -No s¨¦ c¨®mo saca de en medio para cuidar a mi mam¨¢. Levant¨® vista hacia Thiago, sus ojos brindo con una mez de esperanza y asombro.. -Lo que hiciste fue asombroso. Con unas pocas pbras hiciste que esa mujer se fuera, y tus pap¨¢s volvieron a estar juntos. ?Me ense?as c¨®mo lo lograste? Thiagode¨® cabeza, a¨²n perdido. 14-05 Capitulo 11 -?Pap¨¢ y mam¨¢ juntos? ¡°Pero si fue mam¨¢ que se fue primero", pens¨®, mientras un torbellino de dudas giraba en su mente. Guido lo observ¨®, intrigado. -?No fue esa mujer que se march¨® furiosa? ?Y luego tu pap¨¢ no se llev¨® a tu mam¨¢? ?Mama? ?Acaso Guido habia confundido a se?orita Vargas con su madre? Antes de que Thiago pudiera responder, madre de Guido, Cristina, se acerc¨® con una sonrisa c¨¢lida, Acarici¨® cabeza de Thiago con suavidad,o si quisiera transmitirle su aprobaci¨®n. Eres incre¨ªble, peque?o. Defiendes a tu mama sin titubear. Noo mi Guido, que por un caramelo dijo que esa mujer era buena. Guido se rasc¨® nuca, avergonzado, y murmur¨® en voz baja: -Es que mam¨¢ nunca me dejaer dulces... No pude resistirme. -Te prohibo los dulces para que no se te piquen los dientes -respondi¨® Cristina, con un tono firme pero dulce-. Cuando crezcas, podr¨¢ser todos los que quieras y no te dir¨¦ ni media. pbra. Guido se aferr¨® al brazo de su madre, suplicante. -Ya entend¨ª, mam¨¢, s¨¦ que lo haces por mi bien. No te enojes, por favor. Casi dejo que esa mujer mepre-a?adi¨® con una risita-, pero ahora s¨¦ lo buena que eres, ?y no es tarde para darme cuenta! Aunque Cristina lo reprend¨ªa, sus ojos desteban con un amor inmenso, incapaz de ocultar ternura que sent¨ªa por su peque?o. M¨¢s de media hora despu¨¦s, Andr¨¦ regres¨® con Araceli a sudo. E caminaba con paso ligero, aunque su rostro a¨²n conservaba un leve matiz p¨¢lido. -Andr¨¦, de verdad estoy bien-dijo Araceli con un suspiro resignado-. Solo fue un baj¨®n de az¨²car. No hace falta ir al hospital.. no admitia Andr¨¦ observ¨® con gesto serio, su mirada cargada de una preocupaci¨®n que no r¨¦plicas. -¨²ltimamente te has desmayado m¨¢s de lo normal. Deber¨ªas hacerte un chequeo para que no empeore. El rostro de Araceli se tens¨® por un instante, casi imperceptiblemente. En los ¨²ltimos d¨ªas. hab¨ªa recurrido a Andr¨¦ con m¨¢s frecuencia, buscando provocarle un escarmiento a Sabrina. -Estoy bien, en serio -insisti¨®. Es tarde, y Thiago no haido a¨²n. Cenemos primero, y ma?ana voy al hospital, ?te parece? Capitulo 11 Andr¨¦ guard¨® silencio, pero su asentimiento t¨¢cito cerr¨® conversaci¨®n. Mientras tanto, Thiago los observaba desde su lugar, atrapado entre el eco des pbras de Guido y el peso de lo que a¨²n no lograba entender del todo. 16:05 Chapter 12 Cap¨ªtulo 12 Dos figuras avanzaban entre murmullos, sus pasos resonando con suavidad mientras se aproximaban a Thiago. El ni?o permanecia solo en una mesa junto a ventana, perdido en un torbellino de pensamientos. Sus ojos, fijos en el horizonte, reflejaban un desconcierto nuevo,o si un velo acabara de rasgarse en su interior. Andr¨¦, ajeno a tormenta que agitaba a su hijo, se acerc¨® con paso firme. -Tu se?orita Vargas no se encuentra bien-anunci¨® con una voz que, aunque serena, destba una autoridad inquebrantable- La llevar¨¦ al hospital primero. Cenaremos despu¨¦s. A pesar de su apariencia distante, Andr¨¦ gobernaba sus decisiones con mano de hierro, un rasgo que pocas veces admitia r¨¦plica. En cualquier otro d¨ªa, Thiago habr¨ªa asentido sin chistar, confiando ciegamente en su padre. Pero hoy, algo era diferente. Sin previo aviso, el rostro de Sabrina emergi¨® en su menteo un recuerdo inesperado. Antes de este d¨ªa, Sabrina hab¨ªa sido un pr constante: cadaida llegaba a tiempo, preparada con esmero para su est¨®mago fr¨¢gil. Record¨® c¨®mo, incluso en salidas con Araceli, e siempre llevaba consigo algo ligero para ¨¦l, bocadillos hechos a medida para su condici¨®n especial. Aunque su talento en cocina era innegable, repetici¨®n de aquellos tos hab¨ªa terminado por aburrirlo. Afuera, variedad lo encandba, y poco a poco, el cari?o detr¨¢s de esos gestos hab¨ªa perdido su brillo. La voz dulce de Araceli cort¨® el hilo de sus cavciones. -Andr¨¦, Thiago no est¨¢ bien de salud -dijo con suavidad-. Deberiaer algo primero. La respuesta de Andr¨¦ fue tajante, casi cortante. -Tu salud importa m¨¢s que de Thiago. Un leve rubor ti?¨®s mejis de Araceli ante esas pbras. Baj¨® vista hacia el ni?o, sin insistir m¨¢s. -Thiago, ?qu¨¦ tal si pedimos un pastel de fresas para que lo lleves en el camino? El pastel de fresas era su favorito, un cer que en otros tiempos lo habria hecho brincar de emoci¨®n. Pero hoy, su respuesta fue apenas un murmullo, -Est¨¢ bien. Araceli frunci¨® el ce?o, notando algo extra?o en su actitud, aunque lo dej¨® pasar. mo all mesero para que empaquetaran el pastel y, tomando mano de Thiago, abandon¨® el restaurante con ¨¦l a sudo. En el trayecto al hospital, Araceli ocup¨® el asiento del copiloto, gir¨¢ndose constantemente para vigr al ni?o. -Thiago, ten cuidado aler el pastel, no vayas a mancharte¨Cle recordaba con ternura. Luego, con un suspiro mnc¨®lico, a?adi¨®-: Si no me mareara tanto en el coche, me sentarial 192 16:05 Capitulo 12 atr¨¢s contigo para cuidarte mejor. Siempre hab¨ªa sido as¨ª: incluso cuando Sabrina estaba presente, Araceli remaba el lugar dntero, alegando que el movimiento aliviaba. Thiago, con el pastel entres manos, dej¨® que su mirada se perdiera ens capas de crema y fruta. De pronto,s pbras de Cristina Medina resonaron en su cabeza: el az¨²car era un lujo que Guido no deb¨ªa tomar, un cuidado disfrazado de restri¨®n. Sin pensarlo demasiado, alz¨® voz -Se?orita Vargas, ?usted es amante? El aire dentro del auto se detuvo. Araceli, at¨®nita, dud¨® de sus propios oidos. -?Qu¨¦? Thiago levant¨® mirada, firme y sereno, repitiendo con ridad. -Se?orita Vargas, ?usted es amante? Jam¨¢s habr¨ªa imaginado Araceli que esas pbras saldr¨ªan de ¨¦l. "Amante" era un t¨¦rmino punzante, una daga que hiere en lo m¨¢s hondo. Su rostro se petrific¨®, atrapada entre sorpresa y el dolor, mientras buscaba c¨®mo responder. -?Thiago! La voz de Andr¨¦ retumb¨®, cargada de reproche-. ?Tienes idea de lo que est¨¢s diciendo? ?D¨®nde qued¨® educaci¨®n que te hemos dado? Araceli, recobr¨¢ndose, intervino con premura. -Andr¨¦, no lo rega?es -pidi¨®, su tono suavizado por un matiz de tristeza. Es solo un ni?o, ?qu¨¦ puede saber de estas cosas? Hizo una pausa, dejando que el peso de sus pbras flotara en el aire. -S¨¦ que se?orita Ib¨¢?ez no me tiene en alta estima. Pero, por mucho que me desprecie, no deber¨ªa meter a Thiago en esto. Los asuntos de los mayores no son para los ni?os. Al fin y al cabo, ¨¦l es tan peque?o... tan inocente. .??? Chapter 13 Cap¨ªtulo 13 La revci¨®n de Thiago, un ni?o que parec¨ªa captar verdades sin que nadie ses hubiera susurrado, flotaba en el aireo una nota discordante en una melod¨ªa tranqu. Andr¨¦ guard¨® silencio, pero susbios se tensaron en una l¨ªnea fina, y un aura de disgusto se desprendi¨® de ¨¦l, tan sutilo el crujir des hojas secas bajo los pies. Thiago, con esa sensibilidad afda que lo distingu¨ªa, percibi¨® el reproche mudo de Andr¨¦ sin necesidad de pbras. Abri¨® boca, movido por un impulso infantil de arars cosas. -No fue mam¨¢ quien lo dijo, fue... Araceli lo interrumpi¨® con una dulzura que envolv¨ªao un manto c¨¢lido. -Thiago, tranquilo, s¨¦ que esas pbras no vinieron de se?orita Ib¨¢?ez. Seguro fue alg¨²n desconocido hando disparates, ?no es as¨ª? Thiago, , sin descifrar intenci¨®n oculta tras su tono, asinti¨® con solemnidad, admirado por perspicacia que le atribu¨ªa a Araceli. -Si, lo escuch¨¦ en otra mesa del restaurante. E le respondi¨® con una voz suave, casi cantarina. -Thiago, te creo. Por un instante, losbios de Thiago se curvaron hacia una sonrisa, pero un recuerdo lo detuvo. Sus ojos se posaron en Araceli, instda en el asiento del copiloto, y una pregunta emergi¨® con terquedad de quien busca certezas. -Se?orita Vargas, ?usted se convertir¨ªa en otra mujer? Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, dispuesto a intervenir, pero Araceli alz¨® una mano delicada, silenci¨¢ndolo con un gesto. Volte¨® hacia Thiago y respondi¨® con calma. -Thiago, ?acaso lo olvidaste? Apenas llevamos seis meses,o mucho. Aquel "se?orita Vargas", tan fr¨ªo y distante en boca de Thiago, reson¨® en Aracelio unal advertencia sutil. Este ni?o, apenas un peque?o de cinco a?os, pose¨ªa una lucidez que escapaba a su edad. Thiago titube¨®,o si informaci¨®n se deslizara lentamente por los recovecos de su memoria. ?Por qu¨¦ hab¨ªa preguntado eso? Una punzada de remordimiento lo atraves¨®. La se?orita Vargas era tan bondadosa, tan gentil... ?C¨®mo pod¨ªa haber dudado de e? Adem¨¢s, su tiempo era tan breve. *Qu¨¦ tonto fui¡°, pens¨®, mordiendo subio inferior sin darse cuenta. -Lo siento, se?orita Vargas -murmur¨®, su voz cargada de arrepentimiento. Araceli le regal¨® una sonrisa serena,o un rayo de sol que atraviesas nubes. 16:05 -Est¨¢ bien, no hablemos m¨¢s de eso. Mejor dime, Thiago, ?qu¨¦ te gustar¨ªaer? Yo te llevo. El incidente se desvaneci¨® en mente del ni?oo humo al viento. Sus ojos briron de entusiasmo. -?Se?orita Vargas, hoy quiero pollo frito! -ro, mi cielo -respondi¨® e sin titubear. Pero Andr¨¦, con su tono firme, irrumpi¨® en escena. -Araceli, tu salud es fr¨¢gil. El doctor te prohibi¨®er frituras. E lo mir¨® con una chispa de desafio suavizada por una sonrisa. -No pasa nada si es de vez en cuando. Adem¨¢s, Thiago lo pidi¨®... La vida pierde su sabor si solo seguimoss res. A veces hay quecerse un poco, ?no crees? Thiago, en su interior, asinti¨® con fervor. "La se?orita Vargas si me entiende", reflexion¨®. "Mam¨¢ solo sabe mandar y contrr todo". HI A ma?ana siguiente, eledor estaba envuelto en una calma matinal. Andr¨¦, sentado con el peri¨®dico entres manos, alz¨® vista al ver a Thiago bajar, restreg¨¢ndose los ojos con el cansancio a¨²n pegado a su rostro. -Thiago, ?por qu¨¦ no est¨¢s en el jardin de ni?os? -pregunt¨® Andr¨¦, su ce?o fruncidoo unal advertencia silenciosa. Thiago bajo mirada, avergonzado. -Nadie me despert¨®... Me levant¨¦ tarde. En ese instante, sirvienta Bel¨¦n emergi¨® de cocina con una bandeja de desayuno. Andr¨¦ observ¨® con una mez de reproche y autoridad. -?Por qu¨¦ no despertaste a Thiago? Bel¨¦n, sorprendida al notar que el ni?o seguia all¨ª, titube¨® antes de responder. -Se?or Carvalho, usualmente es se?ora quien despierta al peque?o... El semnte de Andr¨¦ se endureci¨®, su voz adquiriendo un filo cortante. -Sis tresidass prepara se?ora y tambi¨¦n es e quien despierta al ni?o, entonces, ?para qu¨¦ los tenemos a ustedes aqu¨ª? 1605 T Chapter 14 Cap¨ªtulo 14 Andr¨¦, hombre de pocas pbras, se envolvia en un halo de reserva y distancia. Desde que Bel¨¦n cruz¨® el umbral de aque casa hace cinco a?os, jam¨¢s hab¨ªa presenciado un arrebato en ¨¦l; su temple era una fortaleza silenciosa. Sin embargo, en ese instante, autoridad que emanaba de su figura se alz¨®o una tormenta contenida, y Bel¨¦n, intimidada, sinti¨® un nudo en el pecho. Al evocar los esfuerzos cados de se?ora Sabrina, siempre eclipsados por indiferencia, una punzada depasi¨®n atraves¨®. -No es eso, se?or respondi¨® con voz temblorosa-. La se?ora siempre ha dicho que usted y el joven se?or tienen el est¨®mago fr¨¢gil, que no cualquieraida les sienta bien. Por eso se esmera en preparar tillos especiales, con propiedades curativas. -Algunos llevan horas de preparaci¨®n -continu¨®-. Las hierbas medicinales hierven al menos dos horas, y el proceso es un arteplejo. La se?ora, para dominarlo, se sumergi¨® en libros de medicina tradicional durante a?os. ?tillos medicinales? Los ojos de Andr¨¦ desteron con un brillo sutil,o si una pieza perdida encajara al fin. No era casualidad que su gastritis, anta?o un tormento constante, hubiera cedido al olvido. Bel¨¦n prosigui¨®, con mirada esquiva: -Cuando por fin salud de usted y del joven se?or se estabiliz¨®, se?ora pudo respirar un poco. -Pero... su voz baj¨® a un murmullo- una vez, mientras e le llevaba suida, se?orita Araceli tuvo un baj¨®n de az¨²car. Usted, sin dudarlo, le ofreci¨® el tillo que se?ora habia preparado con tanto celo. -Despu¨¦s de probarlo, se?orita Araceli qued¨® encantada. Charl¨® con se?ora y, al saber que era un tillo medicinal, confes¨® que su m¨¦dico le hab¨ªa rendado algo simr paral su salud. Dijo que nadie m¨¢s sab¨ªa prepararlos tan bien y llen¨® de hgos. -Usted intervino entonces -a?adi¨® Bel¨¦n-. Dijo que, si se?ora ya cocinaba para usted y el joven se?or, un tillo m¨¢s no seria problema. -La se?ora replic¨® que los gustos de se?orita Araceli eran distintos, que tem¨ªa no acertar con e. -Usted y el joven se?or insistieron: lo que se?orita Araceli quisiera, eso lyer¨ªan todos. Que e decidiera el men¨² y lo enviara a mi o a se?ora. -Yo me encargar¨ªa despras, y se?ora, de cocinar. Apenas termin¨® de har, el celr de Bel¨¦n vibr¨® con un zumbido leve. 16:05 Lo sac¨® con premura, ech¨® un vistazo y se lo tendi¨® a Andr¨¦. -Mire, se?or, se?orita Araceli ya envi¨® el men¨² otra vez. Andr¨¦ desliz¨® mirada por panta y vio un grupo de chat con solo tres nombres: Araceli, Bel¨¦n y Sabrina. La voz de Araceli dominaba el historial. [Hoy quiero tres tos y una sopa], escribi¨®, seguido de una lista de recetas tan extensa que desbordaba el cristal del tel¨¦fono. Antes de que Andr¨¦ terminara de leer, Bel¨¦n recuper¨® el aparato con un movimiento ¨¢gil y tecle¨® un r¨¢pido "de acuerdo". Andr¨¦ observ¨®, desconcertado por su prisa. Bel¨¦n, captando su confusi¨®n, explic¨®: -La ¨²ltima vez, por estar limpiando, no respondi a tiempo. Al mediod¨ªa, cuando llev¨¦ida, se?orita Araceli se ofendi¨® tanto que se neg¨® a probar bocado. -Luego, con hipoglucemia, se desmay¨®. La llevaron al hospital de urgencia. Al despertar, dijo que e sinti¨® muerte roza, que todo esfuerzo era in¨²til y que no quer¨ªa seguir siendo una carga para se?ora. -Usted se molest¨® mucho con se?ora entonces -prosigui¨® Bel¨¦n-. La acus¨® de ignorar a se?orita Araceli a prop¨®sito. No import¨® cu¨¢nto e lo negara, ni usted ni se?orita me creyeron. Mientras haba, Bel¨¦n se desat¨® el dntal con un gesto firme. Se?or, joven se?or, por ahora solo tendr¨¢n el desayuno. Voy pors verduras. Si tardo m¨¢s, no estar¨¢n frescas, y se?orita Araceli jurar¨¢ que se?ora lo hace adrede para perjudica. Despu¨¦s, seguro vendr¨¢ a quejarse con usted, pens¨® para s¨ª misma, guardandoses pbras. Justo entonces, una nueva linea brill¨® en el chat. Los pasos de Bel¨¦n se detuvieron en seco. 16.05 Chapter 15 Cap¨ªtulo 15 Bel¨¦n se frot¨® los ojos con delicadeza,o si quisiera borrar una ilusi¨®n que nura su vista. A sudo, Thiago, intrigado por el gesto pausado y extra?o de Bel¨¦n,de¨® cabeza y pregunt¨®: -Bel¨¦n, ?qu¨¦ pasa? ?Algo anda mal? Con un movimiento cuidadoso, casi reverente, Bel¨¦n le tendi¨® el celr a Andr¨¦. -Se?or, mire esto... Andr¨¦ baj¨® vista, y sus ojos se posaron en panta. Sabrina habia abandonado el grupo de chat. Al verlo, una sombra cruz¨® su rostro, endureciendo sus fiones. Un instante despu¨¦s, el tel¨¦fono de Andr¨¦ vibr¨® con un sonido insistente. Al otrodo de l¨ªnea, voz de Araceli irrumpi¨®, entrecortada por sollozos. -Andr¨¦, ?qu¨¦ vamos a hacer? Parece que se?orita Ib¨¢?ez est¨¢ realmente molesta... De pronto, un recuerdo atraves¨® mente de Andr¨¦o un rel¨¢mpago. Sabrina, siempre tan contenida, rara vez dejaba entrever sus l¨¢grimas. Solo una vez hab¨ªa visto llorar, cuando empuj¨® a Araceli al agua, un incidente que llev¨® a cuidados intensivos. Sabrina se hab¨ªa negado a pedir disculpas, aferrada a su orgullo. Furioso, Andr¨¦ decidi¨® castiga: llev¨® a Thiago a Vi Floral de los Carvalho y le advirti¨® que, si no ced¨ªa, no volver¨ªa a ver a su hijo. Esa misma noche, salud de Thiago empeor¨®. La fiebre lo consum¨ªa, y nadie lograba aliviarlo. Sabrina lleg¨® a vi, suplicando verlo, pero Andr¨¦ orden¨® que no dejaran pasar. Bajo un cielo desgarrado por tormenta, lluvia c sin piedad. Adentro, todos corrian de undo a otro, pendientes del peque?o, mientras e quedaba olvidada bajo el aguacero. Solo el mayordomo, conmovido, se atrevi¨® a recordarle a Andr¨¦ su presencia. Cuando al fin dejaron entrar, Sabrina estaba empapada, temndo, y sus ojos briban con l¨¢grimas que no pod¨ªan ocultar su dolor. Fue primera vez que Andr¨¦ vio quebrarse. El nto de Araceli lo arranc¨® de sus pensamientos. -Acabo de ver que se?orita Ib¨¢?ez sali¨® del grupo. Andr¨¦, mejor d¨¦jalo asi. Si no quiere preparar esos remedios para mi, no fuerces... Una punzada inexplicable inquiet¨® el pecho de Andr¨¦. Con voz firme, respondi¨®: -Est¨¢ bien. El silencio al otrodo de linea fue inmediato,o si Araceli no esperara esas pbras. Andr¨¦ continu¨®, sereno pero decidido: -Si esos remedios son tan buenos para tu salud, contratar¨¦ a un especialista que se encargue de ti y atienda lo que necesites. Araceli se apresur¨® a replicar, con un dejo de nerviosismo: 16051 -Andr¨¦, no hace faltaplicarse tanto... En realidad, s idea de los remedios le repugnaba. Nunca los habia probado; cada tillo que Sabrina enviaba terminaba en el desag¨¹e. El men¨² que hab¨ªa mandado no era m¨¢s que una trampa para fastidia, pero Andr¨¦ no ten¨ªa idea de sus intenciones. Sin darle espacio para protestar, cort¨® conversaci¨®n: -As¨ª se har¨¢. Tengo asuntos que atender, voy a colgar. Araceli se qued¨® inm¨®vil, mirando el tel¨¦fono con incredulidad. ?Cuidar de sus necesidades? Si no tomaba esos remedioso deb¨ªa, los especialistas lo notar¨ªan y su enga?o quedar¨ªa al descubierto. Apret¨® los dientes, furiosa. ¡°?Maldita Sabrina! Seguro que e est¨¢ moviendo los hilos detr¨¢s de todo esto¡°, pens¨®, mientras el rencor crec¨ªa en su interioro una marea oscura. Por su parte, Bel¨¦n apenas pod¨ªa contener su alegr¨ªa. Ver que al fin se libraba de esa carga eral casi motivo de celebraci¨®n. Como dama de alta sociedad, cocinar de vez en cuando podia ser un gesto elegante, una forma de fortalecerzos o nutrir el alma. ?Pero hacerlo a diario? Eso no era m¨¢s que un trabajo de sirvienta. No era de extra?ar que se?ora hubiera estado, nt¨¢ndose con dignidad al negarse a seguir. Tras colgar, Andr¨¦ se volvi¨® hacia Thiago con voz calma: -Si¨¦ntate a desayunar. En un rato te llevo al jardin. Thiago, frot¨¢ndose los ojos cons manos peque?as, asinti¨® obediente. Su salud, m¨¢s fr¨¢gil que de otros ni?os, resentia esos dias de trasnochos y ajetreo. Padre e hijo tomaron asiento frente a frente,partiendo el desayuno en un silencio que pesabao el aire antes de una tormenta. Por lo general, Sabrina se encargaba del cuidado diario de Thiago y de su educaci¨®n. Andr¨¦, absorbido por el trabajo, rara vez se involucraba. Ahora, en esa quietud inc¨®moda, el vac¨ªo de su ausencia se hacia evidente. Thiago prob¨® el desayuno que Bel¨¦n hab¨ªa preparado, pero el sabor no lo convenc¨ªa. El pdar exigente que Sabrina hab¨ªa cultivado en ¨¦l rechazaba esaida extra?a, tan distinta a lo que conoc¨ªa. Desde el otro extremo de mesa, voz ra y firme de Andr¨¦ rompi¨® el mutismo: -Las cosas que dijiste ayer, ?qui¨¦n tes ense?¨®? Chapter 16 Cap¨ªtulo 16 Thiago alz¨® vista, sorprendido, y encontr¨® los ojos de Andr¨¦ vados en ¨¦l, con una intensidad que atravesabao un filo invisible, cargada de autoridad y reproche. Antes de que el peque?o pudiera articr pbra, voz grave y g¨¦lida de su padre reson¨® de nuevo en eledor, cortando el aire con precisi¨®n. -?Acaso fue Sabrina quien te meti¨® esas ideas en cabeza? Thiago no le tem¨ªa a su madre, siempre c¨¢lida y cercana, pero figura de su padre, severa y distante, lo intimidaba desde que ten¨ªa memoria. Bajo mirada, incapaz de sostener esos ojos que lo escrutaban. -No, pap¨¢, no fue mam¨¢ quien me lo ense?¨®. Pero su titubeo, su voz apenas audible, solo aviv¨®s sospechas de Andr¨¦, quien lo interpret¨®o un intento torpe de encubrir verdad. Una risa seca, casi desprovista de humor, escap¨® de losbios de Andr¨¦. -Si no sabe guiar al ni?o por el camino correcto, que se tome un tiempo para pensar en sus errores. Entonces, sus ojos se posaron de nuevo en Thiago, firmes y decididos. -Thiago, te ir¨¢s a vi por unos d¨ªas. Prep¨¢rate. El ni?o abri¨® boca, dispuesto a protestar, pero un destello de ilusi¨®n cruz¨® su mirada al recordar fragmentos de conversaciones pasadas. Su t¨ªa hab¨ªa mencionado aquel incidente: su madre empujando a se?orita Vargas al agua, neg¨¢ndose a pedir perd¨®n, y c¨®mo su padre lo hab¨ªa enviado a vi hasta que Sabrina, derrotada, termin¨® cediendo entre l¨¢grimas. Tal vez, pens¨®, si regresaba alli, su madre volver¨ªa a doblegarse y todo se arrer¨ªa. Al otro extremo de ciudad, en un apartamento ba?ado por luz suave de tarde, Dani observaba con incredulidad c¨®mo Sabrina abandonaba los grupos de chat y bloqueaba sin titubear a Andr¨¦ y a Araceli. -?Sabrina, esta vez has en serio? -pregunto, con una mez de asombro y caut. Sabrina, tras cortar esoszos digitales con un ¨²ltimo toque en panta, levant¨® vista, serena. -?Crees que estoy jugando? Dani dej¨® escapar un suspiro, apoyando una mano en cadera. -La ¨²ltima vez, cuando Araceli acab¨® en el agua, tambi¨¦n estabas decidida. Pero luego Thiago se puso malo y... Mira, me preocupa que Andr¨¦ use al peque?o para hacerte volver. 16.05 T Las mujeres, pens¨® Dani, suelen andarse por sus hijos, capaces de soportar lo indecible por ellos. Y los hombres, astutos, lo saben bien; un hijo puede ser ve para tenes en su palma. Sabrina respondi¨® con una calma que rozaba certeza. -Esta vez no, Dani. No te preocupes. -?Segura? -insisti¨® su amiga, arqueando una ceja. Sabrina esboz¨® una sonrisa tenue, cargada de una nueva ridad. -Segura. Cre¨ª que entregarme porpleto a Thiago me hac¨ªa una madre perfecta, pero solo me estaba enga?ando a mi misma. Entonces... Dani lenz¨® un gui?o travieso- esta noche te invito a salir. Te juro que vas a pasar increible. Dani, libre y sin ataduras, era una habitual de bares y discotecas, un mundo que Sabrinal hab¨ªa dejado atr¨¢s. -No, de verdad, no me apetece...enz¨® Sabrina, alzandos manos en negativa. -?C¨®mo que no? cort¨® Dani, con un tono juguet¨®n. ?Te olvidaste de qui¨¦n eras? En el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria eras reina. ?Sabes cu¨¢ntos chicos cayeron rendidos despu¨¦s de verte bar en fiesta de aniversario? Hizo un mohin exagerado.. -Nuestra Sabrina, violinista, barina, hermosa, musa de medio conservatorio... y termin¨® con Andr¨¦, ese tarado que no sabe valora. -Hay un mundo lleno de hombres buenos m¨¢s all¨¢ de Andr¨¦. ?Vente conmigo, rel¨¢jate un poco! -insisti¨®, con un brillo entusiasta en los ojos. Ante tanta energia, Sabrina cedi¨® con una risa suave. -Est¨¢ bien, me convenciste. As ocho de noche, el bars recibi¨® con un murmullo elegante y una atm¨®sfera m¨¢s refinada de lo que Sabrina hab¨ªa imaginado. No era el caos ruidoso que tem¨ªa, sino un espacio cuidado, de lineas sobrias y luces tenues. Dani alz¨®s cejas con una sonrisa c¨®mplice. -Este lugar es nuevo y los hombres que vienen aqui son de primera. Te prometo que no te vas a arrepentir. Sabrina, ya m¨¢s rjada, le devolvi¨® sonrisa. -Ya estoy aqui, as¨ª que no voy a ponerme dif¨ªcil. Me dejo llevar. Caphulo 16 No hab¨ªa terminado de har cuando una voz conocida, cargada de sarcasmo, irrumpi¨® desde atr¨¢so un eco inesperado. -Vaya, pero si es eterna sombra de Andr¨¦. ?Qu¨¦ haces aqu¨ª? ?Viniste a buscarlo otra vez? Chapter 17 Cap¨ªtulo 17 Sabrina gir¨® sobre sus talones y se top¨® con figura insolente de un joven que avanzaba hacia e, nqueado por un s¨¦quito de amigos. El aire del bar, cargado de aromas a madera y licor, se tens¨® con su presencia. Al instante, lo reconoci¨®. Fabi¨¢n Guerrero, un amigo importante de Andr¨¦, un eterno devoto de Araceli que no perd¨ªa oportunidad de menosprecia. Desde que Sabrina entr¨® en vida de Andr¨¦, Fabi¨¢n habia tratado con desprecio,nz¨¢ndole pus afdaso dardos envenenados. Con el regreso de Araceli, su actitud se hab¨ªa exacerbado: se erigi¨® en mensajero oficial, corriendo a Andr¨¦ con cada capricho o queja de e. M¨¢s de una vez, con una mez de bu y descaro, le hab¨ªa insinuado a Sabrina que deb¨ªa ceder su lugar. Fabi¨¢n se acerc¨® con paso arrogante, una sonrisa torcida bail¨¢ndole en losbios. -Ama de casa, ?qu¨¦ haces aqui? ?No deber¨ªas estar bordando cojines o aprendiendo mantener a tu marido contento? Esto de andar en bares no pega con una se?ora tan.... dom¨¦stica. Sabrina era un torbellino de elegancia y destreza, capaz de deslumbrar en un sal¨®n o de preparar un banquete impecable. Su perfi¨®n era tan evidente que Fabi¨¢n, con su ingenio mordaz, habia bautizado "Ama de casa". El apodo se hab¨ªa extendidoo fuego entre los allegados de Andr¨¦, un eco cruel que resonaba en cada encuentro. El tono de Fabi¨¢n, empapado de sarcasmo, hizo que Dani arrugara frente al instante. Sabrina, por su parte, dej¨® que una chispa de frialdad brira en sus ojos. Fabi¨¢n, lejos de retroceder, silb¨® con aire teatral y exager¨® su expresi¨®n. -?Uy, uy! ?Ya te picaste otra vez, ama de casa? ?Qu¨¦ pasa, no aguantas un poco de humor? Sus amigos, ansiosos por sumarse al espect¨¢culo, soltaron risitas yentarios al unisono. -?ro, se?ora Carvalho, rel¨¢jese un poco! ?Tan chiquita te vas a hacer por esto? ?Qu¨¦ verg¨¹enza para Andr¨¦! -Adem¨¢s, Fabi¨¢n tiene raz¨®n. ?No eres solo una ama de casa que cuida al marido y al ni?o? -?Exacto! ?C¨®mo te vas aparar con Araceli? E s¨ª que es de otro nivel, graduada del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria. -?Qu¨¦ no sabes qu¨¦ es el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria? Ay, pobrecita, te lo explico: una des cinco academias de m¨²sica m¨¢s prestigiosas del mundo. Dani, al escuchar aquello, gir¨® cabeza hacia Sabrina con una ceja arqueada. -?Araceli tambi¨¦n sali¨® del Conservatorio? Primera noticia. ?Qui¨¦n es esa tal Araceli de tanto rdean? que Fabi¨¢n lenz¨® una mirada cargada de desprecio y solt¨® una carcajada seca. -Qu¨¦ tipico des que no salen de su charco. Hay tanto que no sabes, Dani. Deber¨ªas viajar, 16:05 conocer el mundo, abrir un poco esa cabecita. No hab¨ªa pasado ni un minuto y ya estaba repartiendo apodoso trofeos. Dani frunci¨® el ce?o, irritada. -Sabrina, ?qui¨¦n es este tipo? ?Qu¨¦ pesado! Nadie le pidi¨® su opini¨®n y aqu¨ª est¨¢, pavone¨¢ndoseo si fuera el rey del lugar. Sabrina respondi¨® con una calma que cortabao el filo de una hoja. -Es uno de los fieles seguidores de Araceli. Su perrito ro, para ser exactos. -?Oh, el perrito faldero de Araceli! -Dani asinti¨® con una chispa deprensi¨®n, y su enfado se disolvi¨® en una sonrisa p¨ªcara-. Ya veo por qu¨¦ es tan insoportable. Todo tiene. sentido ahora. El rostro de Fabi¨¢n se endureci¨®, pero antes de que pudiera replicar, Sabrina le dedic¨® una sonrisa suave, casi dulce. -Se?or Perrito Faldero, no te lo tomes a mal, solo estoy bromeando. ?Verdad que no te vas a enojar por tan poquito? Dani, que hab¨ªa sido testigo des bus contra su amiga, ardia de indignaci¨®n. Al ver el giro de Sabrina, se sum¨® al juego con entusiasmo. -?En serio? ?Un hombre tan grandote y no aguanta una bromita? ?Qu¨¦ triste! As¨ª nos hace quedar mal a todos los dem¨¢s. Sabrina, siempre r¨¢pida para adaptarse, respondi¨® con un tono sereno pero punzante. -Tranqu, Dani. Es solo que no ha salido mucho de su burbuja. No vale pena rebajarnos a su altura. Las caras a su alrededor eran un mosaico de emociones: desconcierto, diversi¨®n, iodidad. Hasta los m¨¢s distra¨ªdos captaron ques dos mujeres estaban devolviendo el golpe cons mismas pbras de sus agresores. Dani, entre risas, remat¨®. -Total, los que siempre van detr¨¢s de alguien nunca llegan a nada. Bueno, qu¨¦ m¨¢s da, me da un poco de l¨¢stima. Sabrina, v¨¢monos de aqu¨ª. Te prometo que esta noche te vas a divertir Capitulo 18 Chapter 18 Cap¨ªtulo 18 Sabrina inclin¨® cabeza con un gesto sereno y dio media vuelta para marcharse, dejando tras de si un eco de pasos seguros. Fabi¨¢n, con mandib tensa y los dientes rechinando, v¨® mirada en diri¨®n por que e habia desaparecido. Su rostro, crispado por una mueca amarga, parecia reflejar el sabor agrio de una fruta podrida. Los amigos de Fabian intercambiaron miradas furtivas, atrapados en un silencio iodo Uno de ellos, con una sonrisa torpe que apenas disimba su nerviosismo, rompi¨® el mutismo. -Vaya, esas dos mujeres s¨ª que tienen agas. ?C¨®mo se atreven a marmebotas a Fabian? ?Si ¨¦l no es nada de eso! Fabi¨¢n es, sin duda... El joven se detuvo en seco,o sis pbras se le hubieran enredado en garganta. Aunque, pensandolo bien, lo que hab¨ªan dicho esas dos no estaba tan lejos de realidad ?Acaso Fabi¨¢n no actuaba, a veces,o un fiel servidor de los caprichos de Araceli? Otro amigo, captando el apuro, intervino con rapidez. -?Fabi¨¢n es ramente el protector de Araceli! Todos asintieron al unisono, aferr¨¢ndose a ideao n¨¢ufragos a un tablon. -?Exacto, todo un protector de su princesa! En ese instante, una voz suaveo el roce de una pluma atraves¨® el aire cargado de tension -Fabi¨¢n, ?qu¨¦ haces aqui afuera en lugar de entrar? Fabi¨¢n gir¨® cabeza y vio acercarse a dos figuras que emergian del pasillo con una calma casi teatral. El hombre, alto y de porte distinguido, exudaba una elegancia natural, mientras mujer, de belleza fr¨¢gil y et¨¦rea, parecia flotar a sudo. Al reconocerlos, los ojos de Fabi¨¢n se encendieron con un brillo febril. Corri¨® hacia ellos, gestdo con exageraci¨®n mientras descargaba su queja. -?Andr¨¦, Araceli! ?Adivinen a qui¨¦n acabo de cruzarme? ?A Sabrina! ?Imaginense a una mujero e pavone¨¢ndose en un lugaro este y con cara de decir que vino a divertirse! -Seguro est¨¢ tan ociosa que no sabe qu¨¦ hacer con su tiempo. ?No se supone que solo deb¨ªa. cocinarle unaida a Araceli? ?Pues que sean tres, para que aprenda! -Andr¨¦, a una mujer as¨ª, que no sabe cumplir con lo que promete, no se le puede dar tanto margen. Araceli, al escuchar aquello, frunci¨® el ce?o con delicadeza. -?Divertirse? -Gir¨® hacia Andr¨¦, sus cejas dibujando una leve curva de preocupaci¨®n-. Andr¨¦, Copitulo 18 ya es tarde. ?Y si se?orita Ib¨¢?ez dej¨® a Thiago solo en casa y a¨²n no ha regresado? El nombre de Sabrina bast¨® para que Andr¨¦ arrugara el entrecejo, su semnte ensombrecido por un destello de irritaci¨®n. Araceli, atenta a cada matiz en el rostro de Andr¨¦, susurr¨® con suavidad. -Andr¨¦, Thiago no anda bien de salud. ?Estar¨¢ bien, solito en casa? Andr¨¦ apret¨® losbios, dejando traslucir un malestar que no se esforz¨® en ocultar. -Thiago volvi¨® a vi esta tarde. Su n original hab¨ªa sido usar a Thiagoo una li¨®n para Sabrina, un recordatorio punzante de sus faltas. Pero jam¨¢s imagin¨® que e ni siquiera pisar¨ªa casa. Araceli guard¨® silencio por unos segundos, descifrando al instantes intenciones de Andr¨¦. -Andr¨¦, se?orita Ib¨¢?ez ha estado en casa cuid¨¢ndote sin descanso. Es normal que est¨¦ agotada. Tal vez solo queria salir un rato a despejarse. Bajo mirada, te?ida de un leve arrepentimiento. -Fue mi error no pensarlo antes. La hice preparar esasidas medicinales durante tanto tiempo... No me extra?a que est¨¦ exhausta. Si no quiere seguir, lo entiendo perfectamente. Antes de que pudiera terminar, Fabi¨¢n cort¨® con un grito cargado de furia. -?Qu¨¦? ?Sabrina dej¨® de hacertesidas? ?Si no fuera porque te empuj¨® al agua, tu salud no habr¨ªa empeorado de golpe! -?Y ahora simplemente sevas manos? ?C¨®mo tiene el descaro? Araceli, con un movimiento r¨¢pido, tom¨® el brazo de Fabi¨¢n para calmar su arrebato. -Fabi¨¢n, ya te dije que no tiene nada que ver con se?orita Ib¨¢?ez. Fui yo quien tropez¨® y cay¨®... -?Araceli, siempre tan noble! ?Esa mujer te hizo da?o y t¨² todav¨ªa defiendes! Fabi¨¢n gir¨® hacia Andr¨¦, su indignaci¨®n desbord¨¢ndoseo un rio fuera de cauce. -?Andr¨¦, ?vas a dejar que siga pisoteando a Araceli as¨ª?! Chapter 19 Cap¨ªtulo 19 Andr¨¦ sinti¨® un nudo de impaciencia retorci¨¦ndose en su pecho, y su voz emergi¨® fr¨ªa, cortante:o el filo de una hoja invisible: -Basta. Fabi¨¢n abri¨® boca, dispuesto a insistir, pero Araceli lo fren¨® con un leve movimiento de cabeza, sus ojos suplic¨¢ndole calma. -Tranquilo, Fabi¨¢n. Hoy celebramos el cumplea?os de Jorge, mejor entremos de una vez. Ante expresi¨®n g¨¦lida de Andr¨¦, Fabi¨¢n apret¨® losbios y guard¨® silencio, sin atreverse a desafiarlo m¨¢s. En el reservado, Dani paseaba inquieta, con idea de invitar a unos modelos masculinos. danzando en su mente, pero Sabrina, firme, detuvo. -No, mejor no-dijo Sabrina, su tono sereno pero decidido-. Ya tom¨¦ decisi¨®n de divorciarme de Andr¨¦, y no quiero darles ning¨²n pretexto que puedan usar en mi contra. Dani suspir¨®, dejando caer los hombros con un matiz de decepci¨®n. -Tienes raz¨®n, hay que ser prudentes para que no tepliquens cosas. Incapaz de contener su energ¨ªa, Dani se puso a cantar, llenando el aire con notas que rebotaban entres paredes del reservado. El tiempo se desliz¨® sin medida hasta que el tel¨¦fono de Sabrina vibr¨® sobre mesa, remando su atenci¨®n. Al ver el nombre de Marcelo en panta, le hizo una se?a r¨¢pida a Dani y sali¨® con pasos ligeros a contestar. Marcelo quer¨ªa discutir su n de abrir un estudio propio; su contrato con agencia estaba a punto de vencer, y con Sabrina considerando regresar, el momento parecia perfecto. -Cuenta conmigo -respondi¨® e sin titubear, su voz cargada de certeza. Tras colgar, Sabrina se dirigi¨® al ba?o, dejando atr¨¢s el eco de m¨²sica. Al salir, sus ojos tropezaron con Araceli, quien se retocaba el maquije frente al espejo, los gestos delicadoso p¨¦talos al viento. Sabrina le dedic¨® una mirada fugaz y desvio vista, indiferente. Abri¨® el grifo, dejando que el agua fresca corriera entre sus dedos, y ya se dispon¨ªa a marcharse cuando una voz suave detuvo. -Se?orita Ib¨¢?ez. 16:06 Sabrina gir¨® el rostro, arqueando una ceja. -?Qu¨¦ pasa? ?Necesitas algo? Araceli esboz¨® una sonrisa tenue y extrajo algo de su bolso con un movimiento lento, casi teatral. -Se?orita Ib¨¢?ez, mire esto, ?qu¨¦ le parece? En su palma descansaba un amuleto de dise?o antiguo, sus lineas gastadas susurrando historias de otro tiempo. Sabrina frunci¨® el ce?o, y por un instante, su respiraci¨®n se detuvo, atrapada en un recuerdo lejano. Araceli inclin¨® cabeza, su sonrisa creciendo con un brillo sutil. -Thiago me cont¨® que este amuleto fue algo que usted pidi¨® con fervor en capi cuando ¨¦l estaba enfermo. Sabrina mantuvo el rostro impasible, una m¨¢scara de serenidad. -?Y qu¨¦ con eso? ?A qu¨¦ vas? Araceli agit¨® el amuleto entre sus dedos,o si jugara con un secreto. -Seg¨²n Thiago, despu¨¦s de que usted lo consigui¨®, su salud mejoro. Por eso me lo dio, con esperanza de que tambi¨¦n me ayude a sanar. A los tres a?os, Thiago hab¨ªa estado al borde de muerte, consumido por una fiebre que ning¨²n m¨¦dico pudo doblegar. Ni los tratamientos nis medicinas lograban aliviarlo, y los doctores, con rostros sombr¨ªos, hab¨ªan murmurado que lo mejor era prepararse para despedirlo. Lo llevaron de regreso a casa, donde hermana de Andr¨¦, con l¨¢grimas contenidas, sugiri¨® una inyi¨®n para aliviar su sufrimiento final. Pero Sabrina se neg¨® a rendirse. Con el coraz¨®n en vilo, busc¨® refugio en lo ¨²nico que le quedaba: fe. No supo si fue un mgro o simple casualidad, pero al volver con el amuleto, fiebre de Thiago cedi¨®,o si el destino hubiera cambiado de parecer. Desde entonces, Su I salud floreci¨® poco a poco, un brote t¨ªmido tras tormenta. En aquellos d¨ªas, cuando a¨²n miraba con ojos llenos de luz, Thiago le dec¨ªa: -Este amuleto lo pediste para m¨ª, mam¨¢. Lo voy a llevar siempre y lo cuidar¨¦ con todo mi coraz¨®n. Jam¨¢s imagin¨® que esas pbras se desvanecer¨ªan, ni que aquel tesoro acabar¨ªa ens manos de Araceli. 16.06 Chapter 20 Cap¨ªtulo 20 Araceli alz¨® mano con delicadeza y apart¨® un mech¨®n de cabello tras su oreja, dejando al descubierto una pulsera de jade que adornaba su mu?eca. El verde luminoso de piedra parec¨ªa danzar con una calidez sutil, un resndor que, pese a su suavidad, capturaba miradao un destello inesperado en penumbra. Las pups de Sabrina se estrecharon en un instante,o si un aguij¨®n invisible hubiera atravesado su calma. Esa pulsera no era un simple adorno: era una reliquia sagrada de familia Carvalho, reservada con fervor paras nueras legitimas. Sin embargo, Fernanda Rivera, madre de Andr¨¦, nunca hab¨ªa juzgado digna de porta. Desde el primer dia, su desprecio hab¨ªa sido un muro infranqueable; ni siquiera el nacimiento de Thiago ando su coraz¨®n hdo, Sabrina sabia bien que Fernanda idtraba as damas de alta sociedad, esas mujeres de linaje impecable, y que tampoco ve¨ªa con buenos ojos a Araceli. Por eso resultaba asombroso que Andr¨¦, contra todo pron¨®stico, hubiera terminado uniendo su vida a alguieno e, una outsider en los ojos de los Carvalho, Nadie en esa familia le hab¨ªa otorgado jam¨¢s un ¨¢pice de respeto. Los sirvientes, con sus miradas cargadas de bu, tratabano una oportunista que habia embaucado a Andr¨¦ para crse en su mundo de privilegios. En los primeros a?os de matrimonio, Fernanda apenas toleraba su existencia; durantes festividades, le prohib¨ªa cruzar el umbral de Vi Floral,o si su mera presencia ensuciara el aire. No fue sino hasta que Thiago creci¨®, con sus rasgos tan id¨¦nticos a los de Andr¨¦ y una inteligencia que deslumbraba, que Fernandal cedi¨® un poco. Entonces, en un gesto cargado de simbolismo, le entreg¨® pulsera de jade a su nieto, con instri¨®n de que ¨¦l guardara para su futura esposa. Sabrina, curiosa, hab¨ªa intentado una vez pedirs prestada para admira de cerca. -No, mam¨¢¨Cle respondi¨® Thiago con una seriedad que desentonaba en su voz infantil-. La abu dijo que es para mi futura esposa. Si se pierde o se rompe, me quedar¨¦ sin casarme. Aque ocurrencia tan solemne hizo reir entonces, pero ahora escena se retorcia en su memoriao una iron¨ªa cruel. risa tenue. Araceli,o si adivinara el torbellino que cruzaba por su mente, esboz¨® una sonrisa. te?ida de desaf¨ªo y un cer casi imperceptible. -Esta pulsera tambi¨¦n me dio Thiago -dijo, paseando los dedos sobre el jade con una lentitud deliberada-. Me cont¨® que es un tesoro para nuera de familia Carvalho. Dijo que t¨² se pediste una vez, pero ¨¦l no quiso d¨¢rt. Sabrina guard¨® silencio, contempl¨¢nd con una calma g¨¦lida mientras Araceli desplegaba su peque?o teatro. Como si lo hubiera ensayado, e continu¨®: -Thiago me entreg¨® porque sue?a con que yo sea su madre y tome mi lugaro verdadera nuera de los Carvalho. Un destello de triunfo brill¨® en sus ojos antes de a?adir. 16:06 1 -Por cierto, se?orita Ib¨¢?ez, ?sab¨ªas que este fin de semana hay una actividad de padres e hijos? Una donde deben estar presentes pap¨¢ y mam¨¢ juntos. ?Actividad de padres e hijos? El eco de esas pbras golpe¨® a Sabrinao una r¨¢faga inesperada. Record¨® entonces aque noche, d¨ªas atr¨¢s, cuando Andr¨¦ lleg¨® temprano a casal ypartieron una cena en familia, un raro instante de paz. Mientras llevaba sopa desde cocina, hab¨ªa escuchado fragmentos de una conversaci¨®n entre Thiago y Andr¨¦: algo sobre "participar en actividad" y un nombre, "se?orita Vargas", que flot¨® en el aire. Al volver, Thiago. call¨® de golpe,o si temiera que e descubriera algo. En ese momento, el desprecio que ya sentia hacia Araceli era tan intenso que prefiri¨® ignorarlo; no quer¨ªa manchar cena con preguntas que arruinaran armonia. Pero ahora todo cobraba sentido. La voz de Araceli cort¨® el hilo de sus recuerdos: -Thiago tambi¨¦n me dijo algo curioso. Mencion¨® ques mam¨¢s de suspa?eros son damas de sociedad, herederas o, al menos, alguna celebridad. Pero que su mam¨¢ es solo una ama de casa, y eso... bueno, le averg¨¹enza un poco. Cubri¨¦ndose boca con una mano, Araceli dej¨® escapar una risa suave, casi musical. Luego, inclin¨¢ndose hacia e, susurr¨® al o¨ªdo con una dulzura envenenada: -?Sabes c¨®mo te describe Thiago a los dem¨¢s? Dice que eres ni?era de familia Carvalho. Que por eso le llevasida todos los d¨ªas y lo recoges de escu. Chapter 21 Cap¨ªtulo 21 -Y mira, con solo una mada mia, no importa si est¨¢ en medio de una reuni¨®n o perdido en sus asuntos, lo deja todo y corre a mido. Incluso si.... La sonrisa de Araceli destba una malicia serpentina, un brillo venenoso que apenas conten¨ªa su satisfi¨®n. -Incluso si est¨¢n enredados en un momento intimo, ¨¦l te suelta sin dudarlo y viene por mi. Sabrina apret¨® los pu?os con disimulo, sus u?as hundi¨¦ndose en carne nda de sust palmas, aunque el dolor parec¨ªa lejano,o un eco perdido. Si, en m¨¢s de una ocasi¨®n, mientras el calor entre e y Andr¨¦ encendia habitaci¨®n, el tel¨¦fono habia vibrado con el nombre de Araceli, y ¨¦l se hab¨ªa marchado sin mirar atr¨¢s. No solo una vez, sino tantas ques promesas rotas ya no sorprendian. E le habia rogado, con voz temblorosa, que se quedara. -Andr¨¦, por favor, no te vayas -hab¨ªa suplicado, aferr¨¢ndose a un hilo de dignidad. ¦¥¦© apenas gir¨® el rostro, serenoo una estatua. -No seas irracional-fue todo lo que dijo antes de salir, dejando tras de si un vacio que quemaba m¨¢s que el abandono. Sabrina se hab¨ªa quedado all¨ª, s, con el peso de humici¨®n cosido a su pielo una segunda sombra. Ahora, frente a Araceli, esboz¨® una sonrisa tenue, casi cort¨¦s, mientras miraba de reojo. -?Entonces me est¨¢s diciendo que cuando me deja, es para correr a tu cama? El rostro de Araceli se crisp¨® por un instante, una fisura en su m¨¢scara, pero pronto recuper¨® -Andr¨¦ y yo... no es algo tan vulgaro insinuas. Pod¨ªa tejer mentiras con facilidad de una ara?a, pero en eso no se atrev¨ªa a cruzar linea. Aunque fuera el gran amor de Andr¨¦, su primer amor eterno, mientras el matrimonio con Sabrina siguiera en pie, e no era m¨¢s que una figura sin nombre, una amante sin corona. La otra. Esas mujeres resentidas en l¨ªnea,s que no lograban retener a sus hombres, siempre ndiendo moralo un escudo, gritando que cualquier chispa fuera del matrimonio era traici¨®n. Pero e y Andr¨¦ se hab¨ªan conocido primero, ?no? -?Vulgar?-repiti¨® Sabrina con suavidad, sin alzar voz ni mostrar enojo-. Si no hay nada 15:05 entre ustedes, ?de qu¨¦ te enorgulleces tanto? ?De su pureza intachable? ?De no haberle dado. un hijo? ?O de no haberte casado con ¨¦l? Las pbras cayerono agujas precisas, pinchando el orgullo de Araceli hasta que su sonrisaenz¨® a deshcharse.. -?Y qu¨¦ m¨¢s da? -replic¨® e, con un filo en voz-. Aunque no me haya casado con ¨¦l ni le haya dado un hijo, si yo le pidiera luna, ¨¦l remover¨ªa cielo y tierra para d¨¢rm. Como si un recuerdo feliz hubiera iluminado, Araceli volvi¨® a curvar losbios. -Ay, perd¨®n, olvid¨¦ mencionarlo. Esa boda de reconciliaci¨®n que neabas con Andr¨¦..... tambi¨¦n me cedieron. El vestido de novia, por cierto, es justo de mi estilo. Qu¨¦ detalle que, despu¨¦s de tantos a?os, Andr¨¦ a¨²n recuerde lo que me gusta, Sabrina alz¨® una ceja, su gesto cargado de una calma punzante. -?Un matrimonio de mentira te llena de tanta alegr¨ªa, se?orita? Si tan talentosa eres, ?por qu¨¦ no haces que Andr¨¦ se divorcie de mi y te lleve al altar? vo mirada en los ojos de Araceli, pronunciando cada sba con una ridad afda. -?O ser¨¢ que no te atreves? Un destello de envidia cruz¨® el fondo de los ojos de Araceli, r¨¢pidoo un rel¨¢mpago, antes de desvanecerse. E sonri¨® con frialdad. -No me extra?a que familia de Andr¨¦ te desprecie, que sus amigos te miren por encima del hombro. Ni siquiera tu esposo y tu hijo te quieren, se?orita Ib¨¢?ez. Deberias preguntarte por qu¨¦. Sabrina le devolvi¨® una sonrisa serena, te?ida de indiferencia. -ro, c¨®mo podriapetir con tu encanto irresistible. La hermana de Andr¨¦ te adora, sust amigos te idtran, Andr¨¦ y Thiago no viven sin ti. Hasta el cielo parece inclinarse por tu estilo. -Dime, se?orita, ?deberia audirte por ser el alma de fiesta? El sarcasmo en voz de Sabrina era un dardo imposible de ignorar. Araceli lo al instante: se buba de su fragilidad, de esa muerte que acechaba en silencio. Ambas senzaban golpes certeros, buscandos grietas m¨¢s profundas de otra. Antes, Sabrina jam¨¢s habr¨ªa soltado pbras tan mordaces, tan alejadas de cortesia. Pero ahora lo entend¨ªa. A quien no le permitiera respirar en paz, le devolver¨ªa el favor con creces. 16:06 ?Por qu¨¦ desgastarse paracer a los dem¨¢s? LA Chapter 22 Cap¨ªtulo 22 De pronto, una humedad brinte inund¨® los ojos de Araceli, que, con un velo de mncol¨ªa envolvi¨¦nd, murmur¨®: Se?orita Ib¨¢?ez, aunque no me lo dijeras, s¨¦ bien que mis d¨ªas est¨¢n contados. -La se?orita tiene raz¨®n... lo que Andr¨¦ me ofreci¨® no era m¨¢s que una ilusi¨®n. Perd¨®name, esa boda debi¨® ser tuya desde el principio... No habia terminado de har cuando, desde alg¨²n punto detr¨¢s de Sabrina, estall¨® un grito cargado de furia. -?Qu¨¦ carajo significa eso de que Dios tambi¨¦n quiere a Araceli? ?Sabrina, a qui¨¦n est¨¢s maldiciendo, eh! al rostrov Sabrina volvi¨® distingui¨®, a pocos pasos de distancia, tres figuras erguidas bajo penumbra del lugar. Fabi¨¢n avanzaba hacia e con el semnte encendido, sus pasos resonando con una rabia contenida. -Sabrina, ?c¨®mo te atreves a harle as¨ª a Araceli? ?Ya se te subi¨® a cabeza o qu¨¦? A sudo, Jorge Olivares frunci¨® ligeramente el entrecejo, su voz tentativa al intentar mediar, -Fabi¨¢n, c¨¢lmate un poco, a lo mejor es un malentendido... Pero antes de que Jorge pudiera terminar, Fabi¨¢n, con el fuego a¨²n ardiendo en sus ojos, lo cort¨® en seco. -?Malentendido? ?Qu¨¦ va! ?Lo dijo rito! T¨² y Andr¨¦ lo oyeron perfectamente. Est¨¢ verde de envidia por Araceli y solt¨® que hasta Dios quiere, ?pr¨¢cticamente dese¨¢ndole muerte! -Esta hip¨®crita siempre pone cara de santa dnte de todos, pero a escondidas no hace m¨¢s que fastidiar a Araceli. -Si no llegamos a escuchar, qui¨¦n sabe cu¨¢nto tiempo nos habr¨ªa seguido enga?ando esta vibora. Fabi¨¢n solt¨® una risa seca, cargada de desprecio. -?Qu¨¦, ahora si te cachamos en movida, verdad? Sabrina permaneci¨® inm¨®vil, su expresi¨®n serenao ungo en calma, sin reflejar ni una pizca de culpa o turbaci¨®n. Desde el instante en que Araceli mud¨® su semnte, e hab¨ªa intuido que alguien acechaba a sus espaldas. Y no se equivoc¨®: el viejo truco de Araceli volv¨ªa a escena. Jorge, al notar que Sabrina lo miraba, le dedic¨® un leve gesto con cabeza antes de insistir con Fabi¨¢n. 16.06 Capitulo 22 -Fabi¨¢n, recuerda que se?orita Ib¨¢?ez es esposa de Andr¨¦. Aunque haya metido pata, no te toca a ti meterte en eso. Fabi¨¢n se detuvo en seco, girando hacia Andr¨¦ con una mirada desafiante. -Andr¨¦, t¨² o¨ªste con tus propios o¨ªdos. ?Vas a seguir cubri¨¦nd despu¨¦s de que le hizo esto a Araceli? El rostro de Andr¨¦ se endureci¨®, susbios sedos en una linea tensa, mientras una aura g¨¦lida lo envolviao un manto invisible. -Sabrina, disculpate. Fabi¨¢n, con una sonrisa torcida, no perdi¨® oportunidad de avivars brasas. -Uy, Andr¨¦ est¨¢ que arde, y cuando se pone asi,s cosas se ponen serias. Sabrina, ya valiste. Sabrina desliz¨® mirada hacia Fabi¨¢n, pero no se dign¨® a contestarle. Jorge alz¨®s cejas, intrigado, pregunt¨¢ndose si era solo su imaginaci¨®n o si algo en Sabrina hab¨ªa cambiado ese d¨ªa. Por lo general, e se apresurar¨ªa a justificarse, a tejer explicaciones. Pero hoy... hoy su silencio era tan firme, tan distante. Andr¨¦ v¨® los ojos en el rostro imperturbable de Sabrina, y furia que bullia en su interior se intensific¨®. No pod¨ªa borrar de su mente lo que Fabi¨¢n le hab¨ªa soltado antes: que Sabrina habia ido ah¨ª a "pasa bien¡°. Casada, madre, ?y aun as¨ª se aparec¨ªa en un lugaro ese? ?Qu¨¦ le pasaba? -Sabrina. -Su voz cort¨® el aire, afda y hda. -Disculpate con Araceli ahora mismo. Fabi¨¢n, siempre dispuesto a echar m¨¢s sal a herida, agreg¨® con sorna: -Lo que dijo fue tan bajo que minimo deberia hacer una reverenciapleta. Sabrina apenas curv¨® losbios en una sombra de sonrisa, sin intenci¨®n alguna de desgastarse en una discusi¨®n est¨¦ril con ellos. Sin dirigirles ni una mirada m¨¢s, pas¨® junto a Andr¨¦ con paso firme. Pero al rozarlo, una mano fuerte apres¨® su mu?eca con decisi¨®n. -Sabrina. -La voz de Andr¨¦, sombr¨ªa y resonante, cay¨® sobre e desde lo alto. - ?Escuchaste lo que te dije? Te orden¨¦ que te disculparas. Chapter 23 Cap¨ªtulo 23 Andr¨¦ ejercia una fuerza deunal, y el dolor en mu?eca de Sabrina se tornaba agudo,o si diminutas agujas se varan en su piel. E resisti¨® el tormento, alz¨® vista hacia aquel hombre imponente y, con una calma g¨¦lida, pronunci¨®: -Te escuch¨¦, Andr¨¦. ?Y ahora qu¨¦? Fabi¨¢n, incapaz de captar intenci¨®n tras sus pbras, levant¨® voz con indignaci¨®n: -?C¨®mo que y ahora qu¨¦? ?Pues disculpate con Araceli, qu¨¦ m¨¢s! Jorge dej¨® escapar un suspiro quedo, casi imperceptible. Si Sabrina tuviera menor intenci¨®n de ceder, no habr¨ªa soltado esa pregunta con tal desprecio. Lo que en verdad dejaba entrever era que hab¨ªa oido orden de Andr¨¦, pero no pensaba doblegarse. Los ojos de Andr¨¦, fr¨ªoso el acero, se varon en el rostro de Sabrina, escrut¨¢nd sin piedad. -Te lo digo por ¨²ltima vez: disculpate con Araceli. Sabrina alz¨® mirada hacia los rasgos finos y severos del hombre que ten¨ªa enfrente. -Andr¨¦, ?sabes cu¨¢l es frase que m¨¢s me has repetido en todo este tiempo? ''Disculpate con Araceli''. Si t¨² no te cansas de decirlo, yo ya estoy agotada de cirlo. -?Qu¨¦ tal si a ti y a Araceli les gusta tanto escuchar disculpas? Podria contratar a alguien para que ses recite todo el d¨ªa, ?te parece? Fabi¨¢n, rojo de furia, estall¨® al instante: -?Sabrina, teportaso una ni?a y ni siquiera te disculpas! ?No te da verg¨¹enza? E respondi¨® con una indiferencia que cortabao el viento: -Si tan convencido est¨¢s de que hice algo malo ma a polic¨ªa y que me arresten. Fabi¨¢n, apunt¨¢nd con un dedo tembloroso, estaba tan furioso ques pbras se le atoraron en garganta. -?T¨²...! De pronto, Sabrina sinti¨® untigazo de dolor en mu?eca, tan intenso que parec¨ªa que los huesos crujir¨ªan bajo presi¨®n. El sufrimiento le arrug¨® el ce?o, y su rostro, ya p¨¢lido, perdi¨® a¨²n m¨¢s color. Andr¨¦, sin embargo, parecia ajeno a su agon¨ªa, sus ojos prantes fijos en e, inm¨®viles. -Se?or Carvalho -dijo Sabrina, consciente de que enfrentarlo solostimar¨ªa m¨¢s-,est¨¢s a punto de fracturarme mu?eca. Andr¨¦ no rj¨® su agarre ni un ¨¢pice. -?Entonces? ?A¨²n no piensas disculparte? Fabi¨¢n, desde undo, aviv¨®s mas con deleite: -?As¨ª se hace, Andr¨¦! ?Que esta mujer aprenda a medir sus pbras y sus actos! El sudor frio peba frente de Sabrina, y su rostro estaba ncoo poa. El dolor hac¨ªa que sus pesta?as temran con delicadeza,o hojas al viento. -Si el se?or Carvalho de verdad me rompe mu?eca, no dudar¨¦ en mar a polic¨ªa y denunciarte por agresi¨®n. Aunque, pens¨¢ndolo bien... Una sonrisa tenue, cargada de sarcasmo, asom¨® en susbios. -Lo que me est¨¢s haciendo podr¨ªa no ser solo agresi¨®n. ?Violencia dom¨¦stica, tal vez? -Imaginate los titres: el gran presidente del Grupo Carvalho, un hombre que golpea a su esposa. Eso s¨ª que captar¨ªa atenci¨®n de los medios y del p¨²blico, ?no crees? La presi¨®n en su mu?eca cedi¨® de golpe, y Sabrina alz¨® mano para inspiona. La piel, antes tersa y ra, ahora luc¨ªa un moret¨®n que se extendiao una sombra sobre su delicadeza. Un destello fugaz cruz¨® los ojos de Andr¨¦. Fabi¨¢n, al ver escena, no pudo contener su descontento: -?Andr¨¦, no le hagas caso! ?Amenazarte as¨ª? ?Esta mujer es insoportable! Seguro es otro de sus trucos para maniprte..... Quiso seguir, pero Jorge, con un movimiento r¨¢pido, le cubri¨® boca. -Fabi¨¢n, esto es entre esposos. Nosotros,o debemos meternos. terceros, no Jorge dirigi¨® una mirada a Araceli. -Se?orita, mejor dej¨¦moslos solos un momento. Araceli, con una expresi¨®n de dulce inquietud, mir¨® a Andr¨¦ y habl¨® en un tono suaveo el murmullo de un arroyo: -Andr¨¦, quiz¨¢ se?orita Ib¨¢?ez solo est¨¢ cansada de estar en casa todo el tiempo. ¨²ltimamente no parece e... No le demos tanta importancia a sus pbras; tambi¨¦n merece un respiro. Fabi¨¢n solt¨® una carcajada mordaz, sin piedad alguna. -?E? ?Una ama de casa que vive entre lujos? ?Qu¨¦ necesita descansar? ?Acaso andar buscando aventuras con desconocidos le levanta el ¨¢nimo? 16:05 Capitulo 23 Jorge lo tom¨® del brazo con firmeza. -Basta, Fabi¨¢n. V¨¢monos al sal¨®n privado y esperemos a Andr¨¦ ah¨ª. Chapter 24 Cap¨ªtulo 24 Fabi¨¢n gir¨® el rostro con furia, sus ojos encendidos v¨¢ndose en Sabrinao dagas afdas. -??C¨®mo te atreves a meterte con Araceli?! -rugi¨®, su voz cargada de amenaza-. ?Est¨¢s acabada! ?Ya ver¨¢s c¨®mo te pone en tu lugar Andr¨¦! Sabrina alz¨® vista hacia ¨¦l, su mirada serena contrastando con el torbellino de ira que lo consum¨ªa. -Fabi¨¢n, ?ser unmebotas ya no te llena ese vacio tan peculiar que tienes? - pregunt¨® con una calma cortante. ?0 es que ahora has subido de categor¨ªa v te has convertido en el perrito faldero de turno? Las pbras cayerono untigazo, y Fabi¨¢n estall¨®, su rostro enrojeciendo de rabia. -??Andr¨¦, Jorge, escucharon eso?! -grit¨®, apunt¨¢nd con un dedo tembloroso-. ?Me m¨® perrito faldero! ?Y hace rato, afuera, dijo que era unmebotas! Jorge dej¨® escapar una tos discreta, buscando apaciguars aguas. -Fabi¨¢n, mejor dejemos que Andr¨¦ resuelva esto-sugiri¨® con voz temda. -?No! -bramo Fabi¨¢n, su furia resonandoo de un felino herido. ?Hoy Andr¨¦ me va a dar una explicaci¨®n, o no me muevo de aqu¨ª! Sabrina, imperturbable, se limit¨® a encogerse de hombros. -Pues qu¨¦date si quieres-dijo con desprecio-. Yo tengo cosas que hacer, as¨ª que mergo. Masajeando su mu?eca enrojecida, donde a¨²n palpitaba el eco del agarre anterior, intent¨® deslizarse entre ellos para marcharse. Pero Andr¨¦, con el ce?o fruncido, extendi¨® mano y sujeto de nuevo por mu?eca. Esta vez lo hizo con menos fuerza, aunque su agarre segu¨ªa firme, impidi¨¦ndole escapar. Fabi¨¢n abri¨® boca para a?adir algo m¨¢s, pero al cruzarse con mirada sombr¨ªa de Andr¨¦, opt¨® por guardar silencio. Araceli, testigo muda de escena, tambi¨¦n prefiri¨® mantenerse al margen, susbios sedos. Con un movimiento brusco, Andr¨¦ empuj¨® a Sabrina hacia el interior de un sal¨®n privado desierto. Una vez dentro, cerr¨® puerta tras de s¨ª y observ¨® con una sonrisa torcida, cargada de bu. -Sabrina, ?este es tu nuevo jueguito? -pregunt¨®, su tono destndo sarcasmo-. ?Atraer y luego rechazar,o si fueras una experta en el arte de sedi¨®n? Sabrina frunci¨® el ce?o, desconcertada. -?De qu¨¦ has? -replic¨®, su voz tensa pero contenida. Andr¨¦ estudi¨® con desprecio, sus ojos recorri¨¦nd de arriba abajo. 16:06 Captulo 24 -La ¨²ltima vez fingiste estar en peligro para arrastrarme hasta ti, y al final no pas¨® nada -espet¨®-, Dime, Sabrina, ?cu¨¢ndo aprendiste a caer tan bajo con esos trucos baratos? Un nudo se form¨® en el pecho de Sabrina, oprimi¨¦nd hasta dificultarle el aliento. Era mente. ¡°?Bajos? ?En serio piensa que soy tan despreciable?¡°-se pregunt¨®, mientras el dolor y incredulidad se entrzaban en su interior. La ¨²ltima vez no hab¨ªa sido ning¨²n truco. Aquel d¨ªa, mientras recorria el mercado en busca de tamales frescos, todo se habia torcido. Esa ma?ana, Thiago se hab¨ªa quejado de que los vegetales no estaban a altura, dej¨¢ndolos casi intactos tras un par de mordiscos. Sabrina sabia que elentario probablemente hab¨ªa sido un dardo envenenado de Araceli, quien no perd¨ªa oportunidad de mencionar que Bel¨¦n sol¨ªa encargarse de esaspras. Decidida a no darle el gusto, sali¨® e misma a buscar lo mejor. Pero entonces apareci¨® aquel hombre. Un desconocido despechado, arruinado tras perderlo todo por un enga?o. Consumido por desesperaci¨®n y el odio, hab¨ªa decidido descargar su furia contra el mundo, y Sabrina, absorta escogiendo zhinis, se cruz¨® en su camino. Con un cuchillo oxidado presionado contra su cuello, el hombre grit¨® amenazas a policia, su mano temblorosa dejando una marca superficial en su piel. Intentando calmarlo, Sabrina le habl¨® con firmeza. -Mi esposo tiene dinero -dijo, tragando el miedo-. Podr¨ªa ayudarte a saldar tus deudas. El secuestrador, incr¨¦dulo ante oferta, mir¨® con desconfianza. Pero e insisti¨®. -Solo d¨¦jame hacer una mada -pidi¨®-. Te prometo que podr¨ªas volver a empezar. Tras un instante de vi¨®n, ¨¦l edi¨®. Sabrina marc¨® el n¨²mero con dedos temblorosos, y cuando linea conect¨®, apenas alcanz¨® a decir "Me han secuestrado? antes de que voz al otrodo interrumpiera. Era Andr¨¦, apresurado, diciendo que Araceli necesitaba una cirug¨ªa urgente y que deb¨ªa firmar los documentos de inmediato. -Araceli est¨¢ grave, te mo despu¨¦s -fue lo ¨²ltimo l¨ªnea se que escuch¨® antes de c cortara. Esa mada habia sido su ¨²nica esperanza, pero se desvaneci¨® en un instante. El secuestrador, aferrado a ilusi¨®n de una salida, no se rindi¨®. Y as¨ª, Sabrina y ¨¦l esperaron, atrapados en un limbo de dos horas interminables, aguardando una respuesta que nunca lleg¨®. 16.05 Chapter 25 Cap¨ªtulo 25 El tiempo se deslizaba lento, casi viscoso, mientras Sabrina conversaba con el secuestrador. Haban de familia, de hijos que crecen demasiado r¨¢pido, de matrimonios que a veces pesano una monta?a. ¨¦l, con voz temblorosa pero cargada de recuerdos, le confes¨® que alguna vez tuvo una vida plena; una esposa dulce que lo esperaba con una sonrisa y una hija brinte que so?aba con el mundo. Todo eso lo arriesg¨® por un proyecto que prometia elevarlos, pero que termin¨® hundi¨¦ndolo en un abismo de deudas y promesas rotas. -Intent¨¦ darles algo mejor -murmur¨®, los ojos nudos por el arrepentimiento-. Pero me estafaron, lo perdi todo. Sabrina lo escuchaba, y algo en su interior se agitaba, un torbellino de empat¨ªa y desasosiego. Afuera,s voces de los polic¨ªas y negociadores resonabano un eco distante, pero dentro de ese espacio opresivo,s pbras del hombre envolv¨ªan. ¨¦l admiti¨® que, aunque lograral saldar sus cuentas, c¨¢rcel lo aguardaba imcable. Su ¨²nico deseo era que su familia no cargara con el acoso de los acreedores, que pudieran al menos respirar en paz. Las emociones del secuestrador, antes un caos desbocado, parec¨ªan encontrar un cauce mientras haba. Mir¨® a Sabrina con una chispa de lucidez atravesando su mirada agotada. -Parece que vida de los ricos no es el paraiso que pintan -dijo, con un tono que rozaba ironia-. Si no fuera por mi, hoy estar¨ªas muerta. Yo perd¨ª dinero, pero t¨²... casi pierdes todo. Consult¨® el reloj, y al posar los ojos en e, un destello depasi¨®n asom¨® en su rostro curtido. -Chica, gracias por char tanto conmigo. A tudo, mi desgracia parece un mal menor. Anda, vete... Quiso solta, un gesto torpe pero sincero, pero los polic¨ªas, alerta al menor movimiento, malinterpretaron su intenci¨®n. Un estruendo desgarrador llen¨® el aire, y el cuerpo del hombre se desplom¨®o un titere sin hilos. La sangre, c¨¢lida y espesa, salpic¨® el rostro de Sabrina, ti?endo su piel de un rojo que no olvidar¨ªa jam¨¢s. En ese instante, su mente se apag¨®, suspendida en un vac¨ªo nco. Nunca hab¨ªa visto muerte tan cerca, tan brutalmente real. Los polic¨ªas irrumpieron junto a los m¨¦dicos, un torbellino de pasos y ¨®rdenes que arrancaron de su estupor. La llevaron al hospital, donde revisaron con manos r¨¢pidas y pbras escuetas. Alli, entre los pasillos as¨¦pticos, se top¨® con Araceli, reci¨¦n salida del quir¨®fano, p¨¢lida pero viva. Andr¨¦, a sudo, apenas pareci¨® registrar su presencia hasta que un recuerdo lo golpe¨® -?Me maste diciendo que te hab¨ªan secuestrado? -pregunt¨®,o si acabara de desenterrar un detalle trivial. Fabi¨¢n, siempre oportuno, solt¨® una risita mordaz. 16:06 -?Vaya, qu¨¦ talento! ?C¨®mo es que una "secuestrada¡± est¨¢ aqui tan campante? Andr¨¦, mir, ?d¨®nde est¨¢ herida? ?Qu¨¦ actriz, por favor! Araceli, con voz d¨¦bil pero afda, a?adi¨® desde su cami: -Se?orita Ib¨¢?ez, si traerme esa medicina te ioda tanto, no te molestes... pero deja de inventar estas bromas. Con cadaentario, Fabi¨¢n y Araceli reducian su calvario a un capricho, una farsa paral mendigar atenci¨®n. Y Andr¨¦, perdido en ¨®rbita de Araceli, ni siquiera se molest¨® en indagar. ?C¨®mo iba a hacerlo, si su mundo giraba en torno a otra? Desde ese d¨ªa, algo en Sabrinaenz¨® a desmoronarse, a marchitarseo una flor bajo el sol inclemente. Andr¨¦ seguia convencido de que aque mada desesperada no hab¨ªa sido m¨¢s que un truco infantil. Sin rastro de emoci¨®n en el rostro, e lo encar¨®. -Si tan convencido est¨¢s de que todo esto es un show, nos vemos ma?ana as nueve en el registro civil. La paciencia de Andr¨¦, ya desgastada pors menciones constantes del divorcio, se quebro. -Sabrina, no tengo tiempo para tus rabietas absurdas-replic¨®, con una frialdad que cortaba el aire. Odio as mujeres que agitan el divorcioo si fuera un arma. Has estado fastidiando a Araceli todo este tiempo y no te he dicho nada. Ya para. E lo observ¨®, el contorno perfdo de su rostro tan familiar y, a vez, tan ajeno. Una risa suave, casi triste, escap¨® de susbios. -Si no quieres que toque a tu tesoro, firma el divorcio, Si no... Susbios rojos se curvaron con una calma peligrosa. -Mientras no firmes, te juro que Araceli no va a tener un solo d¨ªa de paz. Las cejas de Andr¨¦ se fruncieron, una sombra de impaciencia cruzando su mirada. La ve¨ªao a una criatura irracional, una esposa caprichosa que no sabia cu¨¢ndo rendirse. 16.00 Chapter 26 Cap¨ªtulo 26 -Sabrina, te lo he explicado innumerables veces. Entre Araceli y yo no existe lo que te empe?as en imaginar. ?Podr¨ªas, por una vez, dejar a undo esa desconfianza? -La rci¨®n que mantengas con Araceli me tiene sin cuidado -respondi¨® Sabrina con un tono procederemos con el tr¨¢mite? cortante. Ya firm¨¦ todos los documentos del divorcio. ?Cu¨¢ndo -?Divorcio? -Andr¨¦ esboz¨® una sonrisa-. Sabrina, durante estos cinco a?os has sido exclusivamente ama de casa, sin ejercer profesi¨®n alguna. Si nos divorciamos, ?qu¨¦ har¨¢s all¨¢ afuera? No podr¨ªas ni siquiera garantizar lo m¨¢s elemental para subsistir. -Y Thiago, por supuesto, no puede quedarse contigo. Aunque recurri¨¦ramos a los tribunales, sin empleo ni ingresos propios, tus posibilidades de obtener su custodia son ns. Sabrina,s mujeres inteligentes reconocen cu¨¢ndo deben ceder. Si cruzas esta l¨ªnea, ser¨¢s t¨² ¨²nica perjudicada. Sabrina sinti¨® un vacio desgarrador en su interior. Resultaba que todos sus a?os de entrega desinteresada no solo no hab¨ªan generado gratitud, sino que se habian transformado en su mayor vulnerabilidad y en un arma que ahora se volv¨ªa contra e. Incluso Thiago, a quien hab¨ªa criado con devoci¨®n desde que era un beb¨¦, solo albergaba hacial e sentimientos de disgusto y animosidad. Qu¨¦ absoluto fracaso habia sido su existencia. ¡°Cada sacrificio que hice parece ahora una decisi¨®n est¨²pida." Sabrina v¨® su mirada directamente en los ojos de Andr¨¦ y articul¨®, subrayando cada pbra: -?Sin trabajo, sin ingresos? Pero antes de que Thiago llegara a nuestras vidas, yo contaba con un empleo respetable y percib¨ªa un srio m¨¢s que digno, -Fueron ustedes quienes manifestaron su desconfianza en dejar a Thiago bajo el cuidado de una ni?era, quienes insistieron en que era preferible que yo abandonara mi carrera para dedicarme a ¨¦l. Andr¨¦ contrajo el entrecejo: -?Y de qu¨¦ habr¨ªa servido ese miserable sueldo? Era infinitamente mejor que permanecieras en casa atendiendo a Thiago. Sabrina apret¨® los pu?os con fuerza contenida: -Si, evidentemente no poseo el talento innato del gran se?or Carvalho para generar riqueza a raudales. ?Pero mis ingresos son suficientes para sostenerme con dignidad! -Al menos asi no tendr¨ªa que soportars insinuaciones mordaces de tu familia etiquet¨¢ndomeo una par¨¢sita. Nis miradas condescendientes de tus amigos, que me consideran una simple criada que subsiste gracias a tu generosidad. Qu¨¦ desdor resultabaprender que hab¨ªa inmdo tanto por familia y por aquel hijo, renunciando a profesi¨®n que apasionaba.. Y al final, se hab¨ªa convertido en el objetivo perfecto para el desd¨¦n colectivo. Andr¨¦ intensific¨® su expresi¨®n de disgusto: -?Tanto te afectans opiniones ajenas, Sabrina? Adem¨¢s, Fabi¨¢n no lo dijo con malicia. "?Sin malicia?" Si Araceli disimba h¨¢bilmente sus intenciones perversas, Fabi¨¢ns exhib¨ªa sin el menor recato. Y Andr¨¦, aun teniendo ojos, afirmaba que Fabi¨¢n carec¨ªa de m intenci¨®n. "?Acaso ceguera es selectiva?" Sabrina, inesperadamente, esboz¨® una tenue sonrisa: -Si eres tan magn¨¢nimo y te muestras indiferente ante losentarios externos, ?por qu¨¦ te perturba tanto lo que le dije a Araceli? -Por cierto, yo tampoco albergaba m intenci¨®n hacia se?orita. ?Por qu¨¦ tantal indignaci¨®n, se?or Carvalho? Simplemente bromeaba con e. La expresi¨®n de Andr¨¦ se fue diluyendo patinamente. ?Realmente deseas continuar por este camino, Sabrina? Cuando el sufrimiento alcanza cierta intensidad, quiz¨¢ uno desarro una coraza imprable. Aques pbras que antes desgarraban su alma, ahora apenas rozaban su epidermis emocional. La mirada de Sabrina reflejaba una determinaci¨®n inquebrantable. -?Andr¨¦, este divorcio representa para mi un punto sin retorno! Andr¨¦ experiment¨® un instante de duda, pero r¨¢pidamente recuper¨® supostura habitual. -Recuerda bien lo que has pronunciado hoy. No regreses despu¨¦s suplicando reconciliaci¨®n. Sabrina emiti¨® una risa desprovista de calor: -Descuida, se?or Carvalho, eso jam¨¢s suceder¨¢. Andr¨¦ contempl¨® con desprecio apenas disimdo, su voz reducida a un murmullo cial. -Se?ora Carvalho, deber¨ªasprender que no es prudente har con tanta contundencia; siempre es preferible mantener alguna puerta entreabierta. 16:05 Sabrina sostuvo su mirada con firmeza y sonri¨® con renovada seguridad. -Tienes raz¨®n, pero no quiero volver a cruzar por esta maldita puerta. Chapter 27 Cap¨ªtulo 27 En el privado, Fabi¨¢n agitabas manos con desmedido entusiasmo mientras se dirig¨ªa a Jorge y Araceli, su rostro iluminado por una malicia apenas disimda. -?Ven lo que les dije? Sabrina prefiere divertirse con un desconocido en lugar de preparar esa cena especial. Araceli, ya ver¨¢s c¨®mo Andr¨¦ no tolerar¨¢ semejante desnte de esa simple ama de casa. Araceli estaba a punto de responder cuando puerta del privado se abri¨® con un movimiento pausado y deliberado. Andr¨¦ ingres¨® con un semnte imperturbable. Siempre hab¨ªa sido un hombre que manten¨ªa sus emociones bajo ve; su rostro, un lienzo indescifrable para quienes lo rodeaban. Sin embargo, por alguna sutil se?al que flotaba en el ambiente, Araceli percibi¨® que su ¨¢nimo estaba perturbado. -Andr¨¦, ?lograste calmar a se?orita Ib¨¢?ez? Deber¨ªa haber regresado para atender a Thiago, ?no es as¨ª? -murmur¨® Araceli con voz aterciopda, Andr¨¦ presion¨® susbios en una fina linea. -No. Araceli ensanch¨® los ojos, genuinamente sorprendida. -?La se?orita Ib¨¢?ez realmente no muestra preocupaci¨®n ni siquiera por Thiago? Mordisque¨® subio inferior,o si acabara de tomar una resoluci¨®n trascendental, y se dirigi¨® a Andr¨¦ con expresi¨®npungida. -Andr¨¦, ?qu¨¦ te parece si... me disculpo personalmente con se?orita Ib¨¢?ez? Thiago es apenas un ni?o, no puede quedarse sin los cuidados maternales. -Por mucho que los adultos tengamos nuestros desacuerdos, son asuntos nuestros que no deberian afectar a un peque?o. Thiago espletamente inocente en todo esto. Fabi¨¢n revir¨® los ojos con descarado cinismo al escuchar aquello. -Todos sabemos perfectamente lo que pretende: jutilizar a Thiago para manipr a Andr¨¦! Esa mujer no tiene escr¨²pulos, instrumentalizar a su propio hijo... jes una deshonra para todass mujeres! Jorge interrumpi¨® con firmeza a Fabi¨¢n. -Fabian, ya es suficiente. -?Acaso estoy diciendo alguna mentira? -replic¨® Fabi¨¢n sin el menor reparo-. ?Miren lo que Sabrina ha hecho! Est¨¢ casada, tiene un hijo que ya no es un beb¨¦, y aun asi va a bares buscandopa?ia masculina. ?Eso es una traici¨®n matrimonial! -No es sorprendente que Thiago sienta cada vez menos apego hacia e. ?Qu¨¦ se de Capitulo 27 ejemplo materno es ese? Andr¨¦ siempre ha sido excesivamente indulgente con Sabrina, ha consentido demasiado. -Se e pasa los d¨ªaspletos en casa viviendo con todos los privilegios, gastando con tarjeta de Andr¨¦, adquiriendo cuanto capricho se le antoja, ?y todav¨ªa se atreve a quejarse! Ahora pretende usar el dinero de Andr¨¦ para mantener a otro hombre. Fabi¨¢n dirigi¨® su mirada hacia Andr¨¦,o si s¨²bitamente hubiera recordado algo crucial. -Andr¨¦, ese tipo de mujeres necesitan disciplina. Bloqu¨¦ale el eso a su tarjeta y veremos si mantiene esa actitud altiva. Te garantizo que en menos de tres d¨ªas volver¨¢ suplicando perd¨®n. Tras el encuentro con Andr¨¦ y Araceli, ef¨ªmera alegr¨ªa de Sabrina se disip¨®o nie bajo el sol estival. Justo cuando se dispon¨ªa a regresar, su tel¨¦fono vibr¨® contra su palma. Al extraerlo, contempl¨® una notificaci¨®n inform¨¢ndole que su tarjeta adicional hab¨ªa sido bloqueada. Sabrinaprendi¨® situaci¨®n en un instante. Andr¨¦ habia congdo su eso financiero. Durante estos a?os de matrimonio, habia permanecido en casa atendiendo a Thiago, sin percibir ingresos propios, dependiendo exclusivamente de tarjeta adicional que Andr¨¦ le proporcionaba. Ciertamente, antes de su matrimonio, Sabrina contaba con ahorros personales. Aunque no representaban una suma despreciable, para una familia del calibre de los Carvalho, resultaba apenas una cantidad insignificante. Sabrina jam¨¢s habia sentido remordimiento por utilizar el dinero de Andr¨¦. Considerando que e se dedicaba integramente al hogar mientras Andr¨¦ se concentraba en los negocios, con roles ramente delineados, no exist¨ªa motivo alguno para abstenerse de usar esos recursospartidos. Al observar el mensaje en panta, Sabrina dej¨® escapar una risa amarga. Aparentemente, Andr¨¦ ya hab¨ªaenzado su estrategia para somete. Mientras contemba su tel¨¦fono, Sabrina regres¨® hacia el privado. En ese preciso momento, alguien impact¨® contra su pierna. Instintivamente baj¨® mirada y se encontr¨® con un peque?o ni?o de aproximadamente cinco o seis a?os. El infante poseia una belleza extraordinaria, con fiones delicadas y ojos tan profundos 16:07 Capitulo 27 Sin embargo, su rostro exhib¨ªa una palidez inquietante, casi antinatural.. Habiendo estudiado medicina durante considerable tiempo, Sabrina identific¨® con una s mirada que este ni?o padec¨ªa una deficiencia energ¨¦tica y sangu¨ªnea, con bazo y est¨®mago debilitados por el fr¨ªo, probablemente un peque?o de constituci¨®n enfermiza. Sorpresivamente, el ni?o der¨®: -Chocaste conmigo, tienes que hacerte responsable. Sabrina arque¨® levementes cejas, sorprendida por su madurez, y se inclin¨® hasta quedar a altura de su mirada. -Peque?o, ?sientes molestias en alu parte? El ni?o agach¨® cabeza y permaneci¨® en silencio. Sabrina escrut¨® los alrededores sin detectar presencia de los padres del peque?o, y le pregunt¨® con voz sedosa: -?C¨®mo te mas, peque?o? ?D¨®nde est¨¢n tus pap¨¢s? Chapter 28 Cap¨ªtulo 28 -Me chocaste, tienes que hacerte responsable -der¨® el peque?o, elevando su mirada con una determinaci¨®n impropia de su edad. Sabrina observ¨® los rasgos del ni?o con detenimiento antes de responder con voz melodiosa. -?Quieres que te lleve al hospital para revisarte? El infante vacil¨® durante unos segundos, ponderando propuesta, hasta que finalmente asinti¨® con un movimiento casi imperceptible. -?Necesitounicarme con tus padres primero?-indag¨® e con genuina preocupaci¨®n. Esta vez el ni?o sacudi¨® cabeza vigorosamente, revndo en sus ojos un destello de angustia que Sabrina capt¨® de inmediato. Un sutil pliegue apareci¨® entre sus cejas mientras evaluaba situaci¨®n. ?Ser¨ªa posible que este peque?o estuviera escapando de alg¨²n tipo de maltrato familiar? Lo prudente ser¨ªa llevarlo al hospital para una revisi¨®n y, si descubr¨ªa cualquier indicio sospechoso, contactar¨ªa as autoridades. -Est¨¢ bien, avisar¨¦ a mis amigos y enseguida te llevar¨¦ al hospital -pronunci¨® con delicadeza, modndo su voz para transmitirle confianza. Sin dudar un instante, extendi¨® su mano hacia el ni?o, quien acept¨® sin resistencia. La piel del peque?o transmitia una frialdad inquietante, reminiscente de aquellos d¨ªas en que Thiago padec¨ªa sus problemas de salud. Record¨®s pbras del m¨¦dico sobre condici¨®n prenatal de su hijo y necesidad de un tratamiento prolongado. "Qu¨¦ impotencia senti en aquellos momentos, deseando absorber su dolor, cargar con su sufrimientoo si fuera mio." Pero aquello era imposible. Solo quedabapensarlo con dedicaci¨®n absoluta. Fue as¨ªo se sumergi¨® en el estudio de medicina, dominando ticas de masaje y acupuntura, borando remedios caseros y dise?ando meticulosamente su alimentaci¨®n. Quiz¨¢s era su instinto maternal lo que ahora despertaba esa ternura inexplicable ante vulnerabilidad de este desconocido. Aunque Thiago hubiera decepcionado profundamente, no podia evitar conmoverse frente a un ni?o que necesitaba ayuda. El peque?o se sobresalt¨® ligeramente al contacto con mano de Sabrina. La calidez y suavidad de aque mujer desconocida despertaron en ¨¦l un anhelo de proti¨®n que no esperaba sentir. Inconscientemente, intensific¨® el agarre y se dispuso a segui sin oponer resistencia. Sabrina percibi¨® confianza repentina del ni?o y le dedic¨® una sonrisa c¨¢lida. Inexplicablemente, el peque?o baj¨® miradao si aquel gesto lo hubiese abrumado Sin darle mayor importancia, lo condujo de vuelta al privado donde esperaba Dani. 16:07 Su amiga, visiblemente rjada tras algunas copas de vino, divis¨® desde su asiento. -Sabrina, ?volviste? Vamos, brindemos... ?eh? ?Thiago est¨¢ aqu¨ª? -exm¨® entrecerrando los ojos para distinguir mejors siluetas que se aproximaban. -No es ¨¦l-ar¨® Sabrina-. Me top¨¦ con este peque?o en el pasillo y parece necesitar atenci¨®n m¨¦dica. Voy a llevarlo al hospital para una revisi¨®n. Bajo tenue iluminaci¨®n del sal¨®n, Dani finalmente logr¨® apreciar al ni?o con ridad. -?Vaya! ?Qu¨¦ criatura tan hermosa! Su belleza rivaliza con de Thiago ent¨® maravida mientras se acercaba con intenci¨®n de acariciar su rostro. El peque?o, adoptando una expresi¨®n cial, retrocedi¨® instintivamente para refugiarse tras Sabrina, manifestando su evidente rechazo al contacto. Dani qued¨® moment¨¢neamente desconcertada antes de soltar una carcajada divertida. -Este ni?o tiene reiones fascinantes. -Dani, respeta su espacio -intervino Sabrina-. Probablemente no se sienta c¨®modo con extra?os toc¨¢ndolo. Dani no insisti¨® y cambi¨® su enfoque hacia una preocupaci¨®n m¨¢s pragm¨¢tica. -?D¨®nde est¨¢n sus padres? ?Est¨¢s segura de llev¨¢rtelo as¨ª? No quisiera que nos acusen de secuestro. Sabrina volvi¨® a dirigirse al ni?o con dulzura. -Peque?o, ?de verdad no quieres que contactemos a tu familia.....? Antes depletar su pregunta, el ni?o interrumpi¨® aferr¨¢ndose a su mano con tal intensidad que e sinti¨® una punzada de dolor. -?No, no quiero que los contacten! -exm¨® con un tono que oscba entre s¨²plica y orden. Sabrina intercambi¨® una mirada elocuente con Dani, quien finalmente cedi¨® con un suspiro resignado. -De acuerdo, primero vayamos al hospital. En el centro m¨¦dico, los resultados del reconocimiento fueron tranquilizadores. No presentaba lesiones ni se?ales de maltrato fisico. Mientras Sabrina procesaba esta informaci¨®n con alivio, una nueva interrogante surgi¨® en su mente. Si no habia sido victima de abuso familiar, ?por qu¨¦ se negaba tan vehementemente a contactar con los suyos? Justo cuando esta reflexi¨®n atravesaba su consciencia, el repiqueteo de pasos acelerados reson¨® en el corredor. 1607 Capitulo 28 La puerta de habitaci¨®n se abri¨® abruptamente. Una figura imponente se precipit¨® al interior con urgencia. 1607 Chapter 29 Cap¨ªtulo 29 El hombre pose¨ªa una silueta alta y esbelta, con fiones cincdaso por mano de artista. Sus ojos, semejantes a flores de cerezo en plena primavera, desprendian un brillo cautivador mientras un aire de picard¨ªa inconfundible danzaba entre sus cejas perfectamente delineadas. -Romeo, has vuelto a escaparte -pronunci¨® con voz profunda y magn¨¦tica que acariciaba los o¨ªdoso terciopelo. El peque?o se estremeci¨® visiblemente y busc¨® refugio en el regazo de Sabrina, acurruc¨¢ndose contra eo si buscara proti¨®n. Al percibir su rei¨®n, Sabrina coloc¨® instintivamente al ni?o tras e y enfrent¨® al reci¨¦n llegado. -Disculpe, ?podr¨ªa decirme cu¨¢l es su rci¨®n con este ni?o? El hombre pareci¨® advertir presencia de Sabrina por primera vez y arque¨® ligeramente una ceja, gesto que dtaba su sorpresa. -?Mi rci¨®n con ¨¦l? Soy su padre, obviamente. Sabrina lo escrut¨® con evidente desconfianza. ?Puede demostrarlo? Losbios del hombre se curvaron en una sonrisa despreocupada que destba un maismo perturbador. -?Por qu¨¦ no mamos as autoridades para verificarlo? -Me parece bien-respondi¨® Sabrina, extrayendo su celr con determinaci¨®n, dispuesta a contactar a policia. El peque?o tir¨® suavemente de manga de Sabrina, interrumpiendo su i¨®n. -No mes a polic¨ªa. ¨¦l... ¨¦l es mi pap¨¢ -confes¨® con voz apenas audible. Sabrina altern¨® su mirada entre el ni?o y aquel hombre cautivador, percibiendo una atm¨®sfera extra?a que flotaba entre padre e hijo. Sin embargo, ante confirmaci¨®n del propio Romeo, poco m¨¢s pod¨ªa argumentar en contra. -Peque?o, ya que tu padre ha venido a buscarte, deber¨ªas marcharte con ¨¦l -le sugiri¨® con dulzura. -?No quiero irme con ¨¦l! -exm¨® Romeo s¨²bitamente, con determinaci¨®n inesperada. Sabrina intuy¨® que probablemente el ni?o hab¨ªa tenido alg¨²n desacuerdo familiar que motivo su escapatoria. Justo cuando se dispon¨ªa a persuadirlo, voz indolente del hombre reson¨® en habitaci¨®n. -Si no deseas volver, entonces qu¨¦date donde est¨¢s. Sabrina y Dani intercambiaron miradas desconcertadas antes de volverse hacia el enigm¨¢tico hombre. -Me mo Gabriel Castillo, soy el padre de Romeo-se present¨® con voz grave y cadenciosa. Sabrina lo observ¨® en silencio, incapaz de descifrar sus verdaderas intenciones. Es inusual ver a Romeo encari?arse tanto con alguien continu¨® Gabriel-. Por ello, quisiera solicitar a esta se?orita que cuide a Romeo durante sus momentos de descanso. Le ofrecer¨¦ un mill¨®n de pesos mensuales y cubrir¨¦ todos los gastos rcionados con su cuidado. ?Qu¨¦ le parece propuesta, se?orita? Dani no pudo evitar contemr a Gabriel con renovado inter¨¦s. Simplemente vigr a Romeo durante sus periodos de descanso a cambio de un mill¨®n mensual, m¨¢s el reembolso de cualquier gasto adicional........era pr¨¢cticamente obtener dinero sin esfuerzo. La oferta resultaba tentadora incluso para e. Despu¨¦s de todo,o asriada, un ingreso de cinco cifras mensuales ya se consideraba bastante satisfactorio. No obstante, el porte distinguido y los modales refinados del hombre evidenciaban su pertenencia a ¨¦lite empresarial adinerada. -Lo siento, no puedo aceptar... enz¨® Sabrina, rechazando instintivamente. -Dos millones interrumpi¨® Gabriel. -Se?or Castillo, no se trata del dinero... -Cinco millones. Sabrina titubeo, visiblemente desconcertada. -Se?or Castillo, realmente el dinero no es el problema... -Diez millones. Sabrina enmudeci¨® ante oferta. Bien, deb¨ªa admitir que, efectivamente, pocos problemas resist¨ªan el poder del dinero. A pesar de su matrimonio con Andr¨¦, sus gastos mensuales nunca hab¨ªan sido excesivos. No sent¨ªa atri¨®n por bolsos o joyas lujosas, y pasaba mayor parte de su tiempo en casa cuidando de Thiago, por lo que apenas ten¨ªa ocasiones para gastar. Jam¨¢s hab¨ªa considerado utilizar tarjeta de Andr¨¦ para extraer efectivo. Durante todos esos a?os, sus gastos personales no hab¨ªan superado el mill¨®n. Capitulo 29 Ahora que Andr¨¦ hab¨ªa bloqueado su tarjeta y neaba abrir un estudio con Marcelo, necesitaba un capital inicial considerable. No pod¨ªa permitir que Marcelo invirtiera todo el dinero mientras e solo aportaba su trabajo y conocimientos. 16071 Chapter 30 Cap¨ªtulo 30 Sabrina sopes¨® sus opciones mientras oferta resonaba en su mente. La necesidad de capital para su nuevo proyecto con Marcelo inclin¨® finalmente bnza. -Se?or Castillo, ?qu¨¦ necesito hacer exactamente? Gabriel curv¨® susbios en una sonrisacida,o quien sabe que ha ganado una negociaci¨®n antes de que termine. -Estoypletamente absorbido por mi trabajo y apenas dispongo de tiempo para dedicarle a ¨¦l. Esta joven... Se detuvo y mir¨® directamente a los ojos,o evalu¨¢nd. -?C¨®mo te mas? -Sabrina Ib¨¢?ez. -Las responsabilidades de se?orita Ib¨¢?ez son bastante simples. Cuando Romeo permanezca contigo, solo deber¨¢s encargarte de llevarlo a escu, preparar susidas y pa?arlo durante sus descansos. La voz de Gabriel flu¨ªao seda sobre cristal, suave pero firme en cada pbra. -Por supuesto, si deseas llevarlo a alg¨²n parque de diversiones, campamento estival o incluso de viaje, tienes total libertad para hacerlo. Todos esos gastos te ser¨¢n reembolsados adicionalmente. Dani no pudo disimr envidia que desteba en sus ojos. "?Viajar mientras te pagan! ?Qu¨¦ bendici¨®n del universo!" El inter¨¦s se encendi¨® en mirada de Sabrina. -?Es necesario que Romeo se aloje en mi residencia? Gabriel arque¨® una ceja mientras observaba con sutil intensidad. -?Qu¨¦ sucede? ?Acaso preferir¨ªas instrte en mi casa? Aunque no tendr¨ªa inconveniente, se?orita Ib¨¢?ez, eres tan joven que temo que tu esposo o pareja pudieran malinterpretarlo. Gabriel hab¨ªa tocado un punto que ni siquiera hab¨ªa cruzado por su mente. Aparentaban tener edades simres, y tradarse a residencia de Gabriel seguramente despertar¨ªa rumores innecesarios. Adem¨¢s, esposa de Gabriel dif¨ªcilmente aceptar¨ªa ver a su marido Sabrina reflexion¨® brevemente antes de indagar: -?La madre de Romeo tambi¨¦n ha dado su consentimiento? 22 16:08 Capitulo 30 Gabriel permaneci¨® en silencio durante un instante,o si calibrara su respuesta. -Su madre ya no est¨¢ con nosotros. Sabrina se apresur¨® a disculparse: -Lomento profundamente. Gabriel no mostr¨® perturbaci¨®n alguna. -No te preocupes, ocurri¨® hace bastantes a?os ya. Sabrina baj¨® mirada hacia Romeo, contempl¨¢ndolo con una mez depasi¨®n y ternura maternal. Asinti¨® levemente y pregunt¨®: -?No le preocupa al se?or Castillo que pueda tratar mal a su hijo si lo llevo conmigo? La voz de Gabriel reson¨® profunda, impregnada de confianza y autoridad. -Soy Gabriel Castillo, ?qui¨¦n osar¨ªa maltratar a mi heredero? Evidentemente, Gabriel no era un hombre¨²n, y cualquiera que se atreviera a da?ar a su hijo estar¨ªa buscando su propia destri¨®n. Adem¨¢s, si confiaba en Sabrina para llevar a Romeo a su hogar, seguramente tendr¨ªa a alguien vigndo cada movimiento. Aunques condiciones ofrecidas resultaban tentadoras, ganar ese dinero no ser¨ªa tan sencilloo parec¨ªa. Sabrina, sin nada que ocultar, no sent¨ªa inquietud ante posibilidad de estar bajo vigncia. Sabrina formul¨® entonces pregunta decisiva: -?Cu¨¢ndoenzar¨ªa mis funciones? -Puedes empezar ahora mismo -respondi¨® Gabriel tras consultar su reloj-. Debo salir de ciudad por asuntosborales en breve. Regresar¨¦ el fin de semana. Mientras tanto, Romeo quedar¨¢ bajo tu cuidado. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?alguna otra inquietud? Si no hay m¨¢s preguntas, me retirar¨¦. -Una cuesti¨®n adicional -dijo Sabrina, observando a Romeo, quien permanec¨ªa inusualmente silencioso-. Parece que este ni?o no goza de plena salud. ?Existe algo que deba evitar o alguna precauci¨®n especial que deba considerar? Gabriel elev¨®s cejas con genuina sorpresa. -?Tienes conocimientos m¨¦dicos? -Estudi¨¦ medicina durante algunos a?os, as¨ª que poseo ciertaprensi¨®n sobre determinadas afiones infantiles. 20 Capitulo 30 Sabrina hizo una breve pausa antes de continuar: -A¨²n no conozco lo suficiente a Romeo. ?Podr¨ªa el se?or Castillo solicitar a persona que habitualmente lo cuida que me env¨ªe un documento detando sus rutinas y preferencias diarias? La mirada de Gabriel se intensific¨® s¨²bitamente, su expresi¨®n, anteriormente despreocupada, adquiri¨® un matiz de seriedad al examinar a Sabrina,o si percibiera bajo una nueva luz. Sabrina se sobresalt¨® ante aquel cambio en su mirada y pregunt¨® instintivamente: -Se?or Castillo, ?he dicho algo inapropiado? Capitulo 31 Gabriel desvi¨® mirada con sutileza. Chapter 31 Cap¨ªtulo 31 -No es eso, simplemente me sorprende el nivel de dedicaci¨®n que muestra por Romeo sin conocerlo a¨²n. Sabrina esboz¨® una sonrisa discreta, mientras sus ojos reflejaban una mez de determinaci¨®n y pragmatismo. -Considero que cualquier persona a quien el se?or Castillo ofreciera semejante suma, pondr¨ªa el mismo esmero en tarea. Dani, que permanec¨ªa atenta a conversaci¨®n, intervino con vivacidad: -?Totalmente cierto! Ni siquiera necesitar¨ªa ofrecerme el mill¨®npleto. Con cien mil pesos, yo tratar¨ªa a Romeoo si fuera un aut¨¦ntico pr¨ªncipe. Laisura de losbios de Gabriel se curv¨® en una sonrisa contenida, haciendo que el ¨¢mbar de sus ojos adquiriera un brillo magn¨¦tico. -Perfecto. Me encargar¨¦ de que reciba toda documentaci¨®n necesaria sobres rutinas y necesidades de Romeo. Dirigi¨® su mirada hacia el peque?o y su expresi¨®n se suaviz¨® imperceptiblemente. -Antes de marcharme, necesito intercambiar unas pbras en privado con mi hijo. Sabrina, captando indirecta, respondi¨® con naturalidad: -Esperar¨¦ a Romeo en el vest¨ªbulo. Tras pronunciar estas pbras, abandon¨® habitaci¨®n pa?ada de Dani, cerrando puerta tras es con delicadeza. Una vez que quedaron solos, Gabriel arque¨® una ceja inquisitiva. -?Est¨¢spletamente convencido de que es e indicada? Romeo, despoj¨¢ndose s¨²bitamente de aquel aire mnc¨®lico que lo caracterizaba, afirm¨® con voz firme: -Es e, sin duda. Quiero que sea mi mam¨¢. Gabriel se acarici¨® pensativamente el ment¨®n. -Si fuera cualquier otra mujer, ser¨ªa una cuesti¨®n senci. Incluso conpromisos familiares previos, una suma adecuada bastar¨ªa. Pero estamos hando de esposa de Andr¨¦... obtener su custodia no ser¨¢ una tarea senci. -No me importans dificultades -insisti¨® Romeo con obstinaci¨®n-. La quieroo mi madre. 16.08 Capitulo 31 -Tu suerte ha sido impecable ent¨® Gabriel con una sonrisa calcdora-. Hace apenas seis meses, tus posibilidades eran pr¨¢cticamente ns. Ahora,s circunstancias juegan a nuestro favor. -Durante este ¨²ltimo semestre,s iones de Andr¨¦ por su verdadero amor han sido de conocimiento p¨²blico. Parece que ambosparten gustos simres; incluso su propio hijo adora a esa mujer. -Adem¨¢s, Sabrina ha optado por vivir independientemente... Gabriel v¨® su mirada prante en Romeo-. Debes aprovechar esta coyuntura. Ya conoces los t¨¦rminos, ahora. depende enteramente de ti. El rostro de Romeo revel¨® una expresi¨®n calcdora, absolutamente ajena a inocencia infantil. -?Har¨¦ todo lo que est¨¦ en mi mano para conquista! -Excelente actitud -afirm¨® Gabriel, acarici¨¢ndole cabeza con un gesto deplicidad-. Cuando deseas algo intensamente, debes perseguirlo con determinaci¨®n. Incluso si... requiere emplear ciertas estrategias. Por cierto, a¨²n no me has revdo qu¨¦ cualidad te atrae tanto de e. Recientemente, Romeo hab¨ªa sido transferido a un exclusivo jard¨ªn de infancia. No tard¨® en manifestar su inter¨¦s por una mujer a que deseabao figura materna. Inicialmente, Gabriel sospech¨® que se trataba de alguna oportunista que hab¨ªa manipdo a su hijo. Sin embargo,s investigaciones revron que se trataba de esposa de Andr¨¦. Aparentemente, e llevaba una vida discretao ama de casa, con escasas apariciones p¨²blicas. Ens redes sociales no exist¨ªan registros fotogr¨¢ficos de su persona. Todos conoc¨ªan el matrimonio secreto de Andr¨¦, pero identidad de su esposa permanec¨ªa en el anonimato. ¨²ltimamente, los rumores sobre rci¨®n de Andr¨¦ con otra mujer hab¨ªan desatado una de espiones. Numerosos medios suger¨ªan que misteriosa esposa de Andr¨¦ podr¨ªa ser Araceli. -La observ¨¦ detenidamente durante varios d¨ªas -explic¨® Romeo-. Not¨¦ c¨®mo miraba a ese ni?o con una ternura ¨²nica. Ninguna otra madre mostraba esa expresi¨®n... Intu¨ª que as¨ª debe ser el amor maternal aut¨¦ntico. La noche hab¨ªa desplegado su manto cuando Dani detuvo el veh¨ªculo frente al edificio de Sabrina. 16:08 Capitulo 31 Romeo dorm¨ªa pl¨¢cidamente en el asiento trasero. Tras estacionar, Dani contempl¨® c¨®mo Sabrina extra¨ªa al peque?o con extrema delicadeza. -Sabrina, ?est¨¢spletamente segura de querer responsabilizarte de este ni?o? Aunque remuneraci¨®n sea generosa... Tengo el presentimiento de que su padre no es alguien con quien se pueda tomar a ligera. Si algo imprevisto le ocurriera al peque?o... dudo que te deje salir indemne. Con expresi¨®n impasible, Sabrina respondi¨®c¨®nicamente: -Soy consciente de ello. -?Y aun as¨ª has aceptado? Desde que oferta econ¨®mica hab¨ªa acado su inquietud inicial, Dani hab¨ªa estado reflexionando sobre diversos escenarios posibles. -Si el ni?o permanece en perfectas condiciones, todo marchar¨¢ sin contratiempos. Pero si surgiera alg¨²n percance, ?no recaer¨¢ toda responsabilidad sobre tus hombros? Sabrina exhal¨® un suspiro casi imperceptible. -Para serte franca, Dani, simplemente necesito algo que ocupe mi mente y mis d¨ªas. 16:08 Chapter 32 Cap¨ªtulo 32 Dani contempl¨® a Sabrina con genuina perplejidad. -?Buscas algo que hacer? ?En serio es esa tu motivaci¨®n? -As¨ª es -respondi¨® Sabrina con una sonrisa te?ida de amargura-. De pronto me encontr¨¦ cons manos vac¨ªas y mente inquieta. Necesito ocuparme en algo tangible y, siendo sincera, tambi¨¦n necesito ingresos propios. Hizo una breve pausa, mientras sus ojos reflejaban una determinaci¨®n creciente. -Andr¨¦ congel¨® mi eso financiero sin previo aviso. Aunque conservo algunos ahorros, mi socio desea establecer un estudio y los gastos iniciales son considerables. -?Ese desgraciado de Andr¨¦! ?Atreverse a cortarte los fondos! -exm¨® Dani, incapaz de contener su indignaci¨®n-. Durante a?os entregaste tu vida a esa familia y jam¨¢s recibiste ni el m¨¢s m¨ªnimo detalle. Ha derrochado m¨¢s en un simple espect¨¢culo de luces para Araceli que en toda una vida contigo. Sabrina exhal¨® con resignaci¨®n. -Cuando cuido a los hijos ajenos, obtengopensaci¨®n econ¨®mica. Pero al dedicarme a mi propia familia, lo ¨²nico que recibo es un bloqueo financiero. Dani, a¨²n soltera, sinti¨® un escalofr¨ªo ante perspectiva matrimonial que el testimonio de Sabrina pintaba con brutal honestidad. Y eso que su amiga se hab¨ªa unido a una dinast¨ªa adinerada dondes carencias materiales eran inexistentes. ¡°Si contrajera matrimonio con alguien de posici¨®n ordinaria", pens¨®, ¡°?acaso no tendr¨ªa que generar ingresos, mantener el hogar y criar a los ni?os simult¨¢neamente? ?Y por si fuera poco, soportar los reproches constantes tanto del padreo del hijo?" Mientras estas reflexiones absorb¨ªan, voz de Sabrina reson¨® nuevamente, sac¨¢nd de su ensimismamiento. -La verdadera fortaleza femenina radica en autonom¨ªa econ¨®mica y autoconfianza. Sin esos pres... incluso un hijo de tu sangre te mirar¨¢ sin el menor atisbo de respeto. Una verdad innegable y dolorosa. Dani asinti¨® con convi¨®n. -Yo tambi¨¦n estoy temporalmente desempleada. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en contactarme, a cualquier hora. -Dani, te lo agradezco profundamente. Con un gesto desenfadado, Dani rest¨® importancia a sus pbras. -Con nuestra historiapartida, ?c¨®mo puedes dirigirte a m¨ª con tanta formalidad? 16:08 Cap¨ªtulo 32 Tras despedirse afectuosamente de su amiga, Sabrina emprendi¨® el camino a casa con Romeo dormido en sus brazos. La ma?ana siguiente, Sabrina pa?¨® a Romeo a su centro educativo. Al descender pors escaleras del edificio, un elegante veh¨ªculo negro aguardaba junto a entrada, atrayendo miradas curiosas y murmullos de los transeuntes. Apenas los divis¨®, el conductor se aproxim¨® con presteza y se present¨® con deferencia. -Se?orita Ib¨¢?ez, le deseo un excelente d¨ªa. Soy el conductor asignado al joven se?or, responsable de su trado hacia y desde el centro educativo. Puede dirigirse a m¨ªo Gustavo. La s¨²bita aparici¨®n del ch¨®fer en el umbral de su residencia no provoc¨® menor alteraci¨®n en el semnte de Sabrina. -Agradezco tu dedicaci¨®n, Gustavo -expres¨® e con una sonrisa genuina. Gustavo abri¨® portezu del autom¨®vil con un movimiento fluido. -La se?orita Ib¨¢?ez posee una gentileza admirable. Transcurridos aproximadamente veinte minutos, Sabrina percibi¨® una inquietante familiaridad en ruta que Gustavo hab¨ªa selionado. Evocaba con precisi¨®n el trayecto hacia... instituci¨®n educativa de Thiago. -Gustavo, ?cu¨¢l es exactamente el centro educativo al que asiste Romeo? - pregunt¨® Sabrina, incapaz de contener su curiosidad. Romeo acababa de instrse en Cartagena, y el expediente que Gabriel le hab¨ªa proporcionado el d¨ªa anterior omit¨ªa el nombre de su instituci¨®n acad¨¦mica. -El Jard¨ªn Primero Real, ubicado a escasa distancia de nuestra posici¨®n actual - respondi¨® Gustavo con una sonrisa cordial. Un sutil pliegue de preocupaci¨®n atraves¨® frente de Sabrina. Thiago tambi¨¦n frecuentaba ese establecimiento. El Jard¨ªn Primero Real constitu¨ªa instituci¨®n preescr m¨¢s prestigiosa de Cartagena. La admisi¨®n trascend¨ªa los simples factores econ¨®micos o pol¨ªticos;s familias aceptadas generalmente ostentaban linajes distinguidos y conexiones societarias profundamente arraigadas. Sabrina hab¨ªa intuido que Gabriel no era un individuo ordinario, pero jam¨¢s imagin¨® que su trasfondo alcanzara tal magnitud. Sabrina escolt¨® personalmente a Romeo hasta el eso principal de instituci¨®n y le ofreci¨® consejo con instinto maternal: Cap¨ªtulo 32 -Si surge cualquier inconveniente,un¨ªcate inmediatamente con tu maestra. Comp¨®rtate adecuadamente con tuspa?eros y regresar¨¦ por ti cuando finalice jornada. Romeo asinti¨® con gesto solemne, volteando repetidamente mientras cruzaba el umbral del preescr. Sabrina permaneci¨® absorta en sus pensamientos. Cuando Thiago inici¨® su educaci¨®n formal, manifestaba id¨¦ntica reluctancia a separarse de e, exactamenteo Romeo en ese instante. Sin embargo, en alg¨²n punto indefinido del tiempo,s respuestas de Thiago a sus rendaciones maternales hab¨ªan transmutado de d¨®cil aceptaci¨®n a evidente fastidio. En ese preciso momento, una exmaci¨®n de asombro reson¨® a sus espaldas. -?Se?orita Ib¨¢?ez! ?Ha venido usted a visitar a Thiago? Sabrina gir¨® sobre sus talones y su coraz¨®n dio un vuelco al encontrarse frente a Thiago, Araceli y... Andr¨¦, quienes permanec¨ªan inm¨®viles a escasa distancia. Chapter 33 Cap¨ªtulo 33 Al ver escena, Sabrina sinti¨® una opresi¨®n asfixiante en el pecho que le rob¨® hasta el ¨²ltimo aliento. Durante los cinco a?os de matrimonio, Andr¨¦ jam¨¢s hab¨ªa pa?ado a Thiago al jard¨ªn de infantes, a pesar de sus m¨²ltiples invitaciones. Siempre se escudaba tras misma excusa: demasiado trabajo. La verdad quedaba ahora expuesta con brutal ridad: nunca hab¨ªa estado ocupado, simplemente no deseabapartir esos momentos con e. Thiago, con los p¨¢rpados ca¨ªdos y bostezando, evidenciaba otra noche de insomnio. Sin embargo, al escuchar voz de Araceli, sus ojos se abrieron s¨²bitamente, detectando presencia de Sabrina a escasa distancia. Araceli se inclin¨® hacia el peque?o con gesto c¨®mplice. -?Ves, Thiago? Te asegur¨¦ que se?orita Ib¨¢?ez no pod¨ªa estar verdaderamente enfadada contigo. M¨ªr, ha madrugado solo para verte. Un destello de satisfi¨®n ilumin¨® mirada del ni?o. Observando a Sabrina, adopt¨® una postura de falsa indiferencia. -No creas que tus artima?as funcionar¨¢n conmigo tan f¨¢cilmente. No obtendr¨¢s mi perd¨®n hasta que te disculpes con se?ora Vargas. Araceli dirigi¨® a Andr¨¦ una sonrisa triunfal. -Andr¨¦, parece que estrategia de Fabi¨¢n est¨¢ dando resultados. Andr¨¦ respondi¨® con un g¨¦lido asentimiento y se dirigi¨® a Sabrina con tono imperativo. -Araceli no ha estadoiendo bien ¨²ltimamente. Ve a prepararle alg¨²n remedio. Sabrina lo mir¨® con absoluta incredulidad y murmur¨® entre susbios carmes¨ª: -Has perdido cabeza. Araceli, asumiendo el papel de pacificadora, intent¨® suavizar tensi¨®n. -Se?orita Ib¨¢?ez, no prolongues esta disputa con Andr¨¦. Los problemas se resuelven dialogando. Despu¨¦s de tantos a?os sin trabajar, sin ingresos propios y acostumbrada a los lujos, seguramente est¨¢s pasando por momentos muy dif¨ªciles ahora, ?no es as¨ª? Su tono se torn¨® suplicante mientras continuaba: -Se?orita Ib¨¢?ez, ofr¨¦cele una disculpa a Andr¨¦. Thiago es apenas un ni?o, no deber¨ªan involucrarlo en conflictos adultos, ?no crees? El mensaje impl¨ªcito era transparente: acusaba a Sabrina de utilizar al peque?oo instrumento para captar atenci¨®n. 20:10 Cap¨ªtulo 33 La mirada cial de Andr¨¦ se v¨® en e sin piedad. -Si te disculpas con Araceli ahora mismo, podr¨¦ olvidar todo lo sucedido. Thiago tambi¨¦n arrug¨® el entrecejo, visiblemente contrariado. -Mam¨¢, no soy tu herramienta para conseguir atenci¨®n. Sabrina contempl¨® a los tres, unidoso una verdadera familia, y situaci¨®n le pareci¨® absurdamente surrealista. Cualquier observador externo los ver¨ªao una familia armoniosa, con e interpretando el papel de antagonista cruel. Araceli, con una aparente sinceridad de amiga preocupada, insisti¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, es preferible dejar este asunto de una vez. Sabrina esboz¨® una sonrisa g¨¦lida: -?Dejar el asunto? ?Bloquear mi tarjeta y exigirme disculpas es lo que mas "dejar"? ?Te gustar¨ªa experimentar ese tipo de resoluci¨®n, querida? Araceli separ¨® losbios, pero ninguna pbra acudi¨® en su defensa. En ese instante, Thiago se posicion¨® dnte de Araceli con determinaci¨®n, extendiendo sus brazos en actitud protectora y con expresi¨®n desafiante. -?No te atrevas a molestar m¨¢s a se?ora Vargas! Sabrina qued¨® genuinamente estupefacta. Durante todo este tiempo, aunque Thiago hab¨ªa buscado constantemente aprobaci¨®n de Araceli, jam¨¢s se hab¨ªa enfrentado a e de manera tan directa,o un adversario derado. No, eso no era cierto. La realidad era que, en innumerables ocasiones, e hab¨ªa sido primera en ceder y agachar cabeza, evitando precisamente esta confrontaci¨®n. Al observar mirada de Thiago, cargada de resentimiento, Sabrina titube¨® moment¨¢neamente, casi perdiendo el equilibrio. Un destello sombr¨ªo cruz¨® los ojos de Araceli, quien se adnt¨® aparentando querer sostener a Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez, cuidado-jah! Como si una fuerza invisible hubiera empujado, Araceli se precipit¨® hacia carretera. En ese preciso instante, un veh¨ªculo pasaba peligrosamente cerca. Araceli estaba a punto de caer sobre el asfalto y ser arroda cuando Andr¨¦, con reflejos sorprendentes, atrajo hacia su pecho. 30.10 Cap¨ªtulo 33 Los ojos de Araceli se anegaron instant¨¢neamente en l¨¢grimas, mientras su cuerpo temba visiblemente por el terror vivido. -Andr¨¦, yo... casi no vuelvo a verte... 20-103 Chapter 34 Cap¨ªtulo 34 Las l¨¢grimas descend¨ªan por sus mejiso un delicado torrente, transformando su semnte en una rosa abatida por el aguacero, vulnerable y desgarradoramente conmovedora. Andr¨¦ manten¨ªa una expresi¨®n imprable, sus ojos proyectaban un destello tan prante y afdoo el acero, v¨¢ndose directamente en Sabrina. -Andr¨¦, por favor, no culpes -suplic¨® Araceli aferr¨¢ndose a su brazo con visible desesperaci¨®n-. Fue mi torpeza, no pude mantenerme firme. Thiago se precipit¨® hacia ellos, con el rostro contra¨ªdo por preocupaci¨®n. -?Se encuentra bien, se?ora Vargas? -Estoy perfectamente... -intent¨® responder Araceli, esbozando una d¨¦bil sonrisa. Sus pbras quedaron suspendidas en el aire cuando su cuerpo se desvaneci¨® s¨²bitamente. Andr¨¦ apart¨® su atenci¨®n de Sabrina sin vacr. Tom¨® a Araceli entre sus brazos y avanz¨® apresuradamente hacia el veh¨ªculo estacionado. Thiago lo segu¨ªa con pasos acelerados. Ninguno de los dos dedic¨® siquiera una mirada fugaz a Sabrina. Contemndos siluetas de Andr¨¦ y Thiago alej¨¢ndose, Sabrina sinti¨® c¨®mo su coraz¨®n se precipitaba en un abismo insondable,o si estuviera sumergi¨¦ndose ens profundidades de un oc¨¦ano oscuro. Cerr¨® los p¨¢rpados, inhal¨® profundamente varias veces y, con pasos inseguros,enz¨® a alejarse lentamente del lugar. ... Sabrina hab¨ªa asumido que Gabriel le hab¨ªa ofrecido una generosapensaci¨®n porque Romeo representar¨ªa un desaf¨ªo considerable. Sin embargo, traspartir un d¨ªa con el peque?o, descubri¨® con asombro que cuidar de Romeo resultaba sorprendentemente sencillo. No manifestaba exigencias con alimentaci¨®n, aceptaba todo lo que se le ofrec¨ªa. Era un ni?o obediente y sosegado, jam¨¢s lloraba ni protagonizaba escenas, simplemente irradiaba una candidez angelical. Durante noche, apenas hab¨ªa logrado que Romeo conciliara el sue?o cuando su tel¨¦fonoenz¨® a vibrar insistentemente. Al responder, voz rmada de Dani emergi¨® desde el otro extremo de l¨ªnea. -Sabrina, ?qu¨¦ est¨¢s haciendo ahora mismo? ?Has revisados noticias? 20:10 Cap¨ªtulo 34 Tras cerrar cuidadosamente puerta del dormitorio de Romeo, Sabrina contest¨® en un susurro: ?? -Acabo de acostar a Romeo, ?qu¨¦ sucede? -?Te has convertido en tendencia! -?Tendencia? -cuestion¨® Sabrina desconcertada-. ?A qu¨¦ te refieres exactamente? -Alguien ha revdo tu identidad... Es demasiadoplejo para explicarlo brevemente, ?necesitasprobarlo por ti misma! Al finalizar mada, Sabrina, dominada por incredulidad, edi¨® inmediatamente as tendencias desde su celr. Tradicionalmente hab¨ªa mantenido un perfil discreto; a pesar de sus cinco a?os de matrimonio con Andr¨¦, raramente hab¨ªa aparecido junto a ¨¦l en eventos p¨²blicos. Exceptuando algunos allegados de Andr¨¦, pr¨¢cticamente nadie en aquel c¨ªrculo social reconoc¨ªa. "?C¨®mo podr¨ªa convertirme en tendencia?", se pregunt¨®. Con escepticismo, Sabrina edi¨® a si¨®n de tendencias en su tel¨¦fono. Un t¨¦rmino destacado en carmes¨ª intenso ocupaba primera posici¨®n del ranking. Al selionarlo, Sabrina se encontr¨® ante su propia imagen. [Desvndo a m¨ªtica se?ora Carvalho: historia ¨ªntima de se?orita Ib¨¢?ez] El titr encabezaba diversas fotograf¨ªas con una distintiva marca de agua y un texto detado. [El p¨²blico conoce sobradamente que el codiciado soltero de Bogot¨¢, Andr¨¦, vivi¨® un romance extraordinario. Hamos de se?orita Araceli, quien recientemente ha regresado al pa¨ªs] [Sin embargo, hace cinco a?os Andr¨¦ celebr¨® intempestivamente un matrimonio sin aparente justificaci¨®n. Recientemente, hemos descubierto que el motivo de aque precipitada uni¨®n fue un embarazo no nificado] [La esposa, evidentemente, es actual se?ora de Andr¨¦, Ib¨¢?ez] [Se rumorea que e, mediante artima?as indecorosas, sedujo a Andr¨¦, provocando su separaci¨®n de Araceli y obligando a esta ¨²ltima a exiliarse] [Hace poco, Araceli ha retornado para someterse a tratamiento por una enfermedad terminal. Los celos enfermizos de Ib¨¢?ez se manifestaron inmediatamente,enzando a hostigar a Araceli de m¨²ltiples maneras, llegando incluso a desear su pronto fallecimiento] Bajo narrativa se desplegaban diversas im¨¢genes y un video. Pr¨¢cticamente todass fotograf¨ªas mostraban empujando a Araceli, quien aparec¨ªa con los ojos anegados en l¨¢grimas, proyectando imagen de una criatura inocente gravemente 20:10 Cap¨ªtulo 34 Sabrina reprodujo el video, que iniciaba con sus propias pbras cargadas de emoci¨®n. -Mi atractivo evidentemente no puede rivalizar con el de se?orita. La hermana de Andr¨¦ te adora, sus amigos te veneran, Andr¨¦ y Thiago est¨¢npletamente cautivados por ti e incluso el destino... tambi¨¦n favorece a alguieno t¨². Chapter 35 Cap¨ªtulo 35 Las desgarradoras pbras de Araceli inundaron los altavoces del tel¨¦fono con su tonostimero. -Se?orita Ib¨¢?ez, aunque prefiera guard¨¢rselo,prendo mi situaci¨®n. Mi tiempo en este mundo se extingue d¨ªa a d¨ªa. -La se?orita Ib¨¢?ez tiene toda raz¨®n, lo que Andr¨¦ me entreg¨® fue una ilusi¨®n... lomento tanto... La secuencia cambi¨® abruptamente a im¨¢genes donde Sabrina supuestamente ¡°empujaba¡± a Araceli, seguido por angustiada disculpa de Araceli dirigida hacia e. El video conclu¨ªa con Araceli tambale¨¢ndose aque ma?ana, al borde de desplomarse y ser arroda por un veh¨ªculo. La si¨®n deentarios bajo tendencia estall¨® instant¨¢neamente. [?Dios m¨ªo! Araceli apenas tiene seis meses de vida y esta mujer le desea muerte. ?Qu¨¦ monstruosidad!] [Repugnante. Se meti¨® en su cama para escr socialmente. Esta "esposa leg¨ªtima" es despreciable. Quiz¨¢s enfermedad de Araceli tenga explicaciones m¨¢s siniestras...] [?Entonces esta pareja destinada fue separada por ambici¨®n de Ib¨¢?ez? ?Existe alguien tan ruin? ?Qu¨¦ desperdicio de apariencia agraciada!] [?Agraciada? ?Por favor! Un colega cirujano pl¨¢stico me confirm¨® que ese rostro est¨¢pletamente intervenido.] [?Pobre Araceli! No solo fue deszada por esta arribista, sino que casi termina con su vida.] [?Esto constituye intento de homicidio! ?Etiqueten as autoridades para que detengan a esta criminal!] [Mi coraz¨®n se rompe por Araceli, tan deslumbrante y dotada. ?Por qu¨¦ el destino le impuso esta enfermedad terminal? Pocos saben del prodigio que es con el viol¨ªn.] [Dicen que desde su matrimonio, Ib¨¢?ez abandon¨® cualquier ocupaci¨®n. ?Una simple mantenidaparada con brintez de Araceli!] Tras publicaci¨®n de esta noticia, avncha de ataques contra Sabrina se torn¨® despiadadamente unteral. Anteriormente, cuando surg¨ªan controversias medi¨¢ticas, siempre aparec¨ªan defensores tanto paras ¡°v¨ªctimas inmacdas"o para quienes cuestionaban su inocencia, pero en el caso de Sabrina, reinaba un silencio absoluto en su defensa. De pronto, Sabrina se transform¨® en el nco perfecto de indignaci¨®n colectiva. Examin¨® losentarios sin que su rostro traicionara emoci¨®n alguna. Cap¨ªtulo 35 Cerr¨® panta y respir¨® profundamente varias veces, analizando sus opciones. En ese preciso instante, su tel¨¦fono vibr¨® nuevamente. Observ¨® panta durante unos segundos antes de contestar. Del otrodo, voz prepotente de Fabi¨¢n reson¨® ramente. -Sabrina, Araceli ya recuper¨® consciencia. ?Andr¨¦ exige que te presentes inmediatamente en el hospital para disculparte! -No ir¨¦-respondi¨® e con absoluta serenidad. Fabi¨¢n solt¨® una carcajada cargada de desd¨¦n. -?Andr¨¦ advirti¨® que si te niegas, enfrentar¨¢ss consecuencias! -Dile a Andr¨¦ que haberme casado con ¨¦l es el mayor error que heetido en toda mi existencia -replic¨® Sabrina con voz g¨¦lida. Tras pronunciar estas pbras, cort¨®unicaci¨®n y apag¨® su dispositivo. Al amanecer siguiente, despu¨¦s de una noche de furia colectiva, el esc¨¢ndalo sobre Sabrina hab¨ªa alcanzado proporciones desmesuradas. En cuesti¨®n de horas, Sabrina se hab¨ªa convertido en una "figura p¨²blica" en el universo digital. Naturalmente, del tipo que adquiere notoriedad por razones indeseables. Cuando el sol despunt¨®, Sabrina se levant¨® puntualmente para preparar los alimentos matutinos de Romeo,o si ninguna tormenta sacudiera su mundo. Llegado el momento de acudir al colegio, descendi¨® pa?ada del peque?o. Sin embargo, apenas cruzaron el umbral del edificio, un proyectil vol¨® hacia e. -?Sabrina, maldita v¨ªbora, asesina! ?C¨®mo te atreves a seguir respirando entre nosotros? Por instinto, Sabrina intent¨® esquivar el ataque, pero divis¨® a Romeo junto a e. Si e se apartaba, el peque?o recibir¨ªa el impacto directamente. Permaneci¨® inm¨®vil, mordi¨¦ndose elbio mientras proteg¨ªa a Romeo entre sus brazos. -?Paf! Un huevo se estrell¨® contra su frente, desliz¨¢ndose viscosamente por su rostro. Un grupo de j¨®venes elegantemente vestidas se aproxim¨® con determinaci¨®n. Cada una portaba verduras putrefactas, huevos, tomates y botes de agua. Al divisar silueta de Sabrina,enzaron anzarle sus proyectiles con furia desatada. -?Maldita desgraciada! ?Casi provocas que nuestra adorada Araceli se ahogue, ojal¨¢ desaparezcas! -?Aberraci¨®n quir¨²rgica! Si los hombres contemran tu verdadero rostro, morir¨ªan de espanto. Chapter 36 Cap¨ªtulo 36 -?Los asesinos merecen ser ejecutados sin piedad! -vocifer¨® una des j¨®venes. Las atacantes irradiaban una furia visceral. Sus miradas centelleaban con odio y sus rostros se contorsionaban en muecas de desprecio,o si ansiaran desgarrar a Sabrina con sus propias manos. Para cualquier observador casual, parecer¨ªa que Sabrina era n¨¦mesis que hab¨ªa arrebatado vida de sus seres m¨¢s queridos. Al estudiars expresiones desencajadas de aques personas, Sabrina dedujo que se trataba de seguidoras ac¨¦rrimas de Araceli. No sol¨ªa frecuentars redes sociales, y hasta entonces desconoc¨ªa que Araceli hubiera cultivado una base de admiradores tan fervientes. Apenas ayer hab¨ªa descubierto que los seguidores de Araceli se contaban por millones. Su imagen de vulnerabilidad cautivadora, su virtuosismo con el viol¨ªn y el rto de c¨®mo, pese a su enfermedad terminal, enfrentaba cada d¨ªa con inquebrantable vitalidad, le hab¨ªan granjeado una legi¨®n de admiradores incondicionales. En apenas seis meses, notoriedad de Araceli hab¨ªa escdo hasta equipararse con de figuras de segundo nivel en industria del entretenimiento. Que una persona ordinariao Araceli alcanzara semejante renombre evidenciaba existencia de alguien orquestando meticulosamente su ascenso desdes sombras. Y ese alguien no era otro que Andr¨¦. Araceli hab¨ªa firmado contrato con una agencia medi¨¢tica perteneciente al Grupo Carvalho. Andr¨¦ nunca desminti¨® los rumores rom¨¢nticos que vincban con Araceli, justific¨¢ndole a e que era una estrategia para construir su imagen p¨²blica y acrecentar su popridad. "El anhelo final de Araceli es convertirse en una celebridad", le hab¨ªa explicado Andr¨¦. Y dada premura impuesta por su deteriorada salud, no pod¨ªa permitirse el lujo de cultivar seguidores gradualmente. El esc¨¢ndalo constitu¨ªa v¨ªa m¨¢s expedita para captar atenci¨®n colectiva. Tras enterarse, Sabrina, aun en desacuerdo, opt¨® por resignaci¨®n. Rara vez prestaba atenci¨®n al mundo digital, y jam¨¢s anticip¨® que en apenas unos meses, Araceli acumr¨ªa semejante s¨¦quito de devotos. Al encontrarse frente a aque turba enardecida, Sabrina tom¨® una decisi¨®n instant¨¢nea y entreg¨® a Romeo al chofer. -Gustavo, ll¨¦vate a Romeo inmediatamente. Gustavoprendi¨® que aques personas persegu¨ªan a Sabrina y que cualquier demora 20:10 podr¨ªa poner en riesgo al peque?o. Asinti¨® con determinaci¨®n y alz¨® a Romeo en brazos. -Joven se?or, debemos marcharnos ahora. Sin embargo, Romeo se resist¨ªa obstinadamente. -?No! La se?ora Ib¨¢?ez est¨¢ amenazada. No puedo abandona as¨ª. Estas pbras inundaron el coraz¨®n de Sabrina con una calidez inesperada. Su esposo e hijastro tratabano a una adversaria. Pero este ni?o, con quien apenas hab¨ªa convivido dos d¨ªas, se negaba a deja desprotegida. -Romeo, por favor, adel¨¢ntate -murmur¨® Sabrina con voz serena-. Puedo arrer esto s. Si permaneces aqu¨ª, solo conseguir¨¢s que me preocupe tambi¨¦n por tu bienestar. La angustia briba intensamente en los ojos del peque?o. -Pero... Sabrina se mantuvo firme: -Vete ya. Conf¨ªa en que sabr¨¦ manejar esta situaci¨®n. Romeoprendi¨® entonces su limitaci¨®n infantil; no solo ser¨ªa incapaz de auxiliar a Sabrina, sino que entorpecer¨ªa sus movimientos. Momentos antes, si se?ora Ib¨¢?ez se hubiera apartado, aquel huevo lo habr¨ªa impactado a ¨¦l directamente. Gustavo subi¨® a Romeo al veh¨ªculo y partieron velozmente. Apenas el auto se puso en marcha, Romeo extrajo su tel¨¦fono m¨®vil y contact¨® a Gabriel. [Pap¨¢, Sabrina est¨¢ bajo ataque. Es tu oportunidad perfecta para convertirte en su caballero salvador.] Justo cuando el autom¨®vil de Romeo se alejaba, otra agresoranz¨® una bote con fuerza. -?Pum! El proyectil impact¨® certeramente contra cabeza de Sabrina. Un velo de oscuridad nubl¨® su visi¨®n, casi provoc¨¢ndole un desmayo. Un hilo de sangreenz¨® a descender lentamente por su frente, ti?endo su blusa con manchas carmes¨ª. La multitud, hasta entonces envalentonada, pareci¨® congrse ante visi¨®n de sangre, quedando s¨²bitamente silenciada. Aquellos valientes guerreros digitales, tan audaces tras un tedo, palidecieron al contemrs consecuencias reales de sus actos. Capitulo 36 En ese preciso instante, un lujoso sed¨¢n negro de edici¨®n limitada se aproxim¨® pausadamente desde distancia. Al percibir llegada de un desconocido, el grupo se inquiet¨® visiblemente y, sin saber qui¨¦n lo inici¨®, alguien grit¨® "?Escapen!", provocando que turba se disolviera en cuesti¨®n de segundos. Sabrina se llev¨® mano a herida; sus dedos quedaron empapados en sangre. El veh¨ªculo negro fren¨® bruscamente junto a e. La ventani descendi¨® con suavidad mec¨¢nica, revndo un rostro masculino de fiones perfectas y tez p¨¢lida. La mirada g¨¦lida e impasible del hombre recorri¨® el rostro ensangrentado de Sabrina. -Sabrina, prendes ahora d¨®nde radic¨® tu error? Chapter 37 Cap¨ªtulo 37 Al ver que e estaba herida y sangrando, primera rei¨®n de Andr¨¦ no fue de preocupaci¨®n. -?Sabes en qu¨¦ te equivocaste? Incluso un desconocido, al ve en ese estado, se habr¨ªa acercado para preguntarle si estaba bien. Pero su propio esposo segu¨ªa esperando que e se rindiera y admitiera su culpa. Sabrina no pudo evitar soltar una carcajada amarga que reson¨® en el aireo cristal quebrado. -?De qu¨¦ te r¨ªes? -Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, su voz destba impaciencia. Sabrina se limpi¨® sangre de frente. Las hojas de lechuga podridas y los restos del huevo adheridos a su ropa le daban un aspectomentable que contrastaba con dignidad de su mirada. -Me r¨ªo de que todos mis esfuerzos durante estos a?os han sidopletamente en vano. Decidi¨® no intentar arrerse m¨¢s. Mir¨® a Andr¨¦ dentro del lujoso coche, con una expresi¨®n imprable, y continu¨®: -?Es esta tu estrategia para hacer que me arrepienta? ?Permitir que me destrocen en redes, que una turba me acorraleo a un animal, todo para vengar a tu querida Araceli? Andr¨¦ permaneci¨® en silencio unos segundos, sus ojos evalu¨¢nd con frialdad calcda. -?Realmente crees que yo orquest¨¦ todo esto? -?Qui¨¦n m¨¢s podr¨ªa ser? -Sabrina esboz¨® una sonrisa desprovista de humor-. Me mud¨¦ a una casa nueva. Incluso con una investigaci¨®n exhaustiva, nadie habr¨ªa descubierto mi diri¨®n con tanta rapidez y precisi¨®n. ?Qui¨¦n m¨¢s tiene ese poder sino t¨²? ?No fue Fabi¨¢n quien me advirti¨® que me arrepentir¨ªa? Sus ojos se varon directamente en los de Andr¨¦, desafiantes a pesar de su vulnerabilidad f¨ªsica. -Si tanto te preocupa el sufrimiento de Araceli, ?por qu¨¦ no solicitas el divorcio? Si te divorcias, ustedes dos podr¨ªan exhibir su rci¨®n abiertamente. Un destello de ira atraves¨® el rostro habitualmente contrdo de Andr¨¦. -Sabrina, te he explicado innumerables veces que Araceli y yo no tenemos rci¨®n que insistes en imaginar. ?Podr¨ªas, por una vez, dejar de crear esc¨¢ndalos innecesarios? -Si no te divorcias, entonces prep¨¢rate para que siga creando esc¨¢ndalos -replic¨® Sabrina con tono mordaz. 20:10 1 Los ojos de Andr¨¦ se tornaron g¨¦lidos, reflejando un desd¨¦n que ya ni siquiera intentaba disimr. -?Vas a persistir en esta obstinaci¨®n absurda? -S¨ª-respondi¨® Sabrina sin titubear. Andr¨¦, consumido por furia, dej¨® escapar una risa sarc¨¢stica que cort¨® el aireo una navaja. -Muy bien. Espero que nunca llegue el d¨ªa en que necesites mi ayuda. Tras pronunciar estas pbras, el veh¨ªculo de Andr¨¦ aceler¨® bruscamente, dejando a Sabrina s en acera. Transcurrieron veinticuatro horas m¨¢s, y controversia alrededor de Sabrina no mostr¨® signos de disminuir. Andr¨¦ no emiti¨® deraci¨®n alguna para defende ni para detener avncha de noticias difamatorias, lo cual, aparentemente, constitu¨ªa una actitud de consentimiento t¨¢cito, convirtiendo a Sabrina en una paria social ante los ojos del p¨²blico. Aunque Andr¨¦ mantuvo su silencio, Araceli public¨® un mensaje en redes. [El incidente de mi hospitalizaci¨®n no tiene rci¨®n alguna con se?orita Ib¨¢?ez. Lo del empuj¨®n fue un idente y ya hemos llegado a un acuerdo. No tengo intenci¨®n de responsabilizar a se?orita Ib¨¢?ez por lo sucedido.] [En cuanto a los rumores sobre que se?orita Ib¨¢?ez me arrebat¨® a mi novio, eso pertenece al pasado. Les ruego que no contin¨²en mencion¨¢ndolo.] Este mensaje desencaden¨® un aut¨¦ntico tsunami ens redes sociales. El asunto de empujar a Araceli al agua supuestamente ya estaba resuelto, pero al afirmar que no buscaba responsabilizar a Sabrina, Araceli impl¨ªcitamente confirmaba que Sabrina efectivamente hab¨ªa empujado al agua. Y al referirse a "cosas del pasado" sin arar los hechos, solo reforzaba percepci¨®n de que Sabrina hab¨ªa sido amante que se impuso en una rci¨®n establecida. Sin embargo, tanto Aracelio Andr¨¦ y Fabi¨¢n conoc¨ªan perfectamente verdad. Cuando Sabrinaenz¨® su rci¨®n con Andr¨¦, ¨¦l y Araceli ya hab¨ªan terminado. Durante ese periodo, surgieron espiones sobre un supuesto romance entre Sabrina y Marcelo. Marcelo, reconocido por su extraordinario atractivo y talento excepcional, era considerado un prodigio en el mundo musical. Pero al verse vincdo con una mujer casada, esposa de Andr¨¦, tambi¨¦n se convirti¨® en Cap¨ªtulo 37 nco de cr¨ªticas despiadadas. La situaci¨®n, lejos de mejorar, seplic¨® a¨²n m¨¢s. A cascada de infortunios que atormentaban a Sabrina, se sum¨® inesperada visita de polic¨ªa. -Se?orita Ib¨¢?ez, hemos recibido una denuncia que implica en un presunto intento de homicidio. Le solicitamos que nos pa?e aisar¨ªa. Sabrina fue conducida a una austera s de interrogatorios para ser sometida a un extenso cuestionamiento. Aunque en inte proliferaban toda se de teor¨ªas conspirativas y exigencias de pena capital,s meras suposiciones no pod¨ªan transformarse en evidencias concluyentes. Simr a lo ocurrido cuando Araceli cay¨® al agua o casi fue atropeda; resultaba imposible demostrar que Sabrina hab¨ªa intentado asesina deliberadamente. El interrogatorio se extendi¨® imcablemente desdes primeras horas de ma?ana hasta bien entrada noche. Finalmente, los interrogadores, incapaces de obtener informaci¨®n incriminatoria adicional, se vieron obligados a libera. Al abandonar s de interrogatorios, un joven oficial se aproxim¨® apresuradamente al interrogador principal y le susurr¨® algo al o¨ªdo con expresi¨®n inquieta. El interrogador frunci¨® levemente el ce?o y pregunt¨® en voz baja: -?Est¨¢spletamente seguro? Chapter 38 Cap¨ªtulo 38 El joven oficial confirm¨® con un asentimiento firme. El interrogador escrut¨® a Sabrina con mirada prante tras recibir informaci¨®n. -Se?orita Ib¨¢?ez, ha surgido un nuevo testigo y este asunto requiere mayor investigaci¨®n. Lamento informarle que por ahora deber¨¢ permanecer bajo nuestra custodia. ?Un testigo? Sabrina tens¨® mand¨ªb. Si realmente existiera alguien que pudiera testificar, este circo no habr¨ªa llegado tan lejos. La repentina aparici¨®n de un testigo precisamente ahora... Una sensaci¨®n g¨¦lida se apoder¨® de su cuerpo. Comprendi¨® estrategia con dolorosa ridad: alguien conoc¨ªa perfectamente su situaci¨®n y hab¨ªa enviado deliberadamente a una persona para incrimina en este momento preciso, buscando su condena. ¡°Qu¨¦ calcdora frialdad. Esta persona no tiene l¨ªmites." El interrogador mantuvopostura profesional frente a e. -Se?orita Ib¨¢?ez, le pido que coopere con nuestra investigaci¨®n. Sabrina recuper¨® el control de sus emociones con rapidez estudiada. -?Puedo saber identidad de ese supuesto testigo? -Lomento -respondi¨® el oficial negando con cabeza-. Para garantizar seguridad del derante, no podemos revr su informaci¨®n. Si tiene objeciones, puede contactar a un abogado o solicitar a alg¨²n conocido que gestione una fianza. Todo hab¨ªa sucedido con tal precipitaci¨®n que ni siquiera hab¨ªa tenido tiempo de buscar representaci¨®n legal. Repas¨® mentalmente sus opciones: Marcelo estaba atrapado en el mismo vendaval medi¨¢tico que e, resultaba imposible recurrir a ¨¦l. Dani, con su naturaleza ingenua, ser¨ªa presa f¨¢cil para Andr¨¦; cualquier pbra imprudente podr¨ªa volverse en su contra y arrastrar a su amiga a este abismo. ?Y Andr¨¦? ?Esperaba que e se arrodira admitiendo culpas imaginarias, o seguir¨ªa alimentando sospechas para mantene encerrada indefinidamente? Una sonrisa cargada de iron¨ªa se dibuj¨® en su rostro. -Comprendo situaci¨®n -respondi¨® con serenidad, bajando susrgas pesta?as. El oficial estaba a punto de conduci a celda de detenci¨®n cuando una voz masculina, profunda y cautivadoraos notas de un violonchelo, reson¨® en el pasillo. -Se?orita Ib¨¢?ez, Sabrina alz¨® mirada, sorprendida. Un joven de camisa nca permanec¨ªa de pie a cierta distancia. Su rostro pose¨ªa una belleza 20:10 Cap¨ªtulo 38 innegable y emanaba un aura de despreocupada elegancia. El cuello ligeramente desabrochado acentuaba ese aire rebelde que lo caracterizaba. Susbios finos sosten¨ªan una sonrisa perfectamente calibrada, mientras sus ojos profundos evocaban p¨¦talos de durazno flotando sobre agua cristalina, igualmente seductores y misteriosos. -?Se?or Castillo? -exm¨® Sabrina con genuina sorpresa-. ?Qu¨¦ hace aqu¨ª? "?No regresar¨ªa hasta el fin de semana?" Gabriel esboz¨® una sonrisa ligera pero reconfortante. -Romeo me inform¨® sobre su situaci¨®n, se?orita Ib¨¢?ez. Romeo. El nombre provoc¨® una inesperada calidez en su pecho. Desde aquel huminte episodio con los huevos, hab¨ªa decidido que el muchacho regresara a casa. La incertidumbre sobre resoluci¨®n de sus problemas hac¨ªa demasiado peligrosa su cercan¨ªa. Mientras enfrentaba esta tormenta, Andr¨¦ y Thiago se hab¨ªan vuelto inalcanzables: ni una mada, ni un mensaje. En cambio, Romeo contactaba diariamente, preocup¨¢ndose sinceramente por su bienestar. Un virtual desconocido mostraba m¨¢s humanidad que su propio esposo e hijo, quienes aparentemente ten¨ªan tiempo de sobra para pasear con Araceli. -Cualquier cosa que necesites puede esperar -le asegur¨® Gabriel-. Primero salgamos de aqu¨ª. Ya cubr¨ª tu fianza, podemos irnos ahora. Sabrina guard¨® silencio unos instantes antes de asentir levemente. -Gracias. En una oficina al otrodo de ciudad, Iv¨¢n Silva entr¨® con pasos discretos. Encontr¨® a su jefe absorto ens im¨¢genes que mostraba televisi¨®n de panta na. La transmisi¨®n exhib¨ªa a Sabrina siendo atacada con huevos, rodeada por una turba hostil. La dignidad perdida en su rostro asemejaba a un animal acorrdo,pletamente expuesta a humici¨®n p¨²blica. Iv¨¢n desvi¨® mirada, inc¨®modo ante escena, y habl¨® en voz baja. -Se?or Carvalho, hace poco se?orita Ib¨¢?ez fue llevada a interrogatorio. Seg¨²n mis fuentes, un testigo ha presentado nuevas pruebas... Si nadie paga su fianza, probablemente permanecer¨¢ detenida. Vacil¨® brevemente antes de continuar. -?Deber¨ªamos enviar a alguien para gestionar libertad de se?orita Ib¨¢?ez? Andr¨¦ lo mir¨® con expresi¨®n indescifrable. -?Cu¨¢ndo ocurri¨® esto? Revis¨® su tel¨¦fono m¨®vil casio un acto reflejo. La panta permanec¨ªa vac¨ªa: ni madas perdidas, ni mensajes desesperados. "Si prefiere ser perseguida por opini¨®n p¨²blica y quedarse encerrada antes que reconocer su error, seguramente tampoco necesita ayuda de nadie." Susbios delgados dibujaron una sonrisa g¨¦lida. "?No es e tremendamente obstinada? Perfecto. Que resuelva esto por s¨ª misma." Chapter 39 Cap¨ªtulo 39 Al salir de estaci¨®n de polic¨ªa, el crep¨²sculo te?¨ªa el horizonte de tonos cobrizos. Sabrina mir¨® a Gabriel y pronunci¨® con voz tenue: -Se?or Castillo, gracias por su ayuda. -Romeo te aprecia bastante, consid¨¦ralo un beneficioboral -respondi¨® Gabriel esbozando una sonrisa sutil-. Respecto a esas publicaciones en inte, ?necesitas ques haga desaparecer? Los ojos de Sabrina se iluminaron con un destello de esperanza. -?El se?or Castillo tiene el poder para eliminar esas noticias? Gabriel arque¨® una ceja con elegante arrogancia. -?Qu¨¦ sucede? ?Dudas de mis capacidades? -El se?or Castillo seguramente ya conoce mi posici¨®n -dijo Sabrina-. Soy esposa de Andr¨¦, y familia Carvalho ejerce un dominio considerable en Cartagena. Lo que ¨¦l se propone hacer, muy pocos logran impedirlo. Gabriel mostr¨® un atisbo de sorpresa en su expresi¨®n. -?Crees que Andr¨¦ est¨¢ detr¨¢s de todo esto? Sabrina dej¨® escapar una risa cargada de amargura. -Aparte de ¨¦l, no imagino qui¨¦n m¨¢s tendr¨ªa motivos para orquestar algo as¨ª. Los ojos de Gabriel se desviaron levemente. La rci¨®n entre esta pareja parec¨ªa deteriorada m¨¢s all¨¢ de lo que hab¨ªa intuido. Sin necesidad de intervenci¨®n, ya se encontraban en pleno conflicto. Mientras organizaba sus pensamientos, Gabriel der¨®: -Si te hago una promesa, es porque tengo los medios para cumpli. La se?orita Ib¨¢?ez solo debe decidir si requiere mi asistencia o no. Sabrina respondi¨® con determinaci¨®n: -No es necesario suprimirs noticias, pero existe otro asunto en el que apreciar¨ªa ayuda del se?or Castillo. Gabriel manifest¨® genuino inter¨¦s. -Te escucho. Sabrina disminuy¨® el volumen de su voz y murmur¨® algo al o¨ªdo de Gabriel. Tras escuchar su propuesta, Gabriel solt¨® una risa suave. 20:11 -Astuto, verdaderamente astuto. Resulta mucho m¨¢s efectivo que simplemente eliminars publicaciones. No te preocupes, te brindar¨¦ mi apoyo en esto. Sabrina expres¨® con sinceridad: -Se?or Castillo, mi gratitud es inmensa en esta ocasi¨®n. Gabriel respondi¨® con gentileza: -Si realmente deseas agradecerme, se?orita Ib¨¢?ez, entonces cuida bien de Romeo. Sabrina asinti¨® ligeramente. -As¨ª lo har¨¦. Incluso si Gabriel no hubiera auxiliado, habiendo aceptado este empleo, tratar¨ªa a Romeo con consideraci¨®n que merec¨ªa. Gabriel consult¨® hora en su reloj. -Acabo de aterrizar y a¨²n no he tenido oportunidad deer. Si no tienes otrospromisos, ?te gustar¨ªa pa?arme a cenar? Dado que Gabriel le hab¨ªa hecho un favor considerable, Sabrina no pod¨ªa declinar invitaci¨®n. -De acuerdo, yo asumir¨¦ el costo esta vez. Gabriel sonri¨®cido. -Me parece justo. Tras cena, noche hab¨ªa desplegado ya su manto oscuro sobre ciudad. Sabrina, con el pretexto de dirigirse al ba?o, se acerc¨® a caja para liquidar cuenta. Justo cuando se dispon¨ªa a regresar, un destello cegador irrumpi¨® en su visi¨®n, y un grupo de reporteros, surgidos de nada, repentinamente cercaron. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?qui¨¦n es el caballero con quien acaba departir cena? ?Se trata de su amante? -Se?orita Ib¨¢?ez, ci rumores sobre su rci¨®n ambigua con Marcelo, ?acaso mantiene romances paralelos? -Se?orita Ib¨¢?ez, seenta que ascendi¨® mediante una rci¨®n extramatrimonial. ?No considera que interferir en rci¨®n ajena es moralmente reprochable? ?Comprende el significado de dignidad y el decoro? -Seg¨²n informantes confiables, fue conducida aisar¨ªa esta ma?ana para cborar en una investigaci¨®n. ?Es usted realmente responsable del homicidio? Estos periodistas formaron un c¨ªrculo imprable a su alrededor, bloqueando cualquier v¨ªa de escape. 313 20:11 Capitulo 39 Cuando Sabrina logr¨® reionar, situaci¨®n ya era incontrble. Sabrina frunci¨® el ce?o y der¨® con firmeza: -En los pr¨®ximos d¨ªas convocar¨¦ una conferencia de prensa y responder¨¦ a todas sus interrogantes en ese momento. Sin embargo, los reporteros persistieron imcables, continuando con sus preguntas incisivas mientras empujaban de undo a otro. Sabrina fue zarandeada por multitud de periodistas, pisotearon sus pies en repetidas ocasiones y en medio del tumulto le arrancaron un zapato. Sabrina hab¨ªa soportado un interrogatorio durante toda jornada. Su resistencia mental estaba al l¨ªmite y ahora, al verse rodeada por esa jaur¨ªa de periodistas, ansiedad y inquietud se apoderaban de e con renovada intensidad. Chapter 40 Cap¨ªtulo 40 Intent¨® apartar a jaur¨ªa de periodistas y escapar de aquel cerco humano, pero el c¨ªrculo que formaban semejaba una fortaleza imprable. -?Se?orita Ib¨¢?ez, responda a mi pregunta ahora mismo! -?Se?orita Ib¨¢?ez...! -?Se?orita Ib¨¢?ez...! Las voces estridentes de los reporteros zumbaban sin tregua en los o¨ªdos de Sabrina. En el tumulto, alguien empuj¨® con violencia haci¨¦nd caer bruscamente contra el suelo. Mientras Sabrina intentaba incorporarse con dificultad, una voz acusadora se alz¨® entre multitud: -?Miren! ?La ha golpeado! ?La se?ora Carvalho acaba de agredir a alguien! El origen de aque calumnia qued¨® an¨®nimo, pero bast¨® para que una lluvia de destellos fotogr¨¢ficos cayera sobre Sabrina, capturando su humici¨®n desde todos los ¨¢ngulos posibles. El mor ensordecedor y los rostros desconocidos que rodeaban se transformaron en una galer¨ªa de m¨¢scaras grotescas, asfixi¨¢nd bajo una de p¨¢nico creciente. De repente, una voz profunda y autoritaria cort¨® el aire. -Abran paso, ahora. Las cabezas giraron al un¨ªsono para descubrir imponente figura masculina que se ergu¨ªa tras ellos. Las pups de Sabrina se dtaron al reconocerlo. "Gabriel..." Aprovechando el moment¨¢neo desconcierto, el hombre se aproxim¨® con paso firme hacia Sabrina. Al observar su tobillo inmado, un destello de dureza atraves¨® sus profundos ojos negros. -Necesitas atenci¨®n m¨¦dica inmediata. Sin mediar m¨¢s pbras, Gabriel tom¨® en sus brazos con delicadeza. Los periodistas, al identificar a Gabriel, se reanimarono depredadores ante una nueva presa, abnz¨¢ndose hacia ellos con renovada energ¨ªa. Sin embargo, mera presencia magn¨¦tica de Gabriel estableci¨® una barrera invisible que los mantuvo a distancia, impidi¨¦ndoles repetir el acoso que hab¨ªan perpetrado contra Sabrina. -Se?or, ?podr¨ªa ararnos qu¨¦ tipo de v¨ªnculo mantiene con se?orita Ib¨¢?ez? ?Est¨¢ al tanto 20:11 D de sus presuntos romances simult¨¢neos? La mirada oscura de Gabriel se pos¨® sobre reportera, destndo un brillo cial que pr¨® hasta el fondo de su ser. -?Te atreves a interrogarme? La periodista, quien momentos antes hab¨ªa atacado a Sabrina, ten¨ªa instriones precisas: provocar el mayor da?o posible con sus pbras. Pero al enfrentarse a presencia avasadora de Gabriel, el aire abandon¨® sus pulmones, dej¨¢nd paralizada e incapaz de articr sonido alguno. El aura del hombre irradiaba tal intensidad que bajo el peso de su mirada sinti¨® que su coraz¨®n se deten¨ªa porpleto. Gabriel baj¨® vista hacia el tobillo de Sabrina y der¨® con firmeza: -Tienes una torcedura seria. Te llevar¨¦ al hospital ahora mismo. Sin esperar consentimiento, elev¨® con firmeza entre sus brazos. En ese preciso instante, otra voz masculina, serena y profunda, reson¨® en quietud nocturna. -Vaya, vaya. Parece que me he perdido todo un espect¨¢culo. Aque voz flu¨ªa con ridad cristalina, frescao un manantial de monta?a en pleno invierno. Todass miradas convergieron hacia el origen de aques pbras. Bajo el resndor teado de luna,s fiones del reci¨¦n llegado parec¨ªan esculpidas en m¨¢rmol. Observaba escena con calcda indiferencia, sus ojos oscuros bribano obsidianas sumergidas en aguas ciales, mientras susbios dibujaban una sutil curvatura que mezba desd¨¦n y arrogancia. Los periodistas quedaron petrificados ante visi¨®n. -?Andr¨¦? La elegante mujer que pa?aba a Andr¨¦ intervino con voz melodiosa pero firme: -Las acusaciones difundidas en redes sonpletamente infundadas. Les pido que cesen inmediatamente este acoso contra se?orita Ib¨¢?ez... Solo entonces los presentes repararon en presencia de Araceli junto a Andr¨¦. E era precisamente el epicentro del esc¨¢ndalo, y los reporteros hab¨ªan intentado entrevista sin ¨¦xito durante d¨ªas, frustrados por f¨¦rrea seguridad que proteg¨ªa el hospital donde se recuperaba. Antes de que pudieran reorganizarse para acorr, mirada cortante de Andr¨¦ los atraves¨® 20:11 Capitulo 40 El entusiasmo depredador en los rostros de los periodistas se congel¨® instant¨¢neamente. Andr¨¦ los observ¨® con una frialdad calcda mientras sentenciaba: -Damas y caballeros, el espect¨¢culo ha terminado por hoy. Chapter 41 Cap¨ªtulo 41 Los numerosos periodistas intercambiaron miradas c¨®mplices antes de dibujar en sus rostros sonrisas addoras que no alcanzaban sus ojos. -Ya que el se?or Carvalho lo dispone, acatamos sus deseos sin objeci¨®n alguna. Abandonaron el lugar con premura, sin atreverse siquiera a permanecer ocultos para capturar im¨¢genes furtivas. ?Qui¨¦n era Andr¨¦ Carvalho? Cualquiera que osara desafiarlo no podr¨ªa mantenerse a salvo en esta ciudad. Una vez que los periodistas se dispersaron, el ambiente se torn¨® mortecino. Al contemr a Sabrina refugiada en brazos ajenos, los ojos de Andr¨¦ se ensombrecieron, impregnando atm¨®sfera de una hostilidad tangible. Apenas separ¨® susbios para pronunciar dos pbras imcables. -B¨¢jate ahora. Ser sostenida por un desconocido ya provocaba en Sabrina una profunda iodidad. Con su reputaci¨®n esparcidao p¨®lvora, lo ¨²ltimo que deseaba era arrastrar a Gabriel hacia aquel torbellino. -Perm¨ªteme bajar, por favor -musit¨® Sabrina con voz apenas audible. Gabriel, aparentemente inmune a expresi¨®n sombr¨ªa de Andr¨¦, respondi¨®: -Imposible. Tu tobillo est¨¢ lesionado y requieres atenci¨®n m¨¦dica inmediata. La mirada de Andr¨¦ permanec¨ªa vada en el rostro de Sabrina; sus profundos ojos, ahora convertidos en t¨¦mpanos, irradiaban una intensidad perturbadora. -Sabrina, te orden¨¦ que bajaras -cada sba cay¨®o una sentencia inapble. Andr¨¦ siempre hab¨ªa sido un maestro ocultando sus emociones; rara vez Sabrina presenciaba fisuras en su imperturbable fachada. Ahora, sin embargo, su mirada reflejaba un abismo de oscuridad, contempl¨¢ndoloso si observara algo profundamente detestable. Ante inmutabilidad de e, su semnte adquiri¨® un matiz a¨²n m¨¢s intimidante. Con pasos deliberadamente lentos,enz¨® a aproximarse hacia ellos. Andr¨¦ extendi¨® su mano para arrebatar a Sabrina. Gabriel intent¨® bloquearlo con su brazo, pero al sostener el peso de e, no logr¨® impedir i¨®n de Andr¨¦. Sabrina fue extra¨ªda de los brazos de Gabriel con un movimiento brusco. 13 20-11 E Caph ¨¦l apres¨® firmemente su mu?eca mientras giraba para marcharse. Al contacto con el suelo, el tobillostimado de Sabrina protest¨® con un dolor punzante. S¨²bitamente, su mano libre fue capturada por alguien m¨¢s. Andr¨¦ detuvo su avance y enfrent¨® a Gabriel con voz impregnada de desd¨¦n. -Su¨¦lt inmediatamente. Gabriel esboz¨® una sonrisa despreocupada que no alcanz¨® sus ojos. -Esa exigencia deber¨ªa pronuncia yo. Andr¨¦, con actitud desde?osa, replic¨®: -?T¨²? ?Te consideras merecedor? Gabriel emiti¨® una risa suave pero firme: -Si soy merecedor o no, no es decisi¨®n tuya. Lo verdaderamente relevante es... lo que Sabrina determine. Gabriel dirigi¨® su mirada hacia e, suavizando notablemente su tono. -Sabrina, ?deseas partir con ¨¦l? "Sabe perfectamente que me ha as¨ª para provocarlo", pens¨® Sabrina, consciente de intenci¨®n de Gabriel. Sus ojos se posaron en Araceli, quien observaba a distancia prudente. Andr¨¦ y e hab¨ªan emergido juntos del restaurante. Probablemente acababan departir una cena ¨ªntima donde, de paso, le habr¨ªa rtado sobre el incidente de Sabrina, buscando arrancar una sonrisa c¨®mplice de su pa?ante especial. La expresi¨®n de Sabrina se transform¨® en una m¨¢scara de indiferencia calcda mientras se dirig¨ªa a Gabriel, ignorando deliberadamente a Andr¨¦. -Mi tobillo est¨¢ lesionado, se?or Castillo. ?Ser¨ªa tan amable de conducirme al hospital? La sonrisa en los ojos de Gabriel se amplific¨® con evidente satisfi¨®n. -Entre nosotros, jam¨¢s existe inconveniente alguno. Andr¨¦ exhibi¨® abierta incredulidad mientras espetaba: -Sabrina, no pretender¨¢s involucrarte nuevamente con este individuo. Sabrina frunci¨® el ce?o con manifiesto disgusto. -El se?or Carvalho demuestra una curiosidad sorprendente. Nunca protagonic¨¦ esc¨¢ndalo alguno con el se?or Castillo, ni mantuve v¨ªnculo inapropiado con ¨¦l. Compartimos unaida casual y, al encontrarme en dificultades, me brind¨® su ayuda... ?En percepci¨®n del se?or Cap¨ªtulo 41 Carvalho, eso constituye una rci¨®n indebida? Sabrinanz¨® una mirada cial hacia Araceli. -?Acaso conversar con un hombre significa autom¨¢ticamente mantener un v¨ªnculo impropio...? ?Se?or Carvalho, est¨¢ proyectando sus propias iones hacia los dem¨¢s? Chapter 42 Cap¨ªtulo 42 Gabriel esboz¨® una sonrisa cargada de intenci¨®n, sus ojos brindo con desaf¨ªo. -Se?or Carvalho, mientras Sabrina era atacada, usted briba por su ausencia... ?y ahora pretende arrebatarme el m¨¦rito de habe socorrido? La mirada de Andr¨¦ se ensombreci¨®o un cielo antes de tormenta, su silencio m¨¢s elocuente que cualquier respuesta. Araceli se apresur¨® a intervenir, su voz destndo una falsa preocupaci¨®n. -Andr¨¦ acaba de llegar hace unos minutos, no es que no quisiera ayudar a se?orita Ib¨¢?ez... Losbios de Gabriel se curvaron con sutil iron¨ªa. -Cuando los periodistas abordaron a se?orita, el se?or Carvalho no dud¨® en reprender a uno de ellos, pero cuando esas mismas personas difamaron a Sabrina, no escuch¨¦ al se?or Carvalho defender a su esposa con una s pbra. Araceli, visiblemente alterada, frunci¨® el ce?o y respondi¨® con veneno apenas disimdo. -Algunas afirmaciones fueron confirmadas por propia se?orita Ib¨¢?ez, no son calumnias. Si el se?or Castillo duda de mis pbras, puede pregunt¨¢rselo directamente a e. Gabriel ignor¨® deliberadamente, vando su mirada directamente en Andr¨¦. -Se?or Carvalho, parte usted tambi¨¦n esa opini¨®n? Los ojos de Andr¨¦, profundoso pozos sin fondo, se fijaron ¨²nicamente en Sabrina. -?Vas a bajar o no? Las pbras de Gabriel parecieron deslizarse sobre ¨¦l sin provocar menor rei¨®n. -Se?or Castillo, le agradecer¨ªa que me llevara al hospital -pronunci¨® Sabrina con voz serena pero firme. Gabriel le dedic¨® una sonrisa c¨¢lida. -Ser¨¢ un honor asistirte, Sabrina. Gabriel levant¨® con delicadeza entre sus brazos y pas¨® junto a Andr¨¦, dejando tras de s¨ª una est de tensi¨®n. En as¨¦ptica s del hospital, el m¨¦dico examin¨® con detenimiento el pie de Sabrina. Afortunadamente, solo presentaba lesiones superficiales sin da?o ¨®seo. Gabriel sali¨® para atender una mada urgente, mientras Sabrina, recostada en Capitulo 42 Su mente arrastr¨® hacia pesadis inquietantes. "La sonrisa maliciosa de Araceli me persigueo una sombra venenosa". "Andr¨¦ y Thiago me empujan hacia un abismo sin fondo mientras sus rostros se distorsionan con crueldad". Sabrina despert¨® con un violento sobresalto. Su respiraci¨®n entrecortada y el sudor fr¨ªo que peba su frente revban el horror de sus sue?os. -?Pesadis? -una voz baja y fr¨ªa surgi¨® desde undo, mientras le ofrec¨ªa unas toas de papel inmacdamente ncas. Sabrinas acept¨® con un gesto autom¨¢tico. -Gracias. Se sec¨® el sudor de frente y, al girar cabeza, reconoci¨® aque figura alta que tanto conoc¨ªa. Su cuerpo se tens¨® involuntariamente, primero por sorpresa, luego por el desagrado. -?Qu¨¦ haces aqu¨ª? Andr¨¦ observ¨® frialdad manifiesta en el rostro de mujer y dej¨® escapar una risa cargada de amargura. -?Qu¨¦ ocurre, decepcionada por no encontrar a quien esperabas? -No ver a quien espero no representa ning¨²n problema -respondi¨® Sabrina con voz g¨¦lida-. Ver a quien no deseo ver, en cambio, resulta profundamente desagradable. Andr¨¦ estudi¨® detenidamente antes de derar: -Si est¨¢s dispuesta a disculparte, arar¨¦ p¨²blicamente que todo fue un malentendido. "?Disculparme?" Sabrina contuvo una carcajada ir¨®nica. -No heetido ninguna falta, ?por qu¨¦ deber¨ªa disculparme? Andr¨¦ no esperaba que, despu¨¦s de todo lo sucedido, e mantuviera esa obstinaci¨®n inquebrantable. Su voz adquiri¨® un matiz cortante. -Sabrina, ?a¨²n no reconoces tus errores? Sabrina cerr¨® el pu?o instintivamente con tanta fuerza que sus nudillos adquirieron una palidez extrema. Losentarios en l¨ªnea estaban destruyendo psicol¨®gicamente, y Andr¨¦ todav¨ªa esperaba que admitiera una culpa inexistente. Capitulo 42 La situaci¨®n rayaba en lo absurdo. -El mayor error de mi existencia fue aceptar convertirme en tu esposa. El rostro de Andr¨¦ se transform¨® en una m¨¢scara imprable. -Sabrina, ya es suficiente. Una risa desprovista de toda alegr¨ªa escap¨® de losbios de Sabrina. -Tienes raz¨®n, es suficiente. T¨² puedes seguir siendo un ciego que favorece a Araceli, pero yo no ser¨¦ m¨¢s ingenua que tolera semejante injusticia. La mirada de Andr¨¦ se oscureci¨®o un abismo. -Exiges demasiado. Chapter 43 Cap¨ªtulo 43 -?Cu¨¢nto m¨¢s puedo pedir, cuando tenerte a ti y a Araceli excede todo lo que jam¨¢s imagin¨¦? -respondi¨® Sabrina con amarga iron¨ªa. Alz¨® mirada hasta encontrarse con los ojos de Andr¨¦, sosteni¨¦nd con desaf¨ªo. -Porcer a tu adorada Araceli, le entregaste mi boda sin titubear. Para impulsar su carrera, desembolsaste cien milloneso si fueran calderi, pero luego no dudaste en congr mi tarjeta alegando que exijo demasiado. La voz de Andr¨¦ emergi¨®o un t¨¦mpano, carente de toda emoci¨®n. -Eso no justifica tu ensa?amiento constante contra Araceli. -Por supuesto -replic¨® Sabrina con mordacidad-. Todo es culpa m¨ªa por atreverme a cuestiona. La se?orita es intocable, un paradigma de virtud y pureza. Andr¨¦ percibi¨® el veneno destndo en cada pbra. Su ce?o se frunci¨®, convencido de que Sabrina hab¨ªa perdido toda capacidad de razonar. Cuando se dispon¨ªa a responder, e se adnt¨® con firmeza: -Espero que tanto el se?or Carvalhoo su protegida rectifiquen p¨²blicamente todass falsedades que ci sobre m¨ª ens redes. De lo contrario, no se sorprendan cuando vean desmoronarse su imperio. La mirada de Andr¨¦ se torn¨® insondable,o un abismo sin fondo. -?Desmoronarse? -Exactamente. ?Acaso el poderoso se?or Carvalho lo considera imposible? -Francamente, no creo que est¨¦s en posici¨®n de amenazar a nadie. Una sonrisa enigm¨¢tica se dibuj¨® en losbios de Sabrina mientras guardaba silencio. -Entonces, veamos qui¨¦n tiene raz¨®n. La conversaci¨®n se usur¨® una vez m¨¢s en un callej¨®n sin salida. Poco despu¨¦s de partida de Andr¨¦, Gabriel regres¨® para llevar a Sabrina a casa. Al d¨ªa siguiente, Sabrina condujo hasta escu para recoger a Romeo. Aunque tormenta medi¨¢tica segu¨ªa desatada con furia, Romeo llevaba d¨ªas sin ve y ansiaba reencontrarse con e. El simple pensamiento del ni?o inundaba el coraz¨®n de Sabrina con una calidez reconfortante. Inclusos heridas m¨¢s profundas de su alma parec¨ªan cicatrizar ligeramente ante esta perspectiva. 20:11 A esa hora, el tr¨¢fico se intensificaba considerablemente. Temiendo que Romeo pudiera inquietarse por espera, le envi¨® un mensaje. [Romeo, hay algo de congesti¨®n ens calles. Podr¨ªa retrasarme unos minutos, pero estoy en camino.] La respuesta de Romeo lleg¨® casi instant¨¢neamente. [No te preocupes, se?orita Sabrina. Esperar¨¦ lo necesario, solo conduce con precauci¨®n.] Una sonrisa genuina ilumin¨® el rostro de Sabrina. Record¨® c¨®mo, anteriormente, cada vez que Araceli sal¨ªa, Thiago acosaba con reproches por el m¨¢s m¨ªnimo retraso, incluso cuando llegaba puntual. En una ocasi¨®n, estando Sabrina con fiebre y tosiendo incesantemente, Thiago se limit¨® a mensajear a Araceli sin mostrar el menor inter¨¦s por su salud. Al aproximarse a una intersi¨®n, Sabrina se preparaba para girar cuando divis¨® un veh¨ªculo que se precipitaba directamente hacia e. Su expresi¨®n se transform¨® mientras giraba desesperadamente el vnte, pero colisi¨®n result¨® inevitable. El autom¨®vil impact¨® contra el suyo con violencia demoledora. -?Bam! El estruendo met¨¢lico reson¨® mientras Sabrina perd¨ªa brevemente consciencia debido al impacto. Desconoc¨ªa cu¨¢nto tiempo hab¨ªa transcurrido cuando, a trav¨¦s del cristal hecho a?icos, unos sollozosstimeros praron en su nebulosa mental, devolvi¨¦nd gradualmente a realidad. -Andr¨¦, gracias al cielo que llegaste... Esa novata imprudente apareci¨® de nada, ni siquiera intent¨® frenar... Cre¨ª que jam¨¢s volver¨ªa a verte... ?Buaaa! Con los p¨¢rpados entreabiertos y a trav¨¦s del parabrisas destrozado, Sabrina distingui¨® una silueta familiar extrayendo a Araceli del veh¨ªculo contiguo. "?Araceli? ?Fue e quien provoc¨® el idente?" La mujer lloraba desconsdamente, sus l¨¢grimas resbndoo cristales l¨ªquidos por sus mejis. Se abnz¨® sobre Andr¨¦, refugi¨¢ndose en sus brazos con teatral desesperaci¨®n. -Andr¨¦, estaba convencida de que morir¨ªa, el p¨¢nico me paralizaba... ¨¦l tranquiliz¨® con voz sosegada, casi ¨ªntima. -Ya pas¨® todo, est¨¢s a salvo. 20.11 Capitulo 43 El bullicio exterior era ensordecedor, con decenas de curiosos contemndo escena con morbosa fascinaci¨®n. Andr¨¦, sin dignarse siquiera a mirar hacia donde Sabrina permanec¨ªa atrapada, avanz¨® entre multitud dispuesto a llevarse a Araceli. Un humo denso y negroenz¨® a elevarse junto con mas amenazantes desde alg¨²n punto del veh¨ªculo. El prante hedor abustible provoc¨® que Sabrina tosiera violentamente. -?Cof, cof! Intent¨® liberarse con desesperaci¨®n, solo para descubrir que su pie estaba firmemente aprisionado entre los hierros retorcidos. Con movimientos fren¨¦ticos, extrajo su tel¨¦fono del bolsillo, dispuesta a solicitar auxilio. El fuegoenzaba a devorar el autom¨®vil imcablemente. Si contactaba con los servicios de emergencia, probablemente llegar¨ªan demasiado tarde para encontra con vida. 20:11 Chapter 44 Cap¨ªtulo 44 Sin tiempo para deliberar, el instinto primario de supervivencia guio sus dedos temblorosos hasta marcar el n¨²mero de Andr¨¦. Quiz¨¢s debido a inminente amenaza a su vida, los sentidos de Sabrina se agudizaron con una ridad sobrenatural. Percibi¨® el tono de mada familiar resonando desde donde se encontraba aquel hombre que alguna vez jur¨® protege. Sus manos, ba?adas en un sudor g¨¦lido, se tornaron resbdizas y pegajosas, provoc¨¢ndole una sensaci¨®n de angustia indescriptible. Sabrina v¨® su mirada en diri¨®n por donde Andr¨¦ hab¨ªa desaparecido, mientras sus dedos se cerraban involuntariamente alrededor del dispositivo. Los pasos firmes de Andr¨¦ se detuvieron abruptamente. Aunque esperanza que Sabrina depositaba en ¨¦l se hab¨ªa desvanecido hac¨ªa tiempo, en este momento donde muerte parec¨ªa inevitable, su coraz¨®n golpeaba contra su pecho con violencia desmedida. Andr¨¦ extrajo el celr de su bolsillo y, al identificar mada de Sabrina, su mirada adquiri¨® una profundidad insondable. Fue entonces cuando voz de Araceli atraves¨® el aire con perfecta ridad. -Es una mada de se?orita Ib¨¢?ez... Parece que ha reconsiderado su postura. Araceli dibuj¨® una sonrisa descolorida en su rostro angelical, mientras susurraba con una fragilidad calcda: -Andr¨¦, deber¨ªas responderle, Thiago necesita los cuidados de su madre... No te preocupes por m¨ª, estar¨¦ bien... de todas formas, mi tiempo en este mundo es limitado. La mirada de Andr¨¦ vacil¨® por un brev¨ªsimo instante antes de finalizar mada. -Primero te llevar¨¦ al hospital. Sin dedicar ni una mirada hacia el veh¨ªculo en mas, Andr¨¦ parti¨® llevando a Araceli en sus brazoso si fuera un tesoro invaluable. En ese preciso momento, mente de Sabrina se sumi¨® en un vac¨ªo absoluto. Su coraz¨®n recibi¨® el impacto de un golpe devastador,o si un martillo despiadado lo hubiera destrozado sin misericordia. Todo se desvaneci¨® ante sus ojos cuando inconsciencia finalmente rem¨®. -?Vaya, mujer que ingres¨® hoy es Araceli, el primer amor del se?or Carvalho! 13 Capitulo 44 -Es e, sin duda. Tendr¨ªas que haber visto expresi¨®n de angustia y devoci¨®n en el rostro del se?or Carvalho al trae... Almas destinadas a encontrarse, una verdadera l¨¢stima que no pudieran permanecer juntos. -Se rumorea que actual esposa se interpuso entre ellos, utilizando artima?as deplorables para separarlos y as¨ª asegurar su matrimonio con Andr¨¦. -Observ¨¦ c¨®mo el se?or Carvalho no se apart¨® ni un segundo de sudo... La adoraci¨®n en su mirada casi me provoca un desmayo... Reconozco que mis valores est¨¢n cuestionablementeprometidos, pero deseo fervientemente que el destino los re¨²na definitivamente. Sabrina recuper¨® consciencia en medio de aquellos cuchicheos mal disimdos. -Oh, se?orita ha despertado. Alguien advirti¨® que Sabrina hab¨ªa abierto los ojos, provocando un silencio repentino en habitaci¨®n. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?c¨®mo se encuentra ahora? Sabrina neg¨® suavemente con cabeza, mientras una sensaci¨®n vertiginosa se apoderaba de e. -Me siento... ligeramente desorientada. El m¨¦dico explic¨® con tono profesional: -Adem¨¢s de algunasceraciones superficiales, presenta una leve conmoci¨®n cerebral y un esguince menor en su tobillo. Deber¨¢ permanecer bajo observaci¨®n varios d¨ªas... Se?orita Ib¨¢?ez, por favor contacte a sus familiares para gestionar los gastos de hospitalizaci¨®n. "?Familia? Mi supuesta familia probablemente est¨¢ reunida alrededor de cama de Araceli, prodig¨¢ndole atenciones que jam¨¢s me ofrecer¨ªan a m¨ª." Losbios de Sabrina se curvaron en una mueca cargada de amargura. Tras un prolongado silencio cargado de resignaci¨®n, Sabrina finalmente realiz¨® una mada. Despu¨¦s de confirmar que Araceli se encontraba fuera de peligro y conseguir que finalmente se durmiera tras su incesante nto, Andr¨¦ regres¨® a mansi¨®n cuando el reloj ya marcaba medianoche. La residencia yac¨ªa sumida en una oscuridad imprable. Andr¨¦, masajeando sus sienes palpitantes por el cansancio, abri¨® puerta de rec¨¢mara principal. El dormitorio tambi¨¦n permanec¨ªa envuelto en tinies absolutas. Anteriormente, sin importar cu¨¢n tarde regresara, Sabrina siempre dejaba una l¨¢mpara encendidao silencioso gesto de bienvenida. 20:11 Cap¨ªtulo 44 Cuando escuchaba su llegada, se incorporaba inmediatamente para preguntarle si hab¨ªa cenado o si deseaba algo ligero paraer. Pero desde partida de Sabrina, esos peque?os rituales hab¨ªan desaparecido porpleto. Al principio, Andr¨¦ no percibi¨® cambio alguno en su rutina. Pero esta noche, por alguna raz¨®n inexplicable, una sensaci¨®n de vac¨ªo y frialdad se instal¨® en su interior. Andr¨¦ activ¨® bruscamente el interruptor de pared,o intentando espantar fantasmas invisibles. La intensa luz inund¨® cada rinc¨®n de habitaci¨®n. Sin embargo, aquel espacio, antes rebosante de vida, ahora permanec¨ªa irremediablemente vac¨ªo. Chapter 45 Cap¨ªtulo 45 Andr¨¦ evoc¨® s¨²bitamente mada de Sabrina durante el idente de Araceli. Aque notificaci¨®n que hab¨ªa ignorado por urgencia del momento, desech¨¢nd sin consideraci¨®n mientras socorr¨ªa a Araceli. Meditando sobre esto, marc¨® el n¨²mero de Sabrina con un movimiento mec¨¢nico. -Ring, ring, ring... El timbre se extendi¨® en el vac¨ªoo un eco sin respuesta, prolong¨¢ndose hasta que el sistema cort¨®unicaci¨®n autom¨¢ticamente. La preocupaci¨®n se dibuj¨® gradualmente en el rostro de Andr¨¦, profundizandos l¨ªneas de su ce?o. Intent¨® varias veces m¨¢s, obteniendo el mismo resultado desdor. "?Ser¨¢ su venganza por haber rechazado su mada esta tarde?" La voz de Fabi¨¢n reson¨® en su memoria: "Nunca consientas demasiado a una mujer". Quiz¨¢s hab¨ªa sido excesivamenteciente con Sabrina, permiti¨¦ndole esteportamiento desafiante que ahora se repet¨ªa. En habitaci¨®n est¨¦ril del hospital, el m¨®vil zumbaba sobre mesita de noche - Bzzz-, pero Sabrina yac¨ªa sumergida en un sue?o profundo, ajena a todo. No fue hasta ma?ana siguiente cuando descubri¨® secuencia de madas perdidas iluminando panta. Una sonrisa amarga curv¨® susbios mientras devolv¨ªa el aparato a mesita con indiferencia calcda. Media hora despu¨¦s, unos golpes firmes interrumpieron el silencio. Varios uniformados de polic¨ªa de tr¨¢nsito ingresaron para investigars circunstancias del idente. Sabrina narr¨® el incidente con precisi¨®n meticulosa. -Al dor en curva, el otro veh¨ªculo apareci¨® repentinamente sin reducir velocidad. Tras documentar su testimonio, uno de los oficiales inquiri¨® con tono neutral: -Se?orita Ib¨¢?ez, ?confirma que fue otra conductora quien impact¨®, y no al rev¨¦s? Sabrina percibi¨® inmediatamente sutil insinuaci¨®n en aque pregunta. -?Sucede algo? ?La otra persona niega haberme chocado? En estos incidentes, establecer responsabilidad resultaba crucial. El oficial respondi¨® sin rodeos: -Efectivamente. Dado que el sitio del idente es bastante aido y carece de sistemas de videovigncia, no podemos determinar responsabilidades a¨²n. Necesitamos contrastar 20:11 ambas deraciones. -?E tambi¨¦n est¨¢ internada en este hospital? -pregunt¨® Sabrina. -S¨ª, este centro m¨¦dico es el m¨¢s cercano al lugar del incidente -hizo una pausa significativa antes de continuar-. La otra conductora insiste en que usted provoc¨® colisi¨®n. Estamos buscando testigos y evidencias adicionales. Le notificaremos cuando tengamos resultados concretos. -Agradezco su dedicaci¨®n -respondi¨® Sabrina con cortes¨ªa medida. Los oficiales se retiraron prontamente. Mientras observaba su partida, una chispa de entendimiento ilumin¨® mirada de Sabrina. Jam¨¢s hab¨ªa cre¨ªdo en coincidencias tan perfectamente orquestadas. "?Qui¨¦n m¨¢s podr¨ªa ser sino Araceli?" Una estrategia para forzar a Andr¨¦ a elegir entre ambas se perfba con ridad perturbadora. En otra si¨®n del hospital, Iv¨¢n informaba discretamente a Andr¨¦: -Seg¨²n los oficiales, otra implicada tampoco admite responsabilidad, incluso afirma que se?orita fue quien provoc¨® el impacto... La zona es remota y sin vigncia. Si esperamos conclusi¨®n oficial, podr¨ªa demorarse considerablemente... Araceli, reclinada en cama hospitria, manifest¨® genuino temor al escuchar aques pbras. -Esa persona apareci¨®o una demente, sin aminorar velocidad. Deb¨ªa estar embriagada o lo hizo deliberadamente... Contemba su mano inmovilizada con yeso mientrass l¨¢grimasenzaban acumrse en sus ojos. -Deseaba ofrecer un concierto en mis ¨²ltimos d¨ªas, pero ahora dudo que mi mano se recupere... -He contactado al mejor equipo m¨¦dico para ti -der¨® Andr¨¦ con serenidad-. Conc¨¦ntrate en tu recuperaci¨®n. Me ocupar¨¦ de este asunto personalmente. Araceli neg¨® d¨¦bilmente, con el rostro ba?ado en l¨¢grimas: -Esa persona debe tener contactos importantes para eliminars grabaciones de seguridad... por eso no existe evidencia. Temo que todo quedar¨¢ impune... 00.11 Chapter 46 Cap¨ªtulo 46 -No te preocupes, no permitir¨¦ que esta situaci¨®n quede impune. Resolver¨¦ esto. Araceli esboz¨® una sonrisa entre l¨¢grimas. Conoc¨ªa perfectamente a Andr¨¦; ¨¦l jam¨¢s hac¨ªa promesas vac¨ªas y cuando daba su pbra, cumpl¨ªa sin excepci¨®n. Minutos despu¨¦s, Iv¨¢n se dirigi¨® hacia otra habitaci¨®n del hospital. Hab¨ªa localizado al conductor que colision¨® con Araceli. Un asunto de esta naturaleza normalmente no requerir¨ªa intervenci¨®n directa de Andr¨¦. Iv¨¢n golpe¨® suavemente antes de ingresar a habitaci¨®n. Mientras tanto, Andr¨¦ permanec¨ªa en el pasillo, intentando nuevamenteunicarse con Sabrina. Al igual que el d¨ªa anterior, el silencio fue su ¨²nica respuesta. Una sensaci¨®n de desasosiegoenz¨® a expandirse inexplicablemente en su interior. Cuando estaba a punto de realizar otro intento, observ¨® a Iv¨¢n emerger con un semnte perturbado. -?Por qu¨¦ has salido tan pronto? ?Contin¨²an negando responsabilidad? - pregunt¨® Andr¨¦, deteni¨¦ndose abruptamente. Iv¨¢n lo contempl¨® con evidente caut,o si sopesara sus pbras. Tras un momento de vi¨®n, respondi¨®: -Se?or Carvalho, creo que deber¨ªa verlo con sus propios ojos. Iv¨¢n era un asistente extraordinariamentepetente, y una situaci¨®n tan aparentemente simple no deber¨ªa representar un desaf¨ªo para ¨¦l. Si ahora suger¨ªa presencia personal de Andr¨¦, indudablemente se trataba de algo significativo. Andr¨¦ lenz¨® una mirada inquisitiva antes de abrir puerta y adentrarse en habitaci¨®n. Al identificar a mujer recostada en cama, su expresi¨®n se transform¨® en una m¨¢scara de asombro. -Sabrina, ?qu¨¦ haces aqu¨ª? Sabrina, previamente informada por Iv¨¢n sobre raz¨®n de visita de Andr¨¦, no mostr¨® sorpresa ante su aparici¨®n. Yac¨ªa sobre cama, con el rostro ligeramente demacrado y algunas heridas en frente que apenasenzaban su proceso de cicatrizaci¨®n. -?Por qu¨¦ estoy aqu¨ª, se?or Carvalho? ?No resulta esa pregunta redundante? Ustedprende mi presencia aqu¨ª mejor que yo misma, ?no es verdad? Andr¨¦ entrecerr¨® los ojos, escrut¨¢nd. -?La persona involucrada en el idente con Araceli... eres t¨²? -Efectivamente -respondi¨® Sabrina con un tono desprovisto de emoci¨®n. Andr¨¦prendi¨® instant¨¢neamente situaci¨®n. Sus ojos oscuros titbano mas vtes mientras observaba con una mez indescifrable de emociones. 20:11 Cap¨ªtulo 46 -?Estabas conduciendo cuando intentasteunicarte conmigo ayer? La voz de Sabrina emergi¨® suave, carente de cualquier inflexi¨®n emotiva. -Cuando rescataste a se?orita, mi pierna estaba atrapada entre los hierros retorcidos. Intent¨¦ marte para solicitar tu ayuda tambi¨¦n. Pero ¨¦l hab¨ªa terminado mada. Incluso si hubiera desviado moment¨¢neamente su mirada, "?Decepci¨®n? Ya no albergo expectativas hacia ¨¦l, por lo que decepci¨®n no es el t¨¦rmino adecuado. Pero experimentar el abandono en un momento cr¨ªtico entre -Lamento lo sucedido -pronunci¨® Andr¨¦ con tono grave-. Desconoc¨ªa tu presencia en el lugar. Sabrina esboz¨® una sonrisa tenue. -Ciertamente, ignorabas mi presencia. Supusiste que mi mada obedec¨ªa a alg¨²n asunto trivial, por eso desestimaste sin titubear. Porque... Sus ojos se encontraron con los de ¨¦l mientras articba cada pbra con precisi¨®n: -Ens profundidades de tu coraz¨®n, no represento alguien verdaderamente significativo. En aquel instante, cualquier justificaci¨®n resultar¨ªa insuficiente. Andr¨¦ permaneci¨® en absoluto silencio, carente de pbras. Sabrina cerr¨® moment¨¢neamente los ojos, y al abrirlos nuevamente, su mirada reflejaba una ridad desprovista de emoci¨®n. -Se?or Carvalho, si deseaunicarme algo, le agradecer¨ªa que fuera directo. Fue entonces cuando Andr¨¦ record¨® el motivo original de su b¨²squeda. -?Fuiste t¨² quien impact¨® contra Araceli? Chapter 47 Cap¨ªtulo 47 Sabrina se incorpor¨® ligeramente sobre almohada, su mirada impasible. -Fue e quien me embisti¨® a m¨ª. Andr¨¦ tens¨® mand¨ªb, sus hombros r¨ªgidos bajo el traje impecable. -Araceli asegura que fuiste t¨² quien se cruz¨® en su camino deliberadamente. Sabrina alz¨® el ment¨®n, sosteniendo mirada prante de Andr¨¦ con serena dignidad. -?Prefieres creer en pbra de se?orita sin cuestiona? Un silencio espeso inund¨® habitaci¨®n mientras Andr¨¦ sopesaba su respuesta. -Araceli no tendr¨ªa motivo alguno para provocar un idente contigo. -?Y yo tendr¨ªa motivos para causarlo con e? Andr¨¦ fij¨® su mirada en e, sus ojos negros convertidos en pozos insondables que parec¨ªan querer extraer verdad de sus pensamientos. -?Est¨¢s admitiendo que el idente con Araceli fue premeditado? -No. La habitaci¨®n volvi¨® a sumirse en un mutismo absoluto que parec¨ªa vibrar entre ellos. Transcurrieron varios minutos antes de que voz grave y aterciopda de Andr¨¦ rompiera aquel denso silencio. -Descansa por ahora. Investigar¨¦ el incidente exhaustivamente. Sabrina contempl¨® silueta del empresario alej¨¢ndose sin pronunciar pbra alguna. ¡°Si realmente confiara en m¨ª, jam¨¢s habr¨ªa formdo esas preguntas.¡± 11 Andr¨¦ no insisti¨® con el interrogatorio, no porque le otorgara credibilidad, sino porque pretend¨ªa recopr pruebas concluyentes primero. Apenas se cerr¨® puerta tras Andr¨¦, el tel¨¦fono de Sabrina vibr¨® con una mada de Marcelo. -?Sufriste un idente? ?Cu¨¢l es tu estado? ?Es grave? Sabrina frunci¨® ligeramente el ce?o mientras odaba el auricr. -Compa?ero, ?c¨®mo te has enterado tan pronto? La voz de Marcelo descendi¨® varios tonos. -El incidente est¨¢ ens tendencias desde esta ma?ana. Sabrina, ?te encuentras bien? -Estoy perfectamente, solo algunos rasgu?os superficiales. Nada preocupante. Probablemente reciba el alta en uno o dos d¨ªas. No es necesario que te inquietes por m¨ª. 20:12 Capitulo 47 -De acuerdo, pero si necesitas cualquier cosa, no dudes en contactarme. Marcelo deseaba ayudar a Sabrina a eliminar el tema des tendencias, pero a pesar de su fama, su naturaleza reservada y enfocada exclusivamente en su m¨²sica le hab¨ªa impedido cultivar una red de contactos influyentes. Cuando el incidente de Sabrina alcanz¨® notoriedad, se encontr¨® impotente para intervenir. Al finalizar mada, Sabrina se reclin¨® sobre el colch¨®n, cerrando los p¨¢rpados para descansar mientras analizaba sus estrategias ante lo que se avecinaba. "Araceli seguramente ha orquestado cada detalle meticulosamente para actuar con semejante seguridad." "Incluso los supuestos testigos probablemente est¨¦nprados de antemano." "Ahora que opini¨®n p¨²blicaienza a agitarse, Araceli ha tomado dntera calcdamente, arriesg¨¢ndose..." "Este conflicto ser¨¢ extremadamenteplejo de resolver." Sabrina percibi¨® una punzada sorda extendi¨¦ndose por sus sienes. "Con Araceli interfiriendo constantemente, posibilidad de que Andr¨¦ y yo concluyamos nuestra rci¨®n en t¨¦rminos amistosos es pr¨¢cticamente n." En ese preciso instante, alguien golpe¨® puerta de habitaci¨®n con violencia, produciendo un estruendo que reverber¨® por toda estancia. -?Toc, toc, toc! Antes de que Sabrina pudiera autorizar el ingreso, puerta se abri¨® estrepitosamente. Fabi¨¢n irrumpi¨® en habitaci¨®n con furia desatada, seguido por Araceli, quien exhib¨ªa un brazo envuelto en vendajes. -?Sabrina, criminal despiadada! -vocifer¨® Fabi¨¢n, se?al¨¢nd acusadoramente. La ¨²ltima vez que Araceli cay¨® al agua escapaste con tus artima?as, pero ahora quiero ver c¨®mo pretendes justificarte. El semnte de Sabrina se endureci¨® instant¨¢neamente, adoptando un tono igualmente cortante. -?Abandona mi habitaci¨®n inmediatamente! -?Quien deber¨ªa desaparecer eres t¨²! -Fabi¨¢n agarr¨® con violencia un vaso de agua de mesi y lonz¨® contra Sabrina-. ?Te advierto que esta vez Andr¨¦ no interceder¨¢ por ti! ?Asesina, prep¨¢rate para enfrentar justicia! Sabrina, debilitada por sus heridas, no consigui¨® esquivar el proyectil y qued¨®pletamente empapada. -?Te atreviste a da?ar a Araceli! ?Aunque acabe contigo, Andr¨¦ no pronunciar¨¢ pbra alguna e 20.12 Capitulo 47 incluso audir¨¢ mi i¨®n! Hoy, representando a Andr¨¦, ?te impartir¨¦ una li¨®n que nunca olvidar¨¢s, criminal! Tras estas pbras, avanz¨® hacia Sabrina con pasos amenazantes e intenciones evidentes. Chapter 48 Cap¨ªtulo 48 Sin embargo, justo cuando Fabi¨¢n se aproximaba amenazante a cama, Sabrina despleg¨® una patada certera que impact¨® directo en su est¨®mago. El impacto fue brutal. Fabi¨¢n perdi¨® porpleto el equilibrio y se precipit¨® contra mesa auxiliar con un estruendo sordo. Los vasos que reposaban sobre superficie se desplomaron al suelo, estando en una constci¨®n de fragmentos cristalinos. Araceli, que observaba escena desde un costado, intent¨® por reflejo sujetar a Fabi¨¢n para evitar su ca¨ªda, pero su mano lesionada le fall¨® en el momento cr¨ªtico, provocando que ambos terminaran en el suelo. Su cuerpo cay¨® directamente sobre el mosaico de cristales rotos. En ese preciso instante, puerta de habitaci¨®n se abri¨® violentamente. La figura imponente de un hombre alto deplexi¨®n esbelta apareci¨® en el umbral. Al contemr el caos desplegado ante sus ojos, el reci¨¦n llegado se detuvo abruptamente. -?Qu¨¦ est¨¢ sucediendo aqu¨ª? Fabi¨¢n permanec¨ªa tendido en el suelo, con el rostro deformado por una mueca de dolor visceral. Al percatarse de presencia de Andr¨¦, furia de Fabi¨¢n se encendi¨®o gasolina al fuego. Se incorpor¨® de un salto y se?al¨® acusadoramente a Sabrina. -?Andr¨¦, esta supuesta convaleciente postrada por un idente automovil¨ªstico tiene fuerza suficiente para derribarnos a m¨ª y a Araceli! Si no est¨¢ fingiendo descaradamente, ?qu¨¦ otra explicaci¨®n existe? -Que me ataque a m¨ª podr¨ªa serprensible, ?pero Araceli apenas se recupera de sus heridas, y esta mujer despiadada ha empujado deliberadamente! ?Sus intenciones son verdaderamente perversas! Andr¨¦ recorri¨® con mirada a Sabrina, quien permanec¨ªa intacta, y luego observ¨® a Araceli tendida en el suelo. Sus cejas se contrajeron casi imperceptiblemente. Las extremidades de Araceli presentaban cortes provocados por los fragmentos de cristal, dejando profundos surcos en su piel. La sangre manaba de sus heridas, creando una estampa perturbadora. Araceli no profiri¨® gritos de dolor, sino que soport¨® el sufrimiento en silencio, con los ojos anegados en l¨¢grimas, mientras luchaba por incorporarse. Con el brazo lesionado, Araceli batall¨® sin ¨¦xito por levantarse, mientras nuevasceraciones 20:12 Capitulo 48 aparec¨ªan en su cuerpo por los cristales dispersos. Andr¨¦ entrecerr¨® los ojos y, acerc¨¢ndose con decisi¨®n, levant¨® a Araceli del suelo. Dirigi¨® su mirada hacia Fabi¨¢n y habl¨® con voz temda. -ma al personal para que limpien los fragmentos. Llevar¨¦ a Araceli para que reciba atenci¨®n m¨¦dica. Fabi¨¢n pretend¨ªanzar m¨¢sentarios mordaces contra Sabrina, pero e ya hab¨ªa cerrado los ojos, mostrando una expresi¨®n de absoluta indiferencia,o si situaci¨®n le resultarapletamente ajena. Fabi¨¢n resopl¨® con desd¨¦n y solicit¨® que alguien acudiera a limpiar los restos de cristal. No era consideraci¨®n hacia Sabrina lo que lo motivaba, pues no le importaba si e resultaba herida. Lo hac¨ªa porque sab¨ªa perfectamente que Andr¨¦, tras atender a Araceli, regresar¨ªa para confrontar a Sabrina. Transcurrida una hora, Andr¨¦ y Araceli efectivamente volvieron. Araceli, quien antes pod¨ªa deszarse por su propio pie, ahora se encontraba confinada a una si de ruedas tras el incidente. Apenas dirigi¨® una mirada fugaz al entorno antes de bajar cabeza y concentrarse nuevamente en su tel¨¦fono m¨®vil, simndo indiferencia. Andr¨¦ observ¨® expresi¨®n cial de Sabrina y frunci¨® ligeramente el ce?o. -Sabrina, ?no tienes nada que explicar sobre lo ocurrido? La respuesta de Sabrina fuec¨®nica. -No. Fabi¨¢n, quien empujaba si de ruedas, exm¨® con indignaci¨®n: -?Por supuesto que no tiene explicaciones! ?E provoc¨® todo esto deliberadamente! -Desde el momento en que embisti¨® intencionalmente el veh¨ªculo de Araceli, hasta empuja hoy... Todo rev perversidad que anida en el coraz¨®n de esta mujer. Andr¨¦ observ¨® fijamente. -Sabrina, ?es verdad lo que afirman? Sabrina no levant¨® mirada. -Digan lo que quieran,o prefieran interpretarlo. Cualquiera pod¨ªa percibir absoluta indiferencia que emanaba de Sabrina. 20:12 Capitulo 48 Los ojos de Araceli se inundaron de l¨¢grimas contenidas. -Entiendo que se?orita Ib¨¢?ez siempre ha malinterpretado naturaleza de rci¨®n entre Andr¨¦ y yo, pero puedo ararlo... Andr¨¦ y yo no somos lo que e imagina... Sabrina arque¨® sutilmentes cejas y dirigi¨® a Araceli una mirada cargada de iron¨ªa. -Se?orita, ?est¨¢pletamente segura de ello? Chapter 49 Cap¨ªtulo 49 Araceli sec¨®s l¨¢grimas que humedec¨ªansisuras de sus ojos con un gesto tr¨¦mulo. -Se?orita Ib¨¢?ez,prendo que lo que hubo entre Andr¨¦ y yo te atormenta, pero ese v¨ªnculo pertenece al pasado y se desvaneci¨® hace tiempo... -Todos cargamos con nuestras historias. ?Es tan imposible otorgar el perd¨®n? Las pups de Araceli vibrarono hojas al viento mientras su voz se quebraba. -?Solo mi muerte... acar¨ªa tu rencor? Sabrina elev¨® barbi, dibujando en susbios una sonrisa desprovista depasi¨®n. -Si eso deseas, entonces muere. El semnte de Andr¨¦ se transform¨® en un lienzo de severidad. -?Sabrina! Una risa amarga escap¨® de losbios de Sabrina. -?Por qu¨¦ esa expresi¨®n, Andr¨¦? Fue distinguida se?orita quien manifest¨® deseos de morir, no yo. Si alguien busca su propio fin, ?debemos cargar con esa responsabilidad? Los ojos de Araceli se dtaron con espanto mientras gruesas l¨¢grimas brotaban sin control, trazando senderos por sus mejis. De un impulso se incorpor¨® de si de ruedas y corri¨® desesperada hacia ventana m¨¢s cercana. -?Si se?orita Ib¨¢?ez anh mi muerte, cumplir¨¦ su deseo! -?Araceli, det¨¦n esta locura! -Fabi¨¢n, dominado por el p¨¢nico, se precipit¨® tras e intentando alcanza. Andr¨¦ tambi¨¦n intervino con un gesto cial y voz autoritaria. -?Araceli, ?qu¨¦ pretendes hacer?! Como sumida en un trance febril, Araceli grit¨® con voz desgarrada. -?S¨¦ que se?orita Ib¨¢?ez me detesta! ?Si su odio es tan profundo, perm¨ªtanme acabar con todo! ?D¨¦jenme! ?D¨¦jenme terminar con esto! Andr¨¦ tens¨® losbios hasta formar una l¨ªnea inflexible. -Contrte. Las l¨¢grimas flu¨ªan incesantes por el rostro depuesto de Araceli, quien, ajena a toda raz¨®n, continuaba gritando con desesperaci¨®n: -?Jam¨¢s deb¨ª volver, jam¨¢s deb¨ª cruzarme en tu camino! Capitulo 49 Mientras Araceli escenificaba su intento de autodestri¨®n, el cuarto hospitrio se sumi¨® en un caos absoluto. Una risa cristalina y cortanteo navaja atraves¨® confusi¨®n reinante con singr nitidez. -Ya que tanto el se?or Carvalhoo se?orita G¨®mez se oponen a tu muerte, entonces vive... ?qu¨¦ tal si en lugar de morir tragas mierda? Sabrina v¨® su mirada en Araceli, susbios curvados en una sonrisa demoledora. -?No es verdad que se?orita acata fielmente mis pbras? No deber¨ªa resistirse ahora, ?cierto? Fabi¨¢n, consumido por furia, se?al¨® acusadoramente. -?Sabrina, has cruzado todos los l¨ªmites! Con expresi¨®n de fingida perplejidad, Sabrina respondi¨®: -Sugeri su muerte y e corri¨® a ejecuta. Dado que se?orita interpreta mis pbraso mandatos divinos, ahora, en un acto de magnanimidad, le ofrezco vivir. ?No les satisface mi generosidad? Sabrina hizo una pausa estrat¨¦gica, su rostro ilumin¨¢ndose con falsaprensi¨®n. -Ah, ya veo. ?Preferir¨ªan entonces que se quite vida? -?Sabrina, t¨²... t¨²...! -Fabi¨¢n, con los ojos inyectados de ira, rechinaba los dientes con tal intensidad ques pbras se ahogaban en su garganta. Andr¨¦, con mirada sombr¨ªa, sentenci¨®: -Sabrina, es suficiente. Una risa brot¨® de Sabrina mientras su expresi¨®n se transformaba patinamente. -Quienes deben contenerse son ustedes. Mir¨® a Andr¨¦ con frialdad prante, sus ojos convertidos en pu?ales. -A¨²n no los he confrontado por sus iones, y ya invaden mi habitaci¨®n provocando este espect¨¢culo. Andr¨¦, ?conoces aquel refr¨¢n? "El que hace, paga". -No solo jam¨¢s empuj¨¦ a Araceli, pero aunque lo hubiera hecho, ?merecido lo tendr¨ªa! Andr¨¦ estaba a punto de replicar cuando puerta de habitaci¨®n se abri¨® abruptamente. -?Qu¨¦ sucede aqu¨ª? ?A qu¨¦ se debe tanto alboroto? -Una voz masculina, profunda y magn¨¦tica, reson¨® desde el umbral. Gabriel se detuvo moment¨¢neamente al contemr escena poda de tensi¨®n. Al observar a Araceli con el rostro ba?ado en l¨¢grimas, a Fabi¨¢n desfigurado por Capitulo 49 Esboz¨® una leve sonrisa conciliadora. -Disculpen interrupci¨®n, pero el m¨¦dico ha enfatizado que Sabrina necesita reposo absoluto. Cualquier asunto pendiente deber¨¢n resolverlo despu¨¦s de que reciba el alta m¨¦dica. Chapter 50 Cap¨ªtulo 50 Tras pronunciar aques pbras, Gabriel ignor¨® deliberadamente a los presentes y coloc¨® el termo sobre mesa con un movimiento delicado. -Te he tra¨ªdo el desayuno, Sabrina. Imagino que a¨²n no has probado bocado. -Gracias, se?or Castillo -respondi¨® Sabrina con genuina gratitud en su voz. Fabi¨¢n, observando escena con desd¨¦n al percatarse de que el visitante era unpleto desconocido para ¨¦l, no pudo contenerse. -Vaya iron¨ªa, ni siquiera has finalizado tu divorcio con Andr¨¦ y ya tienes a otro revoloteando a tu alrededor. Aunque est¨¦s en un hospital, podr¨ªas mostrar algo de discreci¨®n con tu desesperaci¨®n. Se detuvo brevemente, consciente de presencia de Andr¨¦, y decidi¨® moderar su ofensiva, pero sin abandonar su tono despectivo. -?Es que no conoces verg¨¹enza, Sabrina? Gabriel, sin dignarse a mirar a Fabi¨¢n, dirigi¨® una sutil sonrisa hacia Andr¨¦. -Se?or Carvalho,prendo que Sabrina no sea de su agrado, pero ?realmente considera necesario acosa cuando se encuentra hospitalizada y vulnerable? ?Especialmente pa?ado de su ¨ªntima amiga y aliados? El semnte de Andr¨¦ se transform¨® instant¨¢neamente,o si un manto de oscuridad cubriera sus fiones. -Si el se?or Castillo est¨¢ al tanto de que e es mi esposa, ?con qu¨¦ derecho se presenta tan temprano para prodigar atenciones a una mujer casada? Gabriel Castillo, heredero del poderoso conglomerado que llevaba su apellido, hab¨ªa establecido su residencia en Argentina durante a?os. Era padre de un ni?o de cinco a?os cuya procedencia materna permanec¨ªa en el misterio. Los rumores suger¨ªan que el peque?o era ileg¨ªtimo, dado que jam¨¢s se hab¨ªa documentado matrimonio alguno de Gabriel. El imperio Castillo rivalizaba en poder con el Grupo Carvalho. Durante los ¨²ltimos a?os, corporaci¨®n hab¨ªa manifestado inter¨¦s en establecer alianzas con empresas brasile?as, aparentementeo estrategia para su expansi¨®n en el pa¨ªs. Gabriel esboz¨® una sonrisa imperturbable mientras sosten¨ªa mirada prante de Andr¨¦. -Se?or Carvalho, si verdaderamente se considera su esposo, ?por qu¨¦ no muestra preocupaci¨®n por el bienestar de Sabrina? ?Por qu¨¦, en lugar de inquietarse por si haido, prefiere presentarse con su ¨ªntima amiga para rdear frente a e? -Si usted no v por Sabrina, tenga por seguro que otros lo haremos. 20:120 Fabi¨¢n, incapaz de mantenerse al margen, interrumpi¨® nuevamente: -?Vinimos a cuestionar a esa asesina de Sabrina sobre por qu¨¦ atropell¨® deliberadamente a Araceli, casi provoc¨¢ndole muerte! Gabrielnz¨® una mirada fugaz pero prante hacia Fabi¨¢n antes de responder con pausada cadencia: -Ustedes carecen de autoridad policial para interrogar a Sabrina. Cualquier investigaci¨®n debe recaer en manos des autoridadespetentes. En este momento, e necesita reposo absoluto. Les pido que se retiren. Fabi¨¢n, visiblemente contrariado, replic¨®: -?Qui¨¦n te has cre¨ªdo para expulsarnos? A¨²n no le he exigido explicaciones por derribarnos a Araceli y a m¨ª. -?Sabrina los derrib¨®? -cuestion¨® Gabriel,o si acabara de escuchar un chiste particrmente absurdo-. ?No ser¨ªa prudente consultar al m¨¦dico si Sabrina, en su condici¨®n actual, tiene siquiera capacidad de incorporarse para agredir f¨ªsicamente a alguien? Aunque dirig¨ªa su respuesta a Fabi¨¢n, su mirada permanec¨ªa fija en Andr¨¦. -Aunque su pie no presenta fracturas, sufre un esguince leve que le impide levantarse o realizar esfuerzos durante al menos tres d¨ªas. Una sonrisa sutil se dibuj¨® en el rostro de Gabriel: -Se?or Carvalho, ?considera factible que una mujer confinada a una cama hospitria, incapacitada para incorporarse, posea fuerza para agredir a este caballero y a se?orita? -nteado de otro modo, si deseaban evitar ser agredidos por Sabrina, ?no habr¨ªa bastado con apartarse? Despu¨¦s de todo, se?orita ¨²nicamente tiene lesionada mano, no el pie. -Por cierto a?adi¨®,o si acabara de recordarlo-, si el se?or Carvalho desconf¨ªa de mis pbras, puede solicitar al m¨¦dico que examine lesi¨®n en el pie de Sabrina paraprobar si estoy faltando a verdad. La mirada de Andr¨¦ se torn¨® abismal, oscureci¨¦ndose a¨²n m¨¢s, y sus ojos prantes se desviaron s¨²bitamente hacia Fabi¨¢n. Chapter 51 Capitulo 51 Al cruzar miradas con Andr¨¦, Fabi¨¢n palideci¨® visiblemente. Su rostro, incapaz de mantener farsa, se depuso en una expresi¨®n de nerviosismo transparente. Andr¨¦ capt¨® verdad en un instante. Sus prantes ojos destron un brillo peligroso. -?Qu¨¦ est¨¢ sucediendo exactamente aqu¨ª? Sabrina permaneci¨® impasible, ni siquiera dign¨¢ndose a dirigirle mirada. Gabriel dej¨® escapar una risa suave, cargada de intenci¨®n. -Sabrina, ?qu¨¦ ocurri¨® realmente hace unos momentos? E pod¨ªa permitirse ignorar a Andr¨¦, pero no a Gabriel. Ya estaba exhausta de tener que justificarse ante situaciones gadas de acusaciones infundadas. Sin pronunciar pbra, extendi¨® su mano hacia el celr que descansaba junto a e activ¨® con un gesto preciso. Un videoenz¨® a reproducirse con nitidez en panta. La voz estridente de Fabi¨¢n emergi¨® del dispositivo, resonando por toda habitaci¨®n. -?Sabrina, asesina! y lo A continuaci¨®n, en imagen temblorosa, se distingui¨® a Fabi¨¢n alzando un vaso con violencia ynz¨¢ndolo directamente hacia Sabrina. El agua salpic¨® contra c¨¢mara, distorsionando instant¨¢neamente visibilidad de escena. Andr¨¦ record¨® s¨²bitamente que al ingresar a habitaci¨®n hab¨ªa notado el cabello de Sabrina ligeramente h¨²medo, e incluso hab¨ªa percibido manchas de agua sobre manta. Sabrina acababa de limpiars gotas de panta cuando grabaci¨®n mostr¨® a Fabi¨¢n avanzando amenazadoramente hacia e, se?al¨¢nd con dedo acusador,o una fiera dispuesta al ataque. Justo cuando extendi¨® su brazo hacia e, Sabrina reion¨® con un certero movimiento defensivo. Desprevenido, Fabi¨¢n se tambale¨® hacia atr¨¢s, colisionando contra una mesa cercana y arrastrando consigo tanto los vasos que reposaban sobre eo a Araceli, quien se encontraba justo detr¨¢s. El video concluy¨® abruptamente. La atm¨®sfera en habitaci¨®n se condens¨® en un silencio espeso y tenso. 17:12 Capitulo 51 Los ojos oscuros de Andr¨¦ se posaron inquisitivamente sobre Araceli. -Araceli, ?es as¨ªo ocurrieron los hechos? E permaneci¨® at¨®nita por un instante prolongado, para finalmente asentir con un movimiento apenas perceptible. -Si... se?orita Ib¨¢?ez no me empuj¨®. -Entonces, ?por qu¨¦ no lo araste antes? Los ojos de Araceli se cristalizaron con l¨¢grimas contenidas mientras respond¨ªa con voz quebradiza. -Vine a habitaci¨®n para indagar sobre el idente automovil¨ªstico de se?orita Ib¨¢?ez... jam¨¢s pretend¨ª culpa por una ca¨ªda tan insignificante. En realidad, desde el principio, Araceli nunca hab¨ªa afirmado que Sabrina hubiera agredido. Fue Fabi¨¢n quien hab¨ªa acusado falsamente a Sabrina del incidente. El semnte de Andr¨¦ se endureci¨® mientras dirig¨ªa su mirada imcable hacia Fabi¨¢n, pronunciando con frialdad cortante dos pbras. -Disc¨²lpate. Ahora. Fabi¨¢n qued¨® paralizado. -?Qu¨¦? Los ojos de Andr¨¦ se tornaron ciales. -Disculpate con Sabrina inmediatamente. Una resistencia interna bull¨ªa en Fabi¨¢n. Entreabri¨® losbios, intentando articr alguna defensa, pero evidencia era irrefutable: ¨¦l, siendo hombre, hab¨ªa actuado con violencia injustificada contra una mujer convaleciente, quien adem¨¢s era esposa de su amigo. Con amarga resignaci¨®n, Fabi¨¢n musit¨®: -Sabrina, lo siento... E arque¨® una ceja con elegante desd¨¦n. -?Disculpa? No logr¨¦ escucharte. Fabi¨¢n apret¨® losbios, con humici¨®n dibujada en cada l¨ªnea de su rostro. Elev¨® su voz apenas lo suficiente. -Sabrina, lo siento. Con calcda indiferencia, Sabrina respondi¨®: 17:12 Capitulo 51 -Creo que el se?or Guerrero deber¨ªa ahorrarse este teatro de arrepentimiento. Los ojos de Fabi¨¢n se iluminaron con esperanza. -Andr¨¦, ?lo ves? Sabrina misma dice que no necesito disculparme... Antes de que pudierapletar su frase, Sabrina continu¨® con tono mordaz: -De cualquier manera, no lo perdonar¨¦, independientemente de c¨®mo intente disculparse. En lugar de estas pbras vac¨ªas, resultar¨ªa m¨¢s instructivo que alguien le arrojara un par de vasos de agua; eso tendr¨ªa mayor impacto que cualquier disculpa hueca. Fabi¨¢n abri¨® los ojos desorbitadamente, consumido por indignaci¨®n, se?al¨¢nd mientras vociferaba: -?Sabrina, no sobrepases los l¨ªmites! ?Acaso no me agrediste t¨² tambi¨¦n? Sabrina se od¨® serenamente contra cabecera de cama. -?No te parec¨ªa excesivo cuando menzaste agua a cara? Curioso que ahora consideres excesiva mi rei¨®n. Fabi¨¢n, ?no crees que tu hipocres¨ªa resulta evidente? -Te defend¨ª por instinto de supervivencia. Si no hubiera reionado, ?qui¨¦n puede predecir hasta d¨®nde habr¨ªas llegado en ese momento? Estoy herida e inmovilizada en esta cama, ramente en desventaja frente a un hombreo t¨². 17:13 Chapter 52 Cap¨ªtulo 52 Fabi¨¢n, con el rostro te?ido de furia, avanz¨® decidido hacia Sabrina, pero Gabriel intercept¨® su impetu con un gesto firme. -Con tanta gente presente, el se?or Guerrero se atreve a agredir a Sabrina. Esto solo evidencia su arrogancia cotidiana. Y el origen de tal atrevimiento... Gabriel dirigi¨® una mirada prante a Andr¨¦, curvando susbios en una sonrisa cargada de intenci¨®n-... proviene de cierta indulgencia y favoritismo. Se?or Carvalho, entiendo que protejas a tu primer amor, pero ?ahora tambi¨¦n cobijas bajo tu a sus allegados? -?Significa esto que cualquier persona vincda a se?orita, por insignificante que sea, tiene derecho a pisotear a Sabrina? La mirada de Andr¨¦ se torn¨® sombr¨ªa; tras un silencio denso, fij¨® sus ojos en Sabrina. -?Qu¨¦ necesitas que haga para dejarte satisfecha? -Andr¨¦... -intervino Fabi¨¢n con expresi¨®n depuesta. -Ya que ¨¦lenz¨® arroj¨¢ndome agua -respondi¨® Sabrina con voz serena-, que reciba cien vasos de agua en reciprocidad. Fabi¨¢n apret¨® los pu?os instintivamente mientras su rostro se contra¨ªa en un rictus de amargo resentimiento. Araceli contempl¨® escena con ojos desorbitados, incapaz de creer que Sabrina hara con tal contundencia frente a Andr¨¦, sin conceder ni un ¨¢pice de cortes¨ªa. -Andr¨¦... -intent¨® mediar Araceli. -?Prefieres hacerlo t¨² misma o que alguien m¨¢s se encargue? interrumpi¨® Andr¨¦ con tono cial, dirigi¨¦ndose exclusivamente a Sabrina. -Mejor que se ocupe otra persona -mantuvo Sabrina su tono imperturbable-. No merece que agrave mi lesi¨®n por su causa. -Est¨¢ bien -respondi¨® Andr¨¦ con una mirada insondableo el abismo. Fabi¨¢n fulmin¨® a Sabrina con una ¨²ltima mirada cargada de odio antes de abandonar precipitadamente habitaci¨®n. Araceli, consciente de que insistir sobre el idente en aquel momento no le reportar¨ªa beneficio alguno, opt¨® tambi¨¦n por retirarse apresuradamente. Tras el tumulto, un sutil agotamiento se dibuj¨® ens fiones de Sabrina. Que Andr¨¦ respaldara no le result¨® sorprendente; su coraz¨®n permaneci¨® imperturbable ante aquel gesto. Al fin y al cabo, con evidencias tan contundentes, si su propio amigo atacaba a su esposa y no interven¨ªa, ?qu¨¦ se de hombre ser¨ªa? 17-12 ¨¦l Adem¨¢s, Ara Si hubiera sido Araceli atacante, probablemente... situaci¨®n ha distinto. Cerr¨® los p¨¢rpados con pesadez. -Hoy estoy exhausta, necesito descansar. Si hay algo pendiente, lo abordaremos ma?ana. Gabriel y Andr¨¦ permanecieron inm¨®viles en sus posiciones. -Sabrina, deber¨ªaser antes de dormir -sugiri¨® Gabriel aproxim¨¢ndose. Al recordar ayuda constante que Gabriel le hab¨ªa brindado durante aquellos d¨ªas, Sabrina abri¨® los ojos y le ofreci¨® una sonrisa cargada de gratitud. -Gracias, se?or Castillo. -Ped¨ª a cocina que preparara algunos de tus tos predilectos -explic¨® Gabriel-, aunque considerando que tu herida contin¨²a en recuperaci¨®n, he evitado los condimentos picantes. Sabrina examin¨® los manjares que Gabriel hab¨ªa tra¨ªdo, y su mirada se ilumin¨® al instante. Efectivamente, eran sus favoritos. Andr¨¦, observando escena desde un costado, experiment¨® una extra?a irritaci¨®n. Laplicidad entre ambos proyectaba a Gabrielo el verdadero esposo de Sabrina, releg¨¢ndolo a ¨¦l a posici¨®n de un mero intruso. Andr¨¦ tens¨® losbios, sintiendo una inexplicable opresi¨®n en el pecho. -Se?or Castillo -intervino, quebrando atm¨®sfera de calidez-, si no tiene otros asuntos pendientes, deber¨ªa retirarse. Yo me encargar¨¦ de todo aqu¨ª. Gabriel se detuvo, mostrando genuina sorpresa. -Parece que el se?or Carvalho tampoco tiene obligaciones urgentes aqu¨ª. ?Por qu¨¦ no va a atender a se?orita? El semnte de Andr¨¦ permaneci¨® impasible. -Sabrina es mi esposa. Mi presencia aqu¨ª posee, naturalmente, mayor relevancia que del se?or Castillo. 1712 Chapter 53 Cap¨ªtulo 53 Gabriel arque¨® una ceja con elegancia, dispuesto a continuar confrontaci¨®n, pero Sabrina lo detuvo con un gesto sutil. -Se?or Castillo, puede retirarse. Necesito har en privado con Andr¨¦. Ante sus pbras, Gabriel inclin¨® levemente cabeza en se?al deprensi¨®n. -Por supuesto. No dudes en contactarme si requieres cualquier cosa. El semnte de Andr¨¦ se ensombreci¨® visiblemente mientras observaba el intercambio. Apenas puerta se cerr¨® tras Gabriel, Andr¨¦ se gir¨® hacia e. Su rostro, perfectamente cincdo, revba una frialdad calcda. -Sabrina, a¨²n no hemos finalizado nuestro divorcio y ya te apresuras a invitarlo para cultivar sentimientos. "Tipico de ¨¦l, incapaz de pronunciar algo amable." Sabrina respondi¨® con voz neutra, sin alterar supostura: -Tu tel¨¦fono permanec¨ªa sin respuesta. Tras ingresar al hospital, el m¨¦dico insist¨ªa en el pago inmediato... solo pude recurrir a alguien cercano para solicitar ayuda. En realidad, hab¨ªa intentadounicarse primero con Dani. Sin embargo, el d¨ªa anterior e hab¨ªa sufrido un idente automovil¨ªstico y no pudo recoger a Romeo. Por ello, al recuperar consciencia, no tuvo m¨¢s alternativa que mar a Gabriel para explicarle situaci¨®n. Poco despu¨¦s, Gabriel lleg¨® pa?ado de Romeo para visita. Luego apareci¨® Dani, y ambos se marcharon. Dani permaneci¨® a sudo durante toda noche, y al amanecer, Sabrina le pidi¨® que fuera a descansar. Sabrina elev¨® mirada hacia Andr¨¦ con expresi¨®n imperturbable: -?Acaso esperabas que el hospital me expulsara? La nuez de Ad¨¢n del hombre ascendi¨® y descendi¨® visiblemente, pero guard¨® silencio. Mientras e no ten¨ªa a qui¨¦n acudir, ¨¦l se encontraba ocupado atendiendo a Araceli en el hospital. Sabrina tom¨® los alimentos que Gabriel hab¨ªa tra¨ªdo yenz¨® a degustarlos pausadamente. Un denso silencio invadi¨® habitaci¨®n hospitria. 17.13 Do -T¨² y Araceli... ?por qu¨¦ chocaron? -Esa interrogante deber¨ªas dirigi a se?orita, no a m¨ª -respondi¨® Sabrina con serenidad, sin rastro de nerviosismo o confusi¨®n-. Ya lo manifest¨¦, fue su veh¨ªculo el que s¨²bitamente impact¨® contra el m¨ªo. Andr¨¦ examin¨® con ojos profundoso medianoche. -He interrogado a los testigos; todos afirman que emergiste repentinamente, sin reducir velocidad. Naturalmente. No fue casualidad, Araceli lo orquest¨® deliberadamente. Sabrina dirigi¨® su mirada hacia Andr¨¦. -?Han localizados grabaciones de vigncia del lugar del incidente? -Todav¨ªa no. Sabrina no manifest¨® menor sorpresa. Araceli hab¨ªa nificado minuciosamente, evidentemente noeter¨ªa un error tan elemental. -?Entonces qu¨¦ considera el se?or Carvalho? -inquiri¨® Sabrina con tono desapasionado-. ?Asume que actu¨¦ intencionadamente? -Independientemente de intencionalidad, saliste sin moderar tu velocidad, y seg¨²n los testimonios, responsabilidad del percance recae enteramente sobre ti. -?Y entonces? -La opini¨®n p¨²blica est¨¢ intensific¨¢ndose. Si te disculpas p¨²blicamente con Araceli, consideraremos el asunto resuelto. Los ojos de Sabrina se deslizaron, revndo un destello de asombro. Esboz¨® una leve sonrisa. -?Smente una disculpa? La se?orita est¨¢ tan gravemente lesionada, supuse que exigir¨ªas mi encarcmiento. El rostro de Andr¨¦ permaneci¨® inescrutable. -El estado de Araceli no es cr¨ªtico por ahora, yo me ocupar¨¦ de e. Tras tu disculpa, contrr¨¦ opini¨®n medi¨¢tica. Sabrina frunci¨® ligeramente el ce?o. -?Entonces, se?or Carvalho, si rechazo disculparme, significa que no intervendr¨¢s respecto a losentarios en l¨ªnea? Capitufo 53 Andr¨¦ baj¨® su mirada prante hacia Sabrina. -Sabrina, debo ofrecerle una explicaci¨®n a Araceli por este incidente. Una simple disculpa podr¨ªa acar todass controversias, as¨ª que esta sanci¨®n carec¨ªa realmente de significado. El coraz¨®n de Sabrina permaneci¨® imperturbable, sin agitaci¨®n emocional. -No embest¨ª a Araceli, fue e quien me impact¨®. Si alguien debe disculparse, es Araceli conmigo. Andr¨¦ pareci¨® no haber anticipado que, incluso en estas circunstancias, Sabrina continuar¨ªa sin Su ce?o se contrajo visiblemente. -Afirmas que Araceli te impact¨® primero. He enviado a investigar. Ahora ques evidencias son concluyentes, jauh pretendes negat lo ocurrido? Chapter 54 Cap¨ªtulo 54 -Andr¨¦, basarte ¨²nicamente en el testimonio de algunos transeuntes para emitir un juicio sobre mi culpabilidad, ?no te parece precipitado? Aunque Andr¨¦ hab¨ªa evolucionado desde aquellos d¨ªas en que cre¨ªa ciegamente en Araceli sin cuestionamiento alguno y ahora realizaba investigaciones, realidad era que solo descubr¨ªa lo que Araceli deseaba mostrarle. -Sabrina, ?qu¨¦ intentas insinuar realmente? Sabrina v¨® su mirada en aquel rostro apuesto e imprable, pronunciando cada pbra con una ridad cortante. -Lo que intento decirte es que no fui yo culpable. No me disculpar¨¦ con Araceli; es e quien deber¨ªa presentarme sus disculpas a m¨ª. La mirada de Andr¨¦ adquiri¨® una frialdad creciente. -Sabrina, ?tanto te cuesta ofrecer una simple disculpa? -Una disculpa no representa ninguna dificultad, pero debe surgir ¨²nicamente cuando heetido un error -respondi¨® Sabrina con voz serena-. No hice nada reprochable, ?por qu¨¦ deber¨ªa disculparme entonces? El semnte de Andr¨¦ se endureci¨®, revndo una expresi¨®n g¨¦lida. -No importa si fue premeditado o idental, atropeste a alguien y corresponde que te disculpes. -Tienes raz¨®n en ese principio, pero ya te he explicado que no fui yo quien atropell¨® a Araceli; fue e quien impact¨® contra m¨ª. Andr¨¦ perdi¨®pletamente paciencia. -?Sabrina, tu obstinaci¨®n raya en lo absurdo! Sabrina desvi¨® mirada, distanci¨¢ndose emocionalmente de discusi¨®n. -Andr¨¦, no desperdicies tu tiempo. Jam¨¢s me disculpar¨¦ con Araceli. Si tienes el valor suficiente, procede a encerrarme. -Perfecto, veo que no te falta valor -Andr¨¦ solt¨® una risa cargada de rabia-. No vengas despu¨¦s suplicando mi ayuda cuando todo se derrumbe a tu alrededor. Tras aquel encuentro, Andr¨¦ dej¨® de visita,o si aguardara pacientemente a que e reconociera su error y se disculpara. Sabrina no prest¨® atenci¨®n a su ausencia. 1 En medio de este distanciamiento, una noticia sobre supuesta verdad del idente de Capitulo 54 Araceli se catapult¨® a lo m¨¢s alto des tendencias, alcanzando niveles de popridad extraordinarios. Para dar apariencia de credibilidad al reportaje, incluso adjuntaron varias fotograf¨ªas manipdas. El informe acusaba a Sabrina de actuar con crueldad calcda, sugiriendo que hab¨ªa provocado deliberadamente el idente con intenci¨®n de eliminar a Araceli. Con aque "evidencia irrefutable" cido,s redes se inundaron de vitriolo hacia e. [Esta mujer personifica maldad absoluta. No le basta con destruir un hogar, ?tambi¨¦n anh matar? ?De verdad cree que eliminando a Araceli conseguir¨¢ el amor del se?or Carvalho? ?Despierta de ese sue?o absurdo! Una mujer tan ponzo?osa jam¨¢s ser¨¢ merecedora de amor verdadero.] [Esta mujer es un peligrotente, ?huya, se?or Carvalho! ?Div¨®rciese inmediatamente! ?Mejor prevenir ahora quementar despu¨¦s!] [?Muerte! ?Muerte! ?Maldigo a Sabrina para que su final llegue pronto!] [No podemos permitir que esta asesina contin¨²e en libertad, debe ser juzgada y condenada sin dci¨®n.] [?Apoyo pena capital para este caso!] [Pena capital +1] La si¨®n deentarios rebosaba de insultos dirigidos a Sabrina. Aparecieron incluso usuarios radicalizados que amenazaron con enviarle ofrendas f¨²nebres, otros manipron sus fotograf¨ªaso si ya hubiera fallecido, y alguien lleg¨® al extremo de exponer su informaci¨®n personal en red. El tel¨¦fono de Sabrina no cesaba de vibrar, recibiendo innumerables mensajes cargados de maldiciones. La indignaci¨®n colectiva se propagabao fuego. Algunos usuarios m¨¢s sensatos intentaron se?r ausencia de pruebas concluyentes sobre el idente, pero sus voces fueron r¨¢pidamente silenciadas por avncha de odio desatada. Cualquierentario en su contra era validado autom¨¢ticamente. Cualquier intento de an¨¢lisis imparcial era etiquetadoo un esfuerzo por nquear su imagen oo opinionespradas. Tres d¨ªas despu¨¦s, Sabrina recibi¨® el alta m¨¦dica. Su condici¨®n f¨ªsica hab¨ªa mejorado satisfactoriamente, as¨ª que no consider¨® necesario notificar a nadie. Sin embargo, al atravesars puertas del hospital, un grupo de personas emergi¨® sorpresivamente des sombras, rode¨¢nd con hostilidad. 17:14 Capi -?Sabrina, asesina despiadada! ?No creas queprando influencias podr¨¢s evadir justicia! Chapter 55 Cap¨ªtulo 55 -?Destruiste una familia por casarte con alguien rico! ?Con qu¨¦ descaro sigues respirando entre nosotros? -?Detesto as trepadoras socialeso t¨²! ?Si desapareces, ser¨ªa justicia divina! -Ya ques leyes no pueden alcanzarte, ?lo haremos nosotros! Hoy seremos mano de justicia que te dar¨¢ tu merecido. Una turba iracunda cerc¨® a Sabrina, empuj¨¢nd violentamente mientras vociferaban insultos, hasta que uno de ellos derrib¨® contra el pavimento. En ese preciso instante, el guardia del hospital advirti¨® el tumulto y corri¨® para intervenir. -?Qu¨¦ demonios creen que hacen? ?Al¨¦jense des instciones inmediatamente! Al notar llegada de autoridad, el grupo se desband¨® r¨¢pidamente, desapareciendo entre murmullos amenazantes. Sabrina intentaba incorporarse cuando un par de lustrosos zapatos negros aparecieron en su limitado campo visual. Por reflejo, alz¨® mirada y, a trav¨¦s de su visi¨®n nuda, reconoci¨® aquel rostro perfectamente cincdo pero impasible. Andr¨¦ observaba desde su altura, con aquellos ojos profundos registrando cada detalle de su apariencia depuesta. -He hado con Araceli -pronunci¨® con voz neutra-. Sobre el incidente, no emprender¨¢ iones legales, pero exige una disculpa p¨²blica de tu parte. Sabrina cerr¨® los p¨¢rpados, inhndo profundamente varias veces hasta recobrar cierta serenidad. Apoy¨®s palmas contra el suelo, intentando erguirse. Sin embargo, su cuerpo traicionaba sus esfuerzos y, despu¨¦s de varios intentos fallidos, permaneci¨® en misma posici¨®n huminte. "Qu¨¦ inservible y miserable me he vuelto." Frente a Andr¨¦, siempre parec¨ªa terminar en esta situaci¨®n deplorable. De pronto, Sabrina sinti¨® un impulso absurdo de re¨ªr. Susbios se curvaron ligeramente, pero inexplicablemente, sus ojos se cristalizaron primero. zy Andr¨¦ contemba, su expresi¨®n endureci¨¦ndose al percibir su palidez y vulnerabilidad. Tens¨® mand¨ªb y avanz¨® un par de pasos, dispuesto a levanta. No obstante, antes de que pudiera alcanza, una mano elegante se interpuso, extendi¨¦ndose 17:14 hacia Sabrina. -Sabrina, ?te encuentras bien? E elev¨® mirada y reconoci¨® aquel rostro atractivo de expresi¨®n despreocupada. Una opresi¨®n se instal¨® en su garganta, amalgama de dolor y desencanto. -Se?or Castillo. Gabriel asisti¨® para ponerse de pie. -Disculpame, he estado sumergido en asuntos urgentes estos d¨ªas y olvid¨¦ porpleto tu alta m¨¦dica. -No deseaba interrumpir tus obligaciones, por eso no te notifiqu¨¦ -respondi¨® Sabrina con voz quebradiza. Gabriel examin¨® herida en frente de Sabrina. -Tienes una lesi¨®n reciente, deber¨ªamos regresar al hospital para una evaluaci¨®n. -No es necesario, apenas es superficial, puedo atende con un vendaje simple. -No-afirm¨® Gabriel categ¨®ricamente, manifestando una severidad inusual-. Es imprescindible que recibas atenci¨®n m¨¦dica adecuada. Ante determinaci¨®n de Gabriel, Sabrina finalmente cedi¨®. -De acuerdo. Gabriel sosten¨ªa firmemente mientras se encaminaban hacia el hospital. En ese momento, alguien sujet¨® mu?eca de Sabrina con firmeza. Andr¨¦, con semnte adusto y tono cortante, intervino. -No requiero que el se?or Castillo escolte a Sabrina al hospital. Gabriel, sin embargo, mantuvo su agarre, fingiendo perplejidad. -?El se?or Carvalho se encargar¨¢ personalmente? Porque cuando Sabrina yac¨ªa en el suelo, no pareci¨® mostrar el menor inter¨¦s en auxilia. El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨® visiblemente. Sin embargo, una voz rebosante de entusiasmo quebr¨® s¨²bitamente tensi¨®n del ambiente. -?Andr¨¦, viniste! Una silueta gr¨¢cil corri¨® hacia ¨¦l,nz¨¢ndose efusivamente a sus brazos. -?Andr¨¦, intuiste que hoy me daban el alta, por eso apareciste! -exm¨® Araceli con voz melodiosa, mientras sus ojos desteban con una ternura iparable. Su semnte irradiaba dicha absoluta. 1715 §³§Ñ§â§ß§Ú§ð §ï -Andr¨¦, te lo he dicho, si tus responsabilidades te abruman, no es necesario que vengas por mi. Chapter 56 Cap¨ªtulo 56 La imagen era digna de una portada de revista: ¨¦l con su porte imponente y e con su delicada figura, entrzados en un abrazo que parec¨ªa predestinado por el mismo universo. Sabrina contemba escena con un rostro impasible, mientras una invisible tenaza oprim¨ªa su garganta, rob¨¢ndole cada aliento y dej¨¢nd al borde de un abismo de sensaciones que no lograba nombrar. Ahora lo entend¨ªa. Andr¨¦ hab¨ªa acudido al hospital por Araceli. Yo cruel coincidencia del destino, hab¨ªa presenciado su humici¨®n p¨²blica. Andr¨¦ frunci¨® ligeramente el ce?o y apart¨® a Araceli con un movimiento suave pero decidido. -Araceli..... -Las pbras quedaron suspendidas en susbios alprobar que Gabriel ya conduc¨ªa a Sabrina lejos de all¨ª. Andr¨¦ entrecerr¨® los ojos con visible tensi¨®n, dispuesto a seguirlos, pero Araceli se aferr¨® a su brazo con sutileza. -Andr¨¦, esta ma?ana recib¨ª madas de varios testigos. Me han asegurado que est¨¢n dispuestos a dar su deraci¨®n formal. La mirada de Andr¨¦ adquiri¨® un brillo inquisitivo. -?Deraci¨®n sobre qu¨¦? -Sobre c¨®mo se?orita Ib¨¢?ez provoc¨® mi idente. Con estos testimonios, ser¨¢ imposible que niegue su responsabilidad. Araceli modba cada pbra con suavidad de una brisa primaveral. -No te preocupes, Andr¨¦, Comprendo que e es tu esposa y no deseo causarle problemas innecesarios. Mis heridas sanar¨¢n; solo necesito que me ofrezca una disculpa p¨²blica y podr¨¦ olvidar el incidente. -Losentarios en redes no favorecen en absoluto a se?orita Ib¨¢?ez. Una araci¨®n de su parte restauraria considerablemente su imagen p¨²blica. -Cuando eso suceda, apoyar¨¦ su versi¨®n afirmando que todo fue un desafortunado idente sin intenci¨®n maliciosa. As¨ª zanjamos el asunto definitivamente. El rostro de Araceli irradiaba una bondad casi angelical, y cada frase destba aparente preocupaci¨®n por el bienestar de Sabrina. Ni una s menci¨®n a su propio sufrimiento o as consecuencias del idente; una muestra de empatia que rozaba lo sobrehumano. La mirada de Andr¨¦ se suaviz¨® visiblemente mientras susurraba: -Ojal¨¢ Sabrina tuviera tu nivel deprensi¨®n. Araceli esboz¨® una sonrisa c¨¢lida. -Tranquilo, quiz¨¢s solo necesita tiempo para procesar todo. Eventualmente ver¨¢s cosas con ridad. Aque noche, m¨²ltiples supuestos testigos inundarons redes con videos narrando su versi¨®n de los hechos. [Acababa de salir de oficina y caminaba por esa avenida cuando el veh¨ªculo de se?orita Iba?ez apareci¨® repentinamente, impactando de lleno contra el auto de se?orita Araceli.] [?Ni siquiera intento frenar! ?Me qued¨¦ paralizado! Inicialmente pens¨¦ que hab¨ªa confundido los pedales, pero luegoprendi que mantuvo su trayectoria deliberadamente,o si persiguiera un objetivo especifico.] [Decenas de personas presenciaron lo mismo que yo. No estoy inventando nada.] A ra¨ªz de este primer testimonio, surgieron muchos m¨¢s, todos confirmando misma narrativa. Cada deraci¨®n pintabas iones de Sabrinao calcdas y despiadadas, mientras urg¨ªan su pronta disculpa p¨²blica. Justo cuando el fervor medi¨¢ticoenzaba a diluirse ante el silencio de Sabrina, e sorprendi¨® a todos anunciando una conferencia de prensa. La opini¨®n general asumi¨® inmediatamente que finalmente ceder¨ªa a presi¨®n social y ofrecer¨ªa esperada disculpa. [?POR FIN! La se?orita perfi¨®n va a admitir su culpa. ?Justicia servida!] El entusiasmo virtual alcanz¨® niveles festivos,o si el mundo celebrara anticipadamente ca¨ªda de un tirano. Quienes hab¨ªan alimentado hoguera de cr¨ªticas contra Sabrina saboreaban ya victoria, convencidos de que justicia prevalecer¨ªa. El d¨ªa se?do, s de conferencias desbordaba de asistentes hasta sus l¨ªmites. Sabrina, en un movimiento inesperado, hab¨ªa abiertos puertas a todos los medios sin discriminaci¨®n, provocando una asistencia masiva que saturaba cada rinc¨®n. Gabriel observ¨® con preocupaci¨®n el mar de rostros hambrientos de esc¨¢ndalo. -Sabrina, una vez cruces esta l¨ªnea, no habr¨¢ retorno posible. Si prosigues, tu rci¨®n con Andr¨¦ quedar¨¢ irremediablemente destruida. Chapter 57 Cap¨ªtulo 57 La rci¨®n entre Sabrina y Gabriel hab¨ªa evolucionado sutilmente durantes ¨²ltimas semanas, revndo coincidencias inesperadas entre ambos. Con cada conversaci¨®n, Sabrina descubr¨ªa con agrado quepart¨ªan numerosas pasiones. Gabriel profesaba un amor profundo por los conciertos y, durante su etapa universitaria, hab¨ªa cultivado el arte del violino disciplinaplementaria. Sin embargo,s responsabilidades empresariales lo obligar¨®n a abandonar gradualmente aque afici¨®n musical Aunque no dominaba el instrumentoo un virtuoso, sus reflexiones sobre m¨²sica desbordaban originalidad y perspectiva, nutriendo el esp¨ªritu art¨ªstico de Sabrina con nuevos horizontes interpretativos. Previamente, con intenci¨®n de apoya, Gabriel hab¨ªa pronunciado deliberadamente el nombre de Sabrina frente a Andr¨¦. Ahora, consolidada su amistad, el nombre flu¨ªa con naturalidad entre susbios, y e hab¨ªa dejado de percibir extra?eza al escucharlo. -El n de Araceli est¨¢ gado de inconsistencias, aunque e crea haberlo ejecutado impecablemente ent¨® Sabrina con una sonrisa tenue dibujada en susbios-. Hoy expondr¨¦ su verdadera esencia ante todos. Desde aparici¨®n de Araceli en su vida, Sabrina hab¨ªa soportado innumerables injusticias provocadas por aque mujer. A pesar del profundo desprecio que sent¨ªa hacia e, jam¨¢s hab¨ªa contemdo destrui porpleto. Comprend¨ªa que, generalmente, cuando un hombre traiciona, ra¨ªz del problema reside en ¨¦l mismo. No ten¨ªa sentido responsabilizar exclusivamente a amante; conservar el coraz¨®n de un hombre depend¨ªa de propia capacidad. Hoy era Araceli, ma?ana podr¨ªa ser cualquier otra. Anteriormente, Araceli se limitaba a peque?as artima?as inofensivas. Sin embargo, sus recientes maquinaciones hab¨ªan transgredido los l¨ªmites que Sabrina estaba dispuesta a tolerar. Un hombre desleal y una mujer traicionera merec¨ªanpartir su destino ens profundidades del infierno. -Si publicas ese video, tu posici¨®n dentro de familia Carvalho podr¨ªaplicarse considerablemente -advirti¨® Gabriel, arqueando una ceja con expresi¨®n cautelosa. Ciertamente, dinast¨ªa Carvalho no se reduc¨ªa ¨²nicamente a Andr¨¦; tambi¨¦n inclu¨ªa a su madre Fernanda y a su hermana. 17:15 Capitulo 57 -No Importa-respondi¨® Sabrina con absoluta indiferencia-. Entre Andr¨¦ y yo no existe futuro alguno. Su esc¨¢ndalo hab¨ªa inundados redes durante d¨ªas sin que ning¨²n miembro de los Carvalho hubiera salido en su defensa. ?Por qu¨¦ deber¨ªa preocuparse por reputaci¨®n familiar? Nunca m¨¢s se humiria por quienes no lo merec¨ªan. Losbios de Gabriel se curvaron en una sonrisa apenas perceptible, absteni¨¦ndose de intentar disuadi nuevamente. Al aproximarse hora se?da, Sabrina se despidi¨® brevemente de Gabriel antes de subir al estrado. No hab¨ªa divulgado previamente el video por temor a que Andr¨¦ lo descubriera y lo suprimiera con celeridad. Eso contradec¨ªa sus intenciones. Ahora, con transmisi¨®n simult¨¢nea de numerosos medios, incluso si Andr¨¦ pretendiera censurarlo, resultar¨ªa pr¨¢cticamente imposible. Faltaban apenas treinta minutos para dar inicio a conferencia de prensa. Andr¨¦ permanec¨ªa c¨®modamente instdo en su sill¨®n ejecutivo, observando con aparente desinter¨¦s panta que mostraba el recinto del evento. En ese preciso instante, alguien golpe¨® suavemente puerta de su despacho. Iv¨¢n ingres¨® con una expresi¨®n inquietante grabada en el rostro. -Se?or Carvalho, acabo de recibir informaci¨®n crucial que necesitounicarle inmediatamente. Los ojos de Andr¨¦ se deszaron levemente hacia ¨¦l. -?De qu¨¦ se trata? 1 Losbios de Iv¨¢n vacron,o sis pbras se resistieran a emerger, mientras una fina pel¨ªc de sudor peba su frente. -El prop¨®sito de conferencia de se?orita Ib¨¢?ez no es ofrecer disculpas, sino... presentar cierto video... -?Qu¨¦ material? -Es... corresponde al lugar del incidente -titube¨® Iv¨¢n, tragando visiblemente-. Se?or Carvalho, ser¨ªa preferible... que lo visualizara personalmente. Tras pronunciar estas pbras, Iv¨¢n le entreg¨® un iPad a Andr¨¦. 17-15 Capitulo 57 Andr¨¦ lo recibi¨®,probando que conten¨ªa un video de duraci¨®n inferior a un minuto. Al reproducirlo,s pups de Andr¨¦ se contrajeron bruscamente, reflejando en sus ojos una mez de incredulidad y conmoci¨®n profunda. Los segundos transcurrian con tortuosa lentitud mientras el video avanzaba inexorablemente hacia su conclusi¨®n. Chapter 58 Cap¨ªtulo 58 La oficina se sumergi¨® en un silencio devastador que parec¨ªa engullir hasta el m¨¢s m¨ªnimo sonido. El video revba con precisi¨®n cristalina verdad del idente automovil¨ªstico. No hab¨ªa sido Sabrina quien senz¨® contra Araceli. Sino que... Araceli hab¨ªa embestido deliberadamente a Sabrina con su veh¨ªculo. Araceli hab¨ªa fabricado unapleta mentira. Lo que evidenciaba que los testimonios de los supuestos testigos tambi¨¦n eran falsedades orquestadas. Este video representaba un vuelco inesperado en toda situaci¨®n. Era f¨¢cil visualizar conmoci¨®n que desatar¨ªa una vez que se difundiera p¨²blicamente. -Se?or Carvalho, en media hora, se?orita Ib¨¢?ez publicar¨¢ este video... ?Qu¨¦ medidas debemos tomar ahora? -pronunci¨® Iv¨¢n con voz apenas audible. Cuando ese material saliera a luz, reputaci¨®n de Araceli quedar¨ªapletamente destrozada. Andr¨¦ permaneci¨® en absoluto mutismo por varios minutos antes de articr su respuesta. -Primero, sustituyan ese video. Preparen el autom¨®vil, nos dirigiremos inmediatamente al lugar de conferencia. Iv¨¢n no pudo ocultar su asombro, asinti¨® y se retir¨® con premura. Hab¨ªa contemdo posibilidad de que Andr¨¦ protegiera a Araceli, pero jam¨¢s imagin¨® que ser¨ªa tan osadoo para eliminar ra¨ªz del problema sustituyendo el video. ?La transmisi¨®n de hoy se emit¨ªa en vivo para espectadores de todo el mundo! Era perfectamenteprensible que Sabrina deseara restablecer su honor. Pero si el video era reemzado, Sabrina cargar¨ªa perpetuamente con esa injusta mancha en su reputaci¨®n. Por supuesto, si Sabrina lograba publicar el video, Araceli tambi¨¦n sufrir¨ªa graves consecuencias, incluyendo el estigma social de ser catalogadao otra". Ser otra? constituye una etiqueta que sociedad rara vez perdona. Iv¨¢n exhal¨® un suspiro imperceptible. Entre Sabrina y Araceli, Andr¨¦ hab¨ªa optado por salvaguardar a esta ¨²ltima. 17-16 Capitulo 58 La conferencia de prensaenz¨® puntualmente, y Sabrina ascendi¨® al estrado con paso firme. Los destellos des c¨¢maras resndec¨ªan con tal intensidad que casi resultaban cegadores. Sabrina recorri¨® con mirada a los periodistas y representantes de medios presentes en s. -Antes de responder a sus preguntas, deseo mostrarles un material audiovisual - der¨® con voz ra y potente. La iluminaci¨®n del recinto disminuy¨® gradualmente, y panta frente a Sabrina cobr¨® vida. La audiencia, visiblemente desconcertada, dirigi¨® su atenci¨®n hacia proyi¨®n, intrigados por conocer el contenido que Sabrina pretend¨ªa revr. Sin embargo, transcurridos varios segundos, panta continuaba mostrando un lienzopletamente nco, sin ninguna imagen. Un murmullo de confusi¨®n se propag¨® por toda s. -?Qu¨¦ ocurre? ?No iba a mostrarse un video? ?D¨®nde est¨¢? -?Qu¨¦ est¨¢ haciendo Sabrina? ?Solo busca captar nuestra atenci¨®n? -Anticipaba una gran revci¨®n, pero no hemos visto absolutamente nada. -?Qu¨¦ demonios? ?Est¨¢ ganando tiempo deliberadamente? Los asistentes manifestaron abiertamente su descontento, mientras continuaban capturando im¨¢genes de Sabrina. [Losentarios en transmisi¨®n flu¨ªan imcables, repletos de bus crueles hacia Sabrina que cuestionaban su credibilidad y cordura] Sabrina frunci¨® levemente el ce?o, descolocada por el inesperado inconveniente tico. En ese preciso instante, un miembro del equipo tico se aproxim¨® apresuradamente y leunic¨® algo al o¨ªdo. -Se?orita Ib¨¢?ez, el video fue sustituido hace unos momentos... Sabrina qued¨® moment¨¢neamente paralizada, pero de inmediato identific¨® al responsable, y su mirada se encendi¨® con una furia contenida. Una sonrisa se dibuj¨® en susbios. -No importa, cuento con m¨²ltiples respaldos. En este momento, tengo el archivo en mi almacenamiento en nube. O... puedo reproducirlo directamente para todos ustedes. "La tolog¨ªa actual es tan sofisticada que, aunque el ojo humano no distinga los detalles a distancia, los equipos pueden ajustar el zoom y registrar con nitidez todo el proceso." 17:16 ?Andr¨¦ realmente cre¨ªa que eliminando su video dejar¨ªa sin alternativas? ?Qu¨¦ ingenuidad tan absurda! Precisamente en ese instante, se percibi¨® una agitaci¨®n proveniente de entrada principal. -?Andr¨¦ ha llegado! -exm¨® alguien entre multitud, y toda atenci¨®n se desvi¨® hacia puerta de ingreso. Chapter 59 Cap¨ªtulo 59 El hombre de presencia magn¨¦tica cruz¨® el umbral con determinaci¨®n inalterable. Su rostro era una obra maestra de gen¨¦tica, l¨ªneas definidas que evocaban admiraci¨®n silenciosa. Cada movimiento destba un dominio natural del espacio que lo rodeaba. Una energ¨ªa poderosa y sutil se desprend¨ªa de su figura, provocando que los presentes contuvieran respiraci¨®n ante su proximidad. Al distinguirlo, Sabrina tens¨® los m¨²sculos de sus manos hasta formar dos pu?os perfectos, mientras un destello de indignaci¨®n atravesaba su mirada. Los periodistas, hambrientos de deraciones, rodearon a Andr¨¦o depredadores ante una presa valiosa. -Se?or Carvalho, ?viene a cumplir con su responsabilidad moral y entregar a esta criminal as autoridades? -pregunt¨® uno, acercando descaradamente su grabadora. -Se?or Carvalho, sobre el incidente donde su esposa atropell¨® a se?orita Araceli, usted ha permanecido en silencio mientrass redes arden con teor¨ªas... ?Debemos interpretar que tambi¨¦n considera culpable a su esposa? -cuestion¨® otro, ajustando su c¨¢mara. -Se?or Carvalho, ?iniciar¨¢ los tr¨¢mites de divorcio con Sabrina? nz¨® un tercero sin sutileza alguna. Los reporteros lo asediaban, capturando cada ¨¢ngulo de su rostro con shes incesantes. La expresi¨®n de Andr¨¦ permanec¨ªa imprable, serenao superficie de ungo en calma absoluta. -Permitan espacio, por favor -pronunci¨® con voz neutra pero autoritaria. Su semnte no revba emoci¨®n perceptible, su mirada transmit¨ªa una quietud inquietante que, al posarse sobre los presentes, parec¨ªa congr cualquier intenci¨®n de desafiarlo. La multitud, sobrecogida por su aura, retrocedi¨® instintivamente sin necesidad de insistencia f¨ªsica. Andr¨¦ avanz¨® entre el gent¨ªo y se dirigi¨® a Iv¨¢n, quien aguardaba fielmente a su nco: -Despeja s, cancelen conferencia de prensa. Al escuchar sus pbras, un murmullo colectivo de descontento recorri¨® estancia. Andr¨¦, indiferente a rei¨®n general, continu¨® su trayecto con pasos medidos y elegantes directamente hacia donde Sabrina permanec¨ªa en el escenario. Una risa cristalina pero cargada de iron¨ªa escap¨® de losbios de Sabrina. -El distinguido se?or Carvalho canc conferencia porque teme que exponga verdadesprometedoras sobre cierta se?orita, ?le aterroriza que descubramos su peque?o secreto? -proyect¨® su voz con ridad deliberada por encima del bullicio. 17.16 Al percibir intervenci¨®n de Sabrina, todass miradas convergieron nuevamente en e, y el bombardeo de shes se intensific¨® con renovado inter¨¦s. -?Secreto? ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo realmente? -?Habr¨¢ un giro inesperado en esta controversia? -Si Sabrina ha organizado esta conferencia, seguramente posee evidencias contundentes. Andr¨¦ ascendi¨® al escenario con aplomo. Sus ojos, profundoso abismos insondables, se varon en los de e. -Conversaremos en privado -sentenci¨® mientras sujetaba su mu?eca con firmeza. Sabrina retrocedi¨® instintivamente, liber¨¢ndose de su agarre con desd¨¦n evidente. -?Por qu¨¦ en privado? ?Acaso pretendes que contin¨²e cargando con responsabilidad que corresponde a tu querida se?orita mientras soporto el escrutinio p¨²blico? La mirada de Andr¨¦ se torn¨® a¨²n m¨¢s severa. -Me har¨¦ cargo personalmente de resolver esta situaci¨®n. Retir¨¦monos ahora. Sabrina dej¨® escapar una risa desprovista de humor. -Andr¨¦, esteportamiento no es caracter¨ªstico de ti. "Comprende perfectamente que si revelo verdad, Araceli quedar¨¢ destruida, por eso insiste en contrr narrativa. ?D¨®nde estaba cuando fui crucificada en redes sociales? Seguramente consndo a Araceli en su habitaci¨®n de hospital, prometi¨¦ndole solucionar sus problemas y castigar a esta supuesta ''criminal'' questim¨®." Andr¨¦ manifest¨® signos de impaciencia creciente. -Sabrina, ?hasta cu¨¢ndo persistir¨¢s con esta actitud? -?Esta actitud? -replic¨® e con mirada cial-. ?En tu percepci¨®n, se ma ''actitud'' no rendirme ante Aracelio t¨² lo haces descaradamente? Consciente de su posici¨®n vulnerable, Andr¨¦ guard¨® silencio moment¨¢neamente. -Te proporcionar¨¦ una explicaci¨®n satisfactoria y restaurar¨¦ tu reputaci¨®n. Sabrina, no desear¨¢s que el mundo entero presencie nuestros conflictos personales, ?verdad? Sabrina lo contempl¨® anal¨ªticamente antes de responder: -De acuerdo, conversemos primero. El semnte de Andr¨¦ se suaviz¨® ligeramente. Sabrina gir¨® sobre sus talones y se encamin¨® hacia el ¨¢rea tras bastidores. Chapter 60 Cap¨ªtulo 60 Si no se equivocaba, transmisi¨®n en vivo ya hab¨ªa sido interrumpida abruptamente. Cualquier deraci¨®n que intentara hacer hoy nunca llegar¨ªa al p¨²blico. Ante los ojos del mundo, solo parecer¨ªa que hab¨ªa organizado una conferencia de prensa para terminar no diciendo absolutamente nada, burl¨¢ndose de todos. Mientras tanto, Andr¨¦ continuar¨ªa ejecutando toda se de estrategias medi¨¢ticas para proteger a Araceli. Y no ser¨ªa sorprendente que incluso tomara medidas en su contra. Andr¨¦... ?verdaderamente carec¨ªa de piedad! En intimidad de s de descanso tras bastidores, Sabrina encar¨® a Andr¨¦ con mirada prante. -?Qu¨¦ es tan urgente que necesitaunicarme, se?or Carvalho? -Me encargar¨¦ personalmente de contrr opini¨®n p¨²blica y neutralizar situaci¨®n medi¨¢tica por ti -respondi¨® Andr¨¦ con voz profunda y serenao aguas subterr¨¢neas. Sabrina lo interrumpi¨® con delicada firmeza. -Si su n consiste ¨²nicamente en silenciar voces y manipr informaci¨®n,mento decirle que no puedo aceptarlo. Aunque elimine cada publicaci¨®n y noticia existente, mi imagen de vina y asesina permanecer¨¢ indeleble en conciencia colectiva. Con mirada fija en aquellos ojos oscuros y enigm¨¢ticos, Sabrina esboz¨® una sonrisa tenue. -Posiblemente solo conseguir¨ªa intensificar indignaci¨®n p¨²blica, convirti¨¦ndome en nco de mayor hostilidad. La mirada de Andr¨¦ se detuvo en cicatriz reciente que marcaba frente de mujer, y su expresi¨®n se torn¨® ligeramente m¨¢s intensa. -Voy a esrecerpletamente esta situaci¨®n por ti. -?Esrecer? -Sabrina dej¨® escapar una risa suave cargada de iron¨ªa-. Mi nombre ha sido arrastrado p¨²blicamente durante tanto tiempo, ?y justo ahora el se?or Carvalho decide que es momento de arars cosas? Andr¨¦ sostuvo su mirada mientras articba con pausada deliberaci¨®n. -Si tienes condiciones que imponer, expr¨¦ss ahora. Un destello de astucia ilumin¨® los ojos de Sabrina. -Tengo dos condiciones espec¨ªficas. 17-16 Capitulo 60 -De acuerdo acept¨® Andr¨¦ instant¨¢neamente. -Se?or Carvalho, ser¨ªa prudente que esperara a escucharmepletamente antes deprometerse -advirti¨® Sabrina con calcda tranquilidad. -Contin¨²a. -Primera condici¨®n: quiero que me entregue mil millones -der¨® Sabrina sin vi¨®n. La mirada de Andr¨¦ se torn¨® a¨²n m¨¢s sombr¨ªa. Mil millones representaban una fortuna considerable. -?Para qu¨¦ requieres semejante cantidad? -Compensaci¨®n por da?os psicol¨®gicos y difamaci¨®n p¨²blica. He sido objeto de insultos y agresiones durante d¨ªas. ?O acaso el se?or Carvalho considera que una simple disculpa de se?orita ser¨¢ suficiente? Tras unos instantes de denso silencio, Andr¨¦ finalmente edi¨®. -Est¨¢ bien. "Pat¨¦tico", pens¨® Sabrina con amarga satisfi¨®n interior. Por Araceli, realmente estaba dispuesto a cualquier cosa. Mil millones concedidos sin menor resistencia, sin siquiera parpadear. -?Ese era tu verdadero objetivo? voz de Andr¨¦ cort¨® sus pensamientos. Sabrina elev¨® su mirada hacia ¨¦l. -?Disculpe? -?Todo este espect¨¢culo fue orquestado simplemente para extorsionarme? El rostro de Sabrina adopt¨® una expresi¨®n de fr¨ªa indiferencia mientras decid¨ªa no dignificar acusaci¨®n con explicaciones. -Si esa es su interpretaci¨®n, adnte con e. Los ojos imprables del hombre observaban sin parpadear, profundoso un estanque invernal, enigm¨¢ticoso un valle en penumbras. -Este video proviene de c¨¢mara de tu veh¨ªculo. Pose¨ªas evidencia contundente desde el principio, pero decidiste no presenta ni entrega as autoridades. Sabrina, actuaste deliberadamente, ?no es as¨ª? -Efectivamente -respondi¨® mostrando una sonrisa desprovista de calidez-. Si hubiera presentado evidencia antes, ?habr¨ªa podido negociar mil millones con el se?or Carvalhoo ahora? Adem¨¢s... -Deseabaprobar qu¨¦ estrategia adoptar¨ªa se?orita sin pruebas en su contra, y cu¨¢nta confianza depositar¨ªa el se?or Carvalho en m¨ª. -Todo se desarroll¨® exactamente seg¨²n mis previsiones. 00 17-16 Capitulo 60 El rostro de Sabrina no reflejaba tristeza ni decepci¨®n; manten¨ªa una serenidad absoluta,o si hara de circunstanciaspletamente ajenas a e. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o con visible contrariedad. -?Por dinero est¨¢s dispuesta a soportar humiciones p¨²blicas, permitiendo que testimen? Sabrina, ?realmente el dinero significa tanto para ti? Chapter 61 Cap¨ªtulo 61 Sabrina observ¨® a Andr¨¦ con un destello de asombro en sus pups. -?Realmente crees que el dinero carece de importancia? Cong tus tarjetas y sobrevive sin un centavo, entoncesprender¨¢s su verdadero valor. ?Y piensas que permanezco a tudo por tu fortuna? ?Deber¨ªa estar contigo por qui¨¦n ereso persona? -?Para contemr c¨®mo te escabulles a medianoche en busca de otras mujeres? ?Para convertirme en cuidadora que prepara remedios caseros para tu primer amor? ?Para que cuando implore tu ayuda, cuestiones mis iones? ?O para que cuando mi vida peligre, cortesunicaci¨®n y te marches abrazado a otra mujer? Sus ojos se varon en los de Andr¨¦ con intensidad. -Aun si mi inter¨¦s en ti fuera meramente econ¨®mico, parece que no he adquirido ning¨²n bien sustancial, ?no es as¨ª? La residencia a que Araceli retorn¨® era vi m¨¢s exclusiva con vista al oc¨¦ano en Cartagena, valorada en nueve cifras. Andr¨¦ adquiri¨® sin titubear, transfiriendo inmediatamente propiedad a su nombre. E hab¨ªa abandonado mansi¨®n Carvalho para instrse en un apartamento de alquiler. Cinco a?oso se?ora Carvalho val¨ªan menos que un amor genuino que reapareci¨® hace apenas seis meses. En este universo, dif¨ªcilmente existir¨ªa algo m¨¢s parad¨®jico. Ostentar el t¨ªtulo de se?ora Carvalho hab¨ªa sido verdaderamente una decepci¨®n monumental. Andr¨¦ tens¨® el ce?o en un gesto severo. -Araceli est¨¢ al borde de muerte, ?por qu¨¦ insistes en rivalizar con alguien cuya vida se extingue? -?Muriendo? -Una sonrisa cargada de escepticismo se dibuj¨® en el rostro de Sabrina-. ?Est¨¢spletamente seguro de que realmente agoniza? Andr¨¦ percibi¨® insinuaci¨®n vda en aques pbras, y su semnte se endureci¨®. -?Qu¨¦ intentas decir? -Andr¨¦, ?te atrever¨ªas a apostar? -Sabrina esboz¨® una sonrisa desafiante-. Apuesto a que Araceli seguir¨¢ respirando despu¨¦s de seis meses. Durante este per¨ªodo, Sabrina hab¨ªa estado reflexionando sobre posibilidad de que Araceli, con su maestr¨ªa para el enga?o y actuaci¨®n, quiz¨¢s no padeciera enfermedad alguna. Exceptuando esos desmayos cada ciertos d¨ªas, no exist¨ªan indicios concretos de que Araceli sufriera una dolencia terminal. 1717 Capitulo 61 Adem¨¢s, ?acaso alguien verdaderamente moribundo conservar¨ªa energ¨ªa suficiente para manipr a quienes rodeaban? La voz de Andr¨¦ emergi¨® g¨¦lidao un manantial invernal. -Absurdo. -?Qu¨¦ sucede, temes descubrir verdad? Andr¨¦ permaneci¨® imprable. -Con los avances cient¨ªficos actuales, y considerando que Fabi¨¢n busca activamente especialistas para Araceli, su condici¨®n podr¨ªa ser tratable. Desconoc¨ªa qu¨¦ tipo de sortilegio hab¨ªanzado Araceli sobre Andr¨¦ para inspirar semejante confianza ciega. Andr¨¦, aparentemente hastiado, decidi¨® cambiar el rumbo de conversaci¨®n. -?Cu¨¢l es tu segunda exigencia? Sabrina sostuvo su mirada, artdo cada sba con precisi¨®n quir¨²rgica. -Andr¨¦, quiero disolver nuestro matrimonio. Finalmente, paciencia de Andr¨¦ se evapor¨® porpleto. -Sabrina, t¨² propusiste negociar condiciones conmigo, y ed¨ª. Solicitaste un mill¨®n de dres, y acept¨¦ entreg¨¢rtelo. ?Hasta cu¨¢ndo prolongar¨¢s esta farsa? Alg¨²n pensamiento cruz¨® su mente, porque su rostro revel¨® un atisbo de irritaci¨®n. -Esas t¨¢cticas vulgares, ?qui¨¦n tes ense?¨®? Sabrina lo contempl¨® con firmeza inquebrantable. -Andr¨¦, ?persistes en creer que esto es un juego? La prante mirada de Andr¨¦ escudri?¨® cada cent¨ªmetro de su rostro. -Te atraigo, ?no es verdad? Sabrina experiment¨® un instante de desconcierto antes deprender situaci¨®n. -?Viste privacidad de mi diario? Los ojos de Andr¨¦ adquirieron un sutil brillo. -Thiago tom¨® el cuaderno equivocado y lo descubr¨ª cuando me lo devolvi¨®. Sabrina cultivaba el h¨¢bito de smar sus pensamientos en un diario. Aques p¨¢ginas conten¨ªan cr¨®nica de sus cinco a?os de uni¨®n matrimonial. Antes del regreso de Araceli, Andr¨¦ hab¨ªa sido considerablemente atento con e. 17.17 4 Capitulo 61 Andr¨¦ pose¨ªa juventud, atractivo y un estatus excepcional; enamorarse de ¨¦l result¨® pr¨¢cticamente inevitable. Al fin y al cabo, era su esposo leg¨ªtimo. Sin embargo, al escuchar esas pbras emanar de losbios de Andr¨¦, Sabrina no pudo evitar evocar una m¨¢xima conocida. Chapter 62 Cap¨ªtulo 62 Los favorecidos por el destino inevitablemente sucumben a arrogancia. Andr¨¦ se aferraba a una convi¨®n absoluta: con un hijo en¨²n y certeza de sus sentimientos hacia ¨¦l, pod¨ªa permitirse cualquier libertad sin consecuencias. De pronto, el tel¨¦fono de Andr¨¦ interrumpi¨® el silencio con un timbre estridente. Era Iv¨¢n, su asistente personal. -?Se?or Carvalho, estamos enfrentando una crisis inmediata! Andr¨¦ tens¨® el rostro con evidente disgusto. -?Qu¨¦ acontecimiento justifica semejante alteraci¨®n? -Han proliferado numerosos videos en red queprometen gravemente reputaci¨®n de se?orita, y nuestros esfuerzos por contenerlos han resultado infructuosos... La voz de Andr¨¦ adquiri¨® un tono g¨¦lido. -Te instru¨ª ramente que bloquearas toda informaci¨®n proveniente de conferencia de prensa, incluyendo material audiovisual y transmisiones simult¨¢neas, ?no fue esa mi orden expl¨ªcita? La voz de Iv¨¢n dtaba su nerviosismo. -La informaci¨®n del recinto ha sidopletamente restringida, se?or, nada ha trascendido desde ese punto. Sin embargo, estas filtraciones no proceden de conferencia, sino que... -?Sino qu¨¦? Expr¨¦sate con ridad. -...estos videos est¨¢n siendo proyectados simult¨¢neamente en todass pantas publicitarias metropolitanas... y carecemos de capacidad para retirarlos con inmediatez requerida. Iv¨¢n casi se quebrantaba al har. -Y situaci¨®n no se limita a materialprometedor de se?orita, tambi¨¦n involucra contenido que lo implica directamente a usted, se?or Carvalho. Iv¨¢n ocult¨® deliberadamente que, adem¨¢s des pantas publicitarias, los videos circban libremente en el metro, autobuses, ascensores y otros espacios p¨²blicos. ["La ciudad entera se ha sumido en un caos absoluto."] Aunque convocar una rueda de prensa y divulgar verdad en taformas digitales alcanzar¨ªa cierta audiencia, existe un segmento pocional considerable que permanece ajeno a inte y medios informativos virtuales. ["Pero al exponerlo en pantas gigantes, din¨¢mica cambia radicalmente."] Capitulo 62 Desde ancianos octogenarios hasta ni?os de primaria pod¨ªan presenciarlo sin filtro alguno. ["Un ataque que no discrimina edad ni condici¨®n."] [¡°Esta estrategia de Sabrina refleja una frialdad calcdora formidable."] Andr¨¦ v¨® su mirada prante en Sabrina. -?Fuiste arquitecta de esto? Sabrina sostuvo su postura con impecable serenidad. -Efectivamente, fui yo. Andr¨¦, con agudeza que lo caracterizaba,prendi¨® instant¨¢neamente el objetivo de Sabrina. -Lo que me expresaste momentos atr¨¢s, ?era meramente una t¨¢ctica dtoria para distraer mi atenci¨®n? -Precisamente confirm¨® Sabrina con imperturbablepostura-. El se?or Carvalho ejerce un dominio considerable en Cartagena, lo cual exig¨ªa anticiparse con meticulosidad. Si el se?or Carvalho hubiera decidido no presentarse o no intentar obstaculizarme, esta contingencia alternativa habr¨ªa resultado innecesaria. Cuando Andr¨¦ apareci¨®, Sabrina intuy¨® que conferencia probablemente ser¨ªa abortada. Por ello, discretamente transmiti¨® un mensaje a Gabriel. Simult¨¢neamente, deliberadamente enfrasc¨® a Andr¨¦ en una conversaci¨®n, manteni¨¦ndolo distanciado de situaci¨®n real. Para cuando descubriera magnitud de lo ocurrido, neutralizar sus efectos ya no ser¨ªa una simple formalidad. Apenas Iv¨¢n finaliz¨® mada, el tel¨¦fono de Andr¨¦ vibr¨® nuevamente. En esta ocasi¨®n, era Fabi¨¢n quien establec¨ªa contacto. -?Andr¨¦, enfrentamos una emergencia! Araceli sali¨® inesperadamente y fue acorrda por manifestantes radicalizados, se produjo un enfrentamiento y result¨® lesionada. ?Ha sido tradada al centro m¨¦dico! El semnte de Andr¨¦ reflejaba una profunda consternaci¨®n. -?Cu¨¢l es su estado actual? -Fisicamente, Araceli se encuentra estabilizada por el momento, pero desconozco c¨®mo los medios obtuvieron informaci¨®n sobre su hospitalizaci¨®n y han sitiado el per¨ªmetro hospitrio... Araceli presenta un cuadro de extrema alteraci¨®n emocional... Andr¨¦, ?tu presencia es imperativa inmediatamente! Andr¨¦ guard¨® silencio breves instantes antes de responder: 23 17:17 Caph 62 -Me dirijo hacia all¨¢ en este momento. Al concluirunicaci¨®n, Andr¨¦ dirigi¨® hacia Sabrina una mirada cial. -Sabrina, tu crueldad no conoce l¨ªmites. Sabrina respondi¨® con una sonrisa enigm¨¢tica. -No existe necesidad de mostrar clemencia hacia quien representa degradaci¨®n misma, Chapter 63 Cap¨ªtulo 63 Andr¨¦ sinti¨® un leve estremecimiento recorrer su espina dorsal. La mujer frente a ¨¦l se hab¨ªa transformado ante sus ojos, revndo una faceta que jam¨¢s hab¨ªa contemdo. Sus fiones, otrora delicadas, ahora delineaban una determinaci¨®n inquebrantable. "?Realmente desea divorciarse de m¨ª? ?Ser¨ªa capaz de romper nuestro v¨ªnculo con tal facilidad?" Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el insistente tono de su tel¨¦fono. Con el semnte endurecido por preocupaci¨®n, Andr¨¦ abandon¨® estancia apresuradamente, sin dedicarle una ¨²ltima mirada a Sabrina. ... En ese preciso instante, majestuosa panta exterior proyectaba evidencia que exoneraba a Sabrina del supuesto atropello. Las im¨¢genes mostraban con brutal ridad c¨®mo el veh¨ªculo de Araceli hab¨ªa embestido deliberadamente contra el de Sabrina, desmontando farsa construida durante semanas. Los transeuntes observaban boquiabiertos revci¨®n, formando peque?os grupos de discusi¨®n improvisada. -?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo aqu¨ª? ?Alguien intent¨® asesinar a esa mujer y qued¨® impune? -Por Dios, ese autom¨®vil arremeti¨® sin vi¨®n alguna. ?No constituye eso tentativa de homicidio? -?Habr¨¢ confundido los pedales? Imposible, trayectoria es demasiado precisa. Fue un acto premeditado sin duda. A continuaci¨®n, panta exhibi¨® ¨ªntegramente el teatral nto de Araceli tras su supuesto acoso, promando dram¨¢ticamente su inminente partida de este mundo. En grabaci¨®n, Araceli deraba con fingida inocencia que pulsera que adornaba su mu?eca pertenec¨ªa por derecho a nuera de los Carvalho, calific¨¢ndo reliquia familiar. Sabrina, pese a su decepci¨®n con Thiago, decidi¨® protegerlo eliminando cualquier contenido que lo involucrara. Despu¨¦s de todo, segu¨ªa siendo un ni?o. Conserv¨® ¨²nicamente los fragmentos donde Araceli rdeaba del trato preferencial que Andr¨¦ le dispensaba. Aquello bast¨® para desatar indignaci¨®n colectiva. [?Vaya! Esta tal Araceli es toda una maestra de manipci¨®n. Sus pbras no reflejan en absoluto a alguien que haya sufrido acoso] [?Qu¨¦ desfachatez! ?C¨®mo se atreve a enfrentarse a esposa leg¨ªtima? La se?ora Carvalho demuestra una elegancia admirable manteniendopostura. Yo habr¨ªa abofeteado sin contemciones] 12 Capitulo 63 ?Escucharon lo que insinua? Aunque Andr¨¦ est¨¦ con su esposa, debe acudir corriendo a su mado... ?Qu¨¦ descaro tan monumental!] Numerosos espectadores, al contemr verdad desnuda, repudiarons artima?as de Araceli. Sin embargo, su condici¨®n de influencer le garantizaba una base de seguidores incondicionales dispuestos a defende a capa y espada. liEvidentemente fue Sabrina quien le arrebat¨® el esposo a nuestra querida Araceli! Esto es simple justicia po¨¦tica] [Nuestra Araceli est¨¢ al borde de muerte, solo desea remediar sus arrepentimientos. ?Acaso eso es un pecado?] ?La verdadera intrusa es aque que no es amada!] [Sabrina, deberias ceder a Andr¨¦. T¨² solo perder¨ªas un matrimonio, mientras que Araceli perder¨ªa su existencia] Posteriormente, Sabrina present¨® pruebas irrefutables del fin de rci¨®n entre Araceli y Andr¨¦, mucho antes de que e apareciera en escena, silenciando definitivamente a los defensores m¨¢s acerrimos de Araceli. Sabrina public¨® un mensaje contundente: [Respecto as difamaciones cites, el acoso sistem¨¢tico y vici¨®n de mi privacidad, he recopdo exhaustivamente toda evidencia y he puesto en manos de mi equipo legal para proceder cons iones correspondientes] [Adicionalmente, perseguir¨¦ por v¨ªa penal a quienes perpetraron agresi¨®n f¨ªsica que sufr¨ª recientemente] Esa misma tarde,s autoridades emitieron ununicado oficial. El documento especificaba que, tras minuciosa evaluaci¨®n pericial, Sabrina quedaba eximida de toda responsabilidad en el incidente. Exhortaba adem¨¢s al cese inmediato del hostigamiento digital. En cuanto a los supuestos testigos, el informe los desenmascarabao oportunistas en busca de notoriedad, carentes de cualquier prueba verificable. Poco despu¨¦s de divulgaci¨®n oficial, aquellos "testigos presenciales" que hab¨ªan jurado presenciar los hechos se retractaron p¨²blicamente, ofreciendo disculpas entre balbuceos avergonzados. 212 Chapter 64 Cap¨ªtulo 64 Las repercusiones por los falsos testimonios no tardaron en manifestarse. Los responsables fueron detenidos pors autoridades tras desatar una oleada de indignaci¨®n colectiva. Aquellos agresores que aparecieron en entrada del hospital ejecutando actos violentos fueron identificados uno a uno gracias a intervenci¨®n decisiva de Gabriel. Su destino sigui¨® un patr¨®n imcable: primero humici¨®n p¨²blica mediante disculpas obligatorias y despu¨¦s, detenci¨®n formal bajo cargos de lesiones intencionales. Estas iones contundentes tuvieron un efecto inmediato. La avncha de cr¨ªticas contra Sabrina en el ciberespacio disminuy¨® notablemente. Elunicado oficial actu¨®o un sedante colectivo en medio del caos informativo. Sin embargo, persist¨ªa un grupo de detractores, los autodenominados "guerreros del tedo? que continuaban fabricando narrativas maliciosas sobre Sabrina con obstinada determinaci¨®n. Sabrina, sin titubear, emprendi¨® iones legales contra estos difamadores digitales. Una vez enfrentados a justicia, confesaron naturaleza ficticia de sus acusaciones, admitiendo carecer de cualquier fundamento. Varios de estos ciber agresores revron ser mercenarios de difamaci¨®n, contratados espec¨ªficamente para orquestar una campa?a de odio sistem¨¢tico contra Sabrina. En asepsia de habitaci¨®n hospitria, Araceli presentaba un aspectomentable. Su cuerpo y rostro estaban cubiertos por una mez repulsiva de c¨¢scaras de huevo, residuos vegetales y l¨ªquidos de procedencia dudosa. La herida frontal, aunque ya atendida y coagda, segu¨ªa exhibiendo un aspecto estremecedor que captaba inmediatamente atenci¨®n. Cuando Andr¨¦ atraves¨® el umbral de puerta, encontr¨® a Araceli sollozando con el rostro oculto entre sus manos. Fabi¨¢n, sentado junto a e, intentaba cons sin ¨¦xito aparente. -?Andr¨¦! Esta vez no hay duda. Los agresores fueron enviados directamente por esa mujer despiadada, Sabrina -exm¨® Fabi¨¢n, aproxim¨¢ndose a Andr¨¦ con indignaci¨®n apenas contenida. -?Qu¨¦ evidencia tienes para afirmar que Sabrina organiz¨® este ataque? - cuestion¨® Andr¨¦, manteniendopostura. -Los agresores promaban que el mal se paga con su misma moneda... que quer¨ªan hacernos experimentar lo que significa ser v¨ªctimas del linchamiento digital. -Sabrina siempre ha albergado un profundo resentimiento hacia Araceli, obstaculizando constantemente su camino -der¨® Fabi¨¢n con absoluta convi¨®n-. Ahora, tras su Capitulo 64 sufrimiento, busca venganza aprovechando esta coyuntura. Si no es e responsable, ?qui¨¦n m¨¢s podr¨ªa ser? La mirada de Andr¨¦ se ensombreci¨® sutilmente. -?Basas toda tu teor¨ªa en simples pbras pronunciadas por desconocidos? En ese preciso instante, Araceli, quien hab¨ªa permanecido silenciosa, elev¨® su rostro dirigiendo una mirada prante hacia Andr¨¦. -Andr¨¦, el odio de Sabrina hacia m¨ª tiene profundas ra¨ªces. Al publicar ese video, revel¨® su verdadero deseo: verme muerta... -murmur¨® con voz quebrada. -?Por qu¨¦ mentiste, Araceli? -interrumpi¨® Andr¨¦ abruptamente. -Durante el idente sufr¨ª un desvanecimiento moment¨¢neo -explic¨® e entre l¨¢grimas-. Al recuperar consciencia y ver aquel veh¨ªculo aproxim¨¢ndose, cre¨ª... sinceramente cre¨ª que era se?orita Ib¨¢?ez intentando atroperme... -Andr¨¦, Araceli desconoc¨ªapletamente que Sabrina conduc¨ªa ese auto - a?adi¨® Fabi¨¢n con exagerado dramatismo-. Para demostrar su inocencia, incluso ofreci¨® rpensa por testimonios. -?Qui¨¦n hubiera imaginado que esos supuestos testigos resultar¨ªan ser oportunistas fabricando falsedades por dinero? Araceli es otra v¨ªctima en estapleja situaci¨®n. -Su tiempo de vida ya es limitado, y ahora debe soportar este cruel linchamiento digital... -Fabi¨¢n cerr¨® los pu?os con teatral indignaci¨®n-. ?Sabrina desea acelerar muerte de Araceli! -Loprendo perfectamente -susurr¨® Araceli con expresi¨®n devastada-. A estas alturas, cualquier explicaci¨®n que ofrezca carecer¨¢ de credibilidad para ti. M¨¢rchate, Andr¨¦. No deseo que te veas arrastrado por mis problemas. Andr¨¦ frunci¨® ligeramente el ce?o. -?Cu¨¢l fue tu motivo para interceptar a Sabrina en entrada del ba?o y pronunciar aques pbras? Chapter 65 Cap¨ªtulo 65 Araceli se sec¨®s l¨¢grimas con delicadeza, evitando tocar herida en su frente. -Escuch¨¦ a Fabi¨¢nentar que se?orita Ib¨¢?ez ha estado ignorando porpleto a Thiago, frecuentando bares para encontrarse con modelos masculinos y, adem¨¢s... suportamiento ha sido sumamente err¨¢tico ¨²ltimamente. Sus ojos enrojecidos se varon en Andr¨¦, buscando suprensi¨®n. -Solo pretend¨ªa provoca deliberadamente para que prestara m¨¢s atenci¨®n a esa conducta tan cuestionable. Fabi¨¢n se acerc¨®, con el rostro tenso por indignaci¨®n. y abandonara -Esta vez Sabrina realmente cruz¨® todos los l¨ªmites. Si no le importa Araceli, al menos deber¨ªa considerars consecuencias para ti y para Thiago, ?no crees? Sus manos se agitaron en el aire mientras continuaba. -Ha desatado un aut¨¦ntico caos en inte y ahora todo el mundo conoces grietas en su rci¨®n. Inclusos iones del Grupo Carvalho han mostrado inestabilidad por este esc¨¢ndalo. -?Esta mujer solo tiene oscuras intenciones! Andr¨¦ permaneci¨® impasible durante unos instantes, estudiando habitaci¨®n antes de dirigirse a Araceli con voz serena. -Enf¨®cate ¨²nicamente en tu recuperaci¨®n. Yo me ocupar¨¦ personalmente de contrr lo que circ en inte. El impacto del video de Sabrina result¨® exponencialmente mayor que cualquiera des noticias previas. Aunque Andr¨¦ logr¨® silenciar toda informaci¨®nprometedora en apenas veinticuatro horas. No obstante, los internautas m¨¢s astutos ya hab¨ªan guardado capturas y grabaciones,parti¨¦nds en c¨ªrculos privados con febril entusiasmo. Numerosos socioserciales de Andr¨¦ mencionaban el incidente con aparente casualidad, intentando descubrir verdad detr¨¢s del esc¨¢ndalo. Incluso peque?as cuentas de marketing digitalenzaron a filtrar fragmentos de informaci¨®n dispersa. A pesar de ser bloqueadas con rapidez, viralidad del contenido resultaba aterradora,parable ¨²nicamente con des celebridades m¨¢s influyentes. Capitulo 65 ?Qui¨¦n era realmente Andr¨¦? Un prestigioso magnate empresarial brasile?o. Joven, extremadamente atractivo, iparable incluso cons figuras m¨¢s prominentes del mundo del espect¨¢culo;prensiblemente, representaba fantas¨ªa inalcanzable innumerables mujeres. Con tantos halos de perfi¨®n proyectados sobre su figura, ca¨ªda de esa imagen inmacda amenazaba ahora con destruirpletamente su reputaci¨®n. Hasta el imperturbable Grupo Carvalho hab¨ªaenzado a tambalearse. para La siempre estoica familia Carvalho finalmente se vio obligada a tomar medidas dr¨¢sticas. Esa misma noche, Sabrina recibi¨® una mada intempestiva de Fernanda. -?Sabrina, ese esc¨¢ndalo que has provocado en inte va a hundirpletamente al Grupo Carvalho! Su voz atravesaba el tel¨¦fonoo cuchis afdas. -?Regresa inmediatamente a vi! Ya he organizado una conferencia con periodistas; necesitas arar que todo lo que dijiste fue ¨²nicamente para captar atenci¨®n de Andr¨¦. El tono de Fernanda se torn¨® m¨¢s agresivo con cada pbra. -?Hace a?os, te humiste vergonzosamente para conseguir casarte con mi hijo! Despu¨¦s de boda, jam¨¢s te dignaste a trabajar, despilfarrando el dinero de Andr¨¦, ?y ahora te atreves a traicionarlo de esta manera! La amenaza se desliz¨®o veneno en sus pbras finales. -Te lo advierto ramente: si el Grupo Carvalho sufre m¨¢s m¨ªnima p¨¦rdida econ¨®mica por tu culpa, ?ser¨¢s expulsada definitivamente! Sabrina escuchaba conversaci¨®n con el rostropletamente inexpresivo. Desde el primer momento, Fernanda nunca hab¨ªa aceptado su presencia. Siempre hab¨ªa mantenido firme convi¨®n de que Sabrina hab¨ªa empleado t¨¢cticas reprobables para ascender socialmente y asegurar su matrimonio con Andr¨¦. Fernanda le hab¨ªa recalcado en m¨²ltiples ocasiones que, de no haber sido por su intervenci¨®n, Andr¨¦ ya estar¨ªa felizmente casado con joven heredera que e hab¨ªa selionado meticulosamente. Aque heredera pose¨ªa educaci¨®n universitaria, un trasfondo familiar impecable, y se encontraba a altura social de los Carvalho, pudiendo incluso aportar valioso respaldo al conglomerado familiar, a diferencia de Sabrina, quien aparentemente solo contaba con su belleza f¨ªsicao ¨²nico activo. Al enterarse del regreso de Araceli, Fernanda no se hab¨ªa molestado en advertir ni contrrs 17:18 Capitulo 65 iones de Andr¨¦. En lugar de eso, se hab¨ªa deleitado burl¨¢ndose cruelmente de Sabrina, asegur¨¢ndole que si no era capaz de mantener el inter¨¦s de un hombre, merec¨ªa absolutamente ser abandonada. Durante los tres a?os de matrimonio con Andr¨¦, hostilidad y opresi¨®n por parte de Fernanda hab¨ªan sido una constante demoledora. El periodo m¨¢s terrible ocurri¨® al inicio de su uni¨®n, cuando Fernanda convocaba diariamente a vi para somete a sus imposiciones tir¨¢nicas. No solo obligaba avar ropa, cocinar y encargarse de todass tareas dom¨¦sticas, sino que adem¨¢s le recordaba constantemente que,o mujer, carec¨ªa del derecho b¨¢sico de sentarse a mesa durantes reuniones familiares de los Carvalho. Chapter 66 Cap¨ªtulo 66 Durante cada reuni¨®n familiar, Sabrina terminaba extenuada, m¨¢s que cualquier otra persona presente. Se deszaba incansablemente por toda mansi¨®n, ofreciendo bebidas y refrescos a cada invitado, recibiendo menos consideraci¨®n que el personal dom¨¦stico contratado. A pesar de sus esfuerzos incansables porcer a todos, Fernanda jam¨¢s mostraba el menor signo de aprobaci¨®n hacia e. Sin importars cr¨ªticas que Fernandanzara, Sabrina deb¨ªa permanecer en silencio absoluto, pues cualquier r¨¦plica ser¨ªa interpretadao una insolencia imperdonable. En aquellos d¨ªas, Sabrina consideraba a Fernanda una figura de autoridad incuestionable, madre del hombre que amaba. Sent¨ªa obligaci¨®n de someterse para evitar que Andr¨¦ quedara atrapado en medio de un conflicto familiar doloroso. Pero ahora, cuando ni siquiera deseaba darle descendencia a Andr¨¦, ?qu¨¦ sentido ten¨ªa seguir tolerando a Fernanda? -No regresar¨¦-der¨® Sabrina, abandonando aque caut con que antes med¨ªa cada sba para no provocar ira de su suegra. Con una voz impregnada de desprecio, a?adi¨®: -Y les ruego que no demoren en expulsarme. Me averg¨¹enza profundamente ser considerada nuera de los Carvalho. Al terminar estas pbras, sin esperar respuesta alguna, Sabrina cort¨®unicaci¨®n abruptamente. Al otro extremo de l¨ªnea, Fernanda contempl¨® el tel¨¦fono con expresi¨®n pasmada, incapaz de asimr lo sucedido durante unos instantes. Luana Carvalho, sentada junto a e y notando su desconcierto, pregunt¨® con naturalidad: -?Vendr¨¢ Sabrina esta tarde, mam¨¢? Tengo antojo de uno de sus pasteles; cuando llegue, p¨ªdele que prepare algo para m¨ª. Aunque tampoco simpatizaba particrmente con Sabrina, deb¨ªa reconocer que sus dotes culinarias superaban con creces a los chefs profesionales que trabajaban para familia. Fernanda, recuperandopostura, exm¨® furiosa: -?Qu¨¦ demonios le ocurre a Sabrina hoy? ?Habr¨¢ consumido alguna sustancia? ?C¨®mo se atreve a colgarme y decir que espera ser expulsada de nuestra familia? -¨²ltimamente he sido excesivamente condescendiente con e, y ahora ha olvidado cu¨¢l es su posici¨®n. 18:38 Capitulo 66 Luana, al escuchar estas pbras, reion¨® con indiferencia. -Seguramente lo dijo para provocarte. Al principio, se esforz¨® desesperadamente por casarse con mi hermano, ?por qu¨¦ querr¨ªa marcharse ahora? Adem¨¢s, ya tienen un hijo juntos. Con un suspiro, Luana reflexion¨®: -Aunque, entiendo perfectamente su frustraci¨®n; mi hermano ha sido extremadamente obvio con Araceli. Cualquier observador externo pensar¨ªa que verdadera esposa de Andr¨¦ es Araceli. -Creo que Sabrina est¨¢ simplemente marcando su territorio. Ahora, todos saben definitivamente qui¨¦n es aut¨¦ntica se?ora Carvalho. Fernanda respondi¨® con desd¨¦n: -?Qu¨¦ se?ora Carvalho? Jam¨¢s he reconocidoo tal. Esa Araceli tampoco vale gran cosa. Pero seg¨²n Andr¨¦, est¨¢ desahuciada, as¨ª que no representa una amenaza. Fernanda tom¨® delicadamente taza de caf¨¦ que reposaba frente a e y bebi¨® un sorbo con ay elegancia. -Es el momento perfecto para que e misma destruya cualquier v¨ªnculo con Andr¨¦. Luana se detuvo, contemndo a su madre con suspicacia: -Mam¨¢, no estar¨¢s pensando en... Fernanda respondi¨® con calcda serenidad: -Con posici¨®n e influencia de Andr¨¦, aunque vuelva a contraer matrimonio y tenga m¨¢s hijos, hay incontables damas de alta sociedad form¨¢ndose en f para desposarlo. Y si no pertenecen a nuestra se, al menos deber¨ªan poseer una educaci¨®n refinada. Con un gesto despectivo, a?adi¨®: -Por consideraci¨®n a Thiago, le mostr¨¦ cierta benevolencia, ?y as¨ª me responde? ?Qui¨¦n se ha cre¨ªdo que es Sabrina? Luana conoc¨ªa obsesi¨®n de su madre pors uniones entre iguales sociales. Incluso si nopart¨ªan el mismo estatus, exig¨ªa al menos un nivel educativo respetable. Una figura meramente decorativao Sabrina, cuyo ¨²nico valor resid¨ªa en su belleza superficial, representaba exactamente el tipo de persona que Fernanda despreciaba profundamente. Ahora,s indiscretas revciones de Sabrina ens redes hab¨ªan impactado negativamente en cotizaci¨®n burs¨¢til del Grupo Carvalho. Todo indicaba que el futuro inmediato de Sabrina estar¨ªa gado de dificultades insuperables. 18.38 Capitulo 67 El fin de semana lleg¨® con premura. Chapter 67 Cap¨ªtulo 67 El jard¨ªn de infantes al que asist¨ªa Thiago hab¨ªa organizado una actividad especial para padres e hijos. Araceli arrib¨® con antci¨®n a instituci¨®n infantil. El esc¨¢ndalo que hab¨ªa estado ens redes ya hab¨ªa sido sofocado por Andr¨¦ con mano imcable. En inte, cualquier publicaci¨®n rcionada con el tema desaparec¨ªa instant¨¢neamente. Losentarios que manciban el nombre de Araceli eran eliminados antes de ver luz. Ahora,s redes respiraban una enga?osa calma. Por supuesto, Andr¨¦ pod¨ªa silenciars voces digitales, pero no ten¨ªa poder sobre los pensamientos que anidaban en mente des personas. Apenas Araceli cruz¨® el umbral del jard¨ªn infantil, percibi¨®s miradas cargadas de juicio que segu¨ªan. De pronto, un l¨ªquido ardiente se derram¨® sobre e, arranc¨¢ndole un grito desgarrador. -?Ay, disculpe, se?orita! Se me resbal¨® sin querer -pronunci¨® responsable, con una voz desprovista de cualquier remordimiento. -Lo hiciste deliberadamente... -Araceli apenas logr¨® articr cuando mujer interrumpi¨® abruptamente. -?Miren todos! ?No es esta Araceli, protagonista del esc¨¢ndalo que sacudi¨®s redes? Las pbras de mujer atrajeron a varios padreso abejas a miel, quienes observaron a Araceli con desprecio apenas disimdo. -?Detesto a esas mujeres que fingen inocencia mientras destrozan hogares ajenos! -E fue quien provoc¨® el idente y luego culp¨® a esposa leg¨ªtima, incluso pag¨® testigos falsos... ?Su descaro no tiene l¨ªmites! -Esta mujer es definici¨®n de desverg¨¹enza. Cuando se?ora Carvalho y el se?or Carvalho terminaron, sali¨® con mentiras tratando de manipr opini¨®n p¨²blica. -?Qu¨¦ sinverg¨¹enza! Usa su supuesta enfermedad para despertar l¨¢stima y seducir a un hombre casado. ?Ni siquiera sabemos si realmente padece algo! Trass revciones de Sabrina, verdadera naturaleza de Araceli qued¨® expuesta ante todos. Sus grabaciones y fotograf¨ªas se hab¨ªan convertido en material de bu para los usuarios de inte. 19.99 Cap¨ªtulo 67 Los videos con sus actuaciones exhib¨ªano hip¨®crita m¨¢s refinada del momento. Inclusos actrices especializadas en papeles antag¨®nicos estudiaban sus gestos teatrales. La multitud cercaba,nz¨¢ndole dardos verbales que se vaban en su orgullo. Araceli, atrapada entre aquellos rostros hostiles, sent¨ªa c¨®mo su pulso se aceleraba por ansiedad. -?Crash! -Un objeto contundente impact¨® contra su cabeza. Un dolor punzante le nubl¨® moment¨¢neamente visi¨®n. Al vers l¨¢grimas que brotaban de sus ojos, multitud no mostr¨® piedad, sino una cruel satisfi¨®n. Algunos audieron con entusiasmo, celebrando: "?Bien merecido!" En cuestiones de infidelidad, se necesitan dos para el baile prohibido. Pero Araceli representaba el arquetipo de amante m¨¢s despreciable. Ocupar el lugar de otra y adem¨¢s hacerlo con descaro y alboroto resultaba imperdonable. Esteportamiento provocaba m¨¢s repudio que el de cualquier amante convencional. Al notar magnitud del tumulto, el personal de seguridad intervino para restaurar el orden. Aunque los guardias actuaron con profesionalismo, sus miradas revban el juicio silencioso que hab¨ªan formado sobre e. Finalmente, Araceli logr¨® escapar de aquel linchamiento social. Exceptuando sus propios montajes dram¨¢ticos, jam¨¢s hab¨ªa enfrentado semejante humici¨®n p¨²blica. Con los pu?os apretados, conten¨ªa el veneno que se acumba en su interior. Todo era culpa de Sabrina. Por e atravesaba este infierno. ¡°?Sabrina, mes pagar¨¢s!" Inicialmente, Sabrina hab¨ªa rechazado pa?ar a Romeo a actividad para padres e hijos. Pero el peque?o carec¨ªa de figura materna, y Gabriel se encontraba sumergido en obligaciones. Romeo mir¨® con ojos suplicantes. -Se?orita Sabrina, no participaremos en los juegos. Solo p¨¢?eme al jard¨ªn para solicitar un permiso al maestro, ?s¨ª? 23 18-29 Chapter 68 Capitulo 68 -?Los padres de Thiago son verdaderamente extraordinarios! ?Est¨¢n ocupando el primer lugar en este momento! El coraz¨®n de Sabrina se estremeci¨®. -?Los padres de... Thiago? El semnte de Romeobinaba admiraci¨®n y un dejo de mncol¨ªa. -S¨ª, en el jard¨ªn, Thiago siempre presume que su pap¨¢ es insuperable y su mam¨¢ -Al principio, muchospa?eros dudaban de sus pbras, pero Thiago prometi¨® traerlos para que todos los conocieran durante actividad familiar. -Y efectivamente, son tan impresionanteso ¨¦l describ¨ªa. Sabrina escuch¨® atentamente, aunque su mente tard¨® en procesar informaci¨®n. Romeo, ajeno a su turbaci¨®n, prosigui¨® con entusiasmo. -Antes, los dem¨¢s ni?os ve¨ªan a una joven que ven¨ªa por ¨¦l y pensaban que era su madre. -Pero Thiago ar¨® inmediatamente que no, que e solo era ni?era que trabajaba para familia Carvalho. -Ahora que ha ganadopetencia, recorre todo el lugar presumiendo a sus padres. Aunque Araceli ya le hab¨ªa revdo que Thiago consideraba ¨²nicamenteo una empleada m¨¢s, escuchar el desprecio del peque?o a trav¨¦s del rto inocente de Romeo provoc¨® en Sabrina una sensaci¨®n de asfixia. Ahoraprend¨ªa por qu¨¦ Thiago aceptaba sus atenciones con tanta naturalidad. Para ¨¦l, no representaba m¨¢s que una ni?era, exactamente igual a Bel¨¦n en residencia. -Se?orita Sabrina, su rostro ha perdido el color, ?se encuentra bien? -pregunt¨® Romeo con genuina preocupaci¨®n al notar su palidez-. ?Deber¨ªamos consultar a un m¨¦dico? Sabrina desliz¨® suavemente su mano sobre los cabellos de Romeo mientras respond¨ªa con voz temda. -No es necesario, busquemos primero al maestro. Romeo asinti¨® d¨®cilmente. -De acuerdo. Mientras Sabrina conversaba con el docente, Romeo se dirigi¨® al a de m¨²sica para aguarda. Al descubrir que Sabrina era violinista, Romeo hab¨ªa desarrodo una profunda fascinaci¨®n por el instrumento y decidi¨® convertirse en su aprendiz. Finalizada conversaci¨®n con el maestro, Sabrina abandon¨® oficina dispuesta a reunirse 2/13 18-38 Capitulo 68 con Romeo. Sin embargo, apenas cruz¨® el umbral, se encontr¨® frente a frente con una presencia inesperada. Chapter 69 Cap¨ªtulo 69 Sabrina le dedic¨® una mirada fugaz antes de apartar los ojos con estudiada indiferencia. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?has venido en busca de Thiago y Andr¨¦? -pregunt¨® Araceli con voz melosa y calcda-. No se encuentran aqu¨ª en este momento, ?quieres que te pa?e a buscarlos? -No es necesario -respondi¨® Sabrina con una frialdad cortante. Sin m¨¢s pbras, Sabrina esquiv¨® yenz¨® a descender pors escaleras. La s de m¨²sica quedaba en nta baja, donde Romeo esperaba. Araceli se apresur¨® tras e. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?podr¨ªamos conversar un momento? -No considero que exista tema alguno que amerite una conversaci¨®n entre nosotras -replic¨® Sabrina sin dignarse a mira, su voz destba determinaci¨®n. -Se?orita Ib¨¢?ez, deseo har contigo sobre Andr¨¦. -Con mayor raz¨®n, no hay absolutamente nada que discutir. Al dor esquina, Sabrina se dispuso a descender el siguiente tramo de escaleras. -No me interesa lo que ocurra entre ustedes. -Se?orita Ib¨¢?ez -Araceli sujet¨® repentinamente mu?eca de Sabrina con firmeza-. Cinco minutos, conc¨¦deme solo cinco minutos. -Se?orita, he sido perfectamente ra: no existe asunto pendiente entre usted y yo. Con expresi¨®n imprable, Sabrina liber¨® su mano del agarre. Araceli observ¨® c¨®mo Sabrina se dispon¨ªa a marcharse e instintivamente intent¨® detene. Sus movimientos fueron tan precipitados que perdi¨® el equilibrio y, en un instante, se precipit¨® escaleras abajo. -?Ah! La sangre man¨® del cuerpo de Araceli, ti?endo el inmacdo suelo de un rojo intenso, creando una imagen perturbadora. Sabrina, sorprendida ante el inesperado giro de acontecimientos, qued¨® moment¨¢neamente paralizada. -?Se?ora Vargas! Una peque?a figura se aproxim¨® corriendo hacia Araceli, con el rostro contra¨ªdo por preocupaci¨®n. -Se?ora Vargas, ?se encuentra bien? 10.30 Cap¨ªtulo 69 -Estoy bien-Araceli esboz¨® una sonrisa dolorosa-. Thiago, por favor... no menciones esto a tu padre. Al contemr a Araceli tendida en el suelo, los ojos de Thiago se anegaron en l¨¢grimas. Levant¨® mirada r¨¢pidamente y fulmin¨® con rabia a Sabrina, que permanec¨ªa inm¨®vil en escalera. -?Por qu¨¦ empujaste a se?ora Vargas? Sabrina frunci¨® levemente el ce?o yenz¨® a descender con caut. Sin embargo, antes de que pudiera acercarse a Araceli, Thiago avanz¨® con determinaci¨®n, interponi¨¦ndose entre ambas y observ¨¢nd con profunda desconfianza. Aque mirada lo dec¨ªa todo: ve¨ªao a una vina despreciable. -?Qu¨¦ pretendes hacer? ?No permitir¨¦ questimes m¨¢s a se?ora Vargas! Sabrina se detuvo en seco. Estaba a punto de har cuando una voz masculina, profunda y cial, reson¨® a sus espaldas. -Araceli, ?qu¨¦ ha sucedido? Un hombre elegante, vestido con un traje oscuro impecable, acababa de llegar a escena. Al ver a Araceli ca¨ªda junto as escaleras, los ojos prantes de Andr¨¦ se estrecharon con visible preocupaci¨®n. Se adnt¨® con presteza, levant¨® del suelo y orden¨® con voz autoritaria: -?men a una ambncia! En el hospital, luz roja de urgencias resndec¨ªa con intensidad amenazante. El rostro de Andr¨¦, normalmente sereno, estaba ensombrecido por preocupaci¨®n, confiri¨¦ndole un aspecto sombr¨ªo y severo. Fabi¨¢n, quien hab¨ªa recibido noticia, irrumpi¨® en el pasillo se?ndo acusadoramente a Sabrina, vociferando sin el menor respeto. -?Sabrina, fuiste t¨² quien empuj¨® a Araceli pors escaleras! ?Eres una mujer despiadada! -?No estar¨¢s satisfecha hasta ve muerta? ?Qu¨¦ se de persona cruel y repugnante eres! ?No sientes verg¨¹enza alguna? Sabrina contempl¨® con frialdad el rostro contorsionado de Fabi¨¢n, quien mirabao si enfrentara a su enemiga mortal. -Hando de carecer de verg¨¹enza, si el se?or Guerrero ocupara el segundo lugar, nadie podr¨ªa disputarle el primero. Comparada contigo, me encuentro a a?os luz de distancia. Fabi¨¢n herv¨ªa de furia, mientras Sabrina manten¨ªa una calma inquebrantable, lo que provoc¨® 218 18.39 Capitulo 69 que ¨¦l perdierapletamentepostura. -?Hoy mismo te dar¨¦ una li¨®n porstimar a Araceli, malvada! Sabrina permanec¨ªa impasible, sin exhibir el m¨¢s m¨ªnimo atisbo de temor. -No posees lo necesario para conquistar a quien amas y descargas tu frustraci¨®n en los dem¨¢s. Eres un cobarde sin se que solo inspira l¨¢stima. Chapter 70 Cap¨ªtulo 70 -?Sabrina! -bram¨® Fabi¨¢n con tal intensidad que sus ojos se inyectaron de sangre. El eco de su c¨®lera quebr¨® el silencio sepulcral del hospital, reverberando por los as¨¦pticos pasillos. -Suficiente -interrumpi¨® Andr¨¦ con severidad, su rostro cincdo ensombrecido por una expresi¨®n imprable y sus ojos, profundoso pozos, destndo una severidad imcable. La furia de Fabi¨¢n se desvaneci¨® instant¨¢neamente al encontrarse con aque mirada. Recobr¨®posturao si hubiera recibido un choque el¨¦ctrico. Durante estos cinco a?os, cada encuentro entre Fabi¨¢n y Sabrina hab¨ªa estado marcado por hostilidad, siempre conentarios punzantes flotando en el aire. Incluso en presencia de Andr¨¦, quien se manten¨ªa distante o tomaba partido por Fabi¨¢n, alimentando as¨ª su insolencia. La arrogancia de Fabi¨¢n que¨® visiblemente. -Andr¨¦, esta mujer empuj¨® a Araceli pors escaleras. No podemos permitir que se salga con suya. Desde su posici¨®n, Sabrina emiti¨® un leve resoplido desde?oso. -Se?or Guerrero, usted briba por su ausencia cuando ocurri¨® el incidente. ?Con qu¨¦ autoridad afirma que fui yo quien empuj¨® a Araceli? -Como adultos, debemos responsabilizarnos de nuestras pbras. La calumnia constituye un delito. Fabi¨¢n qued¨® mudo ante contundencia de Sabrina. Ahora e desplegaba una elocuencia demoledora; cada frase que pronunciaba dejaba a Fabi¨¢n sin capacidad de r¨¦plica. Fue entonces cuando Thiago, quien hab¨ªa permanecido en silencio, alz¨® s¨²bitamente voz. -Yo lo presenci¨¦. Todass miradas convergieron hacia ¨¦l. Thiago apunt¨® directamente a Sabrina y der¨® con precisi¨®n medida: -Yo lo vi todo. Fue e quien empuj¨®. El rostro de Fabi¨¢n se ilumin¨® con una satisfi¨®n maliciosa, -Andr¨¦, esc¨²chalo. Hasta tu propio hijo lo confirma, ?c¨®mo podr¨ªa tratarse de una mentira? La mirada impasible y prante de Andr¨¦ se v¨® en Sabrina. -?Qu¨¦ te llev¨® a hacer algo as¨ª? 10.40 Capitulo 70 Sabrina esboz¨® una sonrisa amarga. -Interesante. Si ni siquiera t¨² puedes responder a esa pregunta, ?c¨®mo podr¨ªa hacerlo yo? Fabi¨¢n resopl¨® con desd¨¦n. -?Qu¨¦ motivo podr¨ªa tener? Evidentemente, los celos hacia Araceli. No soporta ve prosperar. Sabrina encar¨® a Fabi¨¢n con calcda serenidad. -?Celos de e? ?No manten¨ªan ustedes que Araceli y Andr¨¦ eran simples amigos, sin ning¨²n v¨ªnculo m¨¢s profundo? -Si ese fuera el caso, ?por qu¨¦ habr¨ªa de envidia? Fabi¨¢n balbuce¨® desconcertado. -Eso... eso es porque te atormenta el pasadopartido entre Araceli y Andr¨¦... Sabrina mantuvo intacta su sonrisa tensa. -?Por qu¨¦ deber¨ªa inquietarme? ?Acaso pors atenciones excesivas de Andr¨¦ hacia e? ?O quiz¨¢s por esos recuerdos de primer amor que a¨²n atesora, o tal vez por ese juego de ambig¨¹edades que mantienen...? Andr¨¦ interrumpi¨® tajantemente a Sabrina antes de que culminara su discurso. -Sabrina, contr tus celos. ?Est¨¢s dispuesta a pronunciar semejantes irresponsabilidades dnte de Thiago? Interiormente, Sabrina sonri¨® con amargura. ?Nuevamente pretend¨ªan manip utilizando a su hijo? Anteriormente, Sabrina habr¨ªa sofocado su orgullo y guardado silencio. Evitaba confrontar a Andr¨¦ frente a su hijo por temor a da?ar emocionalmente al peque?o. Sin embargo, ahora, al contemr c¨®mo padre e hijo cerraban fs contra e, Sabrina solo pod¨ªa reflexionar sobre lo absurdo de sus esfuerzos por preservar armon¨ªa. -Ustedes dos exhiben suplicidad a plena luz, sin pudor alguno -pronunci¨® Sabrina con voz g¨¦lida-. Y yo, que nada he hecho, ?por qu¨¦ habr¨ªa de temer? Andr¨¦, al constatar firmeza inquebrantable de Sabrina, endureci¨® a¨²n m¨¢s su semnte. -?Sabrina! -?Qu¨¦ ocurre? ?Te perturba tu propia conciencia? -replic¨® Sabrina con desprecio-. Lo que hiciste por Araceli en el pasado no lo mencionar¨¦, pero hoy... -?Te atrever¨ªas a difundir en redes sociales los videos e im¨¢genes de ustedes tres participando en esa parodia familiar para que el mundo los juzgue? Sabrina elev¨® sutilmentesisuras de susbios. 18:40 Cap¨ªtulo 70 -Intuyo que no solo evitar¨ªas hacerlo, sino que te asegurar¨ªas de confiscar todo ese material, impidiendo cualquier filtraci¨®n, ?no es as¨ª? El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨® profundamente. Chapter 71 Cap¨ªtulo 71 Fabi¨¢n esboz¨® una sonrisa sarc¨¢stica mientras entornaba los ojos. -?Realmente insistes en tu inocencia? Pregunt¨¦mosle a Araceli y sabremos verdad. Thiago, con una expresi¨®n demasiado severa para su edad infantil, dio un paso al frente. -Mam¨¢, si no le ofreces una disculpa sincera a se?ora Vargas, jam¨¢s podr¨¦ perdonarte. En tiempos anteriores, Sabrina habr¨ªa reionado con rma inmediata, apresur¨¢ndose a tranquilizar a su hijo con explicaciones desesperadas. Sin embargo, esta vez simplemente le dirigi¨® una mirada fugaz, sin molestarse siquiera en articr defensa alguna, antes de desviar su atenci¨®n deliberadamente. Esta inesperada indiferencia desconcert¨® a Thiago, sembrando en ¨¦l una inquietud que no lograba identificar con precisi¨®n. "Mam¨¢ ha estadoport¨¢ndose de manera extra?a ¨²ltimamente." Pero abu y el se?or Guerrero le hab¨ªan asegurado que aquello no era m¨¢s que una estratagema de su madre para captar atenci¨®n, tanto suyao de su padre. Le hab¨ªan advertido que no cayera en semejante manipci¨®n. Con este pensamiento resonando en su mente, Thiago endureci¨® su postura. -Incluso si solo est¨¢s buscando mar nuestra atenci¨®n, no deber¨ªasstimar a se?ora Vargas. Si vuelves a hacerle da?o, dejar¨¦ de considerarte mi madre. Sabrina apret¨® los pu?os instintivamente, pero su rostro permaneci¨® impasibleo una m¨¢scara perfectamente tada. -Como prefieras. Thiago qued¨® paralizado ante aque respuesta. "?Ser¨¢ tambi¨¦n esto parte de su estrategia?" En ese preciso instante, tradaron a Araceli hacia habitaci¨®n. La atenci¨®n de Andr¨¦ y Thiago fue maizada al instante, y ambos siguieron diligentemente el recorrido de cami. Fabi¨¢n, en cambio, permaneci¨® inm¨®vil, vando en Sabrina una mirada g¨¦lida. -Sabrina, asumir¨¢s responsabilidad por lo que le has hecho a Araceli. No pienses que podr¨¢s escabullirte aprovechando confusi¨®n. En habitaci¨®n, Araceli hab¨ªa recuperado ya consciencia. Se encontraba consndo a Thiago, cuyos ojos enrojecidos evidenciaban su nto reciente. 19-407 Capitulo 71 -Tranquilo, Thiago, estoy bien. Solo me preocupa no saber si tendr¨¦ oportunidad de volver a tocar el viol¨ªn para ti... Al pronunciar estas pbras, una sombra de inquietud atraves¨® su semnte. La menci¨®n del viol¨ªn transport¨® a Thiago a un recuerdo reciente: Araceli interpretando una pieza en p¨²blico, rodeada de ni?os que contemban con admiraci¨®n evidente. [?La mam¨¢ de Thiago es maravillosa, parece un ¨¢ngel! ?Y su pap¨¢ es tan apuesto!] Noo Sabrina, quien carec¨ªa de talentos destacables, raz¨®n por cual ¨¦l evitaba menciona ante suspa?eros. -Se?ora Vargas, usted se recuperar¨¢pletamente. -El rostro infantil de Thiago adopt¨® una gravedad impropia de su edad-. Esta vez, si mam¨¢ no se disculpa con usted, dejar¨¦ de reconoceo mi madre. Justo entonces, Sabrina atraves¨® el umbral de habitaci¨®n. Thiago experiment¨® una punzada moment¨¢nea de culpa. No obstante, Sabrina ni siquiera le dirigi¨® mirada; en lugar de ello, se aproxim¨® directamente a Araceli. -Se?orita, ?ha mejorado su condici¨®n? -Nada grave en realidad. -Araceli asinti¨® con suavidad-. Gracias por su visita, se?orita Ib¨¢?ez. La expresi¨®n de Araceli transmit¨ªa una serenidad absoluta, sin el menor asomo de resentimiento o disgusto, circunstancia que indign¨® profundamente a Fabi¨¢n. -Araceli, ?por qu¨¦ muestras tal amabilidad hacia una criminal? -Se?or Guerrero, no soy ninguna criminal. -El rostro de Sabrina exhib¨ªa una sonrisa apenas perceptible-. Si verdaderamente lo fuera, se?orita no estar¨ªa aqu¨ª, recuper¨¢ndose satisfactoriamente. Fabi¨¢n estall¨® con indignaci¨®n: -?Acaso no intentaste asesina al empuja desde lo alto? ?Un intento de homicidio no te convierte precisamente en criminal? Sabrina contempl¨® el vendaje que cubr¨ªa cabeza de Araceli, manteniendo un tono imperturbable. -Fabi¨¢n,s acusaciones requieren evidencias. Ya he rificado que se?orita tropez¨® y cay¨® identalmente; jam¨¢s empuj¨¦. -?Sabrina, est¨¢s tergiversando descaradamente realidad! -Fabi¨¢n fue el primero en protestar vehementemente. Se volvi¨® hacia Andr¨¦, quien hab¨ªa permanecido en silencio hasta entonces. 213 18:40 Capitulo 71 -Andr¨¦, ?no piensas hacer justicia en nombre de Araceli? Andr¨¦ dirigi¨® su mirada prante hacia mujer herida. -?C¨®mo deseas proceder con este asunto? Araceli, con el rostro todav¨ªa p¨¢lido por conmoci¨®n, respondi¨® con voz d¨¦bil pero suplicante: -Mientras mi mano se recuperepletamente, este incidente... dej¨¦moslo as¨ª, ?de acuerdo? 18:40 Chapter 72 Cap¨ªtulo 72 Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, su mirada se endureci¨®o obsidiana pulida. Antes de que pudiera articr pbra, Fabi¨¢n intervino: -?No podemos permitir que esta agresora salga impune! Araceli, es precisamente tu benevolencia lo que algunos interpretano debilidad y los anima a intimidarte. Sabrina dej¨® escapar una risa sutil, casi musical en su mordacidad. -?Te causa gracia esto, Sabrina? -espet¨® Fabi¨¢n, con indignaci¨®n burbujeando en su voz. Sabrina respondi¨® con una calma inquietante: -Admiro c¨®mo algunos emergen impolutos de situaciones turbias... Fabi¨¢n interrumpi¨® bruscamente, cortando sus pbras: -?A qui¨¦n te refieres con esaparaci¨®n? Esta vez, Sabrina abandon¨® todo subterfugio y confront¨® el asunto frontalmente. -A se?orita Araceli, por supuesto. Fabi¨¢n apenas logr¨® contener explosi¨®n de su temperamento. Consciente de presencia de Andr¨¦ y Thiago, contuvo sus impulsos y se limit¨® a protestar: -Andr¨¦, Sabrina empuj¨® a Araceli pors escaleras provocando su ingreso urgente al hospital. No pretender¨¢s,o en ocasiones anteriores, dejar este incidente sin consecuencias. Sabrina esboz¨® una sonrisa sarc¨¢stica: -El se?or Guerrero padece no solo de un d¨¦ficit cognitivo sino auditivo tambi¨¦n. ?En qu¨¦ momento admit¨ª habe empujado? Fabi¨¢n abri¨® boca dispuesto a replicar, peros pbras se evaporaron en su garganta. -Aunque Araceli mantenga silencio, tengo certeza absoluta de que fuiste t¨² quien agredi¨®. Sabrina arque¨® una ceja con desaf¨ªo: -?Y c¨®mo llegaste a esa conclusi¨®n? ?Posees visi¨®n sobrenatural? -Sabrina, t¨²- -Suficiente voz autoritaria de Andr¨¦ cort¨® el aire-. Sabrina, responde directamente: ?empujaste a Araceli? -Si deseas conocer verdad, preg¨²ntale a protagonista de esta historia - respondi¨® Sabrina con tono neutro. La mirada de Andr¨¦ se desvi¨® sutilmente hacia Araceli. 18:40 Capitulo 72 -Araceli, ?fue Sabrina quien te empuj¨®? Los ojos de Araceli se inundaron instant¨¢neamente de l¨¢grimas cristalinas. Entre sollozos entrecortados, forz¨® una sonrisa temblorosa. -No fue se?orita Ib¨¢?ez, fue mi propia negligencia... A pesar de sus pbras, su expresi¨®n atormentada revba una verdad silenciada: hab¨ªa sido Sabrina. ¡°Qu¨¦ astuta estrategia¡°, pens¨® Sabrina con amargura. ¡°Ensuciar mi reputaci¨®n mientras preservan su imagen inmacda." Su voz emergi¨® serena pero g¨¦lida: -Si se?orita confirma mi inocencia, me retiro. Fabi¨¢n protest¨® de inmediato: -?Te atreves a marcharte? ?No temes que podr¨ªa... La mirada prante de Andr¨¦ lo hizo vacr moment¨¢neamente. -?No temes que podr¨ªa mar as autoridades para detenerte? Sabrina gir¨® para enfrentarlo: -Adnte, contacta a polic¨ªa ahora mismo. Veamos a qui¨¦n dan credibilidad: a tus acusaciones o al testimonio de propia afectada. La testigo principal niega mi culpabilidad. ?Qu¨¦ m¨¢s pretendes? El rostro de Fabi¨¢n se encendi¨® de frustraci¨®n: -Araceli s¨®lo intenta proteger los sentimientos de Thiago y Andr¨¦. -?Y entonces? -Sabrina confront¨® directamente a Araceli-. Se?orita, responda con ridad: empuje o no? Araceli, al borde del nto, respondi¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, evitemos esta discusi¨®n frente al peque?o. Su tono suger¨ªa un sacrificio noble por el bienestar del ni?o. Fabi¨¢n,o iluminado por una s¨²bita revci¨®n, dirigi¨® su atenci¨®n a Thiago. -Thiago, ?afirmaste haber visto a Sabrina empujar a Araceli? El rostro del peque?o se tens¨® visiblemente: -S¨ª, lo presenci¨¦. E agredi¨® a se?ora Vargas. Fabi¨¢n, percibiendo su ventaja, se?al¨® acusadoramente a Sabrina: -Andr¨¦, pbra de Thiago es incuestionable! 10.41 fe Capitulo 72 La mirada cial de Andr¨¦ se pos¨® sobre Sabrina. -Sabrina, ?realmente agrediste a Araceli? Sabrina, aunque consideraba innecesaria cualquier explicaci¨®n, rechazaba ser injustamente acusada. -No empuj¨¦. E perdi¨® el equilibrio por s¨ª misma. -Entonces, ?c¨®mo explicas su ca¨ªda pors escaleras? Chapter 73 Cap¨ªtulo 73 Sabrina respondi¨® con una serenidad cial: -?Por qu¨¦ se cay¨® pors escaleras? ?C¨®mo podr¨ªa saberlo yo? Deber¨ªas pregunt¨¢rselo a persona involucrada, no a m¨ª. Andr¨¦ permaneci¨® en silencio, pero sus ojos obsidianas se varon en eo dagas silenciosas. Su rostro permanec¨ªa impasible, aunque el ambiente a su alrededor se torn¨® denso, casi irrespirable. Era evidente que duda se aferraba a su mente con tenacidad. Despu¨¦s de todo, nadie pierde el equilibrio en unas escaleras sin un desencadenante. En medio de aque tensi¨®n, el semnte de Thiago reflejaba una agitaci¨®n interior que apenas pod¨ªa disimr. Sin embargo, Sabrina sostuvo el duelo de miradas con entereza, sin parpadear ni desviar sus ojos ni un mil¨ªmetro. Su mirada cristalina transmit¨ªa una calma imperturbable, desprovista de cualquier rastro de remordimiento. Araceli se apresur¨® a intervenir: -Andr¨¦, mejor d¨¦jalo as¨ª... -No podemos dejarlo as¨ª. -Fabi¨¢n cort¨®s pbras de Araceli-. Esta vez debemos darle una li¨®n a esta mujer venenosa, de lo contrario, qui¨¦n sabe qu¨¦ m¨¢s podr¨ªa hacer. Sabrina cruz¨® los brazos sobre su pecho: -Se?orita, ?a¨²n no piensas revrles a todos c¨®mo ocurri¨® realmente tu ca¨ªda pors escaleras? La mirada de Araceli titube¨®,o sis pbras pugnaran por salir, pero algos retuviera en su garganta. Sabrina observ¨® el teatro de Araceli con desd¨¦n apenas disimdo. -Ya que no tengo ninguna rci¨®n con este incidente, me retiro. Fabi¨¢n se interpuso bloqueando salida: -Hoy, si no le ofreces una explicaci¨®n satisfactoria a Araceli, no atravesar¨¢s esa puerta. Sabrina replic¨® con mordaz iron¨ªa: -Afirmo que no fui quien empuj¨® y se?orita tampoco ha derado que fuera yo. Sin embargo, todos ustedes insisten obstinadamente en mi culpabilidad. Fabi¨¢nprendi¨® que Sabrina hab¨ªa experimentado una transformaci¨®n radical. Ahora era 18.43 perspicaz y elocuente, dej¨¢ndolo sin argumentos. Dirigi¨® una mirada inquieta hacia Araceli -Araceli, apresurate a arar situaci¨®n, fue Sabrina quien te empuj¨®? Sabrina estaba en lo cierto, si Araceli no lo confirmaba explicitamente,s acusaciones de los dem¨¢s carecerian de validez. Al fin y al cabo, Araceli era protagonista del incidente. Araceli maldijo internamente ipetencia de Fabian. A estas alturas, si persistia en ocultar verdad,s sospechasenzarian a germinar. Tomo aire profundamente, disponi¨¦ndose a har, cuando unos golpes resonaron en puerta de habitaci¨®n. Al instante, dos siluetas, una mayor y otra peque?a, aparecieron con pasos vtes. -Se?orita Sabrina, ?est¨¢s bien? Romeo, al divisa, se precipito hacia los brazos de Sabrina. Sabrina lo acogi¨® en su abrazo, con un destello de culpabilidad: -Lo siento, no he podido cuidarte adecuadamente. Le hab¨ªa prometido a Gabriel vr por el bienestar de Romeo. Pero termin¨® envuelta en conflictos, dedicando apenas tiempo a su cuidado. Aunque Romeo era peque?o, pose¨ªa una sensibilidad extraordinaria. -Se?orita Sabrina ya me ha cuidado muy bien... Antes de quepletara su frase, una voz cargada de hostilidad quebr¨® el aire. -i?Por qu¨¦ est¨¢s con mi mam¨¢?! Romeo alz¨® mirada y encontr¨® a Thiago observ¨¢ndolo con intensidad. -?Thiago? -Romeo mostr¨® genuina sorpresa-. ?Qu¨¦ haces aqu¨ª? Thiago ignor¨® su pregunta y, en un arranque impulsivo, se abnz¨® hacia ¨¦l, apartando violentamente a Romeo de los brazos de Sabrina. -?Al¨¦jate! ?Mantente lejos de mi mam¨¢! Romeo, desprevenido, cay¨® al suelo por el empuj¨®n de Thiago. El rostro de Sabrina se transform¨®, r¨¢pidamente auxili¨® a Romeo para incorporarse. -?Est¨¢s bien, Romeo? Los ojos de Romeo se humedecieron mientras contemba a Sabrina. Capitulo 73 -Se?orita Sabrina, me duele mucho. Sabrina examin¨® su brazo y, al detectar una abrasi¨®n, su semnte se ti?¨® de preocupaci¨®n. -Romeo, primero te llevar¨¦ a que te apliquen un medicamento... Antes de que Sabrina concluyera su frase, otra voz rebosante de indignaci¨®n e inconformidad estall¨®. -?Mam¨¢, ?por qu¨¦ eres tan buena con ¨¦l? ?Y por qu¨¦ le permites abrazarte?! Chapter 74 Cap¨ªtulo 74 -?Mam¨¢? ?Te refieres a se?orita Sabrina? -pregunt¨® Romeo, girando cabeza con genuina sorpresa mientras sus peque?os ojos se abr¨ªan de par en par-. Pero, ?tu mam¨¢ no es aque se?ora? Su mirada inocente se dirigi¨® hacia Araceli, quien permanec¨ªa inm¨®vil en cama del hospital con expresi¨®n inquieta. -Esta ma?ana, ?no participaron juntos en el evento familiar de padres e hijos? Thiago mantuvo su rostro impasible, con un rictus de dureza impropio de un ni?o de su edad. -Participar en un juego no significa que e sea mi madre -replic¨® con voz cortante. -Pero cuando todos preguntaron, no lo negaste -insisti¨® Romeo con transparencia propia de ni?ez-. Adem¨¢s, ?no dijiste que se?orita Sabrina solo era ni?era en tu casa? Ni?era. Aque pbra cay¨®o una bomba en habitaci¨®n. El aire pareci¨® congrse por un instante. Las expresiones de todos fluctuaron entre sorpresa y iodidad. Exist¨ªan verdades que, aunque conocidas por todos, nunca deb¨ªan pronunciarse abiertamente. Que se?ora Carvalho hubiera sido una simple ni?era en aque mansi¨®n era una de es. Si tal informaci¨®n se divulgara,s consecuencias no afectar¨ªan solo a Sabrina, sino a Andr¨¦ y toda dinast¨ªa Carvalho. Gabriel, quien hab¨ªa permanecido en silencio observando cada rei¨®n, decidi¨® intervenir. -Sabrina, he venido especialmente para entregarte algo. Instant¨¢neamente, todass miradas convergieron en ¨¦l. Gabriel exhib¨ªa una sonrisa despreocupada que contrastaba con tensi¨®n circundante. Extendi¨® su mano y le entreg¨® un tel¨¦fono m¨®vil a Sabrina. Al abrirlo, Sabrina descubri¨® un video en panta. La grabaci¨®n mostraba ramente a e y Araceli en el descanso des escaleras. -Esto es... -murmur¨® Sabrina, con un leve atisbo de asombro en su voz. -Es evidencia exacta de c¨®mo se?orita sufri¨® su ca¨ªda -explic¨® Gabriel con tono desenfadado. -?Video? -intervino Araceli, mientras su semnte se transformaba visiblemente. Pero en ese sector des escaleras no hab¨ªa c¨¢maras instdas... Sabrina observ¨® con intensidad prante. 18:43 Capitulo 74 -?C¨®mo puede se?orita estar tan segura de ausencia de vigncia en esa zona? Araceli, consciente de su desliz, intent¨®ponerse con una sonrisa forzada que no alcanz¨® sus ojos. -Cuando fui a buscar a Thiago, ech¨¦ un vistazo r¨¢pido y me pareci¨® notar que no hab¨ªa dispositivos de grabaci¨®n en esa diri¨®n... -En efecto, no existen c¨¢maras en dicha ubicaci¨®n -confirm¨® Gabriel con voz indolente-. Pero Romeo deseaba capturar a Sabrina descendiendo pors escaleras y, casualmente, registr¨® una escena sumamente revdora. El dispositivo de Gabriel, ¨²ltimo modelo en tolog¨ªa, reproduc¨ªa im¨¢genes con nitidez extraordinaria. La secuencia mostraba con precisi¨®n indiscutible c¨®mo Araceli perdi¨® el equilibrio ens escaleras. Sabrina no hab¨ªa ejercido contacto alguno; fue Araceli quien, en su af¨¢n por persegui, termin¨® desplom¨¢ndose. Al finalizar reprodi¨®n, un silencio sepulcral invadi¨® habitaci¨®n. -No hab¨ªa sistemas de vigncia ent¨® Gabriel con una risa suave-. Pero afortunadamente Romeo registr¨® ese momento crucial. De lo contrario... Sabrina habr¨ªa enfrentado consecuencias injustas. -Nunca afirm¨¦ que se?orita Ib¨¢?ez me empujara -se apresur¨® a derar Araceli, intentando salvaguardar su reputaci¨®n. -Pero cuando me se?rono culpable, se?orita evit¨® arar mi inocencia -respondi¨® Sabrina, sosteni¨¦ndole mirada. Fabi¨¢n contemba at¨®nito evidencia. Jam¨¢s hubiera imaginado que Sabrina realmente no fuera responsable del incidente. Su rostro enrojeci¨® intensamente,o si hubiera recibido una bofetada p¨²blica. Sin embargo, lejos de mostrar remordimiento, Fabi¨¢n se aferr¨® a su orgullo herido. -Fue Thiago quien asegur¨® haberlo presenciado. Si un hijo propio lo afirma, ?qui¨¦n osar¨ªa cuestionarlo? Thiago observaba fijamente grabaci¨®n. La escena se repet¨ªa incesantemente ante sus ojos, provocando un temblor visible en sus pups. 15 -Mam¨¢ y se?ora Vargas estaban muy pr¨®ximas, y luego e cay¨®; pens¨¦... pens¨¦... -balbuce¨®, incapaz depletar su justificaci¨®n. Romeo interrumpi¨® repentinamente con ingenuidad que solo los ni?os poseen. -Pero, ?por qu¨¦ asumiste que tu mam¨¢ era una persona malvada? 212 Chapter 75 Cap¨ªtulo 75 No sab¨ªa por qu¨¦, pero en cuanto Thiago ve¨ªa a Romeo, sent¨ªa un profundo desagrado que le revolv¨ªas entra?as. Era una aversi¨®n instintiva que no pod¨ªa contrr,o si aquel ni?o representara una amenaza invisible a su territorio. -?Eso es porque mam¨¢ siempre est¨¢ hostigando a se?ora Vargas! -le espet¨® con fiereza, vando su mirada desafiante en Romeo. -?Eso es mentira! -Romeo replic¨®. La se?orita Sabrina espasiva y generosa, incapaz destimar a nadie. ?Son ustedes quienes constantemente atormentan! -Como hace un momento, ramente e tropez¨® por su cuenta, ?y ustedes acusaron a se?orita Sabrina de habe empujado! -?La se?orita Sabrina es madre m¨¢s extraordinaria del universo! Thiago, al ver que Sabrina, quien habitualmente lo rodeaba de atenciones, esta vez no solo ignoraba su malestar sino que consba a otro ni?o, sinti¨® una rabia tan intensa que sus ojos se inundaron de l¨¢grimas. La sensaci¨®n de abandono le quemaba el pechoo una brasa. -?E es mi mam¨¢, no tuya! -exm¨® con desesperaci¨®n de quien ve arrebatado su juguete. Romeo se mantuvo firme ante su arrebato. -Pero jam¨¢s has valorado a se?orita Sabrinao una madre, solo trataso una simple empleada. De pronto, se posicion¨® protectoramente frente a Sabrina. -?A partir de hoy, no permitir¨¦ que contin¨²enstimando a se?orita Sabrina! Incluso un infante pod¨ªa percibir con meridiana ridad que su propio hijo biol¨®gico sent¨ªa mayor apego por una mujer ajena. No exist¨ªa iron¨ªa m¨¢s dolorosa que aque realidad revda en inocencia infantil. Thiago separ¨® losbios, peros pbras se ahogaron en su garganta. Andr¨¦, contemndo el enfrentamiento entre los peque?os, experiment¨® una sutil pero creciente irritaci¨®n queenzaba a manifestarse en su semnte antes impasible. -?De qui¨¦n es este ni?o? -inquiri¨® con voz g¨¦lida. -Es mi hijo -respondi¨® Gabriel con una sonrisadina-. Me enter¨¦ que tarjeta de Andr¨¦ tens¨® losbios, visiblemente contrariado por aque explicaci¨®n. -Sabrina, ?prefieres atender a hijos ajenos en vez de ocuparte de Thiago? ?Cu¨¢nto tiempo ha transcurrido desde tu ¨²ltima visita a casa? 19.43 Capitulo 75 Thiago no pudo evitar que su rostro reflejara una profunda mncol¨ªa que le ca¨ªa el alma. "Es verdad, por alguna inexplicable raz¨®n, mam¨¢ ha estado ausente por demasiado tiempo." Gabriel esboz¨® una sonrisa calcda. -Quiz¨¢s porque cuidar ni?os ajenos le proporciona sustento econ¨®mico y afecto genuino. Mientras que atender a su propio hijo no solo no le otorga respeto, sino que degradan a simple cuidadora. La mirada escrutadora de Gabriel transit¨® de Thiago hacia Andr¨¦ con deliberada lentitud. -Si ustedes no honrano esposa y madre, incumpliendo sus obligaciones de marido e hijo, ?con qu¨¦ autoridad moral le exigen excelencia en su papel maternal? Los ojos de Sabrina se cristalizaron ante aques pbras. Experiment¨® una punzada de dolor que atraves¨® su coraz¨®no una asti. En cada situaci¨®n rcionada con Araceli, tanto Andr¨¦o Thiago ¨²nicamente le impon¨ªan expectativas imposibles y reproches injustos. Las pbras de Gabriel provocaron en e un nto silencioso de gratitud y reconocimiento. Al percibir expresi¨®n conmovida que Sabrina dirig¨ªa hacia Gabriel, mirada oscura de Andr¨¦ se torn¨® abismal, y su semnte adquiri¨® una frialdad p¨¦trea. -Nuestros asuntos familiares son estrictamente privados -pronunci¨® Andr¨¦ con voz cortante-. Careces absolutamente de autoridad para intervenir. Gabriel simul¨® perplejidad con maestr¨ªa. -Si es un tema exclusivamente familiar donde los extra?os no tienen voz, ?por qu¨¦ esta se?orita puede interferir? ?Acaso e tambi¨¦n forma parte integral de su n¨²cleo familiar? El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨® notablemente; ignor¨® deliberadamente a Gabriel y se dirigi¨® a Sabrina con determinaci¨®n. -Regresa a casa conmigo esta tarde, Thiago tambi¨¦n necesita tu atenci¨®n maternal. Sabrina respondi¨® con una indiferencia calcda que ocultaba su tormento interior. -Ya teuniqu¨¦ mi decisi¨®n: no volver¨¦. Tom¨® con delicadeza mano de Romeo, infundi¨¦ndole seguridad. -Tu herida requiere desinfi¨®n, v¨¢monos de aqu¨ª. -Entendido -asinti¨® Romeo con obediencia y admiraci¨®n. Cuando estaban a punto de retirarse, una diminuta figura obstaculiz¨® su avance, con su rostro infantil tenso y determinado. -?No puedes marcharte! Sabrina contempl¨® al peque?o que hab¨ªa criado con tanta dedicaci¨®n y esmero. 10.4 Capitulo 75 "Constantemente me cuestiono si mi crianza ha sido unpleto fracaso. Todo lo que consideraba apropiado quiz¨¢s solo era producto de mi propia arrogancia, nada coincid¨ªa con sus verdaderos anhelos." "Por esa raz¨®n, ¨¦l busca consuelo en otras mujeres." "Pero, ?realmente importa qui¨¦n sea? ?Por qu¨¦ justamente ten¨ªa que ser Araceli?" Sabrina, con mirada serena pero firme, cuestion¨®: -?Est¨¢s considerando ofrecer una disculpa a Romeo por haberlo empujado hace unos momentos? Chapter 76 Cap¨ªtulo 76 -?No pienso disculparme con ¨¦l! -exm¨® Thiago, su rostro contra¨ªdo en una m¨¢scara de obstinaci¨®n infantil. Sabrina lo contempl¨® sin usual indulgencia maternal que antes le caracterizaba. -Si no quieres disculparte, entonces ap¨¢rtate de mi camino. El cambio era evidente. Aque Sabrina que orbitaba constantemente alrededor de Thiago, anticipando cada una de sus necesidades, hab¨ªa desaparecido. En su lugar permanec¨ªa una mujer distante que ahora le exig¨ªa consideraci¨®n hacia otro ni?o. Esta metamorfosis resultaba iprensible para el peque?o. -?Te proh¨ªbo que lo cuides! -bram¨® Thiago, sus manos convertidas en pu?os temblorosos. -?Por qu¨¦ tendr¨ªa que escucharte? -respondi¨® Sabrina, su voz tan tranquo superficie de ungo en calma. -?Porque eres mi mam¨¢! -?Soy tu mam¨¢? -inquiri¨® e con una sonrisa desprovista de calidez-. ?No soy simplemente tu ni?era? La pregunta dej¨® a Thiago paralizado, incapaz de articr respuesta alguna. Araceli, visiblemente perturbada por el intercambio, intervino con expresi¨®npungida. -Se?orita Ib¨¢?ez, los ni?os han sin filtro. Thiago apenas es un peque?o, ?qu¨¦ sentido tiene confrontarlo de esta manera? Sabrina dirigi¨® su atenci¨®n hacia e, estudi¨¢nd con mirada prante. -Se?orita, este es un asunto de mi hogar. Como persona ajena a nuestra familia, carece usted de autoridad para entrometerse. Las pbras que Sabrina devolvi¨® a Araceli eran un eco perfecto de lo que Andr¨¦ le hab¨ªa espetado anteriormente. Los ojos de Araceli se humedecieron instant¨¢neamente,poniendo un semnte de vulnerabilidad calcda. -Lomento, no quise entrometerme... Solo pens¨¦ que, siendo Thiago un ni?o, usted no deber¨ªa harle as¨ª, siendo su madre. -C¨®mo debo ser madre y c¨®mo hablo con mi hijo es decisi¨®n m¨ªa. No necesito liones de nadie, mucho menos de una extra?a que se cree con derecho a opinar sobre mi familia. La severidad en el tono de Sabrina cay¨®o un l¨¢tigo en conversaci¨®n. Las l¨¢grimasenzaron a deslizarse pors mejis de Araceli, quien proyectaba imagen de una criatura fr¨¢gil y maltratada. -?Sabrina! ?C¨®mo te atreves a dirigirte as¨ª a Araceli? -vocifer¨® Fabi¨¢n, se?al¨¢nd 12 18:43 Capitulo 76 acusatoriamente-. ?Acaso tienes hoy alg¨²n respaldo especial que te hace sentir tan valiente? Sabrina esboz¨® una sonrisa cargada de iron¨ªa. -ro, normalmente estoy s contra todos, as¨ª que no suelo alzar voz. Pero enfrentarme a cuatro personas sin ayuda requiere un poco m¨¢s de car¨¢cter, ?no crees? Tras estas pbras, ignor¨® deliberadamente a Fabi¨¢n y se dirigi¨® a Thiago, quien permanec¨ªa obstinadamente en el umbral. -Nos retiramos ahora. Por favor, perm¨ªtenos pasar. Thiago apret¨® los dientes, su voz sali¨®o un rugido infantil: ?Si te vas ahora, no te voy a reconocero mi mam¨¢! ?O eliges a ese ni?o o me eliges a m¨ª! Aques pbras, que tanto hab¨ªa escuchado Sabrina durante el d¨ªa, segu¨ªancerando su interior, pero el dolor hab¨ªa dado paso a una insensibilidad protectora. -Muy bien, entonces elijo a Romeo -sentenci¨® e, bordeando a Thiago para atravesar salida. El peque?o qued¨® inm¨®vil,o si hubiera recibido un golpe devastador. Jam¨¢s imagin¨® que Sabrina pudiera manifestar tal determinaci¨®n. Gabriel observ¨®s expresiones at¨®nitas de los presentes y, con absoluta tranquilidad, tambi¨¦n abandon¨® el lugar. Solo entonces Thiago experiment¨® una desaz¨®n indescriptible, dirigi¨¦ndose a Andr¨¦ con mirada acuosa. -Pap¨¢, ?mam¨¢ verdaderamente... ha dejado de quererme? Antes de que Andr¨¦ pudiera formr respuesta, Fabi¨¢n intervino con expresi¨®n desde?osa. -?Por supuesto que no! Sabrina simplemente est¨¢ utilizando a ese hombre y a su hijo para provocar celos en ti y en Andr¨¦. ?No caigas en su trampa! ?Acaso no ha fingido enfermedades y secuestros innumerables veces para captar vuestra atenci¨®n? Thiago contempl¨® a Fabi¨¢n con evidente escepticismo. -Se?or Guerrero, ?est¨¢ ustedpletamente seguro? -?En qu¨¦ momento te he mentido? Solo esperen, mientras t¨² y Andr¨¦ se mantengan firmes sin caer en su juego, Sabrina regresar¨¢ por s¨ª s en cualquier momento. La incertidumbre persist¨ªa en el rostro de Thiago. -?De verdad lo har¨¢? -?Sin duda alguna! -afirm¨® Fabi¨¢n con excesiva seguridad-. Cuando una mujer tiene hijos, su existencia gira irremediablemente en torno a su familia y sus peque?os. -Un amigo m¨ªo estaba casado con una mujer distante antes de maternidad, pero tras convertirse en madre, result¨® imposible separa de sus hijos. 213 Capitulo 76 -Precisamente primera novia de mi amigo ha vuelto a buscarlo. Esa mujer le ha suplicado que no proceda con el divorcio, insistiendo en proporcionar a su hijo un hogar ¨ªntegro. 313 Chapter 77 Cap¨ªtulo 77 Fabi¨¢n exhibi¨® una sonrisa de autosuficiencia mientras se odaba en su asiento. -Para manejar a una mujero Sabrina, que carece de recursos propios, existen numerosas estrategias. -Andr¨¦, perm¨ªtele unos d¨ªas de rebeld¨ªa. Despu¨¦s idear¨¦ algunos m¨¦todos para garantizar que regrese con docilidad que le corresponde. Andr¨¦ desestim¨®s pbras de Fabi¨¢n con un gesto y dirigi¨® su atenci¨®n hacia Araceli. -Araceli, ?te tropezaste s? ?Por qu¨¦ ocultarnos algo as¨ª? Un destello fugaz de inquietud atraves¨® mirada de Araceli. Andr¨¦ no resultaba tan f¨¢cil de manipro Fabi¨¢n o Thiago. Las frases que hab¨ªa pronunciado parec¨ªan deliberadamente dise?adas para conducir los pensamientos de todos hacia una conclusi¨®n espec¨ªfica. Contempl¨® a Andr¨¦ con los ojos anegados en l¨¢grimas. -En ese instante cre¨ª que se?orita Ib¨¢?ez ven¨ªa a ofrecer disculpas a Thiago y a ti, as¨ª que quise pa?a hasta ustedes... -Quiz¨¢s me precipit¨¦ demasiado, intent¨¦ sujetar a se?orita Ib¨¢?ez y no estoypletamente segura si e apart¨® mi mano o si perd¨ª el equilibrio por m¨ª misma... Fabi¨¢n no tard¨® en intervenir: -Andr¨¦, Araceli solo pretend¨ªa ayudar. El video muestra ramente que intentaba conducir a Sabrina hacia ustedes. Adem¨¢s, Araceli nunca afirm¨® que fuera culpa de Sabrina. Hizo una breve pausa, bajando el tono de su voz. -Thiago tambi¨¦n se?al¨® a Sabrina... Si su propio hijo lo confirma, ?qui¨¦n osar¨ªa cuestionarlo? Por otrodo, Sabrina siempre ha hostigado a Araceli. Si todos malinterpretan, ?no es acaso Sabrina responsable? Thiago, al procesar estas pbras, inclin¨® su rostro hacia el suelo. -Pap¨¢, lomento,et¨ª un error. Araceli se apresur¨® a a?adir: -Andr¨¦, Thiago es apenas un ni?o, equivocarse es natural a su edad. Si debes culpar a alguien, que sea a m¨ª. No deb¨ª entar conversaci¨®n con se?orita Ib¨¢?ez... Araceli elev¨® hacia Andr¨¦ una mirada suplicante. -Andr¨¦, he aprendido mi li¨®n. No castigues a Thiago, ?podr¨ªas hacerlo por m¨ª? Thiago, observando c¨®mo Araceli asum¨ªa toda culpa, experiment¨® gratitud mezda con un 18-44 Cap¨ªtulo 77 sutil remordimiento. ¡°La se?ora Vargas realmente es bondadosa, mam¨¢ siempre me provoca a prop¨®sito." Lo que ignoraba era que, aunque verbalmente Araceli cargaba con culpa, en realidad estaba desviando sutilmente responsabilidad tanto de Thiagoo de e misma. El semnte tenso de Andr¨¦enz¨® a suavizarse. -Araceli, esto no te involucra en absoluto. Si no hubieras decidido seguir a Sabrina, no habr¨ªas ca¨ªdo. Ahora, descansa adecuadamente. Apenas termin¨® de pronunciar estas pbras, el tel¨¦fono de Andr¨¦ vibr¨® con una mada. Al responder, escuch¨® voz angustiada de Luana. -Hermano, recientemente mam¨¢ se qued¨® sin medicaci¨®n y Sabrina no entreg¨® el remedio a tiempo. Como consecuencia, volvi¨® a padecer migra?as intensas. No ha abandonado su habitaci¨®n en todo el d¨ªa, parece que su condici¨®n empeora. ?Ex¨ªgele a Sabrina que traiga medicaci¨®n inmediatamente! Andr¨¦ arrug¨® el entrecejo. -?Qu¨¦ rci¨®n tiene medicaci¨®n de mam¨¢ con Sabrina? -Sabes que mam¨¢ siempre ha sufrido de migra?as cr¨®nicas. Ha consultado a numerosos especialistas, pero ning¨²n tratamiento ha funcionado. Hace aproximadamente dos a?os, Sabrina le proporcion¨® un medicamento que supuestamente aliviabas cefaleas. -Para nuestro asombro, el f¨¢rmaco result¨® extraordinariamente eficaz. Durante este tiempo, Sabrina ha estado enviando medicaci¨®n con regridad. -?En esta ocasi¨®n, han transcurrido m¨¢s de tres d¨ªas desde que deber¨ªa haber entregado el medicamento! Luana se detuvo moment¨¢neamente, hando con indignaci¨®n. -?Crees que lo est¨¢ haciendo deliberadamente para manipr a mam¨¢? -No importa cu¨¢n enojada est¨¦, ?no deber¨ªa jugar con salud de mam¨¢! Tras escuchar estas revciones, Andr¨¦ tard¨® varios segundos en responder: -?Afirmas que lo ha estado enviando durante a?os? Luana confirm¨®: -S¨ª, al menos durante dos a?os. -He buscado tantos especialistas para mam¨¢, pero nada ha surtido efecto. ?Qu¨¦ medicamento posee que resulta tan efectivo? -Esto... tampoco estoypletamente segura. Mencion¨® que fue recetado por un m¨¦dico anciano. Mam¨¢ tambi¨¦n consult¨® con un profesional, quien asegur¨® que este medicamento no Capitulo 77 presentaba contraindicaciones. Pero migra?a de mam¨¢ es una dolencia que arrastra desde hace d¨¦cadas, as¨ª que deber¨¢ tomarlo durante algunos a?os para lograr una curaci¨®npleta. 212 Chapter 78 Cap¨ªtulo 78 Al escuchar estas pbras, Luana manifest¨® su indignaci¨®n. -?Sabrina seguramente cree que dependemos de esa medicina y por eso seporta con tanta arrogancia! Andr¨¦ permaneci¨® en silencio unos segundos, sopesando situaci¨®n antes de responder: -Entiendo, me asegurar¨¦ de que env¨ªe el medicamento a mam¨¢ cuanto antes. -Por favor, hazlo ya. La salud de mam¨¢ no es algo con lo que se pueda jugar. Con promesa firme de Andr¨¦, Luana finalmente cort¨®unicaci¨®n. Tras abandonar habitaci¨®n de Araceli, Sabrina condujo a Romeo hacia un lugar tranquilo para desinfectar y aplicar medicamento en sus heridas. Las lesiones de Romeoenzaban a cicatrizar patinamente. Su piel delicada hac¨ªa ques marcas resultaran m¨¢s visibles e impactantes de lo que realmente eran. Sabrina untaba el ung¨¹ento con extrema delicadeza, sus movimientos precisos y sutiles; ocasionalmente interrump¨ªa para preguntarle a Romeo si sent¨ªa molestia. Romeo neg¨® suavemente con un movimiento de cabeza. -Se?orita Sabrina, ya no siento dolor, estas peque?as heridas son insignificantes. Hizo una breve pausa reflexiva. -Adem¨¢s, Thiago tampoco quisostimarme a prop¨®sito. Romeo hab¨ªa adoptado costumbre de marlo por su nombre desde que descubri¨® que era algunos meses menor que ¨¦l. La hostilidad que Thiago manifestaba hacia ¨¦l parec¨ªa no afectarle en absoluto. Sabrina interrumpi¨® sus cuidados y observ¨® a Romeo con curiosidad. -?De verdad no lo culpas por esto? Romeo sacudi¨® cabeza con convi¨®n. -Si es hijo de usted, entonces eso mi hermano. No puedo culparlo por nada, adem¨¢s lo hizo sin querer. Solo tiene miedo de que a usted se lleven lejos. Un destello de iron¨ªa atraves¨® mente de Sabrina. "ro, Thiago simplemente teme perder a su ni?era de tiempopleto". Eraparable a un juguete al que se hab¨ªa acostumbrado y que s¨²bitamente pertenece a otra 10.44 Capitulo 78 persona, despertando su instinto posesivo. En ese momento, Romeo retom¨® pbra: -No culpe a Thiago, por favor. ¨¦l solo cay¨® ens mentiras de esa mujer malvada. Sabrina lo mir¨® con sorpresa. -?Mujer malvada? Romeo asinti¨® con expresi¨®n ser¨ªa, -S¨ª, mujer m que est¨¢ en cama del hospital fingiendo estar enferma, Sabrina no pudo ocultar su asombro. -?No te agrada? "Araceli, ese arquetipo de mujer que proyecta inocencia y domina el arte de actuaci¨®n, suele cautivar a los ni?os con facilidad". Romeo respondi¨® con determinaci¨®n: -E acus¨® injustamente a se?orita Sabrina, por eso me desagrada. Sabrina evoc¨® el incidente del video y su semnte se suaviz¨®. -Gracias a t¨ª y al se?or Castillo, si no hubieran intervenido oportunamente, probablemente no me habr¨ªan permitido marcharme con tanta facilidad. -Fue apenas un peque?o gesto de ayuda ent¨® Gabriel con despreocupaci¨®n-. Pero t¨², ?realmente consideras prudente este enfrentamiento con tu esposo e hijo? Sabrina respondi¨® con serenidad: -Ya viste c¨®mo me tratan. No importa cu¨¢nto me esfuerce, nada cambiar¨¢ entre nosotros. Adem¨¢s... ya tom¨¦ decisi¨®n de divorciarme. Gabriel esboz¨® una sonrisa enigm¨¢tica. -Pretender ganar un juicio de divorcio contra Andr¨¦ no ser¨¢ sencillo. ?Necesitas que te riende un abogado especializado en divorcios? Sabrina medit¨® brevemente y no rechaz¨® el ofrecimiento de Gabriel. -Gracias por su consideraci¨®n, se?or Castillo. -Llegar a este punto con Andr¨¦ y conseguir una separaci¨®n armoniosa parece cada vez m¨¢s improbable. Con influencia de familia Carvalho, obtener un fallo favorable en el divorcio representa un desaf¨ªo considerable. Al escuchar aquello, los ojos de Romeo resndecieron con entusiasmo. "Fant¨¢stico! Cuando se?orita Sabrina se divorcie, ipodr¨¢ convertirse en mi madre!" 212 18.44 - Cap¨ªtulo 78 A mediod¨ªa del d¨ªa siguiente, justo cuando Sabrina se preparaba para salir, recibi¨® una mada de Andr¨¦. Sabrina dud¨® inicialmente en responder, pero pens¨® que quiz¨¢s Andr¨¦ deseaba discutir sobre el divorcio, as¨ª que decidi¨® atender. Apenas estableci¨® conexi¨®n, antes de que pudiera articr pbra alguna, voz profunda y g¨¦lida del hombre se anticip¨®. -Mi madre ha vuelto a sufrir sus migra?as cr¨®nicas. Necesito que le lleves su medicina inmediatamente. Chapter 79 Cap¨ªtulo 79 Sabrina escuch¨® petici¨®n y respondi¨® con un tono cortante y definitivo. -No ir¨¦. Tras pronunciar aques pbras tajantes, cort¨®unicaci¨®n sin vacr un segundo. Cuando Andr¨¦ intent¨® contacta nuevamente, e rechaz¨® mada con determinaci¨®n. La desfachatez de familia Carvalho resultaba realmente asombrosa, solo recordaban su existencia cuando necesitaban algo de e. Era verdaderamente despreciable c¨®mo se atrev¨ªan a exigirle favores con semejante arrogancia. En el pasado, siempre hab¨ªa cedido con excesiva facilidad, permitiendo que manipran a su antojo. Al llegar al restaurante, Gabriel ya se encontraba esper¨¢nd. -Disculpa demora -dijo Sabrina mientras tomaba asiento. -No te preocupes -respondi¨® Gabriel con una sonrisa c¨¢lida-. Simplemente llegu¨¦ antes de tiempo. Sabrina hab¨ªa tomado firme decisi¨®n de divorciarse, pero sab¨ªa que no era un asunto que pudiera resolverse con unas simples pbras. La conversaci¨®n en el hospital el d¨ªa anterior no hab¨ªa sido el momento ni el lugar adecuados para discutir los detalles, as¨ª reunirse hoy para abordar el tema. que acordaron -?Has pensado bien c¨®mo quieres manejar el divorcio? -pregunt¨® Gabriel una vez que ordenaron. -Necesito saber, si decido no irme cons manos vac¨ªas, ?cu¨¢nto podr¨ªa remar leg¨ªtimamente? -inquiri¨® e con determinaci¨®n. Gabriel arque¨® una ceja mientras esbozaba una sonrisa astuta. -Todo depende de cu¨¢nto haya acumdo Andr¨¦ desde que contrajeron matrimonio. Por re general, los bienes adquiridos durante uni¨®n pueden dividirse equitativamente, pero... -El Grupo Carvalho ejerce un poder considerable en Cartagena. Me temo que no te facilitar¨¢n el proceso en absoluto. Aunque no debes preocuparte, conozco a un abogado extraordinariamentepetente que te ayudar¨¢ a obtenerpensaci¨®n m¨¢xima que mereces. -Si poseo evidencia de que ¨¦l es el culpable del fracaso matrimonial, ?aumentar¨ªan mis posibilidades de ganar? -pregunt¨® Sabrina con inter¨¦s. Los ojos de Gabriel desteron con curiosidad. -?Qu¨¦ tipo de evidencia posees? -Ayer mismo, Andr¨¦ y Araceli participaron juntos en una actividad para padres e hijos, present¨¢ndose p¨²blicamenteo los progenitores de Thiago... 18:45 Cap¨ªtulo 79 Sabrina hizo una breve pausa antes de continuar. -Adem¨¢s, los documentos de su matrimonio anterior y otras situacionesprometedoras deber¨ªan ser suficientes para demostrar queeti¨® bigamia, ?no crees? Gabriel observ¨® expresi¨®n decidida de Sabrina y dej¨® escapar una risa suave. -Debo ser sincero contigo. Andr¨¦ tiene mucho m¨¢s poder en Cartagena de lo que imaginas. Si quiere que esas pruebas desaparezcan, no quedar¨¢ ni rastro de es. -Incluso si esas evidencias logran demostrar su culpabilidad, me temo que con sus influencias y contactos... seguir¨¢ siendo extremadamente dif¨ªcil que salgas victoriosa. Sabrina sinti¨® c¨®mo su esperanzaenzaba a desvanecerse. Sin embargo, Gabriel cambi¨® su tono repentinamente. -Pero no te angusties demasiado. Te promet¨ª ayudarte con este problema y pienso cumplirlo. Si ¨¦l juega sucio, nosotros responderemos con misma moneda. -?Ya tienes algo en mente? -pregunt¨® Sabrina sorprendida. -Por supuesto -respondi¨® Gabriel mientras tomaba un sorbo de agua con elegante sobriedad. Por mucho poder e influencia que ostente familia Carvalho, ellos tambi¨¦n necesitan proteger su reputaci¨®n. Cuando opini¨®n p¨²blica entre en juego, ser¨¢n ellos quienes te busquen desesperadamente, e incluso podr¨ªan eder a todas tus demandas, talo ocurri¨® ¨²ltima vez. ¡°La ¨²ltima vez...", pens¨® Sabrina. Efectivamente, en aque ocasi¨®n hab¨ªa exigido mil millones y Andr¨¦ hab¨ªa edido sin rechistar. Sabrina vacil¨® por un instante. Gabriel percibi¨® su indecisi¨®n. -?Todav¨ªa quieres una separaci¨®n amistosa? -No se trata de eso -Sabrina neg¨® con firmeza-. No quiero que los problemas entre Andr¨¦ y yo afecten a Thiago. Gabriel frunci¨® ligeramente el ce?o. -?Est¨¢s considerando pelear por custodia? Sabrina, Thiago es el ¨²nico nieto de los Carvalho... ser¨ªa una bata casi imposible de ganar. -Lo s¨¦ perfectamente, no pretendo pelear por custodia. Es solo que... -Sabrina exhal¨® un suspiro leve- no quiero que nuestros conflictos de adultos perjudiquen al ni?o. Si todo esto se hiciera p¨²blico, Thiago tambi¨¦n quedar¨ªa expuesto a cr¨ªticas despiadadas y acoso ens redes sociales. Aunque no neaba quedarse con ¨¦l, tampoco hab¨ªa llegado al extremo de odiar a un ni?o inocente. Chapter 80 Cap¨ªtulo 80 Gabriel se qued¨® at¨®nito antes pbras de Sabrina, una genuina preocupaci¨®n maternal que no esperaba escuchar. La atm¨®sfera entre ambos fue interrumpida por una voz femenina que flot¨® desde un costado del sal¨®n. -Se?orita Ib¨¢?ez, qu¨¦ sorpresa encontra aqu¨ª. Sabrina y Gabriel giraron sus rostros al un¨ªsono. Una figura esbelta se aproximaba con pasos calcdos hacia su mesa, escoltada por un hombre de porte distinguido y expresi¨®n imprable. -Qu¨¦ coincidencia tan particr-pronunci¨® Araceli con una sonrisa estudiada-. ?La se?orita Ib¨¢?ez tambi¨¦n frecuenta este establecimiento? Sabrina atraves¨® con una mirada fugaz antes de desviar su atenci¨®n con deliberada indiferencia. -?Qu¨¦ quieres? Araceli escrut¨® a Gabriel por un instante evaluador. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?podr¨ªa conocer su rci¨®n con este caballero? La respuesta de Sabrina emergi¨® envuelta en un manto de frialdad. -No es asunto tuyo, ?verdad? Araceli, imperturbable ante el desnte, continu¨®: -Es inusual encontrarse con se?orita Ib¨¢?ez en este lugar. ?Les iodar¨ªa que nos uni¨¦ramos a su mesa? Sabrina contrajo ligeramente el ce?o y estaba por declinar cuando Gabriel se adnt¨® a responder. Andr¨¦ evoc¨® sonrisa que Sabrina hab¨ªa dirigido a Gabriel momentos antes, y sus ojos intensos se oscurecieron bajo una sombra de recelo. Cuando e posaba su mirada en Andr¨¦, su semnte se transformaba en una m¨¢scara de hielo. Si su prop¨®sito era captar su atenci¨®n con eseportamiento... Deb¨ªa saber que lo hab¨ªa conseguido plenamente. Andr¨¦ desliz¨® una si y tom¨® asiento con elegancia calcda junto a Sabrina. -?El se?or Castillo es amigo de mi esposa? La mesa estaba dispuesta para cuatroensales. Sabrina y Gabriel se haban frente a 18:45 Capitulo 80 frente. Andr¨¦ se hab¨ªa odado estrat¨¦gicamente aldo de Sabrina, obligando a Araceli a ocupar el lugar adyacente a Gabriel. Gabriel exhibi¨® una sonrisa despreocupada que no alcanz¨® sus ojos. -Por supuesto. Aunque debo expresar mi gratitud al se?or Carvalho, pues gracias a sus iones tuve el privilegio de conocer a una amiga tan extraordinariao Sabrina. Sabrina elev¨® mirada hacia Gabriel con inter¨¦s renovado. Los ojos de Andr¨¦ se tornaron a¨²n m¨¢s sombr¨ªos. -?El se?or Castillo insin¨²a que... su amistad es reciente? -M¨¦rito del se?or Carvalho. Si no fuera porque ¨¦l, en numerosas ocasiones, abandon¨® a su esposa a su suerte, al extremo que incluso un desconocidoo yo no pudo mantenerse al margen, Sabrina y yo... jam¨¢s habr¨ªamos forjado esta valiosa amistad. La sonrisa de Gabriel irradiaba calidez aparente, pero sus pbras destban un veneno sutil. Cons personas m¨¢s allegadas a sudo,o su esposo, ¨¦l simplemente observaba c¨®mo su mujer era vapuleada en redes y acosada por individuos despiadados. Aques pbras constitu¨ªan, indudablemente, un golpe certero contra Andr¨¦. Araceli, percibiendo tensi¨®n creciente, intervino con premura para distender el ambiente. -Propongo que ordenemos los alimentos. Este restaurante suele demorarse en el servicio, as¨ª podemos conversar mientras aguardamos. Gabriel no persisti¨® en su ataque y solicit¨® presencia del camarero. Andr¨¦ examin¨® carta y selion¨® varios tillos sin aparente criterio. Gabriel, con sorpresa visible,ent¨®: -?El se?or Carvalho tiene semejante apetito? Araceli experiment¨® un momento de iodidad. -Andr¨¦ incluy¨® mi porci¨®n tambi¨¦n. Gabriel adopt¨® una expresi¨®n intrigada y dirigi¨® su atenci¨®n hacia Sabrina. -Sabrina, ?a¨²n quieres el jugo de mango? Sabrina asinti¨® con un movimiento sutil. -S¨ª. Hac¨ªa una eternidad que no degustaba esa bebida. Andr¨¦, desde su posici¨®n contigua, observ¨® con curiosidad. 18-45 Capitulo 80 -?Te agrada el jugo de mango? Antes que Sabrina articra respuesta, Gabriel exm¨® con fingida perplejidad: -Se?or Carvalho, siendo el esposo de Sabrina, ?desconoce su predili¨®n por el jugo de mango? Sabrina entrz¨® sus dedos con ligera tensi¨®n, manteni¨¦ndose en silencio. Adoraba consumir mango y deleitarse con su jugo fresco. En cierta ocasi¨®n, durante una cenapartida, hab¨ªa borado jugo de mango con esmero. Sin embargo, Andr¨¦ hab¨ªa manifestado que tanto frutao su jugo le resultaban extra?os, desagradables a su pdar. Desde aquel episodio, e hab¨ªa renunciado a disfrutar del mango en cualquiera de sus formas. Araceli, desde su posici¨®n, explic¨® con voz queda: -Lamento informar que soy al¨¦rgica al mango... Durante estos a?os, Andr¨¦ tambi¨¦n ha evitado todo alimento que lo contenga. Chapter 81 Cap¨ªtulo 81 Gabriel esboz¨® una sonrisa cargada de doble intenci¨®n. -?Sabe, se?or Carvalho? Como esposo de Sabrina, deber¨ªa conocer sus preferencias culinarias, ?no le parece? Cualquiera esperar¨ªa que supiera qu¨¦ disfrutaer su propia esposa. Andr¨¦ permaneci¨® en silencio unos instantes antes de ordenar varios tillos para Sabrina con su caracteristica voz grave y melodiosa. Gabriel arrug¨® sutilmente el entrecejo al escuchar seli¨®n. -Se?or Carvalho, ?est¨¢pletamente seguro de que esos son los tillos que Sabrina disfruta, y no simplemente los que usted prefiere? Andr¨¦ dirigi¨® su mirada hacia Sabrina. E mantuvo su semnte imprable, evitando deliberadamente cualquier contacto visual con ¨¦l. La mirada de Gabriel hacia Andr¨¦ destba una evidente provocaci¨®n. -A Sabrina le apasionaida picante, apenas puede disfrutar algo si no lleva chile. Detesta los mariscos, aborrece cualquier alimento crudo, y el pescado le resulta especialmente desagradable. Gabriel lo observ¨® con una sonrisa apenas perceptible en susbios. -Ninguno de los tres tillos que ha selionado el se?or Carvalho coincide con los gustos de Sabrina. Los tres tillos que Andr¨¦ hab¨ªa ordenado consist¨ªan en una entrada cruda, un to principal de mariscos y una guarnici¨®n de pescado. Su eli¨®n hab¨ªa sido unpleto desacierto. La atm¨®sfera se torn¨® instant¨¢neamente opresiva y cial. Incluso el mesero que tomaba orden no pudo evitarnzar una mirada indiscreta hacia Andr¨¦. Que un esposo ni siquiera recordaras preferencias culinarias de su mujer ya era bastantementable. Pero ordenar precisamente lo que e aborrec¨ªa resultaba tan vergonzoso que hasta el mesero experiment¨® iodidad ajena. El camarero carraspe¨® discretamente, interrumpiendo aquel inc¨®modo silencio. -Se?or, estos tillos... ?desea mantenerlos? -No-intervino Gabriel, se?ndo tres opciones diferentes, todas con abundante chile. El meseros anot¨® r¨¢pidamente y se alej¨® con premura de aque mesa deensales tan peculiares. Ante el persistente silencio de Andr¨¦, Araceli, temiendo que se sintiera humido, intervino r¨¢pidamente. -Andr¨¦ casi nuncae en casa, esprensible que desconozcas preferencias de se?orita Ib¨¢?ez. Sabrina escuch¨® aquello y una amarga sonrisa interior atraves¨® su pensamiento. ¡°?No es esa una forma sutil de presumir que Andr¨¦ siempreparte susidas con e, y por eso conoce perfectamente sus gustos?" Si a Andr¨¦ realmente le importara, incluso sinpartir mesa, se habr¨ªa interesado en conocer sus preferencias. Al final, simplemente e nunca le hab¨ªa importado. Gabriel asinti¨® con naturalidad. -Es cierto, Sabrina siempre ha priorizado salud de su esposo e hijos, adapt¨¢ndosepletamente a sus h¨¢bitos y descuidando los propios, hasta el punto que incluso los dem¨¢s han invisibilizado. -Ahora, ya es momento de queience a pensar en s¨ª misma. Al pronunciar estas pbras, Gabriel mir¨® directamente a Sabrina, sus ojos oscuros desprend¨ªan un brillo c¨¢lido y reconfortante. -Conmigo, Sabrina, nunca necesitas contenerte. Siempre puedes ser fiel a tus verdaderos deseos. Sabrinaprend¨ªa que Gabriel expresaba todo aquello ¨²nicamente para respalda. Sin embargo, aunque era consciente de que se trataba solo de pbras, al encontrarse con profunda mirada del hombre, una inesperada sensaci¨®n de inquietud se agit¨® en su interior. De pronto, voz de Araceli cort¨® abruptamente el momento. -Se?orita Ib¨¢?ez, ¨²ltimamente se?ora Fernanda ha vuelto a sufrir sus habituales migra?as. Tengo entendido que siempre eras t¨² quien le proporcionaba su medicamento. En esta ocasi¨®n, si prefieres no llev¨¢rselo personalmente, ?podr¨ªas facilit¨¢rnoslo? La expresi¨®n de Sabrina se torn¨® g¨¦lida. -No tengo el medicamento. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o visiblemente contrariado. -Durante a?os has sido t¨² quien le ha llevado medicina a mi madre, ?ahora dices que no tienes? Araceli, sentada junto a ellos, a?adi¨® con tono conciliador: 17:43 T -Se?orita Ib¨¢?ez, s¨¦ que ¨²ltimamente ha habido muchas tensiones entre Andr¨¦ y t¨². ?No podrias dejar esos rencores dedo por un momento? La salud de se?ora Fernanda es lo m¨¢s importante ahora. Sabrina se sent¨ªapletamente agotada. -Ya lo dije, no tengo. ?El poderoso se?or Carvalho con todos sus recursos no puede conseguir el tratamiento para su propia madre, y esperan que yo, una simple ama de casa, lo tenga? El semnte de Andr¨¦ fue adquiriendo una severidad creciente, mientras su voz se tornaba progresivamente m¨¢s cortante y sombr¨ªa. 17:44 Chapter 82 Cap¨ªtulo 82 -?Sabrina! ?Hasta cu¨¢ndo piensas seguir con esta farsa? Sabrina ni siquiera hab¨ªa formdo respuesta alguna cuando Araceli se incorpor¨® s¨²bitamente de su asiento. -Se?orita Ib¨¢?ez, s¨¦ perfectamente que siempre ha existido un malentendido entre nosotras. Si es por esto que guardas tanto resentimiento... Araceli presion¨® subio inferior entre sus dientes, en un gesto estudiado de vulnerabilidad. -Estoy dispuesta a pedirte disculpas ahora mismo. Con estas pbras, ejecut¨® una profunda reverencia frente a Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez, te ofrezco mis disculpas. Ruego que encuentres en tu coraz¨®n capacidad de perdonarme. El refinado restaurante se llen¨® de murmullos cuando Araceli realiz¨® aquel gesto inesperado. Sabrina observaba imp¨¢vida, sin pronunciar pbra durante un prolongado intervalo. Araceli permaneci¨® en su posici¨®n reverencial,o si estuviera determinada a mantene hasta obtener el perd¨®n de Sabrina. Mientras los segundos transcurr¨ªan inexorables, el semnte de Andr¨¦ adoptaba una frialdad progresivamente m¨¢s intensa. Justo cuando parec¨ªa a punto de intervenir, Sabrina finalmente rompi¨® su silencio. -?Eres consciente de cu¨¢l ha sido tu error? Los ojos de Araceli resndec¨ªan con un temor aparentemente genuino, reminiscente de un cervatillo acorrdo. Dirigi¨® una mirada fugaz hacia Andr¨¦ y respondi¨® con voz apenas audible: -Yo... no deb¨ª regresar estando en fase terminal... Mordisque¨® susbios con afectada fragilidad. -Se?orita Ib¨¢?ez, si te dignas a proporcionar el medicamento para tu suegra, yo... jam¨¢s volver¨¦ a interponerme entre Andr¨¦ y t¨². Nunca m¨¢s representar¨¦ una molestia para ustedes. A partir de este momento, mi existencia o mi ausencia no tendr¨¢n conexi¨®n alguna contigo ni con Andr¨¦... Antes de que Araceli pudiera concluir su borado discurso, Andr¨¦ interrumpi¨® con contundencia. -Araceli, ?de qu¨¦ est¨¢s hando? Araceli, con l¨¢grimas calcdamente dispuestas en sus ojos, replic¨®: -De cualquier manera, mi tiempo en este mundo es limitado. Estoy dispuesta a ofrecer los d¨ªas que me restan a cambio de salud de tu madre. El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨® visiblemente. -Te proh¨ªbo expresarte con tal pesimismo. Araceli esboz¨® una sonrisa pretendidamente valiente, mientrass l¨¢grimas continuaban desliz¨¢ndose por sus mejis, otorg¨¢ndole un aspecto a¨²n m¨¢s conmovedor. -Si se?orita Ib¨¢?ez ede, cualquier sacrificio habr¨¢ valido pena. Alrededor, los espectadores de aquel dramaenzaron a intercambiarentarios. -Por Dios, ?c¨®mo puede esa mujer ser tan insensible con alguien que est¨¢ desahuciada? -Parece que est¨¢n discutiendo por alg¨²n medicamento... Esa tipa est¨¢ usando un tratamiento vitalo herramienta de chantaje, qu¨¦ crueldad. Unensal, incapaz de contener su indignaci¨®n, elev¨® voz: -Oye, g¨¹era, ya te pidi¨® perd¨®n, ?qu¨¦ m¨¢s quieres? ?No ves lo mal que est¨¢ pobre? Los presentesenzaron a sumarse a este coro de reprobaci¨®n. -?Exacto! ?Quieres lleva hasta el l¨ªmite o qu¨¦? -Hay que tener coraz¨®n, no hay necesidad de ser tan despiadada. Araceli, enjug¨¢ndose teatralmentes l¨¢grimas, se dirigi¨® a los espectadores: -Gracias por su apoyo... Yo, sinceramente, no me preocupo por mi destino, siempre que se?orita Ib¨¢?ez eda a proporcionar el medicamento, estoy dispuesta a aceptar cualquier condici¨®n. -?En serio? ?Entonces est¨¢ pidiendo medicina para otra persona? -M¨ªr, e misma est¨¢ as¨ª de mal y sigue pensando en los dem¨¢s. Qu¨¦ coraz¨®n tan noble tiene esta muchacha. Las miradas reprobatorias convergieron sobre Sabrina. -Vaya cinismo, usar un medicamento que salvar¨ªa vidaso m¨¦todo de extorsi¨®n, ?no temes que se te regrese? -Te estoy hando a ti, ya c¨®rtale, ?no? -S¨ª, si oris m¨¢s, pr¨¢cticamente ser¨¢s una asesina. Losentarios hostiles y los susurros de condena continuaban sin tregua, posicionando a Sabrinao vina despiadada de aque historia fabricada. E escuchaba todo con expresi¨®n imperturbable, sin que un solo m¨²sculo de su rostro revra emoci¨®n alguna. Cada vez que Araceli derramaba l¨¢grimas calcdas y representaba su papel de v¨ªctima indefensa, el p¨²blico se inclinaba instintivamente apadece y tomar partido por e. 17:44 1 Capitulo 82 De pronto, una risa inesperada cort¨® tensi¨®n del ambiente. -Resulta verdaderamente peculiar. Mi amiga no ha pronunciado pbra alguna ni realizado i¨®n reprobable, ?c¨®mo es posible que ya condeneno asesina? 312 Chapter 83 Cap¨ªtulo 83 -?Qu¨¦ sucede aqu¨ª? -La multitud, inmada de indignaci¨®n momentos antes, enmudeci¨® s¨²bitamente al escuchar aque voz. Todos dirigieron sus miradas hacia Gabriel. Gabriel dibuj¨® en su rostro una sonrisa despreocupada, casi burlona. -?Acaso creen todo lo que escuchan sin cuestionar? Si les dijera que esta se?orita es simplemente una amante destructora de rciones y que no padece ninguna enfermedad terminal, que solo busca manipr supasi¨®n, ?tambi¨¦n me creer¨ªan sin dudar? Los presentes intercambiaron miradas confusas, quedando sin pbras ante tal cuestionamiento. Con una serenidad calcda, Gabriel prosigui¨®: -Si desconocen los verdaderos antecedentes, abst¨¦nganse de repetir pbras ajenas. No siempre quien aparenta mayor vulnerabilidad posee raz¨®n. Es m¨¢s, quien ustedes percibeno indefenso podr¨ªa no serlo en absoluto. Gabriel esboz¨® una sonrisa cargada de intenci¨®n vda. -Jam¨¢s he presenciado a un ser verdaderamente vulnerable que logre, con apenas unas frases estrat¨¦gicas, orquestar que todos acudan en su defensa. El semnte colectivo se transform¨® ante esta revci¨®n. -Se?or Castillo, est¨¢pletamente equivocado. Yo no... Gabriel interrumpi¨® a Araceli con una sonrisa cortante. -Se?orita, no se inquiete, simplemente nteaba un ejemplo hipot¨¦tico, era una broma. La mirada de Gabriel se pos¨® en e con un gesto enigm¨¢tico. -Se?orita, los tillos ya han sido servidos. ?Por qu¨¦ no toma asiento para conversar? Recuerdo perfectamente que Sabrina ¨²nicamente mencion¨® no tenerlo, jam¨¢s expres¨® negativa a proporcionarlo. -Adem¨¢s, quien necesita ese medicamento es precisamente suegra de Sabrina. Si estuviera en su poder, ?c¨®mo podr¨ªa negarse a entregarlo? -Si el medicamento est¨¢ agotado o existe cualquier otro impedimento, con todo este despliegue dram¨¢tico... Quien conozca situaci¨®n pensar¨¢ que est¨¢ solicitando medicina; quien lo ignore, imaginar¨¢ una tragedia familiar terrible. La multitud, tras escuchar intervenci¨®n de Gabriel, finalmenteprendi¨® situaci¨®n. -Vaya, entonces simplemente no lo ten¨ªan disponible, no es que se negaran a proporcionarlo. Cre¨ª que lo estaban negando deliberadamente. -Exacto,enz¨® a sollozar sin siquiera indagar en los motivos. ?Est¨¢ actuando 17:45 Capitulo 83 impulsivamente o exagerando situaci¨®n? -La persona que requiere el medicamento no es e, sino suegra de aque se?orita... Si suegra est¨¢ enferma, ?por qu¨¦ muestra tanta preocupaci¨®n? ?Qu¨¦ v¨ªnculos une realmente? Andr¨¦ contrajo el ce?o mientras su prante mirada se vaba en Araceli, Araceli se estremeci¨® visiblemente, casi perdiendo supostura estudiada, Sus ojos se anegaron de l¨¢grimas instant¨¢neamente. -Andr¨¦, perd¨®name, no tengo ms intenciones, solo deseaba ayudarte. Reconozco m¨ª torpeza y mi incapacidad para expresarme adecuadamente, soy una molestia y mi existencia constituye un error... Aracelipuso una sonrisa que destba vulnerabilidad calcda. -Andr¨¦, tica con se?orita Ib¨¢?ez. No pretendo ser una molestia. Se incorpor¨® y avanz¨® hacia salida con cabeza inclinada en aparente derrota. Su silueta gr¨¢cil, impregnada de mncol¨ªa teatral, evocaba inevitablementepasi¨®n. Sin embargo, en el exterior hab¨ªaenzado a desatarse un aguacero imcable. Las gotas de lluvia azotaban los cristales transparentes, produciendo un ritmo sordo y constante. Andr¨¦ sujet¨® su mu?eca con firmeza decidida, su rostro convertido en m¨¢scara de seriedad. -?Hacia d¨®nde pretendes ir? Est¨¢ diluviando y tu estado de salud no te permite exponerte as¨ª. La emoci¨®n de Araceli se intensific¨® repentinamente, transmut¨¢ndose en fur¨ªa apenas contenida. -?Ad¨®nde me dirija, si termino empapada o no, si contin¨²o viva o perezco, no es asunto que te concierna! Tras pronunciar estas pbras, se zaf¨® violentamente del agarre de Andr¨¦ y huy¨® corriendo. Andr¨¦ permaneci¨® inm¨®vil por un instante fugaz, antes de precipitarse tras e. La tormenta arreciaba con mayor intensidad. Bastaban escasos segundos a intemperie para quedarpletamente empapado. Araceli apenas hab¨ªa traspasado el umbral del restaurante cuando Andr¨¦ logr¨® darle alcance. ¨¦l asi¨® por mano, intentando conduci nuevamente al interior. Araceli forceje¨® con desesperaci¨®n, rehus¨¢ndose categ¨®ricamente a regresar. 212 Chapter 84 Cap¨ªtulo 84 En cuesti¨®n de segundos, lluvia hab¨ªa empapado porpletos ropas de Araceli y Andr¨¦. Desde el interior del restaurante, Sabrina contemba escena con expresi¨®n imperturbable. De pronto, se incorpor¨® con decisi¨®n. Gabriel mir¨® intrigado, suponiendo que situaci¨®n entre los dos hab¨ªa superado y quer¨ªa salir en busca de Andr¨¦. -?Necesitas que te pa?e? -pregunt¨® con refinada cortes¨ªa. -No ser¨¢ necesario. -Sabrina se acerc¨® al ventanal, extrajo su tel¨¦fono yenz¨® a documentar meticulosamente lo que ocurr¨ªa entre pareja. Gabriel observ¨® con genuina perplejidad. -?Qu¨¦ est¨¢s haciendo exactamente? -Capturando evidencia, por supuesto. -Sabrina se gir¨® levemente, esbozando una sonrisa astuta-. Esta grabaci¨®n, ya seao prueba de infidelidad oo contenido viral, causar¨¢ el revuelo que merece, ?no te parece? Gabriel no pudo contener una carcajada aut¨¦ntica. En el exterior, desesperaci¨®n de Araceli parec¨ªa intensificarse. Gesticba fren¨¦ticamente mientras negaba con vehemencia. Andr¨¦, visiblemente exasperado, finalmente tom¨® una decisi¨®n dr¨¢stica: alz¨® a Araceli en sus brazos sin previo aviso. Entre sus brazos, Araceli se debat¨ªa con desesperaci¨®n, intentando liberarse de su agarre. Andr¨¦ le dirigi¨® unas pbras con expresi¨®n severa que paralizaron a Araceli moment¨¢neamente. A continuaci¨®n, abri¨® con firmeza puerta del veh¨ªculo estacionado frente al establecimiento y deposit¨® a Araceli en su interior. Instantes despu¨¦s, el autom¨®vil se alej¨® bajo cortina de lluvia. Tras finalizar grabaci¨®n, Sabrina regres¨® tranqumente a mesa para continuar degustando su cena. Gabriel advirti¨® su temple imperturbable; su mano sosten¨ªa los cubiertos con firmeza absoluta mientras saboreaba los alimentos con evidente deleite. -?No sientes ninguna afli¨®n? -inquiri¨® con curiosidad. Sabrina dio un sorbo delicado a su agua y respondi¨® con serenidad: -Han protagonizado escenas mucho peores, ya he desarrodo inmunidad emocional. 17.45 Capitulo 84 Gabriel qued¨® sumido en profundas cavciones. Durantes jornadas subsiguientes, existencia de Sabrina experiment¨® finalmente una tregua en su agitaci¨®n. Aque tarde, mientras pa?aba a Dani en el centroercial selionando madejas para tejer bufandas, una voz cargada de sarcasmo se materializ¨® junto a e. -Vaya sorpresa encontrarte aqu¨ª, Sabrina. Al girarse, Sabrina se encontr¨® con mirada burlona de Fabi¨¢n. Al detectars bolsas con prendas infantiles que sosten¨ªa, Fabi¨¢nenz¨® su ataque verbal. -Lo sab¨ªa, esta mujer no hace m¨¢s que fingir. Te lo aseguro, por mucho que pretendas, jam¨¢s conquistar¨¢s ni a Andr¨¦ ni a Thiago. -Sabrina, esc¨²chame bien, antes del regreso de Araceli simbas demencia para perseguir a Andr¨¦, pero ahora que e ha vuelto, olv¨ªdalopletamente, ni t¨² ni nadie tienen posibilidad alguna. Dani, incapaz de tolerar m¨¢s aque situaci¨®n, intervino con el ce?o fruncido. -Ya es suficiente, detente. -?Por qu¨¦ deber¨ªa hacerlo? M¨ªrate bien, simple ama de casa sin posici¨®n social ni respaldo familiar, ?realmente te consideras digna de Andr¨¦? -Cierra boca de una vez. -Dani temba visiblemente por indignaci¨®n-. Nunca hab¨ªa conocido a alguien tan orgulloso de ser amante. -No est¨¢ tan ro qui¨¦n ocupa ese papel. -Fabi¨¢n emiti¨® una risa desde?osao si hubiera escuchado algo absurdamente c¨®mico-. Todos saben perfectamente que si Sabrina no se hubiera metido en su cama obligando a Andr¨¦ a desposa, Araceli ya estar¨ªa con ¨¦l... E es quien carece absolutamente de dignidad y aun as¨ª se atreve a juzgar a los dem¨¢s. La hipocres¨ªa en su m¨¢xima expresi¨®n. En ese preciso instante, Sabrina, quien hab¨ªa permanecido en silencio, habl¨® con voz ra y firme. -El matrimonio se fundamenta en el principio del consentimiento mutuo. Si ¨¦l no hubiera estado de acuerdo, jam¨¢s habr¨ªamos recibido el acta matrimonial. Puesto que decidi¨® casarse conmigo, sin importar cu¨¢nto ¨¦l y se?orita Araceli que mencionas se hayan amado, eso pertenece irremediablemente al pasado. A pesar de su estatura notablemente inferior a de Fabi¨¢n, el dominio de Sabrina en aquel momento resultaba innegable. Mir¨® directamente a Fabi¨¢n con determinaci¨®n. -Sin importar raz¨®n o justificaci¨®n que alegues, interferir en un matrimonio ajeno te 17:45 Capitulo 84 convierte indiscutiblemente en amante. Chapter 85 Cap¨ªtulo 85 -?Realmente crees que ostentar el t¨ªtulo de se?ora Carvalho te sirve de algo? - Fabi¨¢n curv¨® susbios en una sonrisa cargada de desd¨¦n-. ?No me crees? Basta que Araceli susurre que tiene miedo y Andr¨¦ aparecer¨¢ a sudo, sin importar hora nis circunstancias. -?Andr¨¦ corre a casa cada vez que Araceli chasquea los dedos! -¨²ltimamente, tu marido apenas pisa el hogar, ?verdad? ?Adivinas d¨®nde se encuentra? Est¨¢ pendiente de Araceli mientras e se recupera de un simple resfriado. La preocupaci¨®n por e lo consume... -Incluso tu propio hijo rodea, cuid¨¢nd con devoci¨®n y culp¨¢ndote directamente por su enfermedad. -Es cuesti¨®n de tiempo antes de que Araceli te desce porpleto y se convierta en nueva madre de Thiago. Fabi¨¢nnz¨® una mirada rebosante de triunfo a Sabrina antes de marcharse con paso altivo,o quien sabe que ha asestado un golpe mortal. -?Esto es el colmo de desfachatez! -Dani, consumida por indignaci¨®n, hizo adem¨¢n de perseguirlo, pero Sabrina contuvo con firmeza. Sabrina mantuvo su rostro impasible, sin revr el menor indicio de rabia-. D¨¦jalo ya, Dani. No merece pena enzarzarse con alguien tan irracional. Estoy en contacto con un abogado para gestionar el divorcio. Pronto recuperar¨¦ mi libertad. -?Has entregado tanto por Andr¨¦ y por Thiago, has sacrificado a?os valiosos de tu vida sin recibir nada a cambio! ?La injusticia ma al cielo! -replic¨® Dani, con furia a¨²n vibrando en su voz. -No tiene importancia -respondi¨® Sabrina con una serenidad desconcertante-. Nunca es reinventarse. Al menos aprend¨ª valiosa li¨®n de que solo puedo depender de m¨ª para tarde misma. Varios d¨ªas despu¨¦s, durante una ma?ana luminosa, el tel¨¦fono de Sabrina vibr¨® con una mada de Marcelo. -Sabrina, ?has tenido noticias de Dani hoy? -No-contest¨® Sabrina, mientras una leve arruga de preocupaci¨®n atravesaba su frente-. ?Ocurre algo con e? Marcelo dej¨® que un silencio tenso se instra entre ambos-. Dani localiz¨® algunos espacios prometedores para el estudio y ayer me pidi¨® que los visit¨¢ramos juntos. Sin embargo, esta ma?ana ha sido imposible contacta. Me inquieta que haya sufrido alg¨²n percance, por eso recurr¨ª a ti. 17-46 Sabrina percibi¨® inmediatamente que algo no encajaba-. ?Le ha ocurrido algo a Dani? -La ¨²ltima vez que nos vimos, apareci¨® un sujeto mado Fabi¨¢n queenz¨® a soltar veneno, insult¨¢ndote sin pudor alguno -explic¨® Marcelo, bajando el tonoo sipartiera un secreto. -Se pavoneaba frente a Dani rdeando del trato exquisito que Andr¨¦ dispensa a Araceli. La ret¨® aprobarlo personalmente. Marcelo y Dani formaban parte del c¨ªrculo ¨ªntimo de Sabrina, y exist¨ªa una familiaridad natural entre ellos. Traspartir tiempo con Dani, Marcelo hab¨ªa llegado aprender los matices de su temperamento. -No pude quedarme tranquilo, as¨ª que acud¨ª al hospital para indagar -prosigui¨® Marcelo. Me enter¨¦ de que Araceli intent¨® quitarse vida anoche. -?Pero qu¨¦ conexi¨®n tiene esto con Dani? -interrumpi¨® Sabrina con urgencia. -Me informaron que Dani visit¨® a Araceli en el hospital ayer y parece que se produjo un enfrentamiento entre es -respondi¨® Marcelo en un susurro apenas audible. -Voy a descubrir exactamente qu¨¦ ha sucedido -decidi¨® Sabrina, con determinaci¨®n grabada en su rostro. -Si el estado de Araceli est¨¢ vincdo a Dani de alg¨²n modo, Andr¨¦ no lo dejar¨¢ pasar -advirti¨® Marcelo con preocupaci¨®n. -Dani no act¨²a irracionalmente; dudo que haya perturbado a Araceli sin un motivo de peso. Y adem¨¢s... -Sabrina a?adi¨® con un tono cial. -Si Araceli verdaderamente no puede soportar este mundo por unas simples pbras de Dani, entonces jam¨¢s debi¨® involucrarse con un hombre conpromisos. -Sin embargo, existe posibilidad de que mis conclusiones sean err¨®neas - matiz¨® Marcelo, intentando aliviar tensi¨®n-. Quiz¨¢s Dani enfrent¨® alguna emergencia y no tuvo oportunidad deunic¨¢rnoslo. Al fin y al cabo, es tu amiga, y Andr¨¦ no necesariamente tomar¨ªa represalias contra e. Sabrina permaneci¨® sumida en un silencio elocuente, sin pronunciar pbra alguna. Chapter 86 Cap¨ªtulo 86 Sabrina lo sab¨ªa con certeza. Dani no pod¨ªapararse con e o con Araceli en vida de Andr¨¦. Su supuesto esposo no tendr¨ªa consideraci¨®n alguna solo por tratarse de su amiga; es m¨¢s, probablemente pensar¨ªa que hab¨ªa sido e misma quien instig¨® a Dani a confrontar situaci¨®n. Tras colgar con Marcelo, Sabrina finalmente marc¨® un n¨²mero que hab¨ªa evitado durante mucho tiempo. La mada conect¨® r¨¢pidamente, pero antes de que pudiera articr pbra, una voz femenina carente de cualquier calidez interrumpi¨®. -El se?or Carvalho acaba de conciliar el sue?o -anunci¨® Pa D¨ªaz, secretaria de Andr¨¦, con un tono deliberadamente distante-. Si tienes alg¨²n asunto pendiente, puedesunic¨¢rmelo y yo me encargar¨¦ de transmit¨ªrselo cuando despierte. Pa siempre hab¨ªa mantenido esa actitud g¨¦lida hacia e. Aunque no llegaba al nivel de desprecio de Fabi¨¢n, nunca le hab¨ªa mostrado un ¨¢pice de respeto,o si fuera una intrusa en vida de su jefe. -Necesito har con Andr¨¦ directamente. Que ¨¦l conteste el tel¨¦fono -exigi¨® Sabrina con firmeza. -Lomento, pero no puedo perturbar el descanso del se?or Carvalho -respondi¨® Pa sin alterar su tono impasible-. Ha estado vndo por Araceli durante toda noche y apenas ha logrado dormirse. Si el asunto es urgente, insisto en que me louniques y yo me asegurar¨¦ de que lo sepa. "?Tener que solicitar permiso a una secretaria para har con mi propio esposo? ?Existe algo m¨¢s absurdo en este mundo?" Sin a?adir nada m¨¢s, Sabrina cort¨® mada. En habitaci¨®n del hospital, Araceli finalmente abri¨® los ojos tras ser rescatada de su intento. Al encontrarse con figura de Andr¨¦ junto a su cama, sus ojos se anegaron en l¨¢grimas inmediatamente. -No deber¨ªas haberme salvado, Andr¨¦ -susurr¨® con voz quebrada-. Los amigos de se?orita Ib¨¢?ez tienen raz¨®n. Alguieno yo, con una sentencia de muerte anticipada, no deber¨ªa seguir siendo una carga para ti. El rostro de Andr¨¦ se tens¨® ligeramente, y un sutil ce?o fruncido atraves¨® su expresi¨®n. -He ordenado que localicen a Dani. Cuando te encuentres mejor, me asegurar¨¦ de que venga a disculparse personalmente contigo. -La se?orita Ib¨¢?ez tambi¨¦n necesita de tu atenci¨®n -respondi¨® Araceli con expresi¨®n afligida-. No deber¨ªa acaparar tanto de tu tiempo y dedicaci¨®n... Andr¨¦, aunque se?orita sco es amiga cercana de se?orita Ib¨¢?ez, creo sinceramente que este asunto no 17:46 Cap¨ªtulo 86 involucra directamente a tu esposa. -Sabrina ha estadoport¨¢ndose de manera extra?a ¨²ltimamente -continu¨® con voz suave-. Quiz¨¢s alguien est¨¢ manipndo para actuar as¨ª. Una sonrisa fr¨¢gil se dibuj¨® en el rostro p¨¢lido de Araceli. -Vuelve a casa, Andr¨¦, no necesito que me cuides m¨¢s. Tu esposa tiene demasiados malentendidos contigo ¨²ltimamente, y no quiero contribuir a crear m¨¢s distancia entre ustedes. -Lo primero es tu recuperaci¨®n -der¨® Andr¨¦ con expresi¨®n imprable-. En cuanto al asunto de Dani, te prometo una resoluci¨®n satisfactoria. Al no lograr contactar con Andr¨¦, Sabrina se dirigi¨® directamente al hospital. Justo cuando se dispon¨ªa a abordar el ascensor, una voz masculina detuvo. -?Sabrina? Al volverse, se encontr¨® con un hombre de porte elegante y atractivo que se aproximaba hacia e. -?Jorge? Jorge, uno de los amigos cercanos de Andr¨¦, era quiz¨¢s el ¨²nico en el c¨ªrculo familiar que trataba con genuina amabilidad, posiblemente porque no sent¨ªa especial afecto por Araceli. -?Has venido a visitar a Araceli? -pregunt¨® acerc¨¢ndose a e. -Busco a Andr¨¦ -respondi¨® Sabrina, estudiando su expresi¨®n-. ?Sabes... cu¨¢l es el estado actual de Araceli? -Ya est¨¢ fuera de peligro, no hay mayor preocupaci¨®n. ?Has venido ¨²nicamente por eso? Sabrina neg¨® con un gesto y explic¨®: -Andr¨¦ ha secuestrado a mi amiga por causa de Araceli. Necesito saber qu¨¦ pretenden hacer con e. Jorge pareci¨® genuinamente sorprendido. -?Est¨¢spletamente segura de que fue Andr¨¦ quien se llev¨® a tu amiga? Una chispa de duda ilumin¨® los ojos de Sabrina. -Deber¨ªa haber sido ¨¦l. -Entonces, ?no lo afirmas con certeza porque existe posibilidad de que no haya sido Andr¨¦? Chapter 87 Cap¨ªtulo 87 Sabrina medit¨® por un instante antes de revrle a Jorge cada detalle de situaci¨®n, sus pbras fluyendoo una confesi¨®nrgamente contenida mientras ¨¦l escuchaba con atenci¨®n genuina, sus ojos fijos en e sin juzga. Jorge permaneci¨® en silencio unos segundos, procesando informaci¨®n antes de responder con voz calmada. -Tienes fundamentos para sospechar, sin duda. Sin embargo, considera tambi¨¦n que Dani podr¨ªa estar enfrentando dificultades ajenas a todo esto y, para evitarte preocupaciones innecesarias, haya decidido desaparecer temporalmente del radar. -?Has considerados consecuencias de acusar a Andr¨¦ sin evidencia concreta? Como su esposa, una acusaci¨®n infundada podr¨ªa deteriorar irreversiblemente rci¨®n que a¨²n conservan. La conclusi¨®n golpe¨® a Sabrina con fuerza. El aire pareci¨® abandonar sus pulmones mientras duda se instba en su mente. Era cierto: no ten¨ªa m¨¢s que intuiciones, sospechas nacidas del patr¨®n deportamiento de Andr¨¦, pero nada tangible. Jorge percibi¨® su incertidumbre al instante, leyendo en su expresi¨®n vte toda duda que invad¨ªa. -Regresa a casa -sugiri¨® con voz aterciopda que envolv¨ªa a Sabrinao una manta de seguridad-. Me encargar¨¦ personalmente de investigar esta situaci¨®n. Si Andr¨¦ resulta inocente, concentrar¨¦ mis esfuerzos en localizar a tu amiga. Y si ¨¦l est¨¢ detr¨¢s de todo, te prometo encontrar manera de conseguir su liberaci¨®n. Sabrina observ¨® a Jorge con desconfianzatente en su mirada, un interrogante form¨¢ndose en su mente. -?Qu¨¦ motivos tienes para ayudarme? Una emoci¨®n enigm¨¢tica atraves¨® mirada de Jorge, tan fugazo un rel¨¢mpago en noche oscura. -Andr¨¦ y yopartimos una amistad que se remonta a nuestra ni?ez. Ayudarte significa, indirectamente, ayudarlo a ¨¦l. Adem¨¢s... Su voz descendi¨® a un susurro confidencial que oblig¨® a Sabrina a inclinarse ligeramente hacia ¨¦l. -Araceli nunca me ha inspirado confianza. De hecho, albergo sospecha de que su enfermedad podr¨ªa ser una borada mentira. La sorpresa ilumin¨® el rostro de Sabrina. -?T¨² tambi¨¦n lo percibes as¨ª? Jorge asinti¨® con sutileza. Capitulo 87 -Sin embargo, se trata meramente de una intuici¨®n personal. Sin pruebas, es prudente mantener reserva sobre estos asuntos. Hizo una pausa estrat¨¦gica antes de continuar. -Para confrontar a Andr¨¦ necesitas evidencia irrefutable. En este momento, ?qu¨¦ argumentos s¨®lidos podr¨ªas presentar para demostrar su culpa? D¨¦jame manejar esto, conducir¨¦ investigaci¨®n por ti. Las pbras de Jorge resonaron con sensatez en Sabrina, quien asinti¨® levemente, convencida por su razonamiento. -Se?or Olivares, le agradezco profundamente. Jorge le dedic¨® una sonrisa refinada, reflejo de su educaci¨®n privilegiada. -Si no te resulta inc¨®modo, preferir¨ªa que me maras Jorge. Sabrina correspondi¨® con una sonrisa y un gesto afirmativo. -De acuerdo, Jorge. Heredero de una fortuna considerable, Jorge carec¨ªa tanto de frialdad intimidante caracter¨ªstica de Andr¨¦o de rebeld¨ªa inherente a Fabi¨¢n; era personificaci¨®n de caballerosidad. Cuando todos criticaban despiadadamente, ¨¦l nunca se uni¨® al coro de voces acusadoras. Por el contrario, sol¨ªa aconsejar a Andr¨¦ contra los juicios precipitados, abogando por paciencia hasta obtener ridad sobre los hechos. -Deber¨ªas regresar a tu hogar -le rend¨® Jorge con genuina preocupaci¨®n-. Te contactar¨¦ inmediatamente cuando obtenga informaci¨®n relevante. -Comprendo, me retiro entonces. Con Araceli finalmente sumida en el sue?o, Andr¨¦ dispuso vigncia permanente para prevenir cualquier impulso autodestructivo. Al emerger al pasillo hospitrio, su mirada se encontr¨® con figura de Jorge. Andr¨¦ entrecerr¨® los ojos con desconfianza. -?Qu¨¦ prop¨®sito te trae aqu¨ª? Jorge g¨ªr¨® para enfrentarlo. 7 -?Fuiste t¨² quien se llev¨® a Dani, amiga ¨ªntima de Sabrina? -?Es ese el ¨²nico motivo de tu presencia? Jorge movi¨® cabeza antes de responder. -Hace unos minutos me encontr¨¦ con Sabrina. E me rt¨® lo sucedido. La mirada de Andr¨¦ se torn¨® sombr¨ªa, imprableo una noche sin estres. 17:47 1 Capitulo 87 -Andr¨¦-pronunci¨® Jorge sosteni¨¦ndole mirada con firmeza-,prendo importancia que Araceli tiene para ti, pero no deber¨ªas olvidar que Sabrina es tu esposa leg¨ªtima. Sul posici¨®n merece al menos una consideraci¨®n m¨ªnima de tu parte. Esta advertencia, repetida innumerables veces por Jorge, segu¨ªa encontrando resistencia en obstinaci¨®n inquebrantable de Andr¨¦. -Si Sabrina descubre que secuestraste a Dani por defender a Aracell, el impacto emocional ser¨¢ devastador para e, y fractura entre ustedes podr¨ªa volverse irreparable. Andr¨¦ mantuvo su expresi¨®n imperturbable,o si aques pbras apenas rozaran superficie de su conciencia. -Jorge, no te dejes manipr pors artima?as de Sabrina. Hace apenas unos d¨ªas, Fabi¨¢n sorprendi¨® en el centroercialprando prendas para Thiago. Chapter 88 Cap¨ªtulo 88 -E era perfectamente consciente del poco tiempo que le quedaba a Araceli, pero opt¨® por continuar con sus artima?as sin inmutarse -espet¨® Andr¨¦ con amargura. ?Ya olvidaste c¨®mo fabric¨® aque enfermedad e incluso mont¨® un falso secuestro para atraer atenci¨®n de Thiago y m¨ªa? -Durante estos a?os ha disfrutado los privilegios de pertenecer a nuestra ¨¦lite y, ahora que tiene a Thiago en sus manos, ?realmente crees que buscar¨ªa divorciarse? Todo esto no es m¨¢s que una estrategia calcda, un paso atr¨¢s para luego dar dos adnte. Jorge observ¨® a Andr¨¦ con el ce?o fruncido, a punto de refutar sus pbras, cuando s¨²bitamente puerta de habitaci¨®n hospitria se abri¨® de golpe. La enfermera, alprobar que Andr¨¦ permanec¨ªa cerca, exhal¨® con evidente alivio. -Se?or Carvalho, qu¨¦ fortuna encontrarlo todav¨ªa aqu¨ª. La se?orita est¨¢ atrapada en una pesadi y no consigue despertar. Por favor, acuda inmediatamente. Andr¨¦ asinti¨® con determinaci¨®n y regres¨® presuroso a habitaci¨®n. Jorge contempl¨® silueta de su amigo alej¨¢ndose por el pasillo y finalmente guard¨® silencio, sumido en sus propias reflexiones. Transcurrieron dos d¨ªas de espera hasta que finalmente Sabrina recibi¨® noticias de Jorge. -He confirmado que Dani no fue secuestrada por Andr¨¦ voz de Jorge sonaba neutra, desprovista de cualquier matiz emocional-. Necesito algunos d¨ªas adicionales para rastrear su paradero, pero te garantizo que lo resolver¨¦. "?Por qu¨¦ siento que algo no encaja en su explicaci¨®n? Hay algo en su tono que no me convence del todo", pens¨® Sabrina mientras experimentaba un moment¨¢neo alivio que r¨¢pidamente dio paso a una renovada inquietud. -?Qu¨¦ ocurri¨® entonces con Dani? ?Por qu¨¦ raz¨®n se est¨¢ ocultando? Tras una pausa significativa, Jorge respondi¨® con calcda precisi¨®n: -Aparentemente ofendi¨® a una persona influyente y temes consecuencias, por eso permanece escondida... No te preocupes, cuando localice, me ocupar¨¦ personalmente de resolver situaci¨®n. Conociendo personalidad impetuosa de Dani, quien f¨¢cilmente pod¨ªa granjearse enemistades poderosas, Sabrina disip¨® sus dudas tras escuchar explicaci¨®n de Jorge. Despu¨¦s de expresarle su gratitud, Sabrina finaliz¨® mada con una sensaci¨®n ambivalente. Sin embargo, apenas hab¨ªa apartado el tel¨¦fono de su o¨ªdo cuando una notificaci¨®n ilumin¨® panta de su dispositivo. 17:47 Cap¨ªtulo 88 [?Tu supuesta mejor amiga lleva d¨ªas sin aparecer y ni siquiera te has molestado en busca? ?Qu¨¦ se de lealtad es esa, Sabrina?] Sabrina identific¨® de inmediato el mensajeo una provocaci¨®n orquestada por Araceli para desestabiliza emocionalmente. Sin intenci¨®n de alimentar aquel juego perverso, estaba a punto de borrar el mensaje cuando una imagen perturbadora apareci¨® en su panta. Dani aparec¨ªa inmovilizada en una si, con losbios sedos por una cinta adhesiva y el terror reflejado en sus ojos. Con el pulso acelerado y respiraci¨®n entrecortada, Sabrina marc¨® inmediatamente el n¨²mero del remitente. La mada fue rechazada sin contemciones. Un nuevo mensaje apareci¨® instant¨¢neamente en su panta. [Si quieres descubrir el paradero de tu amiga, pres¨¦ntate en esta cafeter¨ªa. Tranqu, no pretendostimarte, solo conversaro dos damas civilizadas.] Examinando diri¨®n proporcionada, Sabrina se sumergi¨® en un torbellino de conjeturas. Era un establecimiento reconocido en pleno coraz¨®n de ciudad, constantemente repleto de En circunstancias normales, incluso acudiendo sinpa?¨ªa, el entorno p¨²blico garantizaba cierta seguridad. "?No se supone que los intercambios de rehenes ocurren en lugares apartados? ?Por qu¨¦ elegir un sitio tan concurrido?", se cuestion¨® Sabrina con creciente suspicacia. "Adem¨¢s, Jorge me asegur¨® que desaparici¨®n de Dani no estaba rcionada con Andr¨¦. Entonces, ?c¨®mo es posible que Araceli conozca su paradero? ?Podr¨ªa estar Dani bajo el dominio de Araceli?" Con incertidumbre palpitando en su interior, Sabrina decidi¨® acudir a cita propuesta. La cafeter¨ªa bull¨ªa de actividad y desde el exterior no se apreciaba nada que despertara sospechas. Al traspasar entrada, un camarero de porte impecable abord¨® con profesionalismo. -Se?orita, ?cuenta con reservaci¨®n? Sabrina mencion¨® el n¨²mero de mesa indicado en el mensaje, y el empleado guio diligentemente hasta su destino. Apenas ocup¨® su asiento, Sabrina distingui¨® una figura que le resultaba dolorosamente familiar. Como si hubiera percibido su presencia, mujer elev¨® sutilmente el rostro. 17.47 -Se?orita Ib¨¢?ez, mece que haya decidido venir. Sabrina escrut¨® con desconfianza a mujer de fiones delicadas que se haba frente a e. -?Cu¨¢l es el motivo de esta reuni¨®n? ?Qu¨¦ pretendes conseguir? -inquiri¨® Sabrina con firmeza. Araceli solicit¨® un caf¨¦ con elegancia estudiada antes de volver a fijar su mirada prante en Sabrina. 17:47 Chapter 89 Cap¨ªtulo 89 -Andr¨¦ se encuentra de viaje en este momento, circunstancia que me permiti¨® invitar a se?orita Ib¨¢?ez a este encuentro-confes¨® con un suave tintineo en su voz, mientras sus dedos jugueteaban con el borde de taza-. De no ser por su ausencia, jam¨¢s me habr¨ªa permitido abandonar el hospital. -?Me ha citado aqu¨ª solo para rdear de su peque?a libertad provisional? - inquiri¨® Sabrina, sosteniendo mirada de su interlocutora sin pesta?ear. -He escuchado que se?orita Ib¨¢?ez ha iniciado los tr¨¢mites de divorcio con Andr¨¦ -respondi¨® Araceli con una sonrisa delicada dibujada en susbios-. Aunque desconozco si realmente desea separarse o simplemente es otra de sus estratagemas, perm¨ªtame ararle que nada de lo que intente podr¨¢ cambiar realidad entre nosotros. Araceli carec¨ªa de arrogancia desmedida de Fabi¨¢n, pero cada gesto en su rostro, cada sba que dejaba escapar, destba una seguridad absoluta que resultaba perturbadora. Sus ojos briban con una certeza inquebrantable mientras deraba: -Entre se?orita Ib¨¢?ez y yo, Andr¨¦ siempre me elegir¨¢ a m¨ªo su primera opci¨®n. Sabrina escuch¨® enpleto silencio, asimndo cada pbra antes de contraatacar con precisi¨®n: -Si esa es verdad innegable, ?c¨®mo explica que decidiera casarse conmigo y no con usted? -Eso sucedi¨® ¨²nicamente porque yo se lo permit¨ª -respondi¨® Araceli con una sonrisa enigm¨¢tica. Lo que no puedes poseer siempre genera una obsesi¨®n irresistible... ?o acaso crees que me trata con tanta devoci¨®n ahora por simple casualidad? El camarero se aproxim¨® en ese preciso instante, depositando una taza de caf¨¦ reci¨¦n preparado sobre mesa. El aroma intenso yplejo inund¨® el ambiente, con notas amargas que parec¨ªan reflejar conversaci¨®n. "Ya no tiene sentido mantener esta farsa de cordialidad con e¡°, pens¨® Sabrina mientras decid¨ªa abordar directamente el verdadero motivo de su encuentro. -?Tienes a Dani bajo tu poder? -No est¨¢ precisamente bajo mi custodia, sino en manos de Andr¨¦-contest¨® Araceli con una sonrisa calcda-. Eeti¨® el error de provocar mi intento de suicidio. ?Realmente esperabas que Andr¨¦ dejara impune despu¨¦s de algo as¨ª? Sabrina v¨® su mirada prante en los ojos de Araceli, buscando alg¨²n indicio de mentira. -?Afirmas entonces que est¨¢ retenida por Andr¨¦? Araceli adopt¨® una expresi¨®n de asombro perfectamente orquestada. -Dani es supuestamente tu mejor amiga. Vino a defenderte, me confront¨® y despert¨® ira de Andr¨¦. ?C¨®mo es posible que desconozcas su paradero? ? 1/2 17:47 Capitulo 89 -Entonces, se?orita sabe exactamente d¨®nde se encuentra? -Lamentablemente no-confes¨® Araceli con un sutil fruncimiento de ce?o-. Conociendo naturaleza de Andr¨¦, intuyo que busca aplicar una justicia po¨¦tica con Dani, someti¨¦nd a una experiencia simr a m¨ªa. -Sus pbras ciertamente me afectaron, pero no constituyeron motivaci¨®n principal de mi intento de suicidio. Honestamente, no deseo que esta situaci¨®n termine en tragedia, pero Andr¨¦ parece impermeable a mis s¨²plicas. Est¨¢ determinado a vengarse en mi nombre... La voz de Araceli fluy¨® con cadencia aterciopda mientras a?ad¨ªa: -Si mis pbras carecen de efecto persuasivo... entoncess tuyas,o esposa de Andr¨¦, deber¨ªan tener mayor influencia. Adem¨¢s, Dani es tu amiga cercana, despu¨¦s de todo. Sabrina capt¨® inmediatamente verdadera intenci¨®n tras aques pbras y una sonrisa se form¨® internamente en su consciencia. ?Acaso pretend¨ªa jactarse de que Andr¨¦ estaba dispuesto a enfrentarse a su mejor amiga solo por defende? El vapor que danzaba sobre taza de caf¨¦ se disip¨® gradualmente hasta desaparecer. -Si se?orita genuinamente desea evitar un desece tr¨¢gico, ?podr¨ªa revrme el paradero exacto de Dani? -pregunt¨® Sabrina con voz serena y contrda. Araceli neg¨® lentamente con cabeza. -Lomento profundamente, pero desconozco esa informaci¨®n. Mi ¨²nico prop¨®sito al concertar este encuentro era solicitarte que intercedas directamente con Andr¨¦. Tras mencionar esto, consult¨® discretamente su reloj y se incorpor¨® con elegancia. -Andr¨¦ est¨¢ pr¨®ximo a aterrizar, y si no me encuentra al llegar, se preocupar¨¢ innecesariamente... debo retirarme ahora. Araceli tom¨® su bolso de dise?ador de mesa y se alej¨® con pasos medidos y seguros. Observando silueta de Araceli mientras se distanciaba entres mesas, Sabrina finalmente liber¨® sus pu?os, que hab¨ªa mantenido tensos durante toda conversaci¨®n. "Jorge afirm¨® categ¨®ricamente que Andr¨¦ no hab¨ªa secuestrado a Dani. Araceli insiste en que est¨¢ bajo el control de Andr¨¦. ?Qui¨¦n de los dos est¨¢ mintiendo deliberadamente?" Tras liquidar cuenta, Sabrina abandon¨® cafeter¨ªa con determinaci¨®n renovada. No regres¨® a su residenciao podr¨ªa esperarse, sino que se dirigi¨® directamente hacia el hospital donde sab¨ªa que Araceli estaba internada. Conoc¨ªa perfectamente el centro m¨¦dico, y averiguar su n¨²mero espec¨ªfico de habitaci¨®n no representar¨ªa mayor dificultad. Chapter 90 Cap¨ªtulo 90 Andr¨¦ hab¨ªa reservado todo el piso del hospital para Araceli, dejando el pasillopletamente vac¨ªo y silencioso. La quietud fue interrumpida por el sonido de pasos firmes que resonaban en el corredor, acerc¨¢ndose gradualmenteo el preludio de una tormenta. Sabrina contuvo respiraci¨®n instintivamente, su cuerpo r¨ªgido contra pared de salida de emergencia donde se hab¨ªa refugiado, mientras sent¨ªa que cada eco de aquellos pasos martilleaba contra sus sienes. No se atrevi¨® a moverse hasta que escuch¨® el sutil chasquido de una puerta al cerrarse. Con movimientos calcdos, casi felinos, se aproxim¨® a habitaci¨®n de Araceli, observando su propio reflejo distorsionado en el cristal de ventanao una aparici¨®n fantasmal. "Qu¨¦ ir¨®nico. Soy esposa, pero me escabulloo unadrona, temiendo ser descubierta en territorio ajeno." Araceli, en cambio, hab¨ªa aparecido ante e con absoluta seguridad, derando con un aplomo inquebrantable que e era primordial para Andr¨¦. Y ten¨ªa raz¨®n. Esa realidad nunca hab¨ªa estado en duda. ?De qu¨¦ otra forma podr¨ªa Araceli atraerlo con una simple mada? ?Por qu¨¦ jam¨¢s hab¨ªa usado su t¨ªtulo matrimonial para marcar distancia entre ellos? Quiz¨¢s, en lo m¨¢s profundo de su ser, reconoc¨ªa que esa bata estaba perdida desde el principio. Sus reflexiones se disiparon cuandos voces del interior praron sus pensamientos. -Andr¨¦, acabas de regresar de viaje, no era necesario que vinieras a verme con tanta premura. Ma?ana habr¨ªa sido suficiente. Un silencio espeso precedi¨® a respuesta masculina que se filtr¨®o hielo l¨ªquido a trav¨¦s de puerta. -Me informaron que saliste hoy. El coraz¨®n de Sabrina se precipit¨® en ca¨ªda libre dentro de su pecho. Andr¨¦ realmente hab¨ªa acudido a e apenas descendi¨® del avi¨®n, convirtiendos sospechas sobre Araceli en nada m¨¢s que ilusiones desesperadas. El prante aroma a antis¨¦ptico y medicamentos invadi¨® sus fosas nasales mientras conversaci¨®n continuaba fluyendo. -He permanecido encerrada en el hospital todo este tiempo y necesitaba respirar aire diferente, solo fue un breve paseo, no te angusties. -Por cierto... voz de Araceli adquiri¨® un tono confidencial-. Ahora que Dani ha reconocido su error, creo que deber¨ªas mostrar clemencia. No olvides que es amiga ¨ªntima de se?orita Ib¨¢?ez. Andr¨¦ respondi¨® con desinter¨¦s calcdo, pero ese mero hecho confirmabas sospechas de Sabrina. Si ¨¦l no tuviera a Dani bajo su control, habr¨ªa negado acusaci¨®n de inmediato. "Jorge me minti¨® descaradamente." 17:47 1 Capitulo 90 Sabrina apret¨® mand¨ªb con tal fuerza que el sabor met¨¢lico de sangre inund¨® su pdar. -?Bang! --un objeto cay¨® al suelo emitiendo un sonido cristalino y contundente. La exmaci¨®n sorprendida de Araceli no tard¨® en seguirle. -?Andr¨¦, disculpame, he manchado tu abrigo! ?Abrigo? Los ojos de Sabrina refulgieron instant¨¢neamente. Desde su infancia hab¨ªa mostrado un extraordinario talento paras artes, especialmente m¨²sica y pintura. Aunque el viol¨ªn fue siempre su instrumento predilecto, nunca abandon¨® los pinceles y lienzos. Para el cumplea?os de Andr¨¦ hab¨ªa creado personalmente un abrigo con dise?o exclusivo, borado meticulosamente a mano. Andr¨¦, pese a su perpetua reserva emocional, pareci¨® valorar genuinamente aquel regalo artesanal. Por primera vez en su rci¨®n, hab¨ªa sido ¨¦l quien iniciara un beso sin pretexto alguno. Las muestras espont¨¢neas de afecto por parte de Andr¨¦ eran pr¨¢cticamente inexistentes. Incluso los abrazos casuales o el simple contacto de sus manos resultaban acontecimientos extraordinarios. Aquel gesto inesperado aliment¨® en Sabrina esperanza de haber conquistado finalmente el coraz¨®n herm¨¦tico de Andr¨¦. Desde entonces, se hab¨ªa entregado porpleto a ¨¦l, involucr¨¢ndose personalmente en cada aspecto de su vida. A trav¨¦s de rendija de puerta, Sabrina distingui¨® con dolorosa ridad c¨®mo el abrigo que hab¨ªa confionado con tanto amor estaba ahora manchado irremediablemente. 212 Chapter 91 Cap¨ªtulo 91 -?Por qu¨¦ no me entregas esa prenda? Me siento responsable por habe manchado con sopa... D¨¦jame limpia por ti -suplic¨® Araceli con tono meloso. Sabrina permanec¨ªa inm¨®vil tras puerta, incapaz de distinguir sus rostros mientras su coraz¨®nt¨ªa fren¨¦ticamente contra su pecho. Andr¨¦ mantuvo un silencio prolongado antes de responder con voz impasible: -No hace falta. Su tono carec¨ªapletamente de emoci¨®n,o si aque prenda, dise?ada con tanto amor por Sabrina, no fuera m¨¢s que un simple objeto sin valor alguno. "?C¨®mo puede trata con tanta indiferencia? Esa chaqueta hice especialmente para ¨¦l," pens¨® Sabrina mientras apretaba los pu?os, sintiendo una punzada de dolor atravesarle el pecho. -He notado que ¨²ltimamente usas con frecuencia. Parece haberse convertido en una de tus favoritas, ?no es as¨ª? Andr¨¦, insisto en responsabilizarme por mi torpeza. Te aseguro que quedar¨¢ perfecta despu¨¦s de que me encargue de e... La voz de Araceli cambi¨® repentinamente, adoptando un tono quebradizo que dtaba l¨¢grimas contenidas. -?Acaso ya no soportas mi presencia? ?Es por eso que rechazas mi ofrecimiento de limpiar chaqueta? -No. Entre sollozos apenas audibles, Araceli insisti¨®: -?De verdad no es eso? -As¨ª es. -Entonces... ?me permitir¨ªas encargarme de esta prenda? El silencio que sigui¨® pareci¨® prolongarse eternamente, cada segundo perforando el coraz¨®n de Sabrinao una aguja invisible. -Est¨¢ bien-concedi¨® finalmente Andr¨¦. Araceli esboz¨® una sonrisa entre l¨¢grimas. -Te devolver¨¦ impecable, lo prometo. Poco despu¨¦s de concluir conversaci¨®n, Sabrina escuch¨® los pasos firmes de Andr¨¦ abandonando habitaci¨®n. Temerosa de encontrarse con ¨¦l en aquel pasillo estrecho, esper¨® m¨¢s de media hora antes de aventurarse a salir de su escondite, con el coraz¨®n todav¨ªa agitado por lo que hab¨ªa presenciado. 17:48 1 Capitulo 91 Al llegar al vest¨ªbulo principal, divis¨® a dos j¨®venes enfermeras que caminaban discutiendo mientras sosten¨ªan una prenda dolorosamente familiar para e. -Vaya, gente adinerada vive en otro mundo. En lugar devar una simple chaqueta manchada, prefieren deshacerse de eo si nada. -?Tienes idea de qui¨¦n es Andr¨¦ Carvalho? Con su fortuna, podr¨ªa permitirse tirar un conjuntopleto cada d¨ªa durante varias vidas y ni siquiera lo notar¨ªa. -Esta prenda parece de excelente calidad, seguramente cost¨® una fortuna. Si se?orita no hubiera ordenado espec¨ªficamente que tir¨¢ramos, me llevar¨ªa a casa sin dudarlo. -Olvidalo. Lo que ellos desechan no es apropiado que nosotras lo usemos. Mientras continuaban su animada cha, arrojaron descuidadamente chaqueta al contenedor de basura antes de alejarse por el pasillo. Una vez que desaparecieron de su vista, Sabrina se acerc¨® temblorosa al basurero y extrajo prenda. Efectivamente, era el regalo que con tanto amor hab¨ªa confionado para Andr¨¦. Contempl¨® chaqueta entre sus manos, apret¨¢nd con tal fuerza que sus nudillos palidecieron mientras una l¨¢grima silenciosa resbba por su meji. Tras descubrir traici¨®n de Jorge, Sabrina abandon¨® toda esperanza de recibir noticias suyas y se dirigi¨® directamente as oficinas centrales del Grupo Carvalho, determinada a confrontar situaci¨®n. Al cruzars puertas principales, dos recepcionistas impecablemente vestidas interceptaron su paso con profesional cordialidad. -?A qui¨¦n busca, se?orita? -inquiri¨® una de es con sonrisa ensayada. Sabrina se detuvo, irguiendo ligeramente cabeza. -Vengo a ver a Andr¨¦. Al mencionar aquel nombre,s sonrisas artificiales se desvanecieron instant¨¢neamente, dando paso a miradas cargadas de incredulidad y recelo. -?Tiene alg¨²n asunto pendiente con el presidente Carvalho? -pregunt¨® una de es con tono repentinamente formal. "?Por qu¨¦ me mirano si fuera una impostora?" se pregunt¨® Sabrina mientras sent¨ªa c¨®mo el escrutinio de aques mujeres atravesaba, -Es un asunto de suma importancia -respondi¨® con firmeza. La otra recepcionista frunci¨® el ce?o visiblemente. -?Cuenta usted con una cita previa? Evidentemente, no ten¨ªa. 213 17:48 Capitulo 91 Impulsada por urgencia de encontrarse con Andr¨¦, Sabrina der¨® sin rodeos: -Soy se?ora Carvalho y necesito har con mi esposo sobre un tema urgente. Las recepcionistas intercambiaron miradas deplicidad y desconfianza. -Lamentamos informarle que no reconocemos. "As¨ª que nadie aqu¨ª conoce a esposa de Andr¨¦," pens¨® Sabrina con amargura, sintiendo c¨®mo su coraz¨®n se encog¨ªa ante esta nueva humici¨®n. Una des recepcionistas, con mirada astuta y sonrisa tensa, sentenci¨®: -El presidente Carvalho ha establecido ramente que sin cita previa, ninguna persona externa puede eder as instciones. -Se?orita, si verdaderamente es usted se?ora Carvalho, le rendar¨ªamos contactar directamente con el presidente... Nosotras solo seguimos el protocolo establecido y ¨²nicamente podemos permitir el paso a quienes ¨¦l nos indique expresamente. 17.48 Chapter 92 Cap¨ªtulo 92 Sabrina, sin otra alternativa viable, decidi¨® intentarunicarse con Andr¨¦ nuevamente, marcando su n¨²mero con dedos temblorosos mientras soportabas miradas escrutadoras de -Ring, ring, ring... El tel¨¦fono continu¨® sonando en el vac¨ªo, sin que nadie respondiera al otrodo de l¨ªnea. La mada se interrumpi¨® autom¨¢ticamente tras varios tonos infructuosos. Las dos recepcionistas observaban con expresiones cada vez m¨¢s despectivas,o si contemran un objeto indigno de ocupar el mismo espacio que es. Sus sonrisas falsas se hab¨ªan transformado en muecas de desd¨¦n apenas disimdas. Una de es, vando su mirada en el semnte luminoso de Sabrina, dej¨® que un destello de envidia atravesara sus pups mientras destba veneno en cada pbra. -Resulta hrante que supuesta se?ora Carvalho ni siquiera pueda establecerunicaci¨®n con el presidente. ?A qui¨¦n pretende embaucar con semejante farsa? -Es verdaderamente asombroso c¨®mo cualquier desconocida se cree con derecho a eder al presidente Carvalho. La audacia des amantes contempor¨¢neas parece no tener l¨ªmites. -He presenciado a incontables mujeres que, amparadas en una belleza superficial, intentan seducir al presidente, pero jam¨¢s hab¨ªa contemdo tal nivel de descaroo para usurpar identidad de se?ora Carvalho. A pesar del tono bajo que empleaban, Sabrina captaba con nitidez el menosprecio impregnado en cada sba que pronunciaban aques mujeres. "No puedo creer que despu¨¦s de cinco a?ospartiendo matrimonio con Andr¨¦, no solo carezco de reconocimiento, sino que tambi¨¦n me niegan el m¨¢s b¨¢sico respeto", pens¨® Sabrina, sintiendo una punzada de humici¨®n atravesarle el pecho. -?Se encuentra Andr¨¦ actualmente en empresa? -pregunt¨®, manteniendopostura a pesar de hostilidad palpable. La recepcionista respondi¨® con cial indiferencia: -Lamento informarle que los protocolos empresariales nos proh¨ªben revr ubicaci¨®n del presidente Carvalho a personas ajenas apa?¨ªa. Supa?era a?adi¨® con mordaz iron¨ªa: -?No afirmabas ser se?ora Carvalho? Resulta peculiar que esposa ignore si su propio. marido est¨¢ o no en su oficina. Sabrina, observando sus rostros marcados por bu, opt¨® por dirigirse al sof¨¢ de espera ubicado en el vest¨ªbulo, manteniendo dignidad en cada paso. Las recepcionistas, habiendo catalogado a Sabrinao una cazafortunas con intenciones 17:49 0 Capitulo 92 cuestionables hacia Andr¨¦, exhib¨ªan una actitud progresivamente m¨¢s hostil alprobar que no ten¨ªa intenci¨®n de abandonar el lugar. -Te aconsejo que te retires inmediatamente, el presidente Carvalho jam¨¢s eder¨¢ a recibirte. -?Las mujeres de tu c?a solo contaminan nuestra atm¨®sfera corporativa! -?Si persistes en quedarte aqu¨ª, me ver¨¦ obligada a solicitar intervenci¨®n de seguridad! -?Abandona estas instciones ahora mismo! Inicialmente, Sabrina hab¨ªa evitado confrontar as recepcionistas;prend¨ªa que simplemente cumpl¨ªan con sus obligacionesborales y no deseaba generarlesplicaciones innecesarias. Sin embargo, conducta de ambas transgred¨ªa grantemente cualquier est¨¢ndar de ¨¦tica profesional, evidenciando que descargaban frustraciones personales. Analizando su postura defensiva y territorial, Sabrina esboz¨® una sonrisa interior. El maismo que Andr¨¦ ejerc¨ªa era aparentemente m¨¢s potente de lo que hab¨ªa estimado. Girando para encaras, Sabrina habl¨® con calcda serenidad. -?Es este elportamiento protocrio que caracteriza as recepcionistas del Grupo Carvalho? Extrayendo su tel¨¦fono m¨®vil del bolso, orient¨® c¨¢mara hacia ambas mujeres con determinaci¨®n. -Me pregunto qu¨¦ impacto tendr¨ªa ens redes sociales o en medios informativos si esta situaci¨®n se volviera viral. ?Podr¨ªa convertirse en titr prominente? Con una sonrisa que disimba su indignaci¨®n, continu¨®: -Quiz¨¢s podr¨ªa titrse... "Recepcionistas del Grupo Carvalho exhibenportamiento propio de ri?a callejera. ?Refleja esto deficiencias en los est¨¢ndares profesionales de corporaci¨®n o constituye un rasgo inherente a su cultura empresarial?" -?Han considerado c¨®mo esta informaci¨®n podr¨ªa impactar negativamente en cotizaci¨®n burs¨¢til del Grupo Carvalho? Al percatarse de que Sabrina estaba documentando escena, el color abandon¨® instant¨¢neamente los rostros de ambas recepcionistas. La naturaleza o condici¨®n de Sabrina era una cuesti¨®n, pero su enfoque hacia integridad profesional representaba una dimensi¨®npletamente distinta. Si este incidente trascendiera a prensa yprometiera reputaci¨®n corporativa del Grupo Carvalho,s repercusiones ser¨ªan absolutamente inasumibles para es. Las dos mujeres experimentaron s¨²bita inquietud, conscientes de que remuneraci¨®n y prestaciones ofrecidas por el Grupo Carvalho destacaban entres m¨¢spetitivas del sector, y obtener un puesto all¨ª, incluso en recepci¨®n, constitu¨ªa un privilegio al alcance de 17-491 Capitulo 92 pocos. Ambas hab¨ªan desarrodo, tras a?os de servicio en el Grupo Carvalho, un sentido de superioridad y cierta arrogancia injustificada en su trato con los dem¨¢s. Pero en esta ocasi¨®n, hab¨ªan encontrado un obst¨¢culo que no podr¨ªan superar con facilidad. 17:48 Chapter 93 Cap¨ªtulo 93 Una des recepcionistas suaviz¨® de inmediato su expresi¨®n, abandonando su anterior postura hostil ante amenaza. -Se?orita, le ruego me disculpe por miportamiento irrespetuoso. ?Ser¨ªa tan amable de nopartir ese video en redes sociales? Supa?era, igualmente rmada pors posibles consecuencias, se apresur¨® a ofrecer tambi¨¦n sus disculpas con evidente inquietud en su rostro. -Lomento profundamente, reconozco que nuestra actitud fuepletamente inapropiada... Seg¨²n el protocolo de empresa, aunque no puede eder as oficinas, tiene todo el derecho de esperar en el vest¨ªbulo. Sabrina, quien no hab¨ªa acudido con intenci¨®n de crear conflictos, simplemente baj¨® su tel¨¦fono al ver que ambas se hab¨ªan retractado de su conducta. No a?adi¨® nada m¨¢s, considerando el asunto zanjado. Las horas transcurr¨ªan con exasperante lentitud mientras el firmamento exterior se te?¨ªa gradualmente de oscuridad. El est¨®mago de Sabrina protestaba por falta de alimento, pues no hab¨ªa probado bocado en todo el d¨ªa por temor a que Andr¨¦ apareciera justo durante su ausencia. Permanec¨ªa alerta, escrutando cada rostro que atravesaba el vest¨ªbulo. El silencio de espera se vio interrumpido por el eco distintivo de pasos decididos que se aproximaban por el corredor principal. Sabrina alz¨® mirada con renovada esperanza, solo para encontrarse con una silueta que reconoci¨® al instante, pero que no era que anhba ver. Fabi¨¢n, al detectar presencia de Sabrina sentada solitaria en el sof¨¢ del vest¨ªbulo, se dirigi¨® as recepcionistas con falsa curiosidad. -?Qu¨¦ hace esta mujer aqu¨ª? Ambas recepcionistas, que evidentemente conoc¨ªan bien a Fabi¨¢n, respondieron con profesionalidad forzada, aunque a¨²n albergaban cierto resentimiento hacia Sabrina que intentaban disimr. -Se?or Guerrero, esta se?orita solicita ver al presidente Carvalho sin cita previa. Conforme a los protocolos de seguridad, no podemos autorizar su eso. La segunda a?adi¨® en tono apenas audible, pero lo suficientemente alto para que Sabrina pudiera escucha: -Asegura ser se?ora Carvalho, pero ni siquiera logr¨®unicarse con el presidente... Fabi¨¢n esboz¨® una sonrisa cargada de malicia mientras se aproximaba con pasos medidos hacia Sabrina. -?Vaya sorpresa! ?Qui¨¦n dir¨ªa que me encontrar¨ªa aqu¨ª a mism¨ªsima se?orita Ib¨¢?ez? Oh, perd¨®n, me equivoqu¨¦. 17:48 Capitulo 93 Modific¨® intencionadamente su tono a uno m¨¢s mordaz y burl¨®n: -?No promabas ser se?ora Carvalho? Resulta curioso que una dama de tan distinguida posici¨®n se vea reducida a esperar en el vest¨ªbuloo cualquier solicitante. Sabrina observ¨® el rostro desde?oso de Fabi¨¢n sin pronunciar pbra alguna, sosteniendo su mirada con dignidad silenciosa. El mutismo de Sabrina solo parec¨ªa alimentar arrogancia de Fabi¨¢n, quien se crec¨ªa ante su aparente victoria. -Sabrina, te adverti ramente que actuaras con sensatez y abandonaras tu obsesi¨®n por Andr¨¦. Sin embargo, persistes en ignorar mis consejos, someti¨¦ndote a esta humici¨®n p¨²blica. Qu¨¦mentable espect¨¢culo... Se dio unas palmadas teatrales en el rostro antes de a?adir con sorna: -?Te duele el orgullo tantoo me duele a mi verte as¨ª? Sabrina le dirigi¨® una mirada g¨¦lida, cargada de una calma que contrastaba con agitaci¨®n interior que sent¨ªa. -Lo que ocurri¨® con Dani fue obra tuya, ?no es cierto? Fabi¨¢n hab¨ªa aparecido con sospechosa frecuencia ante es, con intenciones transparentes de provocaci¨®n. Conociendo el temperamento directo de Dani, ya afectado pors circunstancias del matrimonio, era predecible que no tolerar¨ªas provocaciones deliberadas de Fabi¨¢n. La satisfi¨®n de Fabi¨¢n era tan evidente que su ego parec¨ªa inrse visiblemente. Respondi¨® con descaro: -?Y qu¨¦ si as¨ª fuera? No solo tu amiga est¨¢ en apuros ahora, incluso si fueras t¨² afectada... Andr¨¦ jam¨¢s me responsabilizar¨ªa. Algo pareci¨® alimentar a¨²n m¨¢s su arrogancia, pues su expresi¨®n se torn¨® a¨²n m¨¢s altiva. -Recuerda cuando te arroj¨¦ agua aque vez, Andr¨¦ tampoco tom¨® distancia de m¨ª por ese incidente. ?Comprendes lo que eso significa realmente? Los ojos de Sabrina se estrecharon imperceptiblemente, pero su mirada se intensific¨®, transmitiendo una frialdad calcda. Fabi¨¢n emiti¨® un suspiro falsamente preocupado mientras se giraba hacias recepcionistas: -Cielos, he venido hoy sin previo aviso, sin concertar cita. ?Ser¨ªa un inconveniente si subo a ver a Andr¨¦ as¨ª? Las recepcionistas respondieron con sonrisas sol¨ªcitas: -Con estrecha rci¨®n que une al se?or Guerrero con el presidente Carvalho, ?qui¨¦n precisar¨ªa de una cita? Adnte, no demore sus asuntos importantes. 2123 Cap¨ªtulo 93 Fabi¨¢nnz¨® una mirada despectiva a Sabrina antes de dirigirse as recepcionistas con ra intenci¨®n: -Siempre rondan mujeres sin dignidad intentando seducir a Andr¨¦. Mantengan vigncia y aseg¨²rense de que esas oportunistas no traspasen seguridad. -Se?or Guerrero, qu¨¦dese tranquilo, garantizaremos que ning¨²n extra?o eda sin autorizaci¨®n -respondieron ambas con sonrisascientes, captando perfectamente el mensaje impl¨ªcito. Solo entonces Fabi¨¢n exhibi¨® una expresi¨®n de plena satisfi¨®n. Mientras ascend¨ªa por escalera, Fabi¨¢n, rebosante de entusiasmo malicioso,enz¨® a rtar su reciente encuentro. -Andr¨¦, ?imagina a qui¨¦n acabo de ver abajo! ?A Sabrina! 23 Chapter 94 Cap¨ªtulo 94 Andr¨¦ acababa de concluir una reuni¨®n cuando revis¨®s madas perdidas en su celr, provocando que su expresi¨®n se tornara m¨¢s sombr¨ªa. La panta revba exactamente lo que hab¨ªa anticipado. -Te lo dije -der¨® Fabi¨¢n con una sonrisa de triunfo dibuj¨¢ndose en susbios-. Si ignoras a Sabrina unos d¨ªas, e vendr¨¢ arrastr¨¢ndose a buscarteo un perro hambriento. -Ahora sigue ignor¨¢nd y ver¨¢s c¨®mo pronto dejar¨¢ caer su m¨¢scara, revndo su verdadero rostro y volviendo a ser misma de antes. Media hora despu¨¦s,s puertas met¨¢licas del ascensor se deslizaron con un susurro mec¨¢nico. Fabi¨¢n y Andr¨¦ emergieron uno detr¨¢s del otro, con pasos decididos que resonaban en el m¨¢rmol del vest¨ªbulo. Sabrina se incorpor¨® al instante al verlos, su coraz¨®n aceler¨¢ndose involuntariamente. -Andr¨¦... No logr¨® articr m¨¢s cuando voz intrusiva de Fabi¨¢n atraves¨® el aireo un l¨¢tigo: -Andr¨¦, v¨¢monos ya, algo grave ocurre con Araceli. Debes ir a ve inmediatamente... Andr¨¦, que ya hab¨ªa resuelto no prestar atenci¨®n a Sabrina, ni siquiera le dirigi¨® una mirada mientras avanzaba a sudo,o si fuera invisible. -Solo un minuto... -intent¨® Sabrina, interponi¨¦ndose en su camino con determinaci¨®n. -?Sabrina! voz de Fabi¨¢n estaba con indignaci¨®n fabricada-. Aunque est¨¦s tan desesperada por un hombre, ?no puedes leer situaci¨®n? Araceli est¨¢ en problemas y t¨² aqu¨ª, obstruyendo el paso de Andr¨¦. ?Acaso deseas que le suceda algo terrible a prop¨®sito? ?Tu malicia no tiene l¨ªmites! "Este hombre es un maestro de manipci¨®n.¡± -Cuando el se?or Guerrero se buba de m¨ª hace unos momentos, no mostrabas tal urgencia -respondi¨® Sabrina con serenidad calcda-. ?Por qu¨¦ ahora tanta prisa? -?Sabrina, deja de entorpecer! -Fabi¨¢n rechaz¨® acusaci¨®n. Si algo le ocurre a Araceli, Andr¨¦ jam¨¢s te perdonar¨¢. "Qu¨¦ predecible resulta esta t¨¢ctica." -Fabi¨¢n, tus pbras resultan fascinantemente absurdas -una sonrisa ir¨®nica se dibuj¨® en losbios de Sabrina-. No he realizado i¨®n alguna, ?y ya me acusas de querer causar da?o? ?Qu¨¦ sucede, poseo alg¨²n poder sobrenatural para infligir mal a distancia? -?Sabrina, t¨²-! 17:49 -Basta voz cortante de Andr¨¦ interrumpi¨® discusi¨®no una daga. Dirigi¨® su mirada g¨¦lida hacia Fabi¨¢n. -?D¨®nde est¨¢ Araceli? Ll¨¦vame con e inmediatamente. -Andr¨¦... -el ce?o de Sabrina se frunci¨® con preocupaci¨®n. -Sabrina -respondi¨® Andr¨¦ con una frialdad que cortaba el aire-, si algo le ocurre a Araceli por tu intervenci¨®n, entonces... quiz¨¢s realmente cargar¨¦ culpa sobre tus hombros. La mano de Sabrina se afloj¨® instintivamente,o si hubiera recibido un impacto f¨ªsico. Andr¨¦ parti¨® con paso firme, su determinaci¨®n evidente en cada movimiento. Fabi¨¢nnz¨® una mirada de desprecio triunfal a Sabrina antes de marcharse, pavone¨¢ndoseo un diador victorioso. El asunto de Dani no pod¨ªa posponerse indefinidamente, y Sabrina ignoraba cu¨¢ndo tendr¨ªa otra oportunidad de encontrarse con Andr¨¦. Con resoluci¨®n, solicit¨® un taxi y sigui¨® discretamente el vehiculo de Andr¨¦ hasta llegar al hospital. Sabrina no pretend¨ªa irrumpir imprudentemente en situaci¨®n. Aguardaba con paciencia en el exterior, esperando que Andr¨¦ concluyera su visita a Araceli para abordar el tema de Dani. Perturbar a Araceli durante su supuesta recuperaci¨®n constituir¨ªa un acto imprudente. Una hora despu¨¦s, finalmente puerta de habitaci¨®n hospitria se abri¨® con un suave crujido. Andr¨¦ emergi¨® con expresi¨®n indescifrable. No manifest¨® sorpresa al descubri esperando en el pasillo. Sin dignarse a mira, pas¨® junto a eo si fuera parte del mobiliario. -Andr¨¦... -intent¨® nuevamente Sabrina, siguiendo sus pasos con determinaci¨®n. Sin embargo, antes depletar su frase, voz baja y cristalina del hombre interrumpi¨® con suavidad cortante: -?No afirmaste que jam¨¢s vendr¨ªas a suplicarme? Sabrina apret¨® los pu?os instintivamente, indignaci¨®n bullendo bajo su piel. Deseaba responder que, de no ser por defender a su amiga, jam¨¢s se habr¨ªa presentado ante ¨¦l. Pero considerando cr¨ªtica situaci¨®n de Dani, Sabrina contuvo su impulso. -Andr¨¦, necesito har contigo sobre situaci¨®n de Dani. Andr¨¦ continu¨® su marcha sin inmutarse. -Se?ora Carvalho, solicitar un favor requiere una actitud apropiada. "?Pedir un favor?" 17:49 1 Capitulo Sabrinaprendi¨® instant¨¢neamente sus intenciones. Resultaba evidente que deseaba ve suplicar humintemente. Sabrina sinti¨® una oleada de risa amarga ascender desde su coraz¨®n. "Qu¨¦ hermoso lo imaginas." Pero e no satisfar¨ªa sus retorcidas expectativas. 17:40 Chapter 95 Cap¨ªtulo 95 "?C¨®mo podr¨ªa atreverse a venir s a negociar con ¨¦l sin prepararse un poco?" Sabrina se detuvo en seco, contemndo con expresi¨®n impasible silueta imponente del hombre que caminaba dnte de e. Susbios se curvaron ligeramente antes de pronunciar sus pbras con una voz tan serenao calcda. -Si est¨¢s dispuesto a liberar a Dani, puedo entregarte el medicamento que Fernanda necesita. Andr¨¦ se detuvo abruptamente. La tensi¨®n se materializ¨® en cada m¨²sculo de su espalda antes de girarse con un movimiento brusco. Sus ojos briban con una intensidad cortante,o obsidiana pulida bajo luz. -Ya sab¨ªa yo que podr¨ªas conseguir el medicamento de mi madre. Sabrina permaneci¨® imp¨¢vida ante hostilidad que emanaba de Andr¨¦,o una roca firme ante marea embravecida. Sus fiones no revron ni un atisbo de intimidaci¨®n. -El se?or Carvalho siempre ha sido un hijo ejemr, ?no es as¨ª? Seguramente no permitir¨¢ que Fernanda contin¨²e sufriendo esos terribles dolores sin hacer algo al respecto. -Sabrina, cada d¨ªa refinas m¨¢s tus t¨¢cticas de negociaci¨®n. Una sonrisa tenue se dibuj¨® en losbios de Sabrina, apenas perceptible pero cargada de significado. -Los sentimientos tienen sus propias res, ys negociacioness suyas. ?Acaso el se?or Carvalho no ha ignorado deliberadamente que Dani es mi amiga para mantene cautiva? -Simplemente estoy aprendiendo del gran maestro Carvalho el arte de sacrificar lo que uno ama por un bien mayor. ?Encuentras algo reprochable en ello? La naturaleza humana es ser hip¨®crita. Mientras el golpe no caiga sobre uno mismo, nunca se siente el dolor. Cuando ¨¦l, porcer a Araceli, somet¨ªa a situaciones humintes, ?acaso consideraba c¨®mo se sent¨ªa e? ?Y ahora que le tocaba a ¨¦l probar su propia medicina, no pod¨ªa soportarlo? ?Acaso Araceli no sol¨ªa forzar a Andr¨¦ a elegir entre dos opciones? Bien, pues ahora le tocaba a Andr¨¦ decidir entre dos alternativas. Ver¨ªan si su madre pesaba m¨¢s en bnza o si prefer¨ªa desahogar su ira por su verdadero amor. Andr¨¦ observ¨® fijamente durante un tiempo que pareci¨® eterno. Sabrina sostuvo su mirada con una expresi¨®n transparente, sin parpadear ni desviar sus ojos ni por un instante. Despu¨¦s de lo que pareci¨® una eternidad, Andr¨¦ apart¨® mirada, revndo en su rostro una profunda decepci¨®n que no intent¨® disimr. E ya no esperaba nada de Andr¨¦, que pensara de e lo que quisiera. La necesidad de justificarse ante ¨¦l hab¨ªa quedado sepultada bajo el peso de sus iones pasadas. -Est¨¢ bien-concedi¨® finalmente Andr¨¦-. Trae el medicamento y liberar¨¦ a Dani. 17:49 Capitulo 95 Sabrina asinti¨® con un gesto seco y preciso. -De acuerdo. Al d¨ªa siguiente, Sabrina lleg¨® con los primeros rayos del alba a una peque?a cl¨ªnica de medicina home¨®pata. El establecimiento, diminuto y modesto, se ocultaba ens entra?as de un callej¨®n rec¨®ndito que desafiaba cualquier intento de ser encontrado. Su letrero, castigado por los a?os, apenas conservaba trazos legibles de lo que alguna vez fue su nombre. Al cruzar el umbral, una densa nube de aromas herbales envolvi¨®o un manto, prando en cada fibra de su ser. Un anciano de cabellera teada, con lentes de lectura descansando sobre el puente de su nariz, examinaba meticulosamente unas hierbas entre sus dedos nudosos mientras anotaba observaciones en un cuaderno gastado por el tiempo. Sabrina se aproxim¨® con pasos cautelosos y habl¨® con voz suave, casi reverente. -Se?or Casta?o. El viejo Hern¨¢n continu¨® con su tarea, sin dignarse a levantar mirada de sus preciadas hierbas. -?Otra vez vienes por medicinas? Te advert¨ª ramente ¨²ltima vez que ser¨ªa ¨²ltima ocasi¨®n que tes proporcionar¨ªa. Sabrina modul¨® su voz, manteniendo un tono respetuoso y contenido. -Quisiera pedirle al se?or Casta?o un favor... No hab¨ªa terminado de formr su petici¨®n cuando Hern¨¢n Casta?o interrumpi¨® con brusquedad, su voz resonando con firmeza en el peque?o espacio. -No, no y mil veces no. Desaparece de aqu¨ª inmediatamente. El se?or Casta?o, que recientemente hab¨ªa celebrado su septuag¨¦simo cumplea?os, era un m¨¦dico con un temperamento tan particro impredecible. Sin embargo, su destreza m¨¦dica era extraordinaria, casi legendaria. Cuando Sabrina descubri¨® que Fernanda padec¨ªa dolores de cabeza cr¨®nicos, moviliz¨® todos sus recursos para localizar al esquivo sanador, albergando esperanza de ganarse el favor de madre de Andr¨¦. Sin embargo, en su primer encuentro, Hern¨¢n recibi¨® con una hostilidad desconcertante. Sin permitirle siquiera explicar el motivo de su visita, expuls¨® de su consulta con ademanes bruscos y pbras cortantes. La raz¨®n de tal rechazo fue sorprendentemente simple: e no le agrad¨® a primera vista. Sabrina hab¨ªa conocido a personajes exc¨¦ntricos a lorgo de su vida, pero jam¨¢s se hab¨ªa topado con un facultativo de semejante car¨¢cter. Considerando posibilidad de que aquel d¨ªa el anciano estuviera particrmente malhumorado, regres¨® con renovado optimismo al d¨ªa siguiente, solo para ser expulsada nuevamente. Con una determinaci¨®n inquebrantable, Sabrina persisti¨® en sus visitas durante una semana 17:49 Capitulo 95 -Yo exclusivamente proporciono remedios a quienes carecen de recursos. Por tu apariencia, evidentemente perteneces a una familia privilegiada. Con tu posici¨®n social, tienes eso a cualquier especialista renombrado, ?por qu¨¦ insistir en consultar a este viejo cascarrabias? -He escuchado testimonios sobres extraordinarias habilidades curativas del se?or Casta?o, capaz de tratar eficazmentes afiones m¨¢splejas. Su maestr¨ªa m¨¦dica supera con creces de los profesionales convencionales. Chapter 96 Cap¨ªtulo 96 Hern¨¢n escuch¨®s pbras de Sabrina mientras una sutil sonrisa decencia atravesaba su rostro arrugado, aunque su voz mantuvo aspereza habitual. -No creas que por adrme con cumplidos aceptar¨¦ tratar tu supuesta enfermedad. -Digame entonces, se?or Casta?o, ?qu¨¦ tendr¨ªa que hacer para merecer su atenci¨®n m¨¦dica? -pregunt¨® Sabrina con genuina humildad, sosteniendo su mirada. El anciano observ¨® con detenimiento por el rabillo del ojo, evaluando sinceridad en su rostro juvenil. -Si tanto insistes,ienza trabajando para m¨ª realizando tareas en cl¨ªnica. Cuando considere que has demostrado suficientepromiso, entonces quiz¨¢s atienda tu caso. ?Te parece justo? -Acepto su condici¨®n -respondi¨® Sabrina sin vacr un instante. La expresi¨®n de Hern¨¢n se transform¨® en asombro mal disimdo. Inicialmente hab¨ªa supuesto que paciente era propia Sabrina, pero al contemr su semnte radiante y ausente de cualquier s¨ªntoma visible, concluy¨® que se trataba simplemente de una joven adinerada con excesivo tiempo libre que inventaba dolencias para obtener atenci¨®n. Durante fabricaban su extensa carrera hab¨ªa conocido numerosas se?oritas de alta sociedad que enfermedades imaginarias por aburrimiento o capricho. Con firme intenci¨®n de desalenta, le asign¨®sbores m¨¢s desagradables y extenuantes de cl¨ªnica. Cuando Sabrinaet¨ªa errores al selionar hierbas medicinales, Hern¨¢n reprend¨ªa con severidad imcable, provocando que en varias ocasioness l¨¢grimas brotaran de sus ojos. Sin embargo, cada ma?ana siguiente, Sabrina aparec¨ªa puntualmente en entrada de su establecimiento, dispuesta a continuar. Aproximadamente seis meses despu¨¦s, el viejo m¨¦dico reconsider¨® su postura. Aunque esta joven aparentemente no padec¨ªa ninguna enfermedad grave, su inquebrantable perseverancia y sinceridad merec¨ªan al menos una consulta formal. Fue entonces cuando descubri¨® que Sabrina buscaba medicamentos para su suegra, no para e misma. En actualidad, resultaba extraordinariamente raro encontrar nueras tan devotaso e, lo que mejor¨® considerablemente impresi¨®n que Hern¨¢n ten¨ªa sobre Sabrina. A trav¨¦s de conversaciones casuales durante el trabajo, finalmente supo que era esposa de Andr¨¦, presidente del poderoso Grupo Carvalho. Desde ese momento y durante dos a?ospletos, Hern¨¢n hab¨ªa estado preparando medicamentos para Fernanda, consciente de que una enfermedad cr¨®nica de d¨¦cadas no pod¨ªa sanar repentinamente. Sin embargo, con un tratamiento constante de aproximadamente un a?o, los persistentes dolores de cabeza de . Fernanda desaparecer¨ªan porpleto. Durante el ¨²ltimo semestre, rci¨®n entre Andr¨¦ y Araceli hab¨ªa alcanzado tal notoriedad p¨²blica que incluso Hern¨¢n, quien raramente prestaba atenci¨®n as noticias de sociedad, hab¨ªa escuchado rumores sobre ellos. Adem¨¢s, a lorgo de estos dos a?os, ¨²nicamente 17:49 1 Cap¨ªtulo 96 Sabrina hab¨ªa acudido a solicitar los medicamentos, nunca Andr¨¦. Esta situaci¨®n enfureci¨® al anciano m¨¦dico, quien leunic¨® a Sabrina que no le proporcionar¨ªa m¨¢s medic¨ªna. -Por tu inquebrantable dedicaci¨®n durante tanto tiempo, puedo ayudarte una vez m¨¢s -dijo mientras se quitabas gafas de lectura y exhba con evidente fastidio-. Pero debe venir tu marido contigo. Estamos hando de enfermedad de su propia madre y ni una s vez se ha presentado aqu¨ª. ?Qu¨¦ ocurre? ?Ha subcontratado tambi¨¦n devoci¨®n filial? Sabrina, quien hab¨ªa asistido a Hern¨¢n durante un extenso periodo,prend¨ªa perfectamente su aversi¨®n hacias personas extremadamente adineradas, especialmente aques que intentaban resolver cualquier problema exclusivamente con dinero. Familias pertenecientes a ¨¦lite socialo los Carvalho representaban precisamente el objeto de su desprecio m¨¢s profundo. "Quiz¨¢s esta sea mi ¨²ltima oportunidad para conseguir medicina", pens¨® mientras organizaba cuidadosamente sus pbras. -Hern¨¢n, le suplico que me ayude una ¨²ltima vez. Necesito esto... para salvar a mi amigo -confes¨® finalmente tras unos segundos de silencio reflexivo. -?Salvar a tu amigo? -cuestion¨® el anciano con visible desconfianza en su mirada prante. -S¨ª, mi amigo ofendi¨® a personas poderosas que no deb¨ªa, y ahora... Hern¨¢n, quien a lorgo de su dtada existencia hab¨ªa presenciado innumerables situacionesplejas,prendi¨® instant¨¢neamente gravedad del asunto. -?Es ese desgraciado de tu marido quien te est¨¢ amenazando? -exm¨® indignado, elevando su voz cascada-. ?Completamente despreciable! Necesita desesperadamente medicina pero ni siquiera tiene decencia de presentarse ¨¦l mismo, ?y encima secuestra a tu amigo? ?Qu¨¦ se de hombre es? -Se equivoca, Hern¨¢n -intervino Sabrina con voz serena pero firme-. En realidad, fue mi amigo quien provoc¨® primero esta situaci¨®n. Aunque Sabrina albergaba un profundo resentimiento hacia Andr¨¦, no era una persona que distorsionara verdad por conveniencia. Con admirable objetividad, explic¨® detadamentepleja situaci¨®n en que se encontraba. Ten¨ªa plena consciencia de que alguieno Hern¨¢n no valoraba posesiones materiales ni riquezas, sino honestidad absoluta. Intentar enga?arlo resultar¨ªapletamente in¨²til. Hern¨¢n escuch¨® atentamente cada pbra, manteniendo un prolongado silencio mientras procesaba informaci¨®n. Finalmente, alz¨® su mirada cansada y fij¨® intensamente en los ojos de Sabrina. -?Quieres que te ayude? De acuerdo, pero deber¨¢s aceptar una condici¨®n ineludible. 212 Chapter 97 Cap¨ªtulo 97 Sabrina sinti¨® un repentino brote de esperanza expandi¨¦ndose en su pecho. La experiencia le hab¨ªa ense?ado que cuando Hern¨¢n ed¨ªa al di¨¢logo, siempre exist¨ªa un terreno f¨¦rtil para negociaci¨®n. A pesar de su lengua mordaz y su car¨¢cter ¨¢spero, el anciano guardaba un coraz¨®n noble tras esa fachada de dureza. No olvidaba c¨®mo, tras el nacimiento prematuro de Thiago, el m¨¦dico le hab¨ªa transmitido, con paciencia inusitada, valiosos conocimientos para el cuidado del peque?o. -Hern¨¢n, por favor, d¨ªgame qu¨¦ condici¨®n debo cumplir -pronunci¨® Sabrina, con mirada llena de determinaci¨®n. El anciano escrut¨® brevemente antes de explicar: -?No mencionaste anteriormente que sabes interpretar el viol¨ªn? Muchos de mis pacientes son ancianos solitarios cuyas vidas transcurren en el m¨¢s profundo abandono. -Por esa raz¨®n, deseo organizar un evento especial para agradecerles su confianza. Si aceptas ofrecer un recital para ellos, te entregar¨¦ medicina. ?Qu¨¦ opinas? Sabrina respondi¨® sin titubeos,o quien encuentra un oasis en el desierto: -Por supuesto, ser¨¢ un honor para m¨ª. Tras una breve pausa, a?adi¨®: -Hern¨¢n, ?me permitir¨ªa traer a mipa?ero para que actuemos juntos? El m¨¦dico entrecerr¨® los ojos, examinando su rostro con meticulosidad, intentando descifrar si exist¨ªa sinceridad en sus pbras. -?Realmente est¨¢s dispuesta a presentarte ante estos ancianos? Una sonrisa sincera ilumin¨® el rostro de Sabrina: -Antes del fallecimiento de mi madre, mipa?ero y yo sol¨ªamos ofrecer presentaciones ben¨¦ficas en orfanatos y residencias geri¨¢tricas. Le aseguro que para nosotros representa un verdadero cer. Hern¨¢n asinti¨® con aprobaci¨®n: -En ese caso, as¨ª lo haremos. Pero no quiero excusas cuandopruebes ques instciones son modestas. -No se preocupe, Hern¨¢n. Cuando doy mi pbra, honro sin condiciones - afirm¨® Sabrina con convi¨®n. ?Ha decidido ya fecha y el lugar para presentaci¨®n? El anciano permaneci¨® reflexivo por unos instantes. -Lo programaremos para finales de este mes. En cuanto al sitio... a¨²n no lo he determinado, pero te lounicar¨¦ oportunamente. 17:50 Capitulo 97 Sabrina no impuso requisitos sobre el lugar, por lo que acept¨® sin reservas. Hern¨¢n le entreg¨® el medicamento y volvi¨® a enfatizar: -Una vez que has aceptado, no existe posibilidad de retractarse. Aunque el cielo se desplome sobre nosotros, deber¨¢s presentarte. Con absoluta seriedad, Sabrina respondi¨®: -Descuide, Hern¨¢n, cumplir¨¦ mi promesa. El m¨¦dico finalmente realiz¨® un adem¨¢n de despedida: -Bien, si no hay nada m¨¢s que tratar, ret¨ªrate ya y perm¨ªteme continuar con seli¨®n de hierbas. Sabrina se despidi¨® con una leve inclinaci¨®n y gir¨® sobre sus talones para marcharse. Mientras observaba silueta de Sabrina desvanecerse en distancia, Hern¨¢n tom¨® su tel¨¦fono y marc¨® un n¨²mero. -He decidido regresar al hogar familiar. Aproximadamente diez minutos despu¨¦s, frente a modesta cl¨ªnica, se alinearon al menos veinte autom¨®viles de lujo en edici¨®n limitada. Varios hombres de mediana edad y algunas mujeres ataviadas con elegantes vestimentas ingresaron apresuradamente al local. -?Qu¨¦ maravillosa noticia! ?Pap¨¢, finalmente has decidido volver a casa! Hern¨¢n, al contemr semejante despliegue de ostentaci¨®n, mont¨® en c¨®lera instant¨¢neamente. -?Insensatos! ?Qui¨¦n les autoriz¨® presentarse con tal alboroto? ?Ordenen que esos veh¨ªculos se retiren inmediatamente! Uno de los hombres, sin perder un segundo, instruy¨® a su asistente para que deszara los autom¨®viles. Otro hombre, con evidente nerviosismo, se aproxim¨® a Hern¨¢n. -Pap¨¢, ya hemos preparado un banquete de bienvenida en residencia. Partamos ahora mismo. Hern¨¢n lo fulmin¨® con mirada. -?En qu¨¦ momento manifest¨¦ mi intenci¨®n de partir ahora? El hombre, visiblemente desconcertado, cuestion¨®: -Pap¨¢, entonces, ?cu¨¢l es tu voluntad? -Regresar¨¦ a finales del mes en curso. Distribuyan invitaciones, bajo mi nombre, a todass familias allegadas a los Casta?o para que participen en celebraci¨®n. El rostro del hombre se ilumin¨® de alegr¨ªa. 17.505 Capitulo 97 -?Pap¨¢, al fin edes a reaparecer en sociedad! ?Es espl¨¦ndido! Yo... Hern¨¢n lo interrumpi¨® abruptamente. -Necesito que realicen una tarea para m¨ª. Si no ejecutan con perfi¨®n, cancr¨¦ mi regreso. -Pap¨¢, expresa tu deseo y ser¨¢ cumplido. Hern¨¢n procedi¨® a detar sus requerimientos. Inicialmente, el hombre mostr¨® incredulidad, pero posteriormente su expresi¨®n adquiri¨® un matiz de gravedad. Asinti¨® con determinaci¨®n. -Pap¨¢, despreoc¨²pate, cumpliremos con precisi¨®n lo solicitado. Tras partida de los hijos de Hern¨¢n, el anciano murmur¨® con profundo desprecio: -Esos Carvalho, perpetuamente arrogantes y condescendientes. Se aprovechan despiadadamente de orfandad de esa muchacha para maltrata sin remordimientos. 17.50 Chapter 98 Cap¨ªtulo 98 -Ese muchacho Carvalho se pavoneao un aut¨¦ntico caballero, pero al final resulta ser otro m¨¢s que mantiene una querida ens sombras -murmur¨® con evidente desprecio en cada sba. -Esta vez les demostrar¨¦ que bajo el amparo de familia Casta?o, nadie osar¨¢ siquiera acercarse a esa ni?a con ms intenciones. Apenas obtuvo el medicamento, Sabrina se apresur¨® a buscar a Andr¨¦, con el coraz¨®n a¨²n agitado por lo que acababa de conseguir. -Aqu¨ª tienes lo que pediste. ?Liberar¨¢s ahora a Dani? -pregunt¨®, extendiendo el peque?o frasco que hab¨ªa conseguido con tanto esfuerzo. Andr¨¦ tom¨® el frasco entre sus dedos con gesto dubitativo, gir¨¢ndolo bajo luz mientras escrutaba su contenido con ojos entrecerrados. -?Est¨¢spletamente segura de que este medicamento no es una falsificaci¨®n? Sabrina sinti¨® sus u?as v¨¢ndose ens palmas de sus manos mientras apretaba los pu?os instintivamente. Una amarga conclusi¨®n golpe¨® una vez m¨¢s: sin importar cu¨¢nto se esforzara, ¨¦l siempre mirar¨ªa con esa desconfianzacerante. Mientras tanto, Araceli, tejedora de enga?os y manipciones, gozaba eternamente de su confianza ciega e inquebrantable. -Por supuesto que es aut¨¦ntico -respondi¨®, manteniendo su expresi¨®n neutrao una m¨¢scara perfecta-. Si dudas de mi pbra, mu¨¦straselo a Fernanda. E lo ha estado consumiendo durante dos a?os y podr¨ªa identificarlo al instante. -Si es as¨ª, entonces p¨¢?ame a vi -replic¨® Andr¨¦ con un tono de indiferencia. "Ya ni siquiera me afecta su desconfianza", pens¨® Sabrina mientras asent¨ªa con resignada dignidad. -Como desees. En Vi Floral, el sonido del pu?o de Fernanda contra mesa reson¨®o un trueno en habitaci¨®n. -?Qu¨¦ est¨¢s diciendo? ?Sabrina no ha vuelto a casa en todo este tiempo? ?No solo ha descuidado tus cuidados sino que adem¨¢s se dedica a atender a los hijos ajenos? -exm¨® con el rostro transfigurado por indignaci¨®n. Thiago asinti¨® lentamente mientras los dolorosos recuerdos de aque escena regresaban a su mente. El dolor segu¨ªa fresco en su pecho, y su voz se quebr¨® en peque?os sollozos contenidos. 17:50 Cap¨ªtulo 98 -Le ped¨ª a mam¨¢ que eligiera entre nosotros y e escogi¨® a ese ni?o malo sin dudarlo. Su pap¨¢ me dijo que mam¨¢ no recibe dinero por cuidarme a m¨ª, pero s¨ª cobra por cuidar a su hijo. -Ese ni?o malo, Romeo, siempre viene a restreg¨¢rmelo en cara. Me cuenta lo maravillosa que es mam¨¢ con ¨¦l, c¨®mo lo recoge puntualmente de escu todos los d¨ªas, y los diferentes tillos exquisitos que le prepara con tanto cari?o. Fernanda quiso arremeter contra Sabrina con pbras severas, pero al contemr expresi¨®n desda en el rostro infantil de Thiago, su coraz¨®n se and¨® instant¨¢neamente. -No hagas caso a ese ni?o malcriado, cielo, solo intenta maniprte. -?No, abu! ?Todo lo que dice es verdad! -exm¨® Thiago con desesperaci¨®n. Con manos temblorosas, extrajo su celr del bolsillo y lo desbloque¨®. -Me env¨ªa fotograf¨ªas todos los d¨ªas des delicias que mam¨¢ prepara exclusivamente para ¨¦l. Luana se aproxim¨® con curiosidad y, al examinars im¨¢genes, dej¨® escapar una exmaci¨®n de asombro. -?Vaya! Estos bocadillos llevan indiscutiblemente el sello de Sabrina... nadie m¨¢s consigue esas formas y dise?os tan especiales. Sus ojos continuaron escudri?ando m¨¢s im¨¢genes en panta. -?No es este el to insignia de Sabrina? ?Nadie logra esa textura y presentaci¨®no e! -?Oh! ?Y esto? ?No es dieta especial que Sabrina cre¨® exclusivamente paras necesidades de Thiago? No existe en ning¨²n otro lugar... Cada nueva observaci¨®n de Luana erao sal sobre herida abierta. Los ojos de Thiago se anegaban progresivamente en l¨¢grimas que mezban tristeza, rabia y celos en igual medida. Fernanda arrug¨® el entrecejo y cort¨® bruscamente el mon¨®logo de Luana. -Ya basta, no sigamos con esto. Thiago, tranquil¨ªzate. Cuando tu madre regrese, Con gesto tembloroso, Thiago levant¨® manga de su camiseta y expuso su delicado brazo, donde se apreciaban marcas azdas de pellizcos. -Ese ni?o malo tambi¨¦n me atormenta en el jard¨ªn de infantes. Aunque ¨¦l fue quienenz¨® a golpearme, cuando lleg¨® maestra, fingi¨® que yo lo hab¨ªa empujado..... La maestra y los dem¨¢s ni?os se pusieron de sudo y me obligaron a disculparme. La piel delicada de Thiago hac¨ªa que aques marcas parecieran m¨¢s graves y dolorosas de lo que realmente eran. Fernanda, al contemr aques hues en piel de su nieto, sinti¨® ques l¨¢grimas amenazaban con desbordar sus ojos. 17. 17. -?Esto es inadmisible! Ma?ana mismo ir¨¦ contigo y me encargar¨¦ personalmente de ese peque?o demonio... Sus pbras quedaron suspendidas en el aire cuando un empleado irrumpi¨® apresuradamente en habitaci¨®n. -Se?ora, el se?or Carvalho ha llegado pa?ado de su esposa. Chapter 99 Cap¨ªtulo 99 Al entrar en s, Sabrina se detuvo en seco al descubrir a Thiago. Su hijo, al percibir su mirada, gir¨® el rostro deliberadamente y solt¨® un sonoro resoplido de desd¨¦n. Su hermoso rostro infantil mostraba una expresi¨®n altanera que parec¨ªa decir: "No te prestar¨¦ atenci¨®n hasta que vengas acerme". Sabrina, sin inmutarse, desvi¨® mirada con estudiada indiferencia. -?Bang! Fernanda golpe¨® mesa con tal fuerza ques tazas y utensilios vibraron produciendo un tintineo agudo que reson¨® en toda estancia. Su semnte se hab¨ªa transformado en una m¨¢scara de severidad. -Sabrina, ?eres consciente de tu error? -inquiri¨® con tono cortante. Sabrina apenas frunci¨® el ce?o, manteni¨¦ndose en silencio. Tiempo atr¨¢s hab¨ªa idealizado a familia Carvalho y a Andr¨¦, soportandos constantes humiciones de Fernanda hasta llegar a creer que no merec¨ªa pertenecer a tan distinguido linaje. Sol¨ªa contemr a su suegrao una figura inalcanzable, superior en todo sentido. Ahora, con aque ilusi¨®n hecha a?icos, Fernanda no le parec¨ªa m¨¢s que una persona¨²n y corriente. -Mam¨¢, ?qu¨¦ ha sucedido? -pregunt¨® Andr¨¦, dirigiendo una mirada inquisitiva hacia Sabrina. -?Deber¨ªas preguntarle a tu maravillosa esposa! -vocifer¨® Fernanda, alzando con brusquedad manga de Thiago-. ?Tu querida esposa instiga a otros ni?os a maltratar a tu propio hijo! ?Qu¨¦ se de madre hace semejante atrocidad? -Andr¨¦, te lo advierto ahora mismo: si Sabrina no obtiene el perd¨®n de Thiago, jam¨¢s volver¨¢ a pisar casa de los Carvalho. Respaldado por autoridad de su abu, el rostro infantil de Thiago se elev¨® con arrogancia. ''Mam¨¢ siempre le teme a abu y obedece m¨¢s que a nadie", pensaba. "Cuando venga a disculparse, no perdonar¨¦ f¨¢cilmente. Adem¨¢s, tendr¨¦ que hacer que le pida perd¨®n a se?ora Vargas tambi¨¦n¡°. Andr¨¦ examin¨® con preocupaci¨®n el moret¨®n en el brazo de su hijo mientras frunc¨ªa el ce?o. -?Qu¨¦ ha ocurrido exactamente? -Hermano-susurr¨® Luana a sudo-, Thiago dice que hay un ni?o en el jard¨ªn mado Romeo que lo hostiga constantemente. Estas marcas en su brazos provoc¨® ese ni?o. Y adem¨¢s... Luana dirigi¨® una mirada acusadora hacia Sabrina antes de agregar en voz baja: -Thiago asegura que Sabrina ya no regresa a casa todos los d¨ªas ni se preocupa por ¨¦l, sino que se dedica a cuidar a otros ni?os por dinero. -?Acaso familia Carvalho te ha privado de sustento? -bram¨® Fernanda-. ?Abandonas a tu propio hijo para salir a trabajar por dinero, deshonrando el apellido Carvalho! 17.51 Capitulo 99 Para sorpresa de todos, Sabrina, quien normalmente aceptaba sumisas cr¨ªticas de su suegra, alz¨® voz con determinaci¨®n. -Generar ingresos con mi propio esfuerzo no tiene nada de vergonzoso. -Adem¨¢s, cuando no trabajo me man mantenida. Cuando gano mi propio dinero, me acusan de ser una deshonra. ?Qu¨¦ se supone que debo hacer entonces? Fernanda qued¨® moment¨¢neamente desconcertada, pero pronto recuper¨® su postura ofensiva. -?Te atreves a responderme de esa manera? -Fernanda, no todass pbras que te desagradan constituyen una insolencia - replic¨® Sabrina con serenidad. La indignaci¨®n de Fernanda aument¨® visiblemente. -?Sabrina, todav¨ªa tienes osad¨ªa de discutir! Evaluando situaci¨®n, Sabrina opt¨® por guardar silencio. Despu¨¦s de todo, su objetivo era rescatar a Dani, no prolongar una disputa est¨¦ril. -Thiago, ?todo lo que afirmas es verdad? -pregunt¨® Andr¨¦, dirigi¨¦ndose a su hijo. El ni?o, con expresi¨®n profundamente ofendida, asinti¨® en¨¦rgicamente mientras extend¨ªa su tel¨¦fono celr. -Estas fotograf¨ªas son prueba. Tras examinas, Andr¨¦ mir¨® interrogativamente a Sabrina. -?Qu¨¦ tienes que decir al respecto? Sabrina permaneci¨® imp¨¢vida, sin pronunciar pbra alguna. -?Sabrina, ?acaso te has quedado muda?! -exm¨® Fernanda, exasperada. -Si cada vez que hablo es considerado una insolencia o un debate, entonces prefiero permanecer en silencioo una muda -respondi¨® Sabrina con firmeza. -?T¨²...! -Fernanda temba de furia incontrble. Chapter 100 Cap¨ªtulo 100 -Andr¨¦ interrumpi¨® conversaci¨®n con el ce?o fruncido y voz severa-. Sabrina, examina estas fotos antes de continuar con tus excusas. Sabrina baj¨® mirada y analiz¨® detenidamentes im¨¢genes en el tel¨¦fono, sintiendos miradas acusadoras sobre e. -Es cierto, estos obsequios los prepar¨¦ especialmente para Romeo. -Entonces, ?qu¨¦ explicaci¨®n tienes paras agresiones que sufri¨® Thiago? Sabrina arque¨® levementes cejas, manteniendopostura a pesar de evidente hostilidad en el ambiente. -Estas fotograf¨ªas no demuestran en absoluto que Romeo haya maltratado a Thiago, ?o acaso veo algo incorrecto? Andr¨¦ percibi¨® inmediatamente sutil defensa en voz de Sabrina y su mirada se transform¨® en un abismo hdo de decepci¨®n. -?Insin¨²as que nuestro hijo est¨¢ inventando todo? -Para distinguir entre verdades y mentiras, es necesario investigar con diligencia antes de precipitarse a emitir juicios. Aunque l¨®gica de Sabrina era impecable, Andr¨¦ ya hab¨ªa formado sus prejuicios contra Romeo y su familia. La aparente "neutralidad" de Sabrina despertaba en ¨¦l un profundo desagrado que apenas pod¨ªa contener. -Sabrina, no me digas que has perdido toda confianza en tu propio hijo. -No es cuesti¨®n de desconfianza. -Sin embargo, tus dudas son evidentes, ?no es as¨ª? "Siempre tergiversando mis pbras para atraparme¡°, pens¨® Sabrina mientras respond¨ªa con serenidad. -Thiago es apenas un ni?o con una percepci¨®n limitada del mundo; interpretar literalmente cada pbra de un peque?o ser¨ªa imprudente. La expresi¨®n de Andr¨¦ se endureci¨® a¨²n m¨¢s mientras escrutaba a Sabrina con mirada prante, pronunciando cada pbrao si fuera una sentencia. -No estamos hando de cualquier ni?o, es TU hijo. Sabrina esboz¨® una sonrisa cargada de iron¨ªa sutil. -Y t¨² eres mi esposo, ?alguna vez has depositado en m¨ª una fri¨®n de confianza que exiges para ¨¦l? Andr¨¦ qued¨® moment¨¢neamente desarmado, intentando articr una respuesta, pero Sabrina 17:51 Capitulo 100 continu¨® con voz firme pero temda. -Jam¨¢s he afirmado no creerle, simplemente abogo por una investigaci¨®n exhaustiva. Recuerda cuando Araceli rod¨® pors escaleras y Thiago jur¨® que yo hab¨ªa empujado. -El desece result¨® evidente para todos. ?Es realmente injustificable que cuestione sus afirmaciones? Andr¨¦ permaneci¨® en silencio, incapaz de refutar aque l¨®gica astante. Incluso Thiago, desde su rinc¨®n,enzaba a dudar de solidez de su propia versi¨®n. Fernanda, ajena a estos matices revdores, pronunci¨® su decreto con autoridad indiscutible. -Sabrina, me tiene sin cuidado tus aspiraciones econ¨®micas o lo que sea, ?presenta tu renuncia inmediatamente! Me han informado que ese tal Romeo es un hu¨¦rfano sin madre... Las pbras despectivas de Fernanda fueron abruptamente cercenadas por voz de Sabrina. -Fernanda, Romeo no carece de figura materna, le ruego sea m¨¢s prudente con sus afirmaciones. La indignaci¨®n de Fernanda alcanz¨® tal magnitud que provoc¨® pulsaciones dolorosas en sus sienes. Masaje¨® zona afectada, moment¨¢neamente incapaz de articr pbra. Sabrina, evaluando estrat¨¦gicamente situaci¨®n, dirigi¨® su atenci¨®n hacia Andr¨¦. -Andr¨¦, libera primero a mi amiga y despu¨¦s podemos abordar los asuntos pendientes, ?te parece razonable? A pesar de su evidente descontento con Sabrina, Andr¨¦ not¨® que los s¨ªntomas habituales de Fernandaenzaban a manifestarse. Extrajo un frasco de medicamentos y se lo entreg¨® con gesto preocupado. -Mam¨¢, estas sons medicinas que Sabrina trajo, ?corresponden a tu prescripci¨®n habitual? Fernanda, rememorando c¨®mo Sabrina supuestamente hab¨ªa omitido traer sus medicamentos, conden¨¢nd a d¨ªas de intenso malestar, sinti¨® que su furia se incrementaba exponencialmente. Arrebat¨® el frasco y lonz¨® con violencia desmedida hacia Sabrina. Fernanda se sujet¨® cabeza con una mano mientras se?ba acusadoramente con otra. -?Si piensas maniprme con f¨¢rmacos, est¨¢spletamente equivocada! Sabrina, te advierto, ?no escapar¨¢s tan f¨¢cilmente de esta situaci¨®n! ?Esto apenasienza! El recipiente se hizo a?icos a los pies de Sabrina, dispersando fragmentos de cristal en todas diriones. Un afdo trozo roz¨® su meji, abriendo un fino corte del que brot¨® un hilillo de sangre carmes¨ª que descend¨ªa lentamente, otorg¨¢ndole un aspecto inquietante. Las p¨ªldoras rodaron por superficie pulida, disemin¨¢ndose ca¨®ticamente por el suelo. Un silencio sepulcral invadi¨® estancia; ni un solo sonido perturbaba aque tensi¨®n. 212 Capitulo 100 -Mam¨¢-susurr¨® Luana con voz apenas audible-. Creo que Sabrina... Sabrina est¨¢ sangrando. Al escuchar esta observaci¨®n, Fernanda dej¨® escapar una risa desprovista de empat¨ªa. -La justicia divina existe, jesto es tu merecido castigo por intentar maniprme con medicamentos! 212 Chapter 101 Cap¨ªtulo 101 Al ver a Sabrina herida,s pups de Andr¨¦ se contrajeron. Su mirada dtaba tensi¨®n que invad¨ªa estancia, mientras el silencio previo a tormenta se disipaba cons primeras pbras. -Mam¨¢, mejor ya no sigas. Fernanda Rivera, lejos de calmarse, se enfureci¨® a¨²n m¨¢s. Su rostro enrojecido revba indignaci¨®n que sent¨ªa crecer en su interior con cada segundo. -Andr¨¦, ?todav¨ªa defiendes en este momento? Que me amenace a m¨ª,o quiera, ?pero ahora hasta Thiago ha sido intimidado por su culpa! ?No se supone que su obligaci¨®n es quedarse en casa cuidando de familia? No ha podido hacer ni eso bien, ?entonces para qu¨¦ demonios sirve? Luana Carvalho, al percibir el ambiente cargado de hostilidad, r¨¢pidamente intervinoo mediadora entre los presentes, intentando apaciguar los ¨¢nimos que amenazaban con explotar. -Sabrina, no te sientas culpable por el enojo de mam¨¢ hoy. Todo esto es por Thiago. Los adultos podemos aguantar cualquier cosa, pero no podemos permitir que los ni?os sufran, ?no crees? Luego dirigi¨® una mirada significativa hacia Fernanda, buscando suplicidad para calmar situaci¨®n. -Mam¨¢, tranquil¨ªzate tambi¨¦n, Thiago est¨¢ aqu¨ª presente, no lo asustes. Que Sabrina te ofrezca una disculpa y dejemos esto por ahora, lo importante es resolver el asunto de Thiago. Fernanda, aunque segu¨ªa furiosa, logr¨® contenerse por Thiago y Andr¨¦, reprimiendo a duras penas rabia que bull¨ªa en su interior. A pesar del esfuerzo por mantenerpostura, su tono continuaba siendo cortanteo un l¨¢tigo. -Por el favor que Luana te est¨¢ haciendo, disc¨²lpate y demos por terminado este asunto. Sabrina se limpi¨® sangre de meji, registrando el dolor con cierto retraso. Levant¨® mirada y observ¨® expresi¨®n de superioridad en el rostro de Fernanda, lo que provoc¨® en e una sonrisa inesperada. -Con raz¨®n Andr¨¦ siempre anda pidiendo disculpas por todo, ahora veo de d¨®nde lo sac¨®. En cualquier otra circunstancia, Sabrina habr¨ªa mostrado un gesto conciliador, pero hoy, lejos de mostrarse agradecida, estaba desafiando abiertamente a matriarca. La ira que Fernanda hab¨ªa logrado contrr moment¨¢neamente se reaviv¨® de inmediatoo una marada. Por el bienestar de los ni?os, hab¨ªa decidido tragarse su orgullo y ahora Sabrina no valoraba ese gesto y se atrev¨ªa a reta. -?Qu¨¦ descaro! ?C¨®mo te atreves a harme as¨ª? ?Arrodite ahora mismo! 17:20 Captulo 101 Sabrina mir¨® con desd¨¦n, sin dejarse intimidar por autoridad que Fernanda pretend¨ªa imponer con su s presencia. -Yo solo me hinco ante el cielo, tierra y mis padres. ?Qui¨¦n te crees que eres? -No me diste vida ni me criaste ni un solo d¨ªa, ?por qu¨¦ tendr¨ªa que obedecerte? ?Por ser Fernanda? Tu nombre para m¨ª no significa nada, no vale absolutamente nada. -Siempre exigiendo que todos se arrodillen, ?te crees emperatriz o qu¨¦? Si no has despertado de tu fantas¨ªa, sigue so?ando. En tus sue?os puedes ser lo que se te antoje. Fernanda estaba tan enfurecida que su pecho se agitaba violentamente. Se?al¨® a Sabrina con un dedo tembloroso, incapaz de articr pbra alguna ante semejante desnte. Al ver a su madre al borde del cpso por ira, Andr¨¦ dirigi¨® a Sabrina una mirada g¨¦lida y reprobatoria. -Sabrina, muestra algo de respeto. -El respeto se gana, no se exige. Como me traten, as¨ª responder¨¦. Fernanda, rechinando los dientes con rabia contenida, espet¨®: -?Sabrina, viniste aqu¨ª a hacerte importante! ?Alguien, traigan el castigo familiar! Apenas pronunci¨® estas pbras, dos sirvientes se aproximaron con actitud amenazante. Todos en Vi Floral sab¨ªan perfectamente que Fernanda detestaba a Sabrina desde siempre. Fernanda era soberana indiscutible de familia Carvalho; quien osara ofende estaba destinado a sufrirs consecuencias. Los d¨ªas de tranquilidad para Sabrina hab¨ªan terminado. El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨® y estaba por intervenir cuando vio a Sabrina retroceder unos pasos y exmar con firmeza: -Si alguien se atreve a tocarme, lo demandar¨¦ por agresi¨®n. La mirada prante de mujer se v¨® en el rostro desencajado de Fernanda, mientras susbios carmes¨ª se mov¨ªan con calcda lentitud. -?En qu¨¦ ¨¦poca crees que vivimos? ?De verdad piensas que puedes imponerme tus res familiares y abusar as¨ª? ?Unos cuantos d¨ªas de habermeportado y ya te crees reina del mundo? 212 Chapter 102 17:20 Cap¨ªtulo 102 -?T¨²...! Fernanda estaba tan enojada que su rostro se volvi¨® p¨¢lido. Susbios se movieron, a punto de decir algo, pero de repente sus ojos se voltearon y se desmay¨®. Luana corri¨® hacia e con desesperaci¨®n. -?Mam¨¢! ?Mam¨¢, responde! ?Est¨¢s bien? -?Una ambncia! ?Que alguien me una ambncia ya! ?La se?ora se desmayo! El lugar se convirti¨® en un caos total. Sabrina observ¨® escena frente a e y se fue sin mirar atr¨¢s. Por tarde, Sabrina recibi¨® una mada de Andr¨¦. -Mi madre ya despert¨®, parece que no es nada grave. -Entonces, ?ya vas a soltar a mi amiga? -?Mandaste a mi madre al hospital y todav¨ªa quieres que libere a tu amiga? La voz de Sabrina no mostraba emoci¨®n alguna. -Sabes perfectamente lo que pas¨®. No dije nada que no fuera verdad. Andr¨¦ guard¨® silencio. A pesar de su intenci¨®n de favorecer a su madre, elportamiento ys pbras de Fernanda hacia Sabrina eran dif¨ªciles de ignorar, y no pod¨ªa culpar a Sabrina con conciencia tranqu. El punto de conflicto fue cuando Sabrina le dio el medicamento a Fernanda. En lugar de agradecerle, Fernanda se enfureci¨®. Luana no mostr¨® ninguna sorpresa, parec¨ªa estar acostumbrada. ?Podr¨ªa ser que su madre siempre tratara a Sabrina de esa manera? Mientras estaba sumido en sus pensamientos, mada se cort¨® de repente. Mirando el tel¨¦fono colgado, los ojos de Andr¨¦ se oscurecieron. Al d¨ªa siguiente, en oficina de Andr¨¦. -?Ya liberaste a amiga de Sabrina? -pregunt¨® Jorge Olivares con voz grave. Andr¨¦ no alcanz¨® a responder cuando el tel¨¦fono de Jorge son¨®. Despu¨¦s de escuchar unas pocas pbras, el rostro de Jorge cambi¨®. -?Qu¨¦ dices? ?Sabrina encontr¨® a Dani? -La voz de Jorge era intensamente fr¨ªa-. ?D¨®nde est¨¢n ahora?... Bien, entendido. Despu¨¦s de colgar, Jorge mir¨® a Andr¨¦ con una expresi¨®n severa. -Andr¨¦, Sabrina encontr¨® a Dani. Est¨¢n en el hospital ahora mismo. 17.00 F En el hospital, Dani, con el rostro lleno de moretones, estaba recibiendo tratamiento. Observando a Sabrina, que permanec¨ªa en silencio, Dani no pudo evitar har en voz baja: -Mira Sabrina, es verdad que Andr¨¦ me detuvo, pero... despu¨¦s de que me disculp¨¦ con Araceli, me dej¨® ir. Los que me secuestraron despu¨¦s, no creo que fueran enviados por ¨¦l. Dani hab¨ªa sido encontrada y detenida por los hombres de Andr¨¦ al segundo d¨ªa de buscar a Araceli. Los hombres de Andr¨¦ no le hicieron da?o, solo mantuvieron encerrada. Luego, Iv¨¢n Silva vino a persuadi para que se disculpara con Araceli. Iv¨¢n le dijo que disculpa era una oportunidad que Andr¨¦ le daba por consideraci¨®n a Sabrina. Si insist¨ªa en no disculparse, rci¨®n entre Sabrina y Andr¨¦ podr¨ªaplicarse. -Total, disculparme no me quitaba nada. Un buen soldado sabe cu¨¢ndo retirarse, y no quer¨ªa meterte en problemas. Despu¨¦s de unos d¨ªas encerrada, ped¨ª perd¨®n a Araceli. Dnte de Andr¨¦, Araceli pretendi¨® perdona. Pero poco despu¨¦s de ser liberada, fue secuestrada nuevamente. Esta vez s¨ª que lo pas¨® mal, golpearon hasta deja irreconocible. Afortunadamente, no sufri¨® lesiones graves, solo heridas superficiales. Mientras haba, el m¨¦dico aplicaba medicina en el rostro de Dani, quien se quejaba de dolor. Sabrina mir¨® el rostro amoratado de Dani y dijo: -Pero Andr¨¦ s¨ª estuvo involucrado, ?no? 212 Chapter 103 Cap¨ªtulo 103 Dani percibi¨® el tono extra?o en voz de Sabrina y le respondi¨® con voz queda, mientras el m¨¦dico continuaba aplicando medicamentos en sus heridas. -Mira, Sabrina, al final Araceli tom¨® una decisi¨®n extrema por lo que dije. Aunque sea tu amiga, si Andr¨¦ vino a pedirme cuentas, pues no puedo culparlo. Araceli arriesg¨® su vida, termin¨® en urgencias y sufri¨® much¨ªsimo. En cambio yo, ?qu¨¦ perd¨ª con disculparme? Nada. Al contrario, sal¨ª ganando. Dani, conocida por su temperamento explosivo, en esta ocasi¨®n mostraba una serenidad desconcertante. Sus ojos, enmarcados por los moretones, reflejaban cierta resignaci¨®n. -No culpes a Andr¨¦ por esto. Si no fuera por ti, cr¨¦eme que esto no habr¨ªa terminado tan f¨¢cil. Te lo digo en serio. Sabrina sab¨ªa que Dani ten¨ªa raz¨®n, pero aun as¨ª sent¨ªa una opresi¨®n en el pecho que no lograba disipar. Observ¨® detenidamentes heridas en el rostro de su amiga, sintiendo una mez de culpa e impotencia. -Pero esas heridas... -Estas marcas no mes hizo Andr¨¦. Cada quien debe cargar con sus propias culpas, no es responsabilidad de ¨¦l. Sabrina, quiz¨¢s este sea precisamente el n de Araceli. No caigas en su juego. Dani mir¨® con intensidad, sus ojos transmit¨ªan una advertencia silenciosa que Sabrina no pudo ignorar. El silencio entre ambas se volvi¨® denso, solo interrumpido por el suave golpeteo en puerta que anunciaba una nueva presencia. Una figura delgada entr¨® con pasos lentos y medidos. -Fabi¨¢n meent¨® que te vio abajo... Me enter¨¦ que se?orita Dani estaba herida y vine a ver c¨®mo se encontraba. Al ver a Araceli, el rostro de Dani se endureci¨® instant¨¢neamente. -Miren qui¨¦n lleg¨®, v¨ªbora haci¨¦ndose pasar por santa. Araceli ignor¨® elentario mordaz y dirigi¨® una sonrisa afectada hacia Sabrina. -Qu¨¦ bueno, se?orita Ib¨¢?ez, finalmente encontr¨® a su amiga. Sabrina enfrent¨® mirada de Araceli sin vacr. -?Fue usted quien mand¨® secuestrar a Dani? Aracelipuso una expresi¨®n de confusi¨®n perfectamente calcda. -?De qu¨¦ est¨¢ hando? No entiendo nada de lo que dice... Ante su evidente actuaci¨®n, Sabrina avanz¨® un paso, endureciendo mirada y el tono de voz. 17-21 -No importa si no quiere admitirlo. Ya m¨¦ a polic¨ªa y pronto sabremos toda verdad. Sabrina, sin recursos ni influencias, hab¨ªa enfrentado enormes dificultades para rescatar a Dani. Decidida a llegar hastas ¨²ltimas consecuencias, recurri¨® as autoridades, quienes finalmente lograron localizar y liberar a su amiga. -Llegas justo a tiempo. Si no hubieras venido, igual pensaba buscarte. Araceli no se inmut¨® ante amenaza vda. En lugar de mostrarse preocupada, esboz¨® una sonrisa ligera y confiada. -Andr¨¦ no lo permitir¨¢. En ese preciso instante, puerta de habitaci¨®n volvi¨® a abrirse. Dos oficiales uniformados entraron con paso firme y se dirigieron directamente hacia Araceli. -?Es usted se?orita Araceli Vargas Montero? Araceli asinti¨® con un movimiento casi imperceptible. -S¨ª, soy yo. -Est¨¢ acusada de secuestro. Por favor, p¨¢?enos aandancia. -Yo no hice absolutamente nada. ?No se estar¨¢n confundiendo de persona? -Para arar cualquier confusi¨®n, tendr¨¢ que cborar con investigaci¨®n. Mientras los oficiales haban, se aproximaron para escoltar a Araceli. Sin embargo, antes de que pudieran siquiera toca, enz¨® un rido desgarrador. -?Aaahh! El grito no solo sobresalt¨® a los polic¨ªas, sino que tambi¨¦n dej¨® perplejas a Sabrina y Dani. La expresi¨®n de Araceli cambi¨® dr¨¢sticamente, transform¨¢ndose en una m¨¢scara de terror absoluto. Sus ojos adquirieron un brillo febril mientrasenzaba a gritar fren¨¦ticamente. -?Yo no fui! ?Yo no fui! ?No se me acerquen! ?Les juro que no fui yo! ?Por favor, cr¨¦anme! El cambio tan radical dej¨® a todos los presentespletamente at¨®nitos. Araceli, presa de un aparente ataque de nervios, se aferr¨® desesperadamente a mano de Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez, le juro que yo no hice nada... d¨¦jeme ir, por favor... ?podr¨ªa pedirles que me dejen en paz? Las u?asrgas y afdas de Araceli se hundieron en piel de Sabrina. El dolor agudo hizo que retirara instintivamente su mano, mientras observaba con desconcierto transformaci¨®n de aque mujer que segundos antes mostraba una calma inquebrantable. 212 Chapter 104 Cap¨ªtulo 104 Araceli perdi¨® el equilibrio y se desplom¨® sobre el suelo, v¨ªctima de su propio impulso desmedido. La puerta se abri¨® de golpe revndo silueta imponente de un hombre cuya elegancia natural capt¨® atenci¨®n de todos los presentes. Al encontrar a Araceli tendida en el suelo, su expresi¨®n se tens¨® levemente antes de aproximarse para auxilia con movimientos precisos. -?Est¨¢s bien? -pregunt¨® Andr¨¦ con genuina preocupaci¨®n. Al reconocer aquel rostro familiar, Araceli pareci¨® recuperar moment¨¢neamente lucidez. Sus ojos, hasta entonces perdidos en el vac¨ªo, se iluminaron con un destello de consciencia. Sin mediar pbra, senz¨® desesperadamente hacia Andr¨¦ y rompi¨® en nto contra su pecho. -?Andr¨¦, tengo tanto miedo! ?Quieren encerrarme en un sitio oscuro! ?Ay¨²dame, por favor, no soportar¨ªa estar ah¨ª dentro! Andr¨¦ arque¨® ligeramentes cejas mientras susurraba con voz profunda: -Tranqu, estoy aqu¨ª. Nadie va a llevarte a ninguna parte. Sabrina sinti¨® una punzada aguda atravesarle el coraz¨®n,o si una mano invisible hubiera retorcido algo dentro de e. -?De verdad vas a protegerme, Andr¨¦? -pregunt¨® Araceli con los ojos anegados en l¨¢grimas. -Si. Aque simple afirmaci¨®n pareci¨® actuaro un b¨¢lsamo instant¨¢neo para Araceli, cuya respiraci¨®nenz¨® a normalizarse patinamente. -No quiero quedarme en este lugar -murmur¨® con voz tr¨¦m. -V¨¢monos entonces. Cuando Andr¨¦ hizo adem¨¢n de marcharse con Araceli, Dani intervino incapaz de contenerse: -?En serio, Andr¨¦? ?Vas a coquetear con otra mujer frente a tu esposa? Andr¨¦ pareci¨® percatarse entonces des dem¨¢s personas en habitaci¨®n. Al encontrarse con mirada serena de Sabrina, sus ojos oscuros se nuron por un instante. Los oficiales, recuperados ya del sobresalto causado por el arrebato de Araceli, retomaron su postura oficial. -Se?orita, debe pa?arnos para cborar en investigaci¨®n por el cargo de secuestro. Andr¨¦ apart¨® mirada de Sabrina y respondi¨® con calcda frialdad: -Como pueden observar, su estado mental es ramente inestable. Me temo que ser¨¢plicado que cbore en cualquier investigaci¨®n. El polic¨ªa frunci¨® el ce?o con evidente contrariedad, sospechosos con problemas mentaleso los que aparentaba Araceli siempre resultaban particrmente dificiles de manejar. Iv¨¢n apareci¨® oportunamente en el umbral sosteniendo un grueso fajo de documentos. La se?orita continua bajo tratamiento hospitrio por depresi¨®n severa y su estado mental es fr¨¢gil. Aqui est¨¢ el informe psiqui¨¢tricopleto que lo corrobora, Para pacienteso Araceli, sin condena previa, con diagn¨®stico psiqui¨¢trico y bajo internamiento hospitrio, resultaba imposible aplicar medidas coercitivas, Los polic¨ªas intercambiaron miradas de frustraci¨®n antes de ceder: En ese caso, necesitamos que el tutor legal nos pa?e para tomar su deraci¨®n. -Ll¨¦v de regreso a su habitaci¨®n -orden¨® Andr¨¦ a Iv¨¢n con tono sereno, -?No te vayas! -exm¨® Araceli aferr¨¢ndose desesperadamente al brazo de Andr¨¦, con el rostro desencajado por el p¨¢nico. Tengo mucho miedo, no me dejes s, Sabrina observ¨® escena con expresi¨®n g¨¦lida mientras susbios se curvaban en una mueca apenas perceptible. Quiz¨¢s consciente de presencia de Sabrina, Andr¨¦ apart¨® con suavidad el agarre de Araceli. -Ve a descansar, Ir¨¦ a verte despu¨¦s. -?No! ?Me niego! -Las emociones de Araceli estaron nuevamente en un torbellino incontrble, sus pups dtadas reflejaban aut¨¦ntico terror-. ?El cuarto oscuro es horrible! Usan l¨¢tigos que duelen much¨ªsimo... no vayas, te lo suplico! -Estar¨¦ bien, no me pasar¨¢ nada. El rostro de Araceli perdi¨® todo color, mientras gruesas l¨¢grimas rodaban por sus mejis. Se aferr¨® a Andr¨¦ con desesperaci¨®n,o si su vida dependiera de ello. -Si alguien debe ir, que sea yo. Por favor, no vayas, es demasiado peligroso... Sin darle tiempo a reionar, Araceli se precipit¨® hacia los oficiales. -Ll¨¦venme a m¨ª, ?Andr¨¦ no tiene culpa alguna! Esto no le concierne, ?no lo molesten! 1721 Chapter 105 Cap¨ªtulo 105 No se puede razonar con un loco, polic¨ªa no pierde tiempo en discusiones in¨²tiles con ellos. Sus prioridades estaban ras, y Araceli representaba unaplicaci¨®n que prefer¨ªan evitar. -Se?or Carvalho, nos retiramos por ahora. Cuando tenga tiempo, pase a hacer una deraci¨®n. El polic¨ªa no quer¨ªa quedarse ni un segundo m¨¢s y sali¨® apresuradamente de habitaci¨®n, dejando atr¨¢s aque situaci¨®n tan inc¨®moda. Sabrina tampoco ten¨ªa inter¨¦s en presenciar esa escena de amantes, as¨ª que sigui¨® a los polic¨ªas, dispuesta a irse. Al pasar junto a Andr¨¦, ¨¦l repentinamente agarr¨® del brazo con firmeza, deteni¨¦nd en seco. -?A d¨®nde vas? Sabrina lo mir¨® con una frialdad que nunca antes hab¨ªa mostrado, sus ojos convertidos en dos pozos imprables. -Fui yo quien m¨® a polic¨ªa. Como parte involucrada, naturalmente tengo que cborar con investigaci¨®n. Los ojos oscuros de Andr¨¦ se oscurecieron a¨²n m¨¢s,o si quisiera decir algo, pero debido a presencia de otras personas en habitaci¨®n, se contuvo. Se gir¨® hacia Iv¨¢n y le orden¨®: -?Qu¨¦ haces ah¨ª parado? Ll¨¦vat. Iv¨¢n no se atrevi¨® a titubear m¨¢s. Ignorando los ntos de Araceli, se llev¨® a fuerza, mientras e pataleaba y suplicaba con desesperaci¨®n. Dani, al ver esto, hizo una mueca y tambi¨¦n sali¨® del cuarto. Esta vez, Andr¨¦ solo le pidi¨® que se disculpara con Araceli y no presion¨® demasiado. E pens¨® que Andr¨¦ finalmente estaba viendos cosas con ridad, aunque escena que acababa de presenciar contradec¨ªa porpleto esta esperanza. Apenas hab¨ªa dicho unas pocas pbras a favor de Andr¨¦, y esos dos ya armaron una escena frente a Sabrina. Todos se fueron, dejando solo a Sabrina y Andr¨¦. La habitaci¨®n qued¨® sumida en un silencio denso. Sabrina permanec¨ªa cada, sin expresar ninguna intenci¨®n de har, mientras su mente procesaba todo lo que acababa de presenciar. Andr¨¦ m¨ªr¨® el rostro sereno de Sabrina, sintiendo que le resultaba tanto familiaro extra?o. Hac¨ªa mucho tiempo que no ve¨ªa esa expresi¨®n en su rostro, esa m¨¢scara de indiferencia que ocultaba un torbellino de emociones. Fue Andr¨¦ quien rompi¨® el silencio. -?C¨®mo encontraste a Dani? Sabrina lo mir¨® y sonri¨® ligeramente, pero sonrisa no lleg¨® a sus ojos, qued¨¢ndose congda en susbios. Capitulo 105 -Una persona tan poderosao el se?or Jorge no pudo encontrar a Dani. ?C¨®mo podr¨ªa una simple ama de casa, sin ayuda alguna, saber d¨®nde estaba Dani sin una pista de alguien? -?Cu¨¢ndo lo supiste? Sabrina observ¨® los ojos fr¨ªos y hermosos de Andr¨¦, perdi¨¦ndose moment¨¢neamente en su profundidad. -Si digo que fue Araceli quien me lo cont¨®, ?me creer¨ªas? Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, su expresi¨®n transform¨¢ndose en una mez de desconfianza y sorpresa. -?Araceli te lo dijo? -?Por qu¨¦, no me crees? Los profundos ojos de Andr¨¦,o un pozo oscuro, mostraron un destello casi imperceptible de duda. -No creo que e te haya contado eso. -?Est¨¢s insinuando que invent¨¦ una mentira para incrimina? Despu¨¦s de una breve pausa, Andr¨¦ habl¨®, midiendo cuidadosamente cada pbra. -Tal vez, simplemente lo malinterpretaste. -?Malentendido? -Los ojos de Sabrina briron con intensidad, reflejando su indignaci¨®n contenida-. Andr¨¦, ?por qu¨¦ malinterpretar¨ªa a e y no a otra persona? No se sabe cu¨¢nto tiempo pas¨® antes de que voz baja y fr¨ªa de Andr¨¦ resonara lentamente en habitaci¨®n. -Mi madre, para obligar a Araceli a romper conmigo, mand¨® a alguien a secuestra. E sufre de una grave ustrofobia. No puedo abandona. -No hay nada entre Araceli y yo. Sabrina solt¨® una risa suave, casi musical, pero cargada de amargura y desconfianza. -Si no me equivoco, ¨²ltimamente has estado saliendo tarde por noche para pa?a, ?verdad? Recordando c¨®mo Araceli depend¨ªa de Andr¨¦, el tono de Sabrina se volvi¨® sarc¨¢stico, una mez de dolor y frustraci¨®n que apenas pod¨ªa contener. -Dices que no hay nada entre ustedes. ?Crees que te voy a creer? La actitud desafiante de Sabrina hizo que el rostro de Andr¨¦ se endureciera porpleto, sus fiones convirti¨¦ndose en una m¨¢scara imprable. -Sabrina, ?me est¨¢s cuestionando? 17:21ME Capitulo 105 Sabrina apret¨® inconscientemente los pu?os, v¨¢ndoses u?as ens palmas des manos. Andr¨¦ vio herida en meji de Sabrina, ya seca y costrosa, y su expresi¨®n tensa se suaviz¨® un poco,o si por un momento recordara el amor que alguna vezpartieron. -Sabrina, ?tienes pruebas directas de que Dani fue secuestrada por e? Sabrina sac¨® su celr y abri¨® sus mensajes para que Andr¨¦ los viera, sus dedos movi¨¦ndose con precisi¨®n sobre panta. -Estos son los mensajes que e me envi¨®. Andr¨¦ tom¨® el celr, y con sus dedosrgos y p¨¢lidos,enz¨® a revisar panta, absorbiendo cada pbra con intensidad calcda. No pas¨® mucho tiempo antes de que Andr¨¦ terminara de leer los mensajes, su rostro una mez indescifrable de emociones contenidas. Chapter 106 Cap¨ªtulo 106 Andr¨¦ contempl¨® a Sabrina con intensidad, sus ojos tan oscuroso un abismo imprable. -Ese n¨²mero no pertenece a Araceli. El remitente nunca se identific¨®o e; no tienes forma deprobar que fue e quien envi¨® esos mensajes. -Pero, ?qui¨¦n m¨¢s podr¨ªa saber sobre Dani? Araceli me cit¨® en una cafeter¨ªa justo al d¨ªa siguiente de que Dani desapareciera -Sabrina sostuvo su mirada sin vacr-. En los mensajes mencionaba ramente d¨®nde estaba Dani. ?O crees que mi rci¨®n con e es tan estrechao para reunirnos a tomar caf¨¦? Andr¨¦ baj¨® mirada, estudi¨¢nd con deliberada atenci¨®n. -?Est¨¢spletamente segura de que Araceli realmente se reuni¨® contigo? -Estoy segura. -Bien, enviar¨¦ a alguien a investigar ahora mismo. Tras investigaci¨®n, Andr¨¦ llev¨® a Sabrina hasta habitaci¨®n de Araceli en el hospital. El semnte de Araceli hab¨ªa mejorado considerablemente. Al escuchar pregunta de Andr¨¦, su rostro mostr¨® genuina sorpresa. -?No fue usted quien me cit¨® en cafeter¨ªa? Sabrina qued¨® desconcertada. -?Yo te cit¨¦? -S¨ª, recib¨ª su mensaje diciendo que quer¨ªa verme. Me asegur¨® que para mi tranquilidad nos reunir¨ªamos en una cafeter¨ªa c¨¦ntrica, donde no correr¨ªa ning¨²n peligro. Araceli extendi¨® su celr hacia Andr¨¦. -Todav¨ªa conservo los mensajes que me envi¨®. Sabrina observ¨® panta. Efectivamente, talo afirmaba Araceli, e tambi¨¦n hab¨ªa recibido una invitaci¨®n. El n¨²mero remitente era id¨¦ntico al que hab¨ªa contactado a Sabrina. La mente de Sabrinaenz¨® a trabajar aceleradamente. A pesar de estar convencida de que Araceli era quien enviaba los mensajes y habe visto personalmente en cafeter¨ªa, talo Andr¨¦ se?al¨®, ese n¨²mero no pertenec¨ªa a e. No exist¨ªa forma de probar directamente que Araceli era remitente. Sin embargo, el encuentro entre ambas era un hecho irrefutable que Andr¨¦ hab¨ªa confirmado mediante su investigaci¨®n. Mientras Sabrina procesaba situaci¨®n, Fabi¨¢n Guerrero, quien permanec¨ªa sentado a un 17:21 costado, finalmente habl¨®, incapaz de mantener su secreto. -Yo envi¨¦ esos mensajes. Araceli no tuvo nada que ver. Araceli lo mir¨® at¨®nita,o si no pudiera dar cr¨¦dito a sus pbras. -Fabi¨¢n, ?por qu¨¦ hiciste algo as¨ª? -Simplemente no soporto a Sabrina y quise darle una li¨®n. -Desde que Araceli regres¨®, Sabrina no ha dejado de acosa -continu¨® con evidente frustraci¨®n-. Provoc¨® que cayera al agua y terminara hospitalizada. Incluso permiti¨® que sus amigos vinieran aqu¨ª a humi, lo que desencaden¨® su intento de suicidio y su trado a urgencias. -Sus amigos se disculparon y todo qued¨® en el olvido, mientras Araceli tuvo que soportar todo este sufrimiento... ?por qu¨¦? -Ya que Andr¨¦ se niega a castigar a quienstim¨® a Araceli, decid¨ª hacerlo yo - sentenci¨® con frialdad-. Ahora que todos conocen verdad, hagan lo que quieran conmigo. Al escucharlo, Araceli rompi¨® en nto. -Andr¨¦, reconozco que Fabii¨® un error -sus pbras surg¨ªan entrecortadas-. Pero considerando que durante mi enfermedad no se ha separado de m¨ª ni un instante, ?podr¨ªas darle otra oportunidad? -Adem¨¢s, Dani no sufri¨® ning¨²n da?o grave. ?Podr¨ªas pedirle a se?orita Ib¨¢?ez que retire denuncia? Fabi¨¢n es ¨²nica persona que se preocupa por m¨ª. Si lo enca, ?qu¨¦ voy a hacer? La mirada suplicante de Araceli, con su apariencia fr¨¢gil y vulnerable, resultaba conmovedora, haciendo dif¨ªcil negarle cualquier petici¨®n. Andr¨¦ intensific¨® su mirada y gir¨® hacia Sabrina. -?T¨² qu¨¦ opinas? Sabrina lo mir¨® desafiante. -No me digas que esperas que perdone a quienstim¨® a mi amiga. 212 Chapter 107 Cap¨ªtulo 107 El resentimiento se asent¨® en el pecho de Sabrinao plomo derretido. Estas personas siempre hab¨ªan maltratado, pero ahora se atrev¨ªan a meterse con su amiga, algo simplemente intolerable. Fabi¨¢n pod¨ªa pavonearse con tanta arrogancia porque confiaba en que, aunquestimara a Dani, Andr¨¦ no tomar¨ªa ninguna i¨®n al respecto. Hab¨ªa situaciones que e pod¨ªa tolerar, pero jam¨¢s permitir¨ªa que sus amigos sufrieran injustamente por su causa. Adem¨¢s, resultaba evidente que Araceli estaba involucrada en todo este turbio asunto. -Pero Araceli ahora necesita quien cuide -se?al¨® Andr¨¦, con una mirada calcdora. La expresi¨®n de Sabrina se endureci¨® instant¨¢neamente. La disputa aparentaba estar ¨²nicamente entre Dani y Fabi¨¢n, pero detr¨¢s de esas figuras visibles, el verdadero conflicto enfrentaba directamente con Araceli. Resultaba dolorosamente obvio que Andr¨¦ hab¨ªa elegido a Araceli por encima de e. -Sabrina, vamos a har afuera -intervino Andr¨¦, tom¨¢nd de mano antes de que pudiera replicar. Tras salida de Sabrina y Andr¨¦, furia en el rostro de Fabi¨¢n se disip¨®, dando paso a un gesto de inquietud e incertidumbre. -Oye, ?est¨¢s segura que Andr¨¦ no me va a mandar a c¨¢rcel? -pregunt¨®, nervioso. -ro que no-respondi¨® Araceli con una sonrisa sutil pero cargada de seguridad-. No te angusties, Andr¨¦ no te va a hacer nada. Aques pbras de Araceli bastaron para tranquilizarlo visiblemente. -Entre m¨¢s insista Sabrina con este asunto, m¨¢s va a hartar a Andr¨¦ent¨® con satisfi¨®n. -No le hiciste nada grave a Sabrina -asinti¨® Araceli-. Esas peque?eces no le importan a Andr¨¦. -Adem¨¢s, afectada fue Dani, y para Andr¨¦ e no es m¨¢s que alguien sin relevancia. En el pasillo del hospital, ambos se confrontaron cara a cara. -No quiero que este problema siga edo -der¨® Andr¨¦ con firmeza. Aunque Sabrina ya anticipaba postura de Andr¨¦, no pudo contener una oleada de indignaci¨®n al escucharlo expresarse tan directamente. -Mi trabajo consume todo mi tiempo, y Araceli necesita atenci¨®n constante. Si se llevan detenido a Fabi¨¢n, recuperaci¨®n de Araceli podr¨ªaplicarse -continu¨® ¨¦l, imperturbable. -?Y a m¨ª qu¨¦ con eso? -replic¨® e, desafiante. 17:21 Caphulo 107 -Puedes seguir adnte con denuncia si quieres respondi¨® Andr¨¦ con voz monocorde y desprovista de emoci¨®n-. Pero, ?te has puesto a pensar qu¨¦ vas a ganar mandando a Fabi¨¢n a c¨¢rcel, aparte de una satisfi¨®n moment¨¢nea? Sabrinaprendi¨® el mensaje oculto. No importaba si Dani hab¨ªa sufrido una lesi¨®n grave o no, ¨¦l no responsabilizar¨ªa a Fabi¨¢n. Porque para Andr¨¦, Dani carec¨ªa de valor suficiente para justificar tal molestia. -?Y si insisto en seguir con denuncia? -lo desafi¨® Sabrina, mirando directamente a los ojos oscuros y profundos del hombre. El rostro de Andr¨¦ permaneci¨® imp¨¢vido, manteniendo esa calma indiferente que lo caracterizaba, pero sus pbras resonaron con determinaci¨®n. -No tendr¨¢s pruebas que valgan, Sabrina. -Mejor no te conf¨ªes tanto, Andr¨¦ -replic¨® e con una sonrisa cargada de iron¨ªa mientras agitaba su celr-. Grab¨¦ todo lo que Fabi¨¢n confes¨® hace un momento. ?Esto no cuentao evidencia? Andr¨¦ contempl¨® aquellos ojos desafiantes y burlones, sintiendo una extra?a perturbaci¨®n interior. Si e le mostraba hostilidad a ¨¦l o al ni?o, podr¨ªa interpretarloo un juego de sedi¨®n. Pero ahora, ni siquiera ced¨ªa ante su propia madre. "?Realmente quiere divorciarse?", se pregunt¨®. Sin embargo, ese pensamiento atraves¨® su mente fugazmente antes de descartarlo. Con un hijo tan crecido, ?c¨®mo podr¨ªa querer separarse? -?Qu¨¦ pasa, se?or Carvalho? -inquiri¨® Sabrina, arqueando una ceja al notar su silencio-. ?Est¨¢ considerando quitarme el celr y destruir evidencia? Andr¨¦ pareci¨® regresar de sus pensamientos, su mirada enfoc¨¢ndose nuevamente. -?Y si te dijera que s¨ª? -respondi¨® con voz baja. -Si me atrevo a mencionarlo, obviamente no le tengo miedo a que intente rob¨¢rmelo -afirm¨® e con una sonrisa confiada-. Aunque borre todo del tel¨¦fono, ya tengo respaldado todo en nube. 212 Chapter 108 Cap¨ªtulo 108 Andr¨¦ esboz¨® una sonrisa calcda. -Veo que has aprendido a moverte con astucia. -Lidiar con personaso usted y se?orita Araceli requiere precauci¨®n; de lo contrario, terminar¨ªa desaparecida sin dejar rastro. Noprend¨ªa por qu¨¦, pero aque esposa que antes le resultaba tan insustancialo agua del grifo, ahora despertaba en ¨¦l una curiosidad inusitada. -Sabrina, si esta es tu estrategia para mar mi atenci¨®n, debo admitir que lo has conseguido. Sabrina no contuvo una risa sarc¨¢stica al escucharlo. Si el narcisismo pudiera medirse, Andr¨¦ alcanzar¨ªa categor¨ªa premium, con todos los extras incluidos. Era evidente que Andr¨¦ jam¨¢s intentar¨ªa arrebatarle el celr. Adem¨¢s, Sabrina hab¨ªa aprendido a no subestimar los riesgos. Desde aquel incidente cuando ¨¦l bloque¨® conferencia de prensa y e respondi¨® amplificando el esc¨¢ndalo, qued¨® ro que no manipr¨ªa tan f¨¢cilmenteo ¨¦l presum¨ªa. -Sabrina, respecto a este asunto, no eres t¨² quien determina si se procede legalmente o no -sentenci¨® Andr¨¦. Sabrina sinti¨® un escalofr¨ªo moment¨¢neo, pero r¨¢pidamente capt¨® amenaza vda en sus pbras. -?Otra vez neas intimidar a mis amigos? -espet¨®, con mirada encendida de indignaci¨®n. Andr¨¦ observ¨® con desd¨¦n. -Le ofrecer¨¦ a tu amiga unapensaci¨®n econ¨®mica que encontrar¨¢ imposible rechazar. La sorpresa invadi¨® a Sabrina. ?Compensaci¨®n? Conoc¨ªa perfectamente integridad de Dani. En circunstancias normales, jam¨¢s ceder¨ªa ante Andr¨¦ por dinero. Sin embargo, esta vez era diferente. Su imprudencia hab¨ªa desencadenado el supuesto intento de suicidio de Araceli. Dani cargaba con un profundo remordimiento por habe involucrado en este conflicto. Era precisamente el tipo de persona que prefer¨ªa absorber el da?o antes que ver sufrir a otros por su causa. Adem¨¢s, Daniprend¨ªa perfectamente que un enfrentamiento directo con Andr¨¦ solo le acarrear¨ªa consecuencias devastadoras. Resultaba probable que aceptara cualquierpensaci¨®n que ¨¦l propusiera. Talo anticip¨®, cuando Sabrina se reuni¨® nuevamente con Dani, esta ya hab¨ªa firmado el acuerdo de conciliaci¨®n con Iv¨¢n. 17:22 -Dani, perd¨®name -murmur¨® Sabrina con expresi¨®n contrita. Dani respondi¨® con una sonrisa resignada. -No tienes nada quementar. Ahora soy due?a de un departamento espectacr en pleno centro. Con el tiempo se revalorizar¨¢, algo que jam¨¢s habr¨ªa podido permitirme por mis propios medios. Colocando su mano sobre el hombro de Sabrina, Dani baj¨® voz confidencialmente. -Mira, s¨¦ que te preocupa mi bienestar, pero pi¨¦nsalo: est¨¢s por divorciarte de Andr¨¦ y necesitar¨¢s d¨®nde vivir. Si alg¨²n d¨ªa intenta alguna jugarreta, este departamento ser¨¢ tu refugio perfecto. -Pi¨¦nsalo bien, Araceli ya est¨¢ simndo estar al borde de locura; seguramente e manipul¨® a Fabi¨¢n para que me agrediera. Si Fabi¨¢n termina preso, Araceli tendr¨¢ m¨¢s pretextos para no separarse de Andr¨¦. Dani hizo una pausa, su rostro reflejando desprecio absoluto. -?Viste c¨®mo repentinamente Araceli "enferm¨®" hoy? Se meti¨® en el papel con una rapidez sospechosa. Dudo sinceramente que padezca cualquier trastorno mental real. Despu¨¦s de verificar ques lesiones de Dani no eran graves, ambas abandonaron el hospital. Apenas cruzaron salida, Sabrina distingui¨® una silueta conocida a distancia. -Mira, ?ese no es Jorge? ent¨® Dani, quien conoc¨ªa a Jorge desde hac¨ªa a?os por su amistad con Sabrina-. ?Qu¨¦ hace por aqu¨ª? Mientras intercambiaban miradas de extra?eza, Jorge pareci¨® percatarse de su presencia ys observ¨® directamente. -Sabrina, necesito har contigo urgentemente -dijo Jorge, aproxim¨¢ndose con decisi¨®n. Hasta hace poco, Sabrina manten¨ªa una excelente impresi¨®n de Jorge y depositaba plena confianza en ¨¦l. Todo cambi¨® al descubrir que hab¨ªa mentido sobre el incidente con Dani, destrozandopletamente esa confianza. Al final, Jorge era amigo ¨ªntimo de Andr¨¦, y su lealtad pertenec¨ªa inequ¨ªvocamente a ¨¦l. ?C¨®mo esperaba que traicionara a Andr¨¦ por e? -Se?or Olivares, me encuentro ocupada en este momento,mento no disponer de tiempo -respondi¨® Sabrina con frialdad. Tom¨® del brazo a Dani y, esquivando a Jorge, intent¨® retirarse. -Un momento, Sabrina -exigi¨® Jorge, bloqueando su camino. 212 Chapter 109 17:22 Cap¨ªtulo 109 200 Entiendo tus motivos, as¨ª que no te guardo rencor respondi¨® Sabrina con expresi¨®n serena, Se?or Olivares, tengo asuntos pendientes, me retiro, Antes, Sabrina se dirigia a ¨¦lo Jorge, pero ahora hab¨ªa regresado a formalidad del "se?or Olivares". -Sabrina... Jorge intent¨® explicarse, pero e no le concedi¨® esa oportunidad. Tom¨® a Dani de mano y se march¨® sin mirar atr¨¢s. Dani, desconcertada, observ¨® a Sabrina y luego a Jorge, que quedaba inm¨®vil tras es. -?Vino hasta aqu¨ª solo para buscarte? -pregunt¨® intrigada-. ?Desde cu¨¢ndo tienes tanta confianza con Jorge? -Cuando me enter¨¦ que Andr¨¦ te hab¨ªa secuestrado, fui al hospital a buscarlo y me top¨¦ con Jorge -explic¨® Sabrina-. Al contarle mi situaci¨®n, se ofreci¨® a ayudarme a investigar d¨®nde te ten¨ªan. Sabrina hizo una pausa, sus ojos revban un desprecio contenido. -Nunca imagin¨¦ que estuviera ah¨ª esper¨¢ndome deliberadamente. -?Esper¨¢ndote a prop¨®sito? -cuestion¨® Dani sinprender. Tras escuchar toda explicaci¨®n de Sabrina, Dani reflexion¨®: -Seguramente todo fue orquestado por Andr¨¦. Dani frunci¨® el ce?o pensativa. -Sabrina, creo que est¨¢s juzgando mal a Jorge. -?Juzg¨¢ndolo mal? -Pi¨¦nsalo bien, aunque hubieras encontrado a Andr¨¦ y ¨¦l lo negara todo, no habr¨ªas podido hacer nada contra ¨¦l. ?Para qu¨¦ molestarse en que Jorge te esperara? Quiz¨¢s Jorge realmente no logr¨® averiguar d¨®nde me ten¨ªan o tal vez descubri¨® algo pero no pudo liberarme, y por eso no te dijo nada de inmediato. Me parece extra?o que Andr¨¦ haya sido tan razonable esta vez, dej¨¢ndome ir despu¨¦s de disculparme con Araceli. Dani mir¨® fijamente a Sabrina. -Es posible que Jorge intercediera por m¨ª a tus espaldas, lo que evit¨® que Andr¨¦ tomara medidas m¨¢s dr¨¢sticas. -Deber¨ªas har con ¨¦l. Si de alguna forma contribuy¨® a que me liberaran f¨¢cilmente, ser¨ªa injusto malinterpretarlo as¨ª. Sabrina qued¨® pensativa. 17:22 Dani tenia raz¨®n. Que Jorge no le dijera toda verdad no significaba que no hubiera ayudado. Por su vinculo con Andr¨¦, hab¨ªa prejuzgado a Jorge con desconfianza. -Tienes raz¨®n, har¨¦ con Jorge cuando se presente oportunidad-concedi¨® Sabrina. Dani estaba por invita a conocer su nuevo apartamento cuando el celr de Sabrina son¨® repentinamente. -Mam¨¢ de Thiago, su hijo tuvo un altercado con otros ni?os en el jardin. ?Podr¨ªa presentarse en escu? Sabrina se sinti¨® moment¨¢neamente desorientada. "Mam¨¢ de Thiago." Desde el nacimiento del ni?o, parec¨ªa haber perdido su identidad. Solo era mam¨¢ de Thiago o se?ora Carvalho. -Disculpe, se equivoc¨® de n¨²mero -respondi¨® Sabrina con frialdad. La maestra se sorprendi¨®. -?Equivocado? ?No es usted madre de Thiago? -No, soy ¨²nicamente ni?era de familia Carvalho. Colg¨® antes de que maestra pudiera a?adir algo m¨¢s. Apenas termin¨® mada, su tel¨¦fono volvi¨® a sonar. -?Es usted el padre del peque?o Romeo Castillo? Romeo tuvo un incidente, ?podr¨ªa venir? Sabrina frunci¨® ligeramente el ce?o. -?Qu¨¦ le ocurri¨® a Romeo? -Se pele¨® con otros ni?os y est¨¢stimado... por favor, venga lo antes posible. El rostro de Sabrina se transform¨®. -Voy para all¨¢. Tras colgar, le dio una breve explicaci¨®n a Dani y se dirigi¨® r¨¢pidamente al jard¨ªn de ni?os. Sabrina estaba considerablemente lejos del jard¨ªn, as¨ª que cuando lleg¨®, hab¨ªan transcurrido ya cuarenta minutos. Chapter 110 Cap¨ªtulo 110 Sabrina percibi¨®s voces desde el pasillo antes de llegar a oficina. El tono acusatorio de una mujer atravesaba puerta cerrada. -Este ni?o a menudo acosa a nuestro Thiago. Miras heridas en su cuerpo... Hoy incluso le peg¨® a Thiago. Andr¨¦, esta vez no podemos dejarlo pasar as¨ªo as¨ª. Cuando lleguen los padres del otro ni?o, debemos exigirles una explicaci¨®no Dios manda. La voz grave y distante de un hombre contest¨® con sequedad. -S¨ª. Sabrina contuvo el aliento un instante, luego golpe¨® suavemente puerta de oficina. -Perd¨®n por tardanza. Apenas cruz¨® el umbral, una voz infantil llena de indignaci¨®n quebr¨® el ambiente tenso. -?Qu¨¦ haces t¨² aqu¨ª? La mirada de Sabrina se pos¨® en Thiago, quien se aferraba al costado de Aracelio buscando proti¨®n. Al encontrarse con sus ojos, el ni?o levant¨® el ment¨®n con desprecio evidente. -?Mi ni?era no tiene por qu¨¦ estar aqu¨ª! ¡°La maestra m¨® a esta mujer y e neg¨® ser mi madre. Talo dijo se?ora Vargas, solo busca mar atenci¨®n m¨ªa y de pap¨¢." "Primero dice que no vendr¨¢ y ahora aparece, ?para qu¨¦?" Araceli, al ver a Sabrina,puso una expresi¨®n de asombro calcdo,o si contemra a una intrusa en territorio ajeno. -?Se?orita Ib¨¢?ez? ?Qu¨¦ hace aqu¨ª? Inmediatamente despu¨¦s, cubri¨® su boca con fingida verg¨¹enza. -Se?orita Ib¨¢?ez, disculpeme, no quise sonar as¨ª. Es que me enter¨¦ que cuando maestra m¨®, usted no solo se neg¨® a venir sino que dijo que no era mam¨¢ de Thiago... -Me preocupaba que Thiago estuvierastimado, por eso vine a ver qu¨¦ pasaba. No piense mal, no pretendo quitarle a su hijo. Los presentes, maestros, director y rector del jard¨ªn de infantes, observaron a Sabrina con miradas cargadas de juicio y curiosidad. -?Entonces esta se?orita es madre de Thiago? -En actividad de padres e hijos de semana pasada tampoco vino mam¨¢ de Thiago, fue esta se?orita quien asisti¨®... Por muy ocupada que est¨¦ una, siempre hay que hacer tiempo para los hijos, ?no creen? 17.22 Capitulo 110 -Definitivamente, y negar ser madre de tu propio hijo es algo que no tiene nombre. Varios maestros intercambiaronentarios en voz baja pero perfectamente audibles. El personal de este jard¨ªn de infantes de ¨¦lite hab¨ªa sido selionado con extremo rigor. No solo contaban con formaci¨®n superior y esp¨ªritu de responsabilidad, sino que profesaban un amor genuino por los ni?os. A pesar de que mujer frente a ellos pertenec¨ªa a un circulo poderoso al que no conven¨ªa ofender, tambi¨¦n sab¨ªan que el propietario de instituci¨®n era alguien de considerable influencia. En situaciones justificadas, los maestros podianunicarse de igual a igual con cualquier padre, sin importar su estatus. Andr¨¦, de pie a un costado, endureci¨® su expresi¨®n mientras vaba su mirada en e. -Sabrina, puedo tolerar que discutas conmigo, pero esto involucra a Thiago. La mir¨® fijamente a los ojos con severidad. -No voy a permitir que uses a Thiagoo herramienta para presionarme. Araceli, con los ojos enrojecidos por un nto estrat¨¦gico, intervino. -Se?orita Ib¨¢?ez, entiendo que me detesta y que no soporta ver a Thiago conmigo. -Pero durante su ausencia, y con Andr¨¦ tan ocupado ¨²ltimamente, solo he estado ayudando a cuidar del ni?o. -Si desea regresar a casa, le prometo que jam¨¢s volver¨¦ a buscar a Thiago ni aparecer¨¦ frente a usted. Antes que Sabrina pudiera articr pbra, Thiago reion¨® con vehemencia. -?No! ?E es quien no quiere cuidarme, que no quiere ser mi mam¨¢! -el ni?o mir¨® a Sabrina con rabia incontenible-. ?Si tengo que elegir entre se?ora Vargas y mi mam¨¢, elijo a se?ora Vargas! Chapter 111 Cap¨ªtulo 111 Al escuchar a Thiago, todos los presentes dirigieron miradas depasi¨®n hacia el peque?o, consider¨¢ndolo v¨ªctima de una situaci¨®n familiarpleja. Las expresiones hacia Sabrina, por otrodo, se transformaron en una mez de reproche y juicio silencioso. El hecho de que su propio hijo rechazara tan abiertamente evidenciaba, seg¨²n percepci¨®n general, su fracasoo madre y suger¨ªa una negligencia habitual en su rol maternal. La maestra encargada del grupo de Thiago dej¨® escapar un suspiro casi imperceptible antes de har. -Desde que Thiago se incorpor¨® a nuestro jard¨ªn este semestre, yo pens¨¦ que..... Su voz se apag¨® mientras observaba a Sabrina con evidente desaprobaci¨®n. Aunque Thiago hab¨ªa proporcionado el contacto de su madre al inscribirse, jam¨¢s hab¨ªa visto a Sabrina presentarse en instituci¨®n. La educadora desvi¨® su mirada hacia Araceli, recordando que hab¨ªa sido e quienplet¨® todos los tr¨¢mites de inscripci¨®n, particip¨® activamente ens actividades para padres e incluso se encargaba personalmente de llevarlo y recogerlo algunos d¨ªas. Siempre hab¨ªa asumido que Araceli era madre de Thiago. Reflexionando sobre actitud distante de Sabrina, maestra catalog¨® mentalmenteo una de esas esposas de millonarios que dedicaban sus d¨ªas exclusivamente al shopping, juegos de cartas y tratamientos de belleza, despreocup¨¢ndose porpleto de sus responsabilidades maternales. Sin pronunciar pbra alguna, Sabrina ya estaba siendo juzgada por todos los presentes. Ante esta situaci¨®n, Araceli no pudo disimr una sutil expresi¨®n de triunfo en su rostro. De repente, una vocecita infantil rompi¨® el tenso silencio. -Se?orita Sabrina, qu¨¦ bueno que lleg¨®. Al bajar mirada, Sabrina descubri¨® a Romeo, quien permanec¨ªa parcialmente oculto entre multitud. Su expresi¨®n se suaviz¨® instant¨¢neamente mientras se agachaba para quedar a su altura. -Romeo, ?te encuentras bien? Los ojos del peque?o se humedecieron inmediatamente al encontrarse con los de e. -Se?orita Sabrina, estoy bien -murmur¨® bajando miradao quien reconoce haberetido una falta-. Perd¨®n, yo... le pegu¨¦ a Thiago. Romeo levant¨® su mano para secars l¨¢grimas que amenazaban con escapar de sus ojos. Al realizar este movimiento, manga de su camisa se desliz¨®, revndo varias marcas de ara?azos ya cicatrizados en su brazo. La mirada de Sabrina se endureci¨® mientras tomaba el brazo del ni?o con delicadeza pero firmeza. -Romeo, ?qu¨¦ te pas¨® en el brazo? 17:23 Un destello de temor cruz¨® los ojos del peque?o, quien instintivamente ocult¨® su brazo tras su espalda, evitando el contacto visual. -Se?orita Sabrina, no es nada... mestim¨¦ yo solito por idente... El semnte de Sabrina adquiri¨® una severidad maternal. -Romeo, d¨¦jame ver. Tras unos segundos de vi¨®n, el ni?o cedi¨® ante mirada insistente de Sabrina y extendi¨® su brazo, E levant¨® cuidadosamente manga, revndo un entramado de marcas entrecruzadas que impactaron visiblemente a todos los presentes. Los educadores intercambiaron miradas de preocupaci¨®n y dejaron escapar expresiones ahogadas de sorpresa. Si Romeo se hab¨ªa lesionado dentro de instituci¨®n, responsabilidad recaer¨ªa directamente sobre ellos si no se identificaba causa. Despu¨¦s de examinar detenidamentes heridas, Sabrina pregunt¨® con voz firme pero suave: -?C¨®mo sucedi¨® esto? Romeo evadi¨® su mirada persistentemente. -Mestim¨¦ sin querer... -Romeo, dime verdad. Losbios del ni?o temrono si quisiera har, pero finalmente agach¨® cabeza nuevamente en silencio. -Romeo, ?no conf¨ªas en m¨ª? -le pregunt¨® Sabrina con ternura. Reconfortado por su tonoprensivo, Romeo finalmente levant¨® mirada. Respir¨® profundamente y dirigi¨® sus ojos hacia Thiago. -Se?orita Sabrina, Thiago me hizo esto. Un silencio absoluto invadi¨® habitaci¨®n mientras todos procesaban acusaci¨®n. -?Mentiroso! -estall¨® Thiago con ojos desorbitados por indignaci¨®n-. ?Yo no hice nada! ?T¨² me pegaste primero y muchos ni?os lo vieron! Chapter 112 Cap¨ªtulo 112 Romeo no lo neg¨®, simplemente respondi¨® con firmeza: -?Te golpe¨¦ porque andas diciendo que soy un ni?o salvaje sin mam¨¢! ?Y porque haste mal de se?orita Sabrina! Thiago, con el rostro enrojecido de rabia, le espet¨®: -?Sabrina es mi mam¨¢ y puedo decir lo que quiera de e! -?Es mi se?orita Sabrina, no una simple ni?era! -replic¨® Romeo alzando voz-. ?Y te proh¨ªbo que hables as¨ª de e cuando yo est¨¦ presente! -?Y qu¨¦ piensas hacer si no me da gana? Da igual lo que digas, siempre ser¨¢ mi mam¨¢ y eso nunca va a cambiar -Thiago fulmin¨® a Romeo con mirada, destndo desprecio en cada pbra-. T¨² siempre ser¨¢s un ni?o salvaje hu¨¦rfano, sin mam¨¢. -Thiago. -?Ya basta! Las voces de Andr¨¦ y Sabrina resonaron al un¨ªsono. Se miraron brevemente, tensi¨®n palpable entre ambos, antes de desviar mirada con evidente disgusto. Andr¨¦ v¨® en su hijo una mirada g¨¦lida que podr¨ªa haber congdo el infierno. -?D¨®nde quedaron tus modales? Como futuro heredero del imperio Carvalho, Thiago siempre hab¨ªa estado bajo el escrutinio imcable de su padre. Andr¨¦ jam¨¢s hab¨ªa sido indulgente con ¨¦l. El peque?o sent¨ªa por su padre una mez de respeto y temor que le imped¨ªa desafiarlo. Pod¨ªa descargar su frustraci¨®n con Sabrina, pero nunca se atrever¨ªa a contradecir a Andr¨¦. Sin embargo, hoy algo extraordinario ocurri¨®. Thiago, quien normalmente bajaba cabeza ante su padre, lo enfrent¨®. -?No estoy diciendo mentiras! -exm¨® levantando el rostro, sus ojos enrojecidos por los celos mientras observaba c¨®mo Sabrina consba a Romeo con pbras dulces. Se?al¨® acusadoramente al otro ni?o-. Este salvaje anda presumiendo que su pap¨¢ se va a llevar a mi mam¨¢ a vivir con ellos, que pronto ser¨¢ su mam¨¢ y que ya no me har¨¢ caso a m¨ª. -Tambi¨¦n presume que mi mam¨¢ le cocina tillos especiales todos los d¨ªas, que lo ba?a, le cuenta cuentos y lo arru hasta que se duerme. Dice que el que se va a quedar soloo un salvaje soy yo. -Siempre viene a restregarme en cara lo bien que mi mam¨¢ lo cuida, que aunque tenga mam¨¢ eso si no tuviera... La voz de Thiago se quebr¨® en este punto, transform¨¢ndose en unmento genuino que conmovi¨® a los presentes. 17:23 Capitulo 112 Araceli, aprovechando situaci¨®n, intervino r¨¢pidamente: -Andr¨¦, no puedes culpar solo a Thiago. La se?orita Ib¨¢?ez lo tiene abandonado mientras se dedica a cuidar hijos ajenos... Hizo una pausa calcda antes de continuar: -El ni?o solo quiere atenci¨®n de su madre, ?qu¨¦ hay de malo en eso? ?No ser¨¢ que se?orita Ib¨¢?ez est¨¢ fandoo madre? Dirigi¨® a Sabrina una mirada cargada de reproche. -Se?orita Ib¨¢?ez, Thiago es tu hijo, ?por qu¨¦ ayudas a gente que ni es de tu familia? Sabrina le sostuvo mirada a Araceli con firmeza: -S¨ª, Thiago es mi hijo y Andr¨¦ es mi esposo, ?por qu¨¦ deber¨ªan ayudar a alguien que no pertenece a nuestra familia? Thiago, incapaz de captar indirecta, protest¨®: -?Es porque siempre est¨¢s molestando a se?ora Vargas! Sabrina dirigi¨® su atenci¨®n hacia ¨¦l: -Entonces, t¨² y tu pap¨¢ son perfectamente justos y equitativos, ?verdad? -?ro que s¨ª! Los presentes, que momentos antes juzgaban a Sabrinao una madre negligente, dirigieron ahora miradas suspicaces hacia Araceli. Esas breves pbras hab¨ªan revdo mucho. Independientemente de si Sabrina hab¨ªa estado importunando a Araceli, Thiago acababa de confesar involuntariamente que tanto ¨¦lo su padre tambi¨¦n ayudaban a una persona ajena a familia. Araceli se tens¨® visiblemente, pero antes de que pudiera articr una respuesta, -Entonces yo tambi¨¦n soyo t¨². Como siempre est¨¢s molestando a Romeo, yo solo estoy siendo justa y equitativa, ?eso te parece mal? Thiago se qued¨®pletamente confundido. Chapter 113 17:23 Cap¨ªtulo 113 Thiago mir¨® a Sabrina con incredulidad, sus ojos abiertos reflejaban una mez de sorpresa y reproche. -?Pero ni siquiera has preguntado qu¨¦ pas¨®! -?Y ustedes? Nunca preguntan lo que sucedi¨®, siempre asumen que es mi culpa, ?no? Adem¨¢s... Sabrina baj¨® mirada y observ¨® a Romeo con ternura. El peque?o le devolv¨ªa mirada con una mez de admiraci¨®n y vulnerabilidad que le conmov¨ªa profundamente. -Confio en Romeo. Estoy segura que nunca golpear¨ªa a alguien sin una buena raz¨®n. ¨²ltimamente, e hab¨ªa estado cuidando de Romeo en casa. El ni?o demostraba una inteligencia excepcional y su madurez resultaba conmovedora. No erao Thiago, que despu¨¦s de cenar simplemente se desped¨ªa y desaparec¨ªa. Romeo se quedaba a ayudarle con los tos y a limpiar mesa. Durantesidas, siempre serv¨ªa primero. Sin importar lo que e cocinara, ¨¦l siempre elogiaba,iendo con una expresi¨®n de genuina satisfi¨®n y felicidad, mientras que Thiago invariablemente encontraba algo que criticar. -Se?orita Sabrina, lo que hice estuvo mal. No importa lo que Thiago diga, no deb¨ª golpear a nadie... Estoy dispuesto a disculparme con ¨¦l. Sabrina lo mir¨® atentamente, estudiando sinceridad en sus ojos. -?De verdad est¨¢s dispuesto a disculparte? -S¨ª, quiero hacerlo. Sabrina suaviz¨® su expresi¨®n, y susbios se curvaron en una sonrisaprensiva. -Bien, entonces disc¨²lpate con ¨¦l. Romeo se acerc¨® a Thiago con pasos decididos pero cautelosos. -Thiago, lo siento. No deb¨ª golpearte. Thiago, a pesar de provenir de una familia prominente y haber recibido una educaci¨®n estricta, segu¨ªa siendo un ni?o, y Romeo lo hab¨ªa estado fastidiando durante varios d¨ªas. Se gir¨® bruscamente, soltando un fuerte resoplido, neg¨¢ndose a aceptars disculpas. Romeo mostr¨® una expresi¨®n de desconcierto y busc¨® mirada de Sabrina, esperando alguna indicaci¨®n. Sabrina le hizo un gesto con mano, brind¨¢ndole una sonrisa alentadora que transmit¨ªa confianza. -Que ¨¦l quiera perdonar o no es una cosa, pero reconocer tu error y disculparte es otra muy distinta. 17:23 Capitulo 113 -Romeo, asumir responsabilidad es lo que hace un hombre de verdad. Al escuchar estas pbras, los ojos de Romeo briron con entusiasmo y orgullo. Las maestras del jard¨ªn de infantes observaron escena con crecienteprensi¨®n. -Se?ora Carvalho, ?usted es... tutora de Romeo? Sabrina asinti¨® ligeramente, con un gesto elegante pero discreto. -Lo siento, el padre de Romeo est¨¢ de viaje por trabajo y no puede regresar por ahora, as¨ª que estoy aqu¨ª represent¨¢ndolo. Araceli no pudo ocultar su expresi¨®n contrariada, una mez de sorpresa y disgusto. -Se?orita Ib¨¢?ez, entonces... ?no viniste por Thiago, sino por este ni?o? -As¨ª es. La voz de Andr¨¦ cort¨® el aire. -Sabrina, si Thiago tiene un problema no vienes, pero corres por el hijo de otros. ?No crees que es demasiado? Sabrina lo mir¨® de reojo, con una mirada cargada de indignaci¨®n apenas contenida. -Solo soy ni?era de familia Carvalho, ?tengo derecho a ocuparme de ¨¦l? Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, con expresi¨®n confundida. -?Ni?era? ?De qu¨¦ est¨¢s hando? -?No has escuchado a tu hijo decir por ah¨ª que solo soy ni?era de familia Carvalho? -Son cosas de ni?os, ?por qu¨¦ te lo tomas tan a pecho? Sabrina sonri¨®, pero era una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. -No puedo discutir con alguien que est¨¢ a punto de morir, ni con los mayores, ni con tus amigos, ni con los ni?os. -Andr¨¦, ?casarme contigo significa valer menos que todos, ser pisoteada por cualquiera? El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨® visiblemente. -Sabrina, ?est¨¢s segura que quieres discutir esto aqu¨ª? -?Ahora te preocupa hacer el rid¨ªculo? Hace un momento cuando me estabas manipndo, parec¨ªas muy c¨®modo con situaci¨®n. Araceli, incapaz de contenerse, intervino: -Se?orita Ib¨¢?ez, Thiago es tu hijo, ?por qu¨¦ te afecta tanto lo que dice un ni?o? -?C¨¢te! ?Qui¨¦n te crees que eres? ?De d¨®nde sacas el derecho a meterte en Chapter 114 Cap¨ªtulo 114 El rostro de Araceli enrojeci¨® s¨²bitamente mientras sus ojos se inundaban de l¨¢grimas que amenazaban con desbordarse en cualquier momento. La voz ra y curiosa de Romeo rompi¨® el silencio tenso del sal¨®n. -Se?ora, ?por qu¨¦ siempre est¨¢ llorando? Cada vez que veo tiene los ojos empapados.... Mire, yo me pele¨¦ con Thiago y hasta mestim¨¦, pero ni una l¨¢grima solt¨¦. Usted ya est¨¢ grande y todav¨ªa anda llorando por todosdos, ?qu¨¦ pena da! Araceli qued¨® paralizada, su expresi¨®n congda entre sorpresa y humici¨®n, sin saber si continuar con su nto o contenerlo. La maestra del jard¨ªn de infantes, visiblemente inc¨®moda con el espect¨¢culo familiar que se desarroba frente a e, intervino con firmeza para reconducir conversaci¨®n. -Bueno... vamos a centrarnos en el problema entre los ni?os, por favor. Sabrina dirigi¨® su mirada hacia educadora con serenidad. -Respecto al incidente con Romeo, estamos dispuestos a ofrecer una disculpa formal a Thiago. Cuando el padre de Romeo regrese, tambi¨¦n se presentar¨¢ personalmente para disculparse con los padres de Thiago. -Garantizamos que situacioneso esta no volver¨¢n a ocurrir, y por supuesto, asumiremos todos los gastos m¨¦dicos ypensaciones que sean necesarios. -Lamento profundamentes molestias que esto ha causado al personal docente. Quienes matr a sus hijos en este exclusivo jard¨ªn de infantes pertenecen a familias pudientes donde el dinero nunca representa un problema. Los costos de tratamiento ypensaciones econ¨®micas eran lo de menos. La actitud mostrada por los ni?os y los padres ante situaci¨®n era lo verdaderamente importante. Momentos antes, Romeo ya hab¨ªa ofrecido sus disculpas a Thiago, y postura de Sabrina resultaba adecuada seg¨²n los protocolos sociales. En teor¨ªa, parte afectada deber¨ªa dar el asunto por zanjado. Sin embargo, verdaderaplicaci¨®n resid¨ªa en que esta se?orita Ib¨¢?ez era simult¨¢neamente madre de Thiago y tutora temporal de Romeo. La maestra se sec¨® discretamente el sudor de frente mientras dirig¨ªa su mirada hacia Andr¨¦. -Se?or Carvalho, el peque?o Romeo ya se ha disculpado, y tutora de Romeo tambi¨¦n ha expresado ramente su posici¨®n. ?Tiene usted alguna otra petici¨®n respecto al incidente? Thiago, con el rostro contra¨ªdo por el disgusto, se quej¨® amargamente a Andr¨¦. -?No acepto sus disculpas! No solo me golpe¨® esta vez, siempre lo hace a escondidas cuando nadie nos est¨¢ mirando. Andr¨¦, quien hab¨ªa escuchado repetidamentes quejas de Thiago sobre los supuestos abusos 17:23 de Romeo, v¨® su mirada fr¨ªa y prante en el peque?o. La presencia imponente de Andr¨¦ provoc¨® que Romeo instintivamente se encogiera y buscara refugio detr¨¢s de Sabrina. Sabrina,o escudo protector, se interpuso entre Romeo y mirada intimidante de Andr¨¦, Al presenciar rei¨®n defensiva de Sabrina, expresi¨®n de Andr¨¦ se endureci¨® a¨²n m¨¢s. -Sabrina, tu propio hijo est¨¢ aqu¨ª presente, y t¨² est¨¢s protegiendo a un ni?o ajeno. Sabrinanz¨® una mirada desafiante hacia Andr¨¦ y Araceli. -¨¦l tiene a demasiadas personas que lo protegen, no me necesita en absoluto. Hizo una breve pausa y baj¨® mirada hacia Romeo. -Pero Romeo solo me tiene a m¨ª. Romeo apret¨® instintivamente mano de Sabrina con fuerza. -Se?orita Sabrina, usted es realmente buena conmigo. Con estas pbras, Romeo dirigi¨® una mirada cargada de envidia hacia Thiago. -De verdad envidio a Thiago por tener a alguieno se?orita Sabrina de mam¨¢. C¨®mo quisiera que se?orita Sabrina fuera mi mam¨¢... Thiago, al percibir frialdad de Sabrina hacia ¨¦l mientras proteg¨ªa al ni?o que tanto detestaba, perdi¨®pletamente el control de sus emociones. -?Es una p¨¦sima mam¨¢! ?Una mujer m que solostima a se?ora Vargas! - grit¨® Thiago sin medir sus pbras. -La se?orita Sabrina no es m. Al contrario, son ustedes quienes siempre est¨¢nstimando-replic¨® Romeo en defensa de Sabrina. -Lo he visto much¨ªsimas veces, siempre obligan a se?orita Sabrina a disculparse con esa se?ora malvada. -Y todav¨ªa tienes el descaro de avergonza, dici¨¦ndole a todos los ni?os que se?orita Sabrina no es tu mam¨¢ sino tu simple ni?era, rompi¨¦ndole el coraz¨®n una y otra vez. -Fuiste t¨² quien anduvo esparciendo chismes horribles sobre e. La se?orita Sabrina ha sido acosada por ti y ese se?or malo, y ahora te atreves a decir que no se preocupa por ti. -?La se?orita Sabrina es una madre maravillosa! Si t¨² no valoras, ?yo s¨ª lo hago! Chapter 115 Cap¨ªtulo 115 Asistir a este jard¨ªn de ni?os era un privilegio exclusivo para familias adineradas y de alta sociedad. Los peque?os que acud¨ªan a este recinto hab¨ªan crecido rodeados de lujos, desconociendo porpletos preocupaciones mundanas, y muchos hab¨ªan sido mimados hasta convertirse en criaturas imposibles de contrr. Era¨²n encontrarse con infantes que, apenas aprendiendo a har, ya exhib¨ªan el porte arrogante de un magnate o los aires caprichosos de una diva, convencidos de que el universo entero orbitaba alrededor de sus deseos. No obstante, entre esta coli¨®n de peque?os aristocratas, Thiago y Romeo destacaban por sus modales impecables. Thiago ocasionalmente dejaba entrever cierta altivez, pero Romeo carec¨ªa porpleto de cualquier rastro de soberbia, gan¨¢ndose el afecto sincero de casi todo el personal docente. Al descubrir que Romeo crec¨ªa sin una figura materna, los maestros sent¨ªan unapasi¨®n a¨²n m¨¢s profunda por ¨¦l. Desde su perspectiva profesional, Romeo era un ni?o disciplinado e inteligente, incapaz de fabr mentiras. Si un peque?oo ¨¦l defend¨ªa y valoraba tanto a alguien, ?c¨®mo podr¨ªa esa persona ser despreciable? Adem¨¢s, resultaba evidente para todos frialdad que el padre de Thiago mostraba hacia madre del ni?o. Sus escasas interiones rebosaban de reproches apenas disimdos. Incluso Thiago parec¨ªa avergonzarse de su propia madre, releg¨¢nd al estatus de simple ni?era... Reflexionando sobre estos detalles,s miradas dirigidas hacia Andr¨¦ y Araceli adquirieron un matiz de sospecha. ?Habr¨ªan encontrado una amante cuya presencia irrit¨® tanto a madre de Thiago que oblig¨® a marcharse? Parec¨ªaprensible que Thiago, en su inocencia y bajo influencia constante de esta supuesta amante, hubiera desarrodo semejante actitud negativa hacia su propia madre. Araceli, percibiendos miradas inquisitivas que los rodeaban, se retorci¨® de iodidad mientras su resentimiento hacia Sabrina se intensificaba silenciosamente. Al escuchar defensa apasionada de Romeo, los ojos de Sabrina se humedecieron con una emoci¨®n contenida. Apenas llevaba unos d¨ªas cuidando de ¨¦l, y el peque?o ya sab¨ªa c¨®mo protege con fiereza. Hab¨ªa dedicado a?os enteros a Thiago, y sin embargo, ¨¦ste trataba con un desd¨¦n que perforaba su alma. -Sabrina, ?no escuchaste a Thiago decir que este ni?o lo acosa constantemente cuando nadie est¨¢ mirando? Incluso le manda fotos provocativas a Thiago. Los ojos de Andr¨¦, profundos y calcdores, permanecieron impasibles mientras continuaba: -Conozco perfectamente a mi hijo; ¨¦l no desarror¨ªa este rechazo sin una raz¨®n de peso. Andr¨¦ v¨® su mirada prante en Romeo antes de a?adir: -Este ni?o no es tan inocenteo te has dejado convencer. 17:24 Capitulo 115 El rostro de Sabrina se contrajo en un gesto sutil de preocupaci¨®n. E hab¨ªa criado a Thiago, conoc¨ªa su temperamentoo nadie. La educaci¨®n que recibi¨® en casa siempre fue rigurosa; rara vez se expresaba de manera tan grosera en situaciones p¨²blicas. -Romeo, cu¨¦ntame qu¨¦ est¨¢ pasando realmente -pregunt¨® Sabrina, inclin¨¢ndose hacia el ni?o. -Yo nunca le mand¨¦ fotos provocativas a Thiago, esas fotoss sub¨ª a red interna del kinder -respondi¨® Romeo con expresi¨®n de injusticia. -?A qu¨¦ te refieres con red interna? -pregunt¨® Sabrina confundida. -La red interna es nuestro software educativo-intervino r¨¢pidamente una maestra-. Ah¨ªunicamos todass actividades y eventos importantes. -Cada alumno tiene una cuenta personal dondeparte sus experiencias, lo que fomenta socializaci¨®n entre los ni?os. -Este sistema solo funciona dentro de nuestra red privada, no es p¨²blico. ¨²nicamente los maestros y alumnos tienen eso. Era, b¨¢sicamente, un Instagram exclusivo para el jard¨ªn de ni?os. -Romeo, ?me dejas ver tu celr? -solicit¨® Sabrina. El ni?o, sin dudar, le entreg¨® el dispositivo. Sabrina lo examin¨® con atenci¨®n. Efectivamente, Romeo publicaba contenido diariamente. Se pod¨ªan leer numerososentarios de otros ni?os diciendo cosaso "[?Qu¨¦ envidia! Quisiera probar eso]", "[Tu mam¨¢ es incre¨ªble, qu¨¦ suerte tienes]" y frases simres. Sabrina not¨® que un ni?o preguntaba: [?De verdad tu mam¨¢ hace todo esto?] Y Romeo respond¨ªa: [S¨ª, todo lo hace mi mam¨¢] -Los otros ni?os siempre suben fotos des cosas deliciosas que les preparan sus mam¨¢s -explic¨® Romeo en voz baja-. Yo no recuerdo c¨®mo es mi mam¨¢ desde que era muy peque?o, y no quer¨ªa que los dem¨¢s supieran que no tengo... as¨ª que publiqu¨¦ esas fotos. Chapter 116 Cap¨ªtulo 116 -Se?orita Sabrina, lo siento mucho, fui yo quien confundi¨® a Thiago sin querer. Romeo tom¨® el celr con sus peque?os dedos mientras sus ojos enrojecidos revban toda su vulnerabilidad. -Voy a borrar todo esto ahora mismo. La expresi¨®n desconsda de Romeo no solo conmovi¨® a Sabrina hasta lo m¨¢s profundo, sino que tambi¨¦n toc¨® el coraz¨®n de todass maestras presentes. Tratar a una ni?era reci¨¦n contratadao si fuera su verdadera madre reflejaba una carencia tan dolorosa que resultaba imposible no sentirpasi¨®n. El peque?o solo anhba un amor maternal que nunca hab¨ªa conocido, ?c¨®mo podr¨ªa culp¨¢rsele por eso? Sabrina sinti¨® que algo se quebraba dentro de su pecho mientras deten¨ªa mano de Romeo. con suavidad. -Romeo, no hace falta que borres nada. D¨¦jalo talo est¨¢. -Pero a Thiago no le va a gustar -murmur¨® Romeo bajando mirada. -No te preocupes por eso. -Pero... -Si no est¨¢sstimando a nadie, no tienes por qu¨¦ sacrificar lo que te hace feliz solo paracer a otros -le dijo Sabrina con voz c¨¢lida. -Har¨¦ lo que usted diga, se?orita Sabrina -asinti¨® Romeo con docilidad. -Quiero revisar su celr voz masculina de Andr¨¦ reson¨® repentinamente en habitaci¨®n, cortante y autoritaria. -Andr¨¦, ?no crees que revisar el celr de un ni?o es demasiado invasivo? - Sabrina frunci¨® el ce?o, evidentemente molesta por intromisi¨®n. -Conozco perfectamente a Thiago. ¨¦l no mentir¨ªa sobre algo as¨ª -respondi¨® Andr¨¦ con una calma inquebrantable. Sabrina estaba a punto de replicar cuando sinti¨® un suave tir¨®n en su manga. Romeo miraba con una madurez impropia de su edad. -Si el se?or Carvalho quiere verlo, no hay problema. Que lo vea. Las maestras intercambiaron miradas de asombro anteprensi¨®n y madurez que demostraba el peque?o en aque situaci¨®n tan tensa. Sabrina medit¨® un instante antes de asentir finalmente, pero no entreg¨® el dispositivo directamente a Andr¨¦. -Si vamos a revisar algo, todos debemos verlo juntos. No podemos quedarnos solo con una 17:24 Capitulo 118 versi¨®n de los hechos -der¨® con firmeza mientras dirig¨ªa su mirada hacias maestras, ?Tienen algun equipo de proyi¨®n disponible? -Si, ro. Est¨¢ en s de juntas de aldo -respondi¨® una des educadoras r¨¢pidamente. El grupo se trad¨® a s contigua donde proyectaron el contenido del celr de Romeo en panta principal. Las publicaciones del ni?o en red interna del jard¨ªn consist¨ªan principalmente en fotograf¨ªas cotidianas pa?adas de pensamientos infantiles e inocentes. Era evidente que se trataba de uno de esos malentendidos donde quien ha no lo hace con m intenci¨®n, pero quien escucha interpretas cosas desde su propia perspectiva, Sabrina continu¨® revisi¨®n abriendo los mensajes y contactos de Romeo, sin encontrar nada que pudiera considerarse inapropiado o provocativo. -Ya hemos revisadopletamente el celr. Creo que ahora podemos confirmar que Romeo no provoc¨® a Thiago intencionalmente, ?verdad? -afirm¨® Sabrina con seguridad. -Thiago dice que Romeo le mostr¨® personalmente algunas fotos y videos. Se?orita Ib¨¢?ez, ?podr¨ªa abrir galer¨ªa, por favor? -intervino Araceli con tono calcdo. Sabrina mir¨® fijamente antes de eder a galer¨ªa del dispositivo, donde apareci¨® una coli¨®n de fotograf¨ªas de Romeo junto a e. Algunas eran selfies y otras hab¨ªan sido tomadas secretamente por el ni?o, aunque ninguna rebasaba los l¨ªmites de lo apropiado. -Abra los videos -sugiri¨® Araceli, manteniendopostura. Sabrina obedeci¨®. Los clips mostraban escenas cotidianas: Sabrina cocinando en cocina, preparando postres o recogiendo a Romeo despu¨¦s de ses. Nada que pudiera considerarse.prometedor o inadecuado. Met¨®dicamente, Sabrina fue reproduciendo cada video hasta el final. La tensi¨®n se mantuvo hasta que abri¨® grabaci¨®n donde aparec¨ªa Araceli cayendo. -?Ap¨¢galo ahora mismo! Ese video no tiene absolutamente nada que ver con lo que estamos discutiendo hoy -exm¨® Araceli, con evidente nerviosismo en su mirada. -Mejor lo vemospleto -respondi¨® Sabrina con una sonrisa cargada de iron¨ªa-. No vaya a ser que despu¨¦s digan que Romeo manipul¨® el contenido y quedemos sin poder arar situaci¨®n. Sin prestar atenci¨®n as protestas de Araceli, Sabrina permiti¨® que el video se reprodujera ¨ªntegramente antes de pasar al siguiente. Las expresiones de todos los presentes, que hasta ese momento observaban con aparente normalidad, cambiaron dr¨¢sticamente al contemr lo que mostraba panta. Chapter 117 Cap¨ªtulo 117 Este es un video sobre una actividad de padres e hijos. Thiago, quien acaba de obtener el primer lugar, est¨¢ rodeado por muchos ni?os, su rostro rebosante de orgullo y satisfi¨®n mientras disfruta ser el centro de atenci¨®n. -Thiago, s personas que vinieron a jugar contigo eran tus pap¨¢s? -pregunta uno de los ni?os con curiosidad. Thiago asiente con un ligero titubeo en su expresi¨®n. Los peque?os a su alrededor estan en exmaciones de admiraci¨®n genuina. -?Tu pap¨¢ se ve s¨²per fuerte y verdad es buen¨ªsimo en los juegos! -?Y tu mam¨¢ es divina y s¨²per linda con todos! Los cumplidos hacen que Thiago se sienta profundamente hgado. Levanta su barbi con un gesto elegante, absorbiendoo esponja cada pbra de banza que recibe. -Oye Thiago, nunca te hab¨ªa o¨ªdo mencionar a tu mam¨¢, hasta pens¨¦ que no ten¨ªas. Por cierto, ?a qu¨¦ se dedica e? -indaga otro ni?o con genuina curiosidad. -Mi mam¨¢ es violinista, tiene much¨ªsimo talento -responde Thiago con evidente orgullo-. En unos meses va a dar una gira de conciertos por varias ciudades. -?Qu¨¦ bonito! -exman los ni?os maravidos-. ?De verdad tu mam¨¢ es as¨ª de incre¨ªble? -ro, ahora entiendo por qu¨¦ Thiago nunca ha de e. Si yo tuviera una mam¨¢ tan guapa y con tanto talento, tambi¨¦n esconder¨ªa para que nadie me quite. -Ay, c¨®mo quisiera que mi mam¨¢ fuera as¨ª de genial. La m¨ªa nom¨¢s est¨¢ en casa todo el d¨ªa sin trabajar, mi abu dice que eso una sanguiju... qu¨¦ verg¨¹enza, ni me gusta har de e. La mam¨¢ de Thiago s¨ª est¨¢ a otro nivel. Los ni?os contin¨²an llenando de elogios a Thiago, quien parece flotar de satisfi¨®n con tantas banzas. -Oye Thiago, hace poco vi a una se?ora muy guapa que te tra¨ªa todos los d¨ªas a escu... pens¨¦ que e era tu mam¨¢ enta otro ni?o con inocencia. El rostro de Thiago se endurece instant¨¢neamente. -E no es mi mam¨¢, solo es ni?era de mi casa -responde con sequedad. El video concluye en ese momento. En s de reuniones, un silencio absoluto se apodera del ambiente. Sabrina aprieta sus manos inconscientemente. Aunque ya conoc¨ªa por Araceli y Romeo lo que Thiago pensaba de e, escucharle decir aques pbras directamente le provoca un dolor agudo que le atraviesa el pecho. 17:25 Al observar el contenido proyectado en panta, una sombra de desconcierto atraviesa mirada de Thiago. Araceli, sentada junto a ¨¦l, le da un suave apret¨®n en mano para tranquilizarlo, y el peque?o apenas logra mantenerpostura. Los videos siguientes muestran escenas cotidianas del jard¨ªn infantil, sin nada particrmente relevante, hasta que ¨²ltima grabaci¨®n vuelve a capturar atenci¨®npleta de todos los presentes. En grabaci¨®n, Romeo se aproxima decidido hacia Thiago. -Thiago, ?por qu¨¦ dijiste mentiras? Thiago est¨¢ concentrado dibujando y al notar su presencia, gira el rostro con evidente fastidio. -?De qu¨¦ mentiras has? -La se?orita Sabrina es tu mam¨¢, ?por qu¨¦ andas diciendo que esa se?ora m lo es? Thiago frunce el ce?o, mostrando total indiferencia ante el cuestionamiento. Parece reacio a dar explicaciones y responde con frialdad: -No te metas en lo que no te importa. Romeo se enfurece visiblemente: -?No te das cuenta que puedesstimar mucho a se?orita Sabrina con eso? -?Y qu¨¦ tiene? No importa lo que yo diga de e, de todos modos sigue siendo mi mam¨¢. -?No voy a permitir que hables as¨ª de se?orita Sabrina! -exma Romeo con indignaci¨®n. Irritado por insistencia, Thiago responde con crueldad deliberada. -?Por qu¨¦ te pones as¨ª porque hablo de mi mam¨¢? ?O ser¨¢ que te mueres de envidia porque yo tengo mam¨¢ y t¨² no? Romeo,o si hubieran apu?do directamente su punto m¨¢s vulnerable, palidece instant¨¢neamente. Al presenciar esta escena, todos los maestros del jard¨ªn infantil no pueden evitar quepasi¨®n por Romeo inunde sus corazones. 212 Chapter 118 Cap¨ªtulo 118 El tono despectivo de Thiago segu¨ªa resonando en s de reuniones mientras el video continuaba. -E no es m¨¢s que una ama de casa sin talento, solo sabe cocinar y hacer tareas dom¨¦sticas, ?qu¨¦ tiene de especial para que defiendas tanto? -Esas cosas hasta Bel¨¦n, empleada,s puede hacer perfectamente. -Si tanto te cae bien, qu¨¦dato mam¨¢, al cabo que se?ora Vargas es mil veces mejor. Ni loco quiero una mam¨¢ tan insignificante. Los maestros, que inicialmente ve¨ªan a Thiagoo un ni?o educado, ahora intercambiaban. miradas de desaprobaci¨®n ante sus crueles pbras que cruzaban toda l¨ªnea de respeto. Thiago intent¨® articr alguna justificaci¨®n, pero ante evidencia irrefutable solo pudo sonrojarse de verg¨¹enza mientras dirig¨ªa una mirada suplicante hacia Sabrina, quien manten¨ªa susrgas pesta?as inclinadas hacia abajo, ocultando cualquier emoci¨®n que pudiera sentir. La c¨¢mara tembl¨® ligeramente antes de que grabaci¨®n terminara. Un silencio absoluto invadi¨® s mientras en los ojos de Araceli briba un destello de satisfi¨®n. Cuanto m¨¢s se deteriorara rci¨®n entre Sabrina y Thiago, m¨¢s oportunidades tendr¨ªa e de ocupar ese vac¨ªo emocional. Sabrina apag¨® el proyector con gesto sereno. -Ya que no hay m¨¢s contenido relevante en el celr de Romeo, nos retiramos. Tom¨® mano del peque?o y se dirigi¨® hacia puerta mientras ¨¦l segu¨ªa obedientemente, sin pronunciar pbra alguna, en una imagen que desgarraba el coraz¨®n. Las maestras los observaron en silencio, con miradas cargadas depasi¨®n. Qu¨¦ triste destino: un ni?o sin madre y una mujer rechazada tanto por su esposoo por su hijo. Justo cuando alcanzaban salida, una voz masculina, profunda y cortanteo el viento de invierno, los detuvo. -Espera. Sabrina se detuvo y gir¨® levemente. -?Necesitas algo m¨¢s? Su expresi¨®n permanec¨ªa impasible,o si fuera una simple espectadora de una obra ajena a e, sin rastro de ira o tristeza. -?No te parece demasiada coincidencia estos dos videos? -pregunt¨® Andr¨¦ con voz grave. -?Coincidencia? La mirada prante de Andr¨¦ se v¨® en Romeo, quien permanec¨ªa junto a Sabrina. 17:25 Capitulo 118 -En su celr solo aparecen dos videos que perjudican a Thiago... Especialmente el ¨²ltimo, parece que est¨¢ manipul¨¢ndolo deliberadamente. Los ojos de Sabrina se entrecerraron ligeramente. -?Qu¨¦ est¨¢s insinuando? ?Crees que Romeo lo ne¨® todo? -?Acaso no es obvio? -replic¨® Andr¨¦. Todos los presentes miraron a Andr¨¦ con desconcierto mientras Sabrina lo observaba at¨®nita. -?En ser¨ªo est¨¢s acusando a un ni?o de cinco a?os? Los fr¨ªos ojos negros de Andr¨¦ permanecieron fijos en Romeo. -?No has notado que desde que ¨¦l apareci¨®, tu rci¨®n con Thiago se ha deteriorado considerablemente? Sabrina, percibiendo inquietud de Romeo, se interpuso protectoramente entre ambos. -?La raz¨®n por que mi rci¨®n con Thiago se ha vuelto distante? Creo que el se?or Carvalho lo sabe perfectamente, ?no es as¨ª? -El se?or Carvalho no quiere que su amante cargue con culpa y prefiere acusar a un ni?o peque?o. Qu¨¦ bajo has ca¨ªdo, Andr¨¦. -?Acusar? -Andr¨¦ esboz¨® una sonrisa que no alcanz¨® sus ojos. ?Entonces no crees lo que dice Thiago sobre ser acosado? -No mucho-respondi¨® Sabrina con frialdad-. Si no le agrado, puede mentir diciendo que no soy su madre. Si detesta a Romeo, inventar algunas mentiras no le cuesta nada. Los ojos de Andr¨¦ se entrecerraron peligrosamente. -?As¨ª eso ves a Thiago en tu coraz¨®n? Chapter 119 Cap¨ªtulo 119 -Lo que define a un ni?o es lo que ha hecho, no lo que dice -respondi¨® Sabrina con frialdad, sosteniendo mirada de Andr¨¦ sin titubear. -Por muchos errores queeta, sigue siendo tu hijo. Sabrina, ?de verdad piensas darle espalda? -cuestion¨® Andr¨¦ con gravedad en su voz. -¨¦l fue quien me dio espalda primero -contest¨® Sabrina manteniendo su rostro impasible-. Para Thiago, soy una verg¨¹enzao madre. Seguramente estar¨¢ mejor sin m¨ª. -?Entonces prefieres seguir cuidando a ese ni?o manipdor? La expresi¨®n de Sabrina se endureci¨® instant¨¢neamente-. No te atrevas a har as¨ª de Romeo. Apenas tiene cinco a?os, ?c¨®mo podr¨ªa ser manipdor? En cambio, t¨²... Sabrina dibuj¨® una sonrisa g¨¦lida en su rostro-. Prefieres pensar que un ni?o de cinco a?os es un estratega calcdor, pero insistes en que tu verdadero amor es puro y perfecto... -Andr¨¦, es el chiste m¨¢s rid¨ªculo que he escuchado en todo el a?o. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o con molestia-. Estamos hando de Thiago, ?por qu¨¦ metes a Araceli en esto? -?No fuiste t¨² quien insinu¨® que mi distanciamiento con Thiago es culpa de Romeo? Yo creo que es por Araceli, ?te molesta? -Ya veo que con solo mencionar a Araceli, el gran se?or Carvalho se desmorona. Creo que no tiene caso seguir con esta conversaci¨®n. Sabrina realmente no ten¨ªa intenci¨®n de desperdiciar ni una pbra m¨¢s con alguien tan cegado por sus sentimientos. Se gir¨® hacia Romeo. -Romeo, v¨¢monos de aqu¨ª. Dicho esto, ignor¨® porpleto a todos los presentes y se march¨® con determinaci¨®n. Tras todo el alboroto de ma?ana, ya hab¨ªa llegado hora deer. Sabrina llev¨® a Romeo a un restaurante cercano con excelente reputaci¨®n local. -Romeo, perd¨®name -se disculp¨® Sabrina con sinceridad-, te hice pasar un momento terrible. Romeo, mostrando una madurez sorprendente, neg¨® suavemente con cabeza. -No me afect¨® tanto. Vacil¨® brevemente antes de continuar. 17-25 Capitulo 119 -La verdad es que Thiago no es tan indiferente con se?orita Sabrinao aparenta. Si realmente no le importara, no sentir¨ªa que le he quitado a su mam¨¢. Sabrina mir¨® directamente a los ojos de Romeo. -Romeo, incluso despu¨¦s de todo esto sigues defendi¨¦ndolo? -Solo creo que Thiago no es tan maloo parece... -Romeo tom¨® repentinamente mano de Sabrina-. Se?orita Sabrina, dejemos esto as¨ª, por favor no rega?e a Thiago. Y adem¨¢s... Mir¨® discretamente a su alrededor y, con voz inocente, a?adi¨®: -No le contemos nada de esto a mi pap¨¢, ?s¨ª? Sabrina se sorprendi¨® ante petici¨®n. -Pero, tus heridas... -En unos d¨ªas estar¨¦o nuevo, no son graves. Mi pap¨¢ siempre dice que los ni?os no debemos ser tan delicados, y que no lloremos por cualquier rasp¨®n, porque si no, me va a ver con desprecio. Romeo parpade¨® con sus grandes ojos. -Se?orita Sabrina, no quiero que mi pap¨¢ me veao un ni?o d¨¦bil, ?me ayudas a guardarlo en secreto? Un intenso sentimiento de culpa se apoder¨® del coraz¨®n de Sabrina. Romeo era peque?o y a¨²n no dominaba el arte de ocultar sus emocioneso lo har¨ªan los adultos. Sabrina percibi¨® inmediatamente que Romeo no estaba siendopletamente honesto. ¨¦l solo intentaba protege de una situaci¨®nplicada. Sabrina se sinti¨® profundamente conmovida y culpable a vez. A pesar de notable madurez de Romeo para su edad, entre ¨¦l y Thiago, e segu¨ªa inclin¨¢ndose inconscientemente hacia su hijo biol¨®gico. En ese preciso instante,prendi¨® por qu¨¦ Andr¨¦ y Thiago proteg¨ªan a Araceli a pesar de todos sus errores. Los afectos simplemente no pesaban igual en bnza. Sabrina m¨® al mesero y orden¨® un men¨² infantil para cada uno. Aunque el est¨®mago de Romeo tambi¨¦n era algo sensible, estaba en mejor condici¨®n que el de Thiago y no ten¨ªa tantas restriones alimentarias. Thiago, que acababa de entrar al restaurante, observ¨® escena desde lejos y sinti¨® que el rencor volv¨ªa a encenderse en su coraz¨®n. Araceli not¨® mirada fija de Thiago y, al seguir diri¨®n de sus ojos, vio a Sabrina 213 17:25 Capitulo 119ersonalidad perturbadora. Era imperativo salir de aque situaci¨®n cuanto antes. Sabrinaenzaba a visualizar el destino que aguardaba a Araceli cuando contrajera matrimonio con Andr¨¦. -?Hora? -La voz de Andr¨¦ flu¨ªa fr¨ªao agua de manantial bajo luz lunar, di¨¢fana remota. .asrgas pesta?as de Sabrina vibraron ligeramente, y sus pensamientos dispersos convergieron de inmediato. ?Andr¨¦ hab¨ªa aceptado! -Ma?ana as diez en entrada del registro civil. ?Le parece bien, se?or Carvalho? -Est¨¢ bien-respondi¨® Andr¨¦ con voz baja y distante. No cre¨ªa que Sabrina verdaderamente deseara divorciarse de ¨¦l. Araceli y Fabi¨¢n Guerrero ingresaron juntos al hospital. Al enterarse que Thiago hab¨ªa sido encontrado, ambos acudieron presurosos a visitarlo. Siendo Araceli se?ora Vargas predilecta de Thiago, ?c¨®mo podr¨ªa ausentarse despu¨¦s del percance que hab¨ªa sufrido? Sin embargo, al llegar a habitaci¨®n, Araceli descubri¨® con sorpresa que solo Thiago se encontraba all¨ª. -Thiago, ?d¨®nde est¨¢ tu pap¨¢? ?Por qu¨¦ te dej¨® solo? -pregunt¨® Araceli explorando 12 14:56 Capitulo 217 habitaci¨®n con mirada inquisitiva. Al ver a Araceli, el rostro de Thiago se contrajo en una expresi¨®n afligida. -Pap¨¢ y mam¨¢ salieron. Los ojos de Araceli desteron con inter¨¦s repentino. -?Tambi¨¦n vino tu mam¨¢? Al evocar a su madre, el semnte de Thiago se ensombreci¨® visiblemente. Asinti¨® con cabeza, desanimado. -Thiago, ?a d¨®nde te fuiste hoy? ?Sabes que tu pap¨¢ estaba muy preocupado busc¨¢ndote? -inquiri¨® Araceli aproxim¨¢ndose a cama con voz aterciopda. -S¨ª, ?d¨®nde andabas metido? Araceli supo que te hab¨ªas escapado y se preocup¨® tanto que ni fue a su consulta, vino directo a buscarte -intervino Fabi¨¢n que permanec¨ªa junto a e. -Pero tu mam¨¢... -Fabi¨¢n emiti¨® una risita cargada de sarcasmo-. Andr¨¦ hasta investig¨® y descubri¨® que andaba en el parque de diversiones, pero e lo neg¨® todo. Hasta colg¨® de m gana, dici¨¦ndole a Andr¨¦ que te buscara ¨¦l mismo y que no molestara. Thiago levant¨® cabeza abruptamente, su mirada incr¨¦d. -?Mi mam¨¢ sab¨ªa que desaparec¨ª? -ro, cuando Andr¨¦ not¨® que no estabas, lo primero que hizo fue ma. Y e dijo algoo que si andabas perdido, que te buscara ¨¦l, que para qu¨¦ maba -respondi¨® Fabi¨¢n con franqueza. Estas pbras, naturalmente, nos hab¨ªa escuchado directamente de Andr¨¦. Las hab¨ªa captado mientras sub¨ªas escaleras con Araceli, al o¨ªr a Iv¨¢n, el asistente personal de Andr¨¦,entar el asunto con su equipo. Iv¨¢n no criticaba realmente a Sabrina; simplemente manifestaba asombro porque, anteriormente, cuando Sabrina se angustiaba por Thiago, maba a Iv¨¢n solicitando ayuda, hando atropedamente por preocupaci¨®n. Pero ahora, era capaz de pronunciar frases tan g¨¦lidaso "?para qu¨¦ me mas?". El contraste resultaba verdaderamente desconcertante. Chapter 218 Cap¨ªtulo 218 Fabi¨¢n, al enterarse de lo sucedido,enz¨® a rtarle a Thiago los acontecimientos con un dramatismo calcdo, distorsionando cada detalle para sembrar resentimiento en el peque?o. Sus pbras, cargadas de malicia sutil, praban en mente inocente del ni?oo agujas envenenadas. Thiago tens¨® su rostro infantil, una mez de dolor y rabia reflej¨¢ndose en sus ojos brintes. "?Mam¨¢ cay¨® bajo el hechizo de Romeo! ?Se ha convertido en una m madre!", pens¨® con amargura. -En el concurso pasado, tu mam¨¢ solo tuvo suerte de ganarle a Araceli -der¨® Fabi¨¢n con desd¨¦n-. ?No fue porque le tir¨® jugo encima? Adem¨¢s us¨® el Astra Aestiva, un viol¨ªn mundialmente famoso. -Con todas esas ventajas, apenas le gan¨® a Araceli por 0.1 puntos. ?Qu¨¦ tiene eso de impresionante? La mirada de Thiago se ensombreci¨® gradualmente mientrass semis de duda echaban ra¨ªces en su coraz¨®n. Siempre hab¨ªa considerado a su madre extraordinaria, pero ahoras pbras de se?ora Vargas y el se?or Guerrero cuestionaban esa imagen. ?C¨®mo podr¨ªa su madre, quien ni siquiera ten¨ªa un t¨ªtulo universitario, superar a se?ora Vargas con su t¨ªtulo universitario prestigioso? Adem¨¢s, ¨¦l mismo hab¨ªa presenciado el incidente del jugo derramado. Ajena a tormenta emocional que provocaba en el ni?o, Araceli desvi¨® conversaci¨®n con voz aterciopda. -Thiago, ?a qu¨¦ salieron tu pap¨¢ y tu mam¨¢? El ni?o neg¨® con un movimiento de cabeza. -No s¨¦. -Thiago, ?tus pap¨¢s... realmente van a divorciarse? -pregunt¨® Araceli con delicadeza,o quien teme despertar a una fiera dormida. -?ro que no! -protest¨® Thiago instintivamente, elevando su voz con indignaci¨®n-. ?Acabo de preguntarle a pap¨¢ y me dijo que mam¨¢ no se divorciar¨ªa de ¨¦l! Una sombra de preocupaci¨®n vel¨® los ojos de Araceli, gesto que no pas¨® desapercibido para Fabi¨¢n, quien coloc¨® una mano sobre su hombro en se?al deplicidad. -Araceli, voy a buscar a Andr¨¦. -Est¨¢ bien, me quedo con Thiago -respondi¨® Araceli con una sonrisa delicada. Durante el trayecto hacia el hospital, Araceli hab¨ªapartido con Fabi¨¢n sus inquietudes sobre el cambio de actitud de Andr¨¦ hacia Sabrina. Al escucha, Fabi¨¢n se hab¨ªa ofrecido a intervenir con determinaci¨®n. -Araceli, Andr¨¦ jam¨¢s se fijar¨¢ en esa adolescente de Sabrina, Tranqu, mientras yo est¨¦ aqu¨ª, nunca dejar¨¦ que Andr¨¦ acabe con e. -No es m¨¢s que una t¨¢ctica para hacerse dificil antes de atacar. Andr¨¦ no caer¨¢ en su trampa. Reconciliarse pod¨ªa serplicado, pero terminar una rci¨®n resultaba sencillo. Aque vez, Sabrina lo hab¨ªa humido p¨²blicamente haci¨¦ndolo imitar a un perro. En esta ocasi¨®n, no permitir¨ªa que Sabrina saliera victoriosa, y mucho menos consentir¨ªa que Andr¨¦ sucumbiera a sus encantos. Fabi¨¢n abandon¨® habitaci¨®n con firme intenci¨®n de interrumpir cualquier interi¨®n entre Andr¨¦ y Sabrina. Aunque en aque presentaci¨®n Sabrina solo hab¨ªa tenido un golpe de suerte para vencer a Araceli, no exist¨ªa garant¨ªa de que Andr¨¦ resistiera su atri¨®n, Fabi¨¢n conoc¨ªa perfectamente debilidad de Andr¨¦ pors mujeres que dominaban el viol¨ªn, Al salir, intent¨®unicarse con Andr¨¦ por tel¨¦fono, pero no obtuvo respuesta. Con el ce?o fruncido,enz¨® a recorrer met¨®dicamente los pasillos del hospital hasta que, en un rinc¨®n apartado, distingui¨® dos siluetas familiares. ?Eran Andr¨¦ y Sabrina! Las preocupaciones de Araceli ten¨ªan fundamento; Sabrina hab¨ªaenzado su estrategia de sedi¨®n. Los ojos de Fabi¨¢n centellearon con malicia anticipada, ansioso por presenciar los descarados intentos de Sabrina por conquistar a Andr¨¦. Se aproxim¨® con sigilo, conteniendo respiraci¨®no undr¨®n nocturno, cuidando cada paso para evitar ser descubierto. La distancia prudencial que manten¨ªa le imped¨ªa captar conversaci¨®npleta; solo fragmentos inconexos llegaban a sus o¨ªdos: "no divorcio", "no quiero nada" y "ma?ana as diez" sobre un punto de encuentro. Fabi¨¢n,o si hubiera desenterrado un tesoro prohibido, abri¨® los ojos desmesuradamente ante lo que consideraba un descubrimiento crucial. Chapter 219 Cap¨ªtulo 219 Fabi¨¢n todav¨ªa intentaba escuchar m¨¢s cuando Andr¨¦ se gir¨® repentinamente y lo descubri¨® apostado a escasa distancia, con el cuerpo r¨ªgido y mirada indiscreta fija en conversaci¨®n ajena. -Fabi¨¢n, ?qu¨¦ est¨¢s haciendo aqu¨ª? La piel de Fabi¨¢n era tan gruesa que no experiment¨® el m¨¢s m¨ªnimo remordimiento por haber sido sorprendido espiando. Esboz¨® una sonrisa despreocupada mientras se acercaba con paso desenvuelto. -Me enter¨¦ que ya encontraron a Thiago, por eso Araceli y yo vinimos al hospital a verlo. Al notar que Fabi¨¢n se aproximaba, Sabrina interrumpi¨® abruptamente su conversaci¨®n con Andr¨¦ y adopt¨® una expresi¨®n herm¨¦tica. -Me voy primero, no se te olvide lo que prometiste. Y ma?ana as diez, no faltes. Sabrina ni siquiera dirigi¨® una mirada a Fabi¨¢n cuando pas¨® a sudo, d¨¢ndose media vuelta para marcharse con paso decidido por el pasillo del hospital. Fabi¨¢n arrug¨® losbios en un gesto de desd¨¦n manifiesto antes de volverse hacia Andr¨¦ con curiosidad mal disimda. -Andr¨¦, ?a d¨®nde van ma?ana? El rostro de Andr¨¦ permaneci¨® impasible, su expresi¨®n revndo tan pocoo una m¨¢scara tada en madera oscura. -No preguntes lo que no te corresponde. Fabi¨¢n se aproxim¨® con una sonrisa maliciosa dibuj¨¢ndose lentamente en susbios. -?No me digas que van a tener una cita? "?Una cita?" Andr¨¦ se detuvo en seco, mientras sus ojos oscuros adquir¨ªan una profundidad insondable. Era imposible que Sabrina realmente quisiera divorciarse de ¨¦l; de lo contrario, jam¨¢s habr¨ªa alentado a Thiago a montar semejante esc¨¢ndalo con su desaparici¨®n. Tal vez,o insinuaba Fabi¨¢n, e solo estaba utilizando el pretexto del divorcioo una estratagema para atraer su atenci¨®n. Al observar que Andr¨¦ no respond¨ªa, Fabi¨¢n interpret¨® su silencioo confirmaci¨®n y dej¨® escapar un resoplido burl¨®n. -Mira, qu¨¦ r¨¢pido mostr¨® sus verdaderas intenciones. Ya lo dec¨ªa yo, ?c¨®mo iba a querer divorciarse de ti? Solo es una t¨¢ctica para mar tu atenci¨®n. Si no me equivoco, seguro invent¨® alg¨²n pretexto para verte ma?ana, ?verdad? Primero fingi¨® estar enferma, luego simul¨® un secuestro, ?y todav¨ªa no se cansa de esos trucos tan obvios? Andr¨¦, ?no dejes que te manipule! Andr¨¦ guard¨® silencio, pero sus ojos oscuros se hab¨ªan convertido en pozos insondables donde resultaba imposible leer sus pensamientos. En el pasado, habr¨ªa despreciados supuestas Capitulo 21 t¨¢cticas de Sabrina talo se?ba Fabi¨¢n. Sin embargo, ¨²ltimamente aque otra faceta de su esposa hab¨ªa despertado en ¨¦l un inter¨¦s inusitado. Sabrina no era tan aburrida y sosao siempre hab¨ªa cre¨ªdo, y ahora sent¨ªa una extra?a curiosidad por descubrir qui¨¦n era realmente esta mujer con quien hab¨ªapartido tantos a?os. "Ir a cita... no ser¨ªa m idea", reflexion¨® Andr¨¦, genuinamente intrigado por descubrir c¨®mo Sabrina hab¨ªa neado el encuentro del d¨ªa siguiente y qu¨¦ estrategia emplear¨ªa para intentar una reconciliaci¨®n. Desde que e se hab¨ªa mudado, finalmenteprendi¨® lo extremadamente dif¨ªcil que resultaba cuidar de un ni?o en solitario. Deb¨ªa admitir que Sabrina hab¨ªa asumido muchas responsabilidades familiares por ¨¦l durante a?os. Si realmente reconoc¨ªa sus errores, quiz¨¢s podr¨ªa darle una oportunidad por el bienestar de Thiago. Fabi¨¢n, notando que Andr¨¦ no reionaba con su habitual desd¨¦n hacia su esposa, experiment¨® un desasosiego creciente. El silencio de Andr¨¦ equival¨ªa pr¨¢cticamente a una confesi¨®n: ?realmente neaba encontrarse con Sabrina! No pod¨ªa permitir que esa mujer se saliera con suya tan f¨¢cilmente. Continu¨®nzando cr¨ªticas mordaces contra Sabrina mientras caminaban, pero Andr¨¦ mantuvo un silencio p¨¦treo hasta que llegaron a puerta de habitaci¨®n del hospital donde Thiago los esperaba. -Fabi¨¢n, sin importar qu¨¦ pase, Sabrina sigue siendo madre de Thiago. En el futuro, no digas estas cosas frente a ¨¦l. Fabi¨¢n se detuvo abruptamente, sorprendido por firmeza inusual en el tono de Andr¨¦, quien bri¨® puerta y entr¨® en habitaci¨®n sin esperar respuesta. ras abandonar el hospital, Fabi¨¢n se apresur¨® a transmitirle informaci¨®n a Araceli, dornando su rto con detalles exagerados mientras gesticba en¨¦rgicamente. -Araceli, esa mujer Sabrina estaba coqueteando descaradamente con Andr¨¦, ?si no llego a empo, qui¨¦n sabe si ya se hubieran besado! os ojos de Araceli se estrecharon con suspicacia, su mente calcdora evaluando ipidamentes implicaciones de lo que escuchaba. Hace unos d¨ªas, escuch¨¦ a Thiagoentar que Sabrina y Andr¨¦ estaban considerando ivorciarse. ?Ser¨¢ que... ya decidieron no separarse? abi¨¢n asinti¨® con convi¨®n mientras recordaba los fragmentos de conversaci¨®n que hab¨ªa grado captar. S¨ª, tambi¨¦n o¨ª algo parecido. Creo que Sabrina dijo que ya no se divorciar¨ªan, y Andr¨¦ parece Je estuvo de acuerdo. Con todo este drama que arm¨® Thiago hoy, incluso si Andr¨¦ realmente Jer¨ªa el divorcio, seguramente lo pensar¨¢ dos veces. Chapter 220 Cap¨ªtulo 220 Fabi¨¢n continu¨® con entusiasmo, sus ojos iluminados por el descubrimiento que consideraba crucialpartir con Araceli. -?Se me olvidaba lo m¨¢s importante! ?Ma?ana tienen una cita! El rostro de Araceli se endureci¨® instant¨¢neamente, noticia atraves¨¢ndo una corriente el¨¦ctrica indeseable. -?Una cita? ?Sabes ad¨®nde van? -No alcanc¨¦ a escuchar el lugar exacto, pero Sabrina mencion¨® que as diez de Una determinaci¨®n g¨¦lida cristaliz¨® en mirada de Araceli mientras sus dedos se tensaban imperceptiblemente sobre su bolso. -Descuida. Me encargar¨¦ personalmente. Cuando Dani sco se enter¨® del idente de Romeo, corri¨® al hospital con el coraz¨®n desbocado. Alprobar que no presentaba lesiones graves, tensi¨®n abandon¨® su cuerpo en un suspiro profundo. Se acerc¨® a Sabrina, recordando un asunto pendiente que requer¨ªa su atenci¨®n inmediata. -Oye, Sabrina, ?recuerdas que a fin de mes participar¨¢s con Marcelo nco en el evento ben¨¦fico? Ma?ana ¨¦l tiene disponible agenda y pueden ensayar en su nuevo estudio. -Ma?ana... -Sabrina contempl¨® propuesta con expresi¨®n distante, sopesando sus opciones en silencio. Dani not¨® su vi¨®n inusual. -?Tienes alg¨²npromiso? Normalmente Romeo est¨¢ en escu durante el d¨ªa. Sabrina consider¨® brevemente ocultar verdad, pero finalmente decidi¨® ser transparente con su amiga. -Ma?ana Andr¨¦ y yo vamos al registro civil para iniciar los tr¨¢mites de divorcio. Dani no pudo contener su asombro. -?De verdad vas a divorciarte? Gabriel y su hijo interrumpieron su conversaci¨®n, gir¨¢ndose hacia es con evidente inter¨¦s tras escuchar aque revci¨®n. Sabrina asinti¨® con serenidad. -As¨ª es. -?Andr¨¦ acept¨® el divorcio? ?En serio? Una sonrisa tenue y cargada de iron¨ªa se dibuj¨® en el rostro de Sabrina. -Me voy sin remar nada. ?Qu¨¦ razones tendr¨ªa para negarse? Dani resopl¨® con desd¨¦n. -Recuerdo cuando le mencionabas el divorcio antes y nunca te tomaba en serio. Pensaba que solo era un juego tuyo. Cre¨ª que buscaba pretextos para no divorciarse, pero parece que realmente quer¨ªa que te fueras cons manos vac¨ªas. Sabrina se encogi¨® de hombros con indiferencia. -Por v¨ªa legal normal, sin su cooperaci¨®n, tardar¨ªa unos dos a?os. Con su acuerdo, en un mes est¨¢ resuelto. No quiero propiedades ni dinero, solo quiero terminar con esto. Dani aprob¨® con un gesto firme. -Es mejor finiquitar esto cuanto antes, para evitarplicaciones futuras. Si esperas demasiado y Andr¨¦ cambia de opini¨®n, podr¨ªas quedarte atrapada. Esa Araceli probablemente solo tiene unos meses de vida. Si fallece, ?qui¨¦n garantiza que Andr¨¦ no intentar¨¢ recuperarte? -?Unos meses de vida? -Sabrina arque¨® una ceja con escepticismo-. ?Realmente crees que padece algo terminal? Dani apoy¨® su barbi en mano, analizando situaci¨®n con mirada cr¨ªtica. -No parece alguien al borde de muerte. ?Qu¨¦ persona con enfermedad terminal tiene tanta energ¨ªa para crear problemas y perseguir a un hombre casado? Yo creo que todo es una farsa. Gabriel intervino con curiosidad genuina. -?Qu¨¦ enfermedad supuestamente tiene? Sabrina neg¨® lentamente con cabeza. -No tengo idea. Andr¨¦ nunca me lo ha querido decir. Desde hac¨ªa tiempo, Sabrina albergaba sospechas sobre veracidad de enfermedad de Araceli. Sin pruebas concretas, prefer¨ªa nonzar acusaciones infundadas. Cada vez que intentaba obtener informaci¨®n de Andr¨¦ sobre condici¨®n m¨¦dica de Araceli, ¨¦l evad¨ªa el tema con irritaci¨®n, insistiendo que no era asunto suyo. Eventualmente, Sabrina dej¨® de preguntar, decidida a observar si realmente Araceli mostrar¨ªa signos de deterioro o si,o sospechaba, todo era parte de una borada manipci¨®n. Romeo, con ojos brintes de esperanza apenas contenida, se inclin¨® hacia adnte. -?Entonces s¨ª va a divorciarse del se?or Carvalho? Sabrina observ¨® expresi¨®n expectante del peque?o y le respondi¨® con una pregunta suave. -?Te gustar¨ªa que me divorciara del se?or Carvalho? Chapter 221 Cap¨ªtulo 221 -Si-contest¨® Romeo con seriedad-. El se?or Carvalho no trata bien a se?orita Sabrina, y e no es feliz a sudo. No quiero que siga con ¨¦l. Merece a alguien mejor y una vida m¨¢s feliz. Sabrina esboz¨® una sonrisa, entre divertida y mnc¨®lica. Incluso Romeo, que apenas hab¨ªa visto a Andr¨¦ unas cuantas veces, pod¨ªa percibir con ridad que no trataba bien. -?Debo pedirle a Marcelo que cambie hora, ya que ma?ana no tienes tiempo? - pregunt¨® Dani consultando su agenda. -No es necesario -respondi¨® Sabrina con determinaci¨®n-. Solo tengo que gestionar el per¨ªodo de reflexi¨®n para el divorcio, y no me tomar¨¢ m¨¢s de media hora. Dile que estar¨¦ disponible para ensayar por tarde. -Perfecto -Dani tom¨® su celr y baj¨® mirada para redactar un mensaje. -?D¨®nde van a actuar usted y el se?or nco? -pregunt¨® Romeo con genuina curiosidad. Sabrina record¨® conversaci¨®n con Hern¨¢n Casta?o y respondi¨®: -Probablemente en un asilo o alg¨²n lugar simr. -Yo tambi¨¦n quiero actuar con usted, ?se podr¨ªa? -los ojos de Romeo briban con entusiasmo. Sabrina dud¨® un instante. Si fuera una actuaci¨®n que e pudiera gestionar directamente, no tendr¨ªa problema en incluir a Romeo. Sin embargo, esta presentaci¨®n era organizada por Hern¨¢n y no pod¨ªa tomar esa decisi¨®n por su cuenta. -Se?orita Sabrina, he estado practicando el piano todos los d¨ªas con mucha dedicaci¨®n. Le prometo que no ser¨¦ un estorbo -insisti¨® Romeo al notar su vi¨®n. -No puedo decidirlo s -explic¨® Sabrina con voz suave-. Pero ma?ana consultar¨¦ con Hern¨¢n y te dar¨¦ una respuesta, ?est¨¢ bien? Los ojos del ni?o resndecieron con ilusi¨®n. -?Est¨¢ bien! Le fascinaba actuar junto a se?orita Sabrina. Esa sensaci¨®n era verdaderamente iparable. No solo le hab¨ªa proporcionado el orgullo de obtener el primer lugar en su presentaci¨®n anterior, sino tambi¨¦n una sensaci¨®n de seguridad simr a que sent¨ªa cuando su madre estaba cerca. Romeo se prometi¨® a s¨ª mismo tratar a se?orita Sabrina cada vez mejor y ganarsepletamente su afecto. La ma?ana siguiente, Sabrina despert¨® temprano para evitar cualquier retraso. Despu¨¦s de verificar meticulosamente que llevaba todos sus documentos en orden, abandon¨® su hogar con paso decidido. Capitulo 221 Andr¨¦ era extremadamente puntual. Excepto cuando se trataba de Araceli, no esperaba a nadie m¨¢s. Para evitar posiblesplicaciones de tr¨¢fico, Sabrina sali¨® con considerable anticipaci¨®n, llegando a entrada del registro civil cuando apenas erans nueve y diez. Se situ¨® pacientemente junto a puerta principal, esperando. As nueve en punto, Andr¨¦ tom¨®s ves del autom¨®vil, prepar¨¢ndose para salir, cuando su tel¨¦fono m¨®vil son¨® repentinamente. -?Andr¨¦, tienes que venir ya! Araceli se cay¨® mientras se ba?aba y perdi¨® el conocimiento. ?Ya llevaron al hospital! El rostro de Andr¨¦ se tens¨® instant¨¢neamente. -?C¨®mo est¨¢? ?Es grave? -Muy grave, no responde cuando mo. ?Voy en ambncia ahora mismo! ?Ven lo m¨¢s ¨¢pido que puedas! -Voy para all¨¢ -respondi¨® Andr¨¦ con voz fr¨ªa y decidida, abandonando precipitadamente i sin preocuparse por nada m¨¢s. Habr¨¢ mucho tr¨¢fico o algo lo habr¨¢ retrasado?", se pregunt¨®. ecidi¨® concederle diez minutos adicionales. Sin embargo, transcurrieron quince minutos m¨¢s Andr¨¦ segu¨ªa sin aparecer. Ni siquiera se hab¨ªa molestado en enviar un mensaje o realizar na mada para explicar su ausencia. i realmente tiene alg¨²n impedimento, al menos deber¨ªa avisarme, ?no?" ''n pensamiento inquietante cruz¨® su mente. "?Y si tuvo un idente en el camino?" eocupada, desliz¨® el dedo por panta de su tel¨¦fono y marc¨® su n¨²mero. Riiing, riiing, riiing... -el tono de mada se prolong¨® interminablemente sin obtener spuesta. No habr¨¢ ocurrido algo grave?", pens¨® con creciente inquietud. Isto cuando cre¨ªa que nadie responder¨ªa, mada finalmente fue atendida. La voz de un ?mbre, ligeramente ronca, emergi¨® desde el otrodo de l¨ªnea. Chapter 222 Cap¨ªtulo 222 -Hoy tengo algo que hacer, no podr¨¦ ir... Antes de que Andr¨¦ terminara su frase, Sabrina escuch¨® ramente voz de Fabi¨¢n al otrodo de l¨ªnea. -Andr¨¦, ya termin¨® reanimaci¨®n de Araceli, ven a ve r¨¢pido... "?Araceli? Por supuesto, siempre es e", pens¨® Sabrina con amargura. Cada cai¨®n, cada ausencia, siempre ten¨ªa el mismo nombre detr¨¢s. La frialdad se apoder¨® de su voz mientras respond¨ªa. -Ya termin¨® reanimaci¨®n, entonces tienes tiempo por tarde. Ven un momento al registro. No te quitar¨¢ mucho tiempo... La voz de Fabi¨¢n volvi¨® a interrumpi, esta vez con mayor urgencia. -?Andr¨¦, ?sigues hando por tel¨¦fono?! Araceli no deja de marte, ?tienes que pa?a ya! El doctor dice que su situaci¨®n es cr¨ªtica esta vez. Si algo le pasa, hoy podr¨ªa ser ¨²ltima vez que veas. -Voy para all¨¢. -La voz de Andr¨¦ adquiri¨® de inmediato un tono severo y decidido. Justo antes de colgar, pareci¨® recordar que Sabrina segu¨ªa al otrodo de l¨ªnea. -Estoy ocupado ahora, te mo despu¨¦s. Tras cortarunicaci¨®n, Andr¨¦ se volvi¨® hacia Fabi¨¢n con expresi¨®n tensa. -?C¨®mo est¨¢ Araceli? Fabi¨¢nnz¨® una mirada fugaz al tel¨¦fono en mano de Andr¨¦ mientras una sutil sonrisa de satisfi¨®n asomaba a susbios, aunque su rostro manten¨ªa una expresi¨®n de preocupaci¨®n. -Su situaci¨®n es cr¨ªtica. El doctor dice que... en su estado actual, es dif¨ªcil que aguante m¨¢s de seis meses. Andr¨¦ frunci¨® ligeramente el ce?o, visiblemente preocupado. -?No encontraron todav¨ªa a ese m¨¦dico especialista del que me haste? -Ya lo encontramos. -Si ya lo encontraron, ?por qu¨¦ no lo traen para que atienda a Araceli? Al mencionar este tema, el rostro de Fabi¨¢n se transform¨® en una m¨¢scara de frustraci¨®n. -?Ese viejo necio de apellido Casta?o se niega a venir! No importa qu¨¦ condiciones le ofrezca ni cu¨¢nto dinero le ponga enfrente, simplemente no quiere atender a Araceli. ?Es para volverse loco! 14:57 Capitulo 222 -?Te puso alguna otra condici¨®n? -pregunt¨® Andr¨¦, intrigado. -No. -Fabi¨¢n neg¨® con un gesto brusco-. Nunca he visto a alguien tan extra?o. Dices que est¨¢ retirado, pero tiene una cl¨ªnica destartda donde siguen llegando personas a pedirle medicamentos. -Atiende a otros, pero por m¨¢s que le he suplicado, incluso fui tres veces a buscarlo personalmente, no cede. ?Es desesperante! La expresi¨®n de Fabi¨¢n se endureci¨® mientras continuaba: -Ma?ana volver¨¦, y si sigue con sus excusas, lo traer¨¦ a fuerza. Andr¨¦ reflexion¨® un momento antes de preguntar: -?Has llevado a Araceli a su consulta? Fabi¨¢n se qued¨® moment¨¢neamente perplejo y respondi¨® casi por reflejo: -...No. -?Te dijo expl¨ªcitamente que no pueden ir a verlo? -insisti¨® Andr¨¦. -La verdad... no lo ha dicho. -?Por qu¨¦ no llevas a Araceli directamente a su consultorio? Fabi¨¢n se rasc¨® cabeza, inc¨®modo. -T¨² sabes que enfermedad de Araceli requiere atenci¨®n constante. Quer¨ªa contratarloo su m¨¦dico personal. Andr¨¦ avanz¨® con determinaci¨®n por el pasillo. -Quiz¨¢s ¨¦l prefiera atender a varios pacientes y por eso rechaza tu propuesta. Ma?ana lleva a Araceli personalmente. Los ojos de Fabi¨¢n briron con un destello calcdor. -Mira... ayer perd¨ª los estribos y lo insult¨¦ pensando que era un anciano insensible. Si llevo a Araceli, podr¨ªa negarse a trata por rencor. ?Por qu¨¦ no vas t¨²? Andr¨¦ lo mir¨® fijamente sin responder. Pronto llegaron a habitaci¨®n de Araceli. Al abrir puerta, e ya hab¨ªa recuperado el conocimiento. Cuando vio a Andr¨¦, un destello de alegr¨ªa ilumin¨® brevemente su mirada, pero se extingui¨® tan r¨¢pidoo hab¨ªa aparecido, igual que una ma sofocada por el viento. -Andr¨¦, perd¨®name, te molest¨¦ otra vez... Si tienes cosas que hacer, vete. Yo estar¨¦ bien aqu¨ª. Los ojos oscuros de Andr¨¦ se ensombrecieron al recordar a Sabrina esperando en vano frente al registro civil. Chapter 223 Cap¨ªtulo 223 "Probablemente todav¨ªa est¨¢ esperando frente a puerta del registro civil. Andr¨¦ contempl¨® este pensamiento con una indiferencia que contrastaba con inquietud queenzaba a invadirlo. Recordaba vivamente aque ocasi¨®n en que hab¨ªan acordado visitar tienda de vestidos de novia para que Sabrina se probara uno. Justo ese d¨ªa, de manera repentina, Araceli cay¨® enferma. La urgencia de situaci¨®n borr¨®pletamente de su mente elpromiso previo, y para empeorars circunstancias, bater¨ªa de su celr se agot¨® en el momento m¨¢s inoportuno. Cuando finalmente logr¨® recuperar noci¨®n del tiempo, noche ya habia caido sobre ciudad. Al mar a Sabrina, descubri¨® con sorpresa que e hab¨ªa permanecido en el lugar acordado durante todo el dia, esper¨¢ndolo sin moverse. En aquel entonces, al enterarse, simplemente concluy¨® que esa mujer ten¨ªa algo de ingenua. Si ¨¦l no hab¨ªa aparecido y era imposible contactarlo, ?por qu¨¦ insistir en quedarse anda al mismo sitio en vez de aprovechar su tiempo? Sin embargo, ahora experimentaba una sensaci¨®npletamente distinta. Erao si hubiera descubierto una certeza reconfortante: sin importar cu¨¢ndo decidiera aparecer, siempre habria alguien esper¨¢ndolo fielmente en el mismo lugar,o un faro inm¨®vil en medio de tempestad. A¨²n no era tarde, podr¨ªa acudir al registro por tarde y cumplir con el tr¨¢mite pendiente. -Andr¨¦, ?Andr¨¦? ?Me est¨¢s escuchando? La voz de Araceli lo arranc¨® abruptamente de sus cavciones. Andr¨¦ gir¨® su mirada hacia e, y solo al acercarse not¨® palidez enfermiza que a¨²n dominaba el rostro de mujer. -S¨ª-contest¨® en voz baja-. Lo s¨¦. El coraz¨®n de Araceli se hundi¨® profundamente al escuchar aques pbras. Si Andr¨¦ no tuviera intenciones de marcharse, jam¨¢s habr¨ªa respondido que lo sab¨ªa. Apret¨® los dientes con disimulo, consciente de que ¨¦l segu¨ªa pensando en encontrarse con Sabrina. Con un gesto sutil, busc¨® mirada de Fabi¨¢n, quienprendi¨® inmediatamente el mensaje y le devolvi¨® una expresi¨®n tranquilizadora. -Andr¨¦, qu¨¦date un rato con Araceli -dijo Fabi¨¢n, posicionado estrat¨¦gicamente detr¨¢s de ¨¦l. Voy a preguntarle al m¨¦dico si su condici¨®n ya est¨¢ estable. -Como quieras -respondi¨® Andr¨¦ con evidente desinter¨¦s. Aproximadamente diez minutos despu¨¦s, Fabi¨¢n regres¨® pa?ado del m¨¦dico, cuyo semnte revba una seriedad profesional. -Parece que los indicadores corporales de se?orita presentan algunas irregridades -explic¨® el m¨¦dico con tono grave-. Se requiere un examen m¨¢s exhaustivo. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o visiblemente preocupado. 14.59 -?Qu¨¦ est¨¢ pasando exactamente? -Los valores en el informe m¨¦dico de se?orita no son los adecuados, necesitamos realizar nuevas pruebas para confirmar su estado. -Entonces hay que hacer otro examen -intervino Fabi¨¢n, dirigi¨¦ndose a Andr¨¦- ?No ibas a llevar a Araceli ma?ana con ese m¨¦dico mayor? Ll¨¦vate el informepleto para que ese viejo terco entienda mejor situaci¨®n y pueda darle el tratamiento correcto, Las pbras de Fabi¨¢n ten¨ªan sentido. Andr¨¦ asinti¨® levemente, en se?al de conformidad con el n propuesto. Mientras tanto, Sabrina observaba su tel¨¦fono tras mada interrumpida, con una expresi¨®n de tensi¨®n contenida dibujada en su rostro. "Araceli decidi¨® enfermarse ni antes ni despu¨¦s, sino justamente hoy, precisamente a esta hora." ?Se trataba de una i¨®n deliberada o una simple coincidencia? Si fuera intencional, realmente carecer¨ªa de l¨®gica. Despu¨¦s de todo, nadie deseaba m¨¢s que prop¨ªa Araceli que e y Andr¨¦ finalizaran su matrimonio. Hace unos momentos hab¨ªa escuchado que Araceli ya hab¨ªa concluido su tratamiento y estaba fuera de peligro inmediato. Aunque no pudieran formalizar el divorcio durante ma?ana, perfectamente podr¨ªan hacerlo por tarde. Solo necesitar¨ªa reprogramar su ensayo con Marcelo para otro momento. Sabrina realiz¨® una mada a Marcelo y posteriormente localiz¨® una cafeter¨ªa desde donde pod¨ªa vigr perfectamente entrada del registro civil. Se od¨® en una mesa y se dispuso a esperar pacientemente a Andr¨¦. Siendo realista, durante este tiempo podr¨ªa haber aprovechado para realizar otras actividades pendientes. Si Andr¨¦ realmente acud¨ªa al lugar y no encontraba, seguramente mar¨ªa. Sin embargo, sent¨ªa tanta ansiedad por concluir definitivamente este matrimonio que tem¨ªa que Andr¨¦ llegara durante su ausencia y, al no encontra, decidiera marcharse sin m¨¢s. Por eso opt¨® por permanecer inamovible en su posici¨®n. Al llegar el mediod¨ªa, Andr¨¦ no mostraba ninguna se?al de querer presentarse. Contempl¨® su celr, que no registraba mensaje ni mada alguna, y con un leve movimiento de sus dedos, marc¨® nuevamente el n¨²mero de Andr¨¦. En esta ocasi¨®n, nadie respondi¨® mada. Cuando Andr¨¦ se encontraba ocupado atendiendo asuntos rcionados con Araceli, habitualmente ignoraba cualquier mada externa. Sabrina mantuvo calma, marcando con extraordinaria paciencia una y otra vez el n¨²mero de Andr¨¦. Ya hab¨ªa aceptado el acuerdo de dejar todo en el pasado; hoy, de una forma u otra, necesitaba finalizar este matrimonio. Perdi¨® noci¨®n del tiempo mientras insist¨ªa cons madas, hasta que finalmente, alguien respondi¨® el tel¨¦fono que hab¨ªa estado sonando insistentemente sin obtener respuesta. Chapter 224 Cap¨ªtulo 224 Rio por unos segundos,o si calibrara sus pbras antes de pronuncias. -No lo olvid¨¦. Ya te dije, tengo un asunto urgente y no puedo dejarlo. Al escuchar esta respuesta, Sabrina contuvo una risa sarc¨¢stica. "?Decirmelo? Si no lo hubiera mado, ni siquiera se habr¨ªa molestado en avisarme. Ya me borr¨® porpleto de sus prioridades." De cualquier forma, considerando que pronto se divorciar¨ªan, Sabrina prefiri¨® no prolongar discusi¨®n. Lo verdaderamente importante era conseguir que Andr¨¦ acudiera a firmar el divorcio. -Cuando te m¨¦, Araceli ya hab¨ªa salido de urgencias. Estuviste con e toda ma?ana, entonces en tarde tienes tiempo, ?no? Andr¨¦ percibi¨® cierto tono de reproche ens pbras de Sabrina,o si estuviera celosa. De pronto, formul¨® una pregunta inesperada: -?De verdad quieres que vaya? Sabrina frunci¨® el ce?o, desconcertada por extra?a naturaleza de pregunta. -?No quedamos en eso ayer? -replic¨® Sabrina con frialdad-. Andr¨¦, ?no estar¨¢s pensando en echarte para atr¨¢s? Andr¨¦ guard¨® silencio durante un momento antes de responder. -Lo s¨¦. Voy a ir. Sabrina, a¨²n intranqu, insisti¨®: -?A qu¨¦ hora? -Te mo cuando termine aqu¨ª. Sabrina no confi¨® en su pbra. -Necesito una hora exacta. Andr¨¦ reflexion¨® brevemente. -As dos de tarde. -Espero que el se?or Carvalho cum su pbra y no falle otra vez. Con esas pbras, Sabrina cort¨® mada de manera abrupta. Tras colgar, medit¨® por un instante y decidi¨® contactar a Dani. -Dani, ?puedes averiguar en qu¨¦ hospital est¨¢ Araceli? Dani, quien hab¨ªa trabajadoo agente, no pose¨ªa una red de contactos tan extensao Capitulo 224 Al recibir mada de Sabrina, Dani capt¨® inmediatamente situaci¨®n. -?En serio? ?Araceli est¨¢ enferma otra vez? -Si -confirm¨® Sabrina con preocupaci¨®n en su voz-. Andr¨¦ no pudo venir en ma?ana, y no estoy segura de que venga en tarde. Si no aparece, voy a ir al hospital a buscarlo. Hoy, este divorcio se concretar¨¢, quiera ¨¦l o no. -Est¨¢ bien, voy a investigar y te mando un mensaje con informaci¨®n. En el hospital. Fabi¨¢n observ¨® a Andr¨¦ salir de s de ex¨¢menes para atender una mada y lo sigui¨® con Al aproximarse, capt¨® voz baja de Andr¨¦. -?De verdad quieres que vaya? -Voy a ir. -As dos de tarde. Esa conversaci¨®n sonabao si estuviera organizando una cita. Fabi¨¢n, manteniendo una apariencia impasible, se acerc¨® m¨¢s. -?Otra vez Sabrina, verdad? Andr¨¦ guard¨® su tel¨¦fono y pregunt¨® con serenidad. -?C¨®mo est¨¢ Araceli ahora? -No muy bien. El doctor dice que no sabe si aguantar¨¢ hasta el concierto. Fabi¨¢n estudi¨® expresi¨®n de Andr¨¦ y continu¨®. -Araceli siempre ha sido enfermiza. ¨²ltimamente est¨¢ muy estresada, y encima est¨¢ cuidando a Thiago por Sabrina, lo que empeor¨® todo. -Y encima, quiso ocult¨¢rnoslo. No pens¨¦ que estuviera tan grave. -Pero el m¨¦dico dice que necesitamos m¨¢s estudios para saber exactamente c¨®mo est¨¢. Hoy, no permitir¨ªa que Andr¨¦ se marchara. Andr¨¦ der¨®: -Fabi¨¢n, qu¨¦date con e durante los ex¨¢menes. Tengo que salir un momento. Fabi¨¢n frunci¨® el ce?o, evidenciando su desaprobaci¨®n. 213 14:58 -?Vas a salir justo cuando Araceli est¨¢ peor? ?Qu¨¦ puede ser m¨¢s importante que su salud? Los ojos oscuros de Andr¨¦, semejantes as profundidades marinas, enigm¨¢ticos indescifrables, se posaron en Fabi¨¢n mientras le respond¨ªa pausadamente. Chapter 225 Cap¨ªtulo 225 -El chequeo de Araceli todav¨ªa va a tardar bastante. Qu¨¦date con e, yo regreso despu¨¦s. Fabi¨¢n, incapaz de disimr sus emociones, solt¨® una risa cargada de desd¨¦n al escucharlo. -Andr¨¦, t¨² y yo sabemos perfectamente por qu¨¦ Araceli est¨¢ tan grave. Hace a?os me juraste que cuidar¨ªas bien. No cumpliste, y ahora que su vida se est¨¢ apagando, ?todav¨ªa tienes ganas de ir a verte con Sabrina? Andr¨¦ desvi¨® ligeramente mirada, volviendo su rostro hacia ¨¦l. Fabi¨¢n, percibiendo este gesto, suaviz¨® el tono de su voz. -Andr¨¦, si no fuera por Araceli, yo ya estar¨ªa muerto. E te quiere y yo solo quise apoya. Fernanda nunca estuvo de acuerdo con su rci¨®n, y ustedes terminaron, pero no te guardo rencor. Solo quiero que ayudes a vivir sus ¨²ltimos momentos sin arrepentimientos, con eso me basta. Fabi¨¢n y Andr¨¦ hab¨ªan crecido juntos;part¨ªan una amistad forjada entre vida y muerte. En el pasado, Fabi¨¢n, por salvarlo, hab¨ªa atra¨ªdo hacia s¨ª a los enemigos que lo persegu¨ªan, casi perdiendo vida en el intento. Afortunadamente, Araceli apareci¨® en el momento justo y logr¨® rescatar a Fabi¨¢n. Aunque ¨¦ste sent¨ªa algo profundo por Araceli, estaba dispuesto a bendecir uni¨®n de su mejor amigo y su salvadora si eso los hac¨ªa felices. Sab¨ªa que Andr¨¦ se hab¨ªa casado con Sabrina por obligaci¨®n. Tener un hijo y resistirse al divorcio eraprensible. Pero ahora que Araceli agonizaba, no permitir¨ªa que Andr¨¦ abandonara. Dierons dos de tarde. Andr¨¦ segu¨ªa sin aparecer. Esta vez, Sabrina no esper¨® en vano y marc¨® directamente el n¨²mero de Andr¨¦. El tel¨¦fono no son¨® indefinidamente ni estaba fuera de servicio; fue contestado de inmediato. Pero no fue Andr¨¦ quien respondi¨®, sino Fabi¨¢n. -Sabrina, deja de insistir en vano -pronunci¨® con tono victorioso-. Andr¨¦ est¨¢ con Araceli, no va a ir a verte. Al reconocer voz de Fabi¨¢n, Sabrinaprendi¨® situaci¨®n de inmediato. -?Lo nearon a prop¨®sito? Fabi¨¢n, rebosante de confianza, no tem¨ªa que Sabrina descubriera sus intenciones. Quer¨ªa provoca. -?ro que lo hice a prop¨®sito! ?Quer¨ªas salir con Andr¨¦ hoy? Pues no te lo voy a permitir. ?Est¨¢s enojada? ?Eso es exactamente lo que busco, me encanta verte furiosa sin poder hacer nada! 14:58 Capitulo 225 Aun sin tenerlo frente a e, Sabrina pod¨ªa visualizar perfectamente expresi¨®n satisfecha y arrogante que deb¨ªa tener Fabi¨¢n en ese momento. Sabrina se r¨ªo ante tal arrogancia. -?Sabes para qu¨¦ quer¨ªa ver a Andr¨¦? -?Y a m¨ª qu¨¦ me importa? -respondi¨® Fabi¨¢n con desprecio-. De todas formas, Andr¨¦ no va a verte hoy, as¨ª que mejor olv¨ªdalo. Sabrina jam¨¢s hab¨ªa conocido a alguien tan tercoo Fabi¨¢n. "Del oponente sagaz puedo defenderme; del aliado necio, ni los santos me protegen." Si Araceli supiera verdad, probablemente querr¨ªa matarlo. Sabrina realmente deseaba dejarlo as¨ª, permitir que Fabi¨¢n y Araceli descubrieran verdad por s¨ª mismos y se arrepintieran de sus iones. Pero r¨¢pidamente recobr¨® sensatez. No val¨ªa pena arriesgar su vida por alguien de esa c?a. -Fabi¨¢n, quer¨ªa ver a Andr¨¦ para firmar el divorcio... -Tu, tu, tu... No pudo terminar frase, pues Fabi¨¢n cort¨® mada. Mirando el celr ahora silencioso, Sabrina tard¨® unos segundos en reionar. Cuando intent¨® mar nuevamente, el tel¨¦fono ya estaba apagado. Sabrina exhal¨® profundamente. Parec¨ªa que tendr¨ªa que presentarse personalmente en el hospital para encontrar a Andr¨¦. Respecto al divorcio, Sabrina hab¨ªa contemdo dos escenarios. Si Andr¨¦ realmente aceptaba divorciarse, dejar todo atr¨¢s no representar¨ªa problema alguno. En vez de perder tiempo enred¨¢ndose con Andr¨¦, era preferible escapar de ese infierno cuanto antes. As¨ª, ambos saldr¨ªan con dignidad intacta. Si Andr¨¦ se rehusaba a cooperar, a e no le importar¨ªa romper rciones definitivamente con ¨¦l para maximizar sus propios intereses. Chapter 226 Cap¨ªtulo 226 Sin embargo, en estos tiempos, divorciarse es realmente dificil. El abogado ya le hab¨ªa dicho m¨¢s de una vez que, si era posible, el divorcio por acuerdo mutuo era forma m¨¢s r¨¢pida y digna de separarse. Si se segu¨ªa el procedimiento legal, solo revisi¨®n por parte del tribunal generalmente tomaba seis meses. Si adem¨¢s quer¨ªa dividir los bienes, dadaplejidad del patrimonio de familia Carvalho, podr¨ªa extenderse hasta nueve meses. Y antes de abrir el caso, ambas partes tendr¨ªan que pasar por una mediaci¨®n, lo cual tomar¨ªa al menos un mes. Si mediaci¨®n fracasaba, entonces se podr¨ªa presentar el caso formalmente. El abogado le explic¨® de manera sutil: -Llegar al tribunal, incluso si ambos finalmente aceptan el divorcio,o tienen un hijo y el se?or Carvalho no haetido ninguna falta grave, lo m¨¢s seguro es que no se lo concedan. -Ya s¨¦ que suena incre¨ªble, pero as¨ª sons cosas. Llevo a?os con casos de divorcio y he visto muchas situaciones parecidas. -Se?orita Ib¨¢?ez, si quiere divorciarse pronto, lo mejor es llegar a un acuerdo. Sabrina pregunt¨®: -?Las pruebas que tengo pueden demostrar que ¨¦l tuvo culpa en el matrimonio? El abogado neg¨® con cabeza. -Primero, esas pruebas no demuestran que le fue infiel. -Incluso si realmente fue enga?ada... en principio, eso no afectar¨ªa divisi¨®n equitativa de los bienes. -A menos que lo sorprenda en el acto o los encuentre viviendo juntos y present¨¢ndoseo esposos, lo que ser¨ªa bigamia, podr¨ªa obtener algo m¨¢s. -Pero que ¨¦l se quede sin nada, eso es imposible. Antes de intentar divorciarse, Sabrina no hab¨ªa imaginado que ley de divorcio funcionar¨ªa as¨ª. Fue hasta este momento queprendi¨® que eso de que "los malos reciben su merecido" es solo un cuento embellecido. La realidad es que los malos no siempre pagan por sus iones, y quiz¨¢s incluso vivan mejor. Media hora despu¨¦s, Sabrina lleg¨® al hospital. Ya hab¨ªa averiguado a trav¨¦s de Dani el n¨²mero de habitaci¨®n de Araceli. El ascensor subi¨® lentamente hasta el ¨²ltimo piso. Sabrina acababa de salir del ascensor cuando dos guardaespaldas, uno a cadado de puerta, detuvieron. -Lo siento, se?orita Ib¨¢?ez, este piso est¨¢ reservado, no se permite entrada de personas sin autorizaci¨®n. Capitulo 226 Sabrina se detuvo. -?Qui¨¦n lo reserv¨®? Parec¨ªa que los guardaespaldas ya ten¨ªan instriones y no ocultaron nada. -Fue el se?or Guerrero. "?Fabi¨¢n?" Fabi¨¢n realmente estaba haciendo todo lo posible para evitar que e encontrara a Andr¨¦, incluso hab¨ªa reservado todo este piso. Sabrina ech¨® un vistazo hacia el pasillo y vio que en entrada des escaleras tambi¨¦n hab¨ªa dos guardaespaldas. Era evidente que estaban all¨ª para evitar que e subiera por esa v¨ªa. Sabrina sonri¨® sin decir nada m¨¢s, y se dio vuelta para irse. Fabi¨¢n har¨ªa todo lo posible para asegurarse de que hoy no pudiera ver a Andr¨¦. Sabrina no se qued¨® en el hospital, sino que regres¨® directamente a casa. Sab¨ªa que Fabi¨¢n enviar¨ªa a alguien para vig, y si e permanec¨ªa en el hospital, ¨¦l se asegurar¨ªa de que Andr¨¦ no saliera por ninguna puerta. Al abrir puerta, Dani estaba sentada en el sof¨¢ del sal¨®n. Cuando vio su expresi¨®n de disgusto, se hizo una idea de lo que hab¨ªa pasado. -?Otra vez Andr¨¦ te dej¨® ntada? -S¨ª-Sabrina asinti¨®, cansada-. Pero principal raz¨®n fue Fabi¨¢n. -?Fabi¨¢n? Sabrina le explic¨® toda situaci¨®n a Dani. Dani no pudo evitar exmar: -?Ese Fabi¨¢n es un desgraciado! Sabrina se dej¨® caer en el sof¨¢. -Ma?ana volver¨¦ a contactar a Andr¨¦ para programar otra cita. No creo que Araceli est¨¦ enferma todos los d¨ªas. Dani maldijo a Fabi¨¢n un poco m¨¢s, pero luego record¨® por qu¨¦ estaba all¨ª. Con una sonrisa radiante dijo: -?Ah, Sabrina, vine a contarte una buena noticia! Chapter 227 Cap¨ªtulo 227 -?Qu¨¦ buena noticia? -pregunt¨® Sabrina, observando inusual expresi¨®n de j¨²bilo que iluminaba el rostro de Dani. -?Te volviste famosa! -exm¨® Dani, extendiendo su celr hacia e con entusiasmo-. ?Te acuerdas cuando pa?aste a Romeo apetencia? Alguien subi¨® el video donde tocas el viol¨ªn a inte. -?Eres toda una sensaci¨®n! Casi llegas a diez millones de seguidores. Me dijeron que hasta en otros pa¨ªses tu video se est¨¢ haciendo viral. -Oye, t¨² y Marcelo est¨¢n neando una gira, ?no? Es el momento perfecto para rnzar tu carrera. Dani, empe?ada en convertirse en una representante de ¨¦lite y catapultar a una estre a fama mundial,prend¨ªa perfectamente que en era digital los seguidores lo son todo. El talento sin audiencia resulta invisible. Para captar p¨²blico, primero deben saber que existes. En este mundo vertiginoso, el talento qued¨® relegado porque el dinero fabrica "grandes estres" en cuesti¨®n de d¨ªas. Los diversos medios y taformas manipn percepci¨®n colectiva, generando ilusi¨®n de grandeza y reconocimiento que atrae admiradores en masa. Antes, fama surg¨ªa del talento genuino; ahora depende del marketing, el impacto medi¨¢tico y imagen proyectada. Sin embargo, verdadera maestr¨ªa siempre resndece. El p¨²blico no es ingenuo; sin habilidades aut¨¦nticas, carrera se desvanece r¨¢pidamente. Araceli encarnaba este paradigma. Aunque contaba con legiones de seguidores devotos, su innegable talento respaldaba su fama. Marcelo gozaba de popridad, pero carec¨ªa de respaldo financiero s¨®lido. Tras su ruptura con disquera anterior, exist¨ªa amenazatente de un posible veto profesional. Si Sabrina lograba destacarse ahora, representar¨ªa unienzo extraordinario para su renacimiento art¨ªstico. Sabrina tom¨® el tel¨¦fono de Dani, contemndo grabaci¨®n de una transmisi¨®n en vivo. -?Fue Gabriel quien hizo esto? -No-Dani neg¨® inmediatamente con un gesto-. Durante tu presentaci¨®n, Gabriel y yo est¨¢bamos juntos y ¨¦l no estaba transmitiendo nada. Dani se aproxim¨® para examinar grabaci¨®n junto a Sabrina. -Por el ¨¢ngulo, parece que quien lo transmiti¨® estaba deldo de los Carvalho... Pero da igual qui¨¦n fue, lo importante es que te hizo un gran favor. Sabrina reconoc¨ªa que los tiempos hab¨ªan evolucionado, y para conquistar el ¨¦xito no pod¨ªa permanecer ens sombras. Tras cinco a?os sin tocar el viol¨ªn, retomar su profesi¨®n representaba un desaf¨ªo considerable. Marcelo hab¨ªa invitado a gira para impulsa, pero 712 Capitulo 227 no pod¨ªa depender eternamente de su apoyo. Esta popridad repentina ens redes constitu¨ªa un extraordinario punto de partida para su regreso. El instinto profesional de Dani se activ¨® instant¨¢neamente, trazando meticulosamente el futuro art¨ªstico de Sabrina. -Ya que te hiciste famosa, necesitamos crear una cuenta oficial y, mientras todav¨ªa tienes esta atenci¨®n, subir videos tuyos tocando para atraer m¨¢s seguidores. -Andr¨¦ gast¨® much¨ªsimo para promocionar a Araceli en redes, y al final... e es lo que es ahora. Dani pose¨ªa mayor pericia que Sabrina en gesti¨®n y estrategia digital, as¨ª que Sabrina asinti¨® ante su propuesta. -No perdamos tiempo, vamos a crear cuenta ya mismo. En el hospital. Los ex¨¢menes m¨¦dicos se prolongaron durante toda jornada antes de finalmente concluir. Al atardecer, Andr¨¦ recibi¨® una mada urgente que lo oblig¨® a regresar precipitadamente a oficina. Con Andr¨¦ absorto en los asuntos de su empresa, Fabi¨¢n se ver¨ªa imposibilitado para utilizar misma estrategia de secuestro que hab¨ªa empleado anteriormente. 14.50 Chapter 228 Cap¨ªtulo 228 Algunas estrategias resultan efectivas una o dos veces, pero su uso excesivo inevitablemente se vuelve contraproducente. Adem¨¢s, Sabrina ya hab¨ªa regresado a casa, seg¨²n confirmaron a Andr¨¦ los vigntes que hab¨ªa enviado para monitorea. Tras partida de Andr¨¦, el rostro de Fabi¨¢n se ilumin¨® con una expresi¨®n de triunfo inmediato, irradiando satisfi¨®n por su aparente victoria. -Sab¨ªa que esa Sabrina vendr¨ªa corriendo al hospital a buscar a Andr¨¦ cuando viera que no aparec¨ªa. Por suerte me adnt¨¦, o esa mujer habr¨ªa conseguido lo que quer¨ªa. Araceli tambi¨¦n esboz¨® una sonrisa victoriosa. Los recientes reveses sufridos a manos de Sabrina hab¨ªan sido numerosos y necesitaba urgentemente este triunfo para disipars sombras que acechaban durante ese periodo. No dud¨® en bar astucia de su aliado. -Fabi¨¢n, siempre piensas en todo. Yo ni siquiera habr¨ªa considerado tantas posibilidades. Fabi¨¢n, hinchado de orgullo ante el reconocimiento, respondi¨® con aire de superioridad: -Araceli, eres demasiado ingenua. ?C¨®mo podr¨ªas enfrentarte a una mujer tan calcdorao Sabrina? Jam¨¢s en su vida Fabi¨¢n hab¨ªa nificado algo con tanta meticulosidad. Siempre se hab¨ªa caracterizado por su impulsividad, hando antes de reflexionar. Esta vez, por alguna raz¨®n inexplicable, parec¨ªa haber despertado en ¨¦l una ridad mental extraordinaria. Incluso ¨¦l mismo se sorprend¨ªa de su repentina e inusual inteligencia. Sin embargo, moment¨¢nea alegr¨ªa de Araceli se desvaneci¨® r¨¢pidamente, dando paso nuevamente a preocupaci¨®n que ensombreci¨® su rostro. -Hoy Andr¨¦ no fue a buscar a Sabrina, pero ma?ana seguro ir¨¢ a ve. Fabi¨¢n ampli¨® su sonrisa con renovada confianza: -No te preocupes, desde ma?ana Andr¨¦ no tendr¨¢ tiempo para Sabrina. Ya encontramos al m¨¦dico mgroso para tu enfermedad, y ma?ana Andr¨¦ te llevar¨¢ para iniciar el tratamiento. Adem¨¢s, los preparativos de tu concierto est¨¢n casi listos. ?De d¨®nde sacar¨¢ Andr¨¦ tiempo para dedicarle a Sabrina? La expresi¨®n de Araceli se congel¨® moment¨¢neamente, revndo su desconcierto. -?M¨¦dico mgroso? -S¨ª, ¨²ltima vez teent¨¦ que est¨¢bamos buscando un m¨¦dico extraordinario para tratarte, ?no te acuerdas? Araceli vagamente recordaba que Fabi¨¢n hab¨ªa mencionado algo al respecto, pero no le hab¨ªa prestado verdadera atenci¨®n. ¨¦l hab¨ªa descrito a ese m¨¦dico mgrosoo si fuera una eminencia legendaria, casipar¨¢ndolo con Hip¨®crates mismo. Conociendo tendencia de Fabi¨¢n a exagerar desmedidamente, Araceli hab¨ªa descartado sus pbraso otra de sus Capitulo 228 fantas¨ªas habituales. Nunca imagin¨® que realmente encontrar¨ªan a dicho m¨¦dico prodigioso. Fabi¨¢n continu¨® hando entusiasmado durante varios minutos, hasta que not¨® -Araceli, ?qu¨¦ pasa? ?No est¨¢s contenta? Araceli regres¨® de sus pensamientos y forz¨® una sonrisa poco convincente. -No es eso, solo que... no quiero que t¨² y Andr¨¦ se preocupen tanto por m¨ª. Pronunci¨® estas pbras mientras bajaba ligeramente cabeza, embargada por una mncol¨ªa infinita que parec¨ªa consumi desde dentro. -Fabi¨¢n, agradezco profundamente todo lo que t¨² y Andr¨¦ han hecho por m¨ª. Pero conozco mi cuerpo mejor que nadie, y este cuerpo... ya no merece ser salvado, mejor dej¨¦moslo as¨ª. Fabi¨¢n respondi¨® inmediatamente: -Araceli, ?c¨®mo puedes decir algo tan negativo? Andr¨¦ y yo no nos hemos rendido, ?t¨² tampoco deber¨ªas hacerlo! A ma?ana siguiente, Sabrina intent¨®unicarse nuevamente con Andr¨¦. En su primer intento, nadie respondi¨® mada. En el segundo,unicaci¨®n fue rechazada instant¨¢neamente. El rostro de Sabrina se endureci¨®. Despu¨¦s de que Andr¨¦ incumpliera su promesa el d¨ªa anterior, no solo hab¨ªa omitido darle explicaci¨®n alguna, sino que ni siquiera se hab¨ªa molestado en ma. Todo parec¨ªa desarrorse con una naturalidad insultante,o si su ausencia careciera de importancia. Verdaderamente repugnante. Mientras tanto, en cl¨ªnica de Hern¨¢n. Hern¨¢n examin¨® brevemente as tres personas frente a ¨¦l, y su mirada finalmente se detuvo en el hombre apuesto y distante cuyo tel¨¦fono vibraba insistentemente. -Joven, tu tel¨¦fono est¨¢ sonando. ?No quieres contestar primero? Andr¨¦ respondi¨® con absoluta indiferencia: -Lo m¨¢s importante ahora es consulta m¨¦dica. Hern¨¢n insisti¨®: -Ha sonado varias veces. ?Qu¨¦ tal si es algo urgente? Andr¨¦, sin inmutarse, finaliz¨® mada entrante sin siquiera verificar qui¨¦n era. 213 -No importa, no es nada importante. Chapter 229 Cap¨ªtulo 229 -Oye, ?c¨®mo sabes que no era importante si ni contestaste el tel¨¦fono? -pregunt¨® Hern¨¢n con un tono sugerente y una chispa de curiosidad en sus ojos envejecidos. -Viejo loco, vinimos para que nos cures, no a char contigo -espet¨® Fabi¨¢n con el ce?o fruncido y evidente molestia en su voz. Hern¨¢n elev¨® ligeramente sus p¨¢rpados cansados y replic¨® con voz pausada, casi burlona. -?Qu¨¦ se de enfermedad los trae por aqu¨ª? ?Una enfermedad tonta, una est¨²pida o simplemente una inventada? Las pesta?as de Araceli temron visiblementeo s de mariposa asustada, mientras su respiraci¨®n se aceleraba sin motivo aparente. El ambiente en peque?a cl¨ªnica parec¨ªaprimirse a su alrededor, haci¨¦nd sentir atrapada bajo mirada prante del viejo m¨¦dico. Hern¨¢n,o si percibiera el cambio en e, pos¨® su mirada inquisitiva en el rostro p¨¢lido de Araceli. -?Por qu¨¦ respiras tan r¨¢pido? Tu coraz¨®nte acelerado... ?est¨¢s nerviosa? -Solo me siento un poco sofocada, inc¨®moda -respondi¨® Araceli con una sonrisa que no alcanz¨® sus ojos. Hern¨¢n ajust¨® sus lentes bifocales con un movimiento preciso y observ¨® detenidamente de arriba abajo,o un sastre evaluando calidad de una t. -?Inc¨®moda? Tienes buen color y te ves bastante bien. No veo nada malo en ti. Examin¨® a los tres visitantes con minuciosidad, una expresi¨®n de duda dibuj¨¢ndose lentamente en su rostro arrugado por los a?os. -A ver, ?qui¨¦n de ustedes vino a consulta? -?No puedes ver qui¨¦n est¨¢ grave? -Fabi¨¢n mir¨® a Hern¨¢n con evidente desconfianza-. ?No ser¨¢s un chat¨¢n? Hern¨¢n lenz¨® una mirada prante y habl¨® con seguridad de quien conoce secretos ocultos. -Tienes exceso de grasa en el h¨ªgado, te enojas muy f¨¢cil, y seguido tienes mal aliento, estre?imiento y heces sin forma. Fumas, tomas y te desvs sin control, lo que est¨¢ da?ando tus ri?ones. El m¨¦dico hizo una pausa calcda y continu¨® con voz pausada, saboreando cada pbrao si fueran gotas de un elixir amargo. -Ahora mismo tienes problemas en tu funci¨®n sexual. Si no te atiendes pronto, podr¨ªa afectar tu capacidad masculina. Te riendo que te trates ya; si no, satisfi¨®n futura de tu esposa estar¨¢ en riesgo. 15:00 Capitulo 229 Fabi¨¢n era un joven apuesto con cierto aire rebelde que lo hac¨ªa popr entres j¨®venes de sociedad, aunque su atractivo no llegaba al nivel de Andr¨¦. Antes de conocer a Araceli, cambiaba de novia con facilidad con que otros cambian de camisa. Pero despu¨¦s de conoce, no hab¨ªa tenido otra rci¨®n en a?os. Aunque e nunca lo acept¨® formalmente, si alguien osabastima, Fabi¨¢n era el primero en defende con fervor casi obsesivo. Las amigas de Araceli envidiaban su suerte por tener un protector tan dedicado, y vanidad de e florec¨ªa con esta atenci¨®n constante e incondicional. Fabi¨¢n proven¨ªa de una familia distinguida y pose¨ªa un atractivo considerable; si no pod¨ªa estar con Andr¨¦, tenerloo alternativa no representaba un mal arreglo. A diferencia de Andr¨¦, Fabi¨¢n no calcba meticulosamente cada movimiento. Adem¨¢s, no estaba casado ni ten¨ªa responsabilidades familiares. Maniprlo resultaba infinitamente m¨¢s sencillo que intentar influir ens decisiones de Andr¨¦. Araceli jam¨¢s imagin¨® que Fabi¨¢n pudiera ocultar semejante problema. Instintivamente retrocedi¨® un paso, observ¨¢ndolo con una mez de horror y desprecio apenas disimdo. Su mente bull¨ªa con preguntas inc¨®modas: ?acaso su persistente cortejo se deb¨ªa a ese problema f¨ªsico? ?Las dem¨¢s mujeres lo rechazaban por considerarlo inadecuado para el matrimonio y por eso se aferraba a e con tanta desesperaci¨®n? "?Qu¨¦ hombre normal estar¨ªa sin novia tantos a?os?", pens¨® con creciente desconfianza. "?Ser¨¢ que... ya no puede funcionaro hombre?" Esta idea se apoder¨® de su mente con fuerza demoledora. De pronto, Araceli sinti¨® que nunca podr¨ªa volver a mirarlo igual. El rostro de Fabi¨¢n se encendi¨® de irao una antorcha. Se?ndo a Hern¨¢n con dedo acusador, exm¨®: -?Eres un chat¨¢n! ?Solo dices tonter¨ªas! Hern¨¢n no mostr¨® enfado ante acusaci¨®n, sino que respondi¨® con una sonrisa enigm¨¢tica que apenas curv¨® susbios delgados. -Si digo tonter¨ªas o no, solo Dios, t¨² y yo lo sabemos. En ese momento, Andr¨¦, quien hab¨ªa permanecido en silencioo una estatua, intervino con voz serena y distante. -Se?or, ?podr¨ªa revisarme a m¨ª tambi¨¦n? ?Tengo alg¨²n problema? Chapter 230 Cap¨ªtulo 230 Hern¨¢n lo mir¨® con una expresi¨®n severa,s arrugas de su rostro acentu¨¢ndose bajo tenue luz de habitaci¨®n. -T¨²... tu problema es a¨²n m¨¢s grave. De los tres, eres el que tiene el problema m¨¢s serio hoy. -Si¨¦ntate, y d¨¦jame tomarte el pulso para examinar tu problema m¨¢s a fondo. Andr¨¦ intercambi¨® una mirada con Fabi¨¢n, un destello de incertidumbre cruzando sus ojos mientras avanzaba hacia si frente al anciano. Fabi¨¢n, sinti¨¦ndose un poco inc¨®modo, se rasc¨® cabeza, consciente des dudas de Andr¨¦. Todos dec¨ªan que este viejo era un m¨¦dico mgroso. Hab¨ªa gastado una fortuna y mucho tiempo para finalmente encontrar a este legendario sanador. ?Pero c¨®mo era posible que no pudiera identificar qui¨¦n ten¨ªa una enfermedad terminal? ?Podr¨ªa ser... un impostor, un verdadero chat¨¢n? Al escuchar esto, Araceli tuvo un presentimiento, su mente trabajando r¨¢pidamente entres posibilidades que se desplegaban ante e. "As¨ª que era un estafador. ?Eso es perfecto! Un estafador que solo busca dinero podr¨ªa ser m¨¢s f¨¢cil de sobornar. Podr¨ªa cborar con este viejo m¨¦dico, tomar algunos tratamientos y decir que mi condici¨®n est¨¢ mejorando. Despu¨¦s de un a?o o m¨¢s, podr¨ªa decir que estabapletamente curada. Hasta hace poco, me preocupaba c¨®mo mantener mi mentira en unos meses. Y ahora, oportunidad se present¨® ante m¨ª." Andr¨¦ se sent¨® en si frente a Hern¨¢n y extendi¨® su mano, sus dedos ligeramente tensos mientras el anciano los tomaba entre los suyos. Fabi¨¢n miraba a Hern¨¢n con el ce?o fruncido, desconfianza emanando de cada poro de su piel. Si Hern¨¢n se atrev¨ªa a decir que Andr¨¦ era que ten¨ªa enfermedad terminal, Fabi¨¢n se asegurar¨ªa de destruir su reputaci¨®n y marcarle cara cons pbras "soy un fraude", para luego pasearlo en p¨²blico. Hern¨¢n empez¨® a mover cabeza de undo a otro, sus dedos arrugados presionando suavemente sobre mu?eca de Andr¨¦ mientras suspiraba con teatralidad. -Ay, qui¨¦n lo dir¨ªa, un joven tan prometedor, pero tambi¨¦n con una enfermedad incurable. Qu¨¦ pena, qu¨¦ pena... Fabi¨¢n abri¨® los ojoso tos, indignaci¨®n creciendo en su interioro una tormenta a punto de estar. ?Result¨® ser un verdadero estafador! Estaba a punto de explotar, pero voz tranqu de Andr¨¦ lo interrumpi¨®, cortando el aire tenso de habitaci¨®n. -Oiga, ?podr¨ªa decirme qu¨¦ enfermedad incurable tengo? Fabi¨¢n contuvos pbras que casi escapaban de su boca, observando con atenci¨®n. Parec¨ªa que Andr¨¦ quer¨ªa ver c¨®mo este viejo enga?aba a los dem¨¢s, d¨¢ndole suficiente cuerda que se ahorcara con sus propias mentiras. Hern¨¢n acarici¨® su barba canosa con un gesto contemtivo, sus ojos entrecerrados evaluando a Andr¨¦ con fingida preocupaci¨®n. para -T¨², tus ojos tienen un problema muy serio. Si no lo corriges, podr¨ªas quedar ciego en el futuro. Cap¨ªtulo 230 -Adem¨¢s, tienes un problema considerable con el coraz¨®n. No est¨¢ donde deber¨ªa estar... est¨¢ bastante desviado. -Sin embargo, lo m¨¢s grave es tu cabeza. Hern¨¢n se?al¨® su propia cabeza con seriedad, su dedo ¨ªndice trazando peque?os c¨ªrculos en su sien. -Parece que algo t¨®xico ha entrado en tu cerebro, y est¨¢ bastante afectado, casi hecho papi. -Dime, con tantas enfermedades incurables, ?no es eso una enfermedad terminal? Al escuchar primera frase de Hern¨¢n, Fabi¨¢n pens¨® que definitivamente era un fraude, que hab¨ªa encontrado a persona equivocada. Con segunda frase, Fabi¨¢n empez¨® a dudar si el coraz¨®n de Andr¨¦ realmente estar¨ªa deldo derecho. Pero al escuchar ¨²ltima parte, Fabi¨¢n se dio cuenta de que el viejo se estaba bundo de ellos descaradamente, cada pbra una provocaci¨®n deliberada. -?Por Dios! -murmur¨® entre dientes, sintiendo sangre hervir en sus venas. Andr¨¦ tambi¨¦n se dio cuenta de esto y mir¨® a Hern¨¢n con una expresi¨®n calcdora, intentando descifrars verdaderas intenciones del anciano. -Oiga, ?por qu¨¦ nos trata as¨ª? Parece que no le agradamos mucho. Hern¨¢n se quit¨®s gafas de lectura con un movimiento pausado, revndo unos ojos sorprendentemente prantes para alguien de su edad. -Parece que tu cerebro no est¨¢pletamente arruinado. Fabi¨¢n estaba a punto de explotar de furia, sus pu?os apretados y el rostro enrojecido. Estaba listo para gritar, pero Andr¨¦ lo detuvo con un gesto sutil. Mir¨® a Hern¨¢n, manteniendo una calma que contrastaba con tensi¨®n palpable del ambiente. -?Puedo preguntar por qu¨¦ nos trata as¨ª? Hern¨¢n adopt¨® una postura desafiante y justificada, su peque?o cuerpo irradiando una autoridad inesperada mientras se reclinaba en su si. -?Por qu¨¦? Simplemente porque los veo a ustedes y no me dan buena espina. Me caen mal. Andr¨¦, con una serenidad inquebrantable, pregunt¨®: -Entonces, enfermedad que queremos tratar, ?tiene alguna soluci¨®n? Chapter 231 Cap¨ªtulo 231 Hern¨¢n observ¨® a Andr¨¦ con una sonrisa enigm¨¢tica dibujada en su arrugado rostro, sus ojos brindo con astucia ancestral. -?No vinieron aqu¨ª por medicinas para e? Fabi¨¢n parpade¨® desconcertado, su ce?o frunci¨¦ndose en una expresi¨®n de perplejidad absoluta. -Pero dijiste que no pod¨ªas saber qu¨¦ ten¨ªa Araceli. -No lo detect¨¦ -contest¨® Hern¨¢n encogi¨¦ndose de hombros. Lo adivin¨¦. Fabi¨¢n qued¨® sin pbras, su mand¨ªb tensa por indignaci¨®n. "?Qu¨¦ viejo tan insoportable! Igual de boc¨®n que Sabrina." Andr¨¦, ya advertido por Fabi¨¢n sobre el peculiar temperamento del anciano, no se inmut¨® ante su sarcasmo. v¨® su mirada prante en los ojos de Hern¨¢n y habl¨® con voz grave y contrda, cada pbra medida con precisi¨®n. -?Cu¨¢nto tiempo puede rgar su vida? Hern¨¢n examin¨® a Araceli nuevamente. Sus ojos, aunque nudos por edad, reluc¨ªan con agudeza de un depredador experimentado, disionando cada detalle. Araceli sinti¨® un escalofr¨ªo recorrer su columna vertebral, su cuerpo tens¨¢ndose involuntariamenteo si aque mirada hubiera desnudado cada una de sus mentiras. -Puedo cura -afirm¨® Hern¨¢n apartando mirada con una seguridad astante. Andr¨¦ y Fabi¨¢n quedaron estupefactos, el asombro reflejado en sus rostros congdos. Las enfermedades terminales no ced¨ªan f¨¢cilmente. Hab¨ªan consultado a eminencias m¨¦dicas mundiales, pero todos se hab¨ªan derado impotentes frente al diagn¨®stico de Araceli. A estas alturas, no aspiraban a una cura mgrosa; solo anhban prolongar su existencia aunque fuese por un breve per¨ªodo. Y ahora este viejo afirmaba poder erradicarpletamente su enfermedad mortal. La mirada de Andr¨¦ se torn¨® cial, su voz cortanteo el filo de una hoja afda. -?Est¨¢ seguro sin haberle tomado el pulso ni revisado sus estudios? -?Por qu¨¦ crees que me dicen el m¨¦dico mgroso? -respondi¨® Hern¨¢n sin el menor atisbo de duda. -?Est¨¢pletamente seguro? -insisti¨® Andr¨¦, su mirada intensific¨¢ndose. Fabi¨¢n tambi¨¦n lo tdr¨® con los ojos, su voz cargada de advertencia. -Si nos est¨¢s enga?ando, no solo no te daremos ni un peso, tambi¨¦n destruiremos tu reputaci¨®n. 15:01 Hern¨¢n dirigi¨® su atenci¨®n hacia Fabi¨¢n, imperturbable. -?Acaso me equivoqu¨¦ con los sintomas que mencion¨¦? Fabian enmudeci¨®, atrapado en su propia trampa verbal. -Los que vienen conmigo deben saber que no siempre cobro dinero -der¨® Hern¨¢n, con el porte digno de un sabio ermita?o-. En su caso, no les cobrar¨¦ nada. -Si no quieres dinero, ?qu¨¦ quieres entonces? -pregunt¨® Fabi¨¢n, confusi¨®n evidente en su VOZ. Hern¨¢n esboz¨® una sonrisa misteriosa, sus ojos entrecerrados con astucia. -Quiero... Sabrina intent¨®unicarse con Andr¨¦ sin ¨¦xito. Poco despu¨¦s, recibi¨® una mada inesperada de Hern¨¢n. -La cl¨ªnica est¨¢ repleta estos d¨ªas y me falta ayuda -le dijo el anciano-. Si no tienes nada que hacer, ven ma?ana. Sabrina dud¨® brevemente antes de responder, el silencio prolong¨¢ndose durante segundos inc¨®modos. -?Qu¨¦ pasa? -cuestion¨® Hern¨¢n con un tono ligeramente irritado-. ?Ya no necesitas mis medicinas y no puedes molestarte? -No es eso -se apresur¨® a arar Sabrina-. Te dije antes que estoy cuidando a un ni?o. Justo estamos en el descanso de Semana de Independencia y su pap¨¢ est¨¢ fuera por trabajo. Hern¨¢n suaviz¨® su tono al escuchar explicaci¨®n. -?Es el ni?o que quer¨ªa actuar contigo? -S¨ª. -Tr¨¢elo contigo -resolvi¨® Hern¨¢n con pragmatismo-. No hay problema. -Voy ma?ana -acept¨® Sabrina r¨¢pidamente. Hern¨¢n rara vez solicitaba su ayuda, lo que significaba que realmente deb¨ªa estar sobrepasado de trabajo en esta ocasi¨®n. Esa noche, cuando Sabrina le cont¨® a Romeo sobre el n, el peque?o se entusiasm¨® visiblemente. -?Es el abuelito que te ense?¨® a hacer remedios? -pregunt¨® con ojos brintes-. ?Quiero aprender medicina con ¨¦l! As¨ª cuando te enfermes, puedo prepararte tus medicinas. -Romeo, vamos a ayudar, no a jugar -le record¨® Sabrina con suavidad-. Puede ser muy 15:01 Capitulo 231 cansado. -No importa si me canso. Mientras est¨¦ con se?orita Sabrina, har¨¦ lo que sea. 212 Chapter 232 Cap¨ªtulo 232 Sabrina escuch¨® aques pbras y sinti¨® un calor reconfortante expandi¨¦ndose en su pecho. ¨²ltimamente, Romeo parec¨ªa haberse encari?ado profundamente con e; adondequiera que fuera, ¨¦l insist¨ªa en pa?a,o una peque?a sombra que se negaba a separarse de su Al d¨ªa siguiente, Sabrina intent¨®unicarse con Andr¨¦ nuevamente, pero su mada qued¨® sin respuesta. En panta de su celr contempl¨® serie de mensajes que le hab¨ªa enviado, todos sin contestaci¨®n. [Andr¨¦, ?cu¨¢ndo vamos a divorciarnos?] [Ya me prometiste que nos divorciar¨ªamos. ?Piensas romper tu pbra otra vez?] [Si no cumples tus promesas, ?realmente puedes marte hombre?] [?De verdad quieres divorciarte o no?] Andr¨¦ no hab¨ªa respondido ninguno. Sin darse cuenta, Sabrina desliz¨® sus dedos por panta hasta llegar a conversaciones anteriores. Casi todos eran tambi¨¦n mensajes que e hab¨ªa enviado unteralmente;s respuestas de Andr¨¦ eran escasas, reducidas a monosbos distantes. -S¨ª. -Va. -Estoy ocupado. -Ya lo s¨¦. / cada vez que promet¨ªa devolverle mada, en diez ocasiones, al menos ocho veces ncumpl¨ªa su pbra. ?Este tipo nunca cumple lo que promete!" No, no era que incumpliera sus promesas en general; simplemente nos cumpl¨ªa con e. Apenas unos minutos despu¨¦s de colgar, el celr de Sabrina volvi¨® a w. Era su abogado. -Se?orita Ib¨¢?ez, corte ya acept¨® su solicitud de divorcio. Se espera que despu¨¦s des iestas notifiquen al se?or Carvalho... ?Todav¨ªa mantiene su decisi¨®n de seguir adnte? -S¨ª, ro que s¨ª -respondi¨® Sabrina con firmeza. -Perfecto. Si cambia de opini¨®n, av¨ªseme de inmediato. Al terminar mada, Sabrina exhal¨® profundamente, liberando parte de tensi¨®n acumda. Por fortuna hab¨ªa tomado precauciones; de lo contrario, Andr¨¦ habr¨ªa enga?ado una vez m¨¢s. Solo que este camino estaba destinado a convertirse en una bata prolongada 13 15.01 Capitulo y agotadora. Sabrina llev¨® a Romeo a cl¨ªnica. Al encontrapletamente vac¨ªa, sin un solo paciente esperando, el ni?o abri¨® los ojos con asombro. -Se?orita Sabrina, ?segura que es aqu¨ª? Sabrina asinti¨® levemente. -S¨ª, aqu¨ª es. Romeo observ¨® el lugar con evidente curiosidad. -Pero, ?no dijo el se?or Hern¨¢n que estaba muy ocupado y que le faltaba personal? Sabrina tambi¨¦n encontr¨® extra?a situaci¨®n. Antes, cuando ven¨ªa a ayudar, sol¨ªa haber algunos pacientes esperando. Hoy, sin embargo, el lugar estaba desierto. Poco despu¨¦s de entrar, Hern¨¢n sali¨® de una habitaci¨®n interior con algunas hierbas medicinales ens manos. -Ya llegaronent¨®, colocandos hierbas sobre mesa mientras observaba a Romeo de pie junto a Sabrina-. ?Este es el ni?o del que me haste? Sabrina asinti¨® en silencio. Una sonrisa genuina apareci¨® en losbios del anciano. -Nada mal, se ve m¨¢s encantador que tu hijo. Hern¨¢n siempre expresaba sus pensamientos sin filtro; ten¨ªa una boca dura pero un coraz¨®n noble, as¨ª que Sabrina no se molest¨® por elentario. -Romeo, saluda al se?or Hern¨¢n. El ni?o, con voz dulce y educada, dijo: -H, se?or Hern¨¢n. La se?orita Sabrina me ha hado mucho de usted, dice que es un se?or muy bueno. Romeo extendi¨® una peque?a bolsa que llevaba en mano. -Esto lo preparamos juntos se?orita Sabrina y yo. No es tan buenoo lo que hace e, pero espero que le guste. -Qu¨¦ buen ni?o, tienes futuro -respondi¨® Hern¨¢n con aprobaci¨®n. Entre todos los ni?os, ninguno era tan consideradoo Romeo, y estoci¨® enormemente al anciano. Aunque Hern¨¢n ten¨ªa una edad avanzada, era bastante exigente y goloso; mayor¨ªa des cosas que le preparaban no satisfac¨ªan su pdar. Sabrina hab¨ªa practicado mucho antes de finalmente lograr algo que se adaptara a sus gustos particres. -Hern¨¢n, ?no dijo que estaba muy ocupado ¨²ltimamente? -pregunt¨® Sabrina, mirando 213 alrededor-. ?Por qu¨¦ no hay nadie hoy? Hern¨¢n agit¨® mano con despreocupaci¨®n. -Todav¨ªa no llegan, pero ya deber¨ªan estar por venir. Apenas termin¨® de har, se escucharon pasos acerc¨¢ndose. Simult¨¢neamente, una voz sorprendida reson¨® en el lugar. -?Sabrina! ?Qu¨¦ haces aqu¨ª? 15.01 Chapter 233 Cap¨ªtulo 233 Sabrina se gir¨® y vio entrar a tres personas conocidas en cl¨ªnica. No pas¨® mucho tiempo antes de queprendiera por qu¨¦ Hern¨¢n hab¨ªa mado repentinamente para ayudar, aunque no estaba demasiado sorprendida. Despu¨¦s de todo, Fabi¨¢n y Andr¨¦ se hab¨ªan esforzado bastante por enfermedad de Araceli, y llegar hasta donde estaba Hern¨¢n seguramente les hab¨ªa costado considerable trabajo y recursos. Fabi¨¢n, al ve, mostr¨® una cara de asombro e incredulidad. -?Sabrina? ?En serio est¨¢s tan desesperada por Andr¨¦ que lo seguiste hasta ac¨¢? Te lo advierto, si interrumpes el tratamiento de Araceli, no te lo voy a perdonar. Araceli intervino con voz suave: -Fabi¨¢n, no le hables as¨ª. Quiz¨¢ se?orita Ib¨¢?ez solo quer¨ªa ver a Andr¨¦ y por eso vino a buscarlo. Sabrina esboz¨® una ligera sonrisa. -Yo llegu¨¦ primero, ?y dicen que los segu¨ª? M¨¢s bien podr¨ªa decir que ustedes me siguieron a 1. mi. Fabi¨¢n solt¨® una risa sarc¨¢stica. -?T¨², una simple ama de casa? ?Qu¨¦ podr¨ªas tener para que alguien te siga? Es obvio que est¨¢s molesta porque Andr¨¦ no fue a tu cita y lo seguiste hasta ac¨¢. De verdad que por un hombre has perdido toda dignidad. Sabrina no pudo evitar re¨ªr. -S¨ª, no tengo verg¨¹enza porque mi orgullo lo arroj¨¦ al r¨ªo cuando le dej¨¦ el camino libre a que siempre anda tras un hombre casado. Si no fuera porque yo solt¨¦s riendas, esa mujer seguir¨ªa esperando en puerta traserao perro sin due?o. Fabi¨¢n no pudo ignorar el sarcasmo de Sabrina. Se enfureci¨®, se?al¨¢nd con el dedo, incapaz de encontrars pbras adecuadas para responder. El insulto directo hizo que Araceli se sintiera visiblemente inc¨®moda; su rostro reflej¨® disgusto inmediato mientras bajaba mirada. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o mientras observaba a Sabrina, susbios finos se apretaron y su rostro apuesto se cubri¨® con una capa de frialdad. Era evidente que consideraba su presencia all¨ªo un intento deliberado de causar problemas. -Sabrina, s¨¦ por qu¨¦ viniste a buscarme -dijo Andr¨¦ con voz grave-. No pude ir a nuestra cita ese d¨ªa, te lo voy apensar. Los ojos de Araceli briron moment¨¢neamente con inquietud, pero Fabi¨¢n no estaba dispuesto a aceptar esa explicaci¨®n tan f¨¢cilmente. -Andr¨¦, ?no te das cuenta? Vino aqu¨ª solo para armar un esc¨¢ndalo. 15.00 Capitulo 233 Sabrina ya no pod¨ªa soportar al lun¨¢tico de Fabi¨¢n y respondi¨® con frialdad: -Primero, no los segu¨ª. Segundo, mi presencia aqu¨ª no tiene nada que ver con ustedes; vine a ver a Hern¨¢n, no a ustedes. Y por ¨²ltimo... Sabrina mir¨® directamente a Andr¨¦, sin titubear al har con firme ridad. -T¨² prometiste ramente que ir¨ªamos a divorciarnos, Andr¨¦, y rompiste tu promesa. Con esas pbras, el aire se volvi¨® tenso de inmediato. La expresi¨®n de Andr¨¦ se oscureci¨® gradualmente mientras Fabi¨¢n y Araceli miraban a Sabrina con una mez de sorpresa y desconcierto absoluto. ?Divorcio? ?Realmente iban a divorciarse aquel d¨ªa? Fue Fabi¨¢n quien rompi¨® el silencio con una carcajada estridente. -?Ja, ja, ja! ?Divorcio? ?Si hasta Andr¨¦ dice que te buscaba para una cita! ?Es esta tu nueva t¨¢ctica? ?Usar el divorcio para obligarlo a salir contigo? Sabrina, as¨ª no se juega al gato y al rat¨®n. Las mujeres no deber¨ªan usar pbra divorcioo amenaza... La mir¨® con profundo desd¨¦n. -Tal vez ser una buena esposa y madre en casa ser¨ªa m¨¢s efectivo que andar amenazando con divorciarte. A undo, Araceli tambi¨¦n recuper¨®postura. S¨ª, ?c¨®mo podr¨ªa Sabrina realmente querer divorciarse de Andr¨¦? -Andr¨¦, se?orita Ib¨¢?ez solo est¨¢ bromeando, no le hagas caso -a?adi¨® Araceli con falsa amabilidad-. Quiz¨¢ has estado muy ocupado ¨²ltimamente y has descuidado, por eso dice esas cosas para mar tu atenci¨®n... Chapter 234 Cap¨ªtulo 234 Araceli hizo una pausa y continu¨® con tono calcdo: -Andr¨¦, me enter¨¦ que mi repentino ataque de salud ese d¨ªa arruin¨® tu cita con se?orita Ib¨¢?ez... Ya que te encontr¨® aqu¨ª, deber¨ªas irte con e. -Aqu¨ª tengo a Fabi¨¢n conmigo, es suficiente. Los ojos oscuros y profundos de Andr¨¦ se tornaron severos y distantes,o si una barrera invisible se hubiera levantado entre ¨¦l y el resto del mundo. Durante estos d¨ªas, Fabi¨¢n lo hab¨ªa manipdo constantemente, tanto que incluso ¨¦l mismo hab¨ªa llegado a creer que Sabrina lo hab¨ªa invitado a salir por motivos rom¨¢nticos. O quiz¨¢s, en lo m¨¢s profundo de su ser, se negaba a aceptar que Sabrina genuinamente deseaba divorciarse de ¨¦l. -Sabrina, detesto as mujeres insistentes -pronunci¨® Andr¨¦ con frialdad. Sabrina, exasperada por situaci¨®n absurda, no pudo contenerse m¨¢s ante este tr¨ªo delirante. -?De d¨®nde sacan tantas tonter¨ªas? Digo ramente que quiero divorciarme, y ustedes siguen con sus citas y estrategias. ?Tienen alg¨²n problema mental o simplemente no entienden lo que digo? Hern¨¢n, quien hab¨ªa observado toda escena con inter¨¦s, finalmente decidi¨® intervenir despu¨¦s de disfrutar su peque?o "espect¨¢culo" particr. -Carvalho, Guerrero y Vargas, est¨¢n malinterpretandopletamente situaci¨®n. Mi aprendiz vino porque yo m¨¦ ayer para que me ayudara. Los tres dirigieron su mirada hacia Hern¨¢n, moment¨¢neamente desconcertados por los apellidos que hab¨ªa utilizado. Carvalho, Guerrero y Vargas... qu¨¦ extra?os sonaban. Pero no era momento para distraerse con eso. Araceli, recuperandopostura, pregunt¨® con evidente desconfianza: -Se?or Casta?o, ?conoce a se?orita Ib¨¢?ez? -Por supuesto, ?no acabo de decirlo? La m¨¦ para que viniera a ayudarme - Hern¨¢n arque¨® una ceja con expresi¨®n sarc¨¢stica-. ?Qu¨¦ pasa, no entienden lo que digo? El rostro de Fabi¨¢n se transform¨® en una m¨¢scara de absoluta incredulidad. -Se?or, ?est¨¢ diciendo que Sabrina es su aprendiz? ?No se equivoca? ?E, una simple ama de casa, sabe de medicina? -Y si conoce a Sabrina, entonces... ?no estar¨¢n confabdos para enga?arnos? Hern¨¢n observ¨® a Fabi¨¢n con mirada prante y ligeramente burlona: -Guerrero, ?tienes aire en lugar de cerebro? Si quisi¨¦ramos enga?arlos, ?no ser¨ªa mejor que e permaneciera oculta? ?Para qu¨¦ mar¨ªa deliberadamente y luego revrles nuestro supuesto n? ?D¨®nde est¨¢ tu sentido¨²n? 15:02 Capitulo 234 Fabi¨¢n qued¨®pletamente mudo. Efectivamente, nadie en su sano juicio actuar¨ªa de manera tan absurda. Andr¨¦ hab¨ªa dado por sentado que Sabrina lo hab¨ªa seguido hasta all¨ª, nunca imagin¨® que realmente conociera a Hern¨¢n. Pero al descubrir que Sabrina no lo estaba acosando intencionalmente, Andr¨¦ no experiment¨® alivio; por el contrario, una sutil molestiaenz¨® a gestarse en su interior. -?Por qu¨¦ nunca me dijiste que conoc¨ªas al se?or Casta?o? -pregunt¨® Andr¨¦, mirando fijamente a Sabrina. -?Por qu¨¦ tendr¨ªa que dec¨ªrtelo? -respondi¨® Sabrina, desconcertada-. ?Sab¨ªa yo que buscaban a Hern¨¢n? ?Me preguntaste alguna vez? La realidad era que Andr¨¦ jam¨¢spart¨ªa nada rcionado con Araceli. Incluso cuando e intentaba preguntar, ¨¦l siempre se encerraba en un herm¨¦tico silencio. Y ahora culpaba por no haberle informado. Verdaderamente absurdo. Andr¨¦ pareci¨®prender que era imposible que Sabrina supiera que estaban buscando a Hern¨¢n, pero aun as¨ª, una leve sospecha persist¨ªa en su mente. -?C¨®mo se conocieron? -Hace dos a?os Sabrina vino a buscar medicinas para su suegra -respondi¨® Hern¨¢n con naturalidad-. As¨ª fueo nos conocimos. Andr¨¦ dirigi¨® su mirada prante hacia Hern¨¢n. -?Ayer, cuando vinimos, ya sab¨ªa usted qui¨¦n era yo? Chapter 235 Cap¨ªtulo 235 Un destello de suspicacia hab¨ªa cruzado su mente desde el principio. Aque extra?a hostilidad que Hern¨¢n mostraba hacia ellos le hab¨ªa parecido inusual, pero atribuy¨® simplemente a un temperamento dif¨ªcil. Ahora, al ver a Sabrina en este lugar,s piezas del rompecabezas encajaban perfectamente en su mente. Fabi¨¢n contempl¨® escena durante unos instantes antes de queprensi¨®n iluminara su rostro. -?Ahora todo tiene sentido! ?Ayer nos trataste mal a prop¨®sito, viejo necio! -?Tratarlos mal a prop¨®sito? -Hern¨¢n arrug¨® el entrecejo mientras dejaba escapar un resoplido indignado-. ?En esta casa no recibimos a gente arrogante! ?Quieren que los atienda pero no bajan su orgullo? ?Les digo unas cuantas verdades y ya dicen que los trato mal? ?Y piensan que lo de ayer fue algo? Cuando Sabrina vino por medicinas para su suegra, ?le dije cosas mucho peores! Hern¨¢n gir¨® hacia Andr¨¦ con mirada prante. -Y t¨²... ?Por qu¨¦ tendr¨ªa que saber qui¨¦n eres? En estos dos a?os que e ha venido por medicinas para tu mam¨¢, ?alguna vez te apareciste por aqu¨ª? -Nunca has venido, ?c¨®mo voy a saber qui¨¦n es qui¨¦n? ?De verdad crees que todo mundo debe conocerte? ?Qu¨¦ rid¨ªculo! El enojo de Hern¨¢n crec¨ªa visiblemente con cada pbra. -Andas de aqu¨ª para all¨¢ con otras mujeres, buscando medicinas con tanto esfuerzo, pero solo tienes cr¨ªticas para tu esposa. Parece que en tu coraz¨®n, tu madre no importa tantoo esa otra mujer. Los ojos de Hern¨¢n, cargados de desd¨¦n y sarcasmo, tdraban a Andr¨¦ sin piedad. -Ya se te olvid¨® todo lo que sufriste, ?verdad? Seguro ni recuerdas desde cu¨¢ndo no tienes ese dolor de est¨®mago y el insomnio. Si no fuera por e, ?crees que andar¨ªas tan campante llevando a otras mujeres al doctor? ?Ya estar¨ªas retorci¨¦ndote del dolor! -?Fuera, fuera, fuera! ?Aqu¨ª no queremos ingratos! Si hubiera sabido que t¨² eras el esposo de Sabrina, ?desde ayer los habr¨ªa sacado a patadas! Tanto el organismo de Thiagoo el de Andr¨¦ hab¨ªan experimentado una notable mejor¨ªa gracias a los cuidados meticulosos de Sabrina. Durante estos dos a?os, e hab¨ªa absorbido valiosos conocimientos bajo tut de Hern¨¢n. Tras escuchar todo esto, los tres, incluido Andr¨¦,prendieron magnitud de su equivocaci¨®n. -?Hern¨¢n, ayer prometiste que ibas a atender a Araceli, no puedes retractarte ahora! -se apresur¨® a decir Fabi¨¢n-. Dicen que los m¨¦dicos tienen vocaci¨®n de servicio, si Araceli se 15.02 Capitulo 235 muere porque no quieres ayuda, ?ser¨¢s responsable! Hern¨¢n, con sabidur¨ªa que le otorgaban sus a?os, no se dej¨® intimidar. -?Adnte, ma a polic¨ªa si quieres! Fabi¨¢n intent¨® replicar, pero Andr¨¦ lo detuvo con un gesto. -Se?or Casta?o, ?qu¨¦ tenemos que hacer para que acepte atender a Araceli? - pregunt¨® Andr¨¦, sosteniendo mirada del anciano enfurecido. Aunque albergaba ciertas reservas sobres capacidades m¨¦dicas de Hern¨¢n, en este momento carec¨ªan de alternativas mejores, as¨ª que val¨ªa pena intentarlo. Adem¨¢s, a lorgo de estos a?os, su madre hab¨ªa consumido los remedios de Hern¨¢n y sus jaquecas hab¨ªan disminuido considerablemente. Tanto su condici¨®n f¨ªsicao de Thiago hab¨ªan mejorado notablemente. Este anciano indudablemente pose¨ªa algunas habilidades genuinas. Hern¨¢n entrecerr¨® los ojos con astucia. -No quiero ser el malo que no ayuda. Si quieren que trate enfermedad... Que seao cuando Sabrina vino por medicinas para su suegra, que se queden a ayudar cons tareas. -Como est¨¢ tan enferma, solo le pido a esta muchacha que me ayude una semana, igual que lo hizo Sabrina, apoyando con los quehaceres peque?os. Si aguanta una semana, atender¨¦ su enfermedad. -?No! Araceli tiene una enfermedad terminal, no debe hacer esfuerzos -respondi¨® Fabi¨¢n inmediatamente-. Si de verdad ocupas ayuda, puedo pagarte para que contrates a diez personas. Hern¨¢n mir¨® a Fabi¨¢n con una sonrisa burlona. -?Crees que me falta gente o dinero? Lo que quiero es sinceridad. Fabi¨¢n respir¨® hondo. -Entonces me quedo yo aqu¨ª en lugar de Araceli. Hern¨¢n levant¨® cabeza con firmeza. -Aqu¨ª no se vale mandar sustitutos. Quien quiere el tratamiento debe quedarse. Si te quedas t¨², voy a pensar que quieres curar tu propia enfermedad escondida. Chapter 236 Cap¨ªtulo 236 ?Enfermedad oculta? Sabrina, al escuchar esto, no pudo evitar mirar a Fabi¨¢n con m¨¢s atenci¨®n. Su mirada escrutadora recorri¨® el rostro del hombre, buscando indicios de aquello que Hern¨¢n hab¨ªa mencionado con tanta seguridad. Fabi¨¢n, al sentirse expuesto en p¨²blico, mostr¨® de inmediato una expresi¨®n furiosa que confirmaba que algo hab¨ªa tocado una fibra sensible en ¨¦l. -?Viejo loco, no andes diciendo tonter¨ªas! Hern¨¢n respondi¨® con serenidad de quien conoce secretos que otros ignoran: -Muchacho, no evites tratar tus problemas de salud. Si de verdad lo dejas pasar, despu¨¦s te vas a arrepentir. Fabi¨¢n quer¨ªa protestar, susbios se abrieron paranzar otra r¨¦plica airada, pero Araceli lo detuvo con un gesto sutil que disimba su ansiedad. -Si este se?or puede curar mi enfermedad, me quiero quedar. ?Qu¨¦ tiene m¨¢s importancia, vida o un simple trabajo? Cualquier persona racional sabr¨ªa qu¨¦ elegir. Si Araceli no mostraba su disposici¨®n, levantar¨ªa sospechas. Adem¨¢s, e pensaba que este supuesto m¨¦dico mgroso era solo apariencia. Desde el principio, incluso antes de confirmar su enfermedad, ¨¦l ya dec¨ªa que pod¨ªa curar su enfermedad terminal. Cuando le tom¨® el pulso, repiti¨® lo mismo y Araceli, aunque aliviada, sinti¨® desprecio hacia Hern¨¢n. ?Un m¨¦dico mgroso? Solo un chat¨¢n. Incluso consider¨® sobornarlo para cborar con ¨¦l. No esperaba que conociera a Sabrina. Afortunadamente, no ten¨ªa habilidades reales, de lo contrario... Una luz oscura pas¨® por los ojos de Araceli, y supo que tendr¨ªa que buscar ayuda de otra persona. Hern¨¢n asinti¨® y mir¨® a Fabi¨¢n y Andr¨¦ con ojos que transmit¨ªan tanto cr¨ªticao desaf¨ªo. -Dos hombres adultos, y no tienen ridad de una jovencita, ?no les da pena? -Hern¨¢n les hizo un gesto despectivo con mano-. Desde hoy, este es el primer d¨ªa. Si no tienen nada m¨¢s que hacer, puedenrgarse. Andr¨¦ estaba ocupado con su trabajo, el hecho de traer a Araceli ya era un esfuerzo m¨¢ximo. Mir¨® hora en su reloj con impaciencia y le dijo a Fabi¨¢n: -Si ya no hay nada m¨¢s, me voy. Fabi¨¢n asinti¨®, resignado a quedarse. -S¨ª, vete. Yo me quedo con Araceli. Andr¨¦ estaba a punto de irse cuando Sabrina lo m¨® con una voz que dtaba a?os de emociones contenidas. -Andr¨¦, quiero har contigo. Capitulo 236 Andr¨¦ mir¨® hora de nuevo y frunci¨® el ce?o, visiblemente enfadado por interrupci¨®n. -Tengo prisa, si es algo importante, lo ticamos despu¨¦s. Sabrina esboz¨® una sonrisa que contrastaba con el fuego en sus ojos. -?Despu¨¦s? ?El d¨ªa de tu funeral? Antes de que Andr¨¦ pudiera responder, Fabi¨¢n no pudo contenerse, saltando a defensao un caballero autopromado. -?Sabrina, ?a qui¨¦n le est¨¢s deseando muerte?! La voz de Sabrina se volvi¨® fr¨ªa y cortante. -Entre Andr¨¦ y yo, ?t¨² qui¨¦n eres para meterte? Un hombre adulto murmurandoo vieja chismosa, meti¨¦ndote en asuntos ajenos, ?y crees que es algo honorable? ?Cu¨¢ndo hab¨ªa sido Fabi¨¢n insultado tan abiertamente? ?Qui¨¦n no lo maba Fabi¨¢n, se?or Guerrero? Que Sabrina se atreviera a se?r su nariz y rega?arlo, jera el colmo! Fabi¨¢n estaba a punto de gritar cuando Hern¨¢n, con el tono de un hombre experimentado, habl¨® pausadamente. -Guerrero, son cosas de pareja, ?para qu¨¦ te metes? Si andas interfiriendo en rciones ajenas, tu vida de pareja podr¨ªa no ser armoniosa. Andr¨¦, viendo expresi¨®n de mujer, supo que no pod¨ªa seguir evadiendo el asunto. Permaneci¨® en silencio unos segundos antes de har, midiendo cada pbra. -Vamos afuera a har. Al ver esto, Fabi¨¢n cambi¨® de expresi¨®n y quiso seguirlos, movido por una preocupaci¨®n que intentaba disfrazar de indignaci¨®n. Una peque?a figura se interpuso en su camino con determinaci¨®n de un guardi¨¢n. -Se?or, si se mete en pl¨¢ticas de parejas, su vida de pareja no va a ser armoniosa -dijo Romeo seriamente. Fabi¨¢n, enfadado, empuj¨® a Romeo, quien cay¨® al suelo con un golpe seco. -?Ah! ?Un adulto est¨¢ molestando a un ni?o! Al escuchar esto, Sabrina se volte¨® r¨¢pidamente, pero vio que Romeo le gui?¨® un ojo y, con losbios, le dijo: -Yo lo distraigo. Confiada, Sabrina se fue con Andr¨¦, sus pasos resonando con determinaci¨®n sobre el suelo. Una vez fuera, bajo el cielo abierto que parec¨ªa demasiado vasto para conversaci¨®n ¨ªntima que estaba a punto de tener lugar, Sabrina fue directa al grano. -Andr¨¦, ?no piensas darme una explicaci¨®n sobre el divorcio? Chapter 237 Cap¨ªtulo 237 Andr¨¦, consciente de su culpa, adopt¨® un tono inusualmente menos fr¨ªo mientras enfrentaba mirada acusadora de Sabrina. -Ese d¨ªa Araceli ten¨ªa chequeo m¨¦dico, no pude desocuparme. Una sonrisa sarc¨¢stica se dibuj¨® en losbios de Sabrina, sus ojos reflejando un dolor disfrazado de desd¨¦n. -?No pudiste ni avisarme? Por ma?ana me dejaste ntada y prometiste venir por tarde. No llegaste, ni siquiera mandaste mensaje. Andr¨¦, diriges unapa?¨ªa y no cumples tu pbra. ?As¨ª te consideras un hombre? Su voz, normalmente dulce, ahora dol¨ªa. Aque agresividad inusual en e creaba un ambiente denso. La mirada de Andr¨¦ se ensombreci¨® mientras su voz adquir¨ªa un tono m¨¢s grave, defensivo. -Sabrina, ya deja de hacer tanto drama por nada. Antes no eras tan inmadura. E reion¨®o si hubiera escuchado el chiste m¨¢s absurdo del mundo. -?Me dejas ntada una y otra vez y dices que yo hago drama? Andr¨¦, ?tratas igual a tus socios? Si no cumples con ellos y te piden explicaciones, ?tambi¨¦n les dices que hacen drama y son inmaduros? Los ojos de Andr¨¦ se tornaron oscuros, imprables. -Sabrina, eres mi esposa, persona m¨¢s cercana que tengo. Pens¨¦ que entender¨ªas mejor que los dem¨¢s. El rostro de Sabrina se transform¨® en una m¨¢scara de bu; incluso sus cejas parec¨ªan cubiertas por una capa de escarcha invernal. -Ah¨®rrate esas pbras bonitas. ?Esposa? ?Persona cercana? Andr¨¦, ?tienes cara para decir eso? Tu mam¨¢ tambi¨¦n es cercana a ti. ?La dejar¨ªas ntada tan f¨¢cilo a m¨ª, rompiendo tu pbra? Sabrina v¨® su mirada en los ojos de Andr¨¦, pronunciando cada pbra con ridad cortante: -No soy m¨¢s que tu bote de basura, que puedes usar y tirar cuando se te antoje. No creo que trates a nadie m¨¢s as¨ª, solo a m¨ª. Andr¨¦ qued¨® moment¨¢neamente desorientado. Era cierto: aparte de Sabrina, no trataba a nadie m¨¢s con tal desd¨¦n. En el fondo siempre hab¨ªa sentido que, sin importar lo que hiciera, e entender¨ªa y no lo presionar¨ªa. En ese instanteprendi¨® que quiz¨¢s hab¨ªa sido demasiado informal con e. Tal vez esta vez realmente hab¨ªa cruzado una l¨ªnea. -Tienes raz¨®n, fue mi error. Te pido disculpas. Te prometo que no volver¨¢ a pasar. Aunque no pueda ir, te mar¨¦ para avisarte. Lo ¨²nico que recibi¨®o respuesta fue una sonrisa hda, cargada de desprecio. -Andr¨¦, ya no creer¨¦ ni una s pbra tuya. Sabrina no pretend¨ªa seguir discutiendo viejas heridas. Ten¨ªa perfectamente ro que Andr¨¦ nunca hab¨ªa considerado importante. Pero esta vez furia sobrepasaba sus l¨ªmites habituales. Mir¨¢ndolo directamente a los ojos, pronunci¨® con firmeza: -Ya solicit¨¦ el divorcio ante el tribunal. Espero que el d¨ªa de audiencia no tengas ning¨²n "imprevisto" y faltes. Tras estas pbras, Sabrina dej¨® de prestarle atenci¨®n y gir¨® sobre sus talones para regresar a cl¨ªnica. Antes de entrar, se encontr¨® con Fabi¨¢n, quien hab¨ªa sido expulsado por un anciano y un ni?o, adversarios contra quienes no pudo imponerse. Solo le qued¨® marcharse cabizbajo. Al pasar junto a Sabrina, Fabi¨¢n emiti¨® un sonido despectivo. E decidi¨® ignorarlopletamente y continu¨® su camino sin mirar atr¨¢s. Andr¨¦ permaneci¨® inm¨®vil, con sus ojos oscuros fijos en diri¨®n por donde Sabrina hab¨ªa desaparecido. Fabi¨¢n se aproxim¨® a sudo y, con tono curiosamente entrometido, pregunt¨®: -?De qu¨¦ habl¨® Sabrina contigo? ?Te rem¨® por no ir a su cita? La ¨²ltima vez no pudiste ir, seguro ahora tiene otro n, ?no? Chapter 238 Cap¨ªtulo 238 -Esa mujer no tiene l¨ªmites, siempre sale con algo nuevo. Andr¨¦ interrumpi¨® abruptamente los pensamientos de Fabi¨¢n. -Dice que quiere divorciarse de m¨ª. Fabi¨¢n puso los ojos en nco al escucharlo, sin poder contener un suspiro de fastidio. -?Cu¨¢nto tiempo lleva amenazando con el divorcio? ?Lo ha hecho alguna vez? Siempre usa eso para maniprte. Si e no se cansa de repetirlo, yo ya estoy harto de escucharlo. -Hace un momento te dijo que quer¨ªa ir al registro a divorciarse solo porque no fuiste a su cita. Si hubieras llegado puntual, ni siquiera mencionar¨ªa el divorcio. -Adem¨¢s, ahora hay una esperargu¨ªsima para casarse. Solo para agendar una cita hay que esperar much¨ªsimo. -Un amigo fue con su esposa a iniciar el tr¨¢mite y les dieron fecha hasta el pr¨®ximo mes. Despu¨¦s viene un mes entero de tr¨¢mites... m¨ªnimo se necesitan dos meses para todo el proceso. -Sabrina sabe perfectamente que divorciarse ya no es tan simpleo antes, solo est¨¢ tratando de asustarte. Andr¨¦ interrumpi¨® el incesante mon¨®logo de Fabi¨¢n con voz cortante. -Ya me demand¨® en el tribunal. Fabi¨¢n qued¨® paralizado por un instante, su expresi¨®n transform¨¢ndose r¨¢pidamente de incredulidad a una risa a¨²n m¨¢s estridente. -?En serio le cre¨ªste? ?El divorcio por tribunal tarda todav¨ªa m¨¢s tiempo! ?Por Dios, Sabrina es toda una actriz! Para mar tu atenci¨®n har¨ªa cualquier cosa, ?hasta usar estas t¨¢cticas! Andr¨¦ permaneci¨® en silencio, su rostro apuesto ensombrecido por una expresi¨®n de gravedad inusual. "?Realmente est¨¢ actuando? Si es as¨ª, su interpretaci¨®n resulta demasiado convincente", pens¨® mientras observaba el horizonte con mirada ausente. Fabi¨¢n casi lloraba de risa, pero al notar seriedad que emanaba de Andr¨¦, su carcajada se extingui¨® gradualmente. -Ya, no te lo tomes tan a pecho. E jur¨® que te demand¨®, ?no? Si no est¨¢ mintiendo, pronto te mar¨¢n del tribunal. -Si nunca recibes esa mada, significa que solo est¨¢ jugando contigo. Andr¨¦ desvi¨® mirada hacia distancia y no pronunci¨® pbra alguna, su mente absorta en posibilidades inquietantes. 15.035 De regreso en cl¨ªnica, Romeo y Araceli se concentraban en aprender a identificar diversas hierbas medicinales, sus manos movi¨¦ndose con delicadeza entres ntas mientras el anciano les explicaba sus propiedades. Sabrina observ¨® por un momento as dos figuras absortas en su li¨®n antes de dirigir su atenci¨®n hacia Hern¨¢n, quien le hizo una discreta se?al para que lo siguiera al interior. Una vez dentro, Sabrina no contuvo su curiosidad. -?Qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª, Hern¨¢n? -Ese tal Fabi¨¢n vino hace tiempo. En ese momento no sab¨ªa qui¨¦n era y rechac¨¦ su consulta. -No esperaba que ayer trajera a tu esposo y a otra mujer. Hern¨¢n guardaba resentimiento hacia Andr¨¦ desde hac¨ªa tiempo; constantemente lo ve¨ªa ens noticias con esa otra mujer, y hab¨ªa deseado darle una li¨®n. Sin embargo, pasaba casi todo su tiempo en esta humilde cl¨ªnica, sin posibilidad de interferir en aque situaci¨®n. Ahora, con el peso de los a?os sobre sus hombros, sus hijos le hab¨ªan insistido repetidamente que regresara a casa. El mayor incluso le hab¨ªa dado un ultim¨¢tum: si no volv¨ªa este a?o, lo llevar¨ªan por fuerza. La familia Casta?o hab¨ªa alcanzado gran prosperidad en el mundo empresarial, pero pocos conoc¨ªan que su fortuna inicial proven¨ªa des excepcionales habilidades m¨¦dicas que Hern¨¢n hab¨ªa demostrado en su juventud. La Cl¨ªnica Hip¨®crates, el hospital privado m¨¢s prestigioso a nivel mundial, hab¨ªa sido fundada por familia Casta?o y llevaba el nombre de difunta esposa de Hern¨¢n. Todo el mundo sab¨ªa que este hospital de renombre operaba globalmente desde hac¨ªa d¨¦cadas, pero casi nadie rcionaba su existencia con el Grupo Casta?o, y menos a¨²n sospechaban que este anciano aparentemente insignificante era el verdadero ionista mayoritario del imperio. Chapter 239 Cap¨ªtulo 239 La esposa de Hern¨¢n falleci¨® hace diez a?os en un tr¨¢gico idente. Desde entonces, abandon¨® mansi¨®n familiar y se refugi¨® en aque vieja cl¨ªnica, donde su personalidad se torn¨® cada d¨ªa m¨¢s peculiar. El establecimiento, situado en un paraje remoto y alojado en un edificio desgastado por el tiempo, apenas recib¨ªa visitas de pacientes. El temperamento inusual de Hern¨¢n ahuyentaba a los pocos valientes que se aventuraban a solicitar sus servicios, provocando que se marcharan indignados ante susentarios mordaces. Durante todo un a?o, ning¨²n enfermo cruz¨® el umbral de su consulta. A Hern¨¢n esto no le preocupaba en absoluto. Su prop¨®sito al instrse en aquel lugar no era atender al p¨²blico, sino preservar intactos los recuerdos preciosos junto a su amada esposa. Sin embargo, sus extraordinarias habilidades m¨¦dicas eventualmente trascendieron, propagando su reputaci¨®n por los alrededores. Fue entonces cuando conoci¨® a Sabrina. A lorgo de su existencia, hab¨ªa tratado con innumerables personas de toda ¨ªndole, pero jam¨¢s se hab¨ªa topado con alguien tan perseverante y dedicadao e. Ciertamente, sin esa determinaci¨®n inquebrantable, no habr¨ªa soportado tanto tiempo a un esposo tan negligenteo Andr¨¦. Durante sus momentos libres, Sabrina visitaba frecuentemente cl¨ªnica. Siempre llegaba con alg¨²n detalle culinario preparado por sus propias manos. Hern¨¢n distaba mucho de ser un anciano convencional; cuando recib¨ªa obsequios que no eran de su agrado, no vacba en expresarlo abiertamente. -Esto est¨¢ tan malo que ni un perro loer¨ªa -le devolv¨ªa los alimentos a Sabrina sin el menor reparo cuando no satisfac¨ªan su exigente pdar. Sabrina nunca se ofend¨ªa ante sus cr¨ªticas despiadadas y siempre preguntaba con genuina amabilidad: -?Qu¨¦ sabores le gustan, Hern¨¢n? Para anotarlos y preparar algo mejor pr¨®xima vez. -Me gusta el chocte amargo, no soporto el az¨²car en exceso, prefiero los sabores intensos, nada de esas cosas ins¨ªpidas que preparas -respond¨ªa Hern¨¢n sin filtro alguno, enumerando detadamente todas sus preferencias y aversiones. Sabrina cre¨® espec¨ªficamente un cuaderno para registrar los gustos del anciano. Gradualmente, aprendi¨® a borar tillos que Hern¨¢n disfrutaba plenamente. Cuando el invierno se aproximaba y tej¨ªa guantes para Thiago, confionaba tambi¨¦n un par para su viejo amigo. Para Sabrina, Hern¨¢n representaba figura del abuelo que nunca tuvo. A pesar de su lengua afdao navaja, pose¨ªa el coraz¨®n m¨¢s noble que hab¨ªa conocido. Hern¨¢n, por su parte, reconoc¨ªa sinceridad ens atenciones de Sabrina. Por eso, antes de retornar definitivamente al seno de familia Casta?o, neaba entregarle un obsequio especial. Sin embargo, antes de materializar su intenci¨®n, Andr¨¦ se present¨® voluntariamente en cl¨ªnica. Una presa que se entrega por s¨ª misma no pod¨ªa desaprovecharse. ?Si no les impartiera una li¨®n memorable, no ser¨ªa digno de marse Casta?o! Capitulo 239 Sabrina observ¨® hacia el exterior y disminuy¨® el volumen de su voz considerablemente. -Hern¨¢n, ?es verdad que Araceli tiene una enfermedad terminal? Hern¨¢n esboz¨® una sonrisa maliciosa, -?T¨² crees? M¨ªr saltar de undo a otro, ?Te parece que alguien con una enfermedad terminal tendr¨ªa esa energ¨ªa? Sabrina no mostr¨® sorpresa alguna ante revci¨®n. Pregunt¨® con voz suave: -?Por qu¨¦ ayudas a mantener esa mentira? ?Por qu¨¦ no expones? -Esos dos idiotas ya est¨¢npletamente cegados por e. Aunque les explicara con lujo de detalles verdad, bastar¨ªa con que e derramara un par de l¨¢grimas para que desconfiaran de m¨ª-respondi¨® Hern¨¢n con serenidad. Los a?os, efectivamente, otorgan sabidur¨ªa. En ese instante, Sabrina no pudo evitar admirar profundamente a Hern¨¢n, quien pod¨ªa discernir el n¨²cleo de cualquier problema con una simple mirada. -Araceli es peligrosa. No deber¨ªas permitir que se quede aqu¨ª -advirti¨® Sabrina, consciente de que Hern¨¢n toleraba presencia de Araceli con intenci¨®n de provoca. Sin embargo, Andr¨¦ y Fabi¨¢n representaban un desaf¨ªo considerable. Cuando se trataba de Araceli, el respeto hacia los mayores quedabapletamente relegado. -He vivido demasiados a?oso para no reconocer a personas de todo tipo - resopl¨® Hern¨¢n con desd¨¦n-. Mujereso es he visto cientos de veces en mi juventud. Dnte de otros, no se contienen en absoluto, as¨ª que imagina lo arrogantes que deben ser contigo cuando nadie m¨¢s est¨¢ presente. -No soporto a quienes act¨²an desde el ego¨ªsmo puro mientras fingen conceder favores desde un pedestal de superioridad moral. Chapter 240 Cap¨ªtulo 240 -Sabrina, ni te preocupes por m¨ª. Aunque no est¨¦s aqu¨ª, le voy a dar una buena li¨®n. ?Le gusta hacerse enferma? Pues ahora va a ver c¨®mo trato. Hern¨¢n era reconocido por su sentido de justicia y su intolerancia antes injusticias. A lorgo de su vida, lo que m¨¢s aborrec¨ªa eran personaso Araceli que simban enfermedades para manipr a otros. Al principio, ¨¦l tambi¨¦n hab¨ªa sospechado que Sabrina fing¨ªa y hab¨ªa sometido a pruebas dif¨ªciles. Sabrinaprend¨ªa perfectamente el car¨¢cter del anciano, as¨ª que no insisti¨® m¨¢s en el tema. Como si s¨²bitamente recordara algo importante, Hern¨¢n inquiri¨®: -Por cierto, dijiste que quer¨ªas divorciarte de Andr¨¦. ?En serio piensas hacerlo o solo lo est¨¢s asustando? La voz de Sabrina tembl¨® ligeramente al responder. -?Hasta t¨² crees que no hablo en serio sobre el divorcio? Antes no entend¨ªa por qu¨¦ Araceli, al enterarse sobre su divorcio, en lugar de alegrarse lo hab¨ªa impedido. Ahora finalmenteprend¨ªa raz¨®n: simplemente ninguno cre¨ªa que e fuera capaz de divorciarse. -Tienen un hijo, es normal que pienses en ¨¦l -respondi¨® Hern¨¢n con brusquedad-. Adem¨¢s, familia Carvalho no es un mal lugar y Andr¨¦ tiene sus cualidades. Es l¨®gico que te cueste dejarlo. Si de verdad pudieras abandonarlo, cuando te trat¨® as¨ª, no habr¨ªas aguantado hasta ahora. Sabrina permaneci¨® cada. Tras un prolongado silencio, finalmente confes¨®: -Esta vez va en serio. Ya met¨ª demanda en el tribunal. Cuando acabe el feriado y reciba mada, va a entender que realmente quiero divorciarme. Hern¨¢n observ¨® con mayor atenci¨®n. -?Y tu hijo? -pregunt¨®. -No lo quiero -respondi¨® Sabrina con expresi¨®n distante-. Le cae muy bien Araceli, igual que a su pap¨¢. Si e se vuelve su nueva mam¨¢, estoy segura que Thiago va a estar feliz. Aunque mayor¨ªa des personas suele desaconsejar el divorcio, Hern¨¢n ten¨ªa una visi¨®n diferente. Despreciaba profundamente as mujeres indecisas. Asinti¨® con evidente satisfi¨®n. -Con eso me queda ro que no me equivoqu¨¦ contigo. Hay que ser decidido, muy bien. -Pero no podemos dejar que se salgan con suya despu¨¦s de todo lo que te hicieron pasar. Capitulo 240 Tenemos que responderles igual para que no piensen que somos f¨¢ciles de manipr. Hern¨¢n mir¨® a Sabrina con determinaci¨®n brindo en sus ojos. -Y sobres consecuencias, ni te preocupes. Haz lo que sientas que debes hacer. Si siempre dudas, nunca vas a lograr nada importante. -Sabrina, te estoy dando oportunidad. La decisi¨®n de darles una li¨®n est¨¢ en tus manos. Un escalofrio recorri¨® el cuerpo de Sabrina. Nadie le hab¨ªa hado de esa manera antes. Y verdaderamente, siempre hab¨ªa reflexionado demasiado, lo que result¨® en no conseguir nada y terminar cons manos vac¨ªas. Hern¨¢n siempre hab¨ªa sido una persona queplicabas situaciones. En el pasado, Sabrina hab¨ªa enfrentado numerosas dificultades bajo su supervisi¨®n exigente. Durante el almuerzo, Sabrina, Hern¨¢n y otro individuopart¨ªan mesaiendo juntos. Araceli permanec¨ªa aida a un costado, selionando hierbas medicinales. -?Ay! -grit¨® Araceli cuandos espinas des ntas leceraron el dedo, haci¨¦nd retroceder por el dolor mientras l¨¢grimas amenazaban con brotar de sus ojos. Sin embargo, los tresensales no le prestaron menor atenci¨®n, ni siquiera voltearon a mira. Romeo incluso sirvi¨® un poco m¨¢s deida en el to de Sabrina. -Se?orita Sabrina, este tillo est¨¢ delicioso, s¨ªrvase un poco m¨¢s. Sabrina respondi¨® con una sonrisa amable. -Gracias, t¨² tambi¨¦ne m¨¢s. Romeo demostr¨® una actitud entusiasta. -S¨ª, quiero llenarme bien, porque en tarde voy a seguir ayudando a Hern¨¢n cons hierbas. Araceli, notando que nadie le prestaba atenci¨®n, mordi¨® subio con frustraci¨®n evidente. Se aproxim¨® a ellos con expresi¨®nstimera. -Yo... mi dedo est¨¢stimado, me duele mucho. Chapter 241 Cap¨ªtulo 241 Hern¨¢n ech¨® un vistazo a mano de Araceli yent¨® con tono mordaz: -Ve al hospital ya mismo, no vaya a ser que se te cure antes de llegar. Romeo, observando insignificante herida, no pudo evitar a?adir: -Se?ora Vargas, apenas tiene un rasgu?ito, ?de verdad le duele tanto? Cuando yo me golpeo ni siquiera lloro... ?En serio no puede aguantar m¨¢s que un ni?o de cinco a?os? Araceli adopt¨® una postura desfalleciente, proyectando fragilidad en su rostro aunque sus pbras revban otra cosa. -Peque?o, mi condici¨®n f¨ªsica no eso de ustedes,s personas normales... -La semana pasada me cort¨¦ el dedo por idente y sangr¨¦ much¨ªsimo. Andr¨¦ estaba tan preocupado que pudiera tener secus que insisti¨® en llevarme al hospital para revisarme. -Andr¨¦ sabe que mi situaci¨®n actual es especial, y que si mestimo podr¨ªa sangrar sin parar. Para evitar que me falte sangre, incluso prepar¨® bolsas de sangre con anticipaci¨®n... -Cuando llegamos al hospital, atend¨ªan una emergencia de un paciente con hemorragia grave, as¨ª que sangre destinada para m¨ª se dieron a ese paciente. -Andr¨¦ se enfureci¨® al enterarse, ?qu¨¦ pasar¨ªa si yo no dejaba de sangrar? Luego decidi¨® despedir a todo el personal m¨¦dico que tom¨® decisiones sin consultarlo aque noche. -Ay, ¨¦l simplemente se preocupa demasiado. Solo fue un cortecito en el dedo, no necesitaba transfusi¨®n de sangre. Araceli pronunci¨® estas pbras calcdamente, exhibiendo ante Sabrina desmedida preocupaci¨®n de Andr¨¦ por e, mientras insinuaba sutilmente que cualquier da?o hacia su persona no quedar¨ªa impune por parte de ¨¦l. Sabrina contempl¨® a Araceli y esboz¨® una sonrisa: -No te preocupes, ahorita mismo mo a Andr¨¦ para que venga por ti. Araceli qued¨® desconcertada, incapaz de asimr que Sabrina no mostrara enfado sino disposici¨®n a contactar a Andr¨¦. -Se?orita Ib¨¢?ez, no hace falta, es solo un rasponcito, no hay que armar tanto drama... Sabrina ignor¨®s protestas de Araceli y tom¨® su celr para mar a Andr¨¦. Al observar esto, un destello g¨¦lido atraves¨® mirada de Araceli. Resultaba evidente que solo utilizaba su heridao pretexto paraunicarse con Andr¨¦. Estaba convencida de que ¨¦l responder¨ªa su mada. Sin embargo, mientras formba esta conclusi¨®n en su mente, Andr¨¦ contest¨®. -?Qu¨¦ pasa, Sabrina? Capitulo 241 Quiz¨¢s porques pbras pronunciadas por Sabrina ese d¨ªa hab¨ªan surtido alg¨²n efecto, el tono de Andr¨¦ no transmit¨ªa frialdad ni impaciencia. Sabrina explic¨®: -La se?orita se cort¨® mano mientras escog¨ªa hierbas, deber¨ªas venir por e y lleva al hospital para revisi¨®n. La voz de Andr¨¦ adquiri¨® mayor seriedad: -?Es grave? Sabrina examin¨® mano de Araceli. -Ven a verlo t¨² mismo. Andr¨¦ no hab¨ªa respondido a¨²n cuando voz de su asistente, Pa D¨ªaz, reson¨® desde el otro extremo de l¨ªnea. -Se?or Carvalho, reuni¨®n est¨¢ lista, puedeenzar cuando guste. Andr¨¦ asinti¨® y luego se dirigi¨® a Sabrina: -Estoy a punto de entrar a una junta, no puedo salir ahora. Si herida no es seria, que Hern¨¢n le ponga un vendaje. Sabrina replic¨®: -La situaci¨®n de se?orita es especial, no nos atrevemos a venda as¨ª nom¨¢s. Si su herida se infecta o empeora, no queremos que nos culpen. Como se?orita es tan valiosa, mejor ll¨¦v al hospital para que revisen. Andr¨¦ guard¨® silencio moment¨¢neamente. -M¨¢ndame una foto para ver si es grave. -Las fotos y videos no muestran con exactitud gravedad de herida. Ya hasta est¨¢ llorando de dolor, deber¨ªas venir a verlo. Sabrina hizo una pausa estrat¨¦gica. -ro, si no vienes y se desmaya por p¨¦rdida de sangre o algo peor, nosotros no nos hacemos responsables. Chapter 242 Cap¨ªtulo 242 Araceli contemba at¨®nita audacia de Sabrina. ?Qu¨¦ pretend¨ªa con aque mada? Quiz¨¢s buscaba utilizar esta situaci¨®no pretexto para aferrarse a Andr¨¦. Sin embargo, aunque Andr¨¦ acudiera, lo har¨ªa exclusivamente por e. ?Qu¨¦ papel jugaba Sabrina en todo esto? La intriga se deslizabao veneno por sus pensamientos mientras observaba c¨®mo Sabrina, tras finalizar mada, invitaba afablemente a Hern¨¢n y Thiago a retomar el almuerzo. Araceli se toc¨® el est¨®mago, que protestaba por falta de alimento. Esa ma?ana hab¨ªa prescindido del desayuno anticipandopartir el almuerzo con Andr¨¦, pero los nes se hab¨ªan torcido cuando Hern¨¢n dej¨® varada en aquel lugar. Al menos ahora Andr¨¦ vendr¨ªa a rescata, raz¨®n por cual no hab¨ªa detenido a Sabrina durante mada. Necesitaba urgentementeunicarle a Andr¨¦ el trato deplorable que estaba recibiendo. Transcurrida una hora, Andr¨¦ finalmente hizo su aparici¨®n. Para entonces, Sabrina y los dem¨¢s hab¨ªan concluido su almuerzo. Romeo selionaba hierbas con esmero, Sabrina pulverizaba ntas medicinales con dedicaci¨®n met¨®dica, y "paciente¡± Araceli permanec¨ªa sentada estrat¨¦gicamente frente a puerta, vignte. Al distinguir imponente figura masculina cruzando el umbral con zancadas decididas, sus ojos se iluminaron instant¨¢neamente. -?Andr¨¦, viniste! El hombre dirigi¨® su mirada hacia mano de e. -?Es muy grave herida? Araceli, emndo a un conejo asustado, ocult¨® r¨¢pidamente mano tras su espalda. -No, solo me cort¨¦ tantito, ya estoy bien... Andr¨¦ frunci¨® el ce?o y captur¨® aque mano evasiva. Su desconcierto fue inmediato: piel de Araceli luc¨ªa inmacda, sin rastro alguno de lesi¨®n. Efectivamente,o e afirmaba, ya estabapletamente recuperada. Andr¨¦ dirigi¨® una mirada severa hacia Sabrina, quien continuaba imperturbable con subor. -?Me est¨¢s tomando el pelo? Antes que Sabrina pudiera articr respuesta, Romeo intervino decidido. -Se?or Carvalho, ?por qu¨¦ no pregunta primero antes de acusar a se?orita Sabrina? Fue se?ora Vargas quien se quejaba de dolor. Dijo que su condici¨®n era especial y que podr¨ªa desangrarse. -Hasta cont¨® que semana pasada se cort¨® el dedo y usted estaba tan preocupado que llev¨® al hospital y ten¨ªa sangre lista para e. -Resulta que hab¨ªa un paciente con hemorragia en el hospital y usaron sangre de se?ora 15.03 Capitulo 242 Vargas. Usted se enoj¨® tanto que corri¨® a todos los doctores. Los adultos suelen mentir, pero los ni?os generalmente dicen verdad. Aunque Andr¨¦ albergaba ciertas dudas sobre Romeo, el peque?o hab¨ªa mencionado detalles espec¨ªficos que solo ¨¦l y Araceli conoc¨ªan. La verdad resultaba evidente. En ese preciso instante, Hern¨¢n emergi¨® de trastienda cargando varios frascos medicinales. -Esta joven se?orita realmente dijo todo eso, si no, habr¨ªamos vendado sin pensarlo dos veces. Andr¨¦ v¨® su mirada en Araceli. Sus ojos oscuros reflejaban una calma inquietante. -Araceli, ?es cierto? E apret¨® involuntariamente el pu?o. Casi hab¨ªa olvidado que todos all¨ª eran aliados de Sabrina, ninguno tomar¨ªa su partido. Su mente trabaj¨® velozmente hasta encontrar una justificaci¨®n usible. -Escuch¨¦ que todass medicinas tienen algo de veneno, y me cort¨¦ identalmente cons hierbas, as¨ª que en ese momento me dio miedo infectarme. -Le cont¨¦ a se?orita Ib¨¢?ez lo del hospital porque el ni?o dijo que cuando sestima, ni le importa. No quer¨ªa verme m¨¢s d¨¦bil que un ni?o de cinco a?os... por eso se lo expliqu¨¦. -Adem¨¢s... Elev¨® mirada hacia Andr¨¦. -Yo en ese momento no le dije nada a se?orita Ib¨¢?ez. Fuiste t¨² quien lleg¨® acusando sin preguntar y dijiste que e te estaba tomando el pelo... 212 Chapter 243 Cap¨ªtulo 242 Araceli contemba at¨®nita audacia de Sabrina. ?Qu¨¦ pretend¨ªa con aque mada? Quiz¨¢s buscaba utilizar esta situaci¨®no pretexto para aferrarse a Andr¨¦. Sin embargo, aunque Andr¨¦ acudiera, lo har¨ªa exclusivamente por e. ?Qu¨¦ papel jugaba Sabrina en todo esto? La intriga se deslizabao veneno por sus pensamientos mientras observaba c¨®mo Sabrina, tras finalizar mada, invitaba afablemente a Hern¨¢n y Thiago a retomar el almuerzo. Araceli se toc¨® el est¨®mago, que protestaba por falta de alimento. Esa ma?ana hab¨ªa prescindido del desayuno anticipandopartir el almuerzo con Andr¨¦, pero los nes se hab¨ªan torcido cuando Hern¨¢n dej¨® varada en aquel lugar. Al menos ahora Andr¨¦ vendr¨ªa a rescata, raz¨®n por cual no hab¨ªa detenido a Sabrina durante mada. Necesitaba urgentementeunicarle a Andr¨¦ el trato deplorable que estaba recibiendo. Transcurrida una hora, Andr¨¦ finalmente hizo su aparici¨®n. Para entonces, Sabrina y los dem¨¢s hab¨ªan concluido su almuerzo. Romeo selionaba hierbas con esmero, Sabrina pulverizaba ntas medicinales con dedicaci¨®n met¨®dica, y "paciente¡± Araceli permanec¨ªa sentada estrat¨¦gicamente frente a puerta, vignte. Al distinguir imponente figura masculina cruzando el umbral con zancadas decididas, sus ojos se iluminaron instant¨¢neamente. -?Andr¨¦, viniste! El hombre dirigi¨® su mirada hacia mano de e. -?Es muy grave herida? Araceli, emndo a un conejo asustado, ocult¨® r¨¢pidamente mano tras su espalda. -No, solo me cort¨¦ tantito, ya estoy bien... Andr¨¦ frunci¨® el ce?o y captur¨® aque mano evasiva. Su desconcierto fue inmediato: piel de Araceli luc¨ªa inmacda, sin rastro alguno de lesi¨®n. Efectivamente,o e afirmaba, ya estabapletamente recuperada. Andr¨¦ dirigi¨® una mirada severa hacia Sabrina, quien continuaba imperturbable con subor. -?Me est¨¢s tomando el pelo? Antes que Sabrina pudiera articr respuesta, Romeo intervino decidido. -Se?or Carvalho, ?por qu¨¦ no pregunta primero antes de acusar a se?orita Sabrina? Fue se?ora Vargas quien se quejaba de dolor. Dijo que su condici¨®n era especial y que podr¨ªa desangrarse. -Hasta cont¨® que semana pasada se cort¨® el dedo y usted estaba tan preocupado que llev¨® al hospital y ten¨ªa sangre lista para e. -Resulta que hab¨ªa un paciente con hemorragia en el hospital y usaron sangre de se?ora 15.03 Capitulo 242 Vargas. Usted se enoj¨® tanto que corri¨® a todos los doctores. Los adultos suelen mentir, pero los ni?os generalmente dicen verdad. Aunque Andr¨¦ albergaba ciertas dudas sobre Romeo, el peque?o hab¨ªa mencionado detalles espec¨ªficos que solo ¨¦l y Araceli conoc¨ªan. La verdad resultaba evidente. En ese preciso instante, Hern¨¢n emergi¨® de trastienda cargando varios frascos medicinales. -Esta joven se?orita realmente dijo todo eso, si no, habr¨ªamos vendado sin pensarlo dos veces. Andr¨¦ v¨® su mirada en Araceli. Sus ojos oscuros reflejaban una calma inquietante. -Araceli, ?es cierto? E apret¨® involuntariamente el pu?o. Casi hab¨ªa olvidado que todos all¨ª eran aliados de Sabrina, ninguno tomar¨ªa su partido. Su mente trabaj¨® velozmente hasta encontrar una justificaci¨®n usible. -Escuch¨¦ que todass medicinas tienen algo de veneno, y me cort¨¦ identalmente cons hierbas, as¨ª que en ese momento me dio miedo infectarme. -Le cont¨¦ a se?orita Ib¨¢?ez lo del hospital porque el ni?o dijo que cuando sestima, ni le importa. No quer¨ªa verme m¨¢s d¨¦bil que un ni?o de cinco a?os... por eso se lo expliqu¨¦. -Adem¨¢s... Elev¨® mirada hacia Andr¨¦. -Yo en ese momento no le dije nada a se?orita Ib¨¢?ez. Fuiste t¨² quien lleg¨® acusando sin preguntar y dijiste que e te estaba tomando el pelo... 212 Chapter 244 Cap¨ªtulo 244 El rostro de Araceli fluctu¨® entre el rubor y palidez al escuchar aques pbras tan directas. Sus ojos revron un breve destello de indignaci¨®n que r¨¢pidamente ocult¨® tras una expresi¨®n de inocencia ensayada. -Se?or Casta?o, me est¨¢ malinterpretando... No heido nada, solo quer¨ªa salir un momento con Andr¨¦ para almorzar algo. Hern¨¢n observ¨® con ojos prantes que parec¨ªan atravesar el velo de sus excusas, y respondi¨® con firmeza inflexible: -Te doy una hora exacta. Si te retrasas, hoy te quedar¨¢s una hora adicional. Y si tardas dos horas, ser¨¢n cuatro horas extra de trabajo. Andr¨¦ tens¨® mand¨ªb y su ce?o se arrug¨® profundamente, evidenciando su desacuerdo cons condiciones impuestas. -?No cree que est¨¢ siendo demasiado estricto con estas exigencias? -Sin res ras no existe orden. T¨² mismo diriges una empresa, ?permitir¨ªas que tus empleados llegaran tarde o se marcharan antes de tiempo sin consecuencias? -E no es su empleada -replic¨® Andr¨¦, con un tono que mezba reproche y contenci¨®n. Hern¨¢n liber¨® una risa seca, carente de humor, mientras sus ojos se endurec¨ªan a¨²n m¨¢s. -Estoy tratando una enfermedad terminal sin cobrarle un solo peso. ?Y ni siquiera puede dedicar unos d¨ªas a tareas sencis? Si tan poco valora su propia vida, no espere que los dem¨¢s se esfuercen tanto por salva. Las pbras de Hern¨¢n dejaron a Andr¨¦ sin argumentos, atrapado en l¨®gica imcable que no pod¨ªa rebatir sin contradecir sus propios principios empresariales. La tensi¨®n se respiraba en el ambiente mientras el silencio se extend¨ªa entre ellos. Araceli sinti¨® c¨®mo un nudo apretaba su garganta. Deseaba enfrentarse a este hombre y desenmascararlo ante Andr¨¦o el chat¨¢n que cre¨ªa que era. ?No resultaba evidente que este anciano buscaba deliberadamente pone en aprietos? La impotencia corro¨ªa por dentro, pero revr verdad significar¨ªa exponer tambi¨¦n su propia mentira. En su mente, culpable ten¨ªa nombre y rostro: Sabrina. Estaba convencida de que e hab¨ªa conspirado con este viejo para fastidia. Este pensamiento aliment¨® todav¨ªa m¨¢s el odio que bull¨ªa en su interior. Andr¨¦ dirigi¨® su mirada hacia Araceli con expresi¨®n interrogante. -?Vienes conmigo para hacerte un chequeo o prefieres quedarte aqu¨ª? No era ingenuo; hab¨ªa notado ques heridas ens manos de Araceli carec¨ªan de gravedad. Ni siquiera requer¨ªan vendaje, pues los cortes ya hab¨ªan cicatrizado. Araceli hab¨ªa neado usar estoo pretexto para marcharse, pero despu¨¦s des pbras de Hern¨¢n, esa opci¨®n quedaba descartada. Ya hab¨ªa invertido medio d¨ªa all¨ª, y abandonar ahora significar¨ªa 15:04 Capitulo 244 -No, Andr¨¦, regresa t¨²... Yo estoy bien -respondi¨® con una sonrisa forzada que apenas ocultaba su frustraci¨®n. Andr¨¦ consult¨® su reloj; deb¨ªa regresar para una reuni¨®n importante y no dispon¨ªa de tiempo para quedarse pa?ando a Araceli. Al escuchar su respuesta, asinti¨® levemente. -Bien, entonces me voy a reuni¨®n. Sin m¨¢s pbras, Andr¨¦ se dio vuelta y se march¨® con pasos firmes. Araceli se gir¨® y capt¨® mirada de Sabrina, quien esbozaba una sonrisa burlona en losbios. Esa expresi¨®n parec¨ªa transmitir un mensaje ro: "No eres tan especialo crees, ?verdad?" Araceli mordi¨® subio inferior involuntariamente. Andr¨¦ hab¨ªa olvidado porpleto que e no hab¨ªa almorzado. Durantes horas siguientes, Araceli tuvo que contenerse y soportar mientras realizababores b¨¢sicas junto a Romeo, selionando hierbas medicinales. Comos ntas se recolectaban ens profundidades de monta?a, ven¨ªan mezdas con numerosas ramas secas y enredaderas espinosas que dificultaban tarea. Cada vez que Araceli se raspaba con alguna espina, dejaba escapar un suave quejido y retiraba mano con un gesto exagerado de dolor,poniendo una expresi¨®n casicrimosa que buscaba generarpasi¨®n. A lorgo de toda jornada, Romeo ya hab¨ªapletado seli¨®n de tres lotespletos de hierbas, mientras Araceli no hab¨ªa conseguido terminar ni siquiera uno. La noche cay¨® r¨¢pidamente sobre el paisaje, y Hern¨¢n, advirtiendo hora, m¨® a todos para que regresaran. Al salir de cl¨ªnica, Fabi¨¢n ya esperaba en el exterior, apoyado despreocupadamente contra un auto deportivo mientras fumaba un cigarrillo con gesto indolente. Al verlo, Araceli corri¨® hacia ¨¦lo si hubiera divisado a su salvador en medio de un desierto. -?Fabi¨¢n! Sabrina observ¨® brevemente escena entre ambos antes de alejarse junto a Romeo. Sin necesidad de presenciarlo, pod¨ªa imaginar perfectamente que Araceli aprovechar¨ªa para desahogarse y presentar quejas boradas sobre su d¨ªa. La ma?ana siguiente, cuando Sabrina lleg¨® a cl¨ªnica, not¨® que Araceli a¨²n no hab¨ªa aparecido. Media hora m¨¢s tarde, el silencio de ma?ana se vio interrumpido por sonidos desordenados de pasos y el inconfundible nto de Araceli aproxim¨¢ndose desde entrada. 212 Chapter 245 Cap¨ªtulo 245 -Soy yo in¨²til, por eso mestim¨¦... Esto no tiene nada que ver con se?orita Ib¨¢?ez. La voz de Fabi¨¢n reson¨® cargada de furia contenida: -?Ese viejo conoce a Sabrina, solo un idiota creer¨ªa que no est¨¢n conspirando juntos! Apenas termin¨® de har, Fabi¨¢n irrumpi¨®o un hurac¨¢n en habitaci¨®n, con el rostro desencajado y los pu?os crispados. -?Sabrina, te lo advierto, si vuelves a meterte con Araceli, tes ver¨¢s conmigo! Hern¨¢n, que observaba escena desde un rinc¨®n, frunci¨® el ce?o con desd¨¦n. -?Por qu¨¦ tanto esc¨¢ndalo tan temprano? ?Otra vez con mal aliento y estre?imiento? Fabi¨¢n, cual bestia acorrda lista para atacar al primer movimiento, dirigi¨® instant¨¢neamente su rabia hacia Hern¨¢n. Lo se?al¨® con el dedo ¨ªndice tembloroso mientras su rostro se transformaba en una m¨¢scara de odio puro. -Viejo asqueroso, te lo advierto, si le tocas un solo pelo a Araceli, te deshago todos los huesos. -?Y t¨², mocoso! ?Si te atreves a insultar a Araceli una vez m¨¢s, te rompo cara! Jam¨¢s hab¨ªa contemdo una explosi¨®n de ira tan visceral, as¨ª que Romeo, aterrorizado, retrocedi¨® instintivamente y busc¨® proti¨®n tras figura de Sabrina. Al percibir el efecto intimidante de sus pbras, Fabi¨¢n esboz¨® una sonrisa de satisfi¨®n perversa. v¨® su mirada desafiante en Romeo, preparando ya su siguiente andanada de amenazas. En ese preciso instante, un l¨ªquido ardiente impact¨® contra su rostro, provoc¨¢ndole un rido de dolor que reson¨® por toda estancia. -?Ahhh! ?Te atreves anzarme esto? ?Perdiste cabeza? Sabrina se interpuso con determinaci¨®n entre Romeo y Hern¨¢n, su voz g¨¦lidao un t¨¦mpano. -?L¨¢rgate de aqu¨ª, cobarde! La bebida que Sabrina hab¨ªa preparado minutos antes para Hern¨¢n manten¨ªa a¨²n su temperatura abrasadora. El rostro de Fabi¨¢n se encendi¨® por el calor intenso, nubl¨¢ndole moment¨¢neamente visi¨®n. Los enfrentamientos previos con Sabrina hab¨ªan sembrado en ¨¦l un odio profundo hacia e. Tampoco guardaba respeto alguno por Romeo y Hern¨¢n, quienes lo hab¨ªan menospreciado en numerosas ocasiones. Su presencia en cl¨ªnica hoy obedec¨ªa a un doble prop¨®sito: defender el honor de Araceli y cobrarse viejas humiciones. Ahora, con el orgullo herido por i¨®n de Sabrina, sus ojos se inyectaron de sangre por rabia incontenible. -?Sabrina, maldita sea, si hoy no te mato, no me apellido Guerrero! Romeo, deleit¨¢ndose con situaci¨®n, asom¨® cabeza desde su refugio tras Sabrina. -Se?or Guerrero, si renuncia a su apellido, ?quiere llevar el mismo que se?ora Vargas? Romeo hab¨ªa considerado sugerir que si renunciaba al apellido Guerrero, quiz¨¢s anhr¨ªa adoptar el apellido Ib¨¢?ez. Pero descart¨® r¨¢pidamente esta idea al recordar que se?orita Sabrina ya ten¨ªa un hijo, Thiago, cuyas capacidades intelectuales no destacaban precisamente, y a?adir otro descendiente de dudosa inteligencia no auguraba nada positivo. Fabi¨¢n, convertido en una furia desatada, se abnz¨® hacia ellos con violencia animal. -?Los voy a matar! Araceli dibuj¨® una leve sonrisa maliciosa en susbios. Aunque sus pbras fing¨ªan preocupaci¨®n, no realiz¨® el m¨¢s m¨ªnimo intento por detener confrontaci¨®n. -Fabi¨¢n, tranquil¨ªzate, podemos resolver esto hando. Hern¨¢n, evaluando con rapidez peligrosidad de situaci¨®n, ya hab¨ªa desaparecido discretamente del escenario. Sabrina, lejos de ser ingenua,prendi¨® insensatez de enfrentarse directamente a un hombre fuera de control. Sujet¨® a Romeo por el brazo y ambos se refugiaron apresuradamente en una habitaci¨®n interior, asegurando puerta con ve. -?Bang, bang, bang! Golpes violentos sacud¨ªan puerta con tal intensidad que parec¨ªa a punto de ceder ante fuerza bruta,o si toda estructura fuera a desmoronarse en cualquier momento. Romeo, observando con nerviosismo c¨®mo puerta temba bajo el ataque, pregunt¨® con voz insegura: -Hern¨¢n, ?crees que esta puerta aguantar¨¢? Hern¨¢n carraspe¨® ligeramente, evaluando situaci¨®n con aparente calma. -La puerta tiene d¨¦cadas, no creo que resista mucho tiempo m¨¢s. Romeo dej¨® traslucir su creciente inquietud. -?Y qu¨¦ hacemos? Parece que ese tipo perdi¨®pletamente cabeza... Chapter 246 Cap¨ªtulo 246 Sabrina acarici¨® cabeza de Romeo con ternura mientras le dedicaba una sonrisa tranquilizadora que contrastaba con violencia de los golpes que sacud¨ªan puerta. -Ya m¨¦ a polic¨ªa, no te preocupes. Mientras pronunciaba estas pbras, mada fue contestada. Sabrina transform¨® instant¨¢neamente su rostro sereno en una m¨¢scara de terror perfectamente calcda, modndo su voz para transmitir un p¨¢nico que distaba mucho de sentir realmente. -Hay un loco afuera golpeando nuestra puerta y amenaz¨¢ndonos de muerte. Es horrible... Tenemos a un ni?o de cinco a?os y a un anciano de m¨¢s de setenta... No podemos defendernos. Activ¨® el altavoz para que todos pudieran escuchar respuesta, justo cuando los golpes brutales contra puerta resonaban con m¨¢s fuerza. -?Bum! ?Bum! ?Bum! El estruendo ensordecedor hizo que el oficial al otrodo de l¨ªnea adoptara un tono m¨¢s grave y urgente. -Esc¨®ndanse lo mejor que puedan y busquen algo para defenderse. Vamos para all¨¢ lo m¨¢s r¨¢pido posible. Tras colgar, Romeo observaba puerta temblorosa con ojos inquietos, mordisque¨¢ndose elbio inferior en un gesto instintivo de ansiedad. -?Cree que aguantaremos hasta que llegue polic¨ªa? Sabrina sonri¨® levemente, con una calma que parec¨ªa fuera de lugar en medio del caos. -ro que s¨ª, tranquilo. Girando cabeza hacia Hern¨¢n, sus ojos briron con una chispa de astucia calcdora que Romeo no alcanz¨® a percibir. -?Tiene alguna medicina que cause alergias? Hern¨¢n capt¨® inmediatamente intenci¨®n que se escond¨ªa tras aque pregunta aparentemente inocente. Una sonrisa ir¨®nica se dibuj¨® en su rostro arrugado. -Es el primero en atreverse a armar esc¨¢ndalo en mi territorio. ?Le voy a dar una li¨®n que nunca va a olvidar! Sin perder tiempo, extrajo varios frascos de medicamentos yenz¨® a mezr sus contenidos con precisi¨®n experta, sus dedos movi¨¦ndose con agilidad propia de d¨¦cadas de experiencia. -?Pum! 15043 Capitulo 246 La puerta principal cedi¨® finalmente con un estruendo apocal¨ªptico, incapaz de resistir m¨¢s furia desatada de Fabi¨¢n. Hern¨¢n reion¨® con velocidad de un depredador,nzando el polvo directamente al rostro del intruso. -T¨¢pense boca y nariz. Ambos obedecieron instant¨¢neamente, cubriendo sus v¨ªas respiratorias con lo primero que encontraron a mano. Fabi¨¢n, que apenas cruzaba el umbral con expresi¨®n triunfal, recibi¨® nube de polvo medicinal directamente en el rostro. El efecto fue inmediato y devastador. Sus ojosenzaron a arder con una intensidad insoportable,o si alguien hubiera vertido ¨¢cido en ellos. Los ojos, vulnerables y expuestos, reionaron violentamente ante elpuesto desconocido. Fabi¨¢n se desplom¨® retorci¨¦ndose sobre el suelo fr¨ªo, cubriendo su rostro con manos temblorosas mientras gem¨ªa de dolor. En cuesti¨®n de segundos, su piel empez¨® a cubrirse de erupciones rojizas que se extend¨ªano fuego por pradera. Dominado por un impulso primitivo,enz¨® a rascarse fren¨¦ticamente, dejando surcos sangrientos en su rostro y brazos. -?C¨®mo duele! ?C¨®mo pica! ?Aaah! Sus gritos desgarradores resonaban en habitaci¨®n mientras se retorc¨ªao un animal herido. -?Araceli, ay¨²dame! Araceli, que inicialmente se hab¨ªa aproximado con intenci¨®n de socorrerlo, retrocedi¨® horrorizada ante visi¨®n grotesca, sus ojos dtados por el miedo, incapaz de acercarse m¨¢s. Cuando finalmente Fabi¨¢n dej¨® de moverse, yac¨ªa inm¨®vil sobre el suelo, tan agotado que apenas pod¨ªa respirar entre espasmos ocasionales. Los minutos se arrastraron con lentitud agonizante hasta que, finalmente,s sirenas anunciaron llegada de polic¨ªa. Al contemr escena, los oficiales intercambiaron miradas de asombro y maron inmediatamente a una ambncia para tradar a Fabi¨¢n al hospital. En habitaci¨®n hospitria, envuelto en vendaso una antigua momia egipcia, Fabi¨¢n segu¨ªa vociferando amenazas con voz ronca por los gritos anteriores. -?Voy a meter a Sabrina, al viejo y al mocoso a c¨¢rcel! -?Me dejaron as¨ª y los voy a hacer sufrir m¨¢s que yo! Cegado por una rabia que nuba su juicio, Fabi¨¢n hab¨ªa olvidado hijo de Gabriel. No eran personas as que Capitulo 246 pudiera intimidar con amenazas vac¨ªas. Araceli permanec¨ªa a sudo, fingiendo consrlo mientras deslizabaentarios que solo consegu¨ªan avivar su ira,o quien so discretamente sobre brasas moribundas. Apenas diez minutos despu¨¦s, Andr¨¦ cruzaba el umbral de habitaci¨®n con paso cansado. Se frot¨® frente con gesto de fatiga mientras exhba un suspiro profundo. -?Y ahora qu¨¦ pas¨®? Acababa de firmar un importante contrato y neaba regresar a su oficina cuando recibi¨® mada rmante de Araceli. Fabi¨¢n, con el rostro enrojecido bajos vendas, exm¨® con voz entrecortada: -?Fue Sabrina! E, el mocoso y el viejo me mandaron al hospital. Chapter 247 Cap¨ªtulo 247 La cara de Fabi¨¢n permanec¨ªa envuelta en gruesas vendas que solo dejaban visibles sus ojos hinchados y enrojecidos. Andr¨¦ lo observ¨® con una mirada cargada de escepticismo mientras procesaba informaci¨®n reci¨¦n recibida. -?Me est¨¢s diciendo que Sabrina te dej¨® as¨ª? -?ro que fue e! -exm¨® Fabi¨¢n con voz enfurecida-. ?Y tambi¨¦n ese mocoso y el viejo! Andr¨¦ no era ning¨²n ingenuo. Analiz¨® situaci¨®n con rapidez, identificandos incongruencias evidentes en el rto. -Romeo apenas tiene cinco a?os y Hern¨¢n ya pas¨® los setenta. Aunque atacaran los tres juntos, ser¨ªa pr¨¢cticamente imposible que te dejaran as¨ª, ?no crees? La diferencia natural de fuerza entre un hombre y una mujer era innegable, y considerando que Sabrina estaba pa?ada ¨²nicamente de un anciano y un ni?o peque?o, resultaba inveros¨ªmil que hubieran logrado infligirle da?os tan severos. Unos golpes firmes interrumpieron conversaci¨®n. La puerta se abri¨® para dar paso a varios polic¨ªas uniformados que ingresaron con expresiones severas. -Se?or Guerrero, est¨¢ usted acusado de da?os a propiedad privada y de amenazas e intimidaci¨®n con violencia, conductas consideradas graves. Dado su estado actual de hospitalizaci¨®n, procederemos a interrogarlo aqu¨ª mismo. Fabi¨¢n qued¨®pletamente at¨®nito antes pbras del oficial. -?Est¨¢n confundidos? ?Soy yo el que est¨¢ en el hospital! ?No van a detener a los que me agredieron y en cambio vienen a interrogarme? -Se?or Guerrero¨Crespondi¨® el polic¨ªa con rostro impasible-, sus lesiones no fueron causadas por terceros, sino que usted mismo ses provoc¨® al forzar entrada. -Ya investigamos el incidente. Usted derrib¨® puerta y al hacerlo, tumb¨® un estante con medicamentos que le causaron una rei¨®n al¨¦rgica. No tiene ninguna rci¨®n cons otras personas. Tras explicar situaci¨®n, el oficial repar¨® en presencia de Andr¨¦. Durante su investigaci¨®n, los polic¨ªas ya hab¨ªan indagado sobre el entorno de Sabrina y conoc¨ªan perfectamente qui¨¦n era Andr¨¦. -Se?or Carvalho -dijo el polic¨ªa-, su esposa sufri¨® un susto considerable. ?No considera pertinente ir a ve? -De cualquier manera, en esta ocasi¨®n fue el se?or Guerrero quien inici¨® provocaci¨®n. Desde cualquier ¨¢ngulo, ¨¦l no tiene justificaci¨®n para sus iones. Aunque el oficial manten¨ªa un tono profesional, su mirada hacia Andr¨¦ conten¨ªa un destello 15:05 Capitulo 247 inequ¨ªvoco de reprobaci¨®n. Un supuesto amigo que llevaba a su amante a provocar conflictos resultaba excesivamente atrevido. Era gracias a que se?orita Ib¨¢?ez conoc¨ªa ley y ten¨ªa principios que no hab¨ªa respondido al mismo nivel de provocaci¨®n. De lo contrario, si se hubiera desencadenado una pelea f¨ªsica, aunque fuera catalogadao agresi¨®n mutua, se?orita Ib¨¢?ez habr¨ªa llevado todass de perder. Andr¨¦ finalmenteprendi¨® magnitud de lo sucedido. Su entrecejo se arrug¨® profundamente mientras sent¨ªa una creciente furia interna. ?C¨®mo no hab¨ªa anticipado que Fabi¨¢n podr¨ªa causarle tantos problemas? -?Eso es totalmente absurdo! -protest¨® Fabi¨¢n, neg¨¢ndose a aceptar situaci¨®n ¡ª ?Ellos intimidaron primero a Araceli! ?Por qu¨¦ pueden intimidar a alguien y nosotros no podemos defendernos? El polic¨ªa dirigi¨® su atenci¨®n hacia Fabi¨¢n con expresi¨®n inquisitiva. -Se?or Guerrero, ?podr¨ªa explicar exactamente c¨®mo intimidaron a se?orita? -?La obligaron a selionar hierbas y Araceli se cort¨® mano! -respondi¨® Fabi¨¢n con absoluta convi¨®n-. ?Araceli es violinista y si sus manos quedan da?adas, ?qui¨¦n va a responsabilizarse?! Al pronunciar estas pbras, Fabi¨¢n tom¨® mano de Araceli para mostrao evidencia al oficial. El polic¨ªa examin¨® mano en cuesti¨®n y se qued¨® moment¨¢neamente sin pbras. Araceli presentaba unos cortes superficiales, aparentemente causados por ramas o algo simr. Eran leves y probablemente sanar¨ªan para el d¨ªa siguiente. Aunque consideraba quejapletamente rid¨ªc, el oficial pregunt¨® por puro procedimiento: -?La obligaron a selionars hierbas contra su voluntad? -?S¨ª!-insisti¨® Fabi¨¢n con un brillo de triunfo en sus ojos-. ?Amenazaron su vida! Al escuchar semejante acusaci¨®n, el rostro del polic¨ªa se transform¨® instant¨¢neamente. -Se?or Guerrero, si lo que afirma es verdad, investigaremos este asunto con toda seriedad... El oficial no hab¨ªa terminado de har cuando Fabi¨¢n, creyendo tener ventaja,enz¨® a insistir m¨¢s. -ro, tienen que tomarlo en serio. Est¨¢n usando vida de Aracelio amenaza... Chapter 248 Cap¨ªtulo 248 Andr¨¦ finalmente no pudo soportarlo m¨¢s e interrumpi¨® conversaci¨®n de Fabi¨¢n con un tono severo, mientras sus ojos reflejaban frustraci¨®n que hab¨ªa estado conteniendo desde que escuch¨®s primeras acusaciones absurdas. -Ya basta, Fabi¨¢n, deja de decir tonter¨ªas. -?No estoy diciendo tonter¨ªas, es verdad! -replic¨® Fabi¨¢n, aferr¨¢ndose a su distorsionada versi¨®n de los hechos. El polic¨ªa, acostumbrado a lidiar con este tipo de situaciones, intervino con semnte impasible pero firme. -Se?or Guerrero, debo recordarle que cada pbra que diga puede tener consecuencias legales. Le pregunto de nuevo, ?realmente usaron vida de se?oritao amenaza? Fabi¨¢n qued¨® moment¨¢neamente sin ha, su mente trabajando r¨¢pidamente para reformr su argumento. -Araceli tiene una enfermedad terminal... ellos... no le dan tratamiento y nos est¨¢n poniendo condiciones, si eso no es una amenaza, entonces, ?qu¨¦ es? El polic¨ªa, visiblemente sorprendido por tal distorsi¨®n de los hechos, respondi¨® con un tono que mezba incredulidad y profesionalismo. -Se?or Guerrero, seg¨²n su l¨®gica, ?todass personas con enfermedades terminales que no pueden pagar el tratamiento deber¨ªan demandar a los hospitales por extorsi¨®n, alegando que est¨¢n amenazando sus vidas? Fabi¨¢n contuvo respiraci¨®n, sintiendo c¨®mo su argumento se desmoronaba ante l¨®gica imcable del oficial. -?C¨®moparas eso? Nosotros no nos negamos a pagar. -Entonces, ?quiereprar algo que no quieren venderle? ?Eso tampoco es v¨¢lido? Fabi¨¢nenz¨® a perder su ¨ªmpetu, confianza desvaneci¨¦ndose de su rostro vendado. -Les ofrezco dinero, ?por qu¨¦ no me lo venden? El polic¨ªa mir¨® a Fabi¨¢n con una expresi¨®n significativa que denotaba cu¨¢n absurdo encontraba todo este asunto. -Se?or Guerrero,s transiones deben ser voluntarias por ambas partes. Lapra forzada tambi¨¦n es ilegal. Fabi¨¢n intent¨® argumentar una vez m¨¢s, pero Andr¨¦, quien hab¨ªa estado observando el intercambio con creciente frustraci¨®n, finalmente estall¨®. -?Ya c¨¢te, Fabi¨¢n! 15:05 Capitulo 248 "?En qu¨¦ momento Fabi¨¢n se volvi¨® tan irracional?", pens¨® Andr¨¦ mientras contemba a su amigo con una mez de decepci¨®n y preocupaci¨®n. Andr¨¦ se volvi¨® hacia el polic¨ªa, adoptando una actitud m¨¢s conciliadora y pragm¨¢tica. -Compensaremospletamentes p¨¦rdidas del se?or Casta?o, incluyendo los gastos m¨¦dicos y por da?os emocionales. ?Hay alguna forma de que responsabilidad de Fabi¨¢n pueda ser tratada con indulgencia? El polic¨ªa lenz¨® a Andr¨¦ una mirada de aprobaci¨®n, pero tambi¨¦n dirigi¨® a Fabi¨¢n una mirada cargada de desprecio apenas disimdo. -?De qu¨¦ sirve discutir ahora? La ley no favorece al que m¨¢s discute. Mejor ser¨ªa pensar en c¨®mo resolver el problema. Las iones del se?or Guerrero han puesto seriamente en peligro seguridad personal de otra parte. Ya he hado con ellos y no est¨¢n dispuestos a llegar a un acuerdo, solo quieren que el se?or Guerrero pagues consecuencias. Fabi¨¢n, incapaz de contener su rabia ante lo que consideraba una injusticia grante, estall¨® nuevamente. -?Ellos intimidaron a Araceli! Ni siquiera les he exigido cuentas, ?y todav¨ªa tienen el descaro de ser los primeros en presentar cargos! El polic¨ªa, ya perdiendo paciencia pero manteniendo su profesionalismo, advirti¨® con tono severo. -Se?or Guerrero, en teor¨ªa, deber¨ªamos arrestarlo, pero debido a sus heridas, su abogado ha conseguido su libertad provisional bajo fianza. Sin embargo, esta actitud suya puede provocar el rechazo de otra parte, eliminando cualquier posibilidad de mediaci¨®n. Si ellos insisten en no llegar a un acuerdo, seg¨²n ley, tendr¨¢ que pasar un tiempo en prisi¨®n. Fabi¨¢n apret¨® los dientes, su rostro vendado apenas ocultando furia que lo consum¨ªa. -?Se atrever¨ªan? Al ver que Fabi¨¢n persist¨ªa en su terquedad, el polic¨ªa decidi¨® no desperdiciar m¨¢s tiempo discutiendo con alguien ramente incapaz de razonar en ese momento. -Si no hay nada m¨¢s, me retiro. Considere cuidadosamente si quiere buscar el perd¨®n de otra parte. Andr¨¦ encontr¨® a Sabrina poco despu¨¦s. E estaba ordenando cl¨ªnica,pletamente s; Romeo y Hern¨¢n no estaban por ning¨²ndo. Al entrar, Andr¨¦ se detuvo en seco al contemr el caos esparcido por el suelo, y sus ojos se ensombrecieron ante magnitud del desastre. ¡°El da?o aqu¨ª... parece realmente grave", pens¨®,prendiendo por fin por qu¨¦ Sabrina y los dem¨¢s hab¨ªan decidido mar a polic¨ªa. Sin embargo, ten¨ªa que salvar a Fabi¨¢n, sin importar lo que costara. Andr¨¦ camin¨® hacia Sabrina con determinaci¨®n, su tono firme e innegociable mientras 213 15:05 pronunciaba cada pbra. -Necesito que redactes una carta de perd¨®n. Sabrina detuvo subor de limpieza y, sin alterarse, recogi¨® un documento que ya ten¨ªa preparado a undo. -Est¨¢ bien, firma este acuerdo de divorcio y aceptar¨¦ reconciliarme. Chapter 249 Cap¨ªtulo 249 El acuerdo de divorcio que Sabrina sosten¨ªa entre sus manos era id¨¦ntico al que hab¨ªa propuesto anteriormente, donde nteaba una divisi¨®n equitativa de los bienes matrimoniales. Andr¨¦, sin embargo, se hab¨ªa opuesto categ¨®ricamente, exigiendo que e abandonara el matrimonio sin llevarse absolutamente nada. Sabrina, agotada emocionalmente y sin deseos de prolongar su v¨ªnculo con ¨¦l, termin¨® cediendo a sus condiciones. No obstante, el d¨ªa designado para acudir al registro civil y formalizar el tr¨¢mite, Andr¨¦ jam¨¢s apareci¨®, dej¨¢nd esperando in¨²tilmente. Ahora Sabrinaprend¨ªa con ridad que si no luchaba por sus propios derechos, nadie m¨¢s lo har¨ªa por e. El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨® mientras tensi¨®n crec¨ªa entre ambos. -Sabrina, ?tiene sentido seguir amenaz¨¢ndome con el divorcio? Solo porque no llegu¨¦ ese d¨ªa, ?tienes que hacer tanto esc¨¢ndalo tantas veces? -Si tanto te molesta, ma?ana... no, ahora mismo podemos salir juntos. T¨² decides a d¨®nde quieres ir. Sabrina observ¨® a Andr¨¦ con una expresi¨®n de absoluta incredulidad,o si estuviera frente a un desconocido. -?Salir? Andr¨¦, ?perdiste cabeza? ?Me propones una cita cuando te estoy pidiendo ir al registro civil para divorciarnos? Al recordar intromisi¨®n de Araceli y elportamiento absurdo de Fabi¨¢n, Sabrina intuy¨® lo que ¨¦ste probablemente habr¨ªa insinuado a Andr¨¦. -Digo que quiero divorciarme, y dicen que estoy tratando de mar tu atenci¨®n. Te cito en el registro civil, y dicen que es una estrategia para salir contigo. -Si no logran entender mis pbras, entonces perm¨ªteme preguntarte... Los ojos de Sabrina, luminosos y perfectamente delineados, reflejabans fiones extraordinariamente atractivas del hombre frente a e. -?Qu¨¦ tiene que ocurrir para que finalmente creas que realmente quiero divorciarme? Como si hubiera recibido un impacto devastador, Andr¨¦ se estremeci¨® imperceptiblemente. Al notar su silencio, Sabrina no mostr¨® inquietud alguna; su tono transmit¨ªapleta indiferencia. -ro, puedes seguir pensando que todo esto es un truco para captar tu atenci¨®n, pero no firmar¨¦ carta de disculpa de Fabi¨¢n. -Aunque su detenci¨®n fue breve, para alguien proveniente de una familia distinguidao ¨¦l, tener antecedentes penales es suficiente para desestabilizar permanentemente su posici¨®n dentro de empresa. Los ojos de Andr¨¦ se estrecharon mientras observaba fijamente. 15:05 -Sabrina, ?c¨®mo puedes ser tan despiadada? -?Yo, despiadada? -Sabrina esboz¨® una sonrisa en lugar de manifestar enojo-. Tu querido amigo me insult¨® y maldijo, y eso no fue despiadado. Perdi¨® el control y destroz¨® este lugar, y tampoco fue despiadado. Ahora que enfrentas consecuencias de sus actos, ?descubres que yo soy despiadada? Aunque Sabrina sonre¨ªa, sus ojos parec¨ªan haberse cristalizado bajo una fina capa de hielo. -Si justicia te parece despiadada, entonces este mundo no es para ti, porque en selva de vida, hasta m¨¢s be flor esconde espinas. Andr¨¦ miraba intensamente, su mirada ejerc¨ªa una presi¨®n intimidante sobre e. -Sabrina, ?est¨¢spletamente segura de que realmente deseas divorciarte de m¨ª? Sabrina sostuvo firmemente mirada de Andr¨¦, sin vacr ni un instante. -Estoy absolutamente segura. -Bien-Andr¨¦ asinti¨® secamente-. Las mismas condiciones de ¨²ltima vez: te ir¨¢s sin nada, y yo firmar¨¦ el acuerdo de divorcio. Contemndo actitud de Andr¨¦, quien actuabao si le estuviera otorgando una generosa limosna, Sabrina no pudo contener una risa amarga. -Andr¨¦, ahora eres t¨² quien me est¨¢ suplicando, no al rev¨¦s. Si est¨¢s dispuesto a firmar, podremos divorciarnos con dignidad, lo cual ser¨ªa lo m¨¢s apropiado para ambos. -Si te niegas a firmar, tampoco me afecta. A lo sumo, resolveremos esto en los tribunales. Pero me temo que tu estimado amigo tendr¨¢ que permanecer encerrado, sufriendos consecuencias. -Me enter¨¦ que Fabi¨¢n se ha ara?ado tan violentamente que casi desfigura su rostro. Incluso cuando sus heridas sanen, probablemente quedar¨¢ marcado con cicatrices permanentes. -Despu¨¦s de todo, su rostro est¨¢ contaminado con una mez de sustancias preparadas por Hern¨¢n, algunas extremadamente t¨®xicas. -Fabi¨¢n pr¨¢cticamente destruy¨® cl¨ªnica de Hern¨¢n. Ahora Hern¨¢n lo detesta profundamente y se niega rotundamente a borar un ant¨ªdoto para ¨¦l. Chapter 250 Cap¨ªtulo 250 Al decir esto, Sabrina hizo una pausa, mir¨® directamente a los ojos de Andr¨¦ y esboz¨® una sonrisa cargada de intenciones que dejaba entrever su determinaci¨®n inalterable. Sus pbras flotaron en el aireo una advertencia vda. -No s¨¦ si el Grupo Guerrero, siendo una empresa tan grande, puede aguantar a un heredero con antecedentes penales y cara toda marcada. El rostro de Andr¨¦ se transform¨® en una m¨¢scara sombr¨ªa, sus fiones endureci¨¦ndoseo granito bajo presi¨®n de aques pbras que resonabano una amenaza apenas disimda. -?Me est¨¢s amenazando? -Se?or Carvalho, se preocupa demasiado. Yo, una simple ama de casa, ?c¨®mo podr¨ªa amenazarlo? -respondi¨® Sabrina con una calma que contrastaba con tensi¨®n el¨¦ctrica que vibraba entre ambos. Sabrina conoc¨ªa perfectamente estrecha rci¨®n entre Fabi¨¢n y Andr¨¦. De lo contrario, Andr¨¦ jam¨¢s tolerar¨ªa a alguieno Fabi¨¢n, que solo sab¨ªaplicarle existencia con sus problemas. Resultaba revdor que incluso cuando Fabi¨¢n humiba en su presencia, Andr¨¦ permanec¨ªa en silencio,o si aquello fuera un espect¨¢culo insignificante que no mereciera su intervenci¨®n. Aunque Fabi¨¢n ramente significaba mucho para Andr¨¦, no era lo suficientemente valiosoo para dividir su fortuna por mitad. A pesar de que el acuerdo de divorcio estipba una distribuci¨®n equitativa de bienes, Sabrina era plenamente consciente de dificultad que enfrentar¨ªa para obtener realmente esa parte. Incluso llevando el caso a los tribunales, Andr¨¦ encontrar¨ªa ingeniosas estrategias para resificar esos bieneso adquiridos antes del matrimonio. Gabriel le hab¨ªa explicado con ridad que si los bienes eran anteriores a uni¨®n matrimonial, e no tendr¨ªa derecho a un solo centavo. Adem¨¢s, hombres en posici¨®n de Andr¨¦ invariablemente firmaban acuerdos prenupciales blindados antes de contraer matrimonio. Con un abogado suficientemente h¨¢bil, quiz¨¢s lograr¨ªa obtener una fri¨®n m¨ªnima, pero conseguir miles de millones resultaba pr¨¢cticamente imposible. Observando tensi¨®n que deformabas fiones del hombre, Sabrina continu¨® su ofensiva calcda. -Esta vez, Fabi¨¢n arm¨® un esc¨¢ndalo con Hern¨¢n por lo de Araceli. Hern¨¢n est¨¢ furioso y ahora no quiere tratar a Araceli... Antes de que pudiera terminar, Andr¨¦ sujeto bruscamente por barbi. Sus miradas se encontraron en un choque de voluntades mientras ¨¦l pronunciaba cada pbrao si fueran esquis de hielo atravesando el aire entre ellos. -Sabrina, te est¨¢s pasando. Los ojos profundos del hombre emanaban un fr¨ªo que parec¨ªa capaz de paralizar cualquier 15:06 resistencia. Sabrina sinti¨® un dolor agudo y su rostro perdi¨® color instant¨¢neamente, sus pesta?as temndo involuntariamente ante aquel contacto forzado. En un acto reflejo de defensa, levant¨® su pie e intent¨® pisar con fuerza el de Andr¨¦. ¨¦l, anticip¨¢ndose a su rei¨®n, retrocedi¨® ¨¢gilmente para esquivar el ataque. Al ver frustrado su intento, Sabrina alz¨® mano para abofetearlo, pero Andr¨¦, con reflejos sorprendentes, atrap¨® firmemente su mu?eca en el aire. Quiz¨¢s genuinamente enfurecido, Andr¨¦ despleg¨® una fuerza imponente que convert¨ªa cada movimiento en una demostraci¨®n de dominio imposible de contrarrestar. A pesar de su habitual frialdad y distancia, en esencia era un hombre autoritario y determinado. E lo hab¨ªa provocado en repetidas ocasiones y ahora cruzaba peligrosamente sus l¨ªmites. ?C¨®mo podr¨ªa ¨¦l deja escapar tan f¨¢cilmente? Deseaba ve humida, deseaba contemr su rendici¨®n. La risa cristalina de Sabrina cort¨® el aire, semejante al sonido del hielo quebr¨¢ndose sobre un estanque congdo. Sin previo aviso, abri¨® boca y mordi¨® con fuerza salvaje el brazo de Andr¨¦. ¨¦l no esperaba semejante rei¨®n y, desprevenido, sinti¨® c¨®mo los dientes de e se hund¨ªan en su carne con feroz determinaci¨®n,o si intentara arrancarle un pedazo. Andr¨¦ observ¨® con asombro el intenso odio y repulsi¨®n que ard¨ªan en los ojos de mujer. Era una emoci¨®n que jam¨¢s hab¨ªa contemdo en e, pura y descarnada. Una sensaci¨®n indescriptible se agit¨® ens profundidades de Andr¨¦ y, casi por instinto, empuj¨® a Sabrina lejos de ¨¦l. E se tambale¨® moment¨¢neamente pero logr¨® mantener el equilibrio, irgui¨¦ndose con dignidad. Sus ojos se hab¨ªan transformado en dos pozos hdos, desprovistos de cualquier emoci¨®n o calidez. -Andr¨¦, no soy tu mu?eca para que hagas lo que quieras conmigo. Si vuelves a tocarme, te arranco un pedazo de carne para que recuerdes que meterte con quien no puede defenderse iene consecuencias. 15:06 Chapter 251 Cap¨ªtulo 251 Andr¨¦ estaba furioso y sorprendido. La audacia de Sabrina al tratarlo de esa manera lo hab¨ªa dejado sin pbras. Con un gesto calcdo, e tom¨® una toallita desinfectante de mesa y, sin mostrar emoci¨®n alguna, limpi¨® meticulosamente su barbi y mu?eca. -?Por qu¨¦ est¨¢ tan enojado, se?or Carvalho? ?No era usted quien me amenazaba con Thiago para negociar antes? Arroj¨® toallita al basurero y mir¨® a Andr¨¦ con una sonrisa apenas perceptible que escond¨ªa una victoria silenciosa. -El se?or Carvalho es un buen maestro, solo aprend¨ª de usted. La imagen de Sabrina neg¨¢ndose obstinadamente a disculparse con Araceli atraves¨® mente de Andr¨¦o un rel¨¢mpago, haciendo que le costara respirar. Un reconocimiento amargo se instal¨® en su consciencia: efectivamente, ¨¦l hab¨ªa amenazado de esa manera antes. Sabrina not¨® el cambio en expresi¨®n de Andr¨¦ y suaviz¨® su tono estrat¨¦gicamente. -?No valen m¨¢s carrera de tu hermano y vida de tu verdadero amor que estas cosas materiales? Andr¨¦ frunci¨® el ce?o y respondi¨®: -No puedo darte mitad de mi patrimonio. Una leve sonrisa fr¨ªa se dibuj¨® en el interior de Sabrina. Andr¨¦ siempre favorec¨ªa a Araceli sin reflexionar, simplemente porque e no afectaba sus intereses. Pero una vez que se tratara de su dinero, probablemente ni siquiera Araceli tendr¨ªa prioridad. Sabrina nunca tuvo intenci¨®n de llevarse mitad de fortuna de Andr¨¦. Solo estabaenzando con una oferta elevada para despu¨¦s negociar desde una posici¨®n ventajosa. -No querr¨¢ darme iones depa?¨ªa, y respecto as propiedades... ser¨ªa muyplicado hacer el papeleo de transferencia. -Un precio fijo, diez mil millones -mir¨® directamente a Andr¨¦, estudiando su rei¨®n-. Si me das los diez mil millones, no solo firmar¨¦ carta de perd¨®n, tambi¨¦n convencer¨¦ a Hern¨¢n de preparar un ant¨ªdoto para Fabi¨¢n y curar a Araceli. Como si recordara un detalle importante, Sabrina a?adi¨®: -Le aseguro que enfermedad de Araceli definitivamente se curar¨¢, no har¨¢ que su dinero se gaste en vano. -Durante este tiempo, ha gastado bastante en buscar tratamientos para se?orita, ?verdad? -Y esos diez mil millones incluyenpensaci¨®n por el divorcio, los gastos por da?os al local, el da?o moral de Hern¨¢n y Romeo, el futuro de Fabi¨¢n y el dinero que salvar¨¢ a se?orita... Andr¨¦, este trato para ti no es una p¨¦rdida, ?verdad? 16:20 una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. -Eres muy buena para los negocios. Sabrina sonri¨® levemente, saboreando el peque?o triunfo. -Para usted, los problemas que se resuelven con dinero no son problemas. -Esos diez mil millones para gente¨²n son una fortuna imposible de ganar en varias vidas, pero para usted, ni siquiera representan el ingreso de un a?o. Se detuvo estrat¨¦gicamente un momento antes de continuar: -El padre de Romeo ya viene en camino de regreso, si se entera de que Fabi¨¢n casi mata a su hijo, ?crees que dejar¨¢ ir a Fabi¨¢n tan f¨¢cilmente? La mirada de Andr¨¦ se torn¨® g¨¦lida ante amenaza vda. -No digas tonter¨ªas. Sabrina se?al¨® con un gesto calcdo en diri¨®n a c¨¢mara de seguridad. -?Quieres ver lo aterrador que se ve¨ªa Fabi¨¢n en ese momento? -Romeo es solo un ni?o de cinco a?os, y esta vez Fabi¨¢n le dio un buen susto. -Si no hubiera pruebas, ?crees que polic¨ªa arrestar¨ªa a Fabi¨¢n smente con nuestra pbra? La entrada del vest¨ªbulo de cl¨ªnica ten¨ªa c¨¢maras de seguridad, pero dentro des habitaciones no exist¨ªa vigncia. Fabi¨¢n hab¨ªa derribado puerta y al entrar, le echaron un polvo en cara, aunque ¨¦l realmente no sab¨ªa que le hab¨ªannzado algo. Pens¨® que solo se hab¨ªa ensuciado cuando el estante se cay¨® identalmente. Adem¨¢s, c¨¢mara no alcanzaba a ver el interior de habitaci¨®n. El silencio se extendi¨® pesadamente entre ellos. Andr¨¦ permaneci¨® inm¨®vil, atrapado en un c¨¢lculo mental que parec¨ªa no tener salida. 16.20 Chapter 252 Cap¨ªtulo 252 Sabrina no apresur¨® respuesta. Conoc¨ªa bien a Andr¨¦ y sab¨ªa que ya estaba considerando propuesta con detenimiento. ¨¦l hab¨ªa desembolsado una suma de nueve cifras paraprar una casa para Araceli sin pesta?ear. Ahora, si con ese dinero pod¨ªa liberar a Fabi¨¢n y conseguir un tratamiento efectivo para enfermedad de Araceli, ?qu¨¦ representaban realmente diez mil millones para alguien de su calibre? El tiempo pareci¨® detenerse hasta que voz baja y fr¨ªa del hombre rompi¨® el pesado silencio que inundaba habitaci¨®n. -Est¨¢ bien. Sabrina asinti¨® con cabeza, sin mostrar menor sorpresa ante su respuesta. -Entonces, por favor, redacta un nuevo acuerdo de divorcio. Andr¨¦ mir¨® intensamente, estudiando cada detalle de su expresi¨®n impasible. -No pareces sorprendida de que aceptara. Adem¨¢s, antes de venir aqu¨ª, ya ten¨ªas todo preparado para este acuerdo. Sabrina levant¨® vista y esboz¨® una ligera sonrisa. -Eres muy leal a Fabi¨¢n y siempre est¨¢s deldo de Araceli. Con condiciones tan simpleso estas, no hay raz¨®n para que no aceptes. Andr¨¦ no a?adi¨® nada m¨¢s. Tom¨® su celr y m¨® a Iv¨¢n, quien aproximadamente media hora despu¨¦s entr¨® con algunos documentos en mano. -Aqu¨ª est¨¢n los documentos que pidi¨®, rev¨ªselos por favor. -D¨¢selos a e -respondi¨® Andr¨¦ con expresi¨®n indiferente. Iv¨¢n le entreg¨® los documentos a Sabrina. Eran dos: un acuerdo de divorcio y una carta de entendimiento. El contenido del acuerdo era simple y directo: Thiago quedar¨ªa bajo custodia de familia Carvalho, y Andr¨¦pensar¨ªa a Sabrina con los diez mil millones pactados. La carta de entendimiento tambi¨¦n era concisa: Sabrina ys otras dos personas involucradas decid¨ªan no proceder con acusaci¨®n contra Fabi¨¢n, habiendo alcanzado un acuerdo satisfactorio entre ambas partes. Sabrina firm¨® ambos documentos con pulso firme. -Te toca a ti -dijo, entreg¨¢ndole el acuerdo de divorcio a Andr¨¦. ¨¦l mir¨® fijamente durante un momento antes de firmar tambi¨¦n. -Despu¨¦s des vacaciones iremos al registro civil a finalizar los tr¨¢mites, ?tienes alg¨²n problema con eso? -pregunt¨® Sabrina. -Mmm-respondi¨® ¨¦lc¨®nicamente. 1620 Sabrina tom¨® carta de entendimiento y guard¨®. -Me llevar¨¦ esta carta primero. Cuando terminemos los tr¨¢mites, te entregar¨¦. Los ojos de Andr¨¦ se encendieron con un destello de indignaci¨®n mal contenida. -?Qu¨¦ pretendes con esto? -Como sueles faltar a tu pbra y no cumples tuspromisos, me es dif¨ªcil confiar. Guardar¨¦ carta hasta que los tr¨¢mites est¨¦npletos, entonces te dar¨¦-explic¨® Sabrina con calma-. Fabi¨¢n est¨¢ bajo libertad provisional, entregar carta unos d¨ªas despu¨¦s no afectar¨¢ en nada. No te preocupes, voy a cumplir lo que promet¨ª. El aire pareci¨® congrse instant¨¢neamente,o si temperatura hubiera descendido varios grados de golpe. Iv¨¢n no pudo evitar limpiarse discretamente el sudor fr¨ªo que peba su frente. En los c¨ªrculos de negocios, Andr¨¦ siempre hab¨ªa sido reconocido por su integridad y su impecable reputaci¨®n. Pero cuando se trataba de su esposa... cada promesa parec¨ªa desvanecerse en el aire, incumplida una y otra vez. El rostro de Andr¨¦ adopt¨® una expresi¨®n g¨¦lida. -Si te atreves a enga?arme, ni siquiera Gabriel podr¨¢ salvarte. Sabrina guard¨® con calma su copia del acuerdo de divorcio. -Tranquilo, si no estuviera segura, jam¨¢s me atrever¨ªa a pedirte tanto dinero. Puedo convencer a Hern¨¢n para que trate a Araceli, pero lo que e le prometi¨® tambi¨¦n tiene que cumplirse. Debe quedarse aqu¨ª una semana. Los ojos oscuros de Andr¨¦ se entrecerraron peligrosamente, revndo una mirada prante cargada de amenaza. -Hern¨¢n no va a negarse a trata, ?verdad? -No te preocupes -respondi¨® Sabrina-. Hern¨¢n ya prometi¨® que tratar¨¢, y si e acepta venir, ¨¦l cumplir¨¢ su pbra. ro que... 16:20 Capitulo 253 Chapter 253 Cap¨ªtulo 253 Sabrina esboz¨® una leve sonrisa, sus ojos reflejando un destello de astucia apenas perceptible. -Se?or Carvalho, si ni siquiera deja que se?orita realices tareas m¨¢s b¨¢sicas, entonces es otro asuntopletamente distinto. Si teme que Hern¨¢n lepliques cosas a se?orita, puede venir todos los d¨ªas a supervisar. Estoy segura que Hern¨¢n no solo no se molestar¨¢, sino que podr¨ªa interpretar el gesto del se?or Carvalhoo una muestra de afecto tan genuina que hasta considerar¨ªa entregarle medicina para su madre. Iv¨¢n no pudo evitar observar detenidamente a Sabrina, analizando sutileza venenosa escondida tras sus pbras aparentemente inocentes. "Buenas intenciones.....¡± Esa frase aplicada a esposa de su jefe no representaba problema alguno, pero al referirse a otras mujeres, adquir¨ªa un tono mordaz indescriptible. Su propia madre necesitaba que su esposa consiguiera medicina con genuina preocupaci¨®n, y sin embargo, ¨¦l se desviv¨ªa por otra mujer con devoci¨®n inquebrantable. Andr¨¦ capt¨® de inmediato el sarcasmo destdo ens pbras de Sabrina. Con voz calmada pero firme, contest¨®: -No necesitas ser sarc¨¢stica. Aunque Araceli se recuperepletamente, no estar¨¦ con e. Sabrina adopt¨® una expresi¨®n de falsaprensi¨®n, susbios curv¨¢ndose en una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. -?La formalidad ya no importa, verdad? Al se?or Carvalho le atrae m¨¢s emoci¨®n de lo prohibido, ?no es as¨ª? -?Sabrina! Sabrina ocult¨® el desprecio que amenazaba con manifestarse en su mirada y adopt¨® una expresi¨®n neutral. -?El se?or Carvalho necesita algo m¨¢s? Si no, le agradecer¨ªa que se retirara, tengo que limpiar Sin esperar respuesta, Sabrinaenz¨® a organizar meticulosamente habitaci¨®n, ignorando deliberadamente presencia de Andr¨¦. ¨¦l permaneci¨® inm¨®vil observ¨¢nd por unos instantes, antes de finalmente dar media vuelta y marcharse con pasos lentos y pesados. Nadie supo exactamente qu¨¦ le hab¨ªaunicado Andr¨¦ a Araceli, pero a ma?ana siguiente, e apareci¨® en puerta con expresi¨®n serena y calcda. -Hern¨¢n, se?orita Ib¨¢?ez, peque?o Romeo, ?est¨¢n todos bien? Lanz¨® una mirada fugaz pero cargada de intenci¨®n hacia Sabrina y continu¨® con VOZ melodiosa: -En realidad, Fabi¨¢n no sueleportarse as¨ª normalmente, peroo ha habido tantos 1620 malentendidos con se?orita Ib¨¢?ez, por eso se gener¨® tanto problema. -Se?orita Ib¨¢?ez, siendo sincera, conociendo el temperamento de Fabi¨¢n, ?por qu¨¦ lo provoc¨®? Su tono llevaba un sutil reproche, cuidadosamente calibrado para parecer preocupaci¨®n -Hern¨¢n ya no es joven, y Romeo es tan peque?o... Si no piensa en su bienestar, al menos deber¨ªa considerar el de ellos, ?no cree? La actuaci¨®n de Araceli resultaba impecableo siempre. Con apenas unas frases calcdas, hab¨ªa transferido h¨¢bilmente culpa de Fabi¨¢n hacia Sabrina. Hern¨¢n, inmune a su manipci¨®n, solt¨® un resoplido despectivo. -No sirves para nada ¨²til, pero para har eres experta. En vez de estar aqu¨ª parloteando, mejor haz algo productivo. Este es tu trabajo de hoy. Sin m¨¢s ceremonias, Hern¨¢n coloc¨® seis enormes bolsas repletas de hierbas sin sificar frente a Araceli. Al contemr monta?a de trabajo que ten¨ªa dnte, Araceli qued¨® visiblemente consternada. -?Por qu¨¦... por qu¨¦ tantas?-mir¨® a Romeo parado a sudo. ¨¦l solo tiene tres bolsas, ?por qu¨¦ debo sificar el doble? No es justo. Hern¨¢n respondi¨® con severidad imcable: -Vaya, parece que los a?os te hicieron retroceder mentalmente. ?Una adulta hando de justiciapar¨¢ndose con un ni?o de cinco a?os? ?No te da verg¨¹enza? Araceli frunci¨® el ce?o, susbios tens¨¢ndose en una l¨ªnea delgada. -Hern¨¢n, ?me est¨¢splicandos cosas a prop¨®sito? Romeo intervino con inocente amabilidad: -Se?ora Vargas, Hern¨¢n no lo hace para molesta. El primer d¨ªa nos pidieron sificar tres bolsas, pero usted apenasplet¨® media. -As¨ª que hoy tiene que terminar lo pendiente, m¨¢ss tres bolsas de hoy, sumando seis en total. No hay problema, ?verdad? Araceli mordi¨® subio inferior, cado r¨¢pidamente sus opciones. -En mi condici¨®n actual, dudo mucho que pueda hacer todo esto. Adem¨¢s... pronto tengo un concierto importante que preparar. Si mestimos manos, Andr¨¦ se molestar¨¢ much¨ªsimo. Chapter 254 Cap¨ªtulo 254 Sabrina contempl¨® a Araceli con expresi¨®n impasible mientras tomaba su celr y marcaba un n¨²mero. Araceli a¨²n noprend¨ªas intenciones de Sabrina cuando ya hab¨ªan atendido al otrodo de l¨ªnea. -La se?orita dice que pronto dar¨¢ un concierto y tiene miedo destimarses manos, lo que te molestar¨ªa, por eso no quiere sificars hierbas -explic¨® Sabrina con voz serena-. Hern¨¢n no acepta gente que no trabaje aqu¨ª, as¨ª que mejor ven por e. Un prolongado silencio se extendi¨® en l¨ªnea antes de que una voz masculina respondiera: -P¨¢sam. Sabrina extendi¨® el tel¨¦fono hacia Araceli, quien ya hab¨ªa deducido pors pbras de Sabrina a qui¨¦n hab¨ªa contactado. -Andr¨¦, me da miedostimarmes manos y que eso afecte c¨®mo toco -dijo Araceli entre sollozos teatrales-. Ya sabes que los violinistaso nosotros hasta tenemoss manos aseguradas. -Te voy a mandar unos guantes especiales ahorita -respondi¨® Andr¨¦ con firmeza-. No voy a dejar que testimess manos. Araceli qued¨® paralizada, incapaz de articr pbra durante varios segundos. Al notar su silencio, Andr¨¦ a?adi¨®: -Estoy en junta, si no hay nada m¨¢s, te dejo. Media hora despu¨¦s, un mensajero de Andr¨¦ lleg¨® con cuatro pares de guantes. Incluso hab¨ªa incluido un par especial para ni?os, destinado a Romeo. Hern¨¢n se prob¨® los guantes y descubri¨® que le ajustaban perfectamente. -?Caramba, qu¨¦ buenos est¨¢n! ent¨® Hern¨¢n examin¨¢ndolos detadamente-. Tan delgadoso s de mariposa, resistentes y duraderos, no maltratans manos al selionar hierbas... Si hubiera sabido que Andr¨¦ pod¨ªa conseguir algo as¨ª de bueno, habr¨ªa puesto a Araceli a sificar m¨¢s bolsas. Al escuchar estas pbras, Araceli casi se desploma de indignaci¨®n. Con los guantes de Andr¨¦ ya entregados, resultaba evidente que ¨¦l no ten¨ªa intenci¨®n de llev¨¢rs; solo pod¨ªa continuar selionando hierbas a rega?adientes. Aunque hab¨ªa aceptado venir por Andr¨¦, no estaba dispuesta a permanecer all¨ª sin resistencia. Comprend¨ªa perfectamente que Hern¨¢n quer¨ªa all¨ª paraplicarle existencia, pero no ser¨ªa tan ingenuao para seguirles el juego. Poco despu¨¦s, Aracelienz¨® a sujetarse cabeza, fingiendo estar al borde del desmayo. -Me siento mareada... ay, ya no puedo m¨¢s... 16:20 Sabrina esboz¨® una sonrisa g¨¦lida y sin titubear, m¨® inmediatamente al 911. Minutos despu¨¦s, una ambncia se llev¨® a Araceli. En el hospital, Andr¨¦, quien hab¨ªa acudido al enterarse de noticia, se frotabas sienes con evidente agotamiento. -?Y ahora qu¨¦ le pasa a Araceli? -De repente se sinti¨® mareada y dijo que ya no pod¨ªa seguir -explic¨® Sabrina con naturalidad-. No me qued¨® de otra m¨¢s que mar a ambncia. No podemos ser responsables si se pone peor. Una hora m¨¢s tarde, Araceli sali¨® de habitaci¨®n de ex¨¢menes. -La se?orita no est¨¢ muy bien -inform¨® el m¨¦dico con expresi¨®n seria-. No debe esforzarse mucho y necesita descansar bien... Hern¨¢n, quien hab¨ªa pa?ado al grupo, interrumpi¨® abruptamente: -?Pueden curar lo que tiene esta muchacha? El doctor, confundido por pregunta inesperada de Hern¨¢n, respondi¨®: -La se?orita tiene una enfermedad terminal, solo podemos tratar de retrasar que avance, pero no cura... -?C¨®mo se atreven a har con tanta arrogancia si ni siquiera pueden cura? - espet¨® Hern¨¢n, cortando al m¨¦dico-. ?Muchos pacientes que podr¨ªan curarse a tiempo son abandonados por m¨¦dicos in¨²tileso ustedes! Hern¨¢n ya sospechaba que estos m¨¦dicos hab¨ªan sido sobornados por Araceli. 212 Chapter 255 Cap¨ªtulo 255 ¨¦l no ten¨ªa menor consideraci¨®n por ese tipo de m¨¦dicos. -Te lo dije, yo puedo curar a esta chica. Si prefieres escuchar a estos chatanes, ya no me busques. No tengo tiempo para perder con ustedes. La firmeza con que Hern¨¢n haba provoc¨® que incluso Andr¨¦, quien hab¨ªa mantenido sus reservas sobre ¨¦l,enzara a darle m¨¢s credibilidad. Durante estos d¨ªas, Andr¨¦ hab¨ªa enviado a investigar a fondo vida de Hern¨¢n. Aunque su pasado permanec¨ªa envuelto en misterio, sus habilidades m¨¦dicas eran innegables. Los registros confirmaban que hab¨ªa tratado exitosamente a numerosos pacientes desahuciados con enfermedades terminales. Su temperamento era, sin duda, peculiar; frecuentemente impon¨ªa condiciones poco convencionales a quienes atend¨ªa. En este sentido, tanto Sabrinao Hern¨¢n hab¨ªan sidopletamente honestos. Comparadas cons exigencias que hab¨ªa impuesto a otros pacientes,s condiciones que Hern¨¢n establec¨ªa para Araceli resultaban casi insignificantes. Reflexionando sobre esto, Andr¨¦ dijo: -No te preocupes, Hern¨¢n. Ma?ana mismo llevo a Araceli a tu cl¨ªnica. -Ya perdi¨® un d¨ªa hoy. Tendr¨¢s que retrasarlo otro d¨ªa m¨¢s. Aparte, el trabajo que dej¨® pendiente tambi¨¦n tiene quepensarlo -respondi¨® Hern¨¢n, observando a Araceli, que segu¨ªa sin conocimiento. -En mi cl¨ªnica no hay lugar para tramposos. Si no le importa su vida, puede seguir posponiendo. Al final, yo no soy quien tiene enfermedad terminal, ni tampoco soy yo quien est¨¢ preocupado. Araceli, que apenas recuperaba conciencia, casi salt¨® de cama al escuchar estas pbras. "?Este viejo necio est¨¢ haci¨¦ndome vida imposible a prop¨®sito!" Hern¨¢n se march¨® apresuradamente. Sabrina tambi¨¦n se retir¨®, llevando a Romeo de mano. Al salir del hospital, Hern¨¢n pregunt¨® repentinamente: -?No han investigado bien enfermedad de esa chica Vargas? -Ya lo hicimos contest¨® Sabrina mientras abr¨ªa puerta del auto para Hern¨¢n-. Solo encontramos unos informes m¨¦dicos falsos, y ni siquiera el se?or Castillo pudo descubrir su verdadera condici¨®n. Hern¨¢nprendi¨® situaci¨®n. -Parece que tiene a alguien poderoso respald¨¢nd. Sabrina, ?quieres desenmascarar su farsa? Sabrina ajust¨® su cintur¨®n de seguridad. 16-20 Capitulo 255 -ro que quiero, pero no en este momento. -?Oh? Sabrina encendi¨® el motor. -Si desenmascaro ahora, Andr¨¦ podr¨ªa negarse a divorciarse de repente. Mejor que siga con su actuaci¨®n, ojal¨¢ logre casarse con familia Carvalho. -Me encantar¨ªa ver qui¨¦n resulta mejor, si e o Fernanda. Hern¨¢n capt¨® perfectamente intenci¨®n de Sabrina y estall¨® en una sonora carcajada. -?Bien pensado, siempre devolviendo los golpes! Despu¨¦s de aquel incidente, Araceli intent¨® repetidamente fingir enfermedades o desmayos, pero cuando nada result¨® efectivo, finalmente se rindi¨®. Comprendi¨® que recientemente hab¨ªa llevado sus artima?as demasiado lejos, y que Andr¨¦ empezaba a agotar su paciencia con e. -?En serio, Araceli? Comparado con tu vida, ?te cuesta tanto soportar una peque?a molestia temporal? -Revis¨¦s grabaciones de cl¨ªnica, y no te han tratado mal. Tu trabajo es exactamente el mismo que hace Romeo. -Si un ni?o de cinco a?os puede hacerlo, ?no puedes hacer t¨² lo mismo? Araceli se desahog¨® con Fabi¨¢n, quien despu¨¦s de soltar improperios contra Sabrina, tambi¨¦n le ofreci¨® su consejo. -Aguanta un poco m¨¢s, Araceli, y cuando tengamos receta de ese viejo, ver¨¢s c¨®mo no le dejo cl¨ªnica en pie. Fabi¨¢n, una vez serenado, tambi¨¦n reconoci¨® que hab¨ªa exagerado en esta ocasi¨®n. Aunque en ese momento furia lo cegaba, si realmente hubiera irrumpido en cl¨ªnica, solo habr¨ªa podido arremeter contra Hern¨¢n. Romeo era hijo de Gabriel, y tocarlo quedabapletamente fuera de sus posibilidades. 16-20 Chapter 256 Cap¨ªtulo 256 Sabrina era esposa de Andr¨¦, y ¨¦l no se atrever¨ªa a tocarle ni un pelo. Fabi¨¢n lo sab¨ªa perfectamente. Su frustraci¨®ntente se centraba ahora en aquel anciano m¨¦dico sin conexiones ni influencia, aunque en el fondoprend¨ªa que incluso al atacar a alguien insignificante, deb¨ªa considerar qui¨¦n lo respaldaba. El viejo Hern¨¢n, por mucho que lo detestara, estaba protegido por sombra de Andr¨¦. En esta ocasi¨®n, tanto Sabrinao los otros dos se hab¨ªan ntado firmemente en su posici¨®n, neg¨¢ndose a cualquier intento de reconciliaci¨®n. Armar un esc¨¢ndalo solo empeorar¨ªa su situaci¨®n. Fabi¨¢n, a pesar de su temperamento explosivo, conservaba suficiente lucidez para evaluar estrat¨¦gicamente sus movimientos. Las consecuencias de un paso en falso podr¨ªan costarle herencia del Grupo Guerrero, especialmente con aque carta de indulgencia todav¨ªa en manos de Sabrina. No pod¨ªa permitirse m¨¢s errores. Fabi¨¢n aproxim¨® su rostro al de Araceli, bajando deliberadamente el volumen de su voz hasta converti en un susurro conspirativo. -Aguanta un poco m¨¢s. Me enter¨¦ que Andr¨¦ y Sabrina van a tramitar el divorcio despu¨¦s des fiestas. Los ojos de Araceli se abrieron desmesuradamente, incapaz de disimr su sorpresa. -?Divorcio? -S¨ª, Sabrina utiliz¨® tu enfermedad y mi cartao amenaza para sacarle diez mil millones a Andr¨¦. ¨¦l se enfureci¨® tanto que decidi¨® divorciarse. El escepticismo se dibuj¨® en el rostro de Araceli mientras procesaba aque informaci¨®n inesperada. -?Es verdad? ?La informaci¨®n es confiable? Fabi¨¢n hab¨ªa captado solo fragmentos sueltos de una conversaci¨®n entre Andr¨¦ e Iv¨¢n. Todo lo dem¨¢s era pura invenci¨®n suya. Acerc¨® a¨²n m¨¢s su rostro,o quienparte un secreto de estado. -Es totalmente cierto. Araceli inhal¨® profundamente, intentando contrr oleada de emoci¨®n que amenazaba con desborda. -?Dijiste que har¨¢n los tr¨¢mites despu¨¦s des fiestas? -S¨ª, se lo pregunt¨¦ directamente a Andr¨¦ y me lo confirm¨®. La voz de Fabi¨¢n adquiri¨® un matiz de desd¨¦n mientras continuaba. -Pero solo es el per¨ªodo de espera. ?Qui¨¦n sabe si esa mujer se arrepentir¨¢ despu¨¦s? ?Le sac¨® diez mil millones a Andr¨¦! Al escuchar aque cifra astron¨®mica, Araceli sinti¨® una punzada aguda en el pecho. "?Por qu¨¦ 16:21 Cap¨ªtulo 256 deber¨ªa Sabrina quedarse con ese dinero?", pens¨® con amargura. Ese dinero, por derecho, deber¨ªa pertenecerle a e cuando finalmente se casara con Andr¨¦. Tras un momento de contemci¨®n calcdora, Araceli mir¨® directamente a Fabi¨¢n. -Tengo una idea para que Sabrina no se lleve ni un centavo. Con revci¨®n del inminente divorcio entre Sabrina y Andr¨¦, Araceli adopt¨® una actitud sorprendentemente d¨®cil durante los d¨ªas siguientes. Durante ese per¨ªodo, Hern¨¢n deliberadamente le asignabas tareas m¨¢s tediosas yplicadas: preparar bebidas medicinales, sificar hierbas por sus propiedades, limpiar instrumentos antiguos. Para asombro de todos, e aceptaba cada encargo sin protestar, ejecut¨¢ndolos con una diligencia inusitada. Hern¨¢n, intrigado por este cambio radical deportamiento, se acerc¨® a Sabrina y murmur¨® con suspicacia. -Algo raro est¨¢ pasando. ?Qu¨¦ estar¨¢ tramando? Sabrina observaba a Araceli mientras ¨¦sta sificaba meticulosamente un conjunto de hierbas secas, con una concentraci¨®n que nunca antes hab¨ªa mostrado. -Quiz¨¢s espera que bajemos guardia para fingir otro desmayo frente a Fabi¨¢n y Andr¨¦. Hern¨¢n mantuvo su expresi¨®n impasible, sin menor se?al de preocupaci¨®n. -Que lo hagan si quieren. No me asustan sus artima?as. Sabrina se inclin¨® ligeramente hacia ¨¦l, bajando el tono de su voz. -Ma?ana voy tarde. al registro civil para iniciar los tr¨¢mites de divorcio con Andr¨¦. Llegar¨¦ un poco Hern¨¢n, que ya estaba al tanto de situaci¨®n, asinti¨® con naturalidad. -Deshacer este nudo cuanto antes es lo mejor para todos. Tras intercambiar algunas pbras m¨¢s sobre los detalles pr¨¢cticos del tratamiento, Sabrina verific¨® hora en su reloj y parti¨® con Romeo, quien esperaba pacientemente junto a puerta. Al d¨ªa siguiente, Sabrina lleg¨® al registro civil con todos los documentos necesarios: su identificaci¨®n, el libro de familia y, por supuesto, carta de indulgencia cuidadosamente guardada en su bolso. Esta vez, hab¨ªa aprendido li¨®n. Noeter¨ªa el error de llegar con demasiada anticipaci¨®n. Estacion¨® su veh¨ªculo exactamente cinco minutos antes de hora acordada. Si Andr¨¦ osaba llegar tarde nuevamente, no dudar¨ªa en hacer trizas aque carta frente a sus 16:21 Capitulo 256 ojos. As nueve cincuenta y ocho, un autom¨®vil negro de lujo, edici¨®n limitada, se detuvo junto al suyo. La puerta se abri¨® con elegancia calcda y de su interior emergi¨® figura distinguida de un hombre cuyo porte emanaba autoridad natural. Chapter 257 Cap¨ªtulo 257 Andr¨¦ hizo su aparici¨®n puntual. Sabrina apenas le dirigi¨® una mirada oblicua, su voz cortanteo navaja reci¨¦n afda. -V¨¢monos. No le sorprend¨ªa su presencia. Para Andr¨¦, cualquier asunto merec¨ªa atenci¨®n, excepto e. Adem¨¢s, carta de perd¨®n de Fabi¨¢n segu¨ªa siendo su as bajo manga. Ingresaron al registro civil uno tras otro, manteniendo una distancia que haba m¨¢s que cualquier pbra. El interior rebosaba de contrastes humanos: pocas parejas uniendo sus vidas mientrasrgas fs de matrimonios deshaci¨¦ndose serpenteaban por el vest¨ªbulo. Entre los rostros de quienes disolv¨ªan sus v¨ªnculos, se dibujaba toda gama del desencanto: indiferencia cial de quienes ya hab¨ªan muerto emocionalmente, ira ardiente de los que segu¨ªan culp¨¢ndose mutuamente, desesperaci¨®ncerante de quienes suplicaban una ¨²ltima oportunidad, y mal disimda liberaci¨®n de quienes contaban los segundos para recuperar su libertad. Apenas cruzaron el umbral, un funcionario se materializ¨® frente a ellos con deferencia servil. -Se?or Carvalho, por aqu¨ª, por favor. Andr¨¦, evidentemente, hab¨ªa orquestado todo con antci¨®n. Si se lo propon¨ªa, pod¨ªa convertir cualquier tr¨¢mite en una experiencia perfectamente ejecutada. En intimidad de una s privada, un empleado aguardaba para procesar su documentaci¨®n. Mientras esperaban, Andr¨¦ rompi¨® el denso silencio. -Si dices que te arrepientes, todav¨ªa est¨¢s a tiempo. -?Ahora me sales con esto? Su risa despectiva reson¨®o cristal quebrado en el silencio de habitaci¨®n. Los ojos de Andr¨¦, ya de por s¨ª oscuros, se ensombrecieron a¨²n m¨¢s, destendoo obsidiana pulida. -Cuando te arrepientas, no digas que no te di oportunidad. -?Desde cu¨¢ndo te volviste tan indeciso? ?Todav¨ªa quieres carta de perd¨®n? Andr¨¦ opt¨® por el mutismo absoluto. Transcurridos unos diez minutos, el funcionarioplet¨® los formrios para el per¨ªodo de espera. -Durante este mes, pueden cancr el proceso si lo desean. Si despu¨¦s de treinta d¨ªas mantienen su decisi¨®n, regresen para finalizar el tr¨¢mite. Sabrina recogi¨® los documentos agradeciendo al funcionario con cortes¨ªa mec¨¢nica. Al emerger de s privada, el vest¨ªbulo del registro vibraba con un alboroto creciente. 16.21 -?Esto es el colmo! ?Llevo d¨ªas viniendo antes de Navidad y siempre me dicen ques citas est¨¢n llenas! ?No puedo agendar en l¨ªnea ni conseguir turno aqu¨ª! ?Cu¨¢ndo diablos voy a poder divorciarme? Un hombre corpulento vociferaba frente al mostrador, su frustraci¨®n contagiando a otros quepart¨ªan su desventura. -?Tengo un mes intentando conseguir cita y siempre est¨¢n saturadas! ?De verdad hay tanta gente queriendo divorciarse? -Para casarse no hay l¨ªmite, pero para divorciarse s¨ª, ?no es ir¨®nico? -Ofrezco cien mil pesos colombianos por una cita. ?Alguien interesado? -?Cien mil? Taca?o. Yo doy trescientos mil. -?Quinientos mil! ?Es incre¨ªble que no pueda divorciarme! -?Un mill¨®n de pesos! Ya no soporto vivir con este hombre violento. Por fin acept¨® divorciarse, pero si seguimos tardando, temo que cambie de opini¨®n. Mi vida vale m¨¢s que el dinero. Una voz an¨®nima intervino desde multitud. -?Y por qu¨¦ no lo demandas por violencia en vez de hacer f aqu¨ª? La mujer, con ojos enrojecidos, respondi¨® entre sollozos contenidos. -Ya lo hice. Me tom¨® casi ocho mesespletar el juicio. Mi ex le jur¨® al juez que todav¨ªa me amaba, que quer¨ªa darles una familia a nuestros hijos y se neg¨® al divorcio. Dijo que me golpe¨® por impulso y que no volver¨ªa a pasar. En el tribunal sonaba muy convincente y pidi¨® otra oportunidad. Pero al volver a casa, sigui¨® golpe¨¢ndome! 1621 Chapter 258 Cap¨ªtulo 258 -Esper¨¦ m¨¢s de ocho meses, ?y rechazaron mi solicitud! En el documento del juicio, incluso escribieron algo sobre c¨®mo no es f¨¢cil estar casados veinte a?os, dese¨¢ndonos que podamos superar juntoss tormentas y nunca abandonarnos. Al terminar de har, mujer rompi¨® a llorar desconsdamente. Las personas a su alrededor, conmovidas por su evidente desesperaci¨®n, se acercaron para ofrecerle consuelo. -La pr¨®xima vez que te golpee, ma a polic¨ªa. Que lo metan a c¨¢rcel. Con pruebas, el tribunal tendr¨¢ que aprobar el divorcio. -S¨ª, ro, si el primer juicio no funciona, pide una segunda audiencia. Si realmente lo quieres, lo conseguir¨¢s en segunda instancia. La mujer lloraba sin control, con el rostro ba?ado en l¨¢grimas. -La segunda instancia requiere esperar seis meses para volver a apr. Quiero mar a polic¨ªa, quiero que lo encierren, que quede con antecedentes. Pero me amenaza con el futuro de mi hijo. Si su padre tiene antecedentes, no podr¨¢ trabajar para el gobierno. Con econom¨ªa tan mal, tener trabajo seguro es lo mejor... Por mi hijo he aguantado todos estos a?os. Pero este a?o empeor¨®, me rompi¨® algunas costis y ya no puedo m¨¢s. Decid¨ª irme sin nada, dejarle todos los bienes, yo cuidar¨¦ a mi hijo sin pedirle pensi¨®n. Cuando le dije esto, acept¨® de m gana. Pero incluso para agendar el per¨ªodo de espera para el divorcio, tuve que esperar dos meses... Si sigo esperando, segunda audiencia ya estar¨¢ en proceso. Al escucha, los presentes intercambiaron miradas de impotencia y suspiros de resignaci¨®n. Despu¨¦s de o¨ªr su testimonio, Sabrina sinti¨® una profunda tristeza resonar en su interior. Entend¨ªa perfectamente a esta mujer. Antes, e tambi¨¦n hab¨ªa elegido soportar por numerosas razones que parec¨ªan v¨¢lidas en su momento. No quer¨ªa separar a Thiago de su padre, deseaba darle un hogarpleto, y familia Carvalho pod¨ªa ofrecerle los mejores recursos educativos, entre tantas otras ventajas. Y esas preocupaciones se transformaron en pesadas cadenas que mantuvieron atrapada en un matrimonio que asfixiaba d¨ªa tras d¨ªa. "Si a Thiago no le gustara tanto Araceli... ?seguir¨ªa yo soportando este matrimonio?" No sab¨ªa respuesta. Al salir del registro civil, brisa fresca levant¨® los mechones sueltos de su cabello y disip¨® esa sensaci¨®n opresiva que hab¨ªa pa?ado durante tanto tiempo. Pero no hab¨ªa tantos "si". Ahora era mejor versi¨®n de s¨ª misma. -Andr¨¦, ?ya te divorciaste? Fabi¨¢n apareci¨® de repente con una expresi¨®n de mal disimda satisfi¨®n en su rostro. Andr¨¦ not¨® el destello de emoci¨®n en sus ojos y frunci¨® ligeramente el ce?o. -?Qu¨¦ haces aqu¨ª? -Pues vine a... Fabi¨¢n se detuvo abruptamente a mitad de frase, consciente de lo inapropiado que resultar¨ªa expresar alegr¨ªa por el divorcio de Andr¨¦. -Vine por carta de disculpa y el ant¨ªdoto -ar¨® despu¨¦s de toser suavemente para disimr su indiscreci¨®n. Andr¨¦ asinti¨® y dirigi¨® su mirada hacia Sabrina. -?Me das carta de disculpa? Sabrina, sin vacr un instante, le entreg¨® el documento. Andr¨¦ lo revis¨® meticulosamente y, alprobar que todo estaba en orden, pregunt¨®: -?D¨®nde est¨¢ el ant¨ªdoto de Fabi¨¢n y medicina de Araceli? A pesar de que Fabi¨¢n ya se hab¨ªa quitados vendas, su rostro mostraba un mosaico de cicatrices y heridas. Algunas ten¨ªan un inquietante tono azdo, d¨¢ndole un aspecto perturbador,o si su fisonom¨ªa hubiera sidopletamente desfigurada. Durante este tiempo, hab¨ªa consultado a numerosos especialistas, incluso a los m¨¢s reconocidos en su campo. Sin embargo, todos se deraron impotentes ante el extra?o veneno que afectaba su rostro, oblig¨¢ndolo a usar mascari cada vez que sal¨ªa en p¨²blico. En una ocasi¨®n olvid¨® pon¨¦rs y provoc¨® tal p¨¢nico entre los transeuntes queenzaron a gritar aterrados; incluso maron a polic¨ªa, creyendo que intentaba gastar una broma macabra. El incidente lo hab¨ªa llenado de una rabia impotente que a¨²n ard¨ªa en su interior. Chapter 259 Cap¨ªtulo 259 Sabrina extrajo un diminuto frasco medicinal de su bolso y lo sostuvo entre sus dedos con delicadeza. -Este es el ant¨ªdoto de Fabi¨¢n. Fabi¨¢n se abnz¨® sobre el frasco y lo arrebat¨® con manos temblorosas, sus ojos brindo con desesperaci¨®n mal disimda. -?Y el de Araceli? -inquiri¨® Andr¨¦, su mirada prante escudri?ando cada movimiento de Sabrina. -El medicamento de se?orita te lo dar¨¦ en un mes, cuando terminemos los tr¨¢mites de divorcio y los diez mil millones est¨¦n en mi cuenta -respondi¨® Sabrina con firmeza, sosteniendo mirada de Andr¨¦ sin parpadear. La negociaci¨®n entre Sabrina y Andr¨¦ continu¨® con precisi¨®n meticulosa, cada pbra pesadao plomo. Aunque el tratamiento de Araceli requer¨ªa un proceso secuencial, Sabrina hab¨ªa prometido que Hern¨¢n preparar¨ªa todos los medicamentos necesarios de una vez. Seprometi¨® tambi¨¦n a documentar meticulosamente receta,s dosis precisas y el esquema de tratamiento posterior. Cualquier medicamento adicional ser¨ªa suministrado por Hern¨¢n sin contratiempos. La amenaza flotaba en el aire sin necesidad de pbras: si enfermedad de Araceli no mejoraba, significar¨ªa que hab¨ªan intentado enga?ar a Andr¨¦. Nadie hab¨ªa logrado estafarlo con semejante suma sin enfrentar severas consecuencias. -Sabrina, ?tienes miedo de no darle sus medicinas a Araceli porque no recibir¨ªas los diez mil millones si se descubre verdad? -interrumpi¨® Fabi¨¢n con una sonrisa torcida bajos cicatrices azdas de su rostro. -S¨ª, temo no recibir el dinero y que el divorcio no se concrete admiti¨® Sabrina sin rodeos, mir¨¢ndolo directamente. Fabi¨¢n enmudeci¨®, desconcertado por su franqueza. Efectivamente, hab¨ªa calcdo que una vez obtenidos los medicamentos para Araceli, independientemente de su eficacia, alegar¨ªa que no funcionaban. As¨ª, Andr¨¦ se enfurecer¨ªa con Sabrina y e pagar¨ªas consecuencias. Pero hab¨ªa olvidado un detalle crucial: durante el per¨ªodo de espera del divorcio, si una parte cambiaba s¨²bitamente de parecer, el proceso quedaba suspendido indefinidamente. Si Sabrina decid¨ªa no divorciarse, considerando su v¨ªnculo con Thiago, Andr¨¦ quedar¨ªa impotente ante situaci¨®n. Por tanto, prioridad absoluta era asegurar que Andr¨¦pletara el divorcio sin objeciones. Sabrina elev¨® barbi y enfrent¨® nuevamente mirada g¨¦lida de Andr¨¦. -Hern¨¢n necesita tiempo para borar los medicamentos. ?De verdad crees que salvar una vida es algo simple? Si fuera tan f¨¢cil, no hubieran perdido a?os buscando m¨¦dicos famosos sin resultados. 16-21 Su voz transmit¨ªa tal convi¨®n que sus pbras parec¨ªan esculpidas en m¨¢rmol de verdad. -Adem¨¢s, se?orita tendr¨¢ que permanecer algunos d¨ªas m¨¢s con Hern¨¢n. Con su desmayo y hospitalizaci¨®n perdimos tiempo valioso que debe recuperarse. -Si te entrego todo el medicamento ahora y e no regresa ma?ana, Hern¨¢n no proporcionar¨¢ lo que necesitar¨¢ despu¨¦s. Tanto Fabi¨¢no Andr¨¦ permanecieron en silencio, cada uno sumido en sus cavciones, t¨¢citamente reconociendo l¨®gica imcable de Sabrina. "No me sorprende que a Araceli le fascine enga?¨¢r. Resulta realmente satisfactorio manipr a los ingenuos," reflexion¨® Sabrina para sus adentros. Al fin y al cabo, Araceli no padec¨ªa enfermedad alguna, otorgando a Sabrina absoluta libertad para maniobrar a su antojo. Durante aquellos d¨ªas, Sabrina preparaba meticulosamente medicamentos cada jornada. Araceli cre¨ªa que era una tarea asignada por Hern¨¢n, ignorando porpleto que Sabrina boraba el supuesto "medicamento vital" para e. Hern¨¢n hab¨ªa solicitado genuinamente ayuda de Sabrina en suboratorio, pues carec¨ªa de tiempo para desperdiciarlo con impostoreso Araceli. Habiendo estudiado medicina naturista bajo tut de Hern¨¢n, Sabrina dominaba perfectamentes dosificaciones y protocolos, asumiendopleta responsabilidad en su ejecuci¨®n. Durante el meticuloso proceso de boraci¨®n,prendi¨® finalmente por qu¨¦ Hern¨¢n despreciaba a quienes inventaban dolencias inexistentes: preparaci¨®n artesanal de medicamentos involucraba procesos extraordinariamenteplejos que consum¨ªan valiosas horas de trabajo. 212 Chapter 260 Cap¨ªtulo 260 Sabrina m¨® a Dani solicitando su ayuda urgente. Al enterarse que Sabrina preparaba un "remedio salvador" para Araceli, Dani no pudo ocultar su malicia y entusiasmo. Con una sonrisa perversa, utiliz¨® el agua con que se hab¨ªavado los pies para hervirs hierbas medicinales, escupiendo repetidamente en mez mientras observaba con satisfi¨®n. c¨®mo se integraban sus fluidos corporales en preparaci¨®n que Araceli consumir¨ªa eventualmente. Romeo, aprovechando oportunidad para contribuir al enga?o, apareci¨® con excremento de rat¨®n y lo agreg¨® cuidadosamente en el brebaje, intercambiando una mirada c¨®mplice con Dani mientras realizaban su venganza silenciosa. Sabrina,pletando el ritual de humici¨®n, a?adi¨® algunas cucarachas que hab¨ªa recolectado, tritur¨® meticulosamente mez y transform¨® en pastis de aspecto inocente. Los ingredientes base eran hierbasunes e inofensivas, selionadas precisamente por su neutralidad: ni curativas ni letales, solo portadoras del desprecio materializado. -Sin embargo, Hern¨¢n ya ha preparado el primer tratamiento del medicamento, podemos d¨¢rselo a se?orita para que lo tome -anunci¨® Sabrina, cambiando s¨²bitamente su tono a uno m¨¢s profesional. Dirigi¨® su mirada calcdora hacia Fabi¨¢n y Andr¨¦, examinando sus reiones con atenci¨®n. -Voy a ir a cl¨ªnica m¨¢s tarde. ?Quieren venir conmigo a ver? Fabi¨¢n, ansioso porpartir con Araceli noticia del divorcio entre Sabrina y Andr¨¦, acept¨® inmediatamente sin disimr su entusiasmo. Andr¨¦, tras unos segundos de reflexi¨®n silenciosa, tambi¨¦n asinti¨® ligeramente con cabeza, su rostro imprableo siempre. En cl¨ªnica, Araceli sificaba hierbas medicinales con distri¨®n evidente,nzando miradas furtivas hacia puerta con regridad. La ansiedad y expectativa se manifestaban en cada uno de sus movimientos imprecisos y en tensi¨®n de sus hombros. El silencio del lugar amplificaba su inquietud, especialmente notable hoy que ni Sabrina ni Romeo estaban presentes para distrae de sus pensamientos obsesivos. Romeo asist¨ªa a ses mientras Sabrina hab¨ªa pa?ado a Andr¨¦ para iniciar los tr¨¢mites del periodo de espera previo al divorcio. Aunque Fabi¨¢n le hab¨ªa prometido investigar situaci¨®n en el registro civil, hasta ahora no hab¨ªa recibido mensaje alguno confirmando si Sabrina y Andr¨¦ hab¨ªanpletado esta fase crucial. La incertidumbre consum¨ªa sus pensamientos. En medio de su espera ansiosa, tres figuras aparecieron en el umbral, avanzando con paso deliberado hacia el interior. Los ojos de Araceli se iluminaron instant¨¢neamente al reconocerlos. Abandonandos hierbas sobre mesa, corri¨® hacia ellos con entusiasmo mal disimdo. 16-225 Cap¨ªtulo 260 -Andr¨¦, ?qu¨¦ haces aqu¨ª? ?No est¨¢s ocupado hoy con el trabajo? Su mirada se fij¨® exclusivamente en Andr¨¦, ignorandopletamente presencia de Sabrina y Fabi¨¢no si fueran meros esorios en su campo visual. Sabrina, acostumbrada a esta din¨¢mica, permaneci¨® impasible ante el desaire. Fabi¨¢n, sin embargo, sinti¨® una punzada de iodidad atravesando su pecho. -Araceli, apenas sal¨ª del hospital hace unos d¨ªas, ?no te interesa saber c¨®mo estoy recuper¨¢ndome? -rem¨® con tono dolido-. ?Solo tienes ojos para Andr¨¦? Solo entonces Araceli se dio cuenta de presencia de Fabi¨¢n, gir¨¢ndose hacia ¨¦l con una sonrisa practicada. -?C¨®mo crees? Solo quer¨ªa saludar a Andr¨¦. Desplegando su habilidad innata para endulzar el o¨ªdo ajeno, continu¨® con voz melosa: -Fabi¨¢n, has sido tan bueno conmigo. Si no estuviera tan ocupada, definitivamente habr¨ªa ido al hospital a cuidarte personalmente. El rostro de Fabi¨¢n se rj¨® visiblemente ante estas pbras, dejando aflorar una sonrisa bobalicona. -?De verdad? -?Cu¨¢ndo te he mentido? -respondi¨® Araceli con fingida seriedad. Hizo una pausa calcda antes de dirigir una mirada cargada de intenci¨®n hacia Sabrina. -?Se encontr¨® se?orita Ib¨¢?ez con Andr¨¦ y Fabi¨¢n en puerta? Qu¨¦ casualidad, ?verdad? -No fue casualidad, venimos juntos del registro civil -ar¨® Sabrina con naturalidad. -?Registro civil? ?Qu¨¦ fueron a hacer all¨ª? -pregunt¨® Araceli, simndo ignorancia perfecta. Sabrina elev¨® una ceja con sutil provocaci¨®n. -?C¨®mo, Andr¨¦ y Fabi¨¢n no te lo dijeron? El se?or Carvalho est¨¢ dispuesto a pagar un alto precio para curarte, incluso est¨¢ dispuesto a divorciarse. Incluso si tuviera que dar su vida por ti, no dudar¨ªa ni un segundo. -Basta -interrumpi¨® Andr¨¦ con el ce?o fruncido-. ?No se supon¨ªa que ibas a darle medicamento a Araceli? Sabrina mostr¨® una sonrisa enigm¨¢tica y ces¨® su provocaci¨®n. -Ir¨¦ a buscar el medicamento para se?orita. Transcurridos apenas unos minutos, Sabrina regres¨® portando un frasco de medicinas y una bote de agua mineral. Con movimientos precisos, extendi¨® el agua hacia Araceli y extrajo una pasti del frasco. -Este es el medicamento del primer tratamiento, se?orita, t¨®melo de inmediato para no 16.22 Cap¨ªtulo 260 retrasar su recuperaci¨®n. Chapter 261 Cap¨ªtulo 261 Araceli contemba con evidente recelo p¨ªldora negra que Sabrina sosten¨ªa entre sus dedos. Sus ojos reflejaban una mez de curiosidad y desconfianza mientras sopesaba mentalmente los riesgos. -?Tomar medicina sin estar enferma? ?No le har¨ªa da?o a mi cuerpo? Fabi¨¢n, al percibir vi¨®n de Araceli, vio oportunidad perfecta para intervenir. Una sonrisa astuta se dibuj¨® en su rostro mientras su mente trabajaba r¨¢pidamente, buscando manera de protege. -Sabrina, dices que esto es una pasti mgrosa, pero ?qu¨¦ tal si es veneno? ?No podr¨ªastimar a Araceli? -cuestion¨® con tono desafiante, vando su mirada en e-. Primero t¨®mate una t¨², para que Araceli vea que no es da?ina. Si no pasa nada, entonces e tomar¨¢. Sabrina recuper¨® p¨ªldora con un movimiento elegante, mientras una sonrisa fr¨ªa se instba en susbios. -?En qu¨¦ siglo vivimos para seguir con esas pruebas de veneno? Estamos en una sociedad con leyes; envenenar es un delito. ?De verdad creen que envenenar¨ªa frente a ustedes? -Si le causara alg¨²n problema, con solo ir al hospital se sabr¨ªa todo, y yo no podr¨ªa escapar. -Si no me creen, lleven pasti al hospital para que analicen. -?De verdad piensan que soy criada de Araceli? ?Esperan que pruebe el veneno por e? ?A qui¨¦n est¨¢n insultando! Si tanto quieren pasti pues t¨®mens. -Si por su desconfianza afectan salud de se?orita, asumans consecuencias. No nos echen culpa a nosotros. Fabi¨¢n hab¨ªa hado impulsivamente, sin reflexionar ens posibles consecuencias. Jam¨¢s imagin¨® que Sabrina reionar¨ªa con tal indignaci¨®n. Si por su culpa Araceli no se recuperaba, quedar¨ªa marcadoo vino para siempre, un peso que no estaba dispuesto a cargar sobre sus hombros. Instintivamente, busc¨® apoyo en su amigo. -Andr¨¦, di algo. Andr¨¦ sinti¨® una punzada de irritaci¨®n recorrerle el cuerpo. Este Fabi¨¢n no solo generaba problemas constantemente, sino que tambi¨¦n carec¨ªa del m¨¢s b¨¢sico sentido¨²n. Ya hab¨ªa tenido que resolver numerosos enredos provocados por ¨¦l. En cualquier otra circunstancia, lo dejar¨ªa aprender li¨®n pors ms, pero ahora, trat¨¢ndose de Araceli, decidi¨® intervenir coloc¨¢ndose entre Sabrina y Fabi¨¢no un escudo protector. -Fabi¨¢n solo estaba bromeando. -?Bromeando con esto? -replic¨® Sabrina con frialdad cial-. Este tipo de medicinas mgrosas no son para personas sanas. Se?or Carvalho, seguro entiende que cualquier medicamento tiene sus riesgos. 16:22 -En una rci¨®n donde hay confianza, no existen sospechas. Se?or Carvalho, si no conf¨ªa en nosotros, busque a alguien m¨¢s. -Al final, ya tiene carta de perd¨®n de Fabi¨¢n y no ha pagado los diez mil millones. No ha perdido nada. De pronto, el rostro de Sabrina se ilumin¨® con una revci¨®n s¨²bita. -Ah, ya entend¨ª. Su verdadero objetivo no era curar a se?orita, sino conseguir mi carta de perd¨®n, ?verdad? Dirigi¨® a Araceli una mirada cargada de falsapasi¨®n. -Pens¨¦ que se?orita era realmente importante para el se?or Carvalho y el se?or Guerrero, pero veo que no es as¨ª. -La rci¨®n entre ustedes no supera amistad entre el se?or Carvalho y el se?or Guerrero. Araceli era perfectamente consciente de que Sabrina intentaba sembrar discordia entre ellos, pero aun as¨ª, aques pbras provocaron una inquietud que se desliz¨®o veneno por sus venas. Sab¨ªa que Andr¨¦ mimaba a Fabi¨¢n porque ¨¦ste le hab¨ªa salvado vida en el pasado. ¨²ltimamente, hab¨ªa notado un cambio en elportamiento de Andr¨¦ hacia e, lo que alimentaba sus dudas. Ahora, al escuchars insinuaciones de Sabrina, no pod¨ªa evitar que una pregunta atormentadora surgiera en su mente: ?Andr¨¦ realmente se preocupaba por e o simplemente no pod¨ªa rechazar a Fabi¨¢n, quien constantemente buscaba su apoyo? Andr¨¦, percibiendo de inmediato provocaci¨®n de Sabrina, frunci¨® el ce?o profundamente y habl¨® con una severidad poco habitual en ¨¦l. -Sabrina, ya deja de decir tonter¨ªas. Sabrina simplemente se encogi¨® de hombros y sonri¨® con aire victorioso, guardando silencio. Hab¨ªanzado aquelentario sin pensar demasiado, pero al observar expresi¨®n turbada de Araceli, se pregunt¨®... ?acaso realmente hab¨ªa cre¨ªdo sus pbras? 212 Chapter 262 16.22 Cap¨ªtulo 262 La sensaci¨®n de sembrar discordia le resultaba sumamente interesante. Andr¨¦, quien rara vez se molestaba en ofrecer explicaciones, dirigi¨® su mirada prante hacia Fabi¨¢n y habl¨® con autoridad inconfundible. -Fabi¨¢n, p¨ªdele disculpas a Sabrina. Fabi¨¢n apret¨® mand¨ªb, visiblemente molesto; sin embargo, tras considerar supuesta enfermedad de Araceli, finalmente cedi¨® y habl¨® con evidente desgano. -Sabrina, solo estaba bromeando... ?Por qu¨¦ te pones tan sensible? Sabrina no mostr¨® molestia ante actitud displicente de Fabi¨¢n. Susbios se curvaron en una leve sonrisa calcda mientras respond¨ªa con sutileza venenosa. -No tienes que disculparte si no quieres. Ya que tienes tan buena rci¨®n con se?orita, probar el medicamento por e no deber¨ªa ser problema, ?verdad? Fabi¨¢n dud¨® por un instante, sus ojos revndo incertidumbre. -?No dijiste que todo medicamento tiene sus riesgos? No tengo esa enfermedad, si lo tomo, ?no me va a hacer da?o? Con maestr¨ªa manipdora, Sabrina bor¨® una mentira convincente. -Aunque no tengas una enfermedad grave, ?no est¨¢s intoxicado? El primer tratamiento es suave, tieneponentes que desintoxican. No te va a hacer da?o, al contrario, te va a hacer bien. Sabrina agit¨®s pastis en su mano con un gesto calcdamente casual, pero sus pbras estaban cuidadosamente dise?adas para impresionar. -Los ingredientes de este medicamento son valiosos y dif¨ªciles de conseguir. Cada pasti vale millones de pesos. Aunque solo quedan poco m¨¢s de diez, su boraci¨®n tom¨® siete d¨ªaspletos, pasando por procesos sumamenteplejos. La explicaci¨®n de Sabrina dej¨® a Fabi¨¢npletamente fascinado, su rostro reflejando una mez de asombro e incredulidad. -?En serio es tan mgroso? Sabrina respondi¨® con estudiada modestia, midiendo cada pbra con precisi¨®n. -No es tan mgroso. ?Puede curar enfermedad terminal de se?orita? Con visible vi¨®n, Fabi¨¢n tom¨® pasti de mano de Sabrina y estuvo a punto de traga. Sin embargo, justo antes de hacerlo, se detuvo un momento, sus ojos entrecerrados con suspicacia. -Sabrina, si me pasa algo por toma, ?est¨¢s en problemas! 16:22 Capitulo 262 Sabrina sonri¨® con tranquilidad inquietante. -Si tienes alg¨²n problema, puedes venir a buscarme. "Tomar una medicina hecha con agua de pies normalmente no causa problemas", pens¨® con perversa satisfi¨®n. "En cuanto a los excrementos de rat¨®n ys cucarachas..." Sabrina hab¨ªa consultado a Hern¨¢n sobre esto, y ¨¦l le asegur¨® que no representaba mayor riesgo. Despu¨¦s de todo, no erao si seieran excrementos de rat¨®n todos los d¨ªas. Ys cucarachas, bien, eran altas en prote¨ªna. Al observar seguridad en el rostro de Sabrina, Fabi¨¢n trag¨® pasti de un solo bocado. Despu¨¦s de ingeri, no experiment¨® ninguna rei¨®n anormal. Esper¨® m¨¢s de media hora y segu¨ªa sin sentir molestia alguna. Finalmente, exhal¨® con visible alivio. -No parece haber problema, Araceli, ?por qu¨¦ no tomas tambi¨¦n? Entre m¨¢s pronto empieces el tratamiento, m¨¢s r¨¢pido te vas a recuperar. Araceli contempl¨® pasti negra en su mano con evidente repulsi¨®n; realmente no deseaba toma. Pero si ni siquiera estaba dispuesta a tomar el medicamento, su farsa resultar¨ªa demasiado obvia. Con determinaci¨®n forzada, bebi¨® un poco de agua y trag¨® pasti tambi¨¦n. Sabrina sonri¨® para sus adentros con malicia triunfante. Tendr¨ªa que near cuidadosamente el segundo tratamiento. Tras ver que ambos hab¨ªan tomado el medicamento, Sabrina guard¨®s pastis restantes. Fabi¨¢n, incapaz de contenerse, hizo una observaci¨®n inmediata. -Sabrina, ?no dijiste que le ibas a dar el tratamientopleto a Araceli? Si te llevas el medicamento, ?c¨®mo se va a tratar Araceli? Sabrina respondi¨® con calcda precisi¨®n. -La se?orita debe tomar el medicamento cada tres d¨ªas, pero durante este mes tiene que venir aqu¨ª para tomarlo. -El primer tratamiento es crucial. Si se?orita no lo toma y lo tira a escondidas, ?no culpar¨ªan al medicamento por no funcionar? Fabi¨¢n exm¨® indignado. -?Eso es imposible! Este medicamento es para salvar vida de Araceli, ?nunca lo tirar¨ªa! Sabrina mir¨® a Araceli con una sonrisa ambigua, una mirada prante y cargada de significado que le provoc¨® un escalofr¨ªo involuntario. "?Acaso Sabrina sabr¨¢ que estoy fingiendo mi enfermedad?", se pregunt¨® Araceli con inquietud creciente. "?Ser¨¢ posible?" "Si Sabrina lo supiera, ya estar¨ªa ansiosa por dtarme con Andr¨¦", razon¨®. "Pero no tengo miedo. Porque..." Chapter 263 Cap¨ªtulo 263 Todos los m¨¦dicos y equipos que trataron estaban cuidadosamente nificados. Andr¨¦ no ten¨ªa forma de descubrirlo. Sin embargo, si e mor¨ªa en ese momento, ser¨ªa un gran problema. Esta vez, el chat¨¢n que encontraron pod¨ªa libera de preocupaci¨®n de no haber "muerto" dentro de unos meses. Incluso si Sabrina desenmascaraba, Andr¨¦ y Fabi¨¢n no le creer¨ªan. Al contrario, dir¨ªan que era malintencionada. La voz de Sabrina interrumpi¨® los pensamientos de Araceli. -El se?or Carvalho sacrific¨® su matrimonio y una fortuna dediez mil millones de pesos para salvar tu vida. Eres tan fr¨¢gil y bondadosa que podr¨ªas sentirte culpable y pensar que eres una carga para ellos. -?Y si te deprimes tanto que prefieres morir antes que ser una carga y te niegas a tomar medicina? Fabi¨¢n se qued¨® paralizado, murmurando: -Es cierto... Andr¨¦ pag¨® un precio muy alto, y con lo buena que es Araceli, podr¨ªa sentirse abrumada. -No puede ser, tengo que asegurarme de que Araceli tome su medicina de ahora en adnte. Araceli, al escuchar esto, casi se desmaya de ira. "?De verdad cree eso? Sis pastis de Sabrina fueran veneno lento, ?Fabi¨¢n querr¨ªa matarme? Qu¨¦ idiota." Andr¨¦ no era tan f¨¢cil de enga?aro Fabi¨¢n. Observ¨®s pastis en mano de Sabrina con una mirada profundao un abismo. -?Me puedes dar una para lleva a analizar? Sabrina, sin titubear, le entreg¨® el frasco de pastis a Andr¨¦. -ro, toma que quieras. La disposici¨®n de Sabrina era tan abierta que incluso Aracelienz¨® a dudar. ?Y si el m¨¦dico ipetente hab¨ªa diagnosticado mal y hab¨ªa recetado cualquier cosa? Despu¨¦s de guardar pasti, Andr¨¦ habl¨®: -Tengo trabajo por tarde, me voy. Fabi¨¢n tambi¨¦n ten¨ªa prisa por ir a cuidarse el rostro. -Andr¨¦, me voy contigo. Andr¨¦ mir¨® profundamente a Sabrina antes de darse vuelta y salir. : 16:22 Capitulo 263 Al d¨ªa siguiente, los resultados del an¨¢lisis des pastis llegaron a Araceli de inmediato. [Se?orita, hemos analizados pastis y no tienen ninguna toxicidad, pero tampoco curan ninguna enfermedad. Solo contienen un nivel ligeramente elevado de prote¨ªnas, lo ques sifica m¨¢so suplementos alimenticios inofensivos queo medicamento real.] Al escuchar esto, Araceli finalmente se sinti¨® aliviada. Una sombra de desd¨¦n apareci¨® en sus ojos. Sabrina sab¨ªa c¨®mo embaucar a gente, describiendo esas pastiso mgrosas. Casi lo hab¨ªa cre¨ªdo, pensando que Hern¨¢n era un hombre extraordinario. Al final, se hab¨ªa preocupado de m¨¢s. La tonta de Sabrina hab¨ªa sido enga?ada por un estafador de libros viejos. Despu¨¦s de que Andr¨¦ enviaras pastis para su an¨¢lisis, Araceli r¨¢pidamente m¨® a persona que ayudaba, instruy¨¦ndole para que le informara los resultados tan prontoo estuvieran listos. Si eran t¨®xicas, deb¨ªa informar a Andr¨¦ de inmediato. Si no ten¨ªan toxicidad, deb¨ªa informarle a e primero. Si pod¨ªa evadir el problema de su enfermedad terminal, no le importar¨ªa cooperar con el viejo chat¨¢n. Adem¨¢s, que Andr¨¦ y Sabrina se divorciaran pors medicinas era una ganancia inesperada. En cuanto apensaci¨®n en manos de Sabrina... Losbios de Araceli se curvaron en una sonrisa maliciosa. "Una vez que Andr¨¦ se divorcie, no permitir¨¢ que Sabrina se lleve ni un peso." En un sal¨®n privado, Jorge Olivares, reci¨¦n llegado de un viaje de negocios, casi deja caer su copa al escuchar que Andr¨¦ y Sabrina se hab¨ªan divorciado. Un poco de vino se derram¨® sobre su impecable camisa nca. -?Qu¨¦? ?Sabrina y Andr¨¦ ya tramitaron el divorcio? Jorge estabapletamente sorprendido, su voz hab¨ªa cambiado. Jorge hab¨ªa estado fuera del pa¨ªs por un tiempo y no esperaba que tantas cosas hubieran sucedido en su ausencia. Chapter 264 Cap¨ªtulo 264 Fabi¨¢n degust¨® un sorbo de vino mientras se reclinaba en su asiento. -La verdad, me tom¨® por sorpresa. Pero esa mujer le pidi¨® diez mil millones de pesos a Andr¨¦, jes una descarada! La penumbra del sal¨®n privado envolv¨ªa a Jorge en sombras, ocultando sus fiones y tensi¨®n que se apoder¨® de su rostro ante aque revci¨®n inesperada. -Todav¨ªa est¨¢n en periodo de espera para el divorcio, ?no? -continu¨® Fabi¨¢n mientras jugueteaba con su copa-. Seguramente e no va a soltarlo as¨ª nada m¨¢s... La puerta del sal¨®n se abri¨® de pronto para dar paso a Andr¨¦, cuya figura imponente se recort¨® brevemente contra luz del pasillo. Fabi¨¢n hab¨ªa organizado esta reuni¨®n por pura desesperaci¨®n; herido recientemente y casi desfigurado, apenas hab¨ªa socializado con nadie. El regreso de Jorge de su viaje de negocios le brind¨® excusa perfecta para convocarlos a todos. -Ya llegaste -dijo Andr¨¦ con expresi¨®n impasible mientras tomaba asiento en el sof¨¢, su voz flu¨ªa serenao agua de manantial. -Acabo de volver-respondi¨® Jorge, estudiando meticulosamente el semnte de Andr¨¦-. Fabi¨¢n me cont¨® que te divorciaste de Sabrina. El ce?o de Andr¨¦ se contrajo casi imperceptiblemente, revndo un atisbo de irritaci¨®n que desapareci¨® tan r¨¢pidoo hab¨ªa surgido. -Todav¨ªa no hemos finalizado el divorcio. Los ojos de Jorge captaron un sutil matiz ens pbras de Andr¨¦,o quien descifra un mensaje oculto. -Andr¨¦, ?no quieres divorciarte de Sabrina? Antes de que Andr¨¦ pudiera articr respuesta alguna, Fabi¨¢n solt¨® una risa despectiva que reson¨® en el peque?o sal¨®n. -?C¨®mo crees? Sabrina solo es una ama de casa con educaci¨®n b¨¢sica, ?qu¨¦ tiene de especial? ?Andr¨¦ debe estar contando los d¨ªas para librarse de e! Fabi¨¢n torci¨® boca en un gesto desde?oso. -Andr¨¦, no le des esos diez mil millones tan f¨¢cil. Que aprenda lo dura que es vida despu¨¦s de un divorcio. -Andr¨¦, Thiago ya est¨¢ grande -intervino Jorge con voz modda-. Si se divorcian, ?qu¨¦ va a pasar con ¨¦l? Sabrina es su madre, nadie lo va a cuidar mejor que e. El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨® visiblemente. Tom¨® copa de vino de mesa y vaci¨® de un solo trago, dejando traslucir su frustraci¨®n contenida. 16:22 Cap¨ªtulo 264 -E fue quien pidi¨® el divorcio. -?No puede ser! -exm¨® Fabi¨¢n con incredulidad-. Andr¨¦, no le creas, es puro teatro. Cuando se acabe el periodo de espera, ni se va a presentar. -?Y si se presenta? -pregunt¨® Andr¨¦ abruptamente. Fabi¨¢n se encogi¨® de hombros con indiferencia. -Pues que as¨ª sea. Sin e vas a estar mejor; sin ti, e no es nadie. -Nunca pens¨¦ en divorciarme de Sabrina -confes¨® Andr¨¦ con gravedad. Fabi¨¢n se qued¨® at¨®nito, sin pbras. -Si no pensabas divorciarte de Sabrina, ?qu¨¦ va a pasar con Araceli? -Araceli tiene una enfermedad terminal y parte de culpa es m¨ªa -respondi¨® Andr¨¦ con voz distante-. Solo quiero que se vaya sin arrepentimientos. Nunca contempl¨¦ divorciarme para volver a casarme. Fabi¨¢n abri¨® boca, perplejo. -Pero Sabrina no est¨¢ a tu nivel. -Pero es madre de Thiago. Fabi¨¢n permaneci¨® en silencio durante unrgo instante, sumido en sus reflexiones. Siempre hab¨ªa supuesto que Sabrina se resistir¨ªa al divorcio mientras Andr¨¦ lo anhba. En ese preciso momento, el tel¨¦fono de Andr¨¦ vibr¨® con insistencia. -?Se?or Andr¨¦ Carvalho? -escuch¨® al contestar-. El tribunal ha aceptado formalmente solicitud de divorcio presentada por se?ora Sabrina. Esta mada es para preguntar si tiene intenci¨®n de mediar. Mientras tanto, Sabrina preparaba meticulosamente el segundo tratamiento para Araceli cuando su tel¨¦fono son¨® con estridencia. Al contestar, voz iracunda de Andr¨¦ golpe¨®o una bofetada. -?Sabrina, cre¨ª que ten¨ªamos un acuerdo! ?C¨®mo te atreves a presentar una demanda de divorcio? 232 Chapter 265 Cap¨ªtulo 265 Sabrina, al escuchar aquello, detuvo moment¨¢neamente su mano mientras a?ad¨ªas cucarachas al preparado. La tensi¨®n recorri¨® su espaldao un escalofr¨ªo sutil, pero mantuvopostura ante voz furiosa que surg¨ªa del tel¨¦fono. -Ya te lo dije ¨²ltima vez. Antes no cre¨ªas que de verdad quer¨ªa divorciarme, por eso busqu¨¦ un abogado. Te avis¨¦ que despu¨¦s de Navidad recibir¨ªas mada del juzgado. -Ya acept¨¦ el divorcio -espet¨® Andr¨¦ con voz g¨¦lida-. Ve al juzgado ahora mismo y retira demanda. -No puedo hacer eso -respondi¨® Sabrina sin alterarse-. ?Qu¨¦ pasa si despu¨¦s del per¨ªodo de espera cambias de opini¨®n y me retrases todo el proceso? -El se?or Carvalho no ha tenido que sacrificar nada todav¨ªa, solo hemos formalizado el per¨ªodo de espera. En cambio, yo firm¨¦ una carta disculp¨¢ndome con Fabi¨¢n y ya di el medicamento para el primer tratamiento de se?orita. -Parece que no tienes miedo de que me arrepienta -replic¨® Andr¨¦ con ridad cortante. Sabrina noent¨® directamente sobre eso. -Trat¨¢ndose de alguieno t¨², si no dejo un n B, ni siquiera sabr¨ªa c¨®mo termin¨¦ mal. Andr¨¦ intu¨ªa ya el origen de aque confianza inusitada en Sabrina. -?Crees que con ayuda de Gabriel pasar¨¢ lo mismo que ¨²ltima vez? Aquello hab¨ªa sido un descuido de su parte. Nunca esper¨® que Sabrina, siempre tan d¨®cilo un conejo asustadizo, tomara una i¨®n tan dr¨¢stica, casio si estuviera dispuesta a destruirse junto con ¨¦l. ?Ya habr¨ªa decidido en ese momento divorciarse sin importars consecuencias? Al contemr esta posibilidad, respiraci¨®n de Andr¨¦ se agit¨® ligeramente mientras un nudo de frustraci¨®n se formaba en su garganta. -Tranquilo, s¨¦ que ese truco funciona una vez, no dos -dijo Sabrina con voz contrda. -?De verdad tienes que llevars cosas a este extremo? voz de Andr¨¦ se torn¨® a¨²n m¨¢s fr¨ªa. A estas alturas, por m¨¢s excusas que intentara encontrar, Andr¨¦ no pod¨ªa seguir enga?¨¢ndose. Si Sabrina no quisiera divorciarse, ?por qu¨¦ llevaba tanto tiempo sin regresar? ?Por qu¨¦ ni siquiera hab¨ªa admitido su error? Ni a Thiago parec¨ªa importarle ya. La mirada que e le dirig¨ªa carec¨ªa de calidez, ternura y cari?o que antes caracterizaban sus ojos. Cada i¨®n suya cerraba cualquier camino de regreso. Fue entonces cuando Andr¨¦ sinti¨® finalmente una sensaci¨®n de irrealidad abrumadora. Sabrina... realmente quer¨ªa divorciarse de ¨¦l. Al instante, una ira inexplicable emergi¨® desde lo m¨¢s profundo de su ser. ?Sabrina se atrev¨ªa a querer divorciarse de ¨¦l? ?Acaso no hab¨ªa Cap¨ªtulo 265 tratado bien todos estos a?os? -?Yo llevos cosas al extremo? ?T¨² eres el que no entiende nada! voz de Sabrina reson¨® con frialdad desde el otrodo del tel¨¦fono-. No quiero repetir m¨¢s lo del divorcio. -Ya que llegamos a un acuerdo, si cumples lo prometido, yo har¨¦ lo mismo. -Sobre demanda... un mes despu¨¦s, cuando tengamos el certificado de divorcio, retirar¨¦. Tras decir esto, Sabrina cort¨® mada sin m¨¢s. Andr¨¦ contempl¨® el tel¨¦fono con incredulidad, sintiendo un nudo en el pecho imposible de deshacer. El aire en s parec¨ªa haberse congdo s¨²bitamente, envolviendo a los tres hombres en un silencio pesado y significativo. Fabi¨¢n conoc¨ªa preferencia de Andr¨¦ por tranquilidad, as¨ª que esta vez hab¨ªa prescindido de invitar a su habitual s¨¦quito de amigos. Lo que Andr¨¦ hab¨ªa hecho por ¨¦l y Araceli, entregando diez mil millones de pesos, despertaba en ¨¦l un sentimiento cercano a verg¨¹enza. Por eso solo hab¨ªa convocado a Jorge, amigo ¨ªntimo de ambos desde hac¨ªa a?os. Al ser tan pocos, el ambiente en s privada manten¨ªa una quietud casi solemne. La voz al otrodo del tel¨¦fono hab¨ªa resonado con ridad perfecta en los o¨ªdos de Fabi¨¢n y Jorge, quienes no pudieron evitar ser testigos involuntarios de aque conversaci¨®n tan ¨ªntimao revdora. Fabi¨¢n, que antes se negaba a creer que Andr¨¦ y Sabrina realmente se divorciar¨ªan, dej¨® de sonre¨ªr y mir¨® a Jorge con genuina perplejidad en el rostro. -Jorge, ?ser¨¢ que Sabrina de verdad quiere divorciarse de Andr¨¦? Durante mucho tiempo hab¨ªa deseado secretamente que Andr¨¦ y Sabrina terminaran separ¨¢ndose. Pero ahora que estaba a punto de suceder, una extra?a sensaci¨®n de insatisfi¨®n se apoder¨® de ¨¦l,o si hubiera alcanzado una metargamente perseguida solo para descubrir que el premio no era lo que esperaba. Chapter 266 Cap¨ªtulo 266 ¨¦l quer¨ªa que Andr¨¦ dejara a Sabrina, convirti¨¦nd en una mujer abandonada que nadie quisiera. No quer¨ªa ver que Sabrina dejara a Andr¨¦ y a¨²n as¨ª viviera una vida espl¨¦ndida. Fabi¨¢n odiaba a Sabrina con todo su ser; solo si e estaba sumida en desgracia, ¨¦l encontrar¨ªa satisfi¨®n. Antes so?aba con ese divorcio ¨²nicamente para contemr el rostro de Sabrina ba?ado en l¨¢grimas desesperadas, pero ahora que e misma lo solicitaba, su victoria se tornaba amarga e insuficiente. -Andr¨¦, ?no te has dado cuenta de que Sabrina cambi¨® mucho? Antes ni siquiera se atrev¨ªa a alzar voz, ?y ahora te pide el divorcioo si nada! -Seguro ya encontr¨® a alguien m¨¢s, por eso tiene tanta prisa en divorciarse. -¨²ltimamente anda muy cerca de ese tal Gabriel, el pap¨¢ de Romeo. Hasta cuida a su hijo... qui¨¦n sabe si ya tienen algo entre ellos. -Y esepa?ero suyo... Araceli los vio cenando juntos una vez, ?tal vez tambi¨¦n hay algo ah¨ª! -Esta mujer traicionera, pidiendo diez mil millones a Andr¨¦ para mantener a otro hombre, ?ni loco deber¨ªas permitirlo! Fabi¨¢n se gir¨® hacia Andr¨¦ con indignaci¨®n desbord¨¢ndole pors venas. -Andr¨¦, casarse es facil¨ªsimo, pero divorciarse es otro cuento. ?No se lo pongas tan f¨¢cil a Sabrina! Si no quieres el divorcio, podemos hacerle vida imposible. -Aunque vaya al juzgado, si no hacemos esperar unos dos o tres a?os, no consigue divorciarse. -Durante ese tiempo, podemos transferir legalmente todos los bienes matrimoniales para que no reciba ni un peso. -?Por qu¨¦ crees que est¨¢ tan decidida ahora? ?Porque piensa sacar dinero! -No solo no le daremos nada, tambi¨¦n podemos pedirle al juez que e nos pague a nosotros. Fabi¨¢n se hab¨ªa rodeado siempre de amistades cuestionables y hab¨ªa presenciado incontables dramas matrimoniales en su disoluci¨®n. Los divorcios entre familias adineradas invariablemente terminaban en tribunales debido a divisi¨®n patrimonial. Salir del matrimonio cons manos vac¨ªas era pr¨¢cticamente inconcebible. Cuanto m¨¢s se acercaban al punto de ruptura, m¨¢s evidente resultaba ausencia de amor entre pareja. Y mientras menos afecto quedaba, mayor era el deseo de impedir cualquier beneficio para el otro. Muchas parejas terminabano adversarios encarnizados, arrastrando rencores que persist¨ªan a?os despu¨¦s de separaci¨®n legal. Fabi¨¢n hab¨ªa escuchado historias escandalosas sobre estas situaciones. En su c¨ªrculo social, antes de separarse, muchos ya hab¨ªan encontrado m¨¦todos poco ¨¦ticos para transferir bienes. Los m¨¢s desvergonzados incluso llegaban a apropiarse del patrimonio de esposa. Cuando se trataba de dar consejos perniciosos, Fabi¨¢n se jactaba de ser 16-22 insuperable. -Con custodia de Thiago de nuestrodo, podemos exigirle a Sabrina una pensi¨®n alimenticia. Con el nivel de gastos que tiene Thiago, podemos pedirle un mill¨®n al mes, ?ver¨¢s c¨®mo se vuelve loca! -?Jajaja! Al final, seguro vendr¨¢ llorando a pedirte perd¨®n. Este n era tan despreciable que Jorge no pudo evitar fruncir el ce?o con evidente desagrado. -Fabi¨¢n, al menos Sabrina y Andr¨¦ fueron pareja, y tienen un hijo juntos. No hay necesidad de llevars cosas a ese extremo y volverse enemigos. Fabi¨¢n desestim¨® elentario con arrogante desd¨¦n. -No es ser extremista, es hacer que Sabrina enfrente realidad. ?No ha estado insistiendo en divorciarse de Andr¨¦? Al mostrarle lo cruel que puede ser el mundo, volver¨¢ arrepentida y no se atrever¨¢ a mencionar el divorcio otra vez. Jorge, con resignaci¨®n en mirada, gir¨® hacia su otro amigo. -Andr¨¦, no le hagas caso as tonter¨ªas de Fabi¨¢n, esto es algo que debes pensar bien... Sin embargo, al voltear, Jorge encontr¨® a Andr¨¦ abstra¨ªdopletamente, acariciando su copa de vino con mirada perdida en un abismo invisible. Jorge entrecerr¨® los ojos, intuyendo lo peor. -Andr¨¦, ?no me digas que... realmente est¨¢s considerando lo que dijo Fabi¨¢n? Chapter 267 Cap¨ªtulo 267 Los dedosrgos y p¨¢lidos del hombre mov¨ªan suavemente copa de vino, creando peque?os remolinos carmes¨ª que captaban d¨¦bilmente luz ambiental mientras su mirada se tornaba reflexiva. -Fabi¨¢n tiene algo de raz¨®n. Fabi¨¢n se mostr¨® bastante satisfecho, irgui¨¦ndose en su asiento con una sonrisa apenas disimda que dtaba su sensaci¨®n de triunfo. -He visto muchas cosas as¨ª, Andr¨¦, es mejor que me hagas caso. Andr¨¦ prob¨® un sorbo del vino en su copa, sus ojos oscuros eran inescrutables, con un destello sombr¨ªo que flotaba inestable en su mirada,o si contemra posibilidades que no estaba dispuesto apartir. Jorge quer¨ªa insistir, pero el tel¨¦fono de Andr¨¦ son¨® interrumpiendo el momento. Mientras Andr¨¦ atend¨ªa mada alej¨¢ndose unos pasos, Jorge baj¨® voz y se inclin¨® hacia Fabi¨¢n con expresi¨®n confundida. -Fabi¨¢n, ?no quer¨ªas siempre que Andr¨¦ se divorciara y se casara con Araceli? Ahora que Andr¨¦ quiere divorciarse, ?por qu¨¦ lo detienes? Fabi¨¢n mir¨® a Andr¨¦, quien estaba en el tel¨¦fono, y respondi¨® en voz baja, con un tono que dejaba entrever su verdadera intenci¨®n. -Antes s¨ª lo pensaba, pero Araceli tiene poco tiempo de vida, aunque se case con Andr¨¦, no va a vivir m¨¢s de unos meses. -Prefiero que Sabrina sufra y que no pueda andar de hombre en hombre, en lugar de dejar que se divorcie y viva feliz. Jorge frunci¨® el ce?o, estudiando el rostro de Fabi¨¢n con evidente desaprobaci¨®n. -?No dijeron que hab¨ªan encontrado a un curandero para tratar a Araceli? Fabi¨¢n hizo un gesto despectivo con mano, rest¨¢ndole importancia al asunto. -Ese viejo conoce a Sabrina, qui¨¦n sabe si realmente va a tratar bien a Araceli. Adem¨¢s, ?qui¨¦n ha visto que una enfermedad terminal se cure tan f¨¢cil? rgar vida de Araceli tal vez, pero curapletamente es otra cosa. Jorge lo mir¨® pensativo antes de responder. -?Y si realmente se cura? Fabi¨¢n esboz¨® una sonrisa calcdora, revndo que ya hab¨ªa contemdo esa posibilidad. -Entonces que se divorcien despu¨¦s, de todos modos, el tratamiento de Araceli va a durar m¨ªnimo un a?o o m¨¢s. Eso mantendr¨¢ a Sabrina ocupada, asegur¨¢ndonos de que no pase bien. 16:22 Jorge guard¨® silencio por un buen rato, observando a Fabi¨¢n con una mez de iprensi¨®n y rechazo, antes de finalmente preguntar. -Fabi¨¢n, ?por qu¨¦ odias tanto a Sabrina? ?Te hizo algo grave? Mientras tanto, Andr¨¦ hab¨ªa recibido una mada de su asistente Iv¨¢n, quien sonaba ligeramente nervioso al otrodo de l¨ªnea. -Se?or Carvalho, tengo informaci¨®n sobre se?ora... ?quiere escucha? Sabrina y Andr¨¦ todav¨ªa estaban en proceso de divorcio, pero ticamente segu¨ªan siendo esposos. Iv¨¢n lo pens¨® mucho antes de decidirse a informar a Andr¨¦ sobre el asunto, consciente des posibles implicaciones. -Dime-respondi¨® Andr¨¦ con voz grave. -Resulta que un amigo me pidi¨® ayuda para encontrar a alguien. Me dijo que un maestro de m¨²sica brit¨¢nico que se ma Lennox Elwood vio un video de alguien tocando el viol¨ªn y qued¨® impresionado; quiere encontrar a esa persona. -El contacto no conoce bien Am¨¦rica Latina, y despu¨¦s de varias vueltas, lleg¨® conmigo. -Y descubr¨ª que quien toca el viol¨ªn es se?ora. Andr¨¦ apret¨® levemente el tel¨¦fono contra su oreja. -?Qui¨¦n es ese tal Lennox? -Lennox Elwood es un m¨²sico brit¨¢nico muy conocido, un virtuoso del viol¨ªn que ha ganado premios por su trayectoria, jes s¨²per influyente! -Esta vez, Elwood estaba en Bogot¨¢ para una conferencia y vio por casualidad el video de se?ora tocando. Ahora quiere invita a su evento musical. -La ¨²ltima vez que intent¨® invitar a Elwood para aumentar fama de se?orita, lo rechaz¨®. -Si Elwood reconoce a se?ora, ?su futuro ser¨¢ brinte! Ser reconocido por un tit¨¢n de m¨²sica as¨ª demostraba ramente el talento de Sabrina. Iv¨¢n tampoco esperaba que e fuera tan impresionante. Despu¨¦s de escuchar, Andr¨¦ permaneci¨® en silencio por un rato, con mirada fija en un punto indefinido mientras procesaba informaci¨®n. Iv¨¢n not¨® que Andr¨¦ no parec¨ªa tan contento y sinti¨® algo de sorpresa. La se?ora hab¨ªa sido menospreciada varias veces por Fernanda debido a su nivel acad¨¦mico. Si tuviera su propia carrera, no solo har¨ªa que Fernanda mirara con respeto, tambi¨¦n ser¨ªa un orgullo para familia Carvalho. Pas¨® un tiempo antes de que Iv¨¢n escuchara fr¨ªa y distante voz de Andr¨¦, que contrastaba con emoci¨®n que ¨¦l hab¨ªa mostrado momentos antes. -Diles que no encontraron a persona que buscaban, pero que encontraron a un violinista muy talentoso y pueden ayudar a hacer presentaci¨®n. 16:22 Iv¨¢n, al escuchar esto, loprendi¨® de inmediato, y una sombra de iodidad cruz¨® su rostro. -Esto... ?no deber¨ªamos avisarle a se?ora primero? -dijo, un poco sorprendido. Chapter 268 Cap¨ªtulo 268 -No es necesario. -Pero... -No hay peros, haz lo que te digo cort¨® Andr¨¦ con severidad, su voz convertida en una mura infranqueable-. E tiene que cuidar a Thiago y no tiene tiempo para esas reuniones aburridas. Iv¨¢n contuvo un suspiro mientras su mente calcba el valor de aque oportunidad perdida. El reconocimiento de Elwood representaba el anhelo m¨¢s profundo para cualquier m¨²sico con ambiciones. -Rienda a Araceli a Elwood -a?adi¨® Andr¨¦ con tono indiferente. Iv¨¢n parpadeo desconcertado, su voz revndo un atisbo de preocupaci¨®n. -He o¨ªdo que Elwood tiene un temperamento muy particr. Est¨¢ buscando espec¨ªficamente a se?orita Ib¨¢?ez, rendarle a otra persona podr¨ªa molestarlo... Un silencio pesado se instal¨® en l¨ªnea mientras Andr¨¦ consideraba situaci¨®n. -Agenda una cita con Elwood. Har¨¦ con ¨¦l personalmente. -Entiendo -respondi¨® Iv¨¢n, guardando para s¨ª mismo frustraci¨®n que le provocaba aquel desperdicio de talento. Al ver que Andr¨¦ finalizaba mada, Fabi¨¢n decidi¨® no insistir m¨¢s en el tema anterior,prendiendo que el momento hab¨ªa pasado. La risa cristalina de Dani inund¨® s de estar en casa de Sabrina, resonando entres paredeso un torrente incontenible. -?No puedo creerlo! ?De verdad Araceli y ese Fabi¨¢n se tomaron esa porquer¨ªa hecha con agua de pies y cucarachas? Sabrina, evocando escena en su memoria, no pudo contener sonrisa que se dibuj¨® en susbios mientras asent¨ªa con satisfi¨®n. -La pr¨®xima vez que prepare algo as¨ª, tendr¨¦ que pensar en ingredientes m¨¢s interesantes ent¨® Dani, sus ojos brindo con malicia traviesa antes de retomar seriedad-. Oye, ?no estaba ya confirmada tu presentaci¨®n ben¨¦fica con Marcelo? ?Por qu¨¦ pospusieron tan repentinamente? Sabrina frunci¨® el ce?o, confusi¨®n atravesando su rostroo una sombra fugaz. -Hern¨¢n dijo que estoy en medio del divorcio con Andr¨¦ y que deber¨ªa resolver mis asuntos personales primero. 16:23 Cap¨ªtulo 268 -?Crees que Hern¨¢n teme que Andr¨¦ haga algo para sabotearlo? -pregunt¨® Dani perpleja-. Se me hace exagerado, solo es una presentaci¨®n ben¨¦fica. -Tal vez est¨¢ preocupado por Fabi¨¢n despu¨¦s de lo que pas¨® ¨²ltima vez - respondi¨® Sabrina encogi¨¦ndose de hombros, rest¨¢ndole importancia al asunto-. No quiere problemas innecesarios. Dani asinti¨® levemente,prensi¨®n iluminando su mirada. -Es cierto, Fabi¨¢n eso un perro rabioso sin sentido¨²n. Mejor mantenernos lejos de ¨¦l -reflexion¨® antes de cambiar abruptamente de tema-. Por cierto, ?te acuerdas de Elwood? La expresi¨®n de Sabrina se transform¨® sutilmente, una mez de reconocimiento y nostalgia atravesando su mirada. -?Elwood de Interra? -S¨ª, el maestro de tu mam¨¢ -confirm¨® Dani con seriedad-. Hay noticias que dicen que estuvo en Colombia hace poco. Elwood, veterano de sesenta y cinco a?os, representaba una leyenda viviente en el firmamento musical internacional. Durante su juventud hab¨ªa sido un prodigio irrepetible, dotado de una habilidad sobrenatural para dominar cualquier instrumento y reproducir piezasplejas tras escuchas una s vez. A los cincuenta, tras m¨²ltiples cpsos por agotamiento, se retir¨® de los escenarios pero no del mundo musical. Su legado continu¨® a trav¨¦s de b¨²squeda y formaci¨®n de nuevos talentos, aceptando apenas una docena de disc¨ªpulos en toda su vida, todos convertidos posteriormente en figuras estres. Su ¨²nico criterio de seli¨®n: un talento musical extraordinario. Celeste Ib¨¢?ez, madre de Sabrina, hab¨ªa sido una de sus privilegiadas disc¨ªps. Dani observ¨® a su amiga con expresi¨®n dubitativa. -Hace cinco a?os, Elwood te envi¨® esa invitaci¨®n. Pero estabas embarazada de Thiago y neabas casarte, as¨ª que rechazaste -record¨® con suavidad-. Creo que quer¨ªa evaluarte para tomarteo disc¨ªp. -Ahora que est¨¢ en Colombia, ?no deber¨ªamos intentar contactarlo? -sugiri¨®-. Tu mam¨¢ fue su disc¨ªp; con esa conexi¨®n, podr¨ªa aceptarte. Un suspiro profundo escap¨® de susbios mientras su mirada se tornaba contemtiva. -Los Carvalho siempre te atacan por tus estudios y tu trabajo, pero si hubieras aceptado su invitaci¨®n entonces, ya ser¨ªas alguien importante en industria - reflexion¨® Dani con cierta mncol¨ªa. ?De qu¨¦ sirve casarse con una familia rica cuando nosotras mismas ya tenemos dinero? 212 Chapter 269 Cap¨ªtulo 269 Cuando Sabrina estaba embarazada, padeci¨® un severo cuadro de n¨¢useas que oblig¨® a pausar porpleto su carrera. Hab¨ªa nificado con meticulosa precisi¨®n su regreso al mundo profesional despu¨¦s del nacimiento, pero el peque?o Thiago lleg¨® antes de lo esperado, prematuro y fr¨¢gil, lo que finalmente innumerables oportunidades se desvanecieron en el horizonte de posibilidades que una vez tuvo ante s¨ª. Sabrina neg¨® con un gesto suave y respondi¨®: -Mi mam¨¢ me cont¨® que Elwood es s¨²per estricto y odia el nepotismo. No soporta que le impongan gente, aunque sean familiares. -?En serio? -pregunt¨® Dani con genuina curiosidad. -Unapa?era s¨²per talentosa de mi mam¨¢ fue expulsada precisamente por eso -explic¨® Sabrina. Dani se inclin¨® hacia adnte, visiblemente interesada. -?Qu¨¦ pas¨®? Cu¨¦ntame todo. Sabrina tom¨® aire antes de continuar: -Seguro ya sabes que Elwood solo acepta a personas con talento puro. Que alguien me su atenci¨®n eso ganar loter¨ªa, una en un mill¨®n. -?Y qu¨¦ hizopa?era? -insisti¨® Dani. -Tocaba violonchelo. Era incre¨ªble, una verdadera prodigio. Mi mam¨¢ siempre dec¨ªa que su propio talento no llegaba ni a una d¨¦cima parte del de e. Dani abri¨® los ojos con asombro. -?De verdad exist¨ªa alguien as¨ª de buena? Sabrina exhal¨® profundamente, evocando antiguas conversaciones con su madre. -Siempre hay alguien mejor que t¨². Elwood no busca estudiantes f¨¢ciles de entrenar; ¨¦l solo acepta genios porque quiere descubrir hasta d¨®nde llega el talento humano. El silencio se instal¨® brevemente entre ambas antes de que Sabrina retomara explicaci¨®n: -Esapa?era ven¨ªa de una familia de m¨²sicos. Present¨® a su prima con Elwood, probablemente porque su familia se lo pidi¨®. -?Y qu¨¦ pas¨®? -pregunt¨® Dani,pletamente absorbida por historia. -Elwood escuch¨® tocar y decidi¨® que no daba ta, as¨ª que rechaz¨®. Pero prima empez¨® a decir por todosdos que era alumna de Elwood, usando su nombre para conseguir 16:23 contratos y reconocimiento. -Uy, qu¨¦ terrible ent¨® Dani, frunciendo el ce?o. -La reputaci¨®n de Elwood qued¨® manchada. Cuando se enter¨®, expuls¨® inmediatamente apa?era de mi mam¨¢ de su c¨ªrculo. Despu¨¦s estableci¨® una re: prohibi¨® a todos sus alumnos rendar a familiares o amigos, bajo amenaza de expulsi¨®n. -?As¨ª de dr¨¢stico? -Dani parec¨ªa sorprendida. -Dijo que si alguien ten¨ªa verdadero talento, ¨¦l lo encontrar¨ªa por su cuenta. No necesitaba que nadie le presentara a nadie. Dani asinti¨® lentamente, procesando informaci¨®n. -Ya entiendo. Me preguntaba por qu¨¦ se?ora Ib¨¢?ez nunca te rend¨®, con lo talentosa que eres... eso lo explica todo. Un velo de decepci¨®n cruz¨® fugazmente el rostro de Dani, pero vibraci¨®n de energ¨ªa renovada no tard¨® en reemzarlo. -Pero no importa, con tu talento alguien se va a fijar en ti tarde o temprano. Por cierto, nuestro perfil ya casi llega al mill¨®n de seguidores. -?Tan r¨¢pido? -pregunt¨® Sabrina con sorpresa. -S¨ª, y pronto podr¨ªamos empezar con transmisiones en vivo para hacernos todav¨ªa m¨¢s popres. ¨²ltimamente, Dani hab¨ªa estado publicando meticulosamente videos donde Sabrina interpretaba piezas musicales sin revr su rostro porpleto. En grabaci¨®n anterior, aunque Sabrina mostr¨® parcialmente su cara, distancia y el ¨¢ngulo de c¨¢mara solo permit¨ªan apreciar su perfil en una toma poco n¨ªtida. Sin embargo, incluso con esa limitada exposici¨®n, resultaba evidente que pose¨ªa una belleza extraordinaria, refinada y aristocr¨¢tica, imposible de confundir con los rostrosunes des influencers de moda. Para cultivar cierto aura de misterio alrededor de Sabrina, Dani estrat¨¦gicamentepart¨ªa contenido donde su fisonom¨ªa permanec¨ªa vda. Ahora, los seguidores manifestaban impaciencia creciente, anhndo fervientemente que Sabrina finalmente se mostrara ante ellos sin reservas. Dani, con su aguda visi¨®n para construir imagen p¨²blica de su amiga,prend¨ªa perfectamente que prolongar demasiado espera podr¨ªa resultar contraproducente para sus objetivos. Despu¨¦s de analizar cuidadosamente situaci¨®n, Dani determin¨® que hab¨ªa llegado el momento para que Sabrina realizara su primera transmisi¨®n en vivo. En estos asuntos de estrategia medi¨¢tica y creaci¨®n de imagen, Dani pose¨ªa una experiencia considerablemente m¨¢s amplia que su amiga. Al escuchar propuesta, Sabrina asinti¨® con suavidad. -Como t¨² digas. Conf¨ªo en ti para todo esto. Chapter 270 Cap¨ªtulo 270 En el reservado del restaurante, Elwood entrecerr¨® los ojos, observando con minuciosidad a joven pareja sentada frente a ¨¦l. Su cabello teado contrastaba con aquellos ojos verdes que escudri?aban cada detalle, mientras sosten¨ªa un bast¨®n quepletaba su imagen de autoridad indiscutible. -Esta se?orita parece que no es persona que estoy buscando. Araceli, sentada junto a Andr¨¦, conten¨ªa a duras penas emoci¨®n que sacud¨ªa su cuerpo. Si Celeste representaba el ¨ªdolo que aspiraba superar alg¨²n d¨ªa, Elwood encarnaba figura que hab¨ªa venerado desde sus primeros pasos en m¨²sica. Jam¨¢s imagin¨® que tendr¨ªa oportunidad de respirar el mismo aire que esta leyenda viviente, ese nombre que todo m¨²sico pronunciaba con reverencia y admiraci¨®n. -Elwood-pronunci¨® Andr¨¦ con un tono fr¨ªo y transparenteo agua cristalina-, chica que est¨¢ a mido no es inferior a persona que buscas. Elwood lo mir¨® fijamente, sus ojos prantes brindo con intensidad bajos cejas teadas. -?Puedo preguntar qui¨¦n es se?orita que estoy buscando para ti? -Es mi esposa -respondi¨® Andr¨¦ sin rodeos. Elwood dirigi¨® nuevamente su mirada hacia Araceli. -?Y esta se?orita, qu¨¦ rci¨®n tiene contigo? -Es mi amiga -contest¨® Andr¨¦ con voz profunda-. Se gradu¨® del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria en Chile. Al escuchar esto, Elwood solt¨® una carcajada espont¨¢nea,o si acabara de o¨ªr un chiste particrmente ingenioso. -?Crees que graduarse del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria es algo impresionante? Andr¨¦ arque¨® una ceja con sutileza. -?No lo es? Elwood esboz¨® una sonrisa condescendiente. -No niego que el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria en Chile est¨¢ entre los mejores del mundo, pero parece que olvidas que en Colombia tambi¨¦n tenemos excelentes instituciones musicales,o el Conservatorio del Tolima en Ibagu¨¦. Sin embargo, el Conservatorio del Tolima se enfoca en educaci¨®n de m¨²sica cl¨¢sica, mientras que Santa Victoria se especializa en estudiar diferentes corrientes musicales tanto cl¨¢sicaso modernas. El anciano se sumergi¨® moment¨¢neamente en sus pensamientos antes de continuar. -Para ser honesto, tambi¨¦n he estudiado instrumentos m¨¢s cl¨¢sicos. Son realmente ¨²nicos, con un timbre extraordinario, aunque ciertamente muyplejos... Tal vez alg¨²n d¨ªa, al conocer a un int¨¦rprete destacado de instrumentos m¨¢s tradicionales, pueda aprender algo nuevo. Tras una breve pausa reflexiva, Elwood volvi¨® a fijar su mirada prante en Araceli. -No niego que Santa Victoria tiene personas talentosas, pero en mi caso, los estudiantes de all¨ª posiblemente ni siquiera alcancen el nivel para tocar a mi puerta. El inter¨¦s de Elwood por Araceli parec¨ªa desvanecerse r¨¢pidamente. -?D¨®nde est¨¢ tu esposa? Es a e a quien busco. Andr¨¦ frunci¨® ligeramente el ce?o, manteniendo supostura impecable. -El viol¨ªn es solo un pasatiempo para e. No tiene intenci¨®n de profundizar en su estudio, y mucho menos de realizar presentaciones p¨²blicas. Su prioridad siempre ser¨¢ familia. Elwood, conocido por su aprecio hacia el talento genuino y su tolerancia hacia los genios mientras no cruzaran ciertos l¨ªmites, respondi¨® con convi¨®n: -Cuidar de familia y dedicarse a m¨²sica no son actividades ipatibles. Sus ojos, fr¨ªoso el hielo azul, praron en mirada de Andr¨¦. -Adem¨¢s, con riqueza y poder de tu familia, e no necesita invertir tanto esfuerzo en asuntos dom¨¦sticos. Siendo una des figuras m¨¢s prominentes en industria musical y frecuentando los c¨ªrculos de alta sociedad, Elwood conoc¨ªa perfectamente as personas influyentes en Colombia. Naturalmente, tambi¨¦n estaba al tanto de qui¨¦n era Andr¨¦ Carvalho. -Hace un momento mencionaste que graduarse de Santa Victoria no garantiza ni siquiera el derecho a tocar mi puerta. Mi esposa solo tiene educaci¨®n secundaria, lo que parece a¨²n menos acorde con tus requisitos. 16:23 Chapter 271 Cap¨ªtulo 271 Elwood, al escuchar lo de educaci¨®n secundaria, arque¨®s cejas con genuina sorpresa, mientras su mano se tensaba ligeramente sobre el bast¨®n. Sus ojos verdes, pranteso agujas, escudri?aron el rostro impasible de Andr¨¦. -?Sin carrera universitaria? Pero por lo que vi, tiene al menos quince a?os de experiencia con el viol¨ªn. ?Est¨¢ seguro de que no estudi¨® formalmente en ning¨²ndo? Si Sabrinaenz¨® a aprender viol¨ªn a los cinco a?os, quince a?os de pr¨¢ctica significar¨ªan que a los veinte a¨²n dominaba el instrumento con maestr¨ªa. La m¨²sica requiere talento innato, pero tambi¨¦n exige disciplina f¨¦rrea y formaci¨®n especializada. El autoaprendizaje jam¨¢s podr¨ªa producir ese nivel de ejecuci¨®n, ese virtuosismo inconfundible. Adem¨¢s, su estilo abarcaba tantas influencias que resultaba imposible desarrorlo sin exposici¨®n al mundo exterior, sin gu¨ªa de maestros diversos. Ni siquiera alguien de su calibre podr¨ªa ense?arle a tocar as¨ª sin influencia enriquecedora de otros ambientes musicales. La mujer del video, sin duda alguna, hab¨ªa recibido formaci¨®n avanzada en alg¨²n momento de su vida. Araceli, sentada al borde de su si, observ¨® c¨®mo conversaci¨®n orbitaba incesantemente alrededor de Sabrina. Un destello de irritaci¨®n cruz¨® su rostro mientrass pbras de Elwood reverberaban en el ambiente del restaurante. -Es totalmente cierto, Andr¨¦ es su esposo, no dir¨ªa mentiras -intervino con un tono que intentaba sonar casual. -Quiz¨¢s el se?or Carvalho no conoce tan bien a su esposao cree -respondi¨® Elwood con una sonrisa enigm¨¢tica. 0 Una sombra de inquietud se desliz¨® por el coraz¨®n de Andr¨¦o una corriente fr¨ªa. Siempre hab¨ªa cre¨ªdo conocer a Sabrina en su totalidad, cada pliegue de su alma, cada secreto guardado. Pero suportamiento reciente hab¨ªa sembrado semi de duda en su interior. El descubrimiento del viol¨ªn hab¨ªa sido solo el principio de unberinto de incertidumbres que ahora se extend¨ªa ante ¨¦l. -Entiendo que ens familiaso suya prefieran que sus esposas mantengan un perfil bajo -continu¨® Elwood, atrayendo nuevamente atenci¨®n de Andr¨¦-. No hay problema si e no quiere dar presentaciones p¨²blicas, pero si tiene tiempo disponible, podr¨ªa asistir a uno de mis seminarios especializados. Los ojos de Araceli se abrierono tos, incapaz de disimr su asombro. Conoc¨ªa perfectamente el ritual de seli¨®n de Elwood. Antes de ofrecer una invitaci¨®n, el maestro evaluaba meticulosamente al candidato durante un per¨ªodo considerable. Sus criterios eran legendariamente estrictos, casi imposibles de satisfacer. A lorgo de d¨¦cadas, hab¨ªa extendido invitaciones a centenares de m¨²sicos prometedores, pero solo quince o diecis¨¦is hab¨ªan logrado ser aceptadoso sus disc¨ªpulos. Araceli hab¨ªa supuesto que, incluso si Elwood mostraba inter¨¦s en interpretaci¨®n de Sabrina, jam¨¢s considerar¨ªa seriamente. Pero ahora, sus pbras suger¨ªan que estaba dispuesto a acepta directamenteo aprendiz, sin el riguroso proceso habitual. Capitulo 271 ¡°?Por qu¨¦ e? Una mujer que no ha tocado en cinco a?os... ?c¨®mo puede merecer tal privilegio?" -Andr¨¦ no es quien detiene -dijo Araceli con una sonrisa tensa-. Es que est¨¢ muy ocupada con los ni?os y realmente no tiene tiempo para nada m¨¢s. -Para ser sincera, esposa de Andr¨¦ trabajaba antes con el viol¨ªn, pero desde que se cas¨® y tuvo hijos, dej¨® todo para dedicarse a casa. -Andr¨¦ le ha insistido muchas veces que retome su carrera, pero e simplemente no quiere trabajar. No es que Andr¨¦ no pueda mantene, es que no puede obliga a hacer algo que no quiere... -Adem¨¢s, lleva cinco a?os sin tocar ni una s nota. El video que usted vio es de hace cinco a?os... Las insinuaciones de Araceli flotaron en el aireo dardos envenenados. Sin decirlo abiertamente, suger¨ªa que Sabrina hab¨ªa utilizado el viol¨ªno un medio para atrapar a un hombre adinerado. Elwood frunci¨® el ce?o al escuchar estas pbras, y un velo de decepci¨®n cubri¨® su rostro aristocr¨¢tico. -?Cinco a?os sin tocar despu¨¦s de casarse? El recuerdo de una antigua alumna atraves¨® su menteo un rel¨¢mpago. Aque jovencita, dotada de un talento extraordinario para el piano, hab¨ªa nacido en miseria m¨¢s absoluta. Elwood, que siempre hab¨ªa valorado el talento por encima de cualquier circunstancia, tom¨® bajo su tut. Lepr¨® un piano de c, financi¨® su educaci¨®n ens mejores instituciones del mundo, le abri¨® todass puertas posibles. Estaba convencido de que, tras graduarse, deslumbrar¨ªa al universo musical y dejar¨ªa una hue imborrable. Sin embargo, para su consternaci¨®n, joven opt¨® por contraer matrimonio apresuradamente. Elwood no ten¨ªa nada contra el matrimonio; entend¨ªa perfectamente que una mujer deseara formar un hogar. Lo que no pod¨ªa perdonar era que hubiera abandonado su carrera instant¨¢neamente, que hubiera quedado embarazada de inmediato y se hubiera transformado en una simple ama de casa. Cuando intent¨® persuadi de que regresara al mundo de m¨²sica despu¨¦s del nacimiento de sus hijos, e lo acus¨® amargamente de entrometerse en su vida y de ejercer una presi¨®n moral indebida. Chapter 272 Cap¨ªtulo 272 La chica hab¨ªa conseguido un matrimonio envidiable; su esposo proven¨ªa de una familia extremadamente acaudda. Para evitar que Elwood continuara insistiendo, devolvi¨® hasta el ¨²ltimo centavo que ¨¦l le hab¨ªa proporcionado en aquellos d¨ªas de formaci¨®n. ?Pero acaso Elwood valoraba ese dinero? Hab¨ªa invertido incontables horas, dedicaci¨®n y esperanza, solo para descubrir que e lo hab¨ªa utilizadoo un simple escal¨®n hacia un matrimonio conveniente. A partir de aquel episodio, Elwood desarroll¨® un profundo recelo hacias mujeres que abandonaban su talento para convertirse en simples amas de casa. Una m¨²sico que lleva cinco a?os sin rozars cuerdas de un viol¨ªn, por muy dotada que hubiera sido, seguramente habr¨ªa perdido toda destreza y sensibilidad cultivada. Al reflexionar sobre esto, exhal¨® un suspiro cargado de desilusi¨®n, abandonando cualquier esperanza de encontrar a persona que tanto anhba descubrir. Se levant¨® y der¨® con voz resignada: -En ese caso, dej¨¦moslo as¨ª. Araceli, percibiendo que estaba a punto de marcharse, se levant¨® precipitadamente para detenerlo. -Elwood, soypa?era de se?orita, ?podr¨ªas darme una oportunidad? -Si fueras egresada de Universidad de Bogot¨¢ y el se?or Carvalho te rendara personalmente, quiz¨¢s lo considerar¨ªa. Pero del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria... Elwood neg¨® con cabeza, su gesto cargado de indiferencia. -Mejor dej¨¦moslo as¨ª. No es que menospreciara el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, pero los verdaderos talentos invariablemente figuraban en el sal¨®n de fama de instituci¨®n. Jam¨¢s hab¨ªa escuchado sobre esta mujer mada Araceli, y ninguna persona de su c¨ªrculo hab¨ªa mencionado siquiera. Su talento... probablemente era mediocre en el mejor de los casos. Araceli, al ser rechazada tan categ¨®ricamente, experiment¨® una humici¨®n abrumadora. Con los ojos inundados en l¨¢grimas, dirigi¨® su mirada suplicante hacia Andr¨¦, exhibiendo una expresi¨®n de vulnerabilidad calcda. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o y tambi¨¦n se prepar¨® para confrontar a Elwood. -Elwood, si le concedes una oportunidad a Araceli, considera que te debo un favor. -Se?or Carvalho, muchas personas quieren tenerme en deuda. Si cada una de es me mpusiera a alguien, ya tendr¨ªa disc¨ªpulos dispersos por cada rinc¨®n del mundo. _a contundente negativa de Elwood provoc¨® un inc¨®modo silencio entre Andr¨¦ y Araceli. Elwood, lejos de ser un hombre ordinario, sab¨ªa perfectamente a qui¨¦n pod¨ªa disgustar y a qui¨¦n no. Suavizando ligeramente su tono, dej¨® entreabierta una posibilidad: -Sin embargo, estoy organizando una seli¨®n de nuevos talentos para mi c¨ªrculo de estudio 16.32 Capitulo 272 musical. Si se?orita conf¨ªa en sus capacidades, puede inscribirse enpetencia. Si consigue asegurar un lugar, con gusto le ofrecer¨¦ una oportunidad. Tras pronunciar estas pbras, inclin¨® levemente cabeza en se?al de despedida y abandon¨® habitaci¨®n con paso firme. En cafeter¨ªa, Sabrina observaba al hombre elegante y atractivo sentado frente a e. -Se?or Olivares, ?qu¨¦ es tan urgente que necesitaba verme inmediatamente? La noche anterior, Sabrina hab¨ªa recibido una mada de Jorge, quien afirmaba tener informaci¨®n cr¨ªtica queunicarle. Cuando intent¨® indagar sobre el asunto, ¨¦l insisti¨® en que deb¨ªan discutirlo personalmente. Para ser sincera, Sabrina albergaba sentimientos contradictorios hacia Jorge. Inicialmente, ten¨ªa una impresi¨®n favorable, pues fue el ¨²nico que defendi¨® cuando fue injustamente acusada. Sin embargo, desde aquel enga?o reciente, su percepci¨®n sobre ¨¦l hab¨ªa cambiado radicalmente. Comprend¨ªa que ¨¦l actuaba seg¨²n sus propios intereses, pero no pod¨ªa aceptar manipciones supuestamente hechas "por su bienestar". -?Es verdad que vas a divorciarte de Andr¨¦? No era ning¨²n secreto; incluso Fabi¨¢n estaba al tanto. -S¨ª, ya iniciamos el per¨ªodo de espera para el divorcio. En treinta d¨ªas podremos separarnos legalmente. Jorge contempl¨® con intensidad, su rostro torn¨¢ndose serio. -Sabrina, te he citado para advertirte que... No ser¨¢ tan sencillo conseguir ese divorcio. Andr¨¦ y Fabi¨¢n ya est¨¢n neando c¨®mo enfrentarte. Chapter 273 Cap¨ªtulo 273 Sabrina frunci¨® ligeramente el ce?o mientras examinaba al hombre sentado frente a e, intentando descifrar sus verdaderas intenciones detr¨¢s de aque mirada prante y aparentemente sincera. -?Por qu¨¦ me cuentas esto si eres amigo de Andr¨¦? ?Deber¨ªa confiar en ti o pensar que hay alguna trampa detr¨¢s de tus pbras? Jorgeprend¨ªa perfectamente que el incidente anterior hab¨ªa erosionado confianza de Sabrina. Una sombra fugaz de remordimiento cruz¨® su rostro mientras entrzaba los dedos sobre mesa. -Despu¨¦s de verte en el hospital, fui a har con Andr¨¦. No quiso liberar a Dani, as¨ª que decid¨ª busca por mi cuenta. Justo cuando encontr¨¦ d¨®nde ten¨ªa, Andr¨¦ dej¨® ir. Pero luego capturaron otra vez, y esta vez no fue Andr¨¦. Pens¨¦ que se hab¨ªa metido en otro problema, y no quer¨ªa preocuparte, por eso te lo cont¨¦ as¨ª. Nunca imagin¨¦ que te adntar¨ªas a rescata t¨² misma. Perd¨®n, no pude hacer m¨¢s. Sabrina, al escuchar estas pbras, suaviz¨® ligeramente su expresi¨®n. La versi¨®n coincid¨ªa con lo que Dani le hab¨ªa contado: cuando Jorge estaba buscando, Andr¨¦ ya hab¨ªa liberado. Hab¨ªa malinterpretados intenciones de Jorge, acus¨¢ndolo injustamente de enga?o. -?Por qu¨¦ me ayudas si son amigos? -pregunt¨® Sabrina, vando sus ojos directamente en los de ¨¦l, buscando m¨¢s m¨ªnima se?al de mentira. Jorge sostuvo firmemente su mirada, dejando escapar apenas un suspiro casi imperceptible. -No quiero que Andr¨¦ siga equivoc¨¢ndose. Son esposos y tienen un hijo. No quiero que lleves cosas tan lejos... Temo que despu¨¦s se arrepienta. -?Qu¨¦ nea hacer exactamente? -inquiri¨® Sabrina, con un ligero pliegue de preocupaci¨®n en su frente. Jorge vacil¨® moment¨¢neamente, tom¨® aireo quien re¨²ne valor y procedi¨® a revrle todo cuanto sab¨ªa. Tras escucharlo, el rostro de Sabrina permaneci¨® impasible, dejando a Jorge sin indicio alguno sobre sus pensamientos. -S¨¦ que todav¨ªa no conf¨ªas en m¨ª -dijo Jorge-. Si es verdad o no, lo sabr¨¢s en un mes. T¨®maloo... una simple precauci¨®n. Al regresar a casa, Sabrina consult¨® con Dani sobre credibilidad de lo que hab¨ªa escuchado. Dani se acarici¨® pensativamente el ment¨®n mientras evaluaba situaci¨®n. -Jorge tiene muy buena reputaci¨®n en el c¨ªrculo social, todos han de su excelente car¨¢cter. En teor¨ªa, no parece que pudiera estar mintiendo. Pero... -?Pero qu¨¦? -pregunt¨® Sabrina. 16:23 Cap¨ªtulo 273 -Pero un caballero tan educado y amableo Jorge, ?c¨®mo puede ser amigo de un pat¨¢no Andr¨¦ y alguien tan despreciableo Fabi¨¢n? -Dicen que cada quien se junta con sus iguales. No tiene sentido, para nada. -Crecieron juntoso hermanos desde ni?os -explic¨® Sabrina-. Fabi¨¢n tiene una visi¨®n retorcida, pero har¨ªa lo que fuera por sus amigos. Dani torci¨® boca con desd¨¦n. -Har¨ªa lo que fuera por sus amigos, pero traiciona a esos mismos amigos por una mujer. Con lo horrible que es Araceli, y aun as¨ª sigueo perrito faldero. Eso dice mucho de su p¨¦simo criterio. Mientras tanto, Jorge lleg¨® a su residencia y se dirigi¨® sin demora hacia su estudio privado. Con movimientos precisos, activ¨® un mecanismo oculto tras imponente estanter¨ªa. Los panelesterales se deslizaron silenciosamente, revndo un pasadizo secreto que conduc¨ªa a una c¨¢mara oculta. Jorge avanz¨® con pasos deliberadamente lentos, adentr¨¢ndose en aquel espacio prohibido. La c¨¢mara yac¨ªa sumida en penumbras, con densas sombras acumul¨¢ndose ens esquinaso guardianes silenciosos de secretos inconfesables. Solo d¨¦bil l¨¢mpara sobre mesa central perforaba parcialmente aque oscuridad envolvente. Sobre superficie de madera pulida, un mosaico ca¨®tico de fotograf¨ªas se desplegaba en aparente desorden. Jorge tom¨® con delicadeza una des im¨¢genes, acariciando con reverencia casi religiosa el rostro de mujer que en e aparec¨ªa. Inspir¨® profundamente y, con expresi¨®n de adoraci¨®n devota, inclin¨® su cabeza para depositar un beso sobre el papel fotogr¨¢fico. Si Sabrina hubiera estado presente, habr¨ªa reconocido inmediatamente su propio rostro en aque imagen. Y habr¨ªa descubierto, con horror, que tanto en mesao ens paredes circundantes, una constci¨®n de fotograf¨ªas suyas lo invad¨ªa todo,o un altar macabro dedicado a su imagen. 212 Chapter 274 16.02 Cap¨ªtulo 274 Sabrina observ¨® el calendario frente a e mientras marcaba fecha en su agenda. Veinticinco d¨ªas restantes para que finalizara el per¨ªodo de espera del divorcio. Una espera interminable que se extend¨ªa ante eo un desierto sin horizonte. Mientras contemba este pensamiento, el tono musical de su tel¨¦fono interrumpi¨® el silencio de habitaci¨®n. Tras verificar identidad del mante, Sabrina desliz¨® su dedo sobre panta para responder. Del otrodo de l¨ªnea lleg¨® voz irritada de Andr¨¦, cargada de reproche. -?No me prometiste darle primero un tratamiento m¨¦dico a Araceli? Hoy fue a buscar el medicamento y no se lo diste. Sabrina anticipaba esta mada. Una cosa era que Araceli se negara a tomar el medicamento; otra muy distinta que Sabrina no se lo proporcionara. Era perfectamente predecible que Araceli correr¨ªa a quejarse con Andr¨¦, fabricando as¨ª "prueba" de que Sabrina deseaba su muerte. -Le di carta de entendimiento ys medicinas, pero t¨², adem¨¢s de iniciar el per¨ªodo de espera para nuestro divorcio, no has cumplido con nada m¨¢s. Andr¨¦ capt¨® inmediatamente el mensaje impl¨ªcito ens pbras de Sabrina, y su tono se enfri¨® notablemente. -?Otra vez quieres negociar conmigo? Losbios de Sabrina se curvaron en una sonrisa apenas perceptible, aunque su interlocutor no pudiera ve. -Lo que promet¨ª hacer, voy a cumplirlo. Pero tampoco pienso trabajar por nada y que me vean cara. Deposita mil millones de pesoso adnto y le dar¨¦ el resto del medicamento a Araceli. La voz de Andr¨¦ adquiri¨® un tono cial al responder. -?Nunca has escuchado que avaricia rompe el saco? Si eres demasiado ambiciosa, te vas a quedar sin nada. Sabrina fue directa en su r¨¦plica, sin permitir que intimidaci¨®n de Andr¨¦ afectara. -Hasta ens tiendas se paga un anticipo por los pedidos, ?c¨®mo no voy a pedirlo por medicinas que salvan vidas? Estas medicinas se hacen con hierbas raras y caras. Si de repente decides que nos necesitas, nuestras p¨¦rdidas ser¨ªan enormes. Cuando lepras una casa a Araceli gastas m¨¢s de mil millones, y cuando te pido un adnto de mil millones, ?me mas ambiciosa? Andr¨¦, qu¨¦ bien aplicas doble moral, ?no? Un silencio tenso se extendi¨® por varios segundos antes de que Andr¨¦ respondiera, evidentemente desarmado por l¨®gica de Sabrina. -Dale el medicamento a Araceli ahora y te transferir¨¦ el dinero. Sabrina dirigi¨® su mirada hacia Araceli, quien triturabas hierbas medicinales con expresi¨®n 16:23 de profundo fastidio, y respondi¨® con firmeza. -Primero transfiere el dinero y despu¨¦s le dar¨¦s medicinas. En los ¨²ltimos d¨ªas, Araceli hab¨ªa estado provocando dificultades constantemente, lo que hab¨ªa extendido el trabajo por varios d¨ªas adicionales. Sin embargo, se negaba obstinadamente a acelerar el proceso,pletando apenas una bolsa de hierbas diariamente. Hern¨¢n, observando situaci¨®n, opt¨® por asignarle ¨²nicamente tarea de molers hierbas medicinales. Para su desconcierto, result¨® a¨²n m¨¢s ipetente en estabor, arruinando numerosas hierbas valiosas en el proceso. Con sus a?os de experiencia, Hern¨¢n pod¨ªa discernir ramentes intenciones que motivaban a Araceli. ?No era acaso un esfuerzo deliberado por sabotear el trabajo, esperando que ¨¦l desistiera y liberara de sus responsabilidades? Pero Hern¨¢n no caer¨ªa en semejante estratagema. Determinado a mantener el orden, Hern¨¢n estableci¨® una cuota diaria de trabajo. Si nopletabas tareas asignadas para el d¨ªa, deber¨ªapensarlo al siguiente, acumul¨¢ndose hasta su finalizaci¨®n. Despu¨¦s de todo, el tiempo estaba de sudo en esta bata de voluntades. La tarea de moler hierbas resultaba significativamente m¨¢s agotadora y meticulosa que selionas, ys manos de Araceli se cubrieron gradualmente de dolorosas ampos. Mientras observaba a Hern¨¢n atendiendo pacientemente a sus pacientes, un destello fr¨ªo y venenoso ilumin¨® brevemente los ojos de Araceli. Con movimientos sigilosos, tom¨® un peque?o frasco de poa que conten¨ªa un veneno recientemente extra¨ªdo de una serpiente por Hern¨¢n. Sis medicinas que Hern¨¢n prescrib¨ªa a sus pacientes faban, su reputaci¨®n quedar¨ªa irremediablemente destruida. Siendo su ¨²ltimo d¨ªa all¨ª, y consumida por el resentimiento hacia Hern¨¢n por sus constantes exigencias, Araceli decidi¨® causarle algunos problemas significativos. 16-23 Chapter 275 Cap¨ªtulo 275 Araceli estaba a punto de verter el veneno en secreto cuando una voz fr¨ªa reson¨® de repente. -?Araceli, ?qu¨¦ est¨¢s haciendo?! Araceli se sobresalt¨®, y una chispa de p¨¢nico atraves¨® sus ojos. Sin embargo, su fortaleza mental era formidable, y r¨¢pidamente recuper¨®postura, adoptando una expresi¨®n de confusi¨®n e inocencia calcda mientras sosten¨ªa el frasco con firmeza. -Mol¨ª esta medicina y estaba por pone en bote, ?pasa algo? -?Pone en bote? -Sabrina le arrebat¨® el frasco de veneno des manos a Araceli y mir¨® con desprecio-: Aqu¨ª dentro hay algo, ?no te diste cuenta? Araceli fingi¨® examinar el frasco con atenci¨®n y luegopuso una expresi¨®n de arrepentimiento perfectamente ensayada,o una actriz que ha practicado mil veces misma escena. -Perd¨®n, estaba tan concentrada moliendo medicina que ni me fij¨¦. Sabrina observ¨® el veneno en bote, mientras una ligera sonrisa fr¨ªa se dibujaba en susbios, revndo que no cre¨ªa ni una pbra de aque farsa tan evidente. -?No te fijaste o pensabas en otra cosa? Esta bote tiene veneno reci¨¦n extra¨ªdo, un error podr¨ªa matar a alguien. No hace mucho, Hern¨¢n acababa de extraer el veneno cuando lleg¨® un paciente para consulta. Como situaci¨®n era urgente, Hern¨¢n dej¨® el frasco a undo y fue a atenderlo. Sabrina, despu¨¦s de confirmar transferencia, hab¨ªa visto a Araceli haciendo algo sospechoso. Al notar los guantes que Hern¨¢n hab¨ªa dejado a undo,prendi¨® inmediatamente lo que estaba ocurriendo. Araceli tramaba algo, y no era nada bueno. -Perd¨®n, de verdad no sab¨ªa que hab¨ªa veneno en el fro ustedes saben que soy muy torpe y ni siquiera puedo distinguirs hierbasunes... Sabrina mir¨® fr¨ªamente, sin pronunciar pbra, dejando que el silencio acusador lo dijera todo. Los ojos de Araceli se movieron nerviosos, buscando una salida a aque situaci¨®n que e misma hab¨ªa provocado. -Fue un error m¨ªo, perd¨®n, ?te pido disculpas! Dicho esto, antes de que Sabrina pudiera reionar, Araceli se arrodill¨® repentinamente en el suelo, desplegando su teatro con absoluta dedicaci¨®n. -Esto fuepletamente mi culpa, por favor, no dejes de darme medicina... se?orita Ib¨¢?ez, ?te lo ruego! Lasrgas pesta?as de Sabrina se movieron ligeramente, revndo un destello de desprecio ante tan pat¨¦tica actuaci¨®n. Justo en ese momento, un hombre elegante, vestido de traje y de aspecto fr¨ªo, entr¨® en 132 16:23 cl¨ªnica. Al ver a Araceli arrodida, el hombre frunci¨® ligeramente su fina ceja. Se acerc¨® y levant¨® con un gesto que pretend¨ªa ser protector. -Araceli, ?qu¨¦ haces? Era el mismo truco de siempre. Sabrina sonri¨® en silencio, reconociendo previsible escena que se desarroba ante sus ojos. Andr¨¦ hab¨ªa llegado tan r¨¢pido porque, sin duda, poco antes Araceli se hab¨ªa quejado con ¨¦l, y ¨¦l hab¨ªa venido de inmediato a confronta,o el caballero de brinte armadura que cre¨ªa ser. -Andr¨¦, esto fue mi culpa,et¨ª un error y casi pongo medicina en el frasco equivocado... -Araceli, sin embargo, se neg¨® a levantarse. Con los ojos enrojecidos, solloz¨® teatralmente-: Si por mi error se afecta reputaci¨®n de Hern¨¢n, no podr¨ªa perdon¨¢rmelo. Andr¨¦ mir¨® a Sabrina con una expresi¨®n de desaprobaci¨®n, cargada de prejuicios y acusaciones silenciosas. -?Qu¨¦ erroreti¨® Araceli para que tenga que arrodirse a pedir perd¨®n? Sabrina ya estaba acostumbrada a desconfianza y el favoritismo de Andr¨¦. Respondi¨® con voz indiferente,o quien ha dejado de esperarprensi¨®n. -Primero, yo no obligu¨¦ a arrodirse, lo hizo por su cuenta despu¨¦s de decir unas pbras. -Segundo... Sabrina sacudi¨® el frasco en su mano-: ?Qu¨¦ erroreti¨®? Estuvo a punto de echar este veneno en medicina que estaba moliendo. -Este veneno fue extra¨ªdo de una serpiente, es extremadamente t¨®xico, basta con que una persona normal toque un poco para morir envenenada. -?Afectar reputaci¨®n de Hern¨¢n? -Sabrina sonri¨® ir¨®nicamente-: No menciona para nada que estuvo a punto de causar muerte de un paciente. Grandes l¨¢grimasenzaron a caer de los ojos de Araceli. Lloraba desconsdamente,o una flor bajo lluvia, sabiendo perfectamente que cada l¨¢grima era un arma en su arsenal. -Perd¨®n, de verdad no sab¨ªa, solo vi una bote de poa atr¨¢s de m¨ª y pens¨¦ en poner ah¨ª medicina, ?qui¨¦n iba a pensar que Hern¨¢n dejar¨ªa algo tan peligroso aqu¨ª? -La se?orita Ib¨¢?ez dijo que si alguien toca un poco, morir¨ªa envenenado. Al preparar medicina, tambi¨¦n podr¨ªa haberme tocado el veneno sin querer. ?Acaso me har¨ªa da?o a m¨ª misma? 212 Chapter 276 Cap¨ªtulo 276 Aqu¨ª en s de operaciones, dondes c¨¢maras no alcanzaban, Araceli pod¨ªa decir lo que quisiera. En ese momento, Hern¨¢n, quien acababa de atender a un paciente, se acerc¨® al peque?o grupo con expresi¨®n imperturbable, sus pasos resonando sobre el suelo esterilizado mientras observaba escena que se desarroba ante ¨¦l. Al escuchars pbras de Araceli, Hern¨¢nent¨®: -?Entonces agarraste el frasco equivocado y todav¨ªa quieres echarme culpa? Sabrina respondi¨® con desd¨¦n: -?No sabes preguntar si es el frasco correcto? ?Te cosieron boca o qu¨¦? Una ligera satisfi¨®n recorri¨® el interior de Sabrina mientras observaba el rostro depuesto de Araceli. -Fue un descuido m¨ªo -murmur¨® Araceli, con los ojos anegados en l¨¢grimas y cabeza gacha. -?No pensaste c¨®mo tu descuido puede afectar al paciente y a cl¨ªnica? Sabrina habl¨® con voz cortante y mirada prante, cada pbrao un t¨¦mpano dirigido hacia mujer frente a e. -Estamos hando de una vida. Si el paciente tomara un medicamento equivocado, Hern¨¢n tendr¨ªa que asumir toda responsabilidad. Al final, el tono de Sabrina se elev¨®, revndo aut¨¦ntica indignaci¨®n que sent¨ªa. Pod¨ªa tolerar que Araceli, frente a Andr¨¦, se dedicara a preparar bebidas mientras jugaba el papel de v¨ªctima con sus artima?as. Pero no permitir¨ªa que por celos o venganza, pusiera en riesgo vidas humanas bajo su cuidado. Araceli mir¨® instintivamente a Andr¨¦, quien tambi¨¦n observaba con sus profundos ojos oscuros, provoc¨¢ndole una inquietante sensaci¨®n de ansiedad que le recorri¨® espalda. -Yo... nunca fue mi intenci¨®n... -murmur¨® entre dientes mientras se inclinaba bruscamente hacia el suelo. Se?orita Ib¨¢?ez, s¨¦ que un error es un error sin importar raz¨®n... Estoy dispuesta a disculparme y aceptar cualquier castigo que me d¨¦, hasta que me perdone. El golpe de cabeza de Araceli fue tan contundente que su frenteenz¨® a sangrar tras unos pocos impactos contra el suelo. -?Araceli, qu¨¦ haces! ?Ya lev¨¢ntate! -Andr¨¦ se apresur¨® a detene cons pups contra¨ªdas por sorpresa. -Andr¨¦ se esforz¨® tanto para conseguirme el medicamento, hizo tantos sacrificios, y yo aqu¨ª haciendo enojar a se?orita Ib¨¢?ez -lloraba Araceli desconsdamente-. Perd¨®name, Andr¨¦, soy una in¨²til... lo resolver¨¦ yo s. Aunque me lleve a c¨¢rcel, no importa, solo quiero que se?orita Ib¨¢?ez no tome represalias contra ti... 16:23 Andr¨¦ entendi¨® perfectamente insinuaci¨®n. Sus ojos se oscurecieron mientras su voz adquir¨ªa un tono bajo y profundo: -La c¨¢rcel no es un lugar donde pueda mandarte solo porque quiera. Y el medicamento no es algo que e pueda quitar nom¨¢s porque se le antoje. En ese momento, tanto Sabrinao Hern¨¢n quedaron boquiabiertos ante actuaci¨®n desmedida de Araceli, "Madre m¨ªa, esta actuaci¨®n supera incluso a de mi nuera que es actriz." Andr¨¦ se volvi¨® hacia Sabrina, sus cejas mostrando un atisbo de dureza: -Si viste queeti¨® un error, solo ten¨ªas que se?al¨¢rselo, ?por qu¨¦ ser tan agresiva? -?Por qu¨¦? Porque simplemente no soporto -respondi¨® Sabrina con una ligera sonrisa sarc¨¢stica. -Sabrina, traje a Araceli para que nos ayudara, no para que hostigaras -replic¨® Andr¨¦ con mirada g¨¦lida. Sabrina lo ignor¨® y entreg¨® el frasco de cer¨¢mica a Hern¨¢n. -Hern¨¢n, gu¨¢rdalo por favor. Hern¨¢n lo tom¨®,nzando una mirada despectiva a Araceli. -Tu conciencia est¨¢ realmente podrida. Ten¨ªa que preparar medicinas para los pacientes y no pod¨ªa perder m¨¢s tiempo con Araceli, as¨ª que se dio vuelta y se march¨® del lugar sin mirar atr¨¢s. Sabrina tambi¨¦n apart¨® mirada con desd¨¦n. Ya que Araceli estaba dispuesta a montar semejante espect¨¢culo, arrodill¨¢ndose, disculp¨¢ndose y golpe¨¢ndose cabeza hasta sangrar, e no hab¨ªa perdido nada y carec¨ªa de motivaci¨®n para seguir discutiendo. Despu¨¦s de todo, pronto se divorciar¨ªa y todo esto quedar¨ªa atr¨¢s. Justo cuando estaba a punto de retirarse, una mano fuerte y firme sujet¨® por mu?eca, impidi¨¦ndole alejarse. -Sabrina, si no quieres divorciarte, acepta tus errores y deja de usar trucos tan bajos. 212 Chapter 277 16.23 Cap¨ªtulo 277 Sabrina se detuvo en seco, vando su mirada incr¨¦d en Andr¨¦ mientras un silencio tenso se expand¨ªa entre elloso una sombra. -??Qu¨¦ dijiste? Andr¨¦ curv¨® susbios en una sonrisa arrogante que no alcanz¨® sus ojos. -Primero no me dass medicinas para Araceli, luego me pides dinero, y ahora por una tonter¨ªa leplicas vida... ?Segura que no haces todo esto para mar mi atenci¨®n? Una risa amarga brot¨® de losbios de Sabrina, resonando con desprecio en habitaci¨®n. -Andr¨¦, tienes una cara m¨¢s dura que una piedra. No a todos nos gusta recoger lo que otros tiran. Si e no tiene dignidad, yo s¨ª tengo est¨¢ndares. Las pbras de Sabrina retorcierons expresiones de Andr¨¦ y Aracelio si hubieran mordido algo amargo. La mujer record¨® los mil millones que hab¨ªan llegado a su celr ynz¨® el medicamento hacia Andr¨¦ con un gesto desde?oso. -Cumplo mi pbra. Aqu¨ª est¨¢n todass medicinas para el primer tratamiento. Si nos toma y empeora, no es mi problema. Despu¨¦s de har, Sabrina liber¨® su mu?eca del agarre y gir¨® para marcharse. Andr¨¦ extendi¨® su mano nuevamente, deteni¨¦nd con firmeza. -Todav¨ªa no te disculpaste con Araceli. Sabrina alz¨® mirada y sonri¨® con suavidad calcda, sus ojos brindo con desaf¨ªo. -No pienso disculparme. ?Qu¨¦ vas a hacer al respecto? Los ojos de Andr¨¦ se estrecharon peligrosamente. Justo cuando parec¨ªa a punto de responder, voz de Sabrina se anticip¨®, cortando el aireo un l¨¢tigo. -Ah, y no olvides que el resto des medicinas que tu amiguita necesita siguen en mis manos. Si me haces enojar, se quedar¨¢ sin es. Mir¨® directamente a Andr¨¦, sus ojos reflejando una sonrisa mientras su voz flu¨ªa melodiosa y rao agua cristalina. -Ahora ustedes me necesitan a m¨ª, no yo a ustedes. No te pongas en n de superioridad conmigo. Al terminar estas pbras, sonrisa se evapor¨® de su rostro, reemzada por un gesto g¨¦lido que congel¨® el ambiente. -No solo har¨¦ que e se arrodille. Si me provocas otra vez, te har¨¦ arrodir a ti tambi¨¦n. Quiero ver qu¨¦ pesa m¨¢s en tu coraz¨®n: tu orgullo o vida de Araceli. Sabrina empuj¨® a Andr¨¦ y se alej¨® con pasos decididos. Andr¨¦ se qued¨® inm¨®vil, observando 16-23 silueta de Sabrina desvanecerse en distancia. Esta vez, no intent¨® detene. Hern¨¢n, agitado por conducta de Araceli, no pod¨ªa creer que fuera tan maliciosa, atrevi¨¦ndose incluso a manipr medicamentos. Alterado y temeroso de mantener semejante amenaza en cl¨ªnica, decidi¨® despedi ese mismo d¨ªa, ¨²ltimo de su estancia programada. Araceli, bajo atenta mirada de Andr¨¦, termin¨® de tomar su medicamento con fingida docilidad. Al escuchar que Hern¨¢n finalmente ¨¦chaba, lejos de enfadarse, susbios se curvaron en una sonrisa satisfecha. -Ya que Hern¨¢n no necesita mi ayuda, me voy. Si ocupa algo m¨¢s, puede buscarme cuando quiera. Si estoy disponible, vendr¨¦. La furia encendi¨® el rostro de Hern¨¢n, erizando su bigote canoso. -?Maldita ni?a! ?Qu¨¦ coraz¨®n tan podrido tienes! Araceli fingi¨® desconcierto con exagerada inocencia. -No entiendo de qu¨¦ ha, Hern¨¢n. Aunque sus pbras negabanprensi¨®n, su rostro exhib¨ªa un desaf¨ªo descarado y evidente. "Un viejo sin poder ni influencia y una mujer que no ha trabajado en cinco a?os, ?a qui¨¦n deber¨ªa temer? Incluso si se quejan con Andr¨¦, ¨¦l nunca les creer¨ªa." Sabrina contempl¨® el gesto triunfal de Araceli y, en lugar de enfurecerse, dej¨® escapar una risa sarc¨¢stica. -Arrodirte, humirte, pisotear tu dignidad... ?te sientes orgullosa de eso? Hizo una pausa calcda y sonri¨® con malicia. -Ah, ya entiendo. Hace tiempo que perdiste verg¨¹enza, ?no? Arrodirte te da igual. Hastaer porquer¨ªa ser¨ªa f¨¢cil para ti. La expresi¨®n de Araceli se petrific¨®, mientras un destello venenoso afloraba en sus ojos. -T¨²... Girando cabeza hacia puerta, vislumbr¨® a Andr¨¦ hando por tel¨¦fono y recuper¨® su sonrisa manipdora. Chapter 278 Cap¨ªtulo 278 -Sabrina, ?no sab¨ªas? Andr¨¦ me va a llevar aprar joyas parapensarme por el mal rato que pas¨¦ -dijo Araceli con una sonrisa maliciosa-. Me dijo que puedo elegir lo que quiera mientras me haga feliz. Ah, por cierto, t¨² y Andr¨¦ se casaron, ?verdad? Pero ni siquiera tienes un anillo. Qu¨¦ triste. Se cubri¨® boca con fingida discreci¨®n mientras sus ojos briban con maldad. -No te preocupes, voy a convencer a Andr¨¦ para que tepre algo tambi¨¦n. Araceli se alej¨® pavone¨¢ndose, su postura irradiando una satisfi¨®n venenosa. Hern¨¢n apret¨® losbios con indignaci¨®n y se inclin¨® hacia Sabrina. -?Siempre es as¨ª de arrogante contigo? -susurr¨®, el enojo palpable en su voz. -S¨ª, siempre seporta as¨ª -confirm¨® Sabrina con calma. -?Y no piensas darle unas buenas cachetadas para que se le quite lo altanera? - sugiri¨® Hern¨¢n, incapaz de contener su indignaci¨®n. Sabrina sonri¨® con astucia. -Unas simples cachetadas ser¨ªan demasiado poco para e. Hern¨¢n observ¨® con curiosidad. -?Qu¨¦? ?Tienes otro n? Sabrina mir¨® nuevamente el bnce millonario que hab¨ªa aparecido en su cuenta bancaria y una sonrisa calcdora se dibuj¨® en su rostro. -De repente tambi¨¦n me dieron ganas deprar algunas joyas. -Pues ap¨²rate antes de que se vayan m¨¢s lejos -respondi¨® Hern¨¢n conplicidad. En el centroercial, Araceli se probaba un brazalete, girando su mu?eca para admirarlo desde diferentes ¨¢ngulos. Andr¨¦ no estaba con e; sus responsabilidadesborales le impidieron pa?a, as¨ª que hab¨ªa enviado a Fabi¨¢n en su lugar. Conociendo el estado de ¨¢nimo de Araceli, Fabi¨¢n intentaba alegra mientras recorr¨ªans tiendas, pero e manten¨ªa una expresi¨®n de descontento permanente. -Este brazalete te queda perfecto, deber¨ªas llev¨¢rtelo. Yo invito ent¨® Fabi¨¢n, admirando pieza en mu?eca de Araceli. El brazalete costaba tres millones, pero Araceli lo retir¨® con desd¨¦n. Hace poco, Thiago le hab¨ªa pedido que devolviera el brazalete familiar de los Carvalho, tradicionalmente entregado a nuera. Aque humici¨®n hab¨ªa herido profundamente su orgullo. Ese brazalete familiar, tanto por su valor sentimentalo mario, hac¨ªa parecer insignificante esta pieza de apenas unos millones. -No, no me interesa -respondi¨®, sacudiendo cabeza-. El dise?o es demasiado¨²n. -?Tienen algo m¨¢s exclusivo? -pregunt¨® Fabi¨¢n al vendedor. El empleado respondi¨® inmediatamente con entusiasmo: -Por supuesto, por favor s¨ªganme al piso superior. Esta joyer¨ªa se especializaba en productos de lujo extremo. Sus precios generalmenteenzaban en millones, y un brazalete as¨ª de unos cuantos millones representaba apenas gama m¨¢s b¨¢sica. Las piezas m¨¢s valiosas alcanzaban cifras astron¨®micas. El primer nivel ofrec¨ªa joyas desde un mill¨®n, mientras que el segundo nivelenzaba en decenas de millones. En cuanto al tercer piso, rara vez alguien sub¨ªa hasta all¨ª. Despu¨¦s de examinar varias opciones, Araceli finalmente se decidi¨® por un brazalete que costaba cincuenta millones. -Este me gusta bastante. Fabi¨¢n ech¨® un vistazo discreto a etiqueta y su expresi¨®n se tens¨® ligeramente. Aunque proven¨ªa de una familia acaudda y normalmente no ten¨ªa reparos en gastar algunos millones, a¨²n no hab¨ªa heredadopletamente el Grupo Guerrero. Desembolsar cincuenta millones de una s vez estaba fuera de su alcance. Con treinta millones podr¨ªa ajustarse yprarlo, pero este precio... Cuando Araceli not¨® su silencio,prendi¨® inmediatamente que no pod¨ªa permit¨ªrselo. Un destello de desprecio cruz¨® su mirada, pero suaviz¨® su voz para disimrlo. -Olv¨ªdalo, este brazalete es demasiado caro. Mejor no. Con una sonrisa artificial, se quit¨® joya y se devolvi¨® al vendedor. En el momento exacto en que el empleado tomaba, una voz femenina ra y firme reson¨® en s. -Yo quiero ese brazalete. 16.24 Chapter 279 Cap¨ªtulo 279 Fabi¨¢n y Araceli giraron sus cabezas, quedando paralizados al descubrir a Sabrina junto a ellos, quien hab¨ªa aparecido sigilosamenteo una sombra en joyer¨ªa. Con movimientos elegantes y seguros, e ignor¨® porpleto sus miradas at¨®nitas y se dirigi¨® directamente al vendedor. -?Me permite prob¨¢rmelo? Los ojos del vendedor resndecieron con inter¨¦s y respondi¨® sin dudar: -Por supuesto, se?orita. En esta ¨¦poca, verdadera riqueza se manifestaba con discreci¨®n; los tiempos en que se juzgaba as personas ¨²nicamente por su apariencia hab¨ªan quedado atr¨¢s. Sabrina desliz¨® el brazalete por su mu?eca con delicadeza, contempl¨¢ndolo con atenci¨®n mientras reflejaba destellos verdosos sobre su piel. Fabi¨¢n, recuper¨¢ndose de impresi¨®n inicial,enz¨® a atacar con veneno en cada pbra. -?Qu¨¦ haces aqu¨ª, Sabrina? Este no es lugar para genteo t¨². ?No te da miedo que tu pobreza arruine el brazalete? ?Qu¨ªtat ya! Araceli vio primero. Sabrina arque¨® una ceja con tranquilidad desafiante. -?No escuchaste cuando dijo que era muy cara y que no pod¨ªapra? Fabi¨¢n ridiculiz¨® sinpasi¨®n. -?Nosotros no podemos? ?Y t¨² s¨ª? ?T¨² que no trabajas y vives a costis de los hombres? No me hagas re¨ªr. Se volvi¨® hacia el empleado con prepotencia. -Oye, ?qu¨¦ esperas? ?Dile que se lo quite! El vendedor lo observ¨® sin inmutarse. -Se?or, ?usted desea adquirir el brazalete? Fabi¨¢n contuvo respiraci¨®n involuntariamente. Quer¨ªa afirmar que s¨ª lo deseaba, pero realidad financiera se impon¨ªa cruelmente sobre sus deseos. ?El precio era excesivo! Recientemente hab¨ªa sufrido p¨¦rdidas considerables en sus inversiones burs¨¢tiles y sus reservas econ¨®micas estaban pr¨¢cticamente agotadas. -?Usas el dinero de Andr¨¦ paraprarte cosas tan caras? ?Qu¨¦ descaro! ?Eres el colmo del oportunismo! Determinado a que si ¨¦l no pod¨ªa tenerlo, tampoco lo obtendr¨ªa Sabrina, elev¨® deliberadamente su voz para atraer atenci¨®n general. -?Miren todos! ?Aqu¨ª hay una cazafortunas que no ha trabajado en a?os y solo vive gastando el 16-241 Cap¨ªtulo 279 dinero ajeno! -?Recuerden bien su cara para que no los enga?e una mujer tan sinverg¨¹enza! Instant¨¢neamente, todass miradas de empleados y clientes convergieron hacia ellos, creando una atm¨®sfera inc¨®moda en exclusiva joyer¨ªa. Araceli tirone¨® suavemente manga de Fabi¨¢n, fingiendo conciliaci¨®n. -Si a Sabrina le gusta tanto, ?por qu¨¦ no dejar que se lo lleve? -?Deja llev¨¢rselo? -Fabi¨¢n escrut¨® a Sabrina con desd¨¦n absoluto en su expresi¨®n-. ?Podr¨ªaprarlo si no dependiera de un hombre? Sabrina esboz¨® una sonrisa serena pero letal. -Es m¨ªo desde el principio, no necesito que nadie me d¨¦ permiso... ?Y qui¨¦n no querr¨ªa tener un buen esposo? Este brazalete solo cuesta cinco millones, aunque costara diez, podr¨ªa pagarlo sin problemas. En cambio, el se?or Guerrero, que no puede ni mantener a su pa?ante, eso s¨ª que es vergonzoso. Al escuchar este intercambio, los presentes asumieron inmediatamente que estaba gastando el dinero marital y desviaron sus miradas, suponiendo err¨®neamente que era una amante presumida. Las pbras de Sabrina dejaron los rostros de Araceli y Fabi¨¢npletamente p¨¢lidos por humici¨®n p¨²blica. Fabi¨¢n, destndo vulgaridad, se?al¨® a Sabrina con furia incontenible. -Ya ver¨¢s, Sabrina. ?Le voy a contar todo a Andr¨¦! Sabrina dej¨® escapar una risa genuina. -El se?or Guerrero ya pas¨® los veinte y sigueport¨¢ndoseo un beb¨¦, siempre amenazando con acusar a los dem¨¢s, incapaz de resolver nada por s¨ª mismo. -Si tanto quieres ir con el chisme, adnte, aqu¨ª te espero. Con elegancia natural extendi¨® su tarjeta al vendedor. -C¨®brelo con tarjeta, por favor. El empleado tom¨® respetuosamente y procedi¨® a realizar transi¨®n. Observando que Sabrina estaba a punto de adquirir efectivamente el brazalete, Fabi¨¢n estall¨® de impotencia. Con rabia destndo en cada sba, grit¨®: -?Esta joyer¨ªa pertenece al Grupo Carvalho! ?F¨ªjate bien! ?La que est¨¢ conmigo es el verdadero amor de Andr¨¦, su adoraci¨®n! ?Hasta ha salido ens noticias! 35 Chapter 280 16:24 Cap¨ªtulo 280 Fabi¨¢n se volvi¨® hacia el vendedor y, con una sonrisa cargada de desd¨¦n, le espet¨®: -Si no quieres seguir trabajando aqu¨ª, v¨¦ndele el brazalete a esta mujer. Despu¨¦s no te quejes cuando ni en Cartagena ni en todo Colombia puedas encontrar trabajo. El vendedor qued¨® paralizado. Mir¨® a Araceli y su rostro palideci¨® al instante. Reconoci¨® a mujer de los rumores con Andr¨¦ Carvalho. Siendo un simple empleado, ?c¨®mo podr¨ªa enfrentarse al poder de un giganteo el Grupo Carvalho? Araceli, fingiendo preocupaci¨®n, intervino: -Fabi¨¢n, ya no sigas. -Eres demasiado nda, Araceli. Por eso alguieno Sabrina, que se mete en camas ajenas, te rob¨® a tu hombre. Hoy voy a ayudarte a darle una buena li¨®n. Sabrina, manteniendo unapostura imperturbable, replic¨®: -Para darme liones, te falta nivel. Dicho esto, les dirigi¨® una tenue sonrisa y elev¨® su voz para que todos escucharan: -?Entonces es verdad que si a Andr¨¦ le gusta algo, no importa qui¨¦n lo vio primero ni qui¨¦n lopr¨®, todos deben rendirse ante esta se?orita? Mientras otros negocios tratan a sus clienteso reyes, ?aqu¨ª los tratano esvos? ?As¨ª hace negocios el Grupo Carvalho? Los quepren en sus tiendas deber¨ªan recordar que si los hacen enojar, pueden arruinar su vida en Colombia. Las pbras de Sabrina fueron calcdas con astucia, colocando a Araceli y Fabi¨¢n contra todos los presentes. Los clientes y empleados los observaban con evidente desprecio. Lospradores, personas adineradas o de alto estatus, manifestaban su descontento sin reservas. -El Grupo Carvalho ha crecido mucho ¨²ltimamente, pero todav¨ªa no contr todo el mercado. Si ya son tan arrogantes ahora, ?qu¨¦ pasar¨¢ cuando sean m¨¢s grandes? ?Tendremos queprar de rodis? -Bah, no eso si solo existiera el Grupo Carvalho paraprar joyas. Si aqu¨ª no nos quieren, podemos ir a Joyer¨ªa Valverde. -Mejor evitarprar en el Grupo Carvalho, no vaya a ser que me quiten lo que me gusta. -Mi pap¨¢ tiene una reuni¨®n con ellos ma?ana para har de negocios. Le voy a contar esto. Con esa actitud tan prepotente, no son buenos socios. En cuesti¨®n de segundos, los murmullos inundaron el local. El malestar hacia el Grupo Carvalho era palpable en el ambiente. Sabrina sonri¨® mirando a los dos, cuyos rostros reflejaban un torbellino de emociones. 16:24 -Se?or Guerrero, se?orita, si ma?anas iones del Grupo Carvalho caen, parte del m¨¦rito ser¨¢ suyo. Los rostros de Araceli y Fabi¨¢n se transformaron dr¨¢sticamente. En medio del alboroto, una figura imponente descend¨ªa con calma pors escaleras. El hombre de apariencia distinguida y atractiva, capt¨® inmediatamente El bullicio a su alrededor ces¨®o por arte de magia. Con el ce?o ligeramente fruncido, pregunt¨®: -?Qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª? Fabi¨¢n, al reconocerlo, mostr¨® un destello de sorpresa. -Andr¨¦, ?no estabas con un cliente? ?Qu¨¦ haces aqu¨ª? La voz de Andr¨¦ reson¨® cristalina: -Un socio quiere ver algunas joyas, as¨ª que lo traje para que echara un vistazo. Fabi¨¢n, apuntando acusadoramente hacia Sabrina, se apresur¨® a quejarse: -?No s¨¦ qu¨¦ se trae Sabrina! Araceli estaba viendo algo que le gustaba y e tuvo que quit¨¢rselo. ?Hasta empez¨® a har mal del Grupo Carvalho para que nadiepre aqu¨ª! Sabrina no hab¨ªa articdo pbra cuando Andr¨¦ lenz¨® una mirada cial y prante. -Sabrina, devu¨¦lvele el brazalete a Araceli. Chapter 281 16:24 Cap¨ªtulo 281 Fabi¨¢n exhibi¨® una expresi¨®n triunfal, mientrassisuras de losbios de Araceli dibujaban una sonrisa apenas perceptible. ?Todav¨ªa? Era una pbra que revba astucia calcda, un intento sutil de reafirmar su territorio frente a amenaza que representaba Sabrina, Sabrina permaneci¨® imperturbable ante situaci¨®n, su voz flu¨ªa serenao agua cristalina por un cauce tranquilo. -Andr¨¦, ?no deber¨ªas entender primero qu¨¦ pas¨® antes de tomar una decisi¨®n? El rostro apuesto de Andr¨¦ permanec¨ªa fr¨ªo, sus fiones tensaso hilos invisibles que tiraban de su expresi¨®n hacia una dureza inescrutable. -Araceli y yo acab¨¢bamos de irnos, y t¨² llegaste justo despu¨¦s. ?No viniste aqu¨ª a prop¨®sito para molesta? Sabrina recorri¨® con mirada el semnte g¨¦lido e imcable del hombre y luego observ¨® a Araceli, quien ostentaba un aire desafiante,o si ya hubiera promado victoria en aque silenciosa bata. Una sonrisa tenue se dibuj¨® en su rostro. -Est¨¢ bien, si a e le gusta tanto, d¨¢selo. El semnte de Andr¨¦ se suaviz¨® ligeramente,o hielo queienza a ceder bajo el primer rayo de sol matutino. Araceli ampli¨® su sonrisa triunfante mientras Fabi¨¢n rebosaba de satisfi¨®n, cual si fuera a elevar su victoria hasta los cielos. -Se?orita, aqu¨ª tienes -dijo Sabrina extendiendo pulsera. Araceli no rechaz¨® el ofrecimiento y estir¨® su mano para recibi. Aquel brazalete simbolizaba mucho m¨¢s que una joya; era prueba tangible del favoritismo que Andr¨¦ le profesaba y representaba el trofeo obtenido tras su confrontaci¨®n con Sabrina. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de tomar pulsera, ¨¦sta se desliz¨® entre sus dedos y cay¨® estrepitosamente al suelo. -?Paf! Un sonido cristalino reverber¨® en el ambiente cuando joya impact¨® contra el suelo, fragment¨¢ndose en m¨²ltiples piezas. Todos quedaron petrificados ante escena, y Araceli tard¨® varios segundos en procesar lo ocurrido. -Se?orita -interrumpi¨® s¨²bitamente Sabrina, quebrando el denso silencio. Su voz conten¨ªa un matiz de reproche apenas disimdo. ?No quer¨ªas tanto esa pulsera? ?C¨®mo fuiste tan descuidada que ni siquiera pudiste agarra bien? Araceli recobr¨®postura, su rostro transform¨¢ndose por indignaci¨®n. -Sabrina... ?lo hiciste a prop¨®sito! -ramente fue usted quien no sostuvo bien. ?Por qu¨¦ me echa culpa? - Sabrina arque¨® 16:24 Cap¨ªtulo 281 una ceja, manifestando perplejidad ante acusaci¨®n-. Adem¨¢s, si digo que fue descuidada, ?por qu¨¦ me acusa de hacerlo intencionalmente? -A menos que... -hizo una pausa estrat¨¦gica, sonriendo con iron¨ªa vda-. ?La se?orita tenga mucha experiencia en este tipo de trucos? -?Andr¨¦, mira a Sabrina! -exm¨® Fabi¨¢n, desbordando furia contenida-. ?Qu¨¦ m es! ?ramente lo hizo a prop¨®sito para que Araceli no pudiera agarra, y ahora culpa a e! ?Es una descarada! Andr¨¦, percibiendo estratagema de Sabrina a trav¨¦s de su fachada de inocencia, sentenci¨® con voz g¨¦lida: -?Sabrina, p¨ªdele disculpas a Araceli! -Me niego-respondi¨® Sabrina con despreocupaci¨®n absoluta. Andr¨¦ qued¨® moment¨¢neamente desconcertado ante aque respuesta directa e inesperada. -?Andr¨¦, Sabrina rompi¨® pulsera a prop¨®sito! -intervino Fabi¨¢n, indignado hasta m¨¦d-. ?Deber¨ªamos mar a polic¨ªa y que se pase unos d¨ªas en c¨¢rcel para que aprenda! ?A ver si sigue siendo tan arrogante y pide disculpas! Sabrina esboz¨® una amplia sonrisa,o quien disfruta de una broma privada que nadie m¨¢sprende. -Parece que el se?or Guerrero no conoce bien ley. Si se da?a un art¨ªculo en venta, basta con pagar el precio original, no es necesario ir a c¨¢rcel. Fabi¨¢n, creyendo haber descubierto admisi¨®n de culpabilidad, se?al¨® a Sabrina y exm¨® con exaltaci¨®n: -?Lo admiti¨®! ?Andr¨¦, admiti¨® que lo rompi¨® a prop¨®sito! Sabrina se masaje¨® el o¨ªdo, afectado por el estridente grito de Fabi¨¢n. -El se?or Guerrero no solo parece tener problemas deprensi¨®n, sino tambi¨¦n problemas de audici¨®n. Dije que si se da?a un art¨ªculo, se paga el precio original, y usted dice que admit¨ª haberlo roto intencionalmente... Disculpe, ?hay alguna conexi¨®n l¨®gica entre ambas cosas? -?Dices que pagar¨¢s el precio porque no quieres ir a c¨¢rcel, por eso tienes miedo! -replic¨® Fabi¨¢n, ostentando una expresi¨®n pretendidamente justiciera. Al escuchar esta l¨®gica confusa y evidente falta de raciocinio en sus acusaciones, los presentes intercambiaron miradas de asombro y desconcierto. "?Acaso esta persona no razona correctamente? Comprar en misma tienda que alguien as¨ª realmente disminuye el nivel de todos", pensaron algunos. Incluso el rostro de Araceli reflejaba iodidad ante el espect¨¢culo. A pesar del arrebato emocional de Fabi¨¢n, Sabrina mantuvo una serenidad imperturbable. -Nunca dije que fuera yo quien pagar¨ªa. Solo estaba educando al se?or Guerrero sobre ley. 212 Chapter 282 Cap¨ªtulo 282 Fabi¨¢n intent¨® responder, pero voz cial del hombre lo silenci¨® al instante. -?Basta! Con evidente disgusto, Fabi¨¢n cerr¨® boca mientras Sabrina se dirig¨ªa con serenidad al camarero que permanec¨ªa atento a sudo. -Todo lo que rompi yo o lo que rompi¨® se?orita, an¨®telo en cuenta del se?or Carvalho. La se?orita es el amor verdadero del se?or Carvalho, su querida, as¨ª que seguramente ¨¦l pagar¨¢ sin dudarlo. En cuanto a m¨ª... -Sabrinanz¨® una mirada prante a Andr¨¦-. Como se?ora Carvalho, tambi¨¦n deber¨ªa tener el derecho de cargarlo a cuenta de mi esposo, ?no? Sus pbras desataron de inmediato un torbellino de murmullos entre los presentes. -Dios m¨ªo, ?se?ora Carvalho? ?E es esposa de Andr¨¦? -El asunto de Andr¨¦ con una mujer ha estado en boca de todos... ?Qui¨¦n iba a pensar que ya estaba casado? -Se cas¨® hace cinco a?os, solo que no hicieron una boda, fue un matrimonio discreto. Sin embargo, algunos en el c¨ªrculo lo sab¨ªan. -?Entonces qu¨¦ fue eso de que estas dos personas haban tan dignamente sobre el amor verdadero del presidente Carvalho, su querida? -?Qu¨¦ m¨¢s podr¨ªa ser? Una amante, todos los hombres son iguales... Las miradas despectivas de los presentes se varon en Andr¨¦ y Araceli, creando un ambiente tan densoo irrespirable. Ante inc¨®moda situaci¨®n, Araceli apret¨® los dientes y dio un paso al frente con determinaci¨®n. -Esto es culpa m¨ªa, no recib¨ª el brazalete que se?orita Ib¨¢?ez me pas¨®, as¨ª que... yo lo pagar¨¦. Fabi¨¢n salt¨® inmediatamente con expresi¨®n incr¨¦d. -?Araceli, fue a prop¨®sito! ?Esa mujer lo hizo, con toda intenci¨®n! ?Por qu¨¦ vamos a pagar nosotros? -?Fabi¨¢n! -lo cort¨® Araceli con semnte severo-. Yo no lo agarr¨¦ bien, no es culpa de se?orita Ib¨¢?ez. Se gir¨® hacia Sabrina e inclin¨® su cuerpo en una reverencia respetuosa. -Se?orita Ib¨¢?ez, perd¨®n por c¨®mo me port¨¦ antes, lo siento mucho. A pesar de sus disculpas, los ojos de Araceli briban enrojecidos, con l¨¢grimas a punto de desbordarse,o si fuera v¨ªctima de una terrible injusticia. Sabrina respondi¨® con una leve carcajada. 16:24 -Se?orita, este brazalete vale cinco millones. Me temo que todo el patrimonio de El rostro de Araceli se transform¨® en una sonrisa desda, adoptando expresi¨®n de una inocente que ha sido v¨ªctima de una calumnia imperdonable. -Yo... buscar¨¦ manera de pagarlo. Fabi¨¢n, incapaz de contener su indignaci¨®n, se adnt¨® con firmeza. -?Yo pago por Araceli! Sabrina esboz¨® una sonrisacida. -Perfecto, entonces paga. Cuando Fabi¨¢n estaba a punto de sacar su tarjeta, record¨® s¨²bitamente que hab¨ªa invertido todos sus fondos disponibles y no contaba con suficiente efectivo en ese momento. Andr¨¦, percibiendo el aprieto en que se encontraba Fabi¨¢n, intervino con rapidez. -Fabi¨¢n, v¨¢yanse t¨² y Araceli, todav¨ªa tengo pendientes aqu¨ª. Una vez que multitud se dispers¨®, Andr¨¦ enfrent¨® a Sabrina con mirada g¨¦lida. -Sabrina, ?crees que no me di cuenta que tiraste el brazalete a prop¨®sito? El rostro de Sabrina permanec¨ªa imperturbable, sin mostrar temor ni sorpresa; continuaba sonriendo con absoluta tranquilidad. -Siempre pens¨¦ que el se?or Carvalho no ve¨ªa muy bien, pero parece que me equivoqu¨¦, el se?or Carvalho tambi¨¦n tiene momentos de lucidez. Andr¨¦ no pudo ignorar el tono sarc¨¢stico que impregnaba cada pbra de Sabrina. Le sorprendi¨® que no solo admitiera directamente su i¨®n, sino que adem¨¢s lo hiciera con tal actitud desafiante. El hombre, con su mirada profunda, endureci¨® su expresi¨®n. -Dices que no est¨¢s en contra de Araceli, entonces ?c¨®mo explicas lo que acabas de hacer? Sabrina dibuj¨® una sonrisa sutil en susbios. -?No es exactamente lo mismo que se?orita me ha estado haciendo todo este tiempo? ?Qu¨¦ pasa, ahora que le toca a usted, le duele? Chapter 283 Cap¨ªtulo 283 Andr¨¦ ensombreci¨® su mirada al rememorar el instante en que Araceli ofreci¨® una copa a Sabrina, y esta, fingiendo torpeza, derram¨® el contenido sobre el vestido de joven. Sabrina hab¨ªa alegado inocencia, culpando a Araceli por no sujetar correctamente el cristal, pero ¨¦l jam¨¢s crey¨® aque excusa transparenteo el agua. Contemndo el semnte apuesto y distante del hombre, Sabrina entreabri¨® suavemente susbios. -Es cierto, lo hice a prop¨®sito. Prefiero romper algo antes que entregarlo a otra persona. De ahora en adnte, nadie me arrebatar¨¢ lo que me pertenece. Adem¨¢s... Sabrina elev¨® su rostro, vando su mirada directamente en los ojos de Andr¨¦. -?Te duele ve as¨ª? Pues qu¨¦ bueno que te du. Mientras no te divorcies de m¨ª, esto seguir¨¢ pasando muchas veces m¨¢s. Aunque te du, vas a tener que aguantarte. "Fabi¨¢n y Andr¨¦ quieren causarme problemas. Que lo intenten. No les tengo miedo. Antes de que inventen c¨®mo fastidiarme, yo tambi¨¦n debo iodarlos un poco", pens¨® Sabrina con determinaci¨®n. Antes solo deseaba divorciarse lo m¨¢s pronto posible. Por conseguir esa libertad, estaba dispuesta a soportar algunas humiciones. Pero hab¨ªa tolerado demasiado, y aun as¨ª pretend¨ªan crearle m¨¢s dificultades, lo cual sobrepasaba cualquier l¨ªmite. ?Realmente cre¨ªan que era una persona d¨¦bil, manipble a su antojo? Andr¨¦ frunci¨® ligeramente el entrecejo. -Sabrina, ya te dije que mientras te portes bien, no te va a faltar dinero... -?Qui¨¦n necesita tu cochino dinero? -lo interrumpi¨® Sabrina con frialdad. Andr¨¦ solt¨® una risa sarc¨¢stica. -Si no lo necesitas, ?por qu¨¦ dijiste frente a todos que eres se?ora Carvalho? ?No fue para cargarlo a mi cuenta? Sabrina sonri¨® con desd¨¦n. -Si mal no recuerdo, en estos cinco a?os, lo que he obtenido de ti ni siquiera separa con lo que cuesta un solo art¨ªculo de lujo de Araceli, ?o s¨ª? La mirada de Andr¨¦ destell¨® levemente. De pronto record¨® que durante esos cinco a?os jam¨¢s hab¨ªa recibido una factura de Sabrina porpra de art¨ªculos de lujo. Losbios de Andr¨¦ se movieron ligeramente. -Sabrina, si quieres algo, solo d¨ªmelo. -?Araceli te dice lo que quiere cada vez? -replic¨® e con iron¨ªa. 16:25 Capitulo 283 Cuando Araceli ve¨ªa algo yentaba que era bonito, Andr¨¦ y Thiago corr¨ªan apr¨¢rselo inmediatamente. Incluso si era algo que pertenec¨ªa a Sabrina, ni siquiera ped¨ªan su opini¨®n antes de entreg¨¢rselo a Araceli. Andr¨¦ permaneci¨® en silencio, inc¨®modo ante verdad innegable. -?No me preguntaste qu¨¦ quiero? Quiero el viol¨ªn de Araceli, el Mar Profundo, ?me lo das? -continu¨® Sabrina con desaf¨ªo. No fue hasta tiempo despu¨¦s que Sabrina descubri¨® que el famoso viol¨ªn de Araceli era el Mar Profundo. Las noticias hab¨ªan informado que este instrumento excepcional fue adquirido por casi nueve cifras por un misteriosoprador. Ahora resultaba evidente que eseprador era Andr¨¦. -Sabrina, no seas irracional -respondi¨® ¨¦l con severidad. -Si no puedes d¨¢rmelo, di que no puedes, no me digas que soy irracional. Andr¨¦, ?puedes cambiar un poco tu discurso? -se burl¨® e. Repentinamente, Andr¨¦ cay¨® en cuenta que durante todos esos a?os no le hab¨ªa obsequiado nada significativo a Sabrina. Adem¨¢s, recientemente hab¨ªa rechazado invitaci¨®n de Elwood en su nombre. Con ese pensamiento, su expresi¨®n se suaviz¨® sutilmente. -No tienes que pagar por el brazalete que se rompi¨®; lo cargaremos a mi cuenta. Aunque Andr¨¦ era el propietario de tienda, no pod¨ªa simplemente llevarse los productos sin pagar. Todo en el establecimiento ten¨ªa un registro meticuloso, y Fabi¨¢n tambi¨¦n lo sab¨ªa; por eso no hab¨ªa pedido directamente a Andr¨¦ que lo eximiera del pago. Fabi¨¢n hab¨ªa sido extorsionado por Sabrina con diez mil millones por ¨¦l y Araceli. Ya no ten¨ªa osad¨ªa de pedirle a Andr¨¦ que asumiera m¨¢s gastos. -Andr¨¦, est¨¢s equivocado en algo -dijo Sabrina con calma-. La pulsera se cay¨® porque tu querida no sostuvo bien y se rompi¨®. Si hay que cargarlo a alguna cuenta, ser¨ªa a de e, no tiene nada que ver conmigo. Tras pronunciar estas pbras, Sabrina dej¨® de prestar atenci¨®n a Andr¨¦ y volvi¨® a examinar otra pulsera,o si conversaci¨®n nunca hubiera ocurrido. Chapter 284 Cap¨ªtulo 284 Andr¨¦ observ¨® silueta de Sabrina mientras recorr¨ªa tienda y le dijo: -?Cu¨¢l te gusta? Puedopr¨¢rtelo. Sabrina esboz¨® una sonrisa despreocupada y respondi¨®: -Entonces no me har¨¦ del rogar. Una sutil expresi¨®n de sorpresa atraves¨® el rostro de Andr¨¦, gesto que Sabrina capt¨® de inmediato con su mirada perspicaz. -?Qu¨¦ pasa? ?Pensaste que te iba a decir que no? -Exacto -respondi¨® Andr¨¦ con voz serena y distante. Siempre te has mostrado muy digna. Cre¨ª que no ibas a aceptar. Sabrina solt¨® una risa breve y cortante: -Si fuera tan dignao crees, nunca habr¨ªapartido propiedades contigo, ni te habr¨ªa pedido esos diez mil millones. Andr¨¦ estaba a punto de responder cuando Iv¨¢n se aproxim¨® con paso apresurado. -Se?or Carvalho, si no nos vamos ya, llegaremos tarde a firma del contrato. -Ya lo s¨¦-contest¨® Andr¨¦ con indiferencia. Cuando estaba por marcharse, Andr¨¦ levant¨® mirada y vio a Sabrina de pie a un costado, observ¨¢ndolo. -Tengo que irme. Escoge lo que quieras y c¨¢rgalo a mi cuenta. Un destello de asombro cruz¨® por los ojos de Iv¨¢n. La actitud del se?or Carvalho hacia su esposa parec¨ªa haber mejorado considerablemente. Pero prontoprendi¨® el motivo: era unapensaci¨®n para Sabrina despu¨¦s de que ¨¦l decidiera rechazar a Elwood sin consultarle. Tras partida de Andr¨¦, Sabrina m¨® a Dani para que saliera a su encuentro. -Dani, ven aprar conmigo, hoy invito yo. Elige lo que se te antoje. Dani respondi¨® sorprendida: -?Te sacaste loter¨ªa o qu¨¦? -No, Andr¨¦ me dijo que escogiera lo que quisiera y lo cargara a su cuenta. Daniprendi¨® al instante y respondi¨® entusiasmada: -?Llego en diez minutos, no te muevas! 16.255 Capitulo 284 Una semana despu¨¦s, en una des oficinas del Grupo Guerrero, Fabi¨¢n contemba con incredulidad al hombre de mediana edad que ten¨ªa frente a ¨¦l. -?Qu¨¦? ?Mil millones en solo una semana? Gerente Eugenio Cordero, debes estar bromeando. Eugenio se sec¨® nerviosamente el sudor de frente mientras respond¨ªa: -S¨ª... Todos estos son los gastos del se?or Carvalho en el Grupo Guerrero. Usted mencion¨® anteriormente que cualquier gasto del se?or Carvalho se cargar¨ªa a su cuenta, as¨ª que... Eugenio estaba all¨ª para cobrar. Si se tratara de unos pocos millones, podr¨ªan esperar algunos meses, pero esto representaba una fortuna. Todass empresas de Fabi¨¢n juntas apenas generaban mil millones en un a?opleto. Despu¨¦s de graduarse, Pedro Guerrero le hab¨ªa dado a Fabi¨¢n un capital inicial y lo hizo asociarse con algunas des subsidiarias. Gracias al apoyo de Andr¨¦ y Jorge, durante estos a?os Fabi¨¢n hab¨ªa dirigido su empresa con ¨¦xito. El pr¨®ximo a?o ser¨ªa el sexag¨¦simo cumplea?os de Pedro, cuando se retirar¨ªa y le entregar¨ªa todo el Grupo Guerrero a Fabi¨¢n. A diferencia de senci familia Carvalho, familia Guerrero era m¨¢spleja. Pedro ten¨ªa numerosos hijos ileg¨ªtimos. Fabi¨¢n no pose¨ªa un gran intelecto ni habilidades destacadas, y su capacidad para los negocios era des m¨¢s limitadas entre los hijos de Pedro. Su ¨²nica ventaja consist¨ªa en ser hijo de esposa leg¨ªtima. Pero a Pedro no le importaba eso; solo le interesaba qui¨¦n pod¨ªa hacer prosperar m¨¢s al Grupo Guerrero. Fabi¨¢n ten¨ªa fortuna de contar con Andr¨¦ y Jorgeo buenos hermanos que lo apoyaban. Mientras el Grupo Carvalho y el Grupo Olivares existieran, Fabi¨¢n no ten¨ªa nada que temer; pod¨ªa triunfar sin esforzarse demasiado. Fabi¨¢n frunci¨® el ce?o y dijo: -Conozco a Andr¨¦. Es imposible que haya gastado tanto. -Este... no es cuenta del se?or Carvalho, es de su esposa... ar¨® Eugenio con caut. -?Su esposa? -Fabi¨¢n se qued¨® perplejo, sin saber c¨®mo reionar. -Creo que su apellido es Ib¨¢?ez... -le record¨® Eugenio. -?Maldita sea! Mientras tanto, Dani observaba a Sabrina, quien continuabaprando sin detenerse, y pregunt¨® con cierta inquietud: -Sabrina, ?segura que esto... no va a causarnos problemas? Sabrina asinti¨® levemente con una sonrisa de satisfi¨®n. -No te preocupes, despu¨¦s de esto, Fabi¨¢n har¨¢ todo lo posible para que Andr¨¦ y yo nos divorciemos r¨¢pido, sin atreverse a interferir m¨¢s. Chapter 285 Cap¨ªtulo 285 Solo el inter¨¦s puede hacer que uno despierte a realidad. Ya es hora de que Fabi¨¢n despierte tambi¨¦n. -?Fabi¨¢n no era el que m¨¢s quer¨ªa que te divorciaras de Andr¨¦? -pregunt¨® Dani, confundida-. Ahora que est¨¢s a punto de hacerlo, ?por qu¨¦ saldr¨ªa a arruinarlo? Sabrina, mientras examinaba productos en el mostrador con mirada calcdora, respondi¨®: -Seguramente no quiere que pase bien, prefiere que siga siendo ni?era de familia Carvalho. Aunque tambi¨¦n existe posibilidad de que Jorge me est¨¦ mintiendo. -?Qu¨¦ posibilidad? -pregunt¨® Dani. -Que Jorge me est¨¦ mintiendo. -La primera opci¨®n suena m¨¢s l¨®gica -respondi¨® Dani sin titubear-. Jorge es demasiado inteligente. Si te cit¨® a prop¨®sito, no dir¨ªa una mentira tan f¨¢cil de descubrir. -Aunque... -Dani arrug¨® el entrecejo-. Nunca hay que confiarse del todo. ?Y si Jorge de verdad est¨¢ mintiendo? -No importa -dijo Sabrina-. La verdad, hace tiempo que Fabi¨¢n me cae gordo; darle una li¨®n no vendr¨ªa mal. Durante estos a?os, Fabi¨¢n ha recibido numerosos contratos y beneficios del Grupo Carvalho. Si no fuera por Andr¨¦ y Jorge, quienes lo rescataron en m¨²ltiples ocasiones, empresa de Fabi¨¢n habr¨ªa quebrado por su p¨¦sima visi¨®n paras inversiones. Andr¨¦ lo ha ayudado tanto que Fabi¨¢n naturalmente no puede ser taca?o con ¨¦l. Siempre quepra algo en sus tiendas, cuenta se carga a su nombre. Toda ropa de Andr¨¦ es hecha a medida. Andr¨¦ ocasionalmente visita algunos establecimientos de entretenimiento que Fabi¨¢n posee, lo cual no representa mayor gasto. Unos cientos o miles de millones de pesos no significan nada para Fabi¨¢n, Pero cuando se trata de miles de millones, historia cambia. Dani sonri¨® con malicia al escucharlo. -De verdad merecen una li¨®n. Que Fabi¨¢n se ocupe de sus propios asuntos en vez de intentar sabotear el divorcio de Sabrina. Y ese Andr¨¦, que tambi¨¦n intenta jugar con Sabrina, merece lo que le pase. ... Fabi¨¢n lleg¨® con un mont¨®n de facturas de varias p¨¢ginas a ver a Andr¨¦. -?Andr¨¦, Sabrina se pas¨® de raya! Fue a nuestras tiendas del Grupo Guerrero y carg¨® todo a 16:25 Cap¨ªtulo 285 mi cuenta. Fabi¨¢n estaba tan furioso que su voz temba y sus ojos estaban inyectados de sangre. -?Sabes cu¨¢nto gast¨®? ?Un bill¨®n! ?Todo un maldito bill¨®n! El pecho de Fabi¨¢n sub¨ªa y bajaba violentamente, respirando con dificultad, evidentemente consumido por rabia. -?Tambi¨¦n fue a otras empresas del Grupo Guerrero a gastar! ?Incluso as de esos hijos ileg¨ªtimos! Pedro trataba a todos por igual. Cuando sus hijos alcanzaban mayor¨ªa de edad, a cada uno se le asignaba una empresa para determinar qui¨¦n pod¨ªa administra mejor. Las empresas de familia Guerrero parec¨ªan estar bajo el Grupo Guerrero, pero en realidadpet¨ªan ferozmente entre s¨ª. Fabi¨¢n hab¨ªa sufrido considerablemente a manos de esos hermanos por parte de padre, e incluso casi pierde su empresa debido a sus artima?as. Afortunadamente, Andr¨¦ lo respaldo y logr¨® superar crisis. Fabi¨¢n detestaba profundamente a esos hermanos tramposos. Si Sabrina hubiera gastado ens empresas bajo su control, habr¨ªa tolerado situaci¨®n. ?Pero esa maldita mujer fue a derrochar ens empresas de ellos! Andr¨¦ frunci¨® el ce?o ligeramente. -?C¨®mo es posible que sus gastos se carguen a tu cuenta? -Porque dije que todos tus gastos se cargar¨ªan a mi cuenta, y Sabrina fue a los centroserciales de lujo del Grupo Guerrero con su acta de matrimonio, enga?ando a todos -respondi¨® Fabi¨¢n entre dientes. Sabrina sab¨ªa que si solo afirmaba ser esposa de Andr¨¦ sin pruebas, nadie le creer¨ªa. Por eso, llevaba consigo el acta de matrimonio. Esta ma?ana, Fabi¨¢n recibi¨® una mada de su astuto y enga?oso hermano, Sergio Guerrero. 212 Chapter 286 Cap¨ªtulo 286 -Tu amiga tiene una deuda de cinco mil millones de pesos colombianos conmigo, no lo olvides. Ya sabes c¨®mo trabajo, nunca doy cr¨¦dito gratis voz de Sergio destba malicia apenas contenida-. Peroo es esposa de tu amigo, ten¨ªa que hacerte este favor, ?no? Me enter¨¦ que perdiste bastante en bolsa ¨²ltimamente. Si no consigues esos cinco mil millones de pesos colombianos, tendr¨¦ que ped¨ªrselos a nuestro padre. Necesito ese dinero para n¨®mina. La hermana de Fabi¨¢n tambi¨¦n lo contact¨® ese mismo d¨ªa evidentemente preocupada. -Fabi¨¢n, esposa de tu amigo dej¨® una deuda de tres mil millones aqu¨ª hace unos d¨ªas, diciendo que todos los gastos de Andr¨¦ deb¨ªan cargarse a tu cuenta - explic¨® Gabri con voz tensa-. Andr¨¦ es tu amigo yo tu hermana no quise avergonzarte, as¨ª que acept¨¦. No es mucho ni poco, pero no deber¨ªa pedirte esto. Sin embargo, conoces situaci¨®n de mi empresa; si no tengo esos tres mil millones para el flujo de caja, temo que cpsar¨¢ pronto. Solo tengo tres d¨ªas, Fabi¨¢n. Si no consigo el dinero, tendr¨¦ que ped¨ªrselo a pap¨¢. Sabrina hab¨ªa gastado dos mil millones en su centroercial, cinco mil millones en el de Sergio y tres mil millones en el de Gabri Guerrero. Sergio y ¨¦l eran rivales despiadados; si no pagaba esa deuda, Sergio indudablemente usar¨ªa para crearle problemas con su padre. Y Gabri, su hermana de sangre, carec¨ªa de talento para los negocios, con su empresa tambale¨¢ndose al borde del cpso. Si permit¨ªa que esposa de su amigo arruinara a su hermana por no pagar, ser¨ªa el peor de los hermanos. Sabrina ramente hab¨ªa calcdo que ¨¦l no podr¨ªa evadirs cuentas de estas dos personas, por eso gast¨® semejantes cantidades. Esa mujer era verdaderamente perversa. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, procesando informaci¨®n. -?Est¨¢s seguro que no fue as tiendas del Grupo Carvalho, sino as del Grupo Guerrero? -?Completamente seguro! -Fabi¨¢n apret¨® los dientes con furia apenas contenida-. Ya puse a alguien a segui, y todav¨ªa sigueprandoo loca en los centroserciales diciendo que es tu esposa. Hace unos d¨ªas, Fabi¨¢n hab¨ªa enviado a alguien para detener a Sabrina e impedirle entrar a los centroserciales, pero e m¨® a polic¨ªa denunciando restri¨®n de su libertad personal. Sin opciones, Fabi¨¢n tuvo que informar a sus establecimientos que no dieran cr¨¦dito a nadie. Sin embargo, Sabrina evitaba sus tiendas y se dirig¨ªa directamente as de Sergio, quien nunca rechazaba; mientrasprara, ¨¦l daba cr¨¦dito. Cuando lo cuestionaban, simplemente dec¨ªa que no pod¨ªa negarse a su hermano. Fabi¨¢n incluso advirti¨® directamente a Sergio que no le diera cr¨¦dito a Sabrina, pero ¨¦ste siempre ten¨ªa un arsenal de excusas preparadas. -Andr¨¦ es tu gran amigo, ha salvado tu empresa de quiebra varias veces - respond¨ªa Sergio con falsa cordialidad-. Si su esposa viene a mi tienda, debo recibi con los brazos abiertos. Andr¨¦ tiene tanto dinero; si puede gastarlo en esa tal Araceli, su amante, ?c¨®mo voy a impedir 12 16:25 Capitulo 288 que su esposapre algo? ?No ser¨ªa un insulto para Andr¨¦? -Andr¨¦ te ha ayudado tanto, ?ahora te pones taca?o porque su esposa quiereprar algo? Sus pbras dejaron a Fabi¨¢n sin argumentos. Entendi¨® perfectamente el mensaje: mientras Sabrina quisieraprar, ¨¦l no lo impedir¨ªa. Y en cuanto a factura... por supuesto que se cargar¨ªa a Fabi¨¢n. Pod¨ªa detener a sus propias empresas para que no le dieran cr¨¦dito a Sabrina, pero no pod¨ªa contrr a Sergio. Viendo c¨®mo Sabrina gastaba cantidades cada vez mayores, Fabi¨¢n no lograba encontrar una soluci¨®n viable. Su paciencia hab¨ªa llegado al l¨ªmite. Antes pensaba que no pod¨ªa permitir que Sabrina se divorciara f¨¢cilmente, quer¨ªa ve sufrir. Ahora, deseaba con desesperaci¨®n que se divorciaran lo m¨¢s pronto posible. As¨ª, Sabrina ya no podr¨ªa usar su t¨ªtulo de esposa de Andr¨¦ para seguir con su enga?o. 16:25 Chapter 287 16:25 Cap¨ªtulo 287 Al escuchar aquello, Andr¨¦ sinti¨® un golpe de incredulidad atraves¨¢ndole el pecho. Resultaba casi imposible concebir que Sabrina hubiera llegado a tal nivel de descaro. La situaci¨®n superaba cualquier l¨ªmite que pudiera haber imaginado. Fabi¨¢n dej¨® entrever su rabia contenida mientras haba. -Andr¨¦, Sabrina anda por ah¨ª usando tu nombre parapraro loca y ni siquiera tiene decencia de mostrar remordimiento. Ya no tiene caso ser considerado con e. Primero necesitas divorciarte, recuperar ese medicamento vital para Araceli, y despu¨¦s podemos ver c¨®mo congmos sus cuentas. Tras una breve pausa meditativa, agreg¨®: -?No quiere trabajar? Con influencia que tenemos t¨², yo y el Grupo Olivares, podemos hacer que no encuentre empleo en toda Colombia. Sin trabajo y sin dinero, seguro regresa a rogarte. En ese momento, a Fabi¨¢n le importaba muy poco el sufrimiento que pudiera experimentar Sabrina. Su prioridad era salvaguardar su propia situaci¨®n financiera. Si e continuaba con aquel ritmo de gastos desenfrenados, tem¨ªa verse arrastrado hacia quiebra total. Andr¨¦ reflexion¨® unos instantes, tom¨® su tel¨¦fono y marc¨® el n¨²mero de Sabrina. El timbre son¨® repetidamente hasta que finalmente alguien respondi¨®. -?Qu¨¦ quieres? -contest¨® Sabrina con voz despreocupada. Andr¨¦ estaba por har cuando escuch¨® varias voces addoras provenientes del otrodo de l¨ªnea. -?Es se?ora Carvalho! Qu¨¦ sorpresa tan agradable, es un verdadero honor tene con nosotros. Que venga aprar en el Grupo Leyva es un privilegio... -Escoja lo que quiera, todo corre por mi cuenta,o un regalo especial para se?ora Carvalho. -Espero que en alg¨²n momento pueda harle de mi al se?or Carvalho. Nuestro abastecimiento en el Grupo Leyva es bastante considerable. -No te preocupes, lo har¨¦ -respondi¨® Sabrina con tono dulce. El hombre parec¨ªa extasiado; su felicidad era notable y su voz adquiri¨® un matiz a¨²n m¨¢s c¨¢lido. -Fernanda, pase por aqu¨ª, tenemos nuestra mercanc¨ªa premium. Con su posici¨®n, estas cosas corrientes no est¨¢n a su altura. -No debieron molestarse-replic¨® Sabrina con fingida modestia. -No es ninguna molestia, Fernanda. Si logramos cborar con el Grupo Carvalho, seremos pr¨¢cticamente familia... 16:25 Cap¨ªtulo 287 Al reconocer aque voz tan familiar, Andr¨¦ sinti¨® un espasmo en el p¨¢rpado y un presentimiento oscuro se instal¨® en su interior. -?Qu¨¦ est¨¢s haciendo, Sabrina? -Estoy depras. El tono de Andr¨¦ se volvi¨® cortante. -?D¨®nde est¨¢s? ?Qui¨¦n era el que te haba? -?D¨®nde voy a estar? Pues en un centroercial -respondi¨® e con una risita-. Y el que me habl¨®... creo que se ma Tom¨¢s Leyva. Es muy amable, me dijo que es amigo tuyo cuando supo qui¨¦n soy. El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨® instant¨¢neamente. -El jefe de familia Leyva est¨¢ metido en problemas serios por ofender a alguien importante. Si te rcionan demasiado con ¨¦l, podr¨ªas terminar siendo investigada. Regresa inmediatamente, Sabrina, no vayas al centroercial del Grupo Leyva. -Andr¨¦, ?no crees que exageras?-contest¨® e con voz indolente-. Todo el mundo viene a los centroserciales, ?c¨®mo van a investigarme por eso? Si investigaran a todos los que vienen depras, nadie saldr¨ªa nunca. La expresi¨®n de Andr¨¦ se endureci¨® a¨²n m¨¢s. -Lo de familia Leyva no es un asunto simple. Si te acercas demasiado a ellos, podr¨ªas meter al Grupo Carvalho... 0 Pero Sabrina, impaciente, lo interrumpi¨®. -Ya, voy a seguir con mispras. Si no tienes nada m¨¢s que decir, voy a colgar. Sin esperar respuesta, cort¨®unicaci¨®n decisivamente. Cuando Andr¨¦ intent¨® mar nuevamente, nadie contest¨®. Su rostro adquiri¨® una severidad notable. En ese preciso instante, alguien golpe¨® puerta de oficina, y entr¨® Iv¨¢n, visiblemente agitado y sudoroso. -Se?or Carvalho, acabo de recibir varias facturas de empresaspetidoras... dicen que su esposa ha estado gastando cantidades considerables con ellos ¨²ltimamente y han pasado varios d¨ªas ya. Esperan que liquidemos cuenta... La mirada de Andr¨¦ se torn¨® a¨²n m¨¢s sombr¨ªa. -?Cu¨¢nto gast¨®? Chapter 288 Cap¨ªtulo 288 -No es mucho, alrededor de tres mil millones, solo que...- Iv¨¢n mir¨® a Andr¨¦ con inquietud,o si sopesara conveniencia de continuar con su informe. -Ha orden¨® Andr¨¦, su voz convertida en un t¨¦mpano. -Investigu¨¦ un poco y descubr¨ª que se?ora no solo dpid¨® dinero con nuestrospetidores, sino que tambi¨¦n visit¨® a varios socioserciales. Con estas empresas al menos podemos mantener contabilidad transparente. El problema es que tambi¨¦n frecuent¨®pa?¨ªas cons que no nos conviene rcionarnos. No importa tanto que gaste, sino que podr¨ªa interpretarseo si estuvi¨¦ramos enviando alg¨²n tipo de se?al amistosa. Si no manejamos esto con delicadeza, podr¨ªa desencadenarplicaciones serias. ?Qui¨¦n osar¨ªa desairar a se?ora Carvalho? Incluso los rivales m¨¢s ac¨¦rrimos evitaban enemistarsepletamente con e. Durante estas jornadas, Sabrina portaba consigo el acta matrimonial, present¨¢ndoseo se?ora Carvalho en sus expediciones depras, y nadie se atrev¨ªa a negarle un trato preferencial. Finalmente hab¨ªa descubierto c¨®mo explotar adecuadamente el prestigioso t¨ªtulo que ostentaba. Al escuchar el informe detado de Iv¨¢n, los ojos de Fabi¨¢n se dtaron con asombro. Resultaba que Sabrina no solo lo hab¨ªa perjudicado a ¨¦l, sino tambi¨¦n a Andr¨¦. -Andr¨¦, esa Sabrina est¨¢ usando tu nombre para presumir por todosdos, ?nom¨¢s est¨¢ tratando de desprestigiarte! No era necesario que Fabi¨¢n lo expresara; Andr¨¦ ya hab¨ªaprendido que Sabrina actuaba deliberadamente, con plena conciencia des consecuencias de sus actos. Se frot¨®s sienes, sintiendo que una migra?aenzaba a pulsar bajo su cr¨¢neo. Los problemas que Sabrina le hab¨ªa ocasionado no eran triviales. El dinero resultaba insignificante; lo verdaderamente preocupante erans rciones personales y profesionales que podr¨ªan deteriorarse. Si enviaban a alguien para contrr a Sabrina, e no dudar¨ªa en mar a polic¨ªa alegando que reten¨ªan contra su voluntad. Pero si continuaban sin intervenir, ?qu¨¦ cat¨¢strofe mayor podr¨ªa desencadenar esta mujer impredecible? La voz de Fabi¨¢n reson¨®o un eco persistente. -Andr¨¦, ya dentro de poco les tienen que aprobar el divorcio. Te digo, mejor terminen con este matrimonio de una vez, para que deje de desprestigiarte por todosdos. Cuando consigamos el medicamento para Araceli, podemos pensar en c¨®mo lidiar con e. Un destello de malicia cruz¨® mirada de Fabi¨¢n. -No tiene poder ni influencia, no creo que pueda contra nosotros. Aunque Gabriel ayude, no creo que una divorciada con hijos pueda hacer que ¨¦l arriesgue todo por e. Con Jorge de nuestrodo, nadie puede vencernos aqu¨ª. Los ojos de Andr¨¦ permanecieron imprables, oscuroso pozos sin fondo. Sus dedos tamborileaban suavemente sobre superficie pulida de mesa,o si estuviera sopesando 16:261 U16 288 m¨²ltiples variables en una ecuaci¨®n invisible. Tras un silencio que pareci¨® prolongarse eternamente, finalmente habl¨®: -Vete por ahora, yo cubrir¨¦ los gastos de Sabrina en el Grupo Guerrero. Fabi¨¢n intent¨® protestar alegando que no era necesario, pero al reflexionar sobre su precaria situaci¨®n financiera, decidi¨® permanecer en silencio. Mientras exploraba tiendas junto a Dani, Sabrina recibi¨® inesperadamente una mada de Andr¨¦. -Sabrina, ya basta. E continu¨® examinandos prendas expuestas frente a e, se?ndo a vendedora que esperaba atenta a sus indicaciones. -Esta, esta, y tambi¨¦n esta... Despu¨¦s de selionar m¨¢s de diez piezas, finalmente respondi¨®: -No s¨¦ de qu¨¦ has. -El d¨ªa del divorcio, estar¨¦ puntual voz de Andr¨¦ era g¨¦lida e imcable-. Mi paciencia tiene l¨ªmites. Si en este tiempo intentas algo, ni pienses que voy a ser indulgente. Sin esperar respuesta, Andr¨¦ cort¨®unicaci¨®n. Sabrina contempl¨® el tel¨¦fono silenciado con expresi¨®n pensativa. Dani, notando su ensimismamiento despu¨¦s de mada, pregunt¨® con curiosidad: -?Era el imb¨¦cil ese? Sabrina asinti¨®. -?Qu¨¦, ya no aguanta m¨¢s? -inquiri¨® Dani. -S¨ª, eso parece. Dani no pudo evitar mostrar su admiraci¨®n levantando el pulgar. -Sabrina, definitivamente sabes c¨®mo tratarlo. El dependiente ques atend¨ªa pregunt¨® discretamente: -Se?ora Carvalho, ?todav¨ªa quiere ropa que eligi¨®? Sabrina emergi¨® de sus cavciones y respondi¨® con una sonrisa sutil: -Exceptos prendas que acabo de escoger, envuelva todo lo dem¨¢s para m¨ª. El rostro del empleado se ilumin¨® con una sonrisa radiante. : 16:26 Capitulo 288 El tiempo transcurri¨® velozo agua entre los dedos. El periodo de espera para el divorcio concluy¨® r¨¢pidamente. Sabrina, con los documentos necesarios en mano, aguardaba frente a entrada del registro civil. Chapter 289 Cap¨ªtulo 289 Dani permanec¨ªa de pie junto a Sabrina en entrada del registro civil, escudri?ando los alrededores con mirada inquieta. El viento agitaba suavemente los documentos que Sabrina sosten¨ªa entre sus manos. -?Crees que va a venir? -pregunt¨® Dani, tamborileando los dedos contra su bolso. Sabrina consider¨® pregunta unos instantes, mientras su mente evaluaba situaci¨®n con precisi¨®n quir¨²rgica. -Si Araceli no causa problemas, seguro viene. He estado usando el nombre de se?ora Carvalho por todosdos y eso le ha provocado bastantes dolores de cabeza. Debe saber que si sigue retrasando esto, solo va a perder m¨¢s. Durantes ¨²ltimas semanas, Sabrina hab¨ªa recorrido met¨®dicamente casi todos los centroserciales exclusivos de ciudad, evitando ¨²nicamente los pertenecientes al Grupo Carvalho. Su estrategia era simple pero devastadoramente efectiva. Al entrar a cada establecimiento, se dirig¨ªa con paso decidido hacia gerencia. Los empleados, impresionados por su presencia distinguida, se apresuraban a mar a sus superiores. Sin rodeos ni falsas cortes¨ªas, Sabrina mostraba el acta matrimonial y deraba: -Soy esposa de Andr¨¦. Carguen todos los gastos a cuenta de Andr¨¦. Pueden mandar factura al Grupo Carvalho para el pago. La menci¨®n del apellido Carvalho transformaba instant¨¢neamente elportamiento del personal en reverencia y adci¨®n desmedida. Sabrina hab¨ªa anticipado rechazo o menosprecio al visitarpetidores del Grupo Carvalho, pero realidad result¨® sorprendentemente favorable: tanto socios amistososo rivales encarnizados recib¨ªan con calidez extraordinaria. Algunas empresas ¨¢vidas de cboraci¨®n con el imperio Carvalho incluso enviaban a sus ejecutivos principales para atende personalmente, obsequi¨¢ndole tarjetas VIP doradaso gesto de cortes¨ªa. Los empresarios contempor¨¢neos demostraban, sin duda, una visi¨®n estrat¨¦gica envidiable. -Pues obvio, ?no? Andr¨¦ y su gente no son nada honestos -interrumpi¨® Dani con voz cargada de desd¨¦n, cortando el hilo de pensamientos de Sabrina-. Si Andr¨¦ hubiera aceptado divorciarseo debe ser, no tendr¨ªamos que estar haciendo todo esto. Mientras haba, Dani ech¨® un vistazo nervioso alrededor y baj¨® voz considerablemente. -Menos mal que Jorge te avis¨®, porque si no... se hubieran salido con suya. ?Me da coraje nada m¨¢s de pensarlo! -?Te das cuenta del n tan retorcido de Fabi¨¢n? Quer¨ªa que Andr¨¦ provocara un "idente" justo el dia que terminara el per¨ªodo de espera para no presentarse, y as¨ª tendr¨ªas que empezar todo el proceso otra vez. El rostro de Dani reflejaba indignaci¨®n genuina. 16:26 Capitulo 289 -Si faltas varias veces a cita, te ponen en lista negra y despu¨¦s es un l¨ªo conseguir otra cita... ?Ese Fabi¨¢n es de lo peor! Una sonrisa g¨¦lida se dibuj¨® en losbios de Sabrina. -Qu¨¦ pena que su n fracas¨®. Dani asinti¨® vigorosamente. -Menos mal que eres lista y se te ocurri¨® esta idea. Si no, pensar¨ªan que somos f¨¢ciles de enga?ar. Por cierto... Los ojos de Dani briron repentinamente al recordar el ¨¦xito de transmisi¨®n en vivo de noche anterior, un triunfo incuestionable para estrategia digital de Sabrina. -?La transmisi¨®n de anoche fue un exitazo! Conseguimos m¨¢s de un mill¨®n de seguidores en una s noche. Con el transcurso del tiempo, Sabrina hab¨ªa consolidado una base de seguidores que superaba los diez millones, un logro extraordinario considerando que el crecimiento se vuelve exponencialmente m¨¢s dif¨ªcil conforme aumenta audiencia. Para una persona sin conexiones especiales, alcanzar semejante expansi¨®n org¨¢nica requer¨ªa unabinaci¨®n perfecta de talento y fortuna. Toda administraci¨®n de presencia digital de Sabrina estaba confiada enteramente a Dani. Hab¨ªan crecido juntas y Sabrina depositaba en e una confianza absoluta e inquebrantable. -Es una l¨¢stima que intentamos contactar a Elwood y no respondi¨® ent¨® Dani con visible decepci¨®n-. Si lograras captar su atenci¨®n, podr¨ªas eder a taformas mucho m¨¢s grandes... Sabrina, sin embargo, no mostr¨® preocupaci¨®n alguna. -Ya hemos pasado por cosas peores. Este obst¨¢culo no es nada. El esp¨ªritu naturalmente optimista de Dani resurgi¨® instant¨¢neamente. -?As¨ª es! Si es necesario, empezamos otra vez desde cero. Chapter 290 Cap¨ªtulo 290 Mientras conversaban, el tel¨¦fono de Sabrina vibr¨® inesperadamente. Dani mir¨® con inquietud. -?Ser¨¢ Andr¨¦ con alguna excusa de ¨²ltimo minuto? Sabrina extrajo el celr y verific¨® panta. Era Fernanda quien maba. Dud¨® brevemente antes de deslizar el dedo sobre panta. Si Andr¨¦ ten¨ªa alg¨²n contratiempo que le impedir¨ªa llegar, necesitaba saberlo cuanto antes. Al contestar, voz cial de Fernanda reson¨® desde el auricr. -Thiago tiene fiebre. Regresa a vi inmediatamente para hacerte cargo de ¨¦l. Su tono manten¨ªa misma altivez autoritaria de siempre. -Si est¨¢ enfermo, ma a un m¨¦dico. No soy doctora, no tiene sentido que me busques -respondi¨® Sabrina impasible. Fernanda, at¨®nita ante tal respuesta, estall¨®. -?C¨®mo puedes ser tan insensible? ?Eres su madre! -Andr¨¦ y yo estamos por divorciarnos. Thiago ser¨¢ parte de familia Carvalho. En el futuro, no me busquen para nada rcionado con ¨¦l -contest¨® Sabrina con frialdad absoluta. -ro, si no quieren su custodia, tambi¨¦n est¨¢ bien. En un rato paso por ¨¦l. -?Divorciarse? sorpresa ti?¨® voz de Fernanda-. ?Se van a divorciar? -As¨ª es -Sabrina consult¨® su reloj-. Andr¨¦ deber¨ªa llegar en cinco minutos. Lejos de entristecerse por ruptura matrimonial de su hijo, Fernanda experiment¨® un alivio indescriptible. Sabrina le hab¨ªa resultado insoportable desde el principio. Si no fuera porque Thiago ard¨ªa en fiebre y ped¨ªa insistentemente a su madre, jam¨¢s habr¨ªa marcado su n¨²mero. Que Sabrina lo cuidara pors noches resultaba conveniente; una ni?era gratuita siempre era bienvenida. Lo que nunca anticip¨® fue que su hijo finalmente se deshar¨ªa de Sabrina. ?Una noticia digna de celebraci¨®n! -Desde el principio te dije que con tu secundaria no eras suficiente para nuestro Andr¨¦. El divorcio era inevitable. -Por haber parido a Thiago, te advierto que no lo busques m¨¢s. -Para mi nieto, una mujer sin educaci¨®n ni respaldo, que solo usa a un hijo para hacerse importante, no ser¨¢ nada m¨¢s que una verg¨¹enza. Con estas pbras, Fernanda cort¨®unicaci¨®n bruscamente. 75.265 A sudo, Dani interrog¨®: -?Qu¨¦ pas¨®? ?Andr¨¦ cancel¨®? -No. Era Fernanda -explic¨® Sabrina-. Thiago est¨¢ enfermo. Dani arque¨® una ceja. -?En serio? ?No se ha enfermado m¨¢s seguido ¨²ltimamente? Cuando viv¨ªa contigo, casi nunca le pasaba nada. La ¨²ltima vez que tuvo algo as¨ª fue antes de cumplir tres, ?no? El rostro de Sabrina se ensombreci¨® visiblemente. -Se desv,e porquer¨ªas, y a pesar de su intolerancia actosa y su fragilidad estomacal, sigue atiborr¨¢ndose de dulces y bebidas hdas. Sus ojos adquirieron un brillo g¨¦lido. -Si sigue maltratando as¨ª su cuerpo, es normal que se enferme constantemente. Dani estudi¨® expresi¨®n de su amiga. -Andr¨¦ es un idiota, eso ya lo sabemos, pero Thiago es tu hijo... ?De verdad puedes renunciar a ¨¦l? Losbios de Sabrina se entreabrieron, pero antes de que pudiera articr pbra, una silueta masculina, alta y distinguida,enz¨® a aproximarse desde distancia. Dani capt¨® su mirada y gir¨® en aque diri¨®n. -?Es Andr¨¦! ?De verdad vino! Sinprender por qu¨¦, al contemr figura de Andr¨¦ acerc¨¢ndose, Dani sinti ¨® m¨¢s emoci¨®n que propia Sabrina. Chapter 291 Cap¨ªtulo 291 Sin embargo, al ver as dos personas que segu¨ªan a Andr¨¦, el rostro de Dani cambi¨® ligeramente. -?Qu¨¦ hacen aqu¨ª Fabi¨¢n, esembisc¨®n, y Araceli, esa malnacida? -murmur¨® Dani con evidente disgusto. -Tal vez vinieron a celebrar-sugiri¨® Sabrina, manteniendopostura. Andr¨¦ se acerc¨® a e con pasos firmes, su rostro apuesto permanec¨ªa impasibleo ungo en calma, sin revr emoci¨®n alguna. -?Trajiste todo? -Traje todos los documentos necesarios -respondi¨® Sabrina con tono neutral. Los ojos oscuros de Andr¨¦, magn¨¦ticoso pozos insondables, se varon en e. -No me refer¨ªa a eso. Sabrina observ¨® a Araceli, quien aguardaba detr¨¢s de Andr¨¦, y esboz¨® una sonrisa calcda. -Tambi¨¦n trajes medicinas para se?orita. Tom¨® bolsa de manos de Dani con un movimiento preciso. -Una vez que los tr¨¢mites est¨¦n listos y el pago final se haya realizado, estas medicinas ser¨¢n suyas. Sabrina hab¨ªa tra¨ªdo todos los medicamentos necesarios para el tratamiento de Araceli; el acuerdo era ro y equitativo. Andr¨¦ extendi¨® mano para tomar bolsa, pero Sabrina apart¨® con sutileza. -Hasta que los tr¨¢mites no est¨¦n listos y el pago no est¨¦ hecho, no puedo d¨¢rts. Andr¨¦ baj¨® mirada hacia mujer frente a ¨¦l, evalu¨¢nd en silencio. Hoy luc¨ªa un vestido rojo intenso que contrastaba con su piel y delineaba su figura, otorg¨¢ndole un resndor inusual. En memoria de Andr¨¦, e raramente usaba colores tan vibrantes y mativos. Aunque superaba en belleza a Araceli, en sus recuerdos siempre hab¨ªa permanecido discreta y sin demasiado brillo. Pero ¨²ltimamente, hab¨ªa notado que Sabrina ya no era misma de antes. Se hab¨ªa transformado en una presencia luminosa y cautivadora,o un lienzo en nco s¨²bitamente impregnado de tonalidades brintes. Era deslumbrante. 16-265 Desde el principio, ¨¦l no hab¨ªa deseado el divorcio. Sabrina era una esposa ejemr, una madre dedicada. Aunque en cinco a?os de matrimonio no hab¨ªa desarrodo una pasi¨®n arrebatadora por e, exist¨ªa un sentimiento genuino. Adem¨¢s,part¨ªan un hijo. ¨¦l aspiraba a proporcionarle a Thiago un hogar ¨ªntegro, diferente al suyo propio. Comprend¨ªa perfectamente que insistencia de Sabrina en el divorcio ten¨ªa un motivo ro. Le perturbaba profundamente presencia de Araceli. Pero cuando una vida pend¨ªa de un hilo, no pod¨ªa dar espalda a Araceli. Comparado con existencia de Araceli, su matrimonio carec¨ªa de tanta relevancia. En cuanto a Sabrina... Mientras ¨¦l lo quisiera, Sabrina jam¨¢s podr¨ªa escapar de su influencia. Sobre todo, cuando Thiago los un¨ªa irremediablemente. Por ahora, permitir¨ªa que Sabrina reflexionara y recuperara calma. Una vez que solucionara el asunto de Araceli, habr¨ªa tiempo para reconciliarse. Siempre encontraba manera de manipr situaci¨®n con e. A pesar de todo, era madre de su heredero, y estaba dispuesto a concederle otra oportunidad. Andr¨¦ observ¨® a Sabrina con intensidad. -Si cancs el periodo de enfriamiento del divorcio, cumplir¨¦ con todo lo que acordamos, y tambi¨¦n te ayudar¨¦ con tu carrera... Las pbras de Andr¨¦ fueron abruptamente interrumpidas por Fabi¨¢n, quien intervino con urgencia. -?Andr¨¦! Esta mujer anda usando tu apellido para estafar por todosdos, ?nom¨¢s mira cu¨¢nto da?o te ha hecho! Si no te divorcias, cuando pruebes mieles del dinero, ?seguro seguir¨¢ haciendo lo mismo! Sabrina dirigi¨® una mirada evaluadora a Fabi¨¢n y dibuj¨® una sonrisa sutil. -El se?or Guerrero tiene toda raz¨®n. Antes no sab¨ªa lo emocionante que pod¨ªa ser se?ora Carvalho, solo con el apellido puedesprar lo que quieras. Sabrina avanz¨® unos pasos, deteni¨¦ndose frente a Fabi¨¢n con calcda elegancia. -Fabi¨¢n, ?te parece conocido mi vestido? Es una pieza exclusiva del dise?ador principal de tu tienda, y solo este conjunto cost¨® casi mil millones de pesos colombianos. -Es primera vez que uso algo tan caro. Sin duda vale cada peso, sensaci¨®n al llevarlo 16:26 puesto es iparable. Sabrina baj¨® mirada para examinar el vestido yent¨® con fingida admiraci¨®n: -Dicen ques piedras brintes del vestido son diamantes aut¨¦nticos, todos de calidad superior, no simples fragmentos sobrantes. 15.06 Chapter 292 Cap¨ªtulo 292 -Hastas cremalleras est¨¢n hechas de oro puro. Con solo desmontar los diamantes y el oro ya se podr¨ªa vender por una fortuna -dijo mientras deslizaba sus dedos por t reluciente. Fabi¨¢n contempl¨® a Sabrina ataviada con el tesoro de tienda del Grupo Guerrero, y furia encendi¨® sus ojoso brasas. Era evidente que lo hab¨ªa hecho a prop¨®sito. Hab¨ªa elegido precisamente ese vestido para provocarlo, para desafiarlo abiertamente frente a todos. Estaba a punto de abnzarse sobre e cuando Araceli lo detuvo con firmeza. Araceli percib¨ªa ramentes intenciones de Sabrina, aque deliberada provocaci¨®n. Para ser sincera, tambi¨¦n herv¨ªa de rabia por dentro. ?C¨®mo se atrev¨ªa esa mujer a derrochar semejante cantidad en tan poco tiempo? ?Acaso cre¨ªa que el patrimonio de Andr¨¦ le pertenec¨ªa? "Disfruta mientras puedas, Sabrina", pens¨® Araceli con una sonrisa amarga. "Tus d¨ªas de abundancia est¨¢n contados. ?De verdad crees que el dinero de Andr¨¦ es tuyo para gastarlo as¨ª? Cuando firmen el divorcio, empezar¨¢ tu pesadi. Todo ese dinero que has malgastado te ser¨¢ cobrado de otras formas. Y ese viol¨ªn Astra Aestiva... tambi¨¦n me pertenece". Sabrina ignor¨® indignaci¨®n de Fabi¨¢n y dirigi¨® a Andr¨¦ una sonrisa radiante. -?De repente te volviste tan generoso conmigo? Seguro hay algo m¨¢s, ?no? D¨¦jame adivinar, ?qu¨¦ podr¨ªas querer...? -hizo una pausa calcda. La verdad no tengo mucho de valor, lo ¨²nico que todav¨ªa vale algo es mi viol¨ªn, Astra Aestiva. -?Quieres que le preste el viol¨ªn a Araceli, verdad? Andr¨¦ apenas movi¨® losbios al responder: -Solo ser¨¢ por un tiempo, te lo devolveremos. -Vaya, parece que le atin¨¦ -asinti¨® Sabrina antes de continuar-: ?Y si se lo presto y e lo rompe? La voz de Andr¨¦ surgi¨® grave y profunda. -No va a pasar. -Siempre existe esa posibilidad. ?No eres t¨² quien siempre me dice que no debo ser tan categ¨®rica? ?Por qu¨¦ ahora est¨¢s tan seguro? Andr¨¦ respondi¨® con firmeza: -La se?ora Celeste es el ¨ªdolo de Araceli. E va a cuidar ese viol¨ªn con su vida. -Te pregunto qu¨¦ pasa si el viol¨ªn se rompe, y me sales con evasivas sin darme una soluci¨®n ra. Pero no importa, de todas formas no te voy a prestar el viol¨ªn. Sabrina elev¨® mirada hacia el hombre imponente frente a e, acerc¨® su rostro delicado al o¨ªdo masculino y susurr¨® pbra por pbra: -No sabes cu¨¢nto me alegra poder divorciarme de ti. ?Sabes por qu¨¦ he estado usando el 16:26 Capitulo 292 nombre de se?ora Carvalho para ir depras ¨²ltimamente...? Porque ten¨ªa miedo de que inventaras alguna excusa para no venir a firmar el divorcio. La pup de Andr¨¦ se contrajo s¨²bitamente. Una sensaci¨®n desconocida de p¨¦rdida de control invadi¨® su pecho, una emoci¨®n que jam¨¢s hab¨ªa experimentado antes. Pero r¨¢pidamente, esa inquietud se transform¨® en ira. -Sabrina, te vas a arrepentir -pronunci¨® con frialdad. Sabrina esboz¨® una sonrisa ligera. -Primero divorci¨¦monos, y despu¨¦s tendr¨¢s toda oportunidad de hacer que me arrepiente. Ahora, ?podemos entrar a terminar con esto? Andr¨¦, con expresi¨®n imprable, observ¨® una vez m¨¢s antes de dirigirse al registro civil con pasos firmes y decididos. Se sentaron juntos frente a ventani de divorcios, entregando toda documentaci¨®n requerida al funcionario. ¨¦ste verific¨® minuciosamente informaci¨®n y levant¨® vista hacia pareja. -Todav¨ªa tienen oportunidad de cancr el tr¨¢mite. Si alguno de ustedes no desea continuar, cita de hoy puede anrse. ?No quieren pensarlo mejor? -No necesitamos pensarlo m¨¢s, por favor proceda cuanto antes -respondi¨® Sabrina con determinaci¨®n. El funcionario dirigi¨® su mirada hacia Andr¨¦. -?Y usted, se?or Carvalho? De pronto, Andr¨¦ interrumpi¨®: -Espera un momento. 212 Chapter 293 Cap¨ªtulo 293 Sabrina frunci¨® el ce?o mientras lo observaba con intensidad. -?Ahora me vas a decir que te est¨¢s arrepintiendo? -Ya llevaste todo a este punto -respondi¨® Andr¨¦ con frialdad-. ?De verdad crees que me echar¨ªa para atr¨¢s? Cualquier hombre con una pizca de orgullo, evidentemente, no lo har¨ªa. Sabrina se preguntaba qu¨¦ oscuras intenciones estar¨ªa tramando Andr¨¦ en ese momento. En cuestiones de astucia y maquinaciones, era perfectamente consciente de que no pod¨ªapetir contra ¨¦l. Andr¨¦ dibuj¨® una tenue sonrisa con sus finosbios, aunque sus ojos permanecieron imprableso hielos perpetuos. -Todav¨ªa noprob¨¦ si tus medicinas son aut¨¦nticas o falsificaciones. ?Y si me diste veneno? ?No ser¨ªa eso perderpletamente? Tiempo atr¨¢s, Andr¨¦ hubiera jurado que Sabrina jam¨¢s se atrever¨ªa a enga?arlo. Pero ahora, certeza se hab¨ªa desvanecidoo nie matinal. Sus recientes gastos desmedidos y todos los problemas que le hab¨ªa causado ¨²ltimamente eran prueba suficiente de que Sabrina distaba mucho de ser una mujer t¨ªmida. Al contrario, hab¨ªa demostrado ser sorprendentemente audaz. ?Acaso no hab¨ªa considerado que suspetidores podr¨ªan acorr y humi? -Perderpletamente... -susurr¨® Sabrina, repitiendo aques pbras con amargura contenida. Para ¨¦l, su matrimonio nunca hab¨ªa sido m¨¢s que una transi¨®nercial, un simple negocio cuyos beneficios y perjuicios pod¨ªan evaluarse con frialdad en cualquier momento. Quiz¨¢s no estabapletamente desprovisto de sentimientos hacia e; de lo contrario, no habr¨ªa soportado tanto tiempo un matrimonio tan despojado de calidez. Sin embargo, lo que sent¨ªa por e evidentemente no separaba con lo que experimentaba por Araceli. Una sutil bu se instal¨® en el coraz¨®n de Sabrina. -Si tanto te preocupa que sea veneno o medicina falsa, eso tiene soluci¨®n muy senci. Sabrina se irgui¨® con elegancia y se encamin¨® hacia Araceli, quien observaba disimdamente desde puerta. Araceli hab¨ªa estado vigndo atentamente, y al percatarse de que a¨²n no hab¨ªan concretado el divorcio y que Sabrina sal¨ªa, sinti¨® que su coraz¨®n se paralizaba. ?Ser¨ªa posible que Sabrina hubiera cambiado de opini¨®n? ¨²ltimamente Sabrina hab¨ªa estado hostigando a Fabi¨¢n sin tregua. Si no fuera porque e misma hab¨ªa estado conteni¨¦ndolo, para evitar que Sabrina cambiara repentinamente de parecer, Fabi¨¢n ya habr¨ªa tomado venganza contra Sabrina. Sabrina examin¨® expresi¨®n de Araceli y sonri¨® con malicia apenas disimda. -Andr¨¦ teme que medicina que prepar¨¦ sea falsa. No quiere salir perdiendo en todos los Capitulo 293 aspectos: entregar el dinero, divorciarse y no recibir nada a cambio. Extrajo varios frascos de medicamentos de su bolso con un movimiento fluido. -Toma algunas pastis de cada frasco y has analizar. Si todo est¨¢ en orden, seguimos con los tr¨¢mites de inmediato. -Y si hay problemas... -agreg¨® Sabrina con un tono enigm¨¢tico-, creo que tendremos que reconsiderar todo este asunto. Los ojos de Araceli titron levemente. -Est¨¢ bien. Araceli selion¨® algunas pastis al azar de los distintos frascos y se dispuso a retirarse. -Espera interrumpi¨® Sabrina. Araceli se detuvo bruscamente, gir¨¢ndose con rigidez evidente. -?Necesitas algo m¨¢s? En ese momento, Araceli apenas se atrev¨ªa a elevar voz al dirigirse a Sabrina. Tem¨ªa profundamente que cualquier desaire pudiera provocar que Sabrina cambiara de opini¨®n respecto al divorcio. Sabrina percibi¨® ramente sus peque?as maquinaciones y sonri¨® con desd¨¦n disimdo. -Andr¨¦ y yo esperaremos aqu¨ª el resultado de tus an¨¢lisis. Espero que puedas darnos los resultados pronto. De lo contrario... este per¨ªodo de espera para el divorcio habr¨¢ sido en vano, y pr¨®xima vez tendremos que esperar un mes adicional. Los ojos de Araceli oscron ligeramente. Mir¨® a Andr¨¦ y murmur¨®: -Andr¨¦, voy a verificar primero si son reales. Araceli se march¨® apresuradamente, con pasos que dtaban su ansiedad. Sabrina regres¨® tranqumente a su asiento, cerr¨® los ojos para descansar y permaneci¨® serena, sin mostrar el menor indicio de preocupaci¨®n. La "medicina salvadora" que hab¨ªa entregado a Araceli no difer¨ªa de anterior, era aque "medicina especial". Sin embargo, no tem¨ªa que Araceli descubriera nadaprometedor. Incluso sis medicinas que le hab¨ªa entregado a Araceli contuvieran alg¨²n tipo de veneno, estaba segura de que Araceli mentir¨ªa por e, afirmando que los medicamentos eran aut¨¦nticos. Chapter 294 Cap¨ªtulo 294 La ma?ana transcurri¨® con velocidad de una sombra disip¨¢ndose bajo el sol del mediod¨ªa. Sabrina y Dani abandonaron el registro civil para dirigirse a almorzar, dejando atr¨¢s un ambiente cargado de tensi¨®n apenas contenida. Dani, con el nerviosismo dibujado en cada gesto, se inclin¨® hacia Sabrina y pregunt¨®: -?Segura que no va a haber alg¨²n problema de ¨²ltimo minuto? Sabrina esboz¨® una sonrisa serena y respondi¨®: -No creo. Araceli es bastante inteligente, no es tan impulsivao para volver de inmediato. El an¨¢lisis de los medicamentos toma tiempo. Si hubiera llevados muestras y regresado con los resultados en cuesti¨®n de minutos, ser¨ªa demasiado obvio. Cuando el reloj marc¨®s dos de tarde, Araceli finalmente apareci¨® con el informe delboratorio entre sus manos. A pesar de ansiedad que consum¨ªa por presenciar el divorcio inmediato de Sabrina y Andr¨¦, mantuvopostura, consciente de que hasta no vers firmas y sellos oficiales, todo permanec¨ªa en terreno incierto. Era evidente que Andr¨¦ hab¨ªa despejado su agenda para este d¨ªa crucial. Aunque contest¨® algunas madas telef¨®nicas, no se ausent¨® ni un momento del lugar. Araceli sinti¨® alivio alprobar que tanto Sabrinao Andr¨¦ segu¨ªan esperando, y extendi¨® el informe hacia ¨¦l. -Andr¨¦, los medicamentos est¨¢n perfectos. Encontraron varias hierbas exclusivas, dicen que son medicinas con un alt¨ªsimo valor en el mercado... Las banzas de Araceli hacia los medicamentos de Hern¨¢n flu¨ªano si describiera pociones mgrosas capaces de revertir cualquier padecimiento. Tales afirmaciones, viniendo de losbios de Sabrina, habr¨ªan carecidopletamente de credibilidad. Sin embargo, pronunciadas por Araceli, adquir¨ªan una dimensi¨®n totalmente distinta. Al finalizar, Araceli parec¨ªa haberse convencido a s¨ª misma de sus propias pbras. -Andr¨¦, el m¨¦dico mencion¨® que estos medicamentos podr¨ªan tener efectos incre¨ªbles y tal vez hasta curar mi enfermedad. Andr¨¦ asinti¨® con un movimiento apenas perceptible. -Est¨¢ bien, entiendo. Gir¨® levemente cabeza y observ¨® a Sabrina, quien permanec¨ªa sentada en una si cercana con una expresi¨®n de sutil diversi¨®n dibujada en su rostro. La mirada de Andr¨¦ se endureci¨® al dirigirse nuevamente a e: -Adnte entonces. 16:260 Cap¨ªtulo 294 Sabrina se acerc¨® con elegancia, sin olvidar dirigirle una sonrisa cargada de significado a Araceli. -Gracias, se?orita, por confiar tanto en medicina de Hern¨¢n. Araceli apret¨® mand¨ªb hasta que sus dientes rechinaron, captando perfectamente insinuaci¨®n vda de Sabrina. Ambas sab¨ªan que aquellos suplementos de alto contenido proteico jam¨¢s podr¨ªan curar enfermedades terminaleso se hab¨ªa afirmado. La duda sobre si Sabrina hab¨ªa descubierto verdadera identidad de Hern¨¢n atraves¨® fugazmente mente de Araceli. Pero ya no ten¨ªa, importancia. Hab¨ªa alcanzado su objetivo, y eso era suficiente. Aun si perd¨ªa en algunos aspectos, el precio val¨ªa victoria final. El funcionario volvi¨® a preguntar a Sabrina y Andr¨¦,o mero tr¨¢mite, si ten¨ªan intenci¨®n de retractarse del divorcio. Ambos respondieron negativamente, y el personal procedi¨® con eficiencia a tramitar disoluci¨®n del matrimonio. Cuando Sabrina recibi¨® el certificado de divorcio entre sus manos, experiment¨® un instante de aturdimiento. Finalmente hab¨ªa escapado de aque rci¨®n destructiva que hab¨ªa aprisionado durante tanto tiempo. No sent¨ªa tristeza ni sensaci¨®n de p¨¦rdida, solo un profundo y liberador alivio que se extend¨ªa por cada rinc¨®n de su ser. Dani, al ver a Sabrina emerger con el documento oficial, exm¨® con emoci¨®n genuina: -?De verdad te divorciaste? Fabi¨¢n, testigo de escena, intervino con mordacidad: -Vaya, y te haces mar buena amiga, ?no? ?Qu¨¦ se de amiga se alegra de un divorcio? Siempre terminas cayendo donde mismo. Dani escuch¨® aques pbras y respondi¨® con una risa despectiva: -?Te est¨¢s describiendo a ti mismo? El que m¨¢s quer¨ªa que su amigo se divorciara, ?no eres t¨²? Los que saben, te veno el gran amigo de Andr¨¦. Los que no, pensar¨ªan que est¨¢s enamorado de ¨¦l. ?Por qu¨¦ otra raz¨®n te meter¨ªas tanto en su matrimonio si no es asunto tuyo? 16:26 Chapter 295 Cap¨ªtulo 295 Dani hizo una pausa estrat¨¦gica mientras una sonrisa maliciosa afloraba en susbios, cado el impacto de sus siguientes pbras en el silencio expectante que hab¨ªa creado. -Se?orita, perm¨ªtame darle un consejo: no centre siempre su desconfianza ens mujeres. Los hombres pueden resultar igualmente peligrosos, a veces incluso m¨¢s. Dirigi¨® una mirada intencionada hacia Andr¨¦ antes de a?adir: -?Verdad, se?or Carvalho? Un hombre tan... delicadoo usted deber¨ªa tener mucho cuidado. Fabi¨¢n capt¨® al instante insinuaci¨®n de Dani y furia estall¨® en su interioro p¨®lvora. Se tenso, listo para abnzarse sobre e. Ahora que Sabrina y Andr¨¦ hab¨ªan firmado el divorcio, ya no ten¨ªa nada que perder ni motivos para contenerse. -Fabi¨¢n voz serena pero autoritaria de Andr¨¦ cort¨® el aireo una navaja, despert¨¢ndolo de su arrebato-. ?Qu¨¦ piensas hacer exactamente? Fabi¨¢n, todav¨ªa temndo de ira, se?al¨® acusadoramente a Dani. -?Esta mujer est¨¢ diciendo puras tonter¨ªas! ?Voy a darle una li¨®n que no olvidar¨¢! Andr¨¦ frunci¨® el ce?o con evidente disgusto ante rei¨®n desmedida. -?Te hace sentir muy hombre golpear a una mujer? La respiraci¨®n de Fabi¨¢n se detuvo en seco. Solo entonces not¨®s miradas reprobatorias de los presentes y varios tel¨¦fonos apuntando hacia ¨¦l, grabando escena. Un esc¨¢ndaloo este frente al registro civil era precisamente el tipo de espect¨¢culo que gente no dudar¨ªa enpartir en redes sociales. Retrocedi¨®, consciente de que no pod¨ªa permitirse ese tipo de exposici¨®n. Andr¨¦ se acerc¨® a Sabrina con expresi¨®n impasible. -Thiago tiene fiebre. ?No vas a verlo? Sabrina lo mir¨® con absoluta indiferencia,o si hara de un extra?o. -No pienso ir. -?Nos divorciamos y de repente ya no te importa nuestro hijo? -cuestion¨® Andr¨¦ con frialdad. -Si tanto quieres que me haga cargo de ¨¦l, ?por qu¨¦ no me das custodia? - respondi¨® Sabrina sosteni¨¦ndole mirada-. Si est¨¢ bajo mi cuidado, obviamente me har¨¦ responsable. Andr¨¦ permaneci¨® en silencio, estudi¨¢nd con una mirada prante y oscura que ocultaba sus verdaderas intenciones. Dani empuj¨® discretamente a Sabrina, susurr¨¢ndole: -Todav¨ªa no te pag¨®, no lo olvides. 16.255 Capitulo 295 Sabrina asinti¨® imperceptiblemente y se dirigi¨® a Andr¨¦ con determinaci¨®n. -Andr¨¦, seg¨²n nuestro acuerdo, tienes que liquidar los nueve mil millones restantes. Las pbras de Sabrina provocaron que Araceli, que observaba escena desde un costado, enrojeciera de indignaci¨®n contenida. ?Diez mil millones por unos simples suplementos? ?Qu¨¦ descaro tan absoluto! -No te preocupes -susurr¨® Fabi¨¢n inclin¨¢ndose hacia Araceli-. Aunque el dinero llegue a su cuenta, nunca podr¨¢ disfrutarlo. Andr¨¦ siempre tiene formas de recuperarlo. -?En serio? -pregunt¨® Araceli, insegura pero esperanzada. Fabi¨¢n esboz¨® una sonrisa calcdora que revba su verdadera naturaleza. -Puede tener el dinero, pero jam¨¢s lo disfrutar¨¢. Para nosotros, manipr a una mujero Sabrina, que no entiende nada de negocios ni finanzas, es f¨¢cil. -Pero tienen un hijo en¨²n -objet¨® Araceli, a¨²n dudosa-. ?Andr¨¦ realmente ser¨¢ capaz de hacerlo? -Si no hubiera armado tanto esc¨¢ndalo, Andr¨¦ quiz¨¢ habr¨ªa sido m¨¢s indulgente - explic¨® Fabi¨¢n con frialdad-. Pero lo que hizo ¨²ltimamente cruz¨® todos los l¨ªmites. Algunos socios descubrieron que esposa de Andr¨¦ manten¨ªa contacto con una empresapetidora y pensaron que el Grupo Carvalho jugaba a dos bandas... Eso viol¨® una re no escrita del sector, y Andr¨¦ tuvo que invertir semanas en arrerlo. Varios ejecutivos desconfiados hasta cancron sus contratos con el Grupo. Fabi¨¢n observ¨® a Sabrina a distancia con mirada g¨¦lida de un depredador acechando a su presa. -Gracias a Sabrina, el Grupo Carvalho ha sufrido p¨¦rdidas millonarias, y Andr¨¦ est¨¢ furioso. En un principio, considerando a Thiago, quer¨ªa darle una oportunidad, no divorciarse de inmediato y solo darle una peque?a li¨®n. Pero despu¨¦s de lo ocurrido, Andr¨¦ est¨¢ verdaderamente enfurecido... Fabi¨¢n dej¨® escapar un resoplido despectivo que destba veneno. -Sabrina est¨¢ cavando su propia tumba sin darse cuenta. Su vida sigue siendo tranqu solo porque Andr¨¦ no ha puesto manos a obra. Cuando lo haga, va a dejar en el mism¨ªsimo purgatorio. Las pbras de Fabi¨¢n finalmente tranquilizaron a Araceli, devolviendo algo de equilibrio a su angustiado coraz¨®n. Andr¨¦, sin perder m¨¢s tiempo, m¨® a Iv¨¢n para ordenarle que transfiriera el saldo pendiente a Sabrina. Minutos despu¨¦s, cuenta bancaria de Sabrina recibi¨® aque suma estratosf¨¦rica que seba definitivamente su libertad. Al confirmar transi¨®n, una expresi¨®n de genuina satisfi¨®n ilumin¨® el rostro de Sabrina. -V¨¢monos, Dani. Dani parec¨ªa incluso m¨¢s exultante que propia Seng ante el desece. ?Vamos ya! Esto merece una gran celebraci¨®n Chapter 296 Cap¨ªtulo 296 Una lujosa camia se detuvo junto as dos mujeres que estaban a punto de marcharse. La puerta se abri¨® revndo una figura alta y esbelta. Un rostro atractivo con expresi¨®n p¨ªcara apareci¨® ante todos, captando atenci¨®n de los presentes con su presencia magn¨¦tica. -Sabrina, se?orita sco, cu¨¢nto tiempo sin vernos. Dani exm¨® con genuino entusiasmo: -?Gabriel! Desapareciste porpleto. ?En d¨®nde te metiste? -Estuve resolviendo asuntos familiares, pero ya termin¨¦ con todo eso -Gabriel arque¨® una ceja y esboz¨® una sonrisa despreocupada-. ?Qu¨¦ pasa? ?Me extra?aron? Dani solt¨® una carcajada espont¨¢nea. -?ro! Sin ti por aqu¨ª nadie nos invita aer. -?Qu¨¦ se les antoja? Yo invito. Ah, por cierto... Como si acabara de recordarlo, Gabriel sac¨® del asiento del copiloto un vibrante ramo de flores frescas que perfumaban el aire a su alrededor. -Sabrina, todav¨ªa no te felicito por tu divorcio. Qu¨¦ bueno que te liberaste. Sabrina acept¨®s flores con serenidad y respondi¨® con una sonrisa sutil: -Gracias. No le sorprend¨ªa que Gabriel estuviera enterado del divorcio aunque no se lo hubiera contado directamente. Romeo viv¨ªa en su casa, y e y Dani haban abiertamente frente a ¨¦l, as¨ª que era natural que Gabriel lo supiera. De pronto, una voz cargada de sarcasmo rompi¨® el momento. -?Qu¨¦ descaro! Ya ni intentan disimr. Con raz¨®n te divorciaste tan r¨¢pido. Tu amante ya no pod¨ªa esperar m¨¢s, ?verdad? Dani respondi¨® mordazmente: -No todos somoso t¨². ?Ahora resulta qu¨¦ todos son igual de asquerososo t¨²? ?Descarado! Fabi¨¢n solt¨® una risa g¨¦lida. -?Te parece normal tener hombres tras de ti d¨¢ndote flores? ?Por qu¨¦ no le preguntamos a gente que pasa qu¨¦ opina? Dani estuvo a punto de enfrentarlo, pero Sabrina contuvo con un gesto firme. -Fabi¨¢n, ya estoy divorciada -dijo Sabrina con voz ra-. Con qui¨¦n salga o de qui¨¦n reciba flores es asunto m¨ªo y nadie tiene derecho a meterse. 16:27 Capitulo 296 -?Divorciada? -Fabi¨¢n elev¨® intencionalmente voz para que todos alrededor pudieran escucharlo. ?Todo el mundo sabe que ya te acostabas con ¨¦l antes del divorcio! ?Eso se ma infidelidad! ?Sabes lo que significa ser infiel? -?Entonces sabes que enga?ar est¨¢ mal? -Sabrina elev¨® una ceja con iron¨ªa-. En vez de fijarte en los dem¨¢s, mejor mira a tu querido amigo. Pase¨¢ndose con su amante frente a todos, solo les falta anunciarlo oficialmente. Hasta trajo al divorcio, y en lugar de darle verg¨¹enza, parece orgulloso,o si tuviera miedo de que gente no se diera cuenta. Fabi¨¢n estaba fuera de s¨ª. -No cambies el tema. ?T¨² fuiste que enga?¨® sin verg¨¹enza! Andr¨¦ y Araceli sonpletamente inocentes... La frase de Fabi¨¢n qued¨® en el aire porque Sabrina lo interrumpi¨® con firmeza. -Yo recibo unas flores y dices que enga?o, pero ellos celebran una boda y dices que son inocentes. ?Vaya inocencia, de verdad! Fabi¨¢n qued¨® paralizado, se?ndo a Sabrina sin poder articr pbra. Los curiosos que hab¨ªan escuchado inicialmente a Fabi¨¢n pensaron que Sabrina hab¨ªa sido infiel. Pero despu¨¦s de o¨ªr su respuesta, miraron a Andr¨¦ y supa?¨ªa con evidente suspicacia. ?Celebrar una boda? Eso s¨ª era descaro en todo su esplendor. El silencio de Fabi¨¢n confirmaba que aquello era cierto. Sabrina dio por terminada conversaci¨®n y, sin m¨¢s, se despidi¨® de Fabi¨¢n mando a Dani y Gabriel. Los tres se alejaron con paso decidido mientrass miradas indiscretas los segu¨ªan. En ese preciso instante, el tel¨¦fono de Fabi¨¢n vibr¨® con una mada entrante. [Se?or Guerrero, acaba de llegar noticia de que se?orita Ib¨¢?ez, a quien usted promocion¨® recientemente, se ha vuelto viral en redes. La taforma quiere impulsar a se?orita Ib¨¢?ezo influencer de primera l¨ªnea.] [Como el contenido se transmiti¨® desde su equipo, creen que se?orita Ib¨¢?ez es una artista bajo su representaci¨®n. Se?or Guerrero, quieren saber si hay detalles adicionales que deban gestionarse respecto a su promoci¨®n.] Fabi¨¢n, ya bastante alterado por el encuentro con Sabrina, sinti¨® que su rostro se transformaba en una m¨¢scara de furia al escuchar el informe de su subordinado. Con los dientes tan apretados que parec¨ªan a punto de quebrarse, pronunci¨® cada pbra con veneno: -?Gestionar, una mierda! ?Quiero que bloqueenpletamente! ?Aseg¨²rate de que sea un bloqueo absoluto en todass taformas! 16:27 Chapter 297 Cap¨ªtulo 297 La familia Guerrero ejerce un dominio imcable sobre industria del entretenimiento, contrndo pr¨¢cticamente mitad del negocio. Fue precisamente este sector el que ciment¨® el prestigio y fortuna del apellido Guerrero, elev¨¢ndolos a c¨²spide del poder y influencia. Aunque Fabi¨¢n carece de talentos destacables en otros ¨¢mbitos, en el mundo del espect¨¢culo su pbra es ley. Con una simple orden podr¨ªa hundir no solo a una aficionadao Sabrina, sino incluso a cualquier celebridad consagrada que se cruzara en su camino. Al escuchar petici¨®n de Fabi¨¢n, su interlocutor qued¨® estupefacto. -?Bloquea? ?Me est¨¢ pidiendo bloquear a se?orita Ib¨¢?ez? El encargado, tras su investigaci¨®n, hab¨ªa confirmado que el video original de Sabrina se hab¨ªa filtrado desde cuenta personal de Fabi¨¢n. Adem¨¢s, l¨¢ transmisi¨®n en vivo se interrumpi¨® estrat¨¦gicamente cuando Sabrina alcanzaba su momento m¨¢s brinte, un movimiento calcdo que manipba magistralmente psicolog¨ªa de audiencia. Esta t¨¢ctica se basaba en principios elementales: lo que menos se muestra, m¨¢s se anh; cuanto m¨¢s misterio, mayor curiosidad despierta. El se?uelo hab¨ªa sidonzado con precisi¨®n experta, una maniobra que solo un profesional de industria podr¨ªa ejecutar tan impecablemente. Toda esta operaci¨®n apuntaba ramente a impulsar a una artista bajo el sello de supa?¨ªa. -Exacto -respondi¨® Fabi¨¢n con severidad-. Primero bloqu¨¦ y luego aseg¨²rate de que noticia circule. ?Qui¨¦n en su sano juicio se atrever¨ªa a desafiar a familia Guerrero en elpetitivo mundo del entretenimiento? El subordinado permaneci¨® paralizado moment¨¢neamente. -Bien... lo har¨¦ ahora mismo. Al finalizar mada, Fabi¨¢n temba de furia, con los m¨²sculos faciales contra¨ªdos por rabia. Experimentaba una corrci¨®n perversa entre el ¨¦xito de Sabrina y su propio enojo; cuanto m¨¢s pr¨®spera se volv¨ªa e, m¨¢s intenso era su odio. Inversamente, cada tropiezo en vida de Sabrina le proporcionaba un cer malsano que alimentaba su ego herido. Fabi¨¢n organiz¨® un encuentro ¨ªntimo en un reservado del restaurante para celebrar el divorcio de Andr¨¦. Este asunto, lejos de ser motivo de orgullo p¨²blico, requer¨ªa cierta discreci¨®n. Por ello, limit¨® invitaci¨®n a Jorge, mientras Araceli,o era de esperarse,pletaba el c¨ªrculo. -Andr¨¦, ?de verdad te divorciaste de Sabrina? -pregunt¨® Jorge con genuina curiosidad. -ro que s¨ª, Araceli y yo fuimos testigos -intervino Fabi¨¢n apresuradamente. Jorge centr¨® su mirada inquisitiva en Andr¨¦. -Todav¨ªa no entiendo qu¨¦ pas¨® para que llegaras a divorciarte. Cap¨ªtulo 297 Andr¨¦ se sirvi¨® vino con gesto indiferente. -E insisti¨® en hacerlo. -?Y por qu¨¦ m¨¢s iba a ser? Porque no soporta a Araceli -a?adi¨® Fabi¨¢n, magnificando situaci¨®n-. Mira c¨®mo se ha portado Sabrina desde que Araceli regres¨®. -La atac¨® a prop¨®sito, casi mata cuando tir¨® al agua y todav¨ªa tuvo el descaro de negarlo. La indignaci¨®n crec¨ªa en su voz mientras continuaba: -Si no fuera por ser esposa de Andr¨¦, ?crees que esto se hubiera quedado as¨ª? Al escucharlo, Jorge dirigi¨® una mirada prante hacia Araceli. E se estremeci¨® imperceptiblemente, derramando gotas de su vaso. Nunca hab¨ªa logrado descifrarpletamente a Jorge. A primera vista, parec¨ªa un hombre de trato afable, siempre cort¨¦s, encarnando esencia del caballero perfecto, lo que le hac¨ªa extremadamente popr entres mujeres... no, m¨¢s bien entre todos los que le conoc¨ªan. Inicialmente, Araceli lo hab¨ªa sificadoo el m¨¢s manipble del c¨ªrculo cercano a Andr¨¦. Qu¨¦ equivocada estaba. Bajo esa apariencia de cordialidad universal, Jorge resultaba ser el m¨¢s inesible. Todos sus intentos por ganarse su confianza hab¨ªan fracasado estrepitosamente. Cada vez que intentaba, sutil o directamente, denigrar a Sabrina en su presencia, ¨¦l respond¨ªa con una sonrisa enigm¨¢tica: -Creo que tal vez tenga un malentendido con se?orita Ib¨¢?ez. Y cuando el grupo se un¨ªa para criticar a Sabrina, Jorge invariablementeentaba: -Andr¨¦, no creo que se?orita Ib¨¢?ez sea as¨ª. ?No deber¨ªas investigar mejor? Jam¨¢s se dejaba arrastrar por opini¨®n colectiva ni sucumb¨ªa ante sus encantos femeninos. Araceli hab¨ªa organizado meticulosamente una presentaci¨®n e invitado a Andr¨¦, Fabi¨¢n y Jorge para que presenciaran su actuaci¨®n. 212 Chapter 298 Cap¨ªtulo 298 Andr¨¦ y Fabi¨¢n contemban absortos presentaci¨®n, mientras Jorge manten¨ªa su caracter¨ªstica sonrisa tenue y mirada l¨ªmpida, imperturbable ante el espect¨¢culo. Concluido el evento, Fabi¨¢n, con un gesto de satisfi¨®n apenas contenido, se dirigi¨® a Jorge. -?Qu¨¦ te pareci¨® c¨®mo toca el viol¨ªn Araceli? Jorge esboz¨® una sonrisa amable. -Muy bonito. Tras a?os de amistad, Fabi¨¢n interpretaba perfectamente los matices ens pbras de Jorge. -?Por qu¨¦ siento que no te impresion¨® tanto? Jorge sonri¨® con un dejo de mncol¨ªa en sus ojos. -Tal vez porque he contemdo panoramas m¨¢s extraordinarios. -?Panoramas m¨¢s extraordinarios? ?A qu¨¦ te refieres? Fabi¨¢n, picado por curiosidad, insisti¨®: -Jorge, hay tantas chicas de buena familia interesadas en ti y no le haces caso a ninguna. Dime verdad, ?ya tienes a alguien especial? Jorge, sin rodeos, respondi¨® con sinceridad. -S¨ª, es verdad. 0 -?Qui¨¦n es? ?Qui¨¦n es? -Los ojos de Fabi¨¢n centellearono si hubiera descubierto un tesoro. Pres¨¦nt. Si logr¨® cautivar al se?or Olivares, esa mujer debe ser realmente extraordinaria. Jorge, al igual que Andr¨¦, hab¨ªa recibido formaci¨®n privilegiada desde su infancia. Sin embargo, proven¨ªa de un hogar m¨¢s armonioso, lo que hab¨ªa cultivado en ¨¦l un temperamento afable. Noo Andr¨¦, cuya frialdad le imped¨ªa desenvolverse naturalmente cons mujeres. -S¨ª, es m¨¢s extraordinaria que cualquier otra mujer que haya conocido -afirm¨® Jorge con una sonrisa transparente. Al escucharlo, incluso Andr¨¦, normalmente indiferente as hadur¨ªas, mostr¨® un destello de inter¨¦s. -?De qu¨¦ familia viene? Jorge neg¨® suavemente. -No tiene apellidos notables, es una persona¨²n. -Si te gusta, deber¨ªas intentar conquista. Su ascendencia no es un problema. Capitulo 298 A ¨¦l tambi¨¦n le atra¨ªa Araceli, quien carec¨ªa de linaje distinguido, y consideraba que esos detalles eran secundarios. Jorge exhal¨® con pesadumbre. -No puedo conquista. Ya est¨¢ casada y tiene hijos. -?Qu¨¦? -Fabi¨¢n qued¨® pasmado. ?Una mujer casada? Jorge, ?est¨¢s bromeando? Andr¨¦ escrut¨® a Jorge con mirada prante. -?El ni?o es var¨®n o ni?a? Jorge sostuvo mirada de Andr¨¦ sin vi¨®n. -Un ni?o de cinco a?os. Fabi¨¢n no capt¨®s implicaciones ocultas tras aques pbras. Acostumbrado a bromear, no percibi¨® nada fuera de lo¨²n. -Qu¨¦ coincidencia, el hijo de Andr¨¦ tambi¨¦n tiene cinco a?os. Jorge, ?no ser¨¢ que te gusta Sabrina? ?Ja, ja! Apenas termin¨® de har, not¨® que Andr¨¦ observaba fijamente a Jorge con mirada sombr¨ªa. La temperatura del ambiente pareci¨® descender varios grados. Fabi¨¢n sinti¨® un escalofr¨ªo recorrer su espalda. ?Ser¨ªa posible que fuera cierto? Pero, ?c¨®mo podr¨ªa ser? 0 Jorge sonri¨® repentinamente. -Fabi¨¢n, se?orita Ib¨¢?ez es esposa de Andr¨¦. No hagas ese tipo de bromas, es una falta de respeto hacia e. -La mujer que me gusta, aunque est¨¦ casada y con hijos, conoc¨ª hace ocho a?os en Chile. -En ese entonces estudiaba en universidad y a¨²n no se hab¨ªa casado. Fabi¨¢n, al escucharlo, exhal¨® aliviado. ?Menudo susto! Por un momento temi¨® que se tratara de Sabrina. Andr¨¦, tras escuchar araci¨®n, desvi¨® tambi¨¦n su mirada. Sabrina nunca hab¨ªa cursado estudios universitarios. Quiz¨¢s ni siquiera hab¨ªa salido del pa¨ªs. Fabi¨¢n, recuperando su curiosidad, pregunt¨®: -Oye, ?tambi¨¦n toca el viol¨ªn? 212 Capitulo 298 Jorge confirm¨®: -S¨ª, domina varios instrumentos, pero el viol¨ªn es su especialidad. -Adem¨¢s pinta, ba, destacaba en escu y canta maravillosamente... 16:27 Chapter 299 Cap¨ªtulo 299 Fabi¨¢n no pudo evitar soltar un silbido de admiraci¨®n. -?En serio? Suena incre¨ªble esa mujer. Jorge contempl¨® el vac¨ªo y exhal¨® con mncol¨ªa. -Es un verdadero genio art¨ªstico, pero... -?Pero qu¨¦? -Fabi¨¢n inclin¨® cabeza, intrigado, -Se cas¨® demasiado joven, y su esposo trata fatal. Tiene amantes por todosdos. E dej¨® su carrera, que adoraba con toda el alma, por su familia y los ni?os. -Jorge, el mundo est¨¢ lleno de mujeres maravillosas. E ya tiene marido e hijos. No es para ti, mejor busca a alguien m¨¢s -sugiri¨® Fabi¨¢n con gesto conciliador. -No-Jorge lo interrumpi¨® con una expresi¨®n inusualmente severa-. No es que e no sea para m¨ª, es que yo... no merezco a alguieno e. Fabi¨¢n lo mir¨® sorprendido. -Jorge, ?todav¨ªa no puedes sacar de tu cabeza? -Antes pensaba que si e era feliz, no importaba si estaba conmigo o no. Pero ahora veo que se cas¨® y est¨¢ peor que antes. Si ese tipo no puede hace feliz, tal vez yo deber¨ªa intentarlo. Fabi¨¢n qued¨® boquiabierto. -Jorge, no ten¨ªa idea de que fueras tan rom¨¢ntico... ?Qu¨¦ piensas hacer? ?Vas a tratar de conquista? -?Y por qu¨¦ no? -Qu¨¦ valiente-Fabi¨¢n levant¨® el pulgar con entusiasmo-. Si despu¨¦s de tantos a?os sigues pensando en e, tienes todo mi apoyo. Lucha por lo que quieres. Tras aque revci¨®n, Andr¨¦ perdi¨® el inter¨¦s y dej¨® de prestar atenci¨®n a conversaci¨®n. Araceli, al enterarse de que se trataba de una mujer casada con hijos, tambi¨¦n desconect¨® mentalmente. Ninguno rcion¨® a mujer descrita por Jorge con Sabrina. Naturalmente, ni Fabi¨¢n ni Andr¨¦ lo hicieron tampoco. Despu¨¦s de todo, en su concepci¨®n, Sabrina no pose¨ªa ning¨²n talento especial m¨¢s all¨¢ de su belleza. ?C¨®mo podr¨ªa ser tan extraordinariao Jorge aseguraba? La voz en¨¦rgica de Fabi¨¢n sac¨® a Araceli de sus cavciones. -Ya que Andr¨¦ y Sabrina est¨¢n divorciados, ya no tengo que cuidar imagen de Andr¨¦ ent¨® con despreocupaci¨®n. -?Qu¨¦ vas a hacer? -pregunt¨® Andr¨¦ con evidente tensi¨®n en el rostro. -Ese viejo me tiene harto desde hace rato. Le ha hecho vida imposible a Araceli y ha 1/12 16:27 mandado al hospital varias veces,o bien sabes. Fabi¨¢n era consciente de que aunque Sabrina y Andr¨¦ estuvieran divorciados, e segu¨ªa siendo madre de Thiago. Lastima podr¨ªa despertar resentimientos en el peque?o. -Voy a mandar a alguien a destrozar su negocio. Tranquilo, solo van a romper cosas, nostimar a nadie. En cuanto a Sabrina... -Su departamento de soltera est¨¢ bajo Inmobiliaria Guerrero. Podemos buscar un pretexto para echa y asegurarnos de que no pueda volver a vivir ah¨ª por un buen tiempo. Araceli intervino repentinamente. -Pero Sabrina tiene much¨ªsimo dinero. Si le bloquean esa propiedad, simplementeprar¨¢ otra. Fabi¨¢n, tu n no parece muy efectivo. Fabi¨¢n sonri¨® con seguridad; ya hab¨ªa considerado todos los ¨¢ngulos. -Podemos acusa de un delito y congr temporalmente sus cuentas. As¨ª, no solo no podr¨¢ usar el dinero que Andr¨¦ le dio, sino tampoco sus propios fondos. Araceli lo observ¨® con escepticismo. -Pero no puedes inventar acusaciones as¨ªo as¨ª. Si algo sale mal, todo puede volverse en nuestra contra. Fabi¨¢n ampli¨® su sonrisa. -Hace poco, Sabrina us¨® el t¨ªtulo de se?ora Carvalho paraprar un mont¨®n de cosas. Ahora que est¨¢n divorciados, podemos denuncia por aceptar sobornos. Diremos que quiso aprovechar antes del divorcio para sacar ventaja. Tambi¨¦n podemos insinuar que todo fue neado y que se ali¨® conpetencia para robar secretoserciales de Andr¨¦. 202 Chapter 300 Cap¨ªtulo 300 -Si todav¨ªa se atreve a no ceder, va directo a c¨¢rcel. Para entonces, seguro que llorar¨¢ pidiendo reconciliaci¨®n, ?no crees, Andr¨¦? Podr¨¢s decidir lo que quieras. Fabi¨¢n se pavone¨®, enorgullecido de su ingeniosa soluci¨®n. Araceli esboz¨® una sonrisa maliciosa. Con antecedentes penales, vida de Sabrina quedar¨ªa destruida para siempre. Ni siquiera esa prestigiosa asociaci¨®n musical aceptar¨ªa. ?Qui¨¦n querr¨ªa a una mujer marcada por ley? Jorge observ¨® a Andr¨¦ con preocupaci¨®n. -Andr¨¦, ?no crees que esto es pasarse de raya? "No es pasarse de raya, es una crueldad imperdonable." Andr¨¦ contempl¨® copa de vino entre sus dedos y respondi¨® con voz pausada. -¨²ltimamente anda muy alzada. No le caer¨¢ mal una li¨®n. -Andr¨¦, si haces esto, te vas a arrepentir -advirti¨® Jorge con seriedad. -La que se va a arrepentir es e. He sido demasiado ndo y por eso sigue ret¨¢ndome una y otra vez. El rostro de Andr¨¦ se endureci¨®o piedra. -Quiero que entienda que sin m¨ª no es nada. Fabi¨¢n asinti¨® en¨¦rgicamente. -Exacto, no tienes idea de lo mal que se ha portado ¨²ltimamente. Por su culpa Andr¨¦ perdi¨® contratos de casi mil millones. Si no le ense?amos lo que significa enfrentarse al capital, de verdad va a creer que puede ganarnos. -Jorge, ya deja de ser el bueno. Esto tambi¨¦n es por Thiago, para que tenga una familiapleta. Siempre terminar¨¢ queriendo regresar a casa. Jorge guard¨® silencio. Baj¨® mirada ocultando oscuridad que inundaba sus ojos. -??Qu¨¦!? -Dani exm¨® at¨®nita al contestar el tel¨¦fono. ?Por qu¨¦ bloquearon nuestra cuenta? ?Ni en los videos ni ens transmisiones hemos roto ninguna re! Sabrina, Dani y Gabriel acababan de sentarse aer cuando Dani recibi¨® mada de taforma. -Ejem, es que... el sistema detect¨® actividad sospechosa en el crecimiento de sus seguidores, parece que inron los n¨²meros, as¨ª que procedimos a bloquea temporalmente... -?Eso es mentira! ?No hemos indo nada...! ?H? ?H? 16:27 La mada se cort¨® antes de que Dani terminara de protestar. Poco despu¨¦s, Dani recibi¨® m¨¢s madas de otras taformas, todas con el mismo mensaje: bloqueo de cuentas por razones arbitrarias. Su rostro se ensombrec¨ªa con cada mada. Gabriel, que hab¨ªa escuchado conversaci¨®n, pregunt¨®: -?Quieres que investigue qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s? Sabrina observ¨® los mensajes en su celr con aparente calma. -No hace falta, s¨¦ qui¨¦n lo hizo. Al escucha, Daniprendi¨® que estaban siendo atacadas deliberadamente. -?Ni hay que pensar mucho para saber qui¨¦n har¨ªa algo tan bajo! -exm¨® furiosa-. Sabrina fue su esposa cinco a?os y le dio un heredero a los Carvalho. Aunque no haya logrado mucho, al menos se esforzo. ?De verdad Andr¨¦ tiene que ser tan cruel? El rostro de Sabrina permaneci¨® impasible,o si nada de esto sorprendiera. En cambio, intent¨® tranquilizar a su amiga. -No te enojes. Esta no es granida que tanto quer¨ªas. Come antes de que se enfr¨ªe. Los ojos de Dani se llenaron de l¨¢grimas de impotencia. -Me acabo de enterar que ordenaron un bloqueo total contra ti en l¨ªnea. Advirtieron que cualquiera que te permita transmitir en su taforma estar¨¢ enfrent¨¢ndose al Grupo Guerrero. ?Todo el esfuerzo que hicimos para conseguir seguidores y fans, destruido con una s pbra de ellos! La mirada de Sabrina erao agua congda. En ese momento, sus ojos se posaron en panta de su celr. El nombre "Jorge" se reflejaba en sus pups. : 20 16.27 Chapter 301 Cap¨ªtulo 301 Sabrina borr¨® informaci¨®n de su celr yent¨® con calma: -Quiz¨¢s esto sea solo elienzo. Todo ocurri¨® talo Sabrina lo hab¨ªa previsto. Apenas hab¨ªan terminado deer cuando recibi¨® una mada de Hern¨¢n, inform¨¢ndole que su cl¨ªnica hab¨ªa sido destrozada. Sin perder tiempo, Sabrina y sus dos pa?antes se dirigieron inmediatamente al lugar de los hechos. El panorama que encontraron era desdor. Todos los estantes de medicamentos y muebles yac¨ªan volcados en el suelo, con frascos y materiales esparcidos por doquier. Las ventanas de cl¨ªnica estabanpletamente rotas y el letrero exterior hab¨ªa quedado partido en varias siones,o si hubiera pasado por una cat¨¢strofe natural. Sabrina apart¨® a multitud curiosa y divis¨® a Hern¨¢n sentado ens escaleras con cabeza gacha. -Doctor Casta?o, ?est¨¢ bien? -Sabrina se acerc¨® r¨¢pidamente y lo ayud¨® a levantarse. Hern¨¢n neg¨® con cabeza, queriendo indicar que estaba bien. Pero al contemr nuevamente el devastador escenario, no pudo evitar exhr un profundo suspiro. -Creo que tendr¨¦ que regresar antes de lo neado. Al escucharlo, los ojos de Sabrina briron con leve sorpresa. -?Regresar? ?No piensa continuar con cl¨ªnica? -No, ya no seguir¨¦. -Puedo ayudarlo a remodr todo... -No es necesario -dijo Hern¨¢n, haciendo un gesto con mano-. Ya estoy viejo, mis hijos insisten en que no me esfuerce tanto. Hace tiempo me piden que vuelva a casa a descansar. De hecho, pensaba regresar el pr¨®ximo mes, as¨ª que con esto... simplemente lo tomar¨¦o un adnto. Sabrina baj¨® mirada, visiblemente afectada. -Lo siento mucho. Hern¨¢n observ¨® extra?ado. -?Por qu¨¦ te disculpas? ?Qu¨¦ tienes que ver t¨² con esto? -Si no fuera por m¨ª, usted no habr¨ªa sido el objetivo... -Los ojos de Sabrina reflejaban una profunda culpa-. Perd¨®n, esto pas¨® por mi culpa. Al escucha, Hern¨¢nenz¨® aprender situaci¨®n. 200 Capitulo -?Fue ese tipo, Fabi¨¢n Guerrero, verdad? Sabrina guard¨® silencio unos segundos antes de asentir levemente. Hern¨¢n resopl¨® con desprecio. -Me lo imaginaba. Tu ex, Andr¨¦, es astuto y no har¨ªa algo tan obvio. Solo ese idiota har¨ªa una estupidez as¨ª. Sabrina permaneci¨® cada. Durante el trayecto, le hab¨ªa enviado un mensaje a Jorge Olivares, quien le respondi¨®: [Efectivamente fue Fabi¨¢n quien orden¨® el ataque, pero Andr¨¦ estaba presente y dio su aprobaci¨®n al vandalismo.] Para no dejar lugar a dudas, Jorge tambi¨¦n le hab¨ªa enviado una grabaci¨®no evidencia. Sabrina hab¨ªa supuesto que tras el divorcio, Andr¨¦ romper¨ªapletamente v¨ªnculos con e, pero jam¨¢s imagin¨® que llegar¨ªa a tal nivel de desverg¨¹enza. -Me har¨¦ cargo de todos los da?os que ha sufrido... Antes de que pudiera terminar, Hern¨¢n interrumpi¨®. -T¨² no tienes culpa, ?por qu¨¦ deber¨ªas pagar? ?Si alguien debe pagar, que sea ese maldito de Fabi¨¢n! -Es muy probable que no lo haga. Sabrina conoc¨ªa perfectamente el car¨¢cter de Fabi¨¢n. ¨¦l solo esperaba conseguirs medicinas para despu¨¦s vengarse tras el divorcio con Andr¨¦. La posibilidad de que pagara por los da?os era pr¨¢cticamente n. -Lo s¨¦ -Hern¨¢n estaba tan furioso que casi le brotaban l¨¢grimas-. Pero no pienso tragarme este coraje sin m¨¢s. Mir¨® a Sabrina con determinaci¨®n. -Ay¨²dame a mar a ese desgraciado. ?No me quedar¨¦ tranquilo sin decirle sus verdades! Dani sco, que observaba escena, tambi¨¦n estaba indignada. -?Qu¨¦ descaro! ?La gente de Fabi¨¢n es totalmente mgradecida! Hern¨¢n les proporcion¨® medicinas que salvaron vida de Araceli, ?y aun as¨ª lo tratan de esta manera! ?Son unos ingratos, ojal¨¢ hubiera puesto algo extra en su medicina! Gabriel Castillo arque¨® ligeramente una de sus marcadas cejas. -?Mierda? Dani no lo ocult¨® y, en voz baja, le cont¨® a Gabriel sobre el asunto de farmac¨¦utica. Chapter 302 Cap¨ªtulo 302 Romeo Castillo tambi¨¦n est¨¢ involucrado en esto, no hay necesidad de ocult¨¢rselo a Gabriel. Despu¨¦s de escuchar todo, Gabriel no pudo evitar soltar una carcajada, sus ojos brindo con genuina diversi¨®n ante audacia del n. -De verdad que ustedes son algo. Hern¨¢n se dio cuenta entonces de que detr¨¢s de Sabrina y Dani hab¨ªa un joven apuesto, cuyo porte elegante contrastaba con el caos que los rodeaba. La curiosidad se dibuj¨® en su rostro mientras preguntaba: -?Y este joven es...? -¨¦l es el padre de Romeo, el Se?or Gabriel Castillo -respondi¨® Sabrina con naturalidad. Hern¨¢n observ¨® a Gabriel, rasc¨¢ndose el ment¨®n con gesto pensativo, yent¨®: -Mmm... Romeo no se parece a ti. Gabriel tambi¨¦n mir¨® a Hern¨¢n, sintiendo que el anciano le resultaba familiar, aunque no lograba identificar de d¨®nde proven¨ªa aque sensaci¨®n de conocerlo. Con una sonrisa genuina, contest¨®: -Romeo realmente se parece m¨¢s a su madre. -Hern¨¢n, voy a encontrar forma de ayudarte con lo que perdiste, mejor no hagas esa mada. No va a decir nada bueno -intervino Sabrina, su tono reflejando preocupaci¨®n. -Fabi¨¢n es muy malicioso, tanto cuando hao cuando act¨²a. Usted ya est¨¢ grande, no deje que lo provoque. Al decir esto, Sabrina hizo una pausa significativa y continu¨® con absoluta franqueza, su voz bajando ligeramente. -Con el respaldo del Grupo Guerrero, es un enemigo muy peligroso. No es buena idea enfrentarlo. "Fabi¨¢n es igual que un perro rabioso,pletamente consumido por venganza, y Hern¨¢n no es m¨¢s que un anciano vulnerable. Si esto sigue, terminar¨¢stimado", pens¨® Sabrina, preocupaci¨®n creciendo en su interioro una sombra. -No me importa, ?quiero insultarlo para sentirme mejor! -exm¨® Hern¨¢n levantando barbi con orgullo herido. Al ver esto, Sabrina suspir¨® resignada. Conoc¨ªa perfectamente el temperamento obstinado de Hern¨¢n, y entend¨ªa que para ¨¦l era imposible tragarse el orgullo tan f¨¢cilmente. Lo contempl¨® un momento, evaluandos posibles consecuencias, y finalmente decidi¨® mar a Fabi¨¢n. Que Hern¨¢n desahogara su ira primero; en cuanto a lo que vendr¨ªa despu¨¦s... Una fr¨ªa chispa destell¨® en los ojos de Sabrina. Luego encontrar¨ªa manera de atraer toda esa ira hacia e misma. 20:05 El tel¨¦fono fue respondido casi al instante, y del otrodo se escuch¨® voz arrogante y triunfante de Fabi¨¢n. -Vaya, ?c¨®mo es que superestre Alicia me ma? ?Quieres que te ayude con Andr¨¦? -Ya que nos conocemos, puedo pensar en echarte una mano, pero... tendr¨¢s que ped¨ªrmelo bien. -Por cierto, a Araceli le encantan tus tillos medicinales. Si le cocinas un mespleto, podr¨ªa har por ti, ?qu¨¦ dices? -?Vete al carajo! ?Mocoso insolente! Te atreviste a destruir mi negocio, ?te voy a matar! -rugi¨® Hern¨¢n con fuerza, su rostro enrojecido por indignaci¨®n. Fabi¨¢n se detuvo un momento, d¨¢ndose cuenta de que era Hern¨¢n, y solt¨® una carcajada burlona. -Vaya, viejo terco, ?te gust¨® mi regalo? No pens¨¦ que tuvieras el coraz¨®n tan fuerte, ver tu tienda hecha pedazos y ni te dio un infarto ni te desmayaste, dejaste a los m¨¦dicos sin trabajo. -Viejo in¨²til, si aceptas que regaste y le das a Sabrina unas buenas bofetadas, puedo olvidar tus errores, y te dejo en paz - continu¨® Fabi¨¢n con actitud petnte. -?Ni lo sue?es! ?Quieres que me disculpe? ?Est¨¢s demente! -Hern¨¢n se rio con furia contenida. -Mocoso Guerrero, ven aqu¨ª ahora mismo, arrodite y d¨¢ts t¨² mismo, arre todo lo que rompiste en mi tienda, y tal vez piense en perdonarte. De lo contrario, ?no sabr¨¢s ni qu¨¦ te golpe¨®! Esta vez, no solo Fabi¨¢n, sino tambi¨¦n Araceli, del otrodo del tel¨¦fono, soltaron una risita c¨®mplice. ramente, pensaban que Hern¨¢n estaba rdeando sin fundamento. Un chat¨¢n que se hab¨ªa ganado vida enga?ando a los dem¨¢s, ?c¨®mo se atrev¨ªa a har con tanta arrogancia? Este anciano, con su apariencia de sabio respetable, erapletamente enga?oso. Si no fuera porque e conoc¨ªa su verdadera naturaleza de antemano, realmente podr¨ªa haberle cre¨ªdo. 212 Chapter 303 Cap¨ªtulo 303 Araceli, al confrontar a una persona sin respaldo significativo, abandon¨® porpleto su fachada. Durante su estancia en cl¨ªnica, incluso consider¨® envenenar a Hern¨¢n, convencida de que merec¨ªa tal castigo por ayudar a Sabrina aplicarles cosas. Frente as advertencias del anciano, Fabi¨¢n, lejos de enfurecerse, se deshac¨ªa en carcajadas. Una amenaza proveniente de alguien con simr poder provocar¨ªa ira; cuando diferencia resulta abismal, se convierte en meraedia. -?Hacerme tragar mis pbras! ?T¨²? ?Qu¨¦ risa! Viejo rid¨ªculo, ?de verdad te crees tu propio personaje? Hern¨¢n, con su vol¨¢til car¨¢cter, sucumbi¨® instant¨¢neamente ante provocaci¨®n de Fabi¨¢n, estando en c¨®lera incontrble. -?Mocoso insolente! La pr¨®xima vez que vengas a buscar mi ayuda, no ser¨¦ tanprensivo. Mejor reza para no caer en mis manos. Sabrina contemba escena en silencio, absteni¨¦ndose de intervenir. Gabriel, observando a Hern¨¢n discutir acaloradamente con Fabi¨¢n, frunci¨® el ce?o mientras intentaba recordar por qu¨¦ aquel anciano le resultaba tan familiar. -?Qu¨¦ rci¨®n tienes con este se?or? -pregunt¨® Gabriel en tono discreto. -Vine por unos remedios... podr¨ªa decirse que eso un mentor para m¨ª - respondi¨® Sabrina. -?Desde cu¨¢ndo lo conoces? -Como tres a?os, m¨¢s o menos. Los ojos prantes de Gabriel parec¨ªan un oc¨¦ano insondable. -Se ve que son muy cercanos. Sabrina, sin detenerse a reflexionar demasiado, explic¨®: -He aprendido mucho de ¨¦l sobre medicina natural... Aunque a veces parece un ni?o, es una persona con buen coraz¨®n. Losbios de Gabriel se movieron ligeramente, pero finalmente opt¨® por guardar silencio. Tras varios minutos de intercambio de insultos, Hern¨¢n, aprovechando su moment¨¢nea ventaja, colg¨® el tel¨¦fono con infantil satisfi¨®n. Fabi¨¢n, al otrodo de l¨ªnea, maba fren¨¦ticamente, pero el anciano persist¨ªa en cortar cada intento. -?Bah! ?Competir conmigo? Ni siquiera sabe contra qui¨¦n se est¨¢ metiendo - der¨® Hern¨¢n con evidente satisfi¨®n. Todos se quedaron cados. Despu¨¦s de ayudar a ordenar el desastre en cl¨ªnica, Sabrina y sus pa?antes se marcharon. Gabriel condujo hasta el edificio de apartamentos donde resid¨ªa Sabrina, dej¨¢nd 20:05 all¨ª junto con Dani antes de partir en su autom¨®vil. Siempre hab¨ªa sido extremadamente respetuoso, jam¨¢s hab¨ªa solicitado subir al apartamento, ni siquiera tras el divorcio de Sabrina,portamiento que mejor¨® considerablemente impresi¨®n que Dani ten¨ªa de ¨¦l. Mientras ascend¨ªan en el elevador, Danient¨®: -Gabriel es bastante decente. Es discreto, caballeroso y te ha echado mano muchas veces. ?No crees que deber¨ªas darle una oportunidad? Respecto as "dulces pbras" de Gabriel, Dani no les otorgaba importancia. Hab¨ªa notado que cada vez que Andr¨¦ estaba presente, Gabriel hac¨ªaentarios ambiguos principalmente para molestarlo. En sus interiones cotidianas, raramente pronunciaba algo inapropiado o realizaba iones que traspasaran los l¨ªmites. No solo evitaba colocar a Sabrina en situaciones inc¨®modas, sino que tampoco proporcionaba a Andr¨¦ excusas para acusa; de lo contrario, conociendo mezquindad de Andr¨¦, f¨¢cilmente habr¨ªa alegado infidelidad. -Acabo de divorciarme y no quiero saber nada de rciones por ahora. Prefiero concentrarme en mi carrera -respondi¨® Sabrina-. Adem¨¢s, Gabriel y yo somos solo amigos. No digas esas cosas, no quiero que Romeo escuche algo as¨ª. -Romeo me ha dicho varias veces que quiere que seas su mam¨¢ -murmur¨® Dani-. Dice que cuando te divorciaras, quer¨ªa juntarte con su pap¨¢. -Las pbras de un ni?o no hay que tomas tan en serio -respondi¨® Sabrina con una sonrisa. -Ding. El ascensor se detuvo suavemente en el piso de Sabrina y ambas mujeres salieron al pasillo. Al acercarse a su hogar, Sabrina descubri¨® con sorpresa que 212 Chapter 304 Cap¨ªtulo 304 -?Qu¨¦ pasa aqu¨ª? -pregunt¨® Dani con los ojos muy abiertos. Sabrina frunci¨® el ce?o mientras sacaba su celr para contactar a administraci¨®n del edificio. La visi¨®n del sello oficial sobre entrada de su apartamento le provoc¨® una sensaci¨®n de inquietud que se extendi¨® por su cuerpoo una sombra. -?Por qu¨¦ seron mi casa? La voz impersonal de administraci¨®n respondi¨® desde el otrodo de l¨ªnea: -Se?orita Ib¨¢?ez, su propiedad est¨¢ involucrada en una disputa legal. Se ha sedo temporalmente hasta resolver el conflicto. Con un tono hdo que reflejaba su creciente irritaci¨®n, Sabrina replic¨®: -Soy due?a leg¨ªtima. Ya hice todos los tr¨¢mites y no existe ninguna disputa. -Bueno... antigua propietaria tiene un problema familiar por esta propiedad. Ahora mismo est¨¢ en litigio. Le pedimos que busque otro lugar para quedarse, se?orita Ib¨¢?ez. Dani, escuchando conversaci¨®n, no pudo contener su indignaci¨®n. -?Compramos esta casa hace tanto tiempo y ahora salen con que hay problemas? ?Por qu¨¦ no dijeron nada antes? Esta casa hab¨ªa adquirido Sabrina poco despu¨¦s de su regreso a Colombia. En aquel momento solo buscaba un lugar donde hospedarse ocasionalmente durante sus visitas al pa¨ªs, sin intenci¨®n de establecerse permanentemente, as¨ª que opt¨® por una propiedad de segunda mano. La situaci¨®n legal era ra, sin controversias, y tras acordar todos los detalles con el vendedor,plet¨® r¨¢pidamente transferencia de propiedad. Hab¨ªan transcurrido cinco a?os y de repente surg¨ªa un problema con propiedad. ?No resultaba absurdo? Sabrina intent¨®unicarse con el anterior due?o, pero nadie atendi¨® sus madas. -Sabrina, vente a mi casa esta noche. Puedes quedarte ah¨ª por ahora -sugiri¨® Dani. Sabrina consider¨® propuesta y asinti¨® ligeramente. Apenas subieron al taxi, el tel¨¦fono de Danienz¨® a sonar. -?Qu¨¦? ??Mi casa tambi¨¦n tiene problemas? -exm¨® Dani, sujetando con fuerza su celr mientras su rostro palidec¨ªa-. ?Est¨¢n bromeando? ?Mi casa es nueva con acabados de lujo! ?Qu¨¦ problema podr¨ªa tener? El semnte de Dani se ensombreci¨® progresivamente mientras escuchaba explicaci¨®n. Tras colgar, con expresi¨®n desda, se dirigi¨® a Sabrina: -Sabrina, mi casa tambi¨¦n est¨¢ inhabitable por el momento. Capitulo 304 La vivienda de Dani hab¨ªa sido un regalo de Andr¨¦ despu¨¦s de un incidente reciente con Araceli. Dani hab¨ªa dejado su antiguo apartamento alqudo y se mud¨® apresuradamente. Los alquileres en gran ciudad resultaban extremadamente costosos, consumiendo mitad del srio mensual de Dani. Ahora que ten¨ªa casa propia, se hab¨ªa instdo con entusiasmo. Pero, ?c¨®mo surgieron problemas tan r¨¢pidamente? ?No era esto una bu descarada? -?Qu¨¦ quiere Andr¨¦? ?Se arrepinti¨® de regrme casa y ahora quiere quit¨¢rm? -mascull¨® Dani con rabia contenida. -La casa ya est¨¢ a tu nombre. Recupera no es tan sencillo. Creo que solo quieren dejarnos sin hogar por un tiempo, quiz¨¢s unos meses... Dani, perd¨®name por arrastrarte en esto -confes¨® Sabrina. Al igual que Hern¨¢n, Dani tambi¨¦n sufr¨ªas consecuencias de su situaci¨®n. De no ser por sus problemas, Andr¨¦ probablemente jam¨¢s habr¨ªa molestado a Dani. -?Por qu¨¦ te disculpas? Si no fuera por ti, ni siquiera tendr¨ªa esta casa -respondi¨® Dani inmediatamente. Ya no ten¨ªa sentido seguirment¨¢ndose por lo ocurrido. -Busquemos un hotel por ahora -propuso Sabrina. -?No har¨¢ lo mismo con los hoteles? -pregunt¨® Dani preocupada-. No podemos ir a los del Grupo Guerrero ni a los del Grupo Carvalho, ni a ninguno que tenga tratos con ellos. Sabrina reflexion¨® brevemente y respondi¨®: -Probemos con alg¨²n hotel depetencia, pero no es soluci¨®n definitiva. Si Andr¨¦ da orden, esos lugares no se arriesgar¨¢n a ofenderlo por ayudarnos. -?Y entonces qu¨¦ hacemos? -cuestion¨® Dani-. Si son capaces de esto, me preocupa que hagan algo peor. Sabrina estaba a punto de responder cuando su tel¨¦fono sono repentinamente. Chapter 305 Cap¨ªtulo 305 Sabrina contest¨® el tel¨¦fono con voz serena. -Se?or Castillo. -Ya tengos invitaciones para subasta -dijo Gabriel con voz profunda y masculina- ?Est¨¢s segura de que quieres ir a este evento? -Completamente segura -respondi¨® Sabrina con firmeza. -Bien, paso por ti ma?ana en noche. -Se?or Castillo, gracias por todo. La voz de Gabriel resono despreocupada al otrodo de l¨ªnea. -No es nada. Romeo hab¨ªa regresado a casa ese d¨ªa y, tras una breve conversaci¨®n, finaliz¨® mada. Sabrina deposit¨® el tel¨¦fono sobre mesita con gesto pensativo mientras Dani observaba con evidente curiosidad. -?De verdad vas a ir a esa subasta? -pregunt¨® inclin¨¢ndose hacia e. -Si, nunca he asistido a una. Quiero ver c¨®mo es en persona. Dani se incorpor¨® de un salto, con los ojos brintes de entusiasmo. -?Yo tambi¨¦n quiero ir! ?Ll¨¦vame contigo! Tampoco he estado nunca en una subasta. Sabrina esboz¨® una sonrisa c¨®mplice. -Ya tengo lista tu invitaci¨®n. Dani se abnz¨® sobre e en un abrazo efusivo. -?Lo sab¨ªa! ?Eres mejor, Sabrina! Despu¨¦s de sortear variasplicaciones, finalmente lograron registrarse en el hotel. El cansancios venci¨® r¨¢pidamente, pero su descanso ser¨ªa ef¨ªmero. En plena madrugada, unos golpes insistentes en puertas despertaron. Al abrir, encontraron al gerente del establecimiento, quiens miraba con una expresi¨®n forzada de disculpa. -Lo siento mucho, se?oritas, pero esta habitaci¨®n ya estaba reservada. La recepcionista es nueva yeti¨® un error al asignarles este espacio. Ya procesamos su salida. Por favor, recojan sus pertenencias lo antes posible. Los ojos de Dani, a¨²n nudos por el sue?o, se abrieronpletamente ante semejante situaci¨®n. -?Est¨¢n bromeando? ?Es de madrugada y nos dicen queetieron un error y nos echan as¨ª nada m¨¢s? El gerente se inclin¨® levemente en un gesto mec¨¢nico. -Lo sentimos mucho. Les devolveremos el doble del costo de habitaci¨®n. Dani no pudo contener su indignaci¨®n. -?No necesitamos su dinero! ?D¨®nde vamos a quedarnos a esta hora? Sietieron un error, denle otra habitaci¨®n a los otros hu¨¦spedes. El gerente mantuvo una expresi¨®n visiblemente inc¨®moda mientras evitaba el contacto visual. -Lo sentimos, el hotel est¨¢pletamente lleno. Esperamos que puedan entender situaci¨®n. -?Entender qu¨¦ cosa! -Dani avanz¨® un paso, dispuesta a enfrentarse. Sabrina detuvo sujet¨¢nd suavemente por el brazo. -Dani, d¨¦jalo ya. -Pero... Losbios de Sabrina se curvaron en una sonrisa g¨¦lida que contrastaba con determinaci¨®n que iluminaba sus ojos. -Es obvio que todo esto fue neado. No tiene caso discutir con ellos. Dani tambi¨¦n loprend¨ªa; estaban siendo deliberadamente acosadas. Sin embargo, no pod¨ªa evitar que frustraci¨®n y impotencia invadieran. Sabrina dirigi¨® una mirada prante al gerente antes de volverse hacia su amiga. -Empaca tus cosas. V¨¢monos antes de que terminen echando nuestras pertenencias al pasillo. Al cruzar miradas con Sabrina, el gerente intent¨® disimr su iodidad con una sonrisa forzada. Hab¨ªa recibido instriones precisas: desalojas inmediatamente, incluso por fuerza si se resist¨ªan. En otro punto de ciudad, Fabi¨¢n se regocijaba entre carcajadas al enterarse de situaci¨®n de Sabrina. -Araceli, no tienes idea de lo pat¨¦tica que se ve¨ªa Sabrina anoche. No puede volver a su casa y encima echaron del hotel. ?Es simplemente perfecto! "En unos d¨ªas, cuando Andr¨¦ termine de implementar el n, congremos todos sus activos y no tendr¨¢ ni paraer un m¨ªsero bocado." El desalojo del hotel y el bloqueo de sus propiedades hab¨ªan sido ideas concebidas meticulosamente por Fabi¨¢n. Araceli, por primera vez en mucho tiempo, sonri¨® con aut¨¦ntica satisfi¨®n al escuchar aques noticias. Aunque Andr¨¦ no aprobaba estos m¨¦todos mezquinos, tampoco hab¨ªa detenido a Fabi¨¢n en su empe?o. Las recientes iones de Sabrina hab¨ªan agotado por 213 Capitulo 305 Tras deleitarse con el infortunio de Sabrina y Dani, Fabi¨¢n adopt¨® una expresi¨®n decencia y a?adi¨® casualmente: -Por cierto, Araceli, esta noche hay una subasta importante. ?No me contaste que Sabrina te arrebat¨® tu cor? Chapter 306 Cap¨ªtulo 306 -Andr¨¦ dijo que te va aprar algo mejor, justo en subasta de esta noche. -?Qu¨¦ opinas? ?Te interesa? Al escuchar "subasta", los ojos de Araceli briron con s¨²bito inter¨¦s. -?De qu¨¦ tipo de subasta estamos hando? -Es nuestra subasta anual de Cartagena -respondi¨® Fabi¨¢n, inclin¨¢ndose hacia adnte-. No tiene nada que ver con esas subastas mensuales que conoces. -Imaginate, un evento que se celebra solo una vez al a?o. Debe tener verdaderos tesoros. Fabi¨¢n amplific¨® su expresi¨®n con un gesto teatral des manos. -Dicen que hay piezas ¨²nicas que ni siquiera tienen precio, incluso yo nuncas he visto con mis propios ojos. -La mitad de los poderosos de Colombia estar¨¢n ah¨ª. Aunque nopren nada, al menos vienen a mirar qu¨¦ se ofrece. Fabi¨¢n baj¨® el tono y susurr¨® conplicidad: -Araceli, tu viol¨ªn Mar Profundo fue un regalo que Andr¨¦pr¨® para ti en esta misma subasta hace a?os. Mar Profundo representaba el ¨²ltimo obsequio que Andr¨¦ hab¨ªa entregado a Araceli. Una especie de presente de despedida que marc¨® el final de una ¨¦poca. Durante estos a?os, Araceli hab¨ªa participado con su viol¨ªn Mar Profundo en numerosos concursos internacionales, cosechando m¨²ltiples reconocimientos que avban su innegable talento. Poseer un instrumento de tal calidad hab¨ªa sido fundamental para resaltar su virtuosismo en cada presentaci¨®n. -Fabi¨¢n -pregunt¨® Araceli, evocando aquellos recuerdos-, ?averiguaste algo sobre el pasado musical de Sabrina antes de casarse? ?Particip¨® en concursos o perteneci¨® a alguna asociaci¨®n musical? Fabi¨¢n frunci¨® el ce?o con evidente desprecio. -Andr¨¦ y yo investigamos a fondo. Resulta que abandon¨® secundaria antes de termina y ni siquiera tiene un diploma. La se?ora Carvalho no minti¨®, realmente solo tiene educaci¨®n secundaria b¨¢sica, Notando que Araceli parec¨ªa absorta en sus pensamientos, Fabi¨¢n sonri¨® con malicia. -Araceli, no me digas que ca¨ªste en mentira de esa tal Dani. -?Lo del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria? Mand¨¦ a alguien a preguntar por todo el dichoso conservatorio y nadie conoce a ninguna Sabrina. Solo invent¨® esa mentira para no quedar en rid¨ªculo frente a todos. 20:06 Capitulo 306 -Pero tiene cierto nivel de habilidad -admiti¨® Araceli. Una persona¨²n quiz¨¢s no lo notar¨ªa, pero siendo Araceli una experta, naturalmente pod¨ªa detectars destrezas ticas que Sabrina pose¨ªa con el instrumento. -?Y qu¨¦ si tuvo un momento excepcional? ?Eso qu¨¦ demuestra? -desestim¨® Fabi¨¢n con un gesto desde?oso-. T¨² tambi¨¦n tienes presentaciones donde te superas a ti misma, ?no es as¨ª? -Adem¨¢s, famosa violinista Celeste Ib¨¢?ez es su madre. Incluso solo por observaci¨®n, deber¨ªa tener conocimientos b¨¢sicos de viol¨ªn. No tiene nada de extraordinario que sepa tocarlo. -Y qui¨¦n sabe si descubri¨® que a Andr¨¦ le fascina escuchar viol¨ªn y por eso ha estado practicando a escondidas. Solo e sabe cu¨¢nto tiempo lleva ensayando en secreto. -En pocas pbras, solo busca mar atenci¨®n de Andr¨¦, incluso con este divorcio. Fabi¨¢n continu¨® exponiendo su teor¨ªa con aparente l¨®gica. -Piensa que con el divorcio podr¨¢ manipr a Andr¨¦, pero ¨¦l no caer¨¢ en sus juegos. Ya ver¨¢s, tarde o temprano vendr¨¢ llorando a suplicarle. La expresi¨®n tensa que dominaba el rostro de Araceli fue cediendo patinamente. ro, e tambi¨¦n hab¨ªa tenido momentos de excepcional inspiraci¨®n en su carrera. Tambi¨¦n hab¨ªa solicitado a sus contactos del c¨ªrculo musical que investigaran sobre Sabrina, y todos hab¨ªan respondido un¨¢nimemente que jam¨¢s hab¨ªan escuchado har de e. Quiz¨¢s, talo Fabi¨¢n suger¨ªa, Sabrina realmente hab¨ªa estado practicando en sombra durante todo este tiempo. As siete y media de noche, en el recinto de subasta de Cartagena. Chapter 307 Cap¨ªtulo 307 Un lujoso auto negro se detuvo frente a entrada de subasta. La puerta se abri¨® revndo a un hombre apuesto y distinguido que descendi¨® con elegancia calcda. Inmediatamente extendi¨® su mano hacia el interior, ayudando a emerger a una mujer que luc¨ªa un vestido nco inmacdo que evocaba luz lunar. Su figura esbelta y delicada seplementaba con un borado mo?o que recog¨ªa surgo cabello, dejando al descubierto una frente tersa que acentuaba sus rasgos finos. Todo en e irradiaba una presencia et¨¦rea y sofisticada que contrastaba con robusta opulencia del entorno. -?Son Andr¨¦ y Araceli! -exm¨® alguien entre multitud, con admiraci¨®n apenas contenida. -Hacen una pareja perfecta, pero qu¨¦ l¨¢stima... Fernanda Rivera se meti¨® entre ellos y tuvieron que separarse. Pens¨¦ que Andr¨¦ se casar¨ªa con alguien de su mismo nivel... -Y termin¨® con una mujer que solo tiene prepa, que no separa con Araceli en nada. Si no hubiera estado embarazada, y encima de un ni?o, Andr¨¦ ni siquiera se habr¨ªa casado con e. -?Solo prepa? ?En serio? Yo escuch¨¦ que Andr¨¦ se gradu¨® de una des mejores universidades de finanzas, con dos doctorados muy joven; es un genio en los negocios. -?C¨®mo puede su esposa, con solo prepa, estar a altura de Andr¨¦? ?De qu¨¦ pueden har? -Espera, ?esto es verdad o mentira? Nunca hab¨ªa o¨ªdo nada sobre esposa de Andr¨¦. -Fernanda lo dijo e misma, ?c¨®mo va a ser mentira? Que Andr¨¦ prefiera llevar a su primer amor en vez de a su esposa, ?qu¨¦ significa? Significa que esa mujer no solo no tiene buen apellido ni estudios, sino que ni siquiera es bonita. -Andr¨¦ s¨ª que es rom¨¢ntico; despu¨¦s de tantos a?os, todav¨ªa no olvida a su primer amor. -Adem¨¢s, Araceli tiene un talento incre¨ªble. Dicen que es una violinista reconocida, graduada del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, y ha ganado muchos premios internacionales. No es algo con lo que esposa pueblerina puedapetir. -S¨ª, s¨ª, tambi¨¦n escuch¨¦ a Fabi¨¢n, un amigo cercano de Andr¨¦, decir que su esposa es ordinaria y fea, realmente no es alguien presentable. -Hace unos d¨ªas, el video de Araceli ganando unapetencia contra extranjeros se volvi¨® viral... Nos hace sentir orgullosos, Araceli realmente da una buena imagen de los colombianos. -Es hermosa y talentosa; si adem¨¢s tuviera buena familia, ser¨ªa diosa perfecta. Araceli acababa de descender del veh¨ªculo cuando capt¨® losentarios asombrados que circban a su alrededor. Una sonrisa elegante ilumin¨® su rostro mientras absorb¨ªa con aparente serenidad los elogios que brotaban espont¨¢neamente de multitud. La sensaci¨®n de ser el centro de todass miradas le provocaba un cer ¨ªntimo que hab¨ªa aprendido a disimr bajo un velo de modestia perfectamente ensayada. Desde que descubri¨® que alta sociedad valoraba no solo belleza sino tambi¨¦n educaci¨®n y el talento, finalmente hab¨ªa encontrado ve maestra para elevar su posici¨®n en aquellos c¨ªrculos que tanto anhba conquistar. Fabi¨¢n, con meticulosa dedicaci¨®n, hab¨ªa editado y difundido videos de sus premios enpetencias internacionales y momentos destacados en duelos con reconocidos violinistas extranjeros, public¨¢ndolos estrat¨¦gicamente en taformas digitales para maximizar su impacto. Simult¨¢neamente, se hab¨ªa encargado de propagar el rumor sobre limitada educaci¨®n de Sabrina, creando un deliberado contraste. La naturaleza humana tiende irremediablemente asparaciones, y con Sabrina representando un ejemplo de mediocridad, imagen de Aracelio violinista virtuosa resndec¨ªa con intensidad multiplicada ante los ojos de sociedad que ahora admiraba sin reservas. En actualidad, sobresalir con brintez en cualquier disciplina otorgaba una legitimidad que ni siquieras familias m¨¢s tradicionales se atrev¨ªan a cuestionar. Tras enterarse de supuesta graduaci¨®n de Araceli del prestigioso Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, actitud de Fernanda hacia e experiment¨® una transformaci¨®n notable que no pas¨® desapercibida para nadie en su c¨ªrculo. Recientemente, cuando Fabi¨¢n llev¨® a Vi Floral de los Carvalho para un encuentro con Fernanda, esta recibi¨® con una calidez sorprendente que contrastaba radicalmente con su habitual frialdad calcda. Incluso se mostr¨® genuinamente interesada en conocer detadamente sus experiencias acad¨¦micas ypetitivas en el extranjero, formndo preguntas que revban una curiosidad que trascend¨ªa mera cortes¨ªa social. Fue entonces cuando Araceliprendi¨® con ridad meridiana que incluso alguien tan aparentemente inalcanzableo Fernanda, representante de alta sociedad, tambi¨¦n sucumb¨ªa ante vanidad de rcionarse con personas destacadas en sus ¨¢mbitos. Armado con esta valiosa informaci¨®n, Fabi¨¢n intensific¨® campa?a para consolidars credenciales art¨ªsticas de Araceli, logrando que su reputaci¨®no violinista excepcional se expandiera hasta converti en una figura respetada y secretamente envidiada por todos. Chapter 308 Cap¨ªtulo 308 Si pudiera obtener el reconocimiento de Elwood, sus logros superar¨ªan a los de se?ora Celeste. Araceli hab¨ªa descendido del auto hace apenas unos instantes cuando otro veh¨ªculo se detuvo majestuosamente frente a entrada de subasta. Al distinguir matr¨ªc ostentosa repleta de ochos, todos los presentes contuvieron respiraci¨®n con evidente asombro. -?No es ese el auto de Gabriel? -murmur¨¦ alguien entre multitud. -?Gabriel? ?Qui¨¦n es? Nunca he escuchado de ¨¦l. -La familia Castillo ha tenido sus negocios fuera del pa¨ªs, por eso no lo conoces. Apenas este a?o empez¨® a expandirse aqu¨ª, pero su poder ya rivaliza con el del Grupo Carvalho. -Qu¨¦ l¨¢stima que ya est¨¦ casado en secreto y tenga hijos. Si no, ya estar¨ªa pensando en casarlo con mi hija. -?Casado en secreto? Parece que Andr¨¦ tambi¨¦n lo est¨¢. ?Es nueva tendencia o qu¨¦? -?Tendencia? Para nada. Casarse a escondidas no es algo normal. ?Qu¨¦ familia decente querr¨ªa ocultar un matrimonio? Entres espiones del p¨²blico, una mano delicada y n¨ªvea se pos¨® sobre palma de Gabriel. Simult¨¢neamente, una pierna estilizada con tacones altos emergi¨® ante vista de todos, provocando que contuvieran el aliento. Solo con vislumbrar aque extremidad, imaginaci¨®n vba desenfrenada. ?C¨®mo ser¨ªa propietaria de tan sublime belleza para merecer semejante perfi¨®n? La atenci¨®n que antes acaparaba Araceli se desvaneci¨® instant¨¢neamente. Los presentes observaban expectantes a mujer que estaba por descender del veh¨ªculo, ansiosos por contemr su esplendor en toda su magnitud. Finalmente, mujer emergi¨® con serena elegancia. Ataviada con un refinado vestido azul celeste, su silueta alta y esbelta irradiaba majestuosidad. Sus fiones, delicadaso una pintura, parec¨ªan dibujadas con tinta sobre agua, cada l¨ªnea acentuando un color vibrante. Dicen que aut¨¦ntica hermosura reside en estructura ¨®sea, no en epidermis, y esta mujer pose¨ªa tanto belleza externao interna; cuanto m¨¢s observaban, m¨¢s encanto descubr¨ªan en e, -?Cielos! ?Qu¨¦ mujer tan hermosa! ?De qu¨¦ familia ser¨¢? Nunca hab¨ªa visto. -Viene con Gabriel, ?ser¨¢ esa esposa que mantiene escondida? -Con raz¨®n Gabriel no quer¨ªa presenta. Si tuviera una belleza as¨ª, tampoco llevar¨ªa a ning¨²ndo por miedo a que me robaran. -La esposa de Andr¨¦ es tan fea que no muestra, mientras que de Gabriel es tan hermosa que no quiereparti... Sinparar, no hay c¨®mo juzgar, Araceli, que hab¨ªa monopolizado toda atenci¨®n, reconoci¨® con indignaci¨®n que quien 20:06 eclipsaba era Sabrina, y apret¨® los dientes con furia contenida. E portaba un vestido elegante, y Sabrina tambi¨¦n. ?Sin duda lo hab¨ªa hecho deliberadamente! En ese preciso instante, Fabi¨¢n tambi¨¦n se aproxim¨®. Al divisar a Sabrina, sus ojos se abrieron desmesuradamente. Con sangre hirviendo, se abnz¨® hacia e sin vi¨®n. -?Mujer despreciable! ?Qu¨¦ haces aqu¨ª? ?Este lugar no es para genteo t¨²! Ah... ya entiendo. Fabi¨¢n exhibi¨® una expresi¨®n de s¨²bitaprensi¨®n. -?Viniste a buscar un millonario, Sabrina? ?No tienes dignidad? ?Apenas te divorciaste y ya andas cazando otro! -elev¨® voz intencionalmente-. ?Seguridad! ?Hay una intrusa sin invitaci¨®n en subasta! ?S¨¢que antes de que se robe algo! Al escuchar el alboroto, varios guardias de seguridad, antiguos soldados de ¨¦lite, se aproximaron con pasos sincronizados. Con semnte severo, preguntaron: -?Qui¨¦n est¨¢ aqu¨ª sin autorizaci¨®n? Fabi¨¢n se?al¨® acusadoramente a Sabrina. -?Conozco a esta mujer! No tiene derecho a estar en esta subasta. ?Saquen a esta intrusa de aqu¨ª! Los guardias, al o¨ªrlo, rodearon inmediatamente a Sabrina. Chapter 309 Cap¨ªtulo 309 El guardia de seguridad escrut¨® a Sabrina con mirada severa mientras sus -Se?orita, muestre su invitaci¨®n ahora. La subasta anual representaba un evento de prestigio indiscutible. Solo los poseedores de inmensa fortuna o influencia ten¨ªan eso a este recinto donde se pujaban tesoros invaluables. La infiltraci¨®n de elementos malintencionados que pudieran atentar contra los asistentes distinguidos o sustraers reliquias constitu¨ªa un riesgo inadmisible. Cualquier presencia sospechosa requer¨ªa una respuesta contundente e inmediata. Fabi¨¢n extendi¨® su dedo acusador hacia Sabrina, mientras su rostro se contorsionaba con desd¨¦n. -?Ag¨¢rre ya y ll¨¦ve para interroga! Si se pone dif¨ªcil, pueden presiona un poco. Los asistentes intercambiaron miradas desconcertadas ante escena que se desarroba frente a ellos. "?Una mujer abandonada?" "?Buscando un millonario?" ¡°?No ven¨ªa con Gabriel?" Bajo el escrutinio de miradas curiosas y hostilidad palpable de los guardias que cercaban, Sabrina permaneci¨® impasible. Con movimientos pausados y precisos, extrajo invitaci¨®n de su bolso sin que sus dedos revran el menor temblor. -Aqu¨ª est¨¢ mi invitaci¨®n. La sorpresa paraliz¨® moment¨¢neamente a Fabi¨¢n, quien recuper¨®postura con un grito desesperado: -?Es falsa! ?Esa invitaci¨®n est¨¢ falsificada! El guardia tom¨® el documento y lo introdujo en el dispositivo verificador. Un pitido electr¨®nico confirm¨® su autenticidad, suavizando instant¨¢neamente expresi¨®n del hombre uniformado. Fabi¨¢n contuvo respiraci¨®n al presenciar escena. -No, imposible, jesto no puede estar pasando! Una nueva estrategia surgi¨® en su mente atribda y se?al¨® nuevamente a Sabrina mientras vociferaba: -?Le rob¨® invitaci¨®n a alguien m¨¢s! Antes de que Sabrina pudiera responder, una voz masculina, profunda y despreocupada, reson¨® en el ambiente: -?No cree que ya est¨¢ haciendo el rid¨ªculo, se?or Guerrero? Fabi¨¢n gir¨® bruscamente para encontrarse con mirada medio divertida de Gabriel. 20:06 Cap¨ªtulo 309 -?Ahora resulta que una amiga m¨ªa, Gabriel, no puede estar aqu¨ª? ?Robar invitaciones? ?A qui¨¦n est¨¢s menospreciando? Las pbras de Gabriel flotaron en el aire, ni estridentes ni susurradas, pero perfectamente audibles para todos los presentes. Los asistentes intercambiaron miradas c¨®mplices yprensivas. "?Amiga?" "Entonces no es su esposa." La aparici¨®n p¨²blica de Gabriel con esta mujer transmit¨ªa un mensaje inequ¨ªvoco sobre su proti¨®n. Las miradas dirigidas hacia Sabrina adquirieron un matiz diferente, cargado de nueva interpretaci¨®n. Sabrina guard¨® invitaci¨®n con deliberada calma mientras respond¨ªa: -En un evento tan importante, ser estrictos esprensible. Pero no debemos dejarnos llevar por acusaciones sin fundamento. Incluso personas con invitaci¨®n podr¨ªan albergar ms intenciones y alterar el orden de subasta. Los guardias inclinaron cabeza en se?al de reconocimiento: -Tiene toda raz¨®n, se?orita. Suportamiento inicial hacia Sabrina hab¨ªa sido inapropiadamente hostil. Entend¨ªan perfectamente su derecho a expresar descontento. Todos poseen dignidad, y que e no insistiera en el asunto demostraba una generosidad extraordinaria. Los rostros de los guardias enrojecieron visiblemente. A?os de servicio impecable sin incidentes en subasta respaldaban su profesionalismo. Laprensi¨®n de haber sido manipdos para crear un conflicto provoc¨® que sus miradas hacia Fabi¨¢n se tornaran ciales. Fabi¨¢n abri¨® boca para protestar, pero Araceli lo silenci¨® con un sutil empuj¨®n mientras susurraba: -Ya p¨¢rale, Fabi¨¢n, nos est¨¢ viendo todo mundo. Andr¨¦ intervino con tono cortante: -Cierra boca, Fabi¨¢n. En un evento de tal magnitud, podo por figuras influyentes y representantes de dinast¨ªas internacionales, antagonizar a Sabrina resultaba estrat¨¦gicamente desastroso, independientemente de qui¨¦n tuviera raz¨®n. Sabrina, satisfecha con el desece, dirigi¨® una sonrisa sutil a Gabriel: -Vamos adentro, se?or Castillo. Gabrielnz¨® una mirada significativa hacia Andr¨¦ antes de ofrecer gntemente su brazo a Sabrina. E lo acept¨® con naturalidad estudiada mientras atravesaban juntos entrada del sal¨®n. La visi¨®n de esta escena ensombreci¨® instant¨¢neamente el rostro de Andr¨¦. Avanz¨® instintivamente un par de pasos, pero Araceli lo retuvo con firmeza. ? 13 Chapter 310 Cap¨ªtulo 310 -Andr¨¦, subasta ya va a empezar. Si quieres har de algo, mejor esperamos a que termine. Andr¨¦ contempl¨®s siluetas de Gabriel y Sabrina alej¨¢ndose juntos. Susbios se tensaron hasta formar una l¨ªnea recta mientras un destello cial atravesaba su mirada. En el recinto de subasta, Dani divis¨® a Sabrina y Gabriel entrando y les hizo una se?al con -Sabrina, se?or Castillo, por ac¨¢. Sabrina se aproxim¨® a su amiga con elegancia. -Te dije que vinieras conmigo, pero insististe en llegar s. -Si ustedes dos entran juntos, son una pareja que deslumbra a todos. Conmigo solo bajar¨ªa atenci¨®n que merecen. Dani esboz¨® una sonrisa satisfecha mientras continuaba: -?Viste c¨®mo estaban Andr¨¦ y Araceli hace rato? Sobre todo e... parec¨ªa un pavo real presumiendo sus plumas. -Tambi¨¦n tiene culpa gente que los rodea, bando a Aracelio si fuera una diosa viviente. Dani torci¨® losbios con evidente desd¨¦n. -Con lo que ha logrado, no separa contigo. No entiendo de qu¨¦ presume tanto. Gabriel intervino con voz pausada: -Araceli consigui¨® que Andr¨¦ no olvide y que Fabi¨¢n siga tras e. Tiene sus m¨¦todos. Seg¨²n investigu¨¦, siempre fue estudiante modelo y en escu consideraban intocable. Un director le ofreci¨® entrar al mundo del espect¨¢culo, pero lo rechaz¨®. -Domina varios instrumentos, pero destaca en el viol¨ªn, por eso aceptaron en el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria. Durante los cinco a?os que estuvo separada de Andr¨¦, no perdi¨® el tiempo; particip¨® en concursos internacionales y gan¨® muchos premios. Dicen que incluso venci¨® a un joven violinista prodigio muy prometedor. Ese violinista, tras perder contra Araceli, nunca logr¨® recuperarse. Sabrina reflexion¨® con expresi¨®n neutral. -En este c¨ªrculo abundan los talentos, pero pocos perseveran hasta alcanzar el ¨¦xito. Araceli... definitivamente tiene habilidades. Era un caso parad¨®jico. Si no se hubiera divorciado, ?habr¨ªa retomado el viol¨ªn? Esa duda 2006 Capitulo 310 persist¨ªa. Mientras conversaban, subasta finalmente dio inicio. A Gabriels subastas le resultaban indiferentes y rara vez asist¨ªa. Hoy hab¨ªa conseguido algunas entradas, pero no eran privilegiadas, se ubicaban en cuarta f hacia los costados. La importancia y prestigio aumentaban conforme a cercan¨ªa al escenario. Andr¨¦, Araceli y Fabi¨¢n ocupaban asientos en primera f. Al pasar junto a f donde se encontraba Sabrina, Fabi¨¢n mir¨® de soyo y solt¨® una risa despectiva, exhibiendo abiertamente su desprecio. Pensaba que Sabrina hab¨ªa conseguido a alguien influyente, pero aun as¨ª solo pod¨ªa sentarse en cuarta f. Cinco minutos despu¨¦s, subastaenz¨® oficialmente. El primer art¨ªculo fue un juego de tazas ceremoniales del lejano este. Varios nobles aficionados as bebidas ex¨®ticas pujaron por es, vendi¨¦ndose finalmente por tres millones de pesos. El segundo art¨ªculo era una corona utilizada por un miembro de realeza n¨®rdica del siglo pasado. La corona resndec¨ªa con diamantes multicolores engarzados en su estructura, irradiando un brillo casi cegador que cautiv¨® al p¨²blico. Araceli no pudo contener un murmullo de admiraci¨®n. -Qu¨¦ corona tan hermosa. Fabi¨¢nent¨® con entusiasmo: -Es realmente preciosa. Si pudieras usa en un concierto, ser¨ªa perfecto. La corona inici¨® con un precio base de un mill¨®n, y Fabi¨¢n levant¨® su paleta inmediatamente. -Dos millones. Araceli lo mir¨® conmovida. -Fabi¨¢n, no tienes que gastar tanto... Aunque sus pbras negaban inter¨¦s, su expresi¨®n revba genuino anhelo. Fabi¨¢n sonri¨®cido. -No te preocupes, voy a conseguir esta corona para ti... Antes de que pudierapletar su frase, una voz femenina cristalina y familiar reson¨® en s. -Tres millones. Chapter 311 20:06 Cap¨ªtulo 311 Esta corona, a simple vista, val¨ªa al menos diez millones. Que alguien participara en subasta no ten¨ªa nada de extraordinario, pero cuando Fabi¨¢n escuch¨® aque voz femenina, su cuerpo se tens¨®o un resorteprimido y su rostro enrojeci¨® instant¨¢neamente. -?Es Sabrina! ?Se atreve apetir conmigo! Levant¨® su cartel con un movimiento brusco y desafiante. -?Cinco millones! Mientras pronunciaba cifra, dirigi¨® una mirada fulminante hacia Sabrina, quien permanec¨ªa serena en su asiento de cuarta f. -Diez millones -respondi¨® e con naturalidad,o si estuviera mencionando el precio de un caf¨¦. En menos de sesenta segundos, el valor de corona se hab¨ªa disparado a una suma que dej¨® a los presentes boquiabiertos. Los asistentes giraron sus cabezas para observar a aque mujer desconocida que ofertaba cantidades tan elevadas sin pesta?ear. -?Quince millones! -exm¨® Fabi¨¢n, con los ojos inyectados de determinaci¨®n. -Veinte millones. La voz de Sabrina flot¨® por so una brisa ligera, inmutable y ra. Fabi¨¢n, hijo de una familia adinerada, ten¨ªa buen ojo paras antig¨¹edades. Su presupuesto m¨¢ximo para corona era de quince millones; una suma mayor simplemente no val¨ªa pena. Sin embargo, actitud de Sabrina encendi¨® algo primario en su interior, un fuegopetitivo que nubl¨® su razonamiento. "Maldita sea, fue esposa de Andr¨¦ y por eso siempre tuve cierto respeto hacia e. Pero ahora es solo una mujer repudiada. ?C¨®mo se atreve a desafiarme?" Con los dientes apretados, Fabi¨¢n volvi¨® a alzar su cartel. -?Veinticinco millones! Andr¨¦ se inclin¨® hacia ¨¦l con expresi¨®n preocupada. -Fabi¨¢n, esa corona no vale m¨¢s de trece millones. -Fabi¨¢n -intervino Araceli con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos-, si se?orita Ib¨¢?ez quiere tanto, mejor d¨¦jas. En cualquier otra ocasi¨®n, por un objeto que no mereciera tanto esfuerzo, e habr¨ªa aconsejado prudencia. Pero hoy era diferente. Lo que Sabrina deseaba, e ansiaba arrebat¨¢rselo con fervor casi visceral. -Cuanto m¨¢s quiera e, menos se dar¨¦-respondi¨® Fabi¨¢n, inmado pors pbras de Araceli-. Que aprenda que el capital siempre ser¨¢ una barrera imposible para e. Capitulo 311 La subasta se detuvo finalmente en cincuenta millones, cuando Sabrina dej¨® de pujar. Fabi¨¢n irgui¨® cabeza con arrogancia de un campe¨®n mientrasnzaba una mirada triunfal hacia su rival. Sabrina ni siquiera se inmut¨®. Un empleado se aproxim¨® a Fabi¨¢n con corona sobre una bandeja aterciopda. Con gesto ceremonioso, Fabi¨¢n coloc¨® sobre los cabellos oscuros de Araceli, quien sonri¨®cida. El tercer art¨ªculo era un brazalete de jade. Aunque Fabi¨¢n hab¨ªa recuperado parte de su capital recientemente, gastar cincuenta millones en una corona hab¨ªa mermado considerablemente su presupuesto. En principio, no pensaba pujar por el brazalete, pero tras oferta inicial, voz de Sabrina reson¨® nuevamente en s. -Araceli -murmur¨® Fabi¨¢n inclin¨¢ndose hacia e-, Sabrina rompi¨® tu brazalete de jade y todav¨ªa no encontraste uno adecuado, ?verdad? Este es muy bueno, no te preocupes, lo conseguir¨¦ para ti. -No es necesario -respondi¨® e con fingida modestia antes de guardar silencio. "Un regalo que llega sin esfuerzo no se rechaza", pens¨®. "Despu¨¦s de todo, es Fabi¨¢n quien gasta, no yo". Andr¨¦ frunci¨® ligeramente el ce?o y se acerc¨® a Fabi¨¢n. ¡ªEste brazalete no vale m¨¢s de treinta millones. Si supera esa cifra, no sigas pujando. Apenas hab¨ªa terminado de har cuando voz cristalina de Sabrina quebr¨® el murmullo de -Cincuenta millones. El silencio que sigui¨® fue absoluto. Todass miradas convergieron en Sabrina con asombro. De repente, hab¨ªa elevado oferta de veinte a cincuenta millones. Los presentes intercambiaron miradas incr¨¦ds. ?Qui¨¦n era esta mujer? ?La heredera de alg¨²n imperio petrolero? Fabi¨¢n, tras unos segundos de desconcierto, recuper¨®postura y continu¨®. -?Sesenta millones! La respuesta de Sabrina fluy¨® con calma de un r¨ªo profundo. -Ochenta millones. La mano de Fabi¨¢n, que ya se dispon¨ªa a levantar nuevamente el cartel, se detuvo en el aire. "?Ochenta millones?" 212 Chapter 312 Cap¨ªtulo 312 Aunque adrenalina corr¨ªa por sus venas, Fabi¨¢n sab¨ªa perfectamente que el precio del brazalete hab¨ªa superado por mucho su valor real. El rostro del subastador apenas conten¨ªa el j¨²bilo que amenazaba con desbordarse; sus ingresos depend¨ªan directamente desisiones calcdas sobre el valor final de cada pieza. Si bien los art¨ªculos no eran baratos, cuando se vend¨ªan cerca del precio bases ganancias resultaban limitadas. Cuanto mayor fuera el sobreprecio, m¨¢s abultada ser¨ªa suisi¨®n; por eso adoraban apradores ingenuos dispuestos a gastar fortunas por simple vanidad. Sabrina, notando vi¨®n de Fabi¨¢n, intervino con tono despreocupado: -?Ya no va a subir oferta, se?or Guerrero? Entonces el brazalete ser¨¢ m¨ªo, ?no es as¨ª? El subastador, aprovechando el momento, contribuy¨® a tensi¨®n: -Ochenta millones, ?alguien ofrece m¨¢s? -Ochenta millones a una. Al escuchar el desaf¨ªo vdo en voz de Sabrina, los ojos de Fabi¨¢n se encendieron instant¨¢neamente. Levant¨® su paleta sin pensarlo dos veces: -Noventa millones. Sabrina esboz¨® una sonrisa sutil y ces¨® su participaci¨®n. El subastador repiti¨® el ritual varias veces antes de anunciar con evidente satisfi¨®n: -?Noventa millones, vendido! La expresi¨®n de Fabi¨¢n se petrific¨® mientras dirig¨ªa su mirada hacia Sabrina. "?Por qu¨¦ demonios dej¨® de pujar tan repentinamente?", se pregunt¨® desconcertado. Al cruzarse sus miradas, e mostr¨® un gesto de aparente resignaci¨®n. -Qu¨¦ generoso es usted, se?or Guerrero. No estoy a su altura, solo pude llegar hasta ah¨ª. Una sensaci¨®n extra?a se instal¨® en el pecho de Fabi¨¢n, pero disimul¨® con pbras mordaces: -Si no tienes dinero, no deber¨ªas venir a estos lugares. Esto no es para genteo t¨². Sabrina no mostr¨® ninguna se?al de ofensa, simplemente sonri¨® con serenidad y guard¨® silencio. Los ojos de Araceli briron con s¨²bitaprensi¨®n,o si acabara de descifrar algo importante. -Fabi¨¢n, ya no sigas pujando contra Sabrina, solo te est¨¢ provocando -intervino Andr¨¦ con tono grave. Aunque impetuoso, Fabi¨¢n no carec¨ªapletamente de inteligencia. Ya hab¨ªaenzado a sospechar algo, pero su orgullo le imped¨ªa reconocerlo abiertamente. Solt¨® una risa seca: -?Me est¨¢ provocando? ?Y acaso yo no puedo hacer lo mismo? Andr¨¦, Araceli, solo esperen. 20:07 Cuando el precio suba lo suficiente, dejar¨¦ de pujar y veremos qui¨¦n quedao unpleto idiota. Andr¨¦ quiso agregar algo m¨¢s, pero una nueva ronda de subastas dio inicio. Esta vez presentaban una antigua pintura mural. Como era previsible, Sabrina volvi¨® a participar en puja. Tras haber ca¨ªdo en trampa dos veces consecutivas, Fabi¨¢n dibuj¨® una sonrisa g¨¦lida y desafiante. "?E puede inr los precios? Yo tambi¨¦n puedo jugar ese juego¡°, pens¨®. Cuando oferta alcanz¨® los veinte millones, inmediatamente ofreci¨® cuarenta. Sabrina respondi¨® con cincuenta, y ¨¦l contraatac¨® con ochenta millones. Entonces, Sabrina abandon¨® puja. Fabi¨¢n qued¨® estupefacto. Los art¨ªculos anteriores, al menos, pod¨ªa obsequi¨¢rselos a Araceli. Pero esta pintura mural... Araceli ramente mostr¨® desinter¨¦s alentar: -Fabi¨¢n, esa pintura no vale m¨¢s de treinta millones. "?Acabo de gastar ochenta millones en una obra que no tiene utilidad y que ni siquiera s¨¦ apreciar? ?Soy realmente tan est¨²pido?", se cuestion¨® internamente mientras el personal, con sonrisas apenas disimdas, le entregaba pintura. No tuvo m¨¢s remedio que acepta con los dientes apretados. -Fabi¨¢n, ?y si esta vez solo pujamos un par de veces? -sugiri¨® Araceli en voz baja-. Si el precio supera el doble de su valor real, mejor dejamos de pujar. La mirada sombr¨ªa de Fabi¨¢n permaneci¨® fija en Sabrina. No estar¨ªa satisfecho hasta hace caer en su propia trampa al menos una vez. -Est¨¢ bien, ahora seguir¨¦ tu consejo. La subasta continu¨® con un jarr¨®n antiguoo siguiente pieza. Fabi¨¢n se prepar¨® mentalmente para darle a Sabrina una cucharada de su propia medicina. Sin embargo, algopletamente inesperado ocurri¨®. Chapter 313 Cap¨ªtulo 313 ?Sabrina no particip¨® en subasta! Fabi¨¢n se qued¨® desconcertado, sin saber c¨®mo proceder ante esta inesperada situaci¨®n. Se inclin¨® hacia Andr¨¦, quien permanec¨ªa impasible a sudo, y le susurr¨® con impaciencia mientras observaba de reojo a Sabrina. -?Viste eso? No est¨¢ participando. ?Crees que deber¨ªa ofertar para provoca un poco? -Qu¨¦ infantil -respondi¨® Andr¨¦ con frialdad, sin apartar mirada del subastador. -?Solo quiero darle una li¨®n! Por favor, dame un consejo -insisti¨® Fabi¨¢n, apretando paleta entre sus dedos con frustraci¨®n. Con limitada astucia de Fabi¨¢n, era evidente que no pod¨ªapetir intelectualmente con Sabrina. Normalmente, Andr¨¦ habr¨ªa ignorado estas pueriles maquinaciones, pero al recordar imagen radiante y segura de Sabrina momentos antes, sus ojos prantes se oscurecieron ligeramente. Desde que e decidi¨® dejarlo, parec¨ªa que su vida prosperaba sin contratiempos. Hab¨ªa llegado ostentosamente pa?ada por Gabriel,o si nada en su existencia perturbara. Solo que... Al reflexionar sobre esto, un gesto casi imperceptible de frialdad curv¨® losbios de Andr¨¦. Si realmente le fuera tan bieno aparentaba, no se esforzar¨ªa tanto en hacerse notar precisamente frente a ¨¦l. -Haz una oferta moderada -pronunci¨® Andr¨¦ finalmente con voz tersa-. Observa si Sabrina contraoferta despu¨¦s de ti, as¨ª sabr¨¢s si est¨¢ actuando deliberadamente en tu contra. Los ojos de Fabi¨¢n resndecieron con s¨²bitaprensi¨®n. ?Por supuesto! ?C¨®mo no lo hab¨ªa considerado antes? Siguiendo meticulosamente el consejo recibido, levant¨® su paleta para realizar una oferta conservadora. No era demasiado elevada; incluso si Sabrina se absten¨ªa de participar, seguramente otro postor superar¨ªa su propuesta, libr¨¢ndolo as¨ª de preocupaci¨®n de adquirir el objeto. Efectivamente, apenas elev¨® su oferta, Sabrina alz¨® su cartel con decisi¨®n. ?La confirmaci¨®n era innegable! Estaba actuando deliberadamente contra ¨¦l. Al verificar esta sospecha, un destello de malicia ilumin¨® mirada de Fabi¨¢n. Ya que intentaba provocarlo, le demostrar¨ªa qui¨¦n contrba realmente el juego. Esta vez Fabi¨¢n procedi¨® con mayor astucia, evitando incrementos exorbitantes; cada aumento no superaba los trescientos mil. Finalmente, cuandos ofertas sobrepasaron ampliamente el valor real del objeto, Fabi¨¢n ces¨® su participaci¨®n con satisfi¨®n contenida. Sabrina adquiri¨® el jarr¨®n antiguo por sesenta millones. Fabi¨¢n se regocijaba internamente, anticipando el momento de presenciar el arrepentimiento de Sabrina. Sin embargo, para su desconcierto, e no mostr¨® el m¨¢s m¨ªnimo indicio de consternaci¨®n. Acept¨® el jarr¨®n que le entreg¨® el camarero con absoluta serenidad y pag¨® con su tarjeta sin vi¨®n alguna. Dani recibi¨® cuidadosamente pieza des manos de Sabrina, examin¨¢nd con curiosidad. 20:07 -?En serio vale sesenta millones este jarr¨®n? ?Est¨¢ car¨ªsimo! -Para el nivel de esta subasta, no es tanto -respondi¨® Sabrina con tranquilidad, ajustando delicadamente su vestido. Gabriel observ¨® detenidamente pieza antes deentar con voz pausada y segura. -Aunque est¨¢ algo sobrevalorado, tiene un dise?o exquisito y ornamentos antiguos muy interesantes. Su potencial de apreciaci¨®n es considerable. -No tiene que consr a Sabrina, se?or Castillo-murmur¨® Dani con una sonrisa traviesa-. E ni siquiera pensabaprarlo. Si no fuera por ese tonto de Fabi¨¢n... nunca lo hubiera adquirido. -No hay problema -respondi¨® Gabriel con una sonrisa ligera, su mirada moment¨¢neamente fija en Sabrina-. Quepre lo que quiera esta noche, yo me encargo de todos los gastos. Los tres continuaron conversando entre risas discretas, sin manifestar el menor indicio de arrepentimiento. Fabi¨¢n observaba escena con creciente indignaci¨®n, su rostro transform¨¢ndose visiblemente por rabia. -?Qu¨¦ descarada! Dejando que un hombre pague por e escupi¨® con desd¨¦n. -Sesenta millones no es mucho para alguieno Gabriel ent¨® Araceli con pragmatismo. -Sesenta millones quiz¨¢ no sean nada para Gabriel -replic¨® Fabi¨¢n con frialdad-. ?Pero m¨¢s de cien millones tampoco lo ser¨ªan? Araceli lo mir¨® rmada,prendiendo s¨²bitamente sus intenciones. -No estar¨¢s pensando en... -No creo que Gabriel puedaprar absolutamente todo en esta subasta para regal¨¢rselo a Sabrina -respondi¨® Fabi¨¢n con desprecio cortante. Aunque todav¨ªa conservaba cierto capital disponible, no se atrev¨ªa a invertir m¨¢s de cien millones en un solo art¨ªculo. La venganza, sin embargo,enzaba a parecerle un precio razonable por pagar. 212 Chapter 314 Cap¨ªtulo 314 No se atrev¨ªa a provocar a Sabrinao antes; tem¨ªa que e no cayera en su trampa. Sin embargo, con tantas adquisiciones peque?as acumul¨¢ndose gradualmente, dudaba que Gabriel estuviera dispuesto a financiar todas esaspras. Fabi¨¢n particip¨® en varias subastas m¨¢s y, en cada ocasi¨®n, Sabrina adquir¨ªa precisamente lo que ¨¦l intentaba conseguir. Al principio, Fabi¨¢n se sent¨ªacido, convencido de que finalmente hab¨ªa logrado que Sabrina despilfarrara una considerable suma de dinero. Pero cada vez que e pagaba con su tarjeta sin alterar su expresi¨®n y recog¨ªa los art¨ªculos con serenidad,enzaba a cuestionarse si su estrategia realmente estaba funcionando. Los gastos acumdos de Sabrina ya superaban los cien millones. La mirada inquisitiva de Fabi¨¢n se pos¨® nuevamente sobre Gabriel. Este no hab¨ªa participado en ninguna des pujas y manten¨ªa perpetuamente una leve sonrisa enigm¨¢tica en susbios, dejando a todos en incertidumbre sobre sus pensamientos. La mente poco brinte de Fabi¨¢nenz¨® a confundirse nuevamente, atormentada por dudas persistentes. ¡°?Qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª realmente? ?Quiere Sabrinaprar estas cosas o no?", se preguntaba internamente. Con esta incertidumbre acech¨¢ndolo, Fabi¨¢n volvi¨® apetir contra Sabrina en siguiente subasta. Cuando elev¨® su oferta a noventa millones, e repentinamente dej¨® de pujar. "i?Qu¨¦ diablos le pasa a esta mujer?!", pens¨® frustrado. Sin embargo, no solo Fabi¨¢n, incluso Araceli era incapaz de descifrars intenciones de Sabrina. Si Fabi¨¢n ofrec¨ªa una suma elevada, Sabrina se retiraba; si ¨¦l abandonaba, epraba sin titubear ni mostrar arrepentimiento posterior. A estas alturas, subasta parec¨ªa haberse convertido en un espect¨¢culo protagonizado exclusivamente por Sabrina y Fabi¨¢n. Todos los presentes los observaban con expresiones indescriptibles,o si contemran a dos acauddos insensatos despilfarrando dinero. Que siguieran con su contienda; al menos esa noche habr¨ªa entretenimiento de calidad. Antes del inicio de subasta, se hab¨ªa distribuido un cat¨¢logo detando los art¨ªculos que saldr¨ªan a puja. Fabi¨¢n ten¨ªa especial inter¨¦s en adquirir ciertos objetos espec¨ªficos. No obstante, tras su prolongada bata con Sabrina, esos art¨ªculos codiciados a¨²n no hab¨ªan sido presentados, y su presupuesto se encontraba pr¨¢cticamente agotado. Realizando un c¨¢lculo minucioso,prob¨® que ya hab¨ªa gastado m¨¢s de doscientos millones de pesos colombianos, incluyendo todo el dinero que su padre le hab¨ªa proporcionado paraprar el obsequio de cumplea?os de su madre. Fue entonces cuando Fabi¨¢n, recuperando finalmente lucidez,prendi¨® que hab¨ªa adquirido numerosos objetos sin verdadero valor para ¨¦l. De repente, una hermosa y exquisita cadena con un colgante engastado con gemas de un intenso azul marino apareci¨® ante los ojos maravidos de los asistentes. El cor 20:07 Capitulo 314 resndec¨ªa con un brillo hipn¨®tico bajo iluminaci¨®n, tan sobrecogedor que dejaba s¨ªn aliento a quienes lo contemban. Los ojos de Araceli se iluminaron instant¨¢neamente con admiraci¨®n y reconocimiento. "?Es... Azul Profundo!" Azul Profundo era precisamente el cor queplementaba su viol¨ªn Mar Profundo. La leyenda narraba que los antiguos propietarios de ambas piezas hab¨ªan sido una pareja unida por un amor trascendental. Posteriormente, el due?o de Azul Profundo pereci¨® en un tr¨¢gico idente, y el poseedor de Mar Profundopuso una melod¨ªa que alcanz¨® enorme fama antes de desaparecer sin dejar rastro. Incluso su preciado viol¨ªn hab¨ªa pasado a ser patrimonio p¨²blico. Algunos sosten¨ªan que hab¨ªa fallecido; otros especban que, devastado por p¨¦rdida de su amado, hab¨ªa perdido inspiraci¨®n para tocar, vi¨¦ndose obligado a vender el instrumento. Independientemente de versi¨®n aut¨¦ntica, constitu¨ªa una historia profundamente conmovedora. Debido a que Mar Profundo era reconocidoo uno de los violines m¨¢s prestigiosos del mundo, el valor del cor Azul Profundo tambi¨¦n se hab¨ªa incrementado considerablemente. Sin embargo, resultaba innegable que esta joya pose¨ªa una belleza extraordinaria. Cualquier mujer que posara sus ojos en e sucumbir¨ªa inevitablemente a su encanto. Araceli contemba fijamente el cor exhibido sobre el podio cuando s¨²bitamente pareci¨® percatarse de algo y dirigi¨® r¨¢pidamente su mirada hacia Andr¨¦. -Andr¨¦, t¨²... La voz de Andr¨¦ reson¨® baja y n¨ªtida en respuesta. -Te promet¨ª que te iba a regr un cor nuevo. Chapter 315 Cap¨ªtulo 315 Araceli permaneci¨® sumida en una profunda depresi¨®n durante semanas tras perder su cor, llegando incluso a requerir varias hospitalizaciones debido a su vol¨¢til estado an¨ªmico. Andr¨¦ le hab¨ªa prometido entonces un nuevo cor, asegur¨¢ndole que superar¨ªa con creces al que pertenec¨ªa a madre de Sabrina. Hoy, contemndo el resndeciente Azul Profundo ante sus ojos, Araceliprendi¨® finalmente magnitud de aque promesa. -Andr¨¦, no ten¨ªas que molestarte tanto por m¨ª -murmur¨® Araceli mientrass l¨¢grimas de emoci¨®n rodaban por sus mejis. -El Azul Profundo con tu interpretaci¨®n de Mar Profundo ser¨¢ algo ¨²nico - respondi¨® Andr¨¦, vando en e su intensa mirada. El cor que Araceli hab¨ªa codiciado de madre de Sabrina palidec¨ªapletamente frente a esta joya. Ahora su mente y coraz¨®n estaban cautivados enteramente por el Azul Profundo. Ya se imaginaba luciendo aque maravi mientras interpretaba Mar Profundo, creando un espect¨¢culo verdaderamente m¨¢gico y sublime. A diferencia de los dem¨¢s art¨ªculos subastados, el Azul Profundoenzaba con un precio inicial de veinte millones de pesos colombianos. Sis pujas anteriores aumentaban al igual, con esta extraordinaria pieza cada incremento deb¨ªa ser de m¨ªnimo cien millones. Muchos de los asistentes hab¨ªan acudido precisamente por esta joya que, aunque te¨®ricamente valorada en cien millones de pesos, probablemente alcanzar¨ªa los doscientos millones seg¨²n el ritmo que llevaba subasta. Como era de esperarse, el precio del Azul Profundo ascendi¨® r¨¢pidamente hasta los ochenta millones. Fue entonces cuando Andr¨¦, quien hab¨ªa permanecido en silencio durante toda vda, finalmente intervino con voz serena. -Cien millones. Con esas escuetas pbras, tensi¨®n en el ambiente se intensific¨® instant¨¢neamente. Los presentes guardaron un silencio c¨®mplice que evidenciaba su profundo respeto hacia Andr¨¦, indiscutible tit¨¢n empresarial colombiano cuya influencia se extend¨ªa por todo el pa¨ªs. Nadie, ni siquiera sus m¨¢s ac¨¦rrimospetidores, se atrever¨ªa a desafiarlo abiertamente, conscientes de ques rivalidadeserciales son ef¨ªmeras ys potenciales alianzas futuras, valiosas. Un silencio absoluto rein¨® en s. El subastador, impresionado por situaci¨®n, reconoci¨® el poder de un verdadero magnate capaz de silenciar a una multitud con una simple deraci¨®n. Normalmente habr¨ªa promocionado m¨¢s pieza antes de iniciar cuenta regresiva, pero sabiendo que nadiepetir¨ªa contra Andr¨¦, decidi¨® proceder directamente. -Cien millones a una. -Cien millones as dos. Justo cuando estaba a punto de concluir venta, una voz femenina, ra y melodiosa, reson¨® 20:07 en el silencio. -Doscientos millones. -?Guau! Las miradas at¨®nitas de todos los presentes se dirigieron hacia quien hab¨ªa formdo aque deunal oferta. ?Doscientos millones? ?Un aumento de cien millones de una s vez? Aquello no era simplemente dinero, era una fortuna extraordinaria. Sabrina manten¨ªa su expresi¨®n imperturbable, aparentemente indiferente as miradas estupefactas que recib¨ªa. Aunque el cor era indudablemente hermoso, su valor real no superaba los cien millones. ?Lo valoraba tanto por capricho o exist¨ªa alg¨²n motivo oculto? Las miradas inquietas se volvieron nuevamente hacia Andr¨¦. Qu¨¦ audaz era aque mujer, desafiando abierta y descaradamente a alguien tan poderoso sin mostrar el menor temor. Andr¨¦ observ¨® a Sabrina con una mirada que se oscureci¨® gradualmente antes de dirigir su atenci¨®n hacia Fabi¨¢n, quien capt¨® inmediatamente el mensaje tras recuperarse de su asombro inicial. -Doscientos cincuenta millones -solt¨® Fabi¨¢n con voz vte. Aunque sab¨ªa que Andr¨¦ respaldar¨ªa econ¨®micamentepra si el cor terminaba en sus manos, Fabi¨¢n ya no mostraba seguridad de antes. Se trataba de dinero real, no de simples billetes de juego. Por m¨¢s que deseara actuar impulsivamente por amor, era consciente de su incapacidad para afrontar semejante suma. Fabi¨¢n entend¨ªa perfectamente que Andr¨¦ le hab¨ªa pedido pujar no porque careciera de recursos, sino para determinar si Sabrina pretend¨ªa incitarlos a elevar continuamente el precio. Despu¨¦s de todo, cifra ya superaba en m¨¢s de cien millones el valor original de pieza, una cantidad nada despreciable. Sin embargo, Sabrina, quien normalmente sab¨ªa cu¨¢ndo detenerse, sigui¨® pujando imcablemente. Chapter 316 Cap¨ªtulo 316 -Trescientos millones. Fabi¨¢n contempl¨® a Sabrina con incredulidad reflejada en cada l¨ªnea de su rostro, mientras sus cejas se arqueaban en una expresi¨®n de absoluta perplejidad. -?Est¨¢ loca esta mujer? Dirigi¨® una mirada interrogante hacia Andr¨¦, buscando silenciosamente instriones sobre si deb¨ªa continuar elevando oferta en aque vertiginosa espiral de cifras astron¨®micas. Los ojos de Andr¨¦, oscuroso pozos de tinta imprable, apenas revron su intenci¨®n con un imperceptible asentimiento que solo Fabi¨¢n pudo captar en medio de tensi¨®n reinante. -Tres mil quinientos millones -pronunci¨® Fabi¨¢n tras arar suavemente su garganta, sin atreverse a replicar audacia de Sabrina de incrementar cien millones de un solo golpe. -Cuatrocientos millones -respondi¨® Sabrina sin vi¨®n, con misma naturalidad con que alguien anuncia hora. La audiencia, inicialmente conmocionada pors cifras en juego, cay¨® en un silencio sepulcral que pesaba sobre s. Las miradas converg¨ªan hacia Sabrinao si contemran a una demente que hab¨ªa perdido todo contacto con realidad y el valor del dinero. Nadie, ni siquiera entre los m¨¢s acauddos presentes, podr¨ªa justificar semejante derroche desenfrenado. El rostro de Araceli experiment¨® una sucesi¨®n de emociones contradictorias que transformaron su expresi¨®n varias veces en cuesti¨®n de segundos. La frustraci¨®n se apoderaba de e al ver c¨®mo raramente encontraba algo que realmente despertara su inter¨¦s, y ahora que lo hab¨ªa hado, Sabrina parec¨ªa dispuesta a arrebat¨¢rselo a cualquier precio, por puro capricho malicioso. -Se?orita Ib¨¢?ez, tenemos nuestras diferencias, pero ?no cree que est¨¢ yendo demasiado lejos al arruinar subasta solo por un capricho? Las miradas que los asistentes dirig¨ªan hacia Sabrina estaban cargadas de suspicacia y desconfianza. El precio hab¨ªa alcanzado nivelespletamente irracionales que desafiaban toda l¨®gicaercial. Adem¨¢s, ?qu¨¦ se de capacidad econ¨®mica ser¨ªa necesaria para desembolsar cuatrocientos millones en un ¨²nico movimiento? La mayor¨ªa dudaba seriamente que Sabrina dispusiera de semejante poder adquisitivo. En cuanto a Andr¨¦, nadie cuestionaba su capacidad financiera, pero todos coincid¨ªan en que un hombre de sus negocios noeter¨ªa insensatez de malgastar tal fortuna en un simple cor, por extraordinario que fuese. El subastador parec¨ªa desconcertado ante el giro que hab¨ªa tomado el evento. Las subastas constitu¨ªan transiones formales y vites; una puja ganadora que no se honrara o no pudiera respaldarse acarrear¨ªa graves consecuencias legales. Si los participantes ofrecieran cantidades sin intenci¨®n de pagar o asumir responsabilidades, todo el sistema de subastas perder¨ªa su integridad fundamental. 20:07 Capitulo 316 Un empleado se aproxim¨® discretamente al subastador y murmur¨® algo en su o¨ªdo con expresi¨®n preocupada. El subastador asinti¨® levemente tras escuchar el mensaje confidencial. Momentos despu¨¦s, otro empleado se acerc¨® directamente a Sabrina. -Se?orita, si confirma que estaba bromeando, podemos reiniciar esta subasta desde el principio. Era evidente que este empleadopart¨ªa el escepticismo general sobre capacidad de Sabrina paraprometer tal cantidad en adquisici¨®n de un cor. Andr¨¦ podr¨ªa permit¨ªrselo, pero esta mujer sentada discretamente en cuarta f, ciertamente no. Antes de que Sabrina pudiera articr respuesta alguna, Fabi¨¢n se?al¨® acusadoramente. -?E no puede pagar tanto, est¨¢ subiendo el precio a prop¨®sito para causar problemas! El empleado, tras escuchar esta acusaci¨®n, adopt¨® una actitud m¨¢s severa y formal. -Se?orita, por favor no contin¨²e con esta broma. Si no fuera porque hab¨ªa demostrado seriedad adquiriendo algunos lotes anteriores, no habr¨ªan sido tan considerados ni le habr¨ªan ofrecido esta segunda oportunidad para retractarse discretamente. Sabrina esboz¨® una sonrisa serena que contrastaba con tensi¨®n circundante. -No estoy bromeando, quieroprar este cor por cuatrocientos millones, ?hay alg¨²n problema? ?O tienen un l¨ªmite en sus subastas y mi oferta es tan alta que est¨¢ afectando el evento? El empleado frunci¨® el ce?o mientras analizaba con creciente iodidad. -Se?orita, ?est¨¢ segura que no est¨¢ bromeando? La voz profunda y ligeramente indolente de Gabriel se elev¨® entre el murmullo general. -Este empleado, al cuestionar si mi amiga puede pagar, ?nos est¨¢ menospreciando? Si es as¨ª, deber¨ªan sacarnos para dar un ejemplo y mostrar su autoridad. El empleado reconoci¨® inmediatamente a Gabriel, y su expresi¨®n cambi¨® sutilmente al escuchar aque vda amenaza. -Se?or Castillo, no es eso lo que quiero decir... pero este precio es realmente muy alto. Solo quiero confirmar si se?orita ha en serio. -ro que hablo en serio. Sabrina dirigi¨® su mirada hacia Andr¨¦ y Araceli con una sonrisa enigm¨¢tica que parec¨ªa esconder secretos indescifrables. -Se?or Carvalho, ?todav¨ªa quiere este cor? ?Qu¨¦ osad¨ªa desafiar directamente a Andr¨¦ frente a todos los presentes! Aunque, bien pensado, 20:07 Capitulo 316 si Andr¨¦ no lograba manejar el desaf¨ªo de una mujer que se atrev¨ªa a enfrentarlo p¨²blicamente, ?no constituir¨ªa eso una humici¨®n devastadora para su reputaci¨®n? Chapter 317 Cap¨ªtulo 317 -?Maldita sea! ?Esta tipa todavia se atreve a retarnos! -Fabi¨¢n ten¨ªa el rostro contorsionado, apretando los dientes con furia contenida-. Andr¨¦, sigue subiendo oferta. ?No puede ser que e te gane! -Mi presupuesto es de ochocientos millones -der¨® Sabrina con serenidad imperturbable-. Si el se?or Carvalho ofrece m¨¢s de esa cantidad, el cor ser¨¢ suyo. Si su presupuesto es menor, mejor nopita conmigo. Sabrina dirigi¨® su mirada hacia Andr¨¦ y esboz¨® una sonrisa sutil, cargada de desaf¨ªo. -De todas formas, no puedes ganarme. -?Ochocientos millones? -Fabi¨¢n casi se dobl¨® de risa, su voz te?ida de desprecio-. Sabrina, has puras tonter¨ªas. Eres tan pobre que, si no fuera por los hombres, ?podr¨ªas pagar siquiera ochenta mil? -Si el se?or Guerrero es tan impresionante, ?por qu¨¦ no paga esos ochocientos millones? -replic¨® Sabrina, elevando ligeramente su mirada con un destello de desaf¨ªo en sus ojos. Fabi¨¢n abri¨® boca y qued¨® moment¨¢neamente sin pbras. ?Eran ochocientos millones! No se atrev¨ªa a rdear frente a esa cifra astron¨®mica, pero tampoco cre¨ªa que Sabrina pudiera reunir semejante cantidad. Se?al¨® acusadoramente hacia e,o si hubiera tenido una revci¨®n divina. -?Ya entend¨ª todo! Quieres hacer lo mismo que antes: enga?arnos para que ofrezcamos un precio alto y luego retirarte. ?Es ese tu n? -?Sabrina, de verdad no tienes verg¨¹enza! -exm¨® Fabi¨¢n,o si hubiera descubierto evidencia irrefutable de un crimen. -Se?or Guerrero, uno puedeer lo que quiera, pero no deber¨ªa har sin pensar -respondi¨® Sabrina con expresi¨®n de sorpresa genuina-. Todospetimos limpiamente, ?de d¨®nde saca que estoy enga?ando? -Estoy dispuesta a hacer ofertas altas por lo que considero valioso. Si algo supera mi l¨ªmit¨¦, simplemente no sigo pujando. -Seg¨²n su l¨®gica, ?cualquier persona quepita y luego se retire est¨¢ actuando de m fe? Adem¨¢s... Una sonrisa enigm¨¢tica se dibuj¨® en el rostro de Sabrina, transformando sus fiones. -He ganado m¨¢s subastas que usted, se?or Guerrero. -?Y puedes pagar todas esas cosas? ?No es gracias a que los hombresspran por ti? -solt¨® Fabi¨¢n sin filtrar sus pbras. -Se?or Guerrero, no todass mujeres necesitan depender de un hombre paraprar lo que desean -intervino Gabriel con voz baja y cadenciosa-. Laspras de Sabrina son con su 20:08 Cap¨ªtulo 317 propio dinero, no tienen rci¨®n conmigo. Ser¨ªa mejor que evitara juzgar a los dem¨¢s, especialmente as mujeres, con tanto menosprecio. -La mujer que subestima podr¨ªa ser m¨¢s rica y talentosa que usted. Las pbras de Gabriel resonaron entre los presentes, despertando simpat¨ªa entre muchas des mujeres asistentes, quienes simult¨¢neamenteenzaron a sentir aversi¨®n hacia Fabi¨¢n, ese individuo detestable. Variosentarios empezaron a circr entre multitud. [Este tipo, creo que se apellida Guerrero, ?verdad? Tan irrespetuoso cons mujeres, hay que advertir a nuestras amigas que eviten alianzas matrimoniales con familia Guerrero.] [Mi madre dirige realmente el conglomerado empresarial. Si este individuo desprecia tanto el potencial femenino, no parece un socio adecuado para nuestra corporaci¨®n. Contactar¨¦ a mi madre inmediatamente.] [La pr¨®xima semana mi hermana tiene programado un encuentro con el heredero del Grupo Guerrero. Debo alerta para que reconsidere. Si este sujeto exhibe talportamiento, familia dif¨ªcilmente ser¨¢ mejor.] Los murmullos y miradas reprobatorias se multiplicaban alrededor de Fabi¨¢n, cuyo rostro cambiaba de tonalidado un caleidoscopio crom¨¢tico. Intent¨® desesperadamente rectificar: -Est¨¢n malinterpretando mis pbras, no era esa mi intenci¨®n... "Era solo una broma", pens¨® angustiado. Si su padre, obsesionado con el beneficio empresarial, se enteraba de que el Grupo Guerrero hab¨ªa sido manchado por sus imprudentesentarios, ?seguramente le romper¨ªas piernas! Sin embargo, nadie prestaba atenci¨®n a sus explicaciones. Todos lo observaban con evidente desprecio. Incluso quienes reconoc¨ªan que Fabi¨¢n simplemente hab¨ªa hado sin pensar, lo miraban con burlona condescendencia. "Realmente es un idiota", reflexionaban algunos. "Asociarse con semejante necio podr¨ªa contagiar su estupidez". -Se?orita Ib¨¢?ez, ?puede realmente permitirse este cor? -pregunt¨® Araceli con suavidad. 20:08 Chapter 318 Cap¨ªtulo 318 En esta ocasi¨®n fue Andr¨¦ quien tom¨® pbra, cortando el tenso silencio que se hab¨ªa instdo en s. -ro que puede-afirm¨® con voz temda. Sus ojos permanec¨ªan fijos en los de Sabrina, aques pups oscuras que reflejaban silueta de mujer, escrut¨¢nd con una profundidad que parec¨ªa traspasar cualquier barrera. -E no minti¨®. Todo lo que adquiri¨® lo pag¨® con su propio dinero. Al fin y al cabo... -aunque se dirig¨ªa al resto, su mirada no abandonaba el rostro de Sabrina ni por un instante- tiene una fortuna de mil millones. Puede gastaro le zca, obviamente. Lasrgas pesta?as de Sabrina se agitaron ligeramente, mientras su expresi¨®n manten¨ªa aque sonrisa sutil que no revba sus pensamientos. -Entonces, se?or Carvalho, ?va a seguir subiendo su oferta? -pregunt¨® sin alterar supostura. Losbios de Andr¨¦ dibujaron una sonrisa g¨¦lida, contrastando con intensidad hda que emanaba de sus ojos. -La se?orita Ib¨¢?ez derrocha dinero sin miramientos, determinada a ganar a cualquier precio. ramente me rindo ante usted. Sabrina ampli¨® ligeramente su sonrisa. -Tengo un presupuesto de ochocientos millones. ?No quiere seguir pujando, se?or Carvalho? Podr¨ªa hacerme gastar un poco de mi dinero. -?Y luego dejar de pujar para enga?arnos? -replic¨® Andr¨¦ con voz serenao un arroyo monta?oso-. Si quieresprarlo por ochocientos millones, puedes ofertar directamente esa cantidad. As¨ª nadiepetir¨ªa contigo. -Tambi¨¦n busco una ganga -respondi¨® Sabrina con naturalidad-. Si puedo conseguirlo por cuatrocientos millones, ?qui¨¦n querr¨ªa pagar ochocientos? Mi dinero no cae del cielo. Si logro ahorrar cuatrocientos millones, tendr¨¦ suficiente para disfrutar vida. Araceli finalmenteprendi¨® que Sabrina realmente pose¨ªa una fortuna considerable. Hac¨ªa poco tiempo, incluso hab¨ªa amenazado a Andr¨¦ y le hab¨ªa extorsionado mil millones. Lo que acababa de adquirir val¨ªa aproximadamente nueve mil millones, lo que significaba que a¨²n conservaba m¨¢s de ocho mil millones en su poder. Ten¨ªa todo el capital necesario parapetir con ellos. Adem¨¢s, ?qui¨¦n pod¨ªa asegurar que no inr¨ªa el precio hasta cierto punto para luego retirarse, talo hab¨ªa hecho con Fabi¨¢n, aprovech¨¢ndose descaradamente de ellos? Sabrina se atrev¨ªa a apostar, pero ellos no pod¨ªan permitirse semejante lujo. Mientras estas ideas cruzaban su mente, Araceli sinti¨® unas ganas irrefrenables de destrozar a Sabrina. El cor de madre de Sabrina hab¨ªa sido recuperado por e. Y ahora, pretend¨ªa tambi¨¦n llevarse su "Azul Profundo". 20:08 Capitulo 318 Percibiendo mirada cargada de veneno que le dirig¨ªa Araceli, Sabrina se volvi¨® hacia e con calcda lentitud. -?Qu¨¦ pasa, se?orita? ?Tambi¨¦n quiere aumentar su oferta? Araceli esboz¨® una sonrisa forzada que apenas ocultaba su frustraci¨®n. -No, si a se?orita Ib¨¢?ez le gusta tanto, se lo dejo. -Se?orita, est¨¢ equivocada corrigi¨® Sabrina con firmeza-. Este cor no me lo est¨¢ dejando; lo he ganado por mis propios m¨¦ritos. Si no fuera as¨ª, no me lo deje. Compitamos justamente. Araceli cerr¨® los pu?os instintivamente, v¨¢ndoses u?as ens palmas sin sentir dolor alguno. Aque maldita lo estaba haciendo deliberadamente, solo buscaba humi frente al todos los presentes. Un sabor met¨¢lico inund¨® su boca mientras mord¨ªa su lengua para contener rabia. Andr¨¦, aparentemente hastiado del espect¨¢culo, intervino con voz grave: -Te riendo ser m¨¢s discreta, Sabrina. Si no, podr¨ªas enfrentar consecuencias. -Est¨¢ bien-respondi¨® e sin rastro de temor, con abierta arrogancia-. Esperar¨¦ a ver esas consecuencias. Los ojos oscuros de Andr¨¦ desteron con frialdad. No era de los que disfrutaban enfrasc¨¢ndose en discusiones est¨¦riles, as¨ª que se limit¨® a mirar intensamente a Sabrina antes de guardar silencio. Momentos despu¨¦s, el personal trajo cuidadosamente "Azul Profundo" ante Sabrina. Si aque joya cayera al suelo, e podr¨ªa rechaza porpleto. Cuatrocientos millones... el solo hecho de sostene entres manos hac¨ªa que los nervios se tensaran. En ese preciso instante, innumerables miradas convergieron sobre Sabrina. Todos los presentes ansiaban descubrir si aque mujer que hab¨ªa hado con tanta seguridad finalmente cumplir¨ªa su pbra. Chapter 319 Cap¨ªtulo 319 -?Y si e de verdad se niega a pagar? ?Qu¨¦ castigo le tocar¨ªa? El sal¨®n entero conten¨ªa respiraci¨®n mientras tensi¨®n se apoderaba del ambiente. Las miradas converg¨ªan en el centro de aque escena que marcaba el climax de subasta. Incluso Araceli observaba a Sabrina con un destello de esperanza en sus ojos. Si por alg¨²n mgro no pudiera efectuar el pago, el Azul Profundo permanecer¨ªa en sus manos,o un tesoro que se niega a abandonar a su due?a. Sin embargo, Sabrina desbarat¨® cualquier expectativa adversa. Sin el menor titubeo, extrajo su tarjeta bancaria del bolso y desliz¨® sobre el lector con un movimiento fluido y seguro. El sonido electr¨®nico confirm¨® lo inevitable: transi¨®n hab¨ªa sido aprobada. La multitud contempl¨® a Sabrina con asombro mal disimdo. Aque mujer, a quien muchos hab¨ªan considerado una simple ingenua, acababa de desembolsar cuatrocientos millones de pesos sin pesta?ear. No les qued¨® m¨¢s remedio que reconocer verdad evidente: estaban frente a una mujer con un poder econ¨®mico formidable. Durante el transcurso de subasta aparecieron varias piezas fascinantes. Sabrina puj¨® con precisi¨®n calcda y logr¨® adjudicarse dos objetos m¨¢s. Cada vez que alzaba mano para ofertar, pr¨¢cticamente ning¨²npetidor se atrev¨ªa a desafia. Parad¨®jicamente, los art¨ªculos que adquiri¨® resultaron incluso m¨¢s econ¨®micos que su precio inicial de salida. Fabi¨¢n, por su parte, no reuni¨® el valor para confronta nuevamente. Su presupuesto hab¨ªa tocado fondo y si ca¨ªa otra vez ens redes de Sabrina, ni siquiera influencia de Andr¨¦ bastar¨ªa para rescatarlo de ruina. Percibiendo atm¨®sfera, Sabrina decidi¨® conceder una oportunidad al resto de los participantes y ces¨® sus pujas. Andr¨¦ y Fabi¨¢n parecieronprender que, frente a estrategia deliberada de Sabrina, sus ofertas solo conducir¨ªan a p¨¦rdidas financieras of simplemente ser¨ªan superadas por e, as¨ª que tambi¨¦n se abstuvieron de continuar. Al concluir el evento, Dani permanec¨ªa absorta en una especie de enso?aci¨®n incr¨¦d. -?De verdad te atreviste a enfrentar a Andr¨¦? ?No tienes miedo que te vuelva a hacer algo? Sus ojos se posaron en el Azul Profundo que adornaba el cuello de Sabrina y dej¨® escapar una expresi¨®n de admiraci¨®n. -Aunque debo admitir que es hermos¨ªsimo. Sabrina esboz¨® una sonrisa sutil. -Aunque no los provocara, igual me buscar¨ªan problemas. Prefiero responderles que esperar a que me hagan da?o. Dani murmur¨® pensativa: 2009 Capitulo 319 -Pero gastar tanto dinero solo por desquitarte... eso si duele. Diez mil millones son suficientes para vivir tranqus por siempre. -Pero... -cambi¨® abruptamente de tema- esos Carvalho y Guerrero fueron unos malditos al corrernos del hotel. Se merecen esta li¨®n. Gabriel, que escuchaba atentamente, intervino: -?Las echaron de un hotel? Dani asinti¨® con pesadumbre. -S¨ª, ni te imaginas. Anoche dormimos en mi carro viejo. Si intentamos ir a otro hotel seguro nos corren tambi¨¦n. Gabriel desconoc¨ªa ques residencias de ambas mujeres hab¨ªan sido embargadas. Al escuchar el rto de Dani, solt¨® una risaprensiva. -?Solo es eso? Tengo varias propiedades a mi nombre. Pueden quedarse en una, consid¨¦renlo alojamiento para empleados. Danienz¨® a declinar oferta: -Gracias se?or Castillo, pero no hace falta. Ma?ana voy a ver unas casas... Antes de que pudiera concluir su frase, voz de Sabrina se impuso con decisi¨®n: -Muchas gracias, se?or Castillo. Aceptamos su oferta. Dani mir¨® a su amiga con desconcierto. Con semejante fortuna a su disposici¨®n, podr¨ªan adquirir m¨²ltiples propiedades y mudarse de inmediato. ?Por qu¨¦ optar por una casa de Gabriel? Sin embargo, prontoprendi¨® estrategia: era otra forma de inquietar a Andr¨¦, de demostrarle que Sabrina no era simplemente una mujer desamparada. Gabriel, quien llevaba los art¨ªculos adquiridos por Sabrina, emiti¨® una risa suave y c¨®mplice, -Si Hern¨¢n supiera cu¨¢nto dinero desperdici¨® Fabi¨¢n en tonter¨ªas, seguro se sentiria aliviado, ?no crees? Sabrina, consciente de que Gabriel hab¨ªa descifrado sus intenciones, no intent¨® negarlo. Su mirada sigui¨® a Fabi¨¢n, quien abandonaba el recinto con expresi¨®n sombr¨ªa, -Si no quierepensar a Hern¨¢n, que pierda su dinero en otras cosas... Al final, todos pagan por sus errores. Dani contempl¨® a su amiga con renovada admiraci¨®n. Gastar miles de millones solo por defender los intereses de Hern¨¢n reflejaba una lealtad extraordinaria, -?Maldita sea! ?Esa Sabrina me meti¨® en un verdadero l¨ªo! Con el rostro crispado por frustraci¨®n, Fabi¨¢n contemba pintura mural que hab¨ªa adquirido a un precio exorbitante. Sent¨ªa el impulso visceral de destroza en mil pedazos, 20.08 Capitulo 319 pero sabia que esa i¨®n impulsiva tampoco resolver¨ªa su dilema para explicar

tro. Despu¨¦s de contestars madas, sus rostros palidecieron de inmediato. El mensaje era breve y contundente. -?Est¨¢n despedidos! ntentaron defenderse o explicar, pero otra parte no les dio oportunidad, colgando 13 1008 Capitulo 367 inmediatamente. 1906 Chapter 368 Cap¨ªtulo 368 Volver a mar, pero nadie respondi¨®. Estas personas estaban visiblemente nerviosas y miraban a Andr¨¦ en busca de ayuda. -Se?or Carvalho, no puede dejarnos as¨ª. Nosotros... nosotros solo hicimos lo que usted nos pidi¨®. Andr¨¦, despu¨¦s de recibir una bofetada de Sabrina, ten¨ªa una expresi¨®n sombr¨ªa y desagradable. -?Cu¨¢ndo les ped¨ª que hicieran eso? El director estaba al borde des l¨¢grimas. -Pero notificaci¨®n que recibimos dec¨ªa que era una instri¨®n suya. Viendo esto, Araceli pens¨® que situaci¨®n iba a empeorar. El director continu¨®: -Todos ellos son sus buenos amigos de toda vida. El se?or Fabi¨¢n Guerrero nos lo advirti¨® personalmente... Nosotros, personas peque?as, ?c¨®mo podr¨ªamos atrevernos a ofender a ustedes, los grandes se?ores? El rostro de Andr¨¦ se oscureci¨® y de inmediato m¨® a Fabi¨¢n. -?Ven a verme ahora mismo! Andr¨¦ no le dio a Fabi¨¢n oportunidad de preguntar nada, simplemente colg¨®. Araceli quer¨ªa advertir a Fabi¨¢n, pero jugar con el celr frente a tanta gente ser¨ªa demasiado obvio. Podr¨ªa dtar que e tambi¨¦n estaba implicada. Que se descubra si tiene que descubrirse. Despu¨¦s de todo, fue idea de Fabi¨¢n, e solo ayud¨® a maqui un poco para que no se descubriera tan r¨¢pido. Inicialmente, Fabi¨¢n hab¨ªa hado con algunos padres, insinuando que sus hijos deber¨ªan hacerle algo a Romeo. Pero Araceli, al darse cuenta, detuvo a Fabi¨¢n. Herir a Romeo ser¨ªa demasiado evidente, y podr¨ªa ser descubierto f¨¢cilmente. Pero airlo era diferente. A veces, el da?o emocional puede ser tan efectivoo el f¨ªsico. Incluso si Romeo se quejaba, no servir¨ªa de nada. 19:06 Capitulo 368 Hacer amigos es algo del coraz¨®n, no des iones. Si los ni?os no quer¨ªan jugar con ¨¦l, nadie pod¨ªa obligarlos. Este tipo de bullying era perfecto, dif¨ªcil de detectar. Araceli no esperaba que se descubriera tan r¨¢pido. El video pronto mostr¨® lo que hab¨ªa sucedido. Al ver esto, Sabrina finalmente entendi¨® por qu¨¦ Thiago y Romeo no hab¨ªan mencionado nada, Ser ridiculizado abiertamente por un ni?o de seis a?os... Sabrina tambi¨¦n se sinti¨® in¨²til. Sabrina mir¨® a Romeo. -?No volviste a casa ni nos contaste esto porque no quer¨ªas preocuparme? Esta vez, Romeo no intent¨® fingir ser una v¨ªctima. Con cabeza baja, evitaba mirar a Sabrina a los ojos. -Ten¨ªa miedo de que se?orita Sabrina, al saberlo, se preocupara por c¨®mo sus problemas me afectar¨ªan y me enviara de regreso... Pero no quiero volver porque los d¨ªas con se?orita Sabrina, se?orita Dani y Hern¨¢n son realmente felices. No me importa si esto me afecta, solo tengo miedo de que se?orita Sabrina me deje. Hab¨ªa escuchado a se?orita Sabrina har de esto con Dani. La se?orita Sabrina hab¨ªa dicho: -Fabi¨¢n, Araceli y Andr¨¦ seguir¨¢n caus¨¢ndome problemas. Tal vez Romeo tambi¨¦n se vea afectado. ?Deber¨ªa enviarlo de vuelta por un tiempo? Romeo, con cabeza baja, parec¨ªa un ni?o que hab¨ªa hecho algo mal. Pero ¨¦l era v¨ªctima. Los ojos de Sabrina se llenaron de l¨¢grimas de repente. Gabriel mir¨® a Romeo, dejando escapar un ligero suspiro. Sabrina lo abraz¨® suavemente. -La se?orita Sabrina promete que no importa lo que pase, no volver¨¢ a enviarte lejos, ?de acuerdo? -De acuerdo -respondi¨® Romeo, con cabeza enterrada en el abrazo de Sabrina, su voz apagada. Thiago, al ver esto, sinti¨® un miedo inexplicable de perder algo. Capitulo 368 El video pausado continu¨® reproduci¨¦ndose. En panta del video aparecieron r¨¢pidamente Jos¨¦, ¨¢lvaro y los otros tres. Chapter 369 Cap¨ªtulo 369 Ellos rodearon a Thiago. Al ver esta escena, Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, mientras que el alma de se?ora Vega casi se le escapaba del susto. Solo con mirars im¨¢genes que mostraba el video de vigncia, se pod¨ªa ver que Jos¨¦ ¨¢lvaro y sus dos amigos no ven¨ªan con buenas intenciones. Adem¨¢s, manera en que acorrban a Thiago era experta, ramente no era primera vez que lo hacian. Los ojos oscuros de Andr¨¦ se oscurecieron a¨²n m¨¢s. Pronto, voz de Jos¨¦ ¨¢lvaro reson¨® en los o¨ªdos de todos. -Hace unos d¨ªas, escuch¨¦ a mi mam¨¢ decir que tuya solo termin¨® secundaria, que ni siquiera reconoce todass letras, a diferencia de nosotros, los ni?os que vamos a escus de ¨¦lite. -Estos ni?os probablemente no saben sobres veces que tu madre, que da tanta verg¨¹enza y es tan in¨²til, ha hecho el rid¨ªculo. -Jajaja, aunque no lo sepan, no importa, pronto nos encargaremos de que todos se enteren. El silencio se hizo presente de repente. Nadie m¨¢s habl¨®. Solo se escuchabans risas despectivas de Jos¨¦ ¨¢lvaro en el video de vigncia. La mirada hda de Andr¨¦ se dirigi¨® hacia se?ora Vega. Al cruzar mirada con Andr¨¦, se?ora Vega tembl¨®, casi perdiendo el alma del susto. Lo que e dec¨ªa de Sabrina en privado, su desd¨¦n, era asunto suyo. Pero decirlo abiertamente era una pura y simple humici¨®n. Adem¨¢s, pors pbras de Jos¨¦ ¨¢lvaro, era evidente que hab¨ªa estado acosando a Thiago durante mucho tiempo. Ya en el jard¨ªn de ni?os anterior, parec¨ªa que siempre hab¨ªa estado molestando a Thiago. Al ver esto, el rostro de Sabrina tambi¨¦n se torn¨® sombr¨ªo. Nunca hab¨ªa sabido que Thiago hab¨ªa sido v¨ªctima de acoso en el jard¨ªn de ni?os. Pors pbras de Jos¨¦ ¨¢lvaro y sus amigos, no era dif¨ªcil deducir que una gran parte del motivo del acoso a Thiago era e. Sabrina de repente record¨® que hubo un tiempo en que Thiago estaba muy deca¨ªdo. 19.06 Capitulo 369 Le pregunt¨® a Thiago qu¨¦ le pasaba, pero ¨¦l no dec¨ªa nada. M¨¢s tarde, Fernanda mencion¨® que quer¨ªa ense?arle personalmente a Thiago durante un tiempo, y Thiago se qued¨® con e durante un mespleto. Aunque Sabrina sol¨ªa ir a mansi¨®n a ver a Thiago, Fernanda nunca dejaba quedarse a pasar noche. Y el tiempo que pasaba con Thiago era solo durante corta cena. Los fines de semana, Thiago ten¨ªa que aprender varios cursos y no ten¨ªa tiempo para ve. Sabrina record¨® que fue desde entonces que actitud de Thiago hacia eenz¨® a enfriarse. En ese momento pens¨® que era por Araceli. Ahora parece que no todo era por Araceli. Thiago probablemente fue durante ese tiempo cuando empez¨® a ser acosado. Todos pronto entendieron causa y efecto de situaci¨®n. La raz¨®n de pelea de Romeo era ra, porque Jos¨¦ ¨¢lvaro y sus amigos dijeron cosas insultantes sobre Sabrina. Es sorprendente que Jos¨¦ ¨¢lvaro, siendo tan joven, pudiera decir cosas tan hirientes. Esto demostraba que hab¨ªa estado expuesto a talesentarios en su entorno. El vergonzoso incidente de Sabrina en fiesta fue algo que ¨¦l vio con sus propios ojos, eso .podr¨ªa dejarse pasar. Pero lo de su bajo nivel educativo, si los adultos no lo mencionaban, ¨¦l no lo sabr¨ªa. Losbios de Andr¨¦ se apretaron, su rostro apuesto parec¨ªa cubierto por una capa de escarcha. Mir¨® a Thiago, su voz fr¨ªao el hielo. -?Cu¨¢ndo pas¨® esto? Thiago baj¨® cabeza, sin atreverse a mirar a los ojos de Andr¨¦. -... Desde que mam¨¢ hizo el rid¨ªculo en mi fiesta de cumplea?os. Andr¨¦ pregunt¨®: -?Por qu¨¦ nunca me dijiste nada de esto? La voz de Thiago era baja: -Abu dec¨ªa que estabas muy ocupado, que no deb¨ªa preocuparte con estas peque?as cosas. Andr¨¦: 213 19:06 -Entonces, ?por qu¨¦ no se lo dijiste a tu mam¨¢? Chapter 370 Cap¨ªtulo 370 Thiago murmur¨®: -Decirle a mam¨¢ no servir¨¢ de nada. ¨¦l fue derribado por esos t¨ªos y nadie dijo una pbra para defender a mam¨¢, y e fue objeto de bu por eso. Una mam¨¢ as¨ª... no tiene capacidad de ayudarme a resolver estos problemas. -Adem¨¢s, hace un momento mam¨¢ de Jos¨¦ ¨¢lvaro, al enterarse de que mi mam¨¢ es tutora de Romeo, hizo que ese chico malo se arrodira para pedir disculpas. No le tiene miedo a mam¨¢ en lo m¨¢s m¨ªnimo. Si hoy el queetiera el error fuera yo, ?tambi¨¦n tendr¨ªa que arrodirme y pedir perd¨®n? Andr¨¦ y Gabriel miraron al mismo tiempo a se?ora Vega. Al encontrarse con sus miradas, se?ora Vega se puso p¨¢lida de miedo, y sus piernas casi se doron. Entonces escucharon a Thiago decir: -Adem¨¢s, abu dice que soy el futuro heredero del Grupo Carvalho y que debo resolver estos problemas por mi cuenta, que no debo pensar siempre en acusar a los padres. Los ojos oscuros de Gabriel briban con una luz sombr¨ªa. Los ni?os que crecen rodeados de amor y aquellos que nunca lo han sentido son distintos. Era evidente que familia Carvalho hab¨ªa invertido mucho esfuerzo en educaci¨®n acad¨¦mica de Thiago. No importa d¨®nde,s calificaciones de Thiago siempre estaban entres mejores. Aunque era inteligente, al fin y al cabo, solo ten¨ªa cinco a?os, y al enfrentar situacioneso esta todav¨ªa se sent¨ªa asustado y confundido. Desde otra perspectiva, suportamiento caprichoso y desafiante hacia Sabrina se deb¨ªa a que hab¨ªa recibido mucho amor de e. Lo escaso es valioso. Lo que es abundante a menudo parece barato. Pero Romeo era diferente. ¨¦l ya hab¨ªa aprendido que debe aferrarse fuertemente a lo que quiere. Las pbras de Thiago sumieron al lugar en un silencio profundo. Hasta que voz perezosa de Gabriel rompi¨® calma. -La verdadera raz¨®n por que su madre es despreciada y ridiculizada afuera, en realidad, es por ipetencia de su familia y su esposo. Thiago vio con sus propios ojos c¨®mo su madre fue tratada injustamente y, en lugar de recibir apoyo de familia, fue reprendida. Su mirada recorri¨® el rostro p¨¢lido de se?ora Vega y luego se detuvo en Andr¨¦. Habl¨® sin rodeos: -Se?or Carvalho, ?ha escuchado alguna vez que solo los hombres in¨²tiles permiten ques mujeres sean humidas afuera? Si no me equivoco, probablemente hasta ahora no sepa por qu¨¦ Sabrina se divorci¨® de usted, tal vez piense que exager¨® y ni siquiera se dio cuenta de lo que hizo mal, ?verdad? 12 Con una sonrisa suaveo una brisa primaveral, sus pbras eran afdaso cuchillos. -La esposa del director ejecutivo del Grupo Carvalho, no solo fue intimidada por cualquier persona, sino que tambi¨¦n fue objeto de bu por los ni?os. Y su propio hijo tambi¨¦n fue acosado y maltratado. Andr¨¦, ?no cree queo esposo ha fracasado estrepitosamente? Las pups de Andr¨¦ se contrajeron. Instintivamente mir¨® a Sabrina, cuyo rostro no mostraba ninguna emoci¨®n, haciendo imposible discernir sus sentimientos. Gabriel continu¨®: -Pero yo no soyo usted. Soy alguien que defiende a los suyos. No se puede maltratar a mi hijo, y mucho menos a Sabrina. Su mirada fr¨ªa se pos¨® en se?ora Vega. -?No es se?ora Vega que siempre ha de arrodirse y disculparse? Su hijo es peque?o, no me importa. Pero usted,o adulta y madre del ni?o, arrodillese y pida perd¨®n por ¨¦l. Despu¨¦s de todo, si tanto le gusta arrodirse, seguro lo har¨¢ con elegancia. 1907 Chapter 371 Cap¨ªtulo 371 El rostro de se?ora Vega de inmediato se torn¨® del color del h¨ªgado de cerdo. Con qu¨¦ facilidad le pide a los dem¨¢s que se arrodillen. Pero cuando se trata de e, historia es diferente. A pesar de su descontento, se?ora Vega tem¨ªa presencia de Gabriel y se esforz¨® por har con cortes¨ªa. -Se?or Castillo, sus pbras son algo excesivas, ?no cree? Las c¨¢maras de seguridad muestran ramente que su hijo fue el primero en golpear. Independientemente de situaci¨®n, golpear a alguien est¨¢ mal. No solo no se disculpan, sino que esperan que v¨ªctima se arrodille. ?Qu¨¦ se de l¨®gica es esa? -No hay l¨®gica -respondi¨® Gabriel con lentitud, pronunciando cada pbra-. Lo que yo digo, es l¨®gica. Te doy un minuto para que te arrodilles y te disculpes con Sabrina; si lo haces, no perseguir¨¦ m¨¢s este asunto. Pero si decides enfrentarte a m¨ª... Gabriel esboz¨® una sonrisa maliciosa-. El clima est¨¢ cambiando, y tal vez cierta empresa deber¨ªa ir a quiebra. Se?ora Vega hab¨ªa pensado que Gabriel quer¨ªa abordar el incidente de su hijo Romeo siendo golpeado. Siguiendo el principio de evitar problemas mayores, ya hab¨ªa considerado en su mente que no ser¨ªa inaceptable que Jos¨¦ ¨¢lvaro se disculpara con Romeo. Pero jam¨¢s esper¨® que Gabriel exigiera que e se disculpara con Sabrina. Uno de los motivos por los que despreciaba a Sabrina y haba mal de e frente a sus hijos era envidia que le ten¨ªa. ?C¨®mo pod¨ªa una mujer sin poder ni influencia, que no ten¨ªa nada m¨¢s que una cara bonita, casarse con un hombre tan buenoo Andr¨¦? Adem¨¢s, sus hijos eran inteligentes y sobresalientes. En contraste, e, una dama de buena familia, tuvo que entrar en el mundo delercio por el bien de su familia y se vio obligada a un matrimonio arredo. Se cas¨® con un hombre que hab¨ªa tenido suerte al principio de su carrera y que ahora ten¨ªa un estatus, pero que solo sab¨ªa enga?a con otras mujeres. Su hijo hered¨®s ms cualidades de su padre, tanto en inteligenciao en apariencia. Toda su envidia hacia Sabrina se transform¨® en bu y desprecio. Ahora, al escuchar que Gabriel le ped¨ªa disculparse con Sabrina, su primera rei¨®n fue: ¡°?Pedirle disculpas a esa mujerzu, nunca!" Gabriel asinti¨®, sin molestarse. -Aunque no soy una persona de gran influencia, un simple Grupo Vega no es un problema para m¨ª. Dicho esto, m¨® por tel¨¦fono dnte de todos. Con voz serena, dijo: -El Grupo Vega me ha provocado. En diez minutos, enc¨¢rgate de eso. 19:07 Capitulo 371 Se?ora Vega contuvo respiraci¨®n, -?No... no me asustas con tus amenazas! No te creo. -Espero que sigas sinti¨¦ndote igual en diez minutos -respondi¨® Gabriel. En ese momento, lleg¨® Fabi¨¢n. Todav¨ªa no ten¨ªa ro lo que hab¨ªa sucedido. -Andr¨¦, me maste con urgencia, ?qu¨¦ sucede? Fabi¨¢n mir¨® a multitud en s, notando que Romeo estaba herido, y una sonrisa de suficiencia apareci¨® en su rostro. -Vaya, ?este ni?o hizo enojar a alguien y lo golpearon? Los ojos profundos y agudos de Andr¨¦ se fijaron en Fabi¨¢n. -Fabi¨¢n, dime verdad. ?Fuiste t¨² quien, usando mi nombre, hizo que todos en el jard¨ªn de ni?os airan a Romeo? ?Maldita sea, tan r¨¢pido lo descubrieron! Fabi¨¢n mir¨® instintivamente a Araceli, pero e ten¨ªa cabeza ligeramente baja, sin mirarlo. Los ojos de Fabi¨¢n vacron, nerviosos. En ese momento, sab¨ªa que hab¨ªa sido descubierto. Negarlo ser¨ªa in¨²til. Si Andr¨¦ le estaba preguntando, era porque ya sab¨ªa algo. 22 Chapter 372 Cap¨ªtulo 372 Fabi¨¢n dijo: -Ese No puedo soportar a ese chico malo que siempre est¨¢ molestando a Thiago. Es cierto que dije algunas cosas. Solo que... Fabi¨¢n se apresur¨® a a?adir: Solo que lo hice en mi propio nombre, no us¨¦ el tuyo, Alguien pudo haberlo malinterpretado... Gabriel sonri¨® levemente. -Si fue un malentendido, se sabr¨¢ al investigarlo. Se?or Carvalho, ?no estar¨¢ defendiendo a su buen hermano, verdad? Gabriel no era alguien f¨¢cil de enga?ar. Andr¨¦ y Fabi¨¢n hab¨ªan crecido juntos, y Andr¨¦ pod¨ªa ver r¨¢pidamente si Fabi¨¢n ment¨ªa. Andr¨¦ cerr¨® los ojos con decepci¨®n. -Fabi¨¢n, los asuntos de los adultos no deber¨ªan involucrar a los ni?os. Esta vez, te has pasado de raya. El color del rostro de Fabi¨¢n cambi¨®. Sab¨ªa que si Andr¨¦ decid¨ªa investigar, no podr¨ªa ocultarle nada. -Yo... solo quer¨ªa darle una peque?a li¨®n. ?Qui¨¦n le manda a estar siempre molestando a Thiago? En realidad, solo quer¨ªa que Sabrina perdiera el apoyo de familia Castillo. Con Gabriel ayud¨¢nd, no era f¨¢cil atacar a Sabrina. Como ¨²ltima vez, serons propiedades y fondos de Sabrina. Pero Gabriel r¨¢pidamente ubic¨® en una propiedad a su nombre. Descubri¨® que cada vez que intentaba perjudicar a Sabrina, no solo fracasaba, sino que Sabrina terminaba teniendo suerte. La ¨²ltima vez, fue condenado por todos, convirti¨¦ndose en el vino a ojos del p¨²blico, casi ahog¨¢ndose en el desprecio de los internautas. Las iones del Grupo Guerrero cayeron en picada durante varios d¨ªas. El abuelo, enojado, incluso lo castig¨® severamente. Ahora,s heridas en su espalda por los azotes a¨²n no sanaban del todo. Lo que m¨¢s lo enfurec¨ªa era que, para recuperar reputaci¨®n, el abuelo estaba promoviendo y apoyando a Sabrina de todass formas posibles. 1907 Capitulo 372 Incluso estaban tratando de crear impresi¨®n de que todo fue un guion publicitario, no un ataque deliberado contra Sabrina, "embajadora de caridad". Pedro advirti¨® que si causaba m¨¢s problemas con este asunto, ¨¦l mismo lo castigar¨ªa severamente. Despu¨¦s de todo el alboroto que caus¨® y el dinero que gast¨®, al final, solo benefici¨® a Sabrina. ?C¨®mo podr¨ªa Fabi¨¢n estar satisfecho? Reflexionando, pens¨® que probablemente era porque Gabriel y su hijo estaban ayudando a Sabrina en secreto. Sin los Castillo, eliminar a Sabrina ser¨ªa tan f¨¢cilo astar una hormiga. neaba aplicar estrategia de aimiento que us¨® con Thiago al caso de Romeo. As¨ª es, el acoso a Thiago tambi¨¦n fue obra suya. Para alejar a Thiago de Sabrina y acercarlo a Araceli. Recurri¨® a sus amigos para hacer que Sabrina quedara en rid¨ªculo en una fiesta. Luego, esparci¨® rumores denigrantes sobre Sabrina en c¨ªrculos de alta sociedad. Y efectivamente, desde entonces, Thiago se distanci¨® de Sabrina. Los ni?os, despu¨¦s de todo, no tienen una gran capacidad de resistencia. Con el ¨¦xito de esa vez, Fabi¨¢n estaba listo para repetir t¨¢ctica. Pens¨® que incluso si lo descubr¨ªan despu¨¦s, no importar¨ªa; podr¨ªa explicarle a Andr¨¦ que solo quer¨ªa defender a Thiago. Una peque?ez as¨ª no le importar¨ªa a Andr¨¦. Pero no esperaba que lo descubrieran tan pronto. Andr¨¦ no se molestar¨ªa, pero eso no significaba que Gabriel no lo har¨ªa. Sin embargo, Fabi¨¢n no se preocupaba demasiado. ¨¦l era el mejor amigo de Andr¨¦, y al fin y al cabo, a Romeo no le pas¨® nada grave. ?Qu¨¦ tan grave pod¨ªa ser? Andr¨¦, al ver que Fabi¨¢n no mostraba ning¨²n signo de arrepentimiento, frunci¨® ligeramente el ce?o y, gir¨¢ndose hacia Gabriel, dijo: -?C¨®mo quieres resolver esto? Chapter 373 Cap¨ªtulo 373 Gabriel baj¨® mirada hacia Romeo. -Romeo, ?necesitas que pap¨¢ te haga justicia? Romeo respondi¨®: -El origen de todo esto, en ¨²ltima instancia, fue porque se?orita Sabrina fue intencionalmente tropezada en fiesta de cumplea?os de Thiago. Si realmente quieres hacerme justicia, pap¨¢, entonces castiga a los que hicieron que se?orita Sabrina quedara en rid¨ªculo. Gabriel habl¨® con un tono tranquilo: -Si es as¨ª, entonces que men a todos los que hicieron que Sabrina se cayera ese d¨ªa, que le pidan disculpas. En cuanto al castigo... ustedes decidan. Andr¨¦ mostr¨® una chispa de sorpresa en sus ojos. -?Quieren hacer justicia por Romeo o por Sabrina? Gabriel esboz¨® una ligera sonrisa: -Romeo no necesita que yo le haga justicia, ¨¦l mismo lo har¨¢. Adem¨¢s, fue solo un caso de aimiento... Lanz¨® una mirada significativa a Fabi¨¢n. -Si realmente no puede soportarlo, me lo dir¨¢. Si no me ha dicho nada, significa que para ¨¦l no es gran cosa. Sin embargo, atacar a un ni?o de cinco a?os es realmente despreciable. Se?or Carvalho, hay algo que no estoy seguro si deber¨ªa decir. Andr¨¦ lo mir¨®. -Ha con libertad. Gabriel continu¨®: -Un hombre tan influyenteo usted, se?or Carvalho, rodeado de amigos que solo le causan problemas debido a su falta de juicio. ?No ha o¨ªdo ques amistades reflejan el gusto de una persona? El gusto del se?or Carvalho deja mucho que desear. Fabi¨¢n no pod¨ªa ignorar bu de Gabriel. Su rostro se llen¨® de ira, pero Araceli lo detuvo con un gesto de mano. Fabi¨¢n estaba frustrado, pero se contuvo. Gabriel not¨® el gesto de Fabi¨¢n y levant¨® una ceja. -?Qu¨¦ pasa, se?or Guerrero? ?Se siente responsable por este asunto? Fabi¨¢n se qued¨® sin pbras, trag¨¢ndose su orgullo. 19.07 Si Gabriel insist¨ªa en responsabilizarlo, podria meterse en serios problemas. Ahora que Gabriel queria ir tras ese grupo de "buenos amigos", que lo hiciera, siempre y cuando no fuera tras ¨¦l. Al fin y al cabo, los amigos est¨¢n para usarse. Gabriel hizo unas madas, dando instriones en voz baja. De repente, se escucharon pasos apresurados en puerta. Un hombre de mediana edad, con sobrepeso, entr¨® sudando profusamente. -Se?or Castillo, ?aqu¨ª est¨¢! Me cost¨® encontrarlo. Al entrar, el hombre dirigi¨® su mirada a Gabriel, mostrando una sonrisa servil. -Se?or Castillo, si hay algo que no le satisface, digamelo. ?Por qu¨¦ retir¨® inversi¨®n de repente...? Antes de que pudiera terminar, una voz sorprendida lo interrumpi¨®. -?Querido, ?qu¨¦ haces aqu¨ª?! El hombre gir¨® y vio a su esposa, quedando moment¨¢neamente perplejo. Solo entonces not¨® que el ambiente era algo tenso. Incluso vio a Andr¨¦ y Fabi¨¢n all¨ª, junto a su esposa e hijo. El se?or Vega no entend¨ªa bien situaci¨®n. -Se?or Carvalho, se?or Guerrero, ?qu¨¦ hacen aqu¨ª? Al ver al se?or Vega, Andr¨¦ mostr¨® una expresi¨®n de repulsi¨®n. No hab¨ªa olvidado que fue esa familia que lider¨® el acoso contra su hijo. Al percibir aversi¨®n en el rostro de Andr¨¦, el coraz¨®n del se?or Vega se estremeci¨®. El Grupo Vega hab¨ªa ofendido a Gabriel de alguna manera inexplicable. El Grupo Castillo no solo retir¨® su inversi¨®n, sino que tambi¨¦n advirti¨® que cualquiera que cborara con el Grupo Vega estar¨ªa enfrent¨¢ndose al Grupo Castillo. Si tambi¨¦n ofend¨ªan al Grupo Carvalho, el Grupo Vega estar¨ªa condenado. Al observar escena, el p¨¢rpado del se?or Vega tembl¨®. 1907 Capitulo 374 -?Qu¨¦... qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª? Chapter 374 Cap¨ªtulo 374 En ese momento, Sabrina, que hab¨ªa estado en silencio,enz¨® a har lentamente. -Tu hijo Jos¨¦ ¨¢lvaro, en el jard¨ªn de ni?os anterior, lideraba el aimiento y acoso a mi hijo Andr¨¦. Hoy, por tener un desacuerdo con Romeo, se pele¨® con ¨¦l. Sabrina le pas¨® el video de vigncia a se?or Vega, que estabapletamente perplejo. -Este es el video del incidente, se?or Vega. ?Por qu¨¦ no lo revisa primero? Se?or Vega tom¨® el celr que Sabrina le ofrec¨ªa, sonriendo de manera servil. -Gracias, Fernanda. Como Thiago espa?ero de Jos¨¦ ¨¢lvaro, tambi¨¦n asisti¨® a fiesta de cumplea?os de Thiago y presenci¨® el momento embarazoso de Sabrina. Sin embargo, siendo un veterano en el mundo de los negocios, ¨¦l era mucho m¨¢s astuto y cort¨¦s que su esposa, se?ora Vega. No mostr¨® el m¨¢s m¨ªnimo desprecio ni falta de respeto hacia Sabrina, al contrario, fue sumamente deferente. Al ver esta situaci¨®n, los ojos de se?ora Vega casi se salen de sus ¨®rbitas. Al mismo tiempo, una leve inquietud surgi¨® en su coraz¨®n. ?Habr¨ªa problemas por actitud arrogante que tuvo hacia Sabrina hace un momento? Se?or Vega r¨¢pidamente termin¨® de ver el video de vigncia. Su rostro se torn¨® p¨¢lidoo el papel, y su mano temba mientras sosten¨ªa el celr. No es de extra?ar... No es de extra?ar que Gabriel y Andr¨¦ lo miraran con esa expresi¨®n. Resulta que su hijo no solo acosaba al hijo de Andr¨¦, sino que tambi¨¦n se hab¨ªa peleado con el hijo de Gabriel. Su cara se contrajo un poco antes de sonre¨ªr apresuradamente. -Se?or Castillo, se?or Carvalho, los ni?os son peque?os e inmaduros. Me disculpo sinceramente con ustedes y sus hijos. D¨ªganme, ?qu¨¦ podemos hacer para que nos perdonen? Se?or Vega se humill¨®, adoptando una postura sumisa, casi dobl¨¢ndose hastas rodis. Se?ora Vega abri¨® los ojos con asombro y, sin pensarlo, argument¨®: -Pero fue el hijo de Gabriel quienenz¨® pelea. Mira lo mal que termin¨® Jos¨¦ ¨¢lvaro por culpa de su hijo. Al decir esto, se?ora Vega jal¨® a Jos¨¦ ¨¢lvaro frente a se?or Vega. Se?or Vega fulmin¨® con mirada. 1907 Capitulo 374 -?C¨¢te ya! Gabriel, con tono despreocupado,ent¨®: -Cuando llegu¨¦, tu esposa quer¨ªa que Sabrina y mi hijo se arrodiran para pedirles perd¨®n. Aunque hacer que alguien se arrodille para disculparse es bastante excesivo, no puedo evitarlo; es el m¨¦todo de disculpa que tu esposa propuso. Si no lo acepto, ser¨ªa una falta de respeto para tu esposa. Se?or Vega, ?no crees? Finalmente, se?or Vegaprendi¨® c¨®mo hab¨ªa ofendido a Gabriel. Se gir¨® y abofete¨® con fuerza a se?ora Vega. -?Pah! Se?ora Vega vio estres por el golpe, y su mente qued¨® aturdida. Instintivamente, se cubri¨® cara, mirando a se?or Vega con incredulidad. ¨¦l, con los dientes apretados, le dijo: -?Estoy afuera trabajando duro por familia, y t¨², mujer desgraciada, solo me causas problemas! ?Carajo! ?Arrodite ahora mismo y p¨ªdele disculpas al se?or Castillo, o no te lo perdonar¨¦! Diciendo esto, jal¨® a Jos¨¦ ¨¢lvaro hacia ¨¦l. -?Y t¨² tambi¨¦n! Gabriel intervino: -Deja a los ni?os fuera de esto. La responsabilidad es de los adultos, as¨ª que ellos deben ''disculparse. En ese momento, aunque Gabriel les hubiera pedido disculparse o incluso algo m¨¢s extremo, se?or Vega habr¨ªa tenido que obedecer. De lo contrario, familia realmente podr¨ªa enfrentar ruina y bancarrota. Sin preocuparse por su dignidad o verg¨¹enza, se?or Vega cay¨® de rodis al suelo. -Romeo, lo siento mucho. Fue culpa nuestra, espero que puedas perdonarnos. Romeo se?al¨® a Sabrina, que estaba a undo. -No soy yo a quien debes disculparte, sino a se?orita Sabrina. Chapter 375 1907 Capitulo 375 Setor Vega se qued¨® perplejo por un momento, pero r¨¢pidamente rectific¨® y se disculp¨® con Sabrina. -Se?orita Iba?ez, realmente lo siento, esto fue culpa nuestra. No debimos molestar a su hijo, y mucho menos golpear a este Romeo. Habia notado que hoy Gabriel y su hijo no parec¨ªan tan enojados por el asunto de Jos¨¦ ¨¢lvaro. Parecian m¨¢s molestos por humici¨®n que Sabrina hab¨ªa sufrido. Sin embargo, no era esta mujer mada Sabrina esposa de Andr¨¦? ?Por qu¨¦ Gabriel y su hijo intervendr¨ªan por e? Aunque estaba confundido, se?or Vega no era tan tontoo para preguntar. Volteo y vio a su esposa parada inm¨®vil a undo, su ira aument¨® y le dio otra bofetada. -?Qu¨¦ est¨¢s esperando? ?Por qu¨¦ no te arrodis ante se?orita Ib¨¢?ez? Si no fuera por esta mujer que no supo contrr a su hijo y luego se pavone¨® dnte de Sabrina, ?c¨®mo habria ofendido a Andr¨¦ y Gabriel? Se?ora Vega, aunque renuente, sab¨ªa que si no se humiban ahora, empresa familiar estar¨ªa acabada. Perder su vida de se?ora rica le resultaba m¨¢s doloroso que muerte. En este punto, se?ora Vega ya no se atrev¨ªa a faltar el respeto a Sabrina. Cuanto m¨¢s arrogante hab¨ªa sido antes, m¨¢s humilde era ahora. -Se?orita Ib¨¢?ez... realmente lo siento, dije cosas indebidas antes. Espero que pueda perdonarme y no tome en cuenta mis pbras. La dignidad y el orgullo, frente al dinero, ?qu¨¦ importaban? El hecho de que se?or Vega pudiera humirse tanto demostraba que este hombre mado Gabriel realmente ten¨ªa capacidad de destruir el Grupo Vega. En este momento, se?ora Vega se arrepent¨ªa profundamente. No esperaba que esta mujer, que no era respetada ni querida por su familia pol¨ªtica, tuviera tanta suerte al encontrar un respaldo tan poderoso. Este padre e hijo incluso defend¨ªan a Sabrina en p¨²blico. Sabrina observ¨® a los dos arrodidos en el suelo, sin har de inmediato. Esto hizo que el matrimonio del Grupo Vega, ya nervioso y ansioso, se sintiera a¨²n m¨¢s inquieto. 1908 Despu¨¦s de un rato, Sabrina habl¨® repentinamente -Thiago, ?est¨¢s dispuesto a perdonarlos? Thiago se sorprendi¨®, no esperaba que su mam¨¢ le preguntara eso. ?No se supon¨ªa que mama iba a defender a Romea, ese chico malo? ?Por qu¨¦ le daba esta oportunidad a ¨¦l? ?No se suponia que ya no lo quer¨ªa? Conociendo bien a su hijo, Sabrina vio de inmediato en qu¨¦ estaba pensando Thiago. -Por mi culpa, te han aido y acosado los otros ni?os. Ni siquiera me di cuenta de que te estaban intimidando. Todo esto es culpa mia. Su voz tranqu fluy¨® hacia los o¨ªdos de Thiago. -S¨¦ que, en tu coraz¨®n, soy una mam¨¢ in¨²til en que no puedes confiar. Pero he hecho todo lo posible para darte lo mejor. Obtener justicia para ti es el ¨²ltimo regalo que puedo darteo madre. En ese momento, Thiago se dio cuenta de que su mam¨¢ no erapletamente incapaz de protegerlo. Adem¨¢s, entre ¨¦l y el chico malo, su mam¨¢ le hab¨ªa dado oportunidad de elegir a ¨¦l, no a Romeo. Thiago sinti¨® un nudo en garganta, una tristeza inexplicable. Jos¨¦ ¨¢lvaro, al presenciar esto, tambi¨¦n se ech¨® a llorar. Aunque no le hicieron arrodirse, disculparse era inevitable. Thiago, al final, segu¨ªa siendo un ni?o sencillo y bondadoso. Finalmente, perdon¨® a Jos¨¦ ¨¢lvaro. Aunque perdon¨® a Jos¨¦ ¨¢lvaro, Andr¨¦ no hizo ninguna deraci¨®n. Sabrina sab¨ªa que con el car¨¢cter de Andr¨¦, probablemente no ser¨ªa tan f¨¢cil dejarlo pasar. Pero eso ya no era asunto suyo. Como Sabrina hab¨ªa previsto, el grupo de amigos de Fabi¨¢n no se present¨® en el lugar. Se consideraban buenos amigos de Fabi¨¢n, as¨ª que, ?por qu¨¦ temer a Gabriel? Incluso si el cielo se desplomara, ah¨ª estaba Fabi¨¢n. Siempre que Fabi¨¢n hara con Andr¨¦, ?qui¨¦n se atrever¨ªa a causarles problemas? Chapter 376 Cap¨ªtulo 376 -Sabrina, ?c¨®mo quieres manejar a esas personas? Podemos causarles problemas a sus familias, interceptar sus pedidos... Incluso si quieres que quiebren, no hay problema-dijo Gabriel mirando a Sabrina. Fabi¨¢nent¨® con sarcasmo: -Vaya, ?y no que se?orita Ib¨¢?ez era muy capaz? Al final, ?no es que necesita que un hombre intervenga? Sabrina lenz¨® una mirada a Fabi¨¢n y respondi¨® con calma: -No te preocupes, aunque no dependa de un hombre, me har¨¦ justicia por m¨ª misma. Luego mir¨® a Gabriel. -Tengo pruebas de sus delitos: conducir ebrios, atroper y huir, peleas, forzar chicas y m¨¢s. Solo necesito que el se?or Castillo me ayude a exponerlos sin que nadie interfiera. En su fiesta de cumplea?os hab¨ªa sufrido una gran humici¨®n, no estaba dispuesta a dejarlo pasar. Hab¨ªa estado recopndo pruebas des actividades ilegales de esos j¨®venes descarriados, esperando el momento oportuno para darles un golpe certero. Y ahora, era momento perfecto. Gabriel ech¨® un vistazo significativo a Andr¨¦ y Fabi¨¢n. -Eso es sencillo. Por m¨¢s poder que alguien tenga, nunca podr¨¢ vencer a justicia. Sabrina asinti¨® levemente y mir¨® a Romeo. -Romeo, ?quieres pedir algo m¨¢s? Romeo neg¨® con cabeza. -No, se?orita Sabrina. Regresemos, quieroer los postres que preparas. Sabrina sonri¨® dulcemente. -Est¨¢ bien. Tom¨® de mano a Romeo y sali¨® de oficina. Gabriel, con una sonrisa perezosa, los sigui¨®. Al pasar junto a Andr¨¦, Gabrielent¨®: -Ya que no puedes hacerle justicia a Sabrina, lo har¨¦ yo. De ahora en adnte, yo me encargo de todo lo que le concierne. Andr¨¦ lo mir¨® con ojos afdoso un halc¨®n, pero Gabriel ya hab¨ªa salido de 19.08 La Vi Floral estaba iluminada. Fernanda, con una expresi¨®n de disgusto, se recostaba en el sofa mientras miraba a Andr¨¦ con desagrado. -En ese tiempo, el Grupo Carvalho estaba en un momento crucial. No dejar que Thiago te molestara era por tu bien. Adem¨¢s, ?acaso no es normal que los ni?os jueguen y peleen entre ellos? ?Volver por un peque?o problemao este y pedirle a los padres que intervengan? ?Qu¨¦ se de futuro les espera? Andr¨¦ respondi¨® con voz grave: -Mama, Thiago solo tiene cinco a?os y todos lo est¨¢n aindo. ?De verdad crees que es un peque?o problema? Fernanda, con confianza, no v nada malo en su postura, -Los ni?os de ese jard¨ªn de infantes no tienen un gran trasfondo familiar. De todos modos, Thiago no estar¨¢ all¨ª mucho tiempo, no necesita hacer amigos. Es mejor que no le hablen. La filosof¨ªa de educaci¨®n de Fernanda segu¨ªa siendo misma que cuando educ¨® a Andr¨¦. ¨¦l sab¨ªa que cambiar esa mentalidad era muy dif¨ªcil. Despu¨¦s de unos segundos de silencio, Andr¨¦ pregunt¨®: -En fiesta de cumplea?os de Thiago, los amigos de Fabi¨¢n hicieron caer a Sabrina a prop¨®sito. ?Por qu¨¦ dijiste que fue un idente y que Sabrina estaba exagerando? De camino a vi, Andr¨¦ hab¨ªa interrogado a Thiago sobre lo que realmente hab¨ªa pasado en su fiesta de cumplea?os. Thiago estaba en el segundo piso y vio ramente c¨®mo los amigos de Fabi¨¢n hicieron tropezar intencionalmente a Sabrina. 19.08 Chapter 377 Cap¨ªtulo 377 ¨¦l r¨¢pidamente le cont¨® lo sucedido a su abu. Pero al enterarse, abu no solo no defendi¨® justicia, sino que culp¨® a mam¨¢ por haber avergonzado a familia Carvalho en fiesta, y rega?¨® severamente. Cuando pap¨¢ supo de esto, solo le dijo unas pocas pbras al se?or Guerrero, y el asunto qued¨® en el olvido. Vio a mam¨¢ mordi¨¦ndose elbio inferior, tratando de conteners l¨¢grimas con una expresi¨®n de humici¨®n. En ese momento, ¨¦l pens¨® que mam¨¢ era realmente digna depasi¨®n. Quiso consr a mam¨¢, peros miradas burlonas de los que los rodeaban,o agujas, se vaban en ¨¦l, dej¨¢ndolo sin saber qu¨¦ hacer. Se sent¨ªa perdido, sin saber qu¨¦ era lo correcto. Nadie le daba una respuesta. La voz desde?osa de Fernanda interrumpi¨® los pensamientos de Thiago. -?Qu¨¦ importa si fue intencionado o no? ?Acaso puedes defender a Sabrina? ?Esos son amigos de tus buenos hermanos! Si realmente valoraras tanto a Sabrina, ?se atrever¨ªan los amigos de Fabi¨¢n a molesta? Hablemos de Fabi¨¢n, ?cu¨¢ntas veces ha ridiculizado y menospreciado en los encuentros? Incluso los ni?os de guarder¨ªa se bun de Sabrina, ?no es ese tambi¨¦n tu descuido? Si no fuera porque te pasas exhibiendo tu amor con Araceli, haciendo que todos sepan que tu esposa no es querida, ?qui¨¦n se atrever¨ªa a har mal de Sabrina? ramente es tu descuidoo esposo, ?y ahora vienes a culparme a m¨ª? ?Yo no cargar¨¦ con esa culpa! Fernanda solt¨® unrgo mon¨®logo que dej¨® a Andr¨¦ sin pbras. Una ligera confusi¨®n se reflejaba en sus ojos. ?Acaso realmente hab¨ªa estado descuidando demasiado a Sabrina? Al d¨ªa siguiente, el esc¨¢ndalo de unos amigos de Fabi¨¢n volvi¨® a ser tendencia en toda red. En el video viral, unos j¨®venes en autos lujosos no respetabans normas de tr¨¢fico y a¨²n ten¨ªan una actitud arrogante despu¨¦s de atroper a alguien. -?Dices que estoy manejando ebrio? S¨ª, estoy manejando ebrio. 19:08 cluso si te mato, no tendr¨¦ que asumir responsabilidad legall Preguntas por que? ?No sabes quien es mi papa? ?Y qui¨¦nes son mis amigos cercanos? Conoces a Andr¨¦ del Grupo Carvalho? ?Es buen amigo de mis hermanos! -Dices que no tengo respeto por ley? ?Yo soy ley! El video se volvi¨® viral al instante. Andr¨¦ recibi¨® una mada de Fabian temprano en ma?ana. -Andr¨¦ esto es un desastre, el video de mis amigos no se pudo contener y ahora est¨¢ ens tendencias, todo el mundo est¨¢ hando de eso! Cada vez que Andr¨¦ recibia una mada de Fabi¨¢n, sabia que no era nada bueno, y se sent¨ªa sumamente irritado. Ech¨° un vistazo r¨¢pido as noticias y escupi¨® unas pocas pbras fr¨ªas. -Lo se Era dificil descifrar los verdaderos pensamientos de Andr¨¦ a trav¨¦s de sus pbras. El incidente previo con Sabrina habia afectado el precio des iones del Grupo Guerrero. El abuelo estaba actualmente promoviendo a Sabrina parapensars p¨¦rdidas, y tem¨ªa que Andr¨¦ causara problemas, por lo que le hab¨ªa quitado el poder real. En este momento, Fabi¨¢n no tenia capacidad de hacer desaparecer tendencia. Sin embargo, ya habia presumido ante sus amigos de que lo resolver¨ªa. Ahora, solo podia pedirle ayuda a Andr¨¦. Le dijo con urgencia: -Andr¨¦, ?r¨¢pido, quita tendencia antes de que el asunto se haga m¨¢s grande! Andr¨¦, molesto, se frot¨®s sienes cansadas, y su voz era tan fr¨ªao el hielo. -?Quitar tendencia? ?Quieres que admita que el Grupo Carvalho, que yo, Andr¨¦, soy el respaldo de tus buenos amigos? ?Para que todos nos critiquen? Fabi¨¢n se qued¨® sin pbras. La paciencia de Andr¨¦ con ¨¦l hab¨ªa llegado a su l¨ªmite. Con frialdad, le dijo: -Fabi¨¢n, ?sabes cu¨¢ntos problemas me has causado desde que empezaste a molestar a Sabrina? 19:08 Chapter 378 Cap¨ªtulo 378 Desde que Fabi¨¢nenz¨® a enfrentarse a Sabrina, no ha dejado de salir perdiendo. Si no fuera porque es el hijo del jefe del Grupo Guerrero y por ayuda que recibe de su parte... Ya estar¨ªa acabado. Gracias a un recordatorio de Andr¨¦, Fabi¨¢n finalmente lo entendi¨®. Comparado con esos supuestos "buenos hermanos" suyos, Andr¨¦ era ramente m¨¢s mportante. Lo que le molestaba era que Sabrina hab¨ªa amenazado con revr los secretos de esos hermanos frente a ellos. Y al d¨ªa siguiente, Sabrina realmente lo hizo p¨²blico. Sin embargo, no quer¨ªa que este asunto afectara a Andr¨¦ o a su empresa. Fabi¨¢n entend¨ªa biens ventajas y desventajas de situaci¨®n. -Andr¨¦, lo siento, no pens¨¦ en todo esto. Solo quiero que sus asuntos no te involucren, por eso quer¨ªa que retiraras tendencia ens redes. Andr¨¦ respondi¨® fr¨ªamente: -Si no quieres que sus asuntos nos involucren, no solo no debemos retirar tendencia, sino que debemos emitir ununicado, arar nuestra postura y distanciarnos de ellos. -Entiendo -dijo Fabi¨¢n de inmediato-. Har¨¦ que alguien se encargue de eso ahora mismo. Mientras tanto, Sabrina recibi¨® una mada de Jorge. -Sabrina, lo siento, he estado de viaje y no estaba al tanto de lo que Fabi¨¢n ha estado haciendo, por lo que no pude avisarte con antci¨®n. Sabrina no culpaba a Jorge, al contrario, estaba agradecida por ayuda que le hab¨ªa brindado en varias ocasiones. -Se?or Olivares, me has ayudado tanto, ya te estoy muy agradecida. Jorge guard¨® silencio por unos segundos antes de decir: -Sabrina, ?podr¨ªas marme Jorge,o sol¨ªas hacerlo? Sabrina no seplicaba con un simple nombre. -Est¨¢ bien, Jorge. Si en el futuro necesitas algo de m¨ª, por favor av¨ªsame con anticipaci¨®n. Jorge hizo una pausa antes de responder: -De hecho, hay algo que quisiera pedirte. 10.02 Cap¨ªtulo 378 -?Qu¨¦ es? -pregunt¨® Sabrina. -Escuch¨¦ que neas dar un concierto. ?Podr¨ªas reservarme un buen asiento? Sabrina sab¨ªa que el Grupo Guerrero y el Grupo Carvalho estaban promocion¨¢nd intensamente. Ellos no quer¨ªan que el p¨²blico los vierao unas empresas llenas de maldad, por eso estaban haciendo tanto esfuerzo en su promoci¨®n. Sabrina estaba encantada de aceptar su promoci¨®n y, de paso, anunciar que dar¨ªa un concierto. Ahora, su popridad en inte hab¨ªa superado con creces a de Araceli. Sabrina se sorprendi¨® al escuchar solicitud de Jorge. -?Est¨¢s seguro de que quieres una entrada para mi concierto? Jorge respondi¨® con un tono suave: -?Por qu¨¦? ?No es posible? -No es eso -dud¨® Sabrina-. Parece que Araceli tambi¨¦n va a dar un concierto. ?No piensas ir al suyo? Jorge, con una voz c¨¢lida y culta, dijo: -Su nivel de viol¨ªn es muy alto, pero prefieros piezas que tocas t¨². A cada quien sus gustos. Seguro que Fabi¨¢n y Andr¨¦ lo entender¨¢n. Al escuchar esto, Sabrina acept¨®. -De acuerdo, te reservar¨¦ el mejor lugar. Despu¨¦s de resolver los asuntos de Romeo y Thiago, Romeo volvi¨® a casa de Sabrina. Ambos necesitaban ensayar para una actuaci¨®n en un idioma extranjero. Sabrina se sorprendi¨® al descubrir que Romeo ten¨ªa un gran talento para los idiomas. Quiz¨¢s por su juventud y buena memoria. Con solo ense?arle tres veces, Romeo pod¨ªa recitarlo perfectamente. Sabrina y Romeo eligieron el franc¨¦so su idioma extranjero. Aunque el ingl¨¦s de Romeo era bueno, en otros idiomas no era tan h¨¢bil. Afortunadamente, apenas participaban en un recital en franc¨¦s, as¨ª que pod¨ªan dedicar tiempo a mejorar. Si fuera un examen escrito, Romeo lo tendr¨ªa muy dif¨ªcil para obtener una buena calificaci¨®n. Chapter 379 Cap¨ªtulo 379 El tiempo parapetencia de idiomas lleg¨® r¨¢pidamente. En esta ocasi¨®n, Hern¨¢n se enter¨® inesperadamente del evento en el jard¨ªn de ni?os y, con gran entusiasmo, decidi¨® asistir. -A mi edad, ya retirado, me encanta ver a los ni?os -dijo Hern¨¢n-. Ahora que tengo tiempo, quiero participar en todass actividades del jard¨ªn de ni?os que pueda. Al ver que Hern¨¢n hab¨ªa venido a apoyarlo, Romeo corri¨® hacia ¨¦l y senz¨® a sus brazos. -?Hern¨¢n, usted tambi¨¦n vino! Hern¨¢n sonri¨®, acariciando cabeza de Romeo. -ro, tu abuelo no pod¨ªa perderse tupetencia. Estoy aqu¨ª para animarte. A pesar de su avanzada edad, Hern¨¢n ten¨ªa un esp¨ªritu juvenil que lo hac¨ªa llev¨¢rs muy bien con Romeo, y hasta jugaban juntos. Gabriel, que observaba escena, dej¨® escapar una mirada llena de emociones contradictorias. Al notar atenci¨®n de Gabriel, Hern¨¢n le devolvi¨® mirada, asintiendo ligeramente antes de volver a concentrarse en Romeo con preguntas amables y afectuosas. Gabriel entrecerr¨® los ojos, lleno de pensamientos. Hern¨¢n hab¨ªa percibido algo; quiz¨¢s hab¨ªa descubierto verdadera identidad de Gabriel. Sin embargo, ambos parec¨ªan haber llegado a un t¨¢cito acuerdo de no mencionarlo. Desviando mirada, Gabriel observ¨® a Sabrina. Hab¨ªa escuchado a Romeo har mucho de ese Hern¨¢n, imaginando que se trataba simplemente de un viejo m¨¦dico h¨¢bil. No fue hasta que lo conoci¨® personalmente que descubri¨® que Hern¨¢n era nada m¨¢s y nada menos que el fundador del Grupo Casta?o, un hombre que, tras a?os de retiro, hab¨ªa ca¨ªdo en el olvido para muchos. Gabriel hab¨ªa reconocido a Hern¨¢n por mera casualidad. Nunca imagin¨® que Sabrina, sin darse cuenta, hab¨ªa entado amistad con alguien tan influyente. Y al recordar a Marcelo nco, el amigo de infancia de Sabrina, se pregunt¨® tambi¨¦n sobre su misterioso origen. En cuanto a Dani, por el momento no hab¨ªa encontrado nada fuera de lo¨²n en e. Gabriel observ¨® a Sabrina, rodeada de Romeo, Hern¨¢n y Dani, todos conversando y riendo. Sus ojos, te?idos por noche, parec¨ªan cubrirse por una ligera nie. Sabrina misma era alguien extraordinario, ys personas en su entorno no parec¨ªan ser menos. En ese momento, una voz inoportuna reson¨® a lo lejos. -Vaya, Gabriel, siendo el jefe de familia Castillo, podr¨ªas encontrar a una dama de sociedad para ayudarte con el ni?o. ?Por qu¨¦ te conformas con alguien sin educaci¨®n? Mira a sus amigos, o son mujeres con m¨¢s m¨²sculos que cerebro, o viejos rid¨ªculos. ?De verdad los quieres animando a tu hijo? Las risas y conversaciones se interrumpieron de golpe. Sabrina y los dem¨¢s miraron al intruso 19.08 con calma,o si estuvieran viendo algo desagradable en el suelo. Dani, que solia disfrutar discutiendo con Fabian, ahora ni siquiera tenia ganas de gastar pbras con ¨¦l. -Sabrina, aqu¨ª hay un olor horrible¨Cdijo Dani con desden- Vamos a otrodo a ticar Sabrina asinti¨®, sonriendo, mientras tomaba mano de Romeo. -ro. Nadie m¨¢s presto atenci¨®n a Fabian, y se alejaron de ¨¦l. Fabi¨¢n los mir¨® con una expresi¨®n oscura y una sonrisa maliciosa. -Sabrina, no vas a salirse con tuya. Pronto, te har¨¦ quedar en ridiculo frente a todos. Una vez que salieron de vista de Fabian, Dani no pudo evitar murmurar. -?Ser¨¢ que el cerebro de ese tal Fabian no funciona bien? Despu¨¦s de todass veces que ha salido perdiendo contigo, a¨²n no aprende li¨®n. ?Tendr¨¤ alg¨²n tipo deplejo masoquista? Mientras m¨¢s lo humis, mas se anima. La ¨²ltima vez, el Grupo Guerrero perdi¨® varios cientos de millones en valor de mercado. Si no fuera pors iones r¨¢pidas de su padre y Andr¨¦, el grupo estar¨ªa en serios problemas ahora mismo. Chapter 380 Cap¨ªtulo 380 -?No puedo creer que todav¨ªa tenga el descaro de estar tan presumido! -exm¨® Sabrina con un tono ap¨¢tico. Danient¨®: -Mientras Andr¨¦ est¨¦ dispuesto a ayudarlo, Fabi¨¢n siempre se sentir¨¢ seguro. Sin embargo, continu¨® Dani, creo que paciencia de Andr¨¦ est¨¢ llegando a su l¨ªmite. Cuando los amigos de Fabi¨¢n se metieron en problemas, Andr¨¦ no les ayud¨®, al contrario, se distanci¨® de ellos. Dani rio al recordar aquello. -?Jajaja, qu¨¦ satisfi¨®n! Esos tipos siempre me parecieron repugnantes. En fiesta de cumplea?os de Thiago, Dani tambi¨¦n estuvo presente. Aunque no vio el momento en que esos tipos intentaron hacerle una jugarreta a Sabrina, s¨ª presenci¨® c¨®mo acosaban a una camarera atractiva. Era asqueroso. Por suerte, Sabrina no estaba dispuesta a quedarse cada y reuni¨® pruebas para defenderse. De lo contrario, ?habr¨ªa sido una injusticia tremenda! Sabrina no se preocup¨® demasiado por Fabi¨¢n. Para e, Fabi¨¢n no era m¨¢s que un payaso. Mientras estaban en s de descanso prepar¨¢ndose, alguien toc¨® puerta; era el momento de sacar los n¨²meros para decidir el orden des presentaciones. Sabrina pens¨® que quien sacar¨ªa los n¨²meros ser¨ªa Araceli, pero para su sorpresa, fue Andr¨¦. ¨¦l nunca sol¨ªa asistir a actividades de los ni?os. Sin embargo, ens ¨²ltimas dos ocasiones, ah¨ª estaba su presencia. Parece que posici¨®n de Araceli es m¨¢s importante de lo que Sabrina hab¨ªa imaginado. Thiago probablemente estar¨ªa cumpliendo su deseo, ya que siempre quiso que su pap¨¢ asistiera a suspetencias y presentaciones, para animarlo. Ahora con Araceli en su vida, todos sus sue?os se hac¨ªan realidad. Sabrina, fingiendo no ver a Andr¨¦, apart¨® mirada con indiferencia. En esta ocasi¨®n, no hubo ning¨²n problema con el sorteo. Sin embargo, Sabrina no tuvo mucha suerte y le toc¨® uno de los ¨²ltimos lugares para presentarse. 12 1908 Andr¨¦, por otrodo, obtuvo el quinto lugar, uno de los primeros. Despu¨¦s de registrar el orden de presentaci¨®n, Sabrina sali¨® de s de sorteo para dirigirse de regreso. -Sabrina -Andr¨¦ se apresur¨® a intercepta, bloqueando su camino. Sabrina levant¨® una ceja con un toque de bu en su expresi¨®n. -Andr¨¦, ¨²ltima vez me pediste que me retirara de presentaci¨®n de viol¨ªn. Esta vez, ?no ir¨¢s a pedirme que abandone de idiomas? La manzana de Ad¨¢n de Andr¨¦ se movi¨® ligeramente antes de responder: -No, solo quiero preguntarte algo. Sabrina lo mir¨® con calma: -De todos modos, nosotros salimos m¨¢s tarde; no tenemos prisa. Si no te preocupa perder tiempo, adnte. Andr¨¦ observ¨® con una mirada intensa y su voz adquiri¨® un tono rasposo. -El asunto de fiesta de cumplea?os de Thiago, ?por qu¨¦ no me lo dijiste? -?Que no te lo dije? -Sabrina replic¨®. Te lo mencion¨¦ y dijiste que no lo hicieron a prop¨®sito, que no deb¨ªa arruinar fiesta de Thiago. ?Ya lo olvidaste? Andr¨¦ apret¨® losbios, intentando justificar lo injustificable. -Pero al regresar, no me contaste lo que realmente sucedi¨®. Sabrina solt¨® una risa sarcastica. -?Crees que no quise decirtelo? Apenas empec¨¦ a har, y el tel¨¦fono sono diciendo que Araceli se hab¨ªa desmayado. Te fuiste de inmediato a sudo y, luego, te fuiste con e de viaje por m¨¢s de un mes. Te m¨¦ para decirte que tu mam¨¢ se hab¨ªa llevado a Thiago. Me dijiste que e era su abu y que no le har¨ªa da?o, que no me preocupara. Despu¨¦s Thiago regres¨® a casa y t¨² segu¨ªas con Araceli, disfrutando del paisaje. Andr¨¦, ?no crees que ahora venir a preguntarme es un poco hip¨®crita? Al escuchar a Sabrina, Andr¨¦ record¨® exactamente cu¨¢ndo hab¨ªa ocurrido todo. Susbios se movieron levemente, intentando dar una explicaci¨®n in¨²til. -No estaba de viaje con Araceli, llev¨¦ a buscar tratamiento m¨¦dico. Lo que dijeron los medios eran solo rumores. Chapter 381 Cap¨ªtulo 381 Sabrina tenia una expresi¨®n imperturbable, sus ojos eran serenos. -Ya no tenemos nada que ver, no necesitas explicarme tanto -dijo con frialdad. Andr¨¦ mir¨® fijamente. -Solo quiero que sepas que lo de Araceli y yo no eso piensas. Esas cosas son exageraciones de los medios. En el pasado, ¨¦l habr¨ªa sido demasiado perezoso para explicarse. Andr¨¦ observ¨® el rostro impasible de Sabrina y suaviz¨® su tono. -Lo siento, realmente no sabia que lo de Fabi¨¢n iba a afectar tanto a ti y a Thiago. Sabrina solt¨® una risa cargada de sarcasmo. -El agua no se cong en un d¨ªa, Andr¨¦. ?En serio crees que me menosprecian solo por esto? Ese Fabi¨¢n lleva falt¨¢ndome al respeto bajo tus narices desde hace mucho tiempo. Y t¨², aparte de soltar algunas frases sin sentidoo "basta" o "esto termina aqu¨ª", ?qu¨¦ m¨¢s has hecho? Sabrina lo mir¨® sin expresi¨®n. -Ahora, Thiago est¨¢ siendo acosado porque me menosprecian, y apenas ahora te das cuenta de gravedad del asunto. Andr¨¦, eres el primero que veo que sacrifica a su familia y a su hijo por defender a un ¡°buen amigo". Si sigues permitiendo lo de Fabi¨¢n, Thiago acabar¨¢ mal. Andr¨¦, consciente de su culpa, no contradijo. -De ahora en adnte, me encargar¨¦ de contrr a Fabi¨¢n -dijo finalmente. Sabrina curv¨® losbios y no dijo m¨¢s. El asunto del acoso a Thiago solo result¨® en una promesa de Andr¨¦ de contrr a Fabi¨¢n. Este nombre, desde lo m¨¢s profundo, hab¨ªa desilusionado porpleto. -?Algo m¨¢s? Si no, me voy-dijo Sabrina, cansada. Andr¨¦ sujet¨® por mu?eca. -Sabrina, Thiago es peque?o y necesita a su mam¨¢. En tu ausencia, ha estado muy deca¨ªdo. S¨¦ que he sido negligente contigo. -A partir de ahora, pasar¨¦ m¨¢s tiempo en casa. Por el bien de nuestro hijo, ?podr¨ªas dejar de enojarte? ?Enojarme? pens¨® Sabrina. ¨¦l segu¨ªa pensando que e solo estaba haciendo un berrinche. Sabrina sonri¨® con iron¨ªa. 12 -Andr¨¦, ?esta es tu manera de tratar de convencerme de volver? ?Crees que con solo bajar cabeza y decir unas cuantas pbras bonitas, voy a correr de vueltao una tonta enamorada a ser tu sirvienta? Andr¨¦ ni siquiera se habia disculpado. Araceli y Fabi¨¢n segu¨ªan siendo un tema intocable. ?Realmente pensaba que con un gesto vac¨ªo e volver¨ªa? Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, molesto por c¨®mo e lo describ¨ªa. Permaneci¨® en silencio, intentando contenerse. -Todo lo que no sea necesario puede hacerlo el personal. Puedes volver a casa cuando quieras, o no volver,o desees. Yo har¨¦ con mam¨¢. ro, si el hubiera hado por e antes, ?c¨®mo podr¨ªa Fernanda haberiaplicado tanto? -No volver¨¦ -respondi¨® Sabrina-. Andr¨¦, si hubieras escapado con tanto esfuerzo de una tumba, ?volverias a meterte en e? La voz de Andr¨¦ se torno fria. ¡ª?Una tumba? Durante estos cinco a?os, he cumplido con mi debero esposo. Fue solo por el regreso de Araceli que te descuid¨¦ un poco. Sabrina, ?acaso cinco a?os de matrimonio y nuestro hijo no valen m¨¢s que estas malinterpretaciones? -?Malinterpretaciones? -dijo Sabrina, ri¨¦ndose¨C?Fue una malinterpretaci¨®n que cedieras nuestra boda a Araceli? ?Fue una malinterpretaci¨®n que le dieras el cor de mi madre? ?O tal vez cada vez que me dejaste para ir con Araceli fue una malinterpretaci¨®n? Andr¨¦ no podia explicar eso. Permaneci¨® en silencio por un momento antes de har. -Podemos tener nuestra boda, una m¨¢s grandiosa, si asi lo deseas. Chapter 382 Cap¨ªtulo 382 Sabrina mantuvo una expresi¨®n indiferente. -Mejor no. Las cosas que han usado otros, no me gustan, me parecen repugnantes. La mirada de Andr¨¦ se volvi¨® fr¨ªa. -?Sabrina! E, sin prestarle m¨¢s atenci¨®n, se dio vuelta y se fue. Justo en ese momento, -El Grupo Vega pronto quebrar¨¢. ?El Grupo Vega? ?La familia de Jos¨¦ ¨¢lvaro? Sabrina solo detuvo su paso por un instante antes de continuar su camino lentamente. Mientras Andr¨¦ estaba sacando n¨²meros, Fabi¨¢n llev¨® a Araceli a undo, mostrando una sonrisa astuta. -Araceli, ya lo tengo todo neado. Enpetencia de hoy, Sabrina quedar¨¢ en rid¨ªculo. Al escuchar esto, Araceli levant¨® una ceja. -?near? ?Qu¨¦ neaste? E no hab¨ªa pedido a Fabi¨¢n que neara nada. Hab¨ªa notado que en todos los enfrentamientos entre Fabi¨¢n y Sabrina, Fabi¨¢n pr¨¢cticamente nunca hab¨ªa ganado. Al contrario, siempre que intentaba algo, terminaba ayudando a Sabrina sin querer. Especialmente cuando Sabrina iba a ver a Andr¨¦ para divorciarse, y Fabi¨¢n le dijo que Sabrina quer¨ªa salir con Andr¨¦. M¨¢s tarde, Andr¨¦ le confirm¨® que Sabrina en realidad lo hab¨ªa citado para divorciarse. Si no hubiera sido por su intervenci¨®n, Andr¨¦ ya se habr¨ªa divorciado de Sabrina, y nunca le habr¨ªa dado diez mil millones. Aunque Sabrina a¨²n no hab¨ªa recibido esos diez mil millones, sin ese dinero, el reciente esc¨¢ndalo que enfrent¨® nunca se habr¨ªa resuelto. No se habr¨ªa convertido en una embajadora de caridad, ni habr¨ªa ganado tantos seguidores de noche a ma?ana. Adem¨¢s, el Grupo Guerrero y el Grupo Carvalho.no habr¨ªan salido a defende, ayudando a promocionar su imagen y aumentar su notoriedad. Sabrina hab¨ªa gastado mucho dinero, pero ahora ten¨ªa una reputaci¨®n, un futuro prometedor y muchos seguidores leales. En el futuro, mientras no tenga un esc¨¢ndalo muy grave, siempre habr¨¢ admiradores dispuestos a defende. Si en aquel momento Sabrina y Andr¨¦ se hubieran divorciado directamente, Sabrina no habr¨ªa logrado tanto tan r¨¢pidamente. Incluso, si Andr¨¦ y Fabi¨¢n se hubieran unido, no habr¨ªa podido 19-09 progresar. Araceli casi sospechaba que Fabi¨¢n era un infiltrado de Sabrina. La voz satisfecha de Fabi¨¢n interrumpi¨® sus pensamientos. -Araceli, no te preocupes, ya lo tengo todo neado. Esa Sabrina es tan tonta que nos avis¨® con anticipaci¨®n que participar¨ªa enpetencia con Romeo. Esta vez, no dejar¨¦ que se salga con suya. Araceli dud¨® un poco y dijo: -Fabi¨¢n, mejor d¨¦jalo. En unapetencia de lenguaje, no se necesita mucho talento o habilidad. Thiago siempre ha sido el mejor en su guarder¨ªa. Y Romeo, en cuanto a lenguaje, parece no estar al nivel de Thiago. Tenemos grandes posibilidades de ganar. Fabi¨¢n mir¨® sorprendido. -Lo s¨¦, Sabrina no es rival para ti. Solo quiero que Sabrina pase verg¨¹enza. En cuanto a su desempe?o... Fabi¨¢n solt¨® una carcajada. -Memorizar al pie de letra le podr¨ªa dar un puntaje mediocre, pero eso no tiene sentido. Aun as¨ª, Araceli sent¨ªa que algo no estaba bien. Fabi¨¢n mir¨® hacia s de descanso y vio que Fernanda y los dem¨¢s estaban hando con Thiago, sin prestar atenci¨®n a ellos. Entonces, baj¨® voz y explic¨® su n en voz baja. Al escuchar, expresi¨®n tensa de Araceli se suaviz¨®. -Fabi¨¢n, eres muy listo. ?C¨®mo no se me ocurri¨® una idea tan buena? Fabi¨¢n se sinti¨® hgado por los elogios de Araceli. -Jeje, prep¨¢rate para ver el espect¨¢culo. 19.09 Chapter 383 Cap¨ªtulo 383 La presentaci¨®n de idiomas extranjeros fue un verdadero espect¨¢culo de diversidad, con una variedad de lenguas que deslumbr¨® a todos. Algunos de los ni?os optaron por idiomas menos conocidos, lo que a?adi¨® un toque de exotismo al evento. Sin embargo, fuera del espa?ol e ingl¨¦s, idiomaso alem¨¢n, franc¨¦s y otros segu¨ªan siendos opciones m¨¢s popres. Laspetencias de idiomas no sonos de m¨²sica, que dependen mucho del talento innato. Con suficiente tiempo de preparaci¨®n y memorizaci¨®n, es posible obtener buenos resultados. Si los concursos de m¨²sica miden el talento, los de idiomas miden el esfuerzo. Sabrina tuvo que admitir ques actividades y cursos que ofrec¨ªa esta prestigiosa escu de ¨¦lite eran realmente impresionantes. No es de extra?ar ques familias influyentes prefieran inscribir a sus hijos en este tipo de instituciones. Aunquespetencias de idiomas dependen del esfuerzo, estos ni?os a¨²n son muy peque?os. Incluso con preparaci¨®n, sus habilidades son variadas. Adem¨¢s, algunos ni?os se ponen nerviosos al subir al escenario, lo que hace que olvidens pbras que memorizaron. Algunos padres tampoco tienen una pronunciaci¨®n tan precisa. Como resultado,s puntuaciones m¨¢s altas des primeras actuaciones apenas alcanzaron los ochenta y cinco puntos. -Sabrina, ?siempre traen a tantos jueces para estas actividades? ?Wow, mira, m¨¢s de mitad son extranjeros! -susurr¨® Dani. Dani cont¨® r¨¢pidamente y vio que el panel de jueces ten¨ªa m¨¢s de veinte personas. Aunque solo cinco eran los encargados de calificar, estos cinco escuchabans opiniones del resto del panel. La ¨²ltima vez que Sabrina pa?¨® a Romeo a un concurso de m¨²sica, tambi¨¦n hab¨ªa m¨¢s de veinte jueces. Todos eran profesionales en su campo. No cabe duda de que esta es una escu de ¨¦lite, con recursos abundantes. Sabrina asinti¨® suavemente. 19.09 Capobolo Ph Esos jueces probablemente eran expertos en ling¨¹¨ªstica, con dominio de varios idiomas, e incluso expertos en idiomas menosunes. Despu¨¦s de todo, ?c¨®mo podr¨ªan calificar sin el conocimiento adecuado? Thiago y Araceli subieron al escenario r¨¢pidamente. Como Sabrina hab¨ªa anticipado, Thiago se desempe?¨® de manera impecable, sin un solo error. Araceli, quien lo pa?aba, tambi¨¦n estuvo a altura, con una pronunciaci¨®n ra y precisa. Este tipo depetencia puede parecer senci pero tambi¨¦n es desafiante. Eso el uso del espa?ol est¨¢ndar para unificar diferentes acentos en un pa¨ªs. Para los locales, escuchar a un extranjero har espa?ol siempre suena un poco peculiar. Lo mismo ocurre con los extranjeros. Diferencias en pronunciaci¨®n o acento pueden hacer que, incluso si alguien obtiene calificaciones perfectas en un idioma extranjero, tenga dificultades para entenderlo en otro pa¨ªs. Los extranjeros no se centran tanto en gram¨¢tica, sino m¨¢s en pronunciaci¨®n. Cuando Sabrina estaba en Chile, conoci¨® a varios j¨®venes adinerados que se buban de pronunciaci¨®n de estudiantes de otros pa¨ªses. Gracias a su fluida demaci¨®n y una pronunciaci¨®n impecable, Araceli y Thiago obtuvieron una puntuaci¨®n de noventa y ocho. Les descontaron dos puntos porque a Thiago le falt¨® un poco de desenvoltura en interpretaci¨®n de una breve escena teatral para dos personas. Thiago era bueno en sus estudios, pero nunca hab¨ªa tomado ses de actuaci¨®n, lo que lo hizo parecer un poco r¨ªgido. Lapetencia continu¨®, y aunque hubo otros participantes destacados, el puntaje m¨¢s alto despu¨¦s de ellos fue de noventa y dos, dejando a Araceli y supa?ero con una ventaja considerable. -Esta chica de apellido Vargas realmente tiene talento. Hasta ahora, su grupo tiene puntuaci¨®n m¨¢s alta ent¨® Hern¨¢n mientras se acariciaba barba. -Deja que disfrute su momento de gloria, pronto van a superar -dijo Dani, sonriendo con picard¨ªa. 3 Chapter 384 Cap¨ªtulo 384 Hem¨¢n miro a Sabrina con una sonrisa intrigante -Tan segura est¨¢s? Escuch¨¦ rumores de que esa chica Vargas tiene un buen nivel acad¨¦mico Dani le quin¨® un ojo a Hern¨¢n Solo espera a que Sabrina le d¨¦ una buena li¨®n a Araceli. Heman se mostr¨® a¨²n m¨¢s interesado. -Eso me encantaria. ?Me encanta ver cuando alguien recibe su merecido! Mientras Hern¨¢n y Dani imaginaban el momento en que Araceli recibir¨ªa su li¨®n, Sabrina esboz¨® una sonrisa resignada. Hern¨¢n, a pesar de ser mayor, manten¨ªa un espiritu joven,o un ni?o travieso. Pas¨® un rato m¨¢s y el maestro les indic¨® a Sabrina y Romeo que se prepararan. sy Esta vez, no encontraron a Fabian, Andr¨¦ u otros tratando de causar problemas. Todo transcurri¨® sorprendentemente sin incidentes,o calma antes de tormenta. Incluso Romeo se sentia un poco desconcertado. Mientras esperaban su turno detr¨¢s del escenario, Romeo no pudo evitar mirar a su alrededor. -Se?orita Sabrina, ?por qu¨¦ ese mal tio y esa tia no han venido hoy a molestarnos? -Tal vez piensan que ya tienen victoria asegurada -respondi¨® Sabrina. Thiago pensaba que e ni siquiera reconocer¨ªas letras en ingl¨¦s. Araceli y los dem¨¢s subestimaban por su nivel educativo, consider¨¢nd apenas con estudios de secundaria, y por eso no tomaban en serio. Pronto subieron al escenario. En el instante en ques luces se encendieron, Fernanda, sentada entre el p¨²blico, solt¨® un resoplido de desprecio. -Pretenciosa... Una mujer con solo estudios de secundaria, que se cas¨® con uno de los nuestros gracias a su hijo, y ahora usa nuestra familiao trampol¨ªn para acercarse a otros ricos. ?Qu¨¦ descaro! Luana intent¨® detene. -Mam¨¢, Thiago est¨¢ aqu¨ª. No hables as¨ª. Fernanda no mostr¨® arrepentimiento. -?Por qu¨¦? Si Sabrina tuviera algo de habilidad, Thiago no necesitar¨ªa buscar a alguien m¨¢s para pa?arlo en el concurso. ?Sabrina es verg¨¹enza de nuestra familia! Luana mir¨® a Thiago y le hizo gestos a Fernanda para que se cara. -?Mam¨¢! 10.00 Capitulo 384 Araceli, al notar situaci¨®n, intervino. -Fernanda, presentaci¨®n est¨¢ por empezar. Veamos primero. Fernanda decidi¨® guardar silencio, aprovechando oportunidad para detenerse. En el escenario, Sabrina y Romeoenzaron su actuaci¨®n. Sabrina era hermosa, su voz melodiosa y sus movimientos elegantes capturaban atenci¨®n de todos. Parec¨ªao una brisa fresca que despejaba monoton¨ªa del lugar, revitalizando a toda audiencia, Su pronunciaci¨®n era impecable, cada pbra ra y precisa, una actuaci¨®n perfecta. Romeo tampoco decepcion¨®. Su entonaci¨®n era din¨¢mica, llena de emoci¨®n, dando vida a su personaje. Incluso los jueces sonrieron con satisfi¨®n mientras lo escuchaban, Al final de actuaci¨®n, el p¨²blico estall¨® en ausos entusiastas. Sin embargo, Fabi¨¢n no se dej¨® impresionar. -Seguro que es solo repetir de memoria. Apostar¨ªa que ni sabe lo que est¨¢ diciendo. Fernanda tambi¨¦n desestim¨® su desempe?o. -Este concurso tiene est¨¢ndares muy bajos. Gente sin verdadero talento, que solo busca atajos, no deber¨ªa estar en estapetencia. Solo disminuyen el nivel de todos. Mientras haban, los juecesenzaron a dar sus calificaciones a Sabrina y Romeo. Sorprendentemente, todos los jueces otorgaron una puntuaci¨®n perfecta de cien puntos. Justo en ese momento, uno de los jueces levant¨® una tarjeta con un cero. Chapter 385 Cap¨ªtulo 385 En el escenario, hab¨ªa varios grupos que no hab¨ªan tenido un buen desempe?o. Algunos incluso hab¨ªan olvidado sus l¨ªneas porpleto, lo que los hab¨ªa llevado a interrumpir su presentaci¨®n. Sin embargo, aun con un mal desempe?o, sol¨ªan recibir una puntuaci¨®n m¨ªnima de sesenta puntoso incentivo. Nunca antes se hab¨ªa visto una puntuaci¨®n de cero. El p¨²blico estaba conmocionado, hando en voz baja entre ellos. -?Qu¨¦ pas¨®? ?Por qu¨¦ les dieron cero puntos? -?Alguien entiende franc¨¦s? ?Cometieron un error fatal? -No tiene sentido, aunque hubierido un error, lograron terminar su presentaci¨®n. Deber¨ªan haber recibido al menos ochenta puntos. -?No fue el grupo de Romeo el que lo hizo bastante bien? Incluso pens¨¦ que lo hicieron mejor que el grupo de Thiago. -Yo entiendo franc¨¦s, y su actuaci¨®n no tuvo ning¨²n error. En ese momento, Romeo, de pie en el escenario, not¨® que alguien les hab¨ªa dado un cero, y no pudo evitar sentirse nervioso. Le preocupaba haber fado de alguna manera y haber arrastrado a se?orita Sabrina con ¨¦l, lo que habr¨ªa llevado al jurado a darles esa calificaci¨®n. Sabrina baj¨® mirada hacia Romeo con una expresi¨®n tranquilizadora. Poco a poco, Romeoenz¨® a calmarse. El jurado que les hab¨ªa dado un cero era un hombre de unos treinta a?os, con gafas. Levant¨® su cartel y dijo sin rodeos: -Se?orita Ib¨¢?ez, sospecho que est¨¢s haciendo trampa. -?Trampa? La sorpresa se reflej¨® en los rostros del p¨²blico. Incluso los otros jueces a sudo mostraron expresiones de incredulidad. Hacer trampa en un eventoo este era imperdonable, especialmente considerando que se trataba de unapetencia de jard¨ªn de ni?os. Ense?ar a los ni?os malos h¨¢bitos desde peque?os era inaceptable. Sabrina ech¨® un vistazo al nombre del jurado: David P¨¦rez. En su rostro no hab¨ªa rastro de nerviosismo, y con calma de quien ha sobre el clima, respondi¨®: -Las suposiciones no son pruebas. David no esperaba que esta mujer, al ser acusada p¨²blicamente, pudiera mantenerse tan serena. -Escuch¨¦-dijo David con una sonrisa ir¨®nica- que solo tienes estudios hasta secundaria. Con ese nivel de educaci¨®n, ?c¨®mo entiendes franc¨¦s? ?Y c¨®mo lo has con tanta fluidez? Si no es haciendo trampa, ?entonces c¨®mo? 19-09 Capitulo 385 Sabrina lo mir¨® con desd¨¦n. -?Escuchaste? ?De qui¨¦n lo escuchaste? ?Es solo un rumor? -Y adem¨¢s, ?qui¨¦n dice que alguien con estudios de secundaria no puede entender franc¨¦s? Se?or P¨¦rez, ?acaso est¨¢ siendo discriminatorio? ?Necesito mencionar a personas con poca educaci¨®n formal pero de gran influencia? La expresi¨®n de David se endureci¨®. Hab¨ªa sido demasiado categ¨®rico en sus pbras. Quer¨ªa humir a Sabrina, y en su enojo, hab¨ªa hado sin pensar. Inicialmente, hab¨ªa recibido ¨®rdenes de ponerles cosas dif¨ªciles a Sabrina de manera discreta. Sin embargo, al ver que e no aceptaba su "consejo? y lo desafiaba abiertamente, su desagrado creci¨®. David mir¨® con severidad. neaba ser indulgente, pero si e no lo apreciaba, entonces no le mostrar¨ªa ninguna misericordia. -Lo siento, fue mi error -dijo David con una sonrisa fr¨ªa-. Mis pbras fueron poco precisas, no deber¨ªa juzgar a alguien solo por su educaci¨®n. Pero, ?qu¨¦ m¨¦ritos o derechos tiene una ama de casa que no ha trabajado en cinco a?os parapararse con los grandes h¨¦roes y l¨ªderes? El tono de David se volvi¨® m¨¢s agudo y su voz m¨¢s severa,o si fuera un defensor de justicia. Pero Sabrina no mostr¨® ni una pizca de verg¨¹enza o iodidad. -Admito que no puedopararme con los h¨¦roes y l¨ªderes -respondi¨® e tranqumente-. Entonces, ?el se?or P¨¦rez, con su alto nivel educativo, puedepararse con ellos? David se qued¨® sin pbras. En un duelo verbal, no era rival para Sabrina. Mientras David arremet¨ªa con dureza, Sabrina haba con serenidad de un r¨ªo, haciendo que todo se sintiera m¨¢s llevadero. 2 Chapter 386 Cap¨ªtulo 386 -Esta se?orita, tanto en su manera de haro en su porte, no parece para nada una estudiante que no haya terminado secundaria. ?Ser¨¢ que nos equivocamos? -No creo que sea un error. Escuch¨¦ que esta se?orita Ib¨¢?ez es exesposa de Andr¨¦, sin conexiones ni antecedentes, y ni siquiera tiene un alto nivel educativo... -Pero es que, el nivel de una persona no se puede fingir. Esta se?orita Ib¨¢?ez no parece alguien que no haya visto mundo. -Debe ser una fachada. La gente murmuraba entre s¨ª,nzando todo tipo deentarios. En los ojos de David se reflej¨® un destello de malicia. -Entonces, ?no vas a admitir que hiciste trampa? Sabrina se manten¨ªa firme en el escenario, enfrentando con calmas miradas de todos. -No, no lo admito. Entre el p¨²blico, Araceli not¨® que Fabi¨¢n hab¨ªaenzado a transmitir en vivo nuevamente, y un presentimiento de inquietud se apoder¨® de e. -Fabi¨¢n, ?qu¨¦ est¨¢s haciendo? Fabi¨¢n, sin apartar vista de su celr, respondi¨®: -Transmitiendo en vivo. Quiero que los fans de Sabrina vean lo vergonzoso que es todo esto para e. Araceli intent¨® disuadirlo: -Fabi¨¢n, mejor d¨¦jalo. Cuando Andr¨¦ termine de har por tel¨¦fono y vea lo que est¨¢s haciendo, te va a mar atenci¨®n. Esta vez, verdaderamente quer¨ªa que Fabi¨¢n no transmitiera en vivo. No era solo por aparentar. Cada vez que Fabi¨¢n hac¨ªa una transmisi¨®n en vivo,s cosas no sal¨ªan bien. Nunca lograba captar a Sabrina en un mal momento; al contrario, siempre hac¨ªa que e se luciera m¨¢s. Fabi¨¢n sonri¨® con confianza. -No te preocupes, mi pap¨¢ y Andr¨¦ siempre me dicen que ayude a promocionar a Sabrina. Esta es una forma de hacerlo. Despu¨¦s de todo, varios jueces le dieron m¨¢xima puntuaci¨®n. ?Qui¨¦n sab¨ªa que har¨ªa trampa? Si queda en rid¨ªculo, no es culpa m¨ªa. Araceli iba a replicar, pero voz de David reson¨® a trav¨¦s del micr¨®fono por toda s. Habl¨® unrgo rato en franc¨¦s. Muchos de los presentes que entend¨ªan franc¨¦s se sorprendieron al principio, pero luego no 10:00 pudieron evitar soltar una carcajada. Fernanda, que no haba franc¨¦s, al vers risas a su alrededor, no pudo evitar preguntar -?Qu¨¦ dijo el juez? ?Por qu¨¦ todos se rien? Araceli, conteniendo risa, le tradujo a Fernando. -El juez Davident¨®, "Probablemente, nadie aqu¨ª tiene un nivel educativo m¨¢s bajo que se?orita Ib¨¢?ez, ro, exceptuando a los ni?os de jardin de infantes," Fernanda tambi¨¦n sonri¨® al escuchar esto ynz¨® una mirada de nuevo respeto hacia Araceli, -No esperaba que fueras tan talentosa, incluso sabes franc¨¦s, Araceli percibi¨® el cambio de actitud de Fernanda hacia e y baj¨® mirada para ocultar su emoci¨®n. -Fernanda, me est¨¢s hgando. Fabi¨¢n, que estaba cerca, intervino; -Se?ora Carvalho, Araceli no solo ha franc¨¦s y alem¨¢n, tambi¨¦n domina el alem¨¢n, coreano y japon¨¦s. B¨¢sicamente, conoces lenguas m¨¢s hadas del mundo y tiene nociones de algunas menosunes. Fernanda, al escuchar esto, qued¨® pensativa, Aunque quer¨ªa que Andr¨¦ se casara por conveniencia para fortalecer el Grupo Carvalho, al final Andr¨¦ se cas¨® con alguien que, seg¨²n e, no era m¨¢s que una cara bonita y ni siquiera iguba a Araceli. Ahora que el Grupo Carvalho ya no necesita consolidar su posici¨®nercial a trav¨¦s de un matrimonio, Andr¨¦, pese a estar divorciado, segu¨ªa siendo un buen partido para muchas j¨®venes de alta sociedad. Pero, si esas j¨®venes tratar¨ªan bien a Thiago y si Thiagos aceptar¨ªa, era otro asunto. Ahora, Thiago estaba encari?ado con Araceli, y Araceli tambi¨¦n era muy buena con ¨¦l. Tal vez, dejar que Andr¨¦ se casara con Araceli no ser¨ªa una m opci¨®n. 2/12 Chapter 387 Cap¨ªtulo 387 En cuanto a supuesta enfermedad terminal de Araceli, no hace mucho, Fabi¨¢n le hab¨ªa contado que se hab¨ªa encontrado un tratamiento efectivo para su condici¨®n y que, con el tratamiento adecuado, podr¨ªa recuperarse porpleto. Sin embargo, Fernanda no se mostr¨® muy convencida al escuchar esto. Esa supuesta enfermedad terminal de Araceli, en su opini¨®n, era probablemente solo una estrategia para acercarse a Andr¨¦. Despu¨¦s de todo, entre mujeres, ?qui¨¦n no entender¨ªa sus intenciones? En el pasado, Fernanda habr¨ªa desenmascarado esta mentira frente a Andr¨¦ sin dudarlo. Pero ahora, hab¨ªa decidido no decir nada. Porque se hab¨ªa dado cuenta de que Andr¨¦ a¨²n ten¨ªa intenci¨®n de reconciliarse con Sabrina. Incluso quer¨ªa que Sabrina volviera a ser madre de Thiago. Al escuchar esto, Fernanda sinti¨® una repentina sensaci¨®n de amenaza. E y Sabrina ya hab¨ªan roto toda rci¨®n, y permitir que Sabrina regresara ser¨ªao admitir que se hab¨ªa equivocado. Preferir¨ªa mil veces que Araceli entrara en sus vidas antes que permitir que Sabrina volviera a hacerlo. Fernanda se sent¨® c¨®modamente en su si, observando el espect¨¢culo que se desarroba ante e. Aunque Sabrina y Romeo estaban haciendo una buena actuaci¨®n, Fernanda pensaba que todo era gracias a una memorizaci¨®n ardua. En estos d¨ªas, Sabrina hab¨ªa trabajado hasta tarde cada noche, contratando a varios profesores para prepararse parapetencia. Fernanda simplemente no cre¨ªa que Sabrina supiera har franc¨¦s. En ese momento, Andr¨¦ regres¨® despu¨¦s de atender una mada de su asistente. ¨¦l estaba muy ocupado con su trabajo, y hoy hab¨ªa hecho un esfuerzo especial para venir a ver a presentaci¨®n de Thiago. Sin embargo,s madas eran constantes. Pero durante actuaci¨®n de Thiago, hab¨ªa apagado su celr para concentrarse en el espect¨¢culo de Thiago y Araceli. El hecho de que su presentaci¨®n recibiera una puntuaci¨®n tan alta no sorprendi¨® a Andr¨¦. Conoc¨ªas habilidades de Araceli mejor que nadie. 19:09 Y Thiago nunca habia descuidado sus estudios. Que ganaran el primer lugar era casi indiscutible. La mada habia durado bastante. Cuando regres¨®, actuaci¨®n en el escenario ya hab¨ªa terminado. Andr¨¦ ech¨® un vistazo as dos personas en el escenario, sus ojos oscuros se profundizaron. Sabrina y Romeo. Se gir¨® hacia Luana y pregunt¨®: -?Qu¨¦ pas¨®? ?Se olvidaron del guion? Luana, que miraba a Sabrina con una nueva perspectiva, se volvi¨® al escuchar pregunta de Andr¨¦. -?Olvidar el guion? Hermano, ?por qu¨¦ pensar¨ªas eso? Andr¨¦ observ¨® el alboroto a su alrededor. -?Qu¨¦? ?Acaso arruinaron actuaci¨®n? En su mente, para su hermano, Sabrina parec¨ªa no tener ninguna cualidad. Luana respondi¨®: -No, lo hicieron muy bien, su actuaci¨®n fue casi perfecta. Muchos de los jueces les dieron una puntuaci¨®n de cien, pero uno de los jueces sospech¨® que hicieron trampa. Luana le explic¨® a Andr¨¦ todo lo que hab¨ªa sucedido. Fabi¨¢n, escuchando esto, brome¨®: -Andr¨¦, esa Sabrina realmente ha trabajado duro, su actuaci¨®n fue bastante convincente. E realmente se esforz¨® para que t¨² y Thiago vieran de otra manera. Pero bueno, lo falso siempre ser¨¢ falso, un pez nunca ser¨¢ una pe. ?Ves? El juez lo not¨® y verdad sali¨® a luz. Apenas termin¨® de har cuando Sabrina de repenteenz¨® a har, respondiendo con unarga cadena de franc¨¦s. Todos se quedaron boquiabiertos. La expresi¨®n burlona en el rostro de Araceli no tuvo tiempo de desaparecer. Sabrina continu¨®: -Se?or P¨¦rez, usar el nivel educativo para menospreciar a los dem¨¢s es una muestra de falta de educaci¨®n. Tener a alguieno usted, que desprecia as amas de casa y se bu abiertamente del nivel educativo de otros,o juez, me hace cuestionar seriamente imparcialidad del panel de jueces. Adem¨¢s,o juez de lenguas extranjeras, se esperar¨ªa que su nivel de idiomas superara al de una persona¨²n. Chapter 388 Cap¨ªtulo 388 -Pero, tu pronunciaci¨®n no es precisa. La correcta deber¨ªa ser as¨ª... Sabrina hizo una pausa y repiti¨® en franc¨¦ss pbras que David hab¨ªa usado para burse de su educaci¨®n. Su voz era suave y ra, cada pbra flu¨ªa con precisi¨®n de un libro de texto. Todos los presentes quedaron boquiabiertos. Aquellos que hab¨ªan tomado a Sabrinao un chiste y se unieron a David en sus bus, ahora ten¨ªan el rostro petrificado. Los m¨²sculos de cara de Davidenzaron a contraerse, y su rostro pas¨® de rojo a nco. Aunque nadie lo hab¨ªa golpeado, sent¨ªa un ardor en cara. David hab¨ªa estudiado varios idiomas durante a?os y era un profesor muy respetado en su campo. Todos lo maban se?or P¨¦rez con reverencia. En tradi¨®n de documentos y investigaci¨®n acad¨¦mica, no ten¨ªa problemas. Pero en cuanto a pronunciaci¨®n, le faltaba un poco. A pesar de sus deficiencias en el ha, cre¨ªa que pod¨ªa manejarse f¨¢cilmente con un grupo de no expertos y ni?os de preescr. ?Qui¨¦n hubiera pensado que una ama de casa que no hab¨ªa trabajado en cinco a?os lo dejar¨ªa en rid¨ªculo! David quer¨ªa encontrar alg¨²n error en gram¨¢tica o pronunciaci¨®n de Sabrina. Sin embargo, por m¨¢s que repasara sus pbras en su mente, no encontraba ni un solo defecto. No se supon¨ªa que esta mujer, con solo educaci¨®n secundaria, supiera franc¨¦s, ?verdad? No se supon¨ªa que hab¨ªa sido ama de casa todo este tiempo, ?verdad? ?C¨®mo es posible que su gram¨¢tica sea tan precisa y su acento tan puro? Un nivel as¨ª no era posible con solo educaci¨®n secundaria. Desde el p¨²blico, Thiago miraba fijamente a mujer en el escenario, su rostro lleno de incredulidad y asombro. ¨¦l dominaba tres idiomas, incluyendo el franc¨¦s. Hab¨ªa escuchado ramente conversaci¨®n entre David y su mam¨¢. Cuando el jurado dud¨® de su mam¨¢, casi hab¨ªa cre¨ªdo ens acusaciones. Al igual que los dem¨¢s, no pensaba que su mam¨¢ hara franc¨¦s. Pero para su sorpresa, no solo haba franc¨¦s, ?lo haba incre¨ªblemente bien! 10-10f Incluso pensaba que el franc¨¦s de su madre era mejor que el de su propio profesor. Araceli y Fabi¨¢n tambi¨¦n estaban at¨®nitos ante escena. Fabi¨¢n trat¨® de justificarlo, diciendo: -Tal vez hizo trampa, y alguien le estaba traduciendo en directo a trav¨¦s de un auricr. Luana, en un gesto raro, defendi¨® a Sabrina. -Aunque alguien le estuviera traduciendo en directo, si no supiera nada de franc¨¦s, ?c¨®mo podr¨ªa hario de manera tan pura y fluida? Alguien que no entiende el idioma no podria har tan est¨¢ndar, incluso si le estuvieran ense?ando pbra por pbra. Araceli mir¨® a Andr¨¦ y pregunt¨® en voz baja: -Andr¨¦, se?orita Ib¨¢?ez tambi¨¦n sabe franc¨¨s? Andr¨¦ no dijo nada, solo observ¨® a mujer en el escenario. No sabia que su esposa tocaba el viol¨ªn. Tampoco sab¨ªa que e hara franc¨¦s. Fabi¨¢n sugiri¨® una nueva teor¨ªa: ¡ªQuiz¨¢s cuando contrataron al profesor de franc¨¦s para Thiago, Sabrina aprendi¨® en secreto tambi¨¦n. Thiagoenz¨® a tomar ses con varios profesores cuando empez¨® a har. Andr¨¦ respondi¨® con calma: -Puede ser. Parecia ser ¨²nica explicaci¨®n posible. Entonces, Thiagoent¨®: -?Y si mam¨¢ siempre supo franc¨¦s? Todos se volvieron hacia Thiago. Fabi¨¢n resopl¨®, incr¨¦dulo: -?C¨®mo es eso posible? Alguien con educaci¨®n secundaria, ?c¨®mo podria saber franc¨¦s? 22 Chapter 389 Cap¨ªtulo 389 -Pero, yo estudio franc¨¦s con el profesor, y mi mam¨¢ nunca ha entrado -dijp Thiago, mirando a Sabrina en el escenario- Adem¨¢s... e ha mejor que mi profesor de franc¨¦s Fabian, con cierto desden,ent -Eso es solo tu percepci¨®n. Si Sabrina realmente hara tan bien franc¨¦s, ?para qu¨¦ contratar a un profesor? Podria ense?arte e misma. Parece que solo tuvo suerte de conocer algunas frases en franc¨¦s y ahora viene a presumir... Al escuchar sus murmulios, Fernanda no pudo evitar intervenir -?Qu¨¦ fue lo que dijo Sabrina? Araceli, con algo de reticencia, tradujo lo que Sabrina hab¨ªa dicho para Fernanda. Andr¨¦, con ojoso el Mar Profundo, no apartaba mirada de figura en el escenario Sorprendentemente, una memoria que hab¨ªa olvidado hace tiempo apareci¨® en su mente. Record¨® aque vez en Vi Floral cuando Fernanda mencion¨® que le conseguir¨ªan un profesor de idiomas a Thiago. Sabrina hab¨ªa ofrecido: ¡°Yo puedo ense?ar a Thiago, pero Fernanda interrumpi¨® de inmediato: -?T¨² ense?ar a Thiago? Le estamos buscando un profesor de idiomas de verdad. ?Qu¨¦ podr¨ªas ense?arle t¨²? Si Thiago se retrasa en sus estudios por tus ense?anzas, te har¨¦ responsable. Despu¨¦s de eso, Sabrina nunca volvi¨® a mencionar el tema. Andr¨¦ no se esperaba que su exesposa le diera tantas sorpresas y... ?alegr¨ªas? Al pensar en esa pbra, Andr¨¦ se detivo. Para ¨¦l, Sabrina siempre hab¨ªa sidoo un vaso de agua. Nunca pens¨® que podria sentir alguna alegr¨ªa proveniente de e. En su mente, el amor y el matrimonio eran dos cosas separadas. Aunque no hab¨ªa amor por Sabrina, pensaba que cumplir con sus debereso esposo era suficiente. Nunca se molest¨® en conoce realmente. Pero ahora, al ve brir en el escenario, se sent¨ªa desconcertado. Al otrodo del auditorio, Hern¨¢n solt¨® una carcajada: -?Sabrina lo hizo genial! ?Era hora de que esos jueces sin escr¨²pulos recibieran una li¨®n! Dani, sorprendida, le pregunt¨®: -?Hern¨¢n, tambi¨¦n has franc¨¦s? Hern¨¢n lenz¨® una mirada fingiendo molestia: -?No subestimes a nadie! Cuando era joven, viaje por todo el mundo. Un par de idiomas no son nada para m¨ª. Dani, r¨¢pidamente adndo, dijo: -Jeje, solo me sorprendi¨®. ?Hern¨¢n no solo es un m¨¦dico excepcional, sino que es un genio con los idiomas! Es un verdadero cer conocerte. Capitulo 389 Dani, con su dulzura, hizo que Hern¨¢n sonriera de oreja a oreja. -?Eres una chica lista! Me caes bien. Jeje, jlo mejor est¨¢ por venir! Gabriel, al escuchar esto, lenz¨® una mirada significativa a Hern¨¢n antes de volver a centrar su atenci¨®n en Sabrina. Al principio, solo hab¨ªa ayudado por Romeo, pero ahora se daba cuenta de que hab¨ªa conocido a una chica impresionante. Mientras tanto, David se qued¨® sin pbras ante el fluido franc¨¦s de Sabrina. Y para colmo, en lugar de detenerse, e continu¨®: -Se?or P¨¦rez, ?lo entendi¨®? David, no siendo particrmente elocuente, hab¨ªaetido el error de usar el nivel educativo para menospreciar a Sabrina, una ama de casa. Justo cuando no sab¨ªa c¨®mo reionar, un juez extranjero de cabello rubio y ojos azules interrumpi¨®, hando otrarga cadena de frases en franc¨¦s. Sabrina escuch¨®, sonri¨® levemente y tambi¨¦n respondi¨® con un discurso igual de extenso. Chapter 390 Cap¨ªtulo 390 Los dos conversaban sin ninguna dificultad. El extranjero se maba Louis Rousseau, ten¨ªa treinta a?os y era un aut¨¦ntico franc¨¦s. Cuandoenz¨® a har, su objetivo no eraplicarle vida a Sabrina,o David intentaba hacer. En cambio, quer¨ªa poner a prueba el nivel de franc¨¦s de Sabrina. Las preguntas que le hizo eran ingeniosas. No eran demasiado dif¨ªciles, pero s¨ª lo suficientemente desafianteso para evaluar el nivel real de su interlocutora. Sabrina respondi¨® con agilidad a todas. Finalmente, Louis audi¨® suavemente, mostrando una expresi¨®n de admiraci¨®n en su rostro. Pronto, dijo en un chino fluido y est¨¢ndar: -Esta se?orita merece sin duda un diez perfecto. Como experto en idiomas y siendo un franc¨¦s aut¨¦ntico,s pbras de Louis eran un golpe directo a cara de David. Sin embargo, David no se atrevi¨® a mostrar m¨¢s m¨ªnima disconformidad, mucho menos a contradecir. ?Louis proven¨ªa de una des cuatro grandes familias de Francia! Nadie entend¨ªa c¨®mo esa ama de casa hab¨ªa tenido tanta suerte para ganarse el reconocimiento de Louis. Louis, con un linaje tan distinguido, siempre hab¨ªa sido exigente, ys mujeres maban su atenci¨®n. Adem¨¢s, era especialmente quisquilloso, sol¨ªa buscar defectos en los detalles. Incluso al d¨²o de Araceli y Romeo, solo les hab¨ªa dado noventa y seis puntos. Pero a Sabrina, frente a ¨¦l, le otorg¨® sin dudar un cien perfecto. David, en el fondo, segu¨ªa subestimando a Sabrina. Hab¨ªa o¨ªdo que esta mujer no solo ten¨ªa un nivel acad¨¦mico de secundaria, sino que tambi¨¦n era una mujer abandonada. No pod¨ªapararse en lo m¨¢s m¨ªnimo con Araceli. Siempre hab¨ªa admirado a Araceli, de lo contrario no habr¨ªa estado dispuesto a ayudar a Fabi¨¢n con este favor. 19-10 Capitulo 390 Pero en ese momento, no tuvo m¨¢s remedio que tragarse su orgullo y simplemente decir: -Lo siento, fue un malentendido de mi parte. David tuvo que disculparse a rega?adientes con Sabrina y cambiar su calificaci¨®n de cero a cien. Finalmente, Sabrina concluy¨®petencia con un cien perfecto. Detr¨¢s de Sabrina, a¨²n hab¨ªa participantes esperando para su presentaci¨®n, por lo que no se detuvo a discutir m¨¢s. Sabrina agradeci¨® al p¨²blico con una reverencia y luego, de mano de Romeo, baj¨® del escenario. Mientras tanto, en el grupo de Thiago, todos ten¨ªan carasrgas. Cre¨ªan que ten¨ªan asegurado el primer lugar, pero Sabrina se los hab¨ªa arrebatado. Araceli apret¨® los pu?os sin darse cuenta, casi rechinando los dientes de frustraci¨®n. ?Sabrina deb¨ªa haber sido su enemiga en una vida pasada! En ese momento, el tel¨¦fono de Fabi¨¢n son¨®. Fabi¨¢n lo tom¨® y vio que era una mada del viejo, as¨ª que r¨¢pidamente contest¨®. -Pap¨¢, ?qu¨¦ pasa? Pedro,cido, le dijo: -Fabi¨¢n, lo hiciste bien, finalmente tomaste una decisi¨®n inteligente. Fabi¨¢n no entend¨ªa a qu¨¦ se refer¨ªa Pedro y, confundido, pregunt¨®: -?Ah? ?De qu¨¦ has? Pedro explic¨®: -?No est¨¢s transmitiendo en vivo? Sabrina ha vuelto a ser tendencia. Como el streaming se est¨¢ haciendo desde tu cuenta, discusi¨®n en l¨ªnea es intensa. Muchos piensan que lo que sucedi¨® antes fue simplemente una maniobra publicitaria entre t¨² y Sabrina... Fabi¨¢n no escuch¨® una pbra m¨¢s de lo que Pedro Guerrero dec¨ªa. En ese momento, se puso p¨¢lido, mirando fijamente el celr no muy lejos de ¨¦l. Hab¨ªa pensado que Sabrina no ten¨ªa posibilidad de revertir situaci¨®n esta vez. Por eso, prepar¨® un soporte para celr con anticipaci¨®n, encontrando un buen ¨¢ngulo y ubicaci¨®n para colocarlo all¨ª. Despu¨¦s de todo, hab¨ªa mucha gente alrededor, ticando y conversando, y sostener el celr 19-10 para transmitir no era conveniente ni c¨®modo. Pero en el espect¨¢culo del momento, se le hab¨ªa olvidado porpleto que segu¨ªa transmitiendo en vivo. 212 Chapter 391 19 Cap¨ªtulo 391 Sabrina nuevamente sorprendi¨® a todos al conseguir el primer lugar. -?No es esto otra oportunidad para promocionar a Sabrina? entaron algunos en el chat del livestream de Fabi¨¢n, mientras los efectos de regalos yentarios inundaban panta. Fabi¨¢n hab¨ªa neado cuidadosamente c¨®mo hacer que Sabrina quedara en rid¨ªculo. Se hab¨ªa asegurado de usar el mejor celr para transmitir en vivo, temiendo que, en el momento en que todosenzaran a burse de Sabrina, transmisi¨®n pudiera far o congrse. Sin embargo, sus expectativas se encontraron con una realidad muy diferente. Esta vez, Sabrina no solo mantuvo su reputaci¨®n, sino que tambi¨¦n gan¨® una nueva legi¨®n de fan¨¢ticos leales. Al mismo tiempo, muchos internautas criticaban a David, el juez, acus¨¢ndolo de ser parcial y de haber recibido alg¨²n tipo de beneficio para desafiar a Sabrina intencionalmente. Fabi¨¢n, frustrado, cerr¨® transmisi¨®n apresuradamente. -?Este tipo es un desastre! -exm¨® Araceli, casi hist¨¦rica de frustraci¨®n. Hab¨ªa confiado en Fabi¨¢n, y ahora se arrepent¨ªa. ?Cu¨¢ntas veces los nes de Fabi¨¢n hab¨ªan sido exitosos? Siempre terminaban fortaleciendo imagen de Sabrina. Araceli sinti¨® un escalofr¨ªo. Mir¨® a su alrededor y not¨® que Andr¨¦ y Thiago, con sus miradas fijas, observaban atentamente diri¨®n donde Sabrina se encontraba. La preocupaci¨®n creci¨® en su coraz¨®n. Cada vez estaba m¨¢s convencida de que hacer caer a Sabrina no ser¨ªa una tarea senci. ?Ser¨ªa necesario recurrir a esa persona? En ese momento, su celr vibr¨®. El mensaje era de un n¨²mero desconocido y el texto dec¨ªa simplemente: [Si no puedes manejarlo, regresa. Mi puerta siempre estar¨¢ abierta para ti.] Los dedos de Araceli temron, y el celr cay¨® al suelo. -Araceli, ?est¨¢s bien? -pregunt¨® Andr¨¦, notando su rei¨®n. -S¨ª, s¨ª... solo me siento un poco cansada de estar sentada por tanto tiempo - respondi¨® Araceli con una sonrisa forzada. Su "enfermedad" estaba mejorando, pero no pod¨ªa recuperarse tan r¨¢pido, necesitaba tiempo. Aunque ya no desmayaba ni requer¨ªa hospitalizaci¨®n con frecuencia, a¨²n usaba su estado de salud para mar atenci¨®n de Andr¨¦. Las presentaciones restantes terminaron r¨¢pidamente. Sabrina y Romeo, con una puntuaci¨®n perfecta, lograron el primer lugar. Por otrodo, Araceli y Thiago se quedaron con el segundo 19-14 Capitulo 391 lugar, con un promedio de noventa y ocho puntos. Despu¨¦s del espect¨¢culo, Sabrina y sus amigos se preparaban para celebrar en un restaurante cuando alguien detuvo. -Se?orita Ib¨¢?ez. -Era el juez Louis quien maba-. ?Podemos har a ss? Sabrina asinti¨® y, despu¨¦s de despedirse de Dani y los dem¨¢s, sigui¨® a Louis a un rinc¨®n tranquilo. Los ojos azules y profundos de Louis se posaron en Sabrina con una atenci¨®n que resultaba hgadora, pero no inc¨®moda. -Me han dicho que se?orita Ib¨¢?ez tambi¨¦n toca el viol¨ªn excepcionalmente bien-dijo con una sonrisa. Ofreci¨® a Sabrina una invitaci¨®n para un evento. -En tres d¨ªas, Elwood organizar¨¢ un encuentro musical. Me pregunto si estar¨ªa interesada en asistir. Elwood era una figura admirada por todos los m¨²sicos. Al ver invitaci¨®n, los ojos de Sabrina briron. Cinco a?os antes, hab¨ªa perdido oportunidad de asistir a un evento de Elwood. Ahora, ni siquiera hab¨ªa tenido oportunidad de conocerlo. Aunque deseaba ir, no quer¨ªa aceptar sin m¨¢s. Sabrina mir¨® a Louis y dijo: -Se?or Rousseau, si hay algo que necesite de m¨ª, por favor, digamelo. Louis se sorprendi¨®, pero su aprecio por Sabrina creci¨® a¨²n m¨¢s. Siempre hab¨ªa sentido una atri¨®n especial pors mujeres orientales, y Sabrina, con su belleza y elegancia en el escenario, era exactamente el tipo que le gustaba. Chapter 392 Cap¨ªtulo 392 Antes dificultades que David le present¨®, e no opt¨® por sumisi¨®n. En lugar de eso, le devolvi¨® el golpe con fuerza, demostrando su capacidad en cada aspecto. Respondi¨® as preguntas de David con facilidad, dejando ro que su excelencia era incuestionable. Era una mujer quebinaba belleza e inteligencia, unabinaci¨®n que era dif¨ªcil de ignorar. Louis, impresionado por Sabrina, decidi¨® que deb¨ªa intentar conquista. Para avanzar en su prop¨®sito, mand¨® investigar sobre e, descubriendo m¨¢s de sus antecedentes. Sab¨ªa que e hab¨ªa estado casada y ten¨ªa un hijo. Aunque ¨¦l nunca hab¨ªa estado casado, en un pa¨ªs extranjero m¨¢s liberal, eso no representaba un problema. Al enterarse de que Sabrina era experta en viol¨ªn, Louis consigui¨® una invitaci¨®n para un evento de intercambio musical, buscando captar su inter¨¦s. Aunque Elwood era exigente al aceptar aprendices, Louis, siendo parte de una des familias m¨¢s prominentes de Francia, no encontr¨® dificultad en obtener invitaci¨®n. Sin embargo, Sabrina no reion¨®os anteriorespa?eras de Louis, aceptando inmediatamente o fingiendo rechazarlo. E pregunt¨® cu¨¢les erans condiciones. Louis siempre hab¨ªa cre¨ªdo que era natural que un hombre regra obsequios a una mujer. Con su alta inteligencia emocional, Louis sonri¨® y dijo: -David es uno de los miembros del jurado. Esta vez, su intervenci¨®n caus¨® ciertas molestias a a se?orita Ib¨¢?ez. Esta invitaci¨®n es unapensaci¨®n para e. Sabrina arque¨® una ceja. -?C¨®mo sabe el se?or Rousseau que soy buena en el viol¨ªn? Louis respondi¨®: -Soy un admirador de se?orita Ib¨¢?ez. Sabrina, que ya no era una joven inocente, no se dej¨® enga?ar f¨¢cilmente. ?Por qu¨¦ ofrecerleopensaci¨®n justo lo que m¨¢s necesitaba, invitaci¨®n al evento musical? Normalmente, Sabrina habr¨ªa rechazado oferta, pero en ese momento realmente necesitaba esa invitaci¨®n. -Se?or Rousseau, ?qu¨¦ necesita de m¨ª? Louis not¨® que Sabrina no era una mujer que le gustara deberle a otros y no insisti¨® m¨¢s. -El nivel de franc¨¦s de se?orita Ib¨¢?ez es impresionante. Nuestro equipo necesita a alguien oven, hermosa y con un excelente dominio del franc¨¦so usted. ?Le interesar¨ªa? Sabrina frunci¨® el ce?o. -Pero mi trabajo principal es tocar el viol¨ªn. No s¨¦ si podr¨ªa con carga de trabajo de una raductora... Louis tranquiliz¨®: ¡Ì2 19:14 Capitulo 392 -No se preocupe, se?orita Ib¨¢?ez. No es necesario que venga todos los d¨ªas. Solo cuando necesitemos y usted est¨¦ disponible. Nuestro equipo abarca muchas ¨¢reas; puede encargarse de tradi¨®n rcionada con m¨²sica, que es su especialidad. En cuanto al pago, se le dar¨¢ un porcentaje del cincuenta por ciento del contrato firmado con el cliente. Cubriremos todos los gastos de alojamiento y transporte. Si el cliente incumple, tambi¨¦n recibir¨¢ el cincuenta por ciento de penalizaci¨®n. Las condiciones que ofrec¨ªa Louis eran muy atractivas. Su equipo de tradi¨®n era de nivel mundial, iparable con peque?os emprendimientos. Los contratos eran mucho m¨¢s lucrativos que los de equipos normales, multiplic¨¢ndose en valor varias veces. Unirse a un grupo as¨ª no era una m decisi¨®n, adem¨¢s de que podr¨ªa conocer a m¨²sicos reconocidos. Despu¨¦s de sopesar propuesta, Sabrina acept¨® con una sonrisa. -De acuerdo. Louis extendi¨® mano hacia e. -Entonces, se?orita Ib¨¢?ez, ser¨¢ un cer trabajar juntos. Sabrina le estrech¨® mano cordialmente. -Igualmente, ser¨¢ un cer. En Chile, en familia Ramos, una joven mujer elegantemente sentada junto a ventana mirabas noticias en su celr. -Hermano, parece que Aurora est¨¢ ens tendencias de nuevo. El joven que estaba sentado frente a e mostr¨® una expresi¨®n despreocupada. -¨²ltimamente ha estado apareciendo bastante ens redes. La mujer tom¨® un sorbo de su bebida yent¨®: -Quiz¨¢s Aurora solo quiere demostrar algo, para que pap¨¢ y los hermanos lo vean. Chapter 393 Cap¨ªtulo 393 La mujer ten¨ªa una ligera y enigm¨¢tica sonrisa en el rostro. Su vestimenta era senci pero con mucho estilo: una camisa nca perfectamente entada y una faldarga de color oscuro. Llevaba el cabellorgo recogido con descuido, dejando caer algunos mechones sobre sus orejas, lo que le daba un aire rjado y casual. Cada uno de sus movimientos estaba impregnado de una confianza y elegancia justas. El jovenent¨®: -Pap¨¢ tambi¨¦n escuch¨® sobre e. Creo que est¨¢ pensando en traer de vuelta a Aurora a familia Ramos. De cualquier manera, ha captado su atenci¨®n. Sabrina ha estado causando sensaci¨®n ¨²ltimamente en Colombia. Incluso los Ramos en Chile han o¨ªdo har de e. Eva pregunt¨®: -?Qu¨¦ dicen los hermanos? -Si seporta bien, trae de vuelta solo ser¨ªa a?adir un to m¨¢s en mesa. Pero, por lo que vimos ¨²ltima vez, no parece ser del tipo que se queda tranqu -respondi¨® el joven, su rostro apuesto no mostraba emoci¨®n alguna. Erao si hara de un desconocido. No hab¨ªa ira, ni bu, ni siquiera un cambio en su expresi¨®n. Solo una absoluta indiferencia. La voz de Eva era serena,o un r¨ªo que fluye suavemente, resultando sumamente agradable al o¨ªdo. -Aurora ha estado fuera tanto tiempo, seguramente ya se ha dado cuenta de sus errores. Siempre ha sido una preocupaci¨®n para pap¨¢, mejor trae de vuelta primero. -Pero... -el hombre miraba a Eva con duda- si regresa a familia Ramos, seguramente te causar¨¢ problemas. Eva neg¨® con cabeza levemente. Era muy joven y demasiado impulsiva en ese entonces. Solo era un prometido, si lo quiere, puede qued¨¢rselo. Hizo una pausa. -Adem¨¢s, era su prometido desde el principio. El hombre frunci¨® el ce?o ligeramente-. Pero t¨² creciste con Nicol¨¢s Rangel, y persona que le gusta eres t¨². -Hermano-dijo Eva, dejando bebida que sosten¨ªa-, yo solo veo a Nicol¨¢so un hermano. -Puedes enga?ar a otros, pero no a m¨ª -F¨¦lix Ramos mir¨® a Eva, su mirada fr¨ªa mostrando finalmente algo de calidez-. De ni?a siempre dec¨ªas que quer¨ªas casarte con Nico. Capitulo 393 Eva suspir¨® con resignaci¨®n-. Hermano, eso fue cosa de ni?os, no tiene importancia ahora. F¨¦lix no insisti¨® m¨¢s en el tema yent¨®: -De cualquier manera, ahora Nicol¨¢s no est¨¢ a tu altura. Eva es primera dama de alta sociedad, envidia de muchos. Con su belleza e inteligencia, es el sue?o de muchos j¨®venes ricos. Muchos quiereno esposa, innumerables admiradores. Donde quiera que va, siempre es el centro de atenci¨®n, un modelo perfecto de elegancia. Como su nombre, es un sol brinte, resndeciente. Cuando se menciona a Eva, nadie puede evitar ba. E es el orgullo de familia Ramos. F¨¦lix continu¨®: -Desde ni?a siempre tuviste buenas calificaciones, eras un talento nato para los estudios, podr¨ªas haber trabajado en el Grupo Ramos. Pero pap¨¢, no s¨¦ qu¨¦ pensaba, insisti¨® en que estudiar¨¢s arte. Eva siempre fue una estudiante destacada. Nadie pod¨ªa supera en sus estudios. Ten¨ªa un talento extraordinario paras ciencias. Pero Mart¨ªn insisti¨® en que no era necesario que Eva se esforzara tanto, que no deb¨ªa agotarse, y hizo estudiar m¨²sica y arte en su lugar. Cuando se trataba de elegir universidad, el tutor de Eva habl¨® con Mart¨ªn. Le sugiri¨® que Eva deber¨ªa ir a una universidad tica para beneficiar a humanidad y sociedad. Pero Mart¨ªn se neg¨® rotundamente. 19-15 Chapter 394 Cap¨ªtulo 394 -Mi hija Eva -dijo Martin-, ha crecido enodidad y no necesita esforzarse tanto en el futuro. ro, Martin no era autoritario, no forzaba a Eva a estudiar arte. Le dio dos opciones: una, seguir sus deseos y entrar a una academia de arte, recibiendo a cambio el quince por ciento des iones del Grupo Ramos; o dos, elegir carrera que deseara, pero sin recibir ninguna ayuda de su parte, incluyendos iones. El quince por ciento des iones de familia Ramos no solo era una cifra impresionante para cualquier persona¨²n, incluso para los hijos de nobleza era algo inimaginable. De sus tres hermanos, solo el mayor pose¨ªa el quince por ciento des iones. El segundo y el tercero apenas ten¨ªan un diez por ciento cada uno. Mart¨ªn estaba dispuesto a cederle ese porcentaje a Eva, lo cual demostraba lo mucho que valoraba. Eva finalmente eligi¨®s iones y se inscribi¨® en una academia de arte. Sin embargo, era naturalmente inteligente y hab¨ªa recibido educaci¨®n de ¨¦lite desde peque?a. Era experta en m¨²sica, ajedrez, caligraf¨ªa y pintura, y tocar el viol¨ªn no era una excepci¨®n. S¨ª, su especializaci¨®n era m¨²sica, al igual que Sabrina, y tambi¨¦n se enfoc¨® en el viol¨ªn. A Martin le encantaba escuchar el viol¨ªn. Eva supo por sus hermanos que se?ora Ramos era una notable violinista. E sospechaba que raz¨®n por que Mart¨ªn animaba a tocar el viol¨ªn ten¨ªa que ver con se?ora Ramos, pero eso no le importaba. Al fin y al cabo, aprender algo era simplemente aprender. En cuanto a Sabrina... Eva no consideraba una rival. E hab¨ªa crecido en una familia acaudda, ten¨ªa eso a los mejores recursos sin esfuerzo. Por otrodo, aunque se?ora Ramos hab¨ªa asegurado que Sabrina nunca pasara penurias, enparaci¨®n con lo que Eva ten¨ªa, diferencia era abismal. Sabrina, desde su nacimiento, hab¨ªaenzado en desventaja. ?Qu¨¦ podr¨ªa usar Sabrina parapetir con e? Aunque Eva era una hija ileg¨ªtima, era hija de Mart¨ªn. Mientras que Sabrina, aunque nacida dentro del matrimonio, hab¨ªa perdido su ventaja y se hab¨ªa convertido en alguien que no pod¨ªa mostrarse al mundo. Mientras ticaban, el hermano gemelo de F¨¦lix, Esteban Ramos, entr¨®. -?De qu¨¦ tican tan animadamente? -pregunt¨® Esteban, quien era mucho m¨¢s extrovertido que su hermano F¨¦lix, que era m¨¢s reservado. Ech¨® un vistazo as bebidas reci¨¦n preparadas en mesa y tom¨® una. -Tenia sed, as¨ª que no me contuve. Eva sonri¨® levemente y le sirvi¨® otra taza a Esteban. -Estamos ticando sobre Aurora -dijo e. Esteban se detuvo un momento al beber, arqueandos cejas. -?Sabrina? - pregunt¨®, 19:15 refiri¨¦ndose a e por su nombre de nacimiento. Eva not¨® su eli¨®n de pbras y un destello pas¨® por sus ojos. Desde que Sabrina hab¨ªa regresado a familia Ramos, incluso despu¨¦s de que su padre le cambiara el nombre a Aurora, Esteban siempre se refer¨ªa a eo Sabrina. Eva sab¨ªa que Esteban nunca hab¨ªa considerado su verdadera hermana. Esteban pareci¨®prender algo. -?Qu¨¦ pasa? ?Est¨¢ en contacto con pap¨¢ para volver? Aunque, no me sorprende. Si no le va bien afuera, naturalmente querr¨¢ volver a ser una se?orita de sociedad. Eva lo mir¨®. -?No le va bien afuera? Por lo que he visto, en Colombia parece bastante exitosa. No solo es embajadora de una organizaci¨®n ben¨¦fica, sino que tambi¨¦n es una influencer con millones de seguidores. Esteban se rio. -Pap¨¢ recibi¨® noticias sobre Sabrina recientemente y quiere que vuelva, as¨ª que me pidi¨® que investigara c¨®mo le ha ido estos cinco a?os. ?Adivinen qu¨¦ descubr¨ª? F¨¦lix, mostrando un inusual inter¨¦s, pregunt¨®: -?Qu¨¦ descubriste? 212 Chapter 395 Cap¨ªtulo 395 -Esteban, Sabrina se cas¨® y tuvo un hijo hace cinco a?os. Su exmarido es nada menos que el famoso Andr¨¦ de Colombia. Eva y F¨¦lix se quedaron at¨®nitos. -?Aurora se cas¨®? ?Y ya tiene un hijo? -pregunt¨® Eva, sorprendida. -?Exmarido? ?Tan r¨¢pido se divorciaron? -a?adi¨® F¨¦lix, incr¨¦dulo. Esteban asinti¨® con cabeza. -Se divorciaron hace poco. Parece que Andr¨¦ segu¨ªa involucrado con su primer amor. Cuando el padre de Sabrina supo que ten¨ªa un nieto, se puso muy contento. Ahora est¨¢ preparando un regalo para el hijo de Sabrina. Eva frunci¨® el ce?o. -El Grupo Carvalho es una potencia en Colombia. ?C¨®mo logr¨® Aurora casarse con Andr¨¦? No dijo todo directamente, pero quienes entend¨ªan, entend¨ªan. Con posici¨®n de Sabrina, era dif¨ªcil imagina cas¨¢ndose con alguieno Andr¨¦, especialmente siendo un tipo tan exitoso. Esteban intervino de repente: -Si e fuera hija de familia Ramos, casarse con Andr¨¦ no ser¨ªa tan sorprendente. Eva y F¨¦lixprendieron lo que quer¨ªa decir. -?Est¨¢s diciendo que e le revel¨® su verdadera identidad a Andr¨¦ desde el principio? -pregunt¨® F¨¦lix. -Si no fuera hija de familia Ramos, ?c¨®mo podr¨ªa Andr¨¦ casarse con e? Incluso si tuvieran un hijo, ¨¦l le habr¨ªa pedido que lo abortara. -?Tuvieron un hijo antes del matrimonio? -F¨¦lix capt¨® el significado oculto ens pbras-. ?Embarazo antes de casarse? ?C¨®mo pudo hacer algo tan desvergonzado? La ¨²ltima vez, dijo que alguien hab¨ªa difamado. Ahora parece que fue e quien sedujo a Nicol¨¢s. -Hermano, no hablemos m¨¢s del pasado -intervino Eva, cambiando de tema-. Si fue un embarazo antes del matrimonio, es probable que Andr¨¦ supiera su verdadera identidad y no se atreviera a ofender a familia Ramos, por eso se cas¨® con Aurora. Esteban asinti¨® suavemente, pensando que eso sonaba bastante usible. -Incluso si logr¨® casarse con Andr¨¦, diferencia entre ellos es enorme. Con valores tan distintos, es dif¨ªcil que lleguen lejos juntos. -Hermano, Aurora y Andr¨¦ son bastantepatibles -corrigi¨® Eva. Esteban sonri¨®. 19:15 Capitulo 395 -No me refer¨ªa a una diferencia de estatus, sino a sus mundos. Crecieron en ambientes diferentes; probabilidad de que realmente pudieran estar juntos era muy baja. Despu¨¦s de un matrimonio fallido, finalmente ha llegado a apreciar su hogar. Nuestro hermano mayor ya ha hado con nuestro padre para trae de vuelta de Colombia en un tiempo. Esperemos que despu¨¦s de estos a?os haya aprendido a encontrar su lugar. Dos d¨ªas despu¨¦s, Sabrina recibi¨® una mada de Marcelo. -Sabrina, consegu¨ª una invitaci¨®n para el intercambio musical de Elwood, Ma?ana te mandar¨¦. Sabrina pregunt¨® autom¨¢ticamente: -?Y t¨²? ?No ir¨¢s? -Ahora solo tengo una respondi¨® Marcelo con voz baja-. He asistido a muchos intercambios musicales. T¨² necesitas m¨¢s esta invitaci¨®n. Marcelo, a diferencia de un poderoso magnateo Andr¨¦, no pod¨ªa conseguir invitaciones f¨¢cilmente. Logr¨® obtener solo una. -Compa?ero, qu¨¦date con invitaci¨®n. Yo ya tengo una -dijo Sabrina. Marcelo se qued¨® sorprendido. -Sabrina, ?c¨®mo conseguiste una? Sabrina le explic¨® detadamente c¨®mo hab¨ªa conseguido invitaci¨®n de Louis. Despu¨¦s de escucha, Marcelo permaneci¨® en silencio un buen rato. -Sabrina, lo siento. -?Compa?ero? -Durante todo este tiempo, con todo lo que te ha pasado, no he podido ayudarte. Sabrina, lo siento, soy un in¨²til. Al escuchar eso, Sabrina se rio. -Compa?ero, ?por qu¨¦ dices eso? 212 Chapter 396 Cap¨ªtulo 396 Cuando mi madre falleci¨® repentinamente y familia Ramos me ech¨® de casa, si no hubiera sido por tu ayuda, ya estar¨ªa en calle. Ni siquiera habr¨ªa podido despedirme de mi madre. Marcelo, sin embargo, no se sinti¨® consdo. En cambio, dijo: -Sigo sinti¨¦ndome in¨²til. No puedo protegerte ahora, y tampoco pude proteger a mi maestra en su momento. Ni siquiera sab¨ªa que estaba gravemente enferma. -Compa?ero, esto no tiene nada que ver contigo. No debes culparte -respondi¨® Sabrina. Lo de enfermedad de su madre se mantuvo en secreto para todos. Incluso tem¨ªan que Sabrina lo descubriera, as¨ª que enviaron a vivir con familia Ramos. Aunque madre de Sabrina cri¨® s, su situaci¨®n no erao de un drama melodram¨¢tico; no viv¨ªan en pobreza. De hecho, disfrutaban de una vida bastante odada. De lo contrario, madre de Sabrina no habr¨ªa podido apoyar a Marcelo. Antes de dejar familia Ramos, madre de Sabrina se llev¨® una gran cantidad de dinero. Adem¨¢s, era una violinista destacada. Tanto en sus presentacioneso dando ses a estudiantes, ganaba buen dinero. Por eso, Sabrina nunca careci¨® de nada en cuanto aida, ropa y otros gastos. Su madre siempre le proporcion¨® lo mejor que pod¨ªa permitirse. Con el tiempo, Sabrina desarroll¨® un sentido de frugalidad. En una ocasi¨®n, le dijo a su madre que no necesitaba que todo fuera lo mejor. Pero su madre respondi¨® que darle lo mejor era para expandir su visi¨®n del mundo. No quer¨ªa que Sabrina, al crecer, se dejara enga?ar f¨¢cilmente por peque?os favores de alg¨²n tipo. La madre tambi¨¦n llevaba a Sabrina de viaje, a desfiles de moda y conciertos. Sin embargo, era muy estricta con Sabrina. No rj¨® sus est¨¢ndares acad¨¦micos solo porque Sabrina se destacaba en el viol¨ªn. Al igual que Thiago, desde que tuvo uso de raz¨®n, Sabrina empez¨® a aprender varios idiomas. En escu, siempre estaba entre los mejores en todass materias. Adem¨¢s, su madre inscribi¨® en numerosos cursos extracurricres. Pintura, caligraf¨ªa, etiqueta y m¨¢s, llenaban todo su tiempo durante adolescencia. El romance adolescente no exist¨ªa. Simplemente no ten¨ªa tiempo para eso. En ese momento, no entend¨ªa por qu¨¦ su madre era tan exigente. Pero fue al regresar a familia Ramos que Sabrinaprendi¨®s intenciones de su madre. Su madre estaba criandoo a una se?orita distinguida. Gracias a sus experiencias, Sabrina tenia una perspectiva m¨¢s amplia que de mayor¨ªa de Antes de volver a familia Ramos, pensaba que su vida ya era bastante buena. Sin embargo, al regresar, entendi¨® lo que realmente significaba pertenecer a una familia rica. Su habitaci¨®n era m¨¢s grande que toda su casa anterior. Un simple florero en esquina podia costar varios millones. La casa en que vivian no era solo una vi; era m¨¢s un castillo o una mansi¨®n. Desde entrada hasta residencia, solo el trayecto en carro tomaba veinte minutos. El terreno era increiblemente extenso. Sabrina, quien siempre hab¨ªa sido criada para ser segura ypetente, nunca hab¨ªa sentido lo que era inseguridad. Pero al regresar a familia Ramos, por primera vez, sinti¨® esa emoci¨®n. La familia Ramos, a diferencia de Fabi¨¢n, que ramente menospreciaba, nunca le dijeron ada hiriente. Sus tres hermanos mayores y su hermana por parte de padre jam¨¢s le dirigieron pbras fensivas. lun as¨ª, el desd¨¦n se filtraba en sus iones y pbras. ran corteses pero distantes con e. Con Eva, en cambio, eran afectuosos ycientes. ab¨ªa que nunca hab¨ªan considerado una verdadera hermana. ara ellos, no era m¨¢s que una extra?a con quepart¨ªan unzo de sangre. in embargo, el velo se rasg¨® porpleto debido a ese suceso... 2 Chapter 397 Cap¨ªtulo 397 Sabrina estaba a punto de seguir pensando cuando voz de Marcelo interrumpi¨® sus pensamientos. -Entonces, el d¨ªa del intercambio, vamos juntos. Sabrina volvi¨® en s¨ª, asintiendo. -Est¨¢ bien. En el estudio de Araceli... Cuando Andr¨¦ lleg¨®, Fabi¨¢n estaba tratando de consr a Araceli. -Araceli, no te preocupes, te prometo que encontrar¨¦ a quien hizo esto en tu estudio. Araceli no respond¨ªa, solo manten¨ªa cabeza baja, sec¨¢ndoses l¨¢grimas. Al entrar al estudio, Andr¨¦ fue recibido por Fabi¨¢no si fuera su salvador. -Andr¨¦, mira, alguien ha atacado el estudio de Araceli con pintura. No necesitaba explicaciones detadas, Andr¨¦ ya hab¨ªa vistos horribles pbras pintadas ens paredes. -?Araceli es una rompe hogares! -dec¨ªa una des inscripciones. -?Araceli es una m persona! -se le¨ªa en otra. Hab¨ªa insultos de todo tipo, escritos en pintura roja sobres paredes y puerta,o si fueran maldiciones. El color rojo intenso hac¨ªa que los insultos resaltaran a¨²n m¨¢s, y el olor prante a pintura se extend¨ªa por el aire, provocando n¨¢useas. Andr¨¦ observ¨®s pbras con mirada oscurecida. -?Revisarons c¨¢maras? ?Saben qui¨¦n lo hizo? Fabi¨¢n, con cierta perspicacia, respondi¨®: -S¨ª, revisamoss c¨¢maras, peros del estudio de Araceli fueron saboteadas antes del ataque. Sin embargo,s c¨¢maras de entrada del edificio no fueron da?adas. Aun as¨ª, quienes lo hicieron se aseguraron de cubrirse bien; no se les puede distinguir cara. Solo se ve que eran cuatro tipos haci¨¦ndose pasar por trabajadores, cargando cubos de pintura. Araceli, con los ojos llenos de l¨¢grimas y un inusual destello de ira en su rostro normalmente apacible, expres¨®: -No entiendo qu¨¦ hice mal para que alguien me tratara as¨ª. ?Este es mi lugar de trabajo! Fabi¨¢n arremeti¨® con furia: 19:15) Capito -?Qui¨¦n m¨¢s podr¨ªa haber sido sino Sabrina? Me enter¨¦ de que tambi¨¦n est¨¢ organizando un concierto. ?Seguro que es Sabrina, que no soporta verte triunfar! Andr¨¦ no se apresur¨® a sacar conclusiones. -Voy a encargarme de que investiguen esto a fondo. Fabi¨¢n frunci¨® el ce?o. -Andr¨¦, Araceli acaba de regresar a Cartagena, no conoce a mucha gente aqu¨ª, solo a nosotros. ?Con qui¨¦n m¨¢s podr¨ªa tener problemas? ?No es obvio? Mir¨® a Andr¨¦ con una expresi¨®n inquisitiva. -Andr¨¦, no me digas que... ?est¨¢s defendiendo a Sabrina otra vez? Andr¨¦ levant¨® una ceja. -?Cu¨¢ndo he defendido? Fabi¨¢n insisti¨®: -¨²ltimamente, Sabrina nos ha causado muchos problemas. Con tus recursos, acabar con e ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil que astar una hormiga. Pero no haces nada, solo dejas hacer lo que quiera. Si eso no es defende, ?entonces qu¨¦ es? Andr¨¦ mantuvo su expresi¨®n serena. -Para acusar a alguien, se necesita evidencia. Si crees que estoy defendiendo, puedes mar a polic¨ªa ahora mismo. Veamos si arrestan a Sabrina solo por tus sospechas. La seguridad de Fabi¨¢n se desvaneci¨®, pero trat¨® de mantenerse firme. -Aunque no tengamos pruebas, Sabrina est¨¢ rcionada con esto. Andr¨¦ se volvi¨® hacia Araceli. -Araceli, ?qu¨¦ piensas t¨²? Las pesta?as de Araceli temron suavemente,o s de mariposa. -No importa si fue se?orita Ib¨¢?ez o no. Lo que importa es que mi estudio est¨¢ destruido, y esto impedir¨¢ que practique y organice mi concierto. Renovar el lugar y esperar a que se ventile llevar¨¢ tiempo. Baj¨® cabeza, mostrando una expresi¨®n de preocupaci¨®n. Chapter 398 Cap¨ªtulo 398 -Me temo que no dispongo de tanto tiempo -dijo Araceli con un tono de resignaci¨®n. Al escuchar esto, Fabi¨¢n respondi¨® de inmediato: -Araceli, no digas tonter¨ªas. Ese viejo de apellido Casta?o te dio medicamentos que est¨¢n funcionando, ?no? Tranqu, te vas a recuperar. A pesar de sus pbras, tanto Fabi¨¢no Andr¨¦ segu¨ªan buscando m¨¦dicos excepcionales para Araceli. No quer¨ªan poner todas sus esperanzas solo en Sabrina; manten¨ªan otras opciones abiertas. Araceli esboz¨® una sonrisa forzada. -Si este concierto no puede llevarse a cabo de mejor manera, entonces prefiero cancrlo a hacerlo de manera mediocre y decepcionar al p¨²blico. Andr¨¦ sugiri¨®: -Podr¨ªamos buscar un estudio que ya est¨¦ listo para usar, al menos por ahora. Una vez que termine el concierto, puedes cambiarte a uno nuevo. Parec¨ªa que, por el momento, esa era ¨²nica soluci¨®n viable. Araceli asinti¨® levemente. Fabi¨¢n solt¨® una risa sarc¨¢stica. -Algunas personas est¨¢n dispuestas a usar cualquier m¨¦todo rastrero para atraer p¨²blico y atenci¨®n. ?No tienen verg¨¹enza! He o¨ªdo que el concierto de Sabrina es tambi¨¦n en tres meses. ?Lo hace solo para fastidiar a Araceli! Andr¨¦, sin inter¨¦s en seguir con ese tema, se dirigi¨® a Araceli: -Por cierto, ?ya encontraron a STAR? Araceli neg¨® con cabeza. -No, en los ¨²ltimos a?os, STAR ha estadoo desaparecido, sin ninguna noticia. STAR era unpositor muy reconocido en el mundo de m¨²sica, famoso desde hace ocho a?os. A pesar de que el desarrollo econ¨®mico y tol¨®gico en Colombia hab¨ªa sido r¨¢pido, m¨²sica hab¨ªa estado estancada durante ¨²ltima d¨¦cada. No hab¨ªa nuevas canciones cl¨¢sicas que se escucharan por todas partes, nipositores talentosos que destacaran. La industria musical no hab¨ªa vuelto a su auge de hace quince a?os. En una ocasi¨®n, un concursante extranjero en un certamen deposici¨®n original lleg¨® a burse abiertamente de lospositores colombianos, diciendo que solo produc¨ªan clich¨¦s sin innovaci¨®n alguna. Desde muerte de se?ora Celeste, se dec¨ªa que lospositores colombianos hab¨ªan perdido su chispa creativa y hab¨ªan insultado el arte de originalidad. Las deraciones de este concursante extranjero causaron un revuelo medi¨¢tico en el pa¨ªs. Aunque al final, el extranjero se disculp¨® p¨²blicamente debido a presi¨®n, a¨²n expres¨® su 19:151 desprecio porposici¨®n original colombiana en sus redes sociales. En aquel tiempo,posici¨®n original en Colombia estaba en decadencia. Hac¨ªa mucho que no surg¨ªan piezas que dejaran boquiabiertos a los oyentes. Fue entonces cuando unpositor bajo el seud¨®nimo de STAR apareci¨® en escena. Con suposici¨®n para viol¨ªn titda ¡°Amor Verdadero", venci¨® a lospositores extranjeros arrogantes y gan¨® el campeonato en un concurso internacional deposici¨®n. "Amor Verdadero se volvi¨® un ¨¦xito de noche a ma?ana, e incluso fue adaptada y cantada ampliamente. cinco meses. Aunque manten¨ªa un perfil bajo, cada vez quenzaba una nueva pieza, r¨¢pidamente se convert¨ªa en tendencia y tema de conversaci¨®n. Cuanto m¨¢s misterioso se manten¨ªa, m¨¢s curiosidad generaba en gente, y su popridad nunca disminu¨ªa. Hasta que hace cinco a?os, STAR dej¨® de publicar trabajos y desapareci¨® porpleto. Talo su nombre lo indicaba,o una estre fugaz, brill¨® intensamente por un tiempo y luego se desvaneci¨® sin dejar rastro. 1916 Chapter 399 Cap¨ªtulo 399 Fabi¨¢n ¨²ltimamente tambi¨¦n estaba ayudando a Araceli a buscar a STAR. -Si logramos encontrar a STAR y se convierte en elpositor exclusivo de Araceli, con el reconocimiento que tiene STAR a nivel mundial, el concierto de Araceli ser¨¢ un ¨¦xito rotundo e inolvidable. Araceli tambi¨¦n deseaba encontrar a STAR. -Pero, nadie sabe qui¨¦n es realmente STAR, no hay manera de encontra, ?verdad? En ese momento, voz ra y melodiosa de Andr¨¦ reson¨® a sudo. -Voy a enviar a alguien para encontrar a STAR. Al escuchars pbras de Andr¨¦, los ojos de Araceli briron y su expresi¨®n sombr¨ªa se aliger¨® un poco. -?De verdad puedes encontrarlo? Andr¨¦ asinti¨®. -Jorge es muy h¨¢bil para encontrar personas. Con sus habilidades, no habr¨¢ problema. Araceli murmur¨® suavemente: -Pero, incluso si encontramos a STAR, puede que no quieraponer para m¨ª. He o¨ªdo que muchas personas han ofrecido grandes sumas para contratarlo, y ¨¦ls ha rechazado. ¡ª¨¦l aceptar¨¢ ¡ªafirm¨® Andr¨¦ con una certeza que no dejaba lugar a dudas-. No te preocupes por eso, me encargar¨¦. Fabi¨¢n intervino: -Araceli, no te preocupes, cuando Andr¨¦ promete algo, siempre lo cumple. Finalmente, Araceli le dedic¨® una sonrisa confiada a Andr¨¦. -Est¨¢ bien, entonces confiar¨¦ en ti, Andr¨¦. La luz del sol se filtraba a trav¨¦s des ventanas de piso a techo, derramando un suave resndor dorado sobre el suelo. Sabrina estaba en el estudio, practicando su viol¨ªn. En ese momento, puerta del cuarto se abri¨®. Dani entr¨®, cargando el almuerzo reci¨¦nprado mientras murmuraba para s¨ª misma. Al ver el rostro disgustado de Dani, Sabrina le pregunt¨®: -?Qu¨¦ pas¨®? 19-16 Capitulo 799 Dani respondi¨®: -Acabo de recibir una mada del propietario. De repente quiere que desocupemos el lugar, dice que est¨¢ dispuesto a darnos indemnizaci¨®n por romper el contrato. Es absurdo, este estudio es el resultado del esfuerzo y dedicaci¨®n de Marcelo y m¨ªo. Lo renovamos con nuestras propias manos. Adem¨¢s, tenemos un contrato de cinco a?os. ?Creen que pueden romperlo cuando quieran? Aunque indemnizaci¨®n era una suma considerable, Sabrina y Marcelo ten¨ªan un concierto pr¨®ximo y todo en el estudio, desdes paredes hastas cortinas, lo hab¨ªan escogido personalmente. Hab¨ªan invertido tanto tiempo y esfuerzo que no estaban dispuestos a cederlo f¨¢cilmente. Sabrinaent¨®, sorprendida: -?Ser¨¢ que alguien m¨¢s le ech¨® el ojo al estudio? Dani hizo un gesto de desd¨¦n. -No importa, de todas formas, lo rechac¨¦. Ahora propiedad del estudio es nuestra, no tienen derecho a quit¨¢rnoslo. Al decir esto, Dani record¨® otra cosa. -Por cierto, Sabrina, hay algo m¨¢s. -?Qu¨¦ cosa? Dani dijo: -Alguien se puso en contacto conmigo para invitarte a ser supositora exclusiva. Por lo general, Dani rechazaba estas ofertas en nombre de Sabrina, pero esta vez hab¨ªa un motivo especial para mencionarlo. Baj¨® voz. -Al principio lo rechac¨¦ por ti. Pero oferta era tan alta que decid¨ªent¨¢rtelo. Sabrina pregunt¨® distra¨ªdamente: -?Cu¨¢nto ofrecieron? Dani respondi¨®: -Mil millones. Sabrina se sorprendi¨®, pensando que hab¨ªa escuchado mal. -?Cu¨¢nto? Dani repiti¨® pbra por pbra. -Mil millones. 1916 Al escuchar esa cifra, Sabrina no pudo evitar quedarse anonadada. Era realmente mucho dinero. Sin embargo, solo le tom¨® unos segundos rechazar oferta. -Esa cantidad es porque quieren aprovechar mi fama y el reconocimiento que tengo. Aunque mil millones es mucho, si esa persona cae en desgracia, yo tambi¨¦n sufrir¨ªas consecuencias. Arriesgar su reputaci¨®n futura por dinero no val¨ªa pena. Dani reflexion¨® y estuvo de acuerdo. Con el talento de Sabrina, llegar a ganar mil millones era solo cuesti¨®n de tiempo. No hab¨ªa necesidad de arriesgarse. -Bien, le dar¨¦ una respuesta al respecto m¨¢s tarde -dijo Dani, no pudiendo evitar sentirse impresionada. 19.16 Chapter 400 Cap¨ªtulo 400 -Escuch¨¦ que el asistente dec¨ªa que el jefe est¨¢ gastando millones para anar el camino a su amadaent¨® Dani, alzandos cejas ante noticia. Era bien sabido que algunos magnates no escatimaban en recursos para impulsar a sus seres queridos en el c¨ªrculo social. En el medio, tales iones no eran nada raras. Sabrina hab¨ªa recibido innumerables solicitudes de este tipo ys hab¨ªa rechazado todas sin dudarlo. Una des razones pors que nopon¨ªa para otros era para evitar que usaran su fama para sus propios fines. -Muchos me han pedido queponga para ellosent¨® Sabrina-. Les he ofrecido crears piezas, pero sin mi nombre "STAR" en los cr¨¦ditos. Sin embargo, todos los que escuchaban esa propuesta rechazaban. Esto demostraba que lo que realmente quer¨ªan no era su m¨²sica, sino el renombre que ven¨ªa con e. -Por cierto, ?t¨² y Marcelo van a tocar alguna de tusposiciones originales en el concierto? -pregunt¨® Dani, curiosa. Sabrina asinti¨® con una sonrisa leve. -Tengo cinco partituras originales listas. Marcelos va a reestructurar un poco y estar¨¢n listas para el concierto. Dani mir¨® con admiraci¨®n. -?Y qu¨¦ delpositor? ?Vas a usar tu nombre, STAR? Sabrina, que hab¨ªa demostrado un talento musical excepcional desde los diecis¨¦is a?os, neg¨® con cabeza. -No, no pienso usar el nombre de STAR. Dani reflexion¨® un momento antes de asentir. -Tienes raz¨®n, usar ese nombre es demasiado mativo. Tienes demasiados detractores que critican cada movimiento tuyo, listos para magnificar y malinterpretar todo. En su momento, STAR hab¨ªa alcanzado un nivel de fama casi equivalente a ser un ¨ªcono nacional. Y,o era de esperar, junto a los elogios, llegarons cr¨ªticas. La acusaban de ser manipdora, de jugar con el misterio, de ocultarse. Incluso hubo quienes a tildaron de codiciosa. Algunospositores originales, resentidos, alegaban que pagaron millones para que STARpusiera para ellos, solo para recibir lo que considerabano "basura". Despu¨¦s de ovaci¨®n, vino el ataque. Algunos incluso acusaron de gio, con meras pbraso evidencia, logrando atraer atenci¨®n y tr¨¢fico en l¨ªnea. La presi¨®n fue tal que muchos exigieron que Sabrina saliera a defenderse. Incluso algunos medios oficiales le pidieron respuesta p¨²blicamente. Pero Sabrina no les dio el gusto. Sab¨ªa que verdad siempre sale a luz. Si tuviera que responder a cada acusaci¨®n infundada, no tendr¨ªa tiempo para nada m¨¢s. Si realmente hubiera pruebas de que e era culpable de lo que dec¨ªan, ya habr¨ªan presentado cargos legales en su contra. Pero todo era solo ruido, un intento de ganar notoriedad a costa de su nombre. Cualquier respuesta suya podr¨ªa escr en una guerra de pbras, raz¨®n por cual Sabrina jam¨¢s respondi¨® a ninguna des pol¨¦micas en l¨ªnea. Con el tiempo, los rumores se fueron apagando. Sabrina hab¨ªa participado en concursos deposici¨®n no por fama o dinero, sino porque no soportaba arrogancia de algunospetidores extranjeros. Nunca se imagin¨® que eso catapultar¨ªa a fama. -Y por haber vencido a esospetidores extranjeros, ahora esos detractores esperan que hagas licenciaserciales gratuitas ent¨® Dani con sarcasmo-, o si fuera tu obligaci¨®n! Sabrina sonri¨® ante elentario. Sab¨ªa que trabajar en cualquier industria implicaba ganarse vida. Pero algunas personas, desde su pedestal moral, exig¨ªan que Sabrina ofreciera susposiciones gratuitamente, argumentando que de lo contrario ser¨ªa un intento de lucrarse. Afortunadamente, Sabrina ten¨ªa una visi¨®n ra de su carrera y no depend¨ªa des licencias para vivir. Por eso, decidi¨® ofrecer licencias gratuitas de por vida. Para e, lo importante era mantenerse fiel a s¨ª misma. As¨ª que concluy¨®: -Si vuelvo a aparecer bajo el nombre de STAR, seguro descubrir¨¢n mi verdadera identidad, y no vale pena el riesgo. Justo entonces, el celr de Sabrina son¨®. -Es Jorge -anunci¨®, mirando panta. Chapter 401 Cap¨ªtulo 401 Dani sco tambi¨¦n vio el nombre de Sabrina Ib¨¢?ez aparecer en panta del celr. -?Es Jorge Olivares otra vez? ?No me digas que trae m¨¢s noticias? -No lo s¨¦ Sabrina contest¨® mada. -Jorge. La voz de Jorge, c¨¢lida y educada, lleg¨® desde el otrodo del tel¨¦fono. -Sabrina, ?tienes tiempo estos d¨ªas? Me gustar¨ªa invitarte a cenar. -Tu me has ayudado tanto, deber¨ªa ser yo quien te invite. -Sabrina lo pens¨® un momento-. ?Tienes tiempo esta noche? Jorge respondi¨® r¨¢pidamente. -Si, tengo tiempo. Pareciendo darse cuenta de que hab¨ªa contestado demasiado deprisa, Jorge tosi¨® ligeramente. -He terminado con mi trabajo por ahora, as¨ª que estoy libre estos d¨ªas. Podemos vernos cuando quieras. -Entonces que sea esta noche. Ma?ana tengo que asistir a una conferencia de Elwood, y pasado ma?ana no estoy segura de mis nes. -De acuerdo. -La voz de Jorge sonaba suave y serena-. Entonces nos vemos esta noche, sin falta. -Sin falta. Despu¨¦s de colgar, Sabrina not¨® que Dani miraba con picard¨ªa. -?Qu¨¦ pasa con esa cara de sospechosa? -Sabrina levant¨® una ceja. Dani esboz¨® una sonrisa enigm¨¢tica. -Sabrina, ?alguna vez has pensado por qu¨¦ Jorge te est¨¢ ayudando? Sabrina respondi¨®: -No quiere ver a Andr¨¦ Carvalho y Fabi¨¢n Guerrero seguiretiendo errores. -Eso suena a excusa -dijo Dani, esc¨¦ptica-. Los tres crecierono hermanos, inseparables. Fabi¨¢n ha causado tantos problemas y ah¨ª est¨¢n Andr¨¦ y Jorge, siempre limpiando su desorden. -Si realmente no quisiera que siguieran equivoc¨¢ndose, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil para ¨¦l simplemente 19:16 astarte en lugar de informarte. -Adem¨¢s, no tendr¨ªa que correr riesgos. Imaginate si Fabi¨¢n y Andr¨¦ se enteraran de que Jorge los traicion¨®. Podrian dejar de ser amigos. -La ¨²nica explicaci¨®n posible... Dani continuo, segura de su an¨¢lisis. -Es que por los amigos uno hace sacrificios, pero por una mujer, a veces uno est¨¢ dispuesto a traicionar. Sabrina, ?no ser¨¢ que a Jorge le gustas? Sabrina lo nego instintivamente. -No puede ser. -?Por qu¨¦ no? Sabrina frunci¨® el ce?o: -Soy exesposa de Andr¨¦, ¨¦l es su amigo de confianza. ?C¨®mo podr¨ªa gustarle yo? -Adem¨¢s, nunca hemos estado solos. Cada vez que nos hemos encontrado, ¨¦l ha sido siempre cort¨¦s y nunca ha mostrado inter¨¦s rom¨¢ntico. Dani insisti¨®: -Mientras estabas casada con Andr¨¦, era obvio que se mantuviera distante. Pero ahora que est¨¢s divorciada, es cuando Jorge ha empezado aunicarse contigo e incluso a invitarte a salir. Sabrina reflexion¨® y luego neg¨® con cabeza. -Fabi¨¢n siempre est¨¢ hando mal de m¨ª frente a Andr¨¦ y Jorge, diciendo que soy un adorno, un florero, que solo tengo educaci¨®n de secundaria. -Jorge, siendo un chico de familia distinguida, ha conocido a muchas mujeres hermosas. Mi apariencia no lo impresionar¨ªa. -He estado casada y tengo un hijo de cinco a?os, ?c¨®mo podr¨ªa gustarle a Jorge? Dani se encogi¨® de hombros. -?Y qu¨¦ si has estado casada y tienes un hijo? Si una mujer es lo suficientemente incre¨ªble, puede conseguirse un novio diez a?os menor sin problema. -Nuestra Sabrina es tan maravillosa que se merece al mejor hombre del mundo. Sabrina tuvo que admitir ques pbras de Dani reconfortaron. Solo una buena amiga te veo merecedora de lo mejor. Esa noche, Sabrina lleg¨® diez minutos antes al restaurante acordado. 19:16 Capitulo 401 Al entrar, se sorprendi¨® al ver que Jorge ya hab¨ªa llegado. Sabrina se acerc¨® y se disculp¨®: -Perd¨®n, llegu¨¦ tarde. Chapter 402 Cap¨ªtulo 402 Jorge se levant¨® sonriendo y, con un gesto caballeroso, le apart¨® si a Sabrina. -No llegaste tarde, fui yo quien lleg¨® temprano. Sabrina nunca hab¨ªa tenido una rci¨®n amorosa; el ¨²nico hombre con el que hab¨ªa interactuado antes era Marcelo nco. Pero ellos dos eran tan cercanos que, cuando¨ªan juntos, no exist¨ªa esa formalidad. Despu¨¦s de casarse con Andr¨¦, rara vez sal¨ªan aer, y aunque lo hicieran, Andr¨¦ nunca le hab¨ªa abierto si, En ese momento, caballerosidad de Jorge hizo sentir un poco inc¨®moda. Sabrina m¨® al mesero y le dijo a Jorge: -Pide lo que quieras, no seas t¨ªmido, yo invito. Jorge sonri¨® amablemente. -Est¨¢ bien. Dos chicas j¨®venes que estaban sentadas no muy lejos, al ver escena, dejaron caer sus rostros con desilusi¨®n. -As¨ª que ya tiene novia... Parece que no tengo oportunidad. -Su novia tambi¨¦n es muy linda, y verdad... ?hacen muy buena pareja! -?Por qu¨¦ todos los chicos guapos ya tienen novia? Sabrina escuch¨® conversaci¨®n y no pudo evitar sonre¨ªr. Desde que entr¨® al restaurante, hab¨ªa notado a esas dos chicas. No dejaban de mirar en diri¨®n de Jorge y susurraban entre es, dici¨¦ndose cosaso: "Ve t¨²", "No, mejor t¨²". Al parecer, quer¨ªan pedirle su n¨²mero a Jorge. Sabrina levant¨® mirada hacia Jorge, quien estaba sentado frente a e, concentrado en el men¨². Si Andr¨¦ erao una luna fr¨ªa e inalcanzable, Jorge erao el c¨¢lido sol de primavera: amable, acogedor, haci¨¦nd sentir muy c¨®moda. Jorge termin¨® de elegir los tos y levant¨® mirada hacia Sabrina. -Ya he pedido. Sabrina mostr¨® una expresi¨®n de sorpresa al escuchar los nombres de los tos que Jorge hab¨ªa ordenado. -?Tambi¨¦n te gustan estos tos? Jorge sonri¨® con calidez. -S¨ª, cuando ven¨ªa aer aqu¨ª con Andr¨¦ y Fabi¨¢n, sol¨ªamos pedir estos tos. ?Tambi¨¦n son tus favoritos? 10:16 Capitulo 402 Sabrina asinti¨®. -Qu¨¦ coincidencia, estos tos son de mis favoritos. Una chispa de inter¨¦s brill¨® en los ojos de Jorge. -Pero cuando¨ªamos juntos, nunca te vi pedir estos. Pens¨¦ que prefer¨ªassidas ligeras Al mencionar eso, sonrisa de Sabrina se desvaneci¨® un poco, recordandos ms experiencias antes de su divorcio. -Bueno, en aquel entonces, siempre consideraba a Andr¨¦ y Thiago Carvalho. Tienen problemas de est¨®mago y necesitan una dieta nda, as¨ª que yo simplemente¨ªa lo mismo que ellos. En ese momento, Sabrina se convenci¨® a¨²n m¨¢s de que divorciarse de Andr¨¦ hab¨ªa sido decisi¨®n correcta. Al menos ahora pod¨ªaer lo que le gustaba y hacer lo que quisiera. Ya no estaba atrapada en una rutina familiar, centrada solo en el bienestar de los ni?os y en asegurar que su esposo no tuviera preocupaciones. Desde que se convirti¨® en madre, rara vez se hab¨ªa puesto a s¨ª misma en primer lugar. La mirada profunda yprensiva de Jorge se pos¨® en e. -Sabrina, ?de verdad puedes alejarte de Thiago? Los dedos de Sabrina se apretaron inconscientemente alrededor del vaso de agua. Baj¨® mirada, ocultando sus pensamientos. -Sin m¨ª control¨¢ndolo, supongo que ser¨¢ m¨¢s feliz. Jorge suspir¨® suavemente. -Sabrina, Thiago es peque?o, est¨¢ en edad de ser guiado. Andr¨¦ est¨¢ siempre ocupado con el trabajo y rara vez tiene tiempo para ¨¦l. Y Araceli Vargas... La voz de Jorge se detuvo un momento, su tono era tranquilo. -Siempre lleva a Thiago a salir de paseo, y cada vez regresan muy tarde. Ayer, porque estaban fuera hasta muy tarde, Thiago incluso se qued¨® a dormir en casa de Araceli. 2022 Chapter 403 Cap¨ªtulo 403 La mano de Sabrina tembl¨® ligeramente, y el agua del vaso salpic¨® sus dedos. Jorge,o si no notara su rei¨®n, continu¨® hando: -Fabi¨¢n mencion¨® que, seg¨²n se?ora Carvalho, parece que quiere que Andr¨¦ se case con Araceli. -¨²ltimamente, ha sido Araceli quien ha estado cuidando de Thiago, y parece que Fernanda Rivera tiene intenci¨®n de que Araceli y Thiago desarrollen una rci¨®n cercana, Al ver que Sabrina manten¨ªa cabeza baja en silencio, Jorge se apresur¨® a disculparse. -Perd¨®n, creo que he hado de m¨¢s. -No te preocupes -dijo Sabrina levantando cabeza con un tono tranquilo-. Les gusta Araceli desde hace mucho tiempo, ya me he acostumbrado. Lo que me sorprende es actitud de Fernanda. Pens¨¦ que buscar¨ªa para Andr¨¦ una esposa de su mismo nivel social. Jorge a?adi¨®: -La se?ora Carvalho ha reconocidos cualidades de Araceli y ha cambiado su opini¨®n sobre e. Adem¨¢s, teme que mujer que se case con Andr¨¦ no trate bien a Thiago o que no se lleve bien con ¨¦l, por eso considera a Araceli. Fabi¨¢n meent¨® que se?ora Carvalho ya est¨¢ presionando a Andr¨¦ para que busque el nomento adecuado para casarse con Araceli. Aunque Sabrina ya se hab¨ªa divorciado de Andr¨¦, no pod¨ªa evitar sentir un toque de iron¨ªa al escuchar sobre este asunto. Fernanda, que en su momento no separ¨® a Andr¨¦ y a Araceli, ?qu¨¦ tiene que ver ahora? Sin embargo, ahora parece que est¨¢ tratando de unirlos. Es realmente desconcertante. El mesero trajo r¨¢pidamente los tos. No fue hasta que todos los tos estuvieron servidos que Jorge volvi¨® a har: -Sabrina, en realidad te he invitado a salir hoy principalmente por otro asunto. Sabrina lo mir¨®, intrigada, -?De qu¨¦ se trata? Cada vez que Jorge buscaba o le maba, siempre le tra¨ªa informaci¨®n valiosa. ¨¦l observ¨® en silencio, sus oscuros ojos erano el inmenso Mar Profundo. -Sabrina, ?conoces a STAR? 19:16 Capitulo 403 Al ver mirada de Jorge, Sabrina lo entendi¨® todo. Jorge ya sab¨ªa que e era STAR. -Yo soy STAR -admiti¨® Sabrina sin ocultarlo. ?C¨®mo te enteraste? Jorge sonri¨® levemente. -Alguien me pidi¨® que investigara a STAR. Sabrina parec¨ªa intuir de qui¨¦n se trataba. -?No ser¨¢... Andr¨¦? Jorge mir¨® con admiraci¨®n. -As¨ª es, fue Andr¨¦. Araceli quiere encontrar a STAR para que sea supositora exclusiva. Un contrato por tres a?os, con un pago de un mill¨®n. No pondr¨¢n restriones a STAR para que participe en concursos o actividadeserciales. La ¨²nica condici¨®n es que, aparte de Araceli, no puede serpositora exclusiva de nadie m¨¢s. As¨ª que, Andr¨¦. persona que estaba dispuesta a ofrecer un mill¨®n para contratar a Dani era No se puede negar que, al escuchar a Dani har sobre esto, realmente se sinti¨® tentada. Firmar por tres a?os y ganar un mill¨®n es una cifra considerable para cualquiera. Andr¨¦... realmente es generoso. Seg¨²n lo que Jorge le cont¨®,s condiciones que Andr¨¦ le ofrec¨ªa eran bastante atractivas y lexibles. No le prohib¨ªa participar en concursos ni ganar dinero. Sin embargo, STAR nunca participa en eventos. El nombre en s¨ª ya genera atenci¨®n y flujo, mientras m¨¢s participe en eventos, m¨¢s tema de conversaci¨®n se crea para Araceli. Para Araceli, esto solo tiene beneficios. Andr¨¦,o siempre, pensando en el bienestar de Araceli... En el Grupo Carvalho, Iv¨¢n Silva, con el ce?o fruncido, toc¨® puerta de oficina del residente. -Se?or Carvalho, no importa qu¨¦ condiciones ofrezcamos, STAR sigue rechazando. Hoy, ncluso ni siquiera contest¨® el tel¨¦fono... 3 Capitute 403 Andr¨¦ levant¨® vista hacia Iv¨¢n -?Alguna raz¨®n? -La persona sigue diciendo que no es muy buenaponiendo piezas para violin. Le dije que pod¨ªaponer lo que STAR prefiriera, pero aun as¨ª no acept¨®. Incluso le ofreci que pusieras condiciones que quisiera, pero no sirvi¨® de nada... Andr¨¦, con indiferencia,ent¨®: -Todo eso son excusas. Simplemente no quiere aceptar. -Se?or Carvalho, ?cree que deberia buscar a otrospositores? 19:17 Chapter 404 Cap¨ªtulo 404 -Andr¨¦-dijo con una mirada profunda-, no es necesario. Encuentra el paradero de STAR, har¨¦ personalmente con ellos. Iv¨¢n se sorprendi¨® -S¨ª, ahora mismo me encargo de eso. En el estudio, Sabrina estaba interpretando su ¨²ltimaposici¨®n. neaba usao pieza de apertura. El sonido del piano flu¨ªao un arroyo cristalino, cautivando a quien lo escuchaba. De pie junto a ventana, su figura elegante se asemejaba a una pintura hermosa y conmovedora. La suave luz del sol atravesabas cortinas de gasa, ba?¨¢nd con una especie de resndor dorado. Al terminar pieza, se escucharon ausos provenientes de puerta. -?s, s, s! Sabrina se dio vuelta y vio que era Jorge. -Jorge, ?cu¨¢ndo llegaste? Dani respondi¨®: -Lleg¨® poco despu¨¦s de que empezaste a tocar, se?orita. Se?or Olivares me pidi¨® que no te nterrumpiera, as¨ª que no te m¨¦. La noche anterior, durante cena, Jorge hab¨ªa mencionado que quer¨ªa visitar su estudio. ¨²ltimamente, Sabrina no ten¨ªa mucho que hacer durante el d¨ªa y pasaba mayor parte del iempo practicando en el estudio. Como no era un secreto su ubicaci¨®n y neaba realizar actividadeserciales all¨ª, acept¨® visita de Jorge. No esperaba que llegara tan pronto. Jorge, con su voz suave y profunda,ent¨®: -Suena muy bien. -Gracias -respondi¨® Sabrina, luego se dirigi¨® a Dani-: Dentro de poco vendr¨¢n algunos solicitantes para el trabajo. Por favor, rec¨ªbelos mientras le muestro a Jorge el lugar. Dani asinti¨® con cabeza -ro, adnte. por Marcelo, Sabrina llev¨® a Jorge en un recorrido por el estudio. Este lugar hab¨ªa sido rentado ?u exesposo, antes de que se divorciaran, con intenci¨®n de formar su propio equipo de rabajo independiente. Marcelo hab¨ªa alqudo un estudio bastante grande, de unos >chocientos metros cuadrados. El estudio ten¨ªa tres pisos, incluyendo un sal¨®n de conciertos, ¨¢reas de pr¨¢ctica y oficinas. Sabrina hab¨ªa pedido prestado un piso a Marcelo, ya que no pod¨ªa costear el alquiler ni enovaci¨®n con sus propios ahorros, por lo que acordaron que le pagar¨ªa m¨¢s adnte. Despu¨¦s de mostrarle su piso a Jorge, lo llev¨® a ver los otros dos niveles. Cuando terminaron 19:17 de recorrer el lugar, regresaron para reunirse con Dani. Jorge permaneci¨® detr¨¢s de Sabrina, observ¨¢nd en silencio. Sus ojos, usualmente serenos, briban con una intensidad ardiente. Sin embargo, Sabrina no not¨® mirada de Jorge mientras regresaban al cuarto. Dani le entreg¨® a Sabrina varios curr¨ªculums impresos. -Sabrina, estos candidatos tienen buenos antecedentes. Rev¨ªsalos y dime cu¨¢l te gusta, para que los me para una entrevista. Dado que ser¨ªa un concierto, no pod¨ªan ser solo e y Marcelo. Aunque Marcelo contaba con un equipo musical, Sabrina empezaba desde cero por su cuenta. Adem¨¢s de Dani, su agente, necesitaba encontrar pa?antes musicales para algunas piezas,o un pianista y varios violinistas. En ese momento, el tel¨¦fono de Dani son¨®. Al ver qui¨¦n maba, Dani frunci¨® el ce?o y colg¨® mada. Unos segundos despu¨¦s, el tel¨¦fono volvi¨® a sonar, y esta vez, Dani opt¨® por apagarlo. Sabrina pregunt¨®: -?Qu¨¦ sucede? -Es Iv¨¢n, sigue mando -respondi¨® Dani con un gesto de desd¨¦n-. Ya lo he rechazado varias veces, pero no se rinden y man todos los d¨ªas, oblig¨¢ndome a apagar el tel¨¦fono. Sabrinaent¨® con calma: -Es normal. Cuando se trata de Araceli, Andr¨¦ siempre le presta mucha atenci¨®n. Dani decidi¨®: -Ma?ana cambiar¨¦ de n¨²mero de celr para evitar que sigan molest¨¢ndome. Justo en ese momento, alguien m¨® suavemente a puerta del estudio. Chapter 405 Cap¨ªtulo 405 -Tal vez son los que vienen a entrevistaent¨® Dani con una sonrisa, Cuando volteo cabeza, su expresi¨®n se congel¨® al ver qui¨¦nes entraban al cuarto, Los reci¨¦n llegados parecian no notar mirada de Dani mientras observaban a su alrededor. -Este estudio est¨¢ muy bien decorado -dijo Araceli con su voz suave. Aunque el lugar est¨¢ un poco apartado, el entorno es muy tranquilo y hay ungo en el patio trasero. Es realmente un buen lugar. Fabi¨¢n estaba muy orgulloso. -Este estudio no es menos que el que ten¨ªas antes, ?verdad? Escuch¨¦ al due?o decir que tambi¨¦n era un estudio de m¨²sica. Deber¨ªa ser perfecto para ti. Finalmente, Araceli esboz¨® una sonrisa. -Entonces ser¨¢ este. Desde que su estudio fue destruido, Araceli no hab¨ªa sonre¨ªdo. Pero ahora, por fin, volv¨ªa a mostrar alegr¨ªa. Ver a Araceli sonreir le dio a Fabi¨¢n una sensaci¨®n de realizaci¨®n personal. -Est¨¢ bien, ir¨¦ a har con el due?o... Fue en ese momento que Dani no pudo contenerse m¨¢s. -Oigan, ?qui¨¦n les dio permiso para entrar aqu¨ª? ?No saben que entrar a propiedad de alguien sin permiso es ilegal? Fabi¨¢n se sorprendi¨® al ver a Dani y Sabrina. -??Ustedes!? Dani cruz¨® los brazos. -Esa pregunta deber¨ªa hace yo, ?no? La mirada de Fabi¨¢n se desliz¨® por el cuarto hasta Jorge, quien estaba de pie en silencio. Fabi¨¢n abri¨® boca sorprendido. -?Jorge! ?Qu¨¦ haces aqu¨ª? Al ver que Fabi¨¢n hab¨ªa notado a Jorge, los rostros de Sabrina y Dani cambiaron un poco. No esperaban que Fabi¨¢n apareciera de repente. Jorge hab¨ªa estado ayud¨¢nds en secreto. Si Fabi¨¢n lo descubr¨ªa... 19:17 Capitulo 405 Podr¨ªan perder su amistad. Aunque Dani pensaba que una amistad con Fabi¨¢n y Andr¨¦ no valia mucho, no quer¨ªa que Jorge se peleara con sus amigos. Jorge era un buen tipo. Jorge parpade¨®, a punto de har, cuando voz de Sabrina se adnt¨®. -Ustedes vinieron por una raz¨®n, y el se?or Olivares tambi¨¦n est¨¢ aqu¨ª por lo mismo. Fabi¨¢n mostr¨® una expresi¨®n deprensi¨®n. -Jorge, ?tambi¨¦n piensas que este estudio es perfecto para Araceli? Fabi¨¢n se volvi¨® hacia Araceli. -Te dije que Jorge ten¨ªas mejores noticias. Con elentario de Sabrina, Fabi¨¢n no not¨® nada raro. Hab¨ªa hado con Jorge sobre esto hace unos d¨ªas. Jorge lenz¨® una mirada a Sabrina sin decir nada. Despu¨¦s de sorpresa inicial, Fabi¨¢n se recuper¨® r¨¢pidamente. Mir¨® a Sabrina y con frialdad dijo: -Queremos este estudio. Te pagar¨¦ penalizaci¨®n por incumplimiento del contrato y tienes tres d¨ªas para mudarte. De lo contrario, no me culpes por ser grosero. Dani no dud¨® en responder. -?Grosero? Haso si fuera tu propiedad. Alqumos esta casa por cinco a?os y nos tom¨® m¨¢s de medio a?o remod. ?Crees que puedes venir y toma as¨ªo as¨ª? Fabi¨¢n mir¨® con desd¨¦n. -Ya lo dije, te pagaremos penalizaci¨®n. Con ese dinero puedes rentar un lugar mejor. Dani replic¨®: -Si ese dinero puede rentar un lugar mejor, vayan a buscarlo, ?por qu¨¦ nos quieren quitar el nuestro? Fabi¨¢n respondi¨® con arrogancia: -El gusto de Araceli es invaluable. Les aviso, que Araceli quiera este estudio es un honor para ustedes. Si lo entregan ahora, a¨²n estoy dispuesto a pagarles penalizaci¨®n. Chapter 406 Cap¨ªtulo 406 -Si no sabes reconocer lo que te conviene, cuando Andr¨¦ se involucre, no ser¨¢ tan f¨¢cil salir bien librada -dijo Fabi¨¢n, su tono amenazante. -Es primera vez que veo a alguien robar con tanto descaro -respondi¨® Sabrina con voz tranqu-. Pero, ya que lo pones as¨ª, no es imposible que le ceda el lugar. Dani, que hab¨ªa estado observando en silencio, se rm¨®. -Sabrina... Fabi¨¢n sonri¨® con satisfi¨®n, creyendo que hab¨ªa ganado. -?As¨ª se ha! Sabrina continu¨®, sin inmutarse: -Esta oficina rentamos con un contrato de cinco a?os y hemos renovado minuciosamente durante mucho tiempo. Si quieren que ses deje, tendr¨¢n quepensarme por el alquiler,s mejoras y penalizaci¨®n por incumplimiento. Adem¨¢s, estoy organizando un concierto. El tener que buscar un nuevo lugar afectar¨¢ los ensayos, as¨ª que creo que no es exagerado pedir unapensaci¨®n por da?os emocionales, ?verdad? Fabi¨¢n agit¨® mano, impaciente. -Deja de darle tantas vueltas y di una cifra de una vez. Sabrina fingi¨® pensar por unos segundos. -Por conocernos, redondear¨¦: cien millones. Fabi¨¢n casi se atraganta al escucha. -?Cu¨¢nto dijiste? -Cien millones, y les cedo oficina -repiti¨® Sabrina, imperturbable. Fabi¨¢n estall¨® en ira. -?Sabrina, eso es un robo! ?Con esa cantidad podr¨ªamosprar oficina entera! ¨¦l hab¨ªa imaginado que Sabrina pedir¨ªa una suma elevada, pero nunca imagin¨® que fuera tan exorbitante. ?Acaso pensaba que cien millones erano pedir un peso? -Entonces c¨®mpre -dijo Sabrina con serenidad-. Si tienen, nadie ses quitar¨¢. Fabi¨¢n, furioso y sin pensar, iba a responder cuando Jorge lo interrumpi¨®. -Fabi¨¢n, ¨²ltimamente has gastado mucho en tonter¨ªas y ya est¨¢s en n¨²meros rojos. Las pbras de Jorge cayerono un balde de agua fr¨ªa sobre Fabi¨¢n, quien de repente recuper¨® ridad. Comprar oficina por esa cantidad ser¨ªa una locura. Mir¨® a Sabrina con una mirada oscura y fr¨ªa. Esa mujer era astuta, estaba provoc¨¢ndolo para queprara oficina. Hab¨ªa gastado una fortuna en una subasta sin obtener ganancias y, tras difamar a Sabrina en l¨ªnea, hab¨ªa terminado siendo etiquetadoo un "capitalista malvado¡°, gastando a¨²n m¨¢s dinero en rciones p¨²blicas. Las iones de su empresa, el Grupo Guerrero, a¨²n no se recuperaban. Ahora, sus finanzas no le permit¨ªan semejante gasto. Afortunadamente, Jorge lo hab¨ªa frenado a tiempo. -Sabrina, te arrepentir¨¢s -dijo Fabi¨¢n con frialdad antes de dirigirse a Araceli-. V¨¢monos. 10-17 Capitulo 406 Aracelinz¨® una ¨²ltima mirada a Sabrina y sigui¨® a Fabi¨¢n fuera del lugar. Jorge le hizo un gesto de despedida a Sabrina y tambi¨¦n se fue. Una vez que se fueron, Dani no pudo evitar soltar un sonido de desd¨¦n. -?As¨ª que los que quer¨ªan nuestra oficina eran Fabi¨¢n y Araceli, esos desgraciados! -Ellos fueron los que pagaron una fortuna para que yo lespusiera ent¨® Sabrina. Dani se frot¨® frente, exasperada. -?Qu¨¦ les pasa? Si ya te divorciaste de ¨¦l, ?por qu¨¦ sigue persigui¨¦ndote? En ese momento, alguien m¨® suavemente a puerta. Una voz femenina y melodiosa se oy¨® desde entrada. -Disculpen, ?este es el Taller Costamar? 10:1 Chapter 407 Cap¨ªtulo 407 Sabrina y Dani se voltearon al escuchar una voz. Vieron a una joven parada en puerta, mirando alrededor con cierta incertidumbre. Sabrina se acerc¨® a e. -As¨ª es, este es el Taller Costamar. ?Vienes para entrevista? La chica asinti¨® con cabeza, mostrando un poco de nerviosismo. -Me mo Carolina Nieves y estoy aqu¨ª para entrevista de pianista. Diciendo esto, le entreg¨® su curr¨ªculum a Sabrina. Sabrina tom¨® el curr¨ªculum de Carolina y not¨® que era una violinista destacada. Carolina hab¨ªa alcanzado el nivel diez en piano y hab¨ªa participado en diversaspetencias internacionales, logrando resultados impresionantes. Varios de estos concursos eran de un nivel muy alto. Sabrina asinti¨®. -?Podr¨ªas tocar algo para nosotros? Carolina asinti¨® nuevamente y se sent¨® junto a un piano. Ajust¨® un pocos tes, prob¨® el tedo yenz¨® a tocar. Carolina ten¨ªa una tica muy s¨®lida y su habilidad para el piano era indiscutible. Sin embargo... Sea por los nervios o alguna otra raz¨®n,eti¨® un error y toc¨® una nota equivocada. Para un int¨¦rprete, equivocarse en una nota no es algo tan grave, y es algo que se puede corregir f¨¢cilmente. Sin embargo, Carolina se paraliz¨®o si hubiera visto un fantasma. Tras un sonido bajo y ¨¢spero del piano, dej¨® de tocar repentinamente. Su rostro se torn¨® ncoo el papel. -Lo siento...et¨ª un error... Carolina ten¨ªa los ojos ligeramente enrojecidos, su mirada era fr¨¢gil y agotada. Sabrina, al ver su expresi¨®n de angustia, le habl¨® suavemente para tranquiliza. -No te preocupes, solo fue un error. Puedes intentarlo de nuevo. Con el apoyo ys pbras de aliento de Sabrina, Carolina volvi¨® a sentarse frente al piano. Esta vez, noeti¨® ning¨²n error y su interpretaci¨®n fue casi perfecta. Dani le audi¨®. -Se?orita Nieves, tocas el piano de maravi. ?Por qu¨¦ te falta tanta confianza? Dani hab¨ªa notado que el mayor problema de Carolina era falta de confianza. Carolina respondi¨® con un poco de verg¨¹enza. -No he tocado el piano en cinco a?os. He estado fuera del campo por tanto tiempo que me preocupa no poder recuperar mi nivel anterior... -?Cinco a?os sin tocar el piano? -pregunt¨® Sabrina-. ?Puedo ser indiscreta y preguntar por qu¨¦ dejaste de tocar durante tanto tiempo? Capitulo 407 Lasrgas pesta?as de Carolina temrono s de mariposa. -En aquel entonces, mi novio tuvo un idente de carro y qued¨® ciego. Me dediqu¨¦ a cuidarlo. Sabrina y Dani intercambiaron una mirada. Danient¨®: --Se?orita Nieves,mentamos mucho lo que le pas¨® a tu novio, pero... debes saber que en este trabajo tenemos que viajar mucho para presentarnos. La situaci¨®n de tu novio podr¨ªa necesitar de tu presencia constante... Carolina se apresur¨® a explicar: -No, creo que hay un malentendido. La visi¨®n de mi novio se recuper¨® hace tres a?os. Simplemente... Carolina bajo cabeza, su voz se hizo m¨¢s tenue. -Simplemente no he podido dejar de preocuparme por ¨¦l y salir a trabajar. Pero... Carolina levant¨® cabeza, con una expresi¨®n decidida. -Te aseguro que una vez que empiece a trabajar aqu¨ª, no dejar¨¦ el trabajo f¨¢cilmente. Dani dud¨®. -Pero si tu novio te necesita nuevamente, ?no existe posibilidad de que renuncies...? Ya sabes que en este tipo de trabajo no es f¨¢cil cambiar depa?ero frecuentemente. Antes de que Dani pudiera terminar, Carolina interrumpi¨®. -No dejar¨¦ el trabajo f¨¢cilmente. Adem¨¢s, mi novio y yo hemos terminado. Sabrina y Dani quedaron sorprendidas. Por un momento, ninguna supo qu¨¦ decir. Quiz¨¢s temiendo que no creyeran en e, Carolina a?adi¨®: -Tranqus, no volver¨¦ con ¨¦l... Llev¨¢bamos siete a?os de conocernos y cinco de novios. Hace poco descubr¨ª que... volvi¨® a contactar a su musa. Al decir esto, una sonrisa de autodesprecio apareci¨® en losbios de Carolina. -S¨¦ que nunca pudo olvidar a su musa. E fue su amor verdadero, aquel que nunca pudo alcanzar en su juventud. Chapter 408 Cap¨ªtulo 408 Hace a?os, ¨¦l dedic¨® un esfuerzo incre¨ªble para conquistar a su musa. Por esa mujer, hizo todo tipo de cosas alocadas e inesperadas. M¨¢s tarde, mi novio tuvo un idente de carro que lo dej¨® ciego de repente. Fue en ese momento cuando su musa decidi¨® dejarlo y se fue al extranjero, abandon¨¢ndolo. La p¨¦rdida de vista y separaci¨®n lo hundieron en una profunda depresi¨®n, incluso intent¨® quitarse vida. Y yo, estuve a sudo en esos momentos, cuid¨¢ndolo y d¨¢ndole ¨¢nimos. Fue entonces que nos convertimos oficialmente en novios. Hace tres a?os, gracias a un tratamiento, recuper¨® vista. El a?o pasado, asumi¨® el control de empresa familiar. Este a?o, su musa... regres¨®. Carolina rt¨® su historia a Sabrina y Dani con todo detalle. No lo hizo para ganar simpat¨ªa, sino para demostrarles su determinaci¨®n de trabajar duro. Ya hab¨ªa desperdiciado demasiados a?os de su vida y no quer¨ªa seguir haci¨¦ndolo. ¨²ltimamente, hab¨ªa enviado muchos curr¨ªculums y asistido a varias entrevistas. Sin embargo, en todos los lugares rechazaban. Un d¨ªa, una amable persona de recursos humanos, al ver su empe?o por conseguir una oportunidad, le confes¨® verdad. Hab¨ªa ofendido a alguien que no deb¨ªa. En toda Medell¨ªn, nadie se atrever¨ªa a contrata. Carolina sab¨ªa perfectamente qui¨¦n estaba detr¨¢s de todo esto. Comprendi¨® que no pod¨ªa continuar en Medell¨ªn. Por eso se trad¨® a Cartagena en busca de nuevas oportunidades. Era consciente de que, aunque su curr¨ªculum era impresionante, tantos a?os fuera de industria hab¨ªan dejado sin ventaja. Est¨¢ bien. La voz de Sabrina interrumpi¨® de repente los pensamientos de Carolina. Carolina mir¨® a Sabrina con sorpresa y esperanza. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?est¨¢ diciendo que me acepta en el trabajo? Capitulo 408 Sabrina sonri¨® y asinti¨®. Dani observ¨® a Sabrina, parec¨ªa querer decir algo, pero al final solo suspir¨® silenciosamente sin pronunciar pbra. Despu¨¦s de confirmar queenzar¨ªa el pr¨®ximo lunes, Carolina se sinti¨® inmensamente feliz. Sus ojos briban de alegr¨ªa, algo que no hab¨ªa experimentado en mucho tiempo. Una vez Carolina se despidi¨®, Dani finalmente expres¨® su preocupaci¨®n. -Sabrina, esa Carolina viene de Medell¨ªn y ahora busca trabajo aqu¨ª. Por urgencia que tiene, seguramente alguien est¨¢ saboteando en su ciudad anterior. Dani, siendo agente, ten¨ªa un ojo agudo e intuici¨®n certera. -Adem¨¢s, mencion¨® que su exnovio tom¨® el control de empresa familiar y que e termin¨® con ¨¦l. Apuesto que ese sujeto es el que est¨¢ detr¨¢s de todo. -Si contratamos, es probable que ese tipo nos cause problemas... Ay, ?por qu¨¦ hay tantos ingratos en este mundo? Al decir esto, Dani no pudo evitar sentirse frustrada. -Los buenos son todos iguales, pero los ingratos tienen cada uno su propia forma de ser. Tambi¨¦n sent¨ªapasi¨®n por Carolina. Pero realidad no era f¨¢cil; personas sin mucho respaldo,o es, quedar¨ªan en desventaja si alguiens atacaba. -Lo s¨¦ -respondi¨® Sabrina-, pero quiero darle una oportunidad. Adem¨¢s, esto es Cartagena, no Medell¨ªn. No es un lugar donde puedan hacer lo que quieran. Dani mir¨®. -Sabrina, ?es porque sientes que Carolina ha pasado por algo simr a lo tuyo que decides ayuda? -Tiene algo que ver -admiti¨® Sabrina con una sonrisa-. Pero no estoy haciendo caridad. Si no creyera en sus habilidades, no habr¨ªa contratado solo para decorar el lugar. Dani pens¨® por un momento y decidi¨® no oponerse m¨¢s. Por muy despreciable que fuera el novio de Carolina, no podr¨ªa superar a Andr¨¦ y Fabi¨¢n en ese aspecto. Con tantasplicaciones, ya no importaba mucho. El lunes, Sabrina acababa de dejar a Romeo Castillo en escu cuando recibi¨® una mada de Dani. 19:17 -?Sabrina, ms noticias! ?Alguien ha echado pintura sobre nuestro estudio! Chapter 409 Cap¨ªtulo 409 Sabrina permaneci¨® en silencio unos segundos antes de decir: -Entendido, voy para all¨¢ de inmediato. En el estudio. Dani mirabas paredes manchadas de pintura y los equipos de m¨²sica destrozados con una expresi¨®n de extrema molestia. Carolina, quien acababa depletar su proceso de ingreso al trabajo, tambi¨¦n mostraba una expresi¨®n de desagrado al ver el desastre. Con voz baja y llena de culpa, Carolina expres¨® sus dudas: -Tal vez... deber¨ªa buscar otro lugar para trabajar. Ens ¨²ltimas semanas, hab¨ªa enfrentado muchos obst¨¢culos y finalmente hab¨ªa encontrado un trabajo que le gustaba. Si no lograba mantener este empleo, tendr¨ªa que recurrir a tocar el piano en restaurantes o lugares simres. Estaba a punto de rendirse cuando conoci¨® a Sabrina y Dani. Pens¨® que su buena suerte finalmente hab¨ªa llegado, pero ahora... El estudio hab¨ªa sido vandalizado con pintura y destrozado sin piedad. Era evidente que era un acto de venganza. Carolina no pod¨ªa evitar recordar a su exnovio, un sujeto sin escr¨²pulos capaz de cualquier cosa. Dani levant¨® mano para tranquiliza. -Esperemos a que Sabrina llegue antes de tomar decisiones. No necesariamente tiene que ver contigo. Aproximadamente media hora despu¨¦s, Sabrina lleg¨® al estudio. -?C¨®mo est¨¢ns otras dos ntas? -pregunt¨® Sabrina. -Las otras dos ntas tienen pintura ens paredes exteriores y puertas, pero no han sido destrozadas por dentro. Solo esta nta ha sido destruidapletamente -respondi¨® Dani. Sabrina asinti¨®, sin mostrar sorpresa ni enojo. -Parece que el ataque iba dirigido hacia m¨ª. Carolina dud¨® antes de preguntar: -Se?orita Ib¨¢?ez, ?podr¨ªa ser que yo haya tra¨ªdo problemas aqu¨ª? Capitulo 409 Sabrina neg¨® con cabeza. -No. Si fuera alguien que t¨² ofendiste, Dani y yo habr¨ªamos recibido advertencias para no acogerte. Esta vez, solo nuestra nta de trabajo ha sido gravemente da?ada, mientras ques otras dos est¨¢n intactas. Es evidente que el objetivo era yo. En cuanto a qui¨¦n podr¨ªa estar detr¨¢s de esto, respuesta era ra. Despu¨¦s de todo, Fabi¨¢n y Araceli hab¨ªan estado all¨ª unos d¨ªas antes. Este tipo de venganza tan directa y violenta era muy del estilo de Fabi¨¢n. Dani, confundida, pregunt¨®: -?Por qu¨¦ solo destrozaron nuestra nta y nos otras dos? -Porque todav¨ªa quieren este estudio. Si lo destruyenpletamente, tampoco podr¨¢n usarlo -explic¨® Sabrina con calma. Dani se enfureci¨®: -?Qu¨¦ le pasa a esa Araceli? Ya te divorciaste de Andr¨¦, y aun as¨ª nos siguen causando problemas. No s¨¦ si es tonta de verdad o solo se hace. En lugar de mantenerse lejos, siempre est¨¢ rondando por aqu¨ª. Con una risa sarc¨¢stica, Dani agreg¨®: -Parece que solo quieren que Andr¨¦ siga record¨¢ndote. Sabrina dirigi¨® su mirada hacia diri¨®n des c¨¢maras de seguridad. -?Revisarons c¨¢maras? Dani frunci¨® el ce?o al recordar. -S¨ª, peros c¨¢maras fueron saboteadas. -No importa -respondi¨® Sabrina, acerc¨¢ndose a un rinc¨®n y sonriendo-. Las c¨¢maras internas est¨¢n funcionando bien. Dani qued¨® sorprendida. -?Instste c¨¢maras adentro? ?Cu¨¢ndo? Sabrina sac¨® su celr y abri¨® una aplicaci¨®n de vigncia. -El d¨ªa que Fabi¨¢n y Araceli vinieron,pr¨¦ algunas c¨¢maras ocultas. Dani qued¨® perpleja. -?Lo anticipaste, Sabrina? Con una expresi¨®n tranqu, Sabrina confirm¨®: -Ese d¨ªa hicimos enojar mucho a Fabi¨¢n. Con su car¨¢cter, era obvio que buscar¨ªa venganza. Dani neg¨® con cabeza, incr¨¦d. Capitulo 409 -Ese Fabi¨¢n, no s¨¦ ni qu¨¦ decir sobre ¨¦l. Sabrina revis¨® el video des c¨¢maras y not¨® que cuatro personas hab¨ªan vandalizado el estudio. Todos estaban disfrazados, lo que dificultaba ver sus rostros. Dani observaba el video mientras frunc¨ªa el ce?o. Chapter 410 Cap¨ªtulo 410 -Han sido muy cuidadosos cubriendo sus hues... as¨ª que, aunque llevemos esto a polic¨ªa, ?no van a encontrar a nadie? -pregunt¨® Dani con preocupaci¨®n. Sabrina, sin embargo, se mantuvo tranqu. -Aunque trataron de ocultarlo, cons habilidades de investigaci¨®n de polic¨ªa, no deber¨ªa ser dif¨ªcil encontrar as personas involucradas. Mientras haba, Sabrina se?al¨® a una figura en panta. -Dani, ?no te parece que esta persona se parece un poco a Fabi¨¢n? Dani se acerc¨®, observ¨® detenidamente y asinti¨®. -Pues s¨ª, ahora que lo dices, se parece al maldito Guerrero... ?especialmente por forma en que camina! Por m¨¢s que alguien intente disfrazarse, los peque?os h¨¢bitos y gestos son dif¨ªciles de ocultar. Y Fabi¨¢n, siendo el t¨ªpico chico rico y despreocupado, ten¨ªa muchos malos h¨¢bitos. Dani hab¨ªa visto a Fabi¨¢n un par de veces, y no le cost¨® mucho reconocer que persona en el video era ¨¦l. -?No es incre¨ªble? -dijo Dani, sorprendida-. ¨¦l fue quien dio orden, pero ?por qu¨¦ aparecer¨ªa en persona? Sabrina no se mostr¨® sorprendida. -Tal vez... quer¨ªa desquitarse personalmente. -Eso tiene sentido -reflexion¨® Dani-. Despu¨¦s de todo, t¨² lo has metido en problemas ¨²ltimamente, incluso lo hiciste pasar unas noches enisar¨ªa. Seguro que te odia. Por eso no era raro que Fabi¨¢n quisiera destruir el estudio de Sabrina para desahogar su enojo acumdo. Mientras observaban el video, escucharon voz furiosa de Fabi¨¢n en grabaci¨®n. -?Destruyan todo! ?No dejen nada en pie! Dani suspir¨®. -Con esa voz, cualquiera que conozca a Fabi¨¢n lo reconocer¨ªa al instante. Neg¨® con cabeza, frustrada. -Vaya, creo que sobreestim¨¦ inteligencia de Fabi¨¢n... Es incre¨ªble que haya sabido cubrir su cara y destruirs c¨¢maras, pero no se le ocurri¨® cambiar su voz. Dani se gir¨® hacia Sabrina. -Sabrina, ?qu¨¦ piensas hacer al respecto? 19:18 Capitulo Sabrina sonri¨®, con una mueca que denotaba confianza. -Con un aliado tan torpeo ¨¦l, me da pena por Araceli y Andr¨¦. Pero bueno... publiquemos este video en l¨ªnea y dejemos que los internautas nos ayuden a encontrarlo. Los usuarios de inte de hoy sono Sherlock Holmes, y les encanta este tipo de rompecabezas. Estoy segura de que lo encontrar¨¢n. Dani asinti¨®, entendiendo el n. -?Ya entiendo! Carolina, que hab¨ªa estado escuchando conversaci¨®n, tambi¨¦nprendi¨® situaci¨®n. Se dio cuenta de que, al igual que e, Sabrina y Dani hab¨ªan enfurecido a ciertas personas. Sin embargo, es no hab¨ªan optado por huir, sino que hab¨ªan decidido enfrentarse de frente. Por alguna raz¨®n, el coraz¨®n de Carolina, que hab¨ªa estado apagado durante mucho tiempo,enz¨® atir con fuerza. Ten¨ªa el presentimiento de que, al seguir a Sabrina y Dani, su vida nunca ser¨ªa aburrida. Sabrina, una figura destacada ens redes sociales, public¨® el video, y en menos de una hora, se convirti¨® en tendencia. Fabi¨¢n, por supuesto, tambi¨¦n vio tendencia. -?Jajaja! -rio a carcajadas-. ?En serio est¨¢ pidiendo pistas en l¨ªnea? Es una l¨¢stima ques c¨¢maras est¨¦n destruidas. Por mucho que busque, no encontrar¨¢ nada. Con una sonrisa de satisfi¨®n, pas¨®s fotos del estudio de Sabrina destrozado, sinti¨¦ndose :ada vez m¨¢s contento al ves. Erao si todo el resentimiento que hab¨ªa sentido se lesvaneciera. ''ero cuando estaba disfrutando de su victoria, su tel¨¦fono son¨® de repente. Al ver qui¨¦n amaba, Fabi¨¢n, a¨²n de buen humor, contest¨®. -?Andr¨¦, ya encontraron a STAR? a voz de Andr¨¦ era fr¨ªao el hielo. -Ahora mismo, ve a buscar a Sabrina y averigua qu¨¦ quiere para retirar tendencia de te. 2 Chapter 411 Cap¨ªtulo 411 Fabi¨¢n se qued¨® perplejo. -?Por qu¨¦ tenemos que preocuparnos por Sabrina? Que el tema siga en tendencia no nos afecta en nada, ?no? Andr¨¦ casi se r¨ªe del enojo. -Fabi¨¢n, ?de verdad crees que con cubrirte cara nadie te va a reconocer? El video tiene un audio r¨ªsimo. No solos personas cercanas a ti, hasta ens tiendas que frecuentas podr¨ªan reconocer tu voz. Fabi¨¢n se enderez¨® de inmediato. -?Video? ?Qu¨¦ video? -Sabrina subi¨® un video de c¨¢mara de seguridad. Fabi¨¢n estaba confundido. -?Qu¨¦? ¨¦l solo hab¨ªa visto el trending sobre el destrozo en el estudio de Sabrina y algunas fotos, pero nada m¨¢s. ?No era solo una recopci¨®n de pistas? No pod¨ªa creer que cons c¨¢maras da?adas, Sabrina realmente encontrara algo. Andr¨¦ habl¨® en un tono fr¨ªo. -Video de seguridad. Fabi¨¢n respondi¨® sin pensar. -Eso es imposible, yo ya destru¨ª esas c¨¢maras. Pero justo despu¨¦s, Fabi¨¢n se dio cuenta de su error. -Mira, Andr¨¦, el estudio de Araceli fue atacado y yo solo quer¨ªa vengarme por e... Por alguna raz¨®n, Fabi¨¢n se sent¨ªa muy inseguro. Sabrina segu¨ªa siendo exesposa de Andr¨¦, madre de Thiago, as¨ª que no se atrev¨ªa a actuar demasiado descaradamente frente a Andr¨¦. Andr¨¦ guard¨® silencio por un rato antes de har. -Sabrina tiene un video de seguridad interior. No se ve tu cara, pero se escucha tu voz con ridad. He detenido difusi¨®n del video por ahora, pero con fama que tiene, no podr¨¦ hacerlo por mucho tiempo. Esta es ¨²ltima vez que te ayudo, cuida bien tus pasos. Dicho esto, Andr¨¦ no esper¨® una respuesta de Fabi¨¢n y colg¨®. Esa noche, el video que Andr¨¦ hab¨ªa interceptado se filtr¨® de todas formas. Fabi¨¢n pensaba orgulloso que con su disfraz nadie lo reconocer¨ªa. Sin embargo, apenas el tema estuvo dos horas en tendencia, su identidad fue revda porpleto. Alguien reconoci¨® su reloj, otro analiz¨® sus zapatos y ropa, y hasta alguien identific¨® el anillo que llevaba en mano. Incluso su cintur¨®n fue reconocido por algunos. Pronto, los internautas encontraron fotos que Fabi¨¢n hab¨ªa publicado. Y un usuario an¨®nimo, que solo quer¨ªa ver el mundo arder, revis¨® y public¨® capturas de panta de su Instagram. 10-18 Capitulo 411 En cuesti¨®n de horas, hab¨ªan destapado todo sobre Fabi¨¢n. Finalmente, Fabi¨¢nenz¨® a sentirse realmente preocupado. Dani no pod¨ªa cerrar boca del asombro al vers tendencias en inte. -?No puede ser! ?C¨®mo es posible que los usuarios hayan descubierto a Fabi¨¢n tan r¨¢pido? Sabrina, que estaba organizando partituras, se detuvo al escucha. -La verdad es que son bastante buenos encontrando peque?os detalles. Era cuesti¨®n de tiempo que lo descubrieran, pero no tan r¨¢pidoo esto. Dani, que trabajabao representante, entendi¨® r¨¢pidamente y le dio un pulgar arriba a Sabrina. -Sabrina, ?contrataste a un ej¨¦rcito de trolls en inte? ?Eres u?a genio! Sabrina respondi¨® sin ning¨²n remordimiento. -Solo les pagu¨¦ con misma moneda. -?S¨ª, es lo que merecen! -asinti¨® Dani con determinaci¨®n. ?Y ahora qu¨¦ hacemos? Sabrina mir¨® a Dani con una sonrisa. -Ahora... ?podemos darnos el lujo de elegir un buen carro para salir a pasear! En oficina, el tel¨¦fono de Andr¨¦ no dejaba de sonar. Andr¨¦ no le prest¨® atenci¨®n. Estaba de pie frente a ventana panor¨¢mica, observando el paisaje a lo lejos. Sent¨ªa una punzada en el est¨®mago. De repente, Andr¨¦ record¨® que hac¨ªa mucho tiempo que no le dol¨ªa el est¨®mago. La puerta de oficina fue tocada suavemente. Su secretaria, Pa D¨ªaz, entr¨®. -Se?or Carvalho, hay alguien que desea verlo... Antes de que pudiera terminar, Andr¨¦ interrumpi¨® con voz firme. -?No dije que hoy no ver¨ªa a nadie? Chapter 412 Cap¨ªtulo 412 Araceli entr¨® con paso elegante, llevando un termo en mano. La mirada de Andr¨¦ se oscureci¨® un poco. -Araceli, ?qu¨¦ haces aqu¨ª? Araceli respondi¨® con suavidad: -Escuch¨¦ que tu gastritis ha vuelto a molestarte, as¨ª que vine especialmente a traerte unaida medicinal. El rostro de Andr¨¦, normalmente serio, se suaviz¨® ligeramente. -No era necesario. Araceli sonri¨® levemente y abri¨® el contenedor t¨¦rmico. -Thiago me dijo que tu gastritis ha sido tratada con los remedios de se?orita Ib¨¢?ez. Tambi¨¦n pas¨¦ un tiempo con Hern¨¢n Casta?o y aprend¨ª a preparar estos remedios. Araceli mir¨® a Andr¨¦ con ojos brintes, llenos de ternura. -Andr¨¦, de ahora en adnte yo tambi¨¦n puedo preparar estasidas medicinales para ti y para Thiago. Si Sabrina lo hac¨ªa, Araceli tambi¨¦n pod¨ªa hacerlo. Araceli no cre¨ªa que fuera inferior a Sabrina en ning¨²n aspecto. Los ojos de Andr¨¦ eran profundoso ungo. -Araceli, lo m¨¢s importante es que primero te cures. No necesitas preocuparte tanto por estas cosas. Araceli se qued¨® at¨®nita por un momento y mordi¨® subio sin darse cuenta. Desde que Andr¨¦ se divorci¨® de Sabrina, su actitud hacia Araceli se hab¨ªa enfriado notablemente. Aunque todav¨ªa acud¨ªa cuando e lo necesitaba, ya no favorec¨ªao antes. Araceli tom¨® una bocanada de aire y sonri¨®: -Andr¨¦, ?recuerdas aque vez en el jard¨ªn trasero cuando practicaba canci¨®n La Promesa de STAR? Dijiste que nunca hab¨ªas escuchado algo tan hermoso... No sab¨ªa que ese d¨ªa era tu cumplea?os. Si lo hubiera sabido, te habr¨ªa tocado una vez m¨¢s. Al recordar el pasado, mirada de Andr¨¦ se nubl¨®. Con una voz baja y serena, dijo: -En ese entonces, no sab¨ªa que eras persona que salv¨® a Fabi¨¢n. Araceli sonri¨® suavemente. -Fabi¨¢n dijo que me llevar¨ªa a conocer a su buen amigo. Cuando te vi, realmente me sorprend¨ª. Esos tiempos eran los m¨¢s simples y despreocupados para ellos. 10-19 Incluso alguien tan calcdoro Andr¨¦ no pudo evitar mostrar un atisbo de nostalgia en sus ojos. Araceli not¨® expresi¨®n de Andr¨¦ y dijo en voz baja: -Andr¨¦, ¨²ltima vez que mi estudio fue vandalizado, ?se descubri¨® qui¨¦n fue? La voz de Andr¨¦ era tranqu. -Si, lo hicieron algunos de tus detractores. Araceli lo mir¨®. -Parece... que tambi¨¦n eran seguidores de Sabrina, ?verdad? Andr¨¦ guard¨® silencio por un momento. -S¨ª. Araceli esboz¨® una sonrisa silenciosa. -Andr¨¦, ?todav¨ªa crees que esto no tiene nada que ver con Sabrina? Andr¨¦ permaneci¨® imperturbable, sin mostrar emoci¨®n alguna. -Actualmente, no hay pruebas que vinculen a Sabrina con este incidente. Araceli dijo: -Pero fueron sus seguidores quienes lo hicieron, ?no es as¨ª? Los ojos de Andr¨¦ eran profundoso un pozo antiguo. -Araceli, sabes bien ques conjeturas no son pruebas. Araceli sostuvo mirada de Andr¨¦. -Entonces, ?solo vamos a dejar que el verdadero culpable quede impune? Andr¨¦ trag¨® saliva, pero no dijo nada. Lasrgas pesta?as de Araceli temron ligeramente, y sus ojos se llenaron de l¨¢grimas. -Andr¨¦, entiendo que e es tu exesposa, madre de Thiago, y es natural que protejas. Si fuera por otra cosa, no dir¨ªa ni una pbra, sin importar c¨®mo me insultara. Araceli mir¨® a Andr¨¦ fijamente, su mirada, normalmente suave y apacible, ahora ard¨ªa con intensidad. -Andr¨¦, debes saber que, incluso en estos a?os de enfermedad, he seguido actuando ypitiendo. Por el amor al viol¨ªn, estoy dispuesta a sacrificarlo todo, incluso mi vida. ?No permitir¨¦ que nadie insulte lo que amo! Chapter 413 Cap¨ªtulo 413 En los ojos de Andr¨¦, se reflej¨® una chispa de emoci¨®n. -No quiero que vayas a vengarte de Sabrina, ni que le busques problemas -dijo Araceli-. Lo que ahora deseo es poder llevar a cabo con ¨¦xito un concierto, cumplir ese sue?o. Adem¨¢s... E mir¨® fijamente a Andr¨¦, sus ojos llenos de sentimientos indescriptibles. -Solo quiero que t¨² y Fabi¨¢n est¨¦n bien. Esa noche, as ocho en punto, Sabrina y Marcelo llegaron a reuni¨®n musical en Elwood. Sabrina llevaba un tiempo sin ver a Marcelo, y al encontrarse de nuevo, not¨® que una sombra de mncol¨ªa cubr¨ªa su rostro. -Compa?ero -dijo Sabrina suavemente-, ?te ha pasado algo que te preocupe? Marcelo estaba a punto de responder cuando una figura alta y esbelta se interpuso frente a Sabrina. -Sabrina, quiero har contigo. Antes de que Sabrina pudiera decir algo, Marcelo dio un paso al frente, poni¨¦ndose entre Sabrina y Andr¨¦, con una mirada cautelosa. -Andr¨¦, ?qu¨¦ pretendes? Andr¨¦ lo mir¨® con indiferencia,o si no le importara en lo m¨¢s m¨ªnimo. -En lugar de preocuparte por los problemas ajenos, deber¨ªas ocuparte de los tuyos. El rostro de Marcelo se tens¨®. Sabrina mir¨® a Marcelo con curiosidad. -Compa?ero, ?qu¨¦ est¨¢ pasando? .a voz de Marcelo sonaba inesperadamente ronca. -...Nada. Sabrina iba a preguntar m¨¢s, pero voz ra y firme de Andr¨¦ interrumpi¨®. -Quiero har sobre el estudio y sobre Fabi¨¢n. Los ojos de Sabrina briron ligeramente. -Compa?ero, esp¨¦rame aqu¨ª un momento, vuelvo enseguida. -Pero... -Marcelo mir¨® preocupado. Sabrina le sonri¨® para tranquilizarlo. 1018 Capitulo 413 -No te preocupes, no me va a hacer nada. Marcelo y Sabrina hab¨ªan crecido juntos, y para e, ¨¦l erao un hermano. Antes de morir, madre de Sabrina le pidi¨® a Marcelo que cuidara bien de e. A pesar de que Marcelo hab¨ªa mencionado varias veces que quer¨ªa casarse con Sabrina, e nunca lo tom¨® en serio. Entre ellos no hab¨ªa amor rom¨¢ntico. Marcelo sent¨ªa lo mismo, solo pensaba que cas¨¢ndose con e podr¨ªa cuida de verdad. Para evitar ser observados, Andr¨¦ llev¨® a Sabrina a una s de descanso. Sobre mesa, un documento. Sabrina le ech¨® un vistazo y vio que era un contrato de transferencia de alquiler. Pens¨® que estaba all¨ª por Fabi¨¢n, pero result¨® que era por el estudio de Araceli. Sin duda, Andr¨¦ estaba priorizando el amor sobre amistad. Andr¨¦ le entreg¨® el contrato a Sabrina con una voz fr¨ªa y baja. -Firma. Sabrina tom¨® el contrato. Talo hab¨ªa imaginado, ¨¦l quer¨ªa que le cediera el estudio a Araceli. A cambio, ¨¦l lepensar¨ªa con dos millones. En teor¨ªa, esapensaci¨®n era bastante generosa. Sin embargo..... -S¨¦ que Araceli y Fabi¨¢n te han dicho cu¨¢l espensaci¨®n que quiero por el estudio. La voz de Andr¨¦ se torn¨® grave. -Sabrina, sabes que eso no es posible. -Entonces no hay nada de qu¨¦ har -respondi¨® Sabrina con un aire de resignaci¨®n. Andr¨¦ mir¨®, sus ojos oscuros se entrecerraron, irradiando una sensaci¨®n de peligro. hab¨ªa -Firma, retira pol¨¦mica de Fabi¨¢n des redes, y puedo olvidar lo que hiciste al estudio de Araceli. Te dar¨¦pensaci¨®n de todos modos. Sabrina arque¨® una ceja. -?Qu¨¦ le pas¨® al estudio de Araceli? Chapter 414 Cap¨ªtulo 414 La mirada prante de Andr¨¦ se pos¨® sobre Sabrina, emanando una sensaci¨®n de presi¨®n abrumadora. -?No lo sab¨ªas? -ro que no lo sab¨ªa -respondi¨® Sabrina con un semnte tranquilo. ?Acaso crees que tengo una b de cristal? Andr¨¦ no detect¨® en su rostro ni un atisbo de inseguridad. Si de verdad no estaba al tanto, entonces era una excelente actriz. -Seg¨²n mis investigaciones -dijo ¨¦l con una calma inquietante-,s personas que atacaron el estudio de Araceli son tus seguidores. -?Y eso qu¨¦? -?Acaso no fuiste t¨² quien dio orden? -Andr¨¦ solt¨®, susbios formando una l¨ªnea delgada. Sabrina sonri¨®. -Este tipo de cosas no me cuesta admitis. Si lo hice, lo hice; si no, pues no. Aunque me gustar¨ªa hacerlo, tambi¨¦n tengo que preparar mi concierto, y no tengo tiempo para perderlo con personas que no importan. -No importa si lo hiciste o no-replic¨® Andr¨¦ con frialdad-, no perder¨¢s con esos dos millones de pesos depensaci¨®n. -?No perder¨¦? -Sabrina elev¨® mirada hacia sus serenos ojos. El concierto est¨¢ a vuelta de esquina, y no solo tengo que buscar un estudio nuevo, sino que tambi¨¦n tengo que redecorarlo. ?El tiempo de ustedes es importante, pero el m¨ªo no lo es? -¨¦chale culpa a tus fans contest¨® Andr¨¦ en un tono cial-, ellos fueron quienes destruyeron el estudio de Araceli. Sabrinaprendi¨® indirecta de Andr¨¦. Incluso si no hab¨ªa sido e, no pod¨ªa desligarse de situaci¨®n. Eran sus seguidores, y por lo tanto, ten¨ªa que asumir responsabilidad. Adem¨¢s, sospecha sobre e era considerable. Su enemistad con Araceli era conocida, y tanto Andr¨¦o Fabi¨¢n hab¨ªan sido testigos de c¨®mo "intimidaba? a Araceli en su presencia. As¨ª que vandalizar el estudio de Araceli no era una idea descabeda viniendo de e. 19:18 Sabrina puso el contrato de vuelta sobre mesa. -Si quieres que ceda el estudio, entonces hablemos depensaci¨®n que mencion¨¦ antes: cien millones, pago y entrega del edificio al mismo tiempo. La cara de Andr¨¦ se torn¨®o de piedra. -Sabrina, tu codicia no tiene l¨ªmites. A¨²n estoy dispuesto apensarte, espero que seas lo suficientemente lista para aceptarlo. -?Y si me niego? Andr¨¦ esboz¨® una sonrisa, pero sus ojos desteban con un fr¨ªo imcable. -Si no me equivoco, el due?o actual de ese estudio es Marcelo, ?no? Los ojos de Sabrina cambiaron al instante, mir¨® a Andr¨¦ con una creciente desconfianza. -?Qu¨¦ pretendes hacer, Andr¨¦? Si tienes alg¨²n problema, enfr¨¦nfame a m¨ª. Andr¨¦ fij¨® su g¨¦lida mirada en el tenso rostro de Sabrina, intensificando a¨²n m¨¢s su frialdad. Por alguna raz¨®n, en ese momento, entendi¨® por qu¨¦, aunque Sabrina siempre le hab¨ªa satisfecho en todo, ¨²ltimamente encontraba ins¨ªpida y aburrida. De repente, Andr¨¦ habl¨®: -Nunca te he visto defendermeo lo haces ahora con Marcelo. Sabrina no entend¨ªa por qu¨¦ ¨¦l dec¨ªa eso de repente. -Tienes a muchos que te defienden -respondi¨® con frialdad-. ?Realmente necesitas mi defensa? Andr¨¦ observ¨®, bu dibuj¨¢ndose en susbios. -Pens¨¦ que eraso un robot programado, incapaz de enojarte o de mostrar cualquier emoci¨®n. Pero veo que s¨ª tienes sentimientos, al menos hacia otras personas. Para Andr¨¦, Sabrina siempre hab¨ªa sido esposa perfecta. Era amable,prensiva y siempre dispuesta acer. Sin importar si ¨¦l estaba presente cuando e dio a luz. Sin importar si pod¨ªa responder sus madas cuando lo necesitaba. E nunca se enojaba, al contrario, siempre loprend¨ªa y dec¨ªa: "No te preocupes, estoy bien, sigue con lo tuyo". Parec¨ªa que no necesitaba de ¨¦l en absoluto. Chapter 415 Cap¨ªtulo 415 Muchos dicen que despu¨¦s de casarse uno pierde libertad. Pero ¨¦l era diferente. Pod¨ªa hacer todo lo que quer¨ªa sin que el matrimonio lo afectara en lo m¨¢s m¨ªnimo. De hecho, gracias a tener una esposa tanprensiva ypetente, no ten¨ªa ninguna preocupaci¨®n y pod¨ªa dedicar toda su energ¨ªa a desarror su carrera. Siempre hab¨ªa pensado que esto era ideal. Aunque... de vez en cuando sent¨ªa que algo le faltaba. Pero nunca se detuvo a analizarlo profundamente. Sabrina mir¨® a Andr¨¦ con una expresi¨®n extra?a. -Andr¨¦, ?no ser¨¢ que tu vida ha sido demasiado tranqu y ahora buscas algo de emoci¨®n? ?Necesitas que te d¨¦ unas bofetadas para que sientas mi car¨¢cter? ?Acaso Andr¨¦ ten¨ªa alguna afici¨®n extra?a? ?Le gustaba que lo golpearan o lo insultaran? Pens¨¢ndolo bien, e no era el tipo de persona que le gustar¨ªa a ¨¦l. Araceli, que siempre buscaba problemas, en realidad hac¨ªa mejor pareja con ¨¦l. No era de extra?ar que Andr¨¦ estuviera tan obsesionado con Araceli. Andr¨¦ volvi¨® en s¨ª, su expresi¨®n recuper¨® calma habitual. -Te doy tres d¨ªas para pensarlo. -No necesito pensarlo -respondi¨® Sabrina, su expresi¨®n era a¨²n m¨¢s fr¨ªa-. Rechazo. -No tienes por qu¨¦ apresurarte a rechazarlo -Andr¨¦ baj¨® mirada hacia e-. Sabrina, aunque no lo hagas por ti, deber¨ªas pensar ens personas a tu alrededor. Sabrina sonri¨®. -Andr¨¦, si puedes gastar tanto dinero y recursos por Araceli, ?por qu¨¦ no est¨¢s dispuesto a pagar esapensaci¨®n de un mill¨®n? Sabrina mir¨® fijamente a los ojos de Andr¨¦, su sonrisa se desvaneci¨® gradualmente. -?O es que est¨¢s tan acostumbrado a aprovecharte de los d¨¦biles que, al tratarse de m¨ª, ni siquiera te molestaste en sacar el dinero, pensando que una amenaza ser¨ªa m¨¢s efectiva? Pero qu¨¦ l¨¢stima, no me intimidas con eso. O pagas o... cada quien por sudo. Dicho esto, Sabrina se dio vuelta y se march¨®. Entre e y Andr¨¦, estaba ro que no llegar¨ªan a un acuerdo. Chapter 416 Cap¨ªtulo 416 Todos se quedaron moment¨¢neamente perplejos y giraron cabeza. Fabi¨¢n estaba de pie a cierta distancia, con una expresi¨®n entre bu y sonrisa. -Una persona con educaci¨®n de secundaria, que ha sido ama de casa durante cinco a?os, y aun as¨ª man una prodigio del violin... ?Ahora el est¨¢ndar de genio es tan bajo? Vaya, el poder del inte es realmente fuerte, incluso a alguien sin talento lo pueden convertir en una diosa. Esta generaci¨®n de internautas es muy f¨¢cil de enga?ar. Al escuchar esto, todos miraron a Sabrina con ojos extra?os. -?Solo secundaria? -?Ama de casa por cinco a?os? -?Ser¨¢ cierto? Porque en los videos toca con bastante habilidad. Fabi¨¢n, al o¨ªr los murmullos a su alrededor, levant¨® barbi. -Hoy en d¨ªa, muchos cantantes famosos pueden arrer su voz en vivo, as¨ª que ?qu¨¦ puede demostrar un video? Al o¨ªr esto, multitud se qued¨® boquiabierta. -?As¨ª que el video estaba editado? Eso no est¨¢ bien. Los participantes que invitamos debenpetir contra m¨²sicos extranjeros. Ser¨¢ una transmisi¨®n en vivo y no podemos hacer el rid¨ªculo internacionalmente. Marcelo, al escuchar esto, frunci¨® el ce?o. -Se?or Guerrero, ?no le parece que es muy poco caballeroso denigrar a una dama en p¨²blico? ?Conoce a Sabrina? ?De d¨®nde saca eso de que solo termin¨® secundaria? Se detuvo un momento y mir¨® a su alrededor para arar situaci¨®n sobre Sabrina. -Perm¨ªtanme presentarles formalmente, esta es Sabrina, mipa?era, y ambos somos egresados del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria. Su madre es mi maestra, se?ora Celeste. Al escuchar el nombre de se?ora Celeste,s miradas hacia Sabrina cambiaron porpleto. -?Qu¨¦? ?Es hija de se?ora Celeste? -La se?ora Celeste es nuestro orgullo en el mundo de m¨²sica. ?Su hija no puede ser menos! -Y adem¨¢s se gradu¨® del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria... Muy bien, muy bien. Con lo dicho por Marcelo, multitud decidi¨® ignorar los rumores de "solo secundaria" y "ama de casa¡± que Fabi¨¢n hab¨ªa esparcido. 19-1 Capitulo 416 Fabi¨¢n no pod¨ªa creer que el simple hecho de ser hija de Celeste Ib¨¢?ez cambiara percepci¨®n de todos sobre Sabrina. Su rostro se deform¨® de frustraci¨®n. -Es obvio que tienes una rci¨®n cercana con Sabrina, por eso defiendes. ?Dices que se gradu¨® del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria? ?Tienes alguna prueba de eso? Ah, y cuidado con mostrar algo editado con Photoshop, porque gente no es tonta. Marcelo no era precisamente alguien h¨¢bil cons pbras, y sab¨ªa que el tema del t¨ªtulo de Sabrina era un problema ahora. Aunque tuviera el diploma en mano y pudiera ararlo, siempre habr¨¢ personaso Fabi¨¢n que buscan el m¨¢s m¨ªnimo defecto. Cualquier rumor que ¨¦l propagara tendr¨ªa creyentes. Sabrina, siendo tan conocida, atrae atenci¨®n f¨¢cilmente, y si no se manejaba bien, su reputaci¨®n podr¨ªa desmoronarse. Marcelo sab¨ªa que mientras m¨¢s alto se est¨¢, m¨¢s dura es ca¨ªda. Esa es una des razones pors que Sabrina nunca mencion¨® que Celeste era su madre. La voz serena de Sabrina se escuch¨® entonces. -Se?or Guerrero, usted no es juez ni jurado, no tiene derecho a exigir pruebas. Adem¨¢s, en vez de estar gritando aqu¨ª, deber¨ªa ir a entregarse. Tal vez as¨ª obtenga una pena m¨¢s leve. Despu¨¦s de decir esto, dej¨® de prestar atenci¨®n a Fabi¨¢n. Discutir con alguieno ¨¦l era solo una p¨¦rdida de tiempo. Andr¨¦ acababa de salir y vio a Sabrina ticando y sonriendo cons personas a su alrededor. Ten¨ªa una expresi¨®n tranqu y segura, algo que ¨¦l nunca hab¨ªa visto en e. 212 Chapter 417 Cap¨ªtulo 417 ¨¦l nunca hab¨ªa llevado a Sabrina a una fiestao esta. Siempre pens¨® que Sabrina no se adaptar¨ªa a tales ambientes. En fiesta de cumplea?os de Thiago, e hizo el rid¨ªculo, confirmando as¨ª sus sospechas. Pero en este momento, se dio cuenta de que hab¨ªa vuelto a equivocarse. E no solo no estaba nerviosa o inc¨®moda, sino que estabapletamente tranqu y seg¨²ra de s¨ª misma. Araceli se acerc¨® a Andr¨¦ con intenci¨®n de preguntarle sobre su estudio. Sin embargo, Andr¨¦ no not¨® su presencia; en cambio, segu¨ªa mirando fijamente a Sabrina. La envidia y el rencor se reflejaron en los ojos de Araceli. En ese momento, un hombre extranjero, alto y apuesto, se acerc¨® a Sabrina con una sonrisa. -?Estre, viniste! Sabrina se gir¨® y, al ver a Louis Rousseau, le sonri¨® tambi¨¦n. -Louis, t¨² tambi¨¦n est¨¢s aqu¨ª. E ya hab¨ªa decidido unirse al equipo de tradi¨®n de Louis, lo que hab¨ªa estrechado su rci¨®n. Louis no ocultaba su admiraci¨®n por Sabrina. -Estre, tengo una buena rci¨®n con Elwood. Ven, te llevar¨¦ a saludarlo. Para conquistar a chica que le gusta, uno debe ofrecerle los mejores regalos. Sabrina dud¨® por un momento. Marcelo, por supuesto, not¨® el inter¨¦s de Louis por Sabrina. Cualquier otro d¨ªa, ¨¦l lo habr¨ªa detenido, pero en este momento, no solo no lo hizo, sino que dijo: -Sabrina, es una oportunidad ¨²nica, ve. Marcelo sab¨ªa que, con el talento de Sabrina, no era alguien que pasar¨ªa desapercibida. Pero con personaso Andr¨¦ y Fabi¨¢n intentando oprimi, llegar hasta donde estaba ya hab¨ªa sido un logro. En el futuro, cuando Sabrina alcanzara el ¨¦xito, probablemente seguir¨ªa enfrentando presi¨®n de los Ramos. Cada oportunidad que tuviera ahora se convertir¨ªa en su capital para enfrentar a estas personas en el futuro. A menos que e decidiera conformarse. Pero eso era imposible. E erao una estre brinte, nunca iba a ser alguien¨²n y corriente. Sabrina asinti¨® ligeramente. -Bueno, entonces ir¨¦. Mientras ve¨ªa a Sabrina alejarse, Marcelo apret¨® el pu?o en silencio. Tambi¨¦n deb¨ªa esforzarse para mejorar, convertirse en el apoyo m¨¢s s¨®lido de Sabrina, asegurarse de que nadiestimara jam¨¢s. Recordandos iones de Nicol¨¢s Rangel y los Ramos, una fr¨ªa determinaci¨®n brill¨® en los ojos de Marcelo. A¨²n no ten¨ªa suficiente poder para enfrentarse a familia Ramos y a Nicol¨¢s, pero no dejar¨ªa que se salieran con suya tras haber perjudicado a Sabrina. Sabrina hab¨ªa sido expulsada de su hogar debido a un esc¨¢ndalo que estall¨® durante su fiesta de cumplea?os. Se supon¨ªa que e y Nicol¨¢s, el prometido de Eva Ramos, hab¨ªan pasado noche juntos, sin raz¨®n aparente. Sabrina le hab¨ªa asegurado que no sent¨ªa nada por Nicol¨¢s y que no hab¨ªa pasado nada entre ellos esa noche. Aunque explic¨® situaci¨®n, nadie le crey¨®. Mart¨ªn Ramos, al ver que Sabrina hab¨ªa causado semejante verg¨¹enza, le dio una bofetada en p¨²blico y le exigi¨® que pidiera disculpas. Adem¨¢s, decidi¨® r¨¢pidamente cambiar elpromiso, obligando a Sabrina a casarse con Nicol¨¢s. Por supuesto, Sabrina se neg¨®. Entonces, Mart¨ªn le dio dos opciones: casarse con Nicol¨¢s o abandonar familia Ramos. Sabrina eligi¨® irse. Poco despu¨¦s, madre de Sabrina falleci¨®. Durante ese tiempo, Sabrina vivi¨® en una especie de nie emocional. Marcelo, al no soportar ver a Sabrina tan afectada, decidi¨® ir a har con los Ramos para arars cosas. No logr¨® encontrarse con ellos, pero escuch¨® a Nicol¨¢s hando de Sabrina con un amigo. Result¨® que todo hab¨ªa sido un n orquestado por Nicol¨¢s. Seg¨²n Nicol¨¢s, al casarse antes de afianzarse en familia Ramos, Sabrina nunca podr¨ªa amenazar posici¨®n de Eva. Chapter 418 Cap¨ªtulo 418 -?Qui¨¦n podr¨ªa respetar a una mujer que intenta seducir al prometido de su propia hermana? El se?or Ramos sent¨ªa una deuda con Eva, por lo que le otorgar¨ªa m¨¢s iones. Los amigos de Nicol¨¢sentaban: -?Una chica del campo? Podr¨ªamos enviar a cualquiera a seduci. ?Por qu¨¦ tendr¨ªa que ser el mismo se?or Casta?o quien se sacrificara? Nicol¨¢s, con un aire despreocupado, respondi¨®: -?Creen que no lo intent¨¦? Contrat¨¦ a varios tipos guapos, expertos en conquistar chicas. Incluso les di carros de lujo y relojes caros para aparentar ser millonarios. Pero Sabrina ni los mir¨®. Esos gnes estuvieron tras e por m¨¢s de una semana y ni siquiera lograron conseguir su n¨²mero de contacto. Al final, e se hart¨®, m¨® a polic¨ªa y puso en alerta a los Ramos. No hubo m¨¢s remedio que dejarlo as¨ª, no pod¨ªa permitir que los Ramos se enteraran de esto. Uno de sus amigosent¨®: -Aunque sea del campo, sus est¨¢ndares son bastante altos. Otro pregunt¨®: -Se?or Casta?o, ?no temes que involucrarte con esa chica del campo te cierres puertas con se?orita Eva? Nicol¨¢s guard¨® silencio por unos segundos y luego, con un tono mucho m¨¢s serio, dijo: -Mientras Eva pueda ser feliz, no importa si no podemos estar juntos. Marcelo, al escuchar esto, ya no pudo contenerse. Senz¨® sobre Nicol¨¢s,enzando una pelea. ?Nicol¨¢s hab¨ªa llegado a tal grado de maldad para manipr a Sabrina! ?Acaso solo el bienestar de Eva importaba? ?Y felicidad de Sabrina? Adem¨¢s, ?Eva ya ten¨ªa suficiente! Construir felicidad propia a costa del sufrimiento ajeno... ?qu¨¦ desfachatez! Al final, Marcelo no consigui¨® justicia para Sabrina, y termin¨® pagando el precio por agredir al adinerado se?or Casta?o. Fue arrestado por un tiempo. Decidi¨® no contarle verdad a Sabrina; solo le dijo que ir¨ªa a estudiar por un tiempo. M¨¢s tarde, investig¨® a fondo sobre familia Casta?o. Cuanto m¨¢s conoc¨ªa, m¨¢s ro ten¨ªa lo inmensa que era diferencia entre ¨¦l y esa familia. Querer vengarse por Sabrina parec¨ªa imposible. Pero no se rindi¨®, y lo guard¨® en su coraz¨®n. Con el tiempo, se asegur¨® de que todo lo que le deb¨ªan a Sabrina, lo cobrar¨ªa uno a uno. 19:19 Capitulo 418 Louis se preparaba para llevar a Sabrina a conocer a Elwood, pero se dio cuenta de que Elwood no estaba en el sal¨®n de fiesta. Louis mir¨® a su alrededor y le dijo a Sabrina: -Espera aqu¨ª un momento, ir¨¦ a buscar a Elwood. Sabrina asinti¨®. -Est¨¢ bien, ve. Poco despu¨¦s de que Louis se fuera, dos hombres extranjeros de unos treinta a?os se acercaron a Sabrina. Los hombres miraron de arriba abajo, impresionados por su belleza. No se pod¨ªa negar que Louis ten¨ªa buen gusto. Esta chica no solo ten¨ªa rasgos hermosos, sino tambi¨¦n una presencia ¨²nica. Desde que Sabrina lleg¨®, ellos ya hab¨ªan notado. Uno de ellos le pregunt¨® en alem¨¢n: -Se?orita, ?es usted pa?ante de Louis? El otro a?adi¨®: -Se?orita, es usted realmente hermosa. ?Le gustar¨ªa ticar un poco con nosotros? Sabrina, acostumbrada a este tipo de acercamientos, normalmente los ignoraba. No respondi¨® ni mir¨® a los hombres. Sin embargo, los dos no parecieron molestarse por indiferencia de Sabrina y continuaron hando sin parar, bando su belleza ypar¨¢nd con una estre de su pa¨ªs. Sabrina, ya fastidiada, estaba a punto de responder cuando voz desagradable de Fabi¨¢n son¨® detr¨¢s de e. -Se?ores, e tiene un nivel cultural muy bajo, no entiende alem¨¢n. 212 Chapter 419 Cap¨ªtulo 419 Los dos hombres se quedaron perplejos por un momento y luego dirigieron su mirada hacia Fabi¨¢n. -?Y t¨² qui¨¦n eres? Fabi¨¢n respondi¨® en alem¨¢n con fluidez: -E y yo nos conocemos desde hace tiempo. Si quieren preguntarle algo, diganmelo a m¨ª y yo se los traduzco. Uno de los hombres mir¨® a Sabrina con duda. -?Dices que no entiende alem¨¢n? Fabi¨¢n asinti¨®. -Si, e solo termin¨® secundaria. Ni siquiera entiende bien el ingl¨¦s, mucho menos el alem¨¢n. ?No se dieron cuenta de que no responde cuando le han? Eso es porque no entiende nada. Incluso para este intercambio musical, entr¨® gracias a un tipo que ayud¨®. Los dos hombres se miraron, intercambiando una expresi¨®n de emoci¨®n. -?Un tipo? ?As¨ª que vino a este intercambio musical para...? Fabi¨¢n asinti¨® nuevamente. -Exacto, est¨¢ aqu¨ª para buscar a alguien que mantenga. Su anterior patrocinador dej¨®, y ahora est¨¢ buscando r¨¢pidamente al pr¨®ximo. Al escuchars pbras de Fabi¨¢n, mirada de los hombres hacia Sabrina se torn¨® m¨¢s despectiva. Uno de ellos dijo en alem¨¢n: -Preg¨²ntale cu¨¢nto cuesta mantene. Fabi¨¢n,o si temiera que nadie escuchara, levant¨® voz. -Aunque no tienes educaci¨®n suficiente para entender alem¨¢n, yo puedo ser amable y ayudarte con tradi¨®n. Con una expresi¨®n exagerada, Fabi¨¢n le dijo a Sabrina: -Ellos est¨¢n diciendo que eres muy hermosa, ?por qu¨¦ no les dass gracias? La mirada de Sabrina hacia Fabi¨¢n erao si estuviera viendo a un payaso ridiculo. Los otros dos hombres, aunque haban alem¨¢n, entend¨ªan algo de espa?ol. Al escuchar "tradi¨®n" de Fabi¨¢n, se miraron entre s¨ª y soltaron risas burlonas. -Vaya, los est¨¢ndares del intercambio musical de Elwood han bajado bastante. Hasta un adornoo e puede entrar para ganar fama. 19-19 Con una sonrisasciva, Fabi¨¢n le dijo a Sabrina: -Este se?or quiere saber si puede tener oportunidad de... hmm, discutir vida contigo. Las personas alrededor, al ver que Sabrina no haba alem¨¢n, mostraron expresiones de sorpresa. Despu¨¦s de todo, Elwood era alem¨¢n. Aunque Elwood dominaba varios idiomas, al ser un intercambio cultural, usar el alem¨¢n representaba respeto hacia ¨¦l. Que Sabrina no hara alem¨¢n levantaba dudas sobre c¨®mo logr¨® entrar a fiesta. Muchos de los presentes eran poliglotas. Las miradas de bu se posaron en Sabrina mientras haban de e en alem¨¢n, sin preocuparse de que los escuchara, porque asum¨ªan que no entenderia. Sabrinanz¨® una mirada a Fabi¨¢n y a los dos hombres extranjeros. Luego, se gir¨®, tom¨® una copa de vino del bandeja de un mesero y arroj¨® a cara de Fabi¨¢n. Con calma,enz¨® a har en franc¨¦s puro y fluido: -Patrocinador, ?buscar a alguien? ?Puedes decir p¨²blicamente qui¨¦n fue mi ¨²ltimo patrocinador? Al decir esto, su rostro se torn¨® serio. -Fabi¨¢n, si no puedes proporcionar pruebas, te demandar¨¦ por difamaci¨®n y por afectar mi reputaci¨®n. Fabi¨¢n abri¨® boca, intentando decir algo, pero Sabrina lo interrumpi¨®. Sac¨® su celr. -He grabado todos los insultos que menzaron. Si no quieren acabar enisar¨ªa, les sugiero que se disculpen inmediatamente. De lo contrario, llevar¨¦ esto hastas ¨²ltimas consecuencias. Estas pbrass dijo en alem¨¢n perfecto. Los dos hombres extranjeros miraron at¨®nitos. -?E... e ha alem¨¢n? -?Qu¨¦ est¨¢ pasando? ?No que ni siquiera entend¨ªa ingl¨¦s! Chapter 420 Cap¨ªtulo 420 Las personas que antes se buban de Sabrina ahora ten¨ªan el rostro rojo de verg¨¹enza, y sus expresiones eran un espect¨¢culo digno de ver. -Se?orita Ib¨¢?ez. En ese momento, una suave voz interrumpi¨® tensa atm¨®sfera. Araceli hab¨ªa aparecido detr¨¢s de todos sin que nadie se diera cuenta. -Si hay algo que discutir, mejor hag¨¢moslo despu¨¦s del evento. Es raro que Elwood venga a Cartagena a organizar una reuni¨®n de intercambio musical, as¨ª que no desperdiciemos el tiempo en discusiones in¨²tiles. Los invitados son bienvenidos, no arruinemos ocasi¨®n del anfitri¨®n y permitamos que todos disfruten del intercambio musical. Despu¨¦s de todo... solo est¨¢bamos bromeando, ?no es as¨ª? Al escuchar esto, todos asintieron yenzaron a apoyar lo dicho. -ro, solo era una broma. ?Para qu¨¦ ponerse tan serios? -Esto es una reuni¨®n musical, no un lugar para peleas. Los problemas personales deber¨ªan resolverse afuera, no afecten el evento. -A veces hay que dejar pasars cosas. Si esto se hace m¨¢s grande, no ser¨¢ bueno para nadie. Despu¨¦s de todo, ellos tambi¨¦n hab¨ªan seguido a Fabi¨¢n en sus bus yentarios despectivos hacia Sabrina. Si se les exig¨ªa disculparse, tendr¨ªan que hacerlo tambi¨¦n, y nadie quer¨ªa pasar por esa verg¨¹enza. Al ver esta escena, una leve sonrisa se form¨® en losbios de Araceli. Sabrina era realmente ingenua. ?Acaso no sab¨ªa que multitud rara vez es castigada? Si solo hubiera pedido una disculpa de Fabi¨¢n y esos dos extranjeros, tal vez no habr¨ªa sido un problema. Pero querer que todos los involucrados se disculparan era una tonter¨ªa. Sabrina mir¨® hacia Araceli y dijo con firmeza: -Dicen ques aves del mismo plumaje vun juntas. Con una moral tan torcidao de Fabi¨¢n, no es de extra?ar que tenga una amigao se?orita, una destroza hogares. Araceli abri¨® los ojos con sorpresa. -?T¨²... no digas tonter¨ªas! -No estoy diciendo tonter¨ªas -elev¨® voz Sabrina-. ?Por qu¨¦ no le preguntamos a Andr¨¦ si se divorci¨® de m¨ª por culpa tuya? Tengo el acuerdo firmado con Andr¨¦ y puedo mostr¨¢rselo a todos. Oh, por cierto, Andr¨¦ de Cartagena, el presidente del Grupo Carvalho, ?alguien no lo conoce? Sabrina mir¨® a los ojos de Araceli, que se contra¨ªan sin parar, con una sonrisa. -ro, si se?orita cree que estoy difam¨¢nd, puede mar a polic¨ªa para que me Capitulo 420 arresten. El sudor fr¨ªoenz¨® a correr por frente de Araceli. Solo hab¨ªa hecho algunosentarios maliciosos, pero Sabrina r¨¢pidamente hab¨ªa se?do. Y lo peor era que Sabrina ten¨ªa pruebas. Este evento reun¨ªa a destacados m¨²sicos de todo el mundo. No pod¨ªa dejar que Sabrina arruinara su reputaci¨®n. En ese momento, Araceliment¨® haber hado de m¨¢s, lo que le dio a Sabrina oportunidad de ataca. -?Sabrina, qu¨¦ est¨¢ pasando? Louis, que acababa de salir, vio a Sabrina rodeada y se acerc¨® con preocupaci¨®n. Con ¨¦l ven¨ªan Elwood y Andr¨¦. M¨¢s personas notaron conmoci¨®n y se unieron al grupo. Sabrina ech¨® un vistazo a los reci¨¦n llegados y decidi¨® reproducir una grabaci¨®n en su celr. Las voces de conversaci¨®n reciente resonaron con ridad. Las pbras pueden ser insuficientes, y Fabi¨¢n seguir¨ªa discutiendo y evadiendo. Sabrina opt¨® por reproducir grabaci¨®n. Cuando Andr¨¦ escuch¨® a Sabrina responder en alem¨¢n, una mirada de sorpresa pas¨® por sus ojos. Su ce?o se frunci¨® levemente mientras observaba. ?E tambi¨¦n haba alem¨¢n? ?Y tan fluidamente? 212 Chapter 421 Cap¨ªtulo 421 Si Sabrina aprendi¨® franc¨¦s fue porque Thiago contrat¨® a un tutor particr y e aprovech¨® para estudiar con ¨¦l, entonces, su conocimiento del alem¨¢n es un enigma. Despu¨¦s de todo, Thiago solo ha aprendido ingl¨¦s, franc¨¦s y espa?ol. ?C¨®mo es posible que Sabrina hable alem¨¢n? Y no solo eso, su gram¨¢tica y pronunciaci¨®n son impecables. A pesar de no querer admitirlo, Andr¨¦ tuvo que aceptar que sin experiencia previa conversando con extranjeros, ser¨ªa imposible que Sabrina hara tan perfectamente. Andr¨¦ miraba fijamente, pero Sabrina no le prestaba atenci¨®n, segu¨ªa reproduciendo grabaci¨®n. No fue hasta que Araceli habl¨® que Andr¨¦ desvi¨® su atenci¨®n hacia e. Sus ojos oscuros, profundoso un pozo antiguo, miraron brevemente. Araceli se tens¨® al instante. ?Acaso Sabrina no hab¨ªa grabado solo conversaci¨®n entre Fabi¨¢n y e? ?Por qu¨¦ tambi¨¦n estaba incluida de Araceli? Cuando grabaci¨®n termin¨®, el silencio en s era abrumador. Todos ten¨ªan expresiones distintas, pero mayor¨ªa luc¨ªa inc¨®moda. Antes, pod¨ªan criticar a Sabrina sin pudor, pero al vers pruebas, sab¨ªan que estaban en falta. Elwood, luego de escuchar grabaci¨®n, mir¨® al grupo y dijo: -Los que insultaron a se?orita Ib¨¢?ez, p¨ªdanle disculpas de inmediato. De lo contrario, mi evento de intercambio musical, al que presido, ya no los recibir¨¢. Esto significaba que no podr¨ªan participar en futuros eventos organizados por Elwood. Ante esta advertencia, nadie se atrevi¨® a seguir siendo orgulloso. Los dos hombres que hab¨ªan estado molestando a Sabrina se dieron cuenta de situaci¨®n y se apresuraron a disculparse. -Se?orita Ib¨¢?ez, lo sentimos mucho. Nos acercamos a harle porque nos pareci¨® muy atractiva y quer¨ªamos su contacto. -Despu¨¦s... nos dejamos llevar por los rumores y nos equivocamos. Lo siento, le pedimos disculpas por nuestroportamiento. Sabrina lesnz¨® una mirada fr¨ªa sin dignarse a responder. Ya hab¨ªa lidiado con hombreso ellos; cuanto m¨¢s se les presta atenci¨®n, m¨¢s se sobrepasan. Con estos doso ejemplo, los dem¨¢s que hab¨ªan hado mal de Sabrina tambi¨¦n se acercaron uno a uno para disculparse. Sabrina permaneci¨® en su lugar, recibiendos disculpas sin mostrar intenciones de ser indulgente. Quer¨ªa dejar en ro que no era alguien que cualquiera pudiera pisotear. Louis, con una mirada profunda, observaba a Sabrina con una ligera sonrisa de admiraci¨®n en su rostro. Andr¨¦, al notar el inter¨¦s de Louis por Sabrina, frunci¨® el ce?o involuntariamente. En grabaci¨®n, Sabrina hab¨ªa mencionado su nombre. ?Acaso Louis no sab¨ªa que e era su esposa y madre de su hijo? Una sensaci¨®n de inquietud sin raz¨®n aparenteenz¨® a crecer en el interior de Andr¨¦. Despu¨¦s des disculpas, los dem¨¢s se retiraron casi huyendo. Hab¨ªan perdido toda su Capitulo 421 dignidad y quer¨ªan desaparecer de escena. Finalmente, Sabrina mir¨® a Fabi¨¢n, quien no hab¨ªa dicho una pbra. Su rostro reflejaba ramente su descontento y rebeld¨ªa. No quer¨ªa disculparse, su expresi¨®n lo dec¨ªa todo. Despu¨¦s de todo, solo hab¨ªa pa?ado a Araceli al evento. Participar o no en futuros eventos musicales no le importaba. Andr¨¦, percibiendo actitud de Fabi¨¢n, le dijo con voz firme: -?Fabi¨¢n! Fabi¨¢n se estremeci¨® ligeramente y mir¨® a Andr¨¦, quien lo observaba con una expresi¨®n severa y fr¨ªa. Sintiendo presi¨®n, Fabi¨¢n se prepar¨® para har. 22 Chapter 422 Cap¨ªtulo 422 Sabrina interrumpi¨® de repente a Fabi¨¢n. -Se?or Guerrero, ah¨®rreses pbras. Incluso si es una disculpa, no aceptar¨¦. Adem¨¢s, lo que has hecho no se soluciona con un simple "lo siento". Fabi¨¢n frunci¨® losbios. -Eso es lo que dices, no te vayas a arrepentir. -Tranquilo, no me arrepentir¨¦ -Sabrina sonri¨®-. Sin embargo, es una l¨¢stima. Fabi¨¢n alz¨® una ceja. -?L¨¢stima de qu¨¦? -Si te hubieras entregado antes, quiz¨¢s te habr¨ªas ganado algo de indulgencia. Ahora... ya no tienes esa oportunidad. Fabi¨¢n estaba a punto de burse de Sabrina por sus pbras cuando not¨® que su mirada se dirig¨ªa hacia puerta. Un grupo de polic¨ªas uniformados se acerc¨® hasta ¨¦l. -Se?or Guerrero, hemos recibido una denuncia. Est¨¢ acusado de anamiento y da?o intencionado a propiedad ajena. Le pedimos que nos pa?e para cooperar con investigaci¨®n. efendio. Fabi¨¢n, instintivamente, se defendi¨®. -No, no hice nada. Debe ser un malentendido... Los polic¨ªas, viendo que no cooperaba, lo rodearon. -Se?or Guerrero, le pedimos que coopere con nosotros. Ante situaci¨®n, Fabi¨¢n guard¨® silencio. Sab¨ªa que si segu¨ªa neg¨¢ndose podr¨ªa ser arrestado a fuerza, lo que le har¨ªa perder toda dignidad. Era ro para ¨¦l qui¨¦n lo hab¨ªa dtado. Mir¨® a Sabrina con odio. -?Esto no se queda as¨ª! Hoy te crees muy fuerte, pero pronto estar¨¢s humida. Fabi¨¢n fue escoltado fuera del lugar, causando cierto revuelo. Sin embargo,o no era una persona importante en el evento, todo volvi¨® a normalidad r¨¢pidamente. Araceli, rmada al ver que Fabi¨¢n era llevado por los polic¨ªas, se acerc¨® a Andr¨¦. -Andr¨¦, Fabi¨¢n fue arrestado. Tenemos que ayudarlo. Andr¨¦, sin siquiera mirar, respondi¨® con frialdad. -Se lo merece. -Pero... 10:21 Capitulo 422 Andr¨¦ interrumpi¨®, su mirada fija en e. -Fabi¨¢n fue demasiado arrogante. Necesita una li¨®n. Araceli se qued¨® sin pbras, consciente de que Fabi¨¢n hab¨ªa cruzado l¨ªnea al humir a Sabrina, exesposa de Andr¨¦, frente a todos. Maldec¨ªa estupidez de Fabi¨¢n. Sabrina, por su parte, ignor¨® a los dos y se dirigi¨® hacia Elwood. -Elwood,mento causarte problemas. Antes de que pudiera continuar, Elwood interrumpi¨®. -Te conozco. Sabrina se sorprendi¨®. -Vi tus videos cuando llegu¨¦ a Cartagena. Tienes mucho talento y potencial. De mis muchos disc¨ªpulos, solo un par podr¨ªanpetir contigo. Elwood elogi¨®, y Sabrina sinti¨® una oleada de emoci¨®n. -No esperaba menos de hija de Celeste. Tu talento es notable. Pero... Elwood cambi¨® su tono. -No te pareces en nada a tu madre. E realmente amaba m¨²sica. T¨²... Elwood mir¨® de arriba abajo, sus ojos prantes mostraban decepci¨®n. -No amas realmente m¨²sica. Por tu familia, podr¨ªas dejar lo que amas. Aunque tengas talento, no cumples con mis expectativas. ?C¨®mo puedo confiar en que no abandonar¨¢s m¨²sica por otra cosa en el futuro? 19:21 Chapter 423 Cap¨ªtulo 423 Sabrina se sinti¨® avergonzada pors pbras de Elwood, No ten¨ªa forma de refutas. ¨CTiene raz¨®n..... Esto fuepletamente mi error. Precisamente porque alguna vez decidi rendirme, me di cuenta de que no deb¨ªa hacerlo tan f¨¢cilmente. Elwood, puedo prometerle que nunca m¨¢s volver¨¦ a renunciar sin luchar. ?Cree que podr¨ªa darme otra oportunidad? Se?orita Ib¨¢?ez, ya le di una oportunidad y fue usted quien no aprovech¨® - respondi¨® Elwood con calma-. Este no es un lugar al que pueda venir cuando le zca y rechazar cuando no. -?Me dio una oportunidad? -Sabrina se mostr¨® sorprendida-. ?Cu¨¢ndo fue eso? Elwood mir¨® profundamente antes de desviar vista hacia Andr¨¦. -Hace poco tiempo. Pens¨¦ que ten¨ªas mucho talento y quise reunirme contigo - explic¨®-, Pero fue tu se?or quien se present¨® en tu lugar, dici¨¦ndome que estabas ocupada cuidando de familia Carvalho, y por eso rechaz¨® mi invitaci¨®n. Sabrina mir¨® a Andr¨¦ con incredulidad. -?T¨² fuiste a ver a Elwood por m¨ª? Andr¨¦ desvi¨® mirada, evitando el contacto visual con Sabrina. Su expresi¨®n lo dec¨ªa todo. Andr¨¦ hab¨ªa rechazado oferta de Elwood en su nombre. Pero Sabrina sab¨ªa que no era el momento de remarle. -Lo siento, Elwood. No estaba al tanto de esta situaci¨®n. ?Podr¨ªa usted...? Elwood levant¨® mano, interrumpi¨¦nd. -Estoy viejo y ya no tengo misma energ¨ªa. Hace mucho tiempo decid¨ª que solo tomar¨ªa un ¨²ltimo aprendiz. Elwood sonri¨® mientras dirig¨ªa su mirada a Araceli. -La se?orita Araceli ser¨¢ mi ¨²ltima disc¨ªp. Araceli sonri¨® levemente al ser mencionada. -Maestro. -Aunque Araceli no tiene tu talento, Sabrina, ama m¨²sica m¨¢s que nadie y trabaja arduamente. A pesar de sus problemas de salud, nunca ha dejado dedo m¨²sica. A lorgo de los a?os, he escogido disc¨ªpulos con gran talento, pero el talento sin esfuerzo no lleva a ninguna parte. Admito que heetido errores antes al dejar ir a ni?os menos talentosos pero muy esforzados, y ahora brin en sus campos. Mientras que algunos de mis otros disc¨ªpulos, con mucho talento, lo abandonaron por razones personales o se confiaron demasiado y terminaron fracasando. 10015 Capitulo 423 -Por eso, he decidido hacer un cambio con mi ¨²ltimo aprendiz-continu¨® Elwood mostrando un semnte m¨¢s amable. Sabrina abri¨® boca, peros pbras que quer¨ªa usar para pedir otra oportunidad se quedaron atoradas. Sab¨ªa que a vecess oportunidades solo se presentan una vez y que una vez perdidas, no regresan. Quiz¨¢s Elwood hab¨ªa considerado tomar otro disc¨ªpulo talentoso, pero algo cambi¨® su perspectiva. Y ahora, ya hab¨ªa tomado su decisi¨®n. Los ojos de Sabrina se apagaron lentamente, pero entonces, Louis, quien hab¨ªa estado en silencio, habl¨®. -Elwood, se?orita Ib¨¢?ez no conoc¨ªa su invitaci¨®n. De haberlo sabido, nunca lo habr¨ªa rechazado. Al escuchar esto, Elwoodprendi¨® mejor situaci¨®n. -Lo siento, pero no pienso tomar m¨¢s disc¨ªpulos -replic¨®, sacudiendo cabeza con una sonrisa. Louis insisti¨®: La se?orita Ib¨¢?ez tiene un talento excepcional y un profundo amor por m¨²sica. No es necesario que tomeo disc¨ªp, pero ?qu¨¦ tal si simplemente gu¨ªao a una joven extraviada que regresa al buen camino? ?Qu¨¦ le parece? Chapter 424 Cap¨ªtulo 424 Elwood mir¨® a Louis con una mirada cargada de significado, -Rara vez defiendes a alguien de esta manera, Los ojos azul intenso de Louis eran profundos y amables,o un mar sereno, -Porque e lo merece. En ese momento, no solo Elwood, sino incluso Sabrina, se sintieron un poco conmovidos. Elwood observ¨® a Louis, con una mirada profunda. -Louis, eres joven. No act¨²es movido pors emociones. Louis sonri¨®. -Elwood, no estoy actuando por impulso. Solo estoy siendo objetivo. Si llegara a conocer mejor a se?orita Ib¨¢?ez, estoy seguro de que no querr¨ªa deja ir tan f¨¢cilmente. Consid¨¦reloo un favor personal, ?le parece? Elwood neg¨® con cabeza, riendo con resignaci¨®n. -?Vaya muchacho! Sabrina mir¨® a Louis y le dijo: -Se?or Rousseau, gracias por su disposici¨®n a ayudarme. Pero no es necesario, Habl¨® suavemente. -Como dijo Elwood, hay muchas rutas en esta vida. Ser reconocido por Elwood es una ruta, encontrar mi propio camino es otra. No todos est¨¢n hechos para seguir el mismo camino. Al final, todass rutas pueden conducir al mismo destino si se elige correctamente. Al escucha, Elwood mir¨® con cierta sorpresa. Hab¨ªa o¨ªdo que su nivel educativo no era muy alto. Decir algo as¨ª realmente lo tom¨® por sorpresa. Aunque reconoc¨ªa su talento excepcional, sent¨ªa que no lo estaba utilizando de manera correcta...o si lo usara para encontrar un buen partido. Incluso Louis hab¨ªa ca¨ªdo en su trampa de encanto. Si Louis estaba dispuesto a intercambiar un favor por e, realmente ser¨ªa dif¨ªcil para ¨¦l negarse. Despu¨¦s de todo, Louis solo le ped¨ªa que orientara de vez en cuando, no que tomarao aprendiz. La negativa de Sabrina provoc¨® que impresi¨®n de Elwood sobre e mejorara un poco. Desde el principio, Sabrina hab¨ªa notado que Elwood no simpatizaba con e. Aunque hab¨ªa sido justo al hacer que aquellos que insultaron se disculparan y hab¨ªa dicho algunas pbras de cortes¨ªa, algunas emociones son dif¨ªciles de ocultar. Agradec¨ªa que Louis hara por e en ese momento, pero ya no ten¨ªa sentido. 1031 Capitulo Elwood y Louis ten¨ªan otros asuntos que discutir, as¨ª que se marcharon antes. Sabrina mir¨® fr¨ªamente a Andr¨¦. -Quiero har contigo a ss. Sin esperar una respuesta de Andr¨¦, sali¨® del sal¨®n de eventos. Andr¨¦, despu¨¦s de saludar a Araceli, sigui¨®. Araceli observ¨® a Sabrina y Andr¨¦ alejarse, pero no los detuvo. En cambio, sonri¨® con satisfi¨®n. Sin ayuda de Andr¨¦, no habr¨ªa conseguido tan r¨¢pido aprobaci¨®n de Elwood. Incluso... ?podr¨ªa convertirse en su aprendiz! Algo que ni en sue?os hab¨ªa imaginado. Si no fuera por Sabrina, que a pesar de su talento no lo valoraba, no habr¨ªa podido destacar tanto con sus propios esfuerzos. Con ese pensamiento, Araceli sinti¨® una satisfi¨®n indescriptible. ?De qu¨¦ serv¨ªa que Sabrina tocara el viol¨ªn tan bien? Al final, solo hab¨ªa anado el camino para e. Aunque Sabrina dec¨ªa que todos los caminos llevan al mismo destino, caminar s no es lo mismo que tener a alguien que te gu¨ªe, ?verdad? Ahora que era aprendiz de Elwood, en dos a?oso m¨¢ximo, ser¨ªa una m¨²sica reconocida a nivel mundial. Y Sabrina... qui¨¦n sabe d¨®nde estar¨ªa. La noche era tranquo el agua, y luna derramaba su tenue luz sobre el jard¨ªn. Sabrina y Andr¨¦ llegaron a un rinc¨®n apartado del jard¨ªn trasero. De repente, Sabrina se detuvo. Levant¨® mano y le dio a Andr¨¦ una bofetada con todas sus fuerzas. 19:21 Chapter 425 Cap¨ªtulo 425 Sin embargo, antes de que su mano pudiera alcanzar el rostro del sujeto, su mu?eca fue apresada con firmeza. El rostro apuesto de Andr¨¦ se iluminaba y oscurec¨ªa bajo tenue luz. -Ya me has golpeado muchas veces, Sabrina, ya basta -dijo ¨¦l, manteniendo su f¨¦rreo agarre en su mu?eca, impidi¨¦ndole cualquier escape. Sabrina alz¨® mirada hacia Andr¨¦, en sus ojos briba una mez de desprecio y odio que jam¨¢s hab¨ªa sentido antes. -Fuiste t¨² quien le dio a Araceli oportunidad que me pertenec¨ªa, ?verdad? Si no me equivoco, no solo rechazaste a Elwood, sino que tambi¨¦n llevaste a Araceli a verlo, ?no es as¨ª? Adem¨¢s, debiste haberle dicho a Elwood que mi nivel acad¨¦mico no era alto, que hab¨ªa sido ama de casa por a?os, y que probablemente era mejor darle oportunidad a Araceli. E es esforzada, luchadora, a pesar de su enfermedad nunca se ha rendido. Darme esa oportunidad a m¨ª ser¨ªa un desperdicio, ?cierto? Su tono era inquisitivo, pero su expresi¨®n estaba llena de certeza. ?Qu¨¦ quedaba por entender? Su boda hab¨ªa sido as¨ª, su cor hab¨ªa sido as¨ª, y ahora incluso oportunidad que le pertenec¨ªa tambi¨¦n le hab¨ªa sido arrebatada. Sabrina mir¨® fijamente a los ojos de Andr¨¦ y pregunt¨® con cada pbra cargada de veneno: -Andr¨¦, ?por qu¨¦ cualquier cosa que me pertenece se puedes entregar a Araceli sin remordimiento? ?Acaso asesin¨¦ a toda su familia, profan¨¦ tumba de sus ancestros, o le debo algo de una vida pasada? ?Con qu¨¦ derecho decides por m¨ª? Despu¨¦s de unos momentos de silencio, Andr¨¦ habl¨® con una voz baja y ronca que reson¨® en oscuridad de noche. -La enfermedad de Araceli tal vez no tenga cura, e necesita m¨¢s esta oportunidad... -?Paf! La mano que ¨¦l no hab¨ªa sujetado se estamp¨® contra su rostro. Estaba tan furiosa que sus dedos temban, y el golpe apenas le doli¨® a ¨¦l. -?Y luego qu¨¦ sigue? -dijo e, con una sonrisa amarga en losbios mientras lo miraba a los ojos. ?Rendir mi taller, entregar mi viol¨ªn...? A ver, d¨¦jame pensar, ?qu¨¦ m¨¢s podr¨ªa necesitar Araceli que yo tenga? -Ya s¨¦, al final me pedir¨¢ mi vida. Despu¨¦s de todo, e est¨¢ enferma, su tiempo es limitado, y yo estoy perfectamente sana. Sus ojos, afdoso cuchis, lo atravesaron. -As¨ª que, antes de que me d¨¦ cuenta, deber¨ªas matarme y quitarme vida. De lo contrario, si Capitulo su enfermedad empeora, ?tambi¨¦n me acusar¨¢n de haber maldecido a su amor de ensue?o? La luz de luna reflejaba en sus ojos, revndo un brillo de l¨¢grimas que no hab¨ªa mostrado en mucho tiempo. Desde que decidi¨® divorciarse de Andr¨¦, se prometi¨® a s¨ª misma no derramar una s l¨¢grima frente a ¨¦l. Pero en este momento, cuando nuevamente ¨¦l le arrebataba algo que le pertenec¨ªa, sus emociones finalmente sobrepasaron. Andr¨¦, al vers l¨¢grimas en los ojos de Sabrina, se qued¨® inm¨®vil por un instante. Instintivamente extendi¨® su mano para secar sus l¨¢grimas, pero e apart¨® cabeza, evitando su gesto. Cerr¨® los ojos brevemente, neg¨¢ndose a permitir que sus l¨¢grimas cayeran. Luego respir¨® hondo varias veces, tratando de calmarse. Al abrir los ojos de nuevo,s l¨¢grimas hab¨ªan desaparecido, y su mirada era ra y firme. Hab¨ªa perdido el control. Sab¨ªa bien c¨®mo era ¨¦l, ?por qu¨¦ enojarse? Pero al enterarse de esto, noticia hab¨ªa superado su raz¨®n. E hab¨ªa luchado con todo para conseguir una oportunidad, solo para que ¨¦l se diera a Araceli sin pensarlo dos veces. No pod¨ªa olvidar mirada de desaf¨ªo y satisfi¨®n en los ojos de Araceli antes de irse. Sabrina dijo fr¨ªamente: -Andr¨¦, si en este momento tuviera un cuchillo frente a m¨ª, no dudar¨ªa en v¨¢rtelo en el pecho. Chapter 426 Cap¨ªtulo 426 Andr¨¦ mir¨® con un destello oscuro en sus ojos,o si escondiera un secreto profundo. -?Est¨¢s segura? -?Qu¨¦, cre¨ªas que estaba bromeando? -Hay cuchillos en fiesta, podr¨ªas usar uno. Sabrina sonri¨®, pero en sus ojos no hab¨ªa ni rastro de calidez. -?Quieres provocarme para queeta un crimen y me env¨ªen a c¨¢rcel? Andr¨¦ observ¨® sus ojos llenos de rencor. -Te est¨¢s adntando, solo quiero darte una oportunidad para vengarte. Sabrina solt¨® una risa sarc¨¢stica. -?Crees que apu?rtepensar¨ªa todo lo que he perdido? ?D¨®nde en el mundo hay cosas tan f¨¢ciles? ?No crees que te saldr¨ªa demasiado barato? No le dio una bofetada a Andr¨¦ enfrente de Elwood solo para no darle a los dem¨¢s motivos para har mal de e. En un evento as¨ª, sin importar qui¨¦n tuviera raz¨®n, si e hac¨ªa el primer movimiento, siempre terminar¨ªa siendo su culpa. Arruinar su reputaci¨®n por culpa de un tipejo as¨ª no val¨ªa pena. Tal vez consciente de su culpa, Andr¨¦ guard¨® silencio por un buen rato antes de har. -Tepensar¨¦. -?Compensarme? -Sabrina lo mir¨®o si hubiera escuchado el chiste m¨¢s gracioso del mundo. ?Con qu¨¦ vas apensarme? ?Con tus supuestos veinte millones que parecen solo una limosna? En ese momento, Sabrina solo sent¨ªa repulsi¨®n al verlo. Retrocedi¨® unos pasos y se dio vuelta para marcharse. Andr¨¦ se qued¨® de pie, observando su figura mientras se alejaba, sin moverse por unrgo rato. La puerta de oficina fue tocada suavemente, e Iv¨¢n entr¨®. -Se?or Carvalho, hemos localizado posici¨®n de STAR. ?Quiere ir personalmente? Iv¨¢n hab¨ªa estado investigando a STAR durante varios d¨ªas y finalmente hab¨ªa logrado obtener alguna pista. 19-22 La ¨²ltima vez que contact¨® a un amigo de STAR, ese n¨²mero de tel¨¦fono fue dado de baja. Siguiendo el rastro del n¨²mero, descubri¨® que estaba registrado a nombre de una personapletamente irrelevante. Iv¨¢n sospechaba que ese n¨²mero era el que STAR usaba espec¨ªficamente paraunicarse con el exterior. Al ver que hab¨ªan descubierto parte de su identidad y no queriendo seguir en contacto, el otrodo simplemente cancel¨® el n¨²mero sin dudarlo. Por esta raz¨®n, su investigaci¨®n dio un giro equivocado y perdi¨® mucho tiempo. M¨¢s tarde, decidi¨® contratar a un hacker para usar m¨¦todos tol¨®gicos y localizar el celr de otra persona. Andr¨¦, que en ese momento no ten¨ªa nada urgente que hacer, asinti¨® aprobando idea. -Ll¨¦vame all¨ª. En el estudio, Sabrina y Dani confionaban una lista de los equipos destruidos. -Los instrumentos de s de ensayo est¨¢n pr¨¢cticamente inutilizables, necesitamos reemzarlos todos. El piso est¨¢ lleno de pintura, as¨ª que tambi¨¦n tendr¨¢ que ser renovado. Adem¨¢s des cortinas, los vidrios ys paredes... Cualquiera que haya pasado por una renovaci¨®n sabe que es un trabajo tedioso y desgastante. Con el desastre que Fabi¨¢n hab¨ªa armado, todo hab¨ªa vuelto a cero. A¨²n no hab¨ªan limpiados pbras ensangrentadas con pintura que decoraban el estudio. Sabrina ten¨ªa una expresi¨®n sombr¨ªa en el rostro. -Dani, busca un nuevo estudio lo m¨¢s pronto posible. Dani mir¨® a Sabrina. -?De verdad vas a dejarle este estudio a Araceli? Sabrina respondi¨®: -Ahora que Andr¨¦ ha intervenido, no me preocupa que me haga da?o a m¨ª, sino que haga algo contra mispa?eros. Por ahora, el contrato de arrendamiento de este estudio est¨¢ en sus manos. Dani sab¨ªa que Andr¨¦ hab¨ªa rechazado a Elwood en nombre de Sabrina y que hab¨ªa logrado que Araceli se convirtiera en aprendiz de Elwood. -Araceli, esa vieja arp¨ªa, es m¨¢s asquerosa que un zapato viejo. ?Quiere quedarse con todo! Elwood, por su parte, parece haber perdido cabeza con edad, aceptando a Aracelio aprendiz. ?No le preocupa arruinar su reputaci¨®n en el proceso? Chapter 427 Cap¨ªtulo 427 Sabrina dijo: -Con Araceli pretendiendo estar gravemente enferma y esforz¨¢ndose tanto, no es dificil conmoverse si no tienes el coraz¨®n de piedra, ?verdad? Dani frunci¨® el ce?o. -?Pero todo es un enga?o! Sabrina, con una voz calmada, respondi¨®: -Pero Elwood no sabe eso. Dani no pod¨ªa aceptar situaci¨®n. -Entonces ¨¦l es un viejo despistado que no puede distinguir lo bueno de lo malo. ?Ya ver¨¢s, tarde o temprano se arrepentir¨¢ de pensar que Araceli es mejor que t¨²! -Sabrina, tenemos que preparar bien este concierto. ?Vamos a demostrarle a Araceli y a Elwood de qu¨¦ estamos hechas! Sabrina ya hab¨ªa pasado de ira y el resentimiento inicial a calma. -Tal vez sea lo mejor. As¨ª queda ro que Elwood y nosotras no estamos en misma sinton¨ªa. Aunque sea un maestro de m¨²sica de renombre mundial, eso no significa que sea adecuado para nosotras. Dani asinti¨®. -Sabrina, tu talento no necesita un mentor. No careces de ense?anza; lo ¨²nico que necesitas es una oportunidad. Sabrinaent¨®: -Sin embargo, debo agradecerle a Louis por su ayuda. No solo me envi¨® invitaci¨®n, sino que tambi¨¦n me present¨® a Elwood. Dani sonri¨®. -Ese Louis, ramente est¨¢ interesado en ti. ?No te gustar¨ªa considerarlo? Gui?¨® un ojo con picard¨ªa a Sabrina. -Incluso si no quieres casarte, no te vendr¨ªa mal tener un romance. Sabrina neg¨® con una sonrisa. -Ahora mismo no quiero pensar en el amor. Quiero concentrarme en mi carrera. Dani solo lo mencion¨® de pasada, as¨ª que al escuchar respuesta de Sabrina no insisti¨® m¨¢s. Observ¨® con pesar el estudio que hab¨ªa decorado con tanto esmero. -?De verdad no podremos mantener nuestro estudio? Sabrina replic¨®: -No importa si lo conseguimos o no, es mejor estar prevenidas. Si Araceli logra quitarnos el estudio, no tendremos lugar para practicar, lo que afectar¨ªa el concierto. Adem¨¢s, con Andr¨¦ involucrado, temo que... Antes de que pudiera terminar, se escuch¨® un golpe en puerta. Debido al fuerte olor a pintura, puerta estaba abierta. Un hombre vestido con un traje impecable y elegante entr¨®, caminando con paso decidido. -?Es aqu¨ª? -pregunt¨®, mirando a Iv¨¢n que lo pa?aba. 10.22 Capitulo 427 Iv¨¢n sonri¨®. -S¨ª, ¨²ltima ubicaci¨®n fue en este estudio. Andr¨¦ asinti¨® y, siguiendos indicaciones de Iv¨¢n, se dirigi¨® hacia adnte. Sabrina estaba de espaldas a puerta y no not¨® el movimiento. Le dijo a Dani: -Ma?ana deja que Carolina venga a trabajar. Los otros dos pisos todav¨ªa est¨¢n operativos, as¨ª que que se familiarice cons partituras que necesitamos para el concierto. Por cierto, el lugar del concierto, ?ya est¨¢ alqudo? Dani respondi¨®: -El contrato est¨¢ firmado desde hace tiempo. ?A¨²n dudas de c¨®mo hago Antes de que terminara de har, Sabrina not¨® que expresi¨®n de Dani se volv¨ªa extra?a. -Dani, ?qu¨¦ pasa? Dani miraba fijamente al frente, sin decir nada. Sabrina, extra?ada, gir¨® cabeza. Un rostro apuesto y sereno apareci¨® ante e. -?Andr¨¦? -Al ver qui¨¦n era, el rostro de Sabrina se torn¨® fr¨ªo-. ?Qu¨¦ est¨¢s haciendo aqu¨ª? Andr¨¦ no respondi¨®. En lugar de eso, mir¨® de reojo a Iv¨¢n. Iv¨¢n pos¨® su mirada en Dani y Sabrina por unos segundos y asinti¨® suavemente, indicando que todo estaba en orden. Durante este tiempo, Iv¨¢n hab¨ªa estado investigando sobre STAR, especialmente a Dani, con quien hab¨ªa estado en contacto. Las rciones de Dani no eran tanplicadas, as¨ª que investigaci¨®n no fue dif¨ªcil. 212 Chapter 428 Cap¨ªtulo 428 Investigar sobre Dani y luego descubrir a Sabrina no parec¨ªa ser una tarea tanplicada. Iv¨¢n, al notar mirada poco amigable de Sabrina, carraspe¨® ligeramente. -Se?orita Ib¨¢?ez, nosotros... estamos aqu¨ª para encontrar a STAR. La expresi¨®n de Sabrina cambi¨® sutilmente. El hecho de que Andr¨¦ pudiera encontrar este lugar significaba que ¨¦l ya lo sab¨ªa todo. Andr¨¦ ech¨® un vistazo a Dani. -Se?orita sco, ?podr¨ªa darnos un momento a ss? Dani busc¨® aprobaci¨®n de Sabrina con mirada, y Sabrina asinti¨® levemente. Dani asinti¨® tambi¨¦n y se fue junto con Iv¨¢n. Una vez que Dani e Iv¨¢n se retiraron, Andr¨¦ se acerc¨® a Sabrina. Sus ojos oscuros y profundos se posaron sobre e, con una mirada de inspi¨®n y evaluaci¨®n. -As¨ª que, t¨² eres STAR. Se dio cuenta de que en realidad no conoc¨ªa bien a Sabrina. Solo sab¨ªa que durante sus cinco a?os de matrimonio, e nunca hab¨ªa salido a trabajar. Si e trabajaba o no, era algo que realmente no le importaba. Por eso, nunca le pregunt¨® sobre su empleo anterior. Lo que no esperaba era que, adem¨¢s de tocar el viol¨ªn y har fluidamente franc¨¦s y alem¨¢n, e resultara serpositora reconocida y misteriosa, STAR. Sabrina sab¨ªa por qu¨¦ Andr¨¦ buscaba, as¨ª que fue directa al grano: -No ser¨¦positora exclusiva de Araceli, deber¨ªas buscar a otra persona. Andr¨¦ mir¨® fijamente. -?Por qu¨¦? Sabrina ya estaba preparada mentalmente y no mostr¨® una expresi¨®n demasiado sorprendida. -?De verdad no lo sabes? Cons habilidades de Andr¨¦, descubrir su identidad solo era cuesti¨®n de tiempo. La voz de Andr¨¦ era grave y ra. -Si es por el pago, cualquier requerimiento que tengas, puedes mencionarlo. 19-22 Capitulo 428 Sabrina sonri¨®. -Pens¨¦ que, al saber mi identidad, se?or Carvalho, ya no vendr¨ªas a buscarme. Al fin y al cabo, un hombre inteligente no querr¨ªa que su exesposa tuviera contacto con su actual pareja. El tono de Sabrina ten¨ªa un toque de bu. -No esperaba que el se?or Carvalho viniera personalmente a har conmigo para anar el camino a su se?orita. Cada vez que pensaba que Andr¨¦ no estaba tan interesado en Araceli, ¨¦l hac¨ªa algo que le demostraba que eso no era m¨¢s que una ilusi¨®n. -Andr¨¦-continu¨® Sabrina-, deber¨ªas entender que mi negativa se debe, primero, a que no quiero estar expuesta al ojo p¨²blico. Y segundo, no deseo que mi fama sea utilizada para promover a se?orita. -El se?or Carvalho tiene muchas maneras de impulsar a se?orita, no es necesario hacerlo a mi costa, ?verdad? Andr¨¦ mir¨® con intensidad. -Si te preocupa que alguien te ataque por esto, puedo contratar un equipo de rciones p¨²blicas para manejar situaci¨®n. Si no deseas aparecer en p¨²blico, puedo hacer los arreglos necesarios. Si tienes otras exigencias, puedes mencionas todas. -No tengo ninguna exigencia -respondi¨® Sabrina fr¨ªamente-. Mi ¨²nico deseo es que el se?or Carvalho se vaya de aqu¨ª y no vuelva a aparecer frente a m¨ª. La luz del sol de tarde se filtraba a trav¨¦s des persianas, ba?ando el rostro del hombre, haci¨¦ndolo parecer cambiante entre luz y sombra. -?Es por m¨ª que no quieres aceptar este trabajo? Sabrina mostraba signos de impaciencia. -T¨² lo has dicho. Pero, incluso si no fuera el se?or Carvalho, tampoco aceptar¨ªa este trabajo. Tu presencia solo me da m¨¢s razones para rechazarlo. Andr¨¦ observ¨®. -Sabrina, sabes que lo que quiero hacer, lo lograr¨¦ sin falta. Chapter 429 Cap¨ªtulo 429 Sabrina se cruz¨® de brazos, notoriamente inc¨®moda, y dijo con un tono desafiante: -?Y si me niego? -Eres mam¨¢ de Thiago -respondi¨® Andr¨¦ con calma-. No quiero obligarte ni hacer esto m¨¢splicado de lo necesario. -?Me est¨¢s amenazando? -Sabrina solt¨® una carcajada ir¨®nica-. Sabes que soy madre de Thiago y aun as¨ª me pides queponga exclusivamente para Araceli, ?tu "amiga"? -Ya te lo dije, entre Araceli y yo no hay nada. No es mi amante. Pero eso no era lo importante. Lo importante era que Sabrina no estaba dispuesta a trabajar para Araceli. Con una sonrisa amarga, Sabrina replic¨®: -Las oportunidades que eran para m¨ª, ses diste a Araceli. El estudio que me correspond¨ªa, tambi¨¦n se lo cediste a e. ?Y ahora pretendes que sea supositora exclusiva? Andr¨¦, ?qu¨¦ manera tan descarada de exprimir a una s persona! Andr¨¦ mir¨® con una expresi¨®n imperturbable. -Puedo darte tiempo para pensarlo. Responde cuando est¨¦s lista. Sin pensarlo dos veces, Sabrina respondi¨®: -No necesito tiempo. No voy a aceptar. Andr¨¦ observ¨® en silencio por un rato, sus ojos eran fr¨ªos, casio si no expresaran emoci¨®n alguna, pero de alguna manera lograban inquieta. Finalmente, rompi¨® el silencio: -Si aceptas ahora,s condicioness pones t¨². La pr¨®xima vez que hablemos,s cosas podr¨ªan no ser tan f¨¢ciles. Sabrina solt¨® una risita, dejando ra su postura. Andr¨¦ no dijo m¨¢s, se dio vuelta y se fue. Sabrina observ¨® su figura mientras se alejaba, sin expresi¨®n alguna. La idea de trabajar junto a Araceli durante tres a?os, presenciando su cercan¨ªa con Andr¨¦, hac¨ªa que su divorcio no tuviera sentido. Tendr¨ªa que someterse as demandas y decisiones de Araceli. Solo una tonta aceptar¨ªa semejantes condiciones. Al salir del estudio de Sabrina, Andr¨¦ pregunt¨® de repente: -?Este es el estudio que Fabi¨¢n destruy¨®? Capitulo 429 No hab¨ªa olvidado el caos que hab¨ªa presenciado en aque habitaci¨®n. Iv¨¢n, sorprendido, respondi¨®: -S¨ª, es el mismo estudio que se?orita Araceli desea. Desde que Araceli hab¨ªa vuelto al pa¨ªs, todo giraba en torno a e. Iv¨¢n pasaba los d¨ªas resolviendo asuntos rcionados con Araceli o informando sobre ellos. Sabrina, en cambio, apenas requer¨ªa atenci¨®n. Y cuando necesitaba algo, recurr¨ªa a ¨¦l para que ayudara. Al principio, Iv¨¢n sol¨ªa informar a Andr¨¦ sobre cada petici¨®n de Sabrina. Pero con el tiempo, al ver que sus solicitudes nunca eran exageradas, Andr¨¦ le dijo que ya no era necesario reportas. Quiz¨¢s Andr¨¦ confiaba demasiado en Sabrina o simplemente ignoraba. Sin embargo, que Andr¨¦ preguntara ahora sobre el estudio, dej¨® a Iv¨¢n perplejo durante unos segundos. Andr¨¦ apret¨® ligeramente losbios, sin decir nada m¨¢s. Sab¨ªa que Araceli hab¨ªa encontrado un estudio que le encantaba, pero coincid¨ªa que era el de Sabrina. Andr¨¦ ya hab¨ªa ofrecido unapensaci¨®n generosa. Pero para Marcelo, dos millones no eran significativos, especialmente con el concierto a vuelta de esquina. Incluso hab¨ªa considerado ofrecer cinco millones a Sabrina. Despu¨¦s de todo, e era su exesposa y madre de su hijo. No era taca?o hasta ese punto. Sin embargo, Sabrina era terca y no estaba dispuesta a ceder. Chapter 430 Cap¨ªtulo 430 La negociaci¨®n entre dos personas termin¨® sin ¨¦xito. M¨¢s tarde, Sabrina descubri¨® algo sobre Elwood, lo que hizo ques posibilidades de una buena negociaci¨®n entre ellos fueran pr¨¢cticamente ns. En cuanto a ahora... Resulta que STAR tambi¨¦n es Sabrina. No solo Andr¨¦, incluso Iv¨¢n se sent¨ªa confundido. Mientras Iv¨¢n conduc¨ªa, pregunt¨®: -Dado que se?orita Ib¨¢?ez es STAR, me parece que se?orita Ib¨¢?ez no estar¨ªa dispuesta aponer para se?orita. ?Deber¨ªamos buscar otropositor? Andr¨¦ movi¨® ligeramente losbios. -STAR... Repet¨ªa ese nombre, sus ojos oscuros reflejaban pensamientos profundos. Iv¨¢n esper¨® pacientemente, peroo no obtuvo respuesta de Andr¨¦, volvi¨® a har. -Se?or Carvalho, ?qu¨¦ piensa? ?Deber¨ªamos buscar otropositor para se?orita? -No es necesario -Andr¨¦ volvi¨® en s¨ª, su voz llena de certeza-. E aceptar¨¢. Al d¨ªa siguiente, Sabrina acababa de dejar a Romeo en el k¨ªnder cuando recibi¨® una mada de Dani. -?Sabrina, has vistos noticias? ?Marcelo est¨¢ en tendencia! Sabrina estaba conduciendo y no ten¨ªa tiempo para vers noticias Pregunt¨®: -?Qu¨¦ le pas¨® alpa?ero? -Alguien ha revdo informaci¨®nprometedora sobre Marcelo. Estoy manejando crisis de rciones p¨²blicas, pero no est¨¢ funcionando bien. La otra parte tiene algunas supuestas pruebas que parecen definitivas. Creo que est¨¢n esperando a que el inter¨¦s p¨²blico alcance su punto m¨¢ximo para soltar todo de una vez. Marcelo hab¨ªa ganado notoriedad p¨²blica. Con su incre¨ªble apariencia y talento musical, hab¨ªa capturado el coraz¨®n de muchas chicas. Aunque su fama no alcanzaba des estres m¨¢s grandes del entretenimiento, se encontraba al nivel de una celebridad de primera l¨ªnea. Sabrina pregunt¨®: -?D¨®nde est¨¢ elpa?ero ahora? Dani respondi¨®: -Le dije que se quedara en su apartamento y no saliera. Se cancron todos suspromisos de hoy. 19:22 Sabrina dio vuelta con el carro. -Voy para all¨¢ a ver qu¨¦ pasa. Cuando Sabrina lleg¨® al edificio de apartamentos de Marcelo, vio una gran multitud reunida abajo. Las personas murmuraban: -Escuch¨¦ que Marcelo dej¨® embarazada a una mujer y no solo que no quiso hacerse responsable, sino que adem¨¢s huy¨®... La mujer qued¨® deprimida por esta situaci¨®n y lleva a?os inestable. -Hace poco, los padres de mujer vieron a Marcelo por casualidad... y aqu¨ª est¨¢n para pedirle cuentas. Sabrina sigui¨® mirada de multitud hacia el centro de escena. Un par de adultos mayores sosten¨ªan a Marcelo por camisa, ramente enfadados. Detr¨¢s de ellos, una joven de poco m¨¢s de veinte a?os abrazaba a un ni?o peque?o, diciendo t¨ªmidamente: -Cari?o, mira a nuestro hijo. Marcelo, con una expresi¨®n fr¨ªa, empuj¨® a mujer. -Ese ni?o no es m¨ªo, se han equivocado de persona. La madre de mujer, al escuchar esto, explot¨® en nto. -?Marcelo, eres peor que una bestia! ?Si no hubieras abusado de mi hija, nunca habr¨ªa quedado embarazada! ?Despu¨¦s, enga?aste prometi¨¦ndole matrimonio y por eso no denunciamos! -Ahora quieres hacerte el desentendido... ?Te digo que eso no va a pasar! Si no nos das una explicaci¨®n hoy, har¨¦ que todos sepan verdad sobre tu verdadera naturaleza. -?Miren todos, miren! ?Este Marcelo abus¨® de mi hija, enga?¨® para que no denunciara, dej¨® embarazada y luego huy¨®! -?Saquen fotos de este tipo y s¨²bas a inte! ?Que otras chicas est¨¦n advertidas para que no caigan en sus enga?os! Chapter 431 Cap¨ªtulo 431 La situaci¨®n tan escandalosa y dram¨¢tica capt¨® atenci¨®n de muchas personas. Los curiosos que presenciaban el espect¨¢culo sacaron sus celres yenzaron a grabar. Al ver todo esto, Sabrina frunci¨® el ce?o. Dani estaba a cierta distancia y tardar¨ªa un poco en llegar. No pod¨ªa permitir que esa mujer siguiera causando alboroto. Con esto en mente, Sabrina m¨® a polic¨ªa de inmediato. La polic¨ªa lleg¨® r¨¢pidamente y ech¨® a familia problem¨¢tica. Sin embargo, solo una hora despu¨¦s, el video del incidente ya hab¨ªa sido subido a web, expandi¨¦ndose r¨¢pidamente. Ahora todos estaban insultando a Marcelo, m¨¢ndolo un irresponsable y diciendo que deber¨ªa estar en c¨¢rcel. Una vez que alguien se vuelve famoso, pr¨¢cticamente no le queda privacidad. As¨ª le ocurri¨® a Sabrina en su momento, y ahora le pasaba a Marcelo. Incluso algunas j¨®venes pianistas del mundo de m¨²sica salieron a denigrar a Marcelo, diciendo que ¨¦l abusaba de su poder. Alegaban que, bajo el pretexto de darles consejos musicales, Marcelos hab¨ªa manipdo. Tras ser v¨ªctimas de su control mental, no lo denunciaron, sino que se convirtieron en sus supuestas "novias". No pas¨® mucho tiempo antes de que Marcelo se aburriera de es ys dejara. Las revciones continuas hicieron ques noticias sobre Marcelo parecieran a¨²n m¨¢s ciertas. De repente, Marcelo se convirti¨® en el vino al que todos quer¨ªan atacar. El esc¨¢ndalo de Marcelo sacudi¨® el mundo de m¨²sica. Despu¨¦s de todo, Marcelo hab¨ªa ganado numerosos campeonatos y recibido muchos honores enpetencias musicales internacionales. Su talento era innegable. Pero su car¨¢cter... dejaba mucho que desear. Varios socioserciales, que inicialmente adoptaron una postura de espera, al vers constantes acusaciones y pruebas en l¨ªnea, decidieron emitir deraciones p¨²blicas de ruptura de contratos. 10 Capitulo 431 La actitud de los socios fueo una sentencia de muerte para Marcelo. Erao admitir ques acusaciones contra Marcelo eran ciertas. En el apartamento de Marcelo, Dani le¨ªas noticias en l¨ªnea, furiosa. -?Es un ingrato! ?Marcelo ayud¨® en su momento y ahora e lo traiciona! ?Desgraciada! Dani, llena de rabia, no pudo evitar soltar una groser¨ªa. En aque ¨¦poca, cuando Marcelo trabajaba en un bar, pas¨® por idente cerca de una habitaci¨®n y escuch¨® a alguien pidiendo ayuda. Marcelo pate¨® puerta y encontr¨® a un hombre intentando abusar de una joven. Al intentar ayuda, el agresor logr¨® escapar. Marcelo, viendo a chica herida, no tuvo tiempo de perseguir al hombre. Para su sorpresa, cuando chica recuper¨® el sentido, ?culp¨® a Marcelo por lo que hab¨ªa pasado! Esto ocurri¨® justo cuando Sabrina regresaba a familia Ramos. Sabrina no estaba al tanto de situaci¨®n. -?No avisaron a polic¨ªa? -pregunt¨® Sabrina. Dani respondi¨®: -S¨ª, denunciamos. La polic¨ªa investig¨® y confirm¨® que Marcelo no ten¨ªa nada que ver. Pero esta mujer se aferr¨® a Marcelo, insistiendo en que deb¨ªa hacerse responsable. No le extra?aba a Sabrina que Marcelo hubiera ayudado a chica. Aunque no fuera muy expresivo, ten¨ªa un coraz¨®n noble. -?C¨®mo se resolvi¨® al final? -pregunt¨® Sabrina. Dani suspir¨®: -Se?ora Ib¨¢?ez se enter¨® de todo y les dio una gran suma de dinero para que se fueran. Todo estaba en el pasado, ?por qu¨¦ vuelven ahora a buscar a Marcelo? Sabrina reflexion¨® unos segundos y sugiri¨®: -?Si publicamos el registro de denuncia, calmar¨ªa eso a gente? Dani neg¨® con cabeza: -La mujer fue que denunci¨® primero. Era tan insistente que ni polic¨ªa pudo lidiar con e. Cuando hizo denuncia, ya hab¨ªa pasado mucho tiempo, era dif¨ªcil recabar pruebas entonces. 712 Chapter 432 Cap¨ªtulo 432 Despu¨¦s de que se?ora Ib¨¢?ez resolvi¨® el asunto con dinero, chica finalmente se retir¨®. -Si esto se hace p¨²blico, gente pensar¨¢ que solo quer¨ªamos tapar el problema con dinero -dijo Sabrina con un suspiro. Sabrina hab¨ªa sufrido acoso en l¨ªnea antes, y sab¨ªa que en situacioneso esta, donde opini¨®n p¨²blica estaba tan sesgada, no importaba c¨®mo se explicara situaci¨®n si no se presentaban pruebas contundentes. Marcelo estaba sentado en el sof¨¢ con una expresi¨®n de derrota, sin decir pbra. Sabrina y Dani intercambiaron miradas. -Estas cosas realmente pueden afectar a alguienent¨® Sabrina-. Haces algo bueno y terminas pagandos consecuencias. Dani mir¨® a Marcelo y susurr¨®: -Hace un tiempo, esa familia estuvo extorsionando a Marcelo con cualquier excusa. Esta vez, tomaron el dinero y, en lugar de irse, hicieron p¨²blico el asunto. Hizo una pausa antes de continuar: -Tengo sensaci¨®n de que esto estaba neado desde antes. Es muy posible que alguien est¨¦ apuntando deliberadamente a Marcelo. Los ojos de Sabrina parpadearon sutilmente, y imagen de una persona apareci¨® en su mente. -Quiz¨¢s sea Andr¨¦ -dijo Sabrina, con un destello de frialdad en su mirada-. La ¨²ltima vez, en reuni¨®n de Elwood, le dijo a nuestropa?ero algunas cosas extra?as. Sabrina se volvi¨® hacia Marcelo. -Compa?ero, ?esto es lo que me has estado ocultando? Marcelo baj¨® cabeza, surgo flequillo ocultaba sus ojos, haciendo imposible leer sus emociones. Respondi¨® con un murmullo ininteligible. Sabrina apret¨® los pu?os. -?Desgraciado! Despu¨¦s de que Dani tambi¨¦nnz¨® un par de insultos hacia Andr¨¦, dijo: -No podemos quedarnos cados, eso ser¨ªao aceptar lo que dicen. Si no manejamos bien este asunto, no solo afectar¨¢ m¨²sica, sino que podr¨ªa llevar a un boicot. Marcelo habl¨® con voz ronca: -Deber¨ªa retirarme del concierto, no quiero arrastrarlos conmigo. 19:23 Sabrina lo consol¨®: -Compa?ero, no te desanimes, a¨²n podemos resolver esto. Luego, mir¨® a Dani. -Dado que esa mujer afirma con tanta seguridad que el ni?o es de nuestropa?ero, hagamos una prueba de paternidad p¨²blica para limpiar su nombre. -?Es una gran idea! -exm¨® Dani, con los ojos brindo-. As¨ª no podr¨¢n seguir acusando a Marcelo de algo que no hizo. Sabrina reflexion¨® un momento antes de agregar: -Nuestropa?ero es una figura p¨²blica, no ser¨ªa bueno que se enfrente a ellos en l¨ªnea. Dani, abre una cuenta y defiendelo t¨². -Si ellos habian neado esto, no podemos quedarnos de brazos cruzados - a?adi¨® Dani con una sonrisa astuta-. Sabrina, ?tienes alg¨²n n? Sabrina asinti¨® ligeramente. -El video de hoy, dejemos que lo difundan tantoo quieran. Que todos piensen que nuestropa?ero tiene un hijo y no quiere admitirlo. Dani capt¨® idea de inmediato. -?Entiendo! Una vez que prueba de paternidad salga a luz, sus mentiras se desmoronar¨¢n ss. Los ojos de Dani briban de emoci¨®n. -?Sabrina, eres incre¨ªble! No hay tiempo que perder, voy a crear esa cuenta ahora mismo. Mientras Dani creaba cuenta en su celr, de repente record¨® algo. -Por cierto, Sabrina, no hables en defensa de Marcelo. Si esto es obra de Andr¨¦, probablemente est¨¦ esperando que caigas en su trampa para da?ar tu reputaci¨®n. En ese momento, Marcelo, que hab¨ªa estado cabizbajo, levant¨® mirada. -Dani tiene raz¨®n, por favor, no hables por m¨ª. Justo cuando Sabrina iba a responder, el tel¨¦fono de Dani son¨® de repente. -Se?orita sco, lo siento mucho, pero debido al esc¨¢ndalo del se?or nco, ha sido etiquetadoo un artista problem¨¢tico. Hemos recibido notificaci¨®n de que el concierto se canc temporalmente. Chapter 433 Cap¨ªtulo 433 -?Artista con m reputaci¨®n? ?Est¨¢n bromeando? -Dani abri¨® los ojos de par en par-. ?La noticia sobre Marcelo no tiene por qu¨¦ ser cierta! ?Con qu¨¦ derecho ca nuestro concierto? Al otrodo de l¨ªnea, alguien respondi¨®: -Es solo una cai¨®n temporal. Si pueden probar que este esc¨¢ndalo no tiene nada que ver con Marcelo, el concierto no se ver¨¢ afectado. Dani estaba furiosa. -Ellos nos est¨¢n difamando, json ellos quienes deber¨ªan mostrar pruebas! ?No creen que es demasiado precipitado etiquetar a Marceloo un artista de m reputaci¨®n solo por unos cuantos videos? La otra persona tosi¨® ligeramente, inc¨®moda. -Bueno... es una orden de arriba. Nosotros solo seguimos instriones. Dani quer¨ªa seguir discutiendo, pero Sabrina detuvo, sacudiendo cabeza suavemente. Dani sab¨ªa que insistir no servir¨ªa de nada. Solo estaba desahogando su frustraci¨®n. Por ahora, parec¨ªa que ¨²nica opci¨®n era seguir el n de Sabrina, enfrentarse al acusador y luego proponer una prueba de paternidad. Sin embargo, mientras Dani discut¨ªa acaloradamente con el supuesto informante, surgi¨® otro problema en el estudio. Alguien hab¨ªa filtrado diri¨®n del estudio de Marcelo. Muchos internautas descontrdos enviaron coronas funerarias, mu?ecos espeluznantes y otras cosas sumamente desagradables. Adem¨¢s, un grupo de personas se congreg¨® afuera del edificio, exigiendo explicaciones a Marcelo. Carolina, en su primer d¨ªa oficial de trabajo, se encontr¨® con una multitud en el exterior del estudio y se qued¨® hda. R¨¢pidamente m¨® a Sabrina. Despu¨¦s de escuchar situaci¨®n, Sabrina le dijo en voz baja: -Hoy mejor regresa a casa. Dani ya rent¨® un nuevo estudio. Cuando lo hayamos preparado, podr¨¢s volver a trabajar en un par de d¨ªas. -De acuerdo. Carolina colg¨® el tel¨¦fono y se dispuso a irse cuando una figura alta y esbelta se interpuso en su camino. -Carolina, al fin te encuentro. Capitulo 433 Carolina levant¨® vista, su rostro se transform¨®. -?Julio Casta?o? En solo un par de d¨ªas, Dani hab¨ªa llevado confrontaci¨®n con el informante a un punto ¨¢lgido. El tiempo apremiaba. Si el asunto de Marcelo no se resolv¨ªa pronto, el concierto estar¨ªa en peligro. Si su reputaci¨®n se manchaba, el p¨²blico noprar¨ªa entradas. R¨¢pidamente, Dani desafi¨® p¨²blicamente a realizar una prueba de paternidad. De repente, tormenta en Twitter se calm¨®. El ataque un¨¢nime contra Marceloenz¨® a cambiar de diri¨®n. Marcelo todav¨ªa ten¨ªa muchos seguidores. A pesar de que algunos lo abandonaron tras el esc¨¢ndalo, sus fans m¨¢s leales segu¨ªan creyendo en ¨¦l. Sin embargo, aquellos que defend¨ªan a Marcelo eran etiquetadoso "fan¨¢ticos ciegos", y otros los ridiculizaban. Esto hizo que los fans racionales temieran har. Ahora que Marcelo se hab¨ªa atrevido a desafiar abiertamente, significaba que ten¨ªa conciencia limpia. Aunque algunos dec¨ªan que el ¨²ltimo en derarse inocente acab¨® en prisi¨®n, eso no fren¨® a sus seguidores. Despu¨¦s de un d¨ªa de silencio, el otrodo finalmente respondi¨® p¨²blicamente que aceptaban realizar prueba de paternidad. Todos sab¨ªan lo que significar¨ªa negarse o hacerse el muerto. Dani al ver respuesta, exm¨® emocionada: -?Sabrina, el asunto de Marcelo est¨¢ a punto de dar un giro! Pero Sabrina nopart¨ªa el entusiasmo de Dani. Su rostro reflejaba preocupaci¨®n. Dani recogi¨® su sonrisa. -Sabrina, ?qu¨¦ ocurre? ?Hay alg¨²n problema? -No, nada. -Sabrina suspir¨® ligeramente-. Espero que solo sea mi imaginaci¨®n. Con tantos problemas recientes, Sabrina, sin querer, hab¨ªa cogido un resfriado. Despu¨¦s de preparar cena para Romeo, se dio cuenta de que ten¨ªa fiebre. 213 10:22 P Capitulo 433 Para no contagiar a Romeo, Sabrina m¨® a Gabriel Castillo. -Se?or Castillo, me he resfriado un poco, ?podr¨ªa llevarse a Romeo para que se quede con usted unos d¨ªas? Chapter 434 Cap¨ªtulo 434 El sonido rjado y magn¨¦tico de un tipo reson¨® al otrodo del tel¨¦fono. -Sabrina, ¨²ltimamente, ?has tenido problemas dif¨ªciles de resolver? Sabrina respondi¨®: -S¨ª, es sobre mipa?ero, pero por ahora no es algo que no pueda manejar. Gabrielent¨®: -Si alguna vez te encuentras con algo que no puedas resolver, no dudes en buscarme. -De acuerdo. Despu¨¦s de colgar, una taza de agua tibia apareci¨® frente a e. -Se?orita Sabrina, tome un poco de agua. Romeo, con seriedad de un peque?o adulto, le dijo: -Pap¨¢ dice que cuando uno est¨¢ resfriado, tomar agua caliente ayuda a mejorar m¨¢s r¨¢pido. Sabrina acept¨® taza de agua que Romeo le ofrec¨ªa, sintiendo calidez en su coraz¨®n. -Gracias. Poco despu¨¦s, el timbre son¨® y Romeo detuvo a Sabrina antes de que pudiera ir a abrir puerta. -Debe ser pap¨¢. Se?orita Sabrina, acu¨¦stese a descansar, yo ir¨¦ a abrir. Viendo lo considerado que era Romeo, Sabrina no se opuso. Al abrir puerta, efectivamente era Gabriel. Romeo susurr¨®: -Pap¨¢, se?orita Sabrina tiene fiebre. ?Trajiste medicina? Gabriel le ech¨® una mirada: -Por supuesto que traje. Tu pap¨¢ no es tan despistado. Romeo asinti¨®, aliviado. El rostro de Sabrina estaba un poco p¨¢lido, con un aire de cansancio y agotamiento en sus cejas. Gabriel ech¨® un vistazo y vio el term¨®metro en mesa aldo des bebidas. Lo tom¨® y lo pas¨® por frente de Sabrina. Treinta y nueve grados con dos d¨¦cimas. 30.33 Capitulo 434 La mirada de Gabriel se volvi¨® m¨¢s seria, y su expresi¨®n despreocupada cambi¨® a una de preocupaci¨®n. -Sabrina, tienes fiebre muy alta, debemos ir al hospital de inmediato. Justo cuando Sabrina iba a responder, su celrenz¨® a sonar, E lo tom¨® y vio que era Dani quien maba. Contest¨® mada. -Sabrina, met¨ª pata... voz d¨¦bil y derrotada de Dani se escuchaba al otrodo del tel¨¦fono. Sabrina se tens¨®: -Dani, ?qu¨¦ pas¨®? -Logr¨¦ encontrar contactos y me dijeron que a¨²n podemos negociar sobre el lugar para el concierto, as¨ª que fui al lugar que me indicaron. En el club, unos chicos ricos insistieron en que bebiera con ellos. Cuando me negu¨¦, empezaron a sobrepasarse. Eran muchos y no pude contenerme, as¨ª que golpe¨¦ a uno con una bote... Incluso a trav¨¦s del tel¨¦fono, Sabrina pod¨ªa escuchar el alboroto del otrodo. -?Mujerzu, te atreviste a golpear al se?or Ceballos? ?Sabes qui¨¦n es su padre? ?Hoy, aunque venga el mism¨ªsimo presidente, no te vas! Sabrina pregunt¨® r¨¢pidamente: -?D¨®nde est¨¢s ahora? Dani le dio una diri¨®n. -Mant¨¦n calma, ya voy para all¨¢. Colg¨® y se dispuso a salir a buscar a Dani. Gabriel mir¨®, preocupado por su estado de debilidad. -Sabrina, ?qu¨¦ piensas hacer? Apenas hab¨ªa dado unos pasos cuando el mundoenz¨® a girar a su alrededor. Con mucho esfuerzo, Sabrina logr¨® no desmayarse. -Dani est¨¢ en problemas. Debo ir a ayuda. Gabriel tom¨® por mu?eca, notando lo caliente que estaba su piel. -?En tu estado? ?Piensas salir as¨ª? El rostro de Sabrina se torn¨® a¨²n m¨¢s p¨¢lido tras lo sucedido. Gabriel mir¨® fijamente. 19:23 Capitulo 434 -Sabrina, en el estado en que est¨¢s, ?realmente crees que podr¨¢s salir de casa? -Pero no puedo dejar a Dani s -dijo Sabrina, respirando profundo-. Tengo que ir, podr¨ªa estar en peligro. Gabriel reflexion¨® brevemente. -Ir¨¦ contigo. Sabrina mir¨® a Romeo. -?Y qu¨¦ pasa con Romeo? -Har¨¦ que el chofer lo lleve a casa. Romeo, demostrando su madurez, dijo: -Se?orita Sabrina, no se preocupe por m¨ª. Ir¨¦ con el chofer a casa. Todo estar¨¢ bien. Chapter 435 Cap¨ªtulo 435 Sabrina, al ver situaci¨®n, no tuvo m¨¢s remedio que aceptar. Subi¨® al carro de Gabriel, le dio una diri¨®n y cerr¨® los ojos. Con mente nuda y el cuerpo d¨¦bil, Sabrina se dej¨® llevar por el cansancio y se qued¨® dormida en el asiento del carro de Gabriel. No supo cu¨¢nto tiempo pas¨® hasta que alguien sacudi¨® suavemente para desperta. -Sabrina, despierta. Con dificultad, Sabrina abri¨® los ojos. Por un instante, su mente qued¨® en nco, sin saber d¨®nde estaba. R¨¢pidamente, record¨® el asunto de Dani. -?Ya llegamos? -pregunt¨® mientras, con movimientos torpes, se desabrochaba el cintur¨®n de seguridad y abr¨ªa puerta para bajar. Al poner los pies en el suelo, sus piernas quearon y casi se cae. Una mano elegante y firme sostuvo justo a tiempo. -Sabrina, ?puedes caminar?-Gabriel, normalmente con una sonrisa en sus ojos, ahora mostraba una expresi¨®n inusualmente seria-. ?Por qu¨¦ no te quedas aqu¨ª y yo voy a busca? En el estado en que estaba, una simple brisa podr¨ªa hace desmayar. -No hace falta -respondi¨® Sabrina, cerrando los ojos un momento para recuperarse-. Solo necesito descansar un poco. Un minuto despu¨¦s, Sabrina abri¨® los ojos de nuevo. -Vamos. Al llegar al lugar del incidente, encontraron a Dani arrinconada por varios guardaespaldas. Sus mejis estaban enrojecidas y ramente hab¨ªa recibido varias bofetadas. En el centro del cuarto, un joven adinerado con cabeza vendada miraba con furia. -?As¨ª que trajiste refuerzos? Me gustar¨ªa ver qui¨¦n se atreve a llevarte hoy. Apenas termin¨® de har, puerta del cuarto se abri¨® de golpe. Una mujer de rostro p¨¢lido y un hombre de aspecto rjado y atractivo entraron. Al ver a mujer, los ojos del se?or Ceballos se iluminaron, visiblemente impresionado. Capitulo 435 -?Vaya! M¨¢s hermosa que anterior. Sonri¨® de forma maliciosa, observando a Sabrinao un depredador acechando a su presa. El se?or Ceballos era conocido por su debilidad pors mujeres hermosas, siempre lograba conseguir a quien le gustaba sin importar los medios. Hab¨ªa visto a Dani en el pasillo y hab¨ªa arrastrado al cuarto sin m¨¢s. La familia Ceballos ten¨ªa un gran prestigio en Cartagena, y el se?or Ceballos siempre hab¨ªa contado con el respaldo familiar para sus fechor¨ªas, lo que solo aumentaba su audacia. Mientras consideraba c¨®mo capturar a su nueva presa, sinti¨® una mirada fr¨ªa y prante. Desde que Sabrina hab¨ªa entrado, toda su atenci¨®n estaba en e, y no se hab¨ªa percatado de Gabriel. Molesto, se volvi¨® para enfrentar al intruso, solo para encontrarse con mirada fija de Gabriel. Primero se qued¨® pasmado, y luego abri¨® los ojos de par en par. -?...se?or Castillo? Al reconocer a Gabriel, un escalofr¨ªo recorri¨® al se?or Ceballos. -Se?or Castillo, usted... ?qu¨¦ hace aqu¨ª? Gabriel lo mir¨® de reojo. -?Qu¨¦ pasa, no soy bienvenido? El se?or Ceballos, olvidando su arrogancia, se levant¨® r¨¢pidamente, lleno de nerviosismo. -?ro que no! Es un honor tenerlo aqu¨ª, se?or Castillo. Por favor, tome asiento. Gabriel, con tono despreocupado, dijo: -No hace falta sentarse. Vine a buscar a alguien. En ese cuarto, lleno de amigos del se?or Ceballos, era evidente a qui¨¦n ven¨ªa a buscar Gabriel. La expresi¨®n del se?or Ceballos se torn¨® r¨ªgida y, tartamudeando, dijo: -...se?or Castillo, lo siento mucho, no sab¨ªa que esta se?orita era amiga suya... Lamento el malentendido. Grit¨® a sus guardaespaldas: -?Qu¨¦ est¨¢n esperando? ?Suelten a chica de inmediato! Sin m¨¢s demora, los guardaespaldas liberaron a Dani. E, en un estadomentable, se cubr¨ªa meji enrojecida y murmur¨®: -Lo siento, Sabrina, te he metido en problemas de nuevo. 10.24 En estos tiempos, personajeso el se?or Ceballos, que seportano forajidos, ya son una rareza. Chapter 436 Cap¨ªtulo 436 Dani hab¨ªa tenido encuentros inc¨®modos antes, pero nunca hab¨ªa experimentado algo tan desagradable, algo que se sent¨ªao un secuestro en plena calle. Sabrina intentaba calma suavemente. -Dani, ya pas¨®, tranqu. Gabriel, con una sonrisa sarc¨¢stica, mir¨® a se?or Ceballos. -Se?or Ceballos, ?c¨®mo es que termin¨® haciendo llorar a muchacha? Se?or Ceballosprendi¨® que esta vez se hab¨ªa metido en serios problemas. De repente, se dej¨® caer de rodis yenz¨® a abofetearse con fuerza. -Se?or Castillo, me equivoqu¨¦, esta vez no supe con qui¨¦n me met¨ªa. ?No volver¨¦ a hacerlo! Se golpeaba sin piedad, y en cuesti¨®n de segundos, su rostro estabapletamente hinchado. Temiendo que Gabriel no estuviera satisfecho, se?or Ceballos agarr¨® una bote de licor de mesa yenz¨® a golpearse cabeza con e. -?Pum, pum! Los fragmentos de vidrio se dispersaron por todo el lugar, pero nadie se atrevi¨® a intervenir. El silencio reinaba en el cuarto, solo roto por el sonido del vidrio quebrado. Dani estaba at¨®nita ante escena. No fue hasta que se?or Ceballos se desmay¨® por los golpes que Gabriel apart¨® mirada y se dirigi¨® a Sabrina. -Ya encontramos a persona, ?nos vamos? Sabrina asinti¨® ligeramente... Al salir del club nocturno, Sabrina mir¨® al hombre a sudo y habl¨® suavemente. - Se?or Castillo, gracias por todo. Gabriel sonri¨®. -Entre nosotros, ?por qu¨¦ tanta formalidad? Sabrina sab¨ªa que sin Gabriel, no habr¨ªa podido encontrar a Dani tan desprevenida. Gabriel consult¨® hora. -Vamos, primero te llevo al hospital. Dani, consciente de que Sabrina hab¨ªa llegado con fiebre alta para ayuda, se sinti¨® a¨²n m¨¢s culpable. -Sabrina, lo siento, fui muy impulsiva. Sabrina sonri¨® levemente. -No hiciste nada malo, ?por qu¨¦ disculparte? Solo quer¨ªas protegerte. Adem¨¢s... Los ojos de Sabrina briban con una frialdad cristalina. -Quiz¨¢s esto no fue solo un idente, podr¨ªa haber sido intencional. 10.24 Capitulo 436 Dani contuvo el aliento,o si entendiera algo. Media hora despu¨¦s, Gabriel condujo a Sabrina al hospital. Dani se qued¨® con Sabrina mientras le administraban suero. Sabrina le dijo a Gabriel: -Se?or Castillo,mento molestarlo tan tarde. Deber¨ªas ir a descansar, Romeo te espera en casa. Gabriel no se mostr¨® dispuesto a irse. -A estas horas, Romeo ya est¨¢ dormido. No necesito dormir con ¨¦l, as¨ª que da igual si me quedo o no. Luego mir¨® a Dani. -Voy aprar algo deer, se?orita sco, ?hay algo que quieras? Dani entendi¨® que Gabriel quer¨ªa quedarse para pa?ar a Sabrina. Al conocer bien a Gabriel, Dani no se opuso. -Solo un caf¨¦ estar¨¢ bien -dijo con una sonrisa. -Perfecto -asinti¨® Gabriel-. Qu¨¦date aqu¨ª con Sabrina, vuelvo enseguida. La noche era oscura, y ya era muy tarde. Recibir suero era una tarea aburrida, y Sabrina, con fiebre, pronto se qued¨® dormida en cama del hospital. Inexplicablemente,enz¨® a so?ar con los tiempos en familia Ramos. Desde que dej¨® familia Ramos, casi no hab¨ªa so?ado con ellos. A pesar de haber pasado m¨¢s de tres a?os all¨ª, esos a?os no le hab¨ªan dado ning¨²n sentido de pertenencia hacia familia Ramos. No sent¨ªa ninguna conexi¨®n emocional con su supuesto padre y hermanos. Cuando su madre le cont¨® que ten¨ªa tres hermanos biol¨®gicos y un padre, Sabrina se llen¨® de emoci¨®n y esperanza. Sab¨ªa que ten¨ªa una hermana de padre diferente. Sabrina sospechaba que esa hermana no aceptar¨ªa. Pero lo que no imaginaba era que, en su primer d¨ªa en familia Ramos, ser¨ªan sus tres hermanos quienes le dar¨ªan bienvenida m¨¢s fr¨ªa. Su tercer hermano, siempre reservado y cado, le hab¨ªa dicho directamente al entrar: -Yo solo reconozco a Evao mi hermana. Chapter 437 Cap¨ªtulo 437 La intervenci¨®n de Mart¨ªn fue r¨¢pidamente reprendida por el padre y el hermano mayor. Sin embargo, al girar cabeza, el hermano mayor, que siempre era serio y reservado, tambi¨¦n le dirigi¨® una mirada severa, diciendo que esperaba que seportara adecuadamente. -Aurora Ramos, no importa lo que digan, Eva es nuestra pariente de sangre, no una impostora. Los conflictos de generaci¨®n anterior no deben mezrse con nuestra generaci¨®n. As¨ª que espero que puedas mantener una actitud correcta. La familia Ramos no es muy grande, y no quiero que se difundan rumores de desavenencias familiares. En el mundo des familias adineradas, Federico Ramos hab¨ªa visto demasiados esc¨¢ndaloso hijos ileg¨ªtimos y falsas herederas. Para mantener paz y que nadie se bura de ellos, Federico prefiri¨® ser directo desde el principio. Mart¨ªn sonri¨® yent¨®: -Esteban, est¨¢s siendo demasiado estricto. Hoy es el primer d¨ªa de regreso de Auri, no asustes con res. Habr¨¢ tiempo para ense?arle todo m¨¢s adnte, no hay prisa. Entonces, el segundo hermano, que hab¨ªa estado en silencio, agreg¨®: -Creo que el hermano mayor tiene raz¨®n. Es mejor arar estas cosas con Aurora desde el principio. No vaya a ser que, sin darse cuenta, haga que familia Ramos pase verg¨¹enza. Si llegara a suceder algo rid¨ªculo, ni siquiera podr¨ªa casarse bien. Era evidente ens pbras de Esteban Ramos que pensaban que e hab¨ªa regresado a familia Ramos para ¡°mejorar su posici¨®n" y conseguir un buen matrimonio. Despu¨¦s de todo, familia Ramos era una des m¨¢s prominentes. Sabrina, a¨²n joven entonces, no esperaba que rci¨®n familiar que tanto hab¨ªa anhdo resultara as¨ª. E pensaba que, siendo hermanos de sangre, sus tres hermanos no tratar¨ªan mal. Pero en lugar de recibi con alegr¨ªa, su regreso fue recibido con rechazo. En cuanto a Eva, no mostr¨® ninguna aversi¨®n hacia e. Sin embargo, tampoco hizo esfuerzo alguno por acercarse. Los Ramos no exigieron que es desarroran una estrecha rci¨®n de hermanas. Mientras mantuvierans apariencias de cordialidad, era suficiente. Sabrina pod¨ªa sentir ramente que su llegada hab¨ªa introducido una ligera tensi¨®n en el ambiente familiar. La familia Ramos le asign¨® una habitaci¨®n igual a de Eva. Todo su vestuario y necesidades diarias se ajustaban a los est¨¢ndares de una se?orita de alta sociedad. No le faltaba nada de lo que ten¨ªa Eva. La familia Ramos no permiti¨® que llegada de Sabrina afectara a nadie en casa. Todo era equitativo, tan equitativo que no hab¨ªa lugar para quejas. Pero aun as¨ª, hab¨ªa algo que parec¨ªa 19:24 Capitulo 437 faltar. Durante unrgo per¨ªodo, Sabrina y Eva mantuvieron una apariencia de calma. Sin embargo, el ambiente en familia Ramos segu¨ªa siendo tenso. El tercer hermano apenas le dirig¨ªa pbra. Incluso si Sabrina le saludaba primero, ¨¦l ignoraba. El segundo hermano, aunque sus pbras no eran siempre agradables, ten¨ªa intenci¨®n de advertirle. Cuando encontraba en casa, saludaba y su actitud no era del todo hostil. En cuanto al hermano mayor, pasaba poco tiempo en casa, ys veces que se encontraban, solo intercambiabans preguntas de rigor, sin m¨¢s interi¨®n. Sobre su padre, Mart¨ªn... A menudo se preocupaba por su bienestar, mostr¨¢ndose atento y cari?oso. Le haba des historias pasadas con su madre. Mart¨ªn le pregunt¨® en una ocasi¨®n: -Auri, ?has pensado en que tu madre regrese a familia Ramos? Sabrina dud¨® un momento antes de responder: -Se lo mencion¨¦ a mi madre, pero... Los ojos de Mart¨ªn briron y r¨¢pidamente pregunt¨®: -?Qu¨¦ ha pedido? ?Dime! Si es algo que puedo hacer, lo har¨¦ sin dudarlo. Sabrina no quer¨ªa decir nada al principio, pero Mart¨ªn era el ¨²nico en familia Ramos que trataba bien, adem¨¢s de ser su padre biol¨®gico. Chapter 438 Cap¨ªtulo 438 Sabrina dud¨® un momento antes de har: -Mi mam¨¢ dice que si decides romper con Eva, e regresar¨¢. El rostro de Mart¨ªn, que hab¨ªa estado sonriendo, se torn¨® serio. -Ya estamos bastante grandes para que tu madre sigaport¨¢ndose de manera tan inmadura. La madre de Sabrina, en efecto, le hab¨ªa dicho: -Si tu pap¨¢ y tus tres hermanos preguntan por qu¨¦ no regreso, diles que solo volver¨¦ a ser se?ora Ramos si ellos terminan con Eva. Las pbras de Mart¨ªn hicieron que el coraz¨®n de Sabrina se sintiera m¨¢s pesado. Antes de regresar a familia Ramos, su madre le hab¨ªa contado todo con lujo de detalle. En este enredo, su madre era mayor v¨ªctima. Y sin embargo, Mart¨ªn acusaba de ser inmadura. Antes de que Sabrina pudiera decir algo m¨¢s, su hermano F¨¦lix Ramos entr¨® de repente a habitaci¨®n. La mir¨® con frialdad y algo de hostilidad en sus ojos. -Sabrina, realmente eres muy astuta. Para echar a Eva, incluso utilizas a nuestra propia madre. Desde que Sabrina hab¨ªa vuelto, F¨¦lix no hab¨ªa visto con buenos ojos. Sabrina tampoco quiso seguir fingiendo. -?Por qu¨¦ no vas t¨² mismo a ver a mam¨¢ y lo confirmas? -respondi¨® sin rodeos. -?Crees que no lo he intentado? ?Mam¨¢ no quiere verme! -grit¨® F¨¦lix, lleno de ira-. Sabrina, ?t¨² eres que no deja que mam¨¢ nos vea, verdad? -Si yo tuviera tanto poder sobre mam¨¢, ?no crees que ya habr¨ªa convencido de volver a casa? -le replic¨® Sabrina con frialdad. F¨¦lix se qued¨® sin pbras. Mart¨ªn intervino para detener discusi¨®n: -Est¨¢ bien, est¨¢ bien. Si no quiere regresar, que as¨ª sea. En alg¨²n momento extra?ar¨¢ a Auri y volver¨¢. Mart¨ªn hab¨ªa hado, y tanto Sabrinao F¨¦lix guardaron silencio. Desde ese momento, apenas volvieron a dirigirse pbra. Tiempo despu¨¦s, se supo que Nicol¨¢s, el prometido de Eva desde infancia, hab¨ªa regresado al enterarse de situaci¨®n. Aunque a veces criticaba con sarcasmo, era m¨¢s inteligente 10.24 Capitulo 438 que Fabi¨¢n. Eva, un a?o mayor que Sabrina, quer¨ªa entrar a una escu de negocios y, al graduarse, trabajar en empresa familiar. Ten¨ªa un gran talento para los negocios. Sin embargo, Mart¨ªn insist¨ªa en que estudiara m¨²sica. Dec¨ªan que Sabrina era quien hab¨ªa manipdo a Mart¨ªn tras bambalinas. La maron intrigante, nca flor de loto, acus¨¢nd de envidiar a Eva hasta m¨¦d. Al principio, tanto su padreo su hermano mayor no lo creyeron. Pero despu¨¦s de tanto tiempo, sucumbieron a presi¨®n. Nicol¨¢s, por su parte, urdi¨® todo un espect¨¢culo por Eva. Primero fingi¨® romper con Eva, luego le pidi¨® disculpas, alegando que hab¨ªa malinterpretado. Despu¨¦s, cuid¨® de manera excepcional. Pas¨® un a?o gan¨¢ndose su confianza, hasta que finalmente mont¨® una escena inolvidable... -Sabrina, despierta... Sabrina sinti¨® un ligero movimiento en sus pesta?as y abri¨® lentamente los ojos. Frente a e estaba un rostro atractivo y desafiante. -Gabriel... -Parec¨ªa que ten¨ªas una pesadi. Gabriel le toc¨® frente para asegurarse de que ya no ten¨ªa fiebre, y al Sabrina hab¨ªa sudado mucho y su garganta ard¨ªao si estuviera en mas, seca y molesta. Agradecida, tom¨® el vaso que Gabriel le ofreci¨®. -Gracias. Al girar cabeza, not¨® que el d¨ªa ya hab¨ªa amanecido. -Se?or Castillo, ?pas¨® toda noche en el hospital? 212 Chapter 439 Cap¨ªtulo 439 Gabriel ten¨ªa una mirada profunda mientras dec¨ªa: -Romeo est¨¢ preocupado por ti. Anoche no dejaba de decir que no se sent¨ªa tranquilo y quer¨ªa venir. Aprovechando que estoy de vacaciones, no tengo mucho que hacer, as¨ª que decid¨ª ayudarte un poco. Despu¨¦s de beber agua, voz de Sabrina ya no sonaba tan afectada. -Se?or Castillo, gracias. Por lo de anoche... tambi¨¦n gracias. Gabriel no le dio importancia. -Ese "gracias" ya lo dijiste varias veces anoche. Sabrina hizo una pausa. -Lo siento, anoche estaba tan aturdida que no recuerdo bien lo que pas¨®. Gabriel mir¨® fijamente. -Sabrina, no tienes que ser tan fuerte. Tanto Romeoo yo estamos dispuestos a ayudarte. No te preocupes por debernos un favor, nuestra rci¨®n no es tan distanteo para que eso importe. Sus ojos negros erano profundos pozos oscuros que parec¨ªan capaces de absorber el alma de una persona. Sabrina sinti¨® que su respiraci¨®n se deten¨ªa por un momento y, sin querer, evit¨® su mirada. En ese momento, alguien abri¨® puerta de habitaci¨®n. -Se?or Castillo, le traje el desayuno... Antes de terminar frase, Dani vio que Sabrina ya estaba despierta. -?Sabrina, est¨¢s despierta! -dijo emocionada. Se acerc¨® r¨¢pidamente a cama y toc¨® frente de Sabrina,probando que su fiebre hab¨ªa bajado, y finalmente suspir¨® aliviada. -Menos mal, qu¨¦ bueno que lo descubrimos a tiempo. Dani tambi¨¦n hab¨ªa tra¨ªdo un desayuno para Sabrina. Los tres terminaron de desayunar y Sabrina convenci¨® a Gabriel de que regresara a casa. Despu¨¦s de que Gabriel se fue, Sabrina pregunt¨®: -?C¨®mo va situaci¨®n con elpa?ero? -Todo sigue seg¨²n lo neado, a m¨¢s tardar pasado ma?ana tendremos resultados. Por 10.24 cierto... Dani mir¨® a Sabrina. -Sabrina, ?Jorge te ha enviado alg¨²n mensaje? -No-respondi¨® Sabrina, negando con cabeza-. Andr¨¦ no eso Fabi¨¢n, que no puede ocultar nada. Tal vez ni siquiera ha mencionado este asunto. Dani sugiri¨® en voz baja: -?Quieres que Jorge investigue un poco? Sabrina reflexion¨® unos segundos y asinti¨® ligeramente. -Est¨¢ bien, le preguntar¨¦. Justo despu¨¦s del problema con elpa?ero, Dani casi tuvo un incidente ayer. Era dif¨ªcil no hacer conexiones negativas con tales coincidencias. En asuntos que involucraban alpa?ero y a Dani, estaba dispuesta a deber favores. Sabrina m¨® directamente a Jorge. El tel¨¦fono sono solo dos veces antes de que alguien contestara r¨¢pidamente. -Sabrina voz de Jorge era tan c¨¢lida y serenao siempre. ?Por qu¨¦ me mas? ?Ha pasado algo? Sabrina le explic¨® brevemente lo que hab¨ªa sucedido recientemente. -Quiero que investigues si esto es obra de Andr¨¦ y qu¨¦ nea hacer despu¨¦s. -ro -respondi¨® Jorge sin dudar-. Te avisar¨¦ tan prontoo tenga noticias. Sabrina se sinti¨® profundamente agradecida. -Jorge, gracias. La voz de Jorge era baja y elegante. -No hay de qu¨¦. Sabrina sab¨ªa que Andr¨¦ era una persona extremadamente perspicaz. Aunque Jorge quisiera ayuda a obtener informaci¨®n, no podr¨ªa simplemente mar a Andr¨¦ y preguntarle directamente qu¨¦ estaba pasando. Tendr¨ªa que encontrar oportunidad perfecta para no ser descubierto por Andr¨¦. Para su sorpresa, tarde del d¨ªa siguiente, Jorge le devolvi¨® mada. -Sabrina, ?tienes tiempo esta noche? Sabrina supo de inmediato que Jorge hab¨ªa descubierto algo. -S¨ª, tengo tiempo -respondi¨® apresuradamente. 19:24 Capitulo 439 Jorge solt¨® una suave risa. -Entonces nos vemos en nuestro lugar de siempre. Chapter 440 Cap¨ªtulo 440 Sabrina lleg¨® al restaurante veinte minutos antes de lo acordado. Sin embargo, Jorge ya se encontraba all¨ª, esper¨¢nd. Sabrina se acerc¨® a ¨¦l. -?Hace cu¨¢nto llegaste? Jorge mir¨® con esos ojos profundos que siempre parec¨ªan ver m¨¢s all¨¢ de lo evidente. Sonr¨ª¨® levemente mientras se levantaba para acercarle una si a Sabrina. -Yo tambi¨¦n acabo de llegar. Despu¨¦s de pedirida, Sabrina no pudo evitar sacar el tema. -Jorge, sobre lo de mipa?ero... Al mencionar el asunto, expresi¨®n de Jorge se torn¨® un poco m¨¢s seria. Asinti¨® suavemente. -Es cierto, fue cosa de Andr¨¦. Sabrina no mostr¨® sorpresa alguna al escuchar eso. Jorge le sirvi¨® un vaso de agua antes de continuar. -Hoy utilic¨¦ una excusa de negocios para visitar a Andr¨¦. Seg¨²n lo que entend¨ª, quiere que cedas el estudio. No ha dejado dedo idea deponer para Araceli. Sabrina solt¨® una risa burlona. -?Y qu¨¦ pasa si no estoy de acuerdo? ?Despu¨¦s de ir contra mipa?ero y Dani, qu¨¦ m¨¢s nea contra m¨ª? Jorge mir¨® con seriedad. -Sabrina, Andr¨¦ har¨ªa cualquier cosa por Araceli. No vale pena enfrentarlo por un estudio, especialmente cuando a¨²n no tienes suficiente poder para defenderlo. Instintivamente, Sabrina apret¨® el vaso en su mano. -El nombre de STAR ni siquiera yo me atrevo a usarlo f¨¢cilmente, y ¨¦l quiere que lo utilice para promover a su amada. En ese momento, el tel¨¦fono de Sabrina son¨®. Era Dani, y su voz sonaba rmada al otrodo de l¨ªnea. 10-25 Capitulo 440 -?Ese desgraciado de Andr¨¦ soborn¨® a agencia de pruebas! Acaban de publicar los resultados en l¨ªnea, y ya confirmaron que es una rci¨®n de parentesco. Sabrina sinti¨® que su mundo se desmoronaba, cayendo en un abismo oscuro y sin fondo. El vaso resbal¨® de sus manos, estrell¨¢ndose contra el suelo con un sonido agudo. Cerr¨® los ojos, intentando contrr el enojo que crec¨ªa dentro de e. -Est¨¢ bien, ya lo s¨¦. Su voz era serena, sin rastro de emoci¨®n, lo cual hizo que Dani se preocupara m¨¢s. -Sabrina, t¨²... ?est¨¢s bien? -Estoy bien-respondi¨® Sabrina con un tono tranquilo-. Me encargar¨¦ de esto. Dani quer¨ªa decir algo m¨¢s, pero Sabrina ya hab¨ªa colgado. Jorge observaba con preocupaci¨®n, notando su palidez. -Sabrina, ?qu¨¦ pas¨®? ?Qu¨¦ ocurri¨®? Sabrina dej¨® escapar una risa amarga. -Ten¨ªas raz¨®n. Andr¨¦ har¨ªa cualquier cosa por Araceli. Su rostro estaba tan p¨¢lido que sus ojos parec¨ªa que briban con una determinaci¨®n a¨²n mayor. Por alguna raz¨®n, Jorge sinti¨® una extra?a emoci¨®n en su interior. -Sabrina, no hagas nada impulsivo. -Lo s¨¦. Sabrina sonri¨®, recuperandopostura. -Ma?ana ir¨¦ a har con Andr¨¦. Jorge segu¨ªa intranquilo. -?A qu¨¦ hora? Ir¨¦ contigo. Sabrina no se neg¨®. -Cuando fije hora con Andr¨¦, te aviso. El resto del tiempo, Sabrinai¨® en silencio. No volvi¨® a mencionar a Andr¨¦ ni a Marcelo,o si se tratara de calma antes de tormenta. Al regresar a casa, Sabrina m¨® a Andr¨¦. La mada fue respondida r¨¢pidamente. 213 Capitulo 440 -?Ya lo pensaste? -La voz de Andr¨¦ era baja y fr¨ªa,o si hubiera anticipado este momento. La voz de Sabrina era igualmente fr¨ªa. -?C¨®mo podr¨ªa no entenders intenciones del se?or Carvalho para el futuro de se?orita? -Me alegra que lo sepas. 19:25 Chapter 441 Cap¨ªtulo 441 Siempre ha sido as¨ª, ¨¦l ni siquiera se digna a mentirle, su franqueza roza lo descarado. Sabrina permaneci¨® en silencio por unos segundos antes de har. -Te puedo dar el estudio, pero ahora necesito que elimines tendencia de Marcelo de inmediato, y que encuentres a quienes lo expusieron para arars cosas a favor de nuestropa?ero. Andr¨¦ guard¨® silencio por un momento antes de responder. -Est¨¢ bien. Sabrina continu¨®. -En cuanto al asunto deposici¨®n, quiero har contigo cara a cara ma?ana. -De acuerdo. Tras colgar el tel¨¦fono, Dani mir¨® a Sabrina con preocupaci¨®n. -Sabrina, ?de verdad vas a har con Andr¨¦? Andr¨¦ es alguien que no tiene piedad, y negociar con alguien as¨ª no es f¨¢cil para Sabrina. Sabrina le rest¨® importancia. -No te preocupes, no me dejar¨¦ vencer tan f¨¢cilmente. La calma en el rostro de Sabrina no hac¨ªa m¨¢s que aumentar inquietud de Dani. E sab¨ªa que, con personalidad de Sabrina, no ceder¨ªa tan f¨¢cilmente. Parec¨ªa... estar tramando algo. La preocupaci¨®n que sent¨ªa Dani era intensa, pero no quer¨ªa seguir luchando sin sentido. Sab¨ªa muy bien que no era prudente enfrentarse a alguien con tanto poder. Si no fuera Andr¨¦ quien quer¨ªa el estudio, tal vez hubiera edido alegremente, considerando que podr¨ªan ganar diez millones de pesos, incluso despu¨¦s de remodrlo. Pero el problema era que era Andr¨¦, y lo quer¨ªa para Araceli, esa entrometida, lo cual era realmente irritante. Dani sab¨ªa que,o una buena gerente, no deber¨ªa dejarse llevar por sus emociones. Sin embargo, tambi¨¦n era mejor amiga de Sabrina. Si e no apoyaba a Sabrina, ?qui¨¦n lo har¨ªa? Aun as¨ª, ss no podr¨ªan vencer a Andr¨¦. Carec¨ªan de los recursos y el respaldo necesarios, incluso el apoyo familiar. Capitulo 441 Todo lo que Sabrina hab¨ªa logrado era gracias a su propio esfuerzo. Aunque Gabriels hab¨ªa ayudado bastante, el verdadero peso des decisiones reca¨ªa en Sabrina. En esta situaci¨®n, Sabrina podr¨ªa pedirle a Jorge que investigara. Tambi¨¦n podr¨ªa recurrir a Gabriel para que interviniera y ayudara. Pero no pod¨ªa pedirle a Gabriel que enfrentara a Andr¨¦ por e. Enfrentarse y ayudar son dos cosaspletamente distintas. ?Por qu¨¦ deber¨ªa Gabriel arriesgar el futuro de su empresa por Sabrina? Si esas dospa?¨ªas realmente se enfrentaran,s p¨¦rdidas ser¨ªan astron¨®micas. En ese caso, Sabrina no solo deber¨ªa un favor, sino mucho m¨¢s. Excepto por su propia familia, que podr¨ªa ayudar sin condiciones ni medir consecuencias, nadie m¨¢s estar¨ªa dispuesto a hacer tal sacrificio. Y familia de Sabrina... mejor no menciona. -Sabrina, tal vez deber¨ªamos ceder el estudio. Conpensaci¨®n de veinte millones, despu¨¦s de descontar el alquiler y remodci¨®n, al menos ganar¨ªamos m¨¢s de diez millones, no es m oferta. Sabrina le dio una palmadita en el hombro a Dani para tranquiliza. -No te preocupes, no me pondr¨¦ en peligro. Adem¨¢s, Jorge tambi¨¦n estar¨¢ all¨ª para ayudar. Al escuchar el nombre de Jorge, Dani se tranquiliz¨® un poco. -Est¨¢ bien, si surge alg¨²n problema, no dudes en marme. Sabrina asinti¨® suavemente. Al d¨ªa siguiente, Sabrina lleg¨® al Grupo Carvalho. Apenas entr¨®, se encontr¨® con Pa, secretaria de Andr¨¦. Pa frunci¨® el ce?o al ver a Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?qu¨¦ hace aqu¨ª? Sabrina respondi¨® con calma. -Vine a ver a Andr¨¦. Una sombra de desagrado cruz¨® por los ojos de Pa, y su tono se volvi¨® fr¨ªo. -Se?orita Ib¨¢?ez, el presidente Carvalho ya se divorci¨® de usted. Le pido que no lo moleste m¨¢s. Chapter 442 Cap¨ªtulo 442 -Se?orita Ib¨¢?ez, ?quiere salir por su cuenta o prefiere que le pida que se retire? -pregunt¨® Pa con una sonrisa que parec¨ªa burse de Sabrina. Sabrina mantuvo una expresi¨®n fr¨ªa y respondi¨®: Fue Andr¨¦ quien me pidi¨® que viniera. Pa solt¨® una risita,o si estuviera viendo un espect¨¢culo de payasos. -Lo siento, se?orita Ib¨¢?ez, pero no he recibido ninguna notificaci¨®n del presidente Carvalho. Dicho esto, Pa se gir¨® hacia los guardias de seguridad que estaban cerca. -?Qu¨¦ esperan? Echen a esta persona indeseada de aqu¨ª. Los dos guardias de seguridad se acercaron a Sabrina con actitud amenazante. Sabrina le dirigi¨® una mirada hda a Pa. -Ser arrogante y juzgar solo por tus prejuicios no es propio de una secretaria del presidente. Pa, pagar¨¢s por tus pbras y iones de ahora. Pa esboz¨® una sonrisa desde?osa, sin darle importancia a advertencia de Sabrina. Sabrina, sin m¨¢s pbras, se dio vuelta para marcharse. Pa hab¨ªa trabajado en el Grupo Carvalho desde hace tiempo, ascendiendo de secretaria¨²n a secretaria del presidente. Su habilidad profesional era indudable, pero siempre hab¨ªa detestado a Sabrina. Al igual que Fabi¨¢n, pensaba que e no val¨ªa nada y que no era digna de Andr¨¦. La trataba con frialdad, sin el menor respeto. En ese momento, una voz suave se escuch¨® desde entrada. -?Qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª? Pa gir¨® cabeza y su rostro, que hab¨ªa estado tan hdoo el hielo, se transform¨® en una sonrisa amigable. -Se?orita, ?viene a ver al presidente Carvalho? -S¨ª, Andr¨¦ me pidi¨® que viniera -respondi¨® Araceli, mirando a Sabrina con sorpresa-. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando? Panz¨® una mirada de fastidio hacia Sabrina. -El presidente Carvalho no quiere ver a se?orita Ib¨¢?ez aqu¨ª. La ¨²ltima vez que e vino a molestar al Grupo Carvalho, casi despiden a los guardias y a recepcionista. Hoy ha vuelto, y no tenemos otra opci¨®n que pedirle que se retire. Fabi¨¢n sonri¨® con sarcasmo. -Si esta persona no tiene sentido¨²n, deber¨ªamos poner un cartel en puerta que diga: "Prohibida entrada a ciertas personas y perros..." -Fabi¨¢n -intervino Araceli, cortando a Fabi¨¢n-. No digas esas cosas. Capitulo 442 Fabi¨¢n mir¨® a Sabrina con desd¨¦n. -Vamos, solo estoy bromeando. Araceli suspir¨® ligeramente y se dirigi¨® a Pa. -Conozco a se?orita Ib¨¢?ez. Mejor d¨¦mosle oportunidad de irse por su cuenta. Pa dud¨® un poco. -Pero el presidente Carvalho nos dio instriones... Araceli sonri¨®. -No te preocupes, le explicar¨¦ todo a Andr¨¦. No te culpar¨¢. Con esas pbras, expresi¨®n de Pa se rj¨®. -Est¨¢ bien, haremos lo que dice se?orita -le indic¨® a los guardias-. Pueden retirarse. Los guardias se marcharon. Fabi¨¢n mir¨® de reojo a Sabrina. -Sabrina, Araceli te ha echado una mano. ?Ni siquiera le vas a dars gracias? Sabrina sonri¨® suavemente. -Se?or Guerrero, ?sigue bajo arresto domiciliario? Si se mete en problemas de nuevo, ni el mejor abogado podr¨¢ sacarlo. Deber¨ªa pensar en c¨®mopensarnos para obtener nuestro perd¨®n. Fabi¨¢n se enfureci¨®. -Sabrina, t¨²... -D¨¦jalo, Fabi¨¢n -intervino Araceli, deteni¨¦ndolo-. Andr¨¦ nos est¨¢ esperando. Vamos. Fabi¨¢n apart¨® mirada con frialdad. Ya en el ascensor,enzaron a ticar sobre STAR. -Andr¨¦ es impresionante ent¨® Fabi¨¢n-. Incluso logr¨® traer a STAR, que es tan misterioso y dif¨ªcil de contratar. Siempre dices que Andr¨¦ ha cambiado contigo, pero yo creo que, en realidad, te trata mejor que nunca. Chapter 443 Cap¨ªtulo 443 Al escuchars pbras de Fabi¨¢n, una ligera verg¨¹enza se reflej¨® en el rostro de Araceli. -Nunca pens¨¦ que Andr¨¦ realmente podr¨ªa invitar a STAR. -Ahora s¨ª que ya no tienes por qu¨¦ preocuparte, ?verdad? Fabi¨¢n hizo una pausa y esboz¨® una sonrisa de satisfi¨®n. -?Viste a Sabrina? ?Qu¨¦ mal parada qued¨®! Andr¨¦ ni siquiera deja entrar al Grupo Carvalho. Y t¨², ni siquiera necesitas anunciarte, entras directamente. Esa es diferencia. El elevador se detuvo r¨¢pidamente. Ambos llegaron a oficina de Andr¨¦. Fabi¨¢n no perd¨ªa oportunidad de menospreciar a Sabrina. -Andr¨¦, hace un momento, cuando est¨¢bamos abajo, nos encontramos con Sabrina. Escuch¨¦ que Pa dijo que has prohibido estrictamente su entrada al Grupo Carvalho, y que quien se atreva a deja entrar ser¨¢ despedido. -Pero Sabrina no hizo caso, intent¨® entrar de todas formas y Pa, sin saber qu¨¦ hacer, tuvo que mar a seguridad para echa. Justo cuando Araceli y yo llegamos. -Araceli, de buen coraz¨®n, dijo algunas cosas en su defensa, pero Sabrina no lo valor¨® y hasta nosnz¨® unas indirectas... Al escuchars pbras de Fabi¨¢n, Andr¨¦ se qued¨® pensativo. -?Sabrina vino aqu¨ª? -S¨ª, Pa mencion¨® que ¨²ltima vez que recepcionista dej¨® pasar, casi despides a recepcionista y al personal de seguridad. Pa no se atrevi¨® a deja quedarse ni un minuto m¨¢s... Antes de que Fabi¨¢n pudiera terminar, Andr¨¦ m¨® a Iv¨¢n para que entrara. -Iv¨¢n, baja y trae a Sabrina. Fabi¨¢n y Araceli se quedaron pasmados, intercambiando miradas de desconcierto. Aproximadamente diez minutos despu¨¦s, alguien m¨® a puerta de oficina. Iv¨¢n entr¨® con una expresi¨®n inc¨®moda. -Se?or Carvalho, se?orita Ib¨¢?ez... ya se fue. Media hora m¨¢s tarde, Pa, con una expresi¨®n de disgusto, se acerc¨® a Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez, el presidente Carvalho... le pide que vuelva. 10.05 Capitulo Result¨® que Sabrina no estaba mintiendo. Realmente ten¨ªa una cita con Andr¨¦. Sabrina, mientras revisabas noticias en su celr sin levantar vista,ent¨®: -Dile a Andr¨¦ que estoy muy ocupada ahora y no tengo tiempo. En ese momento, Sabrina estaba sentada tranqumente en una cafeter¨ªa, sin menor apariencia de estar ocupada. Pa sab¨ªa que Sabrina lo estaba haciendo a prop¨®sito paraplicarles cosas. Con un suspiro, Pa dijo en voz baja: -Se?orita Ib¨¢?ez, lo siento, lo que pas¨® antes fue mi culpa... Espero que no guarde rencor y no se lo tome personal. Sabrina, viendo expresi¨®n de Pa, que luchaba por contener su humici¨®n, sorbi¨® su caf¨¦ lentamente. -No tienes derecho a negociar conmigo. Si quieres que vuelva, que tu jefe venga a har conmigo en persona. Despu¨¦s de todo, ¨¦l es el responsable principal por no gestionar bien a su personal. Pa mir¨® a Sabrina, incr¨¦d. Andr¨¦ hab¨ªa enviado a Pa para disculparse e invitar a Sabrina a regresar, lo cual ya era un gran gesto. ?Y Sabrina no solo no lo aceptaba, sino que se mostraba altanera? ?Con qu¨¦ derecho? Sabrina,o si no notara mirada at¨®nita de Pa, continu¨® revisando su celr con calma. La eficiencia de Andr¨¦ era notable;s noticias en redes sociales ya estaban perdiendo relevancia, y losentarios negativos disminu¨ªan visiblemente. Pa abri¨® boca, queriendo aconsejar a Sabrina que aceptara oferta. Pero ramente sinti¨® que mujer frente a e ya no era misma de antes. Desde que se hab¨ªa marchado sin mirar atr¨¢s y hab¨ªa sido capaz de pronunciar pbras tan audaces, estaba ro que no ser¨ªa f¨¢cil de convencer. Pa solo pudo reprimir su frustraci¨®n y retirarse, lista para informar a Andr¨¦. -Presidente Carvalho, ya me disculp¨¦ con se?orita Ib¨¢?ez, pero se niega a regresar. Insiste en que debe ser usted quien invite personalmente. Mientras dec¨ªa esto, un matiz de resentimiento se reflejaba en el tono de Pa. Chapter 444 Cap¨ªtulo 444 Despu¨¦s de una hora m¨¢s, Andr¨¦ finalmente regres¨® con Sabrina. Andr¨¦ apenas abri¨® losbios para decirle a Iv¨¢n: -Haz que los de seguridad y recepcionista presenten su renuncia. -S¨ª-respondi¨® Iv¨¢n, prepar¨¢ndose para salir, cuando suave y temda voz de una mujer reson¨®, interrumpi¨¦ndolo. -Se?or Carvalho, ?por qu¨¦ desquitarse con empleados inocentes? Los ojos de Sabrina reflejaban una tenue sonrisa, pero esta no alcanzaba a iluminar su mirada. -No permitirme entrar al Grupo Carvalho, ?no fue una orden directa del se?or Carvalho? Es solo estaban siguiendo sus instriones... Mir¨® a Pa, quien estaba de pie a undo, p¨¢lida y sin atreverse a decir nada. La ¨²ltima vez que Sabrina hab¨ªa venido a buscar a Andr¨¦, ¨¦l mismo hab¨ªa dado orden de no deja entrar al Grupo Carvalho. Y hace un rato, Andr¨¦ tampoco hab¨ªa mencionado que Sabrina vendr¨ªa. En teor¨ªa, Pa no hab¨ªa hecho nada incorrecto... solo que su actitud no hab¨ªa sido mejor. Andr¨¦ guard¨® silencio por unos segundos y luego dijo con indiferencia: -Instruye que pr¨®xima vez que Sabrina venga, informen primero. -S¨ª-contest¨® Iv¨¢n, a punto de retirarse, cuando Sabrina lo detuvo. -No hace falta -dijo con un tono fresco y sin emoci¨®n-. No volver¨¦ al Grupo Carvalho. Cuando Araceli lleg¨® hace un momento, ni siquiera anunciaron, recepcionista simplemente dej¨® pasar. Pero Andr¨¦ siempre ten¨ªa un doble est¨¢ndar con e y Araceli. Sabrina ya estaba acostumbrada. Al ver serie de iones de Sabrina, Fabi¨¢n no pudo evitar murmurar con desd¨¦n. -?Qu¨¦ drama! Aunque no lo dijo en voz alta, fue suficiente para que se escuchara. Sabrina gir¨® cabeza. -?Qu¨¦ dijiste? Fabi¨¢n replic¨® con bu: -?Acaso no tengo raz¨®n? Si sabes que en el Grupo Carvalho no te quieren, podr¨ªas haberle 10-25 Capitulo 444 mado a Andr¨¦ antes de venir para que te organizara entrada. Pero no, t¨² vas y vieneso si nada, y encima Andr¨¦ tiene que ir a buscarte personalmente. ?Qu¨¦ espect¨¢culo! Sabrina respondi¨®: -As¨ª que, seg¨²n el se?or Guerrero, despu¨¦s de que te echen sin miramientos, ?deber¨ªa quedarme aferrada en el Grupo Carvalho para no ser dram¨¢tica? Sabrina lo mir¨® y sonri¨®. -Eso no se ma drama, se ma humirse, ?verdad? Por cierto, recuerdo que el se?or Guerrero sugiri¨® poner un letrero que dijera que los perros y cierta persona tienen prohibida entrada. Al escuchar esto, Andr¨¦nz¨® una mirada fr¨ªa a Fabi¨¢n. -Fabi¨¢n, parece que a¨²n no aprendes li¨®n. El rostro de Fabi¨¢n cambi¨® de color. Araceli intervino r¨¢pidamente para defender a Fabi¨¢n. -Andr¨¦, Fabi¨¢n solo estaba bromeando... Andr¨¦ respondi¨® con indiferencia: -Tal vez dejarlo en c¨¢rcel sea lo mejor para ti y para ¨¦l. Araceli, con l¨¢grimas en los ojos, le suplic¨® a Andr¨¦. -Andr¨¦, durante todos estos a?os en el extranjero, Fabi¨¢n ha sido mi apoyo. Sin ¨¦l, tal vez no habr¨ªa sobrevivido. Araceli lo mir¨® con s¨²plica. -Andr¨¦, por favor, dale otra oportunidad a Fabi¨¢n -rog¨® mientras secaba una l¨¢grima y miraba a Fabi¨¢n-. ?Fabi¨¢n, disc¨²lpate con se?orita Ib¨¢?ez! Fabi¨¢n, aunque lleno de resentimiento, no se atrevi¨® a mostrar arrogancia bajo mirada de Andr¨¦. A rega?adientes, se disculp¨®: -Sabrina, lo siento. Sabrina lo mir¨® sin expresi¨®n, sin decir una pbra. E sab¨ªa que Andr¨¦ no lo hac¨ªa por e; simplemente estaba usando situaci¨®n para poner en su lugar a Fabi¨¢n. Despu¨¦s de todo, Fabi¨¢n era realmente una piedra en el zapato para ¨¦l. Chapter 445 Cap¨ªtulo 445 Si no fuera por "intervenci¨®n" de Fabi¨¢n, e probablemente no habr¨ªa tenido oportunidad de negociar justamente con Andr¨¦ y ya habr¨ªa sido manipda por ¨¦l. Pens¨¢ndolo bien, tendr¨ªa que agradecerle a Fabi¨¢n. Sabrina, con los ojos cerrados, se recostaba en el sof¨¢, mostrando una actitud de total indiferencia. Andr¨¦ ech¨® un vistazo a Pa. Pa avanz¨® unos pasos y se inclin¨® profundamente hacia Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez, lo siento. Sin embargo, Sabrina permanec¨ªa en silencio. Fabi¨¢n se manten¨ªa tranquilo, pero Pa segu¨ªa inclinada en esa posici¨®n. Esto hac¨ªa sentirse extremadamente inc¨®moda, temndo de pies a cabeza y con carapletamente roja. Sabrina se re¨ªa para sus adentros. Por un simple disculpa, con esa puesta en escena tan huminte, cualquiera pensar¨ªa que le hicieron hacer algo sin dignidad. Andr¨¦, sin esperar respuesta alguna de Sabrina, dijo con indiferencia: -Est¨¢ bien, dejemos este asunto aqu¨ª. Pa apret¨® con fuerza losbios, su expresi¨®n mostraba verg¨¹enza e ira. Fabi¨¢n se encogi¨® de hombros y volvi¨® a sentarse en el sof¨¢. Andr¨¦ mir¨® a Sabrina. -Ya que estamos todos aqu¨ª, hablemos de cboraci¨®n. -?Cboraci¨®n? -Araceli, que hab¨ªa estado absorta en el inesperado giro de los acontecimientos, no reion¨® de inmediato-. ?De qu¨¦ cboraci¨®n est¨¢s hando? Con voz profunda, Andr¨¦ respondi¨®: -Ustedes han estado buscando a STAR, ?no? Pues ya han encontrado. Araceli, sin pensar, dijo: -S¨¦ que encontraste a STAR, pero, ?qu¨¦ tiene eso que ver con se?orita Ib¨¢?ez...? La voz de Araceli se detuvo abruptamente, sus ojos se abrieron de par en par, mirando a Sabrina con incredulidad. -?Acaso... e es STAR? 19-26 Fabi¨¢n tambi¨¦n miraba a Sabrina con asombro. Sabrina abri¨® los ojos y habl¨® con calma: -Puedoponer una canci¨®n para se?orita, pero no en nombre de STAR. Tambi¨¦n puedo cederles el estudio, un precio fijo, mil millones, no acepto regateos. Se?or Carvalho, usted deber¨ªa saber que originalmente ped¨ªa mil millones por este estudio. Fabi¨¢n sali¨® r¨¢pidamente de su asombro y exm¨®: -Si no es por fama de STAR, hay tantospositores talentosos y reconocidos en el mundo, ?por qu¨¦ recurrir¨ªamos a ti paraponer? Los ojos de Sabrina se mostraban fr¨ªos. -Esa pregunta deber¨ªa form al se?or Carvalho, no a m¨ª. Fabi¨¢n quer¨ªa decir algo m¨¢s, pero recordando advertencia de Andr¨¦, se contuvo. Fabi¨¢n murmur¨® en voz baja: -Andr¨¦, buscamos a STAR para queponga para Araceli debido a su fama nacional... Sin eso, ?a qui¨¦n no podr¨ªamos recurrir? Lanzando una mirada a Sabrina, Fabi¨¢n se esforz¨® por no mostrar desprecio. -Unapositora desconocidao Sabrina no aportar¨¢ nada al espect¨¢culo de Araceli. En ese momento, inteligencia de Fabi¨¢n volvi¨® a activarse, y sus pbras iban al grano. Andr¨¦ miraba a Sabrina, sus ojos negroso un abismo. -Sabrina, deber¨ªas saber el motivo por el que busqu¨¦ a STAR. Sabrina alz¨® vista y se encontr¨® con mirada de Andr¨¦. -Lo s¨¦, buscan aceptaci¨®n nacional de STAR. Pero, dado que el se?or Carvalho es un hombre de negocios, deber¨ªa entender que credibilidad es m¨¢s importante que el dinero. Hay cosas que se pueden promocionar, pero otras no. Por m¨¢s que ofrezcan diez mil millones, no lo aceptar¨¦. Fabi¨¢n mostr¨® su descontento. -Si no vas a aceptar, ?por qu¨¦ viniste aqu¨ª? La voz de Sabrina era ra. -El se?or Carvalho, por se?orita, hizo cosas as personas cercanas a m¨ª, ¨¦l deber¨ªa estar al tanto. Fabi¨¢n y Araceli intercambiaron miradas, recordando lo que le hab¨ªa pasado recientemente a Marcelo. Cuando vieron noticia, Fabi¨¢n inclusoent¨® que el mal hab¨ªa recibido su merecido y que 19:26 Captus 445 Sabrina estaba enfrentando su karma. Resulta que fue Andr¨¦ quien hab¨ªa tomado medidas contra Marcelo. Chapter 446 Cap¨ªtulo 446 "Tiene raz¨®n, ahora mismo Sabrina no est¨¢ en condiciones de moverse f¨¢cilmente, as¨ª que movers piezas alrededor de e para darle una li¨®n tambi¨¦n es una forma de ayudar a Araceli a vengarse." Araceli reprimi¨® alegr¨ªa en sus ojos y murmur¨® suavemente: -Andr¨¦, si se?orita Ib¨¢?ez encuentra esto tan dif¨ªcil... ?por qu¨¦ no lo dejamos as¨ª? Sabrina solt¨® una ligera risa. -Si ¨¦l estuviera dispuesto a dejarlo as¨ª, no se habr¨ªa esforzado tanto en presionarme. Andr¨¦ mir¨® a Sabrina con una expresi¨®n inescrutable. -Sabrina, deber¨ªas saber que ahora mismo no tienes autoridad para negociar conmigo. Al escuchar esto, Sabrina se puso de pie inmediatamente. -Bien, si crees que no tengo el derecho de negociar contigo, entonces me ir¨¦. Busca a alguien que s¨ª pueda negociar contigo. Sabrina empez¨® a caminar hacia puerta, su figura no mostraba ni un atisbo de duda o vi¨®n. Todos quedaron sorprendidos por su actitud. Si lo de Marcelo realmente fue obra de Andr¨¦, entonces el hecho de que Sabrina viniera hoy para har con ¨¦l, dispuesta a ceder el estudio yponer para Araceli, ramente era una s¨²plica por Marcelo. Deber¨ªa estar suplicando a Andr¨¦ con humildad. ?Por qu¨¦ se mostraba tan desafiante? El sonido de puerta al abrirse reson¨® en habitaci¨®n. Sabrina estaba a punto de salir cuando Andr¨¦ se levant¨® de repente y tom¨® su mu?eca. ¨¦l mir¨® a los ojos. -?No piensas hacer nada por Marcelo? Sabrina solt¨® una peque?a risa. -Andr¨¦, recuerdo que me dijiste que cuando uno pide algo, debe tener actitud adecuada. ?A qui¨¦n est¨¢s tratando de impresionar con esta postura altiva? Ahora est¨¢s usando m¨¦todos sucios y despreciables para obligarme a aceptar tu oferta. ?De verdad crees que con eso podr¨¢s hacerme humirme y someterme a tus deseos? Aunque sonre¨ªa, sus ojos reflejaban una frialdad imcable,o un manantial hdo. -Reconozco que tengo un v¨ªnculo profundo con mipa?ero, por eso he venido hoy. Pero si crees que a partir de ahora puedes usar a mipa?ero para amenazarme y contrrme, te Capitulo equivocas. Mipa?ero es importante, pero no tantoo para hacerme renunciar a todo. Puedes intentar seguir enfrent¨¢ndome, y aunque no pueda vencerte, puedo al menos hacerte pagar un precio. Al enterarse de que lo de Marcelo fue obra de Andr¨¦, Fabi¨¢n recuper¨® su confianza. Esperaba ver a Sabrina humida, pero en cambio, e segu¨ªa desafiante. Fabi¨¢n no pudo contenerse. -Sabrina, el futuro de Marcelo est¨¢ en nuestras manos. Te advierto, ha con respeto, o de lo contrario... Sabrina lo interrumpi¨® con una sonrisa: -?Sabes qui¨¦nes son los que m¨¢s r¨¢pido acaban perdiendo? Sin esperar respuesta, continu¨®: -Aquellos que ingenuamente creen que pueden seguir amenazando a los dem¨¢s porque creen tener algo sobre ellos. Esos son los que m¨¢s r¨¢pido caen. Fabi¨¢n se qued¨® sin pbras, pero antes de que pudiera responder, Andr¨¦ intervino con voz firme. -Est¨¢ bien, dejen de pelear. Sorprendentemente, no se mostr¨® molesto pors pbras de Sabrina, sino que su humor pareci¨® mejorar. -Sabrina, te doy diez minutos para convencerme. Que Andr¨¦ dijera eso significaba que estaba dispuesto a ceder. Sabrina not¨®s caras de disgusto de Fabi¨¢n y Araceli y regres¨® a su asiento. Andr¨¦ hab¨ªa presionado, no para llevar todo al extremo, sino para asegurar el estudio de Araceli y el concierto. Dado que Sabrina ya estaba all¨ª, Andr¨¦ no quer¨ªa llevars cosas a un punto sin retorno. Y justo en ese momento... 19263 Chapter 447 Cap¨ªtulo 447 Si e retroced¨ªa un poco, Andr¨¦ aprovechar¨ªa para presionar m¨¢s y m¨¢s. Sabrina no perdi¨® m¨¢s tiempo y sac¨® de su bolso un mont¨®n de partituras y un peque?o reproductor de m¨²sica. -Estas son misposiciones originales -dijo-, se?orita y se?or Carvalho, pueden revisas y luego decidir si aceptan mi propuesta. Araceli tom¨®s partituras yenz¨® a examinas detenidamente. Despu¨¦s de un momento, levant¨® vista y mir¨® a Sabrina. Araceli tambi¨¦n hab¨ªa estudiado m¨²sica, y no era des ms. Naturalmente, pod¨ªa juzgar calidad des partituras. Sabrina continu¨®: -No puedo usar a STAR para promocionar a nadie, especialmente con reputaci¨®n que tiene se?orita, es a¨²n m¨¢s imposible. La verdad, el precio que el se?or Carvalho puede ofrecer, quiz¨¢s en el futuro podr¨ªa igurlo por mi cuenta, as¨ª que no es que me tiente tanto. -ro que, si el se?or Carvalho puede ofrecerme una cantidad que me haga pensar que vale pena arruinar mi reputaci¨®n de por vida, podr¨ªa considerarlo. Pero, haciendo cuentas, esa cifra tendr¨ªa que ser de once d¨ªgitos. Once d¨ªgitos, cualquiera con dos dedos de frente sabr¨ªa que eso es imposible de aceptar. Ni siquiera Andr¨¦, ni Fabi¨¢n, desembolsar¨ªan miles de millones para contratar a unpositor exclusivo para su amada. Incluso si tuvieran ese dinero, no lo har¨ªan. Sabrina a?adi¨®: -Si hay alguna pieza que le guste, se?orita, puede elegir una. Pero si insisten en usar a STAR para promocionarse, lo siento, aunque el se?or Carvalho me amenace, no aceptar¨¦. Andr¨¦ mir¨® y puso en marcha el peque?o reproductor. De inmediato, una melod¨ªa de viol¨ªn se extendi¨® por oficina, llenando el ambiente con su belleza. Incluso Pa e Iv¨¢n, quienes no entend¨ªan mucho de m¨²sica, quedaron cautivados por los acordes, sumergi¨¦ndose involuntariamente en ¨¦llos. No se sab¨ªa cu¨¢nto tiempo hab¨ªa pasado cuando todass piezas terminaron de sonar. El rostro de Andr¨¦ permanec¨ªa impasible, su expresi¨®n era dif¨ªcil de descifrar. -Araceli, ?qu¨¦ opinas? -pregunt¨®. Araceli dud¨® unos segundos antes de responder: 1026 Capitulo 447 -La verdad,sposiciones de se?orita Ib¨¢?ez son impresionantes. Sin embargo, lo que me falta no es unpositor talentoso, sino alguien que pueda elevar mi notoriedad y generar inter¨¦s r¨¢pidamente. Sabrina replic¨®: -A decir verdad, considerando situaci¨®n actual de se?orita, no es conveniente buscar m¨¢s atenci¨®n. Incluso con fama de STAR, gente no aceptar¨¢. Fabi¨¢n no pudo contenerse, y con el ce?o fruncido, interrumpi¨®: -?Sabrina, est¨¢s insinuando que Araceli tiene una m reputaci¨®n! ?Qu¨¦ est¨¢s tratando de decir? Sabrina mantuvo un tono tranquilo, libre de emociones personales. -Solo estoy diciendo verdad. Yo tambi¨¦n tengo que ganarme vida, y si puedo, ?qui¨¦n no querr¨ªa hacerlo? Adem¨¢s, se?or Guerrero, ?en serio cree que, con el talento actual de se?orita, STAR estar¨ªa interesado? No creo que deseen rumores sobre un patrocinador detr¨¢s de se?orita, ?o es que...? Sabrina mir¨® a Andr¨¦ con una sonrisa ir¨®nica. -?Est¨¢s pensando en hacer p¨²blica nuestra separaci¨®n? Que su divorcio fuera conocido por los del medio era una cosa, pero que lo supiera el p¨²blico en general era algopletamente distinto. Andr¨¦ no hab¨ªa anunciado su divorcio, no por Thiago, sino porque no quer¨ªa ques iones del Grupo Carvalho se vieran afectadas, d¨¢ndole ventaja apetencia. Andr¨¦ observ¨® con ojos oscuros y profundos. -Eres muy convincente. Sabrina sonri¨®. -Lo m¨¢s convincente no soy yo, son los hechos. Andr¨¦ reflexion¨® por unos segundos y asinti¨® levemente. -Puedo aceptarlo, pero debes proporcionar al menos tresposiciones originales para Araceli. Sabrina no mostr¨® ninguna emoci¨®n. -De acuerdo. El rostro de Araceli y Fabi¨¢n cambi¨®, ambos haron al un¨ªsono. -?Andr¨¦! Andr¨¦ respondi¨® con calma: -E tiene raz¨®n, Araceli ha estado en el centro de atenci¨®n ¨²ltimamente, y realmente no es el 19:26 Chapter 448 Cap¨ªtulo 448 -?Acaso quieres que Araceli se haga famosa de manera controvertida? -pregunt¨® Fabi¨¢n, sin resignarse. -Ya que no necesitamos m¨¢s reconocimiento, entonces... podemos usar cualquierpositor, no necesariamente tiene que ser Sabrina -replic¨® Fabi¨¢n. Andr¨¦ ignor¨® a Fabi¨¢n y mir¨® directamente a Araceli. -Araceli, si e pudo hacerse famosa con el nombre de STAR, probablemente tambi¨¦n pueda hacerlo con su propio nombre. Sabes bien c¨®mo son susposiciones, mejor que yo. Pero ro, si insisten en cambiar depositor, no los obligar¨¦. Araceli hojeabas partituras con prejuicio y escepticismo. A pesar de no querer admitirlo, no pod¨ªa negar quesposiciones de Sabrina eran novedosas y llenas de creatividad, muy distintas a los patrones repetitivos de lospositores m¨¢s famosos. No era de extra?ar que STAR fuera tan reconocida. Desde su perspectiva profesionalo m¨²sico, cada una de esas canciones ten¨ªa el potencial para convertirse en un ¨¦xito rotundo. Despu¨¦s de reflexionar, Araceli tom¨® una decisi¨®n. -Andr¨¦ tiene raz¨®n,sposiciones originales de se?orita Ib¨¢?ez son realmente excelentes. Dado que es as¨ª, decidamos en ese sentido. Al decir esto, lenz¨® una mirada a Fabi¨¢n, incit¨¢ndolo a no oponerse m¨¢s. Fabi¨¢n, al ver que Araceli hab¨ªa aceptado, no tuvo m¨¢s que decir. Con el acuerdo de ambosdos, prontoenzaron a discutir los detalles espec¨ªficos. -Hoy he grabado todo lo que hemos discutido. Si mi m¨²sica original se filtra, tomar¨¦ iones legales -afirm¨® Sabrina. -?Qui¨¦n sabe si solo eres una impostora que copia a otros? -solt¨® Fabi¨¢n con sarcasmo, todav¨ªa sin aceptar que Sabrina fuera STAR. Al fin y al cabo, en el pasado hab¨ªa apoyado a STAR enpetencias internacionales e incluso hab¨ªa elogiado. ?Qui¨¦n hubiera pensado que STAR ser¨ªa persona que m¨¢s detestaba? -Si hubiera giado, ya me habr¨ªan descubierto cuando me hice famosa, no ahora. Sin embargo, si el se?or Carvalho est¨¢ preocupado por eso, todav¨ªa podemos anr el acuerdo. Adem¨¢s, todas misposiciones originales est¨¢n registradas en miputadora desde el d¨ªa en ques cre¨¦, no temo as sospechas ni as acusaciones falsas -replic¨® Sabrina con frialdad, mirando a Fabi¨¢n con intenci¨®n-. Si alguna de mis canciones no publicadas se filtra despu¨¦s de hoy, ustedes ser¨ªan los principales sospechosos. La mente de Fabi¨¢n, que hab¨ªa estado trabajando r¨¢pidamente en un n, se qued¨® en nco. Hab¨ªa considerado manipr situaci¨®n, pero Sabrina hab¨ªa cerrado esa posibilidad. Capitulo 448 -Iv¨¢n, prepara un contrato -orden¨® Andr¨¦. Iv¨¢n sali¨® de habitaci¨®n para cumplir con instri¨®n. La mirada de Andr¨¦ se pos¨® en Pa, quien estaba de pie a undo. Al sentir su mirada, Pa mostr¨® un gesto de inquietud. -Pa,o secretaria del presidente, no deber¨ªaseter errores tan b¨¢sicos. ?Tienes idea de cu¨¢nto tiempo me has hecho perder? -dijo Andr¨¦ con voz serena. -Lo siento -respondi¨® Pa, bajando cabeza. -A partir de hoy, ser¨¢s transferida a una filial por un a?o para que adquieras experiencia -anunci¨® Andr¨¦. Pa levant¨® cabeza de golpe, mirando a Andr¨¦ con incredulidad. -Presidente Carvalho, yo... Andr¨¦ interrumpi¨®. -Por supuesto, tambi¨¦n puedes optar por presentar tu renuncia. Con el rostro p¨¢lido, Pa eligi¨® guardar silencio. Araceli pens¨® en interceder por Pa, pero al ver mirada sonriente de Sabrina, decidi¨® no decir nada. Iv¨¢n se retir¨® para redactar el contrato, y Pa se alejo, visiblemente afectada. En ese momento, Sabrina se acerc¨® a Andr¨¦. -Por cierto, hay otra cosa... Andr¨¦ estaba a punto de preguntar de qu¨¦ se trataba cuando un destello brinte apareci¨® ante sus ojos. Antes de que pudiera reionar, un cuchillo afdo se v¨® profundamente en su abdomen. 212 Chapter 449 Cap¨ªtulo 449 El ambiente se tens¨® al instante. Hasta que Araceli no pudo contenerse m¨¢s y solt¨® un grito desgarrador. -?Ah! ?Lo mataron! Fabi¨¢n se estremeci¨® y volvi¨® en s¨ª. Instintivamente se dirigi¨® hacia Andr¨¦, queriendoprobar su estado. Sin embargo, Araceli lo aferr¨® con fuerza del brazo. -Fabi¨¢n, tengo miedo... La apariencia de Sabrina en ese momento era realmente aterradora,o de una asesina sinpasi¨®n. Al ver situaci¨®n, Fabi¨¢n se detuvo. Tambi¨¦n le preocupaba que Sabrina pudiera perder raz¨®n y atacar a Araceli. Andr¨¦ hab¨ªa sido sorprendido porque no estaba preparado. Si hubiera estado alerta, no habr¨ªa sido f¨¢cil para Sabrina atacarlo. Andr¨¦ mir¨® el cuchillo vado en su abdomen, y sus pups se contrajeron. En sus ojos se reflejaba una mez de incredulidad y dolor. que muera? ... ?Por qu¨¦? Sabrina, ?quieres Lasrgas pesta?as de Sabrina temban suavementeos s de una mariposa. Su rostro estaba p¨¢lido, casi transl¨²cido,o un papel sin color. La mano que sosten¨ªa el cuchillo temba ligeramente. Despu¨¦s de todo, era primera vez que hac¨ªa algo as¨ª. Pero su mirada era firme, sin rastro de miedo. -Andr¨¦, ?no dijiste ¨²ltima vez que me dar¨ªas una oportunidad para vengarme? Ahora he usado esa oportunidad. No s¨¦ si est¨¢s dispuesto a cumplir tu pbra. Losbios de Andr¨¦ se curvaron ligeramente, y su voz son¨® ronca. -Sabrina, si me odias tanto, ?por qu¨¦ no apu?ste directamente mi coraz¨®n? -As¨ª no me convertir¨ªa en una asesina -respondi¨® Sabrina con una sonrisa carente de emoci¨®n-. Tranquilo, por mucho que te odie, no te matar¨¦. Al fin y al cabo, matar tiene sus consecuencias. Quiz¨¢s el ruido era demasiado fuerte, pues de repente alguien abri¨® puerta de oficina de golpe. 19:26 Capitulo 449 Jorge entr¨® apresuradamente. Cuando vio lo que suced¨ªa, su expresi¨®n cambi¨® dr¨¢sticamente. -?Sabrina! ?Est¨¢s bien? Fabi¨¢n, al ver a Jorge, r¨¢pidamente exm¨®: -?Jorge, r¨¢pido, contr a esa loca de Sabrina! ?Apu?al¨® a Andr¨¦! Jorge reion¨® alentario, d¨¢ndose cuenta de su error. Hab¨ªa llegado m¨¢s de cuarenta minutos antes de hora acordada con Sabrina. No esperaba que Sabrina ya estuviera all¨ª. ramente, e no quer¨ªa que Jorge llegara tan temprano. Jorge se acerc¨® a Sabrina, listo para har, pero Andr¨¦ lo interrumpi¨®. -Jorge, esto es entre Sabrina y yo. No te metas. Jorge se detuvo, pero su mirada permaneci¨® fija en Andr¨¦, con una caut evidente, temiendo que Andr¨¦ pudiera hacer algo. Sabrina sab¨ªa que el ¨¦xito de su ataque se deb¨ªa a que Andr¨¦ no estaba preparado. Intentar un segundo golpe ser¨ªa pr¨¢cticamente imposible. Sabrina solt¨® el cuchillo lentamente. Andr¨¦ no hizo ning¨²n movimiento de represalia. Jorge exhal¨® un suspiro imperceptible... Andr¨¦ fue llevado r¨¢pidamente al hospital. Por supuesto, Sabrina lo sigui¨®. Despu¨¦s de todo, el contrato a¨²n no se hab¨ªa firmado. Fabi¨¢n, ya recuperado del shock, apunt¨® a Sabrina con el dedo yenz¨® a gritarle insultos. -Sabrina, ?no siempre has de ley? ?Ya m¨¦ a polic¨ªa! ?Prep¨¢rate para ir a prisi¨®n, asesina! Araceli tambi¨¦n se recuper¨® de su miedo. Mir¨® a Sabrina con una frialdad y desprecio evidentes. -?Sabrina, Andr¨¦ no te dejar¨¢ salirte con tuya! Sabrina, al encontrar los ojos llenos de odio de Araceli, sonri¨® con confianza. -No, te equivocas, Andr¨¦ no me har¨¢ nada. Araceli contuvo el aliento, su expresi¨®n incr¨¦d. -?Qu¨¦ est¨¢s diciendo? -Si no me crees, ?por qu¨¦ no apostamos? Antes de que Araceli pudiera responder, Jorge intervino oportunamente. -Andr¨¦ sigue en cirug¨ªa. Hablemos cuando despierte. Fabi¨¢n fulmin¨® a Sabrina con mirada, emocionado por finalmente tener algo contra e. Chapter 450 19:27 Cap¨ªtulo 450 -Cuando Andr¨¦ despierte, esa mujer ya habr¨¢ desaparecido sin dejar rastro -dijo Fabi¨¢n con frustraci¨®n. Jorge intent¨® calmarlo: -Andr¨¦ dijo antes de entrar a s de urgencias que esper¨¢ramos a ¨¦l recupere conciencia para manejar este asunto. Fabi¨¢n, no act¨²es impulsivamente, debemos seguirs instriones de Andr¨¦. que Fabi¨¢n, se?ndo a Sabrina con enojo, gr¨ªt¨®: -?E casi mata a Andr¨¦! ?No hay forma de que Andr¨¦ deje ir tan f¨¢cilmente! En lugar de tene aqu¨ª molestando, deber¨ªamos manda a c¨¢rcel para que sienta lo que es estar encerrada. ¨²ltimamente, Sabrina hab¨ªa sido muy cuidadosa en todo lo que hac¨ªa, tanto que Fabi¨¢n no hab¨ªa logrado conseguir ni una s ventaja sobre e, lo cual lo irritaba enormemente. Ahora que finalmente hab¨ªa encontrado algo contra Sabrina, no estaba dispuesto a dejar que se le escapara. Sabrina permanec¨ªa impasible, de pie, con una expresi¨®n tranqu y distante,o si nada de lo que sucediera all¨ª tuviera que ver con e. Jorge intent¨® seguir hando, pero en ese momento llegaron los polic¨ªas. -?Qui¨¦n m¨® a polic¨ªa? ?D¨®nde est¨¢ el asesino? -pregunt¨® uno de los oficiales. Fabi¨¢n y Araceli se?ron a Sabrina al un¨ªsono. -?Es e! ?Fue e quien apu?al¨® a Andr¨¦! ?Oficial, ll¨¦v y que condenen a muerte! -exm¨® Fabi¨¢n. El polic¨ªa mir¨® a Sabrina, que segu¨ªa de pie tranqumente, sin intentar escapar. -?Fuiste t¨² quii¨® el asesinato? -pregunt¨® el polic¨ªa con suspicacia. -No, no lo hice -respondi¨® Sabrina con calma. Fabi¨¢n,o un gato al que le pisan c, grit¨®: -?Miente! ?Oficial, e no lo admite, eso agrava su delito! Sabrina lo mir¨® con desd¨¦n. -Si dices queet¨ª un asesinato, ?d¨®nde est¨¢ el cuerpo? Fabi¨¢n se qued¨® moment¨¢neamente sin pbras. -Andr¨¦... Andr¨¦ est¨¢ en s de operaciones. -?Est¨¢ muerto? -pregunt¨® Sabrina. Fabi¨¢n se?al¨® acusadoramente. -?Sabrina, deseas que Andr¨¦ muera, ?verdad?! Sabrina ignor¨® provocaci¨®n de Fabi¨¢n y se dirigi¨® al polic¨ªa. -Oficial, no he asesinado a nadie. Herir y matar son dos cosas diferentes. 19:27 Capitulo 450 El polic¨ªa frunci¨® el ce?o, observando a los presentes. -?Qu¨¦ est¨¢ pasando realmente aqu¨ª? Jorge intervino: -Oficial, somos amigos, esto es solo un malentendido. Mi amigo est¨¢ herido, pero fue un idente. Si no nos cree, puede esperar a que despierte y le pregunte al propio Andr¨¦. Jorge, con su apariencia serena y educada, parec¨ªa mucho m¨¢s confiable que Fabi¨¢n. El polic¨ªa los mir¨®, a¨²n dudando. -?Est¨¢s seguro de que es un malentendido? Jorge sonri¨® amablemente: -Si no lo fuera, Andr¨¦ denunciar¨ªa cuando despierte. El polic¨ªa not¨® que todos se conoc¨ªan y que hab¨ªa tensiones personales entre Fabi¨¢n y Sabrina. Asinti¨®. -De acuerdo, si surge algo, no duden en mar. Cuando los polic¨ªas se fueron, Fabi¨¢n mir¨® a Jorge con enfado. -?Jorge, ?por qu¨¦ defendiste a Sabrina?! Jorge reprimi¨® el tono sombr¨ªo en su mirada. -Fabi¨¢n, solo estoy siguiendos instriones de Andr¨¦. -?Pero e es culpable de herir a Andr¨¦! -Fabi¨¢n grit¨®, sus ojos ard¨ªan de rabia-. ?De verdad crees que Andr¨¦ dejar¨¢ ir? Jorge lo observ¨® con seriedad. -Fabi¨¢n, Sabrina es madre de Thiago. ?Qu¨¦ pasar¨¢ con Thiago si mandas a prisi¨®n? Si Andr¨¦ realmente quisiera encarc, lo habr¨ªa dicho antes de entrar a cirug¨ªa. Esto es un asunto entre Andr¨¦ y se?orita Ib¨¢?ez, y los dem¨¢s no deber¨ªamos involucrarnos. Interferir demasiado en vida de otros soloplicar¨¢s cosas para Andr¨¦. Fabi¨¢n se qued¨® pensativo. Hab¨ªa olvidado que Sabrina era madre de Thiago. Thiago estaba destinado a heredar los negocios familiares, y aunque no tomar¨ªa un camino pol¨ªtico, tener una madre con antecedentes penales podr¨ªa ser un estigma dif¨ªcil de borrar. Mientras Fabi¨¢n reflexionaba, puerta de s de operaciones se abri¨®... 33 Chapter 451 Cap¨ªtulo 451 El m¨¦dico sali¨® de habitaci¨®n y dijo: -La herida no alcanz¨® ning¨²n ¨®rgano vital del se?or Carvalho, as¨ª que no corre peligro de muerte. Con un poco de reposo, se recuperar¨¢. Cuando Andr¨¦ fue llevado afuera, Araceli empuj¨® a undo a Sabrina y,o si fuera due?a del lugar, corri¨® hacia cama. -Andr¨¦, Andr¨¦, ?est¨¢s bien? Fabi¨¢n tambi¨¦n dej¨® de discutir con Sabrina y se apresur¨® a verificar c¨®mo estaba Andr¨¦. Andr¨¦ fue r¨¢pidamente tradado a una habitaci¨®n. Sabrina intent¨® entrar para ver c¨®mo estaba, pero Fabi¨¢n detuvo en puerta. -?Quieres ver a Andr¨¦? Ruega por ello. Si me lo pides, quiz¨¢s de buen humor te deje entrar a verlo. Jorge, que acababa de har con el m¨¦dico, al ver escena se acerc¨® r¨¢pidamente. Estaba a punto de interceder por Sabrina, pero vio volverse sin dudarlo y alejarse. -Si es as¨ª, no importa. Fabi¨¢n se qued¨® sorprendido. ?Por qu¨¦ Sabrina reionaba de una forma tan inesperada? -Oye, regresa... -Fabi¨¢n intent¨® decir algo, pero Sabrina sigui¨® su camino sin detenerse ni mirar atr¨¢s. Jorge, al ver esto, le dijo r¨¢pidamente a Fabi¨¢n: -Voy a ver qu¨¦ pasa. Con pasos apresurados, Jorge fue tras e. Fabi¨¢n observ¨® a Jorge alejarse y sinti¨® una extra?a sensaci¨®n en su interior. Jorge, que normalmente no se inmiscu¨ªa en asuntos ajenos, ?por qu¨¦ ahora mostraba tanto inter¨¦s en lo de Andr¨¦? Sabrina acababa de salir del hospital cuando Jorge alcanz¨®. -Sabrina, ?a d¨®nde vas? Te llevo. Sabrina se detuvo. -Voy a casa a darme un ba?o y a descansar un poco. Jorge entonces not¨®s manchas de sangre en ropa de Sabrina. -D¨¦jame llevarte. Capitulo 451 -Est¨¢ bien. -Sabrina no se opuso. Mientras el carro arrancaba, Jorge mir¨® el rostro p¨¢lido y cansado de Sabrina, y sus ojos. mostraron un atisbo depasi¨®n. -Sabrina, ?por qu¨¦ no me esperaste? Quiz¨¢s podr¨ªa haber convencido a Andr¨¦. Sabrina neg¨® con cabeza. -No, no podr¨ªas convencerlo. Con lo de Araceli, nadie podr¨ªa hacerlo cambiar de opini¨®n. Jorge permaneci¨® en silencio unos segundos. -Habr¨¢ otras formas de solucionar esto, Sabrina. No deber¨ªas haber actuado tan precipitadamente. ?Y si Andr¨¦... Las pbras de Jorge fueron interrumpidas por calmada voz de Sabrina. -Si me atrev¨ª a actuar, es porque tengo todo bajo control. No te preocupes, ¨¦l no har¨¢ nada al respecto. Los dedos de Jorge, apoyados en el vnte, se detuvieron un instante. Una chispa de curiosidad brill¨® en sus ojos. -Sabrina, ?por qu¨¦ est¨¢s tan segura? ?Andr¨¦ te dijo algo? Jorge y Andr¨¦ eran amigos desde hace a?os, y a menudo, quienes est¨¢n cerca no vens cosas con ridad. Muchas veces, Jorge entend¨ªa mejor que Andr¨¦. Andr¨¦ no era insensible hacia Sabrina. Por eso segu¨ªa buscando excusas para no divorciarse. Jorge hab¨ªa intentado aconsejarlo en varias ocasiones, aunque sin mucho entusiasmo. Sin embargo, hab¨ªa cosas que prefer¨ªa no mencionar. Sabrina miraba el paisaje que pasaba r¨¢pidamente por ventana, su rostro serenoo el agua. -Por Araceli, Andr¨¦ no dud¨® en usar as personas a mi alrededor. Si me enviara a c¨¢rcel, el estudio que consigui¨® para Araceli desaparecer¨ªa, y tambi¨¦n susposiciones. Andr¨¦ es unerciante astuto; no sacrificar¨ªa todo su esfuerzo por un arrebato. Esa era su confianza. Fabi¨¢n actuaba por impulso, pero Andr¨¦ lo hac¨ªa por conveniencia. Envia a prisi¨®n no le traer¨ªa ninguna ventaja, solo desahogar¨ªa su ira. 212 Chapter 452 Cap¨ªtulo 452 Thiago estaba lleno de preocupaciones, y eraprensible. La situaci¨®n con Araceli, amante, hab¨ªa llevado a un nivel de conflicto tan extremo que incluso hab¨ªan llegado as manos, con cuchillos de por medio. Era un esc¨¢ndalo tan grande que, aun entre alta sociedad, se hab¨ªa convertido en tema de conversaci¨®n durantes tardes mientras se disfrutabans bebidas. La familia Carvalho y Andr¨¦ no pod¨ªan permitirse tal humici¨®n. Jorgeprendi¨® de inmediato lo que Sabrina quer¨ªa decir. Tras unrgo silencio, finalmente habl¨®: -Sabrina, esto es un riesgo. ?Qu¨¦ pasa si Andr¨¦ realmente quiere mantenerse en esta posici¨®n? Est¨¢s apostando mucho. Sabrina sonri¨® despreocupada. -Si no me deshago de esta rabia, qui¨¦n sabe, podr¨ªa llegar a un punto en el que lostime seriamente. Jorge dud¨®, queriendo decir algo m¨¢s, pero finalmente se qued¨® en silencio. Despu¨¦s de todo, situaci¨®n ya hab¨ªa llegado a un punto sin retorno. Sab¨ªa que lo de Marcelo no hab¨ªa sido obra de Andr¨¦, pero pens¨® que era mejor no mencionarlo. ... Por otrodo, Gabriel, al escuchar el informe de su asistente, levant¨® una ceja. -Entonces, ese tipo, se?or Ceballos, que estaba molestando a Dani, ?no es gente de Andr¨¦? El asistente asinti¨®. -Correcto, en realidad... es de familia de Marcelo. -?De su propia familia? -Gabriel revis¨® los documentos que le entregaron, sus ojos oscuros se entrecerraron ligeramente. Luego, sus cejas se levantaron con curiosidad-. As¨ª que, filtraci¨®n sobre Marcelo tampoco fue obra de Andr¨¦, sino de su propia familia? El asistente afirm¨®: -S¨ª, se?or Castillo, familia nco quiere que Marcelo regrese con ellos, pero ¨¦l se ha negado. Para presionarlo, decidieron orquestar este esc¨¢ndalo. -?Marcelo lo sabe? -pregunt¨® Gabriel. -S¨ª, familia nco ha intentado contactarlo varias veces. Gabriel se hundi¨® c¨®modamente en el sof¨¢. -Marcelo sabe que Andr¨¦ no es responsable de esto, pero no se lo ha dicho a Sabrina... Este Marcelo es astuto. El asistente continu¨®: 19-30 Capitulo 452 -Mientras investigaba, descubr¨ª que Jorge tambi¨¦n est¨¢ investigando..... Supongo que ¨¦l tambi¨¦n lo sabe. Gabriel esboz¨® una sonrisa misteriosa. -As¨ª que Marcelo guarda silencio, y el mejor amigo de Andr¨¦, Jorge, tampoco le dice nada a Sabrina. He o¨ªdo que Jorge ha estado pasando informaci¨®n a Sabrina ¨²ltimamente. Es interesante c¨®mo todos han decidido cargarle culpa a Andr¨¦. Romeo, quien estaba haciendo su tarea, levant¨® mirada hacia Gabriel. -Pap¨¢, ?le dir¨¢s algo a se?orita Sabrina? Gabriel lo mir¨®, con una pizca de diversi¨®n en su voz. -Si Marcelo y Jorge han decidido car, ?por qu¨¦ deber¨ªa meterme yo? Andr¨¦ tiene una reputaci¨®n tan m que ni su mejor amigo lo defiende. No tengo por qu¨¦ intervenir. Romeo parpade¨®, curioso. -?Y si el se?or Carvalho le explica a se?orita Sabrina? Gabriel se rio. -Aunque Andr¨¦ lo niegue, Sabrina no le creer¨ªa. En este momento, confianza de Sabrina en Andr¨¦ est¨¢ por los suelos. Adem¨¢s, Andr¨¦ no se molestar¨¢ en explicar. El asistente, intrigado, pregunt¨®: -Si no fue el se?or Carvalho, ?por qu¨¦ no lo ara? Gabriel se encogi¨® de hombros. -Andr¨¦ tiene sus razones. Quiz¨¢s no ve el punto de hacerlo, o tal vez piensa que no cambiar¨ªa nada. 19:30 Chapter 453 Cap¨ªtulo 453 Gabriel sonri¨® con una indiferencia calcda. -¨¦l quiere presionar a Sabrina para que ceda, pero e es madre de Thiago y nunca ha hecho nada que le falte al respeto. Si se atreve a usar t¨¢cticas empresariales en su contra, no solo yo, sino tambi¨¦n Hern¨¢n, no nos quedaremos de brazos cruzados. Ya hab¨ªa visto el asunto de Marcelo ens noticias, pero no le interesaba involucrarse. Si Sabrina estuviera en problemas, sin duda har¨ªa todo lo posible por ayuda. Sin embargo,s personas a su alrededor... Bueno, no era tan altruistao para preocuparse por es. Esta vez, hab¨ªa decidido intervenir porque lo que suced¨ªa entre Marcelo y Dani estaba rcionado con Sabrina. Al investigar, se encontr¨® con una sorpresa inesperada. Gabriel pens¨® que esta historia se volv¨ªa cada vez m¨¢s interesante. -Si en un principio hubiera explicado situaci¨®n, Sabrina tal vez le habr¨ªa cre¨ªdo un poco. Pero ¨¦l siempre quiere todo, y al final, su astucia se volvi¨® en su contra. Pagar¨¢ caro por su arrogancia. En el hospital, Andr¨¦ despert¨® r¨¢pidamente. A trav¨¦s de su visi¨®n borrosa, distingui¨® una figura delgada inclinada junto a su cama. -Sabrina... -murmur¨® con voz baja. Al escuchar su voz, figura se enderez¨® de golpe, exmando con alegr¨ªa: -?Andr¨¦, despertaste! Andr¨¦ parpade¨® sorprendido y, sin pensar, dijo: -Araceli, ?c¨®mo es que est¨¢s aqu¨ª? -Testimaste, as¨ª que, por supuesto, ten¨ªa que quedarme en el hospital contigo - respondi¨® Araceli. Al ver que Andr¨¦ miraba a su alrededor, buscando a alguien,prendi¨® de inmediato. Apret¨® los pu?os instintivamente, pero su voz segu¨ªa siendo tan suaveo siempre. -Andr¨¦, Sabrina se fue justo despu¨¦s de que terminara tu cirug¨ªa, ni siquiera entr¨® a habitaci¨®n. La expresi¨®n de Andr¨¦ se ensombreci¨®. -?Dijo algo? Araceli observ¨® el rostro de Andr¨¦. -Solo dijo que no te har¨ªa nada, y se fue sin m¨¢s. Andr¨¦, esta vez casi te mata, no podemos dejar que se salga con suya. Andr¨¦ no respondi¨® de inmediato. Su mente vagaba, llev¨¢ndolo a recordar un momento muy 19:30 Capitulo 453 lejano, primera vez que enferm¨® de gravedad. En aque ocasi¨®n, fue Sabrina quien lo cuid¨®. Hab¨ªa estado trabajando muchas horas, sin descanso y siner bien. El agotamiento y un resfriado lo llevaron a tener una fiebre alta. Sabrina se qued¨® a sudo, sin dormir ni descansar, cuid¨¢ndolo durante toda una noche y un d¨ªa. Despu¨¦s de recuperarse, aunque insist¨ªa en volver a trabajar, Sabrina, generalmente paciente, perdi¨® paciencia con ¨¦l por primera vez. Incluso le dijo a Pa: -Pa, no creo que el funcionamiento b¨¢sico de una empresa dependa tanto de que su l¨ªder descanse unos d¨ªas. Si fuera as¨ª, estar¨ªa al borde del cpso. Si realmente te importa Andr¨¦, no deber¨ªas traerle trabajo en un momentoo este. Andr¨¦, que detestaba que alguien interviniera en su trabajo, no se enoj¨® esa vez. Sorprendentemente, sigui¨® su consejo y descans¨® varios d¨ªas. Despu¨¦s, cuando el m¨¦dico leent¨® a Sabrina sobre los problemas estomacales de Andr¨¦ debido a su m alimentaci¨®n, eenz¨® a prepararleidas medicinales cada d¨ªa. No importaba qu¨¦ tan tarde llegara, siempre hab¨ªa una luz encendida esper¨¢ndolo... Por alguna raz¨®n, todos esos detalles que antes hab¨ªa pasado por alto ahora inundaban su mente con ridad. Nunca se hab¨ªa arrepentido de ninguna de sus decisiones o iones. Chapter 454 Cap¨ªtulo 454 Incluso si eso significaba divorciarse de Sabrina. En ese momento, no sab¨ªa si era por enfermedad, pero un sentimiento extra?oenz¨® a surgir en el fondo de su coraz¨®n. -Andr¨¦, Andr¨¦, ?me est¨¢s escuchando? voz de Araceli interrumpi¨® sus pensamientos. Andr¨¦ volvi¨® en s¨ª, y esa extra?a emoci¨®n se desvaneci¨® r¨¢pidamente sin dejar rastro alguno. Con una voz ronca, dijo: -ma a Sabrina, dile que venga aqu¨ª de inmediato. Araceli pens¨® que Andr¨¦ quer¨ªa confrontar a Sabrina, as¨ª que asinti¨®. -Est¨¢ bien. Despu¨¦s de recibir mada de Andr¨¦, Sabrina termin¨® de desayunar antes de dirigirse lentamente al hospital. Justo cuando lleg¨® a puerta de habitaci¨®n, escuch¨® voz de Araceli desde adentro. -Andr¨¦, por favor,e un poco. Si noes algo, ?c¨®mo esperas mejorar? Despu¨¦s de un rato, se escuch¨® voz del hombre, un tanto ronca. -No, no tengo apetito. Araceli intent¨® insistir, pero Sabrina ya hab¨ªa tocado puerta y entrado a habitaci¨®n. Al ve entrar, los ojos de Andr¨¦ briron levemente, fij¨¢ndose instintivamente en sus manos. Sabrina solo llevaba un bolso, no tra¨ªa nada m¨¢s consigo, ni siquiera un ramo de flores, lo m¨¢s b¨¢sico al visitar a un enfermo. Y mucho menos alguno de los remedios caseros que sol¨ªa preparar. Los ojos de Andr¨¦ se oscurecieron un poco. Sabrina ech¨® un vistazo a situaci¨®n, Araceli sosten¨ªa un taz¨®n de sopa caliente, intentando alimentar a Andr¨¦. Andr¨¦ parec¨ªa no querer aceptarlo. Sabrina mir¨® sopa ens manos de Araceli y sugiri¨® amablemente: -Se?orita, el se?or Carvalho es muy exigente con suida, no le gustar¨¢ sopaprada. Tienes que cocina t¨² misma para que ¨¦l acepte. Al principio, Andr¨¦ no era tan exigente. Pero con los a?os, Sabrina hab¨ªa refinado su pdar. Al ver a Sabrina, expresi¨®n de Araceli se torn¨® fr¨ªa. 19:30 Cap¨ªtulo 454 -?Acaso se?orita Ib¨¢?ez viene a suplicar el perd¨®n de Andr¨¦? Sabrina sonri¨® con calma. -El que debe pedir perd¨®n es ¨¦l, no yo. Sabrina dirigi¨® su mirada hacia Andr¨¦ y le pregunt¨® con indiferencia: -Se?or Carvalho, ?c¨®mo se siente ahora? Andr¨¦ mir¨® fijamente. -Quieroer sopa que t¨² cocinas. La expresi¨®n de Araceli se congel¨®. Sabrina permaneci¨® impasible. -Si quiereser, que se?orita o el personal de servicio preparen. Andr¨¦, ya no soy cocinera de tu casa. Los ojos oscuros de Andr¨¦ reflejaron su expresi¨®n indiferente. Antes, cada vez que ¨¦l enfermaba o sestimaba, e mostraba preocupaci¨®n. Pero esta vez, lo mirabao si fuera unpleto extra?o. La voz de Andr¨¦ se torn¨® inexplicablemente apagada. -Sabrina, con esa actitud, ?no te preocupa que te haga responsable de esto? Sabrina respondi¨® con una pregunta: -?Te atrever¨ªas? Al notar expresi¨®n cambiada de Araceli, Sabrina sonri¨®. -No me malinterpretes, no me refiero a que me extra?es a m¨ª, sino a mi estudio y asposiciones que he creado. Volte¨® hacia Araceli. -Se?orita, no necesita ser tan cautelosa conmigo. Para anarte el camino, el se?or Carvalho ha hecho mucho. Si no hubiera sido tan insistente, sin dejarme un respiro, no hubiera tenido que tomar medidas dr¨¢sticas. Que el se?or Carvalho est¨¦ herido en el hospital es prueba de su profundo afecto por ti. La mirada de Araceli se detuvo, sorprendida por esta nueva revci¨®n. Sus ojos mostraron un destello de emoci¨®n. -Estoy conmovida por todo lo que has hecho por m¨ª. Pero... Chapter 455 Cap¨ªtulo 455 Aracelinz¨® una mirada intensa a Sabrina, sus ojos resndec¨ªan con una determinaci¨®n feroz. -?Prefiero no tener nada antes que dejar a este asesino andar libre por ah¨ª! Andr¨¦ frunci¨® el ce?o sin poder evitarlo. -Araceli, c¨¢lmate un poco. -?C¨®mo quieres que me calme cuando te han dejado as¨ª de herido? -Araceli replic¨® con los ojos llenos de l¨¢grimas, mostrando un dolor genuino. -Araceli... -Andr¨¦ abri¨® apenas losbios,o si quisiera agregar algo, pero Araceli, al borde de emoci¨®n, lo interrumpi¨®. Con seriedad, Araceli lo mir¨® fijamente-: Andr¨¦, el estudio lo podemos encontrar de nuevo, y para elpositor podemos pedir ayuda a un maestro. Puedo soportar cualquier humici¨®n, pero que a ti testimen, eso no lo puedo permitir. Sabrina se manten¨ªa de pie en silencio, observando el intercambio cargado de emociones entre los dos. Susbios dibujaron una sonrisa hda. -Se?orita, si ahora decides no querer nada, significa que todo lo que Andr¨¦ ha hecho por ti habr¨¢ sido en vano. Incluso herida que lleva por ti, habr¨¢ sido en vano. ?Est¨¢s segura de que quieres renunciar a todo? Araceli mir¨® con frialdad. -?C¨®mo podr¨ªa ser en vano? Me asegurar¨¦ de que recibas el castigo que mereces. Adem¨¢s, por Andr¨¦, estoy dispuesta a renunciar a todo. Aunques pbras de Araceli eran firmes, Sabrina sab¨ªa que lo que realmente hab¨ªa impulsado era el desaf¨ªo que le hab¨ªanzado antes. Estaba dispuesta a perderlo todo solo para ganarle. Sabrina se permiti¨® una risa breve. -Lamentablemente, lo que t¨² quieras no es lo importante. Lo importante es lo que el se?or Carvalho quiera hacer. Araceli, casi instintivamente, mir¨® a Andr¨¦, pero vio que su mirada oscura y profunda segu¨ªa fija en Sabrina. Su coraz¨®n se hundi¨®. -Andr¨¦, ?no estar¨¢s pensando en dejar ir a Sabrina, verdad? Los ojos de Andr¨¦ briron un instante. -Araceli, el concierto es inminente, y tu condici¨®n f¨ªsica es incierta. Ya no tenemos tiempo 19:30 Capitulo 455 para perder. Sabrina sonri¨® levemente hacia Araceli. -Se?orita, f¨ªjate c¨®mo Andr¨¦ te quiere tanto, que ha soportado herida que le caus¨¦ solo por ti. En otras circunstancias, nunca me habr¨ªa dejado ir tan f¨¢cilmente. Araceli mordi¨® subio inferior, sintiendo el sabor met¨¢lico de sangre. Sabrina estaba presumiendo su victoria. Antes, su "enfermedad" le hab¨ªa dado muchas ventajas. Ahora, se hab¨ªa convertido en su prisi¨®n. Respir¨® hondo, su expresi¨®n decidida. -No lo aceptar¨¦. Andr¨¦ habl¨® con voz grave. -Araceli, no seas terca. Recuerdo que dijiste que amas m¨²sica por encima de todo, que estar¨ªas dispuesta a renunciar a cualquier cosa por lo que amas. Araceli abri¨® boca, pero no pudo emitir sonido alguno. Andr¨¦ hab¨ªa amado precisamente por su pasi¨®n y dedicaci¨®n hacia m¨²sica. Dejarlo todo por un capricho significar¨ªa destruir su propia identidad. Andr¨¦ suaviz¨® su tono. -Araceli, por favor, sal. Necesito har con Sabrina a ss. La mirada de Araceli se torn¨® en una mez de frustraci¨®n y tristeza, pero no se atrevi¨® a desobedecer a Andr¨¦. Con un ¨²ltimo vistazo, sali¨® de habitaci¨®n. Una vez que Araceli se fue, atm¨®sfera en habitaci¨®n se volvi¨® tensa y fr¨ªa. Antes, e siempre ten¨ªa algo que decirle a Andr¨¦. Ahora, se encontraban en un silencio inc¨®modo. Finalmente, fue Andr¨¦ quien rompi¨® el silencio. -?Est¨¢s tan segura de que no te har¨¦ nada? La respuesta de Sabrina fue ligera y despreocupada. -S¨ª, lo estoy. 10:20 Chapter 456 Cap¨ªtulo 456 Parec¨ªa que Andr¨¦ no esperaba que Sabrina respondiera de esa manera, lo que lo dej¨® ligeramente sorprendido. Un destello inusual pas¨® fugazmente por sus ojos. Sin embargo, r¨¢pidamente recuper¨® calma. -Sabrina, est¨¢s apostando con naturaleza humana. Si insisto en hacerte pagar un precio, ?has pensado ens posibles consecuencias? La naturaleza humana es lo m¨¢s impredecible. Sabrina respondi¨® con tranquilidad: -Por Araceli, fuiste capaz de divorciarte y darme diez millones. Que yo te hayastimado es un asunto menor; para ti, no significa mucho. Sabrina mir¨® a Andr¨¦, esbozando una leve sonrisa. -Tienes raz¨®n, no se puede apostar con naturaleza humana. Pero yo no estoy apostando con tu culpa hacia m¨ª, sino con... tus sentimientos por Araceli. Me forzaste a entregar el estudio yponer para Araceli, ?no es tambi¨¦n una apuesta sobre naturaleza humana? Andr¨¦, no puedes ganar siempre. Andr¨¦ siempre ha sido experto en maniprs emociones des personas. Pero a diferencia de e, ¨¦l ten¨ªa los medios, as¨ª que incluso si perd¨ªa, el costo no era significativo. En cambio, para e, un solo error podr¨ªa significar perderlo todo. Sabrina, sin embargo, no se preocupaba. La vida es un gran juego de azar. Los que temen perder, nunca ganar¨¢n. Sus estrategias no eran sofisticadas, pero ¨¦l tendr¨ªa que tragarse el orgullo. Despu¨¦s de todo, ¨¦l hab¨ªa hecho pasar por tantas ms jugadas; ahora era su turno. Todo es cuesti¨®n de tiempo. Sabrina sac¨® un contrato de su bolso. -?Vas a firmar el contrato? Si no has cambiado de opini¨®n, por favor firma pronto, porque necesitamos el dinero para alqur un nuevo estudio yprar equipo. Andr¨¦ observ¨® por un momento antes de responder: -P¨¢same pluma. Sabrina le entreg¨® pluma. Andr¨¦ firm¨® su nombre en varias copias del contrato. Una leve bu apareci¨® en los ojos de Sabrina. Andr¨¦ hab¨ªa cedido. E hab¨ªa ganado apuesta. Sin embargo, no mostr¨® signos de alegr¨ªa. 19:30 Capitulo 456 La probabilidad de que Andr¨¦ aceptara era del noventa por ciento. En cuanto al diez por ciento restante... solo si hab¨ªa perdido raz¨®n. Esto parec¨ªa una apuesta, pero el resultado ya estaba predestinado. Despu¨¦s de firmar, Sabrina estaba a punto de irse cuando Andr¨¦ m¨® de repente. -Si te dijera que lo de Marcelo no fue cosa m¨ªa, ?me creer¨ªas? Sabrina lo mir¨® de reojo. -No hagas preguntas cuya respuesta ya conoces. Andr¨¦ observ¨® y dijo: -Esta situaci¨®n no fue causada por m¨ª. Me has malinterpretado. Sabrina se rio, sus ojos llenos de sarcasmo. -Ahora que hemos firmado el contrato, dices que no fuiste t¨²... Andr¨¦, ?acaso t¨² mismo crees en tus pbras? Andr¨¦ guard¨® silencio por unos segundos antes de decir: -Sabrina, si alg¨²n d¨ªa conoces toda verdad, ?te arrepentir¨¢s de lo que me has hecho? -Por supuesto que no respondi¨® Sabrina, sus ojos fr¨ªoso el hielo-. Andr¨¦, aunque eres alguien sin muchos principios ni l¨ªmites, al menos puedo respetarteo un tipo que lucha por su verdadero amor. Pero si esto no fue tu obra, bien sab¨ªas verdad y aun as¨ª elegiste car, obteniendo beneficios, para luego intentar explicarte. ?Crees que el simple hecho de que no lo hiciste y resolver el malentendido es suficiente? Sabrina encontr¨® mirada de Andr¨¦. -Si me hubieras explicado antes de que firm¨¢ramos el contrato, te hubiera dado un poco m¨¢s de cr¨¦dito. Pero si verdad eso dices, lo siento, solo me parecer¨¢s m¨¢s repugnante. Chapter 457 Cap¨ªtulo 457 Despu¨¦s de decir esto, Sabrina sali¨® de habitaci¨®n del hospital. Unos d¨ªas despu¨¦s, familia que intent¨® enga?ar a Marcelo fue arrestada por polic¨ªa. La polic¨ªa demostr¨® inocencia de Marcelo y explic¨® al p¨²blico que el ni?o no era suyo, sino que mujer hab¨ªa sobornado a personal del hospital. Con esto, finalmente se cerr¨® el cap¨ªtulo de vida de Marcelo. Gracias a que Sabrina hab¨ªa preparado todo con anticipaci¨®n junto a Dani, el nuevo estudio de trabajo pronto estuvo en funcionamiento. Carolina tambi¨¦n hab¨ªa empezado a ensayar sus piezas musicales. Ese d¨ªa, mientras Sabrina ticaba con Carolina sobre los detalles del concierto, recibi¨® una mada de Fabi¨¢n. -Necesito que llevess partituras originales al lugar donde Araceli va a actuar hoy. E tocar¨¢ esa pieza -dijo Fabi¨¢n. En actualidad, Fabi¨¢n actuabao una especie de representante de Araceli. Era un muchacho que siempre hab¨ªa sido un poco irresponsable y no le gustaba trabajar en empresa familiar. Dado que Araceli estaba a punto de dar un concierto, decidi¨® ayuda. Con un tono fr¨ªo, Sabrina respondi¨®: -M¨¢ndame diri¨®n. Unos segundos despu¨¦s, Fabi¨¢n envi¨® diri¨®n y a?adi¨®: -Ya te envi¨¦, no llegues tarde. Hoy es una actuaci¨®n muy importante, y si algo afecta el desempe?o de Araceli, te aseguro que te meter¨¢s en un buen l¨ªo. Yo no soyo Andr¨¦, que es tanprensivo. La diri¨®n que Fabi¨¢n le envi¨® era un crucero. Al parecer, Araceli iba a presentarse all¨ª. Sin embargo, Sabrina sab¨ªa que Araceli no hab¨ªa ensayado su pieza, as¨ª que era imposible que tocara hoy. Probablemente, el verdadero prop¨®sito de Fabi¨¢n al pedirle que llevaras partituras no era otro que presumirle lo bien que le iba a Araceli con todo el apoyo que ten¨ªa. Dani, sospechando des intenciones de Fabi¨¢n, se encarg¨® de investigar un poco m¨¢s al respecto. -Descubr¨ª que En este punto, Dani se detuvo un momento y mir¨® a Sabrina con caut. 19:30 Capitulo 457 -Escuch¨¦ que este concierto fue organizado por Elwood. Solo ¨¦l podr¨ªa reunir a tantos empresarios importantes. Parece que haenzado a invertir seriamente en Araceli. Araceli se hab¨ªa convertido recientemente en aprendiz de Elwood, y ya ten¨ªa oportunidad de actuar frente a ¨¦lite. Esto dejaba ro cu¨¢nto valoraba Elwood. Con Andr¨¦ y Fabi¨¢n an¨¢ndole el camino, y Elwood d¨¢ndole recursos, Araceli ten¨ªa una ventaja considerable. Incluso si el talento y habilidad de Sabrina superaban a los de Araceli, ser¨ªa dif¨ªcil que Sabrina superara a corto zo. Eraoparar a un ni?o criado en una familia¨²n con otro criado en una familia adinerada. Sabrina reflexion¨®: -Con raz¨®n Fabi¨¢n me invit¨® a ir all¨ª. Dani, molesta,ent¨®: -Si Andr¨¦ no hubiera interferido y robado lo que te correspond¨ªa, actuaci¨®n de hoy deber¨ªa haber sido tuya. Sabrina ya hab¨ªa aceptado situaci¨®n. -Nada es necesariamente de nadie. Incluso un hijo, por el quepartes misma sangre, puede no ser realmente tuyo al final, mucho menos una oportunidad. Si Araceli ha conseguido atenci¨®n de Elwood, es porque lo merece. Lo que yo debo hacer es seguir esforz¨¢ndome para mejorar. Sabrina le dijo a Dani: -Seguir atrapada en el pasado solo nos detiene. Dani suspir¨®: -Entiendo eso, pero... realmente necesitamos una oportunidad. Aunque Araceli contara con el constante apoyo de Andr¨¦ y Fabi¨¢n, su influencia solo llegaba hasta cierto punto; al final, pertenec¨ªan a un c¨ªrculo diferente. Pero Elwood era distinto. ¨¦l estaba en cima de su c¨ªrculo, contrndo recursos de gran valor. Su capacidad de convocatoria superaba por mucho de cualquier otra persona. Chapter 458 Cap¨ªtulo 458 Sabrina guard¨® silencio por unos segundos antes de murmurar: -Vamos con calma, ?s¨ª? Dani de pronto record¨® algo yent¨®: -Oye, ?no te m¨® Hern¨¢n hace unos d¨ªas para que te prepararas para un evento de presentaci¨®n? ?Ya fijaron fecha? Me pareci¨® ver que Romeo tambi¨¦n ha estado practicando mucho con el piano. Escuch¨¦ que le dijo a Hern¨¢n que tambi¨¦n quiere hacer una presentaci¨®n para los abuelos. Sabrina asinti¨® con cabeza. -S¨ª, ser¨¢ a finales de este mes, pero... Dani not¨® duda en su expresi¨®n y pregunt¨®: -?Pero qu¨¦? Sabrina frunci¨® el ce?o y explic¨®: -Hern¨¢n me dio diri¨®n del lugar del evento, y resulta que es el club privado m¨¢s lujoso de Cartagena. Dicen que sin membres¨ªa ni siquiera puedes entrar por puerta. Dani, sin darle mucha importancia, respondi¨®: -Tal vez Hern¨¢n invit¨® a algunos de sus viejos amigos. Adem¨¢s, si es un evento especial, querr¨¢ que sea algo memorable, ?no? No te dejes enga?ar por apariencia de su cl¨ªnica, que aunque parece vieja, Hern¨¢n ha trabajado toda su vidao m¨¦dico y ha hecho buenos contactos. No es raro que quiera hacerlo en un lugar elegante. -Hern¨¢n ya es mayor -a?adi¨® Dani-, y no tiene muchos gustos extravagantes. Quiz¨¢s prefiere gastar su dinero en algoo esto. Sabrina reflexion¨® y estuvo de acuerdo, asintiendo con cabeza. -?Quieres que te pa?e esta noche? -pregunt¨® Dani-. Por si acaso Fabi¨¢n y su grupo intentan algo raro, es mejor tener apoyo. Sabrina neg¨® suavemente. -No, no te preocupes, puedo manejarlo s. No le tem¨ªa a Fabi¨¢n, pero s¨ª preocupaba que ¨¦l pusiera sus ojos en Dani. Dani entendi¨® preocupaci¨®n de Sabrina y no insisti¨® m¨¢s. -Si pasa algo, av¨ªsame de inmediato. -ro. ... Esa noche, Sabrina lleg¨® puntualmente al lugar del evento en el crucero, talo Fabi¨¢n lo hab¨ªa indicado. Tal vez porque sab¨ªa que si leplicaban entrada, e simplemente se ir¨ªa, no tuvo problemas para abordar. El crucero era m¨¢s grande de lo que hab¨ªa imaginado, un lugar de esplendor y lujo desmedido. Durante su tiempo con familia Ramos, Sabrina hab¨ªa asistido a algunos eventos importantes, pero opulencia de este crucero se situaba f¨¢cilmente entres cinco experiencias m¨¢s impresionantes que hab¨ªa tenido. 10:30 Cap¨ªtulo 458 -?Qu¨¦ tal? Nunca hab¨ªas estado en un lugaro este, ?verdad? -dijo Fabi¨¢n, apareciendo de repente detr¨¢s de e, con un cigarro en boca y un aire despreocupado. Sabrina lo mir¨® y le pregunt¨®: -?D¨®nde est¨¢ Araceli? -ro que est¨¢ prepar¨¢ndose para su actuaci¨®n -respondi¨® Fabi¨¢n, exhndo un anillo de humo. Han sido cinco a?os de matrimonio con Andr¨¦ y nunca te ha llevado a eventoso este, ?verdad? Hoy solo est¨¢s aqu¨ª gracias a Araceli. Con un tono de satisfi¨®n, agreg¨®: -Ah, por cierto, esta presentaci¨®n fue organizada por Elwood en persona. Y todo gracias a ti, que le cediste oportunidad a Araceli. De no ser por eso, Araceli no habr¨ªa podido convertirse en disc¨ªp de Elwood tan f¨¢cilmente. Fabi¨¢n observ¨® atentamente el rostro de Sabrina, esperando ver alguna se?al de frustraci¨®n o ira. Su n era hacerle vida imposible a Sabrina, pero Andr¨¦ le hab¨ªa advertido severamente que si volv¨ªa a causarle problemas, no se encargar¨ªa de solucionarlos. Araceli tambi¨¦n le hab¨ªa dicho que se calmara y dejara de ¡°ayudar¡± a Sabrina, o lo ignorar¨ªa. Al final, Fabi¨¢n tuvo que abandonar sus nes. Sin embargo, no quer¨ªa que Sabrina estuviera demasiado tranqu, as¨ª que decidi¨® ataca emocionalmente. Sin que Araceli y Andr¨¦ lo supieran, hab¨ªa neado esta reuni¨®n para ioda. Chapter 459 Cap¨ªtulo 459 Sabrina no pod¨ªa dejar de notars peque?as tretas de Fabi¨¢n. Sin embargo, para e,s fanfarronadas de Fabi¨¢n no eran m¨¢s que un juego de ni?os. La raz¨®n por que hab¨ªa aceptado venir era para observar el concierto organizado por Elwood. Aunque Elwood no subir¨ªa al escenario, sus conciertos eran una oportunidad ¨²nica de aprendizaje. Fabi¨¢n pens¨® que al invita, har¨ªa sentir inc¨®moda o molesta. Lo que no sab¨ªa era que e, lejos de enojarse, estaba agradecida con ¨¦l. De no ser por esta invitaci¨®n, no habr¨ªa tenido oportunidad de asistir a un evento de tal magnitud, dada su actual posici¨®n. Con una mirada revdora, Sabrina observ¨® a Fabi¨¢n. Este hab¨ªa logrado, sin querer, hacerle un gran favor. Fabi¨¢n not¨® que e no mostraba ni un atisbo de enojo o frustraci¨®n, sino que lo miraba con una expresi¨®n inusual, lo que le hizo sentir un escalofr¨ªo. -Sabrina, ?por qu¨¦ me miras as¨ª? Sabrina sonri¨® y respondi¨®: -ro, estoy mir¨¢ndote a ti. Fabi¨¢n, un poco inquieto, se pregunt¨®: -?Qu¨¦ tengo de interesante? Sabrina, con un gesto despreocupado, dijo: -Nada en especial, pero no ibas a llevarme a ver a Araceli? Si no nos movemos, su presentaci¨®n terminar¨¢. Fabi¨¢n revis¨® hora y se dio cuenta de que el concierto estaba a punto de empezar. Sin m¨¢s pre¨¢mbulos, condujo a Sabrina al auditorio. El auditorio ya estaba lleno de gente. Las luces se hab¨ªan atenuado, creando un ambiente de expectaci¨®n. Fabi¨¢n se?al¨® un asiento vac¨ªo al fondo y le indic¨® a Sabrina: -Despu¨¦s de que Araceli termine de tocar, te llevar¨¦ a ve. Sabrina asinti¨® con facilidad. -De acuerdo. La respuesta tan tranqu de Sabrina lo dej¨® un poco desconcertado. Con un tono de advertencia, le dijo: -Si te metes en problemas, es bajo tu propio riesgo. En el fondo, Fabi¨¢n deseaba que Sabrina causara alg¨²n tipo de esc¨¢ndalo en el evento. Con ese pensamiento, decidi¨® no quedarse vigil¨¢nd y regres¨® a su asiento en primera f. -?D¨®nde estabas? Llegas muy tarde -Andr¨¦ le pregunt¨® con el ce?o fruncido. 10:30 Capitulo 459 Fabi¨¢n respondi¨® con evasi¨®n: -Nada importante, solo una mada. Afortunadamente,s luces estaban apagadas, ocultando su nerviosismo. Pronto, m¨²sicaenz¨® a sonar y Andr¨¦ desvi¨® vista. Fabi¨¢n solt¨® un suspiro de alivio. Las luces del escenario briron de repente, y esbelta figura de Araceli apareci¨® en el centro. Sabrina levant¨® una ceja. Elwood realmente confiaba en Araceli, no solo le hab¨ªa dado apertura, sino que tambi¨¦n le hab¨ªa asignado una pieza de solo. No era de extra?ar que Fabi¨¢n estuviera tan ansioso por presumir. Durante este tiempo, probablemente bajo diri¨®n de Elwood, Araceli hab¨ªa perfionado mucho su habilidad con el instrumento. Aunque Sabrina no sent¨ªa simpat¨ªa por Araceli, ten¨ªa que admitir que joven ten¨ªa talento, suficiente para haber atra¨ªdo atenci¨®n de Elwood. Ahora, bajo tut de Elwood, no solo recib¨ªa orientaci¨®n de un maestro destacado, sino que tambi¨¦n pod¨ªa aprender despa?eras que ya eran reconocidas en el mundo. Con un poco de esfuerzo, el futuro de Araceli promet¨ªa ser brinte. La melod¨ªa envolvi¨® el auditorio con su belleza. Araceli no solo pose¨ªa un talento musical, sino que tambi¨¦n era una mujer de gran belleza; no por nada Andr¨¦ hab¨ªa mantenido un inter¨¦s constante en e a lorgo de los a?os. Bajo luz de los reflectores, apariencia de Araceli, cuidadosamente arreda, era deslumbrante. Al terminar su interpretaci¨®n, el p¨²blico estall¨® en ausos ensordecedores, y los o¨ªdos de Sabrina se llenaron de banzas hacia Araceli. 212 Chapter 460 Cap¨ªtulo 460 -Una actuaci¨®n impecable, Elwood tiene un ojo que nunca fa ent¨® alguien entre el p¨²blico. -Adem¨¢s, es muy atractiva, cada vez se ve m¨¢s hermosa. -Parece que en el mundo de m¨²sica est¨¢ a punto de surgir otra estre. -Esta se?orita, al presentarse ante tantas personas de influencia, tiene un futuro prometedor. Araceli hizo una profunda reverencia ante todos y, pa?ada por los ausos fervorosos, abandon¨® el escenario. Al ver que Araceli hab¨ªa terminado su actuaci¨®n, Sabrina no se levant¨® para ir a busca de inmediato, sino que se qued¨® en su asiento disfrutando del resto del espect¨¢culo. Pasada aproximadamente media hora, el espect¨¢culo musical lleg¨® a su fin. A continuaci¨®n,enzaron otras presentaciones de talentos. Sabrina mir¨® hora y decidi¨® ir a buscar a Araceli. Sin embargo, al acercarse al backstage, escuch¨® una conmoci¨®n. De repente, Sabrina se dio cuenta de que durante todo el concierto, Fabi¨¢n no hab¨ªa mado para apresura a ir con ¨¦l. No ser¨ªa que... Siguiendo el sonido, Sabrina se encontr¨® con un grupo de personas reunidas frente a puerta de una habitaci¨®n. A trav¨¦s de los huecos de multitud, vio a Andr¨¦ saliendo con una mujer en brazos. La mujer se ve¨ªa desali?ada, llevaba puesta chaqueta de Andr¨¦ sobre sus hombros, su cabello estaba enmara?ado y su meji estaba muy hinchada. Esa mujer no era otra que Araceli. Fabi¨¢n lleg¨® desde alg¨²n rinc¨®n, abri¨¦ndose paso hasta donde estaba Andr¨¦. Andr¨¦ se volvi¨® hacia ¨¦l. -?Ya investigaste lo que pas¨®? Fabi¨¢n, con el rostro lleno de enojo, respondi¨®: -El tipo que intent¨® propasarse con Araceli se ma Antonio Prats, es un hijo de familia rica, bastante conocido en el c¨ªrculo social. Parece que vio a Araceli por primera vez, confundi¨® con una novata y, tras tomarse unas copas de m¨¢s, tuvo ms intenciones... Sin embargo, Araceli lo golpe¨® con una l¨¢mpara, provoc¨¢ndole una conmoci¨®n cerebral. Ahora est¨¢ en el hospital y sigue amenazando con vengarse de Araceli... Capitulo 460 -?Antonio? -Sabrina record¨® vagamente haber escuchado ese nombre en familia Ramos; era parte de un poderoso conglomerado. La voz fr¨ªa de Andr¨¦ reson¨® una vez m¨¢s. -De ahora en adnte, no quiero volver a escuchar ese nombre en Colombia. Sabrinaprendi¨® al instante que Antonio... estaba a punto de ser vetado en Colombia. Fabi¨¢n asinti¨®. -Entendido, me encargar¨¦ de eso de inmediato. -Espera -Andr¨¦ lo m¨® de nuevo. Fabi¨¢n se gir¨®. -?Algo m¨¢s, Andr¨¦? Los ojos oscuros de Andr¨¦ eran tan fr¨ªoso noche. -Una escoriao esa no deber¨ªa seguir libre. Env¨ªalo a c¨¢rcel. Fabi¨¢n solt¨® una risa sarc¨¢stica. -No te preocupes, me asegurar¨¦ de que lo reciban con una c¨¢lida bienvenida all¨ª. Al presenciar escena, una frase cruz¨® por mente de Sabrina: "La ira de un hombre por su amada." Para un hijo de familia rica con conexiones, enviarlo a prisi¨®n de un plumazo, sin siquiera pesta?ear ante los poderosos que lo respaldan, era impresionante. -Andr¨¦, no es para tanto... No deber¨ªas meterte en problemas por mi culpa -dijo Araceli en voz baja. Andr¨¦ interrumpi¨® con su tono firme. -?No es para tanto? Entonces dime, ?qu¨¦ consideras un problema grave? Araceli baj¨® mirada. -Lo siento, acabo de regresar al pa¨ªs y no conozco bien el ambiente del c¨ªrculo. No pens¨¦ que alguien pudiera ser tan atrevido. Si lo hubiera sabido, lo habr¨ªa evitado... Araceli estaba por decir algo m¨¢s cuando de repente not¨® a Sabrina entre multitud. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?qu¨¦ hace aqu¨ª? ?Vino a buscar a Andr¨¦? -pregunt¨®, sorprendida. 212 Chapter 461 Cap¨ªtulo 461 -Es Fabi¨¢n quien me pidi¨® que viniera a entregartes partituras -dijo Sabrina. Araceli, al escuchar esto,prendi¨® inmediatamentes intenciones de Fabi¨¢n. Por fin, Fabi¨¢n hab¨ªa hecho algo inteligente. Baj¨® susrgas pesta?as y dijo con suavidad: -Se?orita Ib¨¢?ez,mento mucho que hayas tenido que venir hasta aqu¨ª, pero me surgi¨® un inconveniente. Hoy has venido en vano. -No te preocupes, se?or Guerrero me ha invitado a un concierto -respondi¨® Sabrina con una sonrisa. -Cierto, casi lo olvido. Se?orita Ib¨¢?ez, no suele haber muchas oportunidades para asistir a conciertos de este nivel, ?verdad? En realidad, incluso para m¨ª, si no fuera por ayuda de mi maestro, ser¨ªa dif¨ªcil asistir a estos eventosent¨® Araceli, mirando a Andr¨¦ con una expresi¨®n de agradecimiento. -Por supuesto, tambi¨¦n le debo mucho a Andr¨¦ por presentarme a Elwood - agreg¨®. Sabrina, al o¨ªr esto, sonri¨® fr¨ªamente para sus adentros. Sab¨ªa perfectamente los m¨¦todos poco ortodoxos que Araceli hab¨ªa empleado para conseguir oportunidad de conocer a Elwood, y aun as¨ª, se vanagloriaba sin verg¨¹enza alguna. -Me sorprende que se?orita tenga tan buena percepci¨®n de s¨ª misma -dijo Sabrina, con un tono ir¨®nico. Araceli entendi¨® perfectamente el sarcasmo ens pbras de Sabrina, pero mantuvo su sonrisa. -Se?orita Ib¨¢?ez, debe ser dif¨ªcil para usted conseguir oportunidades para presentaciones tan exclusivas. ?Quiere que le pida a mi maestro que le consiga algunas oportunidades de actuaci¨®n? -ofreci¨® Araceli. -ro, se?orita, le agradecer¨ªa mucho -respondi¨® Sabrina, sonriendo. El rostro de Araceli se tens¨®. Hab¨ªa supuesto que Sabrina rechazar¨ªa su oferta, especialmente dnte de Andr¨¦, ya que Sabrina hab¨ªa mostrado tener mucho orgullo ¨²ltimamente. -?Acaso tiene alg¨²n inconveniente, se?orita? ?O simplemente lo dijo por decir? - pregunt¨® Sabrina, viendo que Araceli no respond¨ªa. Araceli, consciente de su imagen frente a Andr¨¦, no pod¨ªa permitirse retractarse. -Por supuesto que no, si se?orita Ib¨¢?ez acepta, har¨¦ con mi maestro - asegur¨® Araceli, aunque sus pbras se dirigieron sutilmente hacia Andr¨¦. Andr¨¦ no parec¨ªa tener intenci¨®n de intervenir, lo que hizo que Araceli se sintiera un poco inc¨®moda. 13:49 Capitulo 461 -Entonces, muchas gracias, se?orita -dijo Sabrina. -Tengo que irme, pero cuando tenga noticias, te lo har¨¦ saber-se despidi¨® Araceli. -Por favor, que sea pronto. Mi concierto est¨¢ porenzar y posiblemente no haya tiempo despu¨¦s -respondi¨® Sabrina, con una sonrisa que ocultaba cualquier animosidad. A pesar de tensi¨®n subyacente, su intercambio podr¨ªa haber sido el de dos viejas amigas, m¨¢s que de enemigas ac¨¦rrimas. -De acuerdo -respondi¨® Araceli con una sonrisa forzada. Sin m¨¢s que decir, Sabrina se dio vuelta y se fue. Despu¨¦s de que Sabrina se march¨®, Araceli baj¨® voz y le dijo a Andr¨¦: -Andr¨¦, acabo de ofrecer a se?orita Ib¨¢?ez oportunidades de actuaci¨®n. ?No crees que estoy meti¨¦ndome demasiado? -No, en absoluto -respondi¨® Andr¨¦, con mirada a¨²n perdida en diri¨®n en que Sabrina se hab¨ªa ido-. Despu¨¦s de todo, le quitamos una oportunidad que le pertenec¨ªa, y es justopensa. Adem¨¢s, tu estudio tambi¨¦n lo obtuviste de e. Mantener una buena rci¨®n con Sabrina, ahora que es tupositora, no tiene nada de malo. Araceli frunci¨® el ce?o y replic¨®: -Pero tambi¨¦n lepensamos con un mill¨®n. La se?orita Ib¨¢?ez no sali¨® perdiendo, sino ganando. Andr¨¦, con sus ojos oscuros, que parec¨ªan una tinta imprable, respondi¨®: -Araceli, el dinero no lo es todo. En el asunto de Elwood, ese mill¨®n no es realmente una granpensaci¨®n. Chapter 462 Cap¨ªtulo 462 -Adem¨¢s, est¨¢ el estudio,s canciones que hapuesto -dijo Andr¨¦. La sonrisa en el rostro de Araceli se congel¨®. Parec¨ªa que hab¨ªa un dejo de culpa hacia Sabrina ens pbras de Andr¨¦. Cuando ¨¦l se sent¨ªa en deuda con Sabrina, tend¨ªa a inclinarse hacia e, a favor de sus deseos. Andr¨¦ no erapletamente ajeno a estas din¨¢micas, sab¨ªa que sus iones no eran del todo correctas. Aun as¨ª, continuaba actuando de esa manera. En este momento, cuando el ¨²ltimo concierto de Araceli no se hab¨ªa realizado con ¨¦xito, todo deb¨ªa ceder a su paso. Si Andr¨¦ llegara a descubrir que su enfermedad era una farsa... Todo lo que Araceli pose¨ªa ahora probablemente ser¨ªa arrebatado sin piedad. No, no pod¨ªa permitir que eso sucediera. Con ese pensamiento, una fr¨ªa y sombr¨ªa luz cruz¨® los ojos de Araceli. Unos d¨ªas despu¨¦s, Sabrina recibi¨® una mada de Araceli. -Se?orita Ib¨¢?ez, habl¨¦ con el profesor sobre posibilidad de organizar una presentaci¨®n para usted, pero... el profesor no tiene una buena impresi¨®n de usted, as¨ª que no est¨¢ dispuesto a ayudar. Araceli hizo una pausa antes de continuar. -Sin embargo, ya que le promet¨ª, cumplir¨¦ con mi pbra. Habl¨¦ con Andr¨¦ y Fabi¨¢n, y est¨¢n dispuestos a patrocinar un concierto... ?le gustar¨ªa, se?orita Ib¨¢?ez? Sabrina acept¨® sin dudar. -ro, estar¨ªa encantada. Hubo un breve silencio antes de que Araceli hara de nuevo. -Bien, ma?ana haremos una sesi¨®n de fotos para promoci¨®n. Si le interesa, se?orita Ib¨¢?ez, puede venir a ver. -Por favor, env¨ªeme diri¨®n, se?orita. Despu¨¦s de colgar, una fr¨ªa indiferencia apareci¨® en los ojos de Araceli. Hab¨ªa dicho todo eso, y aun as¨ª, Sabrina quer¨ªa acercarse a su c¨ªrculo. ?No ser¨ªa por Andr¨¦? Ens ¨²ltimas ocasiones, tanto eo Fabi¨¢n hab¨ªan salido perdiendo frente a Sabrina. Y aunque Andr¨¦ siempre apoyaba, ramenteenzaba a inclinarse hacia Sabrina. De lo contrario, despu¨¦s de que Sabrina lo hiriera, no habr¨ªa manera de que e siguiera apareciendo impunemente ante Araceli. El sonido de unos golpes en puerta interrumpi¨® sus pensamientos. Fabi¨¢n entr¨® con el ce?o fruncido. 13:49 Cap¨ªtulo 462 -Araceli, esa tal "hermana mayor" que mencionaste, no muestra nada de respeto. Incluso mencion¨¦ que eres disc¨ªp de Elwood, ?pero siguen poni¨¦ndose dif¨ªciles! En mi opini¨®n, mejor no invitemos a esas personaso invitados especiales. Tuspa?eros de escu tienen m¨¢s fama que es. Araceli se recuper¨® de sus pensamientos y respondi¨®: -Es cierto que muchos de los disc¨ªpulos de Elwood son destacados en industria, pero no todos los grandes nombres de m¨²sica est¨¢n bajo su . En el Sal¨®n de Fama del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria hay personas con logros a¨²n mayores que los disc¨ªpulos de Elwood. Si logramos invitar a algunos de elloso invitados especiales para mi concierto, ser¨ªa perfecto. Fabi¨¢n, a¨²n dudoso, dijo: -Pero no importa qu¨¦ condiciones ofrezca, siempre dicen que no tienen tiempo. Esas extranjeras son m¨¢s dif¨ªciles de tratar que Elwood mismo. Araceli reflexion¨® un momento y dijo: -Tal vez piensan que no hemos mostrado suficiente inter¨¦s. Hazme un favor, investiga sus movimientos. Si es necesario, vr¨¦ personalmente a Chile. Si hab¨ªa podido convencer a Elwood, estaba segura de que podr¨ªa lograr lo mismo con suspa?eras de academia. Mientras tanto, en el aeropuerto de Cartagena... Tres mujeres j¨®venes y hermosas se abnzaron sobre Sabrina en un c¨¢lido abrazo. -?Sabrina, cu¨¢nto te hemos extra?ado! 212 Chapter 463 Cap¨ªtulo 463 Los cuatro, con sus rostros impresionantes, causaron un peque?o revuelo en el aeropuerto. Muchas personas pensaron que eran celebridades yenzaron a tomarles fotos con sus celres. A excepci¨®n de Sabrina,s otras tres ya estaban acostumbradas a este tipo de atenci¨®n y no le dieron importancia. Nerea Mendoza, que caminaba aldo de Sabrina, pregunt¨®: -Sabrina, ?finalmente has decidido retomar tu carrera? Sabrina asinti¨® suavemente. -Lo siento, por tantos a?os no meuniqu¨¦ mucho con ustedes, y ahora que lo hago, es para pedirles ayuda. Las tres eranpa?eras de escu de Sabrina, y tambi¨¦n miembros del sal¨®n de fama del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria. Actualmente, destacaban en diversos campos de m¨²sica. Incluso, dos de es hab¨ªan rechazado invitaci¨®n de Elwood. Todas proven¨ªan de familias con buenos recursos ques respaldaban, as¨ª que no hab¨ªa necesidad de convertirse en disc¨ªps de Elwood. Adem¨¢s, Elwood era conocido por ser muy estricto. Acostumbradas a su libertad y con recursos de sobra, no ve¨ªan necesario convertirse en disc¨ªps de Lennox. Aunque Elwood era un genio de m¨²sica, hab¨ªa ciertos instrumentos que no dominabapletamente. Mientras estuvieron en escu, aunque sol¨ªan tocar juntas y ten¨ªan una excelente rci¨®n, cada una se especializaba en diferentes instrumentos. Ynda Galindo, m¨¢s joven y de car¨¢cter m¨¢s vivaz, abraz¨® efusivamente el brazo de Sabrina. -Somoso hermanas, ?por qu¨¦ ser tan formal con nosotras? Por cierto, Sabrina, qu¨¦ m eres. Nos dejaste sin noticias por tanto tiempo. Las mentes brintes suelen atraer a otras mentes brintes. Adem¨¢s, ya sea que fueran colombianas o de otras partes de Am¨¦rica Latina,part¨ªan muchas cosas en¨²n. En el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, formaron una banda y sol¨ªanpetir y presentarse juntas. Su grupo estuvo a punto de conquistar todo el mundo idental. 13:49 Capitulo 463 Uno de los disc¨ªpulos de Elwood fue vencido por Ynda, y desde entonces, nunca volvi¨® a ser el mismo; su carrera se desplom¨®. -Lo siento -murmur¨® Sabrina. Si no hubiera ocurrido aquel idente, Sabrina habr¨ªa estado temporalmente en Chile desarrondo su carrera. Las cuatro hab¨ªan acordado formar una banda. Normalmente, cada una podr¨ªa dedicarse a su propio campo musical, ya sea estudiando o actuando. Pero para conciertos opeticiones, se reunir¨ªan de nuevo. Sin embargo... Sabrina tuvo un idente. Nerea pregunt¨®: -Sabrina, ?qu¨¦ pas¨® exactamente? ?C¨®mo es que fuiste a Colombia y regresaste casada y con un hijo? ?Encontraste el amor verdadero? Durante ese tiempo, vida de Sabrina fue un caos, no solo lidiaba con un embarazoplicado, sino tambi¨¦n con madre de Andr¨¦. Mientras tanto,s otras tres estaban ocupadas con estudios avanzados, presentaciones opeticiones, y suunicaci¨®n con Sabrina se volvi¨® menos frecuente. Cuando finalmente lograron estabilizar sus carreras, ya hab¨ªan perdido contacto con Sabrina. Solo Est Vald¨¦s, de mejor posici¨®n familiar, logr¨® obtener el contacto de Sabrina, mientras ques otras dos no pudieron encontra. El sue?o de formar banda se pospuso indefinidamente. Sabrina guard¨® silencio por unos segundos antes de har: -Fui invitada a una presentaci¨®n, y luego, en fiesta de celebraci¨®n, beb¨ª un poco de m¨¢s. Esa noche acababa de regresar a Cartagena, a¨²n no me acostumbraba al cambio de horario, y en mi confusi¨®n, entr¨¦ a habitaci¨®n equivocada. A ma?ana siguiente, ya hab¨ªamos arado todo, pero qui¨¦n iba a imaginar que de esa ¨²nica vez, quedar¨ªa embarazada. Ynda abri¨® los ojos con sorpresa. -Eso es tan de nov. -S¨ª, as¨ª de incre¨ªble fue confirm¨® Sabrina. Mientras chaban, salieron del aeropuerto. Dani ya esperaba en puerta del aeropuerto con el carro listo. Al ves salir, Dani les hizo se?as con mano. Chapter 464 Cap¨ªtulo 464 -?H, chicas, cu¨¢nto tiempo sin vernos! Ynda y Dani siempre hab¨ªan sido muy extrovertidas y se llevaban de maravi desde sus d¨ªas en el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria. Al ver a Dani, los ojos de Ynda briron y r¨¢pidamente le dio un gran abrazo. -?Dani, te he extra?ado much¨ªsimo! Aunque hab¨ªan pasado muchos a?os sin verse, no hab¨ªa ni rastro de iodidad o extra?eza entre es. Est, quien hab¨ªa estado un poco cada, dud¨® un momento antes de har en voz baja: -Sabrina, ?te han contactado los Ramos? En el grupo, Est era que ven¨ªa de familia m¨¢s odada. La familia Vald¨¦s, a cual pertenec¨ªa, y familia Ramos ten¨ªan un estatus simr ypart¨ªanzos de amistad desde hac¨ªa a?os. Recientemente, los Vald¨¦s hab¨ªan mostrado inter¨¦s en fortalecer esta rci¨®n mediante un matrimonio, queriendo que Est se casara con Federico, el hermano mayor de Sabrina. Sabrina, al escuchar esto, hizo una pausa mientras abr¨ªa puerta del carro. -No, ?por qu¨¦ lo preguntas? Est respondi¨® en voz baja: -Escuch¨¦ que tu hermano dijo que en alg¨²n momento los Ramos quieren que regreses con ellos. Para Sabrina, el asunto de familia Ramos ya no ten¨ªa ning¨²n impacto emocional,o si escuchara har de extra?os. -?Que me lleven de vuelta? -pregunt¨® Sabrina, sorprendida-. Despu¨¦s de tantos a?os sin contacto, ?por qu¨¦ de repente quieren que regrese? Est explic¨®: -Recientemente has aparecido varias veces ens noticias locales, y los Ramos se enteraron. El se?or Ramos se ha enterado de que no est¨¢s pasando bien y, movido porpasi¨®n, quiere que regreses. Sabrina se sent¨® en el carro, diciendo con indiferencia: -Noparto su camino ni sus ideas. Est, captando profundidad de sus pbras, pregunt¨®: -Sabrina, ?no quieres regresar? 13:50 Cap¨ªtulo 464 Sabrina respondi¨®: -Regrese o no, realmente no veo diferencia. Est quiso decir algo m¨¢s, pero al reflexionar, se dio cuenta de que ten¨ªa raz¨®n. Sabrina hab¨ªa logrado ingresar al Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria por sus propios m¨¦ritos, sin depender de los Ramos. Sus gastos de matr¨ªc y manutenci¨®n los cubr¨ªa con becas y lo que ganaba en presentaciones. Adem¨¢s, incluso si no tuviera ese dinero, Sabrina no estaba en una situaci¨®n econ¨®mica precaria. Antes de regresar con los Ramos, su madre le hab¨ªa dejado una considerable suma de dinero, suficiente para su vida y estudios. En realidad, familia Ramos nunca le hab¨ªa dado ning¨²n apoyo significativo. Cuando Sabrina regres¨® con los Ramos, Mart¨ªn tampoco fue taca?o con e. Le daban una mensualidad de cien mil al mes para sus gastos personales, y los lujoso ropa, bolsos y carros se consideraban aparte. Pero Sabrina nunca toc¨® ese dinero. Su hermano F¨¦lix le explic¨® el segundo d¨ªa despu¨¦s de recibir su mensualidad: -Aunque somos una familia adinerada, los Ramos no vivimos des riquezas familiares. Mi hermano mayor y yo llevamos tiempo trabajando y no necesitamos mesada familiar. En cuanto a Eva... F¨¦lix hizo una pausa, reflejando orgullo y satisfi¨®n en sus ojos. -Eva es una genio de f¨ªsica. Antes de ser mayor de edad, ya hab¨ªa obtenido varias patentes. En estos a?os, ha ganado numerosos premios de concursos. Aunque es una se?orita de sociedad, ya no necesita mensualidad familiar. Sabrina entendi¨® perfectamente lo que F¨¦lix quer¨ªa decir. -?Entonces, crees que regres¨¦ a familia Ramos para vivir de ellos? -pregunt¨® Sabrina. F¨¦lix respondi¨®: -?Sabes por qu¨¦ pap¨¢ no ha hecho p¨²blica tu identidad todav¨ªa? Porque en nuestra familia, todos somos excepcionales. Desde mi hermano mayor hasta Eva, todos somos reconocidoso los mejores en nuestros campos. Por ahora, no cumples con ese est¨¢ndar. As¨ª que te damos tres a?os para aprenders normas y adaptarte a vida de familia Ramos. Despu¨¦s de esos tres a?os, si demuestras ser una dama adecuada, revremos tu identidad al p¨²blico. 13:50 Chapter 465 Cap¨ªtulo 465 Lo que F¨¦lix no sab¨ªa es que, en ese momento, Sabrina ya hab¨ªa sido aceptada excepcionalmente en el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria. Sin embargo, Sabrina, siendo joven y orgullosa, ten¨ªa su propia dignidad. Rechaz¨® tarjeta que F¨¦lix le ofrec¨ªa. -Aunque solo eres un a?o menor que Eva, no puedespararte con e -dijo F¨¦lix-. Toma esta tarjeta, si no es suficiente, puedes pedirnos m¨¢s a nosotros o a pap¨¢. Despu¨¦s de todo, eres parte de nuestra familia, y seguramente tu vida fuera de aqu¨ª no ha sido f¨¢cil. Si deseasprar alg¨²n lujo, joyas o un carro, puedes hacer una lista y familia se encargar¨¢ de todo. No queremos que gente piense que te estamos tratando mal. ?Pedir m¨¢s si no alcanza? ?Hacer una lista? Apenas hab¨ªa regresado y ya le estaban ofreciendo una vida de derroche. Esto no parec¨ªa un reencuentro familiar, sino una invitaci¨®n a gastar dinero. Si aceptaba, seguro despreciar¨ªan a¨²n m¨¢s. Desde peque?a, Sabrina nunca se hab¨ªa preocupado porida o ropa, era chica m¨¢s popr de escu y una estudiante destacada. En su hogar, siempre fue una chica rica y famosa. ?C¨®mo podr¨ªa permitir que sus propios familiares trataran con tan poca consideraci¨®n? Firmemente, decidi¨® no aceptar tarjeta. Al ver su determinaci¨®n, F¨¦lix no insisti¨® m¨¢s y guard¨® tarjeta. Nadie, excepto F¨¦lix, estaba al tanto de este episodio. Mart¨ªn y Federico no ten¨ªan idea de lo que hab¨ªa ocurrido. Aunque un mill¨®n de pesoso dinero para gastar era una suma considerable, para una familia tan grandeo los Ramos, era insignificante y nadie le daba importancia. Adem¨¢s, transferir dinero era algo que siempre hac¨ªa el secretario. Incluso despu¨¦s de que Sabrinaetiera aquel error y se marchara de casa, aunque Mart¨ªn hab¨ªa dicho pbras duras y estaba molesto, nunca le cancel¨® su tarjeta, ya que Sabrina segu¨ªa siendo su hija. Esa cantidad era suficiente para que e viviera c¨®modamente. Hasta el d¨ªa de hoy, Mart¨ªn pensaba que Sabrina todav¨ªa ten¨ªa su tarjeta. La voz de Est sac¨® a Sabrina de sus pensamientos. -Sabrina, ?los Ramos realmente no saben en qu¨¦ escu estudias? La ¨²ltima vez que me encontr¨¦ con tu hermano mayor y le mencion¨¦ que te graduaste del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, se sorprendi¨® mucho. -S¨ª -respondi¨® Sabrina con una ligera bu en sus ojos. Estudi¨¦ unos meses en una secundaria en Chile antes de recibir carta de aceptaci¨®n del Conservatorio de M¨²sica Santa 13:50 Cap¨ªtulo 465 Victoria. Ellos siempre pensaron que segu¨ªa en secundaria. Cuando fui aceptada, quise cont¨¢rselos, pero en aque ¨¦poca en casa solo se haba de a qu¨¦ universidad iba a postr Eva, as¨ª que no ten¨ªan tiempo para m¨ª. Durante ese tiempo, los tres hermanos y su padre estaban en constantes disputas, y atm¨®sfera en casa estaba tensa y hostil. Aparte de Mart¨ªn, tanto los hermanoso Eva quer¨ªan que e ingresara a una escu de negocios. Pero Mart¨ªn no estaba de acuerdo. Nadie ten¨ªa energ¨ªa para prestarle atenci¨®n a Sabrina. Apenas pudo har unas pbras con Mart¨ªn antes de que ¨¦l cara sugiri¨¦ndole que pidiera m¨¢s dinero de su mesada si lo necesitaba. Tres meses despu¨¦s, Eva finalmente cedi¨®. Eva decidi¨® postr a una academia de m¨²sica. No eligi¨® el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, pero opt¨® por una des diez mejores academias de m¨²sica del mundo. El d¨ªa antes de que Eva tomara su decisi¨®n, su padre y su hermano mayor maron a Sabrina para har a ss. -Auri, hemos decidido otorgarle a Eva el quince por ciento des iones de familia Ramos -dijo Mart¨ªn con cuidado-. Seguramente est¨¢s al tanto des discusiones en casa sobre universidad de Eva. Mi intenci¨®n es que e vaya a una academia de m¨²sica. Pero Eva no quiere; prefiere destacarse en el campo en el que es buena, y eso ha causado conflictos en familia. Chapter 466 Cap¨ªtulo 466 Al final, llegamos a un acuerdo: Eva optar¨¢ por ingresar a una universidad de m¨²sica. Comopensaci¨®n, le ofrec¨ª un quince por ciento de participaci¨®n ens iones. Al escuchar esto, Sabrina sinti¨® un profundo sentido de iron¨ªa. Eva es una genio en ciencias, pero no quiere asistir a una universidad de ingenier¨ªa; su deseo es ir a una escu de negocios. ?Qu¨¦ tiene que ver escu de negocios con sus habilidades en ciencias? ?Acaso piensan que pueden aprovecharse de que Sabrina nunca fue a universidad y no entiende del tema? Federico, quien estaba aldo, tambi¨¦nent¨®: -Aurora, en teor¨ªa, Eva deber¨ªa recibir solo un diez por ciento des iones, al igual que tus hermanos. Sin embargo, tu regreso podr¨ªa generar muchos rumores y espiones sobre e en el futuro, incluso podr¨ªan resurgir viejas historias. Quiz¨¢s esto afecte negativamente su reputaci¨®n. Por eso, despu¨¦s de discutirlo con pap¨¢, decidimos darle un cinco por ciento adicionalopensaci¨®n. ?Afectar negativamente a Eva? ?Es su regreso causa de estos posibles efectos negativos? Entonces, ?deber¨ªa no haber regresado? Mart¨ªn, viendo que Sabrina no dec¨ªa nada, a?adi¨®: -Auri, siempre he tratado a todos ustedes, mis hijos, por igual. No te preocupes, tambi¨¦n tienes una parte des iones del Grupo Ramos. Despu¨¦s de tres a?os, cuando te hayas adaptadopletamente a tu identidad en familia Ramos, recibir¨¢s un diez por ciento des iones, al igual que tus otros dos hermanos. Esteban y F¨¦lix tambi¨¦n tienen solo un diez por ciento cada uno. Federico tiene quince por ciento, ya que es el futuro heredero del Grupo Ramos, adem¨¢s de ser el hijo mayor, y carga cons responsabilidades de familia. Que reciba un cinco por ciento m¨¢s esprensible, y nadie lo cuestiona. Ahora, Eva tambi¨¦n recibir¨¢ un cinco por ciento m¨¢s, igual que Federico. En ese momento, Sabrinaprendi¨® por qu¨¦ sus tres hermanos no estaban muy contentos 13:51 Capitulo 466 con su regreso a familia Ramos. Su regreso repartir¨¢s iones entre m¨¢s personas. Aunque Eva tambi¨¦n recibir¨¢ una parte, ellos han crecido juntos desde peque?os. Diferente es situaci¨®n con Sabrina, que apareci¨® de repente y sin previo aviso. Estas cuestiones, en realidad, no ten¨ªan mucho que ver con Sabrina. Mart¨ªn pod¨ªa decidir a qui¨¦n darle m¨¢s o menos, y a Sabrina no le importaba. Y cuando Mart¨ªn y Federico le haron sobre esto, no era para pedir su opini¨®n, sino simplemente para informarle. En cuanto a si realmente recibir¨ªa iones en tres a?os, eso ya se ver¨ªa en el futuro. Sabrina no se dej¨® llevar pors promesas de Mart¨ªn ni desarroll¨® expectativas infundadas. Despu¨¦s de todo, lo que realmente es suyo, nunca necesita que alguien m¨¢s se lo d¨¦. Una vez que Sabrina estuvo de acuerdo, al d¨ªa siguiente se celebr¨® una reuni¨®n familiar para anunciar decisi¨®n. Esteban y F¨¦lix estaban muy satisfechos con sensatez de Sabrina. Incluso F¨¦lix, que rara vez mostraba simpat¨ªa, fue amable y salud¨® a Sabrina. Cuanto m¨¢s tiempo pasaba Sabrina en familia Ramos, m¨¢s notaba lo estrictas que erans expectativas de Mart¨ªn para Eva. A menudo, Mart¨ªn revisaba personalmentes tareas de Eva. Si hab¨ªa algo que no cumpl¨ªa con los est¨¢ndares, tra¨ªa a maestros expertos para ayuda. Sin embargo, con Sabrina, Mart¨ªn era mucho m¨¢s flexible. El tema de a qu¨¦ universidad se postba Eva lleg¨® al punto de ser una guerra familiar. En cambio, Sabrina ten¨ªa libertad de elegir cualquier universidad que deseara, siempre que estuviera feliz. Qu¨¦ padre tanprensivo y que tanto mima a su hija. Hubo un tiempo en que Sabrina tambi¨¦n lo ve¨ªa as¨ª. Sin embargo, olvidaba que una hija que apenas regresaba al hogar y otra que llevaba casi veinte a?os con familia, dif¨ªcilmente podr¨ªan ser tratadas de misma manera. Chapter 467 Cap¨ªtulo 467 Fabi¨¢n organiz¨® cuidadosamente tres expedientes y se los entreg¨® a Andr¨¦. -Andr¨¦, estos son los tres individuos que Araceli quiere invitar. Son personas de otras regiones de Am¨¦rica Latina, todas es hijas de familias prominentes que han logrado un considerable ¨¦xito en industria musical en los ¨²ltimos a?os. Aunque el p¨²blico general puede no reconocer sus nombres, dentro del c¨ªrculo musical son muy reconocidas e incluso han rechazado invitaciones de Elwood. Ah, y... Este mujer que se ma Nerea es hija del Grupo Mendoza y recientementeenz¨® una cboraci¨®n con el Grupo Carvalho. Si te acercas a se?or Mendoza, creo que ¨¦l podr¨ªa darte su apoyo. Andr¨¦ ech¨® un vistazo a los documentos que Fabi¨¢n le entreg¨® y asinti¨® ligeramente. Fabi¨¢n continu¨®: -Esta mujer que se ma Ynda, aunque tambi¨¦n es de una familia adinerada, no es tan influyenteo el Grupo Carvalho. Podemos ejercer un poco de presi¨®n sobre su familia sin mayores problemas. Sin embargo, es que se ma Est que presenta un desaf¨ªo... Fabi¨¢n frunci¨® el ce?o. -Su familia es muy poderosa y, seg¨²n dicen, est¨¢ a punto deprometerse con Federico, el primog¨¦nito del Grupo Ramos... No creo que podamos forzar situaci¨®n. Andr¨¦ dej¨® de hojear los documentos por un momento. -?Federico va aprometerse? -S¨ª-respondi¨® Fabi¨¢n-, ya tiene una buena edad para hacerlo y, siendo el futuro heredero del Grupo Ramos, es l¨®gico que est¨¦ prepar¨¢ndose para elpromiso. T¨² eres menor que ¨¦l, y ya hasta tienes hijos correteando por ah¨ª. Fabi¨¢n se detuvo al recordar algo y mir¨® a Andr¨¦. -Acabo de recordar que t¨² y Federico tienen cierto trato. ?No podr¨ªas pedirle que nos eche una mano? Andr¨¦ frunci¨® el ce?o. -Todav¨ªa no est¨¢ confirmado si Federico se casar¨¢ con se?orita Vald¨¦s. Interferir en este momento podr¨ªa ser contraproducente y causarles molestias. Fabi¨¢n consider¨® esto y estuvo de acuerdo. -Andr¨¦, ?c¨®mo conociste a los Ramos? La familia Ramos siempre ha estado en Chile y no 13:52 Capitulo 467 tiene mucha rci¨®n con el Grupo Carvalho, ?verdad? En t¨¦rminos de poder empresarial, el Grupo Ramos es m¨¢s fuerte que el Grupo Carvalho. A pesar de que el Grupo Carvalho ha prosperado bajo el liderazgo de Andr¨¦, a¨²n no puedepararse con una dinast¨ªao el Grupo Ramos, que tiene siglos de historia. La familia Ramos es conocida por estar llena de talento. Federico, en particr, es un l¨ªder excepcional. Lo m¨¢s admirable es que familia Ramos no est¨¢ envuelta en esc¨¢ndalos, lo que les permite mantener una estructura ra y una unidad s¨®lida. -Una vez, durante un viaje de negocios a Chile, asist¨ª a un concierto -explic¨® Andr¨¦-. En esa ocasi¨®n, se?orita Ramos fue maltratada por algunos miembros de orquesta y yo intervine para ayuda. Tras enterarse, Federico vino personalmente a agradecerme. Esto significa que Federico le debe un favor, algo muy valioso trat¨¢ndose del futuro heredero del Grupo Ramos. Hasta ahora, Andr¨¦ no ha encontrado una situaci¨®n que justifique usar ese favor, ya que es consciente de que un favor no implica una rci¨®n constante. Andr¨¦ es un hombre inteligente y sabe que los favores deben reservarse para momentos cr¨ªticos. Al escuchar sobre se?orita Ramos, Fabi¨¢n se mostr¨® curioso. -He o¨ªdo que Eva es considerada una belleza ¨²nica en su generaci¨®n, una referencia en el c¨ªrculo de mujeres de alta sociedad. Andr¨¦, ?es realmente tan hermosa? -S¨ª-respondi¨® Andr¨¦ con indiferencia. Fabi¨¢n lo mir¨® con picard¨ªa. -?M¨¢s hermosa que Sabrina? No se puede negar que belleza de Sabrina es excepcional, incluso entres mujeres m¨¢s atractivas que Fabi¨¢n ha conocido. De lo contrario, ?c¨®mo logr¨® casarse con Andr¨¦? Aunque Sabrina es muy hermosa, Fabi¨¢n no soporta. No es alguien que se deje llevar solo pors apariencias. En t¨¦rminos de talento, Araceli es mucho m¨¢s destacada. -Son de estilos diferentes, dif¨ªcil depararent¨® Andr¨¦ casualmente. Fabi¨¢n se sorprendi¨® un poco. El nombre de Eva es conocido en todos los c¨ªrculos de alta sociedad. Se dice que es una maestra en m¨²sica, ajedrez, caligraf¨ªa, pintura y adem¨¢s es una estudiante ejemr. 14-02 Chapter 468 Cap¨ªtulo 468 Y ten¨ªa un rostro que quitaba el aliento, una belleza iparable. Erao si el cielo hubiera favorecido, una verdadera hija predilecta del destino. Cuando los padres de Fabi¨¢n haban de Eva, lo hac¨ªan con una expresi¨®n de admiraci¨®n y respeto que dejaba ro que se sent¨ªan inferiores. -Quienquiera que logre casarse con se?orita Eva de familia Ramos, sin duda, debe haber acumdo m¨¦ritos en una vida anterior. -Ay, Eva es tan excepcional, no es alguien a quien familiaso nuestra puedan aspirar. -Escuch¨¦ que incluso un rey de otro pa¨ªs quiso casarse con Eva y llevao re¨ªna, pero el padre de Eva lo rechaz¨®. No s¨¦ qu¨¦ tipo de yerno est¨¢n buscando. -Don Mart¨ªn no quiere que su hija se case con un rey yparta a su esposo con muchas otras mujeres. Con el linaje, belleza y talento de Eva, encontrar a un hombre que sea excelente en todos los aspectos y que, adem¨¢s, le sea fiel no deber¨ªa ser dif¨ªcil. Los padres de Fabi¨¢n baban a Evao si fuera una mujer celestial. Fabi¨¢n sent¨ªa curiosidad por e, pero al buscar sus fotos, descubri¨® que no hab¨ªa ninguna en inte. Parece que los Ramos proteg¨ªan muy bien. Ni siquiera quer¨ªan que soportara un poco de chisme. Fabi¨¢n intentaba medir belleza de Evapar¨¢nd con Sabrina, solo para saber cu¨¢nto m¨¢s hermosa podr¨ªa ser. No esperaba que, seg¨²n Andr¨¦, fueran igual de bes. -?C¨®mo es posible? -exm¨® Fabi¨¢n, incr¨¦dulo-. Andr¨¦, ?no estar¨¢s exagerando belleza de Sabrina? ?C¨®mo podr¨ªa Sabrinapararse con una bellezao Eva? Andr¨¦ mir¨® a Fabi¨¢n. -?Sabrina es tan m? Fabi¨¢n abri¨® boca, queriendo mencionar cosaso que Sabrina es una in¨²til sin educaci¨®n, pero al encontrarse con los oscuros y profundos ojos de Andr¨¦, no pudo decir una pbra. Despu¨¦s de todo, Sabrina era ex esposa de Andr¨¦ y madre de Thiago. Har mal de Sabrina era tambi¨¦n una ofensa para Andr¨¦ y su hijo. Adem¨¢s... Por su apariencia, Sabrina pod¨ªa impresionar a muchas personas. La primera vez que Andr¨¦ present¨®, Fabi¨¢n pens¨® que Andr¨¦ se hab¨ªa casado con una 14.02 heredera de una familia adinerada. Fabi¨¢n cambi¨® de tema. -Andr¨¦, ?qu¨¦ piensas hacer con estas tres mujeres? Andr¨¦ revisaba los documentos frente a ¨¦l. -Paras dos primeras, mar¨¦ a los jefes de sus familias. En cuanto a esta Est... llevar¨¦ a Araceli a conoce personalmente. Si se niega, no importa, no necesitamos otra. Fabi¨¢n tuvo una idea. -Andr¨¦, ?no te debe Federico un favor? Aunque no haya un ece con se?orita Vald¨¦s, podr¨ªas pedirle que interceda. He o¨ªdo que familia Vald¨¦s y familia Ramos son amigos de toda vida. Con posici¨®n de Federico, estoy seguro de que familia Vald¨¦s le har¨ªa un favor... Fabi¨¢n fue bajando voz mientras haba, d¨¢ndose cuenta de que usar un favor de Federico para algo tan peque?o no era muy inteligente. Al d¨ªa siguiente, Est estaba visitando el estudio de Sabrina cuando recibi¨® una mada de su hermano mayor. -Est, ?est¨¢s en Cartagena ahora? -S¨ª, ?por qu¨¦? -Un amigo me contact¨®. Quiere invitarteo artista invitada a un concierto... Bueno, es dif¨ªcil explicarlo por tel¨¦fono. Deber¨ªas reunirte con ¨¦l. Si no quieres, no hay problema. Solo d¨ªselo. Est ya hab¨ªa pasado por situaciones simres muchas veces, as¨ª que no se sorprendi¨®. -Est¨¢ bien, ir¨¦ a conocerlo. Poco despu¨¦s de colgar, su hermano le envi¨® diri¨®n a su celr. Est era terrible cons diriones; aunque tuviera el mapa, no pod¨ªa entenderlo bien. Sabrina, que estaba a sudo, sonri¨® y dijo: -Conozco el lugar. No tengo nada que hacer ahora, puedo llevarte. Est asinti¨®. Ambas salieron del estudio y se dirigieron al lugar acordado. Despu¨¦s de tocar puerta del sal¨®n privado, entraron. 212 Chapter 469 14.02 Cap¨ªtulo 469 Al ver as dos personas sentadas en el reservado, expresi¨®n de Sabrina se congel¨®. Andr¨¦ y Araceli. Est, que estaba detr¨¢s de Sabrina, se sorprendi¨® al ver que se deten¨ªa en puerta y pregunt¨®: -Sabrina, ?qu¨¦ pasa? Sabrina volvi¨® a realidad y respondi¨® con indiferencia: -No es nada. Dicho esto, entr¨® en el reservado. Al ve entrar, Araceli tambi¨¦n mostr¨® sorpresa. -Sabrina, ?c¨®mo que eres t¨²? Esta vez, estaba segura de que no hab¨ªa invitado a Sabrina, sino a una estudiante mada Est. Est era una experta en piano, una des personas destacadas en el Sal¨®n de Fama del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, y tambi¨¦n era colombiana. Ambas eran exalumnas y del mismo pa¨ªs, lo que hac¨ªa m¨¢s f¨¢cil acercarse y conversar. Por supuesto, antes, sin ayuda de Andr¨¦, habr¨ªa sido imposible para Araceli invitar a una pianista tan destacadao Est, incluso siendo exalumnas. Est entr¨® detr¨¢s de Sabrina, sonriendo suavemente: -H a todos, me mo Est y esta es mi buena amiga Sabrina. -Disculpen pregunta, ?se conocen? Al escuchars pbras ¡°buena amiga", Araceli abri¨® los ojos con asombro. ?C¨®mo podr¨ªa Sabrina tener una amiga del nivel de Est? Andr¨¦ ramente tampoco esperaba que Sabrina conociera a Est. ?C¨®mo en su c¨ªrculo Sabrina habr¨ªa conocido a alguien de ta de Est? Con una voz profunda y agradable, Andr¨¦ explic¨®: -S¨ª, e es madre de mi hijo. Aun con toda supostura, Est no pudo evitar mostrar una expresi¨®n de asombro al escuchar eso. -?T¨² eres el exmarido de Sabrina? Estos d¨ªas, por boca de Dani, hab¨ªan sabido toda historia detr¨¢s del divorcio de Sabrina. ?C¨®mo una mujer tan excepcionalo Sabrina pudo ser menospreciada por su esposo y su familia pol¨ªtica? Todo por un supuesto amor verdadero, una vieja novia del pasado, y as¨ª divorciarse de Sabrina. 14.02 Capitulo 469 Pensando en esto, mirada de Est se pos¨® en Araceli. Entonces, ?esta era famosa "verdadera" pareja de Andr¨¦? La expresi¨®n de Est volvi¨® a ser tranqu, pero su sonrisa era distante y educada. Un ligero temblor en el p¨¢rpado de Araceli le provoc¨® un presentimiento de que algo malo podr¨ªa suceder. Despu¨¦s de que Sabrina y Est tomaron asiento, Est pregunt¨®: -Me gustar¨ªa saber, se?or Carvalho, ?cu¨¢l es el prop¨®sito de nuestra reuni¨®n? Andr¨¦nz¨® una mirada a Sabrina antes de responder: -En tres meses, Araceli organizar¨¢ un concierto. Escuch¨¦ que se?orita Vald¨¦s y Araceli son exalumnas, as¨ª que me gustar¨ªa invitar a se?orita Vald¨¦so invitada especial. Est sonri¨® con elegancia, su voz calma y medida. -Lo siento, me temo que no podr¨¦. La voz de Andr¨¦ era ra y resonante,o un manantial: -Pero seg¨²n tengo entendido, se?orita Vald¨¦s, usted no tiene conciertos nipetencias en esa fecha. Est no lo neg¨®, asintiendo suavemente. -As¨ª es, pero debido a algunas cuestiones importantes, he cancdo todos mispromisos para esa ¨¦poca. Hace poco, recibi¨® un mensaje de que Sabrina necesitaba ayuda, y sin pensarlo dos veces, pospuso todas sus presentaciones ypetencias. Ynda y Nerea tambi¨¦n hicieron lo mismo. En teor¨ªa, lo que se hab¨ªa dicho hasta ese momento dejaba ra postura de Est. Sin embargo, Araceli intervino de repente. -Se?orita Vald¨¦s, ?no quiere ser mi invitada especial por rci¨®n que tiene con se?orita Ib¨¢?ez? Los ojos de Est briron por un momento. E estaba acostumbrada a tratar con damas de alta sociedad y mujeres de familias influyentes. Normalmente, incluso si hab¨ªa desacuerdos, siempre se dejabans formas intactas. Chapter 470 Cap¨ªtulo 470 Este Araceli, qu¨¦ falta de cortes¨ªa. El rostro de Est no mostraba ning¨²n cambio en su sonrisa, y su tono era calmado y sereno, manteniendo cortes¨ªa. -Lo siento, se?orita, esto es un asunto personal y no tengo necesidad de inform¨¢rtelo. Araceli se qued¨® un tanto perpleja. La actitud de Est segu¨ªa siendo amable, pero sus pbras llevaban una afda indirecta. -Adem¨¢s, se?orita, es muy descort¨¦s hacer suposiciones malintencionadas sobre los dem¨¢s. El rostro de Araceli mostr¨® un leve cambio. Al ver a Sabrina, Araceli ya casi hab¨ªa entendido que Est definitivamente rechazar¨ªa. En ese momento, una voz masculina, profunda y agradable, reson¨® en el ambiente. -Se?orita Vald¨¦s, Araceli padece una enfermedad terminal. Quiz¨¢s esta sea su ¨²ltima oportunidad de presentar un concierto. Espero que, por ser epa?eras, puedas hacerle este favor. Andr¨¦ hizo una pausa, su voz sonaba inusualmente sincera. -Si puedes ayudar, considerar¨¦ que me debes un favor. O si tienes alguna condici¨®n, tambi¨¦n puedes ntea. Est esboz¨® una ligera sonrisa, sin dejar lugar a fas en su actitud. -Lamento mucho lo que atraviesa se?orita, pero ya mepromet¨ª a ayudar a un amigo y no puedo faltar a mi pbra. Despu¨¦s de todo, integridad es fundamental en vida. De verdad lo siento, se?or Carvalho y se?orita, deber¨¢n buscar a alguien m¨¢s. Con estas pbras, Est cerr¨® todass puertas a Andr¨¦. Est era se?orita Vald¨¦s; si llegara a faltar a su pbra, podr¨ªa afectar imagen de su familia. Si por esta raz¨®n se perjudicaba a familia Vald¨¦s, nadie podr¨ªa asumir esa responsabilidad. Al escuchar esto, Araceli se enfureci¨® a¨²n m¨¢s con Sabrina por haber intervenido. Si no fuera por Sabrina, con el prestigio de Andr¨¦, Est tal vez habr¨ªa aceptado ser su invitada especial. Y e, Araceli, podr¨ªa haber aprovechado este concierto para hacerse amiga de Est y entrar al c¨ªrculo social de alta sociedad. Cap¨ªtulo 470 Llegados a este punto, Andr¨¦ no pudo insistir m¨¢s y solo le qued¨® buscar otra soluci¨®n. -Est¨¢ cerca hora del almuerzo, se?orita Vald¨¦s, ?por qu¨¦ no se queda aer con nosotros? Andr¨¦ solo invit¨® por cortes¨ªa, sin esperar que Est aceptara. Despu¨¦s de todo, e acababa de rechazarlos, no tendr¨ªa sentido querer seguir interactuando con ellos. Para su sorpresa, Est, contrariandos expectativas, sonri¨® y acept¨®. -Gracias, se?or Carvalho. Despu¨¦s de todo, era solo unaida y nopromet¨ªa a deber favores. Andr¨¦ m¨® al mesero. Est tom¨® el men¨² y le pregunt¨® a Sabrina, quien estaba sentada a sudo. -Sabrina, ?cu¨¢les tillos riendas? ?Cu¨¢les son los m¨¢s ricos? Sabrina le sugiri¨® algunos tillos. Est eligi¨® dos de entres rendaciones de Sabrina. -Sabrina, supongo que tu gusto no ha cambiado, ?sigues disfrutando deida picante? Sabrina asinti¨®. -Bien, entonces elijo estos dos. A continuaci¨®n, Est tambi¨¦n pidi¨® dos jugos que sab¨ªa que a Sabrina le gustaban. Los ojos de Andr¨¦ se oscurecieron un poco. Al principio no estaba seguro de que Est y Sabrina realmente fueran buenas amigas. Despu¨¦s de todo, hab¨ªa una gran diferencia entre es. Pero ahora, al ver c¨®mo se conoc¨ªan tan bien y facilidad con que se entend¨ªan, era evidente que su rci¨®n iba m¨¢s all¨¢ de una simple amistad. Es... quiz¨¢ eran realmente grandes amigas. Una vez que ambas terminaron de ordenar, Andr¨¦ pregunt¨® de repente: -Se?orita Vald¨¦s, me gustar¨ªa saber c¨®mo se conocieron t¨² y Sabrina. Chapter 471 Cap¨ªtulo 471 Al escuchars pbras de Andr¨¦,s tres mujeres presentes dirigieron su mirada hacia ¨¦l. Sabrina. Era raro que Andr¨¦ se dirigiera a Sabrina de una manera tan cercana. No, para ser precisos, casi nunca lo hac¨ªa. Normalmente simplemente maba por su nombre, y lo m¨¢s cercano que llegaba era "se?ora Carvalho". En ese momento, no solo los dem¨¢s, sino que incluso Sabrina misma, sinti¨® que su piel se erizaba al escucharle,o si le recorriera un escalofr¨ªo. El rostro de Araceli mostraba una sonrisa forzada que apenas lograba mantener. Est estaba un poco sorprendida, ?no se hab¨ªan divorciado Sabrina y Andr¨¦? ?Por qu¨¦ maba con tanta familiaridad? Est respondi¨®: -Sabrina y yo fuimospa?eras en universidad. -?Universidad? -Andr¨¦ mostr¨® una expresi¨®n de sorpresa-. ?Ustedes... fueronpa?eras de universidad? Est ya sab¨ªa por Dani que el exmarido de Sabrina y sus amigos no valoraban, siempre burl¨¢ndose de que solo ten¨ªa estudios de secundaria. Est levant¨® una ceja, -?Por qu¨¦? ?Alg¨²n problema con eso? Por alguna raz¨®n, Araceli no pudo contenerse ese d¨ªa. -Escuch¨¦ que se?orita Ib¨¢?ez solo ten¨ªa estudios de secundaria, ?c¨®mo es que fuepa?era de se?orita Vald¨¦s en universidad? ?Se?orita Vald¨¦s, no habr¨¢etido un error? Est mir¨® a Araceli con extra?eza. -?C¨®mo podr¨ªa no saber si Sabrina y yo fuimospa?eras? Se?orita, ?cree que estoy equivocada? La voz de Araceli se cort¨® y no pudo responder. -Se?orita Vald¨¦s, ?de qu¨¦ universidad eranpa?eras? -pregunt¨® Andr¨¦. Con una voz serena, Est contest¨®: -Cuando me invitarono invitada especial, pens¨¦ que al menos sabr¨ªan algo sobre m¨ª... pero veo que solo les interesaba mi estatus y fama. El rostro de Araceli cambi¨® al escuchar esas pbras. -Sabrina y yo fuimospa?eras en el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria - agreg¨® Est. Mir¨® a Araceli de reojo. -Ambas somos miembros del sal¨®n de fama, y nos conocimos all¨ª. 14:04 Cap¨ªtulo 471 -?Sal¨®n de fama? -El rostro de Araceli se depuso, y su voz cambi¨® de tono-. ??C¨®mo es posible?! ??C¨®mo podr¨ªa e ser miembro del sal¨®n de fama?! Est, con una paciencia infinita, respondi¨®: -?Por qu¨¦ no podr¨ªa serlo? Araceli, con una voz aguda, replic¨®: -Pero, jen el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria nunca he escuchado el nombre de Sabrina! ?Ni siquiera he visto su cara! Est sonri¨®. -Entonces, ?cu¨¢ntos miembros del sal¨®n de fama ha visto usted? El rostro de Araceli, que hab¨ªa estado lleno de emoci¨®n, se congel¨® al instante. En el sal¨®n de fama del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, solo mitad de los miembros eligen mostrar su foto. La otra mitad, por razones personales, ya sea por no querer atenci¨®n, ser introvertidos o simplemente para evitar interrupciones, prefieren no exponerse al p¨²blico. Esto esprensible. Despu¨¦s de todo, muchos artistas tienen excentricidades que otros noprenden. En el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, donde abundan los genios, Araceli estaba acostumbrada a tratar con personas de car¨¢cter peculiar. Incluso hab¨ªa quienes, al ser selionados para el sal¨®n de fama, no quer¨ªan que su nombre fuera p¨²blico, utilizando solo un apodo sencillo. Que alguien no quiera mostrar su rostro no es algo tan extra?o. Aun as¨ª, Araceli se resist¨ªa a creerlo. -Se?orita Vald¨¦s,s pbras no bastano prueba. Los miembros del sal¨®n de fama tienen una insignia con su nombre y foto grabados. Si Sabrina tuviera una, ya habr¨ªa mostrado, ?no? Est sonri¨® sin decir nada. -?Acaso cree que mentir¨ªa? Cuando Sabrina estuvo en el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria usaba el nombre de Aurora, y en ese entonces no mostraba su rostro. Incluso si presentara insignia, Araceli y Andr¨¦ probablemente no lo creer¨ªan. Chapter 472 Cap¨ªtulo 472 Aunque Sabrina present¨® identificaci¨®n de Aurora, ellos f¨¢cilmente pod¨ªan decir que era falsa. Incluso cuando se?orita Vald¨¦s confirm¨® personalmente identidad de Sabrina, estas personas se negaron a creer. Siempre encontraban razones para dudar, as¨ª que no era de extra?ar que Sabrina no se molestara en explicarles nada. Araceli mir¨® directamente a los ojos de Est. -Se?orita Vald¨¦s misma lo dijo, t¨² y Sabrina son amigas, as¨ª que no ser¨ªa raro que subieras su estatus un poco, ?verdad? Est, sin embargo, mir¨® a Andr¨¦. -?Se?or Carvalho, usted tampoco lo cree? Andr¨¦ permaneci¨® en silencio, ramente pensando lo mismo. Est sab¨ªa que no val¨ªa pena seguir hando, as¨ª que decidi¨® no insistir. -Si no creen, pues d¨¦jenlo as¨ª. Durante el resto deida, los cuatroieron en silencio, sin mucho intercambio de pbras. Cuando ya casi hab¨ªan terminado deer y Sabrina se dispon¨ªa a levantarse para despedirse Andr¨¦ habl¨®. -Se?orita Vald¨¦s, ?puedo preguntarle qu¨¦ asunto tiene que no puede dejar ni por un d¨ªa? Andr¨¦ todav¨ªa no renunciaba a idea de hacer que Est fuera una invitada especial. Est estaba a punto de evadir pregunta de Andr¨¦ cuando Sabrina, que hab¨ªa estado bastante cada, intervino. -Porque e es invitada especial de mi concierto, no tiene tiempo para ir al concierto de se?orita. Est nunca hab¨ªa mencionado esto, no porque temiera a Andr¨¦. Simplemente, no quer¨ªa que le guardaran rencor a Sabrina por ese asunto. Hab¨ªa crecido en un entorno de se alta y hab¨ªa visto demasiadas situaciones simres. Aunque era e quien no hab¨ªa aceptado ir al concierto de Araceli, de alguna manera ellos acabar¨ªan culpando a Sabrina. La raz¨®n era simple. No se atrev¨ªan a expresar su insatisfi¨®n con e, as¨ª que descargaban su frustraci¨®n en Sabrina, por supuesto, entend¨ªa esto. Pero ya hab¨ªa roto rciones con Andr¨¦ y los dem¨¢s, as¨ª que no le importaba una situaci¨®n Andr¨¦ frunci¨® el ce?o. Ya sab¨ªa que Sabrina tambi¨¦n iba a organizar un concierto, y que era en una fecha simr a de Araceli. Sabrina no hab¨ªa elegido fecha para coincidir intencionalmente, simplemente era el mejor momento del a?o para organizar un concierto. Despu¨¦s de unos segundos de silencio, Andr¨¦ dijo: -Se?orita Vald¨¦s, el concierto de Sabrina y el de Araceli posiblemente no sean el mismo d¨ªa. No tendr¨ªa que afectar tu participaci¨®n en el concierto de otra parte. Si aceptas, podemos ajustar el horario para odarte. Sabrina escuch¨® esto y no pudo evitar un fr¨ªo sarcasmo en su interior. Quererlo todo sinprometer nada... Aunque no era un ataque directo frente a e, situaci¨®n era suficientemente desagradable. Est neg¨® con cabeza. -Se?or Carvalho, organizar un concierto no es tan simpleo usted piensa. Antes del espect¨¢culo, necesito practicar y participar en los ensayos del concierto de Sabrina. No tengo tiempo disponible. Andr¨¦ no era ingenuo; sab¨ªa que invitada especial no estar¨ªa en el escenario todo el tiempo. Con un poco de nificaci¨®n, podr¨ªan organizar los horarios. Sin embargo, no insisti¨® en convencer a Est, sino que dirigi¨® su atenci¨®n a Sabrina. No importaba c¨®mo se hubieran hecho amigas, actitud de Est ese d¨ªa era bastante ra. Entre ellos y Sabrina, e eleg¨ªa a Sabrina primero. Por tanto, si quer¨ªa convencer a Est, primero deb¨ªa convencer a Sabrina. -Sabrina -dijo con una voz baja y calmada, sin dureza de antes-. Ya que se?orita Vald¨¦s es tu amiga, seguramente priorizar¨¢ tu espect¨¢culo. En el caso de Araceli, se?orita Vald¨¦s solo necesita hacer una aparici¨®n y tocar una pieza. No le tomar¨¢ mucho tiempo. 14:04 Chapter 473 Cap¨ªtulo 473 En situaciones normales, Sabrina no tendr¨ªa autoridad para decidir por Est. Sin embargo, tras a?os de amistad, se conoc¨ªan profundamente. Est no hab¨ªa dicho una pbra, dejando que Sabrina tomara decisi¨®n. En su grupo musical, Est siempre hab¨ªa sido m¨¢s sensata yprensiva. Si Sabrina haba, Est aceptar¨ªa ser invitada especial de Araceli, simplemente por su amistad. Sabrina no quer¨ªa que esta situaci¨®n provocara que Andr¨¦ y su grupo se molestaran con e, arriesg¨¢ndose a represalias. Pero si bien Sabrina detestaba a Araceli y no deseaba ayuda, tampoco obligar¨ªa a Est a hacerlo. La eli¨®n reca¨ªa en Sabrina. El mado de "Sabrina¡± hizo fruncir el ce?o. Sin rodeos, respondi¨®: -Se?or Carvalho, ?les ha dado por serdrones? Primero se llevans pertenencias de mi madre, luego interrumpen mis reuniones con Elwood, y ahora quieren mi estudio. ?Y ahora tambi¨¦n desean llevarse a mi invitada especial? ?Acaso se?orita est¨¢ tan conectada conmigo que quiere todo lo que yo aprecio? Araceli intervino: -Se?orita Ib¨¢?ez, ha habido un malentendido. No sab¨ªa que se?orita Vald¨¦s era su invitada especial. Solo quer¨ªa invitar a unapa?era de escu para que nos apoyara. -?Y ahora que lo saben, a¨²n quierenpetir conmigo por e? -replic¨® Sabrina,nzando una mirada directa a Araceli. Araceli baj¨® mirada, ocultando sus pensamientos. -Se?orita Ib¨¢?ez, no estamos tratando depetir. Como dijo Andr¨¦, todo depende de usted. Solo esperamos que, si tiene tiempo, nos pueda echar una mano. Sabrina sonri¨®, cada pbra cargada de intenci¨®n: -Yo le pido ayuda a Est porque es mi amiga. ?Y ustedes? ?Con qu¨¦ derecho le piden ayuda? -?Es por su dinero y poder? ?Creen que a e le importa eso? -?O es por su influencia? ?De verdad creen que eso tiene alg¨²n valor para e? -?O acaso... -Sabrina mir¨® a Andr¨¦-es por su desfachatez? Andr¨¦ manten¨ªa una mirada incierta, pero guard¨® silencio. Araceli, picada por provocaci¨®n evidente de Sabrina, no pudo evitar cuestionarse: ?por qu¨¦ una joven de alta sociedado Est ser¨ªa amiga de alguieno Sabrina? -Se?orita Ib¨¢?ez, s¨¦ que no le caigo bien, pero yo... -intent¨® continuar Araceli, pero Sabrina interrumpi¨® con un fuerte golpe sobre mesa. -?Pum! Cap¨ªtulo 473 Sabrina mir¨® fr¨ªamente, sin ganas de disimr. -Si ya sabes que no te soporto, deber¨ªas tener un poco de dignidad. No soy un hombre, no me impresiona tu actuaci¨®n. Araceli no pod¨ªa creer que Sabrina no le diera ni un poco de consideraci¨®n, rompiendo cualquier fachada de cordialidad. Mir¨® a Est, buscando se?ales de desaprobaci¨®n, pero solo encontr¨® un apoyo t¨¢cito en su sonrisa. El coraz¨®n de Araceli se hundi¨®. Si Est realmente era amiga de Sabrina, dadass tensiones entre e y Sabrina, sus posibilidades eran ns. Sabrina se volvi¨® hacia Andr¨¦, su tono imcable: -Se?or Carvalho, en lugar de perder tiempo conmigo, mejor busque a otros invitados. No volver¨¢n a quitarme nada. Esta vez, no dar¨¦ ni un paso atr¨¢s. Con eso, Sabrina le hizo una se?a a Est, y ambas se marcharon juntas. Chapter 474 Cap¨ªtulo 474 Despu¨¦s de que Sabrina y Est se marcharon, Araceli susurr¨® con preocupaci¨®n: -Andr¨¦, Sabrina no est¨¢ de acuerdo... ?Qu¨¦ vamos a hacer? Andr¨¦ permaneci¨® en silencio unos segundos antes de responder: -Invitemos a otra persona, entonces. Araceli mordi¨® subio inferior por impulso, sinti¨¦ndose frustrada: -Pero... Andr¨¦ mir¨® fijamente. -?O acaso tienes una forma de convencer a Est? ?O piensas que puedes hacer que Sabrina te ceda su lugar? Era evidente que Sabrina no ocultaba su antipat¨ªa hacia Araceli. Est no era alguien f¨¢cil de persuadir; intentar aborda ser¨ªa pr¨¢cticamente imposible. Y en cuanto a Sabrina... Un dolor sordoenz¨® a palpitar en el est¨®mago de Andr¨¦. Sab¨ªa que hab¨ªa llevado su paciencia al l¨ªmite. Si presionaba m¨¢s, Sabrina podr¨ªa reionar de manera impredecible. E era madre de Thiago, y Andr¨¦ no deseaba convertirse en su enemigo mortal. Araceli baj¨® mirada, resignada: -Si es amiga de se?orita Ib¨¢?ez, entonces mejor lo dejamos as¨ª. Despu¨¦s de salir del restaurante, Sabrina llev¨® a Est a dar un paseo por Cartagena. Est hab¨ªa crecido en Chile, y aunque hab¨ªa visitado Colombia antes, nunca hab¨ªa explorado Por otrodo, Ynda y Nerea hab¨ªan crecido en Colombia. Es estaban disfrutando de unrgo descanso y aprovecharon para reunirse con viejos amigos y conocidos. Ynda acababa de reunirse con sus amigas de infancia cuando recibi¨® una mada de su padre. -Yoli, ?cierto que est¨¢s de vacaciones y te fuiste a Cartagena? -S¨ª, pap¨¢, ?por qu¨¦? 14:05 Cap¨ªtulo 474 -Es que un amigo m¨ªo tiene una novia que va a dar un concierto pronto, y me gustar¨ªa que fueraso invitada especial. Ynda era una talentosa chelista que, a pesar de su juventud, hab¨ªa logrado un gran renombre en su campo. Valent¨ªn Galindo, quien hab¨ªa considerado al principio idea de un matrimonio de conveniencia para Ynda, hab¨ªa abandonado esos pensamientos. Los logros de Ynda le proporcionaban m¨¢s prestigio a Valent¨ªn que cualquier alianza matrimonial. Que Valent¨ªn le pidiera esto personalmente indicaba que otra parte era alguien importante. Ynda frunci¨® el ce?o: -?Cu¨¢ndo ser¨ªa? Valent¨ªn le dio fecha. Ynda lo rechaz¨® de inmediato: -No puedo, pap¨¢. Mi buena amiga tambi¨¦n va a dar un concierto en esa fecha, y ya le prometi que asistir¨ªa. Valent¨ªn se mostr¨® desconcertado: -?Tu amiga dar¨¢ un concierto? No he escuchado que se?orita Vald¨¦s o joven Mendoza vayan a dar conciertos. Con reputaci¨®n que Nerea y Est ten¨ªan en el medio, un concierto suyo ser¨ªa algo de lo que todo el mundo har¨ªa. Incluso sus socios le preguntar¨ªan si su hija iba a ser una invitada especial en alguno de esos conciertos. Valent¨ªn estaba contento de que Ynda fuera amiga de Est y Nerea. Especialmente porque sin rci¨®n de Ynda, su familia no tendr¨ªa oportunidad de rcionarse con familia Vald¨¦s. -Ay, pap¨¢, no es ninguna de es. Es otra amiga m¨ªa. Bueno, estoy ocupada, hamos luego, ?s¨ª? Ynda colg¨® r¨¢pidamente. Mientras tanto, Nerea se encontraba en una situaci¨®n simr. Su hermano fue m¨¢s directo al har con e: -Nere, quien quiere invitarte esta vez es el presidente del Grupo Carvalho, Andr¨¦. Nuestro Grupo Mendoza acaba de cerrar un trato con el Grupo Carvalho, as¨ª que no es f¨¢cil Capitulo 474 rechazar esta petici¨®n. No me importa lo que tengas neado en ese momento, necesitas cancrlo todo y atender esta invitaci¨®n. Chapter 475 Cap¨ªtulo 475 Nerea frunci¨® el ce?o y dijo de inmediato: -No puede ser. En ese tiempo, mi buena amiga est¨¢ organizando un concierto y ya le promet¨ª que ser¨¦ su invitada especial. El hermano de Nerea, Luis Mendoza, era conocido por su car¨¢cter fuerte. -Si se trata de Ynda, simplemente canc. Pero si es Est... Su voz titube¨® un momento,o si tambi¨¦n pensara que no ser¨ªa f¨¢cil. -Prioriza a Est. Aunque es posible que sus eventos no sean el mismo d¨ªa. Solo da cara por Andr¨¦, asiste una vez y toca una canci¨®n simb¨®licamente para novia. Eso ser¨¢ suficiente. Nerea solt¨® una risa burlona. -Dile a Andr¨¦ que robar invitada especial de su exesposa para su amante, usando amenazas, no le parece asqueroso? Luis qued¨® sorprendido. -?Exesposa? ?Amante? La voz de Nerea se desliz¨® con una frialdad acuosa. -La exesposa de Andr¨¦ es mi buena amiga. Abandon¨® su carrera por ¨¦l para quedarse en casa cuidar de su familia, y aun as¨ª, Andr¨¦ encontr¨® a una amante. Ahora que mi amiga se ha divorciado y quiere rnzar su carrera, me ha invitado a su concierto. ?Quieres que traicione a mi amiga por amante del exmarido? Luis permaneci¨® en silencio por unrgo rato. Aunque sol¨ªa ser guiado por el inter¨¦s, al escuchar historia de Nerea, no pudo decir nada que sonara descarado. Si se tratara de un desconocido, tal vez podr¨ªa pedirle a Nerea que cancra con Sabrina. Pero pedirle que apoyara a amante que destruy¨® el matrimonio de su amiga... Incluso alguien tan fuerteo Luis no pod¨ªa arriesgarse a romper una amistad por esto. Adem¨¢s, Nerea y se?orita Vald¨¦s Est ten¨ªan una excelente rci¨®n. La familia Mendoza tambi¨¦n hab¨ªa sacado provecho de esa rci¨®n con familia Vald¨¦s a lorgo de los a?os. Luis suaviz¨® su tono. -Nerea, esta situaci¨®n esplicada para m¨ª tambi¨¦n. ?Por qu¨¦ no has con tu amiga Est? Si e interviene, creo que Andr¨¦ no nosplicar¨¢s cosas a familia Mendoza. La familia Mendoza siempre priorizaba los intereses. Cuando Nerea quiso estudiar m¨²sica, nadie apoy¨®, consider¨¢nd rebelde y cortando su financiamiento. Su hermano Luis, en secreto, ayud¨® econ¨®micamente bastante. Por eso, Nerea se sent¨ªa en confianza para har con Luis. 14:06 Capitulo 475 Ahora que Luis dirig¨ªa el Grupo Mendoza, Nerea no quer¨ªaplicarle demasiados cosas a su hermano. Pensando en eso, dijo: -Est¨¢ bien, har¨¦ con Est. En el estudio de Sabrina, despu¨¦s de que se reunieron, haron sobre c¨®mo Andr¨¦ quer¨ªa que fueran invitados especiales. Las tres se miraron unas a otras. -Sabrina, de verdad ereso una gran oveja gorda-, dijo Ynda-. Tu exmarido te exprime hasta dejarte casi sinna. -?C¨®mo es que el mundo es tan peque?o?¡ª,ent¨® Nerea-. ?Por qu¨¦ amante ten¨ªa que encontrarnos a nosotras? ?Y c¨®mo es que justo se top¨® con Sabrina? Est a?adi¨®: -No es dif¨ªcil de entender. Nuestra fama y posici¨®n familiar est¨¢n aqu¨ª, todas venimos de Colombia y somospa?eras de Araceli. Comunicarse con nosotras es m¨¢s f¨¢cil que con gente de otros pa¨ªses. Adem¨¢s... Dani pregunt¨®: -?Adem¨¢s de qu¨¦? -Si no fuera por Sabrina, ?rechazar¨ªan oferta?-, continu¨® Est. Ynda y Est se quedaron sin pbras. Hab¨ªan crecido en familias adineradas, con lo mejor de lo mejor, y sab¨ªan que ten¨ªan que asumir ciertas responsabilidades familiares. Sin Sabrina en ecuaci¨®n, no habr¨ªan rechazado oferta. Las tres miraron a Sabrina. -Sabrina, ?qu¨¦ piensas de todo esto? Con amigas de tantos a?os, Sabrina no se anduvo con rodeos. -Ya romp¨ª rciones con ellos hace tiempo, as¨ª que no quiero que me quiten nada m¨¢s. Chapter 476 Cap¨ªtulo 476 Pero es tambi¨¦n sent¨ªan presi¨®n que ven¨ªa de familia. Sabrina, aunque tambi¨¦n era una se?orita de alta sociedad, no hab¨ªa crecido con familia Ramos, no hab¨ªa gastado ni un peso de ellos, y por lo tanto, familia Ramos no pod¨ªa exigirle cumplir deberes familiares. Ynda se ech¨® a re¨ªr. -Sabrina, ?justo esperaba esas pbras de ti! Menos mal que no te quedaste dudando o viendo hacia todosdos, o hubiera pensado que ya no ten¨ªas remedio. Nerea tambi¨¦n asinti¨® con cabeza. -No son m¨¢s que un par de idiotas. Deshacerse de ellos no es nadaplicado. Diciendo esto, miraron a Est. -Est, te encargamos este asunto. Est manten¨ªa una sonrisa muy educada en su rostro, pero su mirada era aguda. -Araceli busca un hombre para que respalde, pensando que nuestra Sabrina no tiene a nadie que apoye, y quiere abusar de e a su antojo. Pero Sabrina nos tiene a nosotras, sus buenas amigas, para respalda. ?Nadie va a meterse con e tan f¨¢cilmente! Ynda asinti¨® con fuerza. -?Exacto! ?Vamos a darles una li¨®n a esos dos! Esa misma noche, Est, Nerea y Ynda publicaron en Twitter que ser¨ªan invitadas especiales en el concierto de Sabrina. Las tres no eran influencers ni celebridades, y sus publicaciones no se hicieron virales, ni generaron gran inter¨¦s entre gente¨²n. Sin embargo, esta noticia se esparci¨® r¨¢pidamente en los c¨ªrculos de alta sociedad. Aunque Est ten¨ªa solo unas pocas decenas de miles de seguidores, mayor¨ªa eran j¨®venes de familias adineradas o personas de alta sociedad. Incluso Eva segu¨ªa a Est. Despu¨¦s de todo, en su c¨ªrculo, Est era una persona igual de influyente. Como una aut¨¦ntica se?orita de alta sociedad, Est no era alguien que actualizara frecuentemente su Twitter, ni mucho menos alguien que promoviera su propio concierto. Con su talento y belleza, no necesitaba recurrir a esos medios para ganar popridad o atenci¨®n. No hab¨ªa publicado nada en Twitter en los ¨²ltimos dos o tres a?os. Cuando finalmente lo hizo, recibi¨® cientos deentarios. Eva estaba sentada junto a ventana, tomando caf¨¦, y al ver el tuit de Est, se apresur¨® a darle "me gusta". Despu¨¦s de todo, Est podr¨ªa ser su futura cu?ada, y mantener una buena rci¨®n era necesario para noplicarles cosas a su hermano mayor. 14.0 Sin embargo, al ver el nombre de Sabrina en el tuit, Eva se detuvo en seco. -?Sabrina? Pronto, sonri¨® con tranquilidad. -Quiz¨¢s solo sea alguien con el mismo nombre. Si Sabrina tuviera amigas tan poderosas, ?por qu¨¦ habr¨ªa salido ens noticias por un divorcio? Probablemente estaba pas¨¢nd mal y quer¨ªa mar atenci¨®n de su pap¨¢ y sus hermanos. En residencia de familia Carvalho. Fernanda acariciaba invitaci¨®n que familia Casta?o hab¨ªa enviado, y haba interminablemente con Luana Carvalho. -La familia Casta?o nos ha invitado a un concierto que realizar¨¢n a fin de mes. Me enter¨¦ de que han invitado a varias familias de alta sociedad. Estar¨¢n los Vald¨¦s, los Ramos, los nco, los Hoyos y los Fonseca. Escuch¨¦ que los tres hijos de los Ramos a¨²n no se han casado. En fiesta, tienes que lucirte. Si logras captar atenci¨®n de uno de ellos, no tendr¨¢s que preocuparte por tu futuro. Dicen que esos tres son apuestos y encantadores... ?no te gustan los chicos guapos? Pues intenta conquistar a uno de ellos. Luana, que estaba mirando su celr, alz¨® una ceja. -?Y crees que yo puedo conquistar a alguien de los Ramos? Escuch¨¦ que el actual jefe de familia Ramos, Mart¨ªn, tambi¨¦n est¨¢ soltero. Si eres tan buena, ?por qu¨¦ no intentas conquistarlo t¨²? Fernanda frunci¨® el ce?o, reprendi¨¦nd. ¡ª?No digas tonter¨ªas, muestra algo de respeto! Luana encogi¨® el cuello, evitando decir m¨¢s. En ese momento, abri¨® los ojos de par en par y solt¨® un grito de sorpresa. -?Ah! Chapter 477 Cap¨ªtulo 477 -Fernanda frunci¨® el ce?o yent¨®-: ?Por qu¨¦ tanto alboroto? No pareces una se?orita de familia adinerada. Luana, emocionada, acerc¨® su celr a Fernanda. -?Mam¨¢, ?conoces a Est? Va a venir a Cartagenao invitada especial! -?Est? Fernanda levant¨® una ceja con inter¨¦s-. ?Te refieres a se?orita Vald¨¦s? Luana asinti¨® vigorosamente. -Exactamente, es e. Escuch¨¦ que no solo tiene una familia impresionante, sino que tambi¨¦n es incre¨ªblemente talentosa. Incluso puedepetir con famosa Eva. -Es mi ¨ªdolo. ?Esta vez no me perder¨¦ su concierto por nada del mundo! Fernanda asinti¨®. ¡ªS¨ª, una se?oritao Est Vald¨¦s es alguien con quien es necesario rcionarse. Si logramos que te considere su amiga, nuestra familia Carvalho tambi¨¦n se beneficiar¨ªa. Luana suspir¨® con admiraci¨®n. -Dicen que viene a apoyar a su mejor amiga. Nerea y Ynda, sus otras amigas, tambi¨¦n son muy destacadas y hasta son miembros del Sal¨®n de Fama del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria... Es evidente ques personas excepcionales se rodean de amigos igualmente excepcionales. Ya ni siquiera hablo de ser amiga de Est; si tan solo pudiera conseguir su aut¨®grafo, gente me envidiar¨ªa por mucho tiempo. Luana hizo una pausa. -Sin embargo, parece que esta vez no es un concierto de Nerea o Ynda, sino de otra amiga. D¨¦jame ver qui¨¦n es... Dicho esto, abri¨® el ece de invitaci¨®n de Est. De repente, sus ojos se abrieron de par en par. -?Un concierto de Sabrina? ?Ser¨¢ Sabrina que yo conozco? Al escuchar el nombre de Sabrina, Fernanda instintivamente frunci¨® el ce?o. -?Qu¨¦ tiene esa mujer ahora? Fernanda no ten¨ªa buena opini¨®n de Sabrina. Recientemente, Sabrina hab¨ªa estado discutiendo con e y desafi¨¢nd, lo que aument¨® el desagrado de Fernanda hacia e al m¨¢ximo. Luana frot¨® sus ojos con incredulidad. -?De verdad Sabrina est¨¢ organizando un concierto...? Fernanda solt¨® una risa sarc¨¢stica. Cap¨ªtulo 477 -Debe ser alguien con el mismo nombre. Sabrina, con su bajo nivel educativo, ?c¨®mo podr¨ªa conocer a Est ys dem¨¢s? Luana asinti¨® sin darse cuenta. -Tienes raz¨®n, pero... Luana frunci¨® el ce?o. -Este concierto de Sabrina es de viol¨ªn. ?C¨®mo puede ser una coincidencia tan grande? Fernanda replic¨® con desd¨¦n. -Hay muchas personas que tocan el viol¨ªn. Sabrina no es nadie. Enpetencia de talentos del kinder, Gabriel debi¨® ayuda haciendo trampa, poniendo una grabaci¨®n que ya ten¨ªan preparada para que e se llevara el primer lugar. Con su educaci¨®n y habilidad, organizar un concierto e invitar a se?orita Vald¨¦s... ?Lo crees posible? Luana no dijo nada m¨¢s. Realmente era algo absurdo. Aunque organizar un concierto no ser¨ªa tan dif¨ªcil con Gabriel apoy¨¢nd y Marcelo tambi¨¦n involucrado en el viol¨ªn, idea de invitar a Esto invitada especial parec¨ªa inveros¨ªmil. Quiz¨¢s, todo era solo una coincidencia de nombres. En el Grupo Carvalho... Fabi¨¢n, al enterarse de que, adem¨¢s de Est, otras dos personas m¨¢s tambi¨¦n se negaron a asistir al concierto de Araceli, mostr¨® una expresi¨®n de incredulidad. -?Est¨¢n locas? ?C¨®mo se atreven a desafiarte, Andr¨¦? El rostro de Araceli tampoco era muy alentador. Mir¨® a Andr¨¦, quien estaba de pie junto a ventana, y respir¨® hondo. -Andr¨¦, ?ser¨¢ que todas es... asistir¨¢n al concierto de Sabrina? Antes de que Andr¨¦ pudiera responder, Fabi¨¢n exm¨®. -?Eso es imposible! Sabrina, con su falta de habilidades, ?c¨®mo podr¨ªa tener tanta influencia? Araceli ignor¨® a Fabi¨¢n, mirando fijamente a Andr¨¦. -He escuchado que Nerea y Ynda son amigas cercanas de Est. Si Est dice algo, es no se atrever¨ªan a ir en contra de su voluntad. Chapter 478 Cap¨ªtulo 478 Fabi¨¢n a¨²n no entend¨ªa bien situaci¨®n. -?Est? ?La misma Est de familia Vald¨¦s? ?C¨®mo es posible que conozca a Sabrina? Araceli, ?no te estar¨¢s confundiendo? Araceli respondi¨®: -Si no hubiera sido porque Sabrina pa?¨® a Est a verme junto con Andr¨¦, tampoco lo habr¨ªa cre¨ªdo. Pero es cierto, es se conocen. Dado que Araceli lo afirmaba, Fabi¨¢n no tuvo m¨¢s remedio que aceptar aquel hecho dif¨ªcil de creer. No pudo evitar preguntar: -?Ser¨¢ que Est est¨¢ ayudando a Sabrina porque Sabrina tiene algo contra e? Araceli lo mir¨® con cierto desd¨¦n. -?C¨®mo podr¨ªa Sabrina amenazar a alguieno Est, que es toda una dama de sociedad? Fabi¨¢n se rasc¨® cabeza, d¨¢ndose cuenta de que hab¨ªa sido un pensamiento descuidado. Entonces, una idea le cruz¨® por mente. -?Y si Sabrina, sin querer, salv¨® vida de Est? Tal vez Est le est¨¢ devolviendo el favor. Araceli reflexion¨®. Tal vez... esa era explicaci¨®n m¨¢s usible. En ese momento, Araceli prefer¨ªa creer que Sabrina hab¨ªa salvado vida de Est antes que aceptar que Sabrina y Est fueran ambas miembros de alg¨²n grupo exclusivo. Mir¨® a Andr¨¦, que hab¨ªa permanecido en silencio, y su expresi¨®n se volvi¨® mnc¨®lica. -Andr¨¦, ya es bastante no poder invitar a se?orita Vald¨¦s, pero tampoco conseguimos as otras dos personas... No quieren ayudarme, y ahora me entero de que se?orita Vald¨¦s ya est¨¢ ayudando a Sabrina a promocionarse. Con su apoyo, dudo que mucha gente quiera asistir a mi concierto... Al escuchar esto, Fabi¨¢n se enfureci¨®. -?Esa Sabrina es de lo peor! Ya es suficiente que est¨¦ organizando su concierto al mismo tiempo que Araceli, pero encima le roba a sus invitados especiales. E solo quiere arruinarle todo a Araceli. Mir¨® a Andr¨¦ con determinaci¨®n. -Andr¨¦, ?sabes qu¨¦? Ya no deber¨ªamos ser amables con Sabrina. Ve y ha con Federico, usa el favor que te debe. No creo que Est se atreva a ignorar el peso de familia Ramos, ni de su propio prometido. Araceli escuch¨® esto y sus ojos briron con una chispa de esperanza. Hab¨ªa o¨ªdo har del favor que Andr¨¦ ten¨ªa con Federico, pero nunca hab¨ªa pensado en usarlo. E hab¨ªa neado, una vez casada con Andr¨¦, usar ese favor para acercarse a Eva, hija de familia Ramos. Pero ahora, con Sabrina opac¨¢nd en el tema del concierto, no pod¨ªa soportarlo. Si eso significaba poner a Sabrina en su lugar, entonces val¨ªa pena usar ese favor. Con esta idea en mente, Araceli dirigi¨® una mirada calcdora hacia Andr¨¦. Sab¨ªa que necesitar¨ªa un poco m¨¢s de persuasi¨®n para convencer a Andr¨¦ de usar ese favor. Al d¨ªa siguiente, Sabrina recibi¨® una mada de Araceli. -Se?orita Ib¨¢?ez, sobre presentaci¨®n que mencion¨¦ antes, tenemos un ensayo esta noche. ?Vas a venir? Sabrina hab¨ªa estado tan ocupada con los preparativos del concierto junto a Est ys dem¨¢s, que casi se le olvida. Al escuchar el recordatorio de Araceli, lo record¨® de inmediato. A¨²n quedaban m¨¢s de tres meses para el concierto. Durante ese tiempo, no pod¨ªa depender solo de eso. Estaba empezando desde cero, a diferencia de Est y los dem¨¢s, ni siquierapar¨¢ndose con Marcelo. Su habilidad para atraer a Est ys otras tres se basaba en rciones personales y favores, pero esos favores no durar¨ªan para siempre. Lo m¨¢s importante era depender de s¨ª misma. Con eso en mente, acept¨® invitaci¨®n. -Por supuesto. Chapter 479 Cap¨ªtulo 479 No se puede desperdiciar una oportunidad que viene de gratis, ?verdad? Sabrina se despidi¨® de sus amigas con una sonrisa y, tras darle algunas instriones a Dani, se dirigi¨® al lugar del evento. Al llegar al lugar, Sabrina se dio cuenta de que el evento estaba patrocinado especialmente para Araceli. En otras pbras, todo giraba en torno a Araceli, y los dem¨¢s no eran m¨¢s que unplemento para e. Sabrina ya estaba mentalmente preparada para esto. Despu¨¦s de todo, el Grupo Carvalho y el Grupo Guerrero hab¨ªan puesto el dinero para patrocinar el evento, as¨ª que naturalmente quer¨ªan destacar a Araceli. Sabrina estaba a punto de buscar a Araceli cuando alguien grit¨®: -?La se?orita est¨¢ herida!- De inmediato, todo el lugar se convirti¨® en un caos. Sabrina se acerc¨® a preguntar qu¨¦ hab¨ªa pasado. Result¨® que durante el ensayo del cierre, una pianista hab¨ªa pisado identalmente c del vestido de Araceli, hiriendo su rodi. Fabi¨¢n miraba con enojo a pianista, que estaba ramente nerviosa, y le dijo con frialdad: -?Lo hiciste a prop¨®sito, verdad? Durante los ensayos de ma?ana, siempre estabas tocando mal a prop¨®sito, obligando a Araceli a repetir los ensayos. ?Sabes que Araceli no est¨¢ bien de salud y est¨¢s atacando a prop¨®sito? La pianista, at¨®nita, respondi¨®: -No es cierto, en ma?ana se?orita no estaba en su mejor estado, no ten¨ªa nada que ver conmigo. Adem¨¢s, fue e quien decidi¨® repetir los ensayos para que todo saliera perfecto... Pero Fabi¨¢n no quiso escuchar sus explicaciones. -?Araceli es dedicada, pero eso no es excusa para que trates mal! -No, yo no estaba atacando, de verdad no lo hice a prop¨®sito. Adem¨¢s, no tengo ninguna raz¨®n para hacerle da?o a se?orita...- dijo pianista. Fabi¨¢n solt¨® una risa amarga. -?Todav¨ªa lo niegas? Todo el mundo sabe que cada vez que Andr¨¦ viene, t¨² corres a hacerle ojitos. Coqueteas con el novio de alguien m¨¢s en su cara, ?qu¨¦ descaro! En ese momento, una voz ra y firme se escuch¨® por encima del tumulto. -?Qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª? Fabi¨¢n se volte¨®, y al ver a Andr¨¦, se sinti¨® respaldado y su actitud se volvi¨® m¨¢s arrogante. Con m¨¢s detalles de los necesarios, narr¨® lo ocurrido, pintando a pianistao si hubieraetido un crimen terrible contra Araceli. -Andr¨¦, mira, pierna de Araceli todav¨ªa est¨¢ hinchada- dijo Fabi¨¢n. -Andr¨¦, estoy bien...- dijo Araceli, su rostro algo p¨¢lido. La se?orita Zamudio no lo hizo a prop¨®sito... 14:09 Capitulo 479 Fabi¨¢n mir¨® con preocupaci¨®n herida en pierna de Araceli. -Araceli, eres demasiado buena, por eso defiendes. En un espacio tan grande, ?c¨®mo es que pisa justo tu vestido si no es a prop¨®sito? Andr¨¦ levant¨® a Araceli del suelo y, con voz calmada, orden¨®: -Reemcen a esta pianista. La pianista abri¨® los ojos de par en par, casi llorando. -Se?or Carvalho, de verdad no lo hice a prop¨®sito, por favor, dame otra oportunidad. Andr¨¦ respondi¨® en un tono hdo: -Ap¨¢rtate, no me hagas repetirlo. Alguien r¨¢pidamente apart¨® a pianista, permitiendo que Andr¨¦ pasara con Araceli. Despu¨¦s de que Andr¨¦ se fue, una persona le susurr¨® a pianista: -Solo te est¨¢n reemzando, a¨²n puedes buscar otro evento. Si te enemistas con el se?or Carvalho, olv¨ªdate de trabajar en este entorno. La pianista lloraba desconsda. -Para este evento,pet¨ª durante cuatro meses y finalmente fui selionada... Adem¨¢s, yo no estaba atacando a se?orita. ?Qui¨¦n se atrever¨ªa a hacerle algo? -Es cierto que no estabas atacando a se?orita, pero te metiste en problemas cuando le llevaste agua al se?or Carvalho ¨²ltima vez. Quiz¨¢s eso hizo que alguien se molestara contigo-ent¨® otra persona. -Yo solo le llev¨¦ agua por cortes¨ªa, y tambi¨¦n a se?orita. No ten¨ªa intenci¨®n de coquetear con el se?or Carvalho- dijo pianista. -S¨¦ que no ten¨ªas esa intenci¨®n, pero a alguien no le ca¨ªste bien... ni modo, mejor ac¨¦ptalo. Todav¨ªa no hab¨ªaenzado el evento, y ya se hab¨ªa armado un gran revuelo en el lugar de ensayo, donde todosentaban sobre el reemzo de talentosa pianista que hab¨ªa sido selionada entre cientos. Chapter 480 Cap¨ªtulo 480 Sabrinanz¨® una mirada a pianista, quien lloraba desconsdamente, y luego mir¨® en diri¨®n en que Andr¨¦ se hab¨ªa ido. En su interior, solt¨® una risa burlona. Por un asunto sin importancia, decidi¨® reemzar a una persona,o si nada, ignorando porpleto el esfuerzo que hab¨ªa puesto. Esa tica de "matar al gallo para asustar al mono" era realmente eficaz. Si esa pianista era el gallo, entonces e... era el mono. No pas¨® mucho tiempo antes de que Sabrina recibiera una mada de Fabi¨¢n, quien le pidi¨® que se reuniera para discutir los detalles del espect¨¢culo. El lugar del evento era un sitio que Andr¨¦ hab¨ªa alqudo para Araceli, gastando una fortuna. No hac¨ªa falta mencionar el lujo del lugar. Incluso los alrededores eran impresionantes, con un hermoso jard¨ªn y ungo natural. El aroma des flores flotaba suavemente en el aire. Sabrina lleg¨® al jard¨ªn trasero y vio a Araceli y Andr¨¦ de pie en un puente, admirando el paisaje distante. Araceli se?ba algo en distancia, conversando animadamente. Fabi¨¢n fue el primero en notar su llegada yent¨® con sarcasmo: -Vaya, se?orita Ib¨¢?ez, ?qu¨¦ gran entrada suya! Primero insiste en tener una oportunidad para actuar, pero no da el primer paso. ?Qu¨¦ pasa, tenemos que rogarle para que venga? Sabrina lenz¨® una mirada y respondi¨® fr¨ªamente: -Acabo de ver que se?orita estabastimada, pens¨¦ que hoy no habr¨ªa ensayo. Araceli se gir¨® con una sonrisa: -Solo me golpe¨¦ un poco rodi, no es gran cosa. En realidad, podr¨ªa seguir ensayando, pero Andr¨¦ exager¨® un poco. Sabrina entendi¨® perfectamente lo que Araceli quer¨ªa insinuar con sus pbras. B¨¢sicamente, pretend¨ªa mostrarle que Andr¨¦ se preocupaba por e. Sabrina dirigi¨® su mirada a rodi de Araceli. Hab¨ªa un leve moret¨®n, pero no sangraba. Para un artista, lidiar con situaciones inesperadas y lesiones es algo normal. Sin embargo, Andr¨¦ hab¨ªa reemzado a pianista elegida a dedo por e. Un gesto de favoritismo que era ciertamente ¨²nico. Sabrina no se interesaba en los asuntos de los dem¨¢s. Se dirigi¨® a Araceli y le pregunt¨®: -?Quiere que toque s o en conjunto? Araceli sac¨® una lista de actuaciones que hab¨ªa preparado. -La se?orita Ib¨¢?ez puede echarle un vistazo. Si hay algo que no le gusta, podemos hacer 14:09 Cap¨ªtulo 480 ajustes. Araceli hab¨ªa hecho un esfuerzo considerable en nificaci¨®n. Hab¨ªa tanto piezas en conjuntoo solos. Incluso ens actuaciones en conjunto, no hab¨ªa programado que tocaran juntas, evitando as¨ª cualquier tensi¨®n innecesaria. El n de Araceli era razonable y no dejaba lugar a quejas. -No tengo objeciones -dijo Sabrina con calma. Araceli asinti¨® y a?adi¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, ?trajos partituras que me hab¨ªa prometido? Sabrina sac¨® de su bolso susposiciones originales. -Puede elegir tres de estas partituras. El cr¨¦dito deposici¨®n debe decir Sabrina. Esto ya lo hab¨ªan acordado previamente, as¨ª que no hab¨ªa discusi¨®n. Con Andr¨¦ presente, Araceli mostr¨® cooperaci¨®n. -De acuerdo. Despu¨¦s,s dosenzaron a discutir sobres piezas. Araceli intent¨® ntear algunas cuestiones ticas, pero Sabrinas resolvi¨® con facilidad. Sabrina incluso revir¨® con preguntas que dejaron a Araceli sin respuesta. Finalmente, Araceli tuvo que abandonar su idea de ponerle trabas. Mientras tanto, atenci¨®n de Andr¨¦ permanec¨ªa fija en Sabrina. Nunca antes hab¨ªa visto trabajar de esa manera. Era un enfoque y dedicaci¨®n totalmente diferentes a cuando estaba en el escenario deslumbrando a todos. Siempre supo que Sabrina era una mujer muy hermosa. Antes, quiz¨¢s por habe visto tanto, no sent¨ªa un gran impacto ni admiraci¨®n. La apariencia f¨ªsica para ¨¦l nunca hab¨ªa sido tan atractivao el talento. Sin embargo, en ese momento, le pareci¨® que Sabrina era m¨¢s encantadora que nunca. Chapter 481 Cap¨ªtulo 481 Quiz¨¢s, una mujer concentrada siempre sea m¨¢s hermosa. Andr¨¦ ten¨ªa mirada fija y profunda en Sabrina. Su mirada era intensa, dif¨ªcil de ignorar, pero Sabrina no le prest¨® ni un poco de atenci¨®n. Despu¨¦s de un rato, Araceli sinti¨® que ten¨ªa algo de sed. -Fabi¨¢n, ?podr¨ªas traerme unas botes de agua? Fabi¨¢n, quien no entend¨ªa mucho de m¨²sica y estaba bastante aburrido, estaba deseando encontrar una excusa para irse. Al escuchar a Araceli, se sinti¨® aliviado. -ro, voy por el agua, esp¨¦renme aqu¨ª. Luego se gir¨® hacia Andr¨¦. -Andr¨¦, es est¨¢n hando de trabajo, mejor nos interrumpamos. Ven conmigo. Andr¨¦ asinti¨® ligeramente y se fue con Fabi¨¢n. Despu¨¦s de una intensa discusi¨®n sobre pieza musical, ya hab¨ªan pasado m¨¢s de diez minutos. Sabrina cerr¨® partitura que ten¨ªa en sus manos. -Se?orita, si no hay nada m¨¢s, me voy a ensayar. Para ese momento, el cielo ya estabapletamente oscuro. El viento delgo tra¨ªa un aire fr¨ªo que hac¨ªa que el cabello de Sabrina se alzara. El agua delgo, que durante el d¨ªa parec¨ªa tan calma, ahora se ve¨ªa negra y amenazante,o un abismo devorador. Fue entonces cuando voz suave y aparentemente inofensiva de Araceli son¨®. -Sabrina, ?te diste cuenta de lo que pas¨®, verdad? Araceli sonri¨® levemente mientras miraba a Sabrina. -No importa lo que suceda, Andr¨¦ siempre estar¨¢ a mido. Cualquiera que me haga da?o, ¨¦l no lo dejar¨¢ pasar. Sabrina respondi¨® con indiferencia. -Ya s¨¦ cu¨¢nto te importa Andr¨¦, se?orita, no necesitas presumirlo. Araceli continu¨® con dulzura. -Cuando ocurri¨® el idente, Andr¨¦ eligi¨® creerme. Incluso despu¨¦s de saber verdad, no me culp¨® ni me pidi¨® cuentas. -Sabrina, ereso esa pianista. Si yo quiero reemzarte, Andr¨¦ podr¨ªa dejarte en cualquier momento. Capitulo 481 -Adem¨¢s, ya me mud¨¦ a tu nuevo estudio... Mira, cualquier cosa que yo quiera, Andr¨¦ hace lo imposible por d¨¢rm. Con un aire de triunfo, Araceli sonri¨®. -Incluso, tu invitado especial. Sabrina mir¨® y de repente sonri¨®. -Se?orita, te crees m¨¢s importante de lo que eres. Andr¨¦ se preocupa por ti, pero s¨ª lo piensas bien, tal vez no te quiera tanto. -De lo contrario, cuando me qued¨¦ embarazada, podr¨ªa haberme obligado a abortar. Pero no lo hizo, al contrario, se cas¨® conmigo y no fue precisamente fiel a ti. Los ojos de Araceli se estrecharon y su voz se volvi¨® fr¨ªa. -Sabrina, admito que no soy m¨¢s importante que carrera de Andr¨¦. Pero su tono era tan suave que resultaba extra?o. -Sin embargo, es suficiente con ser m¨¢s importante que t¨². De repente, Araceli tom¨® mu?eca de Sabrina con una sonrisa extra?a y una mirada desafiante. -?Sabes? No importa lo que haga, Andr¨¦ no me culpar¨¢. La mir¨® fijamente a los ojos y dijo, pbra por pbra: -Incluso si te hago desaparecer. Inmediatamente, empuj¨® a Sabrina algo. -?Ssh! El sonido del agua fue ensordecedor cuando Sabrina cay¨® en elgo hdo. De repente, Sabrina escuch¨® voz de Araceli, que sonaba rmada. -?Se?orita Ib¨¢?ez, ?c¨®mo pudo caerse algo?! Andr¨¦, quien acababa de regresar con Fabi¨¢n, escuch¨® a Araceli y su expresi¨®n cambi¨®. Chapter 482 Cap¨ªtulo 482 Al ver escena, Fabi¨¢n se qued¨® perplejo por un momento, pero luego hizo un gesto de desd¨¦n con boca. -Esta Sabrina siempre est¨¢ causando problemas. Apenas nos fuimos un rato y ya se meti¨® en otro l¨ªo. Yo creo que senz¨® al agua a prop¨®sito para mar tu atenci¨®n. Tal vez quiere fingir que no sabe nadar para que le hagas respiraci¨®n boca a boca. ?Qu¨¦ mujer tan astuta! Andr¨¦ record¨® de repente que Sabrina le ten¨ªa miedo al agua y no sab¨ªa nadar. Sus ojos se abrieron con sorpresa y estaba a punto de saltar al agua para salva, pero entonces vio que Sabrina ya hab¨ªa emergido y nadaba hacia ori. No solo Andr¨¦, sino tambi¨¦n Araceli, que estaba en el puente, se qued¨® boquiabierta. -?No se supon¨ªa que Sabrina no sab¨ªa nadar? -murmur¨® incr¨¦d. Tan prontoo Sabrina lleg¨® a ori, Andr¨¦ y Fabi¨¢n se acercaron r¨¢pidamente a e. Andr¨¦ le extendi¨® mano para ayuda a subir, pero Sabrina evit¨® su gesto y sali¨® del agua por s¨ª s, sin expresi¨®n en el rostro. Araceli, que siempre disfrutaba hacerse v¨ªctima y utilizar cualquier herida para acusa y ganar simpat¨ªa, se acerc¨® con una expresi¨®n preocupada. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?c¨®mo pudo ser tan descuidada y caer al agua de repente? Sabrina mir¨® fijamente, su mirada cayendo sobre cara falsa de Araceli. -?T¨² dices que ca¨ª al agua por descuido? Araceli mir¨® sorprendida. -?Acaso no fue un idente? ?Lo hiciste a prop¨®sito? Como si se diera cuenta de que hab¨ªa dicho algo inapropiado, Araceli se tap¨® r¨¢pidamente boca, mir¨¢nd con caut,o si temiera decir algo que pudiera altera. -Se?orita Ib¨¢?ez, ya le he explicado muchas veces que Andr¨¦ y yo solo somos amigos. El hecho de que usted sea madre de Thiago es algo que nadie puede cambiar. No es necesario que sestime as¨ª... Si realmente no puede verme, no volver¨¦ a buscar a Thiago, pero por favor, no haga nada precipitado. Las pbras de Araceli insinuaban que Sabrina se hab¨ªanzado al agua para mar atenci¨®n de Andr¨¦. Fabi¨¢n, siempre dispuesto a apoyar a Araceli, solt¨® una carcajada burlona. -?Sabrina, qu¨¦ verg¨¹enza! ?De verdad te tiraste al agua para que Andr¨¦ te hiciera respiraci¨®n boca a boca? Tus trucos son bastante pat¨¦ticos. Andr¨¦ mir¨® a Sabrina, empapada de pies a cabeza, y le pregunt¨® en voz baja: 14.10 -?Cu¨¢ndo aprendiste a nadar? Sabrina se sec¨® el rostro y respondi¨® con frialdad: -Despu¨¦s de fiesta de cumplea?os de tu mam¨¢, aprend¨ª a nadar. El a?o pasado, durante el cumplea?os de Fernanda, Sabrina hab¨ªa sido empujada a piscina por una broma de los amigos de Fabi¨¢n. A pesar de que pidi¨® ayuda, todos se buron de e, diciendo que estaba fingiendo, y nadie salt¨® a rescata. Simplemente se quedaron en ori ri¨¦ndose y grabando su desgracia con sus celres. En ese entonces, Thiago a¨²n no se hab¨ªa distanciado de e y al ver lo que ocurr¨ªa, fue a buscar a Andr¨¦. En un momento cr¨ªtico, Andr¨¦ rescat¨® y llev¨® al hospital. Fue en esa ocasi¨®n que Andr¨¦ se enter¨® del miedo al agua de Sabrina. Chapter 483 Cap¨ªtulo 483 Cuando Fernanda se enter¨® de lo sucedido, no mostr¨® menor empat¨ªa hacia Sabrina. Al contrario, acus¨® de exagerar y reprendi¨® severamente. M¨¢s tarde, Andr¨¦ logr¨® identificar a persona que "identalmente" hab¨ªa empujado al agua. Los asistentes a fiesta de cumplea?os de Fernanda pertenec¨ªan a familias adineradas con buenas rciones con los Carvalho. Era imposible responsabilizarlos formalmente, as¨ª que Sabrina se vio obligada a aceptar sus disculpas. Sin embargo, casi ahogarse y recibir una disculpa superficial no eranparables en absoluto. Despu¨¦s de que Andr¨¦ les exigiera borrar el video de Sabrina, situaci¨®n se dej¨® dedo y no se habl¨® m¨¢s del asunto. La raz¨®n por que Sabrina tem¨ªa al agua era porque, de ni?a, hab¨ªa ca¨ªdo identalmente en el mar mientras viajaba en un barco con su madre. Debido a sus estudios y a vivir en una ciudad lejos de costa, su contacto con el agua del mar ogos era escaso. Con el tiempo, su miedo al agua disminuy¨®, pero al ver agua, instintivamente quer¨ªa alejarse, por lo que nunca aprendi¨® a nadar. Tras aquel incidente, Sabrina dedic¨® m¨¢s de medio a?o a superar su miedo al agua y finalmente aprendi¨® a nadar. Fabi¨¢n mir¨® con desd¨¦n. -Sabrina, ?saltaste al agua a prop¨®sito, esperando este momento? Sabrina levant¨® cabeza con calma. -?Que yo salt¨¦ a prop¨®sito? Fabi¨¢n arque¨®s cejas. -?Qu¨¦? ?No fue que saltaste t¨² misma? ?O acaso Araceli te empuj¨®? Sabrina afirm¨® sin dudar. -Exacto, fue e quien me empuj¨®. De repente, Fabi¨¢n pareci¨® captar el aroma de algo sospechoso. Se?al¨® a Sabrina, iluminado por una revci¨®n. -Oh, ya entiendo... Entonces saltaste algo no solo para acercarte a Andr¨¦, ?sino tambi¨¦n para incriminar a Araceli! Qu¨¦ astuta, Sabrina, mataste dos p¨¢jaros de un tiro. Fabi¨¢n se consideraba muy perspicaz por haber deducido eso. 14.11 Cap¨ªtulo 483 El viento fr¨ªo soba y Sabrina, empapada, no pudo evitar temr de fr¨ªo. Andr¨¦ se quit¨® chaqueta y se puso sobre los hombros a Sabrina. -Sabrina, Araceli nunca har¨ªa algo as¨ª. Quiz¨¢s haya habido un malentendido. Sabrina lo mir¨® con frialdad. -No me mes Sabrina. Me repugna o¨ªrlo de ti. Andr¨¦ observ¨® con preocupaci¨®n. -Ahora hace fr¨ªo, mejor vamos dentro a cambiarnos y luego hamos de esto. Fabi¨¢n, desde undo, a?adi¨® le?a al fuego. -Para mar atenci¨®n de Andr¨¦, te haces inocente y desvalida... ?Qu¨¦ descarada! Sabrina,o si desechara basura, arroj¨® chaqueta de Andr¨¦. Un segundo despu¨¦s,enz¨® a caminar lentamente. Andr¨¦ crey¨® que Sabrina hab¨ªa cedido, su expresi¨®n se suaviz¨®. Sin embargo, Sabrina se dirigi¨® hacia Araceli, agarr¨® del cabello con fuerza. -?Ah! -Araceli, tomada por sorpresa, grit¨® de dolor, su rostro distorsionado y lejos de su habitual apariencia fr¨¢gil. Sabrina mir¨® directamente. -Hace un momento me preguntaste si Andr¨¦ te perdonar¨ªa por lo que hicieras, ?verdad? Ahora te respondo: ?me importa si ¨¦l te perdona? ?No! T¨² quer¨ªas que muriera, as¨ª que ahora te devuelvo el favor. Dicho esto, Sabrina le dio una patada a Araceli,nz¨¢nd algo. -?Ssh! El sonido del agua al ser perturbada reson¨®, y Araceli cay¨® desastrosamente. Fabi¨¢n miraba a Sabrina con incredulidad, su rostro reflejaba furia. -?Est¨¢s loca, Sabrina? ?Empujaste a Araceli al agua? Sabrina no pudo contenerse m¨¢s. Levant¨® mano y abofete¨® a Fabi¨¢n con fuerza. -?Paf! Hab¨ªa querido golpearlo desde hac¨ªa mucho tiempo. Fabi¨¢n, sorprendido, gir¨® cabeza, sus ojos llenos de asombro, sin poder reionar. No pod¨ªa creer que Sabrina se atreviera a golpearlo en presencia de Andr¨¦. Chapter 484 Cap¨ªtulo 484 Sabrina mir¨® a Andr¨¦ con una mirada tan fr¨ªa y distanteo ungo hdo. -Andr¨¦, ya te advert¨ª que mantuvieras a tu "verdadero amor" lejos de mi vista. Si no puedes contrr a ese perro que tienes y lo dejas suelto para que muerda a otros, no te quejes cuando alguien m¨¢s lo ponga en su lugar. Sabrina sostuvo mirada de Andr¨¦, pronunciando cada pbra con cuidado: -No todos se detienen a considerar al due?o antes de golpear a un perro. La atm¨®sfera se volvi¨® tensa. Todo sonido pareci¨® desaparecer en ese instante. Justo cuando Andr¨¦ estaba at¨®nito, el grito de Araceli rompi¨® el silencio. -?Andr¨¦, ay¨²dame...! E luchaba desesperadamente en el agua, extendiendo mano hacia Andr¨¦ en ori. -?Andr¨¦, s¨¢lvame...! ?R¨¢pido, s¨¢lvame! ?No s¨¦ nadar! Fabi¨¢n reion¨® de inmediato. No le import¨® bofetada que Sabrina le hab¨ªa dado, estaba listo para saltar al rescate de Araceli. Sabrina, viendo a Fabi¨¢n moverse, le dio una patada en el trasero,nz¨¢ndolo tambi¨¦n al agua. Fabi¨¢n cay¨® algo de una manera poco elegante. Se gir¨® con el rostro lleno de verg¨¹enza y enojo. -?Sabrina, t¨²...! Sin embargo, el grito de auxilio de Araceli volvi¨® a resonar. -?Ah! ?Ayuda! ?S¨¢lvenme! Fabi¨¢n lenz¨® a Sabrina una mirada asesina antes de nadar hacia Araceli. Sabrina observ¨® escena sin emoci¨®n alguna y se dio vuelta para irse. De repente, Andr¨¦ agarr¨® su mu?eca. -Sabrina, ?te das cuenta de que Araceli no sabe nadar y adem¨¢s est¨¢ en mal estado de salud? Lo que hiciste podr¨ªa mata. Sabrina respondi¨® con indiferencia: -?Y por qu¨¦ crees que empuj¨¦? ?Para jugar as casitas? Hizo una pausa antes de continuar: -Yo no tengo memoria para guardar rencores porque los resuelvo en el momento. Los ojos de Andr¨¦ se oscurecieron. 1411 Capitulo 484 -Sabrina, eso es intento de homicidio. Sabrina audi¨® suavemente. -Andr¨¦, eres tan divertido. E sab¨ªa que le tengo miedo al agua y aun as¨ª me empuj¨®. ?Eso no es intento de homicidio? Luego solt¨® una carcajada: -El se?or Carvalho est¨¢ tan ciego y enamorado que da pena. Hasta provoca l¨¢grimas en los que lo ven. L¨¢stima que son solo una pareja de amantes ndestinos. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o. -Sabrina, ?puedes dejar de har as¨ª? Ya te he explicado muchas veces, entre Araceli y yo no hay nada de lo que t¨² piensas... -Detente -interrumpi¨® Sabrina con impaciencia. -Ya estamos divorciados. Lo que ustedes sean, no me importa. Aunque fueran pareja legal, para m¨ª siempre ser¨¢n una pareja de desvergonzados. El rostro de Andr¨¦ estaba sombr¨ªo mientras intentaba mantenerpostura. -Solo disculpate con Araceli y olvidaremos lo sucedido. Sabrina sonri¨® con sarcasmo. -?Sigue so?ando! Andr¨¦ mir¨® con seriedad. -Sabrina, tanto Fabi¨¢no yo vimos que empujaste a Araceli. Si e decide proceder, podr¨ªas enfrentar cargos criminales. Si te disculpas, Araceli podr¨ªa dejarlo pasar por m¨ª... Sabrina lo interrumpi¨® con frialdad. -Entonces, ?c¨®mo piensas resolver que e me empujara al agua? Andr¨¦ respondi¨®: -Araceli nunca te empujar¨ªa... Sabrina lo interrumpi¨® de nuevo, con una sonrisa burlona. -?As¨ª que seg¨²n t¨², me ca¨ª s para mar tu atenci¨®n? 14:11 Chapter 485 Cap¨ªtulo 485 Andr¨¦ guard¨® silencio por unos momentos antes de decir: -Quiz¨¢s solo te ca¨ªste por idente. Sabrina no ten¨ªa intenci¨®n de discutir tanto con ¨¦l, pero en ese instante, le pic¨® curiosidad saber hasta d¨®nde pod¨ªa llegar Andr¨¦ con sus excusas para justificar a Araceli. -?Quieres decir que no puedo distinguir si alguien me empuj¨® o si me ca¨ª por idente? -pregunt¨® Sabrina, desafiante. Andr¨¦ mir¨® fijamente, su voz grave y pausada. -Tal vez, cuando te ca¨ªste por idente, Araceli intent¨® ayudarte y t¨², por error, pensaste que te estaba empujando. En una situaci¨®n de emergencia, es f¨¢cil confundirse. En ese momento, Sabrina admir¨® capacidad de Andr¨¦ para inventar teor¨ªas. Parec¨ªa que para ¨¦l, no hab¨ªa l¨ªmites cuando se trataba de defender a Araceli. Mientras haban, Fabi¨¢n ya hab¨ªa sacado a Araceli del agua. No hab¨ªa estado mucho tiempo sumergida, as¨ª que no hab¨ªa perdido el conocimiento. Al llegar a ori,enz¨® a temr y llorar. -Andr¨¦, se?orita Ib¨¢?ez me empuj¨® algo frente a todos ustedes... ?De verdad quiere que muera? -solloz¨® Araceli. Fabi¨¢n, a¨²n empapado, agreg¨® con enojo: -Hoy mismo voy a asegurarme de que esta asesina termine en c¨¢rcel. Sabrina, imperturbable, permanec¨ªa en su lugar, sin mostrar ni un ¨¢pice de preocupaci¨®n. -Sigue fingiendo calma -se burl¨® Fabi¨¢n-. Cuando est¨¦s enisar¨ªa, ver¨¢s c¨®mo se te quitans ganas de hacerte valiente. Araceli, con l¨¢grimas en los ojos, se dirigi¨® a Andr¨¦: -Andr¨¦, Sabrina me ha humido repetidas veces. Antes, por ti y por Thiago, siempre ced¨ª. Pero esta vez, ?quiso matarme! Mientras haba, sus l¨¢grimas ca¨ªan sin cesar. -Andr¨¦, lo que hizo hoy lo viste con tus propios ojos. Esta vez, no me quedar¨¦ cada. Andr¨¦ contempl¨® el rostro lloroso de Araceli, y susbios se movieron ligeramente. -Araceli, tu concierto est¨¢ por celebrarse. No conviene crear m¨¢s conflictos. Si se rumorea que tienes problemas con elpositor, podr¨ªa afectar tu evento. Araceli lo mir¨® at¨®nita. -Andr¨¦, ?est¨¢s diciendo que yo soy que causa problemas? 14-11 Capitulo 485 Los ojos de Andr¨¦ mostraron una sombra de duda. -Har¨¦ que... te pida disculpas. Antes de que Araceli pudiera responder, Fabi¨¢n protest¨® con incredulidad: -?Disculpas? La empuj¨® al agua, jeso es intento de asesinato! ?Y un simple "lo siento" lo arre? Adem¨¢s, ?me dio una bofetada! Todav¨ªa sent¨ªa el ardor en su meji. Sabrina intervino: -No se preocupen, no pienso disculparme. Si creen que es injusto, men a polic¨ªa. Con eso, sac¨® su celr. -Grab¨¦ toda nuestra conversaci¨®n. As¨ª que veremos qui¨¦n es realmente culpable de intento de asesinato. El rostro de Araceli se torn¨® visiblemente r¨ªgido, m¨¢s p¨¢lido de lo que ya estaba. -?Qu¨¦... qu¨¦ dices? Sabrina mir¨® a su alrededor. -Si no me equivoco, aqu¨ª cerca no hay c¨¢maras, os que hay est¨¢n "casualmente" fuera de servicio. No hay manera de recrear lo que pas¨®. Pero no importa, tengo pruebas. Sonri¨® a Araceli. -Cuando estoy con se?orita Ib¨¢?ez, no puedo darme el lujo de no estar preparada. Araceli, ?de verdad pensaste que me reunir¨ªa contigo sin tomar precauciones? Chapter 486 Cap¨ªtulo 486 Araceli hab¨ªa logrado que Andr¨¦ y Fabi¨¢n se alejaran, y Sabrina ya ten¨ªa una idea de que Araceli estaba tramando algo. Sin hacer ruido, Sabrina encendi¨® grabadora en su celr. Desde antes, cuando Araceli m¨® para que fuera a ve, Sabrina ya sospechaba que Araceli no se quedar¨ªa tranqu. Araceli hab¨ªa perdido muchas veces frente a e ¨²ltimamente. Aunque Araceli le hab¨ªa quitado su estudio y hab¨ªa obligado aponer para e, eso le hab¨ªa costado a Araceli un bill¨®n de pesos. Araceli, aunque se pavoneaba, en realidad no hab¨ªa conseguido mucho enparaci¨®n. Por su parte, Sabrina, con el bill¨®n de Andr¨¦, se hab¨ªa convertido en una peque?a adinerada, teniendo ahora capital para iniciar proyectos. Al final, no hab¨ªa salido perdiendo. En otro momento, si alguien hubiera querido pagar tanto por su estudio, tal vez habr¨ªan aceptado. Al fin y al cabo, nadie est¨¢ en contra de ganar dinero. Sin embargo, esta persona era Araceli, junto con Andr¨¦. Sabrina no iba a dejar que ellos obtuvieran lo que quer¨ªan tan f¨¢cilmente. Sabrina estaba segura de que, despu¨¦s de estos enfrentamientos, Araceli intentar¨ªa otra vez perjudica. Pero e ya estaba lista para eso. A lorgo del tiempo, Araceli hab¨ªa demostrado ser una mujer astuta, aun cuando sus m¨¦todos no eran del todo ingeniosos. Le gustaba manipr desdes sombras. Lo que sorprendi¨® a Sabrina fue que Araceli se hab¨ªa atrevido a empuja algo. Aunque hab¨ªan rotos c¨¢maras de seguridad, siempre exist¨ªa el riesgo de que hubiera testigos en alg¨²n lugar que Araceli no conociera. Si eso suced¨ªa, su imagen de persona buena se desmoronar¨ªa. Aun as¨ª, Araceli decidi¨® correr el riesgo, lo que significaba ques repetidas derrotas hab¨ªan puesto al borde del cpso. Cuanto m¨¢s desesperada estaba, m¨¢s probable era queetiera errores. Sin embargo, Sabrina mir¨® su celr empapado, con una chispa de incertidumbre en sus ojos. No hab¨ªa previsto que su celr se mojara. Hab¨ªa intentado encenderlo, pero ya no funcionaba. Aunque ten¨ªa grabada conversaci¨®n con Araceli, desenmascara en ese momento no era posible. Sin embargo, Sabrina no se preocup¨® demasiado. Una vez que lograra reparar su celr, grabaci¨®n seguir¨ªa all¨ª. Sabrina dirigi¨® su mirada hacia el rostro de Araceli. Araceli ya estaba descontrda. Enga?a con un peque?o truco no ser¨ªa dif¨ªcil. Fabi¨¢n, ajeno a todo lo que hab¨ªa pasado, segu¨ªa gritando. -?A ver si te atreves! ?Qui¨¦n le tiene miedo a qui¨¦n? Sabrina ignor¨® a Fabi¨¢n y fij¨® sus ojos en Araceli. -Araceli, ?de verdad quieres que lo divulgue? 14:14 Cap¨ªtulo 486 Un rastro de p¨¢nico cruz¨® por los ojos de Araceli. No dudaba de que Sabrina hubiera grabado conversaci¨®n, ya que Sabrina lo hab¨ªa hecho antes en otras ocasiones. De repente, record¨® que cada vez que se encontraba con Sabrina, esta parec¨ªa estar grabando en secreto. ?C¨®mo pudo haberlo olvidado? Record¨®s pbras que le hab¨ªa dicho a Sabrina, y el sudor fr¨ªoenz¨® a recorrerle frente. Si Sabrina reproduc¨ªa grabaci¨®n, Andr¨¦ seguramente quedar¨ªa desilusionado con e. Araceli hab¨ªa notado ramente el cambio de actitud de Andr¨¦ hacia e. Ya no se apresuraba a ponerse de sudoo antes, ni eleg¨ªa creerle autom¨¢ticamente. Tampoco hab¨ªa reprendido a Sabrina; simplemente le hab¨ªa pedido que se disculpara y diera por terminado el asunto. Era una se?al ra de favoritismo. Araceli apret¨® los pu?os instintivamente. Baj¨® cabeza suavemente, adoptando una actitud sumisa. -Fabi¨¢n, d¨¦jalo as¨ª. Andr¨¦ tiene raz¨®n, con el concierto tan cerca, no deber¨ªamos causar m¨¢s problemas. Si Andr¨¦ lo dice, yo le har¨¦ caso. Chapter 487 Cap¨ªtulo 487 Andr¨¦ observ¨® a Araceli con una mirada prante. Araceli no lo mir¨®, aunque su rostro manten¨ªa una sonrisa forzada. Sin embargo, sus ojos dtaban su verdadera emoci¨®n, parpadeando con inquietud. La mirada de Andr¨¦ se oscureci¨®. Era una se?al ra de que Araceli estaba nerviosa. ?Acaso esta situaci¨®n ten¨ªa un trasfondo oculto? Fabi¨¢n, al escuchar esto, quiso intervenir, pero Andr¨¦ lo interrumpi¨®. -Est¨¢ bien, es est¨¢n empapadas, no se vayan a enfermar. Hablemos de esto despu¨¦s. Fabi¨¢n asumi¨® que Andr¨¦ estaba preocupado por salud de Araceli. Con frialdad dirigi¨® unas pbras a Sabrina: -Tes vas a ver negras. Luego, tom¨® a Araceli en brazos y se march¨®. Ante esto, Sabrina se dio vuelta para irse tambi¨¦n. Andr¨¦ se interpuso en su camino. -Deber¨ªas cambiarte de ropa antes de irte. -No es necesario -respondi¨® Sabrina con indiferencia. -Si te vas as¨ª, mojada, puedes resfriarte. Esa frase tan familiar hizo sentir un poco aturdida. Antes del regreso de Araceli, entre e y Andr¨¦, aunque no hab¨ªa un romance apasionado, al menos hab¨ªa cierto respeto mutuo. Andr¨¦ no siempre hab¨ªa sido indiferente con e; a veces mostraba preocupaci¨®n. Recordaba ramente una vez cuando fue a recoger a Thiago de escu y de repente Para proteger a Thiago de mojarse, termin¨® empapada. Cuando regresaron a casa, Andr¨¦ hab¨ªa vuelto de un viaje de trabajo. Al ve toda mojada, le dijo: -Ve a darte un ba?o caliente, cambiate de ropa, no te vayas a enfermar. En ese momento, ese gesto inusual de preocupaci¨®n de Andr¨¦ emocion¨® durante mucho tiempo. Ahora, sin embargo, no sent¨ªa nada m¨¢s que una amarga iron¨ªa. -No es asunto tuyo -dijo Sabrina fr¨ªamente, mientras lo esquivaba para marcharse. 14:15 Cap¨ªtulo 487 -Sabrina -Andr¨¦ intent¨® detene. -?Se?or Carvalho, quiere que regrese y reproduzca grabaci¨®n? -replic¨® Sabrina con un tono sarc¨¢stico. La mirada de Andr¨¦ se detuvo por un instante, su intenci¨®n de detene vacil¨®. En un momento de distri¨®n, Sabrina ya se hab¨ªa alejado. Andr¨¦ observ¨® su figura mientras se alejaba, y finalmente decidi¨® no segui. La pr¨¢ctica de hoy parec¨ªa estar arruinada. Sabrina caminaba hacia salida, jugueteando con su celr. En ¨¦l guardaba evidencia de que Araceli hab¨ªa intentado perjudica. Aunque esta grabaci¨®n probablemente no llevar¨ªa a Araceli ante justicia, si liberaba antes de su concierto, podr¨ªa tener un impacto significativo en su evento. La visita de Sabrina hab¨ªa valido pena. Sabrina y Araceli neaban sus conciertos en el mismo periodo, ambas presentando viol¨ªn, lo ques convert¨ªa en rivales. Sabrina nunca hab¨ªa temidopetencia o el desaf¨ªo. Lapetencia sana, para un m¨²sico, siempre era beneficiosa, una oportunidad para mejorar. Pero si esa persona era Araceli, quien siempre intentaba perjudica y quer¨ªa apropiarse de todo lo que ten¨ªa..... Entonces solo pod¨ªa decir, lo siento. En unapetencia justa, Sabrina estaba dispuesta a participar. Pero si se trataba de jugar sucio, e tambi¨¦n lo har¨ªa. Si Araceli fuese m¨¢s lista y evitara tales jugadas, no habr¨ªa problema. Pero ya que Araceli le hab¨ªa entregado evidencia, no iba a desperdicia. Sabrina meditaba sobre el mejor momento para hacer p¨²blica grabaci¨®n. No pod¨ªa ser ahora. Si lo hac¨ªa ahora, Fabi¨¢n y Andr¨¦ probablemente lo silenciar¨ªan. Lo mejor ser¨ªa cuandoenzaran a vender boletos para el concierto. Publicar esa grabaci¨®n ser¨ªa devastador para Araceli. Sin embargo... Cap¨ªtulo 487 Una leve preocupaci¨®n cruz¨® por mente de Sabrina. Si Araceli y Fabi¨¢n no quer¨ªan usar esto para envia a prisi¨®n, preferir¨ªa no revr que ten¨ªa grabaci¨®n. Araceli sab¨ªa de existencia de grabaci¨®n y seguramente tomar¨ªa precauciones. Pero dudaba que se lo contara a Andr¨¦. Chapter 488 Cap¨ªtulo 488 Despu¨¦s de todo, si Andr¨¦ llegara a descubrir esedo de Sabrina, toda su aura se desmoronar¨ªa. En cuanto a Fabi¨¢n... Era unpleto desastre depa?ero. Con tal de que no empeorara situaci¨®n, ya era ganancia. Sabrina no estaba preocupada por los m¨¦todos de Fabi¨¢n. Adem¨¢s, ten¨ªa a Jorge vigndo cada uno de sus movimientos. Aparte de Andr¨¦ y Fabi¨¢n, Sabrina no pod¨ªa imaginar qui¨¦n m¨¢s podr¨ªa ayudar a Araceli. Mientras que a su alrededor, ten¨ªa a Gabriel, Marcelo y Est, no hab¨ªa necesidad de temers artima?as de Araceli. Sin embargo, Sabrina no sab¨ªa por qu¨¦, pero sent¨ªa una ligera sombra de inquietud en su coraz¨®n. Algo no cuadraba, aunque no lograba descifrar qu¨¦ era en ese momento. Una r¨¢faga de viento sopl¨® y Sabrina estornud¨®. La brisa nocturna era un poco fr¨ªa. Ten¨ªa que regresar r¨¢pidamente a casa para tomar una ducha y cambiarse de ropa; no pod¨ªa permitirse enfermarse en ese momento. Al llegar a entrada, Sabrina estaba a punto de mar un carro cuando un lujoso veh¨ªculo negro se detuvo frente a e. La ca del carro, con varios ochos, le resultaba familiar y mativa. La puerta del carro se abri¨® y una figura alta y elegante descendi¨®. -Sabrina, ?qu¨¦ te pas¨®? -Gabriel se acerc¨® r¨¢pidamente al ver que e estaba empapada. Sabrina se sorprendi¨®-: Se?or Castillo, ?qu¨¦ hace aqu¨ª? Gabriel not¨® su rostro p¨¢lido y se quit¨® el abrigo para pon¨¦rselo sobre los hombros. -Romeo me dijo que ten¨ªas una presentaci¨®n esta noche. Yo estaba cerca y decid¨ª pasar a verte. Sabrina hab¨ªa neado llevar a Romeo de regreso a familia Castillo despu¨¦s del ensayo. Sin embargo, Romeo no quiso ir, as¨ª que Sabrina dej¨® que Dani se quedara en casa con ¨¦l. Romeo le hab¨ªa preguntado d¨®nde ensayar¨ªa, ya que quer¨ªa asistir a su presentaci¨®n. Sabrina no le dio muchas vueltas al asunto y le dio diri¨®n. 14:15 Capitulo 488 Justo cuando Sabrina iba a responder, otra figura se acerc¨® desde distancia. -Se?orita Ib¨¢?ez. Era Iv¨¢n, el asistente de Andr¨¦. Sonriendo, dijo-: Se?orita Ib¨¢?ez, el se?or Carvalho mencion¨® que usted hab¨ªa ca¨ªdo algo identalmente y tem¨ªa que no pudiera conseguir un carro, por lo que me envi¨® para lleva a casa. El carro de Iv¨¢n hab¨ªa estado estacionado cerca, originalmente para llevar a Andr¨¦ de regreso. Poco antes, Andr¨¦ le hab¨ªa mado, pidi¨¦ndole que llevara a Sabrina primero. Aunque Sabrina no soportaba a gente alrededor de Andr¨¦, Iv¨¢n siempre le hab¨ªa dejado una buena impresi¨®n. Cuando no pod¨ªa contactar a Andr¨¦, Iv¨¢n siempre encontraba manera de ayuda. Era uno de los pocos del c¨ªrculo de Andr¨¦ que trataba con respeto. Sabrina respondi¨®-: Gracias, asistente Iv¨¢n, pero no ser¨¢ necesario. Mi amigo ya vino a recogerme. Iv¨¢n le ech¨® un vistazo a Gabriel y, sabiendo que Sabrina no se subir¨ªa a su carro, no insisti¨®. -De acuerdo. Si necesita algo, se?orita Ib¨¢?ez, no dude en marme. Sabrina asinti¨® y subi¨® al carro de Gabriel. Una vez dentro, Gabriel pregunt¨®-: Sabrina, ?qu¨¦ pas¨® exactamente? ?Por qu¨¦ est¨¢s tan desali?ada? Sabrina le narr¨® brevemente lo ocurrido hace un rato. Luego, pregunt¨®-: Se?or Castillo, ?conoce a alguien que pueda reparar celres? Gabriel se rio-: Solo se moj¨® un poco. Repararlo es panido. No te preocupes, ma?ana mismo me encargo de que alguien lo arregle. Esa misma noche, Araceli acababa de salir de ducha cuando su celr, que estaba sobre mesa,enz¨® a sonar. Mir¨® el n¨²mero en panta, un n¨²mero familiar, y una chispa de temor cruz¨® su mirada. ?Era esa persona otra vez! Esa persona hab¨ªa falsificado su condici¨®n m¨¦dica hasta el punto de que ni siquiera Andr¨¦ pudo detectarlo, lo que demostraba lo influyente que era. Le hab¨ªa ayudado a resolver muchos problemas que no pod¨ªa pedirle a Andr¨¦ que solucionara. Sin embargo, no se atrev¨ªa a utilizarlo de misma manera que utilizaba a Fabi¨¢n. 14:15 Capitulo 488 Despu¨¦s de tomar varias respiraciones profundas, Araceli, temndo, levant¨® el celr y contest¨® mada. Chapter 489 Cap¨ªtulo 489 La voz limpia y melodiosa de un sujeto reson¨® al otrodo del tel¨¦fono. -¨²ltimamente no parece que te est¨¦ yendo muy bien, ?verdad? Araceli respir¨® un poco agitada. -Bueno... no est¨¢ tan mal. El otrodo solt¨® una leve risa. -Parece que Sabrina te ha estado causando muchos problemas ¨²ltimamente. Al o¨ªr el nombre de Sabrina, Araceli sinti¨® que sus dientesenzaban a rechinar de rabia. Ante su silencio, voz del otrodo continu¨®. -Araceli, ?necesitas que te ayude? Araceli respondi¨® de inmediato. -Por ahora, no hace falta. Puedo manejarlo. La voz subi¨® ligeramente de tono, con un matiz intrigante. -?De verdad puedes solucionarlo? -S¨ª... s¨ª puedo. La voz se volvi¨® m¨¢s sombr¨ªa. -Sin embargo, seg¨²n s¨¦, Sabrina tiene una grabaci¨®nprometedora tuya en su celr. Dime, si Andr¨¦ llegara a escucha, ?seguir¨ªa siendo tan bueno contigo? Adem¨¢s, si tus seguidores escucharan esa grabaci¨®n, ?seguir¨ªan apoy¨¢ndote? Con tu concierto a vuelta de esquina, ?crees que gente seguir¨ªaprando tus boletos? La respiraci¨®n de Araceli se volvi¨® m¨¢s agitada. Cuando Sabrina sac¨® su celr, Araceli hab¨ªa sospechado que tal vez no ten¨ªa grabaci¨®n y solo estaba enga?ando. Pero no se atrevi¨® a arriesgarse. El precio de perder esa apuesta era demasiado alto. Ahora parec¨ªa que hab¨ªa sido prudente no jug¨¢rs. De lo contrario, habr¨ªa sido desenmascarada en el momento. Ten¨ªa que encontrar manera de deshacerse de esa grabaci¨®n. No pod¨ªa acudir a Andr¨¦; ¨²nica persona que podr¨ªa ayuda ahora era Fabi¨¢n... La voz al otrodo del tel¨¦fono pareci¨® adivinar sus pensamientos y se rio suavemente. -Araceli, no me digas que todav¨ªa te atreves a dejar que ese Fabi¨¢n te ayude. Con un aliado tan torpe, ?est¨¢s segura de que no est¨¢ ayudando a Sabrina en su lugar? Araceli guard¨® silencio. Fabi¨¢n ten¨ªa buenas intenciones, pero era demasiado torpe. Tan torpe que a veces le daba dolor de cabeza. Aun as¨ª, para ciertas cosas, no ten¨ªa a nadie m¨¢s que Fabi¨¢n. La voz cambi¨® de tono. -No te preocupes. La grabaci¨®n que tepromet¨ªa ya ha sido Cap¨ªtulo 489 eliminada. No podr¨¢ amenazarte m¨¢s. La grabaci¨®n se perdi¨® desdes manos de Gabriel, lo que tambi¨¦n puede causar un peque?o conflicto entre ellos. Araceli suspir¨® aliviada. -... Gracias, Sebasti¨¢n Fonseca. Comparado con Fabi¨¢n,s habilidades de Sebasti¨¢n estaban en un nivelpletamente diferente. Hubo una pausa antes de que Sebasti¨¢n dijera con cierta mncol¨ªa. -Hace mucho que no escuchaba que me maras por mi nombre. Araceli apret¨® instintivamente palma de su mano. Sebasti¨¢n continu¨®. -Araceli, estoy dispuesto a ayudarte de coraz¨®n, sin esperar nada a cambio. ?Por qu¨¦ prefieres recurrir a un aliado tan torpeo Fabi¨¢n en lugar de a m¨ª? Araceli respondi¨® en voz baja. -Ya me has ayudado mucho. No tengo nada con qu¨¦ pagarte. No quiero deberte tanto, as¨ª que... -Araceli. La voz de Sebasti¨¢n, suave y con una sonrisa, de alguna manera hizo que Araceli sintiera un escalofr¨ªo. -No te forzar¨¦ a hacer nada que no quieras. En cuanto a deuda...parado con que me hayas salvado vida, ayudarte con estas cosas no es nada. Si realmente te sientes inc¨®moda, de vez en cuando, podr¨ªas tocar algunas piezas de viol¨ªn para m¨ª, eso ser¨ªa suficiente. Araceli contuvo respiraci¨®n. -... Est¨¢ bien. Sebasti¨¢n dijo. -A fin de mes, ir¨¦ a Cartagena. De paso, te visitar¨¦ y ver¨¦ qu¨¦ se de tipo es el que tienes en mente, y tambi¨¦n a esa mujer que se atreve a molestarte. Araceli quiso rechazar visita, pero al o¨ªrle mencionar a Sabrina, todass pbras se le quedaron atascadas en garganta. Conoc¨ªa demasiado biens habilidades de Sebasti¨¢n. Si ¨¦l decidiera encargarse de Sabrina, e no tendr¨ªa escapatoria. Chapter 490 Cap¨ªtulo 490 Araceli hab¨ªaenzado con una simple intenci¨®n de sacar a Sabrina del camino, sin querer llevars cosas demasiado lejos. Sin embargo, situaci¨®n hab¨ªa cambiado. Por culpa de Sabrina, Andr¨¦ se mostraba cada vez m¨¢s distante con e, y Araceli empezaba a perder paciencia. -No importa c¨®mo lo vea, primero tengo que deshacerme de Sabrina -pens¨® mientras se perd¨ªa en sus pensamientos. De repente, voz de Sebasti¨¢n sac¨® de su enso?aci¨®n. -Ya termin¨¦ con todo el trabajo que ten¨ªa. En este tiempo, me quedar¨¦ en Cartagena para ayudarte. Araceli, deber¨ªas concentrarte m¨¢s en practicar el viol¨ªn, en lugar de enfocarte tanto en los hombres. Tu nivel actual es muy inferior a primera vez que escuch¨¦ tocar. Despu¨¦s de todo, solo es un hombre. Si quieres, puedo encontrarte cualquier tipo de gal¨¢n, ?por qu¨¦ te empe?as tanto en Andr¨¦? ?Un hombre casado y con hijos es tan irresistible para ti? Esto no era primera vez que Araceli escuchaba estas pbras de Sebasti¨¢n, pero en lugar de sentir alegr¨ªa, sent¨ªa un profundo temor. Sebasti¨¢n era demasiado bueno con e; cualquier cosa que pidiera, ¨¦l se conced¨ªa. Incluso, si le pidiera que hiciera algo tan extremoo quitarle vida a alguien, ¨¦l lo har¨ªa sin dudar. Al principio, Araceli disfrutaba de esa atenci¨®n y, aunque sab¨ªa que Sebasti¨¢n hab¨ªa confundido con otra persona, no lo corrigi¨®. Pero poco a poco se dio cuenta de que algo no estaba bien con ¨¦l. No solo ten¨ªa problemas emocionales y su estado de ¨¢nimo era muy inestable, sino que el motivo por el cual era tan atento con e le resultaba iprensible y extra?o. Sebasti¨¢n hab¨ªa escuchado una vez su interpretaci¨®n de "La Promesa" en el jard¨ªn trasero y, desde entonces, ve¨ªao su salvaci¨®n, una luz en su vida, dispuesto a ayuda sin l¨ªmites. Si Sebasti¨¢n estuviera enamorado de e, podr¨ªa entenderse. Sin embargo, el hecho de que estuviera dispuesto a buscarle otro hombre indicaba que no hab¨ªa sentimientos rom¨¢nticos de por medio, o si los hab¨ªa, eran poco convencionales. Despu¨¦s de ver de lo que era capaz Sebasti¨¢n, Araceli sent¨ªa miedo. Aquel hombre era demasiado peligroso. Si alguna vez descubr¨ªa mentira de Araceli, e sab¨ªa que su vida se convertir¨ªa en un infierno. Hasta ese momento, Araceli no sab¨ªa qui¨¦n era verdadera persona que hab¨ªa tocado "La Promesa" en el jard¨ªn. La pieza "La Promesa" hab¨ªa sido creada por Aurora, una integrante del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, y era su obra maestra. Lamentablemente, Aurora nunca hab¨ªa revdo su identidadpleta, y Araceli solo sab¨ªa que era una mujer. La interpretaci¨®n de "La Promesa" se hab¨ªa convertido en un ¨¦xito rotundo, al punto de ser una pieza obligatoria enspetencias de escu. Araceli tambi¨¦n amaba esa pieza y sol¨ªa practica en el jard¨ªn trasero. Parec¨ªa que Sebasti¨¢n hab¨ªa confundido a persona que hab¨ªa escuchado con e. 14-16 Capitulo 490 Inicialmente, Araceli pens¨® que Sebasti¨¢n hab¨ªa identificado correctamente. ¨¦l leent¨® que le encantaba su interpretaci¨®n del viol¨ªn y le pidi¨® que tocara para ¨¦l una vez m¨¢s. Sin embargo, tras escucha de nuevo, Sebasti¨¢n mostr¨® una expresi¨®n de decepci¨®n. Seg¨²n ¨¦l, algo no cuadraba con lo que hab¨ªa escuchado anteriormente. En ese momento, Araceli no le dio mucha importancia, pensando ques interpretaciones pod¨ªan variar seg¨²n el estado de ¨¢nimo. A veces, incluso e lograba interpretaciones excepcionales que rozaban lo sublime. Sin embargo, cuando Sebasti¨¢n sac¨® un pendiente, Araceli se dio cuenta de que ¨¦l hab¨ªa confundido a persona. Aun as¨ª, no lo ar¨®. En ese entonces, Sebasti¨¢n parec¨ªa tan normal. Era un hombre poderoso, de una belleza impresionante, y trataba con una devoci¨®n absoluta. Araceli no pudo evitar sentirse atra¨ªda por ¨¦l. Con el tiempo, al descubrir que Sebasti¨¢n no erao e pensaba, su atri¨®n se transform¨® en un miedo profundo. Chapter 491 Cap¨ªtulo 491 -Oye, ?qui¨¦n en su sano juicio estar¨ªa dispuesto a arriesgarlo todo por alguien solo por escuchar una canci¨®n? -se preguntaba Araceli, cada vez m¨¢s convencida de que Sebasti¨¢n no era una persona ordinaria. Con el tiempo, Araceli fue descubriendo que Sebasti¨¢n ten¨ªa algo inquietante en su personalidad. En t¨¦rminos actuales, se podr¨ªa describiro un tipo obsesivo y un tanto desquiciado. Un momento, ¨¦l sonre¨ªa con dulzura. Al siguiente, se transformaba en una persona fr¨ªa y resuelta, dispuesto a deshacerse de cualquiera que se interpusiera en su camino. Su capacidad para cambiar de actitud era tan r¨¢pidao pasars p¨¢ginas de un libro. Adem¨¢s, Sebasti¨¢n odiabas mentiras. Si alguna vez descubr¨ªa que Araceli le hab¨ªa enga?ado, e estaba segura de que har¨ªa sufrir de maneras inimaginables. Aunque su apariencia era angelical, Araceli no pod¨ªa sentir m¨¢s que miedo hacia ¨¦l, sin ning¨²n atisbo de admiraci¨®n. No era de extra?ar que pareciera tan necesitado de amor. ?Qui¨¦n podr¨ªa amar a un loco as¨ª? Tras conocer su verdadera naturaleza, Araceli no tard¨® en regresar a su pa¨ªs. Andr¨¦, aunque casado y con hijos, al menos era una persona normal. As¨ª que, pensando en su futuro y en proti¨®n que necesitaba si alguna vez Sebasti¨¢n descubr¨ªa verdad, decidi¨® que deb¨ªa casarse con Andr¨¦. En casa de familia Ramos, Federico sosten¨ªa una invitaci¨®n mientras se dirig¨ªa a puerta del estudio. Mart¨ªn estaba dentro, limpiando cuidadosamentes fotograf¨ªas del ¨¢lbum. Federico ech¨® un vistazo r¨¢pido as fotos: era su madre, Celeste. -?Necesitas algo? -pregunt¨® Mart¨ªn sin levantar cabeza, sumido en dulces recuerdos del pasado, con su rostro reflejando nostalgia. Federico apart¨® mirada y respondi¨® con calma: -Hern¨¢n nos ha enviado una invitaci¨®n para asistir a su fiesta de cumplea?os a finales de mes. Mart¨ªn frunci¨® ligeramente el ce?o. -Hern¨¢n... hace mucho que no s¨¦ de ¨¦l. Era un viejo camarada de mi padre. No podemos ignorar su invitaci¨®n. -La fiesta ser¨¢ en Cartagena -record¨® Federico-. Aurora tambi¨¦n est¨¢ en Cartagena ahora. Mart¨ªn dej¨® el ¨¢lbum a undo. -Perfecto, as¨ª aprovechamos para traer de vuelta a Auri. 14.161 Cap¨ªtulo 491 Como si recordara algo, Mart¨ªn alz¨® vista. -?Ya preparaste el regalo para mi nieto? Federico dud¨® un instante. -Padre, ?est¨¢s seguro de querer darle a Thiago el cinco por ciento des iones? Mart¨ªn respondi¨®: -Thiago es mi nieto y, adem¨¢s, el primer hijo nacido en esta generaci¨®n de familia Ramos. Es justo que reciba algunas iones. En los ¨²ltimos a?os, Mart¨ªn hab¨ªaenzado a delegar responsabilidades. Federico, Esteban y F¨¦lix eran suficientemente capaces, as¨ª que no ve¨ªa necesario seguir cargando el peso del negocio sobre sus hombros. En realidad, ya podr¨ªa haberse retirado hace tiempo, pero soledad lo manten¨ªa ocupado. Al saber que Sabrina hab¨ªa tenido un hijo, se sinti¨® inmensamente feliz. Sabrina se parec¨ªa mucho a Celeste, y seguramente su hijo tambi¨¦n lo ser¨ªa. Recordaba el ¨²ltimo viaje que tuvo con Celeste por su aniversario, donde imaginaron juntos su vida despu¨¦s de retirarse. Sin embargo, el destino le jug¨® una m pasada; perdi¨® memoria tras un idente en el mar y desde entonces, todo hab¨ªa cambiado. La voz de Federico lo sac¨® de sus pensamientos. -Pero Aurora ya se ha divorciado de Andr¨¦ y todav¨ªa es tutora de Thiago. Ese cinco por ciento des iones para Thiago es pr¨¢cticamente d¨¢rselo a Andr¨¦. Mart¨ªn replic¨®: -Entonces que as¨ª sea. Federico qued¨® sorprendido. -?Padre...? Mart¨ªn sonri¨®. -Tengo nes de obtener custodia de Thiago para familia Ramos. Si Andr¨¦ est¨¢ de acuerdo,s iones son un regalo para ¨¦l. Despu¨¦s de todo, es el padre de Thiago, y pelear demasiado no ser¨ªa bueno para el ni?o. Federico no esperaba que Mart¨ªn tuviera esa intenci¨®n. -Thiago es el futuro heredero del Grupo Carvalho. Andr¨¦ quiz¨¢s no quiera renunciar a ¨¦l. Incluso si buscamos custodia, puede que no obtengamos, ya que Cartagena no est¨¢ bajo nuestra influencia. Mart¨ªn asinti¨®. -Andr¨¦ es inteligente y sabr¨¢ qu¨¦ decisi¨®n tomar. Si est¨¢ de acuerdo, mejor. Si no, pues ni modo. Como vamos a traer de vuelta a Auri, dile a Esteban, F¨¦lix y Eva que organicen su 14:16 Capitulo 491 tiempo para pa?arme a Cartagena. Federico permaneci¨® en silencio unos segundos. -Est¨¢ bien. Justo cuando se dispon¨ªa a salir, Mart¨ªn lo m¨® de nuevo. 14:16 Chapter 492 Cap¨ªtulo 492 -Federico, ?todav¨ªa guardas rencor a tu madre por haberte dejado a ti y a tus hermanos? Federico se detuvo de repente. Estaba de espaldas a Mart¨ªn, as¨ª que su expresi¨®n era un misterio. -Mi madre ten¨ªa sus razones... Adem¨¢s, ahora ya no est¨¢ con nosotros. Mart¨ªn solt¨® un profundo suspiro. -No me imagin¨¦ que cuando se fue, ya estaba esperando a Auri. De haberlo sabido, no habr¨ªa dejado ir por nada del mundo, pero bueno... ya no sirve de nada har de eso. La verdad, desde que ech¨¦ a Auri en un arranque de ira, me he arrepentido. Mart¨ªn hizo una pausa,o si hubiera recordado algo. -Nicol¨¢s es el nieto de Hern¨¢n, ?no? Vamos a verlo en fiesta de cumplea?os de Hern¨¢n. Necesitas har con Nicol¨¢s y decirle que debe asumir responsabilidad por lo que pas¨® con Auri. Federico no pudo contenerse m¨¢s y se gir¨® para mirar a Mart¨ªn. -Pero Aurora ya se cas¨® y tiene un hijo... -?No se ha divorciado ya? -Mart¨ªn levant¨® una ceja-. ?Qu¨¦ pasa? ?Acaso prefieres que Eva se case con Nicol¨¢s? Federico guard¨® silencio. La familia Casta?o y familia Ramos eran un buen partido. Sin embargo, Nicol¨¢s no era precisamente el tipo m¨¢s destacado para alguieno Eva, quien era considerada mejor entres mujeres de sociedad. Un tipo¨²n no era digno de e. Pero Aurora, con su pasado, bien pod¨ªa ser para Nicol¨¢s. Federico no dijo m¨¢s. Los asuntos del coraz¨®n no se pueden forzar, y lo que depare el futuro es incierto. ?Por qu¨¦ discutir sobre esas peque?eces? Ese d¨ªa, Sabrina recibi¨® una mada de Gabriel. -Sabrina, ya mand¨¦ reparar tu celr, pero no encontr¨¦ grabaci¨®n de esa noche. Sabrina se qued¨® perpleja. -?Qu¨¦? -Sabrina, ?est¨¢s segura de que grabaste? -Estoy segura -respondi¨® Sabrina sin dudar-. Cuando me empujaron algo, aunque fue repentino, alcanc¨¦ a presionar el bot¨®n de guardar en el ¨²ltimo momento. -Ya veo -dijo Gabriel-. Voy a preguntar a otra persona. 14:17 Capitulo 492 -De acuerdo. Despu¨¦s de colgar, Dani not¨® que algo no andaba bien y le pregunt¨® a Sabrina: -Sabrina, ?pasa algo? ?Qu¨¦ ocurri¨®? Sabrina le cont¨® lo que hab¨ªa sucedido. Dani frunci¨® el ce?o al escuchar. -?Desapareci¨® de repente? Eso es bastante raro... Dani, con una mirada pensativa, le dijo en voz baja: -Sabrina, ?crees que Gabriel es de fiar? Sabrina entendi¨® lo que Dani quer¨ªa decir. -Creo que Gabriel es de confianza. -Pero, aunque grabaste, grabaci¨®n desapareci¨®. ?No te parece extra?o? Sabrina, tal vez estoy siendo un poco paranoica, pero esa grabaci¨®n es importante tanto para tio para Araceli. Si Gabriel se acerca a ti por Araceli, a lo mejor... Dani no termin¨® frase, pero Sabrina entendi¨® sus preocupaciones. Despu¨¦s de todo, Nicol¨¢s hab¨ªa hecho cosas simres antes. Sabrina neg¨® con cabeza. -Gabriel me ha ayudado mucho. Prefiero pensar que fue alguien m¨¢s quien hizo algo, pero nunca sospechar¨ªa de ¨¦l. Dani asinti¨®,prendiendo. -S¨ª, podr¨ªa haber sido persona que repar¨® el celr. Sabrina, si grabaci¨®n fue borrada, ?qu¨¦ har¨¢s? Es una l¨¢stima perder una oportunidad tan valiosa contra Araceli. -Aunque haya sido borrada, debe haber rastros -dijo Sabrina-. Gabriel investigar¨¢ el asunto. Dani reflexion¨® y estuvo de acuerdo. Hab¨ªa muchas cosas en juego y deshacerse de Araceli era solo una parte del n. No pod¨ªan perder tiempo en e, especialmente cuando presentaci¨®n de Hern¨¢n era al d¨ªa siguiente. Chapter 493 Cap¨ªtulo 493 Al d¨ªa siguiente, Sabrina, Romeo y Marcelo llegaron temprano al lugar del evento. Al entrar al recinto, Dani mir¨® a su alrededor con asombro ante opulencia del lugar. -Pens¨¦ que despu¨¦s de tantos a?oso agente, ya hab¨ªa visto de todo -ent¨® Dani, maravida-. Pero parece que pobreza sigue limitando mi imaginaci¨®n, jesto es demasiado lujoso! Sabrina tambi¨¦n observaba el entorno. Aunque hab¨ªa pasado varios a?os con familia Ramos, en ese entonces a¨²n estaba estudiando y casi no ten¨ªa oportunidades de visitar lugares de entretenimiento privadoo este. Nunca hab¨ªa visto un lugar tan suntuoso. El recinto no era muy grande, con capacidad para unas mil personas. No era adecuado para grandes conciertos, pero para un evento de entretenimientoo este, era perfecto. No pas¨® mucho tiempo antes de que Gabriel llegara. -Se?or Castillo, ?c¨®mo es que lleg¨® tan temprano? -pregunt¨® Dani sorprendida. Gabriel sonri¨®-. Vine antes para ver si hay algo en lo que pueda ayudar. Su mirada se detuvo en el viol¨ªn que Sabrina sosten¨ªa. -?No trajiste el Astra Aestiva esta vez? Sabrina asinti¨®-. El Astra Aestiva est¨¢ en mantenimiento. Esta vez traje el viol¨ªn que uso normalmente. Sabrina cuidaba con esmero el viol¨ªn que le hab¨ªa dejado su madre y rara vez lo usaba. Hab¨ªa neado usar el Astra Aestiva para esta presentaci¨®n, pero unos d¨ªas antes not¨® un problema con afinaci¨®n des cuerdas y lo envi¨® a ajustar. El Astra Aestiva ten¨ªa un sonido ¨²nico, diferente a otros violines. Las personas con un o¨ªdo sensible podr¨ªan notar diferencia de inmediato. Gabriel asinti¨® y le dijo a Sabrina-. Mi amigo me inform¨® que grabaci¨®n en tu celr fue da?ada por un hacker de alto nivel. Sin embargo, ya contact¨¦ a un amigo hacker que est¨¢ trabajando en restauraci¨®n del audio, pero tomar¨¢ algo de tiempo. Hizo una pausa, y luego a?adi¨® con disculpas-. Sabrina, lo siento mucho. Sabrina neg¨® con cabeza, sin culparlo. -Incluso si no fueras t¨², si hubiera buscado a alguien m¨¢s para restaurarlo, probablemente tambi¨¦n lo habr¨ªan eliminado. Alguien no quiere que se publique esa grabaci¨®n, as¨ª que intentar¨¢n destrui de cualquier manera. Sabrina entend¨ªa bien situaci¨®n. Si ens manos de Gabriel hab¨ªa sido eliminada, ens suyas probablemente tampoco habr¨ªa sobrevivido. 14:17 Capitulo 493 En cuanto a Gabriel, Sabrina admit¨ªa que en alg¨²n momento hab¨ªa sospechado un poco de ¨¦l. Pero despu¨¦s de haber pasado por una situaci¨®n simr antes, sab¨ªa que el acercamiento de Gabriel no se sent¨ªao el de Nicol¨¢s. Nicol¨¢s haba de romper con Eva, pero al pensarlo bien, nunca hab¨ªa hecho algo parastima. Sin embargo... ?Qui¨¦n fue realmente el que ayud¨® a Araceli a borrar esa grabaci¨®n? Eliminar algo des manos de Gabriel no era algo que Fabi¨¢n pudiera hacer. Andr¨¦ podr¨ªa tener habilidad, pero ?Araceli se atrever¨ªa a confiarle eso a Andr¨¦? O tal vez Araceli enga?¨® a Andr¨¦, convenci¨¦ndolo de que hab¨ªa informaci¨®nprometedora en su celr para que ¨¦l eliminara. En el pasado, Andr¨¦ podr¨ªa haberlo hecho sin pensarlo dos veces. Pero hoy en d¨ªa, incluso Sabrina pod¨ªa notar que confianza de Andr¨¦ en Araceli hab¨ªa disminuido considerablemente. No era probable que eliminara algo de su celr sin cuestionarlo, especialmente despu¨¦s de lo que Sabrina hab¨ªa dicho en esa ocasi¨®n. Sin poder resolverlo, Sabrina decidi¨® dejar de pensar en ello. -Vamos a prepararnos. Hern¨¢n llegar¨¢ en un rato. En Vi Floral de los Carvalho, Fernanda y Luana se levantaron temprano para preparar todo para fiesta que Hern¨¢n celebrar¨ªa esa noche. 14:17 Chapter 494 Cap¨ªtulo 494 La atenci¨®n de todas estaba centrada en gran fiesta que se celebrar¨ªa esa noche. Pasaron todo el d¨ªa ocupadas entre tratamientos de belleza, peinados y pruebas de vestidos. Luana estaba tan emocionada que no pod¨ªa contenerse. -?He escuchado que hoy no solo vendr¨¢ Est, sino tambi¨¦n primera dama de sociedad, Eva! Est y Eva son mis dos ¨ªdolos. ?Definitivamente tengo que conseguir sus aut¨®grafos! -exm¨® Luana con entusiasmo. Normalmente, Fernanda habr¨ªa reprendido a Luana por su falta depostura. Sin embargo, ese d¨ªa, Fernanda no dijo nada al respecto. Las familias que asistir¨ªan a fiesta de Hern¨¢n eran de un nivel igual o mayor que familia Carvalho, as¨ª que si Luana lograba hacer nuevas conexiones, ser¨ªa algo positivo. Fernanda se miraba al espejo, examinando su reflejo, y luego le dio algunas instriones a Luana. -Deber¨ªas prestar atenci¨®n a los tres hermanos de familia Ramos. No solo tienen un buen linaje, sino que tambi¨¦n son muy capaces y sin malos h¨¢bitos. Si logras casarte con alguien de familia Casta?o, ser¨ªa una gran bendici¨®n para ti. -Si ninguno de esos tres hermanos te interesa, puedes intentar con los de familia Casta?o. Escuch¨¦ que Nicol¨¢s y Julio a¨²n no tienen novia, as¨ª que aprovecha oportunidad -le aconsej¨® Fernanda. Al escuchar esto, el ¨¢nimo de Luana baj¨® un poco. No le interesaban los hombres; le fascinaban mujereso Eva y Est, que eran verdaderas triunfadoras en vida. Aun as¨ª, no se atrev¨ªa a desobedecer a Fernanda, por lo que r¨¢pidamente ide¨® un n. -El jefe de familia Ramos, Mart¨ªn, tambi¨¦n asistir¨¢ a fiesta. Mam¨¢, si puedes har con ¨¦l, eso me ayudar¨ªa a conocer mejor a los Ramos. Pero debes moderar tu car¨¢cter y no ser tan dominante. A los hombres les gustans mujeres suaves -sugiri¨® Luana. Fernanda se mir¨® de nuevo en el espejo. A pesar de su edad, manten¨ªa un aire de elegancia. No hab¨ªa engordadoo otras mujeres de su edad; su figura segu¨ªa siendo impecable. Sin embargo, su naturaleza fuerte y autoritaria le daba un aire de seriedad que intimidaba a los dem¨¢s. Despu¨¦s de dos rciones fallidas, Fernanda ya no sent¨ªa inter¨¦s por los hombres. Pero si eso pod¨ªa ayudar a que el Grupo Carvalho y Luana prosperaran, estaba dispuesta a hacer un esfuerzo. Fernanda, perdida en sus pensamientos,ent¨®: -Si Andr¨¦ no hubiera estado casado antes, cuando el Grupo Carvalho se desarrolle, podr¨ªa ser un buen partido para mujereso Est y Eva. 14:17 Capitulo 494 Comparada con familia Vald¨¦s y familia Ramos, familia Carvalho a¨²n ten¨ªa mucho que avanzar. Las familias Vald¨¦s y Ramos eran linajes centenarios. Pero Andr¨¦ era excepcional, no le faltaba nada parapararse con Federico, el heredero de los Ramos. Fernanda hizo una pausa, con una expresi¨®n de desagrado hacia Sabrina. - Andr¨¦ fue arruinado por esa mujer, Sabrina -murmur¨®. Luana hizo una mueca. Sab¨ªa que su hermano era talentoso, pero base econ¨®mica de familia Carvalho era d¨¦bil, y empresa hab¨ªa pasado por varias crisis. Cuando Andr¨¦ tom¨® el control, empresa estaba en medio de luchas internas, y ¨¦l tuvo que dedicar tiempo a solucionar esos problemas. Federico, en cambio, hab¨ªa recibido el Grupo Ramos en su mejor momento. ?C¨®mo se pod¨ªaparar eso? ?Por qu¨¦ mujereso Eva y Est querr¨ªan casarse con alguien con potencial cuando pod¨ªan casarse con alguieno Federico, que ya ten¨ªa poder y recursos? En ese momento, el mayordomo entr¨® apresuradamente. -Se?ora, el carro del se?or ya est¨¢ esperando en puerta. Fernanda asinti¨® y le dijo a Luana: -V¨¢monos. -Est¨¢ bien -respondi¨® Luana con determinaci¨®n. Chapter 495 Cap¨ªtulo 495 El carro en entrada era una lujosa limusina de negocios, deslumbrante y elegante. Al abrir puerta del carro, Andr¨¦, Araceli y Thiago ya estaban sentados en su interior. Cuando Thiago vio a Fernanda y Luana, les salud¨® cort¨¦smente. -Abuelita, t¨ªa. Fernanda respondi¨® con un leve "hmm", pero su mirada se pos¨® en Araceli. Hoy, Araceli llevaba un vestido elegante que resaltaba su figura esbelta y su aire suave y delicado. Fernanda frunci¨® ligeramente el ce?o. -En celebraci¨®n de Hern¨¢n, ?por qu¨¦ llevas a Araceli? Andr¨¦ respondi¨® con calma. -La invitaci¨®n que recib¨ª inclu¨ªa a Araceli. Fernanda mostr¨® sorpresa. -?La invitaron? ?Qu¨¦ rci¨®n tiene familia Casta?o con e? Araceli intervino suavemente: -Quiz¨¢s porque me convert¨ª en disc¨ªp de Elwood, por eso me invitaron tambi¨¦n. Al escuchar esto, expresi¨®n de Fernanda se suaviz¨® un poco. Hab¨ªa considerado idea de aceptar a Araceli en familia, pero solo si Andr¨¦ intentaba reconciliarse con Sabrina. Recientemente, Andr¨¦ no hab¨ªa mencionado a Sabrina, lo que hizo pensar a Fernanda que finalmente hab¨ªa dejado de pensar en e. Entonces, su menteenz¨® a considerar otras posibilidades. Si Andr¨¦ pod¨ªa casarse con una joven de buena familia, ?por qu¨¦ elegir a Araceli? Aunque Araceli era m¨¢s destacada que Sabrina, tambi¨¦n hab¨ªa j¨®venes de buena familia, talentosas y con buenos antecedentes. Quiz¨¢s incluso alguna no se preocupar¨ªa de que Andr¨¦ ya tuviera un hijo. Esta fiesta era oportunidad perfecta para conocer a esas j¨®venes. Eva y Est eran un sue?o inalcanzable, pero familia Casta?o ten¨ªa otras j¨®venes solteras en edad de casarse que podr¨ªan ser una buena opci¨®n. Si ninguna era adecuada, siempre pod¨ªa considerar a Araceli. 14.17 Cap¨ªtulo 495 Araceli, ahora disc¨ªp de Elwood, era una mujer notable, aunque su origen no fuera el mejor. Fernanda pregunt¨®: -?Elwood ir¨¢ tambi¨¦n? Araceli sonri¨® y asinti¨®. -S¨ª, mi maestro tambi¨¦n asistir¨¢. Finalmente, Fernanda apart¨® mirada y se dirigi¨® a Thiago, quien hab¨ªa permanecido en silencio. -Thiago, ?c¨®mo van tus estudios? ?Has dejado algo pendiente? Thiago neg¨® con cabeza. Fernanda not¨® tristeza en Thiago y le pregunt¨®: -?Qu¨¦ pasa? ?Est¨¢s triste, Thiago? E hab¨ªa insistido en que Andr¨¦ llevara a Thiago a fiesta. A los ancianos les encantan los ni?os, y Thiago, siendo encantador e inteligente, podr¨ªa ganarse el cari?o de Hern¨¢n y crear un v¨ªnculo con familia Casta?o. Thiago levant¨® vista y dijo en voz baja: -Extra?o a mam¨¢. Hac¨ªa tiempo que no ve¨ªa. Hab¨ªa notado que antes e pasaba por el jard¨ªn de ni?os a recoger a otros ni?os, pero ¨²ltimamente ni siquiera hac¨ªa eso. No ten¨ªa idea de lo que su mam¨¢ estaba haciendo. Quer¨ªa ma, pero su orgullo se lo imped¨ªa. Antes, cuando regresaba de escu, su mam¨¢ siempre estaba a su alrededor, cuid¨¢ndolo. Siempre le dec¨ªa qu¨¦ pod¨ªa o noer, que se abrigara cuando hac¨ªa fr¨ªo, entre otras cosas. En aquel entonces, pensaba que su mam¨¢ era demasiado insistente. Pero ahora... La casa le parec¨ªa terriblemente silenciosa, sin el menor rastro de hogar. Fernanda, al o¨ªrle mencionar a Sabrina, solt¨® un bufido. -T¨² extra?as, pero e no necesariamente te extra?a a ti. Si realmente te extra?ara, ?no habr¨ªa venido a verte al menos una vez en todo este tiempo? Ahora, est¨¢ ocupada con el pap¨¢ de ese tal Romeo. ?Crees que tiene tiempo para pensar en ti? En lugar de pensar en esa madre fr¨ªa y desconsiderada, mejor ser¨ªa que buscaras una nueva mam¨¢... 212 Chapter 496 Cap¨ªtulo 496 Fernanda estaba a punto de continuar hando cuando Andr¨¦ interrumpi¨® con tono fr¨ªo. -Mam¨¢, ?qu¨¦ est¨¢s diciendo? Fernanda respondi¨® molesta: -?Acaso estoy equivocada? Desde que se divorciaron, ?esa mujer ha venido a ver a Thiago? El rostro de Andr¨¦ tambi¨¦n se torn¨® serio. -No importa lo que pase en el futuro, Sabrina siempre ser¨¢ madre de Thiago y eso no cambiar¨¢. Fernanda quer¨ªa seguir, pero Luana interrumpi¨® oportunamente. -Mam¨¢, mejor dejemos este tema. El cumplea?os de Hern¨¢n es lo importante ahora. Ante esto, Fernanda solt¨® un resoplido y se qued¨® en silencio. Una discreta camia avanzaba r¨¢pidamente. Dentro del veh¨ªculo, viajaban tres miembros de familia Ramos. Federicoent¨®: -Hay un asunto urgente en empresa. F¨¦lix y Esteban no podr¨¢n venir por ahora, pero estar¨¢n en familia Ramos esperando a que Aurora regrese. Mart¨ªn, quien hab¨ªa escuchado sobre los problemas enpa?¨ªa que manejaban, asinti¨® y mir¨® a Eva con preocupaci¨®n. -Eva, ?est¨¢s bien? Eva, con una expresi¨®n de evidente cansancio en sus delicados rasgos, neg¨® suavemente con cabeza. -Estoy bien. Mart¨ªn dijo: -Dado que tienes unapetencia, conc¨¦ntrate en eso. Nosotros nos encargaremos del cumplea?os de Hern¨¢n. Eva sonri¨®: -Esta vez vengo a Cartagena principalmente para recoger a Aurora. Tuvimos algunos malentendidos en el pasado y me preocupa que si no los aro, e siga con ese resentimiento. Adem¨¢s, escuch¨¦ que Elwood tambi¨¦n asistir¨¢ al evento. Es un reconocido violinista y me gustar¨ªa conocerlo. 14:18 Cap¨ªtulo 496 Mart¨ªn asinti¨®, mostrando satisfi¨®n en su expresi¨®n. Mart¨ªn neaba, despu¨¦s del cumplea?os de Hern¨¢n, visitar a Sabrina. Su situaci¨®n era algo delicada y no era conveniente hace p¨²blica. Pensando en esto, Mart¨ªn pregunt¨®: -Eva, ?qu¨¦ piensas ahora de Nicol¨¢s? Eva ya sab¨ªa del n de Mart¨ªn gracias a Federico. Sonri¨® y respondi¨®: -Solo lo veoo un hermano, no hay nada m¨¢s entre nosotros. Mart¨ªn se mostr¨®cido con madurez de Eva. -Eva, Auri ha pasado por muchas dificultades en el exterior. E no creci¨®o t¨², rodeada deodidades y atenciones. Eres un a?o mayor que Auri, as¨ª que eres su hermana mayor. Espero que, en el futuro, si surge alg¨²n conflicto entre ustedes, puedas ceder un poco. Mart¨ªn hizo una pausa y agreg¨® con un tono profundo: -Eva, tu educaci¨®n fue m¨¢s estricta porque espero mucho de ti. Espero que entiendass buenas intenciones de tu padre. Durante a?os, Mart¨ªn hab¨ªa sido extremadamente exigente con Eva. A pesar de su inteligencia, casi no pudo soportarlo. Al principio, cuando su padre le prohibi¨® estudiar negocios, Eva no lo entend¨ªa. Pensaba que ¨¦l prefer¨ªa a los hombres o que, debido a su origen, no le ten¨ªa mucho cari?o. Fue despu¨¦s de una conversaci¨®n con Federico que se dio cuenta de verdad. Su padre no menospreciaba por ser mujer ni por ser ileg¨ªtima. En realidad, ten¨ªa grandes expectativas para e. Por otrodo, Sabrina no ten¨ªa ninguna presi¨®n de Mart¨ªn, quien dejaba vivir a su antojo. Esto se deb¨ªa a que ¨¦l consideraba que, por mucho que se esforzara, Sabrina no ten¨ªas habilidades necesarias. Era una especie de resignaci¨®n hacia sus capacidades. De lo contrario, ?por qu¨¦ elegir¨ªa darle iones a Thiago en lugar de a Sabrina? Chapter 497 Cap¨ªtulo 497 Quiz¨¢s haya quienes prefieran una vida despreocupada,o de Sabrina. Pero e no era as¨ª. E era una mujer con ambiciones y sue?os. No quer¨ªa pasar su vida sin lograr nada significativo. Por eso, cualquier cosa que Mart¨ªn le pidiera, e se esmerar¨ªa en cumplirlo de mejor manera posible. En sociedad actual, aunque hombres y mujeres parecen tener igualdad, realidad muestra ques desigualdades persisten. Como mujer, ingresar al Grupo Ramos y rcionarse con los poderosos de esa familia pod¨ªa serplicado y, a menudo, subestimaban. Sin embargo, acercarse as esposas ys hijas de estos hombres era algo que pod¨ªa manejar con m¨¢s facilidad. Hab¨ªa escuchado que durante los a?os en los que su padre perdi¨® memoria y el Grupo Ramos qued¨® sin diri¨®n, se?ora Ramos logr¨® estabilizar situaci¨®n de empresa abri¨¦ndose camino precisamente a trav¨¦s de estas mujeres influyentes. En el ¨¢mbito de alta sociedad, el poder des mujeres no deb¨ªa subestimarse. Mart¨ªn no quer¨ªa que estudiara negocios ni trabajara directamente en el Grupo Ramos. En el fondo, su verdadero prop¨®sito era que e ampliara su red de contactos en el c¨ªrculo de alta sociedad. En estos tiempos,s conexiones valen m¨¢s ques habilidades. Aunque dec¨ªa que hab¨ªa venido a recoger a Aurora y conocer a Elwood, en realidad tambi¨¦n neaba aprovechar fiesta de Hern¨¢n para hacer nuevos contactos. A pesar de ser primera dama de sociedad y muy popr, nunca se tiene demasiados amigos. En el evento,s familias Vald¨¦s, Fonseca, Casta?o y nco eran personas cons que quer¨ªa entar rciones. En cuanto a Sabrina... Aunque eran hermanas de sangre, simplemente no lograban acercarse. Desde primera vez que vio a Sabrina, supo que no eran del mismo tipo. Nunca consider¨® a Sabrinao una rival. Incluso si Sabrina lograra obtener algunas iones, no ve¨ªao una amenaza. El origen de una persona determina su altura. Por m¨¢s que Sabrina se esforzara, nunca podr¨ªa alcanzar su nivel. Los amigos que e hab¨ªa hecho a lorgo de los a?os eran personas que Sabrina ni siquiera podr¨ªa so?ar conocer. Sabrina en realidad no amenazaba su posici¨®n. A menudo le aconsejaba a sus hermanos que no guardaran rencor hacia Sabrina. No lo hac¨ªa por hipocres¨ªa; verdaderamente lo pensaba. Si Sabrina hubiera crecido en familia Ramos, tal vez se sentir¨ªa amenazada. Pero siendo una ni?a que creci¨® fuera, no representaba ning¨²n peligro real para e. Si Sabrina quer¨ªa regresar al seno de familia Ramos para vivir bien, que as¨ª fuera. Su ¨²nico objetivo era casarse con un buen hombre. Y un hombre, a decir verdad, no era algo que e considerara importante. E no ten¨ªa intenciones de casarse con nadie ni de depender de un hombre para vivir. Las 14:18 intrigas y rivalidades dentro del hogar eran algo que simplemente despreciaba. Solo quer¨ªa cumplir sus ambiciones y llegar a cima. -?Qu¨¦? ?El abuelo est¨¢ organizando una fiesta de cumplea?os tan grande solo para respaldar a una mujer? -pregunt¨® Nicol¨¢s, riendo. ?No ser¨¢ que en su juventud le fue infiel a abu y esta es su hija secreta? -No digas tonter¨ªas -respondi¨® Julio con tono serio-. Escuch¨¦ que este mujer ha estado ayudando en cl¨ªnica y cuidando mucho al abuelo. Se llevan muy bien y ¨¦l tiene intenci¨®n de aceptao disc¨ªp. Nicol¨¢s, con un cigarro colgando de susbios y una sonrisa traviesa que dejaba ver sus colmillos, agreg¨®: -?El viejo no siempre ha sido muy orgulloso y nunca ha aceptado a nadieo disc¨ªpulo? ?Acaso esta mujer tiene un don para medicina? Julio neg¨® con cabeza y explic¨®: -Todo lo contrario. El abuelo no le ha ense?ado mucho sobre medicina. Su nivel es inferior al de un m¨¦dico promedio. Pero al abuelo le gusta mucho. Inicialmente quer¨ªa adoptao nieta, pero luego cambi¨® de opini¨®n y decidi¨® tomao disc¨ªp. 14:18 Chapter 498 Cap¨ªtulo 498 Nicol¨¢s exhal¨® un anillo de humo, con una expresi¨®n de pereza en su rostro, yent¨®: -Adoptao nieta nos har¨ªa una s familia, y ya no podr¨ªamos near que alguien de familia Casta?o se case con e. Pero si hacemos nuestra aprendiz, no hay problema. Al final, solo es una excusa. Da igual si es aprendiz o nieta, no hay diferencia. Aunque, me pregunto si esa mujer es realmente tan buenao dice el abuelo, o si ya sab¨ªa qui¨¦n era ¨¦l y se acerc¨® a prop¨®sito. Julio pregunt¨®: -?Y t¨² qu¨¦ piensas? ?Cu¨¢l des dos opciones es? Nicol¨¢s respondi¨®: -Me inclino por segunda. Julio lo mir¨® profundamente. -Vaya, ?cu¨¢ndo te volviste tan perspicaz? No es propio de ti. Nicol¨¢s suspir¨®: -Si no mejoro un poco, ni siquiera tendr¨ªa el derecho de estar junto a Evao amigo. Julio agreg¨®: -?A¨²n no olvidas a Eva? No parece que e est¨¦ interesada en ti. Nicol¨¢s rest¨® importancia alentario: -Si no le gusto, pues no le gusto. No importa. En realidad, no soy lo suficiente para Eva. Con poder ve feliz desde lejos, me basta. Julio brome¨®: -Eres bastante altruista. Ya quedan pocos tipos tan desinteresadoso t¨². Pero... Hizo una pausa, y luego cambi¨® de tema. -Si sabes que t¨² y Eva no pueden estar juntos, ?por qu¨¦ no intentas algo con su hermana de campo? ?C¨®mo se maba? D¨¦jame pensar... Ah, Aurora, ?verdad? Aunque es hija ileg¨ªtima, su familia espatible con los Casta?o, y e es buena contigo... Nicol¨¢s, hoy en d¨ªa, encontrar a una chica que sea tan dedicada es realmente dif¨ªcil. Al mencionar a Aurora, expresi¨®n de Nicol¨¢s cambi¨®. Su ¨¢nimo se torn¨® sombr¨ªo, y su tono se volvi¨® menos amable. -Tu novia, cuando tuviste el idente y perdiste vista, fue que te cuid¨® en tus peores momentos. Estuvo contigo por a?os, incluso tu t¨ªo y t¨ªa aceptarono parte de familia Casta?o. Sin embargo, sigues pensando en esa chica que te abandon¨® cuando m¨¢s 14:18 Cap¨ªtulo 498 necesitabas. Cualquier persona con un poco de conciencia no har¨ªa eso, ?verdad? Julio frunci¨® el ce?o y respondi¨® instintivamente: -No, no sigo pensando en e. Solo quiero vengarme de c¨®mo me dej¨®. Nicol¨¢s levant¨® una ceja: -ro, mientras dnte de todos humis y haces pasar verg¨¹enza, no dejas que ning¨²n otro tipo se le acerque. Hizo una pausa y sonri¨® con iron¨ªa: -Hace poco, te metiste en una pelea con uno de los Moreno por e, y eso ya es bien sabido en el c¨ªrculo. Todo el mundo sabe cu¨¢nto te importa tu "verdadero amor". Y... Nicol¨¢s lo mir¨® con intenci¨®n: -La trajiste a trabajar contigoo asistente para que no molestaran... ?eso tambi¨¦n es parte de tu venganza? Julio parpade¨® nerviosamente: -Mantene cerca es ¨²nica forma de mostrarle que estoy mejor sin e. Nicol¨¢s solt¨® una carcajada: -Eso ser¨¢ lo que te dices a ti mismo. Dime, ?le dices lo mismo a tu novia? ?E te cree? Si realmente te creyera, ?habr¨ªa terminado contigo y se habr¨ªa ido sin decir adi¨®s? Concluy¨® con una sonrisa burlona: -Si seguir anhndo lo que no puedes tener es lo mejor para ti, entonces ve y qu¨¦date con tu "verdadero amor" y deja a tu ex en paz. Chapter 499 Cap¨ªtulo 499 Julio no quer¨ªa har m¨¢s sobre ese tema, as¨ª que dijo: -Tienes tiempo para ticar de esto, pero mejor ve y averigua qui¨¦n es esa mujer, y si se est¨¢ acercando a mi abuelo a prop¨®sito. Nicol¨¢s, al ver situaci¨®n, decidi¨® no decir nada m¨¢s. En el backstage, Sabrina recibi¨® una mada de Hern¨¢n. -Sabrina, hoy vinieron muchos amigos de anta?o, estoy tan ocupado que no podr¨¦ ir a verte. Solo sigue con el programa que acordamos para presentaci¨®n. Cuando termine, te presentar¨¦ a esos viejos conocidos. A trav¨¦s del tel¨¦fono, Sabrina pod¨ªa escuchar el bullicio de personas hando del otrodo. -De acuerdo, usted siga con lo suyo. Aqu¨ª me encargo de todo. Colg¨® el tel¨¦fono y mir¨® hora,enzando a organizar el evento. -Compadre, t¨² abres con un solo. Marcelo era bastante famoso. Aunque los abuelitos no necesariamente lo conoc¨ªan, tenerlo abriendo el evento mostraba importancia de esta presentaci¨®n. Sin embargo, Marcelo no respondi¨® de inmediato. En cambio, se qued¨® mirando a un punto fijo, perdido en sus pensamientos. ¨²ltimamente, Marcelo no estaba en su mejor momento, incluso en los ensayoset¨ªa errores, algo que nunca hab¨ªa pasado antes. ?Ser¨¢ que no ha superado lo que ocurri¨® ¨²ltima vez? Mientras Sabrina pensaba en esto, Carolina regres¨®. En esta ocasi¨®n, Sabrina hab¨ªa incluido a Carolina en presentaci¨®n. Tanto Carolinao Marcelo tocaban el viol¨ªn, y tambi¨¦n Romeo. Tener varias presentaciones de viol¨ªn podr¨ªa resultar mon¨®tono, as¨ª que Sabrina decidi¨® usar una pieza de piano de Carolina para variar. Hern¨¢n estuvo de acuerdo y le dio libertad para organizarlo. Aunque el evento era para personas mayores, para Sabrina era su primera presentaci¨®n p¨²blica formal, por lo que era muy importante para e. Al notar que Carolina ten¨ªa una expresi¨®n preocupada, Sabrina le pregunt¨®: -Carolina, ?qu¨¦ pasa? ?Ocurri¨® algo? Carolina volvi¨® en s¨ª y, tras vacr un momento, dijo: -Creo que vi a mi exnovio. -?Exnovio? Carolina asinti¨®. Capitulo 499 -Hace un momento lleg¨® mucha gente afuera, y vi entre ellos... a mi exnovio. Dani, que escuchaba, tambi¨¦n se mostr¨® curiosa: -?No te habr¨¢s confundido? Este evento es una presentaci¨®n para personas mayores, as¨ª que deber¨ªan ser principalmente abuelitos y abuelitas. -Mi exnovio se ma Julio, y me pregunto si podr¨ªa tener alg¨²n parentesco con el se?or Casta?o -dijo Carolina. Cuando supo que Hern¨¢n se apellidaba Casta?o, no lo rcion¨® con Julio, porque hay muchas personas con ese apellido. Adem¨¢s, por lo que Sabrina y Dani le contaron, el se?or Casta?o parec¨ªa ser solo un m¨¦dico mayor que quer¨ªa organizar una presentaci¨®n para unos ancianos antes de retirarse. Hern¨¢n incluso gast¨® sus ahorros de toda vida para alqur un lugar tan lujoso. Sin embargo, cuando vio a Julio, no pudo evitar preguntarse si habr¨ªa alguna conexi¨®n. La familia de Julio era muy adinerada. Si no fuera porque e estuvo siempre a sudo cuid¨¢ndolo, los padres de Julio nunca habr¨ªan aceptado. ?Podr¨ªa ser que Julio, con su familia tan odada, tuviera alguna rci¨®n con Hern¨¢n? Sabrina y Dani se miraron entre s¨ª al escuchar esto. -He estado ayudando a Hern¨¢n por mucho tiempo y nunca he visto a su familia -ent¨® Sabrina. Chapter 500 Cap¨ªtulo 500 Dani reflexion¨® un momento. -Quiz¨¢s Julio sea un pariente lejano de Hern¨¢n. O tal vez... ?Julio vino pa?ando a sus abuelitos? ro, tambi¨¦n exist¨ªa posibilidad de que Julio realmente fuera un pariente de Hern¨¢n. Pero eso no era algo que les afectara mucho a es. Sabrina pregunt¨® en voz baja: -Carolina, ?segura que el espect¨¢culo saldr¨¢ bien? Carolina neg¨® con cabeza r¨¢pidamente. -No te preocupes, Sabrina. No dejar¨¦ que nada ni nadie me afecte esta vez. Aunque Sabrina era su jefa en teor¨ªa, en realidad siempre se tratabano amigas. Sabrina sonri¨® y asinti¨® con cabeza. Una hora antes de queenzara fiesta, Fabi¨¢n lleg¨® al lugar del evento pa?ado de sus padres. Antes de entregar invitaci¨®n, Pedro Guerrero mir¨® a los guardias de seguridad con cierto nerviosismo. Le costaba creer que famosa familia Casta?o les hubiera dado una invitaci¨®n a familia Guerrero para asistir a fiesta. La invitaci¨®n especificaba que Fabi¨¢n tambi¨¦n deb¨ªa asistir. Pedro pens¨® que era una broma, as¨ª que m¨® personalmente para confirmar que todo era cierto. La familia Casta?o realmente los hab¨ªa invitado. Pedro, que hab¨ªa navegado en el mundo de los negocios durante tantos a?os y hab¨ªa enfrentado muchas adversidades, a¨²n sent¨ªa nervios en ese momento. Despu¨¦s de todo, quienes asist¨ªan a esa fiesta erans familias m¨¢s poderosas. Enparaci¨®n, familia Guerrero no significaba nada frente a familia Casta?o. Tras verificar su invitaci¨®n, el guardia de seguridad les sonri¨®. -Adnte, bienvenidos. Pedro dej¨® escapar un suspiro de alivio casi imperceptible. Al entrar al sal¨®n de fiesta, se?ora Guerrero finalmente se rj¨® un poco. A pesar de ser una dama distinguida, sus gestos yportamiento eran ahora cautelosos, temerosa de ofender a alguien importante. La se?ora Guerrero susurr¨®: -No tenemos ninguna rci¨®n con familia Casta?o. ?Por qu¨¦ nos habr¨¢n invitado? Fabi¨¢n, con algo de orgullo, respondi¨®: -Escuch¨¦ que tambi¨¦n invitaron a Andr¨¦ y Araceli. Hern¨¢n est¨¢ en Cartagena, seguramente quiere quedar bien con familia Carvalho, as¨ª invitar a Andr¨¦ tiene sentido. En cuanto a Araceli... que Fabi¨¢n mostr¨® una expresi¨®n llena de orgullo. -E es disc¨ªp de Elwood. Su estatus ha cambiado mucho. Hoy en d¨ªa, es m¨¢s distinguida que muchas des j¨®venes adineradas. El sal¨®n de fiesta estaba lleno de gente, mayor¨ªa desconocidos para ellos. Pedro ni siquiera se atrev¨ªa a acercarse a saludar. Capitulo 500 Fabi¨¢n miraba a su alrededor, tratando de encontrar a Andr¨¦ y Araceli. De repente, sus ojos se abrieron de par en par al reconocer a una figura familiar. Se frot¨® los ojos con fuerza y al final no pudo evitar confirmar que persona que ve¨ªa... jera Sabrina! Pero, ?c¨®mo hab¨ªa conseguido Sabrina entrar all¨ª? Antes de salir, Pedro hab¨ªa advertido severamente a Fabi¨¢n que no causara problemas en fiesta de Hern¨¢n. Fabi¨¢n, consciente de su impulsividad, sab¨ªa que fiesta de hoy era muy importante y se hab¨ªa prometido a s¨ª mismo que no actuar¨ªa impulsivamente, pase lo que pase. En ese momento, vio a Andr¨¦ entrando al sal¨®n y una expresi¨®n deprensi¨®n se dibuj¨® en su rostro. No pudo evitar acercarse a Sabrina. -Sabrina, ?no tienes idea de lo que haces? ?Seguiste a Andr¨¦ hasta aqu¨ª? ?Sabes qu¨¦ tipo de lugar es este? ?C¨®mo te atreves a venir aqu¨ª? Al escuchar una voz familiar, Sabrina se detuvo. Al voltear y ver a Fabi¨¢n, tambi¨¦n se mostr¨® sorprendida. ?C¨®mo hab¨ªa llegado Fabi¨¢n hasta aqu¨ª? Chapter 501 Cap¨ªtulo 501 Aunque ten¨ªa sus dudas, Sabrina no estaba dispuesta a perder el tiempo discutiendo con alguieno Fabi¨¢n. Con una mirada r¨¢pida a Fabi¨¢n, se dio vuelta para marcharse. Pero Fabi¨¢n interpret¨® su rei¨®no un signo de culpabilidad, bloqueando su camino. -?Te pill¨¦, verdad? ?Seguro que te cste! Al ver a Sabrina, Fabi¨¢n se anim¨®o un gallo de pelea, olvidando porpletos instriones de Pedro Guerrero. -?Hay alguien encargado aqu¨ª? ?Hay una mujer sin invitaci¨®n que se col¨® en fiesta! ?Este tipo de persona con ms intenciones deber¨ªa ser expulsada! Justo en ese momento, Andr¨¦ Carvalho y Araceli Vargas entraron, presenciando escena. Thiago Carvalho, al ver a Sabrina, no pudo evitar que sus ojos briran de emoci¨®n. -?Mam¨¢! Instintivamente quiso correr hacia Sabrina, pero Fernanda Rivera lo detuvo. -Thiago, ya sabes lo importante que es esta fiesta, abuelita ya te lo explic¨®. ?Ys res? Thiago, un poco confundido, baj¨® cabeza y se qued¨® quieto aldo de Fernanda. Araceli tampoco esperaba ver a Sabrina all¨ª, pero pronto pareci¨® darse cuenta de algo y reion¨®. -Andr¨¦, ?ser¨¢ que se?orita Ib¨¢?ez vino a buscarte a ti o a Elwood...? Vamos a ver qu¨¦ pasa. Andr¨¦ asinti¨® levemente y se volvi¨® hacia Fernanda. -Araceli y yo iremos a ver. De repente, Thiago intervino: -Pap¨¢, yo tambi¨¦n quiero ir. Recordando cu¨¢nto tiempo hab¨ªa pasado Thiago sin ver a Sabrina, Andr¨¦ asinti¨® suavemente. -Est¨¢ bien, vamos juntos. Fernanda mostr¨® un leve disgusto en su rostro, queriendo decir algo, pero al ver a gente a su alrededor, se contuvo. La fiesta de hoy era demasiado importante y no pod¨ªa permitirse arruinar su imagen por culpa de Sabrina. Justo cuando Sabrina estaba a punto de irse, escuch¨® suave y delicada voz de Araceli. -Se?orita Ib¨¢?ez, el maestro ya no acepta m¨¢s disc¨ªpulos. Si insistes, solo lo pondr¨¢s en una 14:19 posici¨®n inc¨®moda. Sabrina se gir¨® para ver a Araceli acerc¨¢ndose con elegancia, tomada de mano de Thiago, caminando aldo de Andr¨¦. En ese momento, parec¨ªan realmente una familia feliz. Antes de que Sabrina pudiera har, Araceli continu¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, el maestro ya est¨¢ mayor y su salud no es de antes. Espero que no sigas insistiendo con ¨¦l. Araceli no cre¨ªa que Sabrina estuviera all¨ª por Andr¨¦, pero recordando ¨²ltima vez que Sabrina hab¨ªa visto a Elwood, con esa actitud tan ansiosa por ganarse su favor, sinti¨® una oleada de preocupaci¨®n. Quiz¨¢s Sabrina hab¨ªa venido a buscar a Elwood. Sabrina ten¨ªa un talento sobresaliente, y aunque Araceli no quer¨ªa admitirlo, sab¨ªa que Sabrina era superior en ese aspecto. En su momento, Elwood casi acept¨®o disc¨ªp. Si no hubiera sido porque Araceli se adnt¨® y se convirti¨® en ¨²ltima disc¨ªp de Elwood antes de que Sabrina llegara a verlo, posiblemente Sabrina habr¨ªa conseguido ese lugar. -Sabrina, ?qu¨¦ haces aqu¨ª? El hombre, de porte distinguido y mirada serena, habl¨® con voz tranqu. Vest¨ªa un elegante traje negro a medida, su altura de casi un metro ochenta y nueve resaltaba su figura esbelta y distinguida. Sabrina mir¨® a todos con una expresi¨®n profundamente indiferente. -No tengo que darles explicaciones de por qu¨¦ estoy aqu¨ª. E solo quer¨ªa har con el encargado des luces sobre el tema de iluminaci¨®n para su entrada, pero encontrarse con esa gente le parec¨ªa un verdadero fastidio. 212 Chapter 502 14:19 Cap¨ªtulo 502 -Mam¨¢. En ese momento, una peque?a voz devolvi¨® atenci¨®n de Sabrina a realidad. Al girar cabeza, vio a Thiago, vestidoo un peque?o caballero. Hac¨ªa ya un tiempo que no lo ve¨ªa. Antes, Thiago era m¨¢s importante para e que su propia vida. Cada peque?o problema que ¨¦l ten¨ªa pon¨ªa al borde de desesperaci¨®n. Incluso hab¨ªa pensado m¨¢s de una vez que, sin ¨¦l, no podr¨ªa seguir adnte. Sin embargo, realidad le ense?¨® que no deb¨ªa perderse a s¨ª misma por nadie, ni siquiera por su propio hijo. Sabrina asinti¨® suavemente, respondiendo al saludo de Thiago, mientras una leve dudaenzaba a formarse en su mente. ?Por qu¨¦ Hern¨¢n Casta?o los habr¨ªa invitado tambi¨¦n? ?Acaso Hern¨¢n estaba intentando mejorar rci¨®n entre e y Thiago, y por eso los Carvalho tambi¨¦n estaban presentes? El alboroto en el lugar no pas¨® desapercibido para el encargado del evento. Un hombre de mediana edad se acerc¨®, preguntando: -?Qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª? ?Por qu¨¦ tanto ruido? Fabi¨¢n se?al¨® a Sabrina. -Mire, se?or, esta mujer no tiene invitaci¨®n y se ha cdo en fiesta. Hoy es el cumplea?os de Hern¨¢n, y debemos ser cuidadosos con personas de identidad desconocida para no arruinar su celebraci¨®n. El encargado frunci¨® el ce?o al escuchar que alguien se hab¨ªa infiltrado en el evento. Las invitaciones de familia Casta?o eran contadas, y para evitar intrusos, solo se permit¨ªa entrada mostrando invitaci¨®n. Sin e, ni siquiera el presidente podr¨ªa entrar. -Se?orita, por favor mu¨¦strenos su invitaci¨®n -pidi¨® el encargado, dirigi¨¦ndose a Sabrina. Sabrina frunci¨® ligeramente el ce?o. -Lo siento, estoy aqu¨ª para actuar, no soy una invitada, as¨ª que no tengo invitaci¨®n. Hab¨ªa sido el gerente quien hab¨ªa dejado entrar, pero no conoc¨ªa al encargado que ten¨ªa frente a e, probablemente un mayordomo interno de familia Casta?o. Justo entonces, una risa burlona se escuch¨® a lo lejos. Araceli, con un aire de satisfi¨®n,ent¨® con un tono mordaz: -Se?orita Ib¨¢?ez, si no tienes invitaci¨®n, simplemente dilo, ?por qu¨¦ inventar excusas? Hizo una pausa, fingiendo amabilidad: -Si quieres, puedo har con Andr¨¦ para que digamos que viniste con nosotros. 14-200 Capitulo 502 -Araceli, eres demasiado buena -interrumpi¨® Fabi¨¢n-. La ¨²ltima vez e te empuj¨® algo, ?casi te mata! ?Y aun as¨ª est¨¢s dispuesta a ayuda? No, estas personas indeseables no deben quedarse aqu¨ª. Se?or encargado, s¨¢qu de inmediato. El encargado, al ver que Sabrina no pod¨ªa presentar una invitaci¨®n y considerando actitud de los presentes, asumi¨® que realmente era una intrusa y decidi¨® no ser cort¨¦s. m¨® a los guardias de seguridad que estaban detr¨¢s de ¨¦l: -Por favor, saquen a esta se?orita. Araceli, al ver situaci¨®n, no pudo ocultar una mirada de satisfi¨®n. Si echaban, Sabrina pasar¨ªa una gran verg¨¹enza. Varios invitados hab¨ªanenzado a notar lo que ocurr¨ªa. Sabrina, mirando a los guardias a ambosdos, insisti¨® al encargado: -Se?or, le repito, estoy aqu¨ª para actuar. -?Y tu identificaci¨®n de trabajo? -pregunt¨® el encargado. Sabrina suspir¨®, algo frustrada. No esperaba que una simple presentaci¨®n requiriera tanta formalidad. No hab¨ªa pedido una invitaci¨®n a Hern¨¢n, ni se hab¨ªa preparado con credenciales de trabajo. Fabi¨¢n, con una expresi¨®n sarc¨¢stica, dijo: -?No puedes mostra, verdad? ?Eres una mentirosa! Chapter 503 Cap¨ªtulo 503 Thiago se sinti¨® angustiado al ver a ese grupo de personas rodeando a su mam¨¢,o si quisieran echa. -Mam¨¢ -dijo Thiago con preocupaci¨®n-. Por lo de vez pasada, deber¨ªas disculparte con se?ora Vargas. Pap¨¢ te ayudar¨¢. Recientemente, se?ora Vargas hab¨ªa sido hospitalizada tras caer al agua. Cuando Thiago fue a visita, el se?or Guerrero le cont¨® que su mam¨¢ hab¨ªa empujado a se?ora Vargas algo dnte de todos. Al preguntarle a su pap¨¢, ¨¦l no lo neg¨®. Viendo situaci¨®n, Thiago asumi¨® que su pap¨¢ no quer¨ªa ayudar a su mam¨¢ y que a¨²n estaba molesto por el incidente con se?ora Vargas. Sin embargo, al escuchar esto, Sabrina le dirigi¨® una mirada profunda que hizo que Thiago se sintiera inc¨®modo. Sabrina respondi¨® con calma: -No es necesario. Al escuchar respuesta de Sabrina, los ojos de Andr¨¦ se volvieron oscuros y su rostro se ensombreci¨® visiblemente. Sabrina solo ten¨ªa que decirle al encargado que era mam¨¢ del ni?o o que estaba all¨ª para ver a Thiago, y ¨¦l intervendr¨ªa para ayuda. Pero no dijo nada. -Sabrina, as¨ª que estabas aqu¨ª, me cost¨® encontrarte... ?Oh, mire qui¨¦n est¨¢ aqu¨ª, el se?or Carvalho! De repente, apareci¨® una figura alta y apuesto. Al ver a multitud, en sus ojos brill¨® una chispa de inter¨¦s. -Qu¨¦ coincidencia, se?ores. La gente al ver a Gabriel Castillo no mostr¨® sorpresa. La familia Castillo, aunque no es una des familias m¨¢s importantes, sigue siendo una familia de primer nivel, as¨ª que no era raro verlo invitado. El encargado parec¨ªa conocer a Gabriel y, al verlo, se apresur¨® a saludarlo con respeto. -Se?or Castillo. Gabriel, con una ligera curiosidad en mirada, pregunt¨®: -?Qu¨¦ ocurre? El encargado explic¨® en voz baja: -Alguien dijo que esta se?orita se col¨® en fiesta sin invitaci¨®n... se?or Castillo, conoces res del se?or. Gabriel sonri¨®: -Esta se?orita es mi pa?ante. Su mirada pas¨® fugazmente sobre Fabi¨¢n y Araceli. -?Necesita que verifique de nuevos invitaciones? El encargado, algo inc¨®modo, se disculp¨® con Sabrina: -Se?orita, lo siento mucho. Fue un malentendido. Sabrina no se molest¨®: -No hay problema. En efecto, no llevaba invitaci¨®n ni identificaci¨®n. Cuando Gabriel intervino para ayudar a Sabrina, el rostro de Araceli se contorsion¨® de rabia. Sab¨ªa que hoy no lograr¨ªa perjudicar a Sabrina. ?Qu¨¦ suerte tiene! Despu¨¦s de divorciarse de Andr¨¦, enseguida encontr¨® a Gabriel. Sin Gabriel, Araceli ya habr¨ªa astadoo a una hormiga. Gabriel mir¨® a Thiago y, sonriendo, pregunt¨®: -Sabrina, ?te vas a quedar aqu¨ª a ticar con ellos? Sabrina neg¨® con cabeza: -No, gracias. El espect¨¢culo estaba porenzar, y e no ten¨ªa tiempo para discutir con ellos. Gabriel ech¨® un vistazo a los presentes, deteni¨¦ndose finalmente en Fernanda, quien observaba desde lejos con desprecio. E siempre hab¨ªa criticado humilde familia de Sabrina. No pod¨ªa imaginarse qu¨¦ cara pondr¨ªa Fernanda al descubrir verdadera identidad de Sabrina y su conexi¨®n con Hern¨¢n. De todos los presentes, aunque los dem¨¢s desconoc¨ªan verdadera identidad de Hern¨¢n, Gabriel lo sab¨ªa bien. Sabrina y los dem¨¢s ve¨ªan esta presentaci¨®no un simple espect¨¢culo de caridad. Pero Gabriel entend¨ªa importancia del evento. 24:30 Hern¨¢n estaba ah¨ª para apoyar a Sabrina. Incluso hab¨ªa invitado a Elwood. Si Sabrina realmente ten¨ªa talento, este ser¨ªa su momento para demostrarlo, dejando en ro su val¨ªa y d¨¢ndole una li¨®n a Elwood. Chapter 504 Cap¨ªtulo 504 Si actuaci¨®n sal¨ªa mal, quedar¨ªa ro que Sabrina no estaba a altura. Sin embargo... La familia Ramos tambi¨¦n iba a asistir a fiesta. Hern¨¢n no ten¨ªa idea de que Sabrina era hija de familia Ramos. Y los Ramos, al ver a hija que hab¨ªan echado de casa, no solo no hab¨ªa ca¨ªdo en desgracia, sino que viv¨ªa una vida tan impresionante, ?qu¨¦ expresi¨®n tendr¨ªan? Gabriel no erao Sabrina y Dani sco, quienes no sab¨ªan nada del espect¨¢culo. Por eso, al conocer el horario de presentaci¨®n, Gabriel le pidi¨® a Hern¨¢n una invitaci¨®n para evitar que ocurriera algoo lo que acababa de pasar. Apenas se alej¨® del grupo de Andr¨¦, alguien vio a Gabriel, sus ojos se iluminaron, y se acerc¨® con entusiasmo. -?Se?or Castillo! ?Qu¨¦ sorpresa verlo aqu¨ª! Sabrina ech¨® un vistazo y se dio cuenta de que era un socio de Gabriel. -Se?or Castillo, si tiene algo que atender, h¨¢galo. Yo ir¨¦ a prepararme al backstage -dijo Sabrina. Gabriel asinti¨® levemente. -Ir¨¦ a buscarlos en un rato. Si ocurre algo, ll¨¢mame. -De acuerdo. Sabrina se dirigi¨® hacia el backstage. Mir¨® hora; solo quedaban treinta minutos para el espect¨¢culo. Como solo ellos iban a participar en presentaci¨®n, el pasillo que conduc¨ªa al backstage estaba muy tranquilo. Desde una habitaci¨®n, se escuchaba d¨¦bilmente el sonido del viol¨ªn de Romeo Castillo. Record¨® el estado de supa?ero y una sombra de preocupaci¨®n cruz¨® su mente. Ten¨ªa sensaci¨®n de que Marcelo nco no estaba distra¨ªdo solo por lo que hab¨ªa pasado ¨²ltima vez. Parec¨ªa que algo m¨¢s le hab¨ªa ocurrido. Sabrina y Marcelo hab¨ªan crecido juntos, y siempre lo hab¨ªa vistoo un hermano mayor. Marcelo ocupaba un lugar m¨¢s importante en su coraz¨®n que sus tres hermanos de sangre. Sumida en sus pensamientos, Sabrina choc¨® identalmente con alguien. -Lo siento -se disculp¨® instintivamente. 14:20 Cap¨ªtulo 504 Sin embargo, persona no respondi¨®. El ambiente a su alrededor se volvi¨® extra?o. Sabrina sinti¨® que algo no estaba bien y levant¨® mirada lentamente. Un rostro de rasgos marcados y mez de razas apareci¨® ante sus ojos. El hombre ten¨ªa fiones profundas, una nariz prominente, y un pendiente de diamante en su oreja que briba bajos luces, a?adiendo un toque salvaje y despreocupado a su ya impresionante apariencia. Las pups de Sabrina se contrajeron de golpe. Ese rostro, lo reconocer¨ªa aunque se desvaneciera en el polvo. La persona frente a e era Nicol¨¢s Rangel, quien se hab¨ªa acercado a e deliberadamente solo para humi despu¨¦s sin piedad. La mirada de Sabrina se volvi¨® cada vez m¨¢s distante y cortante. Al ver a Sabrina, Nicol¨¢s tambi¨¦n mostr¨® algo de sorpresa en sus ojos. -?Qu¨¦ haces aqu¨ª? Mir¨® hacia diri¨®n del backstage y pronto entendi¨® algo. Entrecerr¨® los ojos ligeramente. -No me digas... ?eres t¨² que mi abuelo contrato para actuaci¨®n? La voz de Sabrina era ra y firme. -As¨ª que eres el nieto de Hern¨¢n. La mirada de Nicol¨¢s se pos¨® en el rostro bello y delicado de Sabrina. Si no fuera porque Eva Ramos le hab¨ªa dicho que Sabrina ya estaba casada y con hijos, le costar¨ªa creer que esta mujer era madre. Independientemente de todo, el rostro de esta mujer era atractivo y no ten¨ªa nada que envidiarle a Eva. Incluso su porte no era para nada vulgar. Incluso aldo de Eva, no desentonar¨ªa. Su apariencia era enga?osamente cautivadora. En esos d¨ªas, casi hab¨ªa ca¨ªdo en trampa de su cara inocente y hermosa. Nicol¨¢s esboz¨® una sonrisa intrigante. -?Quieres vengarte de m¨ª y por eso te acercaste a mi abuelo a prop¨®sito? Chapter 505 Cap¨ªtulo 505 -Cerebro enfermo. Ese fue todo elentario de Sabrina. Nicol¨¢s era incluso m¨¢s detestable que Fabi¨¢n para e. Fabi¨¢n, al menos, nunca escondi¨® su aversi¨®n hacia e. En cambio, Nicol¨¢s fing¨ªa amabilidad, a pesar de desprecia. Al final, arm¨® una gran escena para arruinar su reputaci¨®n. Nicol¨¢s not¨® expresi¨®n de absoluto desd¨¦n en el rostro de Sabrina y esboz¨® una sonrisa despreocupada. Para ¨¦l, el odio y el desprecio de los d¨¦biles eran insignificantes. -Sabrina, mi abuelo no conoce tu verdadera identidad y eso es lo que le permite caer en tus enga?os. Ahora que estoy aqu¨ª, no permitir¨¦ que sigas enga?¨¢ndolo. Sabrina lo mir¨® fijamente. -Entonces ve a Hern¨¢n y rev mi identidad. Aqu¨ª te espero. Nicol¨¢s observ¨® con detenimiento. Sabrina no mostraba ni un atisbo de temor. Esa confianza solo pod¨ªa venir de dos fuentes: o ten¨ªa un as bajo manga, o estaba convencida de que, incluso si desenmascaraban, el abuelo seguir¨ªa confiando en e. Nicol¨¢s sospechaba que era lo segundo. Hab¨ªa o¨ªdo que Sabrina conoc¨ªa al abuelo desde hac¨ªa casi un a?o. Durante ese tiempo, deb¨ªa haberlo hechizado. De lo contrario, ?c¨®mo se explicar¨ªa que el abuelo hiciera tanto alboroto por e? Desenmascara frente al abuelo probablemente no funcionar¨ªa. Mientras sus pensamientos se arremolinaban, Nicol¨¢s formul¨® un n. Mir¨® a Sabrina con misma calma que un cazador observando a su presa agotada. -Sabrina, ?crees que solo porque tienes al abuelo de tudo, yo no puedo hacer nada? Sabrina lo mir¨® tambi¨¦n, con una sonrisa indiferente. -ro que no. Con lo astuto que eres, se?or Casta?o, no hay nada que no puedas hacer, ?verdad? La sonrisa de Nicol¨¢s se congel¨® por un momento. -Si lo sabes, mejor vete de aqu¨ª pors buenas. No quiero usar fuerza con una mujer. Como no pod¨ªa convencer al abuelo de que se deshiciera de Sabrina, tendr¨ªa que lograr que e se fuera por su cuenta,o sucedi¨® en el pasado. Si Sabrina no aparec¨ªa en el concierto de hoy, o si lo arruinaba, el abuelo se sentir¨ªa decepcionado, por mucho que apreciara. Con esto en mente, una chispa fr¨ªa brill¨® en los ojos de Nicol¨¢s. Se acerc¨® r¨¢pidamente a Sabrina, cubriendo su boca con una mano. 14:21 Cap¨ªtulo 505 Miro alrededor para asegurarse de que nadie los viera y, sin hacer ruido, arrastr¨® a Sabrina fuera de all¨ª. En s de descanso detr¨¢s del escenario, Dani marcaba una y otra vez el n¨²mero de Sabrina, sin obtener respuesta. -?Qu¨¦ est¨¢ pasando? ?Por qu¨¦ Sabrina no contesta? La presentaci¨®n est¨¢ a punto de Carolina Nieves mostraba preocupaci¨®n. -?No habr¨¢ pasado algo malo? Desde que se encontr¨® con su exnovio, Julio Casta?o, su p¨¢rpado derecho no dejaba de temr,o si presintiera que algo malo iba a suceder. Dani se mostr¨® esc¨¦ptica. -Es solo una presentaci¨®n de rutina, ?qu¨¦ podr¨ªa pasar? Marcelo, que hab¨ªa estado distra¨ªdo, finalmente se centr¨®. -?Y si le preguntamos a Gabriel? Tal vez Sabrina est¨¦ con ¨¦l. Dani marc¨® el n¨²mero de Gabriel, quien contest¨® al instante. Tras intercambiar unas pocas pbras, colg¨® mada. Todos miraron expectantes. -?Y bien, Sabrina est¨¢ con ¨¦l? Dani explic¨®. -Gabriel dijo que hace poco estuvo con Sabrina, pero se separaron cuando ¨¦l tuvo que atender a un socio. Sabrina se fue por su cuenta. Ahora ¨¦l est¨¢ ayudando a busca y nos avisar¨¢ si descubre algo. ??? Chapter 506 Cap¨ªtulo 506 Marcelo ech¨® un vistazo al reloj. -Solo quedan diez minutos. Es mi turno de salir. Mir¨® a Dani. -Cambia el orden, que el conjunto y el solo de Sabrina vayan m¨¢s tarde. Dani lo pens¨® un momento y asinti¨® con cabeza. Por suerte, hoy eran solo amigos cercanos, por lo que pod¨ªan ajustar el orden des presentaciones sin problema. No importaba si Sabrina sal¨ªa un poco m¨¢s tarde. Carolina pregunt¨®: -?Y si Sabrina no regresa a tiempo? Marcelo guard¨® silencio por unos segundos antes de responder con seriedad: - Entonces, nosotros nos encargaremos de presentaci¨®n. Dirigi¨® su mirada a Romeo, quien esperaba pacientemente instriones. - Romeo, si Sabrina no puede llegar, ?podr¨ªas tocar un par de piezas m¨¢s? ?Crees que lo puedas hacer? Romeo asinti¨® suavemente. -ro. Llevaba un tiempo aprendiendo viol¨ªn con Sabrina, y conoc¨ªa muchas piezas. Tocar algunas m¨¢s no ser¨ªa un problema para ¨¦l. Marcelo luego se volvi¨® hacia Carolina. -Si Sabrina no regresa, tambi¨¦n tendr¨¢s que tocar algunas piezas adicionales en el piano. Carolina asinti¨® con determinaci¨®n. -De acuerdo. Aunque esta presentaci¨®n no era un concierto formal, todos estaban El tiempo segu¨ªa avanzando. Cuando Marcelo y Dani terminaron de hacer los ajustes, hora de presentaci¨®n estaba a punto de llegar. Todos intentaron mar a Sabrina, pero no lograron contacta. Marcelo, al ver que el tiempo se les ven¨ªa encima, le dijo a Dani: -Voy a salir. Si Sabrina regresa a tiempo, seguimos con el n original. Si no, nosotros nos encargaremos. Dani lo mir¨® con seriedad. -Entendido. Marcelo tom¨® su viol¨ªn y subi¨® al escenario con calma. Las luces se encendieron, y cuando Marcelo vios caras desconocidas del p¨²blico, se qued¨® ligeramente sorprendido. De inmediato se dio cuenta de que no era presentaci¨®n de caridad que Sabrina le hab¨ªa mencionado. En efecto, hab¨ªa varios ancianos entre el p¨²blico, peros caras j¨®venes eran mayor¨ªa. Incluso vio a Andr¨¦ y Fabi¨¢n entre el p¨²blico, y luego... Los ojos de Marcelo se agrandaron de sorpresa. En mejor zona de asientos, estaban los 16:08 Capitulo 506 Ramos. ?Estaba el padre de Sabrina, su hermano mayor y... su hermana por parte de padre! Verlos ah¨ª lo dej¨® tambaleante, pero a¨²n logr¨® mantener supostura. Sin embargo, cuando su mirada se desliz¨® hacia los nco, casi deja caer su viol¨ªn. ?Por qu¨¦... los nco tambi¨¦n estaban ah¨ª? -?Por Dios! -se escuch¨® una exmaci¨®n entre el grupo de los nco. -?No es Marcelo? -?Es ¨¦l! Pero, ?qu¨¦ hace aqu¨ª? Varios miembros de los nco miraron a Valentino nco. Valentino neg¨® con cabeza, su voz era firme. -No lo s¨¦. Lo he buscado muchas veces, pero ¨¦l se niega a regresar. Aunque he intentado todo, no lo consigo. Temo que si lo presiono demasiado, terminar¨¢ odi¨¢ndonos a todos los nco, as¨ª que he decidido dejarlo por ahora. Valentino explic¨® lo que hab¨ªa sucedido en los ¨²ltimos meses. A pesar de todo, Marcelo era un m¨²sico profesional con amplia experiencia en el escenario. R¨¢pidamente se rpuso yenz¨® su actuaci¨®n. En el backstage. La actuaci¨®n de Marcelo apenas hab¨ªaenzado cuando puerta de s de descanso se abri¨® de golpe. Dani se gir¨® con una expresi¨®n de sorpresa y alegr¨ªa. -?Sabrina, regresaste! 16.09 Chapter 507 Cap¨ªtulo 507 Al ver a quien entraba, sonrisa de Dani se congel¨® en su rostro. -Se?or Castillo. Gabriel ech¨® un vistazo alrededor. -?Sabrina a¨²n no ha regresado? Dani neg¨® con cabeza, mostrando cierta preocupaci¨®n en sus ojos. -Le he mado a Sabrina varias veces, pero no responde, aunque su tel¨¦fono sigue encendido. Dani mir¨® a Gabriel. -?Tampoco tienes noticias de Sabrina, se?or Castillo? El rostro de Gabriel, por lo general sereno, se torn¨® inusualmente serio. -Comiencen con presentaci¨®n. Voy a revisars c¨¢maras. Justo cuando se dispon¨ªa a irse, una peque?a mano sujet¨® su manga. Gabriel se gir¨® para encontrar a Romeo mir¨¢ndolo con ojos suplicantes. -Pap¨¢, se?orita Sabrina estar¨¢ bien, ?verdad? Gabriel acarici¨® cabeza de Romeo. -Sabrina estar¨¢ bien. -Entonces prom¨¦teme que encontrar¨¢s, pap¨¢. Con una voz baja y firme, Gabriel respondi¨®: -Te lo prometo, hijo. Dicho esto, Gabriel se dio vuelta y sali¨® del lugar. La puerta se cerr¨® suavemente, dejando entrar una ligera brisa fresca. Los que se quedaron miraron puerta cerrarse lentamente con expresiones de preocupaci¨®n. Ens gradas, Eva not¨® inquietud de los nco a sudo y pregunt¨® suavemente: -Gloria, ?conoces a los que est¨¢n actuando? Gloria nco dud¨® por un momento, antes de responder en voz baja: -El que est¨¢ en el escenario es mi hermano... mi hermano de sangre. Los ojos de Eva briron un poco. -?Es el hijo no reconocido del se?or nco? Gloria asinti¨® con cabeza, hando en voz baja: Capitulo 507 -S¨ª, pap¨¢ lo busc¨® durante mucho tiempo... con esperanza de que regrese a familia nco y tome el legado. Los ojos de Eva mostraron un leve cambio. En alta sociedad,s historias escandalosas nunca faltan. El caso de Valentino fue un ejemplo sonado. En su juventud, Valentino se enamor¨® apasionadamente de una joven de origen humilde. Su amor fue intenso y desafiante. Valentino, en su lucha por este amor, desafi¨® a su familia y rompi¨®zos con familia nco. Sin embargo, un amor no bendecido por familia estaba destinado a fracasar. Valentino, sin proti¨®n de su familia, no pudo resistirs presiones de familia nco. Usaron todo tipo de t¨¢cticas para forzarlo a separarse de joven y casarse con una mujer de su mismo estatus social. Aunque Valentino nunca am¨® a su esposa, tampoco mantuvo contacto con su antiguo amor. Su matrimonio fue siempre distante, una rci¨®n de mera cortes¨ªa. Pero su esposa, que hab¨ªa visto c¨®mo Valentino se entregaba a otra mujer, no pod¨ªa conformarse con una rci¨®n tan fr¨ªa. Su car¨¢cter se volvi¨® cada vez m¨¢s extremo. Si Valentino haba con otra mujer, e lo acusaba de infidelidad. Para un hombreo Valentino,s mujeres que se le acercaban eran incontables. Aunque ¨¦l rechazaba sus avances,s mujeres segu¨ªan acerc¨¢ndose. La esposa lo observaba todo con odio. Al principio, solo buscaba asustas, pero sus m¨¦todos se volvieron m¨¢s crueles. Desfiguraciones, identes organizados, situaciones que dejaban a sus v¨ªctimas sin salida... Finalmente, lleg¨® al punto de desapareces. Y aun as¨ª, Valentino nunca mir¨® dos veces. La esposa sab¨ªa, en el fondo, que Valentino no hab¨ªa olvidado a su primer amor. As¨ª que dirigi¨® su ira hacia aque joven humilde. Valentino y su antiguo amor llevaban tiempo sin contacto, pero persecuci¨®n imcable de su esposa oblig¨® a joven a buscarlo, pidi¨¦ndole que contrra a su esposa. Valentino apareci¨®, deteniendo el caos, prometi¨¦ndole a su esposa una vida juntos. En ese momento, ya ten¨ªan un hijo y una hija. Pero esposa, decidida a eliminar al primer amor de Valentino, sigui¨® adnte. Y fue entonces, siguiendos pistas, que descubri¨® que joven hab¨ªa dado a luz en secreto a un ni?o. 212 Chapter 508 Cap¨ªtulo 508 Cuando se confirm¨® que ese ni?o era en realidad hijo de Valentino, su esposa casi pierde cabeza. En lugar de hacerle da?o a madre del ni?o, decidi¨® emplear m¨¦todos crueles y termin¨® por torturar al peque?o hasta muerte. Al enterarse de lo sucedido, Valentino rompi¨® definitivamente con su esposa y no permiti¨® que familia Carvalho interviniera, llevando a cabo el divorcio. Lo que una vez fue un matrimonio lleno de respeto mutuo, se transform¨® en una enemistad feroz. Mientras ambos estaban enfrascados en sus conflictos, mujer, aprovechando que nadie vigba, desapareci¨® con otro hijo en brazos, dejando atr¨¢s todo rastro. Resulta que hab¨ªa dado a luz a gemelos. E sab¨ªa bien que, siendo una simple plebeya, no podr¨ªa enfrentarse a ellos. Escap¨® en silencio para salvar vida de su hijo. En ese momento,s disputas entre Valentino y su exesposa eran un esc¨¢ndalo p¨²blico, tanto que incluso Eva hab¨ªa escuchado los rumores. La naturaleza venenosa de exesposa convirti¨® en alguien de quien todos deseaban mantenerse alejados. Nadie se atrev¨ªa a casarse con e ni a acercarse. Sus iones atroces no solo desacreditaron dentro de su familia, sino que tambi¨¦n fueron expuestas p¨²blicamente. Abandonada por su propia familia, fue enviada a prisi¨®n por Valentino, y falleci¨® pocos a?os despu¨¦s. La custodia de sus dos hijos fue otorgada a familia nco. El hijo mayor de Valentino, criado con gran esmero y en quien Valentino ten¨ªa puestas todas sus esperanzas, muri¨® en un idente automovil¨ªstico justo cuando regresaba al pa¨ªs. La familia nco se qued¨® solo con Gloria. Gloria, carente de ambiciones, solo deseaba una vida tranqu sin responsabilidades empresariales. Sin inter¨¦s en manejarpa?¨ªa, familia nco parec¨ªa estar al borde de quedarse sin sucesor. Por alguna raz¨®n, Valentino record¨® a su primer amor. Aunque sab¨ªa que ese otro hijo hab¨ªa muerto, decidi¨® buscar a mujer con esperanza de un mgro. Descubri¨® que mujer hab¨ªa fallecido a?os atr¨¢s debido al agotamiento, dejando un hijo. Fue entonces cuando se enter¨® de que en realidad hab¨ªa tenido gemelos. ?Resulta que a¨²n ten¨ªa otro hijo! La noticia llen¨® de alegr¨ªa a Valentino, y Gloria tambi¨¦n estaba feliz. Sin ning¨²n inter¨¦s en los negocios, Gloria se sinti¨® aliviada de no tener que seguir el camino empresarial que su padre insist¨ªa en que tomara. Quiz¨¢s porque hab¨ªa crecido con su padre, no sent¨ªa animosidad hacia Marcelo, sino que simpatizaba con su historia. Eva, al escuchar narraci¨®n de Gloria, entendi¨® situaci¨®n. La familia nco carec¨ªa de un l¨ªder fuerte, y Marcelo deb¨ªa regresar a familia nco. Observ¨® al hombre apuesto en el escenario tocando el viol¨ªn, y una chispa de inter¨¦s se encendi¨® en sus ojos. Esa informaci¨®n era crucial para e. El futuro l¨ªder de familia nco... Eva pens¨® que tal vez podr¨ªa acercarse a Marcelo antes de que regresara formalmente a familia nco, ganarse su simpat¨ªa. Si alg¨²n d¨ªa ¨¦l alcanzaba el ¨¦xito, recordar¨ªa qui¨¦n lo 16:09 Capitulo 508 hab¨ªa apoyado en sus momentos dif¨ªciles. El concierto de Carolina al piano hab¨ªa terminado, pero Sabrina a¨²n no aparec¨ªa. Dani, que a principio se preocupaba por si Sabrina llegar¨ªa a tiempo, ahora tem¨ªa que algo malo le hubiera sucedido. Marcelo tambi¨¦n frunc¨ªa el ce?o con preocupaci¨®n. Mientras miraba el reloj y puerta, en los ¨²ltimos minutos de actuaci¨®n de Carolina, le dijo a Romeo: -Ve t¨² a tocar. Sigamos con nuestro n y toca una pieza adicional. Romeo asinti¨®, pero se iba mirando hacia atr¨¢s repetidamente. Poco despu¨¦s de que Romeo se fue, puerta del camerino se abri¨® de nuevo. 212 Chapter 509 Cap¨ªtulo 509 Dani ya hab¨ªa perdido esperanza, pero al ver a persona que lleg¨®, sus ojos se abrieron con sorpresa y alegr¨ªa. Se apresur¨® a acercarse. -Sabrina, ?est¨¢s bien? -Estoy bien, solo tuve un peque?o contratiempo -respondi¨® Sabrina mientras se acercaba-. Perd¨®n por llegar tarde... ?no afect¨® presentaci¨®n, verdad? -No, no, llegaste justo a tiempo -respondi¨® Dani r¨¢pidamente-. Ahora mismo, Marcelo, Carolina y Romeo est¨¢n tocando juntos. En un momento les aviso a trav¨¦s del auricr. Sabrina, prep¨¢rate, que pronto subes al escenario. Sabrina asinti¨® con cabeza. Dani pa?¨® al vestidor y mientras ayudaba a ponerse el vestido,enz¨® a contarle sobre lo que suced¨ªa en el frente del escenario. -Hace un momento, Marcelo sali¨® a presentarse y dijo que el evento de hoy no es exactamente presentaci¨®n ben¨¦fica que pens¨¢bamos. En el p¨²blico no solo hay abuelitos, tambi¨¦n hay muchas caras nuevas. Incluso... los Ramos est¨¢n aqu¨ª. Dani hizo una pausa. -Entre ellos... est¨¢ tu padre y tu hermano, junto con esa hija ileg¨ªtima. Los ojos de Sabrina briron con un cambio sutil. Al recordar lo que Nicol¨¢s, Carolina sobre su exnovio, ys actitudes de Fabi¨¢n y Andr¨¦, Sabrinaenz¨® a atar cabos. Durante su tiempo con familia Ramos, hab¨ªa escuchado sobre familia Casta?o, pero nunca pens¨® en rcionar a Hern¨¢n con el poderoso n de los Casta?o. Adem¨¢s, desde que su esposa falleci¨®, Hern¨¢n hab¨ªa desaparecido de vista p¨²blica. Incluso Eva apenas lo hab¨ªa visto un par de veces. Era dif¨ªcil para Sabrina imaginar que un n tan influyenteo los Casta?o pudiera tener algo que ver con Hern¨¢n, que pasaba sus d¨ªas en una cl¨ªnica vieja y destartda, rodeado de hierbas medicinales. Con el tiempo apremiando, Dani opt¨® por contarle a Sabrina solo lo m¨¢s crucial, para que estuviera preparada. Sabrina escuch¨® atentamente lo que Dani le contaba y asinti¨® ligeramente. Despu¨¦s de cambiarse de ropa, Dani, viendo que todav¨ªa hab¨ªa algo de tiempo, no pudo contenerse de preguntar: -Sabrina, ?qu¨¦ te pas¨®? ?Por qu¨¦ desapareciste tanto tiempo? -Me encontr¨¦ con Nicol¨¢s, es el nieto de Hern¨¢n -contest¨® Sabrina. Dani exm¨® sorprendida. -?Nicol¨¢s? ?C¨®mo que es el nieto de Hern¨¢n? 16.000 Capitulo 509 Pronto entendi¨®. -?Te caus¨® problemas cuando te vio? -S¨ª, pero no te preocupes, ya lo resolv¨ª. El se?or Castillo me est¨¢ ayudando con los asuntos pendientes. Dani se qued¨® at¨®nita. -?Asuntos pendientes? ?Qu¨¦ queda por resolver? -Conociendo personalidad de Nicol¨¢s, no dejar¨¢ que nuestra presentaci¨®n se desarrolle sin problemas. En lugar de estar preocupados de que haga algo durante el evento, es mejor asegurarse de que no pueda causar m¨¢s problemas en el futuro. -?Asegurarse de eso? -pregunt¨® Dani con caut-. Sabrina, no me digas que... ?lo eliminaste? Sabrina lo pens¨® por un momento. -Algo as¨ª. Dani trag¨® saliva. Justo cuando iba a decir algo m¨¢s, presentaci¨®n de Marcelo y los dem¨¢s estaba por terminar. Sabrina tom¨® su viol¨ªn. -Despu¨¦s de presentaci¨®n, te contar¨¦ todo con m¨¢s detalle. Con eso, Sabrina se dirigi¨® r¨¢pidamente hacia el escenario. En el p¨²blico, Thiago not¨® que Romeo y el se?or nco estaban en el escenario y no pudo evitar preguntar: -?Mam¨¢ realmente vino a presentarse hoy? Araceli sonri¨®. -Quiz¨¢s quiera que Elwood vea cu¨¢nto ha mejorado ¨²ltimamente. Fabi¨¢n se rio con desd¨¦n. -?E, presentarse? Con su nivel, ?Romeo es mejor que Sabrina! Ya ha pasado mucho tiempo desde queenz¨® presentaci¨®n, ?y esa mujer ha subido al escenario alguna vez? 16:10 Chapter 510 Cap¨ªtulo 510 -Si Elwood viera en el escenario, seguro estar¨ªa agradecido de no habe tomadoo su disc¨ªp... ?jajaja! ent¨® alguien entre risas mientrass luces se encend¨ªan suavemente de nuevo. Sabrina apareci¨® en el escenario con una elegancia deslumbrante. La luz envolv¨ªao si uera estre m¨¢s brinte en noche. Andr¨¦ entrecerr¨® los ojos, sintiendo que el ambiente a su alrededor se hab¨ªa congdo por un nstante. -Mam¨¢... es realmente mam¨¢ -susurr¨® Thiago, lleno de asombro. Fernanda, con una expresi¨®n despectiva,ent¨®: -Por m¨¢s que adornes a un gallo, nunca ser¨¢ un pavo real. Luana Carvalho no pudo evitar expresar su admiraci¨®n: -?Es mi imaginaci¨®n o Sabrina est¨¢ cada vez m¨¢s radiante? Araceli no ocult¨® su disgusto. Desde otro lugar del sal¨®n, Ynda Galindo, emocionada, apret¨® mano de Est Vald¨¦s. -?Es Sabrina! ?Verdaderamente Sabrina! ?Hace tanto que no ve¨ªamos actuar! Nerea Mendoza, quien estaba a sudo, agreg¨®: -Pens¨¦ que Sabrina no iba a presentarse hoy, pero resulta que es estre principal. Est, con una sonrisa nost¨¢lgica, mir¨® a Sabrina en el escenario, quien parec¨ªa ba?ada en un esndor dorado. -As¨ª eso Sabrina es m¨¢s hermosa... Elwood hab¨ªa sido especialmente invitado a sentarse junto a Hern¨¢n. En a?os pasados, esposa de Hern¨¢n hab¨ªa tenido una gran afici¨®n por m¨²sica, lo que le permiti¨® a Hern¨¢n desarror cierta amistad con Elwood. Dado su respeto y experiencia, no era sorprendente verlo sentado junto a Hern¨¢n. Mientras Marcelo y Carolina actuaban, Elwood reflexionaba sobre lo impresionante que era que Hern¨¢n hubiera conseguido artistas tan talentosos. Cuando Romeo subi¨® al escenario, Elwood pens¨® que el joven ten¨ªa un gran talento musical y que, con el debido apoyo, alcanzar¨ªa logros significativos. Sin embargo, al ver a Sabrina, se qued¨® moment¨¢neamente perplejo. Mart¨ªn Ramos, sentado en el p¨²blico, mir¨® con asombro a figura familiar en el escenario, sinti¨¦ndose incr¨¦dulo. -?Esa artista... se parece tanto a Auri? ?Es Auri? -pregunt¨®, visiblemente confundido. -Es Aurora Ramos -respondi¨® Federico Ramos, frunciendo el ce?o sin querer-. Parece que Hern¨¢n invit¨®o una de sus artistas para celebraci¨®n. Para Federico, ser invitado a actuar en el cumplea?os de Hern¨¢n no era muy diferente de quienes se exhiben solo para entretener a otros. Aunque Eva tambi¨¦n realizaba presentaciones, generalmente participaba enpetencias y conciertos musicales, donde gente pagaba para asistir, lo cual era muy distinto de ofrecer un espect¨¢culo por invitaci¨®n. Eva, al notar a Sabrina, se sorprendi¨® un poco, pero luego sonri¨® y neg¨® con cabeza. -Parece que Aurora no est¨¢ en su mejor momento si ha llegado al punto de actuar en eventos privados -murmur¨® para s¨ª misma. Para muchos m¨²sicos con dignidad, participar en actuaciones privadas solo para entretener era algo que se evitaba. La mayor¨ªa del p¨²blico no estaba all¨ª para apreciar m¨²sica genuinamente, sino para pasar el rato. Eva sab¨ªa desde hac¨ªa tiempo que Sabrina tocaba el viol¨ªn, pero no le hab¨ªa prestado mucha atenci¨®n ya que su padre nunca mencion¨® mucho al respecto. Quiz¨¢s, en su opini¨®n, el nivel de Sabrina era simplemente para pasar el rato. Mientras todos ten¨ªan sus pensamientos, melodiosa m¨²sicaenz¨® a resonar desde el escenario. La actuaci¨®n de Sabrina hab¨ªaenzado. 212 Chapter 511 Cap¨ªtulo 511 Sabrina interpretaba su famosaposici¨®n original, "La Promesa". La melod¨ªa, tan hermosa, evocaba imagen de un cielo nocturno salpicado de estres brintes. Una luna llena y resndeciente se reflejaba lentamente en superficie del agua, dejando una est de luz ncao una suave escarcha. El ambiente en el lugar se fue llenando de una calma serena. Este solo de viol¨ªn, tranquilo y pausado, ten¨ªa un toque de mncol¨ªa, pero no era ni l¨²gubre ni triste. Era una m¨²sica que no resultaba abrumadora, pero que s¨ª pod¨ªa llevar a uno a sumergirse en recuerdos del pasado. Inexplicablemente, muchos encontraban una conexi¨®n con pieza. Mart¨ªn, sentado entre el p¨²blico, observaba a Sabrina mientras tocaba, sumido en una especie de ensue?o. La figura de Sabrinaenz¨® a fusionarse lentamente con una figura de su memoria. Record¨® de repente que primera vez que sinti¨® algo por madre de Sabrina fue al ve tocar el viol¨ªn sobre un escenario. Seria, concentrada y deslumbrante. Ly Ni siquiera oscuridad pod¨ªa opacar su brillo. Nunca hab¨ªa mencionado a los hermanos de familia Ramos ni a Sabrina que su madre era, en realidad, una mujer extraordinaria. Pose¨ªa un talento musical casi iniguble y hab¨ªa alcanzado logros que otros solo pod¨ªan so?ar, siendo tan joven. Durante los a?os en que ¨¦l perdi¨® memoria, e dej¨® su carrera y tom¨®s riendas del Grupo Ramos. Con su propio esfuerzo, logr¨® mantener todo en pie. Ser una mujer en un entorno tanpetitivoo el del Grupo Ramos, rodeada de adversidades, no fue nada f¨¢cil. E manejaba empresa, lo buscaba a ¨¦l y cuidaba de sus tres hijos al mismo tiempo. Cuando ¨¦l regres¨® a familia Ramos, e le cedi¨® el control sin dudar, incluso cuando ¨¦l a¨²n no hab¨ªa recuperado memoria. Con el tiempo, ¨¦l finalmente recuper¨® sus recuerdos, pero se vio atrapado en un enredo con madre de Eva. 16.10 ¨¦l cre¨ªa que, despu¨¦s de haber estado al borde de muerte por e, y considerando que ten¨ªan tres hijos y e pose¨ªa el veinte por ciento des iones del Grupo Ramos, e nunca lo dejar¨ªa. Sin embargo, no solo se fue sin contemciones, sino que no se llev¨® nada consigo. Durante todos esos a?os de su ausencia, en el fondo, ¨¦l culpaba. La culpaba por su frialdad, por haberlo abandonado a ¨¦l y a sus hijos. Por eso nunca busc¨®. No pod¨ªa aceptar que e realmente pudiera alejarse de sus tres hijos. Pero lo hizo. Ni siquiera edi¨® a verlo por ¨²ltima vez, ni dej¨® una s pbra. Cuando era joven, Mart¨ªn tuvo otro amor verdadero. Sin embargo, al escuchar "La Promesa¡°, primera imagen que vino a su mente fue de madre de Sabrina. Sabrina y su madre, Celeste Ib¨¢?ez, se parec¨ªan mucho f¨ªsicamente. Pero hasta ese momento, ¨¦l nunca hab¨ªa pensado que Sabrina se pareciera a Celeste. Sabrina parec¨ªa ser dulce y obediente, sin determinaci¨®n y valent¨ªa de Celeste, quien amaba odiaba sin reservas. Para Celeste, el dinero y el poder eran insignificantes y f¨¢ciles de dejar atr¨¢s. Si decid¨ªa irse, nada deten¨ªa. ¨¦l odiaba eso de e, pero al mismo tiempo, lo amaba. La madre de Eva tambi¨¦n fue una gran mujer y, de no ser pors circunstancias familiares, habr¨ªa tenido un futuro m¨¢s prometedor. Compartieron tres a?os de matrimonio, y su muerte idental debido a su descuido lo llen¨® de culpa. A menudo recordaba los momentos felices que vivieron juntos. No obstante, a pesar de todo, su amor m¨¢s profundo siempre fue para Celeste. Por eso, durante los a?os tras partida de Celeste, no busc¨® a nadie m¨¢s. Cuando Celeste envi¨® a Sabrina de regreso a familia Ramos, ¨¦l crey¨® que era una estrategia de Celeste para acercarse. Sabrina era su hija biol¨®gica y ¨¦l sent¨ªa que deb¨ªa cuida. 16:10 Chapter 512 Cap¨ªtulo 512 Adem¨¢s, durante todos estos a?os, e hab¨ªa estado viviendo lejos, sin disfrutar de los recursos de familia Ramos. Despu¨¦s de lo que sucedi¨® con Nicol¨¢s, si Sabrina hubiera admitido lo ocurrido en ese momento, ¨¦l habr¨ªa considerado que era valiente y habr¨ªa visto con mejores ojos. Quiz¨¢s, incluso, habr¨ªa apoyado. Sin embargo, el hecho de que no se atreviera a admitirlo le caus¨® una gran decepci¨®n. Aparte de su apariencia, no hab¨ªa heredado nada de excelencia de su madre. Despu¨¦s de que Sabrina dej¨® familia Ramos, ¨¦l reflexion¨® sobre el asunto y se pregunt¨® si tal vez hab¨ªa sido demasiado exigente con e. E no erao su madre, que hab¨ªa crecido en una familia adinerada y recibido una buena educaci¨®n. Ya ten¨ªa una hija excepcional, no necesitaba que Sabrina fuera igual de sobresaliente que su madre. Pero en ese momento, de repente se dio cuenta de que chica en el escenario ten¨ªa un leve parecido con Celeste. E no era... tan insignificanteo ¨¦l hab¨ªa pensado. Eva, sentada a sudo, inicialmente ten¨ªa una expresi¨®n rjada. Pero a medida que m¨²sica continuaba, su sonrisa se fue desvaneciendo, reemzada por sorpresa. El nivel de viol¨ªn de Sabrina... resultaba ser m¨¢s alto de lo que hab¨ªa imaginado. Record¨® que sab¨ªa que Sabrina tambi¨¦n estaba aprendiendo a tocar el viol¨ªn, pero nunca hab¨ªa escuchado tocar. Era su percepci¨®n equivocada que le hab¨ªa hecho pensar que Sabrina no era tan buena. Al menos, no mejor que e. Eva era una experta, y pod¨ªa notar que el nivel de viol¨ªn de Sabrina era muy alto. Incluso... no ten¨ªa nada que envidiarle a e. En el pasillo del evento, una figura delgada y atractiva caminaba aburrida hacia salida, con intenci¨®n de tomar un poco de aire fresco. Hab¨ªa venido con el prop¨®sito de conocer a Sabrina. Quer¨ªa ver qu¨¦ ten¨ªa de especial esa mujer que constantemente pon¨ªa en aprietos a Araceli, al Capitulo 512 punto de convencer al exc¨¦ntrico Hern¨¢n, quien llevaba a?os sin aparecer, de salir del retiro por e. Sin embargo, despu¨¦s de tanto esperar, solo hab¨ªa vistos actuaciones de un hombre, una mujer y un ni?o. Eso le parec¨ªapletamente aburrido. Le gustaba escuchar m¨²sica de viol¨ªn y hab¨ªa desarrodo cierto dominio en ello. Pod¨ªa reconocer que el nivel del violinista era aceptable. Sin embargo, pieza que tocaba no era de su agrado. Durante a?os, solo hab¨ªa disfrutado de una melod¨ªa en particr. Era La Promesa, interpretada por Araceli en el jard¨ªn trasero. La hab¨ªa escuchado repetidamente, sin cansarse jam¨¢s. Lamentablemente, emoci¨®n que sinti¨® primera vez que escuch¨® no hab¨ªa podido ser replicada por nadie. Ni siquiera por Araceli, int¨¦rprete original. Araceli dec¨ªa que ese estado de perfi¨®n era algo que se encontraba por casualidad, que algunos nunca lo experimentaban y que, para otros, ocurr¨ªa solo una vez en vida. Por eso, no pod¨ªa volver a reproducir aque interpretaci¨®n. Entend¨ªa que ten¨ªa raz¨®n, pero aun as¨ª, no pod¨ªa evitar sentirse un poco decepcionado. Durante todos estos a?os, hab¨ªa buscado a alguien capaz de interpretar esa pieza con misma emoci¨®n que ¨¦l deseaba, pero no hab¨ªa tenido ¨¦xito. Sin embargo, en ese momento, m¨²sica que proven¨ªa del interior del sal¨®n capt¨® su atenci¨®n. Esa m¨²sica... ten¨ªa un parecido con lo que hab¨ªa escuchado en el jard¨ªn trasero aquel d¨ªa. Aunque el tono era ligeramente diferente. Los pasos del hombre se detuvieron. En el juego de luces y sombras, se revel¨® un rostro joven y atractivo. Sus ojos,o gemas oscuras, eran ros y brintes. Susrgas pesta?as,o abanicos, proyectaban una ligera sombra. Era un joven muy atractivo, con una apariencia delicada y juvenil. Chapter 513 Cap¨ªtulo 513 Despu¨¦s de actuaci¨®n de Sabrina, el lugar qued¨® en un silencio absoluto por unos momentos. No se sabe qui¨¦nenz¨®, pero pronto el auso ensordecedor llen¨® todo el sal¨®n. Aquellos que entend¨ªan de m¨²sica, sin duda pod¨ªan apreciar lo perfecta que hab¨ªa sido interpretaci¨®n. Incluso los que no sab¨ªan de m¨²sica, al escuchar melod¨ªa, sintieron c¨®mo toc¨® sus corazones y no escatimaron en ausos. La interpretaci¨®n de "La Promesa" logr¨® llevar presentaci¨®n a su cl¨ªmax. El talento de Sabrina era ¨²nico, diferente de los dem¨¢s, lleno de vida. Incluso quienes no entend¨ªan mucho de m¨²sica pod¨ªan disfrutarlo. Era totalmente diferente a esos conciertos mon¨®tonos. Desde su asiento, Gloria no pudo evitar expresar su admiraci¨®n. -?E es incre¨ªble! Incluso yo, que no entiendo de viol¨ªn, siento que escucha es un verdadero cer. Hace juego perfecto con mi hermano. No me extra?a que ¨¦l no quiera regresar. Si fuera yo... tampoco querr¨ªa regresar. Gloria ya hab¨ªa escuchado de Valentino que mujer en el escenario erapa?era de su hermano, Marcelo. Una des razones pors que Marcelo no quer¨ªa volver a casa era precisamente por e. Valentino, al escucha, lenz¨® una mirada de advertencia a Gloria. Al cruzarse con mirada de advertencia de Valentino, Gloria murmur¨® en voz baja. -Pero es que, en serio, es muy hermosa y su presencia es destacada... incluso entres m¨¢s distinguidas de nuestro c¨ªrculo social. Valentino solt¨® un bufido. -?Tu c¨ªrculo social? ?Con ese aire de no saber nada y aun as¨ª te consideras parte de ¨¦l? Gloria tosi¨® con iodidad. -Pap¨¢, hay mucha gente aqu¨ª, no me dejes en evidencia. -Mira a Eva -dijo Valentino-. Ese es el tipo de elegancia que deber¨ªa tener una se?orita. Si pudieras alcanzar siquiera mitad de lo que e es, ser¨ªa un sue?o hecho realidad para m¨ª. Gloria hizo un puchero. -Eva es reina del c¨ªrculo social, una referencia iniguble. Si yo pudiera alcanzar siquiera mitad, ya estar¨ªa m¨¢s que satisfecha. ?Crees que tengo lo que se necesita? 16.11 Capitulo 513 Valentino se qued¨® sin pbras por un momento. Gloria mir¨® a mujer en el escenario y le dijo a Valentino: -Pap¨¢, ya que e espa?era de mi hermano, despu¨¦s de actuaci¨®n, ir¨¦ a har con e. Quiz¨¢s, si me llevo bien con e, podr¨ªa convencer a mi hermano de volver a casa. Valentino dud¨® un poco. -Pero... Gloria lo interrumpi¨®. -Pap¨¢, menos mal que solo presionaste a mi hermano y no hiciste nada contra Sabrina. Mi hermano se enojar¨ªa, pero al menos no te odiar¨ªa. Cuando madre de mi hermano falleci¨®, ¨¦l no ten¨ªa a nadie m¨¢s ni dinero. Fue mam¨¢ de Sabrina quien lo tom¨®o aprendiz y lo apoy¨® para que estudiara. Gracias a eso, mi hermano ha llegado a donde est¨¢ hoy. No solo pudo asistir al Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, sino que su educaci¨®n y habilidades no tienen nada que envidiar a los hijos de ¨¦lite. El d¨ªa que herede el negocio familiar, no ser¨¢ nco f¨¢cil de cr¨ªticas. Afortunadamente, no perdiste del todo raz¨®n... Valentino, al escuchar esto, se enfureci¨®. -?Crees que soy tan tonto? La madre biol¨®gica de Marcelo no era tan sobresalienteo madre de Sabrina. Era una persona¨²n con habilidades limitadas. Siempre hab¨ªa evitado a exesposa de Valentino, viviendo una vida de pobreza. Tras su muerte, dej¨® a Marcelo, a¨²n menor de edad, sobreviviendo con ayuda deunidad. Sin madre de Sabrina, Marcelo habr¨ªa tenido que dejar escu para trabajar. Incluso si Valentino hubiera encontrado a Marcelo despu¨¦s, con su educaci¨®n y formaci¨®n, habr¨ªa sido dif¨ªcil que se destacara. En realidad, madre de Sabrina fue una benefactora de familia nco. Ahora que e ya no est¨¢, deber¨ªan tratar bien a hija que dej¨® atr¨¢s. Valentino reflexion¨® por un momento y luego dijo: -Ve y hazte amiga de Sabrina. Su madre ayud¨® a Marcelo, yo agradecimiento, familia nco podr¨ªa considerao una hija adoptiva. Chapter 514 Cap¨ªtulo 514 Gloria mir¨® a Valentino con una expresi¨®n que denotaba cierta sorpresa. -?Quieres adoptar a Sabrinao tu hija? Valentino asinti¨® con cabeza. -E y Marcelo han crecido juntos, sono hermanos. Nuestra familia nco tiene pocos descendientes, adoptar a una hija no es un problema. Cuando Sabrina fue llevada de regreso con familia Ramos, ya estaba estudiando y nunca apareci¨® en p¨²blico. Aparte des personas cercanas a los Ramos, muy pocos conoc¨ªan a Sabrina. La mayor¨ªa no sab¨ªa verdadera identidad de Sabrina y asum¨ªan que era una persona¨²n. Aunque Gloria ten¨ªa buena rci¨®n con Eva, durante ese tiempo, e estaba estudiando en el extranjero. Eva, siendo muy reservada, nunca mencion¨® a Sabrina a Gloria, evitando que se supiera que era una hija ileg¨ªtima. Al escuchar esto, Gloria desarm¨® a Valentino sin rodeos. -Lo que quieres es evitar que mi hermano se case con Sabrina, ?verdad? Por eso quieres adoptao hija, para cortar sus esperanzas. Valentino no lo neg¨®. -Sabrina es exesposa de Andr¨¦ y tienen un hijo. Es dif¨ªcil que se convierta en se?ora de familia nco. El matrimonio entre iguales es una tradici¨®n antigua. Valentino, en su juventud, tambi¨¦n crey¨® que el amor verdadero pod¨ªa superar cualquier obst¨¢culo. Pero realidad le mostr¨® que los matrimonios entre familiaspatibles son los que perduran. ¨¦l y madre de Marcelo, aunque su separaci¨®n tuvo algo de intervenci¨®n familiar, fue m¨¢s que nada porque al convivir descubrieron sus diferencias. Se separaron en buenos t¨¦rminos. Valentino no menospreciaba a Sabrina, pero su condici¨®n de divorciada y su nivel educativo limitado podr¨ªan restringir su visi¨®n y perspectivas. Valentino reflexion¨® un momento antes de a?adir: -Aunque no es joven, nunca es tarde para aprender. Cuando se convierta oficialmente en hija Cap¨ªtulo 514 adoptiva de familia nco, deber¨ªa continuar sus estudios. Convertirse en una dama de sociedad bien formada le ayudar¨¢ si decide volver a casarse. Valentino lo dec¨ªa sin malicia, pensando en el bienestar de Sabrina. Gloria estaba sin pbras. Ni siquiera hab¨ªan acordado adopci¨®n y su pap¨¢ ya neaba c¨®mo educa. Gloria, en su mente, se burl¨®, pero esta vez no lo contradijo. La propuesta de Valentino tambi¨¦n le abri¨® los ojos. ro, si Sabrina se convert¨ªa en su hermana sinzo sangu¨ªneo, su pap¨¢ dejar¨ªa de presiona tanto con los estudios. E siempre hab¨ªa sido una hedonista, no le gustaba estudiar. Pero su pap¨¢ siempre pensaba en educaci¨®n. Cuando su hermano estaba, ¨¦l apoyaba a su pap¨¢. Desde que su hermano se fue, su pap¨¢ centr¨® su atenci¨®n en e. Pero e nunca fue ambiciosa, no ten¨ªa grandes sue?os ni aspiraciones. Mientras pueda vivir con lujo y sin preocupaciones econ¨®micas, inclusos iones de empresa le daban igual. Era una persona perezosa por naturaleza. En ese momento, deseaba fervientemente que Sabrina se uniera a familia nco pronto. Adem¨¢s, se prometi¨® a s¨ª misma que se llevar¨ªa bien con Sabrina. M¨¢s tarde, Sabrina toc¨® una melod¨ªa junto a Marcelo, Romeo y otros. Con el ambiente ya animado, actuaci¨®n fue un¨¢nimemente elogiada. Una abuelita de cabellos ncos pregunt¨® a su pa?ante: -?C¨®mo se ma chica que toca el viol¨ªn? Es muy guapa y toca maravillosamente. Mi nieta est¨¢ pensando en aprender un instrumento, y el viol¨ªn parece una buena opci¨®n. Estoy considerando contratao profesora de viol¨ªn para mi nieta. Alguien m¨¢sent¨®: -Casta?o, sorprendente, despu¨¦s de tantos a?os no esperaba que te interesara por algo tan refinado. 333 16:11 Cap¨ªtulo 514 Elwood, sentado aldo de Hern¨¢n, tambi¨¦n mostr¨® una chispa de asombro en sus ojos. El nivel de Sabrina no parec¨ªa el de alguien que hab¨ªa dejado de tocar el viol¨ªn por cinco a?os. Chapter 515 Cap¨ªtulo 515 El talento de e es tan impresionante, que inclusoparado con su madre, Celeste, no se queda atr¨¢s. De hecho, quiz¨¢s incluso supera. La pieza "La Promesa" es unaposici¨®n de alta dificultad. Se utiliza frecuentemente enpetencias y, aunque muchos logran interpreta bien, son pocos los que realmente logran conmover el alma del oyente. Con el paso de los a?os, sin importar qui¨¦n interpretara "La Promesa", siempre parec¨ªa faltar algo enparaci¨®n con original. Sin embargo, interpretaci¨®n de Sabrina se acercaba mucho a esencia del original, lo cual dej¨® a Elwood sorprendido. Hern¨¢n, ajeno a sorpresa de Elwood, le pregunt¨® con una sonrisa: -Lennox Elwood, yo no s¨¦ mucho de m¨²sica, ?me podr¨ªas decir qu¨¦ opinas del talento de esta chica con el viol¨ªn? Elwood, volviendo en s¨ª, respondi¨®: -Es buena, tiene talento y habilidad. Hern¨¢n continu¨®: -Entonces, ?c¨®mo separa con tu mejor disc¨ªp, Araceli? Elwood se qued¨® pensativo por un momento. Conociendo a Hern¨¢n, r¨¢pidamente sospech¨® de sus intenciones. -Hern¨¢n, persona con gran talento musical que quer¨ªas presentarme es e? Hern¨¢n, con un aire misterioso, replic¨®: -La chica que toc¨® el piano, el joven del viol¨ªn y el ni?o que tambi¨¦n toc¨® el viol¨ªn, todos tienen talento. ?Por qu¨¦ asumes que es e? Elwood esboz¨® una sonrisa resignada. -?Acaso vino a quejarse contigo porque no acept¨¦ tomao disc¨ªp? Hern¨¢n levant¨®s cejas, su expresi¨®n era enigm¨¢tica. -?Quejarse? Lennox, t¨² siempre has sido justo y objetivo. ?Por qu¨¦ prejuzgas a alguien que no conoces? Antes no eras as¨ª. ?Quiz¨¢s alguien te est¨¢ influenciando con chismes? Elwood pens¨® que Sabrina, por alguna raz¨®n, hab¨ªa contactado a Hern¨¢n para que intercediera por e. Un destello de disgusto cruz¨® su rostro. En sus primeros a?os, al aceptar disc¨ªpulos, valoraba m¨¢s el talento. Sin embargo, integridad era igual de importante. Hab¨ªa conocido a muchos que, buscando una oportunidad, persist¨ªan con ¨¦l. Aunque no los aceptarao disc¨ªpulos, siempre reconoc¨ªa su sinceridad, ofreciendo alguna orientaci¨®n u oportunidad. 19 16:18 Capitulo 515 Sabrina, ¨²ltima vez que fue rechazada, se mostr¨® digna, dej¨¢ndole una buena impresi¨®n. Pero elportamiento de hoy le hizo cuestionar el car¨¢cter de Sabrina. Hab¨ªa escuchado que Sabrina no ten¨ªa un respaldo familiar notable, y tem¨ªa que estuviera usando estoo un medio para elevar su estatus y encontrar un buen partido. Elwood guard¨® silencio por unos segundos y dijo: -Ya he anunciado p¨²blicamente que no acepto m¨¢s disc¨ªpulos. Si rompo mi pbra... No pudo terminar su frase, ya que Hern¨¢n lo interrumpi¨® riendo. -Lennox, ahora resulta que esta chica es mi peque?a disc¨ªp. No intentes hace tuya. Elwood se qued¨® at¨®nito. -?Qu¨¦? Hern¨¢n acarici¨® su barba canosa y dijo pausadamente: -Ahora es mi disc¨ªp. Te invit¨¦ a disfrutar de m¨²sica, no a pensar en quitarme a mi disc¨ªp. Elwood no pod¨ªa creer lo que escuchaba. -?La tomasteo disc¨ªp? Pero e toca el viol¨ªn, y t¨² eres m¨¦dico... Hern¨¢n lo mir¨® severamente, interrumpi¨¦ndolo. -?Qui¨¦n dice que un m¨¦dico no puede tener un disc¨ªpulo que estudie m¨²sica? Esta chica es bondadosa y excelente. No solo acept¨¦o disc¨ªp, tambi¨¦n neo hace mi nuera. ?Bondadosa? La bondad es algo que puede disfrazarse. En cuanto a ser excelente... No entend¨ªa c¨®mo alguien con solo un nivel educativo b¨¢sico pod¨ªa considerarse excelente. Sin embargo, Elwood nunca ha sido de los que critican a otros a sus espaldas. Al ver que Hern¨¢n baba tanto, sonri¨® con indiferencia y decidi¨® no seguir hando m¨¢s del tema. Chapter 516 Cap¨ªtulo 516 Despu¨¦s de que Sabrina y su grupo terminaron su presentaci¨®n, los cuatro subieron al escenario para agradecer al p¨²blico. Justo cuando estaban a punto de retirarse, el presentador hizo una se?al para que Sabrina se quedara. Aunque un poco confundida, Sabrina no pregunt¨® en el momento. El presentador sonri¨® y dijo: -Hoy celebramos el cumplea?os n¨²mero setenta de Hern¨¢n. Ahora, ?por favor, recibamos a nuestro cumplea?ero en el escenario! Hern¨¢n, apoyado en Julio, subi¨® lentamente al escenario. Una vez arriba, Julionz¨® una mirada fugaz hacia Sabrina, pero pronto apart¨® vista. Hern¨¢n, vestido con un elegante traje de Casta?o, se ve¨ªa lleno de vitalidad. Asinti¨® levemente a Sabrina, ofreci¨¦ndole una sonrisa tranquilizadora antes de tomar el micr¨®fono. -Gracias a todos por tomarse el tiempo de venir a mi celebraci¨®n -dijo Hern¨¢n, intercambiando algunas pbras de cortes¨ªa antes de cambiar el tono de su discurso-. Esta joven que acaban de ver es Sabrina. Es mi ¨²nica disc¨ªp. Hoy quiero presenta oficialmente a todos, para que aquellos que piensan que Sabrina est¨¢ s y desprotegida, se lo piensen dos veces antes de intentar perjudica. A partir de ahora, soyo su familia. Y si alguien osa meterse con e, que no espere que sea indulgente. Mientras haba, su mirada se dirigi¨® intencionadamente hacia donde estaban Fabi¨¢n y Andr¨¦. El p¨²blico estall¨® en murmullos. Hern¨¢n, quien hab¨ªa estado retirado del ojo p¨²blico, ahora aparec¨ªa en un evento tan significativo y presentaba a Sabrina de esa manera. Era evidente lo importante que e era para ¨¦l. ?Qui¨¦n era realmente esta joven? ?Podr¨ªa ser hija ileg¨ªtima o nieta de Hern¨¢n? Pero incluso si lo fuera, ?por qu¨¦ hacer una presentaci¨®n tan ostentosa? Fabi¨¢n estabapletamente at¨®nito al ver a Hern¨¢n en el escenario. No solo ¨¦l, sino tambi¨¦n Andr¨¦ y Araceli se quedaron paralizados, incapaces de reionar. Araceli, con dificultad, logr¨® decir: -?¨¦l es el legendario fundador de familia Casta?o? Quer¨ªa pensar que hab¨ªa alg¨²n error. Pero, ?qui¨¦n m¨¢s podr¨ªa convocar a tantas familias de ¨¦lite si no era esa figura legendaria? Fernanda, al escuchar a Araceli, mostr¨® un renovado inter¨¦s y entusiasmo: - ?Conoces a Hern¨¢n? Es una figura incre¨ªble... Se dice que cuando era joven, ten¨ªa un don para curar as personas, salvando a muchos que estaban gravemente enfermos. Entre ellos hab¨ªa pacientes de familias de renombre que le estaban eternamente agradecidos, ofreci¨¦ndole todo tipo de rarezas y tesoros. Pero eso no es lo m¨¢s importante. Lo crucial es que su dedicaci¨®n a salvar vidas le permiti¨® construir una red de contactos asombrosa. Fue en ese entonces que surgi¨® el Grupo Casta?o. El Grupo Casta?oenz¨®o una f¨¢brica de medicamentos, y todos sabemos lo lucrativo que es eso. Nadie escapa a enfermedad, y todos necesitan medicamentos. En solo treinta a?os, el Grupo Casta?o se elev¨® hasta convertirse en una des ¨¦lites, con un crecimiento tan r¨¢pido que despert¨® envidias. Pero nadie se atrev¨ªa a obstaculizar al Grupo Casta?o, porque 16:19 Capitulo 516 nadie pod¨ªa garantizar que no necesitar¨ªa a Hern¨¢n alg¨²n d¨ªa. Hern¨¢n era una figura venerada en los c¨ªrculos de alta sociedad, un personaje legendario. Rcionarse con alguieno ¨¦l podr¨ªa elevar a cualquiera varios escalones sociales. Mientras Fernanda narraba todo esto, Fabi¨¢nenz¨® a sudar fr¨ªo, su camisa empap¨¢ndose en cuesti¨®n de segundos. Nunca imagin¨® que persona a que hab¨ªa despreciado fuera alguien tan influyente. R¨¢pidamenteprendi¨® por qu¨¦ familia Casta?o hab¨ªa invitado a su familia, los Guerrero, y a ¨¦l en particr. ?C¨®mo pod¨ªa alguieno Sabrina haber tenido rci¨®n con una figura tan imponente? Chapter 517 Cap¨ªtulo 517 El coraz¨®n de Aracelit¨ªa con fuerza,o si algo estuviera asfixiando. Siempre hab¨ªa pensado que Hern¨¢n era solo un chat¨¢n sin importancia. Sin embargo, nunca se imagin¨® que sus habilidades m¨¦dicas fueran tan impresionantes. Eso significaba que Hern¨¢n probablemente ya sab¨ªa que e estaba fingiendo su enfermedad. Incluso Araceli, con su habitual lentitud para reionar, se dio cuenta en ese momento de que Hern¨¢n hab¨ªa estado bundo desde el principio. Y Sabrina, probablemente tambi¨¦n estaba al tanto de que e no ten¨ªa ninguna enfermedad. La raz¨®n por que Sabrina no hab¨ªa desenmascarado y, en cambio, hab¨ªa jugado junto con e, era para poder obtener esos mil millones de Andr¨¦. Si Hern¨¢n fuera un tipo sin poder ni influencia, Andr¨¦ podr¨ªa no haber cre¨ªdo en sus pbras. Pero Hern¨¢n era el fundador del Grupo Casta?o. Lo que ¨¦l dec¨ªa... Andr¨¦ probablemente lo creer¨ªa. ?Estaba a punto de ser descubierta! Araceli mir¨® de reojo a Andr¨¦ y not¨® que ¨¦l tambi¨¦n estaba sorprendido. Su coraz¨®nt¨ªa desbocado, y ansiedad envolv¨ªa porpleto. R¨¢pidamente, pens¨® en Sebasti¨¢n Fonseca. S¨ª, todav¨ªa ten¨ªa a Sebasti¨¢n para ayuda. ¨¦l le hab¨ªa dicho que vendr¨ªa a Cartagena. Aprovechando que atenci¨®n de Andr¨¦ estaba en el escenario, Araceli r¨¢pidamente le mand¨® un mensaje a Sebasti¨¢n. En el pasillo, Sebasti¨¢n recibi¨® el mensaje de Araceli, levantando ligeramente sus cejas elegantes. Con un movimiento sutil de susrgos y ncos dedos, respondi¨® con un mensaje: [No te preocupes, me encargar¨¦ de este problema.] Al recibir promesa de Sebasti¨¢n, Araceli suspir¨® con alivio. Pero a¨²n estaba un poco inquieta. [?C¨®mo piensas solucionarlo?] pregunt¨®. Sebasti¨¢n respondi¨®: [Ven al pasillo.] Araceli se sorprendi¨® un poco y mir¨® a su alrededor. ?Sebasti¨¢n ya estaba ah¨ª? ?Por qu¨¦ no lo hab¨ªa visto antes? En voz baja, dijo: -Andr¨¦, voy al ba?o. La atenci¨®n de Andr¨¦ segu¨ªa centrada en el escenario, as¨ª que asinti¨® distra¨ªdamente. -Mm-hmm. Pronto, Araceli lleg¨® al pasillo. Un hombre de figura esbelta estaba apoyado despreocupadamente en el alf¨¦izar de ventana. Aunque su postura era rjada, irradiaba una elegancia y nobleza inconfundibles. Al ve, sus ojos, tan roso piedras preciosas negras, se posaron en e con una ligera sonrisa. -Araceli, cu¨¢nto tiempo sin vernos -dijo ¨¦l, con una voz ra y melodiosa, tan suaveo brisa. Cualquiera que no lo conociera pensar¨ªa que era un joven alegre y optimista. - Sebasti¨¢n... -empez¨® Araceli, ansiosa por har, pero Sebasti¨¢n levant¨® una mano, indicando que ? 16.1 Capitulo 517 guardara silencio y se?ndo hacia diri¨®n del sal¨®n. -Hablemos en otro lugar. Araceli se tens¨®, preocupada por que alguien los escuchara, y r¨¢pidamente cerr¨® boca. El jard¨ªn trasero estaba tranquilo y desierto, todos estaban en el sal¨®n viendo el espect¨¢culo. Araceli, al borde de ser descubierta, estaba muy alterada. Sin importarle el peligro que representaba Sebasti¨¢n, ni el miedo a que descubriera sus mentiras, habl¨® apresuradamente. -Sebasti¨¢n, ?ya pensaste c¨®mo lidiar con Sabrina? ?Por qu¨¦ no hacemos que desaparezca para siempre? Ahora tiene proti¨®n de Hern¨¢n. Si no solucionamos pronto, ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil movernos contra e despu¨¦s. Araceli no se molest¨® en mantener su fachada de inocencia frente a Sebasti¨¢n. ¨¦l no erao Andr¨¦. Sebasti¨¢n se dejaba llevar por sus afectos, sin preocuparse por lo que fuera correcto o incorrecto. Proteger¨ªa as personas que le importaban, incluso si eran aut¨¦nticos demonios. Y no dudar¨ªa en eliminar a aquellos que no le importaban, aunque fueran tan buenoso ¨¢ngeles. Adem¨¢s, detestabas falsedades ys m¨¢scaras. Era mejor ser honesta con ¨¦l, lo que, en realidad, era algo que ¨¦l apreciaba m¨¢s. Chapter 518 Cap¨ªtulo 518 Sebasti¨¢n al escuchar, levant¨® ligeramente una ceja. -Araceli, antes te dije que podr¨ªa deshacerme de e por ti, ?no fuiste t¨² quien se neg¨®? El rostro de Araceli se tens¨® un poco. Era cierto, Sebasti¨¢n lo hab¨ªa mencionado, pero e lo hab¨ªa rechazado. Su objetivo era simplemente conquistar a Andr¨¦. No era una persona despiadada que matar¨ªa sin remordimientos, ?por qu¨¦ deber¨ªa cargar con una muerte? Pero ahora, situaci¨®n era distinta. Sabrina ten¨ªa a Hern¨¢no un poderoso respaldo, y aunque Sebasti¨¢n era formidable, enfrentarse a familia Casta?o no ser¨ªa tarea f¨¢cil. Quiz¨¢s ser¨ªa mejor hacer que Sabrina desapareciera de una buena vez. Araceli abri¨® boca, buscando instintivamente una excusa. Sin embargo,s pbras se le quedaron atascadas y no pudo articr ni una s. Los tiempos hab¨ªan cambiado y el coraz¨®n de Aracelienzaba a volverse m¨¢s oscuro. Viendo su expresi¨®nplicada, Sebasti¨¢n no esperaba realmente una respuesta. Despu¨¦s de todo, que e fuera buena o m, le daba igual. ¨¦l habl¨®: -Puedo encargarme de eso por ti. Pero antes, hay algo que quiero preguntarte. -?Qu¨¦ cosa? -pregunt¨® Araceli. Sebasti¨¢n mir¨®, sus ojospletamente negroso un abismo de tinta densa, profundos y oscuros, sin rastro de ridad de antes. -?Por qu¨¦ en todos estos a?os no has podido interpretar una pieza que se asemeje a de aque noche? Araceli se qued¨® perpleja, d¨¢ndose cuenta r¨¢pidamente de que Sebasti¨¢n hab¨ªa escuchado interpretaci¨®n de La Promesa por Sabrina, y le trajo a mente ese recuerdo. Cada m¨²sico tiene su propio estilo. E no era persona que interpret¨® con el viol¨ªn aque noche, por lo que no pod¨ªa replicar sensaci¨®n que Sebasti¨¢n describ¨ªa. Hab¨ªa intentado seguir diri¨®n mencionada. Sin embargo, sensaci¨®n es algo muy abstracto. No sab¨ªa realmente qu¨¦ tipo de sentimiento hab¨ªa percibido Sebasti¨¢n. Araceli intent¨® justificarse: -Esa noche estaba en muy buena forma, yo.... No termin¨® frase antes de que Sebasti¨¢n interrumpiera. -Pero hoy, al escuchar a Sabrina, not¨¦ que su interpretaci¨®n se parec¨ªa mucho a lo que escuch¨¦ esa vez. Araceli se qued¨® hda. -?Te refieres a... el estilo original? -?Estilo original? Araceli explic¨®: -La interpretaci¨®n de Sabrina hoy se acerc¨® mucho al estilo original. Mir¨® de reojo a Sebasti¨¢n y continu¨®: -Los principiantes tienden a imitar el estilo original, mientras que los violinistas profesionales tienen su propio estilo. En ese tiempo, pieza La Promesa acababa de hacerse popr, y yo practicaba esa pieza en el jard¨ªn trasero casi todos los d¨ªas. Al principio, tambi¨¦n segu¨ªa el estilo original. Con el tiempo, cuando me familiaric¨¦, fusion¨¦ mi propia forma de interpretar. Araceli no ment¨ªa. En efecto, hab¨ªa integrado su propio estilo. Imitar es algo que hacen los principiantes. Por mucho que imites, siempre ser¨¢ algo ajeno. Al llegar a esta conclusi¨®n, Araceli dej¨® escapar un suspiro de alivio. Con una sonrisa dijo: -Sebasti¨¢n, has buscado a tantos violinistas profesionales para que interpreten La Promesa, pero habr¨¢s notado que son pocos los que logran sensaci¨®n que buscas. No es que les falte habilidad, sino que... todos son m¨²sicos profesionales y tienen su propio estilo. Si te parece que Sabrina se acerca, es porque siempre ha estado imitando el original. En el ¨²ltimo concurso del jard¨ªn de ni?os, tambi¨¦n interpret¨® La Promesa. Sospecho que, quiz¨¢s, no sabe tocar muchas otras piezas m¨¢s all¨¢ de esas, 16:20 Chapter 519 Cap¨ªtulo 519 -S¨ª, ?c¨®mo no se me ocurri¨® antes? -murmur¨® Araceli para s¨ª misma, mientras sus pensamientos giraban en torno a Sabrina. Sabrina siempre tocaba misma canci¨®n, "La Promesa", una y otra vez. Araceli sospechaba que Sabrina hab¨ªa dedicado todo su esfuerzo a perfionar esa ¨²nica pieza, imit¨¢nd hasta saciedad. -?C¨®mo es posible que Sabrina, quien ha sido ama de casa durante cinco a?os, tenga tanto talento musical? -se pregunt¨® Araceli, con una sonrisa esc¨¦ptica. Incluso Est y el resto dec¨ªan que Sabrina era miembro del Sal¨®n de Fama del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria. Araceli se rio con desd¨¦n. -Debe ser por Hern¨¢n. ?Qui¨¦n se atrever¨ªa a rechazar algo viniendo de ¨¦l? - pens¨®, convencida de que Sabrina no era tan especialo pintaban. Araceli encontr¨® consuelo en sus propias explicaciones, neg¨¢ndose a admitir que Sabrina pudiera ser mejor que e. Se sinti¨® aliviada al har una raz¨®n que calmara su inquietud interna. Mir¨® a Sebasti¨¢n, quien parec¨ªa sumido en sus pensamientos, tal vez dudando de lo que hab¨ªa escuchado. Araceli sab¨ªa que el coraz¨®n de Sebasti¨¢n no estaba con e, sino con aque figura en el jard¨ªn tocando el viol¨ªn. -Si te gusta, puedoponer una nueva versi¨®n -dijo Araceli, intentando captar su atenci¨®n-. O acaso... ?dudas que fui yo quien toc¨® esa noche en el jard¨ªn? Sebasti¨¢n, con una leve sonrisa, contest¨®: -Tengo mis sospechas... Despu¨¦s de todo, no tienes el otro pendienteo prueba. Araceli no ten¨ªa el pendiente que Sebasti¨¢n buscaba. Aunque hab¨ªa varios testigos de que e estuvo en el jard¨ªn esa noche tocando "La Promesa¡°, algo no cuadraba. El mundo no era tan caprichosoo para permitir tal coincidencia, pens¨® Araceli, y su respiraci¨®n se aceler¨®. -No puedo probar que soy persona que buscas. Si no me crees, entonces... ser¨¢ mejor dejarlo as¨ª. Gracias por cuidarme todo este tiempo -dijo Araceli, agachando cabeza y empezando a alejarse de Sebasti¨¢n. -Araceli -dijo Sebasti¨¢n, deteni¨¦nd con una sonrisa suave-. Solo estaba bromeando. ?Te lo tomaste en serio? Araceli ofreci¨® una sonrisa forzada. -No, solo temo que hayas encontrado a persona equivocada... -No hay tal cosao ¡°equivocaci¨®n" -replic¨® Sebasti¨¢n, sus ojos oscuros brindo con una amenaza hda-. La equivocaci¨®n ser¨ªa que me est¨¦s enga?ando. 16.20 Capitulo 519 Su voz era suave, casi cari?osa, pero sus ojos no mostraban ni una pizca de emoci¨®n. -Araceli, ?sabes cu¨¢l es el precio de enga?arme? Araceli lo sab¨ªa; Sebasti¨¢n era peligroso. Continuar cerca de ¨¦l erao jugar con fuego. Pero ya no hab¨ªa vuelta atr¨¢s para e. Tom¨® una decisi¨®n. -Te estaba tomando el pelo. ?No te lo tomaste en serio, verdad? -dijo con una sonrisa encantadora-. Me gastaste una broma, y yo te devolv¨ª otra. ?No es justo, Sebasti¨¢n? Sebasti¨¢n rio, disipando oscuridad en sus ojos. -Araceli, me encanta tu valent¨ªa. Est¨¢ bien, aceptar¨¦ esto. Pero aqu¨ª en Cartagena, Sabrina ahora tiene el favor de Hern¨¢n, y supa?ero es hijo de familia nco. No ser¨¢ f¨¢cil move. Chapter 520 Cap¨ªtulo 520 -Esta situaci¨®n necesita ser considerada con calma, no podemos apresurarnos dijo Sebasti¨¢n con voz serena. Araceli se qued¨® boquiabierta -?El hijo de familia nco? ?Te refieres a... Marcelo? Sebasti¨¢n asinti¨® ligeramente -Sabrina a¨²n no sabe sobre esto, pero probablemente lo descubrir¨¢ hoy. Una vez que lo sepa, seguramente convencer¨¢ a Marcelo de regresar a familia nco, y ¨¦l sin duda volver¨¢. Sebasti¨¢n lenz¨® una mirada intensa, sus ojos profundos eran dif¨ªciles de descifrar. -Enfrentarse a familia Casta?o, familia nco y tu primer amor, familia Carvalho, es casi imposible. Ahora, el respaldo de Sabrina es m¨¢s s¨®lido que una monta?a; ya no es alguien que cualquiera pueda pisotear. Durante los a?os que Sabrina estuvo con familia Ramos, Sebasti¨¢n no logr¨® descubrir m¨¢s sobre e. Todav¨ªa ignoraba que Sabrina ten¨ªa otra identidad m¨¢s. Sebasti¨¢n mir¨® su reloj -Ya es tarde, me tengo que ir. Con un aire misterioso, le gui?¨® un ojo y baj¨® voz. -Recuerda mantener en secreto todo lo que hamos. Dicho esto, se march¨® sin mirar atr¨¢s, dejando una est de indiferencia. En el lugar del evento, los Ramos observaban con sorpresa a Hern¨¢n en el escenario. -?Auri conoce a Hern¨¢n? ?C¨®mo llegaron a conocerse? -pregunt¨® Mart¨ªn, incr¨¦dulo. Desde joven, Hern¨¢n hab¨ªa sido conocido por su car¨¢cter peculiar, y tras muerte de su esposa, su temperamento se volvi¨® a¨²n m¨¢s impredecible. Cuando estaba de mal humor, no respetaba a nadie. A lorgo de los a?os, muchas personas lo hab¨ªan invitado a eventos, pero nunca hab¨ªa asistido a ninguno. -?C¨®mo es que Aurora tiene el poder de convencer a Hern¨¢n para que venga? - se pregunt¨® Federico, rasc¨¢ndose cabeza. Eva, despu¨¦s de vacr un momento,ent¨® -Pap¨¢, ?podr¨ªa ser que Aurora le haya dicho a Hern¨¢n que es parte de familia Ramos para convencerlo? Con elentario de Eva, Mart¨ªn tambi¨¦n consider¨® esa posibilidad, y su expresi¨®n se 16:20 Capitulo 520 oscureci¨® lentamente. -Aurora fue imprudente al pedirle ayuda a Hern¨¢n. Ahora, nuestra familia Ramos le debe un gran favor a familia Casta?o -dijo Federico, molesto. -Las deudas de favores sons m¨¢s dif¨ªciles de saldar, especialmente con alguieno Hern¨¢n. Mart¨ªn no estaba contento, pero al recordar el sufrimiento de Sabrina durante todos estos a?os lejos de casa, intent¨® encontrar alguna justificaci¨®n. -Dej¨¦moslo as¨ª. Al fin y al cabo, nunca debimos haber echado a Auri. Federico pens¨® ens pbras recientes de Hern¨¢n. -Pero, ?por qu¨¦ dijo Hern¨¢n que Sabrina no tiene padres? Eva reflexion¨® -Tal vez Nicol¨¢s le cont¨® a Hern¨¢n sobre nuestra situaci¨®n familiar, y ¨¦l, por consideraci¨®n hacia Aurora, decidi¨® no revr su identidad. -Pap¨¢, no podemos seguir permitiendo que Aurora est¨¦ bajo el nombre de familia Casta?o. Esto hace que familia Ramos parezca muy mezquina -dijo Federico, mirando a Mart¨ªn. Mart¨ªn suspir¨® -Cuando vuelva a familia Ramos, daremos a conocer su identidad. -?Seguiremos con el n original? -pregunt¨® Federico. Mart¨ªn dud¨® un poco. El n original era presentar a Sabrina al mundoo hija adoptiva para evitar esc¨¢ndalos, ya que no quer¨ªan reconoceo hija ileg¨ªtima. Sin embargo, tras los incidentes pasados, estaba ro que Sabrina ten¨ªa un car¨¢cter fuerte. Hab¨ªa estado fuera de casa durante a?os sin contactar a familia Ramos. Si reconoc¨ªano hija adoptiva, probablemente no lo aceptar¨ªa. Mart¨ªn mir¨® a Eva nuevamente. Cuando Sabrina estaba con familia Ramos, aparentemente no hab¨ªa problemas entre e y Eva, pero en secreto, Sabrina envidiaba. De lo contrario, no habr¨ªa tratado de quitarle el prometido a Eva. 212 Chapter 521 Cap¨ªtulo 521 Nicol¨¢s no le daba mucha importancia a situaci¨®n. Ahora, con rci¨®n de Hern¨¢n en juego, Nicol¨¢s no tendr¨ªa cara para oponerse. Hern¨¢n elev¨® el estatus de Sabrina, dejando at¨®nitos a los miembros de los nco que estaban en el p¨²blico. Gloria se mostr¨® un poco divertida. -Pap¨¢, parece que llegaste tarde. Mira a Hern¨¢n, parece que le agrada bastante Sabrina. Valentino no se daba por vencido. -Hern¨¢n solo dijo que aceptar¨ªa a Sabrinao su aprendiz noo su nieta. Con Hern¨¢n mostrando tanto inter¨¦s en Sabrina, Gloria sab¨ªa que deb¨ªa acercarse a e. Al terminar presentaci¨®n, todos se dirigieron al sal¨®n de fiestas. Gloria fue primera en salir, con intenci¨®n de encontrar a Sabrina. Eva, al ver prisa de Gloria, pregunt¨®: -?A d¨®nde vas con tanta urgencia, Gloria? Gloria se detuvo, d¨¢ndose cuenta de que no hab¨ªa saludado correctamente a Eva. -Voy a buscar a Sabrina -le explic¨® Gloria-. Sabes que espa?era de mi hermano. Gloria mir¨® alrededor y baj¨® voz. -Mi pap¨¢ quiere adoptao hija. Antes de eso, quiero har con Sabrina para tantear el terreno. Eva, que siempre manten¨ªa una expresi¨®n neutral, no pudo ocultar su sorpresa. -?Adoptao hija? Gloria asinti¨®. Consideraba a Eva una buena amiga y no pod¨ªa guardar silencio. -Mi pap¨¢ ha intentado varias veces que mi hermano regrese al hogar de los nco, pero ¨¦l se niega, parece que no puede olvidarse de supa?era. Ellos crecieron juntos y tienen un v¨ªnculo muy especial. Por lo que he o¨ªdo, supa?era no ha tenido una buena vida, se acaba de divorciar, y mi hermano no puede dejar de preocuparse por e. Mi pap¨¢, temiendo que mi hermano quiera casarse con e, decidi¨® adopta, as¨ª podr¨ªa cuida mejor y, de paso, quitarle idea a mi hermano. Ser¨ªa matar dos p¨¢jaros de un tiro. Gloria segu¨ªa ticando sin notar expresi¨®n de Eva, que estaba perdida en sus pensamientos. Su padre y hermano a¨²n estaban preocupados por c¨®mo revr identidad de Sabrina, mientras que familia nco ya neaba adopta sin pensarlo mucho. 16:21 Capitulo 521 -Pero si familia nco adopta una hija, ?no temen que gente hable de ustedes? -pregunt¨® Eva. -A mi pap¨¢ no le importan esas hadur¨ªas. Adem¨¢s, mi hermano tambi¨¦n es un hijo ileg¨ªtimo -respondi¨® Gloria-. Mi pap¨¢ no quiere ocultar nada. Para ¨¦l, mentir requiere m¨¢s mentiras, y eso es agotador. Marcelo fue concebido cuando Valentino a¨²n estaba con su primer amor. Aunque terminaron, nunca hubo infidelidades de por medio. Marcelo no es una verg¨¹enza para nosotros. Para Valentino, Marcelo es esperanza de familia nco. Quiere que todo el mundo lo sepa. Eva frunci¨® el ce?o. -Gloria, ve t¨². Me acabo de acordar de que tengo algo que har con mi hermano. Te buscar¨¦ luego. Era urgente informar a su padre y hermano. No pod¨ªan permitir que familia nco adoptara a Sabrina. Si Sabrina aceptaba, y luego se descubr¨ªa su verdadera identidad, familia Ramos quedar¨ªa en rid¨ªculo. -Est¨¢ bien. Cuando termines, b¨²scame -respondi¨® Gloria, aunque un poco intrigada por repentina urgencia de Eva. Hern¨¢n llev¨® a Sabrina a recorrer el lugar, present¨¢nd a diversas personalidades importantes. Sabrina sab¨ªa que Hern¨¢n quer¨ªa ayuda a elevar su estatus. Se sent¨ªa muy agradecida y c¨¢lida por dentro. Hern¨¢n estaba tratandoo parte de su familia. 1621 Chapter 522 Cap¨ªtulo 522 Sabrina no dej¨® mal parado a Hern¨¢n; se mostr¨® segura y con una elegancia natural que cautiv¨® a todos los presentes. La gente no paraba de elogia, y no escatimaban en hgos hacia Hern¨¢n por su buen ojo al elegi. Hern¨¢n,o un ni?o grande, disfrutaba de cada pbra de admiraci¨®n ys aceptaba con gusto. Al ver esto, todos supieron que Hern¨¢n apreciaba los cumplidos, especialmente aquellos que destacaban su buen juicio al selionar a Sabrina y excelencia de e. En cuesti¨®n de minutos, Sabrina fue elevada as nubes por los elogios. Para e, esta experiencia erapletamente nueva. Ya fuera en familia Ramos o en familia Carvalho, rara vez invitaban a este tipo de eventos. La familia Carvalho pensaba que no estaba a altura, que los har¨ªa quedar mal, y prefer¨ªan no lleva a estas reuniones. Por otrodo, familia Ramos argumentaba que a¨²n era joven y no hab¨ªa aprendidos normas necesarias, por lo que tampoco llevaban a eventos. Adem¨¢s, su identidad no hab¨ªa sido revda, lo que har¨ªa su presencia inc¨®moda. Alguien, no se sab¨ªa si con intenci¨®n de bar m¨¢s a Sabrina, le dijo a Hern¨¢n: -Hern¨¢n, tu aprendiz es realmente impresionante, no tiene nada que envidiarle a renombrada Eva del c¨ªrculo social. Hern¨¢n solt¨® una carcajada. No conoc¨ªa falsa modestia. -Por supuesto, mi aprendiz es mejor. Muchos sonrieron junto a ¨¦l, mientras evaluaban a Sabrina con mirada. Eva, hija de familia Ramos, hab¨ªa sido cuidadosamente formada. Aunque Sabrina hubiera tenido suerte al ganarse el favor de Hern¨¢n,para con Eva era considerado una exageraci¨®n. La mayor¨ªa sonre¨ªa c¨®mplice, evitando contradecir a Hern¨¢n y arruinar su buen humor. Tras presentar a Sabrina a algunas personas influyentes, Hern¨¢n not¨® a lo lejos a un grupo de familia Carvalho y familia Guerrero. Hern¨¢n esboz¨® una sonrisa maliciosa. -Sabrina, vamos a saludarlos. Sabrina mir¨® de reojo a Hern¨¢n y asinti¨® ligeramente. -Est¨¢ bien. Por su parte, e intu¨ªa que Hern¨¢n hab¨ªa esperado pacientemente para este momento, donde neaba humir a Fabi¨¢n y Araceli. Fabi¨¢n y Araceli, seguramente, estaban muy nerviosos. Al ver a Hern¨¢n acercarse, Pedro y se?ora Guerrero, junto con Fernanda, se mostraron emocionados. Fernanda, sin conocer el trasfondo entre Hern¨¢n y Fabi¨¢n, al ver a Sabrina, solo murmur¨® un despectivo "qu¨¦ suerte tiene", sin m¨¢sentarios. 16:21 Pedro y se?ora Guerrero se adntaron con entusiasmo. -Hern¨¢n... Intentaron har, pero Hern¨¢n los interrumpi¨®. Mir¨® a Pedro y a se?ora Guerrero. -?Son los padres de Fabi¨¢n? Pedro y se?ora Guerrero se sorprendieron un poco, pero asintieron. -Hern¨¢n, ?conoces a nuestro Fabi¨¢n? Hern¨¢n sonri¨® con un significado profundo. -No solo lo conozco, sino que tenemos unarga historia. Pedro y se?ora Guerrero intercambiaron miradas, emocionados. Pero antes de que pudieran asimr su sorpresa, Hern¨¢n continu¨®. -Si no fuera por su hijo, que destroz¨® mi cl¨ªnica varias veces, no me habr¨ªa retirado tan pronto para disfrutar de mi vejez. D¨ªganme, ?deber¨ªa agradecerle a su hijo? Pedro y se?ora Guerrero se quedaron congdos, sus rostros se pusieron p¨¢lidos. Pedro, temndo, dijo: -Hern¨¢n, ?no habr¨¢ alg¨²n malentendido? Hern¨¢n ech¨® un vistazo fr¨ªo a Fabi¨¢n, que estaba l¨ªvido, y solt¨® una risa amarga. -Su hijo irrumpi¨® en mi consultorio y casi me destroza. Si no hubiera sido por Sabrina, mis viejos huesos habr¨ªan acabado destrozados. Hoy, en lugar de estar en mi fiesta de cumplea?os, estar¨ªan en un funeral. 16:21 Chapter 523 Cap¨ªtulo 523 Pedro sinti¨® c¨®mo el sudor le corr¨ªa por frente. Sab¨ªa bien que Fabi¨¢n siempre andaba meti¨¦ndose en l¨ªos por todosdos. Si no fuera por Andr¨¦ y Jorge Olivares, esos dos buenos hermanos que siempre le sacabans casta?as del fuego, Fabi¨¢n ya estar¨ªa en serios problemas. La verdad es que Fabi¨¢n no ten¨ªa muchas habilidades. Originalmente, Pedro no quer¨ªa entregar el control del Grupo Guerrero a Fabi¨¢n. Pero, ?qu¨¦ se le iba a hacer si ten¨ªa dos hermanos tan talentosos? Con Andr¨¦ y Jorge, solo con que le dieran unos cuantos pedidos a el Grupo Guerrero, empresa pod¨ªa mantenerse a flote e incluso prosperar. Adem¨¢s, el Grupo Guerrero contaba con varios gerentes de departamento muypetentes, y Fabi¨¢n solo ten¨ªa que disfrutar de los beneficios. Si surg¨ªa alg¨²n problema, Andr¨¦ siempre estaba dispuesto a ayudar. Con el respaldo del Grupo Carvalho, Fabi¨¢n ten¨ªa todo para ganar sin mucho esfuerzo. Pedro nunca se imagin¨® que Fabi¨¢n, sin decir una pbra, le hubiera causado un problema tan grave. Si no fuera por el lugar y ocasi¨®n, habr¨ªa querido abofetearlo ah¨ª mismo. Pedro busc¨® una excusa a toda prisa. -Hern¨¢n, de verdad lo siento mucho. Fabi¨¢n no te conoc¨ªa, por eso... Hern¨¢n levant¨® una ceja. -?As¨ª que seg¨²n t¨², familia Guerrero se dedica a abusar de los d¨¦biles y a temer a los fuertes? Pedro no se atrevi¨® a responder. Sus piernas temban sin control. Con Hern¨¢n molesto, familia Casta?o no tendr¨ªa que mover ni un dedo para llevar al Grupo Guerrero a bancarrota en poco tiempo. En ese momento, Andr¨¦, que hab¨ªa estado en silencio todo el tiempo, habl¨® de repente. -Fabi¨¢n, ?no vas a venir a disculparte con Hern¨¢n? La voz de Andr¨¦ fueo un balde de agua fr¨ªa que despert¨® a Fabi¨¢n. Fabi¨¢n era arrogante, pero no tonto. Sab¨ªa evaluar sus l¨ªmites. No se atrever¨ªa a meterse con alguien poderoso,o Gabriel. Pensaba que Hern¨¢n era solo un viejo sin influencia ni poder. Capitulo 523 ?Qui¨¦n dir¨ªa que ten¨ªa un trasfondo tan importante? Los ojos de Fabi¨¢n se mov¨ªan de undo a otro, incapaz de mirar a Hern¨¢n directamente. -Hern¨¢n, lo siento... Lo que pas¨® antes fue un malentendido, fue mi error. Espero que pueda pasar por alto mis iones y no lo tome en cuenta. Su disculpa no ten¨ªa ni rastro de orgullo o rencor. Hern¨¢n solt¨® una carcajada ir¨®nica. -?As¨ª que destruyes mi negocio y crees que con una disculpa basta? Muchacho, ?tus pbras valen tanto que sono oro? Fabi¨¢n tartamude¨®. -Yo... puedopensarlo... Hern¨¢n se rio. -?Acaso parezco necesitar dinero? La se?ora Guerrero, que estaba aldo de Pedro, guard¨® silencio. Solo Andr¨¦ manten¨ªa una actitud tranqu y segura. -Hern¨¢n, ?qu¨¦ tendr¨ªa que hacer Fabi¨¢n para que lo perdonaras? Hern¨¢n mir¨® a Andr¨¦ de reojo. Sabiendo qui¨¦n era Hern¨¢n, Andr¨¦ aun as¨ª manten¨ªa calma. Un joven admirable, aunque algo ciego en sus eliones. -No tienen que hacer nada -respondi¨® Hern¨¢n con desd¨¦n-. Porque haga lo que haga, no lo voy a perdonar. Soy alguien muy rencoroso. Luego se volvi¨® hacia Pedro y se?ora Guerrero. -Lo que ¨¦l hizo no afectar¨¢ a familia Guerrero. Pero, por favor, dense cuenta de que deben contrrlo mejor. Si sigue as¨ª, ser¨¢ un problema mayor. Hern¨¢n hizo una pausa, dejando entrever mucho con sus pbras. -Ah, una empresa en manos de alguien tan descontrdo no va a durar mucho. A pesar de su enojo, Hern¨¢n era un anciano y no iba a rebajarse. Pero con sus pbras, Pedro entendi¨® r¨¢pidamente lo que deb¨ªa hacer. El Grupo Guerrero necesitaba un nuevo heredero. El mensaje de Hern¨¢n no fue nada sutil, y Fabi¨¢n tambi¨¦n lo entendi¨®. Sus ojos se abrieron de par en par y sus mejis se ruborizaron,o si quisiera decir algo. Araceli, que estaba cerca, lo detuvo a tiempo. Ese d¨ªa era el cumplea?os de Hern¨¢n, y si Fabi¨¢n lo ofend¨ªa en fiesta... Chapter 524 Cap¨ªtulo 524 -Entonces, el Grupo Guerrero ya no tiene posibilidades de recuperarse. Fabi¨¢n se qued¨® en su lugar, sin atreverse a decir nada m¨¢s. Hern¨¢n volvi¨® su mirada hacia Fernanda. -?T¨² eres exsuegra de Sabrina? Al ver elportamiento de Hern¨¢n, Fernandaprendi¨® que ¨¦l no estaba ah¨ª para hacerse amigos. Estaba ah¨ª para ajustar cuentas. El rostro de Fernanda se ensombreci¨®. -S¨ª -respondi¨® con una sonrisa forzada, empujando a Thiago hacia adnte-. Hern¨¢n, este es el hijo de Sabrina, se ma Thiago. Thiago salud¨® con cortes¨ªa. -H, Hern¨¢n. Hern¨¢n respondi¨® con un leve asentimiento, sin prestar demasiada atenci¨®n al muchacho. -Hando de ello, debo decir que fue gracias a Fernanda que conoc¨ª a Sabrina. Fernanda se qued¨® perpleja. -?Gracias a m¨ª? -S¨ª, si no fuera porque ten¨ªas ese viejo problema de migra?as, Sabrina no habr¨ªa hecho todo lo posible por encontrarme. Con tal de conseguir medicina para ti, estuvo pidi¨¦ndome ayuda durante seis meses. Fernanda, ?qu¨¦ tal te han sentados medicinas? Fernanda no pod¨ªa creer ques medicinas que Sabrina le entregaba cada mes proven¨ªan de Hern¨¢n. Hab¨ªa estado tom¨¢nds durante dos a?os. El m¨¦dico le hab¨ªa hecho ex¨¢menes y, despu¨¦s de d¨¦cadas con ese problema, estaba casi curada. Solo necesitaba mantener un buen estado de ¨¢nimo y tomar otras medicinas para consolidar el tratamiento, y no volver¨ªa a sufrir ataques. Fernandaent¨® sin pensarlo: -Hern¨¢n, sus medicinas... son muy efectivas. Hern¨¢n volvi¨® su atenci¨®n a Thiago, que permanec¨ªa de pie en silencio. -Te mas Thiago, ?verdad? Tu mam¨¢, para obtener un spray especial para ti, se cort¨® mano recogiendo hierbas. Todav¨ªa tiene una cicatriz. Todos miraron mano de Sabrina. En efecto, en el dorso de su mano hab¨ªa una cicatriz leve. Sin embargo, nadie le hab¨ªa prestado atenci¨®n antes. 16.21 Los ojos de Andr¨¦ se oscurecieron. Record¨® que una vez, cuando Thiago tuvo una rei¨®n al¨¦rgica en un restaurante, Sabrina sac¨® un spray y lo salv¨®. Result¨® que hab¨ªa sido un esfuerzo arduo de Sabrina para conseguirlo de Hern¨¢n. Andr¨¦ mir¨® a Sabrina, con emociones encontradas. Sin embargo, Sabrina permanec¨ªa impasible,o si estuviera frente a un grupo de extra?os. Incluso al ver a Thiago, no mostraba ninguna emoci¨®n. Por alguna raz¨®n, Andr¨¦ sinti¨® una oleada de frustraci¨®n. De repente, pens¨® que haber aceptado el divorcio hab¨ªa sido una m decisi¨®n. La voz de Hern¨¢n reson¨® de nuevo. -Sabrina har¨ªa cualquier cosa por su familia. Siempre quise conocer a su familia. Pero,mentablemente, a pesar de todo el esfuerzo de Sabrina, ninguno de ustedes vino a mi tienda. Los ojos de Fernanda se humedecieron. Intent¨® justificarse. -Hern¨¢n, no es que no quisi¨¦ramos ir, es que e nunca nos dijo... En ese momento, Sabrina, que hab¨ªa permanecido en silencio, interrumpi¨® a Fernanda. -Fernanda, primera vez que te llev¨¦s medicinas, te pregunt¨¦ si quer¨ªas conocer a Hern¨¢n. Dijiste que para qu¨¦ ibas a conocer a un simple m¨¦dico. Fernanda abri¨® boca, pero no pudo decir nada. Hab¨ªa pronunciado esas pbras. Baj¨® vista hacia Thiago. -Despu¨¦s de que te recuperaste, te dije que deb¨ªamos conocer al abuelo que te cur¨®. Dijiste que prefer¨ªas salir con se?ora Vargas, que no ten¨ªas tiempo para conocer al abuelo, que mejor fuera yo s. Thiago baj¨® cabeza, avergonzado. Finalmente, Sabrina mir¨® a Andr¨¦. -Andr¨¦, te lo mencion¨¦ muchas veces, que me pa?aras a agradecer a Hern¨¢n por su ayuda. Dijiste que si necesitaba dinero, que tu asistente me lo enviara, que no ten¨ªas tiempo para preocuparte por esas cosas. Chapter 525 Cap¨ªtulo 525 Andr¨¦ se qued¨® sin pbras. No recordaba en absoluto cu¨¢ndo Sabrina le hab¨ªa mencionado eso. O quiz¨¢s, todo lo que e le dec¨ªa rara vez lo tomaba en cuenta. Por un momento, el tiempo parec¨ªa haberse detenido, y el aire se sent¨ªao si estuviera congdo. Pedro miraba a Fabi¨¢n con una furia intensa, jur¨¢ndose a s¨ª mismo que, al regresar, sin duda lo har¨ªa pagar caro. Fernanda tambi¨¦n se arrepent¨ªa en su interior. Si hubiera sabido que quien le tra¨ªas medicinas era Hern¨¢n, jam¨¢s habr¨ªa dejado pasar oportunidad de verlo. Si hubiera ido, ahora ser¨ªa e quien estar¨ªa aldo de Hern¨¢n. Con ese pensamiento, Fernandanz¨® una mirada de resentimiento hacia Sabrina. Esa mujer despreciable, seguramente ya sab¨ªa qui¨¦n era Hern¨¢n y a prop¨®sito no llev¨® a conocerlo. Al ver estima que Hern¨¢n ten¨ªa por Sabrina, despu¨¦s de esta noche, Sabrina seguramente se convertir¨ªa en una figura prominente en sociedad. Si e y Andr¨¦ a¨²n no se hubieran divorciado, familia Carvalho obtendr¨ªa innumerables beneficios. Qui¨¦n lo dir¨ªa, esa mujer, que parec¨ªa tan torpe, ten¨ªa m¨¢s habilidad de que aparentaba. Fernanda sent¨ªa un poco de arrepentimiento en su interior, pero su naturaleza orgullosa le imped¨ªa admitir que hab¨ªa juzgado mal. Disimdamente empuj¨® a Thiago. -Thiago, ?no dec¨ªas que hace mucho no ves a tu mam¨¢ y extra?as? Ahora que est¨¢ aqu¨ª, ve a har con e. Entre madre e hijo no hay rencores que duren. Fernanda pod¨ªa intentar acercarse a Hern¨¢n, pero rebajarse a hgar a alguien que antes hab¨ªa menospreciado... Eso no lo soportar¨ªa ni en apariencia ni en su interior. Sin embargo, tampoco quer¨ªa dejar pasar esta oportunidad ¨²nica, y Thiago era mejor opci¨®n para romper el hielo. A pesar de ello, antes de que Thiago pudiera moverse, una voz infantil se escuch¨® a lo lejos. -?Se?orita Sabrina, Hern¨¢n! Inmediatamente, una peque?a figura corri¨® hacia ellos. Al ver qui¨¦n era, Hern¨¢n sonri¨® de oreja a oreja. -?Vaya, si es Romeo! Romeo levant¨® cabeza y pregunt¨®: -Hern¨¢n, ?c¨®mo toqu¨¦ hoy el viol¨ªn? Hern¨¢n le acarici¨® cabeza con cari?o. -Por supuesto que lo hiciste muy bien, has mejorado mucho desde ¨²ltima vez en el jard¨ªn de ni?os. 16:22 Al ver esta escena, Fernanda casi se queda boquiabierta. E conoc¨ªa a Romeo y sab¨ªa que Sabrina estaba ayudando a cuidar de ¨¦l. Pero, ?por qu¨¦ Romeo y Hern¨¢n parec¨ªan tan cercanos? ?Ser¨ªa por Gabriel? Fernanda no quer¨ªa admitir que su cercan¨ªa se deb¨ªa a Sabrina. Mientras pensaba en esto, Gabriel, alto y apuesto, se acerc¨® lentamente. -Hern¨¢n, Sabrina. Hern¨¢n asinti¨® con cabeza a modo de saludo, sin familiaridad que mostraba al har con Sabrina, indicando que su rci¨®n con Gabriel era m¨¢s distante. Al ver a Gabriel, Sabrina frunci¨® levemente el ce?o, recordando el asunto de Nicol¨¢s. Sin embargo, evidentemente no era el momento adecuado para abordarlo. Tras estas pbras, Hern¨¢n no prolong¨® conversaci¨®n y se dispuso a marcharse. El coraz¨®n de Araceli, que hab¨ªa estado en vilo,enz¨® a calmarse. No obstante, justo cuando Hern¨¢n estaba pasando a sudo,o si recordara algo, se detuvo. Los dedos de Araceli se contrajeron involuntariamente, y su expresi¨®n se tens¨®. Hern¨¢n mir¨®. -?Te sientes mejor de tu enfermedad? Araceli sinti¨® que sus palmas estaban empapadas de sudor fr¨ªo. -S¨ª... s¨ª, gracias por preocuparte, Hern¨¢n. Hern¨¢n respondi¨®: -No es que me preocupe, solo quiero asegurarme de que no arruines mi reputaci¨®n. 212 Chapter 526 Cap¨ªtulo 526 -Despu¨¦s de todo, ahora es raro ver a alguien que finja estar enfermo cuando no lo est¨¢ -dijo Hern¨¢n mientras se alejaba, apoyado por Sabrina y con una sonrisa en el rostro. Araceli se qued¨® p¨¢lida, queriendo defenderse, pero no tuvo tiempo antes de que Hern¨¢n se fuera. Fabi¨¢n mir¨® a Araceli con extra?eza, sin entender del todo situaci¨®n. Fernanda, por su parte, permaneci¨® impasible,o si ya lo hubiera anticipado. Andr¨¦, en cambio, ten¨ªa una mirada tan profunda que parec¨ªa m¨¢s oscura que noche... Hern¨¢n apenas dio una vuelta con Sabrina antes de regresar al sal¨®n de descanso. Su avanzada edad y su aversi¨®n pors reuniones sociales hac¨ªan que solo pa?ar a Sabrina hasta ah¨ª ya fuera un gran esfuerzo. En el cuarto, Sabrina prepar¨® una bebida caliente para Hern¨¢no muestra de agradecimiento. -No tienes que agradecerme -dijo Hern¨¢n, tomando taza con indiferencia-. Simplemente no soporto a esos j¨®venes que solo saben aprovecharse de los m¨¢s d¨¦biles. Bebi¨® un sorbo de bebida caliente y mir¨® a Sabrina. -Sabrina, ya estoy viejo y hay muchas cosas ens que no puedo involucrarme. As¨ª que esto es lo m¨¢ximo que puedo hacer por ti. Los ojos de Sabrina se llenaron de gratitud. -Lo s¨¦, Hern¨¢n, de verdad, muchas gracias. Si Hern¨¢n no hubiera decidido revr su identidad, podr¨ªa haber enfrentado a Fabi¨¢n y Andr¨¦ de cualquier manera. Pero al hacerlo, quedaba atrapado pors limitaciones de su propio estatus y hab¨ªa muchas cosas que no pod¨ªa hacer. Sabrina sab¨ªa que, aunque Hern¨¢n era un anciano con un car¨¢cterplicado, tambi¨¦n era incre¨ªblemente amable. De lo contrario, no le habr¨ªa proporcionado a Fernanda dos a?os de medicinas, ni se habr¨ªa esforzado tanto para crear un aerosol especial para Thiago, utilizando valiosas hierbas. -Cada quien tiene su destino -prosigui¨® Hern¨¢n-. Originalmente, no quer¨ªa meterme en los asuntos des nuevas generaciones. Pero tu situaci¨®n es diferente: no solo careces del apoyo de familia de tu madre, sino que tambi¨¦n te encuentras constantemente bajo presi¨®n. En estos tiempos, ya no basta con tener talento y esforzarse para alcanzar el ¨¦xito. Por eso, Hern¨¢n decidi¨® ayudar a Sabrina de una manera tan poco usual. -Hoy en d¨ªa, es casi imposible lograr algo grande sin el respaldo de una familia poderosa. Sabrina, eres lo suficientemente talentosa y trabajadora, solo te falta un poco de ayuda y suerte. Espero que sepas aprovechar esta oportunidad. 1/22 16.02 Capitulo 526 Hern¨¢n estaba preocupado de que Sabrina pudiera rechazar su ayuda, ya que hab¨ªa tomado iniciativa sin consultarlo primero. Pero Sabrina acept¨® su gesto de buena gana. -Entiendo, Hern¨¢n. Agradezco mucho todo lo que hace por m¨ª -respondi¨® Sabrina con sinceridad. Hern¨¢n sonri¨®, satisfecho de que no rechazara su ayuda por orgullo. -No creas que nuestra familia Casta?o es tan poderosa solo por ser grande. Si no fuera por el imperio que constru¨ª, esos muchachos no ser¨ªan nada. En mi ¨¦poca, hab¨ªa muchas m¨¢s oportunidades y era m¨¢s f¨¢cil tener ¨¦xito. Con un suspiro pesado, Hern¨¢n a?adi¨®: -Realmente es dif¨ªcil para los j¨®venes de hoy. ticaron un poco m¨¢s hasta que alguien m¨® a puerta. Julio entr¨®, con intenci¨®n de har con Hern¨¢n. Mir¨® a Sabrina con duda en el rostro, lo que e interpret¨®o una se?al de que deb¨ªa retirarse. Sabrina encontr¨® una excusa y sali¨® de habitaci¨®n. Poco despu¨¦s, se encontr¨® con Est. -?Sabrina! -dijo Est con una sonrisa-. No esperaba que conocieras a Hern¨¢n. Junto a Est estaban Nerea y Ynda, quienes miraban a Sabrina con curiosidad. -Sabrina, tienes conexiones con Hern¨¢n, itu red de contactos es incre¨ªble! -ent¨® Ynda con admiraci¨®n-. Noo algunas personas que solo saben aprovecharse de los dem¨¢s. 16:24 Chapter 527 Cap¨ªtulo 527 Al escuchar esto, Ynda hizo una mueca de disgusto,o si hubiera recordado algo desagradable. -Hace un momento vi que Eva tambi¨¦n lleg¨®... Est¨¢ all¨¢, code¨¢ndose con esos peces gordos de dinero y poder. Solo es una hija ileg¨ªtima, ?por qu¨¦ hace tanto rde? El d¨ªa que se sepa su verdadero origen, me pregunto si seguir¨¢ tan orgullosa. Nerea, siendo m¨¢s serena que Ynda, le respondi¨® con suavidad: -Yoli, no hables as¨ª. Pero Ynda no ocult¨® su desd¨¦n. -Lo que digo es cierto. Como amigas cercanas, todas sab¨ªan bien lo que hab¨ªa pasado con Sabrina en familia Ramos. Ynda, aunque apenas hab¨ªa visto a Eva unas pocas veces, sent¨ªa una aversi¨®n particr hacia e. No obstante, siendo amigas de Sabrina, era f¨¢cil que tuvieran prejuicios contra Eva. Despu¨¦s de todo, Sabrina hab¨ªa pasado a?os luchando s, despreciada por su familia pol¨ªtica, y al final, divorciada. Los Ramos, en lugar de apoyao familia, hab¨ªan elevado a una hija ileg¨ªtima a un lugar tan alto. Erao una bofetada en cara de Sabrina. Mientras conversaban, Gloria y Eva se acercaron al grupo. Gloria, al ves, exm¨® sorprendida: -?Sabrina conoce a Est? Ynda y Nerea eran desconocidas para Gloria, pero Est era una dama conocida en el c¨ªrculo social, alguien que pocos no reconoc¨ªan. Los ojos de Eva se ensombrecieron al recordar algo que Federico le hab¨ªaentado. -Eva, ?sab¨ªas que Sabrina estudi¨® en el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria? La ¨²ltima vez que cen¨¦ con se?orita de familia Vald¨¦s, me pregunt¨® por Sabrina y mencion¨® que sol¨ªan ser buenas amigas. El matrimonio entre Federico y familia Vald¨¦s era pr¨¢cticamente un hecho. Sabrina ahora era aprendiz de Hern¨¢n, hab¨ªa crecido junto a Marcelo, el futuro l¨ªder de familia nco, y ten¨ªa a Esto su amiga ¨ªntima. Su rci¨®n con Gabriel tambi¨¦n era buena, y su exmarido hab¨ªa sido Andr¨¦. Eva de repente sinti¨® que deb¨ªa reconsiderar su percepci¨®n de Sabrina. De repente, el celr de Eva son¨®. Al ver el nombre en panta, una expresi¨®n de sorpresa cruz¨® por su rostro. Era Nicol¨¢s. Desde que hab¨ªa llegado, no hab¨ªa visto a Nicol¨¢s. Antes, si ¨¦l sab¨ªa que e estaba en alg¨²n lugar, no tardaba en busca. Contest¨® mada: 16:245 Capitulo 527 -Nico... No lleg¨® a terminar frase cuando escuch¨® voz d¨¦bil y entrecortada de Nicol¨¢s al otrodo de l¨ªnea. -Eva, Sabrina me golpe¨® y estoy encerrado en un almac¨¦n, ?ven a rescatarme r¨¢pido! La sorpresa se reflej¨® en los ojos de Eva. -Est¨¢ bien, voy a enviar a alguien a buscarte de inmediato. Est ys dem¨¢s hab¨ªan estado conversando con Sabrina solo un momento antes de retirarse. Era el d¨ªa de Sabrina, y Hern¨¢n quer¨ªa darle protagonismo, as¨ª que muchos quer¨ªan conoce. Las amigas no quisieron robarle demasiado tiempo. Gloria, al ver que Eva se iba nuevamente, suspir¨® en su interior, pensando en lo ocupada que estaba Eva. Cuando se dispon¨ªa a acercarse a Sabrina, una figura esbelta se le adnt¨® y lleg¨® antes que e. El rostro de Gloria se ensombreci¨® al instante. La primera vez que intent¨® har con Sabrina, e estaba con Hern¨¢n. Finalmente, cuando Hern¨¢n se hab¨ªa tomado un descanso, Sabrina hab¨ªa empezado a har con Est ys dem¨¢s. Ahora que es se hab¨ªan ido, alguien m¨¢s se hab¨ªa adntado. Sabrina, despu¨¦s de despedir a Est y sus amigas, buscaba a Gabriel cuando alguien se interpuso en su camino. Al levantar vista, vio un rostro apuesto y sereno. -?Andr¨¦? -dijo Sabrina alzando mirada hacia el hombre frente a e-. ?Qu¨¦ sucede? Chapter 528 Cap¨ªtulo 528 Su actitud era distante,o si enfrentara a un extra?o, sin mostrar m¨¢s m¨ªnima emoci¨®n. La garganta de Andr¨¦ se tens¨® inexplicablemente. -Thiago hace mucho que no te ve. ?No piensas ir a verlo? Sabrina respondi¨®: -Estoy ocupada aqu¨ª. Con esas pbras, lo rechaz¨®. Andr¨¦, con voz grave, replic¨®: -Por m¨¢s ocupada que est¨¦s, ?no tienes ni unos minutos para ver a tu hijo? Sabrina esboz¨® una leve sonrisa. -Tal vez ¨¦l no quiera verme. ?No vino se?orita contigo? Con e es suficiente. El ce?o de Andr¨¦ se frunci¨® ligeramente. -Eres madre de Thiago. Por m¨¢s que Araceli sea importante para ¨¦l, nunca podr¨¢ reemzarte. Sabrina no se inmut¨®. Andr¨¦ quiso decir algo m¨¢s, pero Gabriel se acerc¨® r¨¢pidamente a Sabrina. Se inclin¨® hacia su o¨ªdo y susurr¨®: -Nicol¨¢s ya despert¨®. La expresi¨®n de Sabrina cambi¨® levemente. Cuando Nicol¨¢s hab¨ªa arrastrado, Sabrina no hab¨ªa puesto resistencia. Quer¨ªa resolver ese gran problema antes de su presentaci¨®n. Llevaba un spray de defensa personal en su bolsillo, as¨ª que no le tem¨ªa. Por eso, fingi¨® no poder escapar y dej¨® que Nicol¨¢s llevara a un almac¨¦n. Nicol¨¢s intent¨® encerra en ese cuarto. Con undrillo, Sabrina lo dej¨® inconsciente de un golpe. Mientras pensaba c¨®mo lidiar con el inconsciente Nicol¨¢s, Gabriel lleg¨®. Con actuaci¨®n inminente, tuvo que dejar el asunto en manos de Gabriel. Sabrina pregunt¨® en voz baja: -?Cu¨¢l es situaci¨®n de Nicol¨¢s ahora? 16.2 -Como es el nieto de Hern¨¢n, no podemos matarlo y dejarlo todo en silencio. Lo encerr¨¦ en el almac¨¦n -respondi¨® Gabriel. Hizo una pausa antes de continuar: -Si familia Casta?o pregunta, di que fue culpa m¨ªa. Hern¨¢n no me har¨¢ nada. Sabrina neg¨® con cabeza. -El problema con Nicol¨¢s es m¨ªo. No se quedar¨¢ tranquilo. -?Ya se conoc¨ªan? -pregunt¨® Gabriel, levantando una ceja. ¨¦l pens¨® que Nicol¨¢s hab¨ªa intentado coquetear con Sabrina por su belleza, y que e, apresurada por actuaci¨®n, hab¨ªa decidido dejarlo inconsciente. -S¨ª-contest¨® Sabrina, justo cuando Julio se acerc¨®. -Se?orita Ib¨¢?ez -dijo Julio con una sonrisa cort¨¦s, aunque sus ojos no reflejaban ninguna alegr¨ªa. No ten¨ªa buena impresi¨®n de Sabrina. -El se?or Hern¨¢n necesita har contigo sobre algo. Sabrina lenz¨® una mirada a Julio. Carolina le hab¨ªa contado que Julio era su exnovio. Parec¨ªa un buen tipo, pero en realidad era unpleto sinverg¨¹enza, sin ninguna des cualidades de fidelidad de Hern¨¢n. -Por favor, se?or Casta?o, gu¨ªe el camino. Ante situaci¨®n, Andr¨¦ instintivamente dio un paso para seguirlos. -Se?or Carvalho, por favor, qu¨¦dese. El se?or Hern¨¢n solo pidi¨® ver a se?orita Ib¨¢?ez -dijo Julio, deteniendo a Andr¨¦. Gabriel tambi¨¦n quiso seguir, pero Julio lo detuvo cons mismas pbras. -Si necesitan algo de Sabrina, mejor hablen conmigo. Estoy m¨¢s al tanto de todo -dijo Gabriel con voz profunda. Sabrina sab¨ªa que Gabriel quer¨ªa protege. -Se?or Castillo, esp¨¦reme aqu¨ª. No se preocupe, estar¨¦ bien. Adem¨¢s, Hern¨¢n est¨¢ all¨ª. Gabriel no insisti¨® en seguir. Era cierto, con Hern¨¢n presente, Sabrina no corr¨ªa peligro. Sin embargo... Sabrina era una extra?a, mientras que Nicol¨¢s era el nieto de Hern¨¢n. Era evidente qui¨¦n tenia m¨¢s peso. Sabrina sigui¨® a Julio. 212 Despu¨¦s de caminar un rato, Julio se detuvo y le dijo: -Sabrina, no s¨¦ c¨®mo conociste a mi abuelo y a Carolina, pero te advierto, al¨¦jate de ellos. 16:24 Chapter 529 Cap¨ªtulo 529 -?Qui¨¦n eres t¨²? -pregunt¨® Sabrina de repente. Julio se qued¨® perplejo, pensando que Sabrina no conoc¨ªa su identidad. Justo cuando iba a har, Sabrina continu¨®: -?Por qu¨¦ deber¨ªa escucharte? Julioprendi¨® entonces que Sabrina no ignoraba qui¨¦n era ¨¦l, sino que lo desafiaba intencionalmente. Una sonrisa burlona asom¨® ensisuras de losbios de Julio. -Sabrina, no creas que porque te ganaste al viejo y a Carolina, yo no puedo contigo. No era de extra?ar que Nicol¨¢s detestara tanto; esta mujer, en verdad, sab¨ªa c¨®mo hacerse detestar. Sabrina sonri¨® ligeramente, respondiendo sin rodeos. -Si realmente pudieras hacerme algo, ?por qu¨¦ me dir¨ªas todo esto? ?Por qu¨¦ no vas directamente con Hern¨¢n y Carolina para desenmascararme? ?No es eso lo que quieres? E odiaba a los tipos traicioneros, especialmente a aquelloso Julio, que no recordaban favores. Andr¨¦ pod¨ªa ser un desgraciado, pero al menos era ro en su desgracia. Julio, por otrodo, era distinto. Era exactamenteo esos sujetos de los que haban en l¨ªnea, que primero cortaban con su inter¨¦s amoroso una vez que se sent¨ªan seguros. Era incluso m¨¢s despreciable que Andr¨¦. Julio frunci¨® el ce?o. No era particrmente bueno para discutir, as¨ª que se qued¨® sin pbras, pero sus ojos reflejaban una mirada cortante y punzante. Ambos caminaron en silencio hasta llegar a puerta de s de descanso de Hern¨¢n. Al entrar, encontraron habitaci¨®n llena de gente. Nicol¨¢s ya hab¨ªa sido atendido; su cabeza estaba envuelta en una venda nca. En ese momento, Eva estaba a sudo, preguntando por su bienestar. -Nico, ?est¨¢s seguro de que no necesitas ir al hospital? El rostro de Nicol¨¢s, de fiones marcadas, mostraba un leve matiz de palidez. -No es necesario -respondi¨® sin darle importancia. Federico y Mart¨ªn tambi¨¦n estaban all¨ª, con caras serias, sentados en unas sis. Capitulo 529 Para sorpresa de Sabrina, adem¨¢s de ellos, hab¨ªa un hombre de mediana edad sentado aldo de Hern¨¢n. Los ojos de Sabrina se movieron con curiosidad. Marcelo y este hombre ten¨ªan un parecido notable. ?Podr¨ªa ser el padre de Marcelo? Sabrina y Marcelo eran amigos de toda vida, sin secretos entre ellos. Sab¨ªa que Marcelo hab¨ªa crecido solo con su madre, sin un padre. La madre de Marcelo le hab¨ªa dicho que lo hab¨ªa criado s y que su padre no sab¨ªa de su existencia porque e hab¨ªa decidido no interferir en su vida. Marcelo siempre recordaba eso y nunca hab¨ªa buscado a su padre biol¨®gico. Una vez, Sabrina le pregunt¨® a Marcelo si odiaba a su padre. Marcelo respondi¨®: -No lo odio, fue eli¨®n de mi madre, no tiene nada que ver con ¨¦l. Ahora, viendo al hombre de mediana edad, Sabrina no pudo evitar observarlo m¨¢s detenidamente. El hombre emanaba un aire de elegancia y sofisticaci¨®n. Aunque ya no era joven, su encanto no hab¨ªa disminuido, proyectando una madurez y presencia que los hombres j¨®venes no ten¨ªan. Parec¨ªa notar mirada de Sabrina, y levant¨® los ojos para mira, esbozando una sonrisa amable y amistosa. Sabrina le devolvi¨® una sonrisa cort¨¦s. Luego se volvi¨® hacia Hern¨¢n para saludarlo. -Hern¨¢n Hern¨¢n asinti¨® con cabeza, su expresi¨®n dif¨ªcil de leer. -Nicol¨¢s dice que fuiste t¨² quien lo golpe¨®. Sabrina asinti¨®. -S¨ª, Hern¨¢n. Estaba camino a mi presentaci¨®n cuando Nicol¨¢s me intercept¨® e intent¨® arrastrarme. Temiendo que me hiciera da?o, lo golpe¨¦ para defenderme. Luego, se?or Castillo lleg¨® y, preocupado de que Nicol¨¢s intentara vengarse y afectara mi presentaci¨®n, decidi¨® encerrarlo en habitaci¨®n. Sabrina cont¨® los hechos con calma. Nicol¨¢s escuch¨® sin cambiar su expresi¨®n. -?Por qu¨¦ iba a hacerte da?o? 212 Sabrina respondi¨®: -Eso deber¨ªas pregunt¨¢rselo al se?or Casta?o. ?Por qu¨¦ intent¨® llevarme a fuerza? Chapter 530 Cap¨ªtulo 530 Sabrina no eligi¨® ocultar verdad ni mentir. Hab¨ªa c¨¢maras de seguridad all¨ª, verdad se podr¨ªa ver f¨¢cilmente. Hern¨¢n mir¨® a Nicol¨¢s y le pregunt¨®: -Nicol¨¢s, ?qu¨¦ pasa aqu¨ª? ?Por qu¨¦ intentaste llevarte a Sabrina? Nicol¨¢s se frot¨® cabeza con dolor. -E y yo tuvimos algunos problemas en el pasado. Tem¨ªa que se acercara a mi abuelo con intenci¨®n de vengarse de m¨ª y de nuestra familia, los Casta?o. Hern¨¢n, con expresi¨®n de duda, pregunt¨®: -?Ustedes se conoc¨ªan de antes? No pod¨ªa imaginar c¨®mo Sabrina y Nicol¨¢s podr¨ªan haber tenido alg¨²n tipo de conexi¨®n. Nicol¨¢s no respondi¨® de inmediato, sino que mir¨® a Mart¨ªn. La situaci¨®n de Sabrina era delicada; no se sab¨ªa si familia Ramos estar¨ªa dispuesta a reconoce de nuevo. Si familia Ramos decid¨ªa no acepta, ¨¦l buscar¨ªa otra raz¨®n. Sabrina, al notar mirada de Nicol¨¢s, sonri¨® para s¨ª. No esper¨® a que Mart¨ªn dijera algo y habl¨® con tranquilidad: -Nicol¨¢s me enga?¨® para llevarme a una habitaci¨®n y arruinar mi reputaci¨®n. Al escuchar eso, Mart¨ªn mir¨® a Sabrina con sorpresa. No pod¨ªa creer que Sabrina tuviera el valor de distorsionar verdad frente a todos. ?No tem¨ªa que confrontaran con los hechos? Sin embargo, Sabrina era su hija y, a pesar de que sab¨ªa que estaba mintiendo, no corrigi¨®. Sabrina hab¨ªa sufrido mucho a lorgo de los a?os. En aque ocasi¨®n, Nicol¨¢s deb¨ªa haber asumido responsabilidad por e. Era¨²n que los hombres asumieran m¨¢s responsabilidad en esos casos. Mart¨ªn permaneci¨® en silencio, y Federico y Eva tampoco dijeron nada. La expresi¨®n de Hern¨¢n se oscureci¨® al escuchar esto. Golpe¨® mesa con fuerza. -?Nicol¨¢s! ?C¨®mo pudiste hacer algo tan despreciable? Julio intervino: -Abuelo, no podemos juzgar solo con una versi¨®n de los hechos. -?Una s versi¨®n? -Hern¨¢n solt¨® una risa burlona-. Si no hubiera hecho algo as¨ª, ya habr¨ªa protestado. Julio mir¨® a Nicol¨¢s y not¨® que no ten¨ªa intenci¨®n de defenderse, frunciendo un poco el ce?o. Este tipo, ?no sabe que podr¨ªa defenderse un poco? Nicol¨¢s, al darse cuenta de lo que Julio estaba pensando, simplemente se encogi¨® de hombros sin preocupaciones. -Abuelo, entre Sabrina y yo no pas¨® nada. Si no me crees, puedes preguntarle a e. El asunto hab¨ªa sido presenciado por muchas personas en su momento; no ten¨ªa sentido ocultarlo. En lugar de negar todo y ser descubierto, era mejor admitirlo abiertamente. Hern¨¢n estaba confuso. -?Qu¨¦ es lo que realmente ocurri¨®? Hern¨¢n era bastante estricto con generaci¨®n de sus hijos, peroo muchos abuelos, era m¨¢s indulgente con sus nietos. Nicol¨¢s hab¨ªa sido su nieto favorito cuando a¨²n estaba en familia Casta?o. Sin embargo, aunque fuera su nieto querido, no perdonar¨ªa un acto tan inmoral. Pero Sabrina y Nicol¨¢s no estaban siendo ros. Todo parec¨ªa confuso y Hern¨¢n no entend¨ªa qu¨¦ hab¨ªa sucedido realmente. -?Cof, cof! En ese momento, Mart¨ªn no pudo seguir cado. Finalmente habl¨®: -Hern¨¢n, esta Sabrina... en realidad es una hija de familia Ramos. Hern¨¢n levant¨® una ceja. -?Una hija de familia Ramos? ?Por qu¨¦ nunca lo mencionaron? Mart¨ªn se sinti¨® un poco inc¨®modo. -La idea era que aprendieras res primero antes de anunciar su identidad... A edad de Hern¨¢n, hab¨ªa visto de todo. Con solo escuchar esas pocas pbras, entendi¨® parte de situaci¨®n. -Sabrina... ?es tu hija? -...S¨ª. -?Hija ileg¨ªtima? -pregunt¨® Hern¨¢n. Sabrina era m¨¢s joven que Eva, y primera suposici¨®n de Hern¨¢n fue que Sabrina era una hija ileg¨ªtima. Chapter 531 Cap¨ªtulo 531 Mart¨ªn sent¨ªa un profundo cari?o por se?ora Ramos, eso era un hecho conocido por todos en el c¨ªrculo social. De lo contrario, no habr¨ªa estado tantos a?os sin una mujer a sudo. Pero lo que se dijera afuera era asunto de los dem¨¢s; en alta sociedad hab¨ªa demasiadas hadur¨ªas, y Hern¨¢n no cre¨ªa en ese supuesto amor eterno. Que Mart¨ªn tuviera una hija ileg¨ªtima no era realmente una sorpresa para nadie. Mart¨ªn abri¨® boca, queriendo decir algo. Pero inexplicablemente se qued¨® en silencio. Como si lo estuviera aceptando. En ese momento, Sabrina habl¨®: -Hern¨¢n, yo no soy hija de familia Ramos, mi apellido es Ib¨¢?ez, no Ramos. Federico habl¨® con firmeza: -Aurora, no hagas berrinche. Sabrina gir¨® hacia Federico: -No estoy haciendo berrinche, estoy diciendo verdad. A menos que... Se detuvo un instante y mostr¨® una expresi¨®n que era una mez entre una sonrisa y una bu. -?El se?or Federico siempre ha pensado que es un hijo ileg¨ªtimo? El rostro de Federico se oscureci¨® de inmediato. S¨ª, Sabrina era una hija ileg¨ªtima. Entonces... ?¨¦l qu¨¦ era? Aunque hab¨ªa guardado rencor hacia su madre por haberlo abandonado y nunca haberlo visitado en tantos a?os, ahora su madre ya no estaba. E era leg¨ªtima se?ora Ramos, y eso era un hecho que nadie pod¨ªa cambiar. Mart¨ªn not¨® el cambio en actitud de Federico y frunci¨® ligeramente el ce?o. Finalmente, suspir¨® con resignaci¨®n. -Hern¨¢n, e no es una hija ileg¨ªtima, es mi hija leg¨ªtima. Hern¨¢n observ¨®s expresiones de todos y levant¨® una ceja, fingiendo no entender. -Tengo entendido que se?ora Ramos falleci¨® poco despu¨¦s de dar a luz a su hija menor, Capitulo 531 Eva. Mart¨ªn mir¨® a Eva de reojo. Eva permanec¨ªa quieta, sin mostrar ninguna se?al de nerviosismo ante inminente revci¨®n de su identidad, manteni¨¦ndose serena y confiada. Eva era una hija en que Mart¨ªn hab¨ªa puesto gran esfuerzo, era inteligente y talentosa, en nada inferior a cualquier muchacho. Mart¨ªn ten¨ªa grandes expectativas puestas en e. La familia Ramos hab¨ªa invertido en Eva, utilizando los mejores recursos, pero si Eva no hubiera sido tan inteligente, ni con los mejores recursos habr¨ªa logrado mucho. Mart¨ªn recorri¨® con su mirada los rostros de los presentes, cada uno con sus emociones. Esa hija, ¨¦l deb¨ªa protege a toda costa. Mart¨ªn suspir¨® y sonri¨® con amargura: -La madre de ellos en realidad no falleci¨®, sino que dej¨® familia Ramos. Aurora... Hizo una pausa y ar¨®, por si alguien no estaba al tanto del nombre de Sabrina: -Es decir, Sabrina, fue hija que tuvo despu¨¦s de dejar familia Ramos. Aunque Mart¨ªn intent¨® ocultar un poco verdad, lo que dec¨ªa no era falso. Sabrina, por supuesto, se dio cuenta de que Mart¨ªn intentaba ocultar que Eva era una hija ileg¨ªtima. Hern¨¢n mostr¨® una expresi¨®n deprensi¨®n repentina: -Entonces, ?Sabrina no es tu hija ileg¨ªtima? -As¨ª es respondi¨® Mart¨ªn-. Pero yo no sab¨ªa de esto en aquel entonces, me enter¨¦ de existencia de Sabrina hace apenas unos a?os. Posteriormente, al trae de regreso a familia Ramos, surgieron algunos conflictos y Sabrina se fue enojada. Federico no dijo nada. Eva permaneci¨® en silencio. Incluso Sabrina no ten¨ªa intenci¨®n de har. Hern¨¢n continu¨®: -?Y lo que Sabrina mencion¨® antes, c¨®mo se explica? Mart¨ªn ar¨®: 15.05 Capitulo 531 -En el cumplea?os de Sabrina, hace a?os, se descubri¨® que Nicol¨¢s y Sabrina estaban en misma habitaci¨®n... Hern¨¢n, hoy vine a verte por este asunto. Cuando Sabrina se fue, situaci¨®n no se resolvi¨®. Por eso, estoy aqu¨ª para pedirte que tomes una decisi¨®n y hagas que Nicol¨¢s se responsabilice por Sabrina. Apenas termin¨® de har, dos voces sonaron al un¨ªsono. -No es necesario. -Yo me niego. Eran Sabrina y Nicol¨¢s. Hern¨¢n los mir¨® a ambos: -?Es esto lo que Sabrina quiere, o es tu decisi¨®n? Chapter 532 Cap¨ªtulo 532 Julio, al escuchar, mostr¨® una expresi¨®n de sorpresa. El asunto de Sabrina golpeando a Nicol¨¢s, aparentemente, el abuelo no ten¨ªa intenci¨®n de culpar a Sabrina. Al escuchars pbras de Mart¨ªn, actitud de Hern¨¢n resultaba a¨²n m¨¢s enigm¨¢tica. ?Si era idea de Sabrina, realmente quer¨ªa que Nicol¨¢s asumiera responsabilidad por Sabrina? Hab¨ªa escuchado que Sabrina no solo hab¨ªa estado casada, sino que ten¨ªa un hijo de cinco a?os. Y Nicol¨¢s, ni siquiera se hab¨ªa casado. Es cierto que no estaba a altura de Eva, pero... ?casarse con Sabrina? ?Ser¨¢ que este tal Sabrina le dio alguna especie de hechizo al abuelo? En ese momento, Sabrina habl¨®. -Hern¨¢n, no necesito que ¨¦l se responsabilice. Hern¨¢n respondi¨®: -Sabrina, aunque casarte con Nicol¨¢s pueda parecerte un sacrificio, el que hayan tenido esta oportunidad no es algo f¨¢cil de encontrar. Si decides unirte a familia Casta?o, personalmente me encargar¨¦ de tu dote... Hern¨¢n hizo una pausa y a?adi¨®: -?Qu¨¦ te parece si te ofrezco el cinco por ciento des iones del Grupo Casta?o? Todos quedaron at¨®nitos. -??Abuelo?! -exmaron. -??Hern¨¢n?! -reionaron otros sorprendidos. Ese cinco por ciento de iones no sonabao mucho. Pero el Grupo Casta?o era una entidad inmensa con una familia numerosa. Las iones distribuidas entre los hijos ya eran pocas. Hern¨¢n todav¨ªa conservaba una parte des iones. Nicol¨¢s ni siquiera pose¨ªa un cinco por ciento de es. Julio, quien hab¨ªa demostrado habilidad en el Grupo Casta?o, hab¨ªa llegado a ser gerente de una des divisiones, y apenas ten¨ªa ese cinco por ciento. Ahora Hern¨¢n, con una s deraci¨®n, ofrec¨ªa tanto a una persona externa, lo cual inevitablemente provoc¨® carargas entre todos. 16.05 Capitulo 532 Mientras todos estaban sorprendidos, Valentino, quien hab¨ªa permanecido en silencio, tambi¨¦n habl¨® de repente. -Sabrina, si aceptas ser adoptada por familia nco, estoy dispuesto a darte un diez por ciento des iones. Hern¨¢n al ofrecer el cinco por ciento hab¨ªa puesto a Valentino bajo mucha presi¨®n. Afortunadamente, los nco eran pocos y contrban todass iones. Ofrecer un diez por ciento no era un reto para ¨¦l. Antes de que todos pudieran procesar lo que Hern¨¢n hab¨ªa dicho, Valentinonz¨® otra bomba con su oferta. La sorpresa dej¨® a todos sin pbras. Julio incluso pens¨® que estaba alucinando. Una mujer que ya hab¨ªa estado casada, que Hern¨¢n se viera influenciado podr¨ªa pasar, pero ?por qu¨¦ los nco tambi¨¦n se involucraban? Hern¨¢n mir¨® a Valentino con cierta molestia. -nco, ?est¨¢s tratando depetir conmigo? Valentino asinti¨® y respondi¨®: -Hern¨¢n, ya te mencion¨¦ lo que pasa con mi hijo. ¨¦l est¨¢ interesado en algo m¨¢s y se niega a regresar a familia nco. Gloria no tiene ambiciones y es una convencida del no matrimonio, as¨ª que no puedo confiarle el Grupo nco. Ahora mi ¨²nica esperanza es Marcelo. Mientras dec¨ªa esto, mir¨® a Sabrina y, con su cara usualmente seria, logr¨® esbozar una peque?a sonrisa. -?Sabrina, verdad? Soy el padre biol¨®gico de Marcelo. Escuch¨¦ que crecieron juntoso si fueran familia. Si eres familia de Marcelo, tambi¨¦n lo ser¨¢s nuestra. Puedes marme padre, igual que Marcelo... Las pbras de Valentino fueron interrumpidas por un tosido de Mart¨ªn. -?Cof! Pero a Valentino no le import¨® si ofend¨ªa a Mart¨ªn. La familia nco estaba a punto de quedarse sin herederos, y ¨¦l no pod¨ªa preocuparse por eso ahora. Valentino lo hab¨ªa decidido, si Marcelo estaba decidido a casarse con Sabrina, que as¨ª fuera. Sin importar el costo, ten¨ªa que asegurarse de que Sabrina se uniera a ellos hoy. 212 Chapter 533 Cap¨ªtulo 533 La escena frente a Nicol¨¢s era tan absurda que parec¨ªa sacada de una obra de teatro. Si no fuera porques personas involucradas eran su abuelo Hern¨¢n y el conocido se?or nco, habr¨ªa pensado que Sabrina hab¨ªa contratado actores. Al escuchars condiciones tan altas que Valentino estaba proponiendo, Hern¨¢n se enfureci¨®. -Sabrina, si decides casarte con alguien soltero y en edad de matrimonio de familia. Casta?o, te dar¨¦ el diez por ciento des iones. Las iones del Grupo Casta?o estaban bastante repartidas entre los miembros de familia y Hern¨¢n solo pose¨ªa un quince por ciento. Al escuchar esto, tanto Nicol¨¢so Julio cambiaron de expresi¨®n. -?Abuelo! -exm¨® Nicol¨¢s-. ?C¨®mo puedes dar algo tan valioso a una extra?a? En ese momento, Nicol¨¢s pens¨® que su abuelo hab¨ªa perdido raz¨®n. Hern¨¢n lo mir¨® de reojo y respondi¨®: -Si se casa con alguien de familia Casta?o, ya no ser¨¢ una extra?a, ?verdad? Nicol¨¢s solt¨® una risa que bordeaba lo rid¨ªculo. -Puede que no sea el m¨¢s destacado de familia Casta?o, pero ?pretendes que me case con una simple chica de campo? ?Abuelo, de verdad has perdido cordura? Hern¨¢n frunci¨® el ce?o y le espet¨®: -?No seas irrespetuoso! ?Qui¨¦n te ha ense?ado a har as¨ª? -Es que e... Sin embargo, antes de que Nicol¨¢s pudiera terminar, Sabrina lo interrumpi¨®. -Se?or Casta?o -dijo con firmeza-, yo soy de Cartagena, Colombia, el lugar donde estamos, no de un pueblo. Adem¨¢s, me gradu¨¦ del Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria en Chile, una universidad reconocida. Por lo que s¨¦, universidad a que t¨² asististe no separa con un instituto de renombre mundialo ese. Me pregunto de d¨®nde sacas confianza para marme ignorante. Sabrina mantuvo un semnte sereno y no dej¨® que presencia de Hern¨¢n intimidara. -As¨ª que ahora, te exijo que te disculpes por tus pbras inapropiadas. Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, ?en serio? Nicol¨¢s mir¨® a Sabrina con sorpresa. Seg¨²n ¨¦l sab¨ªa, e apenas hab¨ªa ingresado a una universidad mediocre gracias a influencia de familia Ramos. Sabrina, al ver confusi¨®n en el rostro de Nicol¨¢s, solt¨® una sonrisa ir¨®nica. La arrogancia y los prejuicios sono una monta?a en el coraz¨®n des personas. Nunca hab¨ªa dicho que ten¨ªa ms calificaciones, pero alguien hab¨ªa difundido ese rumor sobre e. Nicol¨¢s mir¨® a su abuelo, buscando apoyo. Hern¨¢n habl¨® con un tono firme: -Sabrina tiene raz¨®n. P¨ªdale disculpas de inmediato. Nicol¨¢s no pod¨ªa entender por qu¨¦ Hern¨¢n defend¨ªa a Sabrina. -Abuelo, yo soy tu nieto, ?por qu¨¦ defiendes a una extra?a? ?No me digas que te ha hechizado? Hern¨¢n lo mir¨® con desd¨¦n: -No digas que eres mi nieto. Con esa inteligencia, me haces quedar mal. Nicol¨¢s no supo qu¨¦ decir. Julio, quien hab¨ªa estado observando, abri¨® boca para har, pero Hern¨¢n lo detuvo con mirada. -Julio, es mejor no meterse en lo que no te concierne si no conoces todos los hechos. Julio cerr¨® boca de inmediato. Hern¨¢n hizo un gesto con mano: -Nicol¨¢s, disculpate con Sabrina ahora mismo, o deja de marme abuelo. Sus pbras eran contundentes. Nicol¨¢s, viendo que no ten¨ªa m¨¢s opci¨®n, baj¨® cabeza y se disculp¨® con Sabrina. -Sabrina, lo siento. A pesar de su disculpa, Sabrina no mostr¨® ninguna intenci¨®n de perdonarlo, lo que ramente iod¨® a Nicol¨¢s. Con Hern¨¢n presente, Nicol¨¢s no pod¨ªa confronta directamente, as¨ª que repiti¨® su disculpa con mayor sinceridad. -Sabrina, fue un malentendido, perd¨®n. Nicol¨¢s sent¨ªa que situaci¨®n era terriblemente injusta. ¨¦l era el ofendido, pero le tocaba disculparse. No era justo. Antes de que Sabrina pudiera responder, Mart¨ªn intervino con una sonrisa, tratando de suavizar situaci¨®n. Chapter 534 Cap¨ªtulo 534 -Son solo travesuras de ni?os, Hern¨¢n. No hace falta que les des importancia - dijo Mart¨ªn mientras miraba a Sabrina. -Auri, pap¨¢ quiere har contigo a ss a?adi¨®. Sabrina no ten¨ªa muchas ganas de har con Mart¨ªn, pero sab¨ªa que necesitaba que familia Ramos le ayudara con los documentos de su educaci¨®n. Asinti¨® con suavidad. Justo cuando se preparaba para irse, Valentino intervino tambi¨¦n: -Se?orita Ib¨¢?ez, me gustar¨ªa har con usted m¨¢s tarde. ?Tendr¨¢ un momento libre? Al ver a Valentino, Sabrina sospech¨® que quiz¨¢s se trataba de algo rcionado con Marcelo. Acept¨®: -ro, se?or nco. Valentino, satisfecho, sonri¨®. Era un joven educado y bien preparado. Despidi¨¦ndose de Hern¨¢n, Sabrina sali¨® de habitaci¨®n junto a Mart¨ªn y Federico. Solo Eva permaneci¨® en el cuarto. Hern¨¢n observ¨® de reojo, casi sin que se notara, y pregunt¨®: -Eva, ?no vas con ellos? Eva sonri¨® con ligereza y neg¨® con cabeza: -No, se?orita Ib¨¢?ez probablemente no quiera verme. Tan prontoo se cerr¨® puerta, Federico habl¨® directamente: -Sabrina, no puedes aceptar ser adoptada por familia nco. Sabrina mantuvo mirada serena: -?Por qu¨¦ no? -Eres una Ramos. Ser hija de los nco, ?qu¨¦ sentido tiene eso? Sabrina respondi¨®: -?A qui¨¦n le importa de qui¨¦n sea hija? Al fin y al cabo, nadie lo sabe. Adem¨¢s, ser adoptada por los nco me dar¨¢ un diez por ciento des iones. Desde hace tiempo, Sabrina hab¨ªa escuchado a Mart¨ªn y Federico discutir sobre presentao hija adoptiva al p¨²blico. Federico se mostr¨® un poco molesto, pero no lo dej¨® ver. -Sabrina, loszos familiares no se miden con dinero. 16.2 Capitulo 534 Sabrina lo mir¨® y replic¨®: -?Entonces con qu¨¦ se miden? ?Con afecto? Federico abri¨® boca, pero no pudo decir nada. A pesar de ser hermanos, llevaban a?os sin verse y su rci¨®n no era cercana. Adem¨¢s, desde que Sabrina hab¨ªa regresado, no hab¨ªa pasado mucho tiempo con familia Ramos. Sus dos hermanos eran indiferentes con e y su rci¨®n con Eva eraplicada. Federico, por su parte, estaba siempre ocupado con el trabajo y apenas iba a casa. No pod¨ªa argumentar con confianza sobre los v¨ªnculos afectivos. En ese momento, Mart¨ªn intervino: -Auri, lo que familia nco te ofrece, yo tambi¨¦n puedo d¨¢rtelo. Ya hab¨ªa pensado en ofrecerte un diez por ciento des iones. Sabrina sab¨ªa que nada en el mundo era gratuito. Si aceptaba esas iones, estar¨ªa bajo el control de familia Ramos y probablemente le pedir¨ªan que se casara por conveniencia. Con una expresi¨®n tranqu, Sabrina dijo: -No necesito esas iones. Lo que quiero es que mi nombre en los certificados de estudios coincida con el actual. Espero que puedan ayudarme a cambiarlo. Mart¨ªn frunci¨® el ce?o: -Auri, ?no te gusta este nombre? Sabrina sonri¨® ligeramente: -Nadie quiere ser sombra de otro, ?verdad? Mart¨ªn se apresur¨® a explicar: -Auri, te est¨¢s equivocando. El nombre no es para que seas sombra de alguien, sino... Sabrina lo interrumpi¨®: -No importa el motivo, ya no es relevante. No necesitas explic¨¢rmelo. Lo que quiero ahora es que familia Ramos me d¨¦ los documentos de adopci¨®n y carta de reconocimiento para que pueda corregirlo. Mart¨ªn intent¨® persuadi: -Si no te gusta este nombre, puedes ser Sabrina Ramos... Sabrina Ramos suena bien. Mir¨¢ndolo con calma, Sabrina respondi¨®: -Es solo un nombre. ?Es vergonzoso llevar el apellido de mi madre? Este nombre fue elegido por e, es su ¨²nico legado en este mundo. ?No eras t¨² quien nunca pod¨ªa olvida? Entonces, ?por qu¨¦ te molesta tanto un nombre? Chapter 535 Cap¨ªtulo 535 -Mart¨ªn no pudo articr pbra. Pasado un instante, suspir¨® y dijo: -Est¨¢ bien, ll¨¢mateo quieras. Esta vez he venido a buscarte para traerte de vuelta a casa. Auri... Sabrina, lo que pas¨® antes fue culpa m¨ªa por ser demasiado impulsivo. Te pido disculpas y espero que no me guardes rencor. Mart¨ªn ten¨ªa esa capacidad de adaptarse as situaciones, lo que le hab¨ªa permitido reconciliarse con madre de Sabrina en m¨¢s de una ocasi¨®n. Sabrina permaneci¨® impasible y dijo: -Acepto tu disculpa, pero ya tengo mi propia vida y no quiero volver. Espero que puedas ayudar con los tr¨¢mites para el cambio de nombre. Mart¨ªn intent¨® persuadi una vez m¨¢s: -Sabrina, deja de hacer berrinches. S¨¦ que no has vivido bien estos a?os fuera. Esa familia Carvalho no supo valorar a mi hija. Sabrina, yo me encargar¨¦ de que paguen por lo que te hicieron. Sabrina neg¨® con cabeza: -No es necesario. Soy adulta y puedo encargarme de estas cosas por m¨ª misma. Si no hay nada m¨¢s, me voy. Mart¨ªn quer¨ªa decir algo m¨¢s, pero Federico lo detuvo y le sacudi¨® cabeza suavemente. -Pap¨¢, Sabrina todav¨ªa est¨¢ molesta. D¨¦j que se calme por un tiempo. Mart¨ªn respondi¨® con voz grave: -Pero si acepta adopci¨®n de familia nco... -No lo har¨¢ -dijo Federico-. Acabamos de dejar ra nuestra postura. Si acepta adopci¨®n, se pondr¨ªa en nuestra contra. La familia Ramos no le ha hecho nada malo. Desde que volvi¨®, no le ha faltado nada material ni econ¨®mico. Adem¨¢s, no le exigiste tantoo a Eva. Lo que pas¨® en fiesta con Nicol¨¢s habr¨ªa sido vergonzoso en cualquier familia. Y le diste una opci¨®n. No deber¨ªa resentirte por eso. Al fin y al cabo, sigues siendo su padre biol¨®gico. Mart¨ªn solt¨® un pesado suspiro: -Eso espero. Despu¨¦s de dejar a Mart¨ªn, Sabrina no fue directamente a ver a Valentino, sino que m¨® a Marcelo. -Compa?ero, ?d¨®nde est¨¢s? Tengo que har contigo. Marcelo, consciente de que Hern¨¢n hab¨ªa mado a Sabrina y habiendo visto a Valentino en el evento, intuy¨® que Sabrina habr¨ªa descubierto algo sobre su origen. Tras un momento de silencio, respondi¨®: -Te espero en el jard¨ªn trasero. Al llegar al jard¨ªn trasero, encontr¨® a Marcelo sentado en un banco del pabell¨®n, con una expresi¨®n sombr¨ªa y abatida. Durante alg¨²n tiempo, esa hab¨ªa sido expresi¨®n habitual de Marcelo, algo que Sabrina no hab¨ªaprendido hasta que vio a Valentino. Se sent¨® a sudo y le dijo: -Compa?ero, acabo de ver al se?or nco. Marcelo alz¨® cabeza bruscamente, sus ojos, normalmente mnc¨®licos, briban con una 16.26 intensidad inusitada. -?Qu¨¦ te dijo? ?Te amenaz¨® de alguna manera? -No-contest¨® Sabrina, negando con cabeza-, el se?or nco quiere adoptarme y ofrecerme un diez por ciento des iones. Marcelo se qued¨® perplejo: -?Est¨¢s segura de que no te amenaz¨®? Sabrina, por favor, no me ocultes nada. -No tengo por qu¨¦ ocultarte nada -respondi¨® Sabrina, mirando el jard¨ªn con su serena belleza-. Nos conocemos desde siempre; sabes que no soy des que se cans cosas. Marcelo se rj¨® un poco. Sabrina no era del tipo de persona que ocultaba cosas "por el bien de los dem¨¢s¡°. Marcelo inhal¨® profundamente yenz¨® a rtar su historia desde el principio, hasta llegar al final. Finalmente, dijo: -Sabrina, no quer¨ªa ocultarte nada. Simplemente... no quiero volver. Sab¨ªa que al contarle todo a Sabrina, e intentar¨ªa convencerlo de regresar. -?Por qu¨¦ no quieres volver? -pregunt¨® Sabrina-. La se?ora y el se?or nco no parecen tener un rencor profundo. ?Es por no aceptar a tu hermana por parte de padre? Chapter 536 Cap¨ªtulo 536 Marcelo sacudi¨® cabeza. -Lo que hizo su madre no tiene nada que ver con e, no voy a culpar por eso. Solo que... ya me acostumbr¨¦ a vida que llevo ahora y no quiero cambia tan f¨¢cilmente. Adem¨¢s, ya logr¨¦ mi libertad financiera y no quiero regresar a estar bajo restriones. Y adem¨¢s... Marcelo mir¨® a Sabrina. -Si regreso, el viol¨ªn solo se convertir¨¢ en un pasatiempo y desperdiciar¨ªa el esfuerzo que mi maestro ha puesto en m¨ª. Adem¨¢s, Andr¨¦ y Fabi¨¢n... est¨¢n constantemente acos¨¢ndote. No puedo quedarme tranquilo. Sabrina ya hab¨ªa adivinado el dilema de Marcelo. -Compa?ero, mi madre te form¨® no solo porque tienes talento, sino porque quer¨ªa que tuvieras una habilidad que te permitiera llevar una vida mejor. Sabes que e nunca querr¨ªa usar su "formaci¨®n"o una manera de atarte. Solo quiere que vivas bien. Celeste hab¨ªa apoyado a Marcelo durante a?os, trat¨¢ndoloo a un hijo propio. Marcelo lo ten¨ªa ro. -Pero si regreso a familia nco, no ser¨¢ f¨¢cil para nosotros vernos. Adem¨¢s, Andr¨¦ y los dem¨¢s est¨¢n al acecho, y temo que por ti s no puedas manejarlo. Sabrina, con solo una frase, disip¨® todass preocupaciones de Marcelo. -Compa?ero, si vuelves a familia nco, ?no ser¨ªa panido para ti ayudarme a enfrentar a Andr¨¦ y Fabi¨¢n? Los ojos de Marcelo briron. Durante los a?os en que Sabrina y ¨¦l tuvieron menos contacto, e siempre era molestada por los Ramos o los Carvalho. Le preocupaba que al irse, nadie estuviera all¨ª para protege o cuida. Pero, ?c¨®mo pudo olvidar que si adquir¨ªa poder, podr¨ªa ayuda a¨²n m¨¢s? Marcelo guard¨® silencio por un momento antes de har nuevamente, su voz de repente se torn¨® ronca. -Sabrina, s¨¦ que no sientes nada rom¨¢ntico por m¨ª. De lo contrario... habr¨ªas aceptado adopci¨®n de familia nco. Si te convirtieras en hija adoptiva de familia nco, Andr¨¦ y los dem¨¢s no se atrever¨ªan a molestarte. Con iones en el Grupo nco, Sabrina no tendr¨ªa m¨¢s preocupaciones financieras. Sabrina respondi¨®: -Compa?ero, no puedo aceptar algo sin haberlo ganado. Si aceptara esas iones, no podr¨ªa negarme a lo que familia nco me pidiera en el futuro. Adem¨¢s, no puedo aceptar adopci¨®n. Sabes bien mi rci¨®n con los Ramos. Aceptar adopci¨®n ser¨ªa un golpe para 12 ellos. Podr¨ªan incluso actuar contra familia nco. Lo que pas¨® entre Eva y yo eso una bomba para los Ramos. No tienen raz¨®n y no se atrever¨ªan a actuar. Pero si acepto adopci¨®n, nuestra rci¨®n se har¨ªa p¨²blica, y ellos podr¨ªan tergiversar todo, m¨¢ndome una hija ingrata. Al escuchar esto, el rostro de Marcelo cambi¨® un poco. No hab¨ªa pensado en eso. En Colombia, el respeto y lealtad a familia son primordiales. Rechazar a tus padres biol¨®gicos por unas iones y aceptar a otroso familia podr¨ªa destruir a Sabrina p¨²blicamente. Si alguien manipra opini¨®n p¨²blica... La gente que no conoce historiapleta, solo seguir¨ªa corriente, sin molestarse en entender por qu¨¦ Sabrina no quiere reconocer a su padre biol¨®gico. Marcelo asinti¨®. -Lo entiendo, har¨¦ personalmente con mi padre sobre este asunto. Marcelo necesitaba un momento de calma para ordenar sus pensamientos. Sabrina se fue s del jard¨ªn trasero. La repentina aparici¨®n de los Ramos hab¨ªa tomado por sorpresa. Lo de Nicol¨¢s siendo el nieto de Hern¨¢n tambi¨¦n le causaba preocupaci¨®n. Quiz¨¢s estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta de que alguien ven¨ªa en su diri¨®n hasta que choc¨® con ¨¦l. Sabrina volvi¨® en s¨ª. -Lo siento. -No hay problema -respondi¨® el hombre con una voz tan rao el agua. Sabrina levant¨® vista y al ver el rostro del hombre, qued¨® moment¨¢neamente sorprendida. El hombre ten¨ªa rasgos tan definidoso esculpidos, sus cejasrgaso espadas, ojos brinteso estres, y susbios formaban una suave sonrisao el agua. Chapter 537 Cap¨ªtulo 537 Ese hombre ten¨ªa una apariencia realmente impresionante. A decir verdad, entre los hombres que rodeaban a Sabrina, no hab¨ªa ninguno que se pudiera considerar feo. Incluso Fabi¨¢n, que era el m¨¢s despistado de todos, ten¨ªa fiones bien definidas y atractivas. Ni har de Gabriel, Marcelo y los dem¨¢s, cuyos niveles de atractivo superaban los noventa puntos. Sus tres hermanos de familia Ramos eran hombres de presencia impecable. Sin embargo, el hombre que ten¨ªa enfrente, superaba incluso a ellos en cuanto a belleza, y no se quedaba atr¨¢s enparaci¨®n con Andr¨¦. Recordando el pasado, Sabrina se hab¨ªa enamorado de Andr¨¦ con tanta facilidad por varias razones. Primero, porque ¨¦l hab¨ªa sabido de su embarazo y, no solo estaba dispuesto a asumir responsabilidad, sino que tambi¨¦n hab¨ªa enfrentado a su familia por e, haciendo que Sabrina lo vierao un hombre responsable y valiente. Pero lo principal era que Andr¨¦ ten¨ªa un rostro que era casi imposible de rechazar. De lo contrario, Araceli no habr¨ªa mentido descaradamente para convertirse en otra, dispuesta a todo con tal de rob¨¢rselo. Sabrina le ofreci¨® una sonrisa de disculpa al hombre y se alej¨® en seguida. Al girar por el pasillo, vislumbr¨® al hombre de figura esbelta y elegante, caminando en determinada diri¨®n. Una chispa de curiosidad se encendi¨® en sus ojos. ?Qui¨¦n era ese hombre? ?Acaso tambi¨¦n estaba ah¨ª para fiesta de cumplea?os de Hern¨¢n? Porque, hace un momento, e no lo hab¨ªa visto en el sal¨®n de fiesta. Ese pensamiento pas¨® fugazmente por su mente, pronto lo desecho. De vuelta en fiesta, se encontr¨® con Valentino. Antes de que Valentino pudiera explicar el motivo de su conversaci¨®n, Sabrina adnt¨®: -Se?or nco, ya he hado conpa?ero sobre su asunto. Dentro de tres meses, despu¨¦s de su ¨²ltimo concierto, deber¨ªa regresar. Espero que pueda darle un poco de tiempo. Los ojos de Valentino se iluminaron. -?De verdad ha aceptado volver? -No puedo asegurarlo al cien por ciento, pero tengo una confianza del ochenta por ciento -respondi¨® Sabrina-. Sin embargo,pa?ero es alguien muy sensible, necesita tiempo para procesar todo y tomar su decisi¨®n final. Espero que el se?or nco no se impaciente. La emoci¨®n de Valentino era evidente. -No me importa esperar, con tal de que regrese, eso es suficiente. Se?orita Ib¨¢?ez, le estoy muy agradecido. Record¨® algo y a?adi¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, sobre el tema de adopci¨®n que mencion¨¦ antes... Sabrina neg¨® con cabeza. -Aprecio su oferta, se?or nco, pero usted sabe rci¨®n que tengo con familia Ramos. Si aceptara adopci¨®n, no ser¨ªa algo favorable para familia nco. Cuando Valentino hab¨ªa considerado adoptar a Sabrina, a¨²n no sab¨ªa qui¨¦n era e realmente. Despu¨¦s de enterarse, solo hab¨ªa dudado por un momento antes de tomar su decisi¨®n. -Aunque familia Ramos sea poderosa, nuestra familia nco no se queda atr¨¢s. No temo ofender a Mart¨ªn. No deber¨ªa preocuparse por eso. Valentino estaba dispuesto a arriesgar todo con tal de que Marcelo regresara a familia nco. Ofender a alguien no era nadaparado con el peligro de dejar todo su legado en manos ajenas. Ya era mayor y no ten¨ªa intenciones de tener m¨¢s hijos o de intentarenzar de nuevo. Incluso si lograra tener otro hijo, si resultara sero Gloria, incapaz de seguir adnte, probablemente se enfadar¨ªa tanto que se levantar¨ªa de tumba. Hab¨ªa evaluado a Marcelo y sab¨ªa que ten¨ªa cualidades y valores dignos. Lo m¨¢s valioso era su bondad y disposici¨®n para ayudar a otros. Estaba seguro de que, si familia nco quedaba en sus manos, ¨¦l tratar¨ªa bien a Gloria. Por eso, estaba dispuesto a pagar cualquier precio para que Marcelo volviera. Sabrina sonri¨®. -Se?or nco,pa?ero y yo hemos crecido juntos, ¨¦l eso un hermano para m¨ª. Verlo bien es mi deseo. Entre familia, no deber¨ªan medirses cosas por intereses. Adem¨¢s,pa?ero ya ha hecho m¨¢s que suficiente por m¨ª. Chapter 538 Cap¨ªtulo 538 -Se?or nco, no se preocupe, lo que teme nunca suceder¨¢. Sin financiaci¨®n y los recursos de Marcelo, tanto el estudioo el concierto ser¨ªan imposibles de organizar en tan poco tiempo. Yo, reci¨¦n divorciada y sin recursos, no podr¨ªa lograrlo s. Para organizar un concierto no solo se necesita dinero, sino tambi¨¦n el lugar, equipo, personal, entre otras cosas indispensables. Valentino miraba a joven frente a ¨¦l, sintiendo de repente una oleada de verg¨¹enza. Quer¨ªa adoptar a Sabrina por razones ego¨ªstas, tem¨ªa que Marcelo no volviera al n nco, que se casara con e, o que e utilizara gratitudo arma. Pero e no buscaba rpensas, solo deseaba que Marcelo estuviera bien. Valentino finalmenteprendi¨® por qu¨¦ Hern¨¢n, un tipo que siempre hac¨ªa lo que quer¨ªa, ten¨ªa tanta estima por Sabrina. No era de extra?ar que Marcelo prefiriera renunciar a toda su fortuna antes que regresar. Esta chica lo merec¨ªa. Aunque Sabrina no quer¨ªa nada a cambio, Valentino a¨²n pensaba en el tema des iones. Ese diez por ciento era justo para e. Una vez que Marcelo volviera a familia nco, har¨ªa con ¨¦l sobre el asunto. Enga?ar a Sabrina para que firmara no deber¨ªa ser problema para Marcelo. Valentino asinti¨®, dejando dedo idea de adopta. -Entiendo -dijo. Luego, haron de otras cosas. Valentino se dio cuenta de que, aunque Sabrina no hab¨ªa crecido en familia Ramos, su manera de har y educaci¨®n no ten¨ªan nada que envidiarle a una damao Eva. Antes pensaba en ayudar a Sabrina a perfionarse, pero ahora ve¨ªa que no era necesario. Sabrina era incluso mejor que Gloria en muchos aspectos. Valentino se sentir¨ªa orgulloso de tener una hija tan excepcional. Con solo su esfuerzo, Sabrina hab¨ªa logrado tanto. La familia Ramos debi¨® invertir mucho en e. Adem¨¢s, por lo que escuch¨® en conversaci¨®n anterior, Sabrina no era una hija ileg¨ªtima, era hermana de Federico por parte de madre. Entonces, ?por qu¨¦ parec¨ªa tan invisible? ?Qu¨¦ intentaban esconder? Ni Valentino hab¨ªa o¨ªdo har de hija de Mart¨ªn, ni Gloria sab¨ªa de Sabrina. Pero no era asunto suyo preguntar sobre los problemas familiares de los dem¨¢s. Poco despu¨¦s, Sabrina se levant¨® para despedirse. Apenas sali¨® del cuarto, Gloria, que estaba esperando en el pasillo, se acerc¨® corriendo a Sabrina. -T¨² debes ser Sabrina, ?verdad? Yo soy Gloria, hermana de Marcelo por parte de padre. Ahora somos familia, puedes marme Gloria. La efusividad de Gloria dej¨® a Sabrina un poco desconcertada. -Mi pap¨¢ te habl¨® sobre adoptarte, ?verdad? Ahora seremos hermanas de verdad -dijo Gloria Cap¨ªtulo 538 mientras se quitaba un brazalete de jade. -No traje ning¨²n regalo cuando vine, as¨ª que este brazalete es para ti. Cuando entres oficialmente a familia nco, te dar¨¦ otro regalo. Sabrina, que sab¨ªa reconocer el valor, not¨® que el brazalete val¨ªa al menos tres millones. R¨¢pidamente respondi¨®: -Se?orita nco, gracias, pero por ahora no tengo intenci¨®n de unirme a familia nco. Gloria se qued¨® at¨®nita. -?No tienes intenci¨®n de unirte a familia nco? ?Qu¨¦ significa eso? Sabrina sonri¨® y explic¨®: -Marcelo pronto regresar¨¢ a familia nco, pero yo no aceptar¨¦ adopci¨®n por ahora. Chapter 539 Cap¨ªtulo 539 Al escuchar esto, el rostro de Gloria se ensombreci¨®, y decepci¨®n se hizo evidente en su expresi¨®n. R¨¢pidamente, insisti¨®: -?Acaso mi pap¨¢ se arrepinti¨® o te est¨¢ poniendos cosas dif¨ªciles? ?Te amenaz¨®? Dime y te ayudo a encontrar una soluci¨®n. Mirando a entusiasta joven frente a e, Sabrina pregunt¨®: -?De verdad quieres que me una a familia nco? -ro que s¨ª -Gloria asinti¨® con sinceridad-. Si regresas a familia nco, mi pap¨¢ dejar¨¢ de estar siempre encima de m¨ª. Sabrina, extra?ada, inquiri¨®: -?Por qu¨¦ se?or nco te vig tanto? Gloria, con un poco de verg¨¹enza, respondi¨®: -Soy un desastre para todo,o una floja que no se llena con nada, y en los estudios soy un desastre total, siempre quedo al final de lista. Mi pap¨¢ es muy exigente y siempre quiere que mejore. Cosaso el arte, m¨²sica y etiqueta social est¨¢n bien. Pero ¨²ltimamente me ha hecho estudiar negocios. Apenas escucho al profesor y me da sue?o... Y mi pap¨¢ sigue evalu¨¢ndome, si no paso, me quita mesada. Al decir esto, Gloria hizo un puchero, ramente frustrada. -Cada mes me deja sin dinero... es horrible. Si vienes a familia nco, ?podr¨ªas ayudarme un poco? Al escuchar historia de Gloria, Sabrina no pudo evitar sonre¨ªr ligeramente. Esta chica era bastante honesta. Sabrina pregunt¨®: -?No temes que regrese a familia nco ypita contigo por herencia o el cari?o de tu pap¨¢? Gloria respondi¨®: -Si puedes hacer que el Grupo nco crezca, empresa no me importa, mientras pueda vivir sin preocupaciones econ¨®micas, no tengo m¨¢s deseos. En cuanto al cari?o... -Gloria hizo una mueca de escepticismo-. El cari?o de pap¨¢ significa m¨¢s estudios y superaci¨®n, ese tipo de cari?o... que lo quiera quien quiera, yo paso. Sabrina no pudo contener risa, encontrando a joven frente a e realmente adorable. -Tu hermano regresar¨¢ despu¨¦s de su concierto, entonces se?or nco no deber¨ªa presionarte tanto con el estudio ent¨® Sabrina. -Bueno, verdad es que no querer estudiar es solo una parte. Tambi¨¦n me gustar¨ªa que hubiera m¨¢s hermanos en casa, ser¨ªa m¨¢s animado -confes¨® Gloria. La familia nco tiene pocos miembros, y su hermano muri¨® en un idente. En una casa tan grande, estar s es muy solitario. Gloria es de naturaleza alegre y envidia as familias con muchos hijos,o familia Casta?o. Los Ramos no son muchos, pero al menos Eva tiene tres hermanos. Capitulo 539 En ese momento, Gloria a¨²n no sab¨ªa que Sabrina era de los Ramos. Sabrina le devolvi¨® el brazalete de jade -Se?orita nco, guarde el brazalete por ahora. Gloria r¨¢pidamente recuper¨® el ¨¢nimo. -No, no importa si vienes o no a familia nco, este es un regalo de bienvenida para ti. Al decir esto, sonri¨® con picard¨ªa y le gui?¨® un ojo a Sabrina. -Y si no terminamos siendo hermanas, podr¨ªas ser mi cu?ada. Era evidente que Gloria ten¨ªa una personalidad abierta y generosa. Sabrina no insisti¨® m¨¢s -Bien, entonces lo aceptar¨¦. Gloria sonri¨® radiante. Le gustaba el car¨¢cter de Sabrina, nada de timidez ni falsedad. Gloria y Sabrina intercambiaron n¨²meros de contacto y, mientras caminaban hacia afuera, siguieron ticando. Gloria prontoenz¨® a mar a Sabrina por su nombre. -Sabrina, ?conoces a Eva? E es primera dama de sociedad,o un manual andante... Muy talentosa y muy guapa. Al llegar a este punto, hizo una pausa y mir¨® a Sabrina. -En todos estos a?os, no he visto a muchas que superen a Eva en belleza, pero Sabrina, t¨² eres una des pocas que no queda opacada por su presencia. En un rato, te presentar¨¦. 212 Chapter 540 Cap¨ªtulo 540 Sabrina escuchaba atentamente, sonriendo, sin decir una pbra. De regreso al sal¨®n principal, Gloria divis¨® de inmediato a Eva. Era imposible no nota; su belleza y porte destacaban en medio de multitud. No obstante, Eva estaba rodeada por un grupo de j¨®venes que, Gloria reconoci¨®, erans hijas des familias m¨¢s influyentes. Eva chaba animadamente con una chica de su misma edad, de rostro encantador. -?Ves a chica frente a Eva? -dijo Gloria-. Se ma Tania Fonseca, es una des mejores amigas de Eva y hija mayor de familia Fonseca. -?La familia Fonseca? -pregunt¨® Sabrina, intrigada. Gloria continu¨® explicando: -La familia Ramos, familia Vald¨¦s, familia Fonseca, familia Hoyos, familia Casta?o y nuestra, familia nco, sons seis familias m¨¢s destacadas entre lostinoamericanos de otras regiones. Lo que Gloria mencionaba eran solos familias de origen colombiano o de otros lugares de Am¨¦rica Latina. No inclu¨ªas familias extranjeras, ya que Hern¨¢n, con sus ideas tradicionales, nos hab¨ªa invitado. Sabrina se dio cuenta de que conoc¨ªa a m¨¢s de mitad de estas familias de ¨¦lite. No necesitaba presentaci¨®n sobre familia Ramos y familia Casta?o. La familia Vald¨¦s era familia de su amiga Est. La familia nco era de Marcelo. Solos familias Hoyos y Fonseca le eran desconocidas. -De familia Casta?o y familia nco ya sabes bastante, as¨ª que no te aburrir¨¦ con eso -continu¨® Gloria-. La familia Ramos tiene tres hijos y una hija, todos muy cotizados en el c¨ªrculo social. Actualmente, parece que el hermano mayor de familia Ramos est¨¢ neando unirse con familia Vald¨¦s en matrimonio. Gloria hizo una pausa, bajando un poco voz antes de continuar. -En cuanto a familia Hoyos... el actual jefe es un admirador de Eva. Dicen que lleg¨® a esa posici¨®n por e. Sabrina mir¨® a Gloria, curiosa. -?Por qu¨¦ dices eso? Gloria sonri¨®. -El jefe de familia Hoyos se ma Ulises Hoyos. Se dice que es un hijo ileg¨ªtimo poco apreciado. ¨¦l y su madre siempre vivieron en un segundo no dentro de familia, y ¨¦l nunca mostr¨® ambici¨®n, era bastante ap¨¢tico. Todo iba bien hasta que un d¨ªa, en una fiesta, conoci¨® Eva... Eva, siendo una dama tan codiciada, ten¨ªa admiradores por doquier. Alguieno Ulises, un Capitulo 540 hijo ileg¨ªtimo, no parec¨ªa tener oportunidad. No s¨¦ exactamente qu¨¦ pas¨® entre ellos, pero Eva dijo que solo le gustaban los m¨¢s fuertes. Y con solo esa frase, Ulises logr¨® convertirse en el jefe de familia Hoyos. Sabrina, intrigada, pregunt¨®: -Despu¨¦s de que Ulises se convirtiera en el jefe, ?Eva edi¨® a estar con ¨¦l? Gloria hizo una mueca. -¨¦l fue a pedir mano de Eva a familia Ramos, pero se?or Ramos lo ech¨®. Se dice que Ulises hizo cosas terribles para llegar a ser el jefe, y sus manos est¨¢n manchadas de sangre. ?C¨®mo podr¨ªa se?or Ramos entregar a Eva a alguien as¨ª? Ulises, aunque peligroso, es incre¨ªblemente devoto. Sigue esperando por Eva. Sabrina asinti¨®, sorprendida por cantidad de chismes que desconoc¨ªa cuando estaba en familia Ramos. Gloria continu¨®: -Y familia Fonseca tambi¨¦n es bastante peculiar. -?Peculiar? Gloria mir¨® a su alrededor y baj¨® a¨²n m¨¢s voz. -El jefe de familia Fonseca nunca ha aparecido en eventos oficiales. Es un hombre muy enigm¨¢tico. Sabrina pregunt¨®: -?Por qu¨¦ no aparece? -Hay rumores de que sufri¨® un idente de carro y qued¨® discapacitado, por lo que no asiste a estos eventos. Otros dicen que el idente lo dej¨® desfigurado, y que es tan feo que no se atreve a mostrarse. 16:29 Chapter 541 Cap¨ªtulo 541 Sabrina escuchaba con atenci¨®n mientras Gloria le contaba todos esos chismes. A trav¨¦s des pbras de Gloria, Sabrina se enter¨® de que Eva ten¨ªa muchos admiradores. Adem¨¢s, todos los que admiraban eran tipos bastante excepcionales. Nicol¨¢s, entre todos esos pretendientes, ni siquiera figuraba. -En realidad -dijo Gloria-, Nicol¨¢s no puede considerarse el prometido de Eva; eso fue solo una broma entres familias en su momento. Los dos han sido amigos desde infancia, pero ninguno de los dos se toma en serio ese supuesto promiso. Adem¨¢s, Nicol¨¢s no est¨¢ a altura de Eva. El t¨ªo de Nicol¨¢s es mucho m¨¢s impresionante que ¨¦l. Sabrina se enter¨® de que el t¨ªo de Nicol¨¢s podr¨ªa convertirse en el pr¨®ximo l¨ªder de familia Casta?o, y parece que tambi¨¦n estaba interesado en Eva. Nicol¨¢s sab¨ªa que no ten¨ªa muchas posibilidades, as¨ª que simplemente cuidaba en silencio. Por otrodo, parece que alguien de familia Fonseca tambi¨¦n ten¨ªa inter¨¦s en Eva, pero Gloria no estaba familiarizada con ellos; solo hab¨ªa escuchado sobre eso de algunas amigas. Con tantos pretendientes destacados interesados en Eva, no era de extra?ar que Mart¨ªn valorara tanto. -?Eva est¨¢prometida ahora? -pregunt¨® Sabrina. Gloria neg¨® con cabeza-. No, ni siquiera tiene novio. Parece que los hombres no le interesan mucho... Justo cuando Gloria termin¨® de har, Eva pareci¨® ver a alguien y se dirigi¨® hacia esa persona, salud¨¢nd activamente. Sabrina levant¨® una ceja, mostrando cierta sorpresa en sus ojos. Era Andr¨¦. ?Eva y Andr¨¦ se conoc¨ªan? Gloria sab¨ªa que Sabrina hab¨ªa estado casada y ten¨ªa un hijo de cinco a?os, y que su exmarido era Andr¨¦, pero nunca hab¨ªa visto una foto de ¨¦l. Al ver a Andr¨¦, Gloria tambi¨¦n se mostr¨® sorprendida. -?Es ¨¦l? -pregunt¨® Sabrina a Gloria. -S¨ª, lo conozco -respondi¨® Gloria-. Hace unos a?os, Eva particip¨® en un espect¨¢culo y alguien del grupo, por celos, sabote¨® su traje de actuaci¨®n. No solo le impidieron actuar, sino que casi hacen que Eva pase una verg¨¹enza. Fue ese se?or el que ayud¨® en ese momento. Eva le est¨¢ muy agradecida. Yo estaba justo por ver a Eva actuar y lo vi por casualidad. Gloria mir¨® en distancia y susurr¨®-. Es uno de los pocos hombres que he visto que no pod¨ªa apartar vista de Eva, que no quer¨ªa irse... Ni siquiera intercambiaron contactos ni se preguntaron sus nombres. Sabrina permaneci¨® en silencio. Andr¨¦ no era un hombre que se dejara llevar por belleza. E era m¨¢s atractiva que Araceli, pero ¨¦l siempre hab¨ªa elegido a Araceli sin dudar. En cierto sentido, Andr¨¦ era bastante fiel. 16:20 Capitulo 541 Sabrina no ten¨ªa muchas ganas de encontrarse con Eva, as¨ª que le dijo a Gloria-: Tengo cosas que hacer, nos vemos despu¨¦s. Gloriaprendi¨® que Sabrina era protagonista de fiesta y no pod¨ªa estar mucho tiempo all¨ª, as¨ª que asinti¨®. -Cuando tengamos oportunidad, te presentar¨¦ a Eva -a?adi¨® Gloria. Sabrina sonri¨® y se retir¨®... Despu¨¦s de fiesta, Gabriel llev¨® a Romeo de vuelta a casa. Dani y Carolina, que iban en misma diri¨®n, se fueron juntas. Marcelo hab¨ªa neado llevar a Sabrina, pero justo antes de irse, Gloria lo entretuvo. Sabrina, queriendo que los hermanos pasaran m¨¢s tiempo juntos, le envi¨® un mensaje a Marcelo y decidi¨® irse s en su carro. Afuera, lluvia ca¨ªa suavemente, empapando noche. Sin embargo, el ¨¢nimo de Sabrina no se vio afectado por haber visto a su padre biol¨®gico. 16-29 Chapter 542 Cap¨ªtulo 542 Sabrina hab¨ªa visto a trav¨¦s de sus favoritismos desde hac¨ªa tiempo, y no sent¨ªa gran conmoci¨®n al respecto. Para Mart¨ªn, no hab¨ªa diferencias entre es; ambas eran sus hijas de sangre. Despu¨¦s de haber vivido con Eva tanto tiempo y habe criado con esmero, no era dif¨ªcil entender por qu¨¦ prefer¨ªan a e. Eva hab¨ªa estado con ellos durante m¨¢s de veinte a?os, mientras que Sabrina solo llevaba unos pocos a?os en sus vidas. No hab¨ªa punto deparaci¨®n. El carro de Sabrina avanzaba bajo el manto de noche. No iba demasiado r¨¢pido. Desde que tuvo un idente automovil¨ªstico, rara vez conduc¨ªa a alta velocidad. En el sem¨¢foro, justo cuando luz roja cambiaba a verde, continu¨® su camino. Fue entonces cuando sus ojos se abrieron con sorpresa. Un peat¨®n cruzaba calle con luz roja. Sabrina, instintivamente, pis¨® con fuerza el freno. Sin embargo, ya era tarde; el carro impact¨® contra el peat¨®n. Afortunadamente, no iba r¨¢pido y logr¨® frenar de emergencia. Aun as¨ª, el sujeto qued¨® inconsciente tras el golpe. Sabrina se apresur¨® a revisar situaci¨®n y m¨® r¨¢pidamente a emergencias... En el hospital, el m¨¦dico sali¨® de s de urgencias y se dirigi¨® a Sabrina, quien esperaba afuera. -El paciente solo tiene una conmoci¨®n cerebral leve, est¨¢ fuera de peligro y deber¨ªa despertar pronto. Sabrina respir¨® aliviada. Aunque el hombre hab¨ªa cruzado imprudentemente, no deseaba que sufriera da?os graves. Despu¨¦s de ticar un poco con el m¨¦dico, entr¨® en habitaci¨®n del paciente. El hombre yac¨ªa en cama, a¨²n dormido. Sabrina se acerc¨® y smente ahora, con m¨¢s calma, pudo observar su rostro. Se qued¨® un momento perpleja. Era ¨¦l, el mismo tipo que hab¨ªa visto no hace mucho en fiesta de Hern¨¢n. Sabrina se sent¨® en una si cercana, esperando pacientemente a que despertara. Al cabo de unos treinta minutos,srgas pesta?as del sujeto se movieron ligeramente antes de abrir los ojos. Sabrina not¨® que hab¨ªa despertado y se acerc¨® a ¨¦l. -Ya despertaste, ?c¨®mo te sientes ahora? El hombre, con una mirada confusa, movi¨® sus ojos oscuros hacia e. -?Qui¨¦n eres t¨²? Su voz sonaba ronca y sus ojos a¨²n no enfocaban bien. Parec¨ªa noprender del todo situaci¨®n. -Se?or,mento mucho haberlo atropedo enz¨® Sabrina-. Pero usted fue quien cruz¨® con luz roja, as¨ª que responsabilidad principal es suya. De todos modos, ya he pagado sus gastos m¨¦dicos, no necesita preocuparse por eso. Si tiene alguna otra demanda, puede contactarme a trav¨¦s de polic¨ªa de tr¨¢nsito. Sabrina consideraba que era mejor dejars cosas ras desde el principio. No quer¨ªa El hombre permaneci¨® en silencio, sin decir pbra. Sabrina mir¨® su reloj, y a?adi¨®: -Es tarde, me ir¨¦ ahora. Ser¨ªa bueno que contactara a su familia para que lo cuiden. Cuando estaba a punto de marcharse, el hombre, que hab¨ªa estado cado, de repente habl¨®. -?Me atroperon? Sabrina se detuvo en seco, sorprendida por pregunta. Volte¨® a mirarlo con incredulidad. -?No lo sabes? Chapter 543 Cap¨ªtulo 543 El hombre escuch¨® y frunci¨® ligeramente el ce?o. -No lo recuerdo. Sabrina pens¨® que era algo rid¨ªculo. -?No recuerdas? ?Acaso te golpeaste cabeza y perdiste memoria? El m¨¦dico ya lo hab¨ªa examinado. Aparte de una leve conmoci¨®n cerebral y algunos rasgu?os, no hab¨ªa ning¨²n otro problema. -?Amnesia? -repiti¨® el hombre con desconcierto-. En realidad, no recuerdo nada. La respiraci¨®n de Sabrina se detuvo un instante mientras sus ojos se posaban firmemente en el rostro del hombre. El hombre parec¨ªa un tanto perdido. -?Sabes cu¨¢l es mi nombre? ?Ni siquiera recordaba su propio nombre? Eso era realmente aterrador. Sabrina no se atrevi¨® a demorarse m¨¢s y r¨¢pidamente presion¨® el timbre para mar al m¨¦dico de nuevo. Despu¨¦s de escuchar descripci¨®n de Sabrina, el m¨¦dico realiz¨® otra serie de pruebas al hombre. El diagn¨®stico final fue: -Siempre que hay una conmoci¨®n en el cerebro, existe posibilidad de p¨¦rdida de memoria. Y, antes de que despiertepletamente, no podemos detectarlo. El cerebro humano es misterioso y fr¨¢gil, y en casos de amnesia, no hay un tratamiento efectivo. Sabrina sinti¨® un dolor de cabeza. Hab¨ªa estado hando con el hombre y ¨¦l ni siquiera recordaba su nombre. No llevaba consigo ninguna identificaci¨®n, ni siquiera una billetera o celr. Parec¨ªa que hab¨ªa salido de prisa, sin tiempo de llevar nada. Frente a esta situaci¨®n, Sabrina no pod¨ªa manejarlo s, as¨ª que m¨® a Dani y Gabriel para que vinieran. Cuando Dani lleg¨® al hospital, no pudo evitar exmar: -?Vaya, es un gal¨¢n! Est¨¢ bastante bien parecido. El hombre sonri¨®. -Gracias por el cumplido. 16:30 Dani pens¨® que, adem¨¢s de ser guapo, parec¨ªa bastante educado. Sabrina mir¨® a Gabriel. -Se?or Castillo, parece que no es colombiano. No pude encontrar informaci¨®n sobre su identidad a trav¨¦s de polic¨ªa. ?Podr¨ªas ayudarme a investigar? Los ojos profundos de Gabriel tambi¨¦n se posaron en el rostro del hombre. El hombre lo mir¨® directamente, con una sonrisa inocente y sin malicia, y lo salud¨® cort¨¦smente. -H. Gabriel pregunt¨®: -?Recuerdas tu nombre? El hombre neg¨® con cabeza. -No lo recuerdo. -?Y qu¨¦ recuerdas? El hombre reflexion¨® un momento. -No recuerdo nada. De repente,o si hubiera recordado algo,ent¨®: -A¨²n tengo conocimientos b¨¢sicos de vida,oer, beber agua y leer. ?Eso cuenta? Gabriel se qued¨® en silencio, sintiendo que el hombre le estaba tomando el pelo. Sabrina explic¨®: -El m¨¦dico dijo que recordar cosas b¨¢sicas espletamente normal. Despu¨¦s de todo, solo ten¨ªa amnesia, no hab¨ªa perdido su capacidad de cuidarse. -Por cierto. -El hombre se?al¨® el cor en su cuello-. Not¨¦ que en el colgante de mi cor hay un car¨¢cter que dice ''R''. Sabrina pregunt¨®: -?Podr¨ªas mostr¨¢rnoslo? El hombre se quit¨® el cor y se lo entreg¨® a Sabrina. -ro. Sabrina lo examin¨® y not¨® que no era un cor valioso, sino de ta pura. El colgante ten¨ªa un dise?o sencillo, sin nada especial a simple vista. Tal vez lo hab¨ªa usado a menudo o lo hab¨ªa cuidado bien, ya que estaba limpio y brinte. Gabriel tambi¨¦n lo examin¨® detenidamente, pero no not¨® nada inusual, 213 16:30 Danient¨®: -Quiz¨¢s su nombre tiene esa pbra, ¡°. Sabrina medit¨® unos momentos y tom¨® varias fotos del hombre. -Se?or Castillo, creo que vi a este se?or en fiesta de Hern¨¢n. ?Podr¨ªas preguntar a los asistentes si alguien lo reconoce? Gabriel y Dani miraron sorprendidos. -?Lo has visto antes? Sabrina asinti¨®. -Pero fue en el jard¨ªn trasero. Puede que no sea alguien de fiesta de Hern¨¢n. Gabriel respondi¨®: -Est¨¢ bien, me encargar¨¦ de investigar. Hizo una mada y envi¨®s fotos del hombre y del cor a su asistente. Chapter 544 Cap¨ªtulo 544 Despu¨¦s de colgar el tel¨¦fono, Gabriel pregunt¨®: -La investigaci¨®n va a tomar tiempo, ?qu¨¦ neas hacer mientras tanto? Sabrina mir¨® al hombre y respondi¨®: -Primero, contratar a alguien para que lo cuide... No pudo terminar frase antes de que el hombre interrumpiera. -No estoy de acuerdo. Sabrina se detuvo y pregunt¨®: -?Tienes alguna otra solicitud? El hombre, con semnte serio, respondi¨®: -No estoy de acuerdo en que me dejes al cuidado de otra persona. Ahora que he perdido memoria, no conozco a nadie. ?Y si te escapas? ?Qu¨¦ har¨¦ entonces? Tienes que asumir responsabilidad por m¨ª. Sabrina frunci¨® el ce?o y dijo: -Pero fuiste t¨² quien cruz¨® en rojo. La polic¨ªa tiene registro de eso. -S¨ª, pero p¨¦rdida de memoria fue por tu culpa. Sabrina lo mir¨® fijamente: -Entonces, ?qu¨¦ sugieres? El hombre respondi¨®: -Hasta que recupere memoria o mi familia me encuentre, debes cuidarme. Sabrina guard¨® silencio por unos segundos antes de decir: -Puedo prestarte una cantidad de dinero suficiente para que te mantengas un tiempo... Antes de que pudiera terminar, ¨¦l interrumpi¨® de nuevo: -?Y si despu¨¦s de gastar ese dinero, a¨²n no recuerdo nada y mi familia no me encuentra? Sin identificaci¨®n ni documentos, nadie va a contratarme. Ya confirmaste con polic¨ªa que no soy colombiano. Estoy en un lugar que no conozco. Si te vas, ?no acabar¨¦ en calle? As¨ª que tienes que hacerte cargo de m¨ª. Si te preocupa el gasto, cuando recupere memoria o mi familia me encuentre, te devolver¨¦ el dinero. Sabrina se sinti¨® un poco atrapada. Las preocupaciones del hombre no eran del todo infundadas. Si solo fuera una simple p¨¦rdida de memoria, ser¨ªa f¨¢cil. Pero sin documentos, si nunca encuentran a su familia, ni siquiera tendr¨¢ dinero para rentar un cuarto. Capitulo 544 Dani, que hab¨ªa estado escuchando, se qued¨® sin pbras. La conversaci¨®n no ten¨ªa errores aparentes, pero hab¨ªa algo extra?o en e. Mir¨® a Gabriel, quien tambi¨¦n ten¨ªa el ce?o fruncido. La tensi¨®n en el aire era palpable. Finalmente, Gabriel rompi¨® el silencio: -Ven conmigo. Durante el tiempo que dure tu amnesia, me encargar¨¦ de ti. El hombre lo mir¨® y respondi¨® tajantemente: -Rechazo tu oferta. Gabriel, con sus ojos oscuros, pregunt¨®: -?Por qu¨¦? El hombre explic¨®: -No pareces de fiar. ?Y si decides que soy una carga y te deshaces de m¨ª? No conf¨ªo en ti. Gabriel se qued¨® perplejo. ?Realmente ten¨ªa pinta de ser un vino? Fue entonces cuando Dani tuvo una idea. -Sabrina, ?qu¨¦ tal si hacemos esto? Sin documentos, es dif¨ªcil encontrar trabajo. Estamos organizando un concierto y necesitamos ayuda. Mientras no recupera memoria, podr¨ªa cborar con nosotros y le pagamos un srio. En cuanto a d¨®nde vivir... Dani reflexion¨® unos segundos antes de continuar: -Podr¨ªamos rentarle un departamento en tu vecindario por ahora. Aunque el estudio tiene espacio, no es prudente dejar que alguien de origen incierto viva ah¨ª, podr¨ªa resultar perjudicial si causa alg¨²n problema. Sabrina lo pens¨® bien y se dio cuenta de que era mejor soluci¨®n disponible. Asinti¨® ligeramente y mir¨® al hombre. -?Te parece bien? Si ¨¦l rechazaba de nuevo, no iba a insistir m¨¢s y que ses apa?ara solo. Finalmente, el hombre edi¨®: -Est¨¢ bien. Sabrina pregunt¨®: -?Vas a pasar noche en el hospital o prefieres salir ya? Si decid¨ªa quedarse, tendr¨ªa que pedirle a Dani que se quedara con e para cuidarlo. Despu¨¦s de todo, una mujer y un hombre solos siempre pueden levantar suspicacias. El hombre respondi¨®: 16.21 Capitulo 544 -No me gusta el hospital, es inc¨®modo. Prefiero salir. Ya era tarde y encontrar un lugar para rentar a esta hora eraplicado. Mientras pensaba en c¨®mo odarlo, Gabriel tom¨® pbra. 12 Chapter 545 Cap¨ªtulo 545 -?Por qu¨¦ no se quedan en mi casa por esta noche? Tengo varias habitaciones disponibles -sugiri¨® Gabriel. Sabrina y Dani intercambiaron una mirada. Dejar al hombre solo en un hotel, seguramente no lo aceptar¨ªa. Por otrodo, Sabrina no estaba c¨®moda llevando a un extra?o a su casa. La propuesta de Gabriel resolv¨ªa todo perfectamente. Sabrina asinti¨® suavemente con cabeza. -Entonces, le agradecemos mucho, se?or Castillo. Dani y Sabrina se fueron a vi de Gabriel y se instron all¨ª. Una vez que odaron al hombre, Sabrina se dirigi¨® a s. Gabriel acababa de colgar el tel¨¦fono cuando Sabrina le pregunt¨®: -Se?or Castillo, ?ha averiguado algo? Gabriel frunci¨® un poco el ce?o, reflejando una leve preocupaci¨®n. -Mi asistente dice que este hombre mado Hache no era un invitado oficial de fiesta. Nadie sabe qui¨¦n es. En fiesta, todos dijeron que no lo hab¨ªan visto antes. Sabrina frunci¨® levemente el entrecejo. -?Preguntaron a Hern¨¢n? -S¨ª, Hern¨¢n tampoco lo conoce ni lo invit¨® -respondi¨® Gabriel-. Por ahora, su identidad es unpleto misterio. Sabrina mostr¨® una expresi¨®n de preocupaci¨®n mientras Gabriel continuaba: -He enviado a alguien al extranjero para investigar su identidad. Sin embargo, sin informaci¨®n ra, tomar¨¢ un tiempo considerable. Sabrina suspir¨® con resignaci¨®n. -Fue mi error distraerme y no darme cuenta de ¨¦l desde el principio. Gabriel le ofreci¨® un vaso de agua. -?Qu¨¦ dice el m¨¦dico? ?Podr¨¢ recuperar memoria con tratamiento? Sabrina neg¨® con cabeza. -El m¨¦dico sugiri¨® llevarlo a lugares que le resulten familiares para estimr su memoria, pero no sabemos cu¨¢les son esos lugares. Gabriel propuso una idea. -?Por qu¨¦ no consultamos a Hern¨¢n? Con su experiencia m¨¦dica, podr¨ªa tener alguna soluci¨®n. Los ojos de Sabrina briron con esperanza. -S¨ª, ma?ana mismo lo llevar¨¦ a ver a Hern¨¢n. Al mencionar a Hern¨¢n, Sabrina record¨® algo y se detuvo un momento. -Se?or Castillo, ?usted ya sab¨ªa qui¨¦n era Hern¨¢n? Gabriel no hab¨ªa mostrado sorpresa al conocer identidad de Hern¨¢n, ni siquiera hab¨ªa preguntado a Sabrina al respecto. -Sabrina, ?no est¨¢s molesta porque no te revel¨¦ su verdadera identidad? - pregunt¨® Gabriel. 16:31 Capitulo 545 Sabrina sonri¨® y neg¨® con cabeza. -Por supuesto que no. Si e hubiera estado en su lugar, probablemente tampoco lo habr¨ªa dicho. A veces, no saber ciertas cosas era un favor. Conocer verdadera identidad de Hern¨¢n habr¨ªa cambiado forma en que Sabrina lo trataba, haci¨¦nd sentir inc¨®moda. Gabriel esboz¨® una leve sonrisa, sinti¨¦ndose a gusto al tratar con una mujer inteligente. Era su tipo favorito. -Con tu ¨¦xito en fiesta y el apoyo de Hern¨¢n, familia Carvalho no se atrever¨¢ a enfrentarte f¨¢cilmente. Pero con naturaleza ambiciosa de Fernanda, podr¨ªa tener otros nes. Y sobre Araceli... Hern¨¢n le dijo a Andr¨¦ que e no estaba enferma, pero ¨¦l no quiso creerlo. Ahora que Hern¨¢n tiene otro estatus, quiz¨¢ Andr¨¦ empiece a dudar de enfermedad de Araceli ent¨® Gabriel. -Espero que Andr¨¦ descubra verdad despu¨¦s de que Araceli se case con familia Carvalho -dijo Sabrina. Gabriel solt¨® una risita. -Pero, ?sabes? No parece que Andr¨¦ tenga intenci¨®n de casarse con Araceli. -Si no tuviera esa intenci¨®n, no habr¨ªa cedido nuestra boda a e desde el principio -replic¨® Sabrina mientras tomaba un sorbo de agua de su vaso. Gabriel record¨® algo. Por cierto, hace poco vi a Andr¨¦ hando con Eva en una fiesta... 232 Chapter 546 Cap¨ªtulo 546 -?Andr¨¦ ya sabe lo de los Ramos? -pregunt¨® Gabriel. Sabrina respondi¨® con calma: -No, ¨¦l no lo sabe. Sabrinaenz¨® a rtar c¨®mo Andr¨¦ y Eva se conocieron. Al escuchar esto, Gabriel solt¨® una risa burlona. -Si ¨¦l tiene alguna rci¨®n con Eva, podr¨ªa cambiar todo lo de los invitados especiales. Cons conexiones de Federico con familia Vald¨¦s, eso se resuelve con una simple pbra. Y aunque Est sea una Vald¨¦s, igual tiene que seguirs decisiones de familia. Sabrina sonri¨® con indiferencia. -Si Andr¨¦ usa un favor tan grande por Araceli, no es algo malo. Al fin y al cabo, los invitados especiales no son tan importantes. Pero si usan esos favores en el concierto para oprimirnos, ah¨ª s¨ª ser¨ªa un problema. -Tienes a Hern¨¢n de tudo -dijo Gabriel-. No creo que se atrevan a tanto. Sabrina, sin embargo, no era tan optimista. -La familia Casta?o tiene a Nicol¨¢s, que no me pierde de vista. Escuch¨¦ de Gloria que Nicol¨¢s tiene un t¨ªo que tambi¨¦n est¨¢ interesado en Eva. El enemigo de mi enemigo es mi amigo, as¨ª que podr¨ªan ayudar a Araceli. Aunque e nunca hab¨ªa da?ado a nadie, el simple hecho de aparecer en familia Ramos y convertirse en su hija era un pecado imperdonable. Gabriel habl¨® con una voz baja y seria: -Sabrina, Araceli tiene a Andr¨¦, Eva tiene a Nicol¨¢s, pero no olvides que t¨² nos tienes a nosotros. Estas pbras resonaron en el coraz¨®n de Sabrina, llen¨¢nd de calidez. -S¨ª, los tengo a ustedes -respondi¨® con firmeza. En mansi¨®n de familia Guerrero,s luces estaban encendidas. El nto de un hombre resonaba por toda vi. -?Duele! ?Pap¨¢, por favor, ya no me pegues! Pedro respiraba aceleradamente, con el pecho subiendo y bajando de furia. -?Que du, bien merecido lo tienes! ?Voy a darte una li¨®n que no olvidar¨¢s jam¨¢s! Cap¨ªtulo 546 Con estas pbras, Pedro levant¨® el l¨¢tigo y lo descarg¨® con fuerza sobre Fabi¨¢n. La se?ora Guerrero no soportaba ver a Fabi¨¢n rodar por el suelo de dolor, ys l¨¢grimas le corr¨ªan pors mejis. -?Por favor, no le pegues m¨¢s! ?¨¦l no sab¨ªa que se trataba de Hern¨¢n! Pedro apart¨® bruscamente a se?ora Guerrero. -?Todo esto es por tu culpa, por ser una ignorante! ?Has malcriado a este muchacho hasta el punto de que ya no tiene l¨ªmites! ?Nuestra empresa, el Grupo Guerrero, est¨¢ al borde del abismo por su culpa! La se?ora Guerrero se sent¨ªa injustamente acusada y no pod¨ªa dejar de llorar. -?Qu¨¦ tiene que ver esto conmigo? T¨² mismo dijiste que Fabi¨¢n ten¨ªa un buen car¨¢cter y que hab¨ªa hecho amigoso Andr¨¦ y Jorge. Adem¨¢s, si Fabi¨¢n meti¨® pata con Hern¨¢n, fue por culpa de ex de Andr¨¦, Araceli. ?Ellos son los responsables de esto! Pedro solt¨® una risa amarga. -?Quieres que familia Guerrero tenga problemas m¨¢s grandes? ?Adnte, ve y culpa a Andr¨¦ por esto, y acaba con ¨²ltima persona que podr¨ªa ayudarnos! La se?ora Guerrero se qued¨® en silencio. Pedro azot¨® a Fabi¨¢n unas veces m¨¢s, pero ya no ten¨ªa fuerzas y aun as¨ª no estaba satisfecho. -A partir de ma?ana, Fabi¨¢n quedar¨¢ fuera de todas sus funciones en el Grupo Guerrero. Sergio tomar¨¢ el mando de todo anunci¨® Pedro. Luego mir¨® fr¨ªamente a Fabi¨¢n. -Si vuelves a acercarte a Sabrina, no esperes que familia Guerrero te reconozcao hijo. Con estas pbras, Pedronz¨® el l¨¢tigo al suelo y se fue con grandes zancadas. Siempre supo que Fabi¨¢n no estaba hecho para dirigir empresa. Sin el apoyo de Andr¨¦ y Jorge, jam¨¢s habr¨ªa confiado en ¨¦l para manejar el negocio. No era su ¨²nico hijo, no ten¨ªa por qu¨¦ depositar todas sus esperanzas en un in¨²tilo ¨¦l. Chapter 547 Cap¨ªtulo 547 Al d¨ªa siguiente... Dani se encarg¨® de contactar a quienes alqun casas, mientras que Sabrina llev¨® al desconocido a ver a Hern¨¢n. Para facilitars cosas, Sabrina decidi¨® mar al hombre "Hache" por el momento. Cuando Sabrina present¨® a Hache ante Hern¨¢n, este lo observ¨® con el ce?o fruncido y sacudi¨® -Definitivamente no lo he visto antes, no me resulta familiar. Un tipo con ese aspecto ser¨ªa imposible de olvidar si lo hubiera visto antes. Sabrina, al escuchar esto, pregunt¨®: -Hern¨¢n, ?podr¨ªas hacer algo por su amnesia? Hern¨¢n acarici¨® su barba canosa y dijo: -Puedo tratar todo tipo de enfermedadesplicadas, incluso algunas incurables, pero amnesia... eso es otra cosa. Sin embargo, d¨¦jame tomarle el pulso primero. Hache se sent¨® frente a Hern¨¢n, cooperando plenamente, y lo m¨® respetuosamente: -Hern¨¢n. Parec¨ªa una persona tranqu y sin ms intenciones. Hern¨¢n entrecerr¨® los ojos, analizando al hombre con una mirada aguda y experimentada. Hache soport¨® inspi¨®n sin problemas, con una sonrisa serena y una expresi¨®n rjada. Hern¨¢n apart¨® vista y le tom¨® el pulso, pero sab¨ªa que amnesia no se puede diagnosticar de esa manera. -No puedo curar su amnesia -concluy¨® Hern¨¢n. Sabrina, que ya hab¨ªa anticipado ese resultado, no se mostr¨® demasiado decepcionada. Solo quer¨ªa intentarlo. -Gracias, Hern¨¢n. De repente, Hern¨¢nent¨®: -Sabrina, respecto al asunto de Nicol¨¢s, investigu¨¦ un poco... lo siento mucho por lo que pas¨®. Sabrina no le dio importancia. -Hern¨¢n, eso no tiene que ver contigo. Estoy contenta de que no te molestara que no le diera tregua ayer. 16:22 -Se lo merec¨ªa por lo que hizo, no te preocupes por m¨ª -afirm¨® Hern¨¢n-. Si ese mocoso vuelve a molestarte, me lo dices y le rompos piernas. Suspir¨®. -Lo vi crecer, y de ni?o era un chico leal. ?Qu¨¦ le habr¨¢ pasado para torcerse tanto? Hache escuch¨® conversaci¨®n sin que lo evitaran. Despu¨¦s de todo, no era un tema secreto. Hern¨¢n cambi¨® de tema repentinamente: -Sabrina, ya que no hay futuro con Nicol¨¢s, ?has pensado en su t¨ªo, Fidel Casta?o? Te lleva ocho a?os, pero est¨¢ soltero. Aunque es mayor, sabe c¨®mo tratar bien as personas y ser¨¢ el pr¨®ximo jefe de familia Casta?o. Hache, sin mostrar ninguna emoci¨®n, le dio una mirada a Hern¨¢n. Sabrina, con resignaci¨®n, respondi¨®: -Hern¨¢n, agradezco tu inter¨¦s, pero no estoy buscando un novio ahora mismo. Hern¨¢n, evidentemente interesado en que Sabrina se uniera a familia Casta?o, continu¨®: -Casarse en una buena familia es m¨¢s dif¨ªcil que encontrar un buen tipo. Si te unes a familia Casta?o, te prometo que ning¨²n miembro del Grupo Casta?o se atrever¨¢ a molestarte. Adem¨¢s, te dar¨¦ ese diez por ciento de ioneso acordamos. Sabrina no sab¨ªa qu¨¦ decir, mientras Hern¨¢n insist¨ªa en idea de que se casara con familia Casta?o. Antes de que pudiera negarse, Hern¨¢n concluy¨®: -Est¨¢ decidido. Cuando ¨¦l venga a Cartagena, organizar¨¦ que se vean. Solo ser¨¢ una reuni¨®n, si te gusta o no, es tu decisi¨®n. ramente, Hern¨¢n no quer¨ªa dejar que Sabrina, una persona valiosa, fuera "capturada" por alguien m¨¢s, especialmente por este sujeto misterioso que hab¨ªa aparecido de repente sin motivo aparente. 212 Chapter 548 Cap¨ªtulo 548 Sin embargo, cuando todo parece estar bien, es cuando m¨¢s debes preocuparte. Sin pruebas en mano, Hern¨¢n no se atrever¨ªa a decir nada precipitado. Aunque, es muy probable que le haya echado el ojo a Sabrina y quiera acercarse a e a prop¨®sito. Con conversaci¨®n en ese punto, a Sabrina no le qued¨® m¨¢s remedio que aceptar. -Est¨¢ bien-respondi¨®. Hern¨¢n mostr¨® una sonrisa de satisfi¨®n. Despu¨¦s de ticar un poco m¨¢s con Hern¨¢n, Sabrina se levant¨® para despedirse. Apenas hab¨ªa salido de casa de Hern¨¢n cuando su celrenz¨® a sonar. Sabrina mir¨® panta y vio que era un n¨²mero que conoc¨ªa muy bien. Era Andr¨¦. ?Por qu¨¦ le estar¨ªa mando? Instintivamente, Sabrina rechaz¨® mada. Un minuto despu¨¦s, Andr¨¦ volvi¨® a mar. Sabrina volvi¨® a rechazar mada. No consideraba que tuviera algo m¨¢s que decirle a Andr¨¦. Sin embargo, unos minutos despu¨¦s, el tel¨¦fono son¨® de nuevo, esta vez era Jorge. Sabrina, sintiendo que algo no andaba bien, dud¨® por unos segundos antes de contestar. -Sabrina -dijo Jorge con un tono serio-. Thiago ha sido secuestrado. El rostro de Sabrina cambi¨® de golpe. -?Qu¨¦ sucedi¨®? Jorge explic¨®: -Hoy es fin de semana, y mientras Araceli llev¨® a Thiago al parque de diversiones, ambos fueron secuestrados. Sabrina, ?tienes tiempo para venir a ayudarnos a ver qu¨¦ hacemos? Aunque Sabrina estaba decepcionada de Thiago, ¨¦l segu¨ªa siendo su hijo, aquel a quien hab¨ªa llevado en su vientre durante diez meses. Con algo tan grave, Sabrina no pod¨ªa quedarse al margen. -?D¨®nde est¨¢n? Voy para all¨¢. Jorge hizo una pausa antes de responder: -Andr¨¦ ya va camino a recogerte. Deber¨ªa llegar en unos diez minutos. Espera en el mismo lugar. 16-22) Capitulo 548 En este momento, Sabrina dej¨® dedo cualquier resentimiento con Andr¨¦. -Entendido. Tras colgar, Hache, que hab¨ªa notado expresi¨®n preocupada de Sabrina, pregunt¨®: -?Qu¨¦ pas¨®? ?Por qu¨¦ tienes esa cara? Sin ocultar nada, Sabrina respondi¨®: -Mi hijo ha sido secuestrado. -?Tienes un hijo? -S¨ª, ?y qu¨¦? Hacheent¨®: -No parece que tuvieras hijos. Sabrina no ten¨ªa ¨¢nimos de discutir eso con ¨¦l. -Tengo que ir a buscar a mi hijo. T¨² regresa, Dani ya te rent¨® un lugar para quedarte. Hache se neg¨®: -No puedo, no tengo celr ni dinero. Si me pierdo, no podr¨¦ encontrar a nadie. Sabrina frunci¨® el ce?o. Podr¨ªa darle dinero, pero no un celr. Necesitaba mantener su l¨ªnea abierta por si hab¨ªa noticias de Thiago. Despu¨¦s de pensarlo, dijo: -mar¨¦ a Dani para que venga por ti. Hache mir¨® con suspicacia: -?No ser¨¢ este tu nuevo truco para deshacerte de m¨ª? Sabrina, preocupada por el secuestro de Thiago, no ten¨ªa tiempo para discutir con Hache. Andr¨¦, con su poder y riqueza, seguramente ten¨ªa muchos enemigos o gente que le ten¨ªa envidia. Pero en todos estos a?os, mientras e hab¨ªa estado con Thiago, nunca hab¨ªan sido secuestrados. Fue salir con Araceli, y Thiago termin¨® secuestrado. Sabrina apret¨® el pu?o instintivamente. Desde que Araceli hab¨ªa regresado, Thiago no solo hab¨ªaido pastel, sino tambi¨¦n nueces, as que era al¨¦rgico. 213 Un sentimiento amargoenz¨® a surgir en su coraz¨®n. Su hijo adoraba y confiaba tanto en alguien que hab¨ªa destruido su familia. Mientras divagaba en sus pensamientos, un carro negro se detuvo a sudo. La ventani se baj¨® lentamente, revndo un rostro apuesto y sereno. Al ve, Andr¨¦ parec¨ªa querer decir algo. Sin embargo, al notar persona que estaba junto a Sabrina, su expresi¨®n se torn¨® sombr¨ªa de inmediato. Chapter 549 Cap¨ªtulo 549 La mirada prante y cr¨ªtica de Andr¨¦ se pos¨® sobre Hache. -Sabrina, ?has estado rechazando mis madas por ¨¦l? Sabrina respondi¨® con indiferencia: -Cada vez que hay un problema, siempre buscas culpar a alguien m¨¢s. ?Es ese elportamiento del director ejecutivo del Grupo Carvalho? Andr¨¦ replic¨® con tono cortante: -Entonces, ?dejar a tu propio hijo secuestrado mientras tienes citas con un tipo es lo correcto? Hache sonri¨® al escuchar esto: -Aunque no tengo derecho a meterme en asuntos ajenos, no soporto ver injusticias. As¨ª que voy a arar algo sobre se?orita Ib¨¢?ez. No soy su cita. Ayer e choc¨® identalmente conmigo y me llev¨® al m¨¦dico. Sin preguntar ni averiguar, acusas y cuestionas... Hache hizo una pausa y pregunt¨®: -Se?or, ?es usted su esposo? Lo que pretend¨ªa ser una explicaci¨®n bienintencionada, a los o¨ªdos de Andr¨¦ son¨® irritante. Sabrina habl¨® con frialdad: -Exesposo. Hache mostr¨® una expresi¨®n deprensi¨®n: -Ah, exesposo... Si es as¨ª, te est¨¢s metiendo demasiado. Si ya se divorciaron, con qui¨¦n salga e no es asunto tuyo, ?verdad? Los ojos de Andr¨¦ se oscurecieron: -Sabrina, Thiago est¨¢ en peligro y su paradero es incierto. ?Realmente quieres seguir discutiendo esto conmigo? Sabrina guard¨® silencio. Abri¨® puerta trasera del carro, dispuesta a subir, pero Hache se adnt¨® y se sent¨® primero. Sabrina se qued¨® un momento sorprendida. Hache le sonri¨® con calidez: -Gracias. 16:33 Capitulo 549 Losbios de Sabrina se movieron ligeramente, pero al final no dijo nada. Andr¨¦ apret¨® losbios, su rostro lleno de desagrado. Sin embargo, preocupado por el secuestro de Thiago, no ten¨ªa tiempo que perder. Le dijo fr¨ªamente a Sabrina: -Si¨¦ntate adnte. Sabrina, queriendo evitar una discusi¨®n con Andr¨¦ en ese momento, cerr¨® puerta trasera y se sent¨® en el asiento del copiloto. Andr¨¦ miraba al frente, su expresi¨®n imperturbable. -Ponte el cintur¨®n. Una vez que Sabrina se abroch¨® el cintur¨®n, el carro sali¨® disparadoo una flecha soltada de un arco. Sabrina not¨® con sorpresa que los objetos de Araceli en el carro ya no estaban all¨ª. Incluso caan¨ªa especial del asiento del copiloto hab¨ªa desaparecido. Desvi¨® mirada sin mostrar ninguna emoci¨®n. Pregunt¨®: -?Qu¨¦ pas¨® exactamente? ?C¨®mo fue que secuestraron a Thiago? ?Y qui¨¦n lo hizo? Andr¨¦ respondi¨® con voz baja y serena: -Fueron secuestrados hace una hora. A¨²n estamos investigando identidad de los secuestradores. Actuaron con mucha caut, eligiendo los puntos ciegos des c¨¢maras. Ser¨¢ dif¨ªcil identificarlos pronto. Sabrina mantuvo un semnte serio: -?Los secuestradores han hecho contacto? -Todav¨ªa no. -?Tienes alguna pista? -Por ahora, no. Araceli y Thiago hab¨ªan sido secuestrados por poco tiempo cuando Andr¨¦ se dio cuenta, lo cual fue bastante r¨¢pido. Tal vez los secuestradores a¨²n no hab¨ªan reionado. La preocupaci¨®n se reflej¨® en el rostro de Sabrina. Si los secuestradores solo buscaban dinero, podr¨ªa ser manejable. Pero si era por venganza... Sabrina no quiso seguir pensando en eso, sintiendo una presi¨®n asfixiante. 16:33 Capitulo 549 Andr¨¦, al notar su preocupaci¨®n, ofreci¨® consuelo por ¨²nica vez: -Jorge y yo ya hemos enviado gente a buscarlos. Thiago estar¨¢ bien. Las pbras de Andr¨¦ sacaron de su estupor. ro, ?c¨®mo hab¨ªa olvidado pedir ayuda? Con este pensamiento, Sabrina m¨® a Gabriel. Chapter 550 Cap¨ªtulo 550 La voz de Gabriel era profunda y magn¨¦tica. -Tranqu, voy a enviar a alguien de inmediato para ayudar con b¨²squeda. Andr¨¦, que estaba a undo, observ¨®s iones de Sabrina, frunciendo un poco el ce?o, sin embargo, no intervino. Sabrina r¨¢pidamente hizo otra mada a Hern¨¢n. Hern¨¢n, al escucha, tambi¨¦n lo tom¨® con seriedad y de inmediato moviliz¨® a su gente para buscar. En cuanto a Est y su grupo, Sabrina no los contact¨®. Su influencia no llegaba hasta Cartagena, y probablemente no podr¨ªan hacer mucho respecto a lo de Thiago. Despu¨¦s de hacer varias madas, el semnte de Sabrina no mejor¨®. Andr¨¦, desde el retrovisor,nz¨® una mirada hacia Hache y su voz son¨® cortante. -?Est¨¢ bien que este tipo venga con nosotros? Sabrina entendi¨® insinuaci¨®n ens pbras de Andr¨¦ y respondi¨® con tranquilidad: -No hay problema, ahora mismo ni siquiera tiene un celr. Aunque Hache hubiera intentado acercarse a e con ms intenciones, en este momento no ten¨ªa forma de alertar a nadie. Sabrina no estabapletamente desprevenida respecto a ¨¦l. Andr¨¦ condujo a Sabrina hasta Vi Floral de los Carvalho. En s de familia Carvalho, Fernanda y Luana caminaban de undo a otro con ansiedad, mientras Jorge no dejaba de hacer madas. Sabrina entr¨® a vi junto a Andr¨¦. Al ve, los ojos de Jorge briron ligeramente. Hab¨ªa pasado un tiempo desde ¨²ltima vez que vio a Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez -salud¨® Jorge con una voz que, por alguna raz¨®n, sonaba un poco ronca. Sabrina se detuvo por un momento, luego asinti¨® con cabeza hacia Jorge, -Se?or Olivares. Cuando Fernanda vio a Sabrina, su expresi¨®n se oscureci¨® de inmediato. Al saber que e conoc¨ªa a Hern¨¢n, no pudo evitar sentir cierto arrepentimiento. Sin embargo, era consciente de que su rci¨®n con Sabrina era irreconciliable. Incluso con Thiago de por medio, nada cambiar¨ªa. Fernanda no quer¨ªa admitirlo, pero en el fondo, sent¨ªa un poco de envidia hacia Sabrina. -?Qu¨¦ hace aqu¨ª esta mujer? -exm¨® Fernanda con una mirada hostil y un tono fr¨ªo. Se?al¨® hacia puerta, ordenando con ira: -Aqu¨ª no eres bienvenida, ?l¨¢rgate! El ce?o de Sabrina se endureci¨®, y sin decir una pbra, se dio vuelta para irse. Andr¨¦, instintivamente, sujet¨® de mu?eca. -?A d¨®nde vas? -No me dijeron que mergara, pues eso hago -respondi¨® Sabrina fr¨ªamente. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o y mir¨® a Fernanda. -Mam¨¢, en este momento, ?puedes dejar deplicars cosas? Fernanda no pod¨ªa creerlo. -?Me dices a m¨ª que estoyplicandos cosas? La voz de Andr¨¦ era sombr¨ªa. -Thiago ha sido secuestrado. Como su madre, e deber¨ªa estar al tanto. Fernanda solt¨® un bufido. -?De qu¨¦ sirve que e lo sepa? ?Acaso puede rescatar a Thiago? Sabrina solt¨® una risa ir¨®nica. -Entonces, ?saberlo t¨² hace alguna diferencia? ?Eres capaz de rescatar a Thiago? -T¨²...-Fernanda se qued¨® sin pbras. Andr¨¦ intervino antes de que discusi¨®n se intensificara. -No peleen, lo importante ahora es Thiago. Fernanda quiso replicar, pero Luana detuvo tom¨¢nd del brazo. Pensaba que su madre no estaba usando bien cabeza. Sabrina ahora ten¨ªa un respaldo fuerte, y su madre a¨²n se atrev¨ªa a confronta, lo cual solo le traer¨ªa problemas. Viendo situaci¨®n, Jorge intervino. -Thiago ha sido secuestrado, se?ora Carvalho est¨¢prensiblemente alterada, quiz¨¢s dijo cosas sin pensar. Se?orita Ib¨¢?ez, no se ponga a su nivel. Jorge hizo una pausa antes de continuar. -Andr¨¦, se?ora Carvalho est¨¢ mayor y preocupada por Thiago, ?por qu¨¦ no llevas a descansar un poco arriba? 16:33 Chapter 551 Cap¨ªtulo 551 Andr¨¦ tambi¨¦n estaba molesto por elportamiento irracional de Fernanda. - Mam¨¢, mejor sube al segundo piso. Luana, viendo situaci¨®n, no lo pens¨® dos veces y ayud¨® a Fernanda a subir. -Mam¨¢, deja esto en manos de mi hermano, ¨¦l puede manejarlo. Era un chiste. Su mam¨¢ quiz¨¢s no entend¨ªa gravedad, pero e s¨ª. Sabrina era madre biol¨®gica de Thiago y ten¨ªa a Hern¨¢no respaldo. Aunque solo fuera por Thiago, familia Carvalho podr¨ªa sacar muchas ventajas. El ¨²nico requisito era que su mam¨¢ dejara de enfrentarse a Sabrina. Con partida de Fernanda, el ambiente en s se volvi¨® m¨¢s tranquilo. La mirada de Jorge se pos¨® en Hache, que, aunque no hab¨ªa dicho nada y parec¨ªa no tener mucha presencia, era alguien dif¨ªcil de ignorar. -?Y esta persona es...? Sabrina, distra¨ªda, respondi¨® sin darle importancia. -Un amigo, nada m¨¢s. Jorge, al darse cuenta de que e no quer¨ªa dar m¨¢s detalles, no insisti¨®. Mientras todos reflexionaban sobre el motivo del secuestro de Thiago... El tel¨¦fono de Andr¨¦ son¨® de repente. Sac¨® su celr y vio que era una mada de un n¨²mero desconocido. Andr¨¦ mir¨® a Sabrina antes de contestar, y luego atendi¨® en altavoz. -Andr¨¦, tu hijo y tu primer amor est¨¢n conmigo -una voz distorsionada sali¨® por el tel¨¦fono-. Si no quieres que mueran, no mes a polic¨ªa. De lo contrario, no dudar¨¦ en matar a uno para darte una li¨®n. Andr¨¦, con voz grave, respondi¨®. -Est¨¢ bien, no mar¨¦ a polic¨ªa. Con experiencia y habilidades de Jorge y Andr¨¦, no necesitaban a polic¨ªa para resolverlo. -Quiero un mill¨®n de pesos por cada uno, entregamos dinero y ellos. Ah, y que sea tu exesposa quien haga el intercambio. Recuerda, no intentes jugadas sucias, no tengo mucha paciencia. La voz de Andr¨¦ no mostr¨® emoci¨®n alguna. -Lo entiendo. El secuestrador colg¨® r¨¢pidamente. Todos en s escucharon el contenido de mada. Jorge dijo. -Voy a mandar a ubicar el celr del secuestrador ahora mismo. Dicho esto, hizo una mada. 15 16:50 Los ojos de Andr¨¦ se posaron en Sabrina. Sabrina asinti¨® suavemente. Con Thiago en peligro, Sabrina decidi¨® dejar dedos rencis personales, al menos temporalmente. Andr¨¦ not¨® determinaci¨®n en e, y una leve luz ilumin¨® su mirada. El secuestro no solo inclu¨ªa a Thiago, sino tambi¨¦n a Araceli. Pens¨® que Sabrina aprovechar¨ªa para exigir condiciones,o cuando pidi¨® diez millones para el medicamento de enfermedad de Araceli o un mill¨®n para su estudio. Al cruzar miradas con Andr¨¦, Sabrina adivin¨® sus pensamientos y una expresi¨®n de bu apareci¨® en sus ojos. -Andr¨¦, ?qu¨¦ esperas para juntar el dinero? Deja de perder el tiempo. Andr¨¦ baj¨® mirada, evit¨® el contacto visual y r¨¢pidamente organiz¨® a su gente para reunir el dinero. Conseguir un mill¨®n en efectivo no era tarea f¨¢cil, pero para Andr¨¦, no era imposible. Aproximadamente una hora despu¨¦s, todo el dinero estaba listo. Aunque hab¨ªan localizado al secuestrador, este ya hab¨ªa desaparecido justo despu¨¦s de mada. Con todo preparado, Sabrina pregunt¨®. -?El secuestrador no ha enviado diri¨®n? Andr¨¦ neg¨® con cabeza. -No, no ha enviado. Seguramente para evitar que tomemos medidas anticipadas. Jorgeent¨®. -Este secuestrador es muy astuto. Dar una diri¨®n de antemano ser¨ªa un error garrafal. Genteo Andr¨¦, aun sin recurrir a polic¨ªa, tiene su propio poder. Chapter 552 Cap¨ªtulo 552 Atreverse a secuestrar a su primer amor y a su hijo sin estarpletamente preparado es simplemente buscar problemas. Hache permaneci¨® en todo momento sentado en silencio a undo. No dijo una pbra, no interrumpi¨®, y mucho menos busc¨® excusas para irse. Mantuvo sus sospechas al m¨ªnimo. Pasaron dos horas m¨¢s antes de que los secuestradores finalmente maran. -Se?or Carvalho, ?ya ha reunido el dinero? -S¨ª, est¨¢ listo. -Bien, haga que su exesposa entregue el dinero en el lugar designado en media hora. Recuerde, solo e debe ir. Si lleva a alguien m¨¢s, mato a uno. Si lleva a m¨¢s de dos... lo siento, no necesitan venir a rescatar a nadie. Andr¨¦ guard¨® silencio por un momento. Sabrina intervino: -De acuerdo, pero primero quiero ver que ambos est¨¦n a salvo. El secuestrador respondi¨®: -Por supuesto. Despu¨¦s de har, el secuestrador envi¨® una videomada. En el video, Thiago y Araceli estaban atados a sis. Los ojos de Thiago estaban rojos, ramente hab¨ªa llorado, pero no parec¨ªa estar gravemente herido. Araceli, por otrodo, estaba en mal estado. Su cabello estaba desordenado, su meji hinchada y ten¨ªa algo de sangre y polvo en cara. El secuestrador les dijo: -Saluden. Thiago, siendo tan peque?o y sin haber pasado por una experiencia de secuestro antes, ten¨ªa l¨¢grimas en los ojos y temba de miedo. -Pap¨¢, s¨¢lvame... Araceli levant¨® cabeza para mirar a c¨¢mara, quiso decir algo, peros l¨¢grimas brotaron primero. Se ve¨ªa terriblementementable. Capitulo 552 Andr¨¦ frunci¨® el ce?o: -Si tienes alg¨²n problema conmigo, ven por m¨ª. Secuestrar a mujeres y ni?os, ?qu¨¦ se de valent¨ªa es esa? El secuestrador solt¨® una risotada: -ro que me gustar¨ªa ir por ti, pero eres dif¨ªcil de atrapar. No tuve m¨¢s remedio que ir primero por los m¨¢s vulnerables. Andr¨¦ no pudo responder. Sabrina se levant¨®: -Bien, no perdamos m¨¢s tiempo. Voy para all¨¢ ahora mismo. Al escuchar voz de Sabrina, los ojos de Thiago briron ys l¨¢grimasenzaron a fluir. -?Mam¨¢! En un momento de vida o muerte, por alguna raz¨®n, Thiago extra?aba much¨ªsimo a su mam¨¢. Record¨® todass cosas buenas que Sabrina hab¨ªa hecho por ¨¦l y que ahora resurg¨ªan en su mente. Se sinti¨® confundido, sin entender por qu¨¦ alguna vez hab¨ªa pensado que su mam¨¢ era molesta. En ese instante, se arrepinti¨® profundamente. Sabrina le habl¨® con voz suave: -Thiago, no tengas miedo, pap¨¢ y mam¨¢ ir¨¢n a rescatarte. La voz de Sabrina ten¨ªa un poder tranquilizador. Thiago asinti¨® obedientemente, sinti¨¦ndose menos asustado. El secuestrador cambi¨® c¨¢mara: -Bien, ya han visto que est¨¢n bien. Se?orita Ib¨¢?ez, es hora de partir. No llegues tarde, odio a gente impuntual. Dicho esto, sin esperar m¨¢s respuesta, el secuestrador cort¨® mada r¨¢pidamente. Los hombres de Jorge fueron al lugar se?do por el rastreador, pero nuevamente lo encontraron vac¨ªo. Cinco minutos despu¨¦s, Sabrina lleg¨® a un Jeep. En el maletero del Jeep, estaba el dinero necesario para el intercambio: doscientos millones de pesos. 16:50 Capitulo 552 Justo cuando Sabrina se preparaba para partir, Andr¨¦ m¨®. -Sabrina. E lo mir¨®, su rostro a¨²n estaba cubierto de ansiedad. -?Qu¨¦ pasa ahora? Andr¨¦ mir¨® intensamente, d¨¢ndose cuenta de que no era tan indiferente a Thiagoo aparentaba. De repente, Andr¨¦ se acerc¨® y abraz¨® suavemente. Sabrina se sorprendi¨® y, por instinto, quiso empujarlo. Sin embargo, sinti¨® un peso en el bolsillo de su ropa. Parec¨ªa que ¨¦l le hab¨ªa dado algo. Chapter 553 Cap¨ªtulo 553 Sabrina mir¨® a Andr¨¦ con una expresi¨®n neutral antes de bajar mirada y subirse al carro. Iv¨¢n Silva hab¨ªa conseguido un jeep enorme, con un espacio considerable, y en el maletero se apban diecinueve maletas. Justo cuando Sabrina se dispon¨ªa a arrancar, Hache, quien hab¨ªa permanecido en silencio, habl¨® de repente. -Se?orita Ib¨¢?ez. Sabrina lo mir¨®. Hache sonri¨® levemente. -Cu¨ªdese. Sabrina asinti¨®, sin dudar m¨¢s, encendi¨® el carro. Andr¨¦, Jorge y Hache se quedaron de pie, observando c¨®mo se alejaba. La figura de Sabrina en el retrovisor se hac¨ªa cada vez m¨¢s peque?a hasta desaparecer porpleto. Sabrina toc¨® algo en su bolsillo, y sus pups temron. Era una pist. Pronto calm¨® su ¨¢nimo y se dirigi¨® a su destino. Unos veinte minutos despu¨¦s, Sabrina lleg¨® a una zona apartada ens afueras de ciudad. Frente a e hab¨ªa una f¨¢brica abandonada, rodeada de abundante vegetaci¨®n y un terrenoplicado, perfecto para esconderse, pero dif¨ªcil de perseguir a alguien. El secuestrador hab¨ªa elegido un lugar ingenioso. Apenas estacion¨® el carro, su tel¨¦fono son¨®. -Baja del carro ahora mismo y deja ve dentro. Mandar¨¦ a alguien a verificar el dinero. Una vez confirmada su autenticidad, decidiremos si liberamos a los rehenes. Sabrina ech¨® un vistazo al carro detr¨¢s de e. -De acuerdo, pero tambi¨¦n necesito saber si est¨¢n a salvo. El secuestrador fue directo. -Camina hacia f¨¢brica. Alguien te llevar¨¢ a verlos. Sabrina toc¨® pist en su bolsillo, sinti¨¦ndose un poco m¨¢s segura. -Est¨¢ bien. 16:50 Al bajar del carro, se dirigi¨® hacia f¨¢brica. Sab¨ªa que los hombres de Andr¨¦ segu¨ªan de cerca y que el carro ten¨ªa un dispositivo de localizaci¨®n instdo. Al llegar a entrada de f¨¢brica, not¨® que puerta estaba entreabierta. La empuj¨®, y esta emiti¨® un chirrido fuerte y pesado. Dentro, hab¨ªa varios tipos fornidos custodiando puerta de un cuarto. Parec¨ªa que ya hab¨ªan recibido el aviso, pues no se sorprendieron al ve. Sabrina se acerc¨® y explic¨® su presencia. Los vigntes se hicieron a undo, permiti¨¦ndole entrar sin objeciones. Sabrina se sorprendi¨® un poco por lo f¨¢ciles que fuerons cosas. ?Habr¨ªa alguna trampa en el cuarto? Un sentido de alerta despert¨® en su interior. Sin embargo, al entrar en el cuarto, vio que Araceli y Thiago estaban all¨ª. Sabrina examin¨® el lugar, pero no not¨® nada fuera de lo¨²n. Al ve, los ojos de Thiago briron con esperanza. -?Mam¨¢! Sabrina se apresur¨® a sudo y con un cuchillo que llevaba, cort¨®s cuerdas que lo ataban. Una vez libre, Thiago senz¨® a los brazos de Sabrina, llorando. Sabrina lo abraz¨® con ternura, acarici¨¢ndole espalda mientras lo consba con suavidad. -Thiago, ?estos tipos no testimaron, verdad? Thiago neg¨® con cabeza. -No, mam¨¢. Al recordar algo, mir¨® a Araceli con cierta duda en su rostro. -Mam¨¢, se?ora Vargas... Intentaba interceder por Araceli. No obstante, sab¨ªa que a su mam¨¢ no le agradaba se?ora Vargas. Su mam¨¢ hab¨ªa arriesgado su vida para rescatarlo, y mencionar algo que pudiera disgusta no parec¨ªa lo correcto. Mientras dudaba, Sabrina percibi¨® algo y mir¨® a Araceli. Araceli se ve¨ªa a¨²n peor que en el video. 212 Cap¨ªtulo 553 Sabrina not¨® ques mu?ecas de Araceli, atadas con cuerdas, estaban marcadas con cortes sangrantes. Para una violinistao e,s manos eran m¨¢s importantes que su propio rostro. Araceli, al sentir mirada de Sabrina, abri¨® bocao si quisiera decir algo, pero ninguna pbra sali¨®. Baj¨® cabeza lentamente. 16 Chapter 554 Cap¨ªtulo 554 Sabrina se mostr¨® algo sorprendida. Pens¨® que Araceli le pedir¨ªa que rescatara o buscar¨ªa ayuda de Thiago. Sin embargo, no esperaba que Araceli mostrara algo de dignidad. Sabrina observ¨® a Araceli por unos segundos antes de acercarse a e y cortars cuerdas que ataban. Si algo sal¨ªa mal m¨¢s tarde, al menos tendr¨ªan una persona m¨¢s para ayudar. Araceli se frot¨®s mu?ecas y susurr¨® un "gracias". Sabrina no respondi¨®, sino que volvi¨® a mirar a Thiago. -Cuando salgamos, qu¨¦date cerca de m¨ª -le indic¨®. Thiago asinti¨® con fuerza. Con su mam¨¢ a sudo, se sent¨ªa menos asustado. Diez minutos despu¨¦s, se escuch¨® el ruido de una puerta abri¨¦ndose en diri¨®n a entrada. Un hombre de aspecto amenazante entr¨® en s. -Se?orita Ib¨¢?ez, el jefe quiere ve. -Est¨¢ bien. Sabrina se preparaba para irse cuando sinti¨® que alguien tiraba con fuerza de su manga. Al volver cabeza, vio a Thiago aferrado a su ropa, con su carita llena de preocupaci¨®n. -Mam¨¢, no vayas. Esos tipos malos te har¨¢n da?o. Como hicieron con se?ora Vargas. Sabrina le acarici¨® cabeza. -No lo har¨¢n, conf¨ªa en mam¨¢. Despu¨¦s de consr a Thiago, se dirigi¨® a Araceli. -Se?orita, ?podr¨ªa cuidar de Thiago por m¨ª? Araceli asinti¨® suavemente. -Aunque me cueste vida, cuidar¨¦ de Thiago. Sabrina no mostr¨® ninguna rei¨®n ante estas pbras. Sab¨ªa que Araceli siempre intentaba quedar bien ante Thiago, y ya estaba acostumbrada. No tem¨ªa que Araceli le hiciera algo a Thiago, porque si algo le pasara a ¨¦l, aunque no fuera culpa de Araceli, entre e y Andr¨¦ no habr¨ªa m¨¢s posibilidades. Araceli era consciente de que, para ganarse a Andr¨¦, primero deb¨ªa ganarse a Thiago. Siempre hab¨ªa trabajado en eso y hab¨ªa logrado algunos avances. Sabrina sigui¨® al hombre fuera de habitaci¨®n. La condujo a una habitaci¨®n al final del pasillo. Al abrir puerta, vio a un hombre de unos treinta y cinco a?os sentado en una si, afndo un cuchillo militar. Al ve entrar, esboz¨® una sonrisa. -Se?orita Ib¨¢?ez, es puntual. El hombre ten¨ªa una cicatriz aterradora que cruzaba su rostro, d¨¢ndole un aspecto feroz y distorsionado, lo que acentuaba su aura intimidante. -Disculpe, se?or, ?c¨®mo se ma usted? 16.51 Capitulo 554 El hombre se present¨®. -Me mo Carlos Luque. Sabrina asinti¨®. -Se?or Luque, el dinero ya ha sido entregado. ?Podemos irnos ahora? Carlos se rio suavemente. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?por qu¨¦ prisa? Andr¨¦ a¨²n no ha llegado. Si se van ahora y los vuelven a secuestrar en el camino, ¨¦l podr¨ªa echarme culpa a m¨ª. No quiero cargar con eso. Sabrina frunci¨® el ce?o levemente, entendiendo situaci¨®n. Sab¨ªa que salir de all¨ª no ser¨ªa f¨¢cil. Hab¨ªan sido lo suficientemente audaceso para secuestrar al hijo y a amiga de Andr¨¦, por lo que ramente no se trataba solo de dinero. Sabrina, con su mente ¨¢gil,enz¨® a conversar con Carlos. -Se?or Luque, ?puedo preguntarle si tiene alg¨²n problema personal con Andr¨¦? -Por supuesto. -Carlos acarici¨® cicatriz en su rostro-. Hace a?os, el Grupo Carvalho nos llev¨® a ruina al intentar adquirir empresa de nuestra familia, familia Luque. Nos endeudaron hasta el cuello. Mi madre se suicid¨® saltando de un edificio, mi padre termin¨® en c¨¢rcel, y mi hermana, intentando saldars deudas, acab¨® en manos de un pervertido y fue torturada hasta muerte. ?Te parece suficiente raz¨®n para guardar rencor? 212 Chapter 555 Cap¨ªtulo 555 -Entonces, ?el se?or Luque realmente usa el rescateo una excusa? - pregunt¨® Sabrina. -Es una excusa, pero tambi¨¦n quiere el dinero -respondi¨® Carlos con una sonrisa astuta-. Si se puede vengar y adem¨¢s conseguir el dinero, ?no ser¨ªa perfecto? Carlos observ¨® a Sabrina, divertido. -Secuestr¨¦ al hijo de Andr¨¦ y a su verdadero amor. Conociendo a Andr¨¦, no me dejar¨¢ ir tan f¨¢cilmente, ?verdad? As¨ª que, ?por qu¨¦ no arriesgarme? No tengo nada que perder. Este secuestrador ten¨ªa una mente aguda y peligrosa. No era el t¨ªpico criminal violento; era un hombre con educaci¨®n, lo que lo hac¨ªa a¨²n m¨¢s peligroso. Sabrina guard¨® silencio por unos segundos antes de preguntar: -?Qu¨¦ piensas hacer? Carlos respondi¨® pausadamente: -Quiero que Andr¨¦ elija entre su hijo y su primer amor. Soy un hombre de pbra, Para no provocarlo, Sabrina decidi¨® seguirle el juego. -?Por qu¨¦? Carlos sonri¨® con iron¨ªa. -Ambos son muy importantes para ¨¦l. Si elige a uno y deja al otro, se arrepentir¨¢. Tal vez incluso llegue a odiar a persona que salv¨®. Porques personas siempre valoran m¨¢s lo que no pueden tener. Sabrina asinti¨® levemente. -Tienes raz¨®n. Pero ese dilema que nteas no es necesario. Carlos levant¨® una ceja, intrigado. -?Por qu¨¦ dices eso? -Thiago es el hijo biol¨®gico de Andr¨¦ y el futuro heredero del Grupo Carvalho. Apenas tiene cinco a?os. Por m¨¢s que Andr¨¦ adore a Araceli, dudo que elija sobre su propio hijo. Carlos reflexion¨® por unos segundos y luego asinti¨®. -Tienes un buen punto. Sabrina continu¨®: -Si quieres que Andr¨¦ elija, puedo ayudarte. Libera a Thiago y me tomar¨¢s a m¨ªo tu reh¨¦n. Soy madre de Thiago. Si Andr¨¦ elige a Araceli y me abandona, Thiago lo resentir¨¢. Cuando crezca, podr¨ªa enfrentarse a Andr¨¦. Un conflicto as¨ª entre padre e hijo no solo ser¨ªa doloroso, 16:51 Capitulo 555 sino tambi¨¦n fascinante, ?no lo crees? Carlos mir¨® con una nueva perspectiva. -Dicen que cuando una mujer quiere ser cruel, los hombres no tienen nada que hacer. Eres bastante despiadada. Pero... Carlos examin¨® a Sabrina de arriba abajo. -?Y si ¨¦l te elige a ti? ?No estar¨ªas feliz de reunir a tu familia? Sabrina sonri¨®. -Si eso sucede, te agradecer¨¦ por librarme de una rival. Sabes que mi rci¨®n con Andr¨¦ no es buena. Se divorci¨® de m¨ª por Araceli. Si realmente me elige, esos dos millones de pesos ser¨¢n el precio que pagar¨¦ por vida de Araceli. Te ayudar¨¦ a mantener a Andr¨¦ distra¨ªdo para que no te persiga. Sabrina hizo una pausa antes de continuar: -Quieres arriesgarlo todo porque crees que Andr¨¦ no te dejar¨¢ en paz despu¨¦s del secuestro, y piensas que no podr¨¢s disfrutar del dinero. Pero si cboras conmigo, no solo conseguir¨¢s el dinero, sino que tambi¨¦n podr¨¢s escapar. Carlos se qued¨® en silencio, visiblemente tentado. Una suma tan grande era dif¨ªcil de ignorar. Despu¨¦s de unos momentos, Carlos mir¨® fijamente. -?Est¨¢s segura de que puedes ayudarme a escapar? Sabrina asinti¨® con firmeza. -Si liberas a Thiago, te prometo que te ayudar¨¦. Pero si matas al futuro heredero del Grupo Carvalho, Andr¨¦ no descansar¨¢ hasta verte destruido. Chapter 556 Cap¨ªtulo 556 Carlos medit¨® unos segundos y luego levant¨® mirada con una sonrisa: - Se?orita Ib¨¢?ez, tienes una habilidad especial para persuadir a los dem¨¢s. Sabrina mir¨® a Carlos y pregunt¨®: -Entonces, ?acepta, se?or Luque? Carlos sonri¨® de nuevo: -Es un cer tratar con alguien tan inteligente. La se?orita Ib¨¢?ez se preocupa tanto por m¨ª, que verdad... no quisiera tener que hacerte da?o. Sabrina sonri¨® ligeramente: -Tambi¨¦n tengo mis propios intereses. Despu¨¦s de todo, Thiago es mi hijo y yo tambi¨¦n quiero sobrevivir. Ayudar al se?or Luque es ayudarme a m¨ª misma. Carlos se sinti¨® satisfecho con sinceridad de Sabrina. -Con personas tan inteligenteso se?orita Ib¨¢?ez, no quiero hacer da?o. Mira, incluso si Andr¨¦ no te elige, mientras me ayudes a escapar, no te har¨¦ da?o. ?Qu¨¦ opinas? Sabrina asinti¨®: -Entonces, ?podr¨ªa liberar primero a Thiago, se?or Luque? Carlos fue muy directo: -No hay problema. Dicho esto, dio una orden a uno de sus hombres y ambos se dirigieron a habitaci¨®n donde estaban detenidos Thiago y Araceli. Apenas se abri¨® puerta, Thiago corri¨® hacia e. -?Mam¨¢! Sabrina abraz¨® a Thiago y le dijo: -En un momento, este se?or te dejar¨¢ salir. mar¨¦ a tu pap¨¢ y ¨¦l vendr¨¢ a buscarte. Thiago se qued¨® un momento en silencio: -?Y t¨² y se?ora Vargas, mam¨¢? Antes de que Sabrina pudiera responder, Araceli intervino. -Thiago, t¨² sal primero. La se?orita Ib¨¢?ez y yo estaremos bien. Pero Thiago se aferr¨® a mano de Sabrina: -No, si mam¨¢ no se va, yo tampoco me voy. El coraz¨®n de Sabrina, que hasta entonces hab¨ªa estadoo ungo en calma, sinti¨® un leve estremecimiento. Thiago, al fin y al cabo, era su hijo de sangre, su familia. Por mucho que estuviera decepcionada,o madre, no pod¨ªa ignorar el destino de Thiago. Sabrina le acarici¨® cabeza: -Primero tienes que irte para que mam¨¢ pueda salir a salvo. De lo contrario, siempre estar¨¦ preocupada por ti y eso me distraer¨¢. Thiago, con los ojos llenos de l¨¢grimas, mir¨® a Sabrina con una expresi¨®n de profunda dependencia. 16:52 Capitulo 556 En ese momento, Carlos intervino: -Se?orita Ib¨¢?ez, ll¨¢male a Andr¨¦. No quiero que esto se rgue demasiado, no es conveniente para m¨ª. Si se demoraban, le dar¨ªan tiempo a Andr¨¦ para near algo, lo cual era perjudicial para Carlos. Sabrina asinti¨® y, frente a Carlos, marc¨® el n¨²mero de Andr¨¦. Araceli y Thiago miraban a Sabrina con asombro. ?Por qu¨¦ el secuestrador ten¨ªa una actitud tan amable con Sabrina? Despu¨¦s de har con Andr¨¦, Sabrina colg¨® r¨¢pidamente. -Llegar¨¢ aqu¨ª en diez minutos. Carlos respondi¨®: -Bien, entonces esperemos esos diez minutos. Aproximadamente siete u ocho minutos despu¨¦s, el tel¨¦fono de Sabrina son¨®. Andr¨¦ ya hab¨ªa llegado. Carlos solt¨® una peque?a risa: -Ya que ¨¦l est¨¢ aqu¨ª, salgamos juntos. Mientras lo distraes, yo podr¨¦ escapar en el caos. Sabrina no ten¨ªa objeciones. Araceli, sin embargo, miraba a Sabrina con incredulidad: -?Distraer a Andr¨¦? Sabrina, ?qu¨¦ quiere decir con eso? Sabrina contest¨® con serenidad: -Se?orita, ahora no es el momento de discutir esto. La seguridad de Thiago es lo m¨¢s importante. Dicho esto, agarr¨® mano de Thiago para salir. Araceli se interpuso r¨¢pidamente en su camino, insistiendo en obtener una respuesta. -Sabrina, ?acaso conoces a este tipo? Sabrina frunci¨® el ce?o: -Araceli, qu¨ªtate de mi camino. Araceli se nt¨® firme frente a Sabrina, su rostro p¨¢lido reflejando una obstinada determinaci¨®n. -?No te dejar¨¦ ir hasta que me lo expliques! Sabrina, perdiendo paciencia, le dio una bofetada a Araceli. -?Ap¨¢rtate de mi camino! 212 Chapter 557 Cap¨ªtulo 557 Araceli cay¨® al suelo, sorprendida, cubri¨¦ndose el rostro mientras miraba a Sabrina con incredulidad. Incluso Thiago se qued¨® at¨®nito. Sabrina ignor¨® a Araceli y se dirigi¨® a Carlos, quien estaba aldo. -Se?or Luque, v¨¢monos r¨¢pido antes de que algo cambie. Carlos sonri¨® y asinti¨®. -Vamos. Sabrina tom¨® mano de Thiago y sali¨® r¨¢pidamente.. -Mam¨¢... Thiago mir¨® a Araceli con preocupaci¨®n. El rostro de Sabrina se ensombreci¨®. En el fondo, sab¨ªa que Carlos, siendo el tipo de persona que era, no era alguien en quien se pudiera confiar. Parec¨ªa cooperativo ahora, pero ?qui¨¦n pod¨ªa asegurar que no cambiar¨ªa de actitud en cualquier momento? Record¨® conversaci¨®n que hab¨ªa tenido con Carlos en el camino. Carlos hab¨ªa dicho: -Para ser honesto, hemos estado observando a tu familiapleta durante casi un a?o. Un secuestro no es f¨¢cil de near, especialmente cuando se trata de alguieno Andr¨¦. Se?orita Ib¨¢?ez, t¨² siempre andabas con tu hijo de undo a otro, dificultando nuestras posibilidades. Carlos solt¨® una risi. -Al principio, mi intenci¨®n era secuestrarte a ti, pero me di cuenta de que tu exmarido no te daba mucha importancia. As¨ª que decid¨ª cambiar de objetivo y opt¨¦ por Araceli y tu hijo. No pod¨ªamos actuar cuando Andr¨¦ estaba con ellos; ten¨ªamos que esperar el momento adecuado, cuando Araceli saliera s con tu hijo. Carlos continu¨® hando con un tono rjado. -Por lo que observ¨¦, aunque tu hijo sal¨ªa solo muchas veces, sospech¨¦ que alguien deb¨ªa estar vigil¨¢ndolo. No me arriesgu¨¦ a actuar por si era una trampa de Andr¨¦. Si no fuera porque se?orita lo dej¨® solo por un momento, no habr¨ªamos tenido oportunidad de actuar. Al escuchar esto, Sabrina sinti¨® un escalofr¨ªo recorrerle espalda. Era cierto,o Carlos hab¨ªa dicho, que realizar un secuestro no era tarea senci. 16:52 Capitulo 557 Mientras sus pensamientos volv¨ªan a realidad, Sabrina mir¨® a Carlos, notando su mirada cargada de significado. Carlos tambi¨¦n observaba, sus ojos briban con una luz enigm¨¢tica. Un pensamiento inesperado surgi¨® en mente de Sabrina, haci¨¦nd apretar con fuerza mano de Thiago. -Mam¨¢. -Thiago se quej¨®, frunciendo el ce?o por el dolor. Carlos sonri¨® y pregunt¨®: -?Por qu¨¦ me mira as¨ª, se?orita Ib¨¢?ez? ?Tiene algo que decirme? Sabrina mantuvo su mirada fija en Carlos. -T¨²... Carlos interrumpi¨®. -No te preocupes,o acordamos, te liberar¨¦ a ti y a tu hijo. En cuanto a esa mujer... Carlos mir¨® a Araceli. -La eliminar¨¦ por ti, pero el proceso debe seguir su curso para que Andr¨¦ lo crea. Araceli abri¨® los ojos de par en par y grit¨®. -?Sabrina, t¨² neaste este secuestro? Thiago, confundido, mir¨® a los adultos. -Mam¨¢, ?qu¨¦ est¨¢n diciendo este se?or y se?ora Vargas? Sabrina sinti¨® que algo iba muy mal. Mir¨® de nuevo a Carlos, quien le devolvi¨® una sonrisa llena de significado. -Ah, se?orita Ib¨¢?ez, tan lista, lo has adivinado. Luego mir¨® a Araceli. -Si tuvieras mitad de astucia de se?orita Ib¨¢?ez, no estar¨ªas en esta situaci¨®n. 16.52? Chapter 558 Cap¨ªtulo 558 Araceli se qued¨® un poco sorprendida. -?Qu¨¦ dijiste? Thiago miraba de undo a otro as personas, sin entender exactamente de qu¨¦ estaban hando. Pero hab¨ªa una frase que hab¨ªa escuchado ramente: se?ora Vargas mencion¨® que el secuestrador conoc¨ªa a su mam¨¢. Adem¨¢s, el trato que este secuestrador ten¨ªa con su mam¨¢ era diferente, no tan rudoo el que ten¨ªa con ¨¦l y con se?ora Vargas. El peque?o cerebro de Thiago estaba hecho un caos. Abri¨® boca para intentar decir algo, pero vio que Sabrina ten¨ªa el rostro muy tenso y apresuraba el paso. Thiago mov¨ªa sus peque?as piernas r¨¢pidamente, apenas logrando seguir el ritmo. Desde que el secuestrador pidi¨® dinero, Sabrina sinti¨® que todo el asunto ten¨ªa algo extra?o. Adem¨¢s, Thiago nunca hab¨ªa sido secuestrado antes, sin importar con qui¨¦n saliera, pero esta vez, que fue con Araceli, ocurri¨® el secuestro. Era una coincidencia demasiado sospechosa. Aunque los dem¨¢s no conoc¨ªan verdadera naturaleza de Araceli, Sabrina s¨ª lo sab¨ªa muy bien. Cuando se encontraron con Araceli, aunque estaba desali?ada, no parec¨ªa estar asustada. Era un contraste total con el d¨ªa en que se enfrentaron a Andr¨¦ con un cuchillo. Araceli propuso un intercambio de rehenes, y Carlos acept¨® r¨¢pidamente. Su disposici¨®n a negociar era sorprendente. Parec¨ªa que Carlos hab¨ªa notado que Sabrina hab¨ªa descubierto algo, y ni siquiera se molest¨® en disimr, admitiendo todo directamente. Las pbras que hab¨ªa dicho antes parec¨ªan haber sido dirigidas intencionalmente a Thiago. Despu¨¦s de todo, un ni?o no mentir¨ªa, ?verdad? Parec¨ªa que Araceli quer¨ªa culpar a Sabrina del secuestro. Pero, si se pensaba bien, e podr¨ªa estar usando oportunidad para deshacerse de Sabrina y Thiago. O, tal vez, solo de Sabrina... Luego, har¨ªa que Thiago testificara que Sabrina y el secuestrador estaban enplicidad y, debido a una disputa por repartici¨®n del bot¨ªn, el secuestrador mat¨®. De cualquier manera, tanto Sabrinao Thiago estaban en una situaci¨®n sumamente peligrosa. Sabrina no pod¨ªa arriesgar vida de Thiago. Viendo a Sabrina apresurarse mientras llevaba a Thiago de mano, Carlos se limit¨® a sonre¨ªr sin impedirles el paso. Solo cuando llegaron al ¨¢rea despejada frente a f¨¢brica, Carlos detuvo a Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez, haga que su hijo se quede en el centro del espacio. En un momento Andr¨¦ podr¨¢ elegir a alguien, y quien sea elegido podr¨¢ irse con Thiago. Sabrina mir¨® a Carlos. -?No puede irse Thiago primero? Es solo un ni?o, no tiene sentido que se quede aqu¨ª. Carlos se encogi¨® de hombros. -Lo pens¨¦ bien, y soltar a uno por uno es demasiadoplicado. Es m¨¢s sencillo si se van juntos. Sabrina sinti¨® un peso en el coraz¨®n. Carlos hab¨ªa roto su pbra, pero e no albergaba esperanzas desde el principio, ni tampoco se molest¨® en confrontarlo. Despu¨¦s de todo, nunca 12 Capitulo 558 hab¨ªa confiado en pbra de un secuestrador. Al ver que Sabrina no se mov¨ªa, Carlos sac¨® de alg¨²n lugar una pist. -Se?orita Ib¨¢?ez, ahora suelte mano de su hijo y venga hacia m¨ª. Ante esta situaci¨®n, Sabrina no tuvo m¨¢s opci¨®n que obedecer. Carlos habl¨® con calma. -Ahora solo falta esperar a que Andr¨¦ venga a elegir. Dos minutos despu¨¦s, figura alta y esbelta de Andr¨¦ apareci¨® en entrada. Sus ojos recorrieron a todos los presentes antes de posarse en Carlos. Con losbios apenas movi¨¦ndose, pregunt¨®: -?Cu¨¢l es tu condici¨®n para soltarlos? Carlos respondi¨® con un tono despreocupado. -Ya le promet¨ª a se?orita Ib¨¢?ez que liberar¨ªa a su hijo. En cuanto a estas dos damas... -Los ojos de Carlos briban con una luz extra?a-. Tienes que elegir a una para que se vaya con tu hijo. 212 Chapter 559 Cap¨ªtulo 559 Antes de que Andr¨¦ pudiera decir algo, una serie de pasos apresurados resonaron, acerc¨¢ndose r¨¢pidamente. -?Andr¨¦! ?Elige a Araceli! Fabi¨¢n, quien de alguna manera se hab¨ªa enterado de lo que estaba sucediendo, lleg¨® cojeando, visiblemente agitado. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o. -?Qu¨¦ haces aqu¨ª? Fabi¨¢n, con una expresi¨®n de preocupaci¨®n, respondi¨®: -Si no ven¨ªa, Araceli estar¨ªa en grave peligro hoy. Andr¨¦, tienes que elegir a Araceli. Su deseo no se ha cumplido y solo le quedan unos pocos meses. ?No podemos dejar que muera aqu¨ª! Anoche, Pedro le hab¨ªa dado tal golpiza que casi no pudo levantarse de cama. neaba quedarse en casa recuper¨¢ndose. Sin embargo, poco antes, hab¨ªa recibido una mada de Jorge inform¨¢ndole que Araceli hab¨ªa sido secuestrada. Se apresur¨® a llegar lo m¨¢s r¨¢pido posible, temiendo que si tardaba un poco m¨¢s, Araceli podr¨ªa no salir con vida. Con una voz tranqu y serena, Andr¨¦ dijo: -Si solo le quedan algunos meses, ?por qu¨¦ no elegir a alguien que pueda vivir m¨¢s tiempo? Fabi¨¢n qued¨® at¨®nito, sin poder creer lo que o¨ªa. ?Eso lo hab¨ªa dicho Andr¨¦? ?No era ¨¦l el que siempre favorec¨ªa a Araceli? Andr¨¦ continu¨®: -Araceli ya est¨¢ gravemente enferma, su tiempo es limitado. Podr¨ªa dejarle oportunidad de vivir a otra persona. Araceli es tan bondadosa que estoy seguro de que lo entender¨ªa. Al decir esto, Andr¨¦ mir¨® a Araceli. -Araceli, ?verdad que tengo raz¨®n? El rostro de Araceli mostr¨® una fragilidad moment¨¢nea. Forz¨® una sonrisa d¨¦bil. - Andr¨¦ tiene raz¨®n. Ya no hay valor en intentar salvarme. Luego, se dirigi¨® a Thiago, quien parec¨ªa aturdido. -Thiago, vete con tu mam¨¢. No te preocupes por se?ora Vargas. Hace un momento, Thiago hab¨ªa escuchado conversaci¨®n entre Sabrina y el secuestrador. Sabrina conoc¨ªa al secuestrador. Los ojos de Thiago briron un instante, mostrando una expresi¨®n de dilema. Despu¨¦s de un rato, asinti¨® ligeramente. La expresi¨®n de Araceli se congel¨® por un instante. Inconscientemente, apret¨® los pu?os, llena de rabia. ?Ese ni?o ingrato! Sin importar cu¨¢nto hiciera por ¨¦l, no serv¨ªa de nada. Antes de que el secuestrador pudiera har, Fabi¨¢n, fuera de s¨ª, grit¨®: Capitulo 559 -Andr¨¦, ?qu¨¦ est¨¢s diciendo? La vida de Sabrina cuenta, ?y acaso de Araceli no? ?No permitir¨¦ que dejes morir a Araceli! La voz de Andr¨¦ se torn¨® m¨¢s fr¨ªa. -Entonces, ?qu¨¦ propones? Fabi¨¢n qued¨® moment¨¢neamente confundido, pero luego respondi¨® sin dudar: - ?Por supuesto que salvar a Araceli! Andr¨¦ replic¨®: -Ahora mismo, Thiago y los dem¨¢s est¨¢n en manos de los secuestradores. ?Y me preguntas c¨®mo salva? Fabi¨¢n abri¨® boca para replicar. -?No dijeron los secuestradores que pod¨ªas elegir? Si eliges a Araceli, estar¨¢ bien... Su voz fue apag¨¢ndose al darse cuenta de contradi¨®n en sus pbras. Pero r¨¢pidamente recuper¨® su determinaci¨®n. -Hace a?os, te ayud¨¦ a escapar de quienes te persegu¨ªan. Sin Araceli, habr¨ªa muerto... Le debemos una vida, y hoy es momento de devolverle el favor. Andr¨¦, no me digas que no vas a cumplir con tu deuda. La voz de Andr¨¦ se volvi¨® distante. -Entonces, ?lo que hice por e todo este tiempo no cuenta para nada? Fabi¨¢n evit¨® su mirada. -De cualquier manera, hoy debes elegir a Araceli... Andr¨¦, con un tono fr¨ªo, replic¨®: -?Quieres que frente a Thiago, elija a alguien que solo tiene unos meses de vida y abandone a su madre biol¨®gica? Fabi¨¢n, ?no te parece absurdo? Sabrina, al escuchar esto, mostr¨® una expresi¨®n de sorpresa en sus ojos. Chapter 560 Cap¨ªtulo 560 -?Escoge a e? -Sabrina no pod¨ªa creer lo que estaba escuchando. Era algo inesperado, pero a vez, ten¨ªa sentido. Andr¨¦ siempre hab¨ªa sido una persona l¨®gica y distante, nunca dejaba ques emociones nuran su juicio. Sabrina sinti¨® una mirada de odio dirigida hacia e. Al voltear, vio a Araceli mordi¨¦ndose elbio inferior con tanta fuerza que sus ojos estaban llenos de l¨¢grimas. Araceli no pod¨ªa creerlo. En una eli¨®n entre dos, Andr¨¦ hab¨ªa escogido a Sabrina. ¨¦l se hab¨ªa divorciado de Sabrina por estar con Araceli. ?Por qu¨¦ ahora eleg¨ªa a Sabrina? Sabrina, por dentro, se buba de situaci¨®n. Araceli siempre hab¨ªa jugado carta de enfermedad terminal para ganar simpat¨ªa y atenci¨®n de Andr¨¦, mostr¨¢ndoseo persona m¨¢s noble y pura ante los dem¨¢s. Ahora, ese juego le hab¨ªa salido mal. Sin embargo, Sabrina no sent¨ªa alegr¨ªa por haber sido elegida. Sab¨ªa que era simplemente el resultado de un c¨¢lculo fr¨ªo de Andr¨¦. -Entonces, se?or Carvalho, ?su eli¨®n es su exesposa Sabrina? -pregunt¨® Carlos, observando situaci¨®n con inter¨¦s. Andr¨¦ guard¨® silencio por un momento antes de responder-. S¨ª. Fabi¨¢n no pod¨ªa creer lo que escuchaba-. ?Andr¨¦! Araceli prob¨® el sabor met¨¢lico de sangre en susbios rotos. ?Sabrina deb¨ªa desaparecer! Andr¨¦ ignor¨® a Fabi¨¢n y se dirigi¨® a Carlos-. He hecho mi eli¨®n. ?Ahora puedes liberar a Thiago? -ro -respondi¨® Carlos sin vacr-. Se?orita Ib¨¢?ez, puede irse. Sabrina se acerc¨® a Thiago, lista para tomar su mano, cuando de repente, todo cambi¨®. -?Cuidado! -grit¨® Andr¨¦ con una expresi¨®n de rma. Sabrina, de espaldas a Carlos, no pod¨ªa ver lo que suced¨ªa detr¨¢s de e. Pero en el instante en que Andr¨¦ habl¨®, el sonido de un disparo reson¨® en el aire. -?Bang! El coraz¨®n de Sabrina se sobresalt¨®. Instintivamente protegi¨® a Thiago, rodando con ¨¦l por el suelo. De repente, voz desgarradora de Araceli se escuch¨®. -?Thiago, corre! ?Yo lo distraer¨¦! 16.53 Capitulo 560 Araceli, de repente, senz¨® sobre Carlos, sujetando su brazo con fuerza mientras gritaba con un tono tan agudo que resultaba ensordecedor. Carlos, con una expresi¨®n de ira, le dio una bofetada que hizo que cabeza de Araceli se girara violentamente. -?Paf! A pesar del dolor, Araceli no solt¨® a Carlos. Carlos, visiblemente irritado por resistencia de Araceli, aplic¨® toda su fuerza,nz¨¢nd al suelo con violencia. Araceli, sin importarle el dolor, se aferr¨® a pierna de Carlos, intentando inmovilizarlo. Todos quedaron at¨®nitos ante valent¨ªa de Araceli, sin reionar durante varios segundos. Aprovechando distri¨®n de Carlos, Sabrina recogi¨® a Thiago y corri¨® hacia salida. Andr¨¦ reion¨® r¨¢pidamente, colocando a Sabrina y Thiago detr¨¢s de ¨¦l para protegerlos. Al escuchar el disparo, Iv¨¢n lleg¨® apresuradamente con refuerzos. -Ll¨¦venlos a un lugar seguro -orden¨® Andr¨¦ con voz firme. El disparo de Carlos hab¨ªa sumido situaci¨®n en el caos. Mientras Sabrina y Thiago eran evacuados, Sabrina escuch¨® el sonido de una explosi¨®n fuerte... En el hospital, despu¨¦s de que Sabrina y Thiagopletaran sus ex¨¢menes m¨¦dicos, Araceli hab¨ªa sido rescatada y estaba siendo llevada a s de emergencias. Al ver a Araceli cubierta de sangre en cami, Sabrina frunci¨® el ce?o. -?C¨®mo est¨¢ Araceli? Andr¨¦ y Fabi¨¢n estaban demasiado ocupados para responderle. A sudo, Jorge se detuvo yenz¨® a explicarle a Sabrina los antecedentes de 16:53 Chapter 561 Cap¨ªtulo 561 -Araceli fue secuestrada por ese tipo, y aunque est¨¢ herida, por suerte no es nada grave. No te preocupes -dijo Jorge con calma. Sabrina, sin embargo, no estaba preocupada. Sab¨ªa que Araceli siempre encontraba manera de salir ilesa des situaciones m¨¢splicadas. -?C¨®mo lograron rescata? -pregunt¨® Sabrina, con curiosidad. Jorge no dud¨® en responder. -Andr¨¦ se encarg¨® de distraer a los secuestradores mientras yo investigaba el paradero del dinero. Era mucho dinero, y moverlo r¨¢pidamente no era sencillo. Despu¨¦s de contrr a los secuaces, Andr¨¦ y yo los atacamos por ambosdos. Solo que... Jorge se detuvo un momento antes de continuar. -Araceli a¨²n estaba en manos del secuestrador, lo queplicabas cosas. No pod¨ªamos actuar sin cuidado. Sabrina frunci¨® el ce?o. -?Capturaron a Carlos? -?Carlos? -Jorge parec¨ªa confundido. -El tipo que ten¨ªa a Araceli. Jorge neg¨® con cabeza. -No, ese sujeto es muy astuto y sabe moverse bien. Logr¨® escapar llev¨¢ndose a Araceli al bosque. Pero no te preocupes, nuestros hombres ya est¨¢n en su b¨²squeda. Sabrina no se sorprendi¨®. Si Araceli y Carlos estaban coludidos, entonces Carlos no deb¨ªa ser atrapado. Las puertas de s de operaciones se cerraron con un golpe seco mientras Araceli era llevada a cirug¨ªa de emergencia. Fabi¨¢n se dirigi¨® a Andr¨¦. -Andr¨¦, le debes vida a Araceli otra vez. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o pero no respondi¨®. Fabi¨¢n insisti¨®: -Cuando ten¨ªas que elegir entre dos opciones, no escogiste a Araceli. Sin embargo, e no te culp¨®, y aun as¨ª se arriesg¨® para proteger a Thiago, enfrent¨¢ndose al secuestrador. Si no fuera por eso, Araceli no estar¨ªa tan herida. Esto es una deuda de vida. Sabrina, al escuchar a Fabi¨¢n, sonri¨® con iron¨ªa. Sent¨ªa l¨¢stima por Araceli, pues aunque Fabi¨¢n Capitulo 561 ten¨ªa buenas intenciones, a veces resultaba ser un poco ingenuo. Araceli, con su n, hab¨ªa logrado recuperar su posici¨®n en el coraz¨®n de Andr¨¦. Sin embargo, el sentimiento de Andr¨¦ de culpa era una cosa, pero ser obligado moralmente era otra distinta. Nadie quiere estar en deuda constantemente, y mucho menos ser manipdo emocionalmente. Andr¨¦ hab¨ªa hecho mucho por Araceli: hab¨ªa gastado millones, se hab¨ªa divorciado por e, hab¨ªa sacrificado oportunidadesborales y le hab¨ªa brindado muchos recursos. A pesar de todo eso, en lugar de recibir gratitud, le recordaban que estaba en deuda. Con el tiempo, esas "deudas" se transformaban en una carga. Araceli, al notar que su influencia sobre Andr¨¦ hab¨ªa menguado, hab¨ªa neado todo esto para recuperar su lugar. Sabrina a¨²n no sab¨ªa si Araceli buscaba simplemente ganar simpat¨ªa o si intentaba elimina a e. Fabi¨¢n, viendo que Andr¨¦ permanec¨ªa en silencio, continu¨® insistiendo en que no deb¨ªa olvidar lo que Araceli hab¨ªa hecho por ¨¦l. Andr¨¦ no dijo nada, manteniendo su silencio. Fabi¨¢n, entonces, se volvi¨® hacia Sabrina, elevando voz. -?Sabrina, no olvides que t¨² tambi¨¦n le debes vida a Araceli! Sabrina respondi¨® con sarcasmo. -?Acaso Araceli salv¨® al mundo? ?Es que todos le debemos vida? Fabi¨¢n se qued¨® boquiabierto, se?al¨¢nd con enojo. -?Eres una ingrata! Si Araceli no hubiera entretenido al secuestrador, ?habr¨ªan podido escapar tan f¨¢cilmente? 3132 Chapter 562 16.52 Cap¨ªtulo 562 -?Ahora pretendes no cumplir con tu pbra, Sabrina? Te lo advierto, ?no tienes salida! -Fabi¨¢n exm¨® con frustraci¨®n. Sabrina lo mir¨® con desd¨¦n y solt¨® una risita sarc¨¢stica. -?Entonces qu¨¦? ?Qu¨¦ vas a hacerme? Fabi¨¢n abri¨® boca para responder, peros pbras se le atoraron en garganta. En realidad, si Sabrina decid¨ªa no cumplir, ?qu¨¦ pod¨ªa hacer ¨¦l al respecto? La gratitud deb¨ªa surgir del coraz¨®n, y no hab¨ªa forma de forza. -Adem¨¢s -continu¨® Sabrina-, no creo que Araceli me haya salvado. E no se interpuso en el peligro por m¨ª, ni vino a rescatarme. ?C¨®mo se supone que me debe vida? Con una sonrisa c¨ªnica, Sabrina a?adi¨®: -De hecho, soy yo quien salv¨® a se?orita, ya que arriesgu¨¦ mi vida para liberar a Thiago. Si no fuera por mi cboraci¨®n, quiz¨¢s ya no estar¨ªa aqu¨ª. Se?or Guerrero, t¨² que tanto valoras el agradecimiento, debes recordar que me deben por salva. No me gustar¨ªa que fueran unos ingratos. Fabi¨¢n qued¨® sin pbras ante l¨®gica torcida de Sabrina. -?T¨² no fuiste a salvar a Araceli, fuiste a salvar a Thiago! -Thiago es mi hijo, es l¨®gico que lo salve. Pero Araceli, ?qu¨¦ es para m¨ª? No tengo por qu¨¦ salva sin m¨¢s -respondi¨® Sabrina con frialdad. Con una mirada indiferente, agreg¨®: -Por supuesto, si se?orita decide convertirse en mi hija, podr¨ªa considerar que esta deuda est¨¢ saldada. El rostro de Fabi¨¢n se torn¨® rojo de ira, casi al borde de perder el conocimiento pors pbras de Sabrina. En ese momento, se escucharon pisadas apresuradas y desordenadas acerc¨¢ndose. -?Sabrina, Thiago, ?est¨¢n bien? -pregunt¨® Dani con preocupaci¨®n mientras llegaba corriendo junto a Gabriel y Hache. Dani se detuvo frente a Sabrina, aliviada al ver que no hab¨ªa sufrido da?o alguno. Luego mir¨® a Thiago con detenimiento. -Thiago, ?est¨¢s bien? ?No tienes heridas? -Estoy bien-respondi¨® Thiago con un leve asentimiento. -Sabrina, ?c¨®mo te atreves a enfrentarte s a los secuestradores! ?Me ten¨ªas con el coraz¨®n en mano! -exm¨® Dani, aliviada pero todav¨ªa preocupada-. Esos tipos son peligrosos, unos verdaderos demonios. Qu¨¦ bueno que no les pas¨® nada. Paus¨® un momento y mir¨® a Thiago. -Esta vez, tu mam¨¢ te salv¨®, arriesg¨® mucho por ti. No hagas enojar otra vez. Thiago asinti¨®, consciente de que tanto su madreo se?ora Vargas le hab¨ªan salvado. Dani revis¨® hora en su reloj. -Sabrina, ?quieres quedarte aqu¨ª o prefieres volver con 16:53 nosotros? Sabrina dej¨® escapar un suspiro de cansancio. Hab¨ªa estado en constante tensi¨®n lidiando con esos criminales, y ahora, despu¨¦s de todo, se sent¨ªa agotada. -Me ir¨¦ con ustedes -respondi¨® finalmente. Pero Fabi¨¢n no estaba dispuesto a aceptar eso. ?La cirug¨ªa de Araceli a¨²n no ha terminado! ?Debes quedarte a esperar! Sabrina replic¨®, sin mostrar m¨ªnima cortes¨ªa: -?Acaso est¨¢s tan ansioso por que se?orita se convierta en mi hija? Fabi¨¢n, perdiendopostura, estall¨®. -?Sabrina, si vuelves a insultar a Araceli, te juro que te har¨¦ car! Gabriel se adnt¨®, coloc¨¢ndose frente a Sabrina, y con voz tranqu pero firme, dijo smente: -No te creo. 16.53 Chapter 563 Cap¨ªtulo 563 Dani tambi¨¦n dio un paso al frente y exm¨®: -?Atr¨¦vete a tocar a Sabrina y ver¨¢s! Fabi¨¢n intent¨® decir algo, pero Jorge lo detuvo. -La se?orita Ib¨¢?ez ha estado preocupada por Thiago todo el d¨ªa, enfrent¨¢ndose a esos secuestradores despiadados. Debe estar agotada. Aqu¨ª en el hospital, podemos encargarnos nosotros. Deber¨ªa ir a descansar. Aunque Jorge haba a Fabi¨¢n, sus pbras estaban dirigidas a Andr¨¦. Andr¨¦ mir¨® a Sabrina y not¨® su cansancio, as¨ª que asinti¨® ligeramente. -Ve a descansar, si surge algo aqu¨ª te mar¨¦. Sabrina mir¨® a Thiago. -?Quieres venir conmigo? Era primera vez que Sabrina invitaba a Thiago desde que se hab¨ªa mudado de familia Carvalho. La operaci¨®n de Araceli a¨²n no terminaba, y Andr¨¦ ten¨ªa que quedarse en el hospital para esperar noticias. Hoy Thiago hab¨ªa pasado por un gran susto, y Sabrina sent¨ªa responsabilidad de ser madre. Aunque se hab¨ªa divorciado de Andr¨¦ y renunciado a custodia, eso no significaba que pudiera desentenderse de su hijo. Mientras Thiago fuera menor de edad, sus responsabilidades no desaparecer¨ªan. Sin embargo, no lo amar¨ªao antes, sin reservas. Thiago se sorprendi¨® al escuchar invitaci¨®n. En el pasado, habr¨ªa rechazado inmediatamente a su madre. Pero ahoras cosas eran diferentes. Sus padres se hab¨ªan divorciado y su madre apenas le haba. Lo que antes le parec¨ªa molesto ahora le resultaba entra?able,o los tillos que su mam¨¢ preparaba especialmente para ¨¦l. Quer¨ªa ir con su mam¨¢, pero... ?qu¨¦ har¨ªa con se?ora Vargas? La cara de Thiago mostr¨® lucha e indecisi¨®n. Fabi¨¢n intervino. -Thiago, cuando ibas a irte, el secuestrador apunt¨® con un arma hacia ti. Si Araceli no hubiera arriesgado su vida para enfrentarlo, no estar¨ªas aqu¨ª. Fabi¨¢nnz¨® una mirada significativa a Sabrina. -No puedes ser desagradecidoo cierta persona. Sabrina ignor¨®s provocaciones de Fabi¨¢n y simplemente mir¨® a Thiago con calma, 16:5 Capitulo 563 -?Vienes conmigo o te quedas aqu¨ª esperando a Araceli? Thiago baj¨® cabeza, evitando mirada de su madre. -Mam¨¢, ve t¨² primero. Yo prefiero esperar a se?ora Vargas... La se?ora Vargas hab¨ªa insinuado que su madre conoc¨ªa al secuestrador. Thiago quer¨ªa esperar a que e despertara para preguntar qu¨¦ suced¨ªa realmente. Durante el trayecto al hospital, hab¨ªa estado debatiendo si contarle a su padre sobre esto. Despu¨¦s de pensarlo mucho, decidi¨® no hacerlo. En el fondo, no cre¨ªa que su madre conociera al secuestrador. Sabrina escuch¨® sin mostrar decepci¨®n ni intentar persuadirlo. -Est¨¢ bien, me ir¨¦ entonces. Con estas pbras, salud¨® a Dani y a los dem¨¢s antes de darse vuelta y marcharse. Thiago observ¨® c¨®mo el perfil de su madre se desvanec¨ªa en distancia, sintiendo una punzada de a?oranza. Quer¨ªa irse con e, pero no pod¨ªa dejar de preocuparse por se?ora Vargas. Si al menos su madre pudiera quedarse en el hospital con ¨¦l, esperando a se?ora Vargas, todo ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil... Hache sigui¨® al grupo mientras sal¨ªan del hospital. Poco antes, cuando Sabrina fue a negociar con los secuestradores, Andr¨¦ lo hab¨ªa mandado a Vi Floral, con alguien vigil¨¢ndolo. Sin embargo, no ten¨ªa permitido moverse libremente. Al bajar, Luana vio a Hache sentado en s y sus ojos se iluminaron. Se acerc¨® a ¨¦l para ticar. 212 Chapter 564 Cap¨ªtulo 564 Aunque Luana no ten¨ªa mucho inter¨¦s en los tipos, tampoco pod¨ªa negar que algo agradable a vista siempre resulta atractivo. As¨ª fueo Hacheenz¨® a ticar con e. A medida que conversaci¨®n se hac¨ªa m¨¢s profunda, Luana empez¨® a ver a Hacheo un amigo de confianza. E, que no pod¨ªa guardar un secreto, termin¨® cont¨¢ndole todo sobre su familia,o quien derrama un saco de frijoles. Habl¨® de su situaci¨®n familiar, de su hermano y luego mencion¨® a Sabrina y Thiago. En una s tarde, Hache ya conoc¨ªa todos los detalles de familia Carvalho. Finalmente, Andr¨¦ m¨® para tranquiliza y contarle que Thiago hab¨ªa sido rescatado. Solo entonces Luana dej¨® de har. Bajo coordinaci¨®n del asistente de Andr¨¦, llegaron al hospital, encontr¨¢ndose con Dani y Gabriel, con quienes subieron al piso donde estaba Thiago. Al salir del hospital, Sabrina y Dani se sentaron en el asiento trasero del carro. Gabriel tom¨® el vnte, mientras Hache ocupaba el asiento del copiloto. Dani no pudo evitar preguntar: -Sabrina, ?qu¨¦ pas¨®? Has estado cuidando de Thiago por tantos a?os sin que lo secuestren. ?Por qu¨¦ ahora? Sabrina, recostada agotada en el asiento trasero, respondi¨®: -Sospecho que este secuestro fue una obra montada por Araceli. Al escuchar esto, todos se voltearon a ver a Sabrina, y el ambiente en el carro se torn¨® tenso por un momento. -Sabrina, ?tienes pruebas? -pregunt¨® Dani. Sabrina neg¨® con cabeza. -La actitud de ese tal Carlos es bastante revdora. Aunque no lo dijo directamente, sus pbras lo insinuaban. Thiago estaba all¨ª, pero tal vez no pudo captar todass indirectas. Dani frunci¨® el ce?o. -?Araceli secuestr¨® a Thiago solo para montar este teatro? Es incre¨ªble, ?de veras est¨¢ dispuesta a tanto? ?Sabe que Andr¨¦ sospecha de e por lo que dijo Hern¨¢n, y por eso orquest¨® todo esto? Sabrina mir¨® pensativa por ventana. -La pist de Carlos era real... Sospecho que Araceli realmente quer¨ªa que me asesinaran, Dani se estremeci¨®. -?De verdad? ?E, que solo se quejaba, ahora tiene el valor de contratar a alguien para matar? 16.54 Cap¨ªtulo 564 -Solo son mis sospechas. Hasta que no capturemos a Carlos, no sabremos verdad -respondi¨® Sabrina. Entonces Gabriel, que estaba conduciendo,ent¨®: -Ya he enviado a gente tras Carlos. Con Andr¨¦, Jorge y yo persigui¨¦ndolo, no podr¨¢ esconderse por mucho tiempo. -Se?or Castillo, gracias -dijo Sabrina suavemente. Dani a?adi¨®: -No me sorprende que despu¨¦s de tanto esfuerzo para rescatar a Thiago, ¨¦l corra a proteger a Araceli... ese ni?o ingenuo, otra vez enga?ado por e. Sabrina, mirandos luces que pasaban r¨¢pidamente por ventana, no dijo nada. Estaba preocupada por otra cosa. Araceli hab¨ªa hecho que Thiago pensara que e conoc¨ªa a los secuestradores. Era muy probable que Araceli culpara a Sabrina del secuestro. En ese momento, Sabrina no pudo evitar sentir un poco de admiraci¨®n por Araceli. Qu¨¦ n tan astuto: si no lograba mata, al menos podr¨ªa hacerse v¨ªctima. ?Cu¨¢ndo se hab¨ªa vuelto tan lista Araceli? La noche era oscura y todo estaba en silencio. Ya eran una y media de madrugada. Hache, sosteniendo su tel¨¦fono, estaba de pie junto a ventana, observando el edificio donde viv¨ªa Sabrina. Su voz,o un susurro diab¨®lico, resonaba en el aire oscuro. -Sabrina no puede morir. Al menos, no mientras yo no lo permita. Nadie puede toca. 16:54 Chapter 565 Cap¨ªtulo 565 Despu¨¦s de un arduo rescate, Araceli Vargas ya no corr¨ªa peligro de vida. Andr¨¦ Carvalho, Thiago Carvalho y Fabi¨¢n Guerrero hab¨ªan pasado noche en el hospital cuid¨¢nd con esmero. Araceli not¨® que Andr¨¦ y Thiago, quienes hab¨ªan estado un tanto distantes ¨²ltimamente, ahora volv¨ªan a mostrar misma atenci¨®n y cari?o de antes, lo cual le satisfac¨ªa. Aunque no hab¨ªa logrado deshacerse de Sabrina Ib¨¢?ez, recuperar el afecto de Andr¨¦ y su hijo era un precio que estaba dispuesta a aceptar. Ese d¨ªa, mientras Fabi¨¢n sali¨® aprarida, Araceli se encontraba s, recostada en cama, jugando con su celr. A pesar de lo aparatoso de sus heridas, no eran graves; solo cortes superficiales que no afectar¨ªan su participaci¨®n en el concierto pr¨®ximo. De repente, alguien toc¨® suavemente puerta de habitaci¨®n. Pensando que era Fabi¨¢n, Araceli pregunt¨®: -Fabi¨¢n, ?Andr¨¦ mencion¨® si vendr¨¢ hoy? Pero se detuvo al ver a Sebasti¨¢n Fonseca entrar. -Sebasti¨¢n Fonseca... ?qu¨¦ haces aqu¨ª? -pregunt¨® con sorpresa. Sebasti¨¢n dej¨® un ramo de flores sobre una mesa y sonri¨®. -Con semejantes heridas, es normal que venga a verte, ?no? ?No me vas a dar bienvenida? Araceli forz¨® una sonrisa. -ro que s¨ª, solo que... Fabi¨¢n y Andr¨¦ podr¨ªan llegar en cualquier momento. Si te ven aqu¨ª, podr¨ªan sospechar. Araceli a¨²n no sab¨ªa que Sebasti¨¢n ya hab¨ªa logrado acercarse a Sabrina. -No te preocupes -dijo Sebasti¨¢n con calma-. Mis muchachos han entretenido a Fabi¨¢n por un rato, y Andr¨¦ est¨¢ en una firma de contratos, as¨ª que nadie nos descubrir¨¢. El rostro de Araceli se tens¨®, y una capa de sudor fr¨ªo cubri¨® sus palmas. El silencio se adue?¨® del cuarto hasta que Araceli decidi¨® romperlo. -Sebasti¨¢n, ?Carlos Luque trabaja para ti? Sebasti¨¢n esboz¨® una sonrisa. -Yo manejo el mercado negro. Todass transiones y contratos pasan por mis manos. Araceli se rj¨® un poco al escuchar esto, aunque su rostro segu¨ªa mostrando cierta frialdad. -Sebasti¨¢n, ?por qu¨¦ no mataste a Sabrina? -Ya te expliqu¨¦ mi raz¨®n -respondi¨® Sebasti¨¢n-. Pero t¨², Araceli, ?por qu¨¦ no me dijiste nada de todo esto? ?No conf¨ªas en m¨ª? 16:54 Araceli respir¨® hondo. -No es que no confiara en ti, sino que tem¨ªa que, si algo sal¨ªa mal, te involucrar¨ªa. Por eso decid¨ª buscar ayuda en el mercado negro. Sebasti¨¢n mir¨® con una mez de diversi¨®n y seriedad. -Araceli, tu n ten¨ªa tantas fas que si no hubiera intervenido, Sabrina habr¨ªa cambiado de lugar y t¨² habr¨ªas sido atrapada por Andr¨¦ y Jorge Olivares. Araceli sab¨ªa que en t¨¦rminos de astucia, Sebasti¨¢n le llevaba una ventaja considerable. Sin embargo, Sabrina representaba una amenaza constante para e, y estaba dispuesta a pagar cualquier precio para elimina. -Entonces, ?fuiste t¨² quien convirti¨® mi n para matar a Sabrina en una estrategia de victimizaci¨®n? -pregunt¨® Araceli. Sebasti¨¢n asinti¨®. -Carlos es alguien que escog¨ª especialmente para ti. Es h¨¢bil, un tirador experto, y sabe manejar situaciones cr¨ªticas mucho mejor que esos mercenarios poco confiables del mercado negro. Araceli guard¨® silencio, reflexionando. Las transiones en el mercado negro eran an¨®nimas, as¨ª que nunca supo realmente a qui¨¦n hab¨ªa contratado. 212 Chapter 566 Cap¨ªtulo 566 E inicialmente pens¨® que Carlos era persona que hab¨ªa aceptado el trabajo de secuestro. Resulta que Carlos era el reemzo enviado por Sebasti¨¢n. No es de extra?ar que pareciera saberlo todo y se tomara molestia de advertir a Sabrina. Araceli permaneci¨® en silencio por un momento antes de decir: -Pero sigo pensando que eliminar a Sabrina es mejor opci¨®n. Sebasti¨¢n, ?no fue esa tu propuesta al principio? ?Por qu¨¦ has cambiado de opini¨®n ahora? Araceli lo mir¨® fijamente. -No me digas... ?te has enamorado de Sabrina? Las cejas de Sebasti¨¢n se arquearon ligeramente mientras respond¨ªa: -?Por qu¨¦ me gustar¨ªa e? Araceli se qued¨® sin pbras por un momento, pero finalmente respondi¨® con sinceridad: -Porque... e es m¨¢s bonita que yo. Sebasti¨¢nent¨®: -Hay muchas mujeres m¨¢s bonitas que t¨², ?acaso me tienen que gustar todas? Araceli no dijo nada m¨¢s. Si realmente fuera persona que Sebasti¨¢n estaba buscando, tal vez no se sentir¨ªa tan ansiosa. Pero... ?E no era persona que Sebasti¨¢n buscaba! Por eso estaba tan desesperada por deshacerse de Sabrina. Araceli cambi¨® de tema. -Hay otra cosa. Carlos le dijo a Sabrina que este secuestro tiene que ver conmigo, ?qu¨¦ quiso decir? ?Intenta traicionarme? Sebasti¨¢n respondi¨®: -Fui yo quien le pidi¨® que lo dijera. Araceli no pod¨ªa creerlo. -?Por qu¨¦ hiciste eso? ?Eso har¨¢ que Sabrina sospeche de m¨ª! Sebasti¨¢n mir¨® de reojo. -?Crees que si no le decimos nada, no sospechar¨¢ de ti? Carlos tiene un problema personal con Andr¨¦, ?por qu¨¦ enviar¨ªa a su exesposa a pagar el rescate? ?Carlos matar¨ªa a exesposa de Andr¨¦ pero no a Andr¨¦? ?Cu¨¢l ser¨ªa el prop¨®sito? ?Causarle dolor a Andr¨¦? Pero si realmente se llevaban tan bien, ?por qu¨¦ se divorciaron? ?O es que acaso... voz de Sebasti¨¢n se detuvo-, ?quieres matar a Thiago tambi¨¦n? Araceli abri¨® boca, pero no pudo decir nada. E no hab¨ªa neado matar a Thiago. 16 Capitulo 566 Acabar con el ¨²nico hijo de Andr¨¦ no le traer¨ªa ning¨²n beneficio si Andr¨¦ enloquec¨ªa y decid¨ªa enfrentarse a Carlos a muerte. Podr¨ªa incluso descubrir su implicaci¨®n. Araceli baj¨® cabeza. -No... no lo hab¨ªa pensado tanto. Sebasti¨¢n dijo: -Aunque Sabrina lo sepa, no tiene pruebas. No debes preocuparte por eso. Adem¨¢s, mi principal objetivo al hacerlo era poner a prueba su inteligencia, y no me ha decepcionado. Araceli no entend¨ªas intenciones de Sebasti¨¢n. -?Por qu¨¦ pruebas eso? Los ojos oscuros de Sebasti¨¢n se volvieron incre¨ªblemente profundos por un instante. Una sonrisa enigm¨¢tica se form¨® en susbios. -Porque ya he encontrado una manera de ayudarte a deshacerte de e. Los ojos de Araceli se iluminaron de repente. -?De verdad? ?Qu¨¦ manera? Sebasti¨¢n hizo un gesto para que guardara silencio y dijo con misterio: -Es un secreto por ahora, consid¨¦relo una sorpresa. El n para eliminar a Sabrina hab¨ªa sido cambiado por Sebasti¨¢n a una estrategia de enga?o, lo que dej¨® a Araceli insatisfecha y ansiosa. Pero en este momento, al escuchars pbras de Sebasti¨¢n, sinti¨® una chispa de esperanza. E conoc¨ªa biens habilidades de Sebasti¨¢n. Si ¨¦l se tomabas cosas en serio, deshacerse de Sabrina ser¨ªa panido. -Est¨¢ bien-Araceli finalmente sonri¨® de nuevo-. Espero con ansias tu sorpresa. Sebasti¨¢n vio que era hora de partir y se levant¨® para irse. Al bajars escaleras, se encontr¨® con Fabi¨¢n, quien regresaba con el almuerzo. Sebasti¨¢n pas¨® junto a ¨¦lo si no lo viera. Fabi¨¢n,o si de repente recordara algo, se detuvo. -?Oye, t¨², detente! Chapter 567 Cap¨ªtulo 567 Sebasti¨¢n se detuvo y se gir¨® para mirar a persona que lo maba. -?Me estabas mando? Fabi¨¢n asinti¨® con el ce?o fruncido y pregunt¨®: -?Qu¨¦ haces aqu¨ª? Este tipo ten¨ªa un atractivo impresionante, de esos que no se olvidan f¨¢cilmente. Recordaba ramente que ayer hab¨ªa llegado con Dani sco y su grupo. Sebasti¨¢n, sin cambiar su expresi¨®n, respondi¨®: -Estoy aqu¨ª, por supuesto, para ver al m¨¦dico. Fabi¨¢n lo escane¨® de arriba abajo, incr¨¦dulo: -?Ver al m¨¦dico? ?Qu¨¦ enfermedad podr¨ªas tener? No me digas que est¨¢s aqu¨ª para buscarle problemas a Araceli por culpa de Sabrina. Sebasti¨¢n, con un tono despreocupado, replic¨®: -No todos tienen tanto tiempo libreo usted. Dicho esto, se dio vuelta y se fue. Fabi¨¢n observ¨® figura de Sebasti¨¢n alejarse, sintiendo una extra?a emoci¨®n surgiendo en su interior. Al regresar a habitaci¨®n del hospital, Araceli no pudo evitar abrir boca por sorpresa al ver el estado de Fabi¨¢n, con el rostro lleno de moretones. -Fabi¨¢n, ?qu¨¦ le pas¨® a tu ojo? Al mencionarlo, Fabi¨¢n se llen¨® de ira. -?Esos desgraciados! Fui aprarida y me top¨¦ con un loco que insist¨ªa en que yo era el amante de su novia. ?Me insult¨® sin raz¨®n! Ni siquiera me dio tiempo de responder cuando me dio un pu?etazo. ?Crees que me iba a quedar de brazos cruzados? Lo persegu¨ª, pero ese desgraciado se escondi¨® en sombra y me hizo una zancadi. Termin¨¦iendo polvo. Y ¨¦l escap¨® mientras yo estaba en el suelo. Con una expresi¨®n feroz, continu¨®: -Si no fuera porque a¨²n no hab¨ªapradoida, habr¨ªa ido yo mismo a buscar a ese cobarde. En realidad, intent¨® defenderse, pero simplemente no pudo contra ¨¦l. Adem¨¢s, hubo algo que no le mencion¨® a Araceli, una cuesti¨®n de orgullo masculino. Ese cobarde tambi¨¦n le hab¨ªa dado una patada en entrepierna. 16:55) Capitulo 567 A¨²n le dol¨ªa tanto que no pod¨ªa caminar bien. Era un tipo que no toleraba perder, por lo que inmediatamente m¨® a Jorge para que lo ayudara a encontrar al culpable. Araceli, tras escuchar historia, apenas pudo evitar que su expresi¨®n se detuviera un instante. Sebasti¨¢n le hab¨ªa dicho hace poco que sus amigos hab¨ªan entretenido a Fabi¨¢n. ?Ser¨ªa posible que lo que le ocurri¨® a Fabi¨¢n fuera obra de Sebasti¨¢n? Una persona normal intentar¨ªa detener a alguien ech¨¢ndole una bebida encima, pidi¨¦ndole diriones o rob¨¢ndole algo. Pero el m¨¦todo de Sebasti¨¢n definitivamente no era¨²n. ?Su forma de detener a alguien era golpe¨¢ndolo! El pobre Fabi¨¢n, parec¨ªa un perro apaleado,pletamente deslucido. Ya no ten¨ªa ni rastro de ese aire de ni?o rico. Incluso cuando estuvo un tiempo en c¨¢rcel, Araceli nunca lo hab¨ªa visto tan desastroso. Mientras Araceli se encontraba absorta en sus pensamientos, voz de Fabi¨¢n sac¨® de su enso?aci¨®n. -Araceli, aqu¨ª est¨¢ tu almuerzo. Come tranqu. Yo tengo algunas cosas que hacer, as¨ª que me voy un rato. Con esas pbras, Fabi¨¢n se fue apresuradamente. Necesitaba hacerse un chequeo de inmediato. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si el golpe hab¨ªa sido grave? No quer¨ªa terminar siendo un eunuco. Despu¨¦s de salir del hospital, Sebasti¨¢n se dirigi¨® al estudio de Sabrina. Por ma?ana, Dani hab¨ªa llevado a Sebasti¨¢n a conocer ubicaci¨®n del estudio. Luego le dio una tarjeta para queprara lo que necesitara. Al entrar al estudio, Sebasti¨¢n vio a una joven que no conoc¨ªa, tocando el piano. Estaba interpretando "La Promesa", una de sus piezas favoritas. Sebasti¨¢n levant¨® una ceja. ?Esa canci¨®n era tan popr? ?Pod¨ªa escucha en todosdos? Como si sintiera algo, Carolina Nieves levant¨® mirada y se sorprendi¨® al ver al atractivo hombre que acababa de entrar. -Disculpe, ?a qui¨¦n busca? Sebasti¨¢n sonri¨®. -Estoy aqu¨ª para trabajar. ?Est¨¢n Dani y Sabrina? 212 Chapter 568 Cap¨ªtulo 568 Carolina se levant¨® y dijo: -Est¨¢n en el piso de arriba, te llevo a encontras. -Gracias por tu ayuda. Carolina gui¨® a Sebasti¨¢n hacia donde estaban Sabrina y Dani. Mientras sub¨ªans escaleras, Carolina no pudo evitar observar al hombre a sudo. La apariencia de este sujeto era de un nivel que podr¨ªapetir con cualquier estre del mundo del espect¨¢culo. Sin embargo, no parec¨ªa ser del tipo que estudia m¨²sica. Los m¨²sicos suelen tener una cierta aura art¨ªstica que los distingue, pero e no percib¨ªa en ¨¦l. Al llegar al estudio de Sabrina, escucharon el sonido de un viol¨ªn. Sabrina estaba tocando una de susposiciones originales, "Noche Estreda¡°. neaban usar esta piezao el cierre de su pr¨®ximo evento, y Sabrina hab¨ªa estado practicando mucho ¨²ltimamente. Justo cuando Carolina iba a tocar puerta, Sebasti¨¢n detuvo: -Deja que termine de tocar pieza, no tengo prisa. Carolina lo mir¨® y asinti¨® suavemente. "Noche Estreda" ten¨ªa un estilo simr a "La Promesa", con una melod¨ªa tranqu y apacible que ten¨ªa capacidad de purificar el alma y calmars emociones. Incluso Sebasti¨¢n, que generalmente no era muy aficionado a otras piezas, se encontr¨® escuchando con atenci¨®n, absorbido por m¨²sica. Sabrina realmente ten¨ªa un talento impresionante, mucho m¨¢s all¨¢ de lo que Araceli, otra violinista, hab¨ªa insinuado. No es de extra?ar que Araceli sintiera tanta envidia al punto de querer deshacerse de Sabrina. Sabrina era incluso m¨¢s talentosa que los violinistas que Sebasti¨¢n hab¨ªa invitado antes. Al escucha, uno experimentaba una verdadera satisfi¨®n. Finalmente, m¨²sica ces¨®, y Sebasti¨¢n se qued¨® con ganas de escuchar m¨¢s. Aunque normalmente solo le interesaba "La Promesa", hab¨ªa algo en interpretaci¨®n de Sabrina que lo hab¨ªa cautivado. Carolina, al ver que Sabrina hab¨ªa terminado, toc¨® puerta y entr¨® al cuarto. -Sabrina, hay un caballero que dice que viene a trabajar aqu¨ª. Sabrina y Dani miraron hacia puerta y vieron que era Sebasti¨¢n quien hab¨ªa llegado. -Hache, ?hay alg¨²n instrumento aqu¨ª que sepas tocar? -pregunt¨® Dani. Sebasti¨¢n neg¨® con cabeza: -No lo recuerdo. -?Por qu¨¦ no pruebas con varios? A lo mejor sabes tocar alguno -sugiri¨® Dani-. Si hay uno que domines, podr¨ªas unirte a nuestro equipo musical. A¨²n nos falta gente. Sebasti¨¢n mir¨® los instrumentos en el cuarto, y su mirada se detuvo en el viol¨ªn que Sabrina ten¨ªa en sus manos. 16:55 Capitulo 568 -Ese viol¨ªn es muy bonito, ?puedo probarlo? Antes de que Sabrina pudiera responder, Dani intervino r¨¢pidamente: -Eso no es posible. Este viol¨ªn es un legado de madre de Sabrina, es de un valor y significado incalcbles. Justo hoy lo han tra¨ªdo del mantenimiento, y es para presentaci¨®n en el concierto. Espero que puedas entender que no se puede prestar. Sebasti¨¢n no mostr¨® ninguna se?al de disgusto, al contrario, dijo: -Entiendo, lo siento, fue una indiscreci¨®n de mi parte. Dani qued¨® con una buena impresi¨®n de Sebasti¨¢n. A pesar de su atractivo, no era arrogante y demostraba tener buenos modales y l¨ªmites ros. Adem¨¢s, parec¨ªa ser alguien emocionalmente estable y de buen car¨¢cter, lo cual lo hac¨ªa agradable. -Si quieres probar el viol¨ªn, hay otros aqu¨ª que puedes intentar -ofreci¨® Dani. Sebasti¨¢n mir¨® a Sabrina y le pregunt¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, ?podr¨ªa interpretar ¡°La Promesa" con ese viol¨ªn? 212 Chapter 569 Cap¨ªtulo 569 -?No se supone que no entiendes de m¨²sica, Dani? ?C¨®mo es que conoces "La Promesa"? -dijo Sebasti¨¢n con una sonrisa. -Cuando ven¨ªa para ac¨¢, escuch¨¦ a se?orita Nieves tocando esa pieza. Me pareci¨® hermosa y quise saber c¨®mo sonar¨ªa interpretada por este viol¨ªn - respondi¨® Sebasti¨¢n, se?ndo el instrumento en sus manos. El viol¨ªn Astra Aestiva era famoso por su calidad y rareza. Muchos deseaban escuchar su sonido ¨²nico. Carolina, en su momento, tambi¨¦n hab¨ªa pedido escucharlo, y no era de extra?ar que ahora otros lo quisieran. "La Promesa" era pieza que neaban usar para abrir el concierto. Laposici¨®n eraplicada, pero para Sabrina, creadora de obra, erao coser y cantar, ya que hab¨ªa practicado durante a?os. -ro-respondi¨® Sabrina, tomando el viol¨ªn en sus manos, lista para tocar. Justo entonces, su tel¨¦fono son¨®. Sabrina frunci¨® el ce?o al ver el nombre en panta. Era Andr¨¦. Despu¨¦s de unos segundos, contest¨® mada. -?Qu¨¦ pasa? -pregunt¨®. -?Tienes un momento? ?Podr¨ªas venir al hospital? -La voz de Andr¨¦ era baja y ra. Sabrina ya se lo imaginaba. -?Es sobre el secuestro? Andr¨¦ hizo una pausa antes de responder afirmativamente. -Entiendo. Ir¨¦ para all¨¢ -dijo Sabrina antes de colgar. -Tengo que salir por un momento le dijo Sabrina a Sebasti¨¢n-. Cuando tenga tiempo, te tocar¨¦ pieza. Sebasti¨¢n, que estar¨ªa all¨ª ayudando por un tiempo, no ten¨ªa prisa. -Est¨¢ bien, ve tranqu. Cuando Sabrina se dispon¨ªa a irse, Dani detuvo. -Sabrina, ?quieres que te pa?e? Dani hab¨ªa escuchado conversaci¨®n y ten¨ªa una idea de lo que podr¨ªa estar sucediendo. Sab¨ªa que si Andr¨¦ maba a Sabrina de esa manera, no pod¨ªa ser por buenas noticias. -No te preocupes, puedo manejarlo s -respondi¨® Sabrina. -Pero... -Tranqu, por Hern¨¢n Casta?o, no se atrever¨¢n a hacerme nada -asegur¨® Sabrina con una sonrisa tranquilizadora. 16:55 Capitulo 569 Finalmente, Dani asinti¨®, aunque todav¨ªa preocupada. -Est¨¢ bien, pero cualquier cosa, ll¨¢mame. Sabrina le hizo una se?a de que s¨ª y se dirigi¨® al hospital. Al abrir puerta de habitaci¨®n del hospital, Sabrina se encontr¨® con varias personas. Adem¨¢s de Andr¨¦, estaban Fabi¨¢n, Thiago y Jorge. Al ver el rostro golpeado de Fabi¨¢n, Sabrina se sorprendi¨®. ?Hab¨ªa estado en una pelea? Aunque Fabi¨¢n sol¨ªa fanfarronear, no era¨²n que se ensuciaras manos directamente; prefer¨ªa que otros lo hicieran por ¨¦l. -?Por qu¨¦ urgencia de marme? -pregunt¨® Sabrina, sin rodeos. Fabi¨¢n solt¨® una risa burlona. -?Fuiste t¨² quien secuestr¨® a Araceli y Thiago? Sabrina mir¨® a su alrededor, observandos diferentes expresiones en los rostros de los presentes. Thiago miraba con una mez de esperanza y angustia. Jorge parec¨ªa preocupado, mientras que Araceli manten¨ªa un silencio inc¨®modo. Andr¨¦, en cambio, era un enigma, su rostro no dtaba emoci¨®n alguna. -No tengo idea de qu¨¦ has -respondi¨® Sabrina con calma. Fabi¨¢n puso una expresi¨®n exagerada. -Vaya, qu¨¦ buena actriz eres. Si no te dieron un Oscar, es un desperdicio de tu talento. Sabrina ignor¨® elentario de Fabi¨¢n, enfoc¨¢ndose en Jorge. -?Detuvieron a Carlos? Jorge neg¨® con cabeza, pero antes de que pudiera har, Fabi¨¢n intervino de nuevo. -Conoces su nombre y aun as¨ª lo niegas. Sabrina, confiesa, ?cu¨¢l es tu verdadero motivo para secuestrar a Araceli? Chapter 570 Cap¨ªtulo 570 Sabrina, con un gesto de hast¨ªo, arrug¨® frente y se?al¨® a Fabi¨¢n diciendo: -No quieropartir misma habitaci¨®n con un perro rabioso. Si ¨¦l est¨¢ aqu¨ª, yo no. Si piensan que organic¨¦ este secuestro, pueden mar a polic¨ªa cuando quieran y que me arresten. Fabi¨¢n se enfureci¨® de inmediato. -?Me est¨¢s echando, Sabrina? ?Te da miedo que descubra verdad? Andr¨¦, Jorge, no hay duda, e fue que ne¨® este secuestro. Sabrina se frot¨®s orejas, que a¨²n zumbaban por los gritos. -Voy a contar hasta tres. Si ¨¦l no se va, me ir¨¦ yo. Estoy muy ocupada, as¨ª que no me men de nuevo para esto. Hizo una pausa antes deenzar a contar: -Uno... -Fabi¨¢n voz de Andr¨¦ era profunda-, sal de aqu¨ª. Fabi¨¢n mir¨® a Andr¨¦ con incredulidad. -Andr¨¦, est¨¢ ro que le he dado en el vo y por eso se enfureci¨®. No te dejes enga?ar por e. Jorge intervino con tacto: -Fabi¨¢n, no estabas en el lugar del secuestro. Si hoy no est¨¢s aqu¨ª, tampoco es un gran problema. Al ver que Jorge tampoco lo apoyaba, Fabi¨¢n se sinti¨® a¨²n m¨¢s frustrado. -Sabrina es astuta y manipdora, siempre distorsiona verdad. Ni t¨² ni Andr¨¦ son rivales para e. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras Sabrina se aprovecha de Araceli. Jorge, con una mirada tan profundao el oc¨¦ano, respondi¨®: -Con Andr¨¦ aqu¨ª, nadie podr¨¢ hacerle da?o a se?orita. Fabi¨¢n, mejor ret¨ªrate. Nos encargaremos de esto. Fabi¨¢n quer¨ªa replicar, pero voz fr¨ªa de Andr¨¦ lo interrumpi¨®. -Si no quieres irte, entonces qu¨¦date aqu¨ª. Justo cuando Fabi¨¢n pensaba que hab¨ªa ganado, Andr¨¦ continu¨®: -Nosotros nos iremos. Fabi¨¢n se qued¨® petrificado. 12 16.56 Capitulo 570 En ese momento, Araceli, que hab¨ªa estado en silencio, finalmente habl¨®. -Fabi¨¢n, es mejor que te vayas. Se?or Olivares tiene raz¨®n, Andr¨¦ y Thiago me proteger¨¢n bien. Dicho esto, mir¨® cautelosamente a Sabrina. -Adem¨¢s, se?orita Ib¨¢?ez no es esa se de persona. Sabrina escuch¨® y sonri¨® ir¨®nicamente para s¨ª misma. Cualquiera pensar¨ªa que Andr¨¦ y Thiago eran su esposo e hijo. Antes, esto habr¨ªa herido, pero ahora no sent¨ªa ni una pizca de dolor. Finalmente, bajo persuasi¨®n de Araceli, Fabi¨¢n se fue. Una vez que Fabi¨¢n sali¨®, Sabrina sinti¨® que el ambiente por fin estaba en paz. -Andr¨¦, en el futuro, si est¨¢ Fabi¨¢n, no me men. Temo que no podr¨¦ resistirme a darle una bofetada. Araceli, con el ce?o fruncido,ent¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, Fabi¨¢n es una persona que siempre dice lo que piensa, y con frecuencia ofende a los dem¨¢s. No deber¨ªas tomarlo tan en serio. Sabrina no se dej¨® enga?ar por insinuaci¨®n de Araceli y respondi¨® con frialdad: -No creo que sea directo, m¨¢s bien dir¨ªa que de su boca no sale nada bueno. Araceli se qued¨® sorprendida. Sab¨ªa que Sabrina ya no era misma que antes, pero no esperaba que fuera tan audaz incluso frente a Andr¨¦. ro, con Hern¨¢no respaldo, ten¨ªa m¨¢s confianza. Sus manos, escondidas bajo manta, se apretaron ligeramente. Que siga crey¨¦ndose invencible, pens¨® Araceli, porque cuando Sebasti¨¢n intervenga, todo lo que Sabrina ha conseguido desaparecer¨¢. Andr¨¦, ignorando guerra verbal entres dos, fue al grano: -He o¨ªdo por Araceli que conoces al secuestrador. Chapter 571 Cap¨ªtulo 571 Sabrina simplemente dijo unas pbras: -No conozco. Andr¨¦ esper¨® unos segundos, notando que e no ten¨ªa intenci¨®n de explicar m¨¢s. Frunci¨® el ce?o levemente. -Entonces, ?por qu¨¦ Araceli dir¨ªa que ustedes se conocen? Sabrina le dirigi¨® una mirada a Araceli, con un tono ramente distante. -Preg¨²ntale a Araceli, ?de qu¨¦ sirve preguntarme a m¨ª? Yo no s¨¦ lo que e piensa. La actitud de Sabrina era tan cortante que Andr¨¦ no sab¨ªa bien c¨®mo continuar. Viendo situaci¨®n, Araceli fingi¨® un tonostimero. -Se?orita Ib¨¢?ez, s¨¦ que me odias, que deseas que me muera ahora mismo. Pero, por m¨¢s que me odies, Thiago es inocente, ¨¦l es tu hijo... Araceli no pudo terminar, porque Sabrina interrumpi¨® fr¨ªamente. -Si sabes que te detesto, entonces cierra boca r¨¢pido. De lo contrario, no estoy segura de lo que podr¨ªa hacerte. Araceli quiso replicar, pero al ver el brillo intenso en los ojos de Sabrina, se detuvo. Sabrina no parec¨ªa estar bromeando en absoluto. Los ojos de Araceli se movieron ligeramente. Si lograba enojar a Sabrina, y e golpeaba frente a Andr¨¦, ?no confirmar¨ªa as¨ª que Sabrina hab¨ªa neado el secuestro? Sin embargo, antes de que pudiera actuar, voz cortante de Sabrina reson¨® de nuevo. -Araceli, ?acaso est¨¢s pensando en c¨®mo provocarme para que testime frente a Andr¨¦ y ¨¦l vea cu¨¢nto te odio y deseo verte muerta? Los ojos de Araceli parpadearon, pero dijo: -Se?orita Ib¨¢?ez, nunca te he ofendido, ?por qu¨¦ siempre asumes lo peor de m¨ª? Sabrina fue directa. -Se?orita, si sigues fingiendo y echando le?a al fuego, no veo necesidad de seguir ticando. Es una p¨¦rdida de tiempo. Luego, se volvi¨® hacia Andr¨¦. -El secuestro es un delito. Lo que deber¨ªas hacer no es buscarme, sino mar a polic¨ªa. Andr¨¦ parec¨ªa pensativo. -Araceli dice que eres mam¨¢ de Thiago y que no quiere hacer un esc¨¢ndalo con esto. Yo tambi¨¦n creo que ser¨ªa mejor resolverlo en privado. 16.565 Capitulo 571 -?Resolverlo en privado? -Sabrina capt¨® el trasfondo de sus pbras. ?As¨ª que ya decidiste que fui yo quien hizo esto? Andr¨¦ suspir¨® un poco. -Si estuviera seguro de que fuiste t¨², no te habr¨ªa mado aqu¨ª. Sabrina lo mir¨® fijamente. -Entonces, ?cu¨¢l es el prop¨®sito de este encuentro? Andr¨¦ respondi¨®: -Cuando se trata de seguridad de Thiago, es importante ser cuidadoso. Si no fuiste t¨², mejor. Pero si lo fuiste, no importa qu¨¦ problemas tengas con Araceli, no arriesgues vida de Thiago. Sabrina frunci¨® el ce?o. -Solo dime, si lo hice, ?c¨®mo piensan resolverlo en privado? Andr¨¦ guard¨® silencio por un momento. -No importa si fuiste t¨² o no, Araceli efectivamente result¨® herida al intentar salvar a Thiago. Su concierto est¨¢ pr¨®ximo y su estado se ver¨¢ afectado. As¨ª que, ?podr¨ªas prestarle Astra Aestiva para su presentaci¨®n? Sabrina entendi¨® de inmediato, aunque no mostr¨® sorpresa en su rostro. No era Sabrina respondi¨® de misma manera. -No importa si tienen pruebas o no, no les prestar¨¦ ese instrumento. Andr¨¦ intent¨® persuadi. -Si te preocupa que afecte tus nes de concierto, puedo organizar que Araceli tenga su concierto despu¨¦s del tuyo. De esa forma, no habr¨¢ impacto en tu evento. 212 Chapter 572 Cap¨ªtulo 572 Sabrina no pudo evitar soltar una risa burlona. -Andr¨¦, ?todav¨ªa no lo entiendes? No me niego a prestar el viol¨ªn por mi concierto, sino porque... simplemente detesto a Araceli y no quiero prest¨¢rselo. Sabrina lo dijo sin rodeos, esperando que ¨¦lprendiera su postura. -Preferir¨ªa destruirlo antes que dejar que e lo toque. El aire se volvi¨® tenso de repente. El rostro de Andr¨¦ se ensombreci¨®. -Aunque este secuestro no tenga nada que ver contigo, Araceli sigue siendo que salv¨® a Thiago. Sabrina, ?ese viol¨ªn significa m¨¢s para ti que una vida humana? Si lo piensas, en esa situaci¨®n tan cr¨ªtica, Araceli distrajo a los secuestradores, salv¨¢ndote indirectamente. ¨¦l miraba con una mez de decepci¨®n en sus ojos oscuros. -?Acaso mi decisi¨®n no te ha conmovido en lo m¨¢s m¨ªnimo? Al escuchar esto, Thiago, que hab¨ªa permanecido en silencio, no pudo evitar mirar a Sabrina. Sin embargo, Sabrina no le devolvi¨® mirada, y respondi¨®: -Las cosas son objetos,s personas son lo que realmente importa. Si tuviera que elegir entre Thiago y el viol¨ªn, por supuesto que elegir¨ªa a Thiago sin dudarlo. Su voz se volvi¨® m¨¢s fr¨ªa a medida que continuaba. -Pero si me pides que le preste el viol¨ªn al verdadero cerebro detr¨¢s del secuestro, preferir¨ªa destrozarlo. Jorge, con un tono inquisitivo, intervino: -?Cerebro detr¨¢s del secuestro? ?Insin¨²as que se?orita es autora intelectual? Sabrinanz¨® una mirada despectiva hacia Araceli y sonri¨® con iron¨ªa. -?Por qu¨¦ el secuestrador me pidi¨® espec¨ªficamente a m¨ª que fuera a rescatar? ?Y por qu¨¦ presentar una eli¨®n tan absurda? Aunque habl¨® de su supuesta enemistad con Andr¨¦, ?qui¨¦n sabe si no era todo una farsa? -Adem¨¢s, frente a Araceli y Thiago, el secuestrador fue amable conmigo y convers¨® un poco. ?Eso significa que estoy confabda con ¨¦l? ?No les parece absurdo? Si realmente lo conociera, ?no deber¨ªa haber ocultado nuestra rci¨®n? ?O es que simplemente quer¨ªa jugar o... deliberadamente hacerme quedar mal? La expresi¨®n de Sabrina era de una sonrisa burlona. -Siempre dudan de mis pbras, pero creen ciegamente en un delincuente. ?Es rid¨ªculo! 16:56 Araceli sudaba fr¨ªo bajo mirada de Sabrina. Sabrina era demasiado perspicaz. No era de extra?ar que Sebasti¨¢n dijera que su n estaba lleno de fallos. En ese momento, Araceli se sinti¨® aliviada de que Sebasti¨¢n hubiera intervenido para salvar situaci¨®n. De lo contrario, Sabrina podr¨ªa haber descubierto alguna pista incriminatoria. Sabrina ya hab¨ªa dicho todo lo que ten¨ªa que decir. No quer¨ªa gastar m¨¢s energ¨ªa ni tiempo en personas insignificantes. Dio media vuelta y sali¨® del cuarto. Los ojos de Andr¨¦ estaban llenos de sombras, e instintivamente quiso detener a Sabrina, pero Jorge lo bloque¨®. -Andr¨¦, a¨²n no hemos arado todo esto. No deber¨ªamos apresurarnos a se?r a se?orita Ib¨¢?ez. No ser¨ªa justo para e. Araceli escuch¨® esto y frunci¨® el ce?o en silencio. Cuando Fabi¨¢n sugiri¨® traer a Sabrina para arars cosas, Jorge no dijo nada. Ahora que Sabrina hab¨ªa venido, ¨¦l pretend¨ªa ser el bueno. ?Hip¨®crita! Araceli not¨® que, en los conflictos con Sabrina, Jorge parec¨ªa interveniro mediador, pero de alguna manera siempre favorec¨ªa a Sabrina. ?Ser¨¢ que... le gusta Sabrina? Sabrina acababa de salir del cuarto cuando Thiago, que hab¨ªa seguido disimdamente, m¨®. -Mam¨¢. 16:57 Chapter 573 Cap¨ªtulo 573 Sabrina se detuvo y mir¨® a Thiago. -?Sucede algo? Su expresi¨®n y tono eran calmados, ni c¨¢lidos ni distantes hacia Thiago. Thiago se qued¨® un poco aturdido. Sent¨ªa que su mam¨¢, de alguna manera, hab¨ªa cambiado. Antes, su indiferencia lo enojaba y lo hac¨ªa sentir triste. Pero ahora, sent¨ªa una pesada carga en su pecho,o si le hubieran puesto una gran piedra. Los ni?os son muy perceptivos, y Thiago ya hab¨ªa notado que su mam¨¢ ya no lo amaba ni se preocupaba por ¨¦lo antes. -Mam¨¢, lo que pas¨® antes... no fui yo quien se lo dijo a pap¨¢ -explic¨® r¨¢pidamente Thiago. Sabrina asinti¨® suavemente. -Lo s¨¦. La tranquilidad de Sabrina apag¨® el entusiasmo de Thiagoo si le hubieran echado agua fr¨ªa. Sus ojos se enrojecieron. -Mam¨¢, ?me vas a dejar? Sabrina respondi¨®: -No, aunque custodia est¨¦ con tu pap¨¢, siempre ser¨¦ tu mam¨¢. Las responsabilidades que tengo contigo no van a cambiar. Aunque esas pbras deber¨ªan haberlo alegrado, no fue as¨ª. Mirando a Sabrina, Thiago dijo: -Mam¨¢, yo... no quiero vivir con pap¨¢. Quiero estar contigo. Sabrina se sorprendi¨® un poco. -?Quieres quedarte conmigo un tiempo? Thiago neg¨® con cabeza. -No, quiero vivir contigo. Sabrina guard¨® silencio por un momento. -Tu pap¨¢ y tu abuelita no estar¨¢n de acuerdo. -Pregunt¨¦ a otros chicos. Me dijeron que si los pap¨¢s se divorcian, podemos elegir con qui¨¦n queremos vivir -dijo Thiago, con una mirada de esperanza en sus ojos. -Quiero elegirte a ti, mam¨¢... Sabrina lo mir¨® con ternura. -?Y qu¨¦ pasar¨¢ con se?ora Vargas? Si decides vivir conmigo, no podr¨¢s ve tan seguido. 16:57 Capitulo 573 Thiago no hab¨ªa pensado en eso y se qued¨® cado, sin saber qu¨¦ responder. Quer¨ªa estar con su mam¨¢, pero tampoco quer¨ªa perder el contacto con se?ora Vargas, quien hab¨ªa sido muy buena con ¨¦l y hasta arriesg¨® su vida para salvarlo. Sabrina no presion¨® a Thiago y le dijo: -La custodia est¨¢ con tu pap¨¢. Si quieres vivir conmigo, tendr¨¢s que harlo con ¨¦l. Tengo que irme ahora. Thiago vio a Sabrina alejarse, su peque?a boca se torci¨® en una expresi¨®n de tristeza. La puerta de habitaci¨®n se abri¨® de nuevo y Andr¨¦ sali¨®. Al ver los ojos enrojecidos de Thiago, Andr¨¦ se acerc¨®. -?Tu mam¨¢ piensa que fuiste t¨² quien me cont¨® todo? -pregunt¨® Andr¨¦. Thiago sacudi¨® cabeza, abatido. -No, ni siquiera me pregunt¨®, y cuando trat¨¦ de explicarle, no respondi¨®... -Pap¨¢, ?crees que mam¨¢ realmente ya no me quiere? -ro que no asegur¨® Andr¨¦-. Si no te quisiera, no habr¨ªa arriesgado su vida para salvarte. Algo cruz¨® por mente de Thiago y pregunt¨®: -?Mam¨¢ cree que yo fui quien te cont¨® sobre el secuestro y est¨¢ enojada conmigo? Pap¨¢, ?podr¨ªas explicarle a mam¨¢ que no fui yo quien te lo dijo, sino que fue ese mal tipo el que dej¨® una grabaci¨®n? Todos supieron que Sabrina conoc¨ªa a los secuestradores porque encontraron una grabadora en el cuarto de Carlos que ten¨ªa una conversaci¨®n entre e y los delincuentes. Andr¨¦ hab¨ªa intentado har con Araceli sobre esto, pero e hab¨ªa sido evasiva, sugiriendo que pod¨ªa haber un malentendido. Al har con Thiago, ¨¦l tambi¨¦n hab¨ªa sido evasivo. Andr¨¦ conoc¨ªa bien a su hijo y, al ver c¨®mo actuaba Thiago, supo que no estaba siendo honesto. Sin embargo, no lo presion¨®. Para un ni?o de cinco a?os, se?r a su mam¨¢ ser¨ªa muy cruel. As¨ª que Andr¨¦ us¨® grabaci¨®n para confrontar a Araceli, y Thiago, al enterarse de que su pap¨¢ ten¨ªa grabaci¨®n, hab¨ªa consultado a Araceli anteriormente. E le dijo: -Thiago, se?ora Vargas conf¨ªa en que tu mam¨¢ no es as¨ª. Tal vez todo sea un malentendido, as¨ª que no le digamos nada a tu pap¨¢ por ahora, ?te parece? Las pbras de Araceli coincid¨ªan con lo que Thiago deseaba escuchar. Pens¨® que se?ora Vargas era realmente bondadosa por no haber dicho nada hasta que Andr¨¦ present¨® grabaci¨®n. Thiago record¨® su conversaci¨®n con Sabrina yent¨®: -Pap¨¢, ya tengo cinco a?os. Hay cosas ens que puedo decidir por m¨ª mismo... Quiero har contigo sobre algo. 16:57 Cap¨ªtulo 573 -?Qu¨¦ es? -Quiero vivir con mam¨¢ -dijo Thiago en voz baja. Chapter 574 Cap¨ªtulo 574 -Thiago, ?por qu¨¦ de repente quieres vivir con mam¨¢? ?Acaso no est¨¢s bien con tu pap¨¢? -pregunt¨® Andr¨¦, mientras observaba a su hijo con una mirada tranqu. Thiago, con una voz baja y un tanto insegura, respondi¨®: -Pap¨¢ siempre est¨¢ muy ocupado y no est¨¢ mucho en casa. Me siento solo. Adem¨¢s, hace tiempo que no prueboida de mam¨¢ ni escucho sus cuentos antes de dormir... Al decir esto, sus ojos se llenaron de l¨¢grimas. -Extra?o a mam¨¢... Quiero que est¨¦ a mido. La se?ora Vargas es buena, pero nunca podr¨¢ reemzar a mam¨¢. Andr¨¦ no se sorprendi¨®. Desde que Thiago era peque?o, hab¨ªa sido criado por su madre, Sabrina. Que quisiera vivir con e erapletamente normal. Viendo que Andr¨¦ no dec¨ªa nada, Thiago se puso nervioso e insisti¨®: -Pap¨¢, te prometo que si vivo con mam¨¢, no descuidar¨¦ mis estudios. Me esforzar¨¦ por ser un buen heredero. Tambi¨¦n vendr¨¦ a ver a pap¨¢ y a abuelita cada vez que pueda. Andr¨¦ mir¨® a su hijo, que ten¨ªa los ojos llenos de esperanza, y le pregunt¨®: - Thiago, ?te gustar¨ªa que vivi¨¦ramos todos juntos, con mam¨¢ y pap¨¢? Sin pensarlo dos veces, Thiago asinti¨® con entusiasmo. -?ro que s¨ª! Siempre he admirado a pap¨¢. Mam¨¢ siempre dice que eres muy importante y que puedes hacer de todo. Pero est¨¢s tan ocupado que apenas tienes tiempo para m¨ª. Aun as¨ª, prefiero estar con mam¨¢. -Si deseas vivir con tu mam¨¢, pap¨¢ puede aceptarlo -respondi¨® Andr¨¦. -?De verdad? -pregunt¨® Thiago, sin poder contener su emoci¨®n. Andr¨¦ asinti¨® con cabeza y a?adi¨®: -Pero hay una condici¨®n. Mientras vivas con mam¨¢, tienes que intentar que vuelva a casa para que podamos estar los tres juntos,o antes. As¨ª, ya no tendr¨¢s que elegir entre pap¨¢ y mam¨¢. Los ojos de Thiago briron con esa idea. ?ro, eso resolver¨ªa todo! Si mam¨¢ y pap¨¢ vuelven a estar juntos, no tendr¨ªa que preocuparse por otros ni?os llev¨¢ndose a su mam¨¢. Asinti¨® con determinaci¨®n. ?Har¨¦ lo que pueda para ayudarte, pap¨¢! Justo cuando Andr¨¦ iba a decir algo m¨¢s, su tel¨¦fono son¨®. Al ver el nombre en panta, se mostr¨® sorprendido. -?Se?orita Ramos?-contest¨®. No se sab¨ªa qu¨¦ le dijeron del otrodo, pero Andr¨¦ mir¨® de reojo a Thiago y despu¨¦s de un momento, asinti¨®. -Est¨¢ bien, llevar¨¦ a Thiago, Despu¨¦s de colgar, Federico Ramos mir¨® a Eva Ramos. -?Acept¨® encontrarse? -S¨ª, acept¨®-respondi¨® Eva con un asentimiento. 16.57 Capitulo 574 Federico continu¨®: -?Sabe ¨¦l qui¨¦n es Sabrina? -No estoy muy segura. La ¨²ltima vez que habl¨¦ con ¨¦l, no parec¨ªa saberlo -dijo Eva, reflexionando. -?Piensas dec¨ªrselo? -pregunt¨® Federico. Eva lo pens¨® un momento antes de negar con cabeza. -Esperemos a que pap¨¢ vea a Sabrina primero, para evitarplicaciones. Federico asinti¨® lentamente. -Has considerado todo muy bien. -He invitado a Andr¨¦ con el ni?o -sonri¨® Eva-. Hermano, voy a escoger un regalo para Thiago. -S¨ª, ve. Al d¨ªa siguiente, Eva lleg¨® a s privada a hora acordada y encontr¨® que Andr¨¦ y Thiago ya estaban all¨ª. Para su sorpresa, junto a Thiago hab¨ªa una joven mujer de aspecto encantador. Eva, con una excelente memoria, r¨¢pidamente reconoci¨® a persona: Araceli. La hab¨ªa visto er una fiesta anterior. Con elegancia, Eva se acerc¨®. -Disculpen tardanza. Andr¨¦, con su voz ra, respondi¨®: -No llegaste tarde, nosotros llegamos temprano. Procedi¨® a hacers presentaciones. -Thiago, e es se?ora Ramos. Se?orita Ramos, ¨¦l es mi hijo, Thiago. Thiago se levant¨® con educaci¨®n. Un gusto, se?ora Ramos. Eva le entreg¨® el regalo que hab¨ªa preparado. -H Thiago, esto es para ti. -Gracias, se?ora Ramos -dijo Thiago, recibiendo el presente con gratitud. Eva sonri¨®. Luego, Andr¨¦ se dirigi¨® a e de nuevo. -Se?orita Ramos, e es Araceli. Escuch¨¦ que t¨² tambi¨¦n eres una talentosa violinista, as¨ª que pens¨¦ que ser¨ªa agradable que se conocieran. Eva mantuvo una sonrisa impecable y respondi¨® con cortes¨ªa. -Se?or Carvalho, es un cer conocer a alguien con intereses simres. Tras algunas pbras de cortes¨ªa, Andr¨¦ present¨® formalmente. -Araceli, e es se?orita Ramos. Sin embargo, en lugar de saludar, Araceli se qued¨® mirando fijamente los pendientes de Eva, con una expresi¨®n de asombro. 212 16.57) Capitulo 575 Chapter 575 Cap¨ªtulo 575 Andr¨¦ observ¨® c¨®mo Araceli miraba fijamente a Eva con una expresi¨®n de desconcierto. Rompi¨® el silencio con suavidad. -Araceli, ?todo bien? Araceli regres¨® a realidad de un sobresalto. Escondi¨® su sorpresa bajo una sonrisa amigable. -Se?orita Ramos, un cer conocerte. Eva no se molest¨® por distri¨®n de Araceli, y respondi¨® con una sonrisa c¨¢lida. -Se?orita, encantada de conocerte. Despu¨¦s de algunas pbras intercambiadas, todos se sentaron para disfrutar deida. Araceli y Evapart¨ªan el amor por el viol¨ªn, lo que facilit¨® una conversaci¨®n amena entre es. Araceli se sorprendi¨® al descubrir que, aunque Eva no hab¨ªa asistido al Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, su habilidad con el viol¨ªn era impresionante y su conversaci¨®n era igualmente sofisticada. En t¨¦rminos de m¨²sica, Eva incluso superaba sus propias capacidades. La presencia de recursos y privilegios parec¨ªa marcar una diferencia significativa, pens¨® Araceli con admiraci¨®n m¨¢s que con envidia. La distancia entre es era evidente. En belleza, elegancia, educaci¨®n y cultura, Eva superaba en todos los aspectos. Sin duda, ese t¨ªtulo de primera dama de alta sociedad no era en vano. Laida transcurri¨® en un ambiente agradable. Al final, Andr¨¦ se dirigi¨® a Eva. -Se?orita Ramos, me preguntaba si podr¨ªas ayudarme con algo. Eva mir¨® a Andr¨¦, sonriendo. -Se?or Carvalho, no necesitas ser formal. Me has ayudado antes, y si hay algo en lo que pueda ser ¨²til, lo har¨¦ con gusto. Andr¨¦ explic¨® su solicitud. -He o¨ªdo que el se?or Federico seprometer¨¢ con joven de familia Vald¨¦s. En tres meses, Araceli celebrar¨¢ un concierto y le gustar¨ªa invitar a se?orita Vald¨¦so invitada especial. Esperamos que puedas har con e en nuestro favor. Durante a?os, Andr¨¦ nunca hab¨ªa pedido un favor a los Ramos. Ahora, al mencionarlo, ambos entend¨ªan que estaba utilizando ese cr¨¦dito. Eva reflexion¨® unos segundos antes de responder, mientras Araceli conten¨ªa el aliento. -Mi hermano est¨¢ en pl¨¢ticas sobre supromiso con se?orita Vald¨¦s. Puedo mencionarle el tema, pero no puedo prometer nada, ya que no estoy segura de su disponibilidad en esa fecha. 36.5 Capitulo 575 Andr¨¦ no ocult¨® situaci¨®n. -S¨¦ que en esa ¨¦poca tiene otro conciertoo invitada especial. Si acepta venir, ajustaremos fecha de nuestro evento para no interferir con su agenda. Eva asinti¨® conprensi¨®n. -De acuerdo, har¨¦ lo posible por conseguirlo. Les avisar¨¦ si tengo alguna respuesta. Eva,o siempre, haba con caut, sin dar promesas vac¨ªas. El simple hecho de que aceptara ayudar ya era un gesto significativo para Andr¨¦. Al salir del restaurante, Araceli no pudo contener su curiosidad y pregunt¨®. -Se?orita Ramos, ?puedo preguntarte d¨®ndepraste esos aretes? Eva record¨® c¨®mo Araceli no hab¨ªa apartado mirada de sus aretes al llegar, y sonri¨®. -?Te gustan mucho estos aretes? Araceli explic¨® su inter¨¦s. -Es que, hace poco, perd¨ª un arete de mi amiga y quiero reponerlo, pero no s¨¦ d¨®nde conseguirlo. Tus aretes son id¨¦nticos a los de e, as¨ª que pens¨¦ en preguntarte. Eva mostr¨® una leve sorpresa. -Estos aretes fueron un regalo especial de cumplea?os de mi padre, hechos a medida. No se pueden encontrar en tiendas. 16:57 Chapter 576 Cap¨ªtulo 576 Araceli not¨® un leve cambio en su mirada, pero sus ojos segu¨ªan fijos en los pendientes de Eva. -Se?orita Ramos, ?puedo quit¨¢rmelos para verlos m¨¢s de cerca? Esta solicitud era bastante descort¨¦s, pero Araceli ya no se preocupaba por eso. Eva mir¨® a Andr¨¦, y al ver que ¨¦l no se opon¨ªa, sonri¨® levemente. -ro que s¨ª. Se quit¨® los pendientes y se los entreg¨® a Araceli. Araceli inspion¨® detenidamente los pendientes. El dise?o de estos pendientes era muy borado. El colgante estaba hecho de jade, tado con patrones intrincados, y aunque los dos pendientes no eran exactamente iguales, sus dise?os eran sim¨¦tricos. En ese momento, Araceli se sinti¨® extremadamente aliviada de no haber falsificado nada. Desde que Sebasti¨¢n le mostr¨® los pendientes, supo que no eran piezas Solo el jade de estos pendientes ya val¨ªa una fortuna. La precisi¨®n en artesan¨ªa era iparable, imposible de replicar. Araceli observ¨® los pendientes en su mano. Eran id¨¦nticos a los que Sebasti¨¢n le hab¨ªa dado. Este tipo de pendientes, probablemente solo una se?orita adineradao Eva podr¨ªa permitirse usarlos. ?Ser¨¢ que Eva perdi¨® uno de estos pendientes? -Se?orita Ramos, perdone indiscreci¨®n, pero ?cu¨¢ntos pares de estos pendientes tiene? Eva respondi¨®: -Solo tengo este par. Araceli continu¨®: -Se?orita Ramos, ?alguna vez ha perdido uno de sus pendientes? Eva mir¨® y contest¨®: -No. Araceli, a rega?adientes, devolvi¨® los pendientes a Eva. En verdad deseaba tener esos pendientes. 18:22 Pero Eva no era Sabrina; no pod¨ªa simplemente arrebatarle lo que quisiera. Eva no necesitaba dinero, y esos pendientes eran un regalo de cumplea?os de su padre. Araceli sab¨ªa que no podr¨ªa tenerlos y mucho menos pedirle a Eva que se los diera. Solo pod¨ªa asegurarse de que Eva no fuera persona que hab¨ªa perdido los pendientes. Por suerte, aunque e ten¨ªa los pendientes, no era esa persona... Sabrina pronto volvi¨® a sus ensayos de piano. Con el concierto a vuelta de esquina, Sabrina no ten¨ªa tiempo que perder en asuntos triviales. Ese d¨ªa, estaba tocando "Noche Estreda" junto a Carolina. Dani regres¨® despu¨¦s de ir aprarida. -?Dejen de practicar, es hora de almorzar! Carolina se gir¨® y le hizo un gesto a Dani para que bajara voz. Se?al¨® hacia una esquina del sal¨®n de ensayo. Dani mir¨® en esa diri¨®n y vio que Sebasti¨¢n estaba dormido en el sof¨¢. Dani abri¨® los ojos de par en par. -?Otra vez se qued¨® dormido? ?Vaya! ?C¨®mo es posible que siempre se duerma cuando empiezan a tocar? ?Acaso pasa noche jugando videojuegos? ?A qu¨¦ hora se habr¨¢ dormido? Sabrinaent¨®: -No creo que sea por jugar videojuegos. El m¨¦dico dijo que tiene insomnio, probablemente no puede dormir bien pors noches. Ens ¨²ltimas semanas, Sabrina y Dani hab¨ªan llevado a Sebasti¨¢n al m¨¦dico varias veces. Su condici¨®n no mejoraba, y le diagnosticaron insomnio. Por lo general, Hache era muy tranquilo, trabajador y atento. Incluso Marcelo nco, quien al principio ten¨ªa reservas hacia Hache, pronto cambi¨® su actitud hacia ¨¦l. Tan prontoo dejaron de tocar, Sebasti¨¢n se despert¨®. Parec¨ªa tener un sue?o muy ligero, despert¨¢ndose al menor ruido. Sabrina sospechaba que tal vez ten¨ªa una fuerte necesidad de estar alert¨¤. Sebasti¨¢n revis¨® hora y levant¨®s cejas. -?De verdad dorm¨ª tanto? Sabrina le dijo: -S¨ª, es hora deer. Mientras Carolina repart¨ªa los cubiertos, pregunt¨®: -Sabrina, se?or nco ha practicado con nosotros muy pocas veces, ?seguro que no habr¨¢ problema? Chapter 577 Cap¨ªtulo 577 Sabrina sacudi¨® cabeza y dijo: -Mipa?ero y yo hemos practicado juntos desde peque?os, as¨ª que en cuanto apraci¨®n, no hay problema. Carolina asinti¨®: -Qu¨¦ bueno que no haya inconvenientes. Dani, recordando el incidente del secuestro, pregunt¨®: -Sabrina, ?atraparon ya a ese secuestrador? Sabrina respondi¨®: -El se?or Castillo me dijo que todav¨ªa no. Est¨¢ al tanto de lo que sucede con Andr¨¦, pero ellos tampoco lo han capturado. Ha pasado tanto tiempo que temo que sea muy dif¨ªcil atraparlo. Dani hizo una mueca yent¨®: -Esa tal Araceli, siempre tan hip¨®crita, tratando de culparte por el secuestro. ?Qu¨¦ descaro! No es tan guapao t¨², su nivel con el viol¨ªn tampoco es mejor, enparaci¨®n contigo, se queda corta en todos los aspectos. ?Qui¨¦n sabe qu¨¦ es lo que Andr¨¦ ve en e? Con un tono sereno, Sabrina respondi¨®: -Cada quien tiene sus gustos. Despu¨¦s de que Dani se desahogara un poco hando mal de Araceli, el grupo cambi¨® de tema. Nadie volvi¨® a mencionar a Araceli. Terminaron su almuerzo, y Sabrina regres¨® a practicar el viol¨ªn. Sebasti¨¢n, sentado en el sof¨¢, observaba a Sabrina practicar con atenci¨®n. Sus ojos se oscurecieron un poco. Sabrina no parec¨ªa sero Araceli describ¨ªa, siempre buscando problemas o tratando de ioda. Incluso con el incidente del secuestro, Sabrina, aunque sab¨ªa que Araceli no era ajena al asunto, no parec¨ªa interesada en hacer un esc¨¢ndalo de ello. De hecho, parec¨ªa no tener inter¨¦s en dedicarle m¨¢s atenci¨®n. Si e no estaba dispuesta a perseguir el asunto, entonces... el recordatorio que hab¨ªa neado enviarle a trav¨¦s de Carlos, carecer¨ªa de sentido. Hab¨ªa preparado todo para dejar a Sabrina sin opciones, pero e no le daba importancia. Era primera vez que Sebasti¨¢n hac¨ªa algo que resultara in¨²til. En lugar de sentirse decepcionado, lo encontraba curioso y entretenido. Estaba decidido a descubrir si Sabrina realmente carec¨ªa de ms intenciones o si era una actriz consumada, escondiendo sus verdaderos motivos. Sabrina practic¨® misma pieza una y otra vez durante dos o tres horas antes de finalmente detenerse. Tom¨®s partituras que ten¨ªa a sudo y se dispuso a hacer algunas corriones cuando, de reojo, not¨® que Sebasti¨¢n a¨²n estaba en s de pr¨¢ctica. -Hache, ?todav¨ªa sigues aqu¨ª? Sebasti¨¢n, con sinceridad, respondi¨®: -Tu interpretaci¨®n es muy buena, quer¨ªa escuchar un poco m¨¢s. Se?orita Ib¨¢?ez, ?no te molesta? -No, me alegra que te guste-respondi¨® Sabrina. Cap¨ªtulo 577 Sebasti¨¢n pregunt¨®: -?C¨®mo se ma esta pieza? ?Es tambi¨¦n una de tusposiciones originales? En estos d¨ªas, mientras ayudaba en el estudio de Sabrina, se hab¨ªa enterado de ques piezas que Sabrina practicaba eran originales de e y de Marcelo. Dani le hab¨ªa dicho que incluso pieza m¨¢s famosa de Marcelo hab¨ªa sidopuesta por Sabrina, lo cual demostraba que e era una mujer de gran talento. Sabrina asinti¨®: -A¨²n no le he puesto nombre, primero quiero terminar partitura final. -Sigue con lo tuyo, no te preocupes por m¨ª -le dijo Sebasti¨¢n. Sabrina realmente no ten¨ªa mucho tiempo para ticar con Sebasti¨¢n, as¨ª que asinti¨® y volvi¨® a concentrarse en modificar partitura. Sumergida en su trabajo, Sabrina se concentr¨® tanto que termin¨® olvid¨¢ndose de presencia de Sebasti¨¢n. La luz del sol de tarde se derramaba sobre su rostro radiante,o si envolviera en una aure dorada, una belleza que dejaba sin aliento. Aunque Sebasti¨¢n nunca hab¨ªa valorado demasiado apariencia, en ese momento tuvo que admitir que Sabrina pose¨ªa un rostro extraordinariamente bello. Sin embargo, lo que se escond¨ªa detr¨¢s de esa belleza, sus verdaderas intenciones, segu¨ªan siendo un misterio. Para Sebasti¨¢n, bondad o maldad no eran asuntos de gran importancia, siempre y cuando e no interfiriera cons personas que le importaban. Justo cuando Sabrina termin¨® de corregir partitura, sinti¨® una mirada intensa que no pod¨ªa ignorar. 212 Chapter 578 Cap¨ªtulo 578 Sabrina sinti¨® un leve movimiento en su ce?o antes de girar cabeza y encontrarse con un par de ojospletamente negros. Se qued¨® un momento sorprendida hasta que record¨® que Sebasti¨¢n estaba all¨ª. -?Hay algo que necesites? ?Por qu¨¦ me miras as¨ª? Sebasti¨¢n bajo ligeramente susrgas pesta?as, ocultandos emociones en sus ojos. -Nada, solo quer¨ªa preguntarte si todav¨ªa tienes tu Astra Aestiva. En los ¨²ltimos d¨ªas, Sabrina hab¨ªa estado practicando viol¨ªn, pero no con el Astra Aestiva. Sebasti¨¢n hab¨ªa notado que hac¨ªa tiempo que no ve¨ªa usar ese viol¨ªn. -Por ahora, unpa?ero lo est¨¢ usando para una presentaci¨®n -respondi¨® Sabrina. En realidad, el Astra Aestiva estaba con Marcelo, pero no lo hab¨ªa prestado para ninguna actuaci¨®n. Todav¨ªa ten¨ªa ciertas reservas sobre Hache, preocupada de que estuviera fingiendo amnesia para acercarse a e intencionalmente. Despu¨¦s de lo que hab¨ªa pasado con Nicol¨¢s Rangel, era m¨¢s cautelosa cons personas de origen desconocido. Aunque no cre¨ªa que ahora tuviera algo tan valiosoo para ser un objetivo, pensaba, ?y si su objetivo era da?ar el Astra Aestiva? Por eso, Sabrina decidi¨® usar el Astra Aestiva lo menos posible antes del concierto. -Parece que no podr¨¦ apreciar maravi del Astra Aestiva por ahora -dijo Sebasti¨¢n con cierta decepci¨®n. Sabrina tom¨® el viol¨ªn que estaba a sudo. -El Astra Aestiva es el viol¨ªn que mi madre me dej¨®, pero este viol¨ªn es el que he tocado desde que era ni?a. Antes de que Sabrina regresara con familia Ramos, su madre le hab¨ªa regdo ese viol¨ªn. Cada violinista posee m¨¢s de un viol¨ªn, tanto Sabrinao su madre eran as¨ª. Sebasti¨¢n observ¨® el viol¨ªn ens manos de Sabrina y pregunt¨®: -?C¨®mo se ma este viol¨ªn? -An¨®nimo -respondi¨® Sabrina. Sebasti¨¢n se mostr¨® sorprendido. -?No tiene nombre? 18:23 Cap¨ªtulo 578 Sabrina sonri¨®. -ro que tiene, su nombre es An¨®nimo. Sebasti¨¢n parpade¨® y luego no pudo evitar re¨ªrse. -?Por qu¨¦ le pusiste un nombre as¨ª? ?Las chicas no suelen elegir nombres bonitos para sus cosas? -Cuando obtuve este viol¨ªn, pens¨¦ en muchos nombres bonitos, pero ninguno me pareci¨® adecuado -explic¨® Sabrina-. Pas¨¦ tres d¨ªas solo pensando en un nombre y ni siquiera ten¨ªa ganas de practicar. Luego, mi madre me dio una buena li¨®n. Para evitar distraerme m¨¢s con eso, decid¨ª marlo simplemente ''An¨®nimo''. Mipa?ero me consol¨® diciendo que, con ese nombre, ser¨ªa mi ''h¨¦roe An¨®nimo''. Al decir esto, baj¨® mirada hacia su viol¨ªn,o si mirara a su propio hijo, con un brillo suave en sus ojos. Cuando haba de lo que le gustaba, Sabrina sol¨ªa extenderse un poco m¨¢s. -Mi pieza de apertura en el concierto es La Promesa. Te voy a dejar un boleto para que puedas venir a escuchar el sonido del Astra Aestiva. Sebasti¨¢n hizo una pausa antes de sonre¨ªr nuevamente. -Est¨¢ bien. Para entonces, el concierto de Araceli probablemente tambi¨¦n estar¨ªa a punto de celebrarse. Su mirada se pos¨® en el An¨®nimo que ten¨ªa Sabrina. -Ya que el Astra Aestiva est¨¢ prestado, ?podr¨ªa se?orita Ib¨¢?ez tocar La Promesa con este viol¨ªn? La Promesa era una des primerasposiciones de Sabrina y tambi¨¦n que hab¨ªa interpretado m¨¢s veces. Pod¨ªa toca incluso con los ojos cerrados, por lo que no hab¨ªa practicado en los ¨²ltimos d¨ªas. Viendo el inter¨¦s de Sebasti¨¢n en La Promesa, asinti¨®. -ro. Tom¨® el viol¨ªn y ejecut¨® con maestr¨ªa La Promesa. Sebasti¨¢n escuch¨® en silencio. No hab¨ªa mucha diferencia con lo que hab¨ªa o¨ªdo en fiesta de Hern¨¢n. Ese d¨ªa, tambi¨¦n hab¨ªa tocado con An¨®nimo. Al concluir pieza, Sebasti¨¢n pregunt¨® de repente: -Se?orita Ib¨¢?ez, ?alguna vez has estado en Chile? Chapter 579 Cap¨ªtulo 579 -Sabrina, ?por qu¨¦ preguntas eso de repente? -dijo sorprendida. -Escuch¨¦ que Carolina dec¨ªa que Chile es un para¨ªso para los m¨²sicos, que muchos grandes m¨²sicos van all¨¢ a perfionarse. Con tu nivel de viol¨ªn, me preguntaba si alguna vez fuiste a estudiar all¨ª ent¨® Sebasti¨¢n. Sabrina no lo ocult¨®. -S¨ª, viv¨ª en Chile un tiempo. Sebasti¨¢n mostr¨® un destello de inter¨¦s en sus ojos. -?Cu¨¢nto tiempo estuviste all¨ª? -Contando universidad, fueron unos seis a?os -respondi¨® Sabrina. -?Cu¨¢ndo fuiste? -pregunt¨® Sebasti¨¢n. Sabrina lo mir¨® con curiosidad. -?Te interesa mucho mi vida en Chile? -Siento una especie de familiaridad hacia Chile,o si hubiera crecido all¨ª. Por eso quiero saber m¨¢s sobre el lugar -explic¨® Sebasti¨¢n. Aunque Sebasti¨¢n explic¨® su curiosidad, Sabrina segu¨ªa considerando extra?as sus preguntas. Su historia, aparte de sus seres m¨¢s cercanos, solo Gabriel Castillo conoc¨ªa. Ni siquiera se lo hab¨ªa contado a Andr¨¦, y mucho menos a Sebasti¨¢n. -Fui a universidad all¨¢, viv¨ª un tiempo en el campus. Participaba en algunas presentaciones ypetencias, pero no conozco mucho del exterior. Si sientes que te resulta familiar, puedo encontrar a alguien que te pa?e a Chile para que explores un poco -ofreci¨® Sabrina. -No es necesario. Pronto tendr¨¢s tu concierto, mejor conc¨¦ntrate en eso - respondi¨® Sebasti¨¢n, percibiendo que Sabrina no quer¨ªa profundizar. Se levant¨® y a?adi¨®-: Voy a ver si se?orita sco necesita ayuda. Sabrina asinti¨® suavemente y, tras su partida, retom¨® su pr¨¢ctica de viol¨ªn. En un elegante restaurante italiano, un joven hombre y una mujer estaban sentados frente a frente. Est Vald¨¦s entreg¨® el men¨² al camarero despu¨¦s de ordenar. -Eso ser¨ªa todo, gracias. Al partir el camarero, Est mir¨® al hombre frente a e. -Se?or Ramos, ?hay alguna raz¨®n particr por que me invit¨® hoy? Federico observ¨® con una voz calmada y suave. -Estamos a punto deprometernos, ?no es normal encontrarnos para cenar de vez en cuando? 18:23 Cap¨ªtulo 579 Est tom¨® un sorbo de agua. -?Entonces me buscas solo paraer? Federico guard¨® silencio unos instantes. -En realidad, tengo una petici¨®n que hacerte. Est no se sorprendi¨®. Las familias Vald¨¦s y Ramos eran amigas desde hac¨ªa tiempo, y aunque no crecieron juntos, se hab¨ªan visto en varias ocasiones. Federico era un adicto al trabajo, y si buscaba era por un motivo en concreto. -?De qu¨¦ se trata? -pregunt¨® Est. -Una amiga de Eva va a dar un concierto y quiere que seas invitada especial - explic¨® Federico. Est mostr¨® inter¨¦s. -?Cu¨¢ndo ser¨¢? -Dentro de tres meses. -?D¨®nde ser¨¢ el concierto? -En Cartagena. Est lo mir¨® con detenimiento. -La amiga de tu hermana, ?se ma Araceli, verdad? Federico frunci¨® levemente el ce?o. -No estoy seguro, Eva no mencion¨® su nombre. El tono de Est se volvi¨® m¨¢s fr¨ªo. -Lo siento, pero en tres meses ser¨¦ invitada especial en el concierto de Sabrina, no tengo tiempo para otropromiso. -?Sabrina? -pregunt¨® Federico confundido-. ?Sabrina va a dar un concierto? Est le dirigi¨® una mirada extra?a. -?No viniste a Cartagena para llevar a Sabrina de regreso? ?No sab¨ªas de esto? Federico respondi¨® con voz profunda. -Mi padre y yo a¨²n no hemos tenido oportunidad de vernos con Sabrina. Chapter 580 Cap¨ªtulo 580 Est fingi¨® no entender. -?Tanto tiempo ha pasado y a¨²n no has encontrado oportunidad de encontrarte conmigo? Federico frunci¨® el ce?o ligeramente. -Se?orita Vald¨¦s, esta vez vine a buscarte para har sobre ayuda de un invitado especial. Est sonri¨®. -?No le respond¨ª ya al se?or Ramos? No tengo tiempo. Ni siquiera se hab¨ªa molestado en confirmar un horario con ¨¦l antes de rechazarlo, lo que dej¨® a Federico bastante molesto. -?Sabrina te dijo algo? Est frunci¨® el ce?o. -?Qu¨¦ tiene que ver Sabrina con esto? Federico respondi¨® con frialdad. -Sabrina y Eva no se llevan bien. Si no te hubiera dicho algo, no habr¨ªas rechazado tan r¨¢pidamente sin siquiera preguntar hora. Seguro que Sabrina te dijo que, si Eva te buscaba, deb¨ªas rechazar cualquier cosa que te pidiera, ?verdad? Est no conoc¨ªa mucho a Federico y lo que sab¨ªa de ¨¦l lo hab¨ªa escuchado de sus padres y conocidos. Cuando supo que su pareja arreda ser¨ªa Federico, se sinti¨® bastantecida. Federico ten¨ªa una reputaci¨®n excelente: guapo, sereno, ambicioso, sin malos h¨¢bitos. No ten¨ªa amantes ni infidelidades; estabapletamente enfocado en su carrera y era el futuro heredero de familia Ramos. Era el tipo de persona que todass j¨®venes de alta sociedad consideraban un buen partido. Est sab¨ªa que su matrimonio no podr¨ªa ser libre. Desde que acept¨® los recursos y formaci¨®n de su familia, estaba destinada a perder ciertas libertades. En lugar de pelear por amor y romper con su familia y su estatus, prefer¨ªa enfocarse en su carrera. Al menos su carrera siempre ser¨ªa suya. Elegir el amor significaba poner su felicidad en manos de otra persona. Si esa persona dejaba de ama o cambiaba de opini¨®n, se quedar¨ªa sin nada. Est siempre ha sido ra y pr¨¢ctica. Nunca fue des que creyeran en el amor verdadero por encima de todo. Por eso, nunca tuvo una rci¨®n amorosa y acept¨® con naturalidad el matrimonio arredo por su familia, dedicando su tiempo y esfuerzo a mejorar a s¨ª misma. Su esfuerzo no fue en vano. Debido a su excelencia, su pareja de matrimonio arredo era mucho mejor que des dem¨¢s j¨®venes de se alta. La familia Ramos era conocida por ser unida y amorosa, con rciones simples y sin esc¨¢ndalos, considerada mejor familia para casarse. Sin embargo, ¨²ltima vez, Est se dio cuenta de que Federico no sab¨ªa nada sobre Sabrina. Ahora, Federico mostraba tal Capitulo 580 hostilidad y prejuicio hacia su propia hermana. ?Era realmente cierto eso de armon¨ªa familiar? Est sab¨ªa algo sobre situaci¨®n de Sabrina en familia Ramos. Pensaba que Mart¨ªn Ramos favorec¨ªa a su hija ileg¨ªtima. Sabrina, incapaz depetir con dos d¨¦cadas de rci¨®n padre-hija y sin astucia de Eva, finalmente hab¨ªa dejado familia Ramos. Y los tres hermanos Federico, siendo hermanos de sangre de Sabrina, no deber¨ªan trata con tal frialdad. Pero tras solo dos citas, Est hab¨ªa notado arrogancia y vanidad de Mart¨ªn, lo que le dej¨® una m impresi¨®n. -Eso es porque alguien vino a buscarme, y lo rechac¨¦ -dijo Est con firmeza-. No s¨¦ c¨®mo logr¨® encontrar a tu hermana, pero espero que antes de sacar conclusiones, te asegures de conocer verdad. La persona que me busc¨® para ser invitada especial fue primera novia de Andr¨¦. Y t¨² sabes qui¨¦n es Andr¨¦, ?verdad? Es un dilema entre tu hermana y una persona que intent¨® romper su matrimonio. Federico, si fueras t¨², ?qu¨¦ elegir¨ªas? Chapter 581 Cap¨ªtulo 581 Federico se qued¨® en silencio por unos segundos, pero su actitud segu¨ªa siendo firme. -Tal vez no sea persona que dices. Se?orita Vald¨¦s, est¨¢s siendo demasiado precipitada. Me dijiste que no deber¨ªa sacar conclusiones sin conocer toda historia. Pero lo que est¨¢s haciendo ahora no es muy diferente, ?verdad? Est asinti¨® con cabeza. -Tienes raz¨®n, he sido precipitada. Hagamos esto: si amiga de tu hermana no es Araceli, har¨¦ una excepci¨®n y ser¨¦ su invitada especial. Si resulta ser Araceli, entonces no quiero que me hablen m¨¢s del asunto. ?Qu¨¦ opinas, se?or Ramos? Federico asinti¨®. -De acuerdo. Despu¨¦s de todo, Sabrina era su hermana y sab¨ªa d¨®nde estaban sus prioridades. Mientras haban, el mesero lleg¨® con los tillos. -Estaida corre por mi cuenta. No pa?ar¨¦ al se?or Ramos a cenar -dijo Est. Luego le indic¨® al mesero que empacara los dos tos que hab¨ªa pedido. Federico frunci¨® el ce?o. Pensaba que elportamiento impulsivo de Est no era propio de una dama de sociedad. Peroo a¨²n no era su prometida, prefiri¨® guardar silencio. Lo har¨ªa despu¨¦s del matrimonio. Al salir del restaurante, Est ech¨® un vistazo hacia Federico, quien segu¨ªa sentado dentro, y en su mirada apareci¨® un destello de reflexi¨®n. Andr¨¦ ten¨ªa que tener algo de influencia para haber involucrado a Federico. Este tipo de persona no se inmiscu¨ªa en asuntos ajenos sin un buen motivo. Tal vez hab¨ªa alg¨²n tipo de rci¨®n entre Federico y Andr¨¦. No pod¨ªa dejar esto as¨ª, era necesario alertar a Sabrina para que estuviera preparada y no se viera perjudicada. Con esa idea en mente, Est m¨® a Sabrina. Al d¨ªa siguiente, Sabrina acababa de llegar a su estudio cuando recibi¨® una mada de Thiago. -Thiago, ?qu¨¦ pasa? -pregunt¨® Sabrina con voz serena. -Mam¨¢ -respondi¨® Thiago con voz d¨¦bil-, un se?or que dice ser mi abuelo me ha llevado a un lugar que no conozco. Tengo un poco de miedo... -?Abuelo? -Los ojos de Sabrina se endurecieron-. ?D¨®nde est¨¢s ahora? Capitulo 581 ... No lo s¨¦. -No te preocupes, mam¨¢ ir¨¢ a buscarte enseguida -le asegur¨® Sabrina antes de colgar el tel¨¦fono. No ten¨ªa el n¨²mero de Mart¨ªn, as¨ª que no pod¨ªa contactarlo, pero sab¨ªa c¨®mo encontrar a Thiago. m¨® a Andr¨¦. -Andr¨¦, necesito que localices a Thiago de inmediato. Hubo un momento de silencio al otrodo de l¨ªnea. -?Qu¨¦ le ha pasado a Thiago ahora? Sabrina no pudo contener su enojo. -Eres el padre de Thiago, ?y ni siquiera sabes que alguien se lo ha llevado? Andr¨¦ respondi¨®: -Hoy es fin de semana. Mi madre lo llev¨® a casa de campo, est¨¢ con e. Sabrina se rio con desd¨¦n. -Acabo de har con Thiago, y dice que alguien lo ha llevado. Andr¨¦, en vez de discutir conmigo, mejor aseg¨²rate de d¨®nde est¨¢ Thiago. -Est¨¢ bien -acept¨® Andr¨¦ sin molestarse-. Voy a verificarlo y te avisar¨¦. Sabrina colg¨® sin m¨¢s. Unos veinte minutos despu¨¦s, Andr¨¦ m¨® de vuelta. -Baja, te llevo a buscar a Thiago. Sabrina no perdi¨® tiempo y baj¨® r¨¢pidamente. Tan prontoo se abroch¨® el cintur¨®n, el carro arranc¨® a toda velocidad. -?Ya sabes d¨®nde est¨¢ Thiago? Andr¨¦ conduc¨ªa a gran velocidad, pero su expresi¨®n segu¨ªa siendo tranqu y distante. -Dijo que est¨¢ en alg¨²n lugar con alguien que afirma ser su abuelo. Sabrina no respondi¨® de inmediato. La voz frescao un arroyo de Andr¨¦ reson¨® en el silencio del carro. -Sabrina, ?no tienes nada que decir al respecto? La voz de Sabrina ten¨ªa un tono de sarcasmo. -?Decir qu¨¦? Chapter 582 Cap¨ªtulo 582 Sabrina nunca hab¨ªa pensado en ocultarle esta situaci¨®n a Andr¨¦. Simplemente, ¨¦l nunca lo hab¨ªa preguntado. Cuando se casaron, no hubo ceremonia. Antes de obtener el acta de matrimonio, Andr¨¦ solo hizo una pregunta. -?Es necesario informar a tus padres? Sabrina respondi¨®: -Mi madre ya falleci¨® y con mi padre hace mucho que no tengo contacto, no es necesario avisarle. Desde entonces, Andr¨¦ no volvi¨® a preguntar acerca de los padres de Sabrina. Mientras conduc¨ªa, Andr¨¦ tambi¨¦n parec¨ªa recordar esto. Movi¨® ligeramente losbios, queriendo decir algo, pero al final no lo expres¨®. En realidad, nunca hab¨ªa preguntado. No lo consider¨® necesario; hab¨ªa elegido a Sabrina y no le importaba su familia. ro, tambi¨¦n hab¨ªa un cierto grado de desinter¨¦s. -Si tu padre quiere dinero, puedo d¨¢rselo -dijo en voz baja. Pensaba que el padre de Sabrina hab¨ªa llevado a Thiago para pedirle dinero a e. Despu¨¦s de todo, alguien que no hab¨ªa aparecido en a?os, de repente aparece y se lleva a Thiago. Decir que no hab¨ªa un prop¨®sito ser¨ªa dif¨ªcil de creer. Al escuchar esto, Sabrina lo mir¨® sorprendida. -?No conoces a Eva? Andr¨¦ se qued¨® un momento en silencio, sinprender por qu¨¦ Sabrina mencionaba eso de repente. -La verdad es que con se?orita Ramos solo soy un conocido, no conozco bien. Hace unos a?os, casualmente le hice un peque?o favor -respondi¨® Andr¨¦. Sabrina lo interrumpi¨® sin rodeos: -?No conoces bien, pero llevaste a Thiago y a Araceli a ver a Eva? Despu¨¦s de recibir mada de Est, Sabrina hab¨ªa pedido a Gabriel que investigara lo sucedido. As¨ª fueo descubri¨® que Andr¨¦ hab¨ªa llevado a Thiago y a Araceli a cenar con Eva. De ah¨ª, se pod¨ªa deducir c¨®mo Federico sab¨ªa del asunto. Andr¨¦ quer¨ªa decir algo m¨¢s, pero voz de Sabrina lo interrumpi¨® primero. -Pens¨¦ que Eva podr¨ªa haberte contado. Parece que no conoces para nada a tu amiga. Andr¨¦ guard¨® silencio por un momento, luego esboz¨® una sonrisa. -Sabrina, ?est¨¢s celosa? Sabrina permaneci¨® sin pbras por un momento antes de responder: -Parece que estar tanto 1521 Capitulo 582 tiempo con Araceli te ha afectado cabeza. Andr¨¦ no era un tipo est¨²pido. Escuchando a Sabrina mencionar varias veces a Eva,enz¨® a intuir algo. -?Eres hija de Mart¨ªn? Sabrina lo admiti¨® directamente: -As¨ª es, pero no tengo intenci¨®n de volver a familia Ramos. As¨ª que no pienses en usar a Thiago para obtener algo de familia Ramos. No voy a cooperar. Sabrina consider¨® importante que Andr¨¦ supiera estas cosas de antemano, para que no hubiera malentendidos en el futuro. Tambi¨¦n sab¨ªa que familia Ramos era una gran oportunidad que muchos desear¨ªan aprovechar. Si Andr¨¦ lograba alg¨²n v¨ªnculo con ellos, podr¨ªa ahorrarse a?os de esfuerzo. Al escucha, Andr¨¦ no pregunt¨® m¨¢s ni intent¨® persuadi. -Lo entiendo fue lo ¨²nico que dijo. El carro de Andr¨¦ pronto lleg¨® a una vi con vista al mar en Cartagena. Sabrina not¨® que este era tambi¨¦n elplejo donde Andr¨¦ hab¨ªa instdo a Araceli. Al bajarse, se dirigieron hacia entrada. Apenas tocaron el timbre, puerta se abri¨®o si ya esperaran su llegada. Dentro de vi, Sabrina vio a Thiago sentado correctamente en el sof¨¢ de s. A sudo, Mart¨ªn le preguntaba amablemente qu¨¦ le gustabaer. Federico estaba en silencio en un sill¨®n individual. Eva, por su parte, le dec¨ªa a Mart¨ªn: -Pap¨¢, deber¨ªas haberle informado a Andr¨¦ que te llevabas a Thiago. Si ¨¦l descubre que Thiago desapareci¨®, se preocupar¨¢. 212 Chapter 583 : Cap¨ªtulo 583 -Estamos en Cartagena, ?qu¨¦ podr¨ªa pasar? ?Acaso voy a llev¨¢rmelo corriendo de aqu¨ª? Se encogi¨® de hombros y agreg¨® con un tono desde?oso: -Adem¨¢s, los Carvalho ni siquiera pueden cuidar a un ni?o, as¨ª que no es mi culpa. Eva Ramos intent¨® decir algo m¨¢s, pero de repente se percat¨® de que Andr¨¦ Carvalho y Sabrina Ib¨¢?ez acababan de entrar al sal¨®n. -Pap¨¢, tenemos visitas -susurr¨®. Mart¨ªn gir¨® cabeza y, al ver a Sabrina, una sonrisa apareci¨® en su rostro. -?Sabrina! Qu¨¦ bueno que viniste. Sin embargo, en cuanto sus ojos toparon con Andr¨¦, su expresi¨®n cambi¨® dr¨¢sticamente. Frunci¨® el ce?o y solt¨® un resoplido pesado. -Vaya, pero si es el se?or Carvalho. ?Qu¨¦ tan ocupado estar¨¢ uno para que ni siquiera pueda cuidar a su hijo? Andr¨¦ ya hab¨ªa recibido una mada de Fernanda Rivera mientras ven¨ªan hacia aqu¨ª. Fernanda le explic¨® que, cuando llev¨® a Thiago Carvalho a practicar tiro, se encontr¨® con unas amigas y se puso a ticar. Al despedirse de es, Thiago ya no estaba por ning¨²ndo. Fernanda pens¨® que el ni?o se hab¨ªa ido solo al campo de tiro, pero al buscarlo, no lo encontr¨®. Despu¨¦s de andar dando vueltas y no harlo, al final decidi¨® marcarle a Andr¨¦. A pesar del reproche de Mart¨ªn, Andr¨¦ no perdi¨® calma ni intent¨® defenderse. -Tiene raz¨®n, se?or Ramos. La pr¨®xima vez tendr¨¦ m¨¢s cuidado. El tono humilde de Andr¨¦ logr¨® suavizar un poco actitud de Mart¨ªn. Mart¨ªn dirigi¨® mirada a Sabrina y le hizo una se?a con mano. -Sabrina, ven, si¨¦ntate aqu¨ª con tu pap¨¢. Sabrina se qued¨® de pie, sin moverse ni un cent¨ªmetro. -Se?or Ramos, ?podr¨ªa decirnos para qu¨¦ trajo a Thiago hasta aqu¨ª? ?Cu¨¢l es el motivo? El uso de "se?or Ramos" cay¨®o un balde de agua fr¨ªa en el ambiente. Incluso Federico Ramos y Eva desviaron mirada con iodidad. Federico fue el primero en endurecer el gesto. -Sabrina, ?de qu¨¦ manera le has a tu pap¨¢? E lo mir¨® de reojo, sin emoci¨®n en voz. 15:21 Capitulo 583 -?No fueron ustedes los que dijeron que yo ya no era parte de los Ramos? ?Tan r¨¢pido se les olvid¨®? El rostro de Federico se tens¨®,o si le hubieran arrojado un cubetazo de hielo. -Eso solo fue un arranque de pap¨¢. No deber¨ªas tomarlo en serio. Sabrina, tu pap¨¢ siempre ser¨¢ tu pap¨¢. No es correcto que los hijos se pasen echando culpas a sus padres. Si ahora te disculpas por lo que pas¨® en aquel entonces, seguir¨¢s siendo hija de familia Ramos. Sabrina capt¨® indirecta de inmediato. ?Ahora s¨ª se acordaban de "se?orita de familia Ramos" solo para presiona con ese t¨ªtulo? ?De verdad cre¨ªan que le importaba seguir cargando ese apellido? Con mirada impasible, respondi¨®: -Las disculpas se ofrecen cuando unoete errores: Yo no he hecho nada malo, as¨ª que no veo por qu¨¦ deber¨ªa disculparme. La seguridad de Sabrina dej¨® a Federico desconcertado. No reconoc¨ªa a joven que ten¨ªa enfrente. La Sabrina que ¨¦l recordaba, cuando regres¨® a familia Ramos, aunque no era hija perfecta, tampoco sol¨ªa generar conflictos -salvo por lo de Nicol¨¢s Rangel-. De hecho, durante el tiempo que vivi¨® en familia, suportamiento fue bastante aceptable. En cuanto a lo de Nicol¨¢s, hasta cierto punto pod¨ªa entenderlo. Sabrina se hab¨ªa criado en una familia¨²n, sin lujos ni grandes aspiraciones. Reci¨¦n llegada a familia Ramos, se sent¨ªa insegura. Si Nicol¨¢s trat¨® bien y e quiso aferrarse a esa oportunidad para ganar un lugar, tampoco era tan extra?o. Sabrina no creci¨® junto a ellos. No pod¨ªan exigirle lo mismo que a Eva. Solo le habr¨ªa bastado decir unas pbras amables, o buscarlos despu¨¦s para arars cosas, y todo habr¨ªa quedado en el pasado. Pero, para sorpresa de todos, Sabrina hab¨ªa decidido distanciarse de familia por tanto tiempo. Federico pensaba que esta vez Sabrina solo quer¨ªa hacerles ver ques cosas le iban mal. Al final de cuentas, por m¨¢s discusiones que tuvieran, segu¨ªan siendo familia. Los Ramos no iban a perder nada por aceptar de vuelta a una hija m¨¢s. Si Sabrina quer¨ªa regresar, pod¨ªan acepta. 212 Chapter 584 Cap¨ªtulo 584 Jam¨¢s imagin¨® Sabrina que a¨²n seguir¨ªa tan aferrada a sus ideas. -Sabrina, sobre lo de Nicol¨¢s... Antes de que terminara frase, Mart¨ªn se ar¨® garganta con suavidad, interrumpiendo a Federico. -Federico, deja que el pasado se quede atr¨¢s. No hace falta seguir hando de eso. Mart¨ªn luc¨ªa tan tranquilo, tan sereno, que casi parec¨ªa imposible que pudiera alterarse. Se gir¨® hacia Sabrina con una sonrisa c¨¢lida. -Tienes el car¨¢cter de tu mam¨¢, fuerte y terca. Luego, con un gesto amable, a?adi¨®: -Ya basta de ticar de pie, mejor si¨¦ntense todos. Sabrina se od¨® junto a Thiago, que parec¨ªa mucho m¨¢s calmado que antes. -Thiago, ?te encuentras bien? -le pregunt¨® en voz baja. El miedo que antes dominaba el rostro de Thiago ya se hab¨ªa disipado. ¨¦l mir¨® con esos ojos enormes y brintes. -Mam¨¢, estoy bien. Solo pens¨¦ que otra vez... -hizo una pausa breve,nzando una mirada a Eva-. Menos mal que se?ora Ramos regres¨® y me explic¨® todo. La expresi¨®n de Thiago se torn¨® seria y sus ojos no se apartaron de Sabrina ni por un segundo. -Mam¨¢, ?de verdad ellos son mi familia? Sabrina quiso negarlo, pero sangre no se pod¨ªa borrar ni aunque lo deseara con todas sus fuerzas. Pod¨ªa decidir no regresar con los Ramos, pod¨ªa rechazar a esa familia. Pero no ten¨ªa derecho a quitarle a Thiago posibilidad de elegir por s¨ª mismo. Sin saber qu¨¦ responder, Sabrina opt¨® por quedarse en silencio. En ese momento, Eva, que hasta ahora no hab¨ªa dicho ni una pbra, habl¨® por fin. -Se?or Carvalho,mento mucho no haberle contado ¨²ltima vez que nos vimos. Andr¨¦ le ech¨® una mirada fugitiva a Sabrina yprendi¨® enseguida por qu¨¦ Eva hab¨ªa guardado silencio. -No pasa nada contest¨® ¨¦l con voz seca. Despu¨¦s de su ¨²ltimo encuentro, Thiago hab¨ªa abierto el regalo de bienvenida que Eva le hab¨ªa dado. Era algo que f¨¢cilmente costaba varios millones de pesos. Aunque Eva no era precisamente una persona con problemas de dinero, semejante regalo era m¨¢s que ostentoso. 15:21 Capitulo 584 Andr¨¦, en ese entonces, pens¨® que Eva solo hab¨ªa sido generosa por ayuda que ¨¦l le hab¨ªa prestado antes. Pero ahora, mirando atr¨¢s, entend¨ªa que hab¨ªa otra raz¨®n: Eva seguramente solo quer¨ªa conocer a Thiago. Mart¨ªn intervino: -Sabrina, s¨¦ que no estuvo bien llevarme a Thiago sin avisarles antes, lo reconozco. Su tono cambi¨® un poco y mir¨® a todos con gravedad. -Pero si los Carvalho permitieron que yo me lo llevara tan f¨¢cil, eso demuestra lo poco que cuidan al ni?o. Hubo un breve silencio y, entonces, Mart¨ªn solt¨® verdadera raz¨®n detr¨¢s de todo. -Ya que familia Carvalho no sabe c¨®mo cuidar a un ni?o, ?por qu¨¦ mejor no dejan que nosotros, los Ramos, nos hagamos cargo de ¨¦l? Al menos, yo jam¨¢s permitir¨ªa que alguien¨²n y corriente se lo llevara as¨ªo as¨ª. Sabrina lo mir¨® fijamente. -?A qu¨¦ se refiere, Mart¨ªn? Sin perderpostura, Mart¨ªn tom¨® su vaso de bebida caliente y le dio un sorbo elegante. -Nuestra familia Ramos tiene los mejores recursos y rciones. Si Thiago cuenta con nuestro respaldo, con su talento podr¨ªa llegar a donde quiera. Ser¨ªao un ¨¢gu que encuentra monta?a perfecta para anidar. Dicho esto, Mart¨ªn sac¨® unos papeles que ya ten¨ªa listos y se los entreg¨® a Sabrina. -Esta es mi bienvenida para Thiago. L¨¦elo con calma y luego decidan lo que crean mejor. Sabrina tom¨® el documento y, al revisars p¨¢ginas, una expresi¨®n de sorpresa cruz¨® por sus ojos. Era un contrato de transferencia de iones. Mart¨ªn estaba dispuesto a ceder a Thiago el cinco por ciento des iones del Grupo Ramos. Eso s¨ª que era un ofrecimiento generoso. Sabrina revis¨® cada p¨¢gina minuciosamente, hasta llegar a ¨²ltima, donde se revba condici¨®n final de Mart¨ªn: La custodia de Thiago quedar¨ªa en manos de familia Ramos hasta que ¨¦l cumpliera mayor¨ªa de edad. Sabrina levant¨® mirada y vio a Mart¨ªn tan serenoo antes, disfrutando de su bebida. Ni Federico ni Eva parec¨ªan sorprendidos,o si ya supieran todo desde antes. Sabrina baj¨® vista, ocultando el torbellino de emociones en sus ojos, y le entreg¨® el 213 Cap¨ªtulo 584 documento a Andr¨¦. Al notar que se trataba de un contrato de transferencia de iones, Andr¨¦ tambi¨¦n se qued¨® inm¨®vil por un instante. Chapter 585 Cap¨ªtulo 585 Andr¨¦ termin¨® de leer todo el contenido del documento de transferencia en un abrir y cerrar de ojos. -se?or Ramos -dijo Andr¨¦, su voz baja y tan cortante que hasta el aire se sent¨ªa tenso-,mento decirle que no pienso entregar custodia de Thiago. Su rechazo fue rotundo, sin menor sombra de duda. No solo Mart¨ªn y Federico se quedaron sorprendidos; hasta Eva lo mir¨®o si acabara de escuchar lo imposible. La familia Ramos ofrec¨ªa el cinco por ciento de sus iones. Eso era una cantidad que marear¨ªa a cualquiera. Andr¨¦ fue ro: -Thiago es mi hijo. No importa qu¨¦ condiciones pongan sobre mesa, jam¨¢s ceder¨¦ su custodia a nadie. Mart¨ªn intent¨® suavizar postura. -Andr¨¦, no es que dejar¨ªas de ser el pap¨¢ de Thiago si dejara custodia en nuestras manos. Pase lo que pase, t¨² y Sabrina siempre ser¨¢n sus padres. Pero lo que de verdad desconcert¨® a Mart¨ªn fue que Andr¨¦ ni siquiera quiso negociar condiciones. Su negativa fue total. Eso s¨ª que no se lo esperaba. Hab¨ªa tantos que so?aban con vincrse a familia Ramos, y familia Ramos rara vez se dignaba a mirar a nadie. Ahora que ellos mismos quer¨ªan aceptar a Thiago, ?y Andr¨¦ se atrev¨ªa a rechazarles? ?Acaso no se daba cuenta de que, si Thiago quedaba bajo el amparo de los Ramos, eder¨ªa a oportunidades y conexiones que familia Carvalho jam¨¢s podr¨ªa igur? Con el impulso adecuado, los Carvalho podr¨ªan dar un salto social en un abrir y cerrar de ojos. Convertirse en una des familias m¨¢s influyentes ya solo ser¨ªa cuesti¨®n de tiempo. Mart¨ªn, viendo que Andr¨¦ no ced¨ªa, gir¨® mirada hacia Sabrina. -Sabrina, t¨² eres mam¨¢ de Thiago. Quiero saber qu¨¦ piensas t¨². Sabrina cerr¨® el archivo, pero no respondi¨® de inmediato. En vez de eso, volte¨® a ver a Thiago. -Thiago, ?t¨² qu¨¦ opinas? E entend¨ªa perfectamente enorme diferencia que hab¨ªa entre una familia de alto nivel y una familia odada. Aunque su madre hab¨ªa educado bien, en cuesti¨®n de visi¨®n y rciones, simplemente no pod¨ªapararse con Eva. 15.21 Capitulo $85 Por m¨¢s que familia Ramos no fuera perfecta, prefer¨ªa mil veces que Thiago estuviera con ellos antes que quedarse con Fernanda. Al menos ah¨ª tendr¨ªa una oportunidad real de forjarse. un futuro mejor. Por supuesto, decisi¨®n final deb¨ªa ser de Thiago. Thiago abri¨® boca, inseguro. -Yo... Pero Mart¨ªn no le dej¨® terminar, interrumpi¨¦ndolo con una sonrisa. -Thiago es el primer nieto de nuestra familia. Todo esto lo hago pensando solo en su bienestar. Pronto Federico se va aprometer. Y lo de Esteban y F¨¦lix tambi¨¦n est¨¢ por definirse. La familia Ramos se est¨¢ llenando de ni?os y nietos; mi tiempo y atenci¨®n se dividir¨¢n todav¨ªa m¨¢s. Guard¨® los documentos que estaban sobre mesa y continu¨®: -No hace falta que me respondan ahora. Vayan a casa y pi¨¦nsenlo bien. Y tranquilos, si deciden que no, no voy a presionarles. Por cierto, aprovechar¨¦ que estoy de vacaciones y me quedar¨¦ unos d¨ªas en Colombia. Como abuelo de Thiago, me gustar¨ªa pasar tiempo con mi nieto. Espero que no tengan inconveniente. Sabrina sab¨ªa que Mart¨ªn no ment¨ªa. La familia Ramos no necesitaba m¨¢s hijos ni herederos. Si le ofrec¨ªa iones a Thiago, era porque en verdad lo valoraba. Cons cosas tan ras, Andr¨¦ ya no ten¨ªa c¨®mo seguir neg¨¢ndose. Sabrina le pregunt¨® a Thiago: -Thiago, ?quieres quedarte aqu¨ª un rato con el se?or Ramos o prefieres irte con nosotros? Thiago, a¨²n inc¨®modo con Mart¨ªn y sin querer quedarse solo, respondi¨® enseguida: -Prefiero irme con mi pap¨¢ y mi mam¨¢. Sabrina se levant¨® y mir¨® a Mart¨ªn. -se?or Ramos, ?podr¨ªa har con usted a ss un momento? Hay algo que quiero ticar personalmente. Mart¨ªn no pudo evitar una expresi¨®n de resignaci¨®n ante forma en que lo maba, pero no se molest¨®. -ro. Ambos salieron rumbo al estudio de Mart¨ªn, dejando a los dem¨¢s en s. 212 15:21 Chapter 586 Cap¨ªtulo 586 Despu¨¦s de que se marcharon, en s solo quedaron Federico, Eva, Andr¨¦ y Thiago. Federico fue el primero en romper el silencio. -Andr¨¦, ?le pediste a mi hermana que te ayudara a invitar a Est Vald¨¦so invitada especial... para Araceli Vargas? Andr¨¦ asinti¨® con calma. -S¨ª. El gesto de Federico se endureci¨® de inmediato. -Antes no sab¨ªas c¨®mo era rci¨®n entre nosotros y Sabrina, as¨ª que viniste a pedirnos ayuda. No te lo tom¨¦ en cuenta. Pero ahora que ya conoces bien nuestra rci¨®n, mejor ni lo menciones otra vez. Por una amante, ?esperas que vayamos a dejar mal a nuestra propia hermana? Nosotros no har¨ªamos jam¨¢s algo as¨ª. Eva, al escuchar esto, mir¨® a Andr¨¦ con sorpresa. -Se?or Carvalho, ?entonces persona que convenci¨® a Est para ser invitada especial... fue Sabrina? Andr¨¦ no lo neg¨®. -Perd¨®n. En ese momento no sab¨ªa cu¨¢l era su rci¨®n. Pens¨¦ que no se conoc¨ªan, as¨ª que nunca mencion¨¦ el asunto. Eva reflexion¨® un instante y se dio cuenta de que ten¨ªa sentido. Asinti¨® despacio. -Fue un malentendido, eso s¨ª... -paus¨® un momento. Pero mi hermano tiene raz¨®n. Si te ayud¨¢ramos con esto, ser¨ªao traicionar a Sabrina. As¨ª que... disculpame, si alguna vez necesitas algo distinto, ven a buscarme sin problema. Tampoco es que Eva estuviera tan desesperada por quedar bien con Andr¨¦o para pelearse con su hermana por un simple favor. No era ingenua, y menos cuando se trataba de familia. Andr¨¦ guard¨® silencio unos segundos antes de contestar. -Entre Araceli y yo,s cosas no sono gente dice. S¨ª, estuvimos juntos, pero desde el d¨ªa en que me cas¨¦ con Sabrina, nunca m¨¢s pens¨¦ en volver con Araceli. E est¨¢ enferma, y le debo mucho. Por eso, en este ¨²ltimo tramo de su vida, quiero ayuda a cumplir sus deseos. 16.135 Su voz era tranqu, sin titubeos. Su cara, serena y sin rastro de verg¨¹enza. -Te lo puedo asegurar: desde que me cas¨¦, no he tenido nada con otra persona. Lo que hay entre Araceli y yo es transparente. Federico se rj¨® al escuchar esa explicaci¨®n. Su expresi¨®n ya no era tan dura. -De cualquier modo, su separaci¨®n tambi¨¦n tuvo que ver con Araceli. Espero que puedas mantener distancia con e. Andr¨¦ asinti¨®. -Cuando termine su concierto, dejar¨¦ todo saldado... No volver¨¦ a ayuda. Federico, que era un tipo agudo, capt¨® de inmediato el matiz escondido ens pbras de Andr¨¦. Se le dibuj¨® una sonrisa entre burlona y seria. -Andr¨¦, Sabrina no es tu n B. Y con el car¨¢cter que tiene, dudo mucho que quiera volver contigo. Sabrina ni siquiera quiere regresar a familia Ramos, ?c¨®mo va a perdonarte tan f¨¢cil? Andr¨¦, sin perder calma, respondi¨®: -Eso solo se sabr¨¢ con el tiempo. Un rato despu¨¦s, Sabrina sali¨® del estudio de Mart¨ªn. Algo debi¨® haber pasado, porque regres¨® con el ce?o fruncido. Sin decir mucho, se acerc¨® a Thiago. -V¨¢monos. Thiago sigui¨® y ambos abandonaron casa. Andr¨¦ mir¨® a Federico y Eva, asinti¨® despacio y tambi¨¦n se fue. Justo cuando los tres estaban por subirse al carro, una voz emocionada los alcanz¨® de golpe. -?Andr¨¦, Thiago! ?Vinieron a verme? Sabrina levant¨® cabeza, sorprendida. Araceli apareci¨® de nada frente a ellos, con una sonrisa radiante. -Cuando Lorena sali¨® aprar, me dijo que vio tu carro. No le cre¨ª... ?y m¨ªrate! Si era verdad. Sin esperar respuesta, Araceli se acerc¨® y fue directo a tomar mano de Thiago. Chapter 587 Cap¨ªtulo 587 -Thiago, al rato se?ora te va a preparar tu postre favorito, ?te parece bien? En cuanto vio a Araceli, Thiago se acerc¨® y salud¨® con docilidad. -Se?ora Vargas. Luego, echando un vistazo a Sabrina que estaba a sudo, le susurr¨®: -Se?ora Vargas, al rato me voy a regresar con mi mam¨¢. Araceli not¨® en ese momento presencia de Sabrina, y sus ojos reflejaron cierta confusi¨®n. -?Se?orita Ib¨¢?ez, tambi¨¦n viniste? Thiago, ?ustedes para qu¨¦ vinieron? Thiago respondi¨® sin dudar: -Vinimos a ver a mi abuelo. -?Abuelo? -Araceli parpade¨® sorprendida y mir¨® a Sabrina con asombro-. ?Es el pap¨¢ de se?orita Ib¨¢?ez? Sabrina se mantuvo seria, sin decir una s pbra. Andr¨¦, por su parte, tampoco ten¨ªa intenciones de quedarse a ticar. -Araceli, tengo cosas que hacer por aqu¨ª, luego ticamos con calma, ?va? Araceli parec¨ªa querer decir algo m¨¢s, pero Andr¨¦ ya se hab¨ªa adntado, caminando hacia su carro con paso firme. Thiago, al ver esto, tambi¨¦n se despidi¨® de Araceli antes de subirse al carro. Sabrina ni siquiera volte¨® a ver a Araceli; ignor¨® porpleto. Araceli se qued¨® parada donde estaba, observando c¨®mo el carro se alejaba §â§à§ã§à §Ñ §â§à§ã§à, mientras una sombra de resentimiento cruzaba su mirada. Sac¨® su celr y marc¨® un n¨²mero.. En cuesti¨®n de segundos, alguien contest¨® mada. La voz de un hombre, ra y decidida, son¨® al otrodo. -Araceli, en estos d¨ªas me has mado m¨¢s veces que en todos los a?os anteriores juntos. Araceli fue directo al grano, sin rodeos. -Acabo de ver a Sabrina aqu¨ª. Por lo que escuch¨¦ de Thiago, vinieron a ver al abuelo de Thiago. Sebasti¨¢n Fonseca, necesito que me ayudes a investigar qui¨¦n vive en esa casa. Aunque mam¨¢ de Sabrina era Celeste Ib¨¢?ez, Celeste llevaba a?os muerta y ya no era una 16:13 Cap¨ªtulo 587 amenaza. Pero ahora aparec¨ªa el pap¨¢ de Sabrina... Araceli miraba imponente casa frente a e y no pod¨ªa evitar sentir un escalofr¨ªo. Esa casa era todav¨ªa mejor ubicada que suya. Alguien con los recursos paraprar una casa as¨ª no pod¨ªa ser cualquier persona¨²n. Antes, nunca pens¨® mucho en familia de Sabrina; siempre vioo una m¨¢s del mont¨®n. Pero desde que supo que era hija de Celeste, empez¨® a sentir una inquietud molesta. Sebasti¨¢n ni se molest¨® en preguntar detalles; solo rio ligero y le asegur¨®: -Est¨¢ bien. Colg¨® de inmediato. Aproximadamente diez minutos despu¨¦s, Sabrina recibi¨® una mada de Sebasti¨¢n. -La familia que vive en esa casa es familia Ramos. Araceli se sobresalt¨®, sin poder evitar exmar: -?Eso no puede ser! Sebasti¨¢n le propuso algo: -Si tienes dudas, esc¨®ndete por ah¨ª y observa. As¨ª sabr¨¢s si en verdad los Ramos viven ah¨ª. Sebasti¨¢n jam¨¢s se equivocaba con su informaci¨®n. Araceli respir¨® hondo, intentando tranquilizarse: -A lo mejor Thiago solo est¨¢ inventando cosas... Pero si el abuelo de Thiago era Mart¨ªn... Entonces... ?Sabrina ser¨ªa hija de Mart¨ªn? Araceli no lo pod¨ªa aceptar. Sebasti¨¢n, en cambio, lo asimil¨® mucho m¨¢s r¨¢pido: -Sabrina dijo que estudi¨® en Chile, pero hay varios a?os de los que no hay registro. Y familia Ramos est¨¢ en Chile. Yo creo que esos a?os en nco fueron cuando vivi¨® con los Ramos, pero alguien se encarg¨® de borrar todo rastro. Sebasti¨¢n ven¨ªa de una familia poderosa donde intriga era el pan de cada d¨ªa. Sab¨ªa perfectamente por qu¨¦ familia Ramos habr¨ªa hecho desaparecer el pasado de Sabrina. No era por otra cosa que por guardars apariencias y evitar esc¨¢ndalos. 212 Cap¨ªtulo 587 Eva era presentadao joya de familia Ramos, alguien fuera de serie. Un rumor negativo bastar¨ªa para manchar su reputaci¨®n. Hab¨ªa muchos esperando cualquier tropiezo de los Ramos, listos para aprovechar cualquier oportunidad para hacerlos caer. Mientras m¨¢s alto pon¨ªan, m¨¢s fuerte ser¨ªa ca¨ªda. La voz de Aracelienzaba a perder el control, y su respiraci¨®n agitada se filtraba por el Chapter 588 Cap¨ªtulo 588 -?Y si Sabrina es hija de Mart¨ªn? Si queremos deshacernos de e, ?no ser¨ªa todav¨ªa m¨¢splicado? Su voz sonaba tan aguda que era imposible mantener esa fachada de tranquilidad que hab¨ªa intentado construir durante a?os. Antes, Araceli evitaba a Sebasti¨¢n a toda costa, pero ahora deseaba con todas sus fuerzas que ¨¦l se encargara de Sabrina cuanto antes. La cara de Araceli se deform¨®, consumida por una rabia desbordante. ?Por qu¨¦ e? Celeste era su madre biol¨®gica, Mart¨ªn su padre, y ten¨ªa hermanoso Federico y Eva. De esposo ten¨ªa a Andr¨¦, de amigo de toda vida a Marcelo nco. Incluso Gabriel Castillo le echaba mano sin condici¨®n, y hasta contaba con alguieno Hern¨¢n para protege. ?Qu¨¦ injusta era vida! ?Por qu¨¦ Sabrina ten¨ªa tanta suerte? A Araceli envidia ca¨ªa por dentro, al punto de desfigurarse. Las cartas que ten¨ªa Sabrina en mano eran demasiado buenas. Aunque Araceli intentara convencerse de que Sabrina no le llegaba ni a los talones, diferencia era tan marcada que ya no pod¨ªa seguir enga?¨¢ndose a s¨ª misma. Sabrina estaba rodeada de gente poderosa y con influencia. ?Y e? Apenas contaba con un Fabi¨¢n Guerrero sin sesos, un Andr¨¦ que ya no apoyabao antes, y un Sebasti¨¢n que pod¨ªa descubrir sus mentiras en cualquier momento. Sus cartas eran un chiste. ?C¨®mo iba a ganarle a Sabrina as¨ª? El tono de Sebasti¨¢n segu¨ªa tan calmadoo siempre. -Eso no es tan seguro. Si familia Ramos de verdad quisiera hacer p¨²blico que Sabrina es parte de ellos, en el c¨ªrculo social ya habr¨ªa rumores, al menos se escuchar¨ªa algo. Pero este asunto lo han guardado tan bien que ni yo me enter¨¦. ?Sabes lo que significa? Araceli ten¨ªa mentepletamente nuda, incapaz de pensar con ridad. -?Qu¨¦ significa eso? -pregunt¨®, titubeando. Sebasti¨¢n solt¨® una risa ligera, casi burlona. Significa que se han esforzado much¨ªsimo por ocultarlo. Lo que deja ro que Sabrina y familia Ramos no son una amenaza real. Si alg¨²n d¨ªa se llega a saber qui¨¦n es e de verdad, el pleito entre familia Ramos y Sabrina va a explotar porpleto. Si esto hubiera pasado antes, cuando Sabrina era invisible y nadie conoc¨ªa, cualquiera pod¨ªa hacerle da?o sin 16:13 consecuencias. Pero ahora... La voz de Sebasti¨¢n se torn¨® m¨¢s profunda, con un matiz que Araceli no supo descifrar. -Ahora, los amigos de Sabrina no son cualquier cosa. Ninguno es f¨¢cil de manipr, y familia Ramos va a sudar para contr. Es mejor quedarnos mirando mientras ellos se destruyen entre s¨ª, y luego, sin mover un dedo, rematamos a quien quede. ?No te parece mucho m¨¢s entretenido? Las pbras de Sebasti¨¢n fuerono un b¨¢lsamo para Araceli, que al fin sinti¨® que pod¨ªa respirar de nuevo. Poco a poco, recuper¨® el control de sus emociones. -Tienes raz¨®n. Me dej¨¦ llevar por los nervios, pero no es para tanto... Ahora que Sabrina ten¨ªa una identidad m¨¢s, hace desaparecer resultaba casi imposible. Araceli se sumergi¨® en sus propios pensamientos,pletamente absorta, hasta que voz de Sebasti¨¢n sac¨® de golpe. -Araceli, el arete que te di, ?todav¨ªa lo tienes contigo? Al escuchar eso, Araceli dio un salto de sobresalto. -S¨ª, ro que lo tengo... ?Por qu¨¦ lo preguntas? Hubo un tiempo en que pens¨® en perderlo a prop¨®sito. Pero Sebasti¨¢n era tan astuto y ten¨ªa tantos recursos que seguro lo encontrar¨ªa de nuevo. Adem¨¢s, le daba tanta importancia al due?o de ese arete que, si lo perd¨ªa, era capaz de enloquecer. No se atrev¨ªa a arriesgarse. Sebasti¨¢n continu¨®: -Busca el arete y tenlo listo. En un rato mando a alguien por ¨¦l. Araceli sinti¨® c¨®mo el coraz¨®n se le sub¨ªa a garganta. -Sebasti¨¢n, ?por qu¨¦ de pronto quieres llev¨¢rtelo? ?Acaso... encontraste el otro? -No-respondi¨® Sebasti¨¢n, sin dejar entrever ninguna emoci¨®n-. Con un solo arete no puedes hacer nada. Voy a mandar a hacer uno igual, as¨ª despu¨¦s podr¨¢s usarlos sin problema. Al escuchar eso, Araceli pudo por fin rjarse. -De acuerdo. Chapter 589 Cap¨ªtulo 589 El carro arranc¨® y, apenas avanzaron unos metros, Andr¨¦ le pregunt¨® a Sabrina: -?Vamos a casa o prefieres que te lleve al estudio? -Al estudio -respondi¨® Sabrina, sin dudar. Andr¨¦ asinti¨®, girando el vnte para tomar ruta correcta. Por el retrovisor, observ¨® un instante antes de har de nuevo. -Te noto de ms, ?te pasa algo? Sabrina contest¨® con una indiferencia cortante, casi sarc¨¢stica. -Eso no te incumbe. Mejor preocupate por salud de Araceli. Si le da un ataque antes de su concierto, todo lo que has hecho por e va a quedar en nada. Andr¨¦ capt¨® perfectamente el tono burl¨®n en sus pbras. Mirando al frente, respondi¨® con calma: -Ayer le ped¨ª a alguien que le hiciera otro chequeopleto a Araceli. Sabrina gir¨® cabeza para mirarlo. -?Y? ?Empeor¨® o mejor¨®? Andr¨¦ guard¨® silencio unos segundos antes de responder. -El medicamento de Hern¨¢n Casta?o s¨ª le ha funcionado. Sabrina dibuj¨® una sonrisa desde?osa. -Entonces supongo que mejor¨®. -Araceli se hace chequeos cada semana. Al principio ni siquiera cre¨ªa que tuviera una enfermedad tan grave. Incluso busqu¨¦ a m¨¦dicos y equipos especializados para que revisaran, pero todos llegaron a misma conclusi¨®n -explic¨® Andr¨¦. Sabrina entendi¨® el mensaje oculto. -?O sea que piensas que Hern¨¢n me ayud¨® minti¨¦ndote? -No es eso -replic¨® Andr¨¦. Sabrina solt¨® una risa cargada de iron¨ªa y ya no dijo m¨¢s. Sab¨ªa que no pod¨ªa despertar a alguien que fing¨ªa dormir. Aunque lenzara verdad a cara, ¨¦l siempre encontrar¨ªa una excusa para proteger a Araceli. El silencio llen¨® el interior del carro. Thiago, sentado atr¨¢s, miraba a Sabrina y luego a Andr¨¦,o si quisiera decir algo, pero no se atrev¨ªa. Unos minutos despu¨¦s, voz grave de Andr¨¦ rompi¨® tensi¨®n. -Sea que est¨¦ enferma de verdad o no, cuando termine el concierto, le voy a saldar todo lo que le debo. Sabrina ni se inmut¨®. Ni una pbra sali¨® de susbios. El carro sigui¨® en diri¨®n al estudio de Sabrina. Andr¨¦ abri¨® boca varias veces, titubeando, pero al final se trag¨®s pbras. Fue Thiago quien, de pronto, se anim¨® a har. -Mam¨¢, ?puedo ir a tu casa y quedarme contigo un tiempo? Sabrina lo mir¨® sorprendida. -?Por qu¨¦ ahora quieres ir conmigo? -Pap¨¢ casi nunca est¨¢ en casa. No me gusta estar solo... Adem¨¢s, ya te extra?aba, mam¨¢ -confes¨® Thiago, bajando voz. En los ojos de Thiago, Sabrina vio ese viejo apego, tan familiar pero a vez distante. Ni recordaba cu¨¢ndo fue ¨²ltima vez que su hijo le hab¨ªa dicho que extra?aba. Sinti¨® un retorcij¨®n en el pecho, un dolor inesperado. Hab¨ªa criado a Thiago e s. Cuando era peque?o, ¨¦l se aferraba a sus brazos y lloraba al dejarlo en el preescr. Pero ahora, sin saber c¨®mo, ¨¦l se hab¨ªa ido alejando poco a poco. Sabrina guard¨® silencio unos segundos antes de responder: -Estoy organizando el concierto y verdad es que no tengo tiempo para cuidarte ahora. Thiago mir¨®, sorprendido y herido. Sus ojos se pusieron rojos de inmediato. Hace apenas unos d¨ªas, su mam¨¢ misma lo hab¨ªa invitado. Las l¨¢grimas brotaron de los ojos de Thiago, su mirada se apag¨®. Con voz entrecortada y temblorosa, murmur¨®: -Mam¨¢... Sabrina desvi¨® mirada, evitando verlo. Entonces Andr¨¦ intervino: -Thiago, si tu mam¨¢ est¨¢ ocupada, lo mejor es que esperes a que termine el concierto y ya despu¨¦s vas con e, ?s¨ª? Sabrina, ?te parece? Thiago lo mir¨® con esperanza renovada, los ojos brindo de nuevo,o si esa peque?a posibilidad le devolviera el ¨¢nimo. Sabrina, al cruzar mirada con su hijo, vacil¨® unos segundos. Al final, asinti¨® con suavidad. Los ojos de Thiago recuperaron el brillo y su tristeza desapareci¨®. Andr¨¦ estacion¨® el carro frente al nuevo estudio de Sabrina. A e no le sorprendi¨® que ¨¦l supiera diri¨®n. Araceli y Fabi¨¢n vigban constantemente. Si su estudio resultaba mejor que el anterior, seguro intentar¨ªan quit¨¢rselo. Sabrina abri¨® puerta. -Me voy. Justo antes de cerrar, se detuvo,o recordando algo, y le habl¨® a Andr¨¦: -Andr¨¦, quiero que prestes m¨¢s atenci¨®n a seguridad de Thiago. Chapter 590 Cap¨ªtulo 590 -Si lo vuelven a perder en familia Carvalho, voy a demandar ante el tribunal para cambiar custodia. No esper¨® a que Andr¨¦ dijera nada. Se dio vuelta y se march¨® sin mirar atr¨¢s. Sabrina de verdad andaba as carreras. No solo estaba atareada organizando el concierto, tambi¨¦n ten¨ªa que presentarse en eventos ypetencias de todo tipo. Ese d¨ªa, justo en sede del concurso, Sabrina se top¨® con Araceli. La verdad, en el gremio solo hay unos cuantos concursos que valen pena. As¨ª que encontrar a Araceli ah¨ª no era nada sorprendente. En cuanto gente alrededor vio, empezaron a cuchichear por lo bajo. -Oye, ?esa no es Araceli? ?Tambi¨¦n vino apetir esta vez? -Dicen que Araceli trae rendaci¨®n de Elwood, ni siquiera tuvo que pasar pors eliminatorias. -?Araceli es alumna de Elwood? Entonces nosotros ya estamos fuera, ?no? -?No puede ser! ?Por qu¨¦ cada a?o salenpetidores con un talento tan fuera de serie? Araceli estaba parada aldo de Elwood, conversando con el encargado del concurso. Sabrina solo mir¨® un instante antes de apartar vista, sin darle importancia. En algunos concursos, si te rienda un maestro de renombre, puedes saltartes eliminatorias y pasar directo apetencia oficial. Es m¨¢s, hay quienes hasta llegan directo a final. Suena injusto, pero para los maestros es una apuesta arriesgada. Si el estudiante rendado termina siendo f¨¢cilmente vencido, no solo se pone en duda al alumno, sino que reputaci¨®n del maestro tambi¨¦n se va por los suelos. Por eso, salvo casos de fuerza mayor o no alcanzar a inscribirse a tiempo-, ning¨²n maestro se arriesga a rendar a su alumno as¨ªo as¨ª. El hecho de que Araceli viniera a inscribirse justo antes de empezars eliminatorias solo pod¨ªa significar que se le fue el tiempo. Pero con rendaci¨®n de Elwood, pod¨ªa saltarse ese filtro y entrar directo apetencia principal. Este concurso era de los m¨¢s importantes: se organizaba cada tres a?os, y aunque te rendara un maestro famoso, solo pod¨ªas saltar preseli¨®n; llegar directo a final era imposible. Porque los primeros lugares de final iban a representar al pa¨ªs en un intercambio internacional de m¨²sica. Un evento de ese calibre siempre atra¨ªas miradas de todos. Era v¨ªa m¨¢s r¨¢pida para ganar fama y crecer profesionalmente. En los ¨²ltimos a?os, el mundo musical de Colombia se hab¨ªa quedado sin nuevos talentos. Enspetencias por equipos, si no fuera por Marcelo, que siempre rescataba el promedio, el pa¨ªs ya estar¨ªa en el ¨²ltimo lugar. Justo gracias a este concurso fue que Marcelo se hizo famoso. Pero este a?o, Marcelo ya nopetir¨ªa. Le hab¨ªa prometido a Valentino nco que despu¨¦s del concierto volver¨ªa con familia nco. Le dijo a Sabrina: -Sabrina, este a?o, contigo aqu¨ª, puedo irme tranquilo. Ni en equipo ni en individual logr¨¦ ganar el campeonato. T¨² tienes m¨¢s talento y fuerza que yo. Estoy seguro de que vas a quedarte con ese primer lugar. Se qued¨® cado, pero luego a?adi¨®: -Escuch¨¦ que Eva ya fue elegida para representar a Chile en el concurso. Para e tambi¨¦n es mejor oportunidad de brir internacionalmente. Sabrina, gana y haz que familia Ramos lo vea. Que se den cuenta de lo equivocados que estuvieron al echarte y apostarlo todo por Eva. Para Sabrina,s eliminatorias fueron panido. Al terminar, sali¨® del sal¨®n depetencia. Afuera, el cielo hab¨ªa cambiado sin que se diera cuenta: estaba tan nudo que en cualquier momento se soltar¨ªa lluvia. Apenas subi¨® a su carro, empezaron a caer gotas gordas, golpeando el techo - f, f, f¡ª. El concurso se hab¨ªa celebrado ens afueras de ciudad, un lugar bastante apartado. Sabrina no hab¨ªa avanzado mucho cuando, de pronto, el motor del carro se apag¨®. Intent¨® varias veces encenderlo, pero el motor ni se inmut¨®. Frunci¨® el ce?o, sac¨® un paraguas del asiento trasero y se prepar¨® para revisar el motor. Pero lluvia ca¨ªa a c¨¢ntaros y el viento soba tan fuerte que el paraguas no serv¨ªa de nada. 212 16.197 Cap¨ªtulo 590 En cuesti¨®n de segundos, Sabrina ya estaba empapada. Justo cuando levantaba el cofre del carro, un veh¨ªculo se acerc¨® a lo lejos y se detuvo a sudo. La ventani baj¨® despacio, y el rostro p¨¢lido y atractivo de alguien apareci¨® frente a e. Chapter 591 Cap¨ªtulo 591 -?El carro se depuso? -pregunt¨® Andr¨¦. Sabrina contest¨® por inercia, mientras segu¨ªa revisando el motor. En ese momento, el viento y lluvia arremet¨ªan con furia. Sabrina estaba totalmente empapada y su aspecto era de lo m¨¢s desali?ado. -S¨²bete a mi carro, te llevo de regreso -ofreci¨® Andr¨¦. -No hace falta, voy a mar a una amiga para que venga por m¨ª -rechaz¨® Sabrina, intentando sonar despreocupada. -De aqu¨ª al centro hay m¨¢s de una hora de camino, y con lluvia as¨ª, quien venga por ac¨¢ se va a tardar casi dos horas -insisti¨® Andr¨¦. Mir¨® el cielo, cargado de nubes oscuras. -Hoy anochece temprano y esto ess afueras. No es seguro que te quedes aqu¨ª s. Sabrina no quer¨ªa tener nada que ver con Andr¨¦, as¨ª que su respuesta fue evasiva. -Voy a tener cuidado. Al ver que e no aceptaba, Andr¨¦ de pronto abri¨® puerta de su carro, tom¨® un paraguas negro y baj¨®. Sabrina se qued¨® un poco sorprendida, mir¨¢ndolo con caut. Pero Andr¨¦ no le hizo nada extra?o. Camin¨® hasta el motor y empez¨® a ayudarle a revisar el desperfecto. El paraguas apenas los cubr¨ªa del pecho hacia arriba. Andr¨¦ sosten¨ªa el paraguas con una mano y revisaba el motor con otra, lo cual resultaba inc¨®modo. Sabrina quiso rechazar su ayuda, pero ya que Andr¨¦ estaba all¨ª, empap¨¢ndose igual que e, negarse otra vez le pareci¨® exagerado. Tom¨® el paraguas des manos de Andr¨¦. -D¨¦jame, yo lo sostengo. -Est¨¢ bien -dijo ¨¦l, entreg¨¢ndole el paraguas. Las gotas de lluvia repiqueteaban sobre el paraguas -tac, tac, tac-. El agua resbba por cara bien definida de Andr¨¦ y ca¨ªa en hilos. Despu¨¦s de revisar unos minutos, Andr¨¦ se?al¨® el motor. -El motor tiene una fa. No va a encender, lo mejor es llevarlo a un taller. Sabrina arrug¨® frente. -D¨¦jame llevarte de regreso. Con este clima te vas a resfriar si te quedas s aqu¨ª -dijo Andr¨¦, y tras una pausa a?adi¨®-: Adem¨¢s, tienes que participar enpetencia y organizar el concierto. No es momento de enfermarte. Sabrina pens¨® en ello y le dio raz¨®n. Su agenda ya estaba saturada; enfermarse soloplicar¨ªa todo. Asinti¨® levemente. -Entonces ll¨¦vame hasta el centro, ah¨ª espero a mi amiga. Andr¨¦ mir¨® con una expresi¨®n que mezba resignaci¨®n y algo m¨¢s profundo. -Sabrina, tenemos a Thiago. No podemos fingir que no existimos el uno para el otro, ni poner l¨ªmites tan r¨ªgidos. Siempre has pensado que te fall¨¦. Si es as¨ª, deja que esto sea una forma depensarte. La voz de Sabrina son¨® impasible. -Se?or Carvalho, usted es un empresario de primera. Todo lo que hace por m¨ª tiene precio y se paga. Los ojos de Andr¨¦ se oscurecieron, pero no dijo nada m¨¢s. Sabrina le devolvi¨® el paraguas y se dirigi¨® al carro de Andr¨¦. Abri¨® puerta trasera y, para su sorpresa, vio que ya hab¨ªa gente dentro. No era solo uno; estaban Elwood en el asiento trasero y Araceli en el lugar del copiloto. -Se?orita Ib¨¢?ez, est¨¢ lloviendo mucho, s¨²base r¨¢pido -le pidi¨® Araceli. Al ve entrar, ni Araceli ni Elwood se sorprendieron. ramente, ya lo hab¨ªan neado. Lennox Elwood le inclin¨® cabeza a modo de saludo. Sabrina se od¨® en el asiento trasero. El espacio era tan amplio que pod¨ªan ir dos personas y todav¨ªa sobraba lugar. Pasaron unos minutos y Andr¨¦ tambi¨¦n subi¨®,pletamente empapado. Araceli, al verlo, le acerc¨® una toa limpia. -Aqu¨ª tienes, Andr¨¦. No te vayas a resfriar -dijo, entreg¨¢ndole toa. Chapter 592 Cap¨ªtulo 592 -Andr¨¦, primero limpiate cara, que est¨¢s empapado-dijo Araceli, extendi¨¦ndole una toa Pero Andr¨¦ neg¨® con cabeza. -Mejor dale toa a Sabrina, yo estoy bien. La sonrisa de Araceli se congel¨® por un momento, pero enseguida le pas¨® toa a Sabrina -Se?orita Ib¨¢?ez, limpiese, no vaya a pescar un resfriado. Sabrina tom¨® toa sin rodeos y murmur¨® con voz serena -Gracias. Su ropa estaba tan mojada que toa apenas sirvi¨® para quitar el exceso de agua en su rostro y brazos. Al subirse al carro, sinti¨® de inmediato el aire fresco crse entre t h¨²meda. Un escalofrio recorri¨® y, sin poder evitarlo, estorud¨®. Araceli, sentada en el asiento del copiloto, observ¨® por el retrovisor y pregunt¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, ?quiere que le preste mi chamarra? Sabrina arque¨® apenas una ceja. Si no recordaba mal, al ver a Araceli hace rato, llevaba un vestido, no una chamarra. As¨ª que ¨²nica chamarra disponible solo pod¨ªa ser... Sabrina mir¨® de reojo a Araceli y de inmediato not¨® que prenda que llevaba puesta era de hombre, ramente el saco de Andr¨¦. Lasisuras de susbios se curvaron en una mueca apenas perceptible, cargada de iron¨ªa. Con lluvia intensa y su carro depuesto, al ver a Andr¨¦ lo ¨²nico que hizo fue aceptar el ride, sin pararse a pensar qu¨¦ hac¨ªa ¨¦l ah¨ª. Ahora, ya en el carro, ca¨ªa en cuenta: probablemente Andr¨¦ hab¨ªa venido a dejar a Araceli y Elwood o a recogerlos. Qu¨¦ m¨¢s daba. Sabrina no ten¨ªa ganas de preocuparse por ese tipo de detalles. Mientras ve¨ªa a Araceli actuar con esa falsa amabilidad, solt¨®: -ro, muchas gracias. Araceli, al notar que Sabrina no rechazaba ninguna de sus propuestas, dej¨® ver una chispa sombr¨ªa en mirada. Se quit¨® chamarra y, gir¨¢ndose hacia Andr¨¦,ent¨® con voz suave: -Andr¨¦, se?orita Ib¨¢?ez est¨¢ toda empapada. Le voy a dar tu saco, ?te molesta? Andr¨¦ n¨ª se inmut¨®. -No te preocupes. Mientras le pasaba prenda a Sabrina, Araceli sonri¨® con esa cortes¨ªa forzada: -Se?orita Ib¨¢?ez, con este aguacero, ?qu¨¦ hace por aqu¨ª? ?Vino a buscar al maestro otra vez? Si de verdad quiere verlo, puede dec¨ªrmelo. Al fin y al cabo, nos conocemos. Yo podr¨ªa avisarle por usted. Despu¨¦s de todo, s¨ª a se?orita Ib¨¢?ez le pasa algo por venir hasta ac¨¢, tanto el maestroo yo quedar¨ªamos muy mal parados. Elwood, sentado en silencio, gir¨® cabeza para mirar a Sabrina, pero no dijo nada ni mostr¨® intenci¨®n de intervenir. Sabrina m¨ªr¨® de frente y respondi¨® con voz tranqu: -Araceli, ?de verdad crees que cada vez que coincido con Elwood es porque lo vengo a buscar? Se encogi¨® apenas de hombros, con una sonrisa ligera. -Elwood ya dej¨® ro que no piensa aceptar m¨¢s alumnos. Yo no voy a forzarlo. As¨ª que no hace falta que est¨¦s siempre tan alerta,o s¨ª alguien fuera a quitarte a tu maestro. La sonrisa de Araceli titube¨®, y por un instante, sus pbras se atascaron en garganta. -... Perd¨®n, fue mi error, se?orita Ib¨¢?ez -murmur¨® al fin. 10:00 1 Capitulo 592 El ambiente se volvi¨® tenso, hasta que Andr¨¦ se encarg¨® de romperlo. -Sabrina, ?y t¨² qu¨¦ haces aqu¨ª? Al ponerse el saco, el calor disip¨® humedad y iodidad. Sabrina se od¨® en el asiento y contest¨® sin rodeos: -Vine a participar en eliminatoria. Araceli pareci¨® sorprendida. -?La se?orita Ib¨¢?ez tambi¨¦n va apetir? Sabrina le devolvi¨® mirada. -?Y por qu¨¦ no? Si t¨² puedes, ?yo no? Araceli se apresuro: -No lo tome a mal, se?orita Ib¨¢?ez. No es que yo crea que usted no pueda. Solo que... con su nivel, pens¨¦ que habr¨ªan invitado directamente apetencia principal. Sabrina mir¨® con calma y replic¨®: Sabrina le devolvi¨® mirada. -?Y por qu¨¦ no? Si t¨² puedes, ?yo no? Araceli se apresuro: -No lo tome a mal, se?orita Ib¨¢?ez. No es que yo crea que usted no pueda. Solo que... con su nivel, pens¨¦ que habr¨ªan invitado directamente apetencia principal. Sabrina mir¨® con calma y replic¨®: -Si ya reconoces mi nivel, entonces deber¨ªas saber que aunque nadie me invite, igual puedo ganarte. Chapter 593 Cap¨ªtulo 593 El aire dentro del carro se volvi¨® denso de repente,o si todos los sonidos se hubieran detenido por un instante. La respuesta de Sabrina hab¨ªa sido tan arrogante que nadie se lo esperaba. De hecho, qued¨® ro que no pensaba darle importancia alguna a Araceli. Incluso Elwood, quien hasta ese momento prefer¨ªa no meterse en discusiones entre los m¨¢s j¨®venes, no pudo evitar fruncir el ce?o. Dirigi¨® mirada a Sabrina, con una expresi¨®n cargada de significado. -Se?orita Ib¨¢?ez, hay ocasiones ens que habilidad y el talento no lo son todo. Hizo una pausa, buscandos pbras correctas. -He conocido a muchos m¨²sicos con gran talento, pero en cadapetencia, por uno u otro motivo, nunca logran mostrar todo su potencial. Hay quienes, al enfrentar primera derrota, se vienen abajo y jam¨¢s logran levantarse. -Y tambi¨¦n he visto a personas con menos talento, pero que, gracias a diversas oportunidades, terminan alcanzando cima. Guard¨® silencio por un momento, y a?adi¨®: -A veces, suerte tambi¨¦n es parte del talento. Sabrina capt¨® de inmediato el mensaje oculto ens pbras de Elwood. ¨¦l quer¨ªa decirle que, aunque habilidad de Araceli no fuera tan grande, el simple hecho de haberlo encontrado ya era un golpe de suerte para e. Y que, por m¨¢s talento que Sabrina tuviera, quiz¨¢ un d¨ªa los logros de Araceli superar¨ªan. Sabrina sonri¨® levemente, sin mostrar molestia. -Noparto del todo lo que dice, Elwood. Era raro que alguien se atreviera a contradecirlo de frente, y ¨¦l entrecerr¨® los ojos, interesado. -?Y cu¨¢l es su opini¨®n, se?orita Ib¨¢?ez? Sabrina se apart¨® un poco el cabello h¨²medo de frente y, con una sonrisa tranqu, respondi¨®: -Si uno se deja afectar por factores externos y no logra rendir al m¨¢ximo, para m¨ª eso solo demuestra falta de talento y de fuerza real. -No niego que suerte influya. Pero cuando el talento es abrumador, ni mejor suerte puede cambiar el resultado. Elwood mir¨® con m¨¢s atenci¨®n, sus ojos azules volvi¨¦ndose m¨¢s agudos, y en su mirada apareci¨® una chispa de desd¨¦n. Araceli, sentada en el asiento de copiloto, se qued¨® boquiabierta, sin poder procesar lo que acababa de escuchar. ?De verdad Sabrina ten¨ªa el descaro de harle as¨ª a Elwood, as¨ª, de frente? ?No ten¨ªa idea de con qui¨¦n estaba tratando? Incluso familiaso Casta?o o los Ramos, que eran des m¨¢s poderosas, le ten¨ªan respeto a Elwood. Pero ro, con Hern¨¢n y familia Ramos respald¨¢nd, Sabrina ya se sent¨ªa en cima del mundo, fuera de realidad. Araceli solt¨® una risita desde?osa por dentro. Mientras m¨¢s Sabrina se enemistara con Elwood, mejor para e. Por m¨¢s influencias que tuviera Sabrina, en el terreno musical, Elwood siempre estar¨ªa por encima. Ya se encargar¨ªa el destino de pone en su lugar. Pas¨® un rato en silencio, hasta que Elwood habl¨® de nuevo. -Bien. Espero ver c¨®mo ese talento y esa fuerza de que ha, se?orita Ib¨¢?ez, logran astar a todos los dem¨¢s. Sabrina solo sonri¨®, sin agregar nada m¨¢s. Andr¨¦, que hab¨ªa estado escuchando conversaci¨®n en silencio, ten¨ªa los ojos oscuroso un pozo sin fondo, 10:00 Capitulo 593 imposibles de descifrar Sabrina no se sentia preocupada por ofender a Elwood Desde el d¨ªa que ¨¦l acept¨® a Aracelio su aprendiz, e entendi¨® que Elwood y e no serian diaton, sinn findes. Adem¨¢s, por los encuentros previos, era evidente que Elwood ya ten¨ªa prejuicios contra e. No hac¨ªa falta ser un genio para saber que Araceli hab¨ªa tenido mucho que ver en eso. Araceli siempre sab¨ªa c¨®mo hacerse victima, y gente, por instinto, suele ponerse deldo del que parece m¨¢s d¨¦ba Con Araceli manipndos cosas, era solo cuesti¨®n de tiempo para que Sabrina y Elwood terminaran enfrentados. No ten¨ªa sentido seguir guardandos apariencias. Andr¨¦ llev¨® a Sabrina hasta el estudio, E le agradeci¨®, baj¨® del carro y se march¨®. Apenas Sabrina se alej¨®, Andr¨¦, que hab¨ªa guardado silencio todo el trayecto, le habl¨® a Elwood. -Elwood, Sabrina siempre ha sido directa al har. No se lo tome a mal. Elwood mantuvo una expresi¨®n imperturbable, sin mostrar si estaba molesto o no. -Es normal que los j¨®venes crean que nunca se van a tropezar. Un poco de orgullo es parte de su edad. 10.00 Chapter 594 Cap¨ªtulo 594 Cap¨ªtulo 594 -En unos a?os, despu¨¦s de que vida te d¨¦ unas cuantas liones, ya no vas a ser tan ingenua. Las puertas del elevador se abrieron poco a poco. Sabrina estaba a punto de entrar, cuando vio que una figura sal¨ªa disparada de adentro. -?Dani sco? -Sabrina mir¨® sorprendida. ?A d¨®nde vas tan apurada? En ese instante, una silueta alta y delgada tambi¨¦n sali¨® del elevador. Sebasti¨¢n intervino: -Dani intent¨® marte varias veces, pero nunca pudo contactarte. As¨ª que rastreo tu carro, vio que segu¨ªa parado en el mismo sitio y se preocup¨® por ti. Ya ¨ªbamos a salir a buscarte. Dani, al ver que Sabrina estaba bien, por fin respir¨® tranqu. -Me enter¨¦ de lo de tu cuadro y quise marte para contarte... pero tu celr nunca contest¨®. Con lluvia tan fuerte all¨¢ afuera, de verdad tem¨ªa que te hubiera pasado algo. Sabrina sac¨® su celr y apenas entonces not¨® que, qui¨¦n sabe desde cu¨¢ndo, se hab¨ªa quedado sin bater¨ªa y se apag¨®. Hab¨ªa estado tan ocupada ¨²ltimamente que, entre tanto pendiente, noche anterior olvid¨® ponerlo a cargar. -Estoy bien -explic¨® Sabrina-. Lo que pas¨® fue que mi carro se depuso a mitad de camino. Sebasti¨¢n observ¨® chaqueta que Sabrina llevaba sobre los hombros. -?Y c¨®mo hiciste para regresar? Sabrina no ocult¨® nada. -Me encontr¨¦ a Andr¨¦ y Araceli en el camino. Les resumi¨® lo ocurrido en pocas pbras. Dani gru?¨® en voz baja: -Qu¨¦ m suerte. Luego, apurada, le dijo: -Sabrina, s¨²bete a darte una ducha, no vaya a ser que te enfermes. -Va. Ya en el estudio, Sabrina empuj¨® puerta de su ¨¢rea de descanso, busc¨® ropa limpia y se fue a ba?ar. Cuando sali¨® del ba?o, encontr¨® una taza humeante de t¨¦ de jengibre sobre mesa. un calorcito en el pecho. Sinti¨® Dani siempre tan atenta. Sabrina bebi¨® el t¨¦ de un trago y, poco a poco, cuerpo se le fue calentando. Al salir del cuarto, vio a Dani con unas hojas en mano, ticando con Sebasti¨¢n. Sabrina se acerc¨®. -Dani, gracias por prepararme el t¨¦ de jengibre. Dani levant¨® mirada y sonri¨®: -No fui yo, fue Hache quien te lo hizo. -?Hache? -Sabrina volte¨® a ver a Sebasti¨¢n, sorprendida. Sebasti¨¢n contest¨®: -En el estudio no hay mucho que hacer. Estoyiendo, durmiendo aqu¨ª y encima me pagan, me siento raro. Dani pensaba contratarte un asistente, pero si igual no tengo mucho que hacer, puedo encargarme de estos detalles. 10:00 Udpitulo 294 Sabrina se qued¨® pensando y luego asinti¨® suavemente. -Entonces, te lo encargo. Uno, cuando tiene tiempo libre, hasta se inventa pendientes. As¨ª que no estaba mal darle a Hache algo que hacer. Sin darle m¨¢s vueltas al asunto, Sabrina mir¨® a Dani. -?Y eso de que sabes algo sobre pintura? Dani asinti¨® y le pas¨® unos papeles. -Sabrina, checa esto. ?Es tu cuadro? Sabrina tom¨® los documentos, los revis¨® y sus ojos se iluminaron. -S¨ª, es ese. ?D¨®nde est¨¢ ahora? -Ese cuadro se subastar¨¢ el pr¨®ximo fin de semana -dijo Dani. -?Subasta? -Sabrina qued¨® at¨®nita-. ?C¨®mo acab¨® en una subasta? Dani le pas¨® otro papel. -Mejor l¨¦elo t¨² misma. ma 15 Sabrina baj¨® mirada, ley¨® hoja y su expresi¨®n se transform¨® en asombro. Ens oficinas del Grupo Casta?o. Nicol¨¢s irrumpi¨® emocionado en una oficina. -?T¨ªo, ya tenemos noticias del cuadro que estabas buscando! 10:00 Chapter 595 Cap¨ªtulo 595 En ese momento, un joven atractivo escuchaba el reporte de su asistente sobre asuntos del trabajo. Cuando Nicol¨¢s entr¨® sin avisar, el joven frunci¨® el ce?o con molestia. -?Ni siquiera vas a tocar puerta? ?D¨®nde quedaron los modales? Pero a Nicol¨¢s eso no le import¨® en lo m¨¢s m¨ªnimo. Emocionado, se dirigi¨® a Fidel Casta?o: -Tio, pintura que Eva tanto quer¨ªa apareci¨® en una subasta! La vez pasada dijiste que, si sab¨ªamos algo sobre esa pintura, te avis¨¢ramos de inmediato. ?No me digas que ya se te olvid¨®? Al escuchar el nombre de Eva, Fidel por fin mostr¨® algo de rei¨®n. Su expresi¨®n se suaviz¨® un poco. -La pr¨®xima vez, no entres de esa forma tan impulsiva. Nicol¨¢s respondi¨® al aire, mientras le entregaba carpeta con informaci¨®n a Fidel. -T¨ªo, mira, es esta pintura. Fidel, en un principio, apenas le ech¨® un vistazo. Pero en cuanto reconoci¨® imagen, su mirada se torn¨® ser¨ªa. -?Esta es una foto de esa pintura? Nicol¨¢s asinti¨®. -No me sorprende que a Eva le guste. Mira, yo ni entiendo de arte, pero cuando vi por primera vez, me dej¨® impactado. El problema es que, cuando sali¨® a subasta, ni Eva ni yo trabaj¨¢bamos todav¨ªa. La pieza alcanz¨® un precio alt¨ªsimo y,a, no nos alcanzaba. As¨ª que tuvimos que dejarlo pasar. A pesar de eso, Eva nunca se olvid¨® de esa pintura. Cuando empez¨® a trabajar, mand¨® a varias personas a averiguar d¨®nde hab¨ªa terminado, pero nunca recibi¨® noticias. Nicol¨¢s continu¨®: -Me enter¨¦ que Ulises Hoyos, ese tipo, es un fan¨¢tico des obras famosas. Por eso se lleva tan bien con Eva, porque en su casa tiene un mont¨®n de cuadros y seguido invita a ticar y analizar sus coliones. Al decir esto, se notaba un dejo de orgullo en el rostro de Nicol¨¢s. -Aparte del viol¨ªn, otra gran pasi¨®n de Eva es pintura. Sus cuadrosun es ya valen m¨¢s de un mill¨®n de pesos. Y algunos, hasta llegan a costar varios millones. A Fidel, verdad, todo eso del arte no le interesaba mucho. Si pon¨ªa atenci¨®n era solo porque a Eva le gustaba. Mir¨® foto que ten¨ªa frente a ¨¦l y en su mirada se asom¨® algo de admiraci¨®n. -La pintura es bastante buena. Hace poco, Eva gan¨® el campeonato de carreras amateur y ni siquiera he felicitado. Esta pintura servir¨¢o mi regalo de celebraci¨®n para e. Lo dijo con una seguridad que no dejaba lugar a dudas. Nicol¨¢s solt¨® una carcajada. -T¨ªo, el nivel de Eva ens carreras ya lepite a los profesionales. ?Viste c¨®mo le gan¨® aquel piloto profesional? Se ve¨ªa incre¨ªble. ?L¨¢stima que no lo pudiste ver en persona! Una ligera sonrisa apareci¨® en los ojos de Fidel. -Vi el video, es muy talentosa. Fidel solo ten¨ªa seis a?os m¨¢s que Nicol¨¢s, y siempre se hab¨ªan llevado muy bien desde peque?os. En su infancia, Fidel tambi¨¦n era un prodigio. En escu, siempre sacaba el primer lugar sin mucho esfuerzo. Adem¨¢s, era un piloto de carreras impresionante. As¨ª fueo Fidel y Eva se conocieron. 10:00 Capitulo 595 A Nicol¨¢s le gustaba mucho Eva, pero era consciente de que no estaba a su nivel. Solo alguien tan brinteo su t¨ªo podr¨ªa estar a altura de una mujero Eva. No sent¨ªa celos de su tio; al contrario, de coraz¨®n esperaba que Fidel lograra conquista, L¨¢stima que, entre todos los pretendientes de Eva, hab¨ªa varios tan sobresalienteso Fidel. Y Eva nunca habia dado se?ales de sentir algo especial por Fidel. En otras pbras, Fidel no llevaba ninguna ventaja. Nicol¨¢s, lleno de curiosidad, pregunt¨®: -Tio, ?no hab¨ªas dicho que ibas a ir apetencia de Eva ¨²ltima vez? ?Por qu¨¦ no pudiste ir al final? ?A poco hab¨ªa algo m¨¢s importante que eso? Al o¨ªrlo, Fidel arrug¨® frente con fastidio. -Mi pap¨¢ me organiz¨® una cita el mismo d¨ªa de carrera. Tuve que inventar una excusa para zafarme, pero no lo logr¨¦. Chapter 596 Cap¨ªtulo 596 -?Cita a ciegas? ?No que ibas a ir a familia Ramos a pedir mano? -pregunt¨® Nicol¨¢s, incr¨¦dulo. Fidel solt¨® una risa seca. -El abuelo dice que familia Ramos no ha aceptado nada, ni tampoco han pactado ning¨²npromiso con nosotros, as¨ª que eso no cuenta. A Nicol¨¢s se le vino algo a cabeza y no pudo evitar soltar elentario. -Ni me digas, ¨²ltimamente el abuelo anda raro,o si ya no pensara con ridad. -?Por qu¨¦ lo dices? -Fidel lo mir¨® con curiosidad. -Es que, en todos esos a?os que estuvo de m¨¦dico fuera, conoci¨® a una mujer que lo tienepletarnente embobado. Yo junto con Julio Casta?o pensamos que, si esa mujer pod¨ªa hacerlo feliz, aunque solo se le acercara por inter¨¦s, no habr¨ªa problema con darle un par de beneficios. Nicol¨¢s hizo una pausa, baj¨® voz y solt¨®: -Pero nunca imagin¨¦ que esa mujer fuera hija perdida de familia Ramos. Los ojos de Fidel desteron con sorpresa. -?La misma que representa una amenaza para posici¨®n de Eva, y que podr¨ªa manchar su reputaci¨®n? Nicol¨¢s asinti¨®. -S¨ª, e se maba Sabrina, pero luego le cambiaron el nombre a Aurora Ramos. Hace a?os, con un peque?o truco, logr¨¦ saca de familia Ramos. Y mira, despu¨¦s de tanto tiempo, vuelve a aparecer. Titube¨® un momento antes de seguir. -Ahora, gracias a su encanto, el abuelo tiene en un pedestal, al grado que nio su nieto me tiene tanto aprecioo a e. Me da miedo que quiera vengarse y termine desquit¨¢ndose con Eva. Fidel replic¨® con voz cortante: -No se va a atrever. Y aunque quisiera, no pienso dejar que le haga da?o. A Nicol¨¢s le pareci¨® necesario arar varias cosas, no fuera que Fidel subestimara y terminara saliendo perjudicadoo ¨¦l ¨²ltima vez. -Mira, t¨ªo, Sabrina no es tan sencio parece. El se?or Ramos, por los viejos tiempos, quiere trae de vuelta a familia. El abuelo, para protege, hasta se anim¨® a organizar una fiesta p¨²blica, cosa que nunca har¨ªa normalmente. Dud¨® un segundo antes de a?adir: -Y adem¨¢s... La voz de Fidel se volvi¨® a¨²n m¨¢s fr¨ªa. -?Qu¨¦ m¨¢s? Ha de una vez, ?o qu¨¦, te vas a quedar titubeando? Nicol¨¢s no tuvo de otra que soltarlo: -El amigo de infancia de Sabrina, Marcelo, resulta que es hijo de familia nco. Seguro pronto lo van a remar. Ese tipo, hace a?os, se me puso al brinco y lo mand¨¦ al bote para que aprendiera. Y no me sorprender¨ªa que siga resentido y quiera vengarse cuando regrese a familia nco. Y el exmarido de Sabrina tampoco es cualquier cosa: es Andr¨¦. Ya se divorciaron, pero tienen un hijo de cinco a?os. Si Sabrina necesita ayuda, Andr¨¦ seguro va a echarle mano. Para acaba, tambi¨¦n se lleva con Gabriel y su mejor amiga parece que es Est... Con cada nombre, expresi¨®n de Fidel se volv¨ªa m¨¢s pesada. Al final, Fidel lo dijo sin rodeos. -Esa mujer no es nada simple. Incluso Eva podr¨ªa salir perdiendo si se enfrenta a e. Dicen que lo simr atrae a lo simr. Cada quien se rodea des personas que m¨¢s se le parecen. Fidel levant¨® vista y le pregunt¨® a Nicol¨¢s: 10:00 Capitulo ??? -?A ti ya te hizo pasar un mal rato, verdad? Nicol¨¢s carraspe¨®, inc¨®modo. -...Digamos que si, me llev¨¦ un par de sustos. Fidel no perdi¨® el hilo. -?Eva sabe que trataste de meterte con Sabrina? -No, para nada -contest¨® Nicol¨¢s enseguida-. Eso nunca se lo cont¨¦. Fidel asinti¨® con tranquilidad. -Entonces que siga as¨ª. Que nunca se entere. -Lo tengo ro -asegur¨® Nicol¨¢s, bajando cabeza. En los ojos de Fidel briba una intenci¨®n dif¨ªcil de descifrar, casio si estuviera tramando algo. -Sabrina....... Qu¨¦ coincidencia. Justo e es que el abuelo me quiere presentar en cita a ciegas. Una mujer que ya estuvo casada y tiene un hijo, ?qu¨¦ tendr¨¢ de especial para que el abuelo prefiera tanto? Definitivamente tengo que buscar un momento para conoce cara a cara. Cap¨ªtulo 597 Chapter 597 Cap¨ªtulo 597 Sabrina le pidi¨® ayuda a Gabriel y consigui¨® varias entradas para subasta. Esta vez subasta era bastante¨²n, as¨ª ques entradas no fueron dif¨ªciles de conseguir, adem¨¢s, lo que m¨¢s iban a subastar eran cuadros y obras de caligraf¨ªa. No erao vez anterior, donde todo eran piezas rar¨ªsimas. En esta ocasi¨®n, adem¨¢s de Sabrina, Dani y Gabriel, hasta Marcelo, Carolina Nieves y Hache decidieron sumarse a aventura. Para Carolina, que nunca hab¨ªa asistido a una subasta, todo resultabapletamente novedoso. Marcelo, sentado a izquierda de Sabrina, pregunt¨®: -Sabrina, ?de verdad tu cuadro est¨¢ en esta subasta? Sabrina asinti¨®. -S¨ª, debe ser el m¨ªo, no creo estar equivocada. Dani, con un dejo de culpa, baj¨® cabeza. -Sabrina, perd¨®name. Si no hubiera sido por ayudarme a reunir dinero, t¨² no habr¨ªas tenido que vender tu pintura. En el Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria, Sabrina hab¨ªa estudiado m¨²sicao carrera principal y pinturao segunda opci¨®n. No solo ten¨ªa un talento natural para m¨²sica, tambi¨¦n hab¨ªa demostrado una gran habilidad para pintar. Celeste hab¨ªa criado para ser una se?orita culta y refinada: dominaba piano, ajedrez, pintura y escritura, todass artes cl¨¢sicas. Su caligraf¨ªa era tan buenao digna de admiraci¨®n. Justo en el Conservatorio, hab¨ªa optado por materia de pinturaoplemento, por lo que fue perfionando a¨²n m¨¢s esa habilidad. Sabrina sonri¨®. -Si no hubiera vendido esos cuadros, ni cuenta me daba de que pudieran valer tanto. Gabriel, que ya se hab¨ªa enterado de lo ocurrido, mir¨® con una chispa especial en los ojos. -Me di a tarea de investigar un poco. Tus cuadros, por ahora, no bajan de diez millones de pesos. En aquel entonces, familia de Dani atraves¨® una crisis y necesitaban dinero urgente. Sabrina y Marcelo sacaron todos sus ahorros y se los dieron a Dani, dejando solo lo indispensable para sobrevivir. Como Sabrina estudiaba arte y vivir en Chile era caro, adem¨¢s de que hab¨ªa cortado contacto con familia Ramos y rentaba s, no ten¨ªa mucho margen para sostenerse. Si no consegu¨ªa dinero r¨¢pido, no iba a aguantar mucho. Por eso, para salir del apuro, decidi¨® vender sus propias pinturas. En realidad, no ten¨ªa tantas terminadas; solo hab¨ªa cinco cons que de verdad se sent¨ªa satisfecha. La mayor parte del tiempo lo dedicaba a m¨²sica, as¨ª que pintar era m¨¢s un pasatiempo para rjarse. Por eso, cuando su primer cuadro se vendi¨® en m¨¢s de diez mil pesos, se qued¨® sorprendida. Marcelo, en aquel entonces, tambi¨¦n era un estudiante sin mucho dinero. Para ayudar a Dani, le entreg¨® todos sus ahorros, lo que lo dej¨® bastante apretado. Sabrina fue vendiendo todos sus cuadros poco a poco hasta que por fin logr¨® mantener a flote vida de los dos. Al graduarse, Dani les devolvi¨® el dinero a Sabrina y Marcelo. Con esa ta, Sabrinapr¨® su propio departamento y a¨²n le qued¨® una suma considerable para emergencias. Dani siempre fue alguien agradecida, nunca olvid¨® ayuda que recibi¨® de Sabrina y Marcelo. 10:01 Cap¨ªtulo 597 Por eso, cuando Sabrina necesit¨®, Dani se volvi¨® su mayor apoyo. Igual, cuando Marcelo quiso independizarse de empresa, Dani le ayud¨® a encontrar estudio y hasta le ech¨® mano cons remodciones. Al escuchar lo que dijo Gabriel, Sabrina, Dani y Marcelo se giraron sorprendidos. Dani trag¨® saliva. -Se?or Castillo, ?usted cu¨¢nto dice que valen los cuadros de Sabrina? Gabriel, con ese tono suyo tan envolvente, explic¨®: -Cada uno vale por lo menos diez millones. Los tres se quedaron viendo entre s¨ª, sin saber qu¨¦ decir. Marcelo pregunt¨®: -?Por qu¨¦ cuestan tanto los cuadros de Sabrina? Hasta donde recuerdo, lo m¨¢s caro que vendi¨® fue uno de poco m¨¢s de cien mil. Dani puso cara de dolor. -?No inventes! Eso fue una p¨¦rdida enorme, hasta coraje me da. Sabrina tampoco lo pod¨ªa creer. -Si hubiera sabido que val¨ªan tanto, mejor me hubiera dedicado a ser pintora. Gabriel se rio. -Tus cuadros, hasta ahora, solo existen cinco en el mercado. Ya sabes, lo raro siempre se cotiza alto. Hizo una pausa y mir¨® con intensidad. -Adem¨¢s, tu estilo es ¨²nico. Yo no has pintado nada nuevo en a?os, muchos creen que esos cuadros son lo ¨²ltimo que vas a dejar. 10:01 Chapter 598 Cap¨ªtulo 598 Sabrina se qued¨® un poco cada, sin saber c¨®mo reionar. Carolina, movida por curiosidad, pregunt¨®: -Sabrina, cuando vend¨ªas tus pinturas, ?usabas tu verdadero nombre para firmas? Sabrina neg¨® con cabeza, algo apenada. -No, no era mi nombre real. La verdad... ya ni me acuerdo del seud¨®nimo que us¨¦ en ese entonces, lo invent¨¦ al azar. Gabriel solt¨® una peque?a risa y mir¨® de reojo. -Sabrina firmabao "summer". Al escuchar conversaci¨®n, Sebasti¨¢n, quien hab¨ªa permanecido en silencio hasta ahora, mostr¨® una expresi¨®n pensativa,o si algo se le hubiera cruzado por cabeza. De pronto, Dani not¨® algo y tir¨® suavemente de manga de Sabrina. -Sabrina, mira hacia all¨¢... ?esa no es Eva? Siguiendo diri¨®n de mirada de Dani, Sabrina vio que, efectivamente, Eva caminaba hacias primeras fs. Dani se inclin¨®, bajando voz con una sonrisa maliciosa. -Mira nada m¨¢s, el "perrito fiel", Nicol¨¢s, tambi¨¦n vino... Qui¨¦n sabe, tal vez hoy se anime apetir con Fabi¨¢n a ver qui¨¦n se queda con el primer lugar. -Oye, ?y ese que va con Nicol¨¢s? Se parece un poco a ¨¦l. ?Ser¨¢ su hermano? A lo lejos, Marcelo divis¨® a Nicol¨¢s; susbios se apretaron y su mirada se torn¨® cortante, llena de desd¨¦n. En cuanto regresara a familia nco, se jur¨® a s¨ª mismo que har¨ªa pagar a Nicol¨¢s por haber jugado con los sentimientos de Sabrina y por sus ma?as. Gabriel mir¨® un par de veces y explic¨®: -Aquel tipo se ma Fidel, es el t¨ªo de Nicol¨¢s y el pr¨®ximo jefe de familia Casta?o. -?Fidel? -repiti¨® Dani, frunciendo frente-. Ese nombre me resulta conocido... A Sabrina le vino el recuerdo de golpe. -... Creo que era el candidato que Hern¨¢n quer¨ªa presentarme para una cita. Hern¨¢n hab¨ªa neado que e conociera a Fidel, pero al parecer, ¨¦l ten¨ªa alg¨²n asunto importante y no pudo venir a Cartagena por el momento. Hern¨¢n le pidi¨® que no se desesperara, que esperara un poco m¨¢s. Sabrina, verdad, no ten¨ªa prisa, pero tampoco quer¨ªa rechazar buena intenci¨®n de Hern¨¢n. Dani por fin cay¨® en cuenta. -?Eso era! Ya dec¨ªa yo que el nombre me sonaba. Marcelo, Gabriel y Sebasti¨¢n, al escuchar lo de cita, giraron mirada hacia Sabrina, sorprendidos. -?Cita a ciegas? -pregunt¨® Marcelo, arrugando frente de inmediato. Por lo mucho que le molestaba Nicol¨¢s, esa aversi¨®n se extend¨ªa sin remedio a toda familia Casta?o. Adopt¨® un tono serio,o el de un hermano mayor muy protector. -Sabrina, los de familia Casta?o no son de fiar. Si alg¨²n d¨ªa quieres empezar una rci¨®n, cuando yo vuelva a familia nco, puedo presentarte a alguien mucho mejor. Gabriel observ¨® con intensidad, borrando sonrisa de su rostro. -Sabrina, ?en serio vas a tener una cita a ciegas? Sabrina jam¨¢s imagin¨® que, por mencionar una cita, todos voltearan a mira. 10:01 Capitulo 598 -Es que Hern¨¢n me insisti¨®, y me dio pena rechazarlo. Solo acept¨¦ vernos una vez, nada m¨¢s. Acabo de divorciarme, ahora mismo prefiero enfocarme en mi trabajo y no pensar en temas amorosos. Gabriel volvi¨® a carga. -?Y para cu¨¢ndo piensas darte otra oportunidad? Marcelo volte¨® hacia Gabriel, con una mirada que casi pod¨ªa cortar el aire. Gabriel parec¨ªa rjado por fuera, pero en el fondo, era reservado y dif¨ªcil de leer. Quiz¨¢ ¨¦l mismo sab¨ªa que Sabrina ahora no ten¨ªa cabeza para el amor, por eso nunca se hab¨ªa confesado. Pero Marcelo s¨ª notaba ramente que Gabriel sent¨ªa aprecio y atri¨®n por Sabrina. En el mundo, los sentimientos no surgen porque s¨ª. El cari?o de Gabriel por Sabrina era discreto, pero era fruto de mucha reflexi¨®n. Marcelo deseaba proteger a Sabrina, pero lo suyo era m¨¢s parecido a unzo familiar, una cercan¨ªa de hermanos. El d¨ªa que Sabrina decidiera con qui¨¦n quedarse, ¨¦l pensaba asegurarse de que fuera persona correcta. Pensando en eso, Marcelo volvi¨® a estudiar a Gabriel con otros ojos. Sabrina se qued¨® congda por un momento, sintiendo c¨®mo el ambiente se llenaba de una presi¨®n inexplicable. Dani, notando el apuro de Sabrina, entr¨® r¨¢pido al rescate, cambiando de tema. -Ejem, se?or Castillo, ?conoce a mujer que est¨¢ con Eva? Gabriel lenz¨® una mirada profunda a Sabrina, luego apart¨® vista y volte¨® con atenci¨®n. -Esa mujer se ma Roc¨ªo Hoyos. Es hija mayor de los Hoyos y una des mejores amigas de Eva. Cap¨ªtulo 599 Chapter 599 Cap¨ªtulo 599 Dani no pudo evitar soltar pregunta: -?Eva tambi¨¦n tiene amigas cercanas? Gabriel arque¨®s cejas con una sonrisa. -?Por qu¨¦ no habr¨ªa de tenes? Sus amigas cercanas son se?oritas de familias importantes, y cr¨¦eme, no les falta n¨ª belleza ni talento, est¨¢n al nivel de Eva. -?No les falta ni belleza ni talento? -Dani se sorprendi¨®-. Yo pensaba que Eva, siendo n¨²mero uno entres socialit¨¦s y tan idtrada, jam¨¢s tendr¨ªa amigas m¨¢s talentosas o guapas que e. Carolina se mostr¨® intrigada. -?Y eso por qu¨¦? -Porques personas siempre separan -explic¨® Dani-. Aldo de una flor, siempre hay hojas que hacen lucir m¨¢s. Especialmente mujereso e, que se aferran a su reputaci¨®n. Si sus amigas fueran mejores que e, perder¨ªa su puesto de socialit¨¦ m¨¢s popr. Gabriel se rio por lo bajo. -No te equivocas... Muchas chicas de sociedad suelen rodearse de amigas que no les hagan sombra, pero Eva no. ?Sabes por qu¨¦? Fue entonces que Sabrina intervino. -Porque e tiene confianza suficiente en s¨ª misma. Gabriel asinti¨®. -Exacto. Est¨¢ segura de qui¨¦n es, sabe que, aunque sus amigas sean espectacres, ninguna opaca. Adem¨¢s, los amigos reflejan tu propio nivel. Si siendo m¨¢s famosa de todas solo se rodea de chicas sin se o poco atractivas, todos pensar¨ªan que le falta buen gusto. En cambio, tener amigas destacadas solo hace brir m¨¢s. Dicen que tiene tres amigas, y todas son igual de sobresalientes. De pronto, Marcelo pregunt¨®: -?Entre es est¨¢ Gloria nco? Gabriel lenz¨® una mirada de soyo. -Gloria no llega a ser su mejor amiga, apenas y es una conocida m¨¢s. Al escuchar eso, Marcelo dej¨® escapar el aire y su expresi¨®n se suaviz¨®. Mientras ellos ticaban, nuevos invitadosenzaron a llegar al sal¨®n de subasta. Dani mir¨® a su alrededor y, al reconocer a ciertas personas, solt¨® una maldici¨®n entre dientes. -Hoy s¨ª que sal¨ª con pata izquierda, ?por qu¨¦ me topo con tanta gente detestable? Sabrina gir¨® para ver a qui¨¦n se refer¨ªa y entonces ot¨® presencia de Andr¨¦, Araceli, Fabi¨¢n y Jorge Olivares. Sabrina se sorprendi¨® un poco. Aunque Jorge era muy amigo de Andr¨¦ y Fabi¨¢n, rara vez aparec¨ªa cuando estaba Araceli presente. Verlo all¨ª, en ese momento, desconcert¨®. Como si lo hubiera sentido, Jorge levant¨® mirada y cruz¨® los ojos con Sabrina. Se qued¨® quieto un instante, luego le asinti¨® con suavidad, pa?ado de una sonrisa c¨¢lida. Fabi¨¢n, que caminaba junto a Jorge, not¨® el gesto y no pudo aguantar curiosidad. -?A qui¨¦n le andas echando ojitos, Jorge? Hasta te sali¨® lo tierno. Pero en cuanto Fabi¨¢n sigui¨® diri¨®n de mirada de Jorge, se le transform¨® cara. -?No puede ser! ?Qu¨¦ hace esa mujer, Sabrina, aqu¨ª? Su exmaci¨®n capt¨® atenci¨®n de Andr¨¦, que se detuvo en seco. -?Sabrina? 10:01 Cap¨ªtulo 599 Fabi¨¢n se?al¨® en diri¨®n donde estaba el grupo. -?Ah¨ª mismo! Seguro viene a meterme en l¨ªos otra vez, jqu¨¦ m suerte! Antes, cada vez que ve¨ªa a Sabrina, pensaba que era oportunidad perfecta para divertirse un rato a su costa. Si pasaba mucho tiempo sin molesta, hasta buscaba para armarle alguna travesura. Pero ahora, con solo ve, sent¨ªa que le ca¨ªa una nube negra encima. Ya solo quer¨ªa mantene lo m¨¢s lejos posible. La hab¨ªa pasado tan mal con Sabrina que hasta Araceli le advirti¨® que mejor se mantuviera lejos de e. Andr¨¦ sigui¨® diri¨®n que se?ba Fabi¨¢n y, en efecto, divis¨® al grupo de Sabrina. Sus ojos se oscurecieron, reflejando emociones dif¨ªciles de descifrar. Araceli tambi¨¦n not¨® a Sabrina y a sus pa?antes. Fingiendo desinter¨¦s,ent¨® con voz suave: -Desde que se?orita Ib¨¢?ez conoci¨® a Hern¨¢n, se le ve diferente. Ahora irradia mucha m¨¢s seguridad. Cap¨ªtulo 600 Cap¨ªtulo 600 Chapter 600 Cap¨ªtulo 600 Al escuchar esto, Araceli pareci¨® recordar algo. -Andr¨¦, ?t¨² crees que se?orita Ib¨¢?ez quiera divorciarse de repente porque Hern¨¢n le prometi¨® algo? -pregunt¨®, con una mirada llena de sospecha. Antes de que Andr¨¦ pudiera responder, Fabi¨¢n, que estaba a undo, se qued¨® boqu¨ªabierto. -?Oye, pero ese no es el tipo que vimos otra vez en el hospital, el que parec¨ªa mantenido? ?Qu¨¦ hace ahora con Sabrina? Fabi¨¢n bajo voz, acerc¨¢ndose a Andr¨¦. -Andr¨¦, ?no ser¨¢ que ese tipo es el amante secreto de Sabrina? ?Que lo tiene escondido y ahora lo trajo aqu¨ª? Araceli, que al principio no hab¨ªa prestado atenci¨®n a Sebasti¨¢n, sinti¨® un sobresalto al o¨ªr a Fabi¨¢n y dirigi¨® mirada hac¨ªa donde se?ba. En cuanto lo vio, su expresi¨®n casi se le depone. -?Sebasti¨¢n? -murmur¨®, incr¨¦d. ?Qu¨¦ hace ¨¦l aqu¨ª? Como si lo hubiera presentido, Sebasti¨¢n, que estaba ticando con Marcelo, gir¨® cabeza justo en su diri¨®n. Al encontrarse con su mirada, el hombre no mostr¨® ni una pizca de nerviosismo o iodidad. Al contrario, le sonri¨® abiertamente y le salud¨® con mano, con una sonrisa tan radiante que parec¨ªa no importarle en lo m¨¢s m¨ªnimo que los dem¨¢s lo vieran. El coraz¨®n de Aracelit¨ªa tan fuerte que pens¨® que se le iba a salir del pecho. ?Qu¨¦ se tra¨ªa Sebasti¨¢n entre manos? Se dio cuenta de que ¨¦l estaba sentado justo entre el grupo de Sabrina, rodeado de Dani y el resto, todos ticando con ¨¦lo si fueran viejos amigos. De pronto, le vino a mente lo que Sebasti¨¢n le hab¨ªa dicho cuando fue a visita al hospital. Que le ten¨ªa prepa una sorpresa. ?Era esto a lo que se refer¨ªa con "sorpresa"? ?Eso no era una sorpresa! ?Era m¨¢s bien un susto de muerte! Fabi¨¢n, al notar que Sebasti¨¢n le estaba mirando, apret¨® los dientes y solt¨® un insulto. -?Mira nada m¨¢s! ?Ese tipo hasta se atreve a provocarnos con esa sonrisita! Fabi¨¢n tom¨® sonrisa de Sebasti¨¢no una provocaci¨®n, y de rabiaenz¨® a soltar una sarta de groser¨ªas, desquitando toda su furia contra ¨¦l. Incluso termin¨® haci¨¦ndole una se?a obscena con el dedo. Araceli, al ver escena desde undo, sinti¨® que el est¨®mago se le encog¨ªa. Sebasti¨¢n no era alguien a quien Fabi¨¢n pudiera insultar o provocar tan f¨¢cilmente. -?Ya, d¨¦jalo as¨ª, Fabi¨¢n! -intervino Araceli, apart¨¢ndole mano con que estaba haciendo se?as-. La subasta est¨¢ a punto de empezar, mejor vamos a sentarnos. Solo entonces Fabi¨¢n apart¨® mirada, entre refunfu?os. Ya sentados, Fabi¨¢n segu¨ªa murmurando para s¨ª. -Jorge, otra vez hab¨ªa una subasta buen¨ªsima y no fuiste, pero para venir a una de cuadros y garabatos s¨ª te animas. ?Qu¨¦ aburrido! Jorge se limit¨® a sonre¨ªr. -Hoy hay un cuadro que quiero conseguir. Fabi¨¢n lo mir¨® sin entender. 10:01 Cap¨ªtulo 600 -?Qu¨¦ le ves de bueno a esos cuadros viejos? Ahora los dibujos hechos porputadora no le piden nada a los de esos artistas famosos. Jorge nego con cabeza. -Por perfecta que sea tica digital, jam¨¢s va a transmitir lo que puede expresar el pincel de una persona. Andr¨¦ mir¨® de reojo a Fabi¨¢n y lenz¨® una advertencia: -Jorge casi nunca viene a estas subastas, as¨ª que mejor no molestes. Esta subasta era especial porque Jorge hab¨ªa solicitado expresamente. Siempre tan tranquilo y elegante, nunca parec¨ªa interesarse por nada en particr. Pero esta vez, s¨ª que se notaba su obstinaci¨®n por ese cuadro. Andr¨¦ tambi¨¦n sent¨ªa curiosidad por saber qu¨¦ se de obra pod¨ªa entusiasmar tanto a Jorge. Araceli ten¨ªa cabeza hecha un l¨ªo. No pod¨ªa creerse que Sebasti¨¢n estuviera sentado junto a Sabrina. ?Qu¨¦ pretend¨ªa con eso? ?Quer¨ªa acercarse a Sabrina para espia? ?Robarle informaci¨®n? ?Pensaba ayudarme rob¨¢ndole partitura? ?O acaso neaba envenena poco a poco? No, eso no ten¨ªa sentido. La vez pasada, Sabrina hab¨ªa dicho que ten¨ªa copia de su partitura. Aunque se quitaran, pod¨ªa demostrar que era original. Adem¨¢s, ese tipo de jugarretas tan bajas no iban con e, y mucho menos con Sebasti¨¢n. Capitulo 601 Cap¨ªtulo 601 Chapter 601 Entonces, ?ser¨¢ que Sebasti¨¢n pens¨® que eliminar a Sabrina de manera directa mar¨ªa demasiado atenci¨®n, as¨ª que prefiere ayuda a envenenar a Sabrina en secreto? Sin embargo, Araceli descart¨® esa idea de inmediato. Sabrina veia a Hern¨¢n muy seguido, y si llegara a enfermarse por veneno, Hern¨¢n fo notar¨ªa casi al instante Sebasti¨¢n no era tan ingenuo. Entonces, ?para qu¨¦ se acercaba a Sabrina en realidad? Mientras Araceli se perd¨ªa en sus pensamientos, subasta arranc¨® oficialmente. Los art¨ªculos en venta ese d¨ªa eran, en su mayor¨ªa, pinturas y caligraf¨ªa. Fabi¨¢n no mostraba el menor inter¨¦s en esas cosas. Apenas pasaron unos minutos y ya estaba a punto de quedarse dormido de tanto bostezo. Sabrina, en cambio, s¨ª ten¨ªa cierto conocimiento sobre arte y observaba cada pieza con verdadero entusiasmo. Dani murmur¨®: -Unos cuantos trazos y, ?ya valen millones? Esto s¨ª es un robo a mano armada. Las obras de los artistas reconocidos de actualidad sol¨ªan alcanzar precios de m¨¢s de un mill¨®n de pesos. Y si se trataba de maestros antiguos, el precio superaba f¨¢cilmente los diez millones. Por supuesto, cuanto m¨¢s antigua pieza, m¨¢s caro el precio. Gabrielent¨®: -Aunque no separa con subasta pasada, calidad de esta tambi¨¦n es alt¨ªsima. Hay un mont¨®n de obras originales de dinast¨ªa Casta?o, y todas son aut¨¦nticas. Sabrina volte¨® a verlo. -?T¨² tambi¨¦n sabes de esto? Los ojos de Gabriel desteron, llenos de picard¨ªa. -S¨¦ un poco, nada m¨¢s. Dani acerc¨® cabeza, curiosa. -Gabriel, ?eres de esos chicos que lo saben todo? ?O eres el t¨ªpico tesoro escondido del que todos han? Gabriel se encogi¨® de hombros. -Laa, s¨ª le s¨¦ a todo, pero igual nada lo domino porpleto. Dani solt¨® una carcajada. -Ay, se?or Castillo, ya no sea tan modesto. Saber mucho es una bendici¨®n. Nuestra Sabrina tambi¨¦n sabe de todo, seguro ustedes dos pueden ticar de mil cosas. Gabriel mir¨® a Sabrina con inter¨¦s. -?Ah, s¨ª? Adem¨¢s de m¨²sica y pintura, ?qu¨¦ m¨¢s sabes hacer, Sabrina? Justo cuando Dani iba a contestar, voz del presentador retumb¨® en el sal¨®n con energ¨ªa renovada. -Ahora, siguiente obra es m¨¢s reciente creaci¨®n de nuestra maestra de pintura: Aurora. Todos aqu¨ª conocen a Aurora, ?verdad? Su estilo es tan ¨²nico que ni inteligencia artificial puede imitarlo. En ese momento, el presentador retir¨® t negra que cubr¨ªa el cuadro. Bajo luz, apareci¨® un mar de flores impresionante. Un cielo azul, nubes ncas. En distancia, un molino, justo donde el agua y el cielo se confund¨ªan en el horizonte. Miles de flores de colores parec¨ªan bar con el viento, y hasta daba impresi¨®n de que el aroma se escapaba del cuadro 10:01 Capitulo 6UT para envolver todo el sal¨®n. -?Qu¨¦ pintura tan preciosa! No solo los coloresbinan de maravi, sino que el estilo se siente tan centero. -Solo de ve, ya se me despeja mente. -?D¨®nde ser¨¢ ese lugar? Me muero por ir a conocerlo. -Si tuviera ese cuadro en mi casa, hasta el cuerpo se me rjar¨ªa. Todos empezaron aentar emocionados obra. Incluso Carolina, que sab¨ªa poco de arte, se qued¨® boquiabierta. En ese momento, el presentadorenz¨® a har sobre Aurora. -Aurora se hizo famosa hace cinco a?os. Sus cuadros, por manera en quebina los colores, entraron directo al coraz¨®n de gente. Cualquier paisaje que pinta, por¨²n que sea, parece cobrar vida y emocionar a quien lo mira. Es tan misteriosa que jam¨¢s ha aparecido en p¨²blico. Incluso el maestro Baltazar Ram¨ªrez, gran figura del arte, ha elogiado sus obras... Mientras el presentador no paraba de elogiar a Aurora, curiosidad de Dani iba en aumento. -?Tan incre¨ªble es esa Aurora? Sabrina, ?t¨² sabes qui¨¦n con familia Ramos? es? ?Por qu¨¦ usa el mismo nombre que t¨² usaste cuando estabas Cap¨ªtulo 602 Cap¨ªtulo 602 Chapter 602 Cap¨ªtulo 602 Dani solo pregunt¨® por curiosidad, sin esperar que Sabrina en verdad conociera a esa persona. Simplemente pens¨® que,o Sabrina tambi¨¦n hab¨ªa estudiado pintura, quiz¨¢ estuviera enterada de algo. Pero Sabrina respondi¨®: -Si s¨¦ qui¨¦n es. Todos voltearon a ver a Sabrina. Hasta Gabriel, que ni siquiera conoc¨ªa verdadera identidad de Aurora, Dani, visiblemente emocionada, solt¨®: -?A poco s¨ª, Sabrina? ?Hasta conoces a alguien tan incre¨ªble? ?No me digas que alguna vez tomaste ses de pintura con Aurora? Sabrina mir¨® directamente a Dani. -?Sabes lo que significa Aurora? Dani, siendo una des m¨¢s listas del grupo, no se iba a quedar cada ante una pregunta as¨ª. -Aurora es diosa del amanecer... tambi¨¦n puede traducirseo aurora boreal, luz del alba o resndor matutino... De repente, Dani se qued¨® cada,o si acabara de caerle el veinte. Abri¨® boca y murmur¨®: -No me digas que es lo que estoy pensando... Sabrina asinti¨®, sabiendo que Dani ya hab¨ªa atado cabos. -As¨ª es. Aurora es el nombre art¨ªstico de Eva. Gabriel, al escuchar esto, tambi¨¦n volte¨® a ver a Eva. -?De verdad es e? Sonaba sorprendido, pero al mismo tiempo, parec¨ªa que todo encajaba. Que Eva supiera pintar no era algo que sorprendiera demasiado. Al fin y al cabo, aprender m¨²sica, baile y pintura era casi obligatorio entres hijas de familias adineradas. Algunas incluso aprend¨ªan arreglos florales o danza, y si alg¨²n d¨ªa pensaban entrar a trabajar en empresa familiar, tambi¨¦n deb¨ªan estudiar negocios y finanzas. El nivel depetencia era brutal. La emoci¨®n de Dani se apag¨® de golpe,o si le hubieran echado un balde de agua hda encima. -Entonces es e... No lleg¨® a soltar ning¨²nentario sarc¨¢stico. Aunque dentro de familia Ramos, Eva nunca hab¨ªa buscado problemas con Sabrina, y su rci¨®n siempre fue respetuosa. Pero era ro que entre ambas nunca podr¨ªa haber una convivencia sana. La raz¨®n era senci. De no ser por mam¨¢ de Eva, mam¨¢ de Sabrina no se habr¨ªa ido de casa tantos a?os. Si mam¨¢ de Sabrina hubiera podido perdonar a Mart¨ªn o a Eva, quiz¨¢ no habr¨ªa muerto sin volver a ver a Mart¨ªn. Eva era inocente, pero Sabrina lo era a¨²n m¨¢s. Ahora, por culpa des mentiras de Mart¨ªn, Sabrina se encontraba en una situaci¨®n muy inc¨®moda. A menos que Eva misma saliera a decir que en realidad e era hija ileg¨ªtima, su rci¨®n estar¨ªa condenada al desastre. Pero, ?Eva har¨ªa algo as¨ª? Por supuesto que no. 10:01 Cap¨ªtulo 602 Si llegara a revr su verdadera identidad, todo lo que hab¨ªa construido durante a?os se vendr¨ªa abajo. Ser hija ileg¨ªtima erao diferencia entre hija leg¨ªtima y no reconocida en tiempos antiguos. Eso s¨ª, Eva era tan capaz que pod¨ªapensar iodidad de su estatus. Hoy en d¨ªa, ser hija ileg¨ªtima ya no es tan mal vistoo antes. Sin embargo, Eva hab¨ªa estado tantos a?os en un pedestal, que ahora pedirle que se rebajara, aunque fuera un poco, era imposible. Bastaba imaginarlo para saber que alguien tan orgullosao Eva jam¨¢s lo aceptar¨ªa. En ese momento, el presentador ya terminaba introdi¨®n. -?Damos inicio a subasta! El precio de salida es de trescientos mil pesos. Cada incremento no puede ser menor a diez mil. Apenas termin¨® de har, Nicol¨¢s alz¨® paleta. -Quinientos mil. El murmullo recorri¨® s. Dani torci¨® boca y murmur¨®: De un solo golpe subi¨® doscientos mil pesos. ?ramente iba en erio, seguro quer¨ªa que puja superara el mill¨®n! -Hace rato el presentador estaba diciendo que cada cuadro de e se vende por millones. Y yo que pens¨¦ que de verdad sus pinturas eran un hit. Resulta que entre ellos mismos inn el precio para hacerse fama. Dani reconoc¨ªa que ten¨ªa cierta tirria hacia Eva. En ese instante, una voz grave y cortante se escuch¨® desde el fondo. -Ochocientos mil. Dani se qued¨® hda. Hasta Sabrina se gir¨®, sorprendida, para ver de d¨®nde ven¨ªa oferta. No era otro que Andr¨¦ quien acababa de entrar a puja. Chapter 603 Dani sco no lograba entender qu¨¦ pretend¨ªa Andr¨¦ Carvalho con todo esto. -?Qu¨¦ onda con Andr¨¦? ?Ahora tambi¨¦n quiere pujar por el cuadro de Eva Ramos? ?Desde cu¨¢ndo son tan cercanos? De pronto, a Dani le cruz¨® otra idea por cabeza. -?No ser¨¢ que le gusta Eva? Sabrina Ib¨¢?ez era su confidente, no hab¨ªa secretos entre es. Andr¨¦ sab¨ªa lo de fam¨ªlia de Sabrina, y Dani tambi¨¦n estaba al tanto.. La expresi¨®n de sorpresa en el rostro de Sabrina desapareci¨® poco a poco. Con voz tranqu, explic¨®: -La ¨²ltima vez, ¨¦l busc¨® a Eva para que le echara mano con lo de los invitados especiales. Capaz que ahora solo quiere devolverle el favor. Dani solt¨® una carcajada incr¨¦d. -Aj¨¢, s¨ª,o si fuera tan buen samaritano. En s, lejos de molestarse, Nicol¨¢s Rangel parec¨ªa hasta contento al ver que alguien m¨¢s pujaba por el cuadro. Al final, si hab¨ªapetencia, significaba que obra de Eva s¨ª ten¨ªa quien apreciara. Nicol¨¢s aprovech¨® el momento y elev¨® puja a diez millones. Andr¨¦ no se qued¨® atr¨¢s y subi¨® oferta a doce millones. Ese sube y baja entre los dos hizo que variospradores se echaran para atr¨¢s. Tener dinero, s¨ª. Pero no estaban locos. Con esa cantidad, podr¨ªanprar piezas antiguas de maestros reconocidos. Por muy buena que fuera esa tal Aurora, su obra jam¨¢s iba a tener el valor de una reliquia hist¨®rica. Aun as¨ª, en el sal¨®n s¨ª hab¨ªa quienes admiraban de verdad a Aurora y quedaban fascinados con el cuadro. Cuando puja lleg¨® a quince millones, ni Andr¨¦ ni Nicol¨¢s subieron m¨¢s oferta. El presentador anunci¨® con una sonrisa de oreja a oreja: -?La obra "El mar de flores" de Aurora se lleva el se?or Loy por quince millones! ?Felicidades! Tras subasta del cuadro de Eva, se remataron unas cuantas piezas antiguas m¨¢s. Peroo no eran de artistas famosos, el precio final apenas super¨® los diez millones, ni de lejos alcanzando lo pintura de Eva. que vali¨® Dani, al ver aquello, no pudo evitar resor y murmurar para s¨ª: -?Pues qu¨¦ le vieron a ese "Mar de flores"? Laa, no parece que valga tanto. Si no fuera por Andr¨¦ y Nicol¨¢s subi¨¦ndole a prop¨®sito, los que de verdad quer¨ªanprar se quedaron fuera. Ya hab¨ªa pasado cerca de una hora cuando anunciaron el receso de subasta. Despu¨¦s de estar sentados tanto tiempo, todos aprovecharon para salir a estirarse y tomar aire. Justo cuando Dani y Sabrina sal¨ªan del ba?o, el celr de Sabrina empez¨® a sonar. Era una mada de Hern¨¢n Casta?o. Sabrina le dijo a Dani: -Me est¨¢ marcando Hern¨¢n, ve t¨² primero, yo aqu¨ª tomo mada. -Va. Dani se fue, y Sabrina busc¨® un rinc¨®n tranquilo antes de contestar. -?Bueno, Hern¨¢n? Del otrodo se escuch¨® risa bonachona de Hern¨¢n. 10:01 Cap¨ªtulo 603 -Sabrina, ?te acuerdas de lo que ticamos sobre cita a ciegas? Las pbras de Hern¨¢n hicieron que Sabrina se acordara de Fidel Casta?o, a quien hab¨ªa conocido apenas hac¨ªa poco. ...S¨ª, si me acuerdo. Hern¨¢n le explic¨®: -Por fin termin¨¦ los pendientes de Asu. ?Tienes chance este fin de semana? ?Te organizo para que se vean? Hern¨¢n le pon¨ªa muchas ganas al asunto, no era primera vez que le insist¨ªa. Como Sabrina ya le hab¨ªa dado el s¨ª, no ten¨ªa motivo para negarse otra vez. Tras pensarlo unos segundos, respondi¨®: -Est¨¢ bien, que sea el fin de semana. -?Perfecto! Ahora mismo le aviso a Asu para que arme todo. Al colgar, a Sabrina se le escap¨® un suspiro resignado. Por m¨¢s que no quer¨ªa subestimarse, verdad era que e, divorciada y con una hija, yendo a cita con un hombre que nunca se hab¨ªa casado y que encima era el heredero del Grupo Casta?o... No pod¨ªa evitar sentir que era mucho pedirle a ¨¦l. Seg¨²n Sabrina, cuando Fidel le dijo que estaba ocupado, quiz¨¢s solo era porque no quer¨ªa ve y busc¨® una excusa. Apretando el celr entres manos, Sabrina regres¨® para buscar a Dani y los dem¨¢s. En ese momento, mientras iba de regreso, alguien choc¨® con e. Al levantar mirada, Sabrina se top¨® con un hombre de fiones tan marcadas que casi parec¨ªan esculpidas. Su mand¨ªb era firme,s cejas gruesas y bien definidas, y los ojos, oscuros y profundos, parec¨ªan dosgos hdos capaces de atravesar a cualquiera. Chapter 604 Cap¨ªtulo 604 Cap¨ªtulo 604 Fidel ten¨ªa los hombros anchos ys piernasrgas, su figura erguidao un pino joven. Cada uno de sus movimientos transmitia una presencia imponente,o una espada a¨²n envainada: peligroso y con un aire de nobleza reservado. Sabrina apenas alz¨®s cejas. Fidel. Era el candidato para una cita a ciegas que le hab¨ªa presentado Hern¨¢n, y tambi¨¦n el futuro l¨ªder de familia Casta?o. A simple vista, s¨ª que parecia imponente y con una autoridad natural, su presencia llenaba el lugar. Sabrina le hizo una leve inclinaci¨®n de cabeza, cort¨¦s pero sin intenci¨®n de iniciar conversaci¨®n. Fidel probablemente nunca hab¨ªa visto una foto de e, si haba sin m¨¢s, ser¨ªa demasiado atrevido. Justo cuando Sabrina estaba por irse, el hombre detuvo de repente. -Sabrina. Sabrina se detuvo, levant¨® mirada hacia ¨¦l. -?Me conoces? Nicol¨¢s observaba desde una posici¨®n de ventaja, con losbios apenas separados. -Sabrina, exesposa de Andr¨¦, madre de Thiago Carvalho, hija de Mart¨ªn Ramos. El brillo en los ojos de Sabrina se fue apagando al encontrarse con mirada de ese hombre. Sin saber por qu¨¦, una memoria lejana, que cre¨ªa olvidada, apareci¨® en su mente. Aquel a?o, cuando Nicol¨¢s se le acerc¨® a prop¨®sito, ¨¦l hab¨ªa mencionado brevemente a su familia. Dijo que persona que m¨¢s admiraba era su t¨ªo menor. Seg¨²n Fidel, su t¨ªo era pr¨¢cticamente invencible, capaz de cualquier cosa. El sue?o de Nicol¨¢s era convertirse en piloto de carreras. Y quien le hab¨ªa ense?ado a manejar era precisamente su t¨ªo. En esa ¨¦poca, Nicol¨¢s mencion¨® de pasada que sent¨ªa que su t¨ªo y Eva hac¨ªan mejor pareja. Cuando Sabrina le pregunt¨® por qu¨¦, Nicol¨¢s cambi¨® de tema y invit¨® a correr en el circuito. A Sabrina nunca le m¨® atenci¨®n el mundo des carreras, ni sab¨ªa manejar carros de ese tipo. Pero Nicol¨¢s insisti¨® tanto, anim¨¢nd a probar cosas nuevas y asegur¨¢ndole que ¨¦l mismo ense?ar¨ªa, que al final no pudo negarse. Desde entonces, Nicol¨¢s llevaba seguido a correr en pista con su grupo de amigos. Al principio, los amigos de Nicol¨¢s no perd¨ªan oportunidad para burse de forma en que e manejaba. Aunque cada vez Nicol¨¢s los rega?aba, no lograba car a todos. Frente a Nicol¨¢s, dejaban el tema, pero en cuanto ¨¦l se iba,s bromas ys cr¨ªticas contra Sabrina volv¨ªan con fuerza. Incluso alguien lleg¨® a decir: -?C¨®mo es posible que Nicol¨¢s ande con una mujer tan delicadita? Ni siquiera sabe manejar carros de carreras, ?qu¨¦ verg¨¹enza para Nicol¨¢s! Si fuera yo, ya me habr¨ªa estredo contra una pared de verg¨¹enza. En ese entonces, Sabrina consideraba a Nicol¨¢s un amigo de verdad. No quer¨ªa que por su culpa se buran de ¨¦l, as¨ª que se inscribi¨® en un curso de manejo de carreras. Ese curso permit¨ªa el alquiler de pista a personas externas, as¨ª que Sabrina segu¨ªa top¨¢ndose con los amigos de Nicol¨¢s. Cada vez que eso pasaba, ellos se desviv¨ªan conentarios sarc¨¢sticos, y hastaparaban con Eva. A veces, alguno retaba apetir a prop¨®sito. 14:56 Cap¨ªtulo 604 E apenas era una principiante, ?c¨®mo ibis a poder con esos veteranos experimentados? Perdia sin sorpresa alguna. Y con cada derrota,s risas eran m¨¢s estruendoses. En esos momentos, todos parecian olvidar quepetian contra alguien que acababa de aprender. Pero despu¨¦s de medio a?o, situaci¨®n cambi¨®:s risas se fueron apagando. Al final, ninguno se atrevi¨® a burse de e nunCA M¨¢S. Cuando Nicol¨¢s supo que e seguia entrenando, invit¨® a participar en una carrera amateur, incluso inscribi¨® el mismo. Le dijo que Eva tambi¨¦n estaria en esapetencia. En ese entonces, Nicol¨¢s y Eva habian "cortadozos", prometiendo que esta vez vencerian. Sabrina acept¨® invitaci¨®n. No le interesaba rivalizar con Eva. Pero entend¨ªa que cuando los amigosparten una pasi¨®n, siempre hay m¨¢s de qu¨¦ ticar Sin embargo... Chapter 605 Cap¨ªtulo 605 Apenas hab¨ªa pasado ronda preliminar, ni siquiera hab¨ªa entrado a Despu¨¦s de que echaron de familia Ramos, nunca volvi¨® a presentarse en esapetencia. En el fondo, solo hab¨ªa aprendido a correr carros por Nicol¨¢s. Cuando descubri¨® que todo lo que Nicol¨¢s le mostraba era pura falsedad, perdi¨® el inter¨¦s en cualquier cosa que a ¨¦l le gustara. Ahora que lo pensaba, invitaci¨®n de Nicol¨¢s para que, siendo una novata, participara en carrera, no hab¨ªa sido m¨¢s que un intento de verlo fracasar y reirse de e. Ese recuerdo quedaba lejano, perdido seis o siete a?os atr¨¢s. Sabrina hac¨ªa mucho que lo hab¨ªa dejado atr¨¢s. Sin embargo, sin saber por qu¨¦, al ver al hombre frente a e, ese recuerdo volvi¨® de golpe. Con voz distante, le pregunt¨®: -?Qu¨¦ se le ofrece, se?or Casta?o? Fidel entrecerr¨® los ojos, analiz¨¢nd, -?Me conoces? -?A poco solo el se?or Casta?o puede conocerme, pero yo no puedo saber qui¨¦n es usted? -rev¨ªr¨® Sabrina, s¨ªn perder calma. Solo bast¨® ese breve encuentro para que Sabrina se llevara una m impresi¨®n de Fidel. Para alguien a quien ve¨ªa por primera vez, un desconocido, resultaba de p¨¦simo gusto que ¨¦l revra su identidad tan abiertamente. Peor a¨²n, los tres t¨ªtulos que mencion¨® llevaban una carga especial. "La exesposa de Andr¨¦", remarcando que era una mujer divorciada. "La mam¨¢ de Thiago", subrayando que ya era madre. "La hija de Mart¨ªn", un secreto que casi nadie conoc¨ªa. A fin de cuentas, lo que hac¨ªa era pone en su lugar. Fidel not¨® el cambio en el semnte de Sabrina, manera en que su expresi¨®n se volv¨ªa cada vez m¨¢s distante, y entendi¨® que e hab¨ªa captado el mensaje. S¨ª que era lista; con raz¨®n Nicol¨¢s hab¨ªa terminado perdiendo ante e. Habl¨® despacio, cada pbra sal¨ªa de su bocao un hielo afdo. -Me da igual cu¨¢l sea tu intenci¨®n con el viejo, pero familia Casta?o no es un juego para ti. -S¨¦ perfectamente con qui¨¦n te est¨¢s rcionando y por qu¨¦ te crees tan segura, pero te advierto... -hizo una pausa, fijando mirada en los ojos de Sabrina, marcando cada pbra. -Al¨¦jate de Eva. No traigas tus ma?as de poca monta contra e. Si lo haces, aunque seas hija de Mart¨ªn, no voy a dejarlo pasar. Al escuchar esto, Sabrina fingi¨®prender al fin. -Ah, con que eres otro de esos que babean por Eva. Los ojos de Fidel desteron, oscuros. -?Qu¨¦ dijiste? Sabrina lo mir¨® con una sonrisa dulce, voz suave y casi seductora,o agua resbndo entres piedras. -?O me equivoco? Si no eres uno m¨¢s de los que har¨ªan cualquier cosa por e, ?entonces con qu¨¦ derecho vienes aqu¨ª a advertirme? 14.56 Cap¨ªtulo 605 -?Eres su mejor amigo? Porque, si solo eres un amigo, no tienes derecho a decirme nada. -?0 acaso eres el novio de Eva? Porque, que yo sepa, Eva no tiene novio. El tono de Sabrina se volvi¨® burl¨®n. -Eva es mi hermana. T¨² eres un extra?o, vienes a advertirle a hermana menor. Si mi pap¨¢ y mi hermano se enteraran, seguro pensar¨ªan que quieres sembrar discordia y que solo buscas meterte en familia Ramos. -Estoy segura de que mi pap¨¢ jam¨¢s permitir¨ªa que Eva se casara con alguieno t¨². No vaya a ser que nos traigas problemas en casa. Talo esperaba, el semnte de Fidel se endureci¨®,o si le hubieran dado un golpe donde m¨¢s le dol¨ªa. El mejor que nadie sab¨ªa lo mucho que Mart¨ªn valorabas apariencias. En un arranque, Fidel avanz¨® un paso, sujetando con fuerza mu?eca de Sabrina. -?Me est¨¢s amenazando? -le susurr¨®, mirando hacia abajo, y en susbios apareci¨® una sonrisa peligrosa, cargada de amenaza. -?Sabes qu¨¦ les pasa a los que se atreven a amenazarme, Sabrina? La mano de Fidel, fuerte y ¨¢spera, apretaba mu?eca de Sabrina con tal fuerza que sent¨ªa los huesos crujir bajo su agarre. El dolor le atraves¨® el brazo, subi¨¦ndole hasta el codo. Sabrina sinti¨® c¨®mo se le enfriaba sangre. Para e, sus manos lo eran todo: para tocar el viol¨ªn, para pintar, para correr carros... Cuidaba sus manoso si fueran m¨¢s valiosas que su propia vida. Intent¨® zafarse, pero Fidel sujetaba con una fuerza imposible de romper. El sudor le corr¨ªa por frente, gotas cayendo una tras otra. Por un segundo, crey¨® escuchar el crujido de sus propios huesos. En sus ojos apareci¨® un brillo hdo, una furia contenida. ?De verdad quer¨ªa arruinarle mano? Chapter 606 14:56 Cap¨ªtulo 606 Cap¨ªtulo 606 Parec¨ªa que Fidel hab¨ªa notado el dolor de Sabrina, porque una sonrisa satisfecha se dibuj¨® en susbios. Le encantaba ver a su presa sufriendo, impotente y sin poder hacer nada. De repente, Sabrina levant¨® ¨²nica mano que ten¨ªa libre y, sin pensarlo dos veces, trat¨® de abofetear a Fidel con todas sus fuerzas. Sin embargo, Fidel ya lo esperaba. Sujet¨® con firmeza mano de Sabrina antes de que pudiera tocarlo. Los ojos de Sabrina se abrieron de par en par. Incluso siendo inexperta en peleas, entendi¨® al instante que Fidel no era alguien¨²n; deb¨ªa haber entrenado para defenderse. Intent¨® darle una patada, buscando golpearlo donde m¨¢s duele, pero estaban tan cerca que ni siquiera pudo mover piernao quer¨ªa. Fidel,o si pudiera anticipar cada uno de sus movimientos, p¨ªs¨® su pie con su zapato justo antes de que e pudiera hacer algo. Sabrina era una mujer¨²n, sin habilidades especiales para pelear. La diferencia de fuerza f¨ªsica y destreza entre ambos era abismal. No ten¨ªa menor oportunidad contra Fidel. ¨¦l miraba con esa expresi¨®n juguetona,o si fuera un gato que disfruta atormentar a un rat¨®n atrapado. -?Quieres que te suelte? P¨ªdemelo, y a lo mejor lo hago -le solt¨®, con esa voz burlona que le herv¨ªa sangre. Ese Fidel, justo igual que los amigos sinverg¨¹enzas de Nicol¨¢s, se sent¨ªa poderoso humindo a los d¨¦biles,o si eso le diera alg¨²n tipo de triunfo. En el pasado, Sabrina hab¨ªa cre¨ªdo tontamente que Nicol¨¢s simplemente no sab¨ªa elegir a sus amistades. Pero verdad era que los iguales se atraen. Quiz¨¢ hasta era Nicol¨¢s quien les ped¨ªa que menospreciaran, solo para hace dudar de s¨ª misma. Ahora entend¨ªa por qu¨¦ Nicol¨¢s admiraba tanto a Fidel. Este tipo estaba podrido hasta los huesos. Como dicen, el ejemplo viene de arriba. Sabrina le dedic¨® una sonrisa desafiante, y de pronto alz¨® voz todo lo que pudo. -?Me est¨¢ acosando! ?Hay un enfermo en subasta! ?Alguien, ay¨²denme a detenerlo! La voz de Sabrina reson¨® inesperadamente en el elegante ambiente de s de subastas. Varias personas escucharon y empezaron a acercarse, intrigadas. Fidel no pudo ocultar sorpresa; jam¨¢s imagin¨® que Sabrina actuar¨ªa de esa manera tan impredecible. Se qued¨® paralizado unos instantes, sin saber c¨®mo reionar, y en ese momento una fuerza lo empuj¨® con violencia hacia undo. La mano de Sabrina por fin qued¨® libre, y tambi¨¦n pudo zafarse de su pie. -?Se?orita Ib¨¢?ez, est¨¢ bien? -La voz del hombre que rescat¨® era ra y serena,o el agua fresca de un arroyo en plena monta?a. Sabrina levant¨® vista y se encontr¨® con un rostro atractivo y bien definido. -Hache -susurr¨®, reconoci¨¦ndolo al instante. La expresi¨®n habitualmente sonriente de Hache ten¨ªa ahora un matiz sombr¨ªo. Bajo mirada hacia mu?eca de Sabrina. Sobre piel ra y delicada de su mu?eca se marcaba ya una fea mancha morada. ?Eso le afectar¨ªa para tocar el viol¨ªn?, pens¨® Sebasti¨¢n Fonseca, mientras una sombra oscura cruzaba por sus ojos. Sabrina not¨® que ¨¦l no quitaba vista de su mano, as¨ª que tambi¨¦n mir¨®. 14:56 Cap¨ªtulo 606 Su cara tampoco era mejor. A cualquiera le molestar¨ªa ser atacado de nada, peor a¨²n si era mano que m¨¢s valoraba. No iba a dejars cosas as¨ª. Sus ojos buscaron r¨¢pidamente y se posaron en un florero sobre ventana. Sin dudarlo, lo tom¨® y lo arroj¨® con fuerza hacia Fidel. Al mismo tiempo grit¨® a¨²n m¨¢s fuerte: -?Vengan a golpear al acosador! ?Atrapen al pervertido! Dani, que no hab¨ªa ido muy lejos, escuch¨® el esc¨¢ndalo y corri¨® de regreso. Al o¨ªr que Sabrina hab¨ªa sido acosada, agarr¨® sin pensarlo una figura de bronce del pasillo ynz¨® directo a Fidel. -?Pervertido! ?Si te atreves a tocar a Sabrina, te reviento! Fidel apenas logr¨® esquivar el florero que Sabrina le hab¨ªanzado, pero en ese momento sinti¨® una r¨¢faga de aire detr¨¢s de cabeza. Gir¨® instintivamente, y figura de bronce pas¨® roz¨¢ndole cara antes de estrerse en el suelo con un golpe seco. -?Pum!- Si eso le hubiera pegado en cabeza, seguro le habr¨ªa abierto un buen agujero. Mientras Fidel estaba distra¨ªdo, sinti¨® de pronto el agua hda empap¨¢ndole el rostro. Las gotas resbban por su cabello y le mojaban cara. Al volverse, vio que Sabrina, con una mirada hda, sosten¨ªa el florero todav¨ªa lleno de agua. Un segundo despu¨¦s, e volvi¨® anzarle el florero, sin ning¨²n temor. Chapter 607 14:56 Cap¨ªtulo 607 El florero se estrell¨® contra ¨¦l, cay¨® al suelo y se rompi¨® en mil pedazos con un sonido agudo. -?Crash!- Los fragmentos se esparcieron por todo el piso. El esc¨¢ndalo m¨® atenci¨®n de varias personas. Jorge Olivares, que justo estaba buscando a Sabrina, se acerc¨® r¨¢pidamente al ver lo ocurrido. -Sabrina, ?qu¨¦ pas¨® aqu¨ª? -pregunt¨® en voz baja. Sebasti¨¢n, al escuchar el nombre, levant¨® mirada y le ech¨® un vistazo a Jorge. Si no recordaba mal, Jorge hab¨ªa llegado junto con Andr¨¦. Dani, se?ndo a Fidel, no se contuvo: -?Este tipo se atrevi¨® a propasarse con Sabrina! La expresi¨®n de Jorge cambi¨® en un instante; su mirada hacia Fidel se torn¨® dura y cortante. -Se?or Casta?o, tratar as¨ª a una dama es una falta de respeto- solt¨® con un tono firme. Fidel se limpi¨® el agua del rostro, sus ojos reluc¨ªan con una mez de rabia y desd¨¦n. Abri¨® boca y dej¨® caers pbras con una mueca burlona. -?Propasarme con una mujer divorciada y con hijos? ?T¨² crees que alguien va a creer eso? A Dani no le gust¨® nada elentario y, sin dudarlo, respondi¨®: -?Y t¨² a qui¨¦n miras por encima del hombro? ?Qu¨¦ tiene de malo estar divorciada? ?Le quita lo guapa a Sabrina? -?Acaso a los que s¨®lo se fijan en el f¨ªsico les importa si es divorciada? Si de veras te gana el deseo, hasta con una cerda te animas a besa. -Nuestra Sabrina es joven y linda; aunque tenga un hijo y sea divorciada, hay muchos que se mueren por casarse con e. -?O ser¨¢ que Sabrina te rechaz¨®, te ardi¨® y por eso ahora quieres manchar su nombre, hace sentir menos y usar trucos baratos para qued¨¢rt? Olv¨ªdalo, tiposo t¨² ni en sue?os. Sabrina se puede casar con quien quiera, menos contigo. Dani haba tan convencida que los curiosos no pudieron evitar mirar a Sabrina una y otra vez, y empezaron a creer en su versi¨®n. Sabrina en verdad era demasiado atractiva, parec¨ªa una muchacha reci¨¦n salida de universidad; nadie imaginaba que ya era mam¨¢. Dani ten¨ªa raz¨®n: una mujer as¨ª, aunque sea divorciada y tenga hijos, igual habr¨ªa muchos que desear¨ªan casarse con e. Las miradas dirigidas a Fidel se tornaron llenas de desprecio. -Mira, bien trajeadito y todo, pero hace cada cosa... -Seguro queo hay muchos pretendientes, se puso celoso y ahora le quiere hacer vida imposible. -Yo vi rito c¨®mo no soltaba mano de se?orita... No tiene verg¨¹enza. Desde peque?o, Fidel hab¨ªa crecido con fama de genio y gal¨¢n; dondequiera que iba, recib¨ªa miradas de admiraci¨®n y respeto, ?cu¨¢ndo lo hab¨ªan tratadoo a un payaso, inventando chismes as¨ª? Los ojos de Fidel se llenaron de rabia; su mirada hacia Dani era tan intensa que cualquiera sentir¨ªa escalofr¨ªos. Se acerc¨® a e: -?Por qu¨¦ no lo repites a ver si te atreves? Al notar los ojos de Fidel llenos de furia, a Dani se le encogi¨® el coraz¨®n y retrocedi¨® unos pasos, algo asustada. Sabrina, al ve, frunci¨® el ce?o y quiso ponerse dnte de Dani para protege. 11.56 Cap¨ªtulo 607 Pero Jorge se adnt¨®: Se?or Casta?o, ?piensa intimidar a una mujer frente a todos o va a atreverse a levantarle mano? Ten¨ªa una sonrisa en losbios, pero sus ojos no transmitian ni un gramo de amabilidad. Fidel se detuvo y mir¨® a su alrededor. La gente lo observaba con recelo, algunos casi con l¨¢stima, otros con repulsi¨®n. Poco a poco, Fidel se fue calmando. No pod¨ªa creer que un par de frases de esas dos mujeres casi lo hicieran perder el control. Ahora entend¨ªa por qu¨¦ Nicol¨¢s hab¨ªa terminado mal con Sabrina. -Bien jugado-nz¨® con desden, mirando a Sabrina- Dicho eso, se dio vuelta y se march¨® sin mirar atr¨¢s. No te voy a olvidar. -Sabrina -Dani fue hasta e-. ?Y ya? ?As¨ª nada m¨¢s se va a quedar este asunto? Chapter 608 Capitulo 608 Cap¨ªtulo 608 Sabrina se frot¨® mu?eca. Aunque ten¨ªa un moret¨®n que le rodeaba piel, al menos no ten¨ªa nada roto. -Ese tipo es muy peligroso -dijo Sabrina, mirando espalda de Fidel mientras se alejaba-. ¨¦l no eso Nicol¨¢s; no se le puede tratar tan f¨¢cil. Fidel y Nicol¨¢s eran mundos distintos. Fidel realmente ten¨ªa el poder ens manos, pod¨ªa mover recursos y personas a su antojo. Nicol¨¢s no llegaba ni a los talones de ese nivel. Dani tambi¨¦n lo not¨®. Ese hombre no se parec¨ªa en nada a Fabi¨¢n Guerrero ni a Nicol¨¢s. Todav¨ªa ahora, recordando forma en que Fidel mir¨® hace un momento, se le erizaba piel. -?No deber¨ªamos avisarle a Hern¨¢n? -pregunt¨® Dani con caut. Sabrina suspir¨®. -Gabriel Castillo me cont¨® que, aunque Hern¨¢n sigue siendo muy respetado en familia Casta?o, ya no tiene el control. El poder ya no est¨¢ en sus manos. Fidel es quien manda ahora en el Grupo Casta?o. Incluso Hern¨¢n quiz¨¢ no podr¨ªa hacerle frente tan f¨¢cilmente. Adem¨¢s... Sabrina se qued¨® pensando un momento antes de continuar: -Hern¨¢n ya ha hecho demasiado por m¨ª. ?De verdad vamos a pedirle que se enfrente a su propio hijo? Dani se qued¨® en silencio. No supo qu¨¦ contestar. Sabrina mir¨® con calma y trat¨® de tranquiliza. -No te preocupes. Solo por mi rci¨®n con Hern¨¢n, Fidel no se va a atrever a hacerme algo... al menos por ahora. Si no conociera a Hern¨¢n, ya me habr¨ªa ido mucho peor. Dani solt¨® el aire,o si hubiera estado conteniendo respiraci¨®n todo ese tiempo. -Esta familia Casta?o... salvo Hern¨¢n, parece que no hay ni una persona decente. En ese momento, Jorge intervino: -Sabrina, t¨² tranqu. Aqu¨ª estamos en Cartagena. Fidel no puede hacer lo que le d¨¦ gana. -Mientras yo est¨¦ aqu¨ª, no voy dejar que te pase nada. Sabrina mir¨® a Jorge y le sonri¨®, aunque su sonrisa era apenas un destello. -Gracias, Jorge. Jorge apret¨® el pu?o con fuerza, intentando ocultar emoci¨®n que sent¨ªa. -Aunque fuera solo por Thiago y Andr¨¦, no permitir¨ªa que alguien te maltratara. De pronto, Jorge cambi¨® el tema. -Por cierto, Sabrina, ?qu¨¦ te trajo a esta subasta? -Vine porque aqu¨ª est¨¢ un cuadro que quiero mucho -contest¨® Sabrina. Jorge arque¨®s cejas, mostrando algo de sorpresa, pero luego sonri¨®. -Qu¨¦ curioso, yo tambi¨¦n vine por un cuadro. Mientras ticaban, Gabriel se acerc¨®. -Escuch¨¦ que hab¨ªa algo raro por aqu¨ª. ?Ocurri¨® algo? Al ver llegar a Gabriel, Jorge se despidi¨® de Sabrina. -Sabrina, lleg¨® tu amigo. Me retiro-dijo, y se alej¨®. Sabrina asinti¨® levemente. Jorge no regres¨® al sal¨®n. En vez de eso, sali¨® al jard¨ªn trasero y sac¨® su celr para hacer una mada. 14:56 Capitulo 608 La mada se contest¨® casi de inmediato. Al otrodo, una voz ronca y desagradable rompi¨® el silencio. -Vaya, no es¨²n que me mes. ?Qu¨¦ quieres que haga? Los ojos de Jorge briron con una dureza inusual bajo tenue luz del jard¨ªn. -Quiero que hagas algo en el carro de Fidel. Hazlo parecer un idente. Que nadie sospeche. -?Fidel? -repiti¨® voz, subiendo el tono-. ?El pr¨®ximo heredero del Grupo Casta?o? ?Est¨¢s seguro de que quieres meterte con ¨¦l? La voz de Jorge, seca y cortante, no ten¨ªa nada que ver con su tono habitual. -Estuvo a punto de romperle mano. Pudo haberle destrozado vida. Hubo un momento de silencio. -S¨ª, si le hubiera arruinado mano, ser¨ªa una l¨¢stima... Entiendo, ya s¨¦ qu¨¦ hacer. Jorge estaba por colgar cuando voz volvi¨® a sonar al otrodo. -No lo entiendo... ?solo porque de ni?a te ayud¨® por casualidad, eres capaz de arriesgarte as¨ª por e? ?Incluso contra alguieno Fidel? Jorge contest¨® con una tranquilidad apacible,o si hara del clima. -S¨ª. Pero, mientras m¨¢s conozco, m¨¢s seguro estoy: e lo vale. Chapter 609 Cap¨ªtulo 609 Cuando Jorge regres¨®, subasta ya hab¨ªaenzado. Fabi¨¢n, apenas lo vio llegar, se apresur¨® apartir el chisme que acababa de escuchar. -?Jorge, ni te imaginas lo que acabo de oir! ?Sabias que el nuevo heredero de familia Casta?o, Fidel, resulta ser un depravado? Se acerc¨®, bajando voz con aire conspirativo. -Hace rato escuch¨¦ a un grupo ticar que Fidel intent¨® propasarse con una mujer... -chasque¨® lengua var¨ªas veces, saboreando el drama-. ?Vaya sorpresa! Nunca lo habr¨ªa cre¨ªdo, pero parece que tiene esas ma?as ocultas. Fabi¨¢n neg¨® con cabeza, exagerando el gesto. -Uno nunca termina de conocer as personas, ?verdad? Lo mir¨® con expectaci¨®n. -Oye, Jorge, ?no saliste hace rato del sal¨®n? ?Alcanzaste a ver el esc¨¢ndalo de cerca? Andr¨¦, Araceli Vargas y el propio Fabi¨¢n hab¨ªan ido al jard¨ªn antes y no presenciaron nada de lo ocurrido. Al regresar, lo primero que escucharon fue el murmullo de los asistentes, todosentando el mismo tema. Jorge se detuvo un instante, luego asinti¨® despacio. -S¨ª, vi algo de lo que pas¨®. A Fabi¨¢n, que no pod¨ªa con su curiosidad, se le iluminaron los ojos. -?¨¢ndale, Jorge! ?Cu¨¦ntame todo! ?Qu¨¦ tan enfermo est¨¢ el tal Fidel? ?Y mujer? ?Era guapa o qu¨¦? Jorge se encogi¨® de hombros, fingiendo indiferencia. -A mujer casi no vi, hab¨ªa mucha gente alrededor, as¨ª que no distingu¨ª bien su cara. Se detuvo a prop¨®sito, dejando a Fabi¨¢n en suspenso. -?Y Fidel...?-pregunt¨® Fabi¨¢n, impaciente. Jorge baj¨® mirada, ocultando el brillo travieso en sus ojos. Sab¨ªa perfectamente que Fabi¨¢n era incapaz de guardar un secreto. Si se enteraba de algo as¨ª, lo contar¨ªa sin pudor en cada reuni¨®n oida con sus amigos, quienes a su vez lo esparcir¨ªan por todo el c¨ªrculo social. En menos de un mes, el chisme de Fidel ser¨ªa tema obligado ens fiestas de alta sociedad. Pero todav¨ªa no era suficiente... Mientras Jorge se debat¨ªa en sus pensamientos, Fabi¨¢n ya no pod¨ªa esperar y lo presionaba con m¨¢s preguntas. -?Anda, Jorge! ?Qu¨¦ tan raro es ese Fidel? Escuch¨¦ que ya va por los treinta y pico, y nunca se le ha conocido una novia. Hasta dicen que estuvo detr¨¢s de Eva, pero que e nunca le hizo caso. Fabi¨¢n frunci¨® el ce?o, acerc¨¢ndose a¨²n m¨¢s. -Ahora que lo pienso, lo de Eva debe ser puro cuento, ?no? Seguro lo inventaron para tapar sus verdaderos gustos... ?0 me equivoco? ?No ser¨¢ que en realidad es un loco peligroso? La emoci¨®n en los ojos de Fabi¨¢n era evidente; parec¨ªa disfrutar el chisme m¨¢s que cualquier otra cosa. Jorge se limit¨® a responder, casi sin ganas. -Supongo que algo as¨ª debe ser. Pero Fabi¨¢n no se rindi¨®. -?No me cambies el tema! ?Qu¨¦ hizo exactamente Fidel? ?No me digas que se baj¨® los pantalones o algo as¨ª? La s idea hizo que Fabi¨¢n se estremeciera. -?No puede ser! Si aqu¨ª hay c¨¢maras por todosdos, ?no teme que lo graben? De repente,o si hubiera resuelto un acertijo, Fabi¨¢n audi¨® con fuerza. ? 1/2 14.56 Capitulo DUY -?Ya s¨¦! ?Seguro tiene esa enfermedad de los que les gusta exhibirse! ?He escuchado de gente as¨ª, que le gusta mostrar todo en p¨²blico! Jorge lo mir¨® en silencio, reprimiendo una sonrisa. Lo que ¨¦l hab¨ªa pensado decir de Fidel ahora le parec¨ªa hastapasivo. Si de inventar rumores se trataba, Fabi¨¢n era el rey; nadie le ganaba en creatividad. Tras una breve pausa, Jorge solt¨®: -Llegu¨¦ despu¨¦s de que empez¨® el alboroto, as¨ª que no s¨¦ exactamente qu¨¦ sucedi¨®. Solo escuch¨¦ que alguien dijo que Fidel se puso a manosear a muchacha. En el fondo, no ment¨ªa. Hab¨ªa visto a Fidel tomarle mano a Sabrina y luego hasta pisarle el pie. Decir que se puso a toca no era una exageraci¨®n. Fabi¨¢n lo mir¨® con escepticismo. -Seguro gente no quiere meterse en problemas con Fidel y por eso lo defienden. ?Hasta lo hacen quedaro si no fuera tan grave! Mientras los dos conversaban, Andr¨¦ ech¨® un vistazo a Jorge, sorprendido. Normalmente, Jorge no solo evitaba har de estos temas con Fabi¨¢n, sino que hasta le advert¨ªa que dejara de meterse en chismes. Pero esta vez, parec¨ªa disfrutar conversaci¨®n. Sin embargo, eso de afirmar que Fidel era un pervertido... Chapter 610 Capitulo 610 Cap¨ªtulo 610 S¨ª que fue toda una sorpresa. Fabi¨¢n volte¨® hacia donde estaba Fidel y pregunt¨®: -?D¨®nde se metio Fidel? Ya empez¨® subasta y ¨¦l sigue sin aparecer. Jorge, recordando c¨®mo Fidel hab¨ªa terminado empapado, respondi¨®: -Seguro fue a cambiarse de ropa. -?Qu¨¦? ?Se fue a cambiar? -Fabi¨¢n abri¨® los ojos, escandalizado-. Primero acosa a chica, ?y todav¨ªa tiene tiempo de cambiarse? No me digas que... Fabi¨¢n se qued¨® pensativo, con una expresi¨®n dif¨ªcil de describir. -?No ser¨¢ que se ensuci¨® los pantalones? ?No puede ser! Y yo que cre¨ªa que era un gal¨¢n, ?c¨®mo puede ser tan asqueroso? Se llev¨® mano a cabeza. -Dios mio, ya no puedo verlo igual. -Jorge, dijiste que aunque lo golpearon no se fue, y hasta le pidi¨® que lo recordara... No manches, ?no ser¨¢ masoquista? ?Le gusta que lo maltraten o qu¨¦? Mientras m¨¢s haba Fabi¨¢n, m¨¢s exageradas se volv¨ªan sus ideas. Los que estaban sentados cerca, al escuchar a Fabi¨¢n haro si hubiera visto todo con sus propios ojos, no pudieron evitar voltear a verlo. Un par de personasenzaron a murmurar en voz baja. -?As¨ª que Fidel es de ese tipo? ?Qu¨¦ asco! -La hija de miadre est¨¢ vad¨ªsima con Fidel... No, esto tengo que cont¨¢rselo, no puedo dejar que caiga en esa desgracia -?En serio se atrevi¨® a hacer eso en un evento tan formal? ?No es demasiado? -T¨² qu¨¦ sabes, hay gente que busca emociones fuertes. Cuando Fidel termin¨® de cambiarse y regres¨® al sal¨®n, gente que segu¨ªa pujando detuvo sus ofertas de repente. El ambiente se tens¨® en un instante. Fidel frunci¨® el ce?o, sinprender del todo lo que pasaba. Pero a ¨¦l ya le ten¨ªa sin cuidado ser el centro de atenci¨®n; estaba acostumbrado a que todos lo miraran. Sin inmutarse, volvi¨® a sentarse en su lugar. A sudo, Eva, Roc¨ªo Hoyos y Nicol¨¢s tambi¨¦n ten¨ªan carasrgas. Ellos ya se hab¨ªan enterado de lo sucedido hac¨ªa poco. En cuanto Fidel se odo, Nicol¨¢s no aguanto m¨¢s y le pregunt¨®: -Tio, ?qu¨¦ pas¨® hace rato? ?Por qu¨¦ todos est¨¢n hando de ti? Fidel noto lo extra?o que se ve¨ªa Nicol¨¢s, y al recordars miradas que le hab¨ªannzado hace un momento, su expresi¨®n se endureci¨®. -?Qu¨¦ est¨¢n diciendo? -Dicen.... dicen que eres un pervertido, un acosador.... -Nicol¨¢s baj¨® voz, inc¨®modo. Apresur¨® a a?adir. -Pero yo s¨¦ que todo es un malentendido, t¨² no eres as¨ª Cap¨ªtulo 610 Su semnte se volvi¨® sombrio. -Fue Sabrina. Debi suponerlo, subestim¨¦. Al escuchar el nombre de Sabrina, a Eva le briron los ojos. -?Te encontraste con Sabrina? ?Qu¨¦ fue lo que pas¨®? Nicol¨¢s mir¨® de reojo a Fidel. Conociendo su car¨¢cter, sab¨ªa que el primer encuentro de Fidel y Sabrina no pod¨ªa haber terminado bien. Temiendo que Eva se hiciera ideas equivocadas, se apresur¨® a arar: -Eva, mira, lo que pas¨® es que... el abuelo quer¨ªa que mi t¨ªo y Sabrina se conocieran para ver si surg¨ªa algo entre ellos. Mi t¨ªc no pudo negarse y acept¨® ve. -Por eso no fue a tu carrera de carros aquel d¨ªa, fue por eso. Eva se qued¨® at¨®nita. -?Hern¨¢n quer¨ªa emparejar a Fidel con Sabrina? Aunque Fidel era el tio de Nicol¨¢s, Eva segu¨ªa m¨¢ndolo por su nombre. Cuando se conocieron en el mundo des carreras, ninguno sab¨ªa qui¨¦n era el otro, y Eva siempre hab¨ªa usado su nombre de p. Fidel esboz¨® una mueca cargada de iron¨ªa. -Esa mujer es m¨¢s astuta de lo que parece. Se gir¨® hacia Eva, su voz ten¨ªa un matiz de advertencia. -Nico te dijo antes que a Sabrina le encanta quitarte lo que es tuyo y t¨² no le cre¨ªas. Le sostuvo mirada. -?Ahora s¨ª me crees? Chapter 611 Cap¨ªtulo 611 Eva Ramos a¨²n no hab¨ªa dicho nada cuando Roc¨ªo Hoyos, con una sonrisa, se adnt¨® a har. -?Se acuerdan cuando todos bromeaban diciendo que Nicol¨¢s Rangel era el prometido de Eva, y luego Sabrina Ib¨¢?ez termin¨® meti¨¦ndose a cama con Nicol¨¢s? -Roc¨ªo hizo una pausa, mirando a todos con picard¨ªa-. Ahora,o si fuera poco, va y sale con Fidel, y resulta que hasta un esc¨¢ndalo de acoso armaron. Se encogi¨® de hombros,o si todo fuera un chisme m¨¢s de sobremesa, -La verdad, si Fidel no se casa con Sabrina despu¨¦s de esto, yo no s¨¦ qu¨¦ va a pasar -remat¨®, soltando una carcajada. Eva mir¨® directamente a Fidel Casta?o. -Fidel, Sabrina no es tan mo piensas. Hern¨¢n Casta?o respalda y adem¨¢s organiz¨® esta cita entre ustedes, seguro que tiene en buena estima. Se detuvo un momento antes de agregar: -A decir verdad, Sabrina tambi¨¦n tiene muchas cualidades. Apenas termin¨® de har, Nicol¨¢s solt¨® un bufido despectivo. -?Cualidades? ?De verdad? Una muchacha que creci¨® en el campo y que, qui¨¦n sabe c¨®mo, termin¨® entrando al Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria... ?qu¨¦ cualidades puede tener? Eva, solo f¨ªjate con qui¨¦nes se junta ahora. Se nota que le gusta trepar, su ambici¨®n es enorme. Roc¨ªo abri¨® los ojos, sorprendida. -?Sabrina se gradu¨® del A? Nicol¨¢s solt¨® una mueca. -Qui¨¦n sabe, seguro fue pura suerte que aceptaran. Eva revir¨®, sin perder calma. -Para entrar al Conservatorio de M¨²sica Santa Victoria no basta con tener suerte. Nicol¨¢s mir¨® y solt¨® un suspiro,o si le diera l¨¢stima. -Eva, t¨² veso a una hermana, pero e nunca te ha visto igual... No termin¨® de decirlo porque Eva lo interrumpi¨® con suavidad. -Ya, mejor no hablemos de eso, Eva no quer¨ªa caer en har mal de Sabrina a sus espaldas. Suspir¨® y ar¨®: -Mira, aunque Sabrina y yo no seamos muy cercanas, tampoco somos enemigas. Guste o no, somos familia y eso no va a cambiar. Dud¨® un instante, luego mir¨® a Fidel. -Fidel, podr¨ªas intentar conocer a Sabrina, en vez de rechaza de entrada.... Fide corto, su mirada intensa vada en el rostro de Eva. -io me interesa conocer a nadie m¨¢s que a ti. Eva se qued¨® hda, sin pbras por un instante Nicol¨¢s y Rocio intercambiaron una mirada c¨®mplice, y acto seguido, ambos fingieron mirar hacia otrodo,o si no quisieran meterse -Fidel -dijo Eva, mir¨¢ndolo con seriedad, para mi solo ereso un hermano. No era primera vez que Eva se lo de. Nunca sinti¨® nada rom¨¢ntico por ¨¦l y, en cuanto not¨¦ que Fidel ten¨ªa sentimientos por e, lo rechaz¨® de forma m¨¢s suave posible. Al final, tuvo que decirselo sin rodeos. A pesar de todo, Fidel segu¨ªa actuand Cap¨ªtulo 611 -Lo s¨¦. Lo dec¨ªa, pero en el fondo, no parec¨ªa dispuesto a rendirse. Vi¨¦ndolo as¨ª, Roc¨ªo prefiri¨® cambiar de tema. -Eva, mira pintura de all¨¢ al frente, ?es que quer¨ªas ver? La pregunta de Roc¨ªo capt¨® de inmediato atenci¨®n de los tres. Los tres giraron al mismo tiempo hacia el escenario. Alrededor, se empezaron a escuchar exmaciones de sorpresa y admiraci¨®n. -?Qu¨¦ cuadro tan impresionante, transmite mucho! -?Qui¨¦n lo pint¨®? Tiene algo especial... ?ser¨¢ alguien nuevo? -?C¨®mo que alguien nuevo? Presumes saber de arte y ni siquiera reconoces a Summer. -Je, yo solo s¨¦ de arte antiguo, los artistas modernos no son lo m¨ªo. En ese momento, voz del presentador reson¨® por los altavoces. -Esta obra se ma "Noche", y es del artista m¨¢s misterioso y destacado de estos a?os: ?Summer! Seguro que todos han o¨ªdo har de ¨¦l. Se hizo famoso hace cinco a?os, y hasta ahora solo existen cinco pinturas suyas conocidas. -Tuvimos suerte de adquirir esta pieza, "Noche", de manos de un colionista. -Estoy seguro de que todos aqu¨ª conocen fama de Summer y el valor de sus cuadros. Cada una de sus pinturas termin vendi¨¦ndose por m¨¢s de diez millones de pesos. Capitulo 612 Cap¨ªtulo 61 Chapter 612 Cap¨ªtulo 612 Esta pintura, mada "Noche", es ¨²nica entre todass obras de Summer en que aparece una persona. ?Ser¨¢ que figura de ese cuadro tiene alg¨²n significado especial para Summer? ?O quiz¨¢ persona retratada es ese primer amor imposible que nunca pudo conseguir? El presentador no dejaba de hacer conjeturas sobre historia detr¨¢s de pintura, inventando toda se de teor¨ªas sobre I inspiraci¨®n de Summer. Entre el p¨²blico, Dani sco escuchaba y no pudo evitar soltar: -De verdad, estos tipos tienen una imaginaci¨®n que ni ens novs. Hasta le inventan un primer amor. Si no fueran conductores, deber¨ªan ser guionistas. Gabriel Castillo solt¨® una carcajada. -Le ponen un poco de drama y seguro subastan al doble. Dani neg¨® con cabeza. -Ni siquiera saben si el autor es hombre o mujer y ya andan diciendo que es su primer amor... Qu¨¦ desatino. En ese momento, Sebasti¨¢n Fonseca, que llevaba rato analizando pintura sin decir nada, habl¨® de pronto: -?La persona en pintura... es propia se?orita Ib¨¢?ez? Dani se gir¨® hacia ¨¦l, sorprendida y divertida. -?Hache! Qu¨¦ vista tienes, ?c¨®mo lo notaste? Sebasti¨¢n sonri¨®, encogi¨¦ndose de hombros. -He visto muchas veces silueta de se?orita Ib¨¢?ez tocando el viol¨ªn. No s¨¦, figura en pintura se me hace muy parecida. La pintura que exhib¨ªan en el escenario mostraba a una mujer de espaldas, vestida con un vestido nco, tocando el viol¨ªn bajo luz de noche. Estaba parada en el jard¨ªn trasero, luz teada de luna ba?¨¢nd, proyectando sombras suaves en el suelo. El jard¨ªn se ve¨ªa tranquilo y lleno de calma, con una peque?a p¨¦rg a lo lejos. La brisa jugaba con surgo cabello, levant¨¢ndolo en el aire. El vestido ondeaba suavemente con el viento. Era una escena hermosa, llena de poes¨ªa. Aunque el rostro de mujer no se ve¨ªa, solo con silueta de su espalda ya se despertaba curiosidad ys ganas de conocer¨ªa. Carolina Nieves tambi¨¦n observaba el cuadro con atenci¨®n. ?De verdad persona pintada es Sabrina? Marcelo nco y Dani hab¨ªan sido amigos de Sabrina desde siempre, as¨ª que no ten¨ªan ninguna duda de que era e. Carolina, en cambio, apenas conoc¨ªa y era l¨®gico que no reconociera. Pero lo de Hache.. Dani no podia evitar mirar de reojo a Sebasti¨¢n. ?C¨®mo hab¨ªa sido capaz de reconocer a Sabrina tan r¨¢pido? Marcelo asinti¨® -S¨ª, es Sabrina. Dani entonces cont¨® historia detr¨¢s del cuadro. -Ese d¨ªa Sabrina et CaprioUIZ Cap¨ªtulo 612 Esta pintura, mada "Noche", es ¨²nica entre todass obras de Summer en que aparece una persona. ?Ser¨¢ que figura de ese cuadro tiene alg¨²n significado especial para Summer? ?O quiz¨¢ persona retratada es ese primer amor imposible que nunca pudo conseguir? El presentador no dejaba de hacer conjeturas sobre historia detr¨¢s de pintura, inventando toda se de teor¨ªas sobre inspiraci¨®n de Summer Entre el p¨²blico, Dani sco escuchaba y no pudo evitar soltar: -De verdad, estos tipos tienen una imaginaci¨®n que ni ens novs. Hasta le inventan un primer amor. Si no fueran conductores, deberian ser guionistas. Gabriel Castillo solto una carcajada. -Le ponen un poco de drama y seguro subastan al doble. Dani nego con cabeza. -Ni siquiera saben si el autor es hombre o mujer y ya andan diciendo que es su primer amor... Qu¨¦ desatino. En ese momento, Sebasti¨¢n Fonseca, que llevaba rato analizando pintura sin decir nada, habl¨® de pronto: -?La persona en pintura... es propia se?orita Ib¨¢?ez? Dani se gir¨® hacia ¨¦l, sorprendida y divertida. -Hache! Qu¨¦ vista tienes, ?c¨®mo lo notaste? Sebasti¨¢n sonri¨®, encogi¨¦ndose de hombros. He visto muchas veces silueta de se?orita Ib¨¢?ez tocando el viol¨ªn. No s¨¦, figura en pintura se me hace muy parecida. La pintura que exhibian en el escenario mostraba a una mujer de espaldas, vestida con un vestido nco, tocando el viol¨ªn bajo luz de noche. Estaba parada en el jard¨ªn trasero, luz teada de luna ba?¨¢nd, proyectando sombras suaves en el suelo. El jardin se ve¨ªa tranquilo y lleno de calma, con una peque?a p¨¦rg a lo lejos. La brisa jugaba con surgo cabello, levant¨¢ndolo en el aire. El vestido ondeaba suavemente con el viento. Era una escena hermosa, llena de poes¨ªa. Aunque el rostro de mujer no se ve¨ªa, solo con silueta de su espalda ya se despertaba curiosidad ys ganas de conoce Carolina Nieves tambi¨¦n observaba el cuadro con atenci¨®n. -?De verdad persona pintada es Sabrina? Marcelo nco y Dani hab¨ªan sido amigos de Sabrina desde siempre, as¨ª que no ten¨ªan ninguna duda de que era e. Carolina, en cambio, apenas conoc¨ªa y era l¨®gico que no reconociera. Pero lo de Hache... Dani no podia evitar mirar de reojo a Sebasti¨¢n. ?C¨®mo hab¨ªa sido capaz de reconocer a Sabrina tan r¨¢pido? Marcelo asinti¨®. -S¨ª, es Sabrina Dani entonces cont¨® historia detr¨¢s del cuadro. -Ese d¨ªa Sabrina estaba practicando violin en el jardin trasero y yo le tom¨¦ una foto -- encant¨® y decidi¨® pintar esta obra inspirada en esa fote En el escenario, el presentador, tras toda su perorata, finalmente anunci¨® el precio inicial. -El precio de salida es de cinco millones. Cada oferta debe aumentar al menos cien mil. Apenas termino de har, ya alguien levantaba mano. -?Seis millones! Ocho millones! -?Diez millones! Las pinturas de Summer apenas llegaban a cinco en todo el mercado, as¨ª que ten¨ªan un valor de coli¨®n tremendo. Si en el futuro este artista sorprend¨ªa con otra obra maestra, el valor de sus pinturas se disparar¨ªa a¨²n m¨¢s. En solo unos minutos, subasta ya habia llegado a veinte millones. Hasta Dani, que estaba acostumbrada a eventos de alto nivel, se Mir¨® a Sabrina y pregunt¨® con ansiedad: -Sabrina, ?cu¨¢nto era nuestro presupuesto, te acuerdas? Sabrina contesto, con un suspiro resignado: -Veinte millones. d¨® boquiabierta. Al principio solo pensaba gastar tres millones, pero al ver que ninguna de sus pinturas bajaba de los diez, no le qued¨® otra que subir el presupuesto hasta veinte. Y esos veinte millones los hab¨ªa conseguido apenas, cediendo su estudio a Araceli Vargas a cambio deponerle unas canciones originales; fue as¨ªo logr¨® sacar esa cantidad del trato con Andr¨¦ Carvalho. Dani trag¨® saliva. -?Y si subimos un poco m¨¢s el presupuesto? Capitulo 613 Cap¨ªtulo 613 Chapter 613 Cap¨ªtulo 613 Por lo que se v en ese momento, veinte millones de pesos definitivamente no iban a ser suficientes. Treinta millones probablemente tampoco alcanzarian. Ese cuadro, de hecho, era obra m¨¢s cara que Sabrina hab¨ªa vendido hasta ahora, y en su momento apenas super¨® los doscientos mil pesos. Jam¨¢s se imagino que el precio se dispararia de esa manera. Sabrina mostr¨® cierta duda en el rostro. Si fuera cualquier otra de sus pinturas, no tendr¨ªa problema en dejarlo pasar, por nada del mundo gastar¨ªa tanto en recuperar una obra propia. Pero este cuadro era distinto. La persona retratada era e misma. Cada vez que pensaba en su retrato siendo admirado y guardado por alguien m¨¢s, sensaci¨®n le resultaba extra?a. Por eso, quer¨ªa recuperarlo. Sabrina apret¨® los dientes. -Entonces subelo a cincuenta millones. Cincuenta millones no era una cifra menor. Incluso muchas pinturas antiguas de artistas reconocidos apenas alcanzaban ese precio. Marceloent¨®: -Ustedes sigan pujando, yo todav¨ªa tengo algo de dinero ahorrado. Sacar otros cincuenta millones no ser¨¢ problema. Aunque Marcelo a¨²n no hab¨ªa regresado a familia nco, en estos a?os su carrera hab¨ªa despegado y hab¨ªa conseguido su primera gran meta financiera. Sin embargo, desde que se independiz¨® de empresa, fund¨® su propio estudio y equipo, y organiz¨® varios conciertos, tambi¨¦n se hab¨ªa gastado una buena cantidad. Ahora, en su cuenta solo quedaban poco m¨¢s de cincuenta millones. Dani solt¨® de inmediato: -Entre los dos ya juntan cien millones, con eso tiene que alcanzar de sobra. Sabrina suspiro: -Aunque me encantaria recuperar ese cuadro, gastar cien millones en ¨¦l ser¨ªa una locura. Mejor olvid¨¦moslo. Pero Marcelo insisti¨® -Es tu propio retrato, no estar¨ªa bien que termine en manos de alguien m¨¢s. Si podemos conseguirlo con cien millones, vale pena. -Veamos c¨®mo se pone cosa -respondi¨® Sabrina, sin quitarle los ojos a subasta. Mientras ticaban, el precio de pintura de Sabrina ya hab¨ªa llegado a treinta millones. Treinta miliones parec¨ªa marcar un antes y un despu¨¦s, quienes segu¨ªan pujando eran cada vez menos. Sabrina sinti¨® alivio en el fondo. Si se mantenia dentro de los cincuenta millones, seguro podrian gana. A diferencia de otros artistas, que deseaban que sus pinturas alcanzaran precios alt¨ªsimos, e quer¨ªa que suya quedara lo m¨¢s barata posible. Sabrina mir¨® a Dani, quien asinti¨® y levant¨® paleta de puja. -Treinta y cinco millones. 2uildl UCIIICO ????o u ????? ???? pujando. Talo esperaban, despu¨¦s de que Dani anunciara cifra, casi nadie quiso seguir. Dani se inclino hacia Sabrina y le susurr¨®: -Sabrina, ahora s¨ª que tu cuadro va a regresar contigo. Por primera vez, Sabrina esboz¨® una sonrisa. -Ya est¨¢ alt¨ªsimo el precio, lo m¨¢s seguro es que nadie m¨¢s se anime. E siempre hab¨ªa pintado para rjarse y expresar sentimientos, no por negocio. Despu¨¦s de casarse, no volvi¨® a practicar, as¨ª que no estaba muy al tanto del mercado del arte. Jam¨¢s le pas¨® por cabeza que uno de sus cuadros llegar¨ªa a cifras tan exageradas. El presentador, al ver que nadie m¨¢s sub¨ªa apuesta,enz¨® a recitars cl¨¢sicas pbras: -Treinta y cinco millones, ?alg¨²n aumento? Treinta y cinco millones a una, treinta y cinco millones as dos... De repente, una voz masculina y profunda rompi¨® el silencio en el sal¨®n de subastas. -Cuarenta millones. Todass miradas se dirigieron hacia el origen de esa voz. Nicol¨¢s hab¨ªa subido apuesta. La mirada de Marcelo se volvi¨® cortante. Levant¨® su paleta sin dudarlo. -Cincuenta millones. Nicol¨¢s tambi¨¦n mir¨® hacia donde estaba Marcelo. Sin pensario, levant¨® su paleta. -Sesenta millones. Marcelo replic¨®: -Setenta millones. Nicol¨¢snz¨® cifra de inmediato: -Ochenta millones. El p¨²blico no pudo evitar murmurar entre s¨ª. Las res establec¨ªan que cada aumento deb¨ªa ser de al menos cien mil pesos. Pero esos dos, cada vez que sub¨ªan apuesta, lo hac¨ªan de a diez millones. Aunque pintura era valiosa y ten¨ªa potencial de aumentar su precio, al final de cuentas no era una reliquia antigua. Cap¨ªtulo 614 Esta subida de precio... Chapter 614 Cap¨ªtulo 614 Esta subida de precio... ?Ser¨¢ que les sobra el dinero y no saben en qu¨¦ gastarlo? Al ver situaci¨®n, Sabrina baj¨® voz para aconsejar: -Compa?ero, ya no subas m¨¢s. Esta pintura, cuando vend¨ª, apenas meron doscientos mil. Si ahora est¨¢n dispuestos a pagar ochenta millones, pues d¨¦jas. -Esta vez no voy a ceder tan f¨¢cil -Marcelo mir¨® a Sabrina-. Sabrina, no te preocupes por el dinero, puedo pedirle prestado a mi pap¨¢. -Compa?ero, de verdad esta pintura no vale tanto insisti¨® Sabrina. En ese momento, el presentador retom¨® cuenta regresiva. -Ochenta millones, ?alguien da m¨¢s? Ochenta millones a una... Gabriel, que hab¨ªa permanecido cado todo el tiempo, de repente levant¨® su paleta. -Noventa millones. Sabrina y Dani se sorprendieron y voltearon a verlo. -Se?or Castillo, no tiene caso gastar tanto por esta pintura. Ni siquiera vale lo que est¨¢n ofreciendo ent¨® Sabrina. -?Qui¨¦n dijo que no lo vale? --Gabriel sonri¨® dedo-. Si a uno le gusta, entonces lo vale. Nicol¨¢s, al ver que puja sub¨ªa hasta noventa millones, empez¨® a dudar. Ellos ten¨ªan dinero, pero tampoco se iban a dejar ver cara. La pintura ya estaba muy por encima de su valor real. Roc¨ªo no entend¨ªa c¨®mo una pintura tan senci pod¨ªa llegar a esas cifras. -?Y si mejor lo dejamos asi? -sugiri¨® e. Nicol¨¢s apret¨® el pu?o. -No, no puedo dejar que el retrato de Eva termine en manos de otra persona. Roc¨ªo se g¨ªr¨® y lo mir¨® sorprendida. -?Ese es el retrato de Eva? -?No te parece que silueta de mujer en pintura se parece mucho a Eva de espaldas? -respondi¨® Nicol¨¢s. Al escuchar eso, Rocio se qued¨® pensando unos segundos y luego mir¨® de nuevo pintura -Ahora que lo dices... si, verdad se parece mucho a Eva de espaldas. Pero, ?c¨®mo termin¨® el retrato de Eva aqu¨ª? Nicol¨¢s se encogi¨® de hombros. -?Qui¨¦n sabe? A lo mejor ese tal Summer vio de casualidad cuando practicaba piano. O igual y anda pretendiendo en secreto, ?no? -Pero pintar a Eva asi, sin su permiso... ?no es un problema con su derecho de imagen? -replic¨® Roc¨ªo. ?No podr¨ªamos contactar al vendedor y pedir que retiren? Ya lo intentamos cuando vimos pintura -explic¨® Nicol¨¢s-. Pero ese tipo es bien ma?oso. Solo dej¨® el seud¨®nimo Summer y desapareci¨® Ni siquiera los quepraron sus pinturas dan con ¨¦l. Adem¨¢s, nada m¨¢s pint¨® espalda de Eva. Contactamos a los de subasta, pero ellos se hicieron los locos. No reconocen que sea Eva de pintura. Esa era pintura que, hace unos a?os, Nicol¨¢s y Eva han visto por casualidad. Desde entonces, Eva quisopra. En ese tiempo, el precio ni se acercaba a lo de ahora. No pasaba de diez millones. Pero en ese entonces, los dos segu¨ªan siendo estudiantes Nicol¨¢s andaba siempre corto de dinero, sin ahorros. Eva tampoco denend¨ªa de Cap¨ªtulo 614 Solo pudieron ver, impotentes,o pintura se llevaba otro. -Laa, siempre me gust¨® mucho esa pintura-dijo Eva con una sonrisa-Aunque se ve senci, justo por esd demuestra mas to habilidad del artista El que pinito tiene un control impresionante, yo creo que m¨ªnimo lleva diez a?os practicando He seguido el trabajo de Summer, y en cada cuadro se nota c¨®mo va mejorando ca?¨®n Seguro se fue a estudiar un tiempo, por eso el salto. Despu¨¦s de decir eso, Eva levanto palets y sons. -Cien millones Cap¨ªtulo 615 (Cien millones! Chapter 615 Cap¨ªtulo 615 El ambiente tranquilo de s de subastas se desmoron¨® de golpe. Un bullicio atraves¨® a todos los presentes. Summer apenas llevaba unos a?os en el mundo del arte, ni de lejos era una leyenda ni una maestra consagrada. Por muy valiosas que fueran sus pinturas, o era posible que alcanzaran los cien millones de pesos? Eso ya era pasarse de raya. Sin embargo, apenas Eva termino de har, Jorge Olivares, quien hab¨ªa permanecido en silencio hasta ese momento, levant¨® su paleta de puja. -Ciento diez millones Andr¨¦, Fabian Guerrero y Araceli, sentados a sudo, voltearon a mirarlo al mismo tiempo. Fabian no pudo evitar soltar: -Jorge, no vayas a perder cabeza! ?Cien millones y encima te subes a ciento diez por esto? ?No seas el tonto ¨²til de noche! Jorge esboz¨® una sonrisa tranqu. -Yo vine solo por este cuadro. Fabian murmur¨® -Pero cuando Sabrina ys dem¨¢s estuvieron pujando, ni te inmutaste... Eva, viendo jugada de Jorge, volvi¨® a levantar paleta. Ciento veinte millones. Jorge respondi¨® de inmediato: -Ciento treinta millones. Nicol¨¢s, con el ce?o fruncido, mir¨® a Jorge con desconfianza. -?Ese Jorge est¨¢pitiendo con Eva o qu¨¦? La realidad era que Eva si deseaba ese cuadro. Para e, soltar cien millones no era imposible. Pero... Si cosa sub¨ªa m¨¢s, ya no le parec¨ªa una buena inversi¨®n. Despu¨¦s de todo, hastas obras monumentales de diez metros de antiguos maestros apenas alcanzaban uno o doscientos millones en subastas. Esta pintura, senci y peque?a, ya hab¨ªa llegado a cien millones solo porque a e le gustaba demasiado. Eva lo pens¨® un momento, y decidi¨® no pujar m¨¢s. Justo entonces, Fidel, quien no hab¨ªa abierto boca en toda noche, levant¨® su paleta. -Ciento cincuenta millones. Gabriel, sin quedarse atr¨¢s, tambi¨¦n alz¨® suya: -Ciento sesenta millones. El silencio volvi¨® a caer en s. Todos los asistentes miraban at¨®nitos lo que parec¨ªa m¨¢s unaedia que una subasta seria. Sabrina y Dani intercambiaron una mirada. Carolina murmur¨®: -Sabrina, ?tu pintura est¨¢ causando tanto revuelo? Capitulo 615 -Para m¨ª que Eva solo quiere fastidiar. Sabe que Sabrina quiere y viene a quit¨¢rs. Si es el retrato de Sabrina, ?para qu¨¦ se mete? At or eso, Carolina dirigi¨® mirada hacia zona donde estaba Eva. Desde su ¨¢ngulo, pod¨ªa ver perfectamente silueta de Eva de espaldas Por un instante, sus ojos se entrecerraron con sospecha y luego volvi¨® a mirar a Sabrina. ?Ser¨¢ idea suya o... Sabrina y Eva de espaldas se parecian mucho? Mientras murmuraban, otra voznz¨® una nueva oferta Ciento ochenta millones. De inmediato, todass cabezas giraron hacia el posto.... Bueno, hacia elpetidor que estaba dispuesto a dejarse cartera. Al identificarlo, varias personas no pudieron evitar poner cara de desconcierto. Era Fidel Fidel demostraba tener nervios de acero. Con tantas miradas encima, ni siquiera parpadeo. Jorge volvi¨® a levantar paleta: -Doscientos millones. Fabian casi se trag¨® lengua de sorpresa. -Jorge, te volviste loco ?Doscientos millones por un cuadro asi? Levant¨® mano y puso en frente de Jorge,o si quisiera revisar si ten¨ªa fiebre. -No estas caliente, pero parece que s¨ª te peg¨®. Andre tambi¨¦n volted, intrigado. -Jorge, ?qu¨¦ tiene de especial esa pintura? Jorge sotto una sonrisa apacible: -Nada en especial, solo me gusta mucho. Gabriel quiso volver a pujar, pero Sabrina lo detuvo suavemente. -Se?or Castillo, d¨¦jelo as¨ª. Si le gusta, yo le pinto uno igual despu¨¦s. Dani se uni¨® al consejo: -Si, si, aqu¨ª tienes a autora original, puede hacerte los que quieras. No seas el que tira el dinero. Gabriel le dirigi¨® a Sabrina una mirada tan profunda que parec¨ªa no tener fondo. -?De veras me har¨ªas otra? Para Sabrina, pintar un cuadro as¨ª no era nadaplicado. Adem¨¢s, Gabriel le hab¨ªa ayudado ya tantas veces. Sabrina sonri¨®. -Por supuesto. Si tienes una idea de lo que quieres, dime, y te lo pinto con todo gusto. Chapter 616 Cap¨ªtulo 616 Sabrina lo pens¨® un momento y luego agreg¨®: -Tambi¨¦n podr¨ªas pedir un retrato tuyo, si quieres. Gabriel alz¨®s cejas, sorprendido. -?T¨² tambi¨¦n sabes hacer retratos? Dani solt¨® una carcajada. -Sabrina pinta retratos que parecen de verdad. Marcelo y yo tenemos un mont¨®n en casa. Gabriel no pudo ocultar que idea le tentaba. -Listo, trato hecho. -Trato hecho -respondi¨® Sabrina, con una sonrisa tranqu. En ese momento, Gabriel dej¨® de participar en subasta. Dani, al ver que Jorge segu¨ªa pujando, le susurr¨® a Sabrina: -?No deber¨ªas mandarle un mensaje a Jorge? Tal vez podr¨ªas avisarle que ya no siga pujando. La pintura ya hab¨ªa alcanzado los doscientos millones de pesos. A Sabrina le parec¨ªa una locura. -La pobreza s¨ª que limita imaginaci¨®n -pens¨®, suspirando por dentro-. Para estos tipos, el dinero eso si fuera papel sin valor. -Jorge me dijo que vino a subasta por una pintura en especial... ent¨® Sabrina, mirando de reojo puja-. Y todo indica que es esta. -Laa, si esta pintura es que quiere, ni siquiera s¨¦ c¨®mo convencerlo de que pare. Dani se encogi¨® de hombros. -Aunque le digas que t¨² pintaste, capaz ni te cree. -Al principio, cuando est¨¢bamos pujando, Jorge ni se met¨ªa -dijo Dani, bajando a¨²n m¨¢s voz-. Fue hasta que Nicol¨¢s empez¨® a subir apuesta que Jorge entr¨® al juego. -Yo digo que no lo hace por pintura, sino por ti. Sabrina no pudo evitar fruncir el ce?o, confundida. -?Por m¨ª? -ro, para defenderte, ?no lo ves? Sabrina, ?en serio no te das cuenta de que Jorge s¨ª te trata bien? ?? Sabrina respir¨® hondo. -Jorge s¨ª me ha ayudado un mont¨®n, pero creo que es por Thiago. ¨¦l es m¨¢s justo, no anda cons mismas cosas que Fabi¨¢n o Andr¨¦. Por eso me cuida un poco m¨¢s... Adem¨¢s, soy exesposa de su hermano, no tendr¨ªa sentido que le gustara. Dani mir¨® con cara de "ay, Dios, qu¨¦ terquedad". Sabrina siempre simplificaba todo. Justo cuando Dani iba a replicar, Sabrina interrumpi¨®: -Pero igual, tienes raz¨®n, deber¨ªa avisarle. Si quiere seguir, es su decisi¨®n. Sabrina sac¨® su celr y le escribi¨® un mensaje a Jorge. No estaba segura de que ¨¦l lo fuera a leer en ese momento, pero igual lo intent¨®. Para sorpresa de Sabrina, Jorge no solo ley¨® el mensaje, sino que le respondi¨® en seguida. [Vale, te hago caso. Pero a ese tal Fidel, por meterse contigo, le voy a dar una li¨®n.] Sabrina sonri¨® apenas al leer respuesta. Algo extra?o le revolote¨® en el pecho, pero sensaci¨®n desapareci¨® tan r¨¢pidoo lleg¨®. M¨¢s o menos cuando puja alcanz¨® los trescientos millones, Jorge finalmente se retir¨®. Nicol¨¢s, vi¨¦ndose ganador, no pudo ocultar su satisfi¨®n. -?De verdad cre¨ªan que podr¨ªanpetir con nosotros? El dinero de familia Casta?o est¨¢ a otro nivel -presumi¨®, mirando a los dem¨¢s con aires de superioridad. Pero sus ojos se detuvieron en Eva, cambiando de tono. -Por cierto, felicidades por haber ganado carrera. No te lo hab¨ªa dicho. Consid¨¦ralo un regalo de mi parte. Roc¨ªo no dej¨® pasar el momento y, entre risas, brome¨®: -Fidel s¨ª que sabe impresionar. Cuando volvamos, le voy a decir a mi hermano que no se deje ganar por Fidel. Eva abri¨® boca, pero ya no hab¨ªa nada que decir. La pintura era suya, no pod¨ªa echarse atr¨¢s. Fidel, por su parte, ya se sent¨ªa due?o de obra. Dani ech¨® un vistazo r¨¢pido hacia ellos y solt¨® una risita traviesa. -Mira nom¨¢s c¨®mo se pavonean... Si supieran que gastaron tanto dinero para quedarse con una pintura de Sabrina... ?Te imaginas cara que pondr¨ªan? Chapter 617 Cap¨ªtulo 617 Hasta hace poco, Dani y Marcelo a¨²n se sent¨ªan inconformes. En el fondo, estaban de parte de Sabrina, incluso estaban dispuestos a juntar cien millones de pesos para apoya y darle una li¨®n a quienes hab¨ªan menospreciado. Pero gastar trescientos millones solo paraprar un cuadro... Decir que era una locura era poco; habr¨ªa que estarpletamente fuera de s¨ª para hacerlo. Dejar que Fidel y los suyos gastaran trescientos millones para quedarse con esa pintura era, por mucho, mejor manera de desquitarse. Justo cuando todos pensaban que subasta estaba a punto de cerrarse con ese precio, una voz inesperada retumb¨® desde una esquina del sal¨®n. -?Quinientos millones! Todass miradas, at¨®nitas, se giraron al mismo tiempo hacia quien hab¨ªa levantado el cartel. El que acababa de ofertar era un joven de veintitantos a?os, apariencia¨²n, nada sobresaliente a simple vista. El presentador, algo nervioso, pregunt¨® tartamudeando: -Se?or, ?est¨¢ seguro...? ?No se ha equivocado al dar cifra? El joven sonri¨® con calma. -Mi jefe est¨¢ encaprichado con este cuadro, me pidi¨® que, cueste lo que cueste, lo consiga. Dirigi¨® mirada hacia donde estaba Fidel. -?Se?or Casta?o, desea subir oferta? Fidel era capaz de tirar casa por ventana por Eva. Al final, si algo le sobraba, era dinero. Pero ofertar trescientos millones ya era su l¨ªmite. Gastar m¨¢s de quinientos millones por una pintura as¨ª... No estaba tan loco. Fidel no pensaba seguir pujando. -Si tu jefe aprecia tanto esta obra, no quiero arrebat¨¢rs. Cualquiera que pudiera ofrecer tal cantidad por un cuadroo ese definitivamente ten¨ªa un respaldo familiar tan fuerteo el de los Casta?o. Fidel pregunt¨®, intrigado: 14:47 -?Puedo saber qui¨¦n es tu jefe? El joven esboz¨® una sonrisa y, con cortes¨ªa, rechaz¨® pregunta. -Perd¨®n, se?or Casta?o, pero identidad de mi jefe no es algo que pueda divulgar. Ante esa negativa, Fidel no insisti¨®. Al final, pintura de Sabrina, titda ¡°Noche Estreda", fue vendida a ese misteriosoprador por quinientos millones. Despu¨¦s subastaron algunas pinturas antiguas con cierto valor para colionistas. Pero, para desgracia de los organizadores, ya nadie prestaba atenci¨®n; todos estaban intrigados por el misterioso se?or que hab¨ªaprado el cuadro. Los precios des siguientes piezas ni siquiera se acercaron a lo esperado. La subasta termin¨® envuelta en un ambiente extra?o,o si todos tuvieran algo en cabeza que no pod¨ªan soltar. Al salir del sal¨®n, Sabrina y su grupo se toparon de frente con Fidel y los suyos. Al ve, Fidel le dedic¨® una sonrisa ambigua, entre bu y desaf¨ªo. -Sabrina, s¨ª que sabes jugar tus cartas. Los esc¨¢ndalos de Fidel ya se hab¨ªan regado por todo el evento, as¨ª que e estaba al tanto de todo lo que se dec¨ªa. Sabrinaprend¨ªa perfectamente que Fidel le estaba echando toda culpa de lo que hab¨ªa pasado. Pero eso no le importaba. Le devolvi¨® una sonrisa serena. -Gracias por el cumplido. Fidel mir¨®o si estuviera condenando con mirada. -No creas que porque el viejo te protege, yo no puedo hacer nada contra ti. Vas a pagar por cada cosa que hiciste hoy. Sabrina lo encar¨® sin titubear. -Perfecto, aqu¨ª estar¨¦ esperando. Como no ten¨ªa caso seguir discutiendo, Sabrina hizo una se?a a Dani y los dem¨¢s para que se marcharan con e. Despu¨¦s de que Sabrina se fue, Roc¨ªo se acerc¨® a Eva y le pregunt¨®: Cap¨ªtulo 617 -Eva, ?esa es tu hermana de sangre? Eva asinti¨® con cabeza. Roc¨ªo solt¨® una risita. -Pues se ve bien, verdad, s¨ª tiene motivos para ser tan orgullosa, aunque parece que tiene un car¨¢cter de los mil demonios. Nicol¨¢s intervino con desd¨¦n. -Su orgullo no viene de su cara bonita, sino de que tiene a alguien que respalda. Si hubieras visto c¨®mo lleg¨® por primera vez a familia Ramos, toda t¨ªmida y sin levantar VOZ. Pero ahora,o ya encontr¨® a quien defienda, hasta se atreve a desafiar al t¨ªo. Ya se siente tan segura con el respaldo del viejo que ni se molesta en disimr. Poco antes, Fidel les hab¨ªa contado por encima el conflicto que tuvo con Sabrina. Nicol¨¢s no se imaginaba que Sabrina pudiera ser tan atrevida. Hasta se atrevi¨® anzarle algo al t¨ªo. Aunque, pens¨¢ndolo bien, tampoco le sorprend¨ªa tanto. Chapter 618 Cap¨ªtulo 618 Despu¨¦s de todo, hace poco e le hab¨ªa dado undrizo. El viejo ni siquiera se molest¨® en remarle, al contrario, le pidi¨® que se disculpara con Sabrina. Eso dejaba ro que Sabrina se sent¨ªa intocable. Todos subieron al carro de Fidel. Ya adentro, Fidel le pregunt¨® a Eva: -?A d¨®nde van ustedes? Eva mir¨® a Roc¨ªo y le dijo: -Roc¨ªo, mi pap¨¢ tiene tiempo sin verte, te extra?a mucho. ?Por qu¨¦ no te quedas a dormir en mi casa? Roc¨ªo no dud¨® ni un segundo. -?ro, va! El carro arranc¨® despacio. Nicol¨¢s se sent¨® en el asiento del copiloto. Al recordar al misteriosoprador de subasta, no pudo evitar preguntar: -Oye, t¨ªo, ?sabes qui¨¦n se llev¨® ese cuadro? Fidel neg¨® con cabeza. -No tengo idea. Nicol¨¢s solt¨® un suspiro. -Qu¨¦ desperdicio... Gastar tanto dinero en un cuadro as¨ª... Yo digo que seguro se va a arrepentir. Eva intervino: -Si esa persona tiene suficientena, a lo mejor para ¨¦l ese dinero es solo para divertirse, ni le preocupa. Despu¨¦s de todo, e misma hab¨ªa estado dispuesta a ofrecer cien millones por ese cuadro. Cien millones... Para alguieno e, hija de familia adinerada, no era cualquier cosa. Aunque le dol¨ªa un poco el gasto, tampoco era algo imposible de pagar. L¨¢stima que eso era pr¨¢cticamente todo lo que hab¨ªa ahorrado en a?os. 14:471 Yo no quer¨ªa pedirle m¨¢s dinero a su pap¨¢ ni a su hermano, ten¨ªa que conformarse. Ese cuadro era ¨²nica obra que no pod¨ªa sacarse de cabeza desde hac¨ªa a?os. Si tuviera oportunidad, de verdad le gustar¨ªa conocer a Summer. Pero Summer era demasiado misterioso. Llevaba mucho tiempo investigando, y aun as¨ª no hab¨ªa conseguido ninguna informaci¨®n sobre ¨¦l. Pensando en misterios, Eva record¨® a otra persona. Le pregunt¨® a Nicol¨¢s: -Nico, ?averiguaste algo sobre el piloto X que te ped¨ª otra vez? -?Piloto X? -Fidel, aunque ya se hab¨ªa retiradoo corredor profesional, segu¨ªa de cerca el mundo des carreras en su tiempo libre. Al escuchar pregunta de Eva, no pudo ocultar su sorpresa. -?De qui¨¦n han? Nunca he o¨ªdo de ¨¦l. Nicol¨¢s respondi¨® de inmediato: -La verdad, si no fuera porque Manu me pregunt¨® por ese tal X, yo tampoco sabr¨ªa nada de ¨¦l. Fidel frunci¨® el ce?o apenas. -?Manu? ?Te refieres a Manuel S¨¢nchez? El que hace unos a?os casi logra el gran m y de repente desapareci¨®. -Ese mismo, Manuel -confirm¨® Nicol¨¢s. Fidel baj¨® mirada, pensativo. ¨¦l tambi¨¦n hab¨ªa sido piloto profesional. Aunque dedicaba m¨¢s tiempo a empresa que a correr, su fama ens pistas era bien conocida. En realidad, lo de ser piloto para ¨¦l era m¨¢s un pasatiempo que una carrera. Pero desde ni?o hab¨ªa sido un prodigio: si ¨¦l quedaba en segundo lugar, nadie se atrev¨ªa a presumir el primero. Sin embargo, durante su carrera, el ¨²nico que logr¨® vencerlo fue Manuel. Manuel s¨ª era piloto profesional, a diferencia suya. ¨¦l s¨ª entrenaba todos los d¨ªas, mucho m¨¢s de lo que Fidel pod¨ªa. Aun as¨ª, Fidel no pod¨ªa olvidarlo. Le pregunt¨® a Nicol¨¢s: 23 14:47 -?Y para qu¨¦ anda buscando a ese tal X? ?Acaso ese tipo le gan¨®? Nicol¨¢s se encogi¨® de hombros: -Pues s¨ª. Ese X misterioso le gan¨®. Fidel alz¨® una ceja. -?Fue en unapetencia oficial? -No -Nicol¨¢s neg¨® con cabeza-. No fue una carrera oficial. Era unapetencia entre escuder¨ªas, un pique privado. Resulta que mientras corr¨ªan, de nada apareci¨® otro carro y se meti¨® en pista, interrumpiendo carrera. Ambos equipos ten¨ªan todo bajo control, pero ese intruso les arruin¨® el ritmo. Todos se enfurecieron y quisieron ir tras ¨¦l, rodearlo. -?Y adivinen qu¨¦ pas¨®? Chapter 619 Cap¨ªtulo 619 Roc¨ªo pregunt¨® con curiosidad: -?Qu¨¦ pas¨®? Al mencionarlo, en los ojos de Nicol¨¢s tambi¨¦n se asom¨® un destello de emoci¨®n y admiraci¨®n. -X atraves¨® directamente entre los dos equipos de carros. ?Ninguno de ellos logr¨® siquiera rozar su carro! Se inclin¨® hacia adnte, bajando voz mientras continuaba: -?Saben qu¨¦ fue lo m¨¢s impactante? Manuel lo persigui¨®..... ?y ni siquiera as¨ª pudo alcanzarlo! Roc¨ªo y Eva eran grandes amigas. Como Eva tambi¨¦n era piloto, Roc¨ªo ten¨ªa cierto conocimiento sobre carreras y no pudo evitar asombrarse. -?Manuel no es el n¨²mero uno de los pilotos profesionales? ?Hay alguien a quien ¨¦l no pueda superar? Eva, que estaba aldo, le explic¨®: -Si fuera una carrera individual, puede que Manuel s¨ª pudiera vencer a X. Pero unapetencia individual y una por equipos no son lo mismo. Ens carreras por equipos importa cooperaci¨®n, no solo qui¨¦n cruza primero meta, sino el puntaje total seg¨²ns posiciones de todos. As¨ª que, aunque Manuel sea un fuera de serie, no puede irse solo desde el principio; tiene que trabajar en equipo. Una persona sin esp¨ªritu de equipo simplemente no sirve para estaspetencias. Nicol¨¢s asinti¨®. que -Eva tiene raz¨®n. Si hamos de pura tica, X no es rival para Manuel. Pero despu¨¦s de carrera se descarril¨®, Manuel se fue tras ¨¦l. Aunque parec¨ªa que Manuel se hab¨ªa quedado atr¨¢s, su habilidad al vnte es impresionante. X no pod¨ªa dejarlo atr¨¢s tan f¨¢cil, y cuando Manuel estuvo a punto de alcanzarlo, X entr¨® con su carro en zona urbana. Roc¨ªo se dej¨® atrapar por historia. -?Y luego qu¨¦ pas¨®? Nicol¨¢s continu¨®: -X quiz¨¢ no sea tan buenoo Manuel conduciendo, pero es muy listo. Aprovech¨® los carros ys calles para perderlo de vista. Manuel lleva a?os invicto, nunca hab¨ªa perdido con nadie. Aunque X us¨® el entorno a su favor, al final, perder es perder, no importa raz¨®n. Hasta Fidel, que hab¨ªa estado escuchando, intervino: -?Era alg¨²n piloto oculto de esos que nadie conoce? 14:47 Capitulo b 19 ¨¦l tambi¨¦n coincid¨ªa en que, sin importars circunstancias, una derrota es una derrota. Los verdaderos cracks nunca buscan pretextos. Nicol¨¢s solt¨® un suspiro. -Ni siquiera era un experto. Al parecer, apenas estaba aprendiendo a manejar. -?Un novato? -exmaron Fidel y Roc¨ªo al mismo tiempo. Nicol¨¢s asinti¨®. -El carro que us¨® era rentado. Y en el registro de alquiler solo aparec¨ªa un nombre: X. Nada m¨¢s. Roc¨ªo quiso saber m¨¢s: -?Nadie ha visto c¨®mo es X? Nicol¨¢s neg¨® con cabeza. -En Chiles carreras de carros son muy popres, hay much¨ªsima gente rentando carros, y hace siete u ocho a?os no hab¨ªa tantas c¨¢maras por todosdos. Adem¨¢s, todos llevan casco, as¨ª que no se les ve cara. Pero hay videos de esas carreras grabados desdes c¨¢maras de los carros. Cuando X los dej¨® atr¨¢s con ese derrape, ?se ve¨ªa incre¨ªble! Manuel quiere encontrarlo porque piensa que tiene un potencial enorme, quiere invitarlo a su equipo, hacerlo supa?ero. Pero X nunca volvi¨® a aparecer ni se inscribi¨® en ninguna otra carrera. Eso si se hubiera esfumado del mundo. Eva tambi¨¦n opin¨®: -Quiz¨¢ a¨²n no tenga nivel profesional, pero seguro queo aficionado ya es muy bueno. Me encantar¨ªapetir con ¨¦l alguna vez. Los ojos de Fidel se tornaron serios. -Nico, m¨¢ndame todo lo que tengas sobre X. Yo voy a encargarme de investigar su paradero. Fidel era muypetitivo. Al escuchar que hasta Manuel reconoc¨ªa a X, sinti¨® ganas de enfrentarse con ¨¦l. Apenas sali¨® de s de subastas, Sabrina lleg¨® a su carro cuando son¨® el tel¨¦fono: era Andr¨¦. Chapter 620 Cap¨ªtulo 620 -Sabrina, espera un momento. Sabrina arrug¨® el entrecejo. -?Qu¨¦ pasa ahora? Andr¨¦ pregunt¨®: -?Tienes tiempo al rato? ?Vamos juntos a recoger a Thiago? Sabrina lenz¨® una mirada de hast¨ªo. -?Acaso no puedes ir t¨² solo? Andr¨¦ guard¨® silencio unos segundos. -Tu pap¨¢ se llev¨® a Thiago hace varios d¨ªas. Cada vez que voy por ¨¦l, el se?or Ramos me dice que espere un poco m¨¢s. Sabrina solt¨® una risa sarc¨¢stica. -Andr¨¦, dime t¨², ?cu¨¢ntas veces has perdido a Thiago? ?As¨ª eso cuidas a los ni?os? Andr¨¦ neg¨® con cabeza. -No eso piensas. Esta vez no fue mi culpa. El se?or Ramos fue a Vi Floral de los Carvalho y pidi¨® llevarse a Thiago unos d¨ªas. Mi mam¨¢ estuvo de acuerdo y lo dej¨® ir. En el fondo, Fernanda Rivera siempre quiso acercarse a familia Ramos. Ahora que sab¨ªa que Mart¨ªn Ramos era el abuelo de Thiago, no solo estaba de acuerdo con que el ni?o pasara unos d¨ªas all¨¢; si pudiera, hasta lo entregar¨ªa con tal de quedar bien con los Ramos. Sabrina conoc¨ªa bien el tipo de persona que era Fernanda, y tambi¨¦n entend¨ªa personalidad dominante de Mart¨ªn. Si Mart¨ªn quer¨ªa que Thiago viviera con los Ramos, no lo dejar¨ªa regresar tan f¨¢cil. Que Andr¨¦ no lograra recuperarlo no era ninguna sorpresa. -Ya entend¨ª -dijo Sabrina, resignada. Andr¨¦ pregunt¨®: -?Entonces vienes a buscarme t¨²? Sabrina vacil¨®. No le atra¨ªa idea de subirse al carro de Andr¨¦. Quiz¨¢ Fabi¨¢n o Araceli estar¨ªan ah¨ª, y e no soportaba a ninguno de los dos. Adem¨¢s, Araceli viv¨ªa en el mismo barrio que los Ramos: les quedaba justo de paso. -Mejor t¨² p¨¢same a buscar a m¨ª -respondi¨® con voz seca. 1AA78 Cap¨ªtulo 620 Si Araceli o Fabi¨¢n ven¨ªan, e pod¨ªa negarse a subir. Andr¨¦ tard¨® un segundo en contestar. -Est¨¢ bien. Colg¨® mada. Sabrina mir¨® a Dani y Sebasti¨¢n, que estaban junto a e. -Tengo que ir a recoger a Thiago, as¨ª que no los llevar¨¦ de regreso. Luego se volvi¨® hacia Marcelo. -Compa?ero, ?te encargo que los lleves t¨²? -Por supuesto. Sabrina se despidi¨® uno a uno de sus amigos. Antes de irse, Gabriel le dijo: -Sabrina, sigo esperando que me pintes el retrato. Sabrina le sonri¨® y asinti¨®. No hab¨ªa pasado mucho desde que todos se fueron cuando Andr¨¦ lleg¨®. Para su sorpresa, ¨¦l ven¨ªa solo; Araceli no lo pa?aba. -?Y Araceli? -pregunt¨® Sabrina, curiosa. Andr¨¦ contest¨® con voz impasible: -Pens¨¦ que no querr¨ªas ve. Sabrina lo mir¨® de reojo. -Al menos no eres tan despistadoo antes. Antes, Andr¨¦ siempre ignoraba y tra¨ªa a Araceli a cada rato, aun sabiendo cu¨¢nto fastidiaba. Eso solo demostraba que sus sentimientos le importaban poco. Ese pensamiento cruz¨® fugazmente por su mente. -S¨²bete -dijo, abriendo puerta. Andr¨¦ ocup¨® el asiento del copiloto. Mientras arrancaban, ¨¦l ech¨® un vistazo alrededor. -?Estrenaste carro? Sabrina apenas asinti¨®, sin ganas de har del tema. Aunque Andr¨¦ siempre hab¨ªa sido reservado, ahora buscaba cualquier pretexto para ticar. -?Lo modificaste? -tir¨® pregunta, curioso. Sabrina lo mir¨®, sorprendida. -?Y t¨² c¨®mo sabes? -El sonido del motor es diferente -respondi¨® Andr¨¦, serio. La ¨²ltima vez, su carro se hab¨ªa depuesto, y Dani junto con Marcelo le ayudaron a montar uno nuevo, con mejor rendimiento. Ambos sab¨ªan que alguna vez Sabrina practic¨® carreras, y Dani adoraba ve al vnte, segura y decidida. Dani quer¨ªa que Sabrina retomara todos los pasatiempos que hab¨ªa dejado atr¨¢s. Sabrina, por lo general, se enfocaba en actividades art¨ªsticas y tranqus. Hac¨ªa a?os que no corr¨ªa, as¨ª que su nivel ya no era el de antes. Pero de vez en cuando, salir a dar una vuelta con Dani, sintiendo el viento y velocidad, le ayudaba a despejar cabeza. 14:47 Chapter 621 Cap¨ªtulo 621 Sabrina mir¨® a Andr¨¦ con cierta sorpresa. -?T¨² tambi¨¦n entiendes de esto? Andr¨¦ se encogi¨® de hombros con una leve sonrisa. -De joven, pas¨¦ varios a?os corriendo carreras. Las carreras de carros siempre han sido pasi¨®n m¨¢s grande de los hombres, no hay discusi¨®n. Sabrina lo sab¨ªa bien: sus tres hermanos tambi¨¦n eran aficionados as carreras. Recordaba haber visto, en el estudio de Mart¨ªn, los trofeos y fotos despetencias ens que ¨¦l hab¨ªa sido campe¨®n cuando era joven. En finca de familia Ramos, el garaje de Mart¨ªn parec¨ªa una exposici¨®n de carros, tantos que resultaba hasta exagerado. Lo mismo ocurr¨ªa con los garajes de Federico Ramos, Esteban Ramos y F¨¦lix Ramos: parec¨ªan museos de carros de lujo. Si losparaba, el garaje de Eva pod¨ªa parecer m¨¢s modesto, pero cada carro estaba equipado con lo mejor de lo mejor. Los Ramos, sin duda, hab¨ªan heredado pasi¨®n de Mart¨ªn pors carreras. Sabrina, al principio, pensaba que ese mundo no era para e, pero tras aprender un tiempo, no pudo evitar reconocer fuerza de gen¨¦tica. Aun as¨ª, entre el viol¨ªn ys carreras, su verdadero amor siempre ser¨ªa el viol¨ªn. Ante respuesta de Andr¨¦, Sabrina no insisti¨® m¨¢s. Sin embargo, Andr¨¦, que por lo regr era parco, esta vez se anim¨® a seguir conversaci¨®n. -?T¨² tambi¨¦n sabes de carros? Andr¨¦, por supuesto, se refer¨ªa a saber de carreras, no solo de modelos o marcas. -S¨¦ un poco -respondi¨® Sabrina. Andr¨¦ record¨® aquel d¨ªa de lluvia, cuando el carro de Sabrina se apag¨® y e revis¨® el motor. Al principio pens¨® que solo estaba fingiendo, que ni siquiera entender¨ªa lo que ve¨ªa. Ahora, al observa,prendi¨® que quiz¨¢ hab¨ªa subestimado. Dirigi¨® mirada hacia Sabrina. Afuera, luz de los faroles parpadeaba y se cba entres ventanas. El perfil de Sabrina, tan elegante en penumbra, le pareci¨® extra?amente desconocido. En ese instante, Andr¨¦ sinti¨® que no reconoc¨ªa a mujer a sudo. Sab¨ªa har varios idiomas, tocaba el viol¨ªn, sab¨ªa de carreras... ?Qu¨¦ otras cosas habr¨ªa en Capitulo 621 e que ¨¦l ignoraba? Sin saber por qu¨¦, Andr¨¦ sinti¨® una mez extra?a de curiosidad y asombro,o si acabara de descubrir un tesoro escondido. Volvi¨® a preguntar: -?Por qu¨¦ nunca me hab¨ªas contado nada de esto? La mano de Sabrina, que descansaba sobre el vnte, se detuvo apenas un segundo. Al cabo de un momento, su voz rompi¨® el silencio dentro del carro. -?Acaso alguna vez me lo preguntaste? Andr¨¦, de pronto, record¨® los cinco a?os de matrimonio con Sabrina. Siempre estuvo tan ocupado con el trabajo,unicaci¨®n entre ellos era casi n. Su voz son¨® ¨¢spera,o sis pbras le costaran salir. -?Y por qu¨¦ nunca lo mencionaste t¨²? Sabrina solt¨® una risa apagada,o si pregunta le resultara absurda. -Con decirte que ni siquiera te importaba lo de Thiago... ?De verdad crees que te habr¨ªas interesado por otras cosas? La verdad, haba m¨¢s por tel¨¦fono con su asistente Iv¨¢n Silva que con Andr¨¦. Andr¨¦ guard¨® silencio unos segundos. -Perd¨®n. Pero para Sabrina, su disculpa ya no significaba nada. No sent¨ªa ni m¨¢s m¨ªnima emoci¨®n. Aunque no llevaban mucho tiempo divorciados, le daba impresi¨®n de que hab¨ªan pasado siglos desde entonces. Todas esas noches de insomnio, el dolor y angustia, parec¨ªan recuerdos lejanos, casi ajenos. Ya casi ni recordaba c¨®mo se sent¨ªa ese dolor en el pecho. Sabrina no sab¨ªa si eso era olvidar el sufrimiento despu¨¦s de sanar herida, pero lo cierto es que e era des que no olvidan f¨¢cilmente. De pronto, Sabrina pregunt¨®: -?Araceli no sabe nada de esto? Rara vez se met¨ªa en asuntos de otros, pero en ese momento, no pudo evitar sentir un poco de malicia. No pensaba dejar que Andr¨¦ y Araceli vivieran tan tranquilos. -Araceli tiene problemas de salud -respondi¨® Andr¨¦, sin dudar-. Casi no hace ejercicio fuerte. Sabrina levant¨®s cejas, con una media sonrisa. 212 -?Y desde que ustedes est¨¢n juntos, siempre ha estado enferma? -S¨ª, desde entonces se enfermaba muy seguido. Sabrina se burl¨® en silencio. Seguro que era otro pretexto para acercarse a Andr¨¦. Araceli nunca faba con ese tipo de trucos. Antes, a Sabrina le molestaba escuchar cualquier cosa rcionada con Araceli. Pero ahora, que ya no sent¨ªa nada por Andr¨¦, le daba igual. Es m¨¢s, prefer¨ªa saber y estar alerta. Solo conociendo bien al enemigo se puede atacar de frente. -Escuch¨¦ a Araceli decir varias veces que ustedes se conocieron cuando e practicaba viol¨ªn en el jard¨ªn trasero, ?es cierto? -pregunt¨® Sabrina.- Chapter 622 Cap¨ªtulo 622 Andr¨¦ le ech¨® una mirada y, aun as¨ª, contest¨®. -As¨ª es. Cap¨ªtulo 622 Sabrina pregunt¨® con cierto tono intrigante: -?Seguro que no te confundiste de persona? Si te equivocaste, todos esos a?os de sentimientos habr¨ªan sido en vano. Andr¨¦ capt¨® de inmediato indirecta de Sabrina. Sin embargo, no se molest¨® y respondi¨®: -No, no me equivoqu¨¦. Nos vimos en ese momento y hasta ticamos un rato. Al ver que no hab¨ªa logrado sembrar discordia, Sabrina tampoco se not¨® decepcionada. -Bueno, tienes raz¨®n. Aunque Araceli no fuera persona que estabas buscando, si pudiste estar con e durante tanto tiempo, es porque algo en e te atrae. ¦°¦¯ olvida Andr¨¦ solo guard¨® silencio. No le apetec¨ªa seguir ticando de ese tema con Sabrina, as¨ª que cambi¨® conversaci¨®n. -?Qu¨¦ tal manejas el carro? Sabrina contest¨®: -Nada especial, verdad apenas soy una novata. Andr¨¦ mir¨® con curiosidad. -?Novata? Sabrina murmur¨®: -Solo llevoo un a?o aprendiendo, ?no cuenta esoo ser novata? Andr¨¦ pregunt¨®: -?Has participado en alguna carrera? -Todav¨ªa no he tenido oportunidad. -Ya veo... Y hasta ah¨ª lleg¨® pl¨¢tica. Los dos se quedaron cados. Sabrina sigui¨® manejando rumbo a casa de los Ramos. No iba deprisa. Estaban en plena ciudad, as¨ª que deb¨ªa respetars se?ales de tr¨¢nsito. Adem¨¢s, ten¨ªa sensaci¨®n de que sus habilidades para manejar hab¨ªan empeorado; si no, ?c¨®mo habr¨ªa chocado con Hache? Perdida en sus pensamientos, de pronto not¨® que, no muy lejos, un carro empez¨® a moverse de undo a otro de forma brusca. A esa hora ya era tarde, as¨ª que no hab¨ªa tantos carros en calle. Se ve¨ªa perfecto lo que pasaba adnte. Sabrina not¨® ques luces de freno del carro parpadeaban, pero el veh¨ªculo no reduc¨ªa velocidad. Un mal presentimiento invadi¨®, -?Ser¨¢ posible que los frenos de ese carro no est¨¦n funcionando? Mir¨® ca y le pareci¨® conocida. Andr¨¦ tambi¨¦n not¨® algo raro. -Parece que los frenos tienen alg¨²n problema. Le ech¨® un vistazo a ca y de inmediato supo de qui¨¦n era. -Es el carro de Fidel. Capitulo 622 Al escuchar el nombre de Fidel, a Sabrina le cambi¨® el ¨¢nimo. -?C¨®mo lo sabes? -Lo vi cuando llegamos a subasta. Sabrina observ¨® el carro cons luces de freno encendidas una y otra vez. -Qui¨¦n iba a decir que a Fidel le llegaria el karma tan r¨¢pido. Andr¨¦ mir¨®. -?Por qu¨¦ dices eso? Sabrina solt¨®, sin ocultar nada: -?No dicen que es un tipo retorcido? Capaz que es el destino cobr¨¢ndole factura. No disimul¨® su satisfi¨®n ni sus ganas de ver a Fidel en aprietos. Andr¨¦, al ver forma en que Sabrina lo decia, por alguna raz¨®n, no pudo evitar re¨ªrse. Sabrina not¨® expresi¨®n de Andr¨¦ y frunci¨® el ce?o. -?De qu¨¦ te ries? Andr¨¦, con voz baja y profunda, contest¨®: -Eres divertida. Sabrina parpade¨®, confundida. -?Qu¨¦ cosa tiene de divertido? -Tu forma de reionar hace un momento. Me dio risa. Sabrina se qued¨® unos segundos sin pbras antes de soltar: -Est¨¢s mal. Andr¨¦ murmur¨®, casi para s¨ª mismo: -Si antes hubieras sido as¨ª, todo habr¨ªa sido diferente. Sabrina no le contest¨®. Ahora mismo, lo que le preocupaba era el posible idente de Fidel. Empez¨® a pensar qu¨¦ era lo mejor: ?rebasar el carro de Fidel o mejor bajar velocidad y mantener distancia? No tard¨® nada en decidirse. Pis¨® el acelerador a fondo. Mientras tanto, Fidel por fin not¨® que hab¨ªa un problema con su carro. Su expresi¨®n cambi¨® de golpe. -Esto est¨¢ mal, el carro est¨¢ fando. La sorpresa se reflej¨® en los dem¨¢s pasajeros. Nicol¨¢s pregunt¨®: -T¨ªo, ?qu¨¦ pasa? -Parece que los frenos no responden. Todos palidecieron. -?C¨®mo? ?Por qu¨¦ los frenos no funcionan? -?Habr¨¢ sido un idente, o alguien hizo algo? En ese momento, un carro pas¨® junto a ellos a toda velocidad. Nicol¨¢s alcanz¨® a ver cara de quien iba al vnte. Cap¨ªtulo 622 Un pensamiento incre¨ªble cruz¨® su mente y abri¨® los ojos de par en par. -?No ser¨¢... Sabrina?! Chapter 623 Capitulo 623 Cap¨ªtulo 623 -?Qu¨¦ rci¨®n tiene con Sabrina Ib¨¢?ez? -pregunt¨® Eva Ramos, mirando fijamente a Nicol¨¢s. Nicol¨¢s apret¨® mandib, hando con rabia contenida: -Mi tio apenas lleg¨® hoy a Cartagena, no tiene enemigos aqu¨ª y el carro lo revisamos seguido. Hoy, solo Sabrina tuvo un pleito con ¨¦l. Aparte de e, no se me ocurre nadie m¨¢s capaz de hacer algo as¨ª. Adem¨¢s... Hizo una pausa. Sus ojos briron con una furia que no intent¨® disimr. -E siempre te ha detestado, dar¨ªa lo que fuera por verte fuera de su camino. Si le hizo algo al carro de mi t¨ªo, matar¨ªa dos p¨¢jaros de un tiro. Eva frunci¨®s cejas, voz suave pero firme: -Nico, estas cosas se tienen que decir con pruebas. No vayas a acusar a lo loco. Nicol¨¢s solt¨® una risa amarga. -Eva, piensalo bien. Si te pasa algo, familia Ramos solo tendr¨ªa a Sabrinao hija. E tomar¨ªa todo lo tuyo, sin problema. Pero mientras t¨² sigas aqu¨ª, aunque Sabrina patalee y haga berrinche, jam¨¢s podr¨¢ quedarse con nada. T¨² creciste en familia Ramos, siempre tuviste todo. Sabrina, en cambio, se cri¨® en el campo, sufriendoo nadie. Ahora que volvi¨® y ve lo que tienes, ?c¨®mo no va a sentir celos? Antes, tal vez no ten¨ªa c¨®mo hacerte da?o, pero ahora... si quiere hacerlo, le resulta facilisimo. Eva, deja de ser tan ingenua. Eva abri¨® boca para replicar, pero el carro volvi¨® a sacudirse con violencia. -Este no es el momento para pelear -intervino Roc¨ªo Hoyos, mirando nerviosa el camino-. Mejor pensemos qu¨¦ vamos a hacer. Fidel Casta?o manten¨ªa mirada tensa; toda responsabilidad pesaba sobre sus hombros y lo sab¨ªa. -Si ya faron los frenos, lo ¨²nico que queda es detenernos chocando contra algo -dijo con seriedad. Aunque avenida no estaba tan concurrida, Fidel deb¨ªa esquivar otros carros y el vnte temba bajo sus manos. -Tio, tu carro est¨¢ modificado y es m¨¢s seguro, pero Eva y Roc¨ªo podr¨ªanstimarse con un choque tan fuerte -advirti¨® Nicol¨¢s, preocupaci¨®n evidente en su voz. -M¨¢s vale un hueso roto que terminar muertos -sentenci¨® Fidel, sin dudarlo. Para cualquiera, una situaci¨®n as¨ª terminar¨ªa en desastre. Pero Fidel hab¨ªa sido piloto de carreras. Sab¨ªa que salvar¨ªa sus vidas, aunque nadie saldr¨ªa ileso. Se gir¨® hac¨ªa Eva y Roc¨ªo, preguntando: -?Qu¨¦ piensan ustedes? Eva, sin perderpostura, respondi¨® de inmediato: -Conf¨ªo en ti, Fidel. -Yo tambi¨¦n -asegur¨® Roc¨ªo, asintiendo con fuerza. -No se preocupen, no voy a dejar que les pase nada -prometi¨® Fidel, apretando el vnte. Sus ojos se enfocaron en el carro que iba dnte, y una chispa hda cruz¨® por su mirada. Pis¨® el acelerador, el motor rugi¨® y el carro aceler¨® a¨²n m¨¢s. Nicol¨¢s, que conoc¨ªa bien a Fidel, entendi¨® al instante sus intenciones. Esboz¨® una sonrisa torcida: -Si vamos a detenernos chocando, el carro de Sabrina es mejor opci¨®n. As¨ª se lleva su merecido, por andar jugando. Quiso pasarse de viva y termin¨® perdiendo. En mente de Nicol¨¢s, Sabrina ya estaba acabada. Fidel era casi tan buenoo Manuel S¨¢nchez al vnte. ?Qu¨¦ pod¨ªa hacer Sabrina, que solo hab¨ªa escdo por casarse con alguien adinerado? En carreras, Fidel pod¨ªa deja humida sin esfuerzo. Sabrina aceler¨® para rebasar, solo quer¨ªa evitar que el carro de Fidel le causara problemas o metiera en un idente. No Cap¨ªtulo 623 lo hac¨ªa por buena gente ni por ayudarlo. Pero apenas termin¨® de rebasar, sinti¨® un golpe seco en parte trasera de su carro. Iba r¨¢pido, mucho m¨¢s de lo normal. El impacto hizo perder el control; el carro patin¨®, dibujando un gran arco en medio de avenida. Chapter 624 Cap¨ªtulo 624 Cap¨ªtulo 624 Sabrina reion¨® al instante, logr¨® estabilizar el carro justo a tiempo y evit¨® chocar contra el jard¨ªn del borde de avenida. Ech¨® una mirada r¨¢pida al retrovisor y se dio cuenta de que el carro de Fidel ven¨ªa otra vez desbocado, directo hacia e,o si estuvierapletamente fuera de control. La mirada de Sabrina se afil¨®, y el gesto se le volvi¨® duro, casi g¨¦lido. ?Acaso Fidel, con los frenos da?ados, quer¨ªa usar su propio carro para hace detener a fuerza? Record¨® lo que Nicol¨¢s le hab¨ªa contado: Fidel era un experto al vnte, incluso hab¨ªa sido piloto profesional. Con ese nivel, aunque el freno fara, seguro ten¨ªa mil formas de detener su propio carro. Pero ¨¦l eligi¨® justo esa manera de actuar, que no solo pon¨ªa en peligro a los dem¨¢s, sino tambi¨¦n a s¨ª mismo. ?Eso era intento de asesinato! Sabrina apret¨® el vnte con rabia, sintiendo c¨®mo furia le quemaba por dentro. Hac¨ªa mucho que no se enfadaba as¨ª. La crueldad de Fidel dej¨® sin pbras; superaba cualquier cosa que hubiera imaginado. fondo, y su carro sali¨® disparadoo una flecha. Sin pensarlo dos veces, pis¨® el acelerador En el ¨²ltimo segundo, justo antes de que arro de atr¨¢s embistiera otra vez, logr¨® esquivarlo y dej¨® a Fidel atr¨¢s. Por suerte, el carro de Sabrina tambi¨¦n hab¨ªa sido modificado, as¨ª que no era tan f¨¢cil voltearlo. De no haber sido as¨ª, con un solo golpe m¨¢s, el carro habr¨ªa perdido el control porpleto. Andr¨¦ Carvalho, que iba de copiloto, not¨® todo y frunci¨® el ce?o. -?Qu¨¦ rayos est¨¢ haciendo Fidel? Sabrina, sin mostrar menor emoci¨®n, respondi¨®: -?No te das cuenta? Est¨¢ tratando de matarme. Andr¨¦ lo mir¨® incr¨¦dulo: -Pero ustedes no tienen ning¨²n problema, ?por qu¨¦ querr¨ªa hacerte da?o? Sabrina mantuvo el tono distante: -?As¨ª que crees que estoy inventando? Andr¨¦ baj¨® voz, inc¨®modo: -No quise decir eso... Pero Sabrina lo interrumpi¨®, cansada: -Da lo mismo, igual nunca me vas a creer. Andr¨¦ abri¨® boca, pero no alcanz¨® a contestar, porque el carro volvi¨® a sacudirse violentamente. Fidel hab¨ªa vuelto a embestirlos. Esta vez, apenas roz¨® el costado, pero Sabrina reion¨® r¨¢pido y volvi¨® a tomar distancia. Sin embargo, el carro de Fidel parec¨ªa una sombra pegada a ellos; cada vez que Sabrina lograba separarse, ¨¦l alcanzaba de nuevo. No hab¨ªa forma de quit¨¢rselo de encima. Andr¨¦, que tambi¨¦n ten¨ªa experiencia manejando, se dio cuenta en ese momento: Fidel era de verdad un experto. Y no uno cualquiera. Volte¨® hac¨ªa Sabrina, notando su perfil iluminado por luz del tablero. E estaba concentrada, los m¨²sculos tensos, los ojos fijos en carretera. No habia ni rastro de miedo o p¨¢nico en su expresi¨®n; solo determinaci¨®n y temple. Hab¨ªa algo hipn¨®tico en esa imagen, una belleza que lo dej¨® sin aliento. Capitulo 624 Fidel intent¨® varias veces rozar el carro de Sabrina, pero e, con un control absoluto, logr¨® evitarlo en cada ocasi¨®n. Para sorpresa de Andr¨¦, Sabrina no era m al vnte; de hecho, ten¨ªa bastante habilidad. Pero no podia negar que el carro de Fidel era mucho m¨¢s potente. Era solo cuesti¨®n de tiempo para que los alcanzara porpleto. Por otrodo, Nicol¨¢s estaba seguro de que deshacerse de Sabrina ser¨ªa panido, solo cosa de unos minutos. Jam¨¢s pens¨® que, incluso despu¨¦s de varios intentos, Fidel no lograra embesti. Cada vez que parec¨ªa que el choque ser¨ªa inevitable, Sabrina encontraba forma de esquivarlo, por m¨¢s cerrado que fuera el espacio. Eso no lo lograba alguien sin experiencia. Fidel entrecerr¨® los ojos, intrigado: -Esta Sabrina... no es tan sencio parece. No es ninguna principiante. Nicol¨¢s tampoco pod¨ªa creerlo: -?C¨®mo es posible que maneje tan bien? En ese momento, se qued¨® cado y record¨® c¨®mo, en su af¨¢n de humir a Sabrina hace a?os, hab¨ªa obligado a aprender a conducir. -?Ser¨¢? -murmur¨® para s¨ª-. ?Ser¨¢ que aprendi¨® justo en esa ¨¦poca? Nicol¨¢s ya hab¨ªa investigado a fondo vida de Sabrina durante los ¨²ltimos cinco a?os. vnte. Sab¨ªa que e hab¨ªa sido ama de casa, dedicada por co Su La ¨²nica vez que pudo haber aprendido algo de manejo fue cuando ¨¦l mismo llev¨® a tomar ses, solo para burse de e. esposo y su hijo, sin oportunidad de acercarse al ??? Chapter 625 Cap¨ªtulo 625 En aquel entonces, Sabrina apenas estaba aprendiendo a manejar; su habilidad al vnte era tan desastrosa que daba pena ve. Nicol¨¢s solo hab¨ªa pa?ado a practicar unas cuantas veces, pero muy pronto perdi¨® el inter¨¦s y dej¨® de ir con e. Eso s¨ª, antes de deja, le encarg¨® a sus amigos que no tuvieran piedad y pusieran a prueba sinpasi¨®n. Despu¨¦s, por lo que le contaron sus amigos, Sabrina siempre terminaba perdiendo por mucho. Siempre le llegaban noticiaso esa. Por eso, cuando pusieron en marcha el n, Nicol¨¢s ya ni se acordaba de esos d¨ªas. Sin embargo, al ver c¨®mo Sabrina los dejaba atr¨¢s varias veces en carrera, el recuerdo le cay¨® encimao un balde de agua fr¨ªa. Nicol¨¢s sinti¨® respiraci¨®n un poco agitada. Si con tan poca pr¨¢ctica Sabrina ya manejaba as¨ª, solo pod¨ªa decirse una cosa... ?ten¨ªa un talento natural! -T¨ªo, no te preocupes. El carro de e no rindeo el tuyo, tarde o temprano vamos a alcanzar ent¨® Nicol¨¢s. El ce?o de Fidel se marc¨® de inmediato, molestia era evidente. Tener que depender de potencia de su carro para alcanzar a Sabrina le parec¨ªa una humici¨®n tremenda. Pero en ese momento, su deseo de ganar se aviv¨® m¨¢s que nunca. No pensaba permitir que esa mujer, a que nunca hab¨ªa tomado en serio, le ganara. Pis¨® el acelerador a fondo. Justo entonces, Nicol¨¢s solt¨® un grito sorprendido. -?Qu¨¦ le pasa a esa mujer? ?Qu¨¦ demonios piensa hacer? Vieron c¨®mo el carro de Sabrina frenaba de golpe y giraba ciento ochenta grados. Las ntas chirriaron, soltando humo y chispas por el asfalto. Fidel entendi¨® de inmediato lo que intentaba hacer, y una sonrisa sarc¨¢stica le cruz¨® el rostro. -?De verdad cree que puede huir? Que ni lo sue?e. Nicol¨¢s resopl¨®. -Esta Sabrina, por tener un poco de habilidad ya se cree gran cosa. ?No sabe con qui¨¦n se mete? Ponerse a jugarle al vivo con mi t¨ªo, que es piloto profesional... ?acaso le urge acabar mal? Si se hubiera rendido, tal vez solo habr¨ªa salido con unos raspones. Pero atreverse a desafiar a Fidel de esa forma... era buscar su propia desgracia. Incluso si los frenos faban, con tica de Fidel seguro pod¨ªa contrr el carro. Mientras todos pensaban que Sabrina iba a escapar, se escuch¨® de nuevo el rechinar des ntas. El carro de Sabrina gir¨® otra vez y termin¨® justo detr¨¢s del carro de ellos. Todos se sorprendieron, sin entender qu¨¦ pretend¨ªa Sabrina. De pronto, sintieron un golpe seco desde atr¨¢s. Nicol¨¢s ya no pudo mantenerpostura. -?Esta mujer est¨¢ loca! Andr¨¦ tambi¨¦n se qued¨® pasmado con lo que acababa de ver. -Sabrina, ?qu¨¦ est¨¢s haciendo? Cap¨ªtulo 625 Al principio, Andr¨¦ pens¨® que Sabrina hab¨ªa girado para huir. Pero no solo no escap¨®, sino que se puso detr¨¢s del carro de Fidel... y lo choc¨® a prop¨®sito. -Es obvio, estoy cobrando cuentas -contest¨® Sabrina con una voz tan cortante que hba-. ?Cu¨¢ntas veces me peg¨® ¨¦l hace rato? Andr¨¦ trat¨® de razonar. -Sabrina, los frenos de ¨¦l ya no sirven. Si sigues as¨ª, lo puedes matar. Sabrina solt¨® una risa burlona. -?Y lo que acaba de hacer el conmigo no me pudo haber matado? Andr¨¦ entendi¨® que e estaba malinterpretando su preocupaci¨®n, as¨ª que ar¨®: -Fidel es el heredero de familia Casta?o, el hijo de Hern¨¢n Casta?o. Si lo matas, familia Casta?o no te va a dejar en paz. Ni siquiera familia Ramos podr¨ªa protegerte. Sabrina, harta de sus advertencias, contest¨®: -Tranquilo, no soy tan tontao para matar a alguien a plena luz del d¨ªa. Dibujo una sonrisa desafiante. -Solo los estoy ayudando a estacionar. Y dicho esto, volvi¨® a golpear el carro de Fidel, empuj¨¢ndolo por detr¨¢s. Eso s¨ª, antes de "ayudarlos a estacionar", ten¨ªa que vengarse. En el hospital, Federico Ramos lleg¨® con una expresi¨®n de preocupaci¨®n y el ce?o fruncido. -?C¨®mo que Eva tuvo un idente? ?Qu¨¦ pas¨® aqu¨ª? Eva estaba sentada en el consultorio, mientras una enfermera le curabas heridas. Su cabello estaba desordenado, y ten¨ªa algunos raspones sangrantes en frente y meji. En cualquier otra persona, se ver¨ªamentable. Pero en Eva, esas marcas le daban un aire atrevido y sensual,o si el peligro le sumara atractivo. 212 Chapter 626 Cap¨ªtulo 626 Al ver a Federico irrumpir en habitaci¨®n, Eva se qued¨® pasmada por un segundo. -Hermano, ?qu¨¦ haces aqu¨ª? De inmediato,o si una idea se le hubiera prendido en cabeza, volte¨® hacia Nicol¨¢s. -Nico, ?fuiste t¨² quien le avis¨® a mi hermano? Rocio y Fidel no eran de los que andan contando todo, as¨ª que descart¨® que alguno de ellos hubiera avisado a Federico. Solo quedaba Nicol¨¢s, quien siempre hab¨ªa tenido sus reservas con Sabrina. Nicol¨¢s desvi¨® mirada. -Eva, ?c¨®mo esperabas ocultar algo tan grave? Adem¨¢s, testimaste mano. Federico frunci¨® el ce?o, el gesto en su cara cambi¨® al instante al escuchar que Eva se hab¨ªastimado. Sus ojos vron hacia mano de su hermana. -Eva, ?qu¨¦ pas¨®? ?Qu¨¦ te hiciste? Eva ten¨ªa mano izquierda envuelta en una venda nca. Mantuvo el semnte sereno. -Hermano, Nico est¨¢ exagerando. Solo me fractur¨¦ un poco el dedo me?ique, no es nada de qu¨¦ preocuparse. Federico sab¨ªa de sobra que Eva jam¨¢s contaba sus problemas, solos buenas noticias. Lanz¨® una mirada inquisitiva a Nicol¨¢s. Nicol¨¢s asinti¨® leve, confirmando lo que Eva acababa de decir. Luego, habl¨® con seriedad: -Ramos, si esto fuera solo un idente cualquiera, lo dejar¨ªa pasar. Pero aqu¨ª no hubo idente, esto fue provocado. Lo mir¨® directo, los ojos cargados de algo oscuro. -Al carro de mi t¨ªo le hicieron algo. Los frenos no respondieron. Federico arrug¨® frente. -?C¨®mo pudo pasar algo as¨ª? ?Fidel se meti¨® en problemas con alguien? Nicol¨¢s dej¨® escapar una sonrisa extra?a. -Mi t¨ªo casi no viene a Cartagena, aqu¨ª no tiene enemigos. Apenas lleg¨® hoy y fue directo con nosotros a subasta. Si hubo conflicto, solo fue con una persona hoy. Y esa persona es... No termin¨® frase, pues Eva lo interrumpi¨® con voz cortante. -?Nico! Si sigues hando sin pruebas, no vuelvas a buscarmeo amiga. Nicol¨¢s se detuvo, resignado, y alz¨®s manos. -Va, ya no digo nada. Federico m¨ªr¨® a Eva con atenci¨®n. -Si no quieres har, no te voy a obligar. Pero igual voy a mandar investigar. Da igual. Hizo una pausa y agreg¨® con tono serio: -Y hasta podr¨ªamos terminar preocupando a pap¨¢. Todav¨ªa no le hab¨ªa contado nada a Mart¨ªn Ramos. Mart¨ªn ya era grande y su salud no era de antes. Una des razones pors que Eva hab¨ªa cado todo era precisamente para no preocuparlo. Eva ar¨®: -Solo fue eso, el carro de Fidel ten¨ªa los frenos alterados y por eso chocamos. No hay m¨¢s. Lenz¨® una mirada de advertencia a Nicol¨¢s. -Nico, no acuses sin pruebas. Podr¨ªas culpar a alguien inocente. Nicol¨¢s se encogi¨® de hombros. Capitulo 626 -Bueno, ya no digo nada. Pero Ramos es tu hermano, no pasa nada si ¨¦l sabe toda historia, ?no? Ya avisamos a polic¨ªa, ellos van a investigar igual. Tarde o temprano, Ramos se va a enterar. Eva arrug¨® frente. -?maste a polic¨ªa? Nicol¨¢s mir¨® con seriedad. -Eva, en el carro no estabas solo t¨². Tambi¨¦n iba se?orita Hoyos. Si alguien manipul¨® el carro de mi t¨ªo, est¨¢ ro que queria matarlos. ?No crees que lo correcto era avisar a polic¨ªa? Eva contest¨®: -Primero debimos arar todo, luego s¨ª mar a polic¨ªa. -Bueno,o digas -replic¨® Nicol¨¢s, mirando a Federico-. Si Ramos va a s m¨¦dica de aldo, ah¨ª sabr¨¢ todo lo que pas¨®. Federico lenz¨® una mirada dura a Nicol¨¢s y sali¨® del cuarto sin decir m¨¢s. Federico lleg¨® hasta puerta de s contigua. No se molest¨® en tocar; simplemente empuj¨® y entr¨®. Adentro, vio a Sabrina, quien estaba limpiando herida de su mu?eca. Al ve y recordars pbras a medias de Nicol¨¢s, expresi¨®n de Federico se volvi¨® distante y cortante de inmediato. Chapter 627 Cap¨ªtulo 627 Federico habl¨® con un tono cortante: -Sabrina, ?fuiste t¨² quien choc¨® contra Eva? Al ver a Federico, Sabrina frunci¨® el ce?o por un instante, pero enseguida recuper¨® su aire indiferente. -No. En realidad, persona a que hab¨ªa chocado no era Eva, sino Fidel. Aunque, cuando lo hizo, no ten¨ªa idea de que Eva tambi¨¦n iba en ese carro. Si lo hubiera sabido..... Bueno, mientras nadie se meta conmigo, yo tampoco me meto con nadie. El semnte de Federico se endureci¨® a¨²n m¨¢s,o si se cubriera de hielo. -Ya mand¨¦ a alguien a investigar. Sabrina, de nada sirve que mientas en este asunto. Fidel ya present¨® una denuncia ante polic¨ªa. Si reconoces lo que hiciste ahora, a¨²n puedo mover algunas cosas por ti. Sabrina dibuj¨® una sonrisa desde?osa. -Si ya est¨¢s tan seguro de que fui yo, ?para qu¨¦ molestarte en investigar? ?No te parece que est¨¢s perdiendo el tiempo? Andr¨¦, que observaba escena, sinti¨® una extra?a sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu. La mirada de Federico destba molestia. -Sabrina, ?tienes idea de lo que costar¨ªastimar a Eva? E no es alguien con quien puedas meterte as¨ª nada m¨¢s. Si llega a pasarle algo grave, ni siquiera por mam¨¢ podr¨ªa salvarte de esto. Sabrina no se contuvo y respondi¨® con desd¨¦n: -No te vayas con tantos rodeos,o si aunque yo no hubiera hecho nada, ustedes fueran capaces de protegerme. Cuando Nicol¨¢s me tendi¨® una trampa, tampoco vi que se esforzaran por arar nada. La expresi¨®n de Federico se volvi¨® m¨¢s seria. -Pap¨¢ y yo investigamos ese asunto much¨ªsimas veces. Ese a?o, siempre anduviste muy cerca de Nicol¨¢s. T¨² dices que ¨¦l te tendi¨® una trampa... pero, Sabrina, deber¨ªas saber que para acusar a alguien necesitas pruebas. En los ojos de Sabrina apareci¨® una chispa de bu. -?Y entonces? Si no tienes pruebas, ?por qu¨¦ vienes a remarme aqu¨ªo si estuvieras cien por ciento seguro de que fui yo? Al final, el simple hecho de que est¨¦s aqu¨ª demuestra que, en el fondo, ya decidiste que fui yo quien lo hizo. Por un momento, Federico se qued¨® cado. En ese instante, Andr¨¦, que hab¨ªa permanecido en silencio, intervino de pronto. -Se?or Ramos, esto no tiene nada que ver con Sabrina. Fue hasta ese momento que Federico se percat¨® de presencia de Andr¨¦ en habitaci¨®n. -?C¨®mo?-pregunt¨® Federico, mir¨¢ndolo fijamente. Andr¨¦ explic¨®: -El carro de Fidel fall¨® y fue ¨¦l quien choc¨® contra nosotros. Federico altern¨® mirada entre Andr¨¦ y Sabrina. -Voy a averiguar lo que pas¨®. Sin decir m¨¢s, sali¨® de habitaci¨®n. Durante toda conversaci¨®n, ni siquiera se dign¨® a mirar mu?eca inmada de Sabrina. Al ver c¨®mo Federico se alejaba, Andr¨¦ arrug¨® frente yent¨®: -?Siempre te trata as¨ª? -?Y eso qu¨¦? -replic¨® Sabrina,o si no le importara. Cap¨ªtulo 627 Andr¨¦ solt¨®: -Ahora entiendo por qu¨¦ nunca has de tu familia. El rostro de Sabrina permanec¨ªa sereno. -Eva vivi¨® con ellos tanto tiempo y siempre tratarono mejor. Es natural que ¨¦l defienda sin pensarlo dos veces. Luego mir¨® a Andr¨¦. -Pens¨¦ que t¨², de todos, podr¨ªasprenderlo mejor. Despu¨¦s de todo, t¨² y ¨¦l no son tan distintos: uno apoya a Eva y el otro a Araceli Vargas. Hasta ese momento, Andr¨¦ finalmente entendi¨® por qu¨¦ escena le resultaba tan familiar. ¨¦l tambi¨¦n hab¨ªa cre¨ªdo ens pbras de Fabi¨¢n Guerrero y Araceli, y fue a remarle a Sabrina sin escuchar su versi¨®n. Al salir del cuarto de Sabrina, Federico fue a buscar a Fidel. De todos los involucrados, Fidel era quien ten¨ªa el peor aspecto. Aunque dec¨ªan que estaba grave, solo ten¨ªa algunos cortes por los vidrios en cara, lo que le daba un aire dram¨¢tico. Al verlo llegar, Fidel no se mostr¨® sorprendido, simplemente pregunt¨®: -?C¨®mo est¨¢ Eva? -Se fractur¨® el dedo me?ique, pero fuera de eso, est¨¢ bien. -?Fractura? -Fidel se tens¨®-. ?Eso puede afectar su carrera? -Le pregunt¨¦ al doctor y me asegur¨® que no, pero igual necesita reposar por un tiempo. Chapter 628 Cap¨ªtulo 628 Cap¨ªtulo 628 Fidel apret¨® losbios, y en su mirada surgi¨® una furia capaz de hr el aire a su alrededor. Federico arrug¨® frente, inquieto. -Fidel, ?qu¨¦ pas¨® de verdad en ese idente de carro? La voz de Fidel son¨® tan cortante que se sent¨ªao un filo. -No lo tengo ro, pero si te aseguro que alguien manipul¨® el carro. Federico lo mir¨® de frente. -?Crees que Sabrina est¨¢ involucrada? Fidel dej¨® escapar una mueca burlona, una sonrisa torcida que no llegaba a los ojos. -Cuando el carro se depuso, Sabrina estaba justo ah¨ª. ?T¨² crees en esas coincidencias? Adem¨¢s... que el freno fall¨®, s¨ª, pero el choque que nos llev¨® al idente fue porque Sabrina nos embisti¨® con su carro. Si e no hubiera hecho eso, Eva no se habr¨ªastimado. Federico ya hab¨ªa mandado a investigar, pero todav¨ªa no hab¨ªa respuestas. Segu¨ªa sin entender bien qu¨¦ hab¨ªa pasado en realidad. Mientras discut¨ªan, Nicol¨¢s lleg¨® apresurado con el celr en mano. -Ramos, aqu¨ª est¨¢ el video de c¨¢mara del carro de ese momento. Federico tom¨® el celr, cara tan tensa que parec¨ªa que iba a romperse. En s m¨¦dica, el doctor regres¨® cons radiograf¨ªas en mano. El doctor, sonriendo, se dirigi¨® a Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez, no hay da?o en el hueso, tu mu?eca est¨¢ bien. Si usas pomadao te indiqu¨¦, en cuanto baje hinchaz¨®n no tendr¨¢s ning¨²n problema. Hizo una pausa, examinando venda en mu?eca de Sabrina. -Pero hoy trata de no mojarte mano. Tienes unas cortaditas peque?as, y lo mejor es que no se infecten. Sabrina asinti¨®, agradecida. -Muchas gracias, doctor Casado. El doctor Casado mir¨® con un suspiro resignado. -Se?orita Ib¨¢?ez, eres joven, pero no puedes seguir descuidando as¨ª tu salud. En este a?o, ya estuviste hospitalizada por fiebre, luego por lo del secuestro, y ahora este idente de carro... Luego, el doctor gir¨® mirada hacia Andr¨¦ y lenz¨® una mirada de reproche. -?Y t¨²? ?As¨ª cuidas a tu esposa? Se enfermo gravemente y ni te asomaste por el hospital. Cuando secuestraron y trajeron aqu¨ª para revisa, tampoco te vi. ?De verdad crees que el trabajo es m¨¢s importante que tu esposa? Ya no puedes seguir as¨ª Los ojos de Andr¨¦ titron, confundidos. -?Est¨¢ diciendo que e estuvo hospitalizada por fiebre y por lo del secuestro? El doctor Casado lo miro de arriba abajo, desconcertado. -ro que si. Hace unos meses, yo mismo recib¨ª aqu¨ª en el hospital. ?No to sab¨ªas? Andr¨¦ parecia no poder digerirlo. Repiti¨®,o si necesitara confirmarlo una vez m¨¢s. -?De verdad sequestrat Car? La expresi¨®n del doctor se volvi¨® a¨²n m¨¢s extrafia. -Joven, si que eres raro. Como m¨¦dico, tengo que responder por mis pacientes, ?crees que inventar¨ªa algo as¨ª? El d¨ªa que Capitulo 628 secuestraron a se?orita Ib¨¢?ez, sali¨® en todass noticias. El hospital recibi¨® orden directa de atende. Pregunta a quien sea y te lo confirmar¨¢n. Los ojos de Andr¨¦ se abrierono tos, y al mirar a Sabrina, en su mirada apareci¨® una mez de culpa y confusi¨®n. -Sabrina, lo siento. Yo... no sabia que de verdad te habian secuestrado. Pens¨¦ que... era solo un pretexto tuyo para hacerme volver a casa... Su voz se quebr¨®, ni siquiera pudo terminar frase. Pero Sabrina solo sonri¨® con serenidad, mirando al doctor Casado. -Gracias por tu preocupaci¨®n, doctor Casado. Prometo que cuidar¨¦ de m¨ª. El doctor, viendo tensi¨®n en pareja, entendi¨® que no deb¨ªa entrometerse m¨¢s. Le dio a Sabrina unas ¨²ltimas rendaciones y sali¨® de s. Al quedarse solos, Andr¨¦ se volvi¨® hacia Sabrina, titubeando. Abri¨® boca, inseguro. Chapter 629 Cap¨ªtulo 629 Andr¨¦ quer¨ªa preguntar por qu¨¦ no se lo hab¨ªa contado. Sin embargo, cuandos pbras llegaron a su boca, no pudo decir nada. Sabrina se dio cuenta de lo que ¨¦l intentaba decir y sonri¨® con suavidad. -?Qu¨¦ pasa? ?T¨² mismo sientes que no tienes cara para decirlo, verdad? Yo si te lo advert¨ª, pero te entr¨® por un o¨ªdo y te sali¨® por el otro. -Cuando me secuestraron y estaba en el peor momento, te m¨¦. ?Sabes lo que me respondiste? Sabrina mir¨® directamente a los ojos de Andr¨¦, pronunciando cada pbra con ridad: -Me dijiste: Sabrina, me molestans mujeres que lloran, hacen esc¨¢ndalo y amenazan con suicidarse. Araceli est¨¢ en una situaci¨®n cr¨ªtica, por favor, no hagas drama. -Despu¨¦s, t¨² y Fabi¨¢n me vieron en el hospital. Fabi¨¢n dijo que yo te hab¨ªa seguido hasta ah¨ª, que era toda una actriz, una exagerada. -Y t¨², sin preguntar nada, me advertiste que dejara de jugar con esos trucos. Sabrina hizo una pausa y continu¨®: -?Y cuando me dio fiebre? T¨² estabas paseando con Araceli y Thiago Carvalho. Cuando dejaste a Thiago en casa, ni siquiera regresaste, te fuiste directo de viaje. -Fue hasta el d¨ªa siguiente que se?ora Bel¨¦n, empleada, not¨® que no baj¨¦ en toda ma?ana y e fue que me llev¨® al hospital. Sabrina lo mir¨® y neg¨® con cabeza. -Qu¨¦ ingenua fui, de verdad pens¨¦ que pod¨ªa marte para pedir ayuda. Si fuera hoy, lo primero que har¨ªa ser¨ªa encias. Ahora que lo pensaba, raz¨®n por que le maba a Andr¨¦ era, en el fondo, porque a¨²n esperaba que ¨¦l se preocupara por e, que le importara un poco. Losbios de Andr¨¦ temron antes de soltar apenas unas pbras: -Perd¨®n. La voz de Sabrina son¨® tan tranquo el agua: -Ya estamos divorciados, no tienes por qu¨¦ disculparte. Un perd¨®n no val¨ªa nadaparado con todo lo que e hab¨ªa tenido que soportar. Sabrina sab¨ªa que lo sucedido esa noche no se resolver¨ªa tan f¨¢cil. Dejando dedo el tema del carro de Fidel y el problema con los frenos, tan solo ver cara de Federico,o si el mundo se estuviera derrumbando tras el idente de Eva, era se?al de que cosa ven¨ªa dif¨ªcil. Fidel y Nicol¨¢s, ninguno era f¨¢cil de manejar, y para colmo, Federico... Era casi imposible que e s pudiera contra los tres. Sabrina revis¨® hora: ya pasaban des once de noche. Aunque era tarde, decidi¨® que ten¨ªa que buscar refuerzos. Era momento de mar a alguien de confianza. Cuando estaba por marcarle a Dani sco, alguien toc¨® suavemente puerta de habitaci¨®n. Sabrina pens¨® que ser¨ªa Federico regresando. Per¨° al abrir puerta y ver qui¨¦n era, se qued¨® sorprendida. -Se?or Castillo, ?qu¨¦ hace aqu¨ª? Gabriel Castillo estaba parado en el umbral, con esa sonrisa rjada que siom- 11/2 Cap¨ªtulo 629 -Mi asistente me dijo que te vio en el hospital, as¨ª que vine a ver c¨®mo estabas. Gabriel ech¨® un vistazo al interior de habitaci¨®n. -?No piensas invitarme a pasar? Sabrina se apresur¨® a undo. -Por favor, pase, se?or Castillo. En ese momento, e era ¨²nica en habitaci¨®n. Andr¨¦ se hab¨ªa ido hace poco y Sabrina ni siquiera pregunt¨® a d¨®nde. Tal vez fue a ver a Eva, tal vez Araceli lo m¨®, o simplemente ten¨ªa cosas que hacer. A e ya ni le importaba. Gabriel se fij¨® en su mu?eca, que segu¨ªa hinchada y enrojecida. Por primera vez, su expresi¨®n se puso seria. -Sabrina, ?qu¨¦ pas¨®? ?C¨®mo testimaste mano? Sabrina no lo ocult¨®. Le cont¨® de principio a fin todo lo que hab¨ªa ocurrido. Gabriel escuch¨® con atenci¨®n y respondi¨® con voz grave: -Esto huele raro. Voy a mandar a alguien a investigar ahora mismo. Sabrina asinti¨®. -Gracias. Gabriel hizo una mada r¨¢pida y, al colgar, le dijo: -Sabrina, esto est¨¢plicado. No creo que se resuelva de inmediato. -De cualquier manera, ya ped¨ª que venga un abogado. Hizo una pausa antes de agregar: -El tema de los frenos del carro lo dejamos pendiente por ahora. Peroo t¨² y Fidel Nicol¨¢s ya han tenido roces antes, seguro van a querer usar esto en tu contra. Eso de que los detuviste con el carro les va a servir para armar todo un drama. ??? Chapter 630 Adem¨¢s, en ese mismo carro iban se?orita Hoyos y Eva. Gabriel analizaba situaci¨®n con cabeza fr¨ªa, sopesando pros y contras. -Con lo mucho que los Ramos consienten a Eva, y lo mal que te ven a ti, va a ser dif¨ªcil que te libres des sospechas. Hizo una pausa, grave. -Y hay algo m¨¢s... Mir¨® a Sabrina, su mirada se volv¨ªa m¨¢s profunda. -Aunque Fidel fue el primero en chocarte, ¨¦l puede decir que perdi¨® el control del carro. Pero cuando lograste zafarte de ellos, en vez de huir, escogiste chocar de nuevo. Van a usar eso en tu contra. -Sabrina, tienes que estar preparada. Fidel... no es f¨¢cil de tratar. La familia Casta?o era un monstruo empresarial; sus hijos, una legi¨®n. Fidel hab¨ªa logrado convertirse en el nuevo jefe de los Casta?o, y eso no era poca cosa. Incluso para Gabriel, enfrentarse a Fidel no era ninguna ganga. Sabrina sonri¨® confiada. -Lo s¨¦, pero no te preocupes. Ya se me ocurri¨® c¨®mo lidiar con Fidel. Gabriel estuvo a punto de preguntarle cu¨¢l era ese n cuando de pronto, puerta del cuarto de hospital volvi¨® a sonar. Andr¨¦ entr¨® con una bolsa en mano, trayendo cena. Al ver a Gabriel, el gesto de Andr¨¦ se ensombreci¨®. -Gabriel, ?qu¨¦ haces aqu¨ª? Gabriel, que ya sab¨ªa que Sabrina estaba en el hospital, tambi¨¦n ten¨ªa ro que Andr¨¦ andaba por ah¨ª. Con una sonrisa perezosa, Gabriel respondi¨®: -Vengo a ver a Sabrina. Ten¨ªa algo para entregarle. Sac¨® su celr y lo alz¨®. §µ -Sabrina, ?te acuerdas de aque vez que Araceli te empuj¨® al agua y que grabaci¨®n del celr desapareci¨®? Los ojos de Sabrina briron. -?Recuperaste grabaci¨®n? Gabriel asinti¨®, con una media sonrisa. -No solo recuper¨¦, sino que encontr¨¦ algo todav¨ªa mejor. -?Qu¨¦ cosa? -pregunt¨® Sabrina, sin poder ocultar curiosidad. Gabriel acerc¨® el celr a Andr¨¦. -Se?or Carvalho, ?quiere verlo primero? Andr¨¦ parec¨ªa detestar a Gabriel; lo mir¨®o si quisiera hacerlo desaparecer de un solo vistazo. A Gabriel eso no le import¨® ni tantito; segu¨ªa sonriendo,o si todo le diera igual. Al final, Andr¨¦ tom¨® el celr. En pantaenz¨® a reproducirse un video de seguridad. El lugar era el puente donde Sabrina habia caido al agua ¨²ltima vez. La c¨¢mara captaba todo desde arriba, pero imagen era tan n¨ªtida que incluso se reconoc¨ªans expresiones faciales de quienes aparecian. El sonido, igual de ro, permit¨ªa escuchar cada pbra. Araceli, convencida de que no hab¨ªa c¨¢maras cerca, se hab¨ªa atrevido a provocar a Sabrina sin pelos en lengua. En el video, todo quedaba al descubierto. Cap¨ªtulo 630 [Sobre el idente, Andr¨¦ me crey¨®. Luego, cuando supo verdad, no me culp¨® ni me exigi¨® nada. Sabrina, eres igual que esa pianista de hace rato: si quiero, Andr¨¦ te deja a undo en cualquier momento]. [Adem¨¢s, ya me mud¨¦ a tu nuevo estudio... ?ves? Todo lo que me gusta, Andr¨¦ busca manera de regal¨¢rmelo. Incluso a tu invitado especial]. La cara de Araceli, llena de soberbia, se ve¨ªa r¨ªsima en el video. Andr¨¦, al presenciar esa escena, apret¨® losbios. Sus ojos reflejaban una mez de enojo y decepci¨®n. Despu¨¦s, Araceli sujetaba mu?eca de Sabrina, esbozando una sonrisa torcida. Sus ojos, desafiantes y llenos de arrogancia. [?No me crees? No importa lo que haga, Andr¨¦ nunca me va a culpar. Incluso... aunque te haga desaparecer]. El video terminaba justo ah¨ª. Chapter 631 ¡ø 2/2 Cap¨ªtulo 631 Cap¨ªtulo 631 Andr¨¦ no parec¨ªa haber imaginado que verdad ser¨ªa as¨ª. Primero se qued¨® pasmado, y luego volte¨® a ver a Sabrina, con una expresi¨®n de desconcierto en el rostro. Sabrina lo mir¨® de frente, con una sonrisa tranqu. -?El se?or Carvalho no pensar¨¢ que este video tambi¨¦n es una prueba que fabriqu¨¦ a prop¨®sito para perjudicar a Araceli y echarle culpa? Andr¨¦ guard¨® silencio unos segundos antes de responder: -Perd¨®n... lo de aque vez... te malinterpret¨¦. Sabrina no le prest¨® atenci¨®n, y gir¨® para ver a Gabriel. -Se?or Castillo, ?lo que hizo Araceli no ser¨ªa considerado intento de homicidio? Si yo denunciara... ?c¨®mo proceder¨ªa polic¨ªa? Gabriel se encogi¨® de hombros con una sonrisa. -Por lo menos le caer¨ªan tres a?os. Sabrina arrug¨® frente, reflexionando. -Aunque, se?orita tiene suerte de los protegidos por Dios... No solo le detectaron una enfermedad grave, tambi¨¦n sufre depresi¨®n. Dudo que aguante mucho tiempo encerrada. Gabriel le sigui¨® el juego: -Una paciente con ese estado de ¨¢nimo y actitudes agresivas, suelta es un peligro para sociedad. Mejor que internen en un hospital psiqui¨¢trico. Luego se gir¨® hacia Andr¨¦. -?O usted qu¨¦ opina, se?or Carvalho? Andr¨¦ mir¨® a Sabrina, mirada oscura y profunda. -Te prometo que lo de Araceli... te dar¨¦ una respuesta. ?Qu¨¦ quieres hacer t¨²? Sabrina, al escuchar eso,prendi¨® al instante: aunque lo que hab¨ªa pasado arruin¨® imagen de Araceli ante Andr¨¦, ¨¦l no estaba dispuesto a deja dedo tan f¨¢cil. Segu¨ªa queriendo cubrirle el asunto. E lo encar¨® y pregunt¨® con una sonrisa: -Se?or Carvalho, ?todav¨ªa piensa quitarme a mi invitado especial? Andr¨¦ dud¨® un instante. -A tu invitado, ya nadie se lo va a llevar. Sabrina entendi¨® el mensaje. Eso significaba que Andr¨¦ ya no iba a mover un dedo por Araceli. Sabrina quiso a?adir algo m¨¢s, pero en ese momento el tel¨¦fono de Andr¨¦enz¨® a sonar. ¨¦l hizo una se?a y contest¨® mada. No tard¨® mucho. Apenas colg¨®, le inform¨® a Sabrina: -Ya lleg¨® mi abogado. Desde que Sabrina decidi¨®nzarse de esa manera, Andr¨¦ supo que el asunto se pondr¨ªaplicado. Si Fidel fuera alguien f¨¢cil de eliminar, no habr¨ªa llegado a ser el jefe de familia Casta?o,pitiendo con tantos hermanos. Adem¨¢s, ya le han advertido que Fidel era un tipo dominante y nada flexible, que jam¨¢s dejaba pasar nada. Sabrina hab¨ªa provocado a ese tipo... ys consecuencias iban a ser graves. Sabrina frunci¨® el ce?o, a punto de rechazar ayuda. Cap¨ªtulo 631 Pero Andr¨¦,o si le leyera mente, interrumpi¨®: -No te apresures a decir que no. Si hoy no tienes abogado, seguro te van a llevar. Mientras haba, mir¨® fugazmente a Gabriel. -Si esperas a que llegue gente de ¨¦l, ya ser¨¢ tarde. Andr¨¦ volvi¨® a mirar a Sabrina, esta vez con seriedad. -En ese momento, lo m¨¢s probable es que durante el trado, Fidel meta mano y te lleven sus propios hombres. Sabrina, no es tan simpleo crees. Si hoy te llevan, salir de eso no va a ser nada f¨¢cil. Sabrina sinti¨® un escalofr¨ªo. Tal vez Nicol¨¢s no ten¨ªa ese poder, pero Fidel... seguro que s¨ª. No dud¨® ni un segundo de lo que dec¨ªa Andr¨¦. En ese instante, de nuevo tocaron puerta. El abogado de Andr¨¦ entr¨® primero. Detr¨¢s de ¨¦l, ven¨ªan varios polic¨ªas uniformados. Habian llegado r¨¢pido. Uno de los agentes se acerc¨® a Sabrina, mostr¨® su credencial y le dijo con tono formal: -Se?orita Ib¨¢?ez, hay una denuncia en su contra por intento de homicidio. Le pedimos que nos pa?e para arar situaci¨®n. El abogado de Andr¨¦, quien ya parec¨ªa estar al tanto de todo, sonri¨® cordialmente. -Oficial, soy el abogado de se?orita Ib¨¢?ez. A partir de este momento, todo el proceso lo manejo yo. Chapter 632 Se detuvo un momento y luego dijo: -Quiero solicitar que se?orita Ib¨¢?ez quede en libertad bajo fianza mientras se realiza investigaci¨®n. El polic¨ªa respondi¨®: -Lo siento, se?orita Ib¨¢?ez est¨¢ siendo investigada por presunto homicidio intencional. Por el momento, tendr¨¢ que permanecer detenida y no puede ser liberada bajo fianza. El abogado Reyes solt¨® una sonrisa tranqu y replic¨®: -?Homicidio intencional? ?Me puede decir a qui¨¦n mat¨® se?orita Ib¨¢?ez? ?o acaso hay alguien gravemente herido, luchando por su vida en el hospital? El polic¨ªa se qued¨® cado unos segundos, luego contest¨®: -Eso no, pero si hay cuatro personas que resultaron con lesiones leves. El abogado Reyes, fiel a su fama de ser un hueso duro de roer, no se detuvo: -?Lesiones leves? ?Ya existe alg¨²n reporte m¨¦dico oficial al respecto? La gente¨²n suele decir "lesi¨®n leve" sin saber que, en t¨¦rminos legales, una lesi¨®n de ese tipo ya es bastante grave. El polic¨ªa, notando que el abogado no iba a dejarlo ir tan f¨¢cil, contest¨®: -A¨²n no, pero los afectados siguen en el hospital recibiendo atenci¨®n. El abogado Reyes asinti¨® despacio: -Mi clienta, se?orita Ib¨¢?ez, es una figura p¨²blica. Muy pronto tiene programado un concierto. Si detienen sin pruebas contundentes, su reputaci¨®n se ver¨¢ afectada. -Y si esto resulta ser una calumnia neada por alguien, justo antes de su concierto, ?qui¨¦n va a hacerse responsable por el da?o a su imagen? El abogado Reyes manten¨ªa su sonrisa serena, su tono era cordial, casi amable. -Mi clienta me cont¨® que al notar que el carro de adnte ten¨ªa problemas con los frenos, solo intent¨® ayudarle a detenerse. ?C¨®mo se convierte eso en homicidio intencional? -Una i¨®n tan valiente, de arriesgarse para salvar a otros, deber¨ªa reconocerseo un acto de valor, no castigarse. Si ahora a una persona que da vida por otros acusan de asesina, ?qu¨¦ incentivo queda para que otros ayuden en el futuro? -Imaginese, si gente se entera de esto, ?qui¨¦n va a querer hacer el bien despu¨¦s de ver c¨®mo terminan los que ayudan? El peso de sus pbras cal¨® hondo. Incluso los polic¨ªasenzaron a sentirse inc¨®modos. El abogado Reyes continu¨®: -Todo esto empez¨® porque el carro del se?or Casta?o se qued¨® sin frenos. Si se?orita Ib¨¢?ez hubiera manipdo los frenos, entender¨ªa que trajeran a derar. Pero e trat¨® de salvar a alguien. ?Por qu¨¦ llevan a deraro sospechosa? ?Y el verdadero culpable anda suelto? Hasta Sabrina, que hab¨ªa estado cada, no pudo evitar mirar al abogado con respeto. Era evidente que tenia talento para defender a sus clientes. No era de extra?ar que Araceli y Fabi¨¢n hubieran salido de apuros varias veces gracias a Andr¨¦. El abogado Reyes hab¨ªa transformado imagen de ¡°asesina¡± en ¡°hero¨ªna", lo que dej¨® a los polic¨ªas con un dilema a¨²n mayor El policia intent¨® arar: -Solo vamos a hacerle unas preguntas de rutina a se?orita Ib¨¢?ez, no tenemos intenci¨®n de encarc. El abogado Reyes mantuvo su tono amistoso -Mi clienta solo intent¨® salvar a alguien y ahora quieren converti en criminal. Me hace sospechar que aqu¨ª hay alguien que busca ensuciar su nombre. -Se?or polic¨ªa, aprovecho para denunciar formalmente a esa persona que est¨¢ difundiendo rumores y buscando da?ar le Cap¨ªtulo 632 reputaci¨®n de mi clienta. Le pido que arresten por difamaci¨®n. Los polic¨ªas se quedaron cados, sin saber c¨®mo reionar. Hubo un breve silencio. El polic¨ªa, tras pensarlo unos segundos, finalmente dijo: -Parece que aqu¨ª hay un malentendido. Mejor sent¨¦monos todos a ticar y aremoss cosas. Si parte acusadora acepta retirar denuncia, se?orita Ib¨¢?ez no tendr¨¢ que derar. Esa era, en realidad, una invitaci¨®n a llegar a un acuerdo. El abogado Reyes mir¨® a Andr¨¦, quien asinti¨® con cabeza. El abogado acept¨®: -De acuerdo, pero antes de eso, ?pueden esperar a que mi clienta termine de aplicarse el medicamento? Chapter 633 Los polic¨ªas aceptaron y enseguida se dirigieron hacia donde estaba Fidel. Cuando los oficiales se marcharon, Andr¨¦ se acerc¨® a Sabrina y le dijo: -De este asunto, solo di que fuiste a ayudar. Lo dem¨¢s d¨¦jaselo al abogado Reyes, ¨¦l se har¨¢ cargo. Sabrina mir¨® a Gabriel buscando su opini¨®n. Gabriel asinti¨® suavemente, d¨¢ndole a entender que pod¨ªa confiar y aceptar ayuda. Un abogado tan bueno no siempre se encuentra. Adem¨¢s, estaban en Cartagena, el terreno donde Andr¨¦ ten¨ªa influencia. El abogado que ¨¦l mencionaba, sin duda, era de los mejores. Sabrina dud¨® unos segundos, pero termin¨® por aceptar sin m¨¢s objeciones. Mientras Andr¨¦ sal¨ªa aprar algo para cenar, aprovech¨® para mar al abogado Reyes y pedirle que se presentara de inmediato. Le cont¨® con detalle todo lo que hab¨ªa sucedido. Como Andr¨¦ hab¨ªa estado en todo momento con Sabrina, conoc¨ªa perfectamente los hechos. Eso permiti¨® que el abogado Reyes pudiera enterarse de situaci¨®n a fondo y preparar defensa de Sabrina desde el primer momento. La disposici¨®n de Andr¨¦ para ayuda tom¨® por sorpresa a Sabrina. Pero ese no era el momento de cuestionar nada. Andr¨¦, Fabi¨¢n y su grupo pod¨ªan ser personas despreciables, pero al menos no hab¨ªan querido ve muerta. Fidel, en cambio, hab¨ªa demostrado su verdadera maldad al intentar acabar con e. No pas¨® mucho antes de que todos fueran reunidos en el mismo lugar. Al ver a Sabrina, los ojos de Fidel y Nicol¨¢s desteron con una hostilidad inconfundible. Si no hubiera sido por el empuj¨®n de Sabrina, Eva no se habr¨ªastimado mano. Fue entonces que Federico se adnt¨® y se nt¨® frente a Sabrina. Sin que nadie alcanzara a reionar, Federico alz¨® mano ynz¨® con fuerza hacia el rostro de Sabrina. Todo sucedi¨® tan r¨¢pido que los presentes no pudieron hacer nada para evitarlo. Para cuando Sabrina se dio cuenta de lo que ocurr¨ªa, el golpe ya iba en camino. Intent¨® apartarse, pero no tuvo tiempo. Justo cuando estaba segura de que ese bofet¨®n no pod¨ªa evitarse, una manorga y de dedos definidos detuvo el brazo de Federico en seco. -Se?or Ramos, ?qu¨¦ pretende hacer? -La voz de Andr¨¦ sali¨® firme, con un tono tan cortanteo un filo, el disgusto evidente en su expresi¨®n. Por m¨¢s que su rci¨®n con Sabrina estuviera hecha pedazos, jam¨¢s le hab¨ªa puesto una mano encima. ?Y ahora llegaba este supuesto hermano de qui¨¦n sabe d¨®nde, creyendo tener derecho a golpea? Aunque ya estuviera divorciado de Sabrina, Andr¨¦ en el fondo segu¨ªa consider¨¢nd su esposa. En cuanto terminara el concierto de Araceli, pensaba dejar ese cap¨ªtulo atr¨¢s. Entonces podr¨ªan volver a casarse. E era madre de su hijo. No pensaba abandonar a Thiago, ni a Sabrina. Federico mir¨® a Andr¨¦ de reojo, con desd¨¦n. Cap¨ªtulo 633 -Estoy educando a mi hermana, no es asunto tuyo. Y t¨²... Una sonrisa burlona se dibuj¨® en losbios de Federico. -Siendo el exesposo, tienes a¨²n menos derecho a meterte en los asuntos de familia Ramos. En ese momento, Gabriel solt¨® una carcajada y rompi¨® el silencio. -?Asuntos de familia Ramos? Qu¨¦ curioso, nunca escuch¨¦ que familia Ramos tuviera una hija nueva, ni que el se?or Ramos de repente tuviera una hermana. ?Acaso lo anunciaron en alg¨²ndo? ?Hicieron alguna fiesta para presenta oficialmente? Porque en el c¨ªrculo nadie ha dicho nada. El se?or Ramos lleva el apellido Ramos, y Sabrina es Ib¨¢?ez. ?Por qu¨¦ insistes en que es tu hermana? ?Solo porque lo dices t¨²? Gabriel se detuvo un instante y suspir¨®. -Y mira t¨², es primera vez que escucho que golpear a tu propia bona se me "asunto familiar". Eva tambi¨¦n es tu hermana, ?por qu¨¦ no le diste una cachetada a e? Gabriel hab¨ªa querido intervenir antes, pero Andr¨¦ y el abogado Reyes estaban mejor posicionados y se le adntaron. Al escuchars pbras de Gabriel, expresi¨®n de Federico se endureci¨® de inmediato. No era tonto; sab¨ªa perfectamente que Gabriel lo estaba provocando. v¨® su mirada en Gabriel, con una intensidado pu?al, dejando ro que no iba a dejarse humir. Chapter 634 La sonrisa rjada de Gabriel segu¨ªa pintada en susbios, inmutable,o si nada de lo que suced¨ªa a su alrededor le afectara. Federico, en cambio, ten¨ªa el semnte desencajado, pero aun as¨ª baj¨® mano. Dej¨® escapar unas pbras cortantes, sin que quedara ro a qui¨¦n iban dirigidas. -Idiotas. Ya hab¨ªa visto todo lo que hab¨ªa provocado el idente. Su n era ro: dnte de Fidel, pensaba darle una li¨®n a Sabrina y despu¨¦s dejar que el asunto se apagara solo. El problema era ques intenciones de Sabrina estaban tan ras que no hab¨ªa manera de defende. As¨ª que, para ¨¦l, mejor salida era llegar a un acuerdo. Pensaba abofetear a Sabrina y luego hacer que e le pidiera disculpas a Fidel. Con cercan¨ªa entre familia Ramos y familia Casta?o, Eva aprovechar¨ªa para intervenir y suavizar situaci¨®n. Despu¨¦s de todo, nadie hab¨ªa salido herido de verdad, as¨ª que el tema podr¨ªa quedar en el olvido. Pero entonces, estos dos aparecieron para impedirlo. Definitivamente, no eran tan astutoso cre¨ªan. Comparados con los amigos y pretendientes de Eva, los que rodeaban a Sabrina dejaban mucho que desear. Aunque tuviera el apoyo de Hern¨¢n, Sabrina segu¨ªa sin estar a altura. Federico solt¨® un resoplido y ya no volvi¨® a mirar a Sabrina. Si no quer¨ªa ayuda, que resolviera el problema s. Fidel era muy perspicaz, y no se le escap¨® jugada de Federico. Si Federico le daba esa bofetada a Sabrina y luego Eva sal¨ªa en defensa, ¨¦l ya no podr¨ªa seguir presionando. Pero que Andr¨¦ y Gabriel se interpusieran le ven¨ªa de maravi. ¨¦l llevaba tiempo queriendo ense?arle una li¨®n a esa mujer. El polic¨ªa habl¨® en voz alta: -?Qui¨¦n fue el que m¨® para denunciar que esta se?orita intent¨® matar a alguien? Nicol¨¢s se adnt¨®: -Oficial, ya les entregamos el video de c¨¢mara del carro. Est¨¢ r¨ªsimo que e intent¨® matarnos. El polic¨ªa repiti¨® lo que el abogado Reyes hab¨ªa dicho antes. Nicol¨¢s primero abri¨® los ojoso tos y despu¨¦s se le escap¨® una risa llena de rabia. -Eso es torcer verdad. Yo no estoy de acuerdo. El polic¨ªa se gir¨® hacia Sabrina: -Se?orita Ib¨¢?ez, ?tiene algo que decir? Sabrina sonri¨®, tranqu: -Para acusar a alguien de asesinato hay que tener ro el motivo y el objetivo. Me gustar¨ªa preguntarle al se?or Nicol¨¢s: ?qu¨¦ motivo tendr¨ªa yo para querer matarlos? Nicol¨¢s se puso firme: -Para empezar, Eva iba en ese carro. Todos sabemos que nunca te ha ca¨ªdo bien y quer¨ªas aprovechar para deshacerte de e. -Segundo, tuviste un pleito con mi t¨ªo en subasta y buscaste vengarte. ¡ø 1/2 16:29 Capitulo 634 -Y tercero... Nicol¨¢s mir¨® fijamente: -Yo tambi¨¦n iba en el carro. Te tienes guardada desde lo que pas¨® hace a?os. Sabrina escuch¨® en silencio y luego asinti¨® con cabeza. -Bien, lo resumiste muy bien. ?Hay algo m¨¢s? Nicol¨¢s habl¨® con un tono seco: -No, ya puedes empezar con tu show. Pero Sabrina no se alter¨®. Dejarse llevar por el enojo solo le cerrar¨ªa mente. -Sobre el primer punto, quiero arar que entre Eva y yo no hay ning¨²n problema ni rencor. Puedes preguntarle a e o a cualquier miembro de familia Ramos. -Adem¨¢s, es mi hermana de sangre. ?Por qu¨¦ querr¨ªa hacerle da?o a alguien de mi propia familia? El polic¨ªa mir¨® a Eva, buscando confirmaci¨®n. Eva asinti¨® con calma. -As¨ª es, entre Sabrina y yo no hay conflictos. El rostro de Federico segu¨ªa sombr¨ªo, pero incluso en ese momento no era tan ingenuoo para mandar a su propia hermana a c¨¢rcel. Habl¨® con voz seca: -Jam¨¢s he visto que Sabrina y Eva tengan alg¨²n problema entre es. Sabrina continu¨®: -Respecto a lo que dice el se?or Nicol¨¢s sobre el segundo punto, eso s¨ª que me da risa. Antes de hoy, yo ni siquiera conoc¨ªa al se?or Fidel. Ni siquiera sab¨ªa qui¨¦n era. -Fue el se?or Fidel quien se me acerc¨® primero yenz¨® a buscarme problemas en subasta. Si no me creen, pueden revisars c¨¢maras del pasillo en subasta. Ver¨¢n lo que pas¨®. Sabrina mir¨® a Nicol¨¢s con una media sonrisa, y dijo despacio: -Por ¨²ltimo... uerra de una Novela 635 Cap¨ªtulo 635 -Nicol¨¢s, ?acaso no ¨¦ramos muy buenos amigos antes? ?Por qu¨¦ querr¨ªa yo hacerte da?o? Nicol¨¢s abri¨® boca, queriendo decir algo, peros pbras se le quedaron atoradas en garganta. El hecho de que ¨¦l hab¨ªa tramado contra Sabrina, expuls¨¢nd de familia Ramos, solo lo sab¨ªa Fidel. Nadie m¨¢s ten¨ªa idea de lo que hab¨ªa hecho. Obviamente, no pod¨ªa confesar frente a todos que hab¨ªa armado todo para que Sabrina fuera echada y por eso e le guardaba rencor. Con voz entrecortada, Nicol¨¢s solt¨®: -Eso fue porque... fue porque en aquel tiempo no me hice responsable de ti, y por eso me guardas odio. Sabrina sonri¨®, con un aire de bu, y le respondi¨®: -?No te hiciste responsable de mi? Si no recuerdo mal, fui yo que prefiri¨® romperzos con familia Ramos antes que casarme contigo, ?no es as¨ª? ?C¨®mo es que, seg¨²n t¨², cosa termin¨® en que t¨² no quisiste hacerte cargo de m¨ª y yo por eso te odio? Nicol¨¢s, aqu¨ª est¨¢n el hermano mayor y Eva escuchando todo. No vayas a inventar cosas. Nicol¨¢s gir¨® cabeza y, talo tem¨ªa, vio a Federico y Eva mir¨¢ndolo con sorpresa. Ambos hab¨ªan estado presentes en aquel entonces. Mart¨ªn, incapaz de soportar verg¨¹enza, hab¨ªa intentado obligar a Sabrina a casarse con Nicol¨¢s. Pero Sabrina prefiri¨® abandonar familia Ramos antes que aceptar ese matrimonio. Federico y Eva lo sab¨ªan perfectamente. Al escuchar el intercambio, Federico y Eva se cruzaron una mirada, notando que algo no cuadraba. ?Ser¨ªa posible que en ese asunto del pasado hubiera algo m¨¢s oculto? Federico fij¨® vista en Nicol¨¢s y le pregunt¨®: -Nicol¨¢s, en aquel tiempo t¨² y Sabrina eran inseparables, eras su ¨²nico amigo. ?Por qu¨¦ piensas que e te odia? En su momento, cuando Sabrina se neg¨® a casarse con Nicol¨¢s, todos creyeron que era porque, al darse cuenta de que Eva no sent¨ªa nada por Nicol¨¢s, Sabrina perdi¨® el inter¨¦s en lo que no le pertenec¨ªa y simplemente se rindi¨®. Si e no quer¨ªa casarse, era su decisi¨®n. Si Nicol¨¢s no quer¨ªa hacerse cargo de Sabrina, eso ya era otro asunto. En familia Ramos, nadie se dejaba pisotear tan f¨¢cil. Incluso Eva lo miraba con desconcierto, esperando una explicaci¨®n. Nicol¨¢s, convencido de que su n hab¨ªa sido perfecto, no imagin¨® que Sabrina, con solo unas pocas pbras, sembrar¨ªa duda en los Ramos. Ahora no sab¨ªa c¨®mo salir del aprieto. -En aquel tiempo... e estaba enojada con todo y con todos, hasta con el aire. ?No es l¨®gico pensar que tambi¨¦n me odiaba a m¨ª? -Ya estuvo -intervino Fidel, cortando el discurso de Nicol¨¢s-. Lo del pasado ya qued¨® atr¨¢s. Hoy estamos aqu¨ª por otro asunto. Se volvi¨® hac¨ªa Sabrina. -?Se?orita Ib¨¢?ez, acaso quiere repasar todass cuentas viejas solo para evadir responsabilidad ahora? Sabrina no le dio m¨¢s vueltas. -Est¨¢ bien, dejemos el pasado donde est¨¢. Solo quiero preguntarle algo, se?or Fidel: 16:30 Cap¨ªtulo 635 ?Por qu¨¦ en vez de buscar a quien hizo que los frenos de su carro faran, me se? a m¨ª, que fui quien les ayud¨® a detenerse? ?Cu¨¢l es raz¨®n? Fidel pareci¨® querer responder, pero Sabrina lo interrumpi¨®. -?Va a decir que es por el problema en subasta? ?Que porque tuvimos un pleito, eso me convierte en asesina? Mire, he tenido problemas con mucha gente, pero d¨ªgame, ?alguno de ellos ha terminado muerto? Se?ores Casta?o, ese motivo que mencionan para acusarme de asesinato no tiene ni pies ni cabeza, ?o me equivoco? Tras escucha, los polic¨ªas dirigieron mirada hacia Fidel. -Se?or Fidel, ?puede explicar qu¨¦ se de conflicto tan grave tuvo con eo para pensar que quer¨ªa matarlo? Los ojos de Fidel se endurecieron, y forma en que miraba a Sabrina se volvi¨® a¨²n m¨¢s cortante. Sabrina, mientras tanto, segu¨ªa sonriendo con esa elegancia que caracterizaba, impasible. Fidel trag¨® saliva y, tras un momento de silencio, respondi¨®: -Solo pienso que intent¨® matarnos porque e misma condujo el carro para chocarnos, no por el problema en subasta. Chapter 636 Cap¨ªtulo 636 Cap¨ªtulo 636 Los ojos del abogado Reyes briron por un instante. -La verdad, ahora s¨ª me da curiosidad, ?qu¨¦ se de conflicto existe entre usted, se?or Casta?o, y nuestra clienta? ?Por qu¨¦ no lo cuenta aqu¨ª para que todos escuchemos y as¨ª evitamos malentendidos? Todass miradas se centraron en Fidel. Incluso Eva y los dem¨¢s, quienes sab¨ªan que Fidel ten¨ªa alg¨²n problema con Sabrina, ignoraban c¨®mo hab¨ªaenzado todo. Fidel nunca les hab¨ªa contado nada. Sabrina, al ver que Fidel permanec¨ªa en silencio, solt¨® una sonrisa y dijo: -?Por qu¨¦ tan cado, se?or Casta?o? ?Tan dif¨ªcil se le hace decirlo en voz alta? ?O es que le da pena? Bueno, pens¨¢ndolo bien, es l¨®gico. Al final de cuentas, fue usted quien empez¨® cons provocaciones. A cualquiera le costar¨ªa admitirlo. En ese momento, Gabriel se adnt¨® y puso el video des c¨¢maras de seguridad que hab¨ªa recuperado hace poco, mostr¨¢ndolo para que todos lo vieran. En grabaci¨®n se pod¨ªa ver con total ridad c¨®mo Fidel, despu¨¦s de encontrarse con Sabrina, seport¨® de manera arrogante, llegando incluso a intimida y hostiga. Bastaba con o¨ªr el audio del video para que cualquiera pensara que Fidel se merec¨ªa una buena li¨®n. Nicol¨¢s tambi¨¦n mir¨® sorprendido a Fidel. ¨¦l mismo hab¨ªa neado hacerle una m jugada a Sabrina y hasta hab¨ªa mandado a alguien a insulta, pero jam¨¢s se le habr¨ªa ocurrido llegar al extremo de usar fuerza. Despu¨¦s de todo, su t¨ªo era el jefe del Grupo Casta?o, ?c¨®mo iba a rebajarse ese nivel? Antes, Nicol¨¢s pensaba que Sabrina exageraba cuando lo acusaba de ser un pervertido y un acosador. Pero ahora, despu¨¦s de ver el video, entend¨ªa que marlo as¨ª no era ninguna exageraci¨®n. Apretar mano de una mujer y pisarle el pie... hasta ¨¦l, que era un desvergonzado, no pod¨ªa justificar ese tipo deportamiento. Un hombre que agrede a una mujer pierde toda dignidad. A pesar de eso, Fidel segu¨ªa siendo su t¨ªo, as¨ª que no pod¨ªa criticarlo abiertamente. Sin embargo, tampoco encontraba c¨®mo defenderlo. Nicol¨¢s guard¨® silencio. Eva y Roc¨ªo, al ver verdad en el video, no supieron c¨®mo reionar. Siempre hab¨ªan sabido que Fidel ten¨ªa un car¨¢cter dominante, pero jam¨¢s imaginaron que llegara a ser tan grosero. Federico, por su parte, arrug¨® el entrecejo y su mirada hacia Fidel se volvi¨® dura. Despu¨¦s de que Fidel asumi¨® el cargo de heredero del Grupo Casta?o, hab¨ªa ido a familia Ramos a pedir mano de Eva. Aunque Mart¨ªn, el padre de Eva, no le dio una respuesta inmediata, ten¨ªa a Fidelo uno de los candidatos en mente porque, de los j¨®venes, era de los pocos con verdadero potencial. De hecho, por rci¨®n entre Hern¨¢n y Sabrina, hac¨ªa poco Martin hab¨ªa vuelto a considerar a Fidel para Eva, pensando en darle otra oportunidad. Todo eso qued¨® descartado en ese momento, antes incluso de que pudiera har con Eva al respecto. La mirada de Federico hacia Fidel se volvi¨® a¨²n m¨¢s cr¨ªtica. Un tipoo ¨¦l, sin modales ni valores, no era digno de Eva. Hab¨ªa quedado fuera de lista. Incluso Andr¨¦, al ver grabaci¨®n, se qued¨® con el semnte serio. Al final, los rumores sobre Fidel no eran inventos: s¨ª hab¨ªa molestado a Sabrina. Antes, Andr¨¦ hab¨ªa pensado que Fabi¨¢n exageraba al har mal de Fidel. Ahora ve¨ªa que Fidel se hab¨ªa ganado su m fama. Los polic¨ªas tambi¨¦n intercambiaron miradas extra?as mientras ve¨ªan a Fidel. Uno de ellos, un joven que apenas llevaba poco tiempo en el puesto, no pudo evitar intervenir. 16:30 Capitulo 636 -Se?orita Ib¨¢?ez, si gusta, puede denunciar por acoso -le sugiri¨® alzando voz. Un polic¨ªa mayor tosi¨® con discreci¨®n ynz¨® una mirada de advertencia al m¨¢s joven, indic¨¢ndole que no se metiera en lo que no le correspond¨ªa. Siguiendo el protocolo de imparcialidad, el polic¨ªa mayor se dirigi¨® a Fidel. -Se?or Casta?o, ?usted cree que se?orita Ib¨¢?ez desarroll¨® resentimiento por sus iones...? -Se detuvo un momento, buscandos pbras correctas-. Quiero decir, ?usted piensa que se?orita Ib¨¢?ez busca vengarse por lo que usted le hizo? Chapter 637 Cap¨ªtulo 637 Aunque Fidel intento defenderse, los polic¨ªas lo miraban con desprecio. Un tipo hecho y derecho, acusando a una mujer de querer matarlo y armando tanto drama... ?c¨®mo pod¨ªa atreverse a decir semejantes cosas? Aunque nadie dijo nada abiertamente, Fidel no era ning¨²n ingenuo; de inmediato not¨® esas miradas de bu y desd¨¦n. Desde ni?o, siempre hab¨ªa sido el favorito, el m¨¢s brinte, y jam¨¢s hab¨ªa sentido ese peso de humici¨®nnzada sobre elo una piedra. Sent¨ªa que era una verg¨¹enza gigante. Apret¨® los pu?os y trat¨® de ocultar el veneno en su mirada. -No es eso -solt¨® secamente-. Solo estoy se?ndo que e me atropell¨® a prop¨®sito. El abogado Reyes intervino con una sonrisa tranqu: -Ese asunto ya lo explic¨® se?orita Ib¨¢?ez. E estaba tratando de salvarlos a todos. Fidel le respondi¨® con voz cortante: -E y yo tenemos problemas, ?de verdad creen que arriesgar¨ªa su vida as¨ª, solo por ayudar? El abogado Reyes fingi¨® sorpresa. -Pero su hermana y una amiga de infancia iban en ese carro. Arriesg¨® el pellejo para salvar vidas... ?no es l¨®gico? Reyes ten¨ªa una lengua tan afda que era capaz de pintar de nco lo que fuera negro. Fidel, por muy h¨¢bil que fuera en otras cosas, no era rival para un abogadoo ¨¦l. Al final, Reyes se dirigi¨® a los polic¨ªas: -Oficial, en el video se ve ramente que mi clienta ayud¨® a detener el carro, eso no tiene discusi¨®n. -Mi clienta no ten¨ªa ning¨²n motivo para hacerle da?o a nadie. En cambio, se?or Casta?o... Hizo una pausa y lo mir¨® con picard¨ªa: -En vez de buscar al verdadero responsable de que los frenos faran, se pasanzando acusaciones sin fundamento contra mi clienta. -El se?or Fidel, sin ninguna prueba, intenta culpar y en lodar reputaci¨®n de mi clienta... ?no ser¨¢ que tiene algo que ocultar? Si esto hubiera pasado antes de que se mostrara el video, todos menos Andr¨¦ y Gabriel- habr¨ªan apoyado a Fidel. Pero despu¨¦s de ver esas im¨¢genes, imagen de Fidel se vino abajo. Ya nadie le cre¨ªa tan f¨¢cil. Diez minutos despu¨¦s, Sabrina sali¨® del hospital sana y salva. La acusaci¨®n de Fidel sobre un intento de asesinato no se sostuvo. Aparte de Nicol¨¢s, todos testificaron a favor de Sabrina. Sin pruebas suficientes, polic¨ªa ni siquiera pens¨® en detene. Y con Reyes ah¨ª, no hab¨ªa manera de que situaci¨®n se saliera de control. Ya fuera del hospital, el grupo se reuni¨® en entrada. Sabrina mir¨® a Andr¨¦. -Gracias por traerme al abogado. Sabrina siempre distingu¨ªa lo bueno de lo malo; aunque hubiera enojos entre ellos, sab¨ªa cu¨¢ndo dars gracias. Luego se volvi¨® hacia el abogado Reyes y le regal¨® una sonrisa amable. -Gracias por todo el esfuerzo de hoy. El abogado Reyes se apresur¨® a responder: -No ha sido ning¨²n esfuerzo, es mi trabajo. 16:30 Capitulo 637 En realidad, ya sab¨ªa desde hace tiempo que Andr¨¦ estaba casado, pero nunca hab¨ªa visto a Sabrina en persona. Casi siempre lo maban para sacar a Fabi¨¢n de problemas enisar¨ªa. Hab¨ªa escuchado muchas cosas negativas sobre Sabrina por boca de Fabi¨¢n. Se imaginaba que esposa de Andr¨¦ deb¨ªa ser alguien sin presencia ni educaci¨®n. Pero ahora que ten¨ªa frente a ¨¦l, no solo encontraba atractiva, sino tambi¨¦n inteligente y con una eleganc¨ªa natural. Nada que ver con lo que Fabi¨¢n dec¨ªa de e. Al contrario, Sabrina parec¨ªa una mujer culta y refinada. Siendo sincero, le ca¨ªa mucho mejor que cierta "se?orita¡± famosa. Por donde se le viera, Sabrina superaba a Araceli. No entend¨ªa c¨®mo Andr¨¦ hab¨ªa cambiado a una esposa tan brinte por alguien que ni siquiera le llegaba a los talones. En mayor¨ªa de los casos, los hombres buscan algo m¨¢s afuera: juventud, belleza, poder. Pero si de afuera ni siquiera es mejor que de casa... entonces, ?para qu¨¦ meterse en problemas? El abogado Reyes mir¨® su reloj y se dirigi¨® a Andr¨¦: -Se?or Carvalho, si ya no necesitan nada, me retiro. Andr¨¦ asinti¨® con un gesto leve. Chapter 638 16.30 Capitulo 638 Cap¨ªtulo 638 Cuando el abogado Reyes se march¨®, Andr¨¦ volvi¨® mirada hacia Sabrina. -Ya es muy tarde. Mejor ma?ana vamos por Thiago. En un rato te llevo a casa. Apenas termin¨® de har, Gabriel se adnt¨® y solt¨®: -No te preocupes tanto, Andr¨¦, yo llevo a Sabrina. Vamos para el mismodo. Andr¨¦ ni siquiera se dign¨® a mirarlo, simplemente lo ignor¨® porpleto. Se dirigi¨® a Sabrina, con voz firme: -V¨¢monos, yo te llevo. Gabriel, sin molestarse ni tantito, solt¨® una risita. -Se?or Carvalho, ?no ven¨ªas en el carro de Sabrina? Ahora que se lo llevaron, ?c¨®mo piensas lleva a casa? Sabrina mir¨® a Andr¨¦ y le dijo: -El abogado Reyes no ha de estar muy lejos, si le marcas ahora seguro puede regresar. Despu¨¦s, volte¨® hacia Gabriel. -Se?or Castillo, te encargo, ?s¨ª? Gabriel le regal¨® una sonrisa amplia. -?Encargarme de ti? Eso no es ning¨²n problema entre t¨² y yo. V¨¢monos. Al pasar junto a Andr¨¦, Gabriel pareci¨® acordarse de algo y se detuvo por un momento, fingiendo pensar. -Se?or Carvalho, ?no querr¨¢s que te lleve a ti tambi¨¦n, verdad? Andr¨¦ frunci¨® el ce?o, a punto de contestar. Pero Gabriel le gan¨® el paso. -Llevarte a ti... Eso s¨ª que no va a pasar. Mejor busca a alguien m¨¢s. Dicho eso, agit¨® mano en se?al de despedida, medio burl¨®n, y se fue de ah¨ª sin mirar atr¨¢s. Sabrina lo sigui¨®, tampoco volvi¨® a mirar a Andr¨¦. Ya dentro del carro de Gabriel, sonrisa que tra¨ªa ¨¦l se fue apagando poco a §â§à§ã§à. -Sabrina, hoy, cuando pusiste ese video frente a todos, le diste un golpe directo a Fidel. Conociendo su car¨¢cter y manera en que manejas cosas, dudo mucho que te deje tranqu as¨ª nada m¨¢s. Aun si Hern¨¢n interviene, Fidel podr¨ªa fingir que obedece y seguir con sus cosas por debajo del agua. No es alguien que siempre le haga caso a Hern¨¢n. Sabrina observaba el desfile de luces de ciudad por ventana. -El modo en que Fidel me trata lo dice todo: no me soporta. Que su carro se haya quedado sin frenos y que encima me eche culpa... y todav¨ªa quiso chocar contra m¨ª. Eso solo demuestra que Fidel es de los que nunca perdonan. Ya lo tengo de enemigo, aunque me ponga a ser diplom¨¢tica, igual no tendr¨ªapasi¨®n conmigo. Mejor que quede bien ro, y tampoco pienso dejarles cosas f¨¢ciles. Gabriel ten¨ªa una media sonrisa en losbios. Le encantaba esa manera de Sabrina, directa y de no dejarse de nadie. -Tranqu, aqu¨ª es Cartagena, Fidel no puede hacer lo que se le antoje. Pero... Su voz se puso m¨¢s seria, con un tono profundo. -Sabrina, acu¨¦rdate: lo que viene de frente se puede esquivar, pero lo que viene por espalda es lo que m¨¢s duele. Fidel no es ning¨²n santo, podr¨ªa intentar cualquier cosa baja contigo. No te descuides. Sabrina asinti¨®. -Lo s¨¦, estar¨¦ alerta. 16:30 Cap¨ªtulo 638 Le ech¨® un vistazo al perfil firme y atractivo de Gabriel, y le dijo en voz baja: -Gracias por lo de hoy. Si Gabriel no hubiera conseguido ese video a tiempo, por m¨¢s que e y el abogado Reyes hubieran hado, nadie les habr¨ªa cre¨ªdo, y hasta podr¨ªan haber acusado de querer perjudicar a Fidel. Al fin y al cabo, casi nadie ah¨ª confiar¨ªa en su pbra. La voz de Gabriel, envuelta en oscuridad de noche, resultaba a¨²n m¨¢s profunda y cautivadora. -Oye, Sabrina, ?por qu¨¦ siempre eres tan formal conmigo? Sabrina le respondi¨®: -Porque, adem¨¢s de dartes gracias, no s¨¦ c¨®mo podr¨ªa pagarte. Gabriel neg¨® ligerito. -T¨² me ayudaste a que Romeo Castillo recuperara salud, con eso me pagaste m¨¢s que suficiente. Sabrina solt¨® una peque?a risa. -Eso era mi trabajo. No pod¨ªa aceptar el dinero del se?or Castillo sin hacer nada. Los ojos de Gabriel, bajo luz tenue del carro, parec¨ªan llenos de una calidez que se escapaba casi sin querer. -No creas que no me enter¨¦ de lo que hiciste: el dinero que te di lo depositaste en cuenta del fondo educativo de Romeo. Chapter 639 -Entre amigos, no hay que andar contando cada favor -solt¨® Sabrina, con una sonrisa sincera. Gabriel mir¨® y asinti¨®, sinti¨¦ndose genuinamente agradecido. Pero lo que sent¨ªa por Sabrina era distinto a cualquier otra gratitud que hubiera experimentado antes. La hab¨ªa conocido justo en el momento m¨¢s duro de su vida, cuando se sent¨ªa desamparada y traicionada. Si no hubiera sido por ¨¦l, tal vez no habr¨ªa podido soportars trampas de Araceli y Fabi¨¢n, ni ra preferencia de Andr¨¦ por ellos. En esa etapa oscura, Gabriel no solo le prest¨® dinero, tambi¨¦n estuvo ah¨ª para ayuda en todo lo que necesitaba. Ahora que su situaci¨®n econ¨®mica hab¨ªa mejorado, Sabrina hab¨ªa decidido depositar cada peso que Gabriel le hab¨ªa dado en el fondo para educaci¨®n de Romeo. Gabriel ya no insisti¨®. Su voz son¨® grave, con ese tono que hac¨ªa que Sabrina se sintiera en casa. -Me alegra mucho que pienses as¨ª. Si alguna vez necesitas algo, b¨²scame, ?s¨ª? No tienes que andar con rodeos. Luego, con un aire de broma que aliger¨® el ambiente, a?adi¨®: -Mira nada m¨¢s, no aceptas mi dinero, y encima cuidas de Romeo. Ahora resulta que te debo un favor. -Sabrina, ya sabes que amistad es cosa de dos -remat¨®, gui?¨¢ndole un ojo. A Sabrina le vino a mente una duda que llevaba rato rondando su cabeza. Se gir¨® hacia Gabriel, con mirada ser¨ªa. -?C¨®mo conseguiste ese video en el que Araceli me empuja? Sab¨ªa que Gabriel ten¨ªa recursos, as¨ª que no le sorprendi¨® que hubiera logrado reparar el audio. Pero aparecer con un video era otra cosa. Gabriel explic¨®: -Cuando me diste tu celr, mand¨¦ a alguien a revisar si hab¨ªa c¨¢maras por los alrededores. L¨¢stima, Araceli escogi¨® bien el lugar, porque todass c¨¢maras estaban depuestas o simplemente no hab¨ªa. Despu¨¦s, mientras busc¨¢bamos testigos, alguien me avis¨® que un chico andaba vndo un dron por ah¨ª cerca. Resulta que ese video lo capt¨® el dron. Al escuchar esto, Sabrina sinti¨® una calidez inexplicable en el pecho. Sab¨ªa muy bien que buscar evidencia no era cualquier cosa, pero Gabriel se hab¨ªa esforzado hasta encontrar pieza ve. Record¨® c¨®mo, desde el principio, ¨¦l hab¨ªa usado videos para probar su inocencia y car a Andr¨¦. Abri¨® boca para agradecerle, pero Gabriel interrumpi¨® antes de que pudiera decir una pbra. -Sabrina, ya te dije que no quiero o¨ªr m¨¢s gracias. E pens¨® un momento y luego propuso: -Si te gust¨® pintura de subasta, puedo hacerte otra. La vez pasada pint¨¦ a partir de una foto que tom¨® Dani. Esa foto debe seguir guardada, as¨ª que no hay problema en replica. La sonrisa de Gabriel se hizo m¨¢s amplia, con un brillo especial en los ojos. -Trato hecho. Luego agreg¨®: -S¨¦ que andas ocupada entre concursos y conciertos. Mejor dejo que te enfoques, y cuando termines con todo eso, me avisas y llevo a Romeo contigo. Desde que Gabriel hab¨ªa recogido a Romeo, no se lo hab¨ªa llevado de vuelta con Sabrina. E pensaba que era porque quer¨ªa fortalecer suzo de padre e hijo, pero ahora entend¨ªa que lo hac¨ªa para no interferir en sus actividades. Sabrina lo mir¨® de reojo. El perfil de Gabriel, iluminado a ratos pors luces del camino, ten¨ªa un aire apacible, casi tierno. Su ¨¢nimo se ag¨ªt¨® con sentimientos encontrados. La ¨²nica manera en que sent¨ªa que pod¨ªapensar a Gabriel era cuidando de Romeo. Pero ahora que ¨¦l lo hab¨ªa llevado de vuelta, sensaci¨®n de deber se le hac¨ªa m¨¢s pesada. Titube¨® antes de preguntar: -Se?or Castillo, el video en el que Araceli me incrimin¨®... ?Se lo mostraste a Andr¨¦ a prop¨®sito? Con todo el caos de hoy, lo l¨®gico habr¨ªa sido dejar el asunto de Araceli para despu¨¦s. Si de verdad quer¨ªan arruina, lo mejor era soltar toda informaci¨®n justo antes de su concierto para causar m¨¢s da?o. Gabriel sab¨ªa perfectamente c¨®mo Cap¨ªtulo 639 funcionaban esas jugadas. Gabriel apret¨® el vnte por un instante, luego solt¨® una risa suave y desenfadada. -Sabrina, contigo no se puede ocultar nada, ?verdad? Chapter 640 Cap¨ªtulo 640 Cap¨ªtulo 640 Sabrina m¨¢s o menos intu¨ªas intenciones de Gabriel, pero aun as¨ª no pudo evitar preguntar: -?Por qu¨¦? La luz afuera se filtraba a trav¨¦s de los ¨¢rboles, dibujando sombras en ventani. El rostro de Gabriel, marcado por sombra, quedaba dificil de descifrar, sus fiones ocultas en penumbra del carro. Solo voz grave y pausada de Gabriel romp¨ªa el silencio dentro del veh¨ªculo, con una calma que contrastaba con tensi¨®n del momento. -Esto no solo involucra a familia Casta?o, tambi¨¦n est¨¢ familia Hoyos. -Roc¨ªo es hermana de Ulises Hoyos, y Ulises... ¨¦l est¨¢ enamorado de Eva. -Fidel logr¨® ser el jefe de familia Casta?o porque tiene capacidad suficiente - explic¨® Gabriel-. Pero Ulises... Gabriel se detuvo, parec¨ªa buscars pbras justas. Sabrina no conoc¨ªa bien a Ulises, as¨ª que pregunt¨® con curiosidad: -?Ulises qu¨¦? ??No es suficientemente capaz? Gabriel neg¨® con cabeza. -La familia Hoyos esplicada, no es por falta de habilidad. -Sabrina, tienes que saber que en familia Casta?os res son muy estrictas; los hijos fuera del matrimonio no pueden heredar nada. Era primera vez que Gabriel le haba tan a fondo sobre familia Casta?o. -Ya conoc¨ªste a Hern¨¢n -continu¨®-. Como m¨¦dico, es alguien recto y muy estricto. Prohibi¨® que sus hijos tuvieran amantes o hijos fuera del matrimonio. Dej¨® ro que aunque nacieran, esos hijos no tendr¨ªan derecho a nada. Es m¨¢s, si alguien se atrev¨ªa a tener hijos fuera del matrimonio, tambi¨¦n perd¨ªa su derecho a heredar. -El Grupo Casta?o es enorme. Por unas aventuras fuera de casa, nadie en su sano juicio se arriesgar¨ªa a perder herencia. Por eso, entre los hijos de Hern¨¢n, casi no hay hijos ileg¨ªtimos. Sin amantes ni hijos fuera del matrimonio, familia Casta?o no tiene esos l¨ªos sucios que tienen otros. -ro, sucesi¨®n se gana a pulso, pero al final todos son hermanos y mientras Hern¨¢n siga vivo, aunque usen trucos, todo se queda dentro de lo aceptable. -Pero familia Hoyos es otra historia. Sabrina record¨® los chismes que le hab¨ªa contado Gloria nco sobre familia Hoyos. -Ulises es hijo fuera del matrimonio, ?verdad? -dijo en voz baja. Gabriel asinti¨®. -Ulises era casi un desconocido en familia Hoyos, al principio ni siquiera quer¨ªa pelear por el negocio. Pero despu¨¦s de conocer a Eva, le naci¨® ambici¨®n. Quer¨ªa poder estar a altura de e. -En familia Hoyos hay muchos hijos ileg¨ªtimos, y lucha por el poder es brutal. No solo hay traiciones entre hermanos, incluso ha corrido sangre. -Ahora, con Roc¨ªo y Eva en el carro, me preocupa que Ulises quiera hacerte da?o. -Si estoy solo, puede que no logre protegerte. Fidel y Ulises erano bestias, acostumbrados a pelearse entre sangre y traici¨®n. Ulises, sobre todo, era capaz de cualquier cosa con tal de conseguir lo que quer¨ªa. Gabriel, en el fondo, no quer¨ªa recurrir a Andr¨¦. Pero le pesaba m¨¢s idea de que Sabrina pudiera estar en peligro por dejarse llevar por sus propios sentimientos. Sabrina entendi¨® r¨¢pido lo que Gabriel quer¨ªa decir. 18:27 Cap¨ªtulo 640 Aunque Andr¨¦ fuera un pat¨¢n, y el Grupo Carvalho no tuviera el tama?o ni el alcance de los gigantes Castafio o Hoyos, en Colombia, en Cartagena, Fidel y Ulises no pod¨ªan actuar con misma libertad Con Andr¨¦ metido de por medio, los otros se lo pensar¨ªan dos veces antes de actuar. La familia Castillo tambi¨¦n era poderosa, pero apenas acababan de regresar a Colombia y no ten¨ªan influencia de Andr¨¦ Fidel, Ulises y Andr¨¦ no pod¨ªan meterse con los Castillo, pero Gabriel solo, por mucho que quisiera, ten¨ªa sus limites Con Andr¨¦ protegiendo a Sabrina, e estar¨ªa mucho m¨¢s segura. En este momento, Gabriel sac¨® el video y, al mostrarle verdad a Andr¨¦, sab¨ªa que ¨¦l se sentiria culpable con Sabrina Mientras Sabrina y Araceli no estuvieran en conflicto directo, Andr¨¦, por remordimiento, ayudaria. Chapter 641 Gabriel volvi¨® a har con voz tranqu: -Pero proti¨®n que te puede ofrecer Andr¨¦ siempre ser¨¢ limitada. Si alg¨²n d¨ªa t¨² y Araceli se enfrentan, no sabemos si Andr¨¦ te apoyar¨ªa a ti o preferir¨ªa a Araceli. Gabriel sab¨ªa que estaba metiendo ciza?a con esa frase. No era ning¨²n ingenuo, hab¨ªa notado perfectamente que Andr¨¦ ten¨ªa intenci¨®n de volver con Sabrina. Y no pensaba permitir que Andr¨¦ triunfara. Romeo a¨²n esperaba recibir buenas noticias de su parte, Adem¨¢s... Gabriel mir¨® de reojo a Sabrina, con una mirada tan oscura y profundao noche. No pensaba dejarle a Sabrina a nadie m¨¢s. Sabrina, al escuchar aquello, asinti¨® con calma. Compart¨ªa el mismo sentir -Tienes raz¨®n, no se puede confiar todo a buena voluntad de Andr¨¦. Y m¨¢s a¨²n, en cuanto se topa con Araceli, se le olvida cualquier principio. Gabriel apart¨® mirada,o si quisiera decir algo m¨¢s, pero al final guard¨® silencio. Sabrina sonri¨® y le anim¨®: -Se?or Castillo, si tienes algo que decir, dilo de una vez. No me voy a enojar. No era¨²n ve a e con Gabriel tan dubitativo. Gabriel al fin habl¨®: -Sabrina, si regresas con familia Ramos, tanto Fidelo Ulises se lo pensar¨¢n dos veces antes de hacerte algo. Los dos han mostrado inter¨¦s en Eva. Si t¨² vuelves a ser reconocidao hija de los Ramos, no se atrever¨ªan a hacerte da?o, Mart¨ªn jam¨¢s permitir¨ªa que Eva se casara con alguno de ellos si testiman. -A fin de cuentas, lo de hoy tambi¨¦n empez¨® por Eva. Si no fuera por e, Fidel no te habr¨ªa buscado problemas y tampoco habr¨ªas tenido ese roce con Ulises. Solo quiero que lo medites bien. Sabrina no mostr¨® rechazo alguno tras escucharle. Sab¨ªa que Gabriel estaba pensando sinceramente en su bienestar. En sus ojos apareci¨® un brillo pensativo. -S¨ª, lo voy a pensar. En mansi¨®n junto al mar de familia Ramos. Federico y Eva regresaron ya entrada noche. Al pasar junto al despacho de Mart¨ªn, Federico not¨® que a¨²n hab¨ªa luz encendida adentro. Se detuvo y toc¨® puerta. La voz de Mart¨ªn son¨® desde dentro. -Adnte. Federico abri¨® puerta y entr¨®. -?Padre, todav¨ªa no descansas? Mart¨ªn levant¨® vista de unos papeles. -Estoy terminando unos pendientes de empresa. Federico frunci¨® ligeramente el ce?o. -?Es lo des iones originales? Mart¨ªn solt¨® un suspiro. 18:27 Capitulo 641 -Ese asunto siempre ha sido una espina para m¨ª. Al decir esto, su expresi¨®n se endureci¨®. -Esos veteranos del Grupo Ramos, los que todav¨ªa conservan iones originales, cada vez se sienten con m¨¢s derecho. Ya no solo se meten en temas de empresa, ahora hasta quieren opinar en los asuntos de familia Ramos. ?Vaya descaro! Seguro creen que pueden quitarme el control del Grupo Ramos. Federico, que poco a poco iba tomando m¨¢s responsabilidades en empresa, entend¨ªa perfectamente a qu¨¦ se refer¨ªa su padre. -?Todav¨ªa son problemas que quedaron desde que mam¨¢ administraba empresa? Martin solt¨® un resoplido. -Pr¨¢cticamente yapr¨¦ casi todass iones originales. Solo queda un veinte por ciento afuera. Ese grupo de viejos tercos tiene el control de un diez por ciento y, no importa qu¨¦ oferta les haga, no sueltan nada. Federico calcul¨® r¨¢pido. -Ese diez por ciento, ?no se libera a fin de a?o? Frunci¨® el ce?o, intrigado. -Nunca entend¨ª por qu¨¦ mam¨¢ dej¨® bloqueadas Mart¨ªn neg¨® con cabeza. esas iones durante treinta a?os. -No culpes a tu madre. Hace treinta a?os, cuando yo tuve aquel idente y perd¨ª f¨¢cil. Si no hubiera tomado esa medida, esos lobos hambrientos que rodeaban habr¨ªan hecho cualquier cosa para quitarle todo. Capitulo 642 Chapter 642 -Pero, aunque hayan pasado tantos a?os, ese grupo de veteranos en empresa sigue siendo leal a mam¨¢, ni siquiera quieren vender sus iones originales -dijo Federico, con el ce?o fruncido. Martin solt¨® un suspiro lleno de nostalgia. -Esa gente... fueron los que tu madre promovi¨® cuando empresa estaba en problemas. Le deben todo a e. Despu¨¦s de tanto tiempo, todav¨ªa no olvidan. Incluso... siguen esperando su regreso. Esa simple frase dejaba ro cu¨¢nto hab¨ªa significado Celeste Ib¨¢?ez para todos enpa?¨ªa durante los a?os que dirigi¨®. Era evidente que e se hab¨ªa ganado el coraz¨®n de todos. Pero Martin sab¨ªa bien que esa espera estaba destinada a ser en vano. Celeste jam¨¢s volver¨ªa. Federico guard¨® silencio unos segundos antes de preguntar: -Pap¨¢, hace rato mencionaste que quieren meterse en nuestros asuntos familiares. ?A qu¨¦ te refer¨ªas? Martin apret¨® mand¨ªb y su tono se volvi¨® m¨¢s severo. -Esos viejos ya perdieron cabeza. ?Imaginate! Quieren que Sabrina entre a trabajar en directiva de Grupo Ramos. Sabrina ni siquiera creci¨® en familia Ramos, jam¨¢s recibi¨® educaci¨®n de alto nivel, y aun as¨ª, ellos insisten con sus ideas anticuadas. Al decir esto, molestia se reflejaba en los ojos de Mart¨ªn. -Y por si fuera poco, quieren que recuperes iones de Eva para d¨¢rss a Sabrina. Se aliaron con otros ionistas para presionarme. Dicen que si no dejamos que Sabrina entre directiva, jam¨¢s aceptar¨¢npra de sus iones. Martin solt¨® una risa cargada de desprecio. -Mira nada m¨¢s, ahora resulta que me quieren chantajear. Yo digo que ya se les olvid¨® qui¨¦n manda aqu¨ª. A pesar de todo lo que escuchaba, Federico no parec¨ªa sorprendido. Mantuvo calma y mir¨® a su padre. -Pap¨¢, hay algo que acabo de enterarme -dijo, con voz grave. Mart¨ªn arque¨® una ceja. -?De qu¨¦ se trata? -El abogado me inform¨® que mam¨¢ dej¨® un testamento antes de morir. Aunque El rostro de Mart¨ªn cambi¨® de inmediato. -?Qu¨¦ dijiste? -Mam¨¢ dej¨® todas sus iones originales a Sabrina -repiti¨® Federico, seguro de sus pbras. Mart¨ªn no pod¨ªa creerlo. -?Est¨¢s seguro, Federico? -S¨ª, lo estoy -afirm¨®, asintiendo. Mart¨ªn insisti¨®, con una mez de incredulidad y enojo: -?Y no les dej¨® nada a ustedes? Federico baj¨® mirada, presionando losbios. -Nada. Mart¨ªn dej¨® ver toda su decepci¨®n en mirada. -?Vaya forma de ser tan dura! Los abandon¨® durante a?os, y ahora ni siquiera les deja nada. Al final, solo quiere que ustedes terminen peleando entre s¨ª. Que me odie a m¨ª, lo entiendo, pero ustedes son sus hijos. ?Ustedes no son herramientas para su venganza! Desde perspectiva de Mart¨ªn, que Celeste hubiera dejado todo a Sabrina solo pod¨ªa significar una cosa: quer¨ªa que Sabrina y los hermanos Ramos se disputaran el puesto de heredero. Y considerando que en Grupo Ramos a¨²n quedaban 18:28 Capitulo 642 muchos empleados leales a Celeste, si Sabrina entraba, no le cab¨ªa duda de que apoyar¨ªan. Mart¨ªn sab¨ªa que, aunque el esc¨¢ndalo de su rci¨®n con pescadora hab¨ªa sido encubierto, los viejos empleados nunca lo olvidaron. Martin continu¨®, con el enojo a flor de piel: -Esa gente lleva a?os guardando rencor contra mi por haber hecho que Celeste se fuera. Nunca han estado contentos, incluso han llegado a amenazarme para que Eva no trabaje en Grupo Ramos, Federico se sorprendi¨® al escuchar eso. -?C¨®mo dices, pap¨¢? Martin baj¨® voz, hando con seriedad. -?Por qu¨¦ crees que nunca quise que Eva estudiara negocios? Porque no sirve de nada, e jam¨¢s podr¨ªa ingresar a Grupo Ramos. Por primera vez, el rostro tranquilo de Federico se alter¨®. -?As¨ª que nos est¨¢n chantajeando con eso? ?No dejar que Eva entre a Grupo Ramos? ?Esto ya es el colmo! Pap¨¢, si hoy se atreven a amenazarnos, ma?ana van a querer quitarte el control del Grupo Ramos. Me parece que ya es hora de tomar medidas. Cap¨ªtulo 643 Chapter 643 A Federico Ramos le dolia el coraz¨®n,o si cada pbra le arrancar¨¢ una gota de sangre. Siempre hab¨ªa sido alguien que valoraba el talento por encima de todo, y Eva Ramos era una persona a que hab¨ªa visto crecer desde peque?a. Sabia bien to brinte que era Eva; sus logros y su car¨¢cter quedalyan grabados en tu memoria. Aunque Eva no era su hermana de sangre, desde nia ha mostrado una madurez y nobleza que lo hac¨ªan admiraria Jam¨¢s ped¨ªa algo que no le correspondiera, y muchas veces terminaba cediendo lo suyo a los dem¨¢s. Siempre fue dedicada, constante, con una determinaci¨®n que hacia destacaro una verdadera genio desde peque?a Pero, aun con todo ese talento, siendo hija mayor de familia Ramos, jam¨¢s hab¨ªa conocido un dia deodidad a disfrute. Federico no era de esos que preferian a los hombres por encima des mujeres. Como futuro heredero de empresa, solo le importaba capacidad. Por eso, verle a Eva desperdiciar su potencial estudiando m¨²sica le parec¨ªa un desprop¨®sito. -Siempre lo dije, ?por qu¨¦ Mart¨ªn Ramos insisti¨® tanto en que Eva estudiara m¨²sica? -mascull¨® Federico, sin poder ocultar su molestia. En ese momento, Federico volvi¨® a preguntar: -?Entonces esos viejos testarudos usaron sus ioneso amenaza para impedir que Eva entrara al Grupo Ramos? Martin asinti¨® despacio. -Lespr¨¦ el diez por ciento des iones originales que ten¨ªan, solo aceptaron vendes bajo esa condici¨®n. Pero el resto de ese diez por ciento, se niegan a soltarlo. Actualmente, el Grupo Ramos estaba en su mejor momento, con un valor en el mercado alt¨ªsimo, as¨ª que ese diez por ciento val¨ªa una fortuna. Martin hab¨ªa ofrecido varias veces hasta el triple de su valor actual parapras, pero ellos no aceptaban ninguna oferta. La ¨²nica condici¨®n: Eva no pod¨ªa trabajar en el Grupo Ramos. Despu¨¦s de m¨¢s de treinta a?os de crecimiento, empresa ya no ten¨ªa problemas de liquidez, y Mart¨ªn menos a¨²n. Por eso, su objetivo era recuperar todass iones originales que un d¨ªa se repartieron entre los antiguos socios. Las iones originales no eranosunes; daban derecho a participar ens decisiones ve de empresa. Durante estos a?os, esos mados "veteranos" no dejaban de criticar c¨®mo Mart¨ªn hab¨ªa manejado el asunto entre Eva y su madre, y el tema de Celeste Ib¨¢?ez y su hija. En cada junta, parec¨ªan llevarle contraria a prop¨®sito. Y cuando supieron que Celeste ten¨ªa otra hija, se pusieron felices, exigiendo que Mart¨ªn diera un puesto a Sabrina Ib¨¢?ez en empresa y prepararao futura directiva. Incluso quer¨ªan que anunciara en p¨²blico identidad de Sabrina. Mart¨ªn no pudo evitar que su enojo saliera a flote. Si identidad de Sabrina se hac¨ªa p¨²blica, el Grupo Ramos iba a ser el centro de un esc¨¢ndalo, y los rivales se aprovechar¨ªan para destruir su reputaci¨®n. ?Acaso esas personas no pensaban en el bienestar de empresa? Adem¨¢s, si Sabrina era hija de Celeste, ?acaso Federico y sus hermanos no lo eran tambi¨¦n? Todos eran hijos de Celeste, ?por qu¨¦ tratarlos de manera distinta? En oficina, esos veteranos nunca hab¨ªan sido amables con Federico y sus hermanos. Federico,o si adivinara los pensamientos de Mart¨ªn, frunci¨® el ce?o y su expresi¨®n se volvi¨® m¨¢s oscura. 10.20 bap 043 Despu¨¦s de un silencio, Federicoent¨® -Podemos darle algunas iones a Sabrina, pero no pueden ser del paquete original, nt permitte trabajar en af Grupo Ramos Si e entra a empresa, los viejos de seguro pondr¨¢n en un puesto atto -Sabrina jam¨¢s ha estudiado administraci¨®n, no tiene is menor idea deo manejar una empresa. Y si alguien manip, podr¨ªa volverse nuestra enemigs Ya de por si, Sabrina siente cierto resentimiento hacia familia Ramos. Si lega a probar el poder seguro no va a querer soltarlo. -Con ese diez por ciento de iones originales de los viejos, y el diez por ciento que mam¨¢ le dej¨® a Sabrina podria ntarse de t¨² a t¨² con nosotros. Martin guard¨® silencio, meditando. -Pero aunque no entre a empresa,s iones de tu madre siempre ser¨¢n de Sabrina, eso no se puede cambiar Martin ya estaba al tanto de que esas iones estaban bloqueadas, pero no hab¨ªa nada que pudiera hacer Chapter 644 18:28 Capitulo 44 Cap¨ªtulo 644 Pero ¨¦l pensaba que, aunque Celeste le guardara rencor y no le dejaras iones, por lo menoss repartir¨ªa entre sus hijos. Jam¨¢s imagin¨® que Celeste no dej¨® ni una s i¨®n a los tres hermanos Federico. Federicoent¨®: -Voy a buscar manera de que Sabrina renuncie as iones originales y acepte iones ordinarias. Eva, por ahora, tambi¨¦n solo tiene iones ordinarias. Las iones originales del Grupo Ramos ya hab¨ªan sido convertidas todas en iones ordinarias por Mart¨ªn. Las cosas no erano antes; ahora Mart¨ªn no quer¨ªa que otros ionistas tuvieran capacidad de influir ens decisiones de empresa. Mart¨ªn lo pens¨® un momento y asinti¨® con cabeza. -Federico, enc¨¢rgate t¨² de ese asunto. Al d¨ªa siguiente. En cuanto Sabrina lleg¨® al estudio, Dani sco y los dem¨¢s se acercaron de inmediato. -Sabrina, nos enteramos de que tuviste un idente de carro, ?qu¨¦ pas¨®? ?Ser¨¢ que llevabas mucho sin manejar? Sabrina les cont¨® con detalle todo lo que hab¨ªa sucedido. Dani, al escucha, apret¨® los pu?os con rabia. -?Ese tal Fidel Casta?o s¨ª que se pas¨® de raya! ?Es peor que Fabi¨¢n Guerrero, que ya de por s¨ª da asco! Fabi¨¢n solo sab¨ªa armar esc¨¢ndalos y de vez en cuando inventar alguna tonter¨ªa para manchar el nombre de Sabrina. Pero lo de Fidel era otra cosa, ¨¦l quer¨ªa acabar con e de verdad. Carolina Nieves mir¨® a Sabrina de arriba abajo. -Sabrina, ?no testimaste en serio? Sabrina le mostr¨® mu?eca hinchada. -Solo se me inm¨® un poco, pero no me romp¨ª nada, as¨ª que no hay problema. En ese momento, Sebasti¨¢n Fonseca, que hab¨ªa estado cado, habl¨® de pronto: -Se?orita Ib¨¢?ez, mencion¨® que los frenos del carro de Fidel faron de repente. ?Ya saben por qu¨¦ pas¨® eso? Sabrina mir¨® a Sebasti¨¢n, sorprendida de lo atento que era. -Fidel dice que fue provocado, pero verdad, todav¨ªa no hay ridad sobre el asunto. Andr¨¦ Carvalho y Gabriel Castillo estaban investig¨¢ndolo, pero seguro tardar¨ªan en tener resultados. Sebasti¨¢n reflexion¨® en voz alta: -Se?orita Ib¨¢?ez, tuvieron un pleito y justo despu¨¦s los frenos de Fidel fan... ?de verdad fue pura coincidencia? Sebasti¨¢n hab¨ªa dado en el vo. Hab¨ªa razones para que Fidel y Nicol¨¢s sospecharan de e. Sabrina lo mir¨® de frente. -?A qu¨¦ te refieres exactamente? Sebasti¨¢n explic¨®: -Conociendo a Fidel, no me sorprender¨ªa que alguien hubiera manipdo su carro. Apostar¨ªa a que persona que lo hizo estaba ah¨ª mismo. 18:28 Cap¨ªtulo 644 Sabrina parpade¨®, interesada. -?Por qu¨¦ lo crees? Sebasti¨¢n contest¨®: -Muy pocas personas se atrever¨ªan a meterse con Fidel. Y justo despu¨¦s de que discutieron, ocurre el idente... No es tan f¨¢cil creer que fue casualidad. Sea que lo hicieron para vengarse por ti, o para culparte, est¨¢ ro que saben de tu pleito con Fidel. Se detuvo un momento. -Obvio, esto es solo lo que yo pienso. Sabrina guard¨® silencio, sumida en sus pensamientos. Hab¨ªa muchos testigos, pero pocas personas con verdadero motivo para hacer algo as¨ª. Gabriel no era. Si hubiera sido ¨¦l, ya lo habr¨ªa confesado. Tampoco Andr¨¦. Incluso en el carro le hab¨ªa aconsejado que evitara buscarse problemas con Fidel. ?Y Jorge Olivares? ¨¦l era demasiado tranquilo y educado para semejante cosa. Solo quedaba Fabi¨¢n. ?Ser¨¢ que quer¨ªa aprovecharse de situaci¨®n? Tal vez Fabi¨¢n no ten¨ªa malicia, pero Araceli Vargas s¨ª. Y verdad, todo estaba yendo exactamenteo ellos quer¨ªan. Sabrina sinti¨® c¨®mo se le endurec¨ªa expresi¨®n. Ya estaba cansada de que Araceli y Fabi¨¢n no dejaran en paz, pero ellos segu¨ªan aferrados a molesta. Parece que ya era hora de que les diera una li¨®n. 18:28 Chapter 645 Capitulo 045 Cap¨ªtulo 645 La mano de Sabrina segu¨ªa algo inmada, as¨ª que no pod¨ªa practicar viol¨ªn. Unos d¨ªas sin practicar no le afectar¨ªan mucho; en cambio, pod¨ªa aprovechar para ticar con Dani sobre organizaci¨®n del concierto. Sebasti¨¢n, al enterarse de que Sabrina no podr¨ªa tocar en los pr¨®ximos d¨ªas, no pudo ocultar su decepci¨®n. Dani, al notarlo, solt¨® una carcajada: -?A poco el viol¨ªn de Sabrina te arru tanto? ?No puedes dormir si no escuchas sus melod¨ªas cada noche? E lo dec¨ªa en broma, pero Sebasti¨¢n asinti¨® con toda seriedad. -El viol¨ªn de se?orita Ib¨¢?ez tiene un efecto m¨¢gico, de esos que te rjan el alma. Si un solo d¨ªa no escucho tocar, de no no pego el ojo en toda noche. Dani se qued¨® pasmada y luego solt¨®: -?Hache, de verdad eres bueno paras pbras! E lo hab¨ªa dicho en tono de bu, pero con elentario de Hache, broma se transform¨® en un hgo que dejaba hue. A Hache siempre se le daba leer el ambiente y sab¨ªa decir lo justo en el momento preciso; a Dani cada vez le ca¨ªa mejor. ro, ese gusto nada ten¨ªa que ver con el amor entre un hombre y una mujer. -Tengo un mont¨®n de grabaciones de Sabrina tocando el viol¨ªn ent¨® Dani-. ?Quieres que te pase algunas? Escuchando su m¨²sica grabada seguro tambi¨¦n logras dormirte, ?no? Los ojos de Sebasti¨¢n briron de emoci¨®n. -De verdad, Dani, eres mi salvadora. Dani solt¨® una risita traviesa. -Con los nuestros siempre somos generosos. Hache, nada m¨¢s no te olvides de cuidar bien a Sabrina, ?eh? Sebasti¨¢n asinti¨® con convi¨®n. Por tarde, Sabrina recibi¨® una mada de Hern¨¢n Casta?o. -Sabrina, ?tienes tiempo libre estos d¨ªas? Al ver el nombre de Hern¨¢n en panta, Sabrina sinti¨® una ligera inquietud. Se qued¨® pensando unos segundos antes de responder: -Estos d¨ªas no voy a practicar viol¨ªn, as¨ª que tengo tiempo. Hern¨¢n se sorprendi¨® al escucha. -?Pero no estabas por hacer un concierto? ?C¨®mo que no vas a practicar? Hern¨¢n conoc¨ªa a perfi¨®n lo dedicada que era Sabrina. -Mestim¨¦ mano y se me inm¨®. Necesito descansar un par de d¨ªas. Al o¨ªr eso, voz de Hern¨¢n sono preocupada. -?C¨®mo que te inmaste mano? ?Fue por tanto practicar? Sabrina guard¨® silencio, luego respondi¨®: -Me pegu¨¦ sin querer, nada grave. Hern¨¢n le pidi¨®: -Esp¨¦rame un momento. No colg¨® mada; Sabrina escuch¨® al otrodo el sonido de fron- Capitulo 645 Al cabo de un rato, Hern¨¢n retom¨® el tel¨¦fono. -Sabrina, aqu¨ª tengo unas pomadas buen¨ªsimas para inmaci¨®n. Si tes pones en noche, amaneceso nueva. Sabrina sinti¨® una mez de gratitud y algo de culpa. Hern¨¢n llevaba a?os retirado; despu¨¦s de dejar a familia Casta?o, abri¨® su propio consultorio y nunca m¨¢s se meti¨® en los asuntos familiares. Aun as¨ª, para protege, Hern¨¢n organiz¨® una fiesta en su honor de manera p¨²blica. Pero e, a pesar de todo, termin¨® enfrentada con Fidel y Nicol¨¢s. Con Nicol¨¢s no hab¨ªa tanto problema, pero Fidel era el futuro l¨ªder de familia Casta?o. Pensar que en el futuro tendr¨ªa que enfrentarse a Fidel hac¨ªa que Sabrina se sintiera todav¨ªa m¨¢s apenada con Hern¨¢n. En voz baja, le dijo: -Gracias, Hern¨¢n. -Ay, ni?a, ?por qu¨¦ me dass gracias? ¡ªsu voz se escuchaba c¨¢lida, casi paternal-. Todos estos a?os, si hab¨ªa algo rico paraer o alg¨²n n divertido, siempre te acordabas de este viejo, nunca te molestaste por mis man¨ªas y en todo me dabas mi lugar. No soy ning¨²n despistado, lo tengo bien presente. Las pbras de Hern¨¢n le apretaron garganta a Sabrina, que sinti¨® los ojos h¨²medos. Hern¨¢n cuidaba m¨¢s que su propio padre. Aunque... La voz de Hern¨¢n volvi¨® a escucharse al tel¨¦fono: -?No teent¨¦ ayer lo de Fidel? Si tienes tiempo estos d¨ªas, ser¨ªa bueno que se vieran cuanto antes. Sabrina levant¨®s cejas. -?Fidel... acept¨® verme? Hern¨¢n r¨ªo, satisfecho. -Eso mismo. Dijo que cuanto antes, mejor. Que luego el trabajo se le viene encima y tiene que andar de arriba para abajo. En los ojos de Sabrina apareci¨® un brillo inesperado. Chapter 646 Cap¨ªtulo 646 Cap¨ªtulo 646 Que Fidel a¨²n quiera ve despu¨¦s de todo ese pleito entre ellos... eso s¨ª que huele raro. Cuando algo no cuadra, seguro hay gato encerrado. Con lo retorcido que puede ser Fidel, es probable que est¨¦ tramando alguna trampa para e. Pero Sabrina no era des que se asustan f¨¢cil, mucho menos des que huyen. Prefer¨ªa enfrentar el peligro de frente antes que vivir cuid¨¢ndose espalda por culpa de Fidel. Bajo mirada y observ¨® el moret¨®n en su mu?eca. Era marca que Fidel le hab¨ªa dejado cuando, fuera de s¨ª, apret¨® con fuerza. El tipo estuvo a punto de torcerle mano. En los ojos de Sabrina se encendi¨® un brillo afdo,o si por dentro ardiera una furia lista para desbordarse. A¨²n ten¨ªa esa cuenta pendiente. Pensando en eso, Sabrina acept¨® invitaci¨®n. -Est¨¢ bien, nos vemos en noche. Hern¨¢n, que no ten¨ªa idea del conflicto entre Sabrina y Fidel, se alegr¨® cuando escuch¨® ceder. -Entonces ahorita mismo le aviso a Fidel y le digo que te lleve el ung¨¹ento. Sabrina solo asinti¨® y colg¨® el tel¨¦fono. Dani, que estaba cerca, mir¨® de reojo. -?Era Hern¨¢n el que m¨®? Sabrina no dud¨® en contarle todo lo que acababa de pasar. En cuanto termin¨®, Dani frunci¨® el ce?o con disgusto. -Fidel eso un zorro queriendo hacerle favores as gallinas, ?seguro tiene algo malo entre manos! Sabrina, no vayas. Ese Fidel nada bueno trama para ti. Sabrina sonri¨® con un aire entre desafiante y burl¨®n. -Eso de qui¨¦n va a salir perdiendo todav¨ªa est¨¢ por verse. Al final, aunque yo decida evitarlo ahora, seguro pr¨®xima vez sale con algo peor. Mejor le atajo de frente. Le explic¨® a Dani cu¨¢l era su n. Al escucha, los ojos de Dani briron. -?Eso s¨ª que es jugarle al vivo! Nada m¨¢s que... En su mirada asom¨® una pizca de preocupaci¨®n. -Fidel va a terminar odi¨¢ndote m¨¢s, ?sabes? Sabrina encogi¨® los hombros. -Entre Fidel y yo, ya no hay forma de arrers cosas. Si ya estamos peleados, por lo menos que valga pena y me desquite. Lo ¨²nico... Bajo mirada y voz se le volvi¨® un poco triste. ...es que siento que le estoy fando a Hern¨¢n. ¨¦l solo quiere lo mejor para m¨ª, hasta quer¨ªa que yo entrara en familia Casta?o, y ahora m¨ªrame, peleando as¨ª con Fidel. Dani suspir¨® tambi¨¦n. -Hern¨¢n cree que el l¨ªder de familia Casta?o tiene que ser alguien excepcional. Fidel, adem¨¢s de traer cabeza en otrodo, resulta que te tiene una idea tremenda. Si no fuera por ¨¦l, no estar¨ªan as¨ª. De repente, cara de Dani se llen¨® de desprecio. -Y ese Nicol¨¢s, metido en medio, de seguro tampoco ayud¨® nada. Cap¨ªtulo 646 Sabrina se qued¨® pensativa. No le preocupaba tanto lo que Fidel pudiera hacerle, sino c¨®mo se sentir¨ªa Hern¨¢n si llegaba a enterarse de todo. Dani trat¨® de tranquiliza. -Sabrina, no te preocupes tanto por Hern¨¢n. Ya tiene sus a?os y ha visto de todo. Estoy segura de que sabe bien c¨®mo sons cosas. Adem¨¢s, ni siquiera le hemos ido con el chisme de todo lo que hizo Fidel. Con eso ya le estamos tapando muchas cosas. Si Hern¨¢n llegara a saber lo mal que se ha portado Fidel, capaz y hasta le quita el puesto de heredero. Sabrina sab¨ªa que Dani solo estaba desahog¨¢ndose. La posici¨®n de Fidel en familia era firme, ni Hern¨¢n podr¨ªa moverlo tan f¨¢cil. Se levant¨® dispuesta a ir a prepararse. -Bueno, entonces voy a alistarme. Dani detuvo de inmediato. -Espera, Sabrina, si vas s no me voy a quedar tranqu. Mejor que Hache te pa?e. Sabrina se detuvo en seco y gir¨® para mirar a Dani. -?De verdad conf¨ªas tanto en ¨¦l? Dani asinti¨® con seguridad. -Hace poco, cuando Carolina y yo regres¨¢bamos deer, vimos c¨®mo Hache ayud¨® a atrapar a undr¨®n. Se ve que es buena persona y, adem¨¢s, tiene buenos reflejos. Laa, para cuidarte, no hay mejor. Sabrina se qued¨® un momento en silencio, considerando sugerencia de Dani. Por dentro, algo le dec¨ªa que aceptar esapa?¨ªa podr¨ªa cambiar el rumbo de noche... Chapter 647 Dani vio que Sabrina segu¨ªa dudando y volvi¨® a insistir: -Ese Fidel es un pat¨¢n, y si vuelve a pasarse de raya contigo, ni siquiera vas a tener a alguien que te ayude. Por lo menos, con Hache ah¨ª, tienes a quien te eche mano. Sabrina lo pens¨® un momento y asinti¨® suavemente. -Est¨¢ bien, que me pa?e entonces. -Voy a buscar a Hache -dijo Dani. En cuanto Dani sali¨®, Sabrina pens¨® en marcarle a Jorge. Pero antes de que pudiera hacerlo, el celr empez¨® a sonar. Era Jorge, y su voz sonaba ramente nerviosa. -Sabrina, me contaron que anoche tuviste un idente en el carro. ?Est¨¢s bien? -Estoy bien-respondi¨® Sabrina. Jorge ya sab¨ªa que Fidel hab¨ªa tenido un idente y, aunque le parec¨ªa una l¨¢stima que saliera ileso, lo acept¨® r¨¢pidamente. Lo que s¨ª lo sorprendi¨® fue enterarse de que Sabrina tambi¨¦n se hab¨ªa identado. Y para colmo, en el mismo incidente que Fidel. Por suerte, Sabrina manejaba bien; si no, quiz¨¢s cosas habr¨ªan terminado mucho peor para e, todo por culpa de Fidel. Al saberlo, Jorge sinti¨® c¨®mo el sudor le corr¨ªa por espalda. Sabrina le cont¨® c¨®mo ocurrierons cosas. -Andr¨¦ y yo ¨ªbamos a recoger a los ni?os. Fidel seguramente iba a llevar a Eva de regreso, as¨ª que ambos tomamos misma ruta y nos cruzamos ah¨ª. Por suerte, no hab¨ªa tantos carros a esa hora. Si no, qui¨¦n sabe cu¨¢ntos m¨¢s hubieran salidostimados. Jorge sab¨ªa bien los problemas que Sabrina ten¨ªa con Fidel, y e tampoco se los ocultaba. Al escuchar que no le hab¨ªa pasado nada grave, Jorge por fin pudo respirar tranquilo. Con voz baja, le dijo: -Sabrina, perd¨®n. Sabrina no entend¨ªa por qu¨¦ ¨¦l se disculpaba. -Esto no tiene nada que ver contigo, ?por qu¨¦ pides perd¨®n? Jorge se qued¨® cado un segundo antes de contestar: -...Es que no supe c¨®mo protegerte. Sabrina solt¨® una risa suave, con un toque de alivio. -Jorge, no soy de poa, no soy tan fr¨¢gil. S¨¦ cuidarme s. Mira, ni me pas¨® nada grave. En ese momento, Sabrina se sinti¨® agradecida de haber aprendido a manejar. De no ser as¨ª, tal vez alguien habr¨ªa salidostimado, o peor. Siguieron ticando un rato m¨¢s, hasta que Sabrina cambi¨® el tema. -Oye, quer¨ªa pedirte un favor, si es que puedes. Jorge, que todav¨ªa sent¨ªa culpa por lo del idente, se apresur¨® a responder: -Dime, Sabrina, lo que necesites. -Hoy en noche tengo que ir a una cita arreda con Fidel. ?Hay forma de que Fabi¨¢n tambi¨¦n est¨¦ en ese restaurante? Capitulo 647 La voz de Jorge cambi¨® un poco. -?Cita arreda? Sabrina explic¨®: -T¨² sabes c¨®mo es Hern¨¢n. Quiere emparejarme con Fidel y organiz¨® esta cita. Yo creo que por eso Fidel piensa lo peor de m¨ª, que tengo doble cara o ms intenciones. Por eso se port¨® tan grosero desde el principio. Desde que volvi¨® a casa, Sabrina hab¨ªa estado pensando mucho en eso. La antipat¨ªa de Fidel hacia e no era pura coincidencia, probablemente ven¨ªa de tiempo atr¨¢s. Incluso Nicol¨¢s pensaba que Sabrina se acercaba a Hern¨¢n por inter¨¦s, as¨ª que no era raro que Fidel tambi¨¦n lo creyera. Sabrina continu¨®: -Ya ni importa lo que piense de m¨ª. Pero lo de los frenos de Fidel... Estoy segura de que Fabi¨¢n est¨¢ metido en eso. Jorge se qued¨® sin aire un momento. ....?Por qu¨¦ piensas eso? -No hay mucha gente que se atreva a meterse con Fidel, pero Fabi¨¢n s¨ª ser¨ªa capaz. ¨¦l sabe que Fidel y yo tenemos problemas, quiz¨¢ quer¨ªa aprovechar para quitarme del camino usando a Fidel. Jorge se qued¨® cado un buen rato. Como solo haban por tel¨¦fono, Sabrina no not¨® lo alterado que estaba ¨¦l. E sigui¨®: -Esto no puede quedarse as¨ª de f¨¢cil. Fabi¨¢n ya se pasa de raya, hay que ponerle un alto de una vez. Chapter 648 Sabrina quer¨ªa seguir el ejemplo de Fabi¨¢n. Si Fabi¨¢n quer¨ªa usar a otros para hacer el trabajo sucio, e tampoco ten¨ªa problema en actuar igual. Al final, si todo esto era una jugada de Fabi¨¢n para manipr situaci¨®n desdes sombras, a Sabrina no le importaba demasiado. De todos modos, Fabi¨¢n nunca hab¨ªa sido una buena persona; siempre le buscaba pleito y met¨ªa en l¨ªos. As¨ª que, aunque fuera una confusi¨®n, ¨¦l tampoco ten¨ªa derecho a quejarse. Lo ¨²nico que le preocupaba era Jorge, y si ¨¦l llegar¨ªa a poner por encima amistad de a?os con Fabi¨¢n. El silencio se apoder¨® del ambiente por un buen rato antes de que Jorge rompiera el mutismo. -La verdad es que Fabi¨¢n ya se pas¨® de raya. Siempre anda aprovech¨¢ndose de los dem¨¢s... Creo que ya es hora de que alguien le ponga un alto. No se molest¨® en defender a Fabi¨¢n. De hecho, ya tra¨ªa idea de echarle culpa de todo a Fabi¨¢n desde el principio. Lo que no esperaba era que Sabrina terminara top¨¢ndose con Fidel de manera tan fortuita, y que eso casi los pusiera en peligro. Si Andr¨¦ no le hubiera pedido a Sabrina que fuera por Thiago Carvalho, y no se hubieran cruzado por casualidad, nada de esto habr¨ªa ocurrido. Ese pensamiento hizo que Jorge apretara el celr con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron ncos. Siempre hab¨ªa pensado en lo que significaba hermandad, pero Andr¨¦ segu¨ªastimando as personas que m¨¢s le importaban. Jorge baj¨® ligeramente mirada, tratando de ocultar tormenta de emociones que se arremolinaban en sus ojos. Si ya estaba as¨ª cosa... entonces, Andr¨¦, lo siento. Al colgar el tel¨¦fono, Sabrina se qued¨® mirando panta, perdida en sus pensamientos. A veces no sab¨ªa si hacerle ese tipo de peticiones a Jorge estaba bien o mal. Despu¨¦s de todo, Fabi¨¢n era su amigo de toda vida, pr¨¢cticamenteo un hermano. ?No ser¨ªa muy injusto pedirle que le ayudara a ir en contra de su propio hermano del alma? Mientras segu¨ªa sumida en sus dudas, una voz masculina, ra y serena, reson¨® en tranquilidad del cuarto. -?En qu¨¦ piensas? Sabrina regres¨® al presente de golpe, d¨¢ndose cuenta de que Hache estaba parado detr¨¢s de e y ni siquiera lo hab¨ªa notado. Aunque no confiaba en Hache tantoo Dani, s¨ª ten¨ªa una buena impresi¨®n de ¨¦l. -Hache, hoy te voy a molestar para que me pa?es un rato. ¨¦l le sonri¨®. -Se?orita Ib¨¢?ez, soy su asistente y me pagan por esto. No hace falta que sea tan formal conmigo. Sabrina record¨® el asunto de su memoria y le pregunt¨®: -?Has recordado algo? Hache neg¨® con cabeza. -Nada. -?Ni un poco? -insisti¨® Sabrina. -Solo una sensaci¨®n vaga...o si estuviera buscando a alguien muy importante para m¨ª. Cap¨ªtulo 648 Sabrina sinti¨® curiosidad. -?Alguien importante? ?Y ya encontraste? Hache respondi¨® con ambig¨¹edad: -Sientoo si s¨ª, pero al mismo tiempo,o si no. Las personas y cosas importantes marcan tan fuerte que, aunque uno pierda memoria, algo queda grabado por dentro. As¨ª que respuesta de Hache no le pareci¨® tan extra?a. Sabrina le dijo: -Ojal¨¢ recuperes memoria pronto para encontrar a esa persona. Seguro que si lleva tanto tiempo sin saber de ti, ya debe estar desesperada. Si necesitas que te ayudemos en algo, solo av¨ªsanos y haremos lo que est¨¦ en nuestras manos. Sin embargo, Hache volvi¨® a negar con cabeza. -A decir verdad, cuando uno se pone a pensar, ?esas personas y momentos tan importantes, de verdad lo son tanto? Sabrina lo mir¨®, sorprendida. Los ojos oscuros y profundos de Hache en ese instante parec¨ªan un pozo sin fondo, llenos de un misterio que no pod¨ªa descifrar. ¨¦l agreg¨®: -A veces solo queremos aferrarnos a una idea, buscar algo que nos d¨¦ motivos para seguir adnte. Si uno no tiene fe en nada, vida se vuelve m¨¢s dif¨ªcil de aguantar. Sabrina se qued¨® cada, un poco desconcertada por esa visi¨®n tan particr des cosas. Pero, pens¨¢ndolo bien, ten¨ªa algo de raz¨®n. . 2/2 Chapter 649 Cap¨ªtulo 649 Cap¨ªtulo 649 En aquel entonces, si no hubiera sido por Thiago, Sabrina jam¨¢s habria aguantado tanto tiempo en ese matrimonio. Despu¨¦s del divorcio, si no hubiera tenido su carrera, que tanto le importaba, tampoco habr¨ªa logrado recuperarse as¨ª de r¨¢pido. Habr¨ªa quedado hecha pedazos, perdida sin saber a d¨®nde it. Al pensar en eso, Sabrina asinti¨® levemente, mostrando que estaba de acuerdo. Hache, pese a ser tan joven, entendia vida mucho mejor que e. Sabrina pregunto: -Si alg¨²n d¨ªa te encuentras con esa persona tan importante, ?qu¨¦ har¨ªas? -Haria todo lo posible por cumplir sus deseos -respondi¨® Sebasti¨¢n, sin dudar Apenas termino de har, el celr de Sebasti¨¢nenz¨® a vibrar Sebastian interrumpi¨® pl¨¢tica y le dijo a Sabrina: -Voy a contestar una mada. Sabrina asinti¨®. Mientras veia c¨®mo Sebasti¨¢n se alejaba, Sabrina se sorprendi¨® pensando que, adem¨¢s de es, ?Hache recib¨ªa otras madas? Aunque, pens¨¢ndolo bien, tampoco era raro. Hache era tan abierto y genuino, que pod¨ªa caerle bien a cualquiera en poco tiempo. No ser¨ªa nada raro que ya hubiera hecho nuevos amigos. No pas¨® mucho antes de que el celr de Sabrina vibrara. Era un mensaje de Jorge. [Ya qued¨® todo listo.] Debajo del mensaje, ven¨ªa diri¨®n del restaurante y hora de cita. Al ver el mensaje, Sabrina le marc¨® a Hern¨¢n para avisarle diri¨®n y el horario. Como Fidel no conoc¨ªa Cartagena, Sabrina se ofreci¨® a encargarse de reservaci¨®n en el restaurante. Hern¨¢n confiaba a ciegas en e y no sospech¨® nada. Despu¨¦s de dejar todo listo con Hern¨¢n, Sabrina contact¨® a Dani. Dani ya hab¨ªa hecho lo que le pidi¨® y ten¨ªa a persona indicada preparada. Sabrina decidi¨® salir antes para llegar al restaurante y coordinar los detalles. Antes de irse, se dio cuenta de que Hache ya no estaba. -Dani, ?y Hache? -pregunt¨® Sabrina. Dani busc¨® a su alrededor. -Hace rato lo vi por aqu¨ª... ?D¨®nde se habr¨¢ metido?-justo en ese momento, Hache entr¨® por puerta. La cara de Hache, que siempre irradiaba alegr¨ªa, ahora luc¨ªa inusualmente sombr¨ªa. Sabrina y Dani intercambiaron una mirada preocupada. No era¨²n ver a Hache con esa expresi¨®n. Dani no pudo evitar preguntar: -Hache, ?qu¨¦ pasa? ?Sucedi¨® algo? La voz de Hache son¨® tensa: -Tengo que salir a atender un asunto. Vio su reloj y pregunt¨®: 11.58 Cap¨ªtulo 649 -?A qu¨¦ hora tiene que llegar se?orita Ib¨¢?ez? -Si tienes que hacer algo, ve tranquilo-respondi¨® Sabrina, yo puedo ir por mi cuenta. Dani frunci¨® el ce?o, pero Sabrina interrumpi¨® con voz suave. -No te preocupes por mi. Jorge tambi¨¦n estar¨¢ Eso tranquiliz¨® un poco a Dani. Sin embargo, Sebastian insisti¨®: -Dime a que hora y donde es. Har¨¦ lo posible por llegar. Dani tambi¨¦n intervino: -No te preocupes, Hache. Si tienes pendientes, ati¨¦ndelos primero. En realidad, Dani no necesitaba a Hache. Solo penso en invitarlo porque sab¨ªa que era bueno defendi¨¦ndose y le preocupaba que Sabrina pudiera verse en desventaja frente a Fidel. Por eso quer¨ªa que ¨¦l pa?ara, para apoya si surg¨ªa alg¨²n problema. Pero ya que Jorge estaria ahi, daba igual si Sebasti¨¢n iba o no. Jorge disimba bien sus emociones, pero Dani pod¨ªa notar en su mirada ese cari?o que le brotaba sin querer cada vez que miraba a Sabrina. Cuando uno siente algo por alguien, es imposible esconderlo. Dani ya se lo hab¨ªa advertido muchas veces a Sabrina, pero e nunca le daba importancia. As¨ª que Dani prefiri¨® no insistir. Despu¨¦s de todo, era casi imposible que ellos dos terminaran juntos. La rci¨®n entre Jorge y Andr¨¦ lo hac¨ªaplicado, pr¨¢cticamente imposible. Quiz¨¢ esa era verdadera raz¨®n por que Jorge nunca se hab¨ªa derado. A Dani le daba tranquilidad saber que Jorge quer¨ªa tanto a Sabrina y que estar¨ªa ah¨ª para e. Sebasti¨¢n mir¨® a Dani. -Se?orita sco, si ya mepromet¨ª a esto, lo voy a cumplir. Su expresi¨®n segu¨ªa igual de serena, pero el tono de su voz dejaba ver una determinaci¨®n inquebrantable. -D¨ªganme hora y el lugar. Dani se qued¨® quieta un momento, sin saber c¨®mo responder. Al final, fue Sabrina quien le pas¨® informaci¨®n a Sebasti¨¢n. -Hache, cuando vayas para all¨¢, mejor m¨¢rcame o m¨¢ndame mensaje. No llegues directo a buscarme. Chapter 650 14.58 Cap¨ªtulo 650 Cap¨ªtulo 650 E tem¨ªa que Sebasti¨¢n, sin querer, echara a perder sus nes. Sebasti¨¢n asinti¨®. -Entiendo. Luego a?adi¨®: -Si no hay nada m¨¢s, me retiro. -S¨ª, adnte, ve a hacer lo tuyo. En cuanto Sebasti¨¢n sali¨®, Dani, que segu¨ªa medio aturdida, por fin volvi¨® en s¨ª. -No inventes, de verdad Hache me dej¨® hda hace rato... Tiene una presencia bien fuerte. La sensaci¨®n que Hache le hab¨ªa provocado era parecida a de vez que Fidel Sabrina apart¨® mirada. -Todos tienen su car¨¢cter, es lo normal. Poco a poco, Dani se fue calmando, y lejos de enojarse con ¨¦l, termin¨® admir¨¢ndolo a¨²n m¨¢s. -Dice y haces cosas, cumple lo que promete. Laa, mucho mejor que Andr¨¦, ese s¨ª que es un tramposo mentiroso. Dani segu¨ªa bastante resentida con Andr¨¦, y cada vez que pod¨ªa, lo criticaba sin piedad. Sabrina le dijo: -Bueno, ya me voy. Te encargo el estudio, ?va? Dani hizo el gesto de "OK" con mano. -No te preocupes, t¨² ve tranqu. Hospital. Araceli estaba acostada en cama, con los ojos llenos de l¨¢grimas y respirando entrecortado por el dolor. Cuando vio que se abr¨ªa puerta de su habitaci¨®n, sus ojos briron por un instante. Pero al ver qui¨¦n entraba, su mirada se apag¨® y decepci¨®n se le not¨® en el rostro. -Ah, Sebasti¨¢n, eres t¨². Sebasti¨¢n no se sorprendi¨® al ver rei¨®n de Araceli. -?Est¨¢s esperando a Andr¨¦? Araceli apret¨® losbios, y en su cara se notaba tristeza. Volte¨® a ver su mano quemada. -Parece que Andr¨¦ no va a venir. Al poco rato, levant¨® vista y se fij¨® en el rostro p¨¢lido y atractivo de Sebasti¨¢n. -Sebasti¨¢n, ?Andr¨¦ ya vio el video donde empujo a Sabrina! ?Pero c¨®mo pas¨® eso? ?No que ya hab¨ªas borrado ese audio? ?Por qu¨¦ lo volvieron a sacar? Y adem¨¢s, ?de d¨®nde sali¨® ese video extra? Sebasti¨¢n baj¨® mirada hacia los ojos llenos de angustia de Araceli y le solt¨®, sin rodeos: -Pude ayudarte a borrar ese video por un rato, era lo m¨¢ximo que se pod¨ªa hacer. ?De verdad crees que Gabriel es un novato? 14:59 Cap¨ªtulo 650 Si yo consigo a un hacker bueno, ¨¦l tambi¨¦n puede. ?Y sobre el video nuevo...? Sonri¨® con iron¨ªa. -Araceli, ?de verdad s¨®lo sabes usar trucos tan bajos para meterte con Sabrina? Y adem¨¢s, te falta cuidado. Sab¨ªas que hacer eso te pod¨ªa meter en problemas, ?por qu¨¦ arriesgarte con algo que s¨®lo te perjudica? Ellos ya est¨¢n divorciados. ?Para qu¨¦ seguirle buscando bronca? ?Qu¨¦ ganas haciendo ver a Sabrinao m? ?Quieres que Andr¨¦ odie m¨¢s? A Sabrina ya ni le importa Andr¨¦. Si ¨¦l odia o no, a e le da exactamente igual. Araceli neg¨® con cabeza, casi gritando. -?No! ?No puede ser! Sabrina jam¨¢s dejar¨ªa a Andr¨¦ as¨ªo as¨ª.... Sebasti¨¢n interrumpi¨®. -E es hija mayor de familia Ramos, su pareja es el futuro heredero de los nco y tiene a Gabriel siempre cuid¨¢nd. Sin Andr¨¦, no es que le est¨¦ yendo mal, al contrario, est¨¢ mucho mejor que antes. Haba con una voz tranqu, y sus ojos oscuros no mostraban emoci¨®n alguna, igual que si fuera una m¨¢quina. -Si t¨² estuvieras en su lugar, ?de verdad querr¨ªas volver a una vida donde tu esposo ni te p, tu hijo no te hace caso y tu suegra te hace vida imposible? Araceli abri¨® boca, pero no pudo decir una s pbra. La voz de Sebasti¨¢n se escuchaba ra,o si fuera agua fresca que le atravesara el pecho. -La gente s¨®lo extra?a el pasado cuando est¨¢ pas¨¢nd mal. Si el presente es mejor que antes, nadie tiene tiempo paramentarse. Sebasti¨¢n mir¨® de reojo mano quemada de Araceli. -La gente lista nunca sestima a s¨ª misma para buscar l¨¢stima de un hombre. No quiero que te pase nada en mano, porque si despu¨¦s ya no puedes tocar el viol¨ªn... Entonces, para m¨ª, ya no tendr¨ªas ni valor ni sentido. ?Si captas lo que te estoy diciendo, Araceli? Chapter 651 Cap¨ªtulo 651 Araceli Vargas sinti¨® un escalofrio recorrerle espalda. Solo habia querido herirse mano para provocarpasi¨®n en Andr¨¦ Carvalho, intentando que ¨¦l volviera a mira con temura. Pero se le olvid¨® porpleto que Sebasti¨¢n Fonseca trataba bien justamente porque pod¨ªa tocar el violin. Ese tipo era de lo m¨¢s indiferente y distante. Ni una pizca de calor humano. Por eso mismo Araceli habia escogido a Andr¨¦ y no a Sebasti¨¢n. Sab¨ªa que, si se lo hubiera pedido, Sebasti¨¢n habr¨ªa desposado sin dudar. Pero el miedo ca¨ªa: cuando se descubriera su mentira, sentiria que vida se le ven¨ªa abajo. Sebasti¨¢n estaba ayudando, s¨ª, pero jam¨¢s le hab¨ªa mostrado inter¨¦so pareja. No, a decir verdad, ni siquiera pod¨ªa harse de cari?o. ¨¦l parec¨ªa uno de esos seres nacidos sin alma, alguien que solo actuaba por costumbre. Toda ayuda que le daba a Araceli era tan impersonal, tan mec¨¢nica, que parec¨ªa que cumplir con e le era igual que regar una nta No le cabia menor duda de que Sebasti¨¢n dec¨ªa verdad. Hoy podia darle todo lo que e pidiera. Pero ma?ana, pod¨ªa deja tirada a su suerte sin menor consideraci¨®n. Para ¨¦l, e no ten¨ªa ninguna importancia. Lo ¨²nico que de verdad contaba era el valor que le otorgaba cuando tocaba el viol¨ªn y le regba esa melod¨ªa que tanto le gustaba. Araceli baj¨® cabeza, resignada. -Ya entendi. No volver¨¢ a pasar. Sin embargo, casi de inmediato volvi¨® a alzar el ment¨®n, buscando a Sebasti¨¢n con mirada. -Andr¨¦ cada d¨ªa me trata m¨¢s distante... Yo... yo ya no s¨¦ qu¨¦ hacer. Por eso tuve que recurrir a esto. Andr¨¦ dijo que, despu¨¦s del concierto, ya no se har¨ªa cargo de m¨ª. Ni siquiera cuando fing¨ª estar enferma quiso venir a verme. La ¨²nica salida que le quedaba erastimarse mano, con esperanza de que Andr¨¦ volviera a fijarse en e y recuperar su atenci¨®n. Sebasti¨¢n observaba sin mostrar emoci¨®n alguna. -Araceli, ?sabes en qu¨¦ faste? Araceli lo mir¨® con desconfianza. -?En no tener una familia poderosao de Sabrina Ib¨¢?ez? ?En que no tengo suficiente gente de mido? Sabrina todav¨ªa no hab¨ªa regresado con familia Ramos, pero ya era igual a cualquier muchacha de sociedad. No era de extra?ar que Est Vald¨¦s no quisiera ayuda. Al fin y al cabo, su prometido era de los Ramos. ?C¨®mo iba a apoya? Sebasti¨¢n solt¨® unentario seco: -Ni siquiera eres tan listao Sabrina. Y Fabi¨¢n Guerrero, el que tienes de tudo, solo mete pata. Araceli apret¨® losbios, sin responder. Era cierto, Fabi¨¢n solo sab¨ªaplica m¨¢s. Pero era lo ¨²nico que ten¨ªa. No pod¨ªa aprovechar a nadie m¨¢s. Con Fabi¨¢n, apenas lograba que Andr¨¦ se acercara a visita cuando fing¨ªa estar enferma, o se mostrara preocupado por e. Pero lograr que Andr¨¦ se enfrentara a Sabrina, eso s¨ª que era imposible. En cuanto a Sebasti¨¢n... 14:59 Cap¨ªtulo 651 Ni en sue?os podia contrrlo. No ha manera de influir en ¨¦l. Pensando en eso, Araceli sostuvo mirada de Sebasti¨¢n, Y t¨² qu¨¦ haces aldo de Sabrina? ?A eso te referias con tu "sorpresa"? ?Eso m¨¢s bien es una pesadi! Sebastian arque¨° una ceja, con una pizca de diversi¨®n en losbios. -?Por qu¨¦ no? Si estoy a sudo, puedo ayudarte a conseguir informaci¨®n. Araceli se puso nerviosa, voz le temba. -?Eso es un peligro! Si e se da cuenta... Sebasti¨¢n interrumpi¨® sin el menor inter¨¦s. -?Y qu¨¦ si se da cuenta? ?Qu¨¦ podr¨ªa hacerme? ?Acaso me va a matar? Ten¨ªa raz¨®n. ?Qu¨¦ pod¨ªa pasar si Sabrina lo descubr¨ªa? Sebasti¨¢n era el jefe de familia Fonseca, alguien a quien Sabrina no le llegaba ni a los talones. Que Sebasti¨¢n pudiera aparecerse a sudo sin que nadie lo notara era porque casi nadie conoc¨ªa su cara fuera de su circulo m¨¢s cercano. En familia Fonseca lo reconoc¨ªan, pero bastaba que ¨¦l lo ordenara para que nadie se atreviera a abrir boca. ¨C Si Sebasti¨¢n lograba sacar informaci¨®n, todos sal¨ªan ganando. Si no consegu¨ªa nada, tampoco perd¨ªan gran cosa. Aun as¨ª, Araceli sent¨ªa una punzada de iodidad. No quer¨ªa que Sebasti¨¢n y Sabrina tuvieran ning¨²n tipo de contacto. En ese momento, Sebasti¨¢n cambi¨® de tema. -Durante este tiempo que he estado cerca de Sabrina, verdad es que no ha sido en vano. Me top¨¦ con algo bastante interesante. Araceli no pudo contenerse. -?De qu¨¦ has? Sebasti¨¢n mir¨® con una media sonrisa, casi burl¨®n. -?En serio no te has dado cuenta? Jorge Olivares ha estado ayudando a Sabrina ens sombras todo este tiempo. Araceli se qued¨® hda. Primero tom¨® por sorpresa, pero poco a poco, su expresi¨®n se fue tornando sombr¨ªa. 14.59 Chapter 652 Cap¨ªtulo 652 Jorge hab¨ªa defendido varias veces a Sabrina, y tanto Fabi¨¢no Andr¨¦ ten¨ªan ra: para ellos, Jorge era el t¨ªpico buena gente que no se met¨ªa en problemas. Aun as¨ª, Araceli sentia que algo no encajaba, y al fin entendi¨® el porqu¨¦. -Sebasti¨¢n, has escuchado alg¨²n otro rumor? ?Sabrina nea hacerme algo? -le pregunt¨® Araceli, tratando de ocultar preocupaci¨®n en su voz. Sebasti¨¢n mir¨® sin inmutarse. -Hasta donde s¨¦, no tiene ninguna intenci¨®n de meterse contigo. No he escuchado que ande diciendo nada parecido. Por ahora, toda su atenci¨®n est¨¢ puesta en organizar el concierto. En otras pbras, Sabrina ni siquiera le daba importancia. Araceli no era ni mitad de relevante que ese evento para Sabrina. Se hab¨ªa sobreestimado porpleto. El gesto de Araceli se endureci¨® y su voz tembl¨® un poco. -?Est¨¢s seguro, Sebasti¨¢n? ?No ser¨¢ que est¨¢n hando a tus espaldas y no te enteraste? Sebasti¨¢n observ¨® desde arriba, con esa mirada que no dejaba espacio a dudas. -Araceli, llevas tiempo diciendo que e te quiere hacer da?o, pero hasta ahora lo ¨²nico que ha pasado es que t¨² misma te hasstimado varias veces. Por lo que yo s¨¦, Sabrina ni se ha inmutado en hacerte algo. Incluso aque vez que Sabrina cay¨® al agua, hab¨ªa sido Araceli quien empuj¨® primero. Araceli no supo qu¨¦ contestar. Sab¨ªa que Sebasti¨¢n no era tan f¨¢cil de manipro Fabi¨¢n. Y ¨²ltimamente, ni Andr¨¦ parec¨ªa confiar ciegamente en e. Sebasti¨¢n revis¨® hora en su celr. -Tengo cosas que hacer, as¨ª que me voy. Antes de irse, ech¨® un vistazo a manostimada de Araceli. -M¨¢s tarde mando a alguien con una crema paras quemaduras. Y para pr¨®xima, deja de hacer tonter¨ªas. Araceli, no quiero que me decepciones. Sin decir nada m¨¢s, Sebasti¨¢n se dio vuelta y sali¨® del lugar. Mientras ve¨ªa c¨®mo se alejaba, Araceli sinti¨® que el coraz¨®n let¨ªa con fuerza. Un miedo inexplicable invadi¨®,o si todo a su alrededor se tambaleara. En un restaurante elegante, con decoraci¨®n minimalista y ventanales enormes, Sabrina esperaba sentada junto a ventana. Era un sitio nuevo en ciudad, y esa era primera vez que lo visitaba. Desde ah¨ª, se pod¨ªa ver ciudad iluminada, un mar de luces extendi¨¦ndose hasta el horizonte. Faltaban cinco minutos para hora acordada, pero Fidel Casta?o a¨²n no llegaba. El reloj marc¨®s seis en punto cuando alta figura de Fidel apareci¨® frente a e. Sabrina levant¨® vista y, por un momento, se sorprendi¨® ante presencia imponente y el perfil casi tado en piedra de Fidel. Fidel tom¨® asiento justo en frente. -Se?orita Ib¨¢?ez, veo que lleg¨® bastante temprano. Sabrina le respondi¨®, con una sonrisa serena. -Llegar con tiempo es cuesti¨®n de educaci¨®n, Fidel. Si pasa algo en el camino y uno se retrasa, ya no hay c¨®mo disculparse. Es mejor prevenir. Era una cr¨ªtica disfrazada, y Fidel lo entendi¨® de inmediato. -Tienes raz¨®n. Al final, el que est¨¢ en una posici¨®n inferior debe llegar antes por respeto. Asi sons cosas. 17:07 Cap¨ªtulo 652 ¨¦l siempre hab¨ªa sido estricto con los horarios. Nunca llegaba tarde, pero tampoco antes de tiempo. Su posici¨®n no le permitia esperar por cualquiera. Sabrina solt¨® una ligera sonrisa. -No todo tiene que ver con jerarqu¨ªa. Llegar antes o despu¨¦s depende de persona, no de su posici¨®n. En una sociedad donde todos somos iguales, el que quiere espera y el que no, pues tampoco es para condenarlo. -Se?or Casta?o, me sorprende que a tu edad tengas ideas tan cuadradas. ?Siques pensandoo en el siglo pasado? Los ojos de Fidel se oscurecieron. Record¨® lo que Nico hab¨ªa dicho: Sabrina ten¨ªa una lengua afda y sab¨ªa c¨®mo defenderse. No llevaban ni cinco minutos sentados cuando el celr de Fidel vibro. Era una mada de Herman. -Fidel, ?ya le diste crema a Sabrina? Fidel arrug¨® el entrecejo. -Apenas llegu¨¦. Hern¨¢n revis¨® hora y le contest¨®, molesto. -?Apenas llegaste? ?No ves hora que es? -No llegu¨¦ tarde -respondi¨® Fidel, manteniendo calma. -?Ese no es el punto! -le solt¨® Hern¨¢n, frustrado-. Cuando sales con una mujer, ?te parece bien llegar justo a hora? As¨ª nunca vas a tener novia, viejo cabezadura. As¨ª te vas a quedar solo toda vida. Chapter 653 Fidel no quiso seguir discutiendo con Hern¨¢n. -Si no tienes nada m¨¢s que decir, voy a colgar. No est¨¢ bien estar en una cita y seguir pegado al tel¨¦fono. Al escucharlo tan decidido, Hern¨¢n entendi¨® que insistir era in¨²til, as¨ª que solo colg¨®. Apenas termin¨® mada, Fidel dirigi¨® mirada hacia Sabrina. -Se?orita Ib¨¢?ez, ?quiere pedirida o seguimos ticando? Seguir ticando solo ser¨ªanzarse indirectas y bus, una bata de pbras que a Sabrina no le interesaba. -Mejor pidamos solt¨® e, sin ganas de perder tiempo. Primero hab¨ªa queer algo; lo verdaderamente interesante apenas iba a empezar. Luego de pedir, el celr de Sabrina vibr¨® discretamente. Lo sac¨® y vio un mensaje de Hache. [Estoy justo frente a ti.] Sus pesta?as temron un poco, pero no dej¨® ver ninguna emoci¨®n y mir¨® de reojo hacia adnte. Efectivamente, Hache estaba en esquina, justo al frente. Cuando not¨® mirada de Sabrina, le hizo una peque?a se?a con mano. E, impasible, volvi¨® vista a mesa. As¨ª que Hache s¨ª hab¨ªa venido. Era un restaurante, y Fidel hab¨ªa aceptado ve por petici¨®n de Hern¨¢n Casta?o. En teor¨ªa, no hab¨ªa forma de que intentara hacerle algo ah¨ª. Los tos no tardaron en llegar. Un mesero elegante sirvi¨®ida con rapidez. Entre Sabrina y Fidel reinaba el silencio. No ten¨ªan nada en¨²n, ni una s pbra que valiera pena. Comieron en paz, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Cuando Sabrina ya hab¨ªa terminado casi todo, mand¨® un mensaje r¨¢pido y sigiloso. No hab¨ªa pasado mucho cuando una mujer entr¨® hecha una fiera, avanzando directo hacia mesa de Sabrina y Fidel. Sin dudarlo, apunt¨® a Fidel y empez¨® a gritar: -?Eres un descarado! ?Tienes el descaro de venir a buscar pareja a mis espaldas? ?Eres un infiel, un traicionero! ?Me enga?aste horrible! Su voz retumb¨® por todo el lugar. En ese restaurante elegante, escena romp¨ªa con todo el ambiente de lujo. Losensales no pudieron evitar mirar. A todos les encantaba el espect¨¢culo, y m¨¢s cuando era tan escandaloso. No muy lejos, Fabi¨¢n, el rey del chisme, escuch¨® los gritos y sus ojos briron de emoci¨®n. -?Uy! ?Esto se va a poner bueno! Para Fabi¨¢n, el chisme era una pasi¨®n. Sab¨ªa todo lo que pasaba en el c¨ªrculo: qui¨¦n ten¨ªa amante, qui¨¦n ten¨ªa hijos secretos, qui¨¦n se divorci¨® mal y qui¨¦n se jalone¨® el pelo en una fiesta. De hecho, los trucos que le rend¨® a Andr¨¦ para tratar a Sabrina los hab¨ªa aprendido viendo este tipo de esc¨¢ndalos. Ver que hab¨ªa drama nuevo lo hizo vibrar de emoci¨®n. -Jorge, Jorge, mira, otra vez una pelea por infidelidad. Jorge mir¨® en diri¨®n de los gritos y corrigi¨®: -No, el problema es que ese tipo quiere andar con dos al tiempo, no que le est¨¦n pegando a otra. -Ay, Jorge, es casi lo mismo -revir¨® Fabi¨¢n, encogi¨¦ndose de hombros. Mientras conversaban, mujer tom¨® un vaso de mesa y le arroj¨® el jugo directo a cara a Fidel. -?Desagradecido! Yo estuve contigo cuando nadie te conoc¨ªa, y ahora que tienes ¨¦xito ?me quieres dejar tirada? ?No te da verg¨¹enza? ?No te pesa conciencia? 17:07 Cap¨ªtulo 653 Fidel, que siempre hab¨ªa sido un tipo orgulloso, jam¨¢s se hab¨ªa visto en una situaci¨®n as¨ª: una mujer grit¨¢ndole en cara dnte de todos. El jugo pegajoso le chorreaba por cara y ca¨ªa sobre su camisa nca, dej¨¢ndolo hecho un desastre. Ni siquiera el d¨ªa que Sabrina le tir¨® agua en subasta hab¨ªa terminado tan mal parado. En sus ojos se acumba una tormenta de rabia. Su voz, dura y contenida, sali¨® -Te juro que te vas a arrepentir -espet¨®, poni¨¦ndose de pie poco a poco. Pero mujer, lejos de asustarse, levant¨® voz a¨²n m¨¢s... Chapter 654 Capitulo 654 Cap¨ªtulo 654 -?Vengan todos, escuchen bien! ?Este tipo, Fidel, es un desagradecido! Ahora que ya tiene ta y fama, quiere mandarme af olvido,o si yo, su novia de toda vida, no valiera nada. La mujer alz¨® voz, llena de rabia, sin importarle el esc¨¢ndalo que armaba ante todos. -?No soy tan f¨¢cil de pisotear! ?Acaso cree que voy a irme sin hacer ruido,o si aqu¨ª no hubiera pasado nada? ?Eso s¨ª que es estar so?ando! Continu¨® narrando su historia: c¨®mo desde los dieciocho a?os hab¨ªa estado con Fidel, c¨®mo le cocinaba todos los d¨ªas y lo cuidaba con esmero,o si de un cuento tr¨¢gico se tratara. Cada pbra que dec¨ªa serv¨ªa para pintar a Fidelo el vino m¨¢s grande: un tipo sin sentimientos, ego¨ªsta y cruel. Las miradas de los presentes se volvieron cada vez m¨¢s inc¨®modas y despreciativas hacia Fidel. Nadie soporta a quien enga?a y abandona, ni a persona que busca una nueva pareja sin importar el da?o que causa. Fidel, al ver que mujer segu¨ªa exagerando y que todosenzaban a juzgarlo, apret¨® mand¨ªb con furia, el ce?o fruncido de una manera casi aterradora. De pronto, perdi¨® el control y tom¨® del cuello con fuerza. -Si sigues diciendo estupideces, ?crees que no me atrever¨ªa a matarte? -solt¨®, con voz ¨¢spera y mirada encendida de rabia. Sabrina, que observaba escena, reion¨® en un instante. Agarr¨® t del mantel y, de un tir¨®n, hizo que tos, vasos y toda vaji salieran vndo hacia Fidel. Con una expresi¨®n de asombro y repulsi¨®n, Sabrina lo encar¨®. -?Fidel, no puedo creer lo que acabo de ver! ?De verdad eres as¨ª de bajo? -le grit¨®. Sin pensarlo m¨¢s, se acerc¨® y le dio una cachetada tan fuerte que el sonido reson¨® en toda s. -?Paf!- El jugo que llevaba en mano se derram¨® en el aire, manch¨¢ndole los dedos. Fidel, aturdido y sin esperarse semejante rei¨®n, qued¨® paralizado unos segundos, con meji ardi¨¦ndole y el orgullo por el piso. Su mirada se volvi¨® a¨²n m¨¢s oscura,o si estuviera a punto denzarse sobre Sabrina. Pero justo en ese momento, una figura delgada y con aire decidido se interpuso entre ambos. -Se?or, ?qu¨¦ pretende hacer? No me diga que va a levantarle mano a alguien aqu¨ª -lo ret¨® Hache, vando sus ojos en Fidel. Sabrina, al reconocer voz, levant¨® vista. Era Hache, quien se hab¨ªanzado de lleno al rescate. Desde un costado, Sebasti¨¢n alz¨® voz con seriedad: -Mire, Fidel, por m¨¢s molesto que est¨¦, no tiene derecho a agredir a nadie, mucho menos a una mujer. Adem¨¢s, no puede negar que usted fue quien embarr¨®. Lo m¨ªnimo ser¨ªa pedirles disculpas as dos se?oritas a quienes enga?¨®. En ese momento, Jorge tambi¨¦n se acerc¨® al grupo, dispuesto a intervenir. Sin embargo, Hache se le adnt¨® y ¨¦l solo observ¨® escena, tenso. Fabi¨¢n, ajeno a los problemas de Jorge, no despegaba vista del espect¨¢culo. Para ¨¦l, aquello era mejor que cualquier nov de tele. Al escuchar que supuesta novia de Fidel haba de una "cita a ciegas", Fabi¨¢n sinti¨® que se le iluminaban los ojos. -?Ah, con que Fidel y Sabrina tuvieron una cita! ?Eso s¨ª que est¨¢ bueno! -pens¨® para s¨ª mismo, casi saboreando el chisme. -Fidel es un loco, solo alguieno Sabrina podr¨ªa estar con ¨¦l. La pareja perfecta, s¨ª, se?or. Desde subasta, todos, incluso Araceli, sab¨ªan ya que quien se hab¨ªa peleado con Fidel era Sabrina, aunque a Fabi¨¢n nadie le hab¨ªa contado nada. Y era mejor as¨ª, porque cuando Fabi¨¢n se enteraba de algo, su imaginaci¨®n se desbordaba y convert¨ªa cualquier historia en un absurdo, dejando a todos inc¨®modos, incluso a Araceli, que no ten¨ªa paciencia ni para corregirle. Cap¨ªtulo 654 -?Para qu¨¦ me desgasto explic¨¢ndole? -sol¨ªa pensar Araceli-. Si le aro una cosa, se inventa diez m¨¢s. Nadie quer¨ªa escuchars locuras de Fabi¨¢n, y mucho menos Araceli. Por eso, cuando a Fabi¨¢n se le cruz¨® idea de empezar una transmisi¨®n en vivo, Araceli siempre lo deten¨ªa a tiempo. -Si Fabi¨¢n transmite, seguro termina en l¨ªos -dec¨ªa e, cansada de tener que arrer los problemas que ¨¦l causaba cada vez que abr¨ªa una transmisi¨®n. Pero hoy Araceli no estaba cerca. Nadie pod¨ªa detenerlo. Fabi¨¢n sac¨® su celr y, sin un gramo de verg¨¹enza, empez¨® a transmitir en vivo. Hasta pag¨® para que su video fuera tendencia. [Sabrina cree que es reina des redes, pero esta vez, el rey del chisme soy yo. Prep¨¢rense, porque esto se va a poner bueno.] 01.12 1 Capitulo JJ Chapter 655 Al pensar en eso, los ojos de Fabi¨¢n Guerrero volvieron a brir con intensidad. -?Esto podr¨ªa considerarse un esc¨¢ndalo de Sabrina Ib¨¢?ez? Despu¨¦s de todo, e estaba metida en un l¨ªo de "amante". A Fabi¨¢n emoci¨®n le recorr¨ªa el cuerpo. -Esta vez, voy a hundir. No habr¨¢ forma de que se levante de esto. Se imaginaba el momento en que Araceli le mirar¨ªa con admiraci¨®n y le dir¨ªa, con una sonrisa, que era muy inteligente. Mientras tanto, Fidel Casta?o, al verse bloqueado por Hache, se puso a¨²n m¨¢s tenso, su mirada se volvi¨® oscurao una noche sin luna. Reconoci¨® a Hache de inmediato: era el mismo tipo que hab¨ªa venido ¨²ltima vez al evento con Sabrina y su grupo. Desvi¨® vista y not¨® a Jorge Olivares junto a puerta. En ese instante, todo encaj¨® en su mente. Fidel se detuvo, sus ojos se posaron en Sabrina con una intensidad que hba sangre. -Qu¨¦ jugada tan bien armada -solt¨®, con tono sarc¨¢stico. Sabrina fingi¨® sorpresa, con una expresi¨®n inocente. -No entiendo de qu¨¦ ha, se?or Casta?o. En el fondo, ya hab¨ªa previsto que Fidel descubrir¨ªa. Fidel no era ning¨²n ingenuo; con una movida tan evidente, estaba ro que ¨¦l se dar¨ªa cuenta. Pero eso no le preocupaba. Sabrina prefer¨ªa dejarlo frustrado, sin poder desahogarse. Fidel mir¨® alrededor. Vio c¨®mo gente los observaba, algunos con curiosidad, otros con desd¨¦n. Not¨® ques miradas hacia ¨¦l eran de desprecio y bu, y apret¨® los pu?os sin querer. 1 Pens¨® que esa mujer, que a?os atr¨¢s hab¨ªa sido expulsada de familia Ramos por una jugada de Nicol¨¢s, ahora era mucho m¨¢s dif¨ªcil de manejar. Fidel entendi¨® que, si abr¨ªa boca en ese momento, solo empeorar¨ªas cosas. Mientras m¨¢s hara, peor quedar¨ªa. Sabrina hab¨ªa armado todo ese teatro solo para hacerlo perder los estribos. La mir¨® de nuevo, sus ojos fr¨ªoso el acero. -Esta cuenta tengo pendiente contigo. Y sin decir m¨¢s, Fidel dio media vuelta y se march¨®, sin mirar atr¨¢s. En cuanto ¨¦l sali¨® del restaurante, por fin se escucharon murmullos entre losensales. -?Y ese tipo qui¨¦n se cree? ?Qu¨¦ rid¨ªculo! -?Todav¨ªa quer¨ªa agredir a una mujer? Ese est¨¢ bien mal de cabeza. -Se ve decente, pero de buenas intenciones no tiene nada. Fabi¨¢n, por su parte, sent¨ªa que todo hab¨ªa terminado demasiado r¨¢pido. Su transmisi¨®n apenas hab¨ªa subido de audiencia, gente estaba pegada viendo el drama, y de repente Fidel se fue as¨ª nada m¨¢s. Sin el protagonista principal, ?c¨®mo iba a mantener atenci¨®n de los espectadores? Sabrina, por otrodo, se fij¨® en Jorge Olivares, que observaba desde distancia. Le asinti¨® con cabeza, en se?al de 21:13 Cap¨ªtulo 655 agradecimiento. Jorge no se acerc¨® a saluda. En cambio, le habl¨® a Fabi¨¢n -Fabi¨¢n, ya es tarde. Mejor nos vamos. Con Fidel fuera de escena, no hab¨ªa nada interesante por grabar. Adem¨¢s, Fabi¨¢n tampoco ten¨ªa muchas ganas de cruzarse de nuevo con Sabrina. Asinti¨® con resignaci¨®n. -Listo, v¨¢monos. Ambos se encaminaron a salida, y Sabrina ni se inmut¨® por su partida. Solo cuando salieron del restaurante, a Fabi¨¢n se le ocurri¨® que pod¨ªa desatar un esc¨¢ndalo en redes, atacando a Sabrina. -?Qu¨¦ t¨ªtulo le pondr¨ªa? -pens¨®-. ?"Los a?os de Sabrinao otra"? No, no, eso podr¨ªa verseo difamaci¨®n, y Sabrina apenas lleva poco tiempo divorciada. Adem¨¢s, Sabrina de ahora no era ninguna ingenua. Y si Andr¨¦ Carvalho se enteraba, seguro se molestar¨ªa con ¨¦l. Finalmente, Fabi¨¢n decidi¨® conseguir el video de mujer que hab¨ªa entrado furiosa a insultar a Fidel. Le pondr¨ªa un filtro a cara de Sabrina, y contratar¨ªa gente para que "guiara" losentarios. As¨ª, todos terminar¨ªan descubriendo que era e, y dejar¨ªa que gente en inte hiciera el resto. Sabrina estaba por presentar su concierto, ?no? Un esc¨¢ndalo as¨ª, a estas alturas, seguro interferir¨ªa con el evento. Entre m¨¢s lo pensaba, m¨¢s convencido estaba de que su n era brinte. Decidi¨® no contarle nada a Araceli Vargas por ahora. Mejor sorprende despu¨¦s. Solo de pensarlo, no pudo evitar soltar una risa contenida. Jorge se le qued¨® viendo, extra?ado. -Fabi¨¢n, ?y esa risa, qu¨¦ te pasa? Fabi¨¢n reion¨® de golpe. -No... nada -respondi¨®, tratando de disimr su satisfi¨®n. 21:13 Chapter 656 Cap¨ªtulo 656 Fabi¨¢n no ten¨ªa ninguna intenci¨®n de contarle esto a Jorge. Jorge era de esos que no le niegan un favor ni a su sombra, jam¨¢s lo dejar¨ªa hacer algo as¨ª. Y si encima se lo dec¨ªa a Andr¨¦, todo el n contra Sabrina se ir¨ªa al traste. Fabi¨¢n lo pens¨® un momento y, fingiendo desinter¨¦s, solt¨®: -Jorge, mejor no le digas a Andr¨¦ que nos topamos con Sabrina en esa cita arreda. -T¨² sabes, Andr¨¦ todav¨ªa quiere que Sabrina regrese para cuidar a Thiago Carvalho, y si se entera de que e est¨¢ saliendo con alguien m¨¢s, seguro que le va a caer mal noticia. Jorge le ech¨® una mirada r¨¢pida a Fabi¨¢n, ocultando el destello de sospecha en sus ojos. -Tranquilo, lo entiendo. Al d¨ªa siguiente. Fidel estaba concentrado en un mont¨®n de papeles del trabajo. De repente, puerta de habitaci¨®n se abri¨® de golpe. Nicol¨¢s entr¨® casi corriendo, cara desencajada. -T¨ªo, tenemos un problema. ?Saliste ens noticias! Fidel frunci¨® el ce?o. -?Yo? -S¨ª, t¨² -Nicol¨¢s trag¨® saliva antes de seguir-. Dicen que eres un desgraciado, que andas con dos mujeres al tiempo, que abandonaste a novia que estuvo contigo tantos a?os... Apenas escuch¨® eso, Fidel record¨® de inmediato lo que hab¨ªa pasado ayer. Su expresi¨®n se endureci¨® y furia le subi¨® al rostro. -?Eso es una mentira descarada! -Ya s¨¦ que todo es falso, pero gente no lo sabe. Ahora los Ramos tambi¨¦n est¨¢n en Colombia, seguro que ya vieron noticia... T¨ªo, hay que bajar eso des redes ?ya! Si no, te puedes meter en un buen l¨ªo. El brillo de los ojos de Fidel se volvi¨® amenazante. Sac¨® su celr y marc¨® un n¨²mero. -Quiero que quite todass noticias sobre m¨ª que est¨¢n cido en inte. Todas. Pero no hab¨ªa pasado ni media hora cuando el celr volvi¨® a sonar. Era su asistente, que haba casi temndo. -Se?or Casta?o, el asunto del trending... no lo pudimos bajar. De hecho, no solo no lo bajamos, 16:38 1 Capitulo 656 sino que ahora es n¨²mero uno en todosdos... Todo el mundo est¨¢ hando de eso, y ni siquiera contratando bots hemos logrado contrr losentarios. Se?or Casta?o, esto no es Chile, aqu¨ª no tenemos tanta influencia... ?Por qu¨¦ no mira si hay otra manera? Fidel entrecerr¨® los ojos. Susbios, apretados, dejaron escapar unas pbras en tono cortante. -Otra vez Sabrina... Pero Nicol¨¢s lo interrumpi¨®: -T¨ªo, ya investigu¨¦. Esa noticia sali¨® de una des empresas de medios de Fabi¨¢n. -A Fabi¨¢n tambi¨¦n lo revis¨¦. Tiene un rollo bien pesado con Sabrina, siempre est¨¢ fastidiando. Hizo una pausa, buscandos pbras adecuadas. Fidel lenz¨® una mirada de hielo. -?Y entonces? -Sabrina logr¨® lo que tiene en tan poco tiempo, y eso no se puede separar de Fabi¨¢n. En p¨²blico, parece que siempre se est¨¢ jugando en contra, pero por detr¨¢s le echa tremenda mano. Nicol¨¢s dud¨®, pero sigui¨®: -T¨ªo, ?no ser¨¢ que Fabi¨¢n en verdad est¨¢ ayudando, pero a escondidas? Dicen que es muy amigo de Andr¨¦... ?Ser¨¢ que le gusta Sabrina y no quiere que Andr¨¦ se entere, entonces arma todo este teatro? -Hay m¨¢s... Nicol¨¢s le cont¨® todo lo que hab¨ªa averiguado. -La vez pasada, en subasta, fue Fabi¨¢n quien arm¨® el esc¨¢ndalo y habl¨® pestes de ti dnte de todos. Y ahora, esta noticia tambi¨¦n sale de su empresa. Es mucha coincidencia. Diciendo esto, le pas¨® a Fidel el expediente con informaci¨®n que hab¨ªa conseguido. Fidel lo revis¨®, y mientras m¨¢s le¨ªa, m¨¢s dura se le pon¨ªa mirada y m¨¢s se le oscurec¨ªa el semnte.. -As¨ª que el Grupo Guerrero, tan chiquito y ya se atreve a ponerse en mi contra... Nicol¨¢s le advirti¨®: -T¨ªo, acu¨¦rdese que estamos en Cartagena. Fabi¨¢n tiene a Andr¨¦ y a Jorge de sudo, no va a ser f¨¢cil hacerle frente aqu¨ª. 16-384 Chapter 657 Cap¨ªtulo 657 El tema segu¨ªa candente en redes, imposible de apagar. Era evidente que alguien mov¨ªa los hilos a prop¨®sito. Y ese tal Fabi¨¢n, sin duda, ten¨ªa mucho que ver. Todo indicaba que ¨¦l estaba ech¨¢ndole una mano a Sabrina desdes sombras. Fidel apret¨® losbios, dejando apenas una l¨ªnea recta, y sus ojos desteron con un brillo hdo. Para ¨¦l, cosaso esta no merec¨ªan ni una pizca de atenci¨®n. Las hadur¨ªas de gente jam¨¢s le hab¨ªan importado. Pero esta vez, justo ahora, situaci¨®n le dejaba una iodidad vada en garganta. Guard¨® silencio unos segundos antes de ordenar con voz seca: -ma a Andr¨¦. Mientras tanto, en alg¨²n rinc¨®n de ciudad, Dani sco, al ver noticia, se apresur¨® a ticarle todo a Sabrina. -?Sabrina! ?Fidel est¨¢ en tendencia! -rio con ganas-. ?Te lo juro, esto s¨ª es justicia divina! Ahora el tipo ese est¨¢ siendo tachado de "el peor pat¨¢n del siglo". Algunas des chicas ricas del medio todav¨ªa intentan defenderlo, diciendo que esa mujer invent¨® todo, que es jam¨¢s hab¨ªan escuchado de e. ?Y sabes qu¨¦ le responden los internautas? [¡°Eso es justamente prueba, ?no? Eso significa que nunca present¨® a su novia, que siempre tuvo escondida mientras fing¨ªa ser soltero. La chica era solo un n de reserva. Si todo el mundo hubiera conocido, ?lo mar¨ªan pat¨¢n?¡°] Dani no pudo evitar soltar una carcajada de esas que contagian. -Mira, por m¨¢s que los bots intenten limpiar su imagen, siempre hay alguien que los ca. A Fidel ya no hay quien lo salve. Sabrina no ocult¨® su sorpresa. -?Sabes qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de estas noticias? -Pregunt¨¦ con mis amigos del medio -respondi¨® Dani-, Dicen que todo sali¨® de una agencia del Grupo Guerrero. Sabrina se qued¨® cada unos segundos, pensativa. -Vaya, Fabi¨¢n s¨ª que me sorprendi¨®. Yo cre¨ªa que solo era bueno para presumir con sus 16:38 1 amigos de toda vida. Pero esto... esto s¨ª que no me lo esperaba. Dani tambi¨¦n se mostr¨® confundida. -?Qu¨¦ le pas¨® a Fabi¨¢n, ah? ?Por qu¨¦ se prest¨® para esto? ?Difundir chismes sobre Fidel le trae alg¨²n beneficio? ?No le da miedo meterse con ¨¦l? En ese momento, Sebasti¨¢n Fonseca, que hab¨ªa estado escuchando en silencio, intervino con calma. -Fabi¨¢n se atreve porque piensa que sacando esto a luz va a empeorar el pleito entre se?orita Ib¨¢?ez y Fidel. ¨¦l quiere verlos pelear hasta destruirse y despu¨¦s quedarse cons ganancias. Y si es cuidadoso, puede echarle culpa de los rumores a se?orita Ib¨¢?ez. Dani asinti¨® despacio, d¨¢ndole raz¨®n. -Tiene sentido. Sabrina, no olvides que hace poco el Grupo Guerrero intent¨® calmars cosas haci¨¦ndote pasar por una de sus artistas. Si ahora ¨¦l mueves cosas para que te culpen, mucha gente se lo va a creer. Mientras revisabas noticias en su celr, Dani agreg¨®: -Ahora mismo hay otro grupo en l¨ªnea que est¨¢ atacando a supuesta amante. Aunque tu cara sale tapada, con lo famosa que eres, tarde o temprano te van a descubrir. Sabrina tom¨® el celr que Dani le tendi¨®, reflexionando unos segundos. -Si igual me van a descubrir, mejor aprovecho y echo m¨¢s le?a al fuego. Lenz¨® una sonrisa a Dani. -Hazme un favor, sube ununicado a Twitter diciendo que solo vi a Fidel dos veces, que no lo conozco bien y que jam¨¢s supe que ten¨ªa novia. Si hubiera sabido, ni loca habr¨ªa ido a esa cita. Dani se sorprendi¨® un poco. -?De verdad vas a admitir que tuviste una cita con Fidel? Eso puede volverse en tu contra, sobre todo si Fabi¨¢n quiere manipr historia y presentarteo m. Sabrina mir¨® con determinaci¨®n. -No te preocupes, buscar¨¦ a Jorge y a Gabriel Castillo para que nos ayuden. Si Fabi¨¢n puede contratar bots, ?t¨² crees que nosotros no podemos? [Twitter @Dani sco: Quiero dejar ro que Sabrina y Fidel solo se vieron dos veces. E no ten¨ªa idea de que ¨¦l ten¨ªa novia. Si lo hubiera sabido, jam¨¢s habr¨ªa aceptado una cita. No inventen cosas que no son.] La tensi¨®n en el ambiente se sent¨ªao una cuerda a punto de romperse. Sabrina respir¨® Capitulo 657 hondo, sintiendo que tormenta apenasenzaba. Pero si algo hab¨ªa aprendido, era que a veces hay que enfrentar el incendio con una chispa propia. Chapter 658 Cap¨ªtulo 658 Cap¨ªtulo 658 -Dani, ve t¨² a encargarte de eso. Yo ya tengo ro lo que hay que hacer afirm¨® Sabrina con seguridad. Dani lo pens¨® un momento y decidi¨® confiar en Sabrina. -La verdad, el concierto se acerca y aumentar fama nunca est¨¢ de m¨¢s. Pero en inte siempre hay gente que se deja llevar por cualquier rumor, sin importar si es cierto o no. Mir¨® a Sabrina y a?adi¨®: -Adem¨¢s, ma?ana empiezapetencia oficial de viol¨ªn. Este concurso es demasiado importante. Escuch¨¦ de Marcelo nco que hay quienes har¨ªan cualquier cosa por llegar a final. Dani baj¨® voz, preocupada. -Sabrina, me preocupa todo esto por ti.... Antes de que Sabrina respondiera, Sebasti¨¢n se adnt¨® con tono firme. -Durante este tiempo, puedo ser el guardaespaldas de se?orita Ib¨¢?ez. Me encargar¨¦ de protege. Dani movi¨® cabeza hacia Sabrina. -?T¨² qu¨¦ crees, Sabrina? Sabrina se qued¨® pensativa. Al final, asinti¨® levemente. -Est¨¢ bien, hag¨¢moslo as¨ª por ahora. Mientras tanto, Andr¨¦ recibi¨® una mada de Nicol¨¢s. [Se?or Carvalho, soy Nicol¨¢s.] Andr¨¦, que estaba revisando unos documentos, se detuvo de inmediato. -Se?or Casta?o, ?a qu¨¦ debo el honor de su mada tan repentina? Nicol¨¢s habl¨® con voz seria: -Se?or Carvalho, su gran amigo Fabi¨¢n ha estado difundiendo en inteentarios negativos sobre mi t¨ªo Fidel. -Entre mi t¨ªo y Fabi¨¢n no hay ningun asunto pendiente. Aunque Fabi¨¢n ha sido irrespetuoso varias veces con mi abuelo, ¨¦l siempre le ha pasado por alto por ser m¨¢s joven. Mi t¨ªo tampoco le guarda rencor. -Pero Fabi¨¢n ha estado inventando rumores y calumniando a mi t¨ªo ens redes. Andr¨¦, al escuchar esto, record¨® de inmediatos cosas que Fabi¨¢n hab¨ªa dicho sobre Fidel aquel d¨ªa y c¨®mo alguiens hab¨ªa filtrado hasta terminar ens noticias. Mientras intentaba ordenar sus ideas, Nicol¨¢s continu¨®: -Mi t¨ªo quiere darle otra oportunidad al Grupo Guerrero. No quiere llegar al extremo de romper rciones. -Tengo entendido que usted y Fabi¨¢n son muy cercanos, adem¨¢s mi abuelo fue mentor de su exesposa. Mi t¨ªo no quiere que esto se salga de control, as¨ª que decidi¨® darle una ¨²ltima oportunidad a Fabi¨¢n. Nicol¨¢s hizo una pausa y remat¨®: -Mientras Fabi¨¢n retire los temas de tendencia y pida disculpas p¨²blicamente, mi t¨ªo no volver¨¢ a perseguir el asunto. Era una petici¨®npletamente razonable. A pesar de los roces anteriores entre Fidel y Sabrina, eso era asunto aparte. Fabi¨¢n y Sabrina no deb¨ªan ser confundidos. Adem¨¢s, los rumores que Fabi¨¢nnz¨® sobre Fidel s¨ª se pasaron de raya. Era l¨®gico que pidieran una araci¨®n y una disculpa. Andr¨¦ masaje¨® su frente, agotado. -D¨¦jame averiguar qu¨¦ pas¨® exactamente y en un rato te doy una respuesta. 20:13 Cap¨ªtulo 658 Nicol¨¢s contest¨®, apremiante: -Espero que lo haga r¨¢pido, se?or Carvalho. Este tipo de cosas no pueden tardar mucho, porque perjudican reputaci¨®n de mi t¨ªo. Tan pronto colgo, Andr¨¦ busc¨® el n¨²mero de Iv¨¢n Silva. -En diez minutos quiero un informe de todass noticias que est¨¦n cido sobre Fidel. Andr¨¦ no solia meterse en chismes ni en esc¨¢ndalos, as¨ª que desconoc¨ªa el alcance del problema. Unos siete u ocho minutos despu¨¦s, Iv¨¢n entr¨® con el ce?o arrugado y cara de preocupaci¨®n. Andr¨¦ sinti¨® un mal presentimiento. -?Pas¨® algo grave? Iv¨¢n abri¨® boca, dudo, y no supo por d¨®nde empezar. Finalmente, dej¨® el documento sobre mesa de Andr¨¦. -Se?or Carvalho, mejor m¨ªrelo usted mismo. Andr¨¦ empez¨® a hojear carpeta. Al principio, su expresi¨®n segu¨ªa tranqu. Pero cuando ley¨® que una fuente aseguraba que supuesta amante de Fidel era nada menos que Sabrina, su semnte cambi¨® de inmediato. 3 Chapter 659 20-13 Capitulo 39 Cap¨ªtulo 659 ?Fabi¨¢n Guerrero de verdad solt¨® el rumor de que Sabrina Ib¨¢?ez era amante? Si se tratara de otra persona, quiz¨¢ habr¨ªa caldo en duda. Pero ¨¦l hab¨ªa visto con sus propios ojos bronca que Sabrinay Fidel Casta?o tuvieron aque noche. No es que se fueran a matar, pero tensi¨®n entre ellos se pod¨ªa cortar con cuchillo Erano agua y aceite: simplemente no se soportaban. Que Sabrina y Fidel se vieran... para ¨¦l no era raro. Al fin y al cabo, rci¨®n de Sama con Hern¨¢n Casta?o era de sobra conocida. Si Hem¨¢n se enteraba de algo as¨ª, seguro obligar¨ªa a Fidel a disculparse. La mujer que apareci¨® de nada esa noche ni siquiera le importaba. Si Fidel era un loco de remate o simplemente estaba jugando a dos bandas, a Andr¨¦ Carvalho no le interesaba para nada. Andr¨¦ miraba noticia en panta, pensativo. Pasaron varios minutos hasta que rompi¨® el silencio. -Quiero que toda informaci¨®n sobre Sabrina desaparezca de los medios, entienden... Pero apenas terminaba de har, Iv¨¢n Silva se adnt¨®: -Se?or Carvalho, justo antes de entrar, mi asistente me mand¨® un mensaje. La se?orita Ib¨¢?ez ya sali¨® a arar todo p¨²blicamente. Admiti¨® que s¨ª estaba saliendo con Fidel, pero que no ten¨ªa ni idea de que ¨¦l ten¨ªa novia. Andr¨¦ levant¨®s cejas, primero sorprendido. Luego, entendi¨® todo de golpe. Sabrina, con ese movimiento, hab¨ªa dejado a Fidel en cuerda floja. Si e hubiera dicho que solo eran amigos y que solo salieron aer, otra mujer habr¨ªa quedadoo una celosa irracional. Pero al admitir que s¨ª estaban saliendo, el asunto cobraba otro peso. Pensando en eso, Andr¨¦ orden¨®: -Entonces, h¨¢ganlo as¨ª: orienten todo para que gente vea que Sabrina no sab¨ªa nada, que e tambi¨¦n fue v¨ªctima. Iv¨¢n ech¨® una mirada r¨¢pida a Andr¨¦, dudando. Al final, pregunt¨®: ?Y con lo de Fabi¨¢n Guerrero qu¨¦ hacemos? Si idea era que opini¨®n p¨²blica viera a Sabrinao v¨ªctima, eso quer¨ªa decir que Andr¨¦ no pensaba sacar el tema des tendencias. Andr¨¦ contest¨® sin titubear, con un tono seco: -He tolerado a Fabi¨¢n solo porque una vez me salv¨® vida. Ya le he cubierto muchos l¨ªos y le he aguantado que ataque a Sabrina una y otra vez. Le he advertido muchas veces que Sabrina es mi esposa, pero a ¨¦l no le importa. Creo que el error fue m¨ªo por ser tan permisivo con ¨¦l. A Andr¨¦ ya se le hab¨ªa agotado paciencia con Fabi¨¢n. Y, para colmo, si Fabi¨¢n no lo hubiera manipdo, ¨¦l y Sabrina nunca se habr¨ªan divorciado. El recuerdo le oscureci¨® a¨²n m¨¢s mirada. -Luego le mas a Nicol¨¢s y le dices que esta vez no puedo hacer nada por Fabi¨¢n -a?adi¨® Andr¨¦, tajante. Iv¨¢n sinti¨® un escalofr¨ªo. Era obvio: Andr¨¦ tambi¨¦n iba a soltarle mano a Fabi¨¢n. Pero, pens¨¢ndolo bien, tampoco era para sorprenderse. Fabi¨¢n ten¨ªa un don para buscarse problemas, y encima siempre se met¨ªa con Sabrina. Que Andr¨¦ lo hubiera soportado tanto tiempo ya era un mgro. -Entendido -respondi¨® Iv¨¢n en voz baja, antes de salir del despacho. Andr¨¦ se qued¨® solo, mirada perdida entre los papeles, con una expresi¨®n imposible de descifrar. La noticia sobre Fidel se esparc¨ªa cada vez m¨¢s, impulsada por quienes sab¨ªan manejars redes a su antojo. Hasta Hern¨¢n termin¨® mando a Sabrina para disculparse: -Sabrina, de verdad lo siento. No ten¨ªa idea de que Fidel llevaba a?os con otra novia. Ese tipo siempre ha sido muy reservado. Es culpa m¨ªa, nunca deb¨ª involucrarte en este l¨ªo. Al escuchar voz de Hern¨¢n, a Sabrina le pic¨® conciencia. Despu¨¦s de todo, e misma hab¨ªa neado todo esto. -Hern¨¢n, solo fue unaida, nada m¨¢s. Como quien sale con un amigo, no pasa nada -le contest¨® Sabrina, tratando de restarle importancia. 20:13 Capitulo 659 Hern¨¢n suspiro: -La culpa es mia. Siempre crei que ¨¦l estaba soltero... Si lo hubiera sabido, nunca te lo habr¨ªa presentado, as¨ª no te ven envuelta en chismes. Sabrina trat¨® de consrlo: -Hem¨¢n, esto no es su culpa. La gente que quiere har mal de m¨ª, aunque no existiera este asunto, igual encontrar¨ªa de qu¨¦ har. Chapter 660 Cap¨ªtulo 660 -Adem¨¢s, para m¨ª este tipo de cosas ya ni siquiera son un problema. Ya estoy m¨¢s que acostumbrada ent¨® Sabrina, con una calma que apenas pod¨ªa creerse. Hab¨ªa pasado por tormentas peores en inte. ?Qu¨¦ importaba este esc¨¢ndaloparado con lo que ya hab¨ªa vivido? Sabrina todav¨ªa intent¨® tranquilizar a Hern¨¢n un poco m¨¢s. -En unos d¨ªas, le llevar¨¦ a Romeo Castillo para que lo vea, ?le parece? Despu¨¦s de colgar, Sabrina recibi¨® notificaci¨®n con fecha depetencia de viol¨ªn. La vez anterior ya hab¨ªa superado ronda preliminar. Y justo ma?ana arrancabapetencia formal. Sabrina no ten¨ªa cabeza para distraerse m¨¢s con eso. En cuanto a los chismes en inte, ya ver¨ªa cu¨¢ndo Fidel tendr¨ªa capacidad de frenarlos. Por ahora, bien pod¨ªa dejar que Fabi¨¢n y Fidel se pelearan entre s¨ª un rato m¨¢s, mientras e se concentraba de lleno enpetencia. Al d¨ªa siguiente, Hache llev¨® a Sabrina en carro hasta el lugar del concurso. La ¨²ltima vez, su carro se hab¨ªa da?ado a medio camino, y el nuevo -reci¨¦n modificado- hab¨ªa terminado chocando con el de Fidel. Dani sco, convencida de que Sabrina ten¨ªa una racha terrible con los carros, se neg¨® a deja manejar otra vez. Por ser ronda inicial, Sabrina no llev¨® apetencia su viol¨ªn Astra Aestiva. Sab¨ªa que era muy superior a los dem¨¢s participantes. No ten¨ªa sentido usar ese viol¨ªn para astar a los dem¨¢s. Lapetencia de hoy era de alto nivel, y siendo el primer d¨ªa, s estaba llena de familias y amigos animando a los suyos. Solo Sabrin? lleg¨® pa?ada ¨²nicamente de Hache, lo que hac¨ªa lucir algo solitaria entre tantos grupos. Ni Dani, ni Marcelo nco, ni siquiera Gabriel Castillo o Romeo mostraron mayor inter¨¦s por esa ronda inicial. Para ellos, Sabrina estaba destinada a ganar. ?Qu¨¦ importaba ronda de sificaci¨®n? Hache le entreg¨® el viol¨ªn con una sonrisa tranqu. -Se?orita Ib¨¢?ez, mucha suerte. Si necesita algo, aqu¨ª estoy. Cap¨ªtulo 660 Sabrina tom¨® el viol¨ªn. -Gracias, Hache. Estaba a punto de entrar al auditorio cuando una voz c¨¢lida alcanz¨® por espalda. -Sabrina. E se gir¨® y vio a Jorge Olivares parado a unos metros. -?Jorge? -pregunt¨® sorprendida-. ?Qu¨¦ haces aqu¨ª? En los ojos de Jorge cruz¨® un brillo agudo, pero enseguida sonri¨®. -Vine a buscar a Andr¨¦. Hizo una pausa,o quienenta algo sin importancia. -Hoy haypetencia de una se?orita, seguro Andr¨¦ vino a apoya. Yo firm¨¦ un contrato cerca de aqu¨ª y aprovech¨¦ para pasar. Mientras buscaba a Andr¨¦, justo te vi a ti. Al escuchar el nombre de Andr¨¦, Sabrina ni pesta?e¨®. Ya estaba m¨¢s que inmune a ese tipo de Que Andr¨¦ viniera a apoyar a Araceli Vargas no sorprend¨ªa en absoluto. Jorge not¨® que Sabrina no ten¨ªa intenci¨®n de seguir el tema, as¨ª que cambi¨® de conversaci¨®n. Mir¨® a Hache, que aguardaba en silencio a sudo. -Sabrina, he visto muchas veces a este se?or. ?Qui¨¦n es? Sabrina cay¨® en cuenta de que nunca los hab¨ªa presentado. -Se ma Hache, es mi asistente por ahora. Hache, ¨¦l es Jorge, un amigo m¨ªo. Hache, siempre correcto, se adnt¨® y le tendi¨® mano. -Se?or Olivares, mucho gusto. Jorge respondi¨® con amabilidad. -El gusto es m¨ªo, Hache. Tras el saludo, Jorge volvi¨® a mirar a Sabrina. -?As¨ª que t¨² tambi¨¦npites hoy? Sabrina asinti¨®. -Justo tengo tiempo libre, puedo quedarme a apoyarte -dijo Jorge con voz animada. Como si temiera que lo rechazara, a?adi¨® enseguida: -De todos modos, Andr¨¦ tendr¨¢ que esperar un buen rato a Araceli. No se va a ir pronto. Chapter 661 17:02 0 Cap¨ªtulo 661 Jorge ten¨ªa que esperar a Andr¨¦, y al parecer no le ca¨ªa nada bien Araceli. Aprovechando que estaba ah¨ª, decidi¨® ver supetencia; Sabrina, por su parte, no encontr¨® manera de negarse. Justo cuando Sabrina iba a decir algo, escuch¨® una vocecita conocida y dulce. -?Mam¨¢, ?t¨² tambi¨¦n est¨¢s aqu¨ª?! Una figura peque?a corri¨® hacia e, con el rostro encendido de alegr¨ªa. -?Thiago? -Sabrina primero se sorprendi¨®, pero enseguida entendi¨® situaci¨®n. Andr¨¦ lo hab¨ªa tra¨ªdo hasta ah¨ª, seguramente para ver a Araceli. Sabrina levant¨® vista, y talo lo imagin¨®, ah¨ª ven¨ªa Andr¨¦, ese hombre de aire serio y atractivo, caminando despacio hacia ellos. Sabrina mantuvo el semnte tranquilo. -Thiago, ?no estabas con familia Ramos? En los ojos de Thiago Carvalho solo hab¨ªa felicidad al ver a su mam¨¢. -Hoy pap¨¢ quer¨ªa venir a ver el concurso de se?ora Vargas, as¨ª que me vino a buscar ent¨® entusiasmado. En ese momento, Andr¨¦ lleg¨® junto a ellos, justo a tiempo para escuchar a Thiago.. Frunci¨® el ce?o. -Thiago, ?cu¨¢ndo te dije yo que ¨ªbamos a ver el concurso de tu se?ora Vargas? Thiago lo mir¨® confundido. -La ¨²ltima vez que fuimos aer con se?ora Vargas, ?no fue e que nos invit¨® a vepetir hoy? Andr¨¦ se qued¨® cado un instante, hasta que record¨® ese detalle. Instintivamente volte¨® a ver a Sabrina y trat¨® de explicar: -Traje a Thiago para vertepetir a ti. Era fin de semana, y Andr¨¦ hab¨ªa neado llevar a Thiago solo para verpetencia de Sabrina, y luego invita a salir,o familia. Quer¨ªa fortalecer loszos entre los tres, revivir esos momentos bonitos que tan pocas veces se hab¨ªan dado. Solo hasta ese momento, Andr¨¦ cay¨® en cuenta de que, en cinco a?os,s veces que hab¨ªan salido los tres eran poqu¨ªsimas, ni siquiera ten¨ªa tantas memorias felices para recordar. 17:02 Incluso hab¨ªa salido m¨¢s veces con Araceli que con Sabrina. Sabrina, con mirada distante, solt¨®: -Qu¨¦ considerado, se?or Carvalho, que de paso se acord¨® de venir a verme. Andr¨¦ arrug¨® frente. -No fue de paso... Pero antes de que pudiera terminar, una voz amable y familiar lo interrumpi¨®. -Andr¨¦, ?no encontraste a se?orita? Andr¨¦ se gir¨® y, al ver a Jorge, sus ojos se iluminaron. -?Jorge? -lo mir¨® a ¨¦l y luego a Sabrina-. ?T¨² tambi¨¦n viniste a verpetencia? Jorge solt¨® una carcajada. -No, yo vine a buscarte, Andr¨¦. Andr¨¦ levant¨® un poco voz. -?A buscarme? Jorge explic¨®: -Te m¨¦ hace rato, pero no contestaste. Justo acabo de terminar una reuni¨®n por aqu¨ª cerca. La vez pasada Fabi¨¢n me dijo que se?orita iba apetir por aqu¨ª, as¨ª que pens¨¦ que si no me contestabas, pod¨ªa pasar por el lugar y ver si te encontraba. Y mira, ?te encontr¨¦! Andr¨¦ sac¨® su celr y, efectivamente, ten¨ªa dos madas perdidas de Jorge. Su expresi¨®n se suaviz¨® un poco. -?Y para qu¨¦ me buscabas? ?Pasa algo grave? Jorge neg¨® con cabeza. -Tampoco es tan urgente, es por lo de Fabi¨¢n... De pronto,o si recordara algo, mir¨® a Sabrina y baj¨® voz. -Despu¨¦s te cuento los detalles. Solo escuchar el nombre de Fabi¨¢n hizo que Andr¨¦ arrugara frente de inmediato. Hab¨ªa tenido que arrerle demasiados problemas y, aun as¨ª, Fabi¨¢n ni agradec¨ªa ni dejaba de meter pata,o si todo lo que Andr¨¦ dijera le entrara por un o¨ªdo y le saliera por el otro. Si no fuera porque a?os atr¨¢s Fabi¨¢n le hab¨ªa salvado vida, Andr¨¦ ya se habr¨ªa desentendido de ¨¦l. Mientras Jorge haba, Hache lo observ¨® con atenci¨®n, analizando cada gesto. 17.021 Cap¨ªtulo 661 Sabrina, en cambio, ya no ten¨ªa ganas de discutir sobre a qui¨¦n hab¨ªan ido a ver. -Lapetencia est¨¢ por empezar, voy a prepararme. Los ojos de Thiago briron un poco m¨¢s. Le fascinaba ver a su mam¨¢ en el escenario, tan radiante y llena de vida,o si nada ni nadie pudiera opacar ese momento. 23 4 Chapter 662 Cap¨ªtulo 662 Cap¨ªtulo 662 ¡ªMam¨¢, yo te voy a estar apoyando, ?s¨ª? -dijo ¨¦l de inmediato, con una determinaci¨®n que le brotaba desde el fondo. Sabrina solo asinti¨®, ni con entusiasmo ni con desd¨¦n, en una respuesta que no dejaba ver ni cercan¨ªa ni distancia. Apenas Sabrina se fue, Andr¨¦ dirigi¨® por fin mirada hacia Hache. Ya lo ten¨ªa en mira desde hac¨ªa rato. Aunque Hache no hab¨ªa dicho pbra y se manten¨ªa ens sombras, su presenciagra imposible de ignorar. Ten¨ªa algo en el porte, en forma en que se paraba, que lo hac¨ªa destacar aunque intentara pasar desapercibido. Andr¨¦ se acerc¨®, deteni¨¦ndose justo frente a ¨¦l. Lo escrut¨® de arriba abajo, su mirada ejerc¨ªa una presi¨®n tan fuerte que cualquiera se habr¨ªa sentido intimidado. -?Y t¨² qui¨¦n eres? Lo hab¨ªa visto un par de veces antes, pero nunca le prest¨® atenci¨®n. No cre¨ªa que Sabrina se fijara en alguien que pareciera tan fr¨¢gil y delicado. Sin embargo, entre m¨¢s lo ve¨ªa junto a Sabrina, m¨¢s empezaba a molestarlo. Ni siquiera Gabriel, con toda confianza que le ten¨ªa Sabrina, andaba pegado a e todo el tiempo. Pero este tipo... cada vez que coincid¨ªa con Sabrina, ah¨ª estaba ¨¦l,o si su sombra lo persiguiera. La vez de subasta, bueno, hab¨ªa sido una reuni¨®n grande, eraprensible. Pero ahora que Sabrina iba apetir, ?y solo lo llev¨® a ¨¦l? Andr¨¦ lo mir¨® con m¨¢s atenci¨®n. Si Sabrina lo ten¨ªa tan cerca, por algo deb¨ªa ser. No sab¨ªa por qu¨¦, pero sent¨ªa que este hombre que hab¨ªa aparecido de nada ten¨ªa un prop¨®sito oculto. De esos que no se cuentan ni a los m¨¢s cercanos. Cualquier otro ya habr¨ªa salido corriendo ante el aura dominante de Andr¨¦. Hache, en cambio, no perdi¨® sonrisa. Se mantuvo tranquilo,o si nada. sy -Me mo Hache, en este momento soy el guardaespaldas y asistente de se?orita Ib¨¢?ez -respondi¨®, con una calma que descoloc¨® a Andr¨¦-. Ya sabes, con tanta popridad, se?orita Ib¨¢?ez atrae problemas, siempre hay alguien queriendo meterse con e o poner en riesgo su seguridad. Sonri¨® de manera enigm¨¢tica y agreg¨®: -Sobre todo el buen Fabi¨¢n, amigo fiel del se?or Carvalho, que anda siempre tras e. Ahora que se?orita Ib¨¢?ez tiene el concierto a vuelta de esquina y se est¨¢ preparando para unapetencia importante, imagina que le pase algo... no ser¨ªa nada bueno. Hache lo hab¨ªa dicho tan ro que Andr¨¦ no encontr¨® c¨®mo rebatirlo. Andr¨¦ lo mir¨® fijo, voz le sali¨® seca,o quiennza una advertencia vda. -?Sabrina no te ha dicho que un buen asistente sabe cu¨¢ndo car? Hay cosas ens que es mejor no meterse. Las pbras pueden ser peligrosas. No vaya siendo que un d¨ªa no entiendas ni c¨®mo acabaste mal. Sebasti¨¢n Fonseca (as¨ª lo maban algunos), solt¨® una sonrisa tranqu. -Si termino mal, ser¨¢ porque no fui lo suficientemente h¨¢bil. Pero,a, no es tan f¨¢cil deshacerse de m¨ª. Al final de cuentas... Baj¨® un poco voz, pero cada pbra era un golpe certero. -Ahora soy parte del c¨ªrculo de se?orita Ib¨¢?ez. E protege a los suyos con u?as y dientes. Cr¨¦ame, no dejar¨ªa que nadie me hiciera da?o. Aunque su expresi¨®n segu¨ªa rjada, sus pbras ten¨ªan un dejo de provocaci¨®n. -Ni siquiera el se?or Carvalho podr¨ªa hacerlo, ?no cree? Apenas termin¨® de har, el rostro de Andr¨¦ se endureci¨®, y hasta a Jorge se le not¨® el cambio en expresi¨®n. El tal Hache, aunque solo era un asistente, haba con una seguridad que no era normal. Algo ten¨ªa en manga, seguro. ?Ser¨¢ que Sabrina lo trataba de manera especial? No era imposible. De lo contrario, ?por qu¨¦ e elegir¨ªa a un hombreo asistente? Y encima, con ese atractivo tan mativo. Jorge, sin quererlo, sinti¨® una amenaza a¨²n m¨¢s fuerte que que sent¨ªa Andr¨¦. 15:59 Cap¨ªtulo 662 Por otrodo, Eva Ramos ya hab¨ªa sido confirmadao violinista representante del distrito estadounidense. Ese d¨ªa, e fue con Roc¨ªo Hoyos al lugar depetencia. Las dos quer¨ªan medir el nivel de los concursantes del distrito colombiano. En ese momento, Roc¨ªo, que estaba a sudo, le jal¨® con suavidad manga de camisa. -Eva, ese hombre... ?qui¨¦n es? Eva sigui¨® diri¨®n de mirada de Roc¨ªo. Al ver de qui¨¦n se trataba, sus ojos se abrieron un poco m¨¢s, sorprendida. Chapter 663 15:59 212 Cap¨ªtulo 663 Cap¨ªtulo 663 Eva Ramos reconoci¨® de inmediato a Andr¨¦ Carvalho, junto cons personas que lo pa?aban. -?De qui¨¦n has? ?Del amigo de Andr¨¦, Jorge Olivares? -pregunt¨® Eva. -No, es otro -respondi¨® Roc¨ªo Hoyos. La mirada de Eva se pos¨® entonces en un hombre de porte elegante y fiones delicadas. En ese momento, hab¨ªa muchas personas echando miradas furtivas hacia ese grupo. Andr¨¦, Jorge y Hache destacaban f¨¢cilmente entre multitud. Ya fuera por su presencia o por su actitud, era imposible ignorarlos. -No conozco a ese ent¨® Eva-, pero me parece que lo he visto junto a Sabrina Ib¨¢?ez. La ¨²ltima vez, en subasta, creo que estaba con Sabrina. Debe de ser amigo suyo. Roc¨ªo no apart¨® los ojos del rostro del hombre. -Tiene algo especial -afirm¨®. Eva se gir¨® para mira, sonriendo. -?Te interesa ese tipo? Roc¨ªo no dio vueltas y lo admiti¨® sin rodeos. -S¨ª, verdad que s¨ª, me ma atenci¨®n. La sinceridad de Roc¨ªo sorprendi¨® un poco a Eva, que volvi¨® a fijarse en Sebasti¨¢n Fonseca. Ese hombre ten¨ªa un atractivo innegable, al nivel de cualquiera de sus tres hermanos. Incluso aldo de Andr¨¦ y Jorge, no desentonaba para nada. No era de extra?ar que Roc¨ªo hubiera reparado en ¨¦l. -As¨ª que te gustan los guapos de verdad -brome¨® Eva con una sonrisa. 1 Para Eva, "guapo" no era cualquier tipo bien parecido; su est¨¢ndar era alt¨ªsimo, de noventa y cinco puntos para arriba. Tanto Roc¨ªoo Eva ven¨ªan de familias poderosas, y los pretendientes les llov¨ªan, muchos de ellos con buena pinta, incluso con habilidades destacadas. Pero a Roc¨ªo ninguno le maba atenci¨®n. Ahora, sin embargo, se interesaba por un hombre de origen desconocido, aunque con un f¨ªsico impresionante, lo que a Eva le parec¨ªa curioso. Para e, apariencia no era tan importante; le bastaba con alguien que llegara a ochenta y cinco puntos. Pero eso s¨ª: el linaje y capacidad deb¨ªan ser de primera. No le gustaban los adornos sin sustancia. El hombre que buscaba deb¨ªa tener poder e influencia, alguien que ayudara a cumplir sus ambiciones. En sus ojos, los hombres solo eran herramientas para ascender. Roc¨ªo y Eva eran amigas de toda vida; Roc¨ªo pod¨ªa adivinar lo que Eva estaba pensando. -No, yo tambi¨¦n creo que ¨¦l no es un tipo cualquiera ent¨® Roc¨ªo. -Si de verdad te interesa, ?por qu¨¦ no le pides a Ulises que investigue un poco? - sugiri¨® Eva. Roc¨ªo neg¨® con cabeza. -Prefiero averiguar primero por mi cuenta. Eva mir¨® de nuevo hacia el grupo, que no estaba muy lejos. -Vamos, vamos a saludarlos. 16:00 Cap¨ªtulo 663 Roc¨ªo hab¨ªa venido con intenci¨®n de conocer a Hache, as¨ª que acept¨® invitaci¨®n sin dudar. Las dos caminaron hacia Andr¨¦ ypa?¨ªa. -Thiago, se?or Carvalho, ?ustedes tambi¨¦n vinieron? La voz de Eva rompi¨® tensi¨®n que se sent¨ªa en el aire. Thiago Carvalho mir¨® y sus ojos se iluminaron. -Eva. Eva se acerc¨® con una sonrisa, le revolvi¨® el cabello a Thiago con ternura y habl¨® con voz suave. -?Viniste a apoyar a tu mam¨¢? Desde que supo que Sabrina tambi¨¦n tocaba el viol¨ªn, Eva ten¨ªa ro que, en unapetenc¨ªa as¨ª, Sabrina no se lo perder¨ªa. Thiago se qued¨® pensativo un instante y, casi sin darse cuenta, asinti¨®. Todav¨ªa no ten¨ªa ro si su pap¨¢ lo hab¨ªa llevado para ver a se?ora Vargas o para encontrarse con su mam¨¢. Aunque no hab¨ªa visto a se?ora Vargas, ya le hab¨ªa dado ¨¢nimos a su mam¨¢, as¨ª que, en cierto modo, s¨ª hab¨ªa venido por e. Andr¨¦ pregunt¨®: -?Y qu¨¦ hace se?orita Ramos por aqu¨ª? Eva respondi¨®: -El ganador de estapetencia representar¨¢ al equipo europeo en el torneo internacional. Yo soy una des concursantes de Chile y quise darme una vuelta para ver c¨®mo tocan los representantes de Colombia. Estapetencia, para garantizar transparencia y justicia, erapletamente p¨²blica. 16:00 Chapter 664 Cap¨ªtulo 664 Los participantes de cada pa¨ªs tambi¨¦n estaban atentos a los ganadores des dem¨¢s delegaciones. Andr¨¦ no mostr¨® menor sorpresa. -Eva-Thiago miraba a Eva con los ojos llenos de admiraci¨®n,o si estuviera viendo a su hero¨ªna-. ?Yo tambi¨¦n quiero aprender a escr y hacer parapente! Eva se agach¨® hasta quedar a altura de Thiago, mir¨¢ndolo directo a los ojos. -Eso no puede ser, Thiago. Todav¨ªa eres peque?o y esos deportes son muy peligrosos para ti-reflexion¨® un momento y agreg¨®: Pero dentro de unos d¨ªas, cuando salgas de vacaciones, ?te gustar¨ªa que se?orita te lleve a patinar sobre hielo? Thiago abri¨® los ojoso tos. -?T¨² tambi¨¦n sabes patinar, Eva? Roc¨ªo, que estaba aldo, solt¨® una risa divertida. -Eva sabe hacer de todo, Thiago. No solo patina, tambi¨¦n esqu¨ªa, tira con arco y hasta monta a caballo... Thiago no ocult¨® su entusiasmo. -?Yo tambi¨¦n quiero aprender a montar a caballo! Eva le sonri¨® con dulzura. -Entonces tienes que portarte bien y cuidar tu salud. Cuando ya est¨¦spletamente recuperado, de verdad, se?orita te va a llevar a montar a caballo. Thiago asinti¨® con fuerza. -Voy a esforzarme mucho para mejorar. -Esta noche le voy a pedir a alguien que te prepare unaida especial con medicina -le prometi¨® Eva. Thiago se qued¨® un momento en silencio y de repente baj¨® cabeza. -Quisieraer lo que prepara mi mam¨¢, pero... e siempre est¨¢ tan ocupada. Eva quiso decir algo, pero al final solo suspir¨®, resignada. Lo abraz¨® suavemente, en se?al de consuelo. Luego se enderez¨® y mir¨® hacia Jorge y Hache. -Se?or Carvalho, ?qui¨¦nes son ellos? Andr¨¦ contest¨®: -Jorge, mi gran amigo. Jorge le dedic¨® una sonrisa educada. -Se?orita Ramos, un gusto conoce. Eva asinti¨®. -Se?or Olivares, he o¨ªdo har mucho de usted. Luego mir¨® a Hache. -?Y ¨¦l es...? Andr¨¦ adopt¨® una expresi¨®n distante. -No lo conozco mucho. Hache intervino con amabilidad. -Me mo Hache, soy el asistente de se?orita Ib¨¢?ez. ?Asistente? 20:26 Cap¨ªtulo 664 En los ojos de Eva pas¨® un destello de sorpresa que supo disimr con elegancia. Lanz¨® una mirada fugaz a Roc¨ªo y sonri¨®. -As¨ª que eres su asistente... Yo soy Eva, hermana de Sabrina. -Y e es mi amiga, su nombre es Roc¨ªo. Aunque Roc¨ªo sent¨ªa curiosidad por Hache, conservaba dignidad y orgullo de una chica de familia reconocida. No se mostr¨® demasiado efusiva. -H, soy Roc¨ªo. Eva,o socialit¨¦ m¨¢s destacada del c¨ªrculo, pose¨ªa fama, talento y una belleza que casi nadie pod¨ªa igur. Cualquier mujer a sudo se convert¨ªa en su sombra, eclipsada sin remedio. Pero Roc¨ªo era excepci¨®n. Incluso de pie junto a Eva, manten¨ªa intacto su propio brillo. E tambi¨¦n era una mujer sumamente atractiva, imposible de pasar por alto. Hache sostuvo una sonrisa cort¨¦s. -Encantado de conocerte, se?orita Hoyos. Ante Roc¨ªo, el gesto de Hache no cambi¨® en lo m¨¢s m¨ªnimo. Tampoco Andr¨¦ ni Jorge parec¨ªan impresionados por belleza de Roc¨ªo; trataron igual que a todos. Roc¨ªo, al notar naturalidad de Hache, sonri¨® a¨²n m¨¢s. Sin embargo, no hizo nada fuera de lo¨²n. La verdad, sent¨ªa una curiosidad poco usual por Hache, pero no era suficiente para perderpostura. Solo quer¨ªa conocerlo un poco m¨¢s. Jorge mir¨® el reloj yent¨®: -Lapetencia est¨¢ por empezar. Ser¨¢ mejor que vayamos ya. Todos estuvieron de acuerdo y se encaminaron hacia el lugar del evento. Para Sabrina, ronda preliminar no representaba ning¨²n reto. El formato abierto depetencia, lejos de ioda, era m¨¢s bien una ventaja. As¨ª no ten¨ªa que preocuparse por trampas o manipciones tras bambalinas. Al bajar del escenario, Sabrina se detuvo en seco. No solo vio a Andr¨¦ y los de siempre, sino tambi¨¦n a Eva y Roc¨ªo entre el p¨²blico. Cap¨ªtulo 665 Chapter 665 Sabrina not¨® que Thiago estaba sentado junto a Eva, ticando animadamente con e y riendo por alguna ocurrencia. Mientras sus pensamientos vagaban, una voz suave y dulce reson¨® justo aldo de Sabrina. Con un tono lleno de alegr¨ªa y sorpresa, se oy¨®: -Andr¨¦, Thiago, ?vinieron a vermepetir? En cuanto termin¨® de decirlo, una figura de piel muy ra pas¨® r¨¢pidamente junto a Sabrina. De pronto, Araceli Vargas senz¨® sobre Thiago y lo abraz¨® con fuerza. -Thiago, hace tanto que no ve¨ªa a se?ora Vargas, ?me has extra?ado? Thiago estaba tan entretenido conversando con Eva sobre patinaje que ni se hab¨ªa dado cuenta de llegada de Araceli Vargas. La tom¨® tan desprevenido ese abrazo, que se qued¨® paralizado, sin saber c¨®mo reionar. -Se?ora Vargas, ?cu¨¢ndo lleg¨®? No vimos por aqu¨ª. El formato depetencia era por grupos, as¨ª que todos se hab¨ªan reunido en el grupo donde Sabrina participaba y nadie se percat¨® en qu¨¦ grupo se encontraba Araceli. A Araceli no parec¨ªa importarle. Respondi¨® con una sonrisa chispeante: -Termin¨¦ mi ronda hace poco y justo los vi a ti y a tu pap¨¢. Su voz ten¨ªa un aire tan ligero que contagiaba buen ¨¢nimo. -Thiago, luego se?ora Vargas les invita un postre fr¨ªo, ?te gustar¨ªa ir.por algo dulce? Los ni?os casi nunca pueden resistirse al encanto de los postres ys bebidas fr¨ªas. Y mientras menos los prueban, m¨¢s los desean. Thiago, sin poder evitarlo, trag¨® saliva. Estaba a punto de aceptar, pero Eva se adnt¨®: -Se?orita, Thiago no puede tomar leche, mayor¨ªa de los postres y bebidas ens hder¨ªas le caen mal. El caf¨¦, los hdos y todo eso, no los puedeer. La expresi¨®n de Araceli se congel¨® un instante,o si hasta ese momento notara presencia de Eva. Forz¨® una sonrisa, algo inc¨®moda: -Se?orita Ramos, no se preocupe, buscar¨¦ algo que no le cause alergia a Thiago... Pero Eva interrumpi¨®, su voz tan seca que no dejaba lugar a discusi¨®n. -Se?orita, Thiago tiene problemas digestivos, sie cosas fr¨ªas o crudas, termina con dolor de est¨®mago, y eso le afecta salud. De verdad, no conviene. Despu¨¦s, Eva gir¨® hacia Andr¨¦. -Se?or Carvalho, usted es el pap¨¢ de Thiago, no me toca meterme en estos temas, peroo quien cuida de Thiago, no quiero ver que un ni?o tan peque?o termine con problemas digestivos por descuido de los adultos. Si no se cuida desde peque?o, esos males se quedan para toda vida. Por primera vez, el rostro de Eva mostraba una severidad poco¨²n. -Como pap¨¢, no basta con exigirle en los estudios, tambi¨¦n debe cuidar su salud. Las pbras de Eva no lograron molestar a Thiago; al contrario, lo dejaron pensativo. De repente, record¨® que su mam¨¢ sol¨ªa decirle lo mismo. Pero en aquel entonces, solo le parec¨ªa que su mam¨¢ era fastidiosa... Andr¨¦ estaba a punto de responder, cuando de reojo distingui¨® una silueta conocida. De inmediato, su atenci¨®n se desvi¨® y volte¨® a mirar. 20:26 §³§Ñ§â§è§Ú§ð §Ò§â§Ñ Ah¨ª estaba Sabrina, de pie, en silencio, observando todo sin que nadie supiera desde cu¨¢ndo No mostraba ninguna emoci¨®n, su mirada era imposible de leer. -Sabrina -murmur¨® Andr¨¦, con voz cargada de una extra?a nostalgia Las pbras de Eva le trajeron a memoria todo lo que hab¨ªa pasado por alto. Sabrina sol¨ªa prepararle remedios yidas especiales para cuidar su salud, le repet¨ªa que noiera cosas fr¨ªas. Le insist¨ªa en no saltarsesidas. Todass ma?anas, le preparaba el desayuno con sus propias manos. En ¨¦poca en que su gastritis estuvo peor, Sabrina incluso iba a oficina y le ped¨ªa a Iv¨¢n Silva que le llevaraida. En aquel entonces, todo eso le parec¨ªa parte de rutina. Ahora, nadie m¨¢s hac¨ªa esas cosas por ¨¦l. Cada vez que le dol¨ªa el est¨®mago, sin querer, recordaba esos detalles del pasado. Sabrina se acerc¨® y salud¨®: -?La se?orita Ramos y se?orita Hoyos tambi¨¦n est¨¢n aqu¨ª? Eva no lo ocult¨®, y contest¨® con tranquilidad: -Vine a ver el nivel de lospetidores europeos, y justo me top¨¦ con el se?or Carvalho y Thiago por aqu¨ª. Chapter 666 20:27 Cap¨ªtulo 666 Sabrina no mostr¨® sorpresa alguna, apenas asinti¨® con suavidad. -Mam¨¢-exm¨® Thiago, visiblemente emocionado-, en un rato Eva va a ir al club deportivo a jugar y montar a caballo. ?Por qu¨¦ no vamos todos juntos? Sus ojos briban de entusiasmo mientras miraba a Eva, llenos de una admiraci¨®n que no escond¨ªa en lo m¨¢s m¨ªnimo. Esa mirada no ten¨ªa nada que ver con que le dirig¨ªa a Araceli. A Thiago le gustaba estar con Araceli porque e lo consent¨ªa, le permit¨ªa hacer lo que Sabrina no aprobaba. Para Araceli, mientras Thiago estuviera contento, no importaba si algo pod¨ªa perjudicarlo. Pero con Eva era diferente. Eva jam¨¢s hac¨ªa nada que pudiera hacerle da?o a Thiago. Aun as¨ª, e ten¨ªa esa habilidad: lograr que Thiago quisiera y admirara profundamente. Apenas llevaban unos d¨ªas conviviendo, y Thiago ya sent¨ªa ese cari?o por Eva. Algo que ni siquiera Araceli hab¨ªa conseguido. Sabrina contest¨®: -Vayan ustedes. Yo tengo que regresar pronto a practicar piano. Al escucha, ilusi¨®n de Thiago se desvaneci¨® de golpe,o si le hubieran echado un balde de agua hda. Su expresi¨®n se vino abajo. -Si mam¨¢ no va, yo tampoco -murmur¨®, bajando mirada. Sabrina entrecerr¨® los ojos. -Si quieres ir, pa?a a se?orita Ramos. No tienes por qu¨¦ preocuparte por m¨ª. Thiago neg¨® con cabeza. -Ya le dije a pap¨¢ que hoy iba a quedarme contigo. Es fin de semana y no tengo ses... Hace mucho que no te veo, mam¨¢. Quer¨ªa pasar un rato contigo, ?puedo? Su vocecita tembl¨®, cargada de esperanza y cuidado. Sabrina llevaba tanto tiempo sin volver a casa niunicarse con ¨¦l, que Thiago ya se estaba dando cuenta de ques cosas no ser¨ªano antes. Si ¨¦l no se esforzaba, tem¨ªa que su mam¨¢ se alejara de verdad. Adem¨¢s, t¨ªa Luana le hab¨ªa dicho que deb¨ªa mejorar su rci¨®n con Sabrina, y hasta su abuelita ya no criticaba a su mam¨¢o sol¨ªa hacerlo. Sabrina se cruz¨® de mirada con Thiago, viendo c¨®mo ¨¦l observaba con esa mez de anhelo y temor. En ese instante, Roc¨ªo intervino: -Se?orita Ib¨¢?ez, este ni?o casi nunca puede verte. ?Por qu¨¦ no lo pa?as hoy? Un poco de deporte siempre le viene bien a los ni?os, les ayuda en todo sentido. Sonri¨® con calidez. -Al fin y al cabo es tu hijo. Por m¨¢s ocupaciones que tengas, un d¨ªa no te va a cambiar nada, ?verdad? Thiago, con los ojos tan grandes y bonitos, miraba suplicante. -Mam¨¢... Si Thiago hubiera intentado imponer su voluntad, Sabrina jam¨¢s le habr¨ªa seguido el juego. Peroo madre, lo que m¨¢s le dol¨ªa era verlo as¨ª, suplicando con esa carita de pena. Y verdad, ¨¦l solo quer¨ªa pa?a un rato m¨¢s. Sabrina, al final, asinti¨® con suavidad. Thiago, sin poder contenerse, senz¨® a sus brazos. 20:27 Capitulo 000 -?Sab¨ªa que mam¨¢ es mejor! El cuerpo de Sabrina se tens¨® de golpe. La ¨²ltima vez que Thiago abraz¨® y le dijo esas pbras hab¨ªa sido, si no se equivocaba, hac¨ªa ya un a?o. Mientras tanto, Araceli se daba cuenta de que Andr¨¦ ni siquiera le dirig¨ªa pbra, y una sombra de iodidad cruz¨® por su mirada. El video en el que empuj¨® a Sabrina al agua hab¨ªa tenido un impacto enorme sobre su reputaci¨®n. De reojo, Araceli not¨® presencia silenciosa de Sebasti¨¢n. Jam¨¢s imagin¨® que Sebasti¨¢n pudiera ganarse confianza de Sabrina tan r¨¢pido, al punto de que e lo ten¨ªa siempre a sudo. Disimndo, Araceli lo mir¨®, esperando que ¨¦l dijera algo en su favor. Sebasti¨¢n, siempre tan sensible a lo que ocurr¨ªa a su alrededor, not¨® de inmediato mirada de Araceli yprendi¨® perfectamente lo que e buscaba. De pronto, Sebasti¨¢n habl¨®. Chapter 667 Capitulo 667 Cap¨ªtulo 667 Se?orita, por qu¨¦ me mira asi? De inmediato, atenci¨®n de todos se centro en Sebasti¨¢n tras escucha esa pregunta Sebastian no se detuvo alli, sino que continuo Se?orita tambi¨¦n quiere ir? ?O quiere que le ayude a pedir permiso por usted''s Araceli sinti¨® que sonrisa se le desmoronaba en cara ?Por qu¨¦ Sebasti¨¢n tenia que decir verdad tan descaradamente No entend¨ªa que pasaba por cabeza de Sebasti¨¢n. Le parecia que ten¨ªa un fornillo flojo Contuvo su enojo, pues no podia desquitarse ah¨ª mismo. Ya sabia que no pod¨ªa contar ni con Sebasti¨¢n ni con Andr¨¦. Entonces, pos¨® mirada en Thiago, que siempre era el m¨¢s esible. -Thiago, ?te parece si se?ora Vargas tambi¨¦n te pa?a? La se?ora Vargas sabe un poco de fino al nco, ?qu¨¦ tal si nos echamos unapetencia? ¨²ltimamente, Thiago hab¨ªa estado practicando tiro, as¨ª que al escuchar a Araceli, los ojos se le iluminaron. -?Listo! Sabrina mir¨® de reojo, sin decir nada. Total, con tanta gente yendo, una m¨¢s no hac¨ªa diferencia. Adem¨¢s, as¨ª podr¨ªa ver con sus propios ojos c¨®mo reionaba Andr¨¦ ante Araceli, ahora que verdad hab¨ªa salido a luz. El grupo se fue en caravana al club deportivo m¨¢s grande de Cartagena. Sabrina, Thiago y Hache iban en un carro. Jorge y Andr¨¦ en otro. Eva y Roc¨ªopart¨ªan el suyo. Al ver c¨®mo se odaban los dem¨¢s, Araceli termin¨® acerc¨¢ndose al carro de Sabrina. -Thiago, ?puedo ir con ustedes? ?Te parece bien si voy en su carro? Thiago mir¨® a Sabrina, buscando su rei¨®n. Como e no mostr¨® intenci¨®n de oponerse, ¨¦l asinti¨®. Un destello de desilusi¨®n cruz¨® los ojos de Araceli. Hubiera preferido que Sabrina confrontara de frente, as¨ª, tal vez, Andr¨¦ volver¨ªa a ponerse de sudo. Sabrina se sent¨® en el asiento del copiloto, Hache tom¨® el vnte y, en el asiento trasero, se odaron Araceli y Thiago. Durante el recorrido, Araceli le pregunt¨® a Thiago c¨®mo le iba ¨²ltimamente, lo que permiti¨® que Sabrina tambi¨¦n se enterara des actividades recientes de su hijo. Thiago cont¨®: -Eva me ha llevado a muchos lugares divertidos y tambi¨¦n me ha ense?ado a practicar tiro y arco... Eva es incre¨ªble, parece que puede hacer de todo. Y cuando me atoro en alguna materia, Eva siempre me ayuda. El abuelo est¨¢ pendiente de mi salud, ha contratado a alguien que preparaidas especiales para m¨ª... En ese momento, Thiago pareci¨® acordarse de algo y volte¨® a mirar a Sabrina. -Pero nadaoida que hace mi mam¨¢. La verdad, prefiero todo lo que cocina mi mam¨¢. Dicho esto, baj¨® voz. 20:52 Capitulo 667 -Mama, perd¨®n. Antes no entendia nada. Prometo que munca m¨¢s te voy a decepcionar Sabrina lo mir¨® a trav¨¦s del retrovisor Thiago ya no era el mismo de antes. Hab¨ªa dejado de pensar que todo lo que e hac¨ªa era su obligaci¨®n y, por fin, se ha andado un poed Hab¨ªa que reconocerlo: familia Ramos si sabiao educar a los ni?os Al menos, mucho mejor que si hubiera seguido con Fernanda Rivera Araceli tambi¨¦n not¨® el cambio de actitud de Thiago hacia Eva, ya no se mostraba fan apegado a eo antes. Aprovecho para preguntar: -Thiago, este tiempo que llevas con tu abuelo solo te has pasado paseando? ?No has estudiado nada? Thiago contest¨®: -El abuelo dijo que no hace falta cansarse tanto desde tan peque?o. Que si los dem¨¢s ni?os pueden jugar, yo tambi¨¦n tengo derecho. As¨ª, cuando sea grande, no me voy a dejar impresionar por cositas y no cualquiera podr¨¢ enga?arme con promesas tontas. Las pbras inocentes de Thiago, aunque sin doble intenci¨®n, cron hondo en Araceli Sinti¨® que, de alguna manera, se lo estaba diciendo a e. Con caut, Araceli indag¨®: -Thiago, ?te cae muy bien Eva? Thiago asinti¨® con entusiasmo, y en sus ojos volvi¨® a reflejarse esa admiraci¨®n profunda. Chapter 668 Cap¨ªtulo 668 -S¨ª, Eva es incre¨ªble. Tambi¨¦n sabe tocar el viol¨ªn, es buen¨ªsima en deportes extremos y hasta corre carreras de carros... ?Se ve tan genial cuando maneja! Araceli,o si hubiera encontrado alguna debilidad,ent¨®: -Thiago, tu salud no es buena, as¨ª que no puedes hacer esos deportes tan intensos. Sobre todos carreras de carros, son muy peligrosas. Thiago se apresur¨® a explicar: -Eva no me deja hacer esos deportes. Ni siquiera me sub¨ª al carro, solo me dej¨® mirar. Dijo que hasta que no me recupere porpleto, no puedo intentar nada de eso. En el fondo, Thiago se prometi¨® a s¨ª mismo que alg¨²n d¨ªa estar¨ªa tan fuerteo Eva. Quer¨ªa ponerse bien, aprender de e, y ser tan h¨¢bilo e en todo. La sonrisa de Araceli se desvaneci¨® poco a poco. Despu¨¦s de todo, el cari?o de los ni?os nunca dura demasiado. Cuando encuentran algo o alguien mejor, simplemente dejan atr¨¢s lo que antes les gustaba. Eva era demasiado sobresaliente. Con solo aparecer, se hab¨ªa llevado atenci¨®n de Thiago sin esfuerzo. A futuro, si Araceli quer¨ªa usar a Thiago para acercarse a Andr¨¦, ser¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil. Su mirada, casi imperceptible, se desliz¨® hacia Sebasti¨¢n, quien iba manejando el carro. Por suerte, a¨²n contaba con el apoyo de Sebasti¨¢n. Sin embargo, ¨¦l erao una bomba de tiempo, todo menos estable. Aunque le estaba ayudando, solo actuaba seg¨²n lo que le daba gana. Era m¨¢s dif¨ªcil de contrr que Fabi¨¢n Guerrero. En otro carro, Andr¨¦ iba manejando justo detr¨¢s del de Sabrina. Jorge, sentado en el asiento trasero, pregunt¨®: -Andrea ?por qu¨¦ no invitaste a se?orita para que viniera contigo? Yo hasta le guard¨¦ el asiento del copiloto. Al escuchar a Jorge, a Andr¨¦ le recorri¨® una iodidad inexplicable. -No soy su chofer personal, ?por qu¨¦ tiene que sentarse en mi carro? Jorge entrecerr¨® los ojos,o tratando de adivinar el trasfondo de respuesta. -Andr¨¦, ?te peleaste con se?orita? Antes no eras as¨ª. -?Y c¨®mo era antes? -lenz¨® Andr¨¦, con mirada fija en el camino. Jorge se qued¨® pensando un momento antes de responder. -Antes, siempre pon¨ªas a se?orita primero. Incluso por encima de Sabrina y Thiago. De pronto, Andr¨¦ murmur¨®: -?De verdad antes... me pasaba tanto? La pregunta tom¨® a Jorge por sorpresa. En todos estos a?os, Andr¨¦ nunca le hab¨ªa preguntado algo as¨ª. En realidad, ni siquiera parec¨ªa darse cuenta de sus propias iones. Jorge escondi¨® preocupaci¨®n en sus ojos y contest¨®: -Pues... s¨ª, un poco. Lo dem¨¢s se puede entender, pero el hecho de que le dieras tu boda con Sabrina a se?orita... eso s¨ª fue demasiado. -Pero se?orita est¨¢ enferma. -agreg¨®. Al final, e fue quien les salv¨® vida a ti y a Fabi¨¢n. Si le tienes paciencia y eresprensivo, se entiende. 20:52 Capitulo 000 Andr¨¦ baj¨® voz,o si se le atorara algo en garganta. -E fue quien le salv¨® vida a Fabi¨¢n, Jorge entendi¨® de inmediato el trasfondo de eseentario. Andr¨¦ estaba empezando a marcar distancia con Araceli Si dejaba de preocuparse por Araceli, seguramente buscar¨ªa manera de recuperar a Sabrina. Ya hab¨ªa herido una vez, y Jorge no iba a permitir que volviera a pasar. Pensando en esto, Jorge solt¨®: -Parece que ¨²ltimamente Fabi¨¢n se meti¨® en problemas con Fidel Casta?o. Escuch¨¦ que Fidel ya anda diciendo por ah¨ª que va a frenar los pedidos del Grupo Guerrero. -Andr¨¦, ?no crees que deber¨ªamos ayudar a Fabi¨¢n? La familia Casta?o no es cualquier cosa, y no creo que el Grupo Guerrero pueda con ellos. -Incluso escuch¨¦ que el se?or Guerrero ya est¨¢ molesto con Fabi¨¢n y hasta est¨¢ considerando quitarle el puesto de heredero. -Si no intervenimos, Fabi¨¢n va a caer de lleno en trampa de Fidel. Ya lo veo venir. Andr¨¦ guard¨® silencio unos segundos antes de responder: -Jorge, justamente porque cada vez que pasa algo t¨² me presionas para ayudarlo, es que ¨¦l se siente con derecho a hacer lo que le da gana. Por eso nunca aprende. Chapter 669 Jorge suspir¨® y dijo: -Fabi¨¢n ser¨¢ impulsivo, pero es de los que m¨¢s valoran amistad y fealtad. Si no fuera por eso, ni loco habr¨ªa arriesgado el pellejo por ti aque vez, distrayendo a esos tipos solo. Si no hubiera sido porque se?orita apareci¨® justo a tiempo y lo salv¨®, Fabi¨¢n ni siquiera estar¨ªa vivo. Fabi¨¢n creci¨® con nosotros, si nosotros no estamos pendientes de ¨¦l, ?qui¨¦n lo va a estar? ?O vamos a quedarnos mirando c¨®mo Fidel lo arruina y le destroza vida y familia? Andr¨¦ guard¨® silencio. Jorge continu¨®: -Aunque tienes raz¨®n en una cosa: Fabi¨¢n ya se pasa de raya, le vendr¨ªa bien una li¨®n para que aprenda a no ser tan imprudente. S¨ª, esta vez Fabi¨¢n se dej¨® llevar, pero... ese Fidel tampoco es un santo. Hoy en ma?ana sali¨® un video de Fidel en subasta, molestando a se?orita Ib¨¢?ez. Jorge se detuvo un segundo, atento a rei¨®n de Andr¨¦. -Apenas termin¨® de molestar a se?orita Ib¨¢?ez, va y se presenta a una cita con e... Andr¨¦, dime, ?no ser¨¢ que a Fidel le gusta se?orita Ib¨¢?ez y por eso hace todas esas cosas para mar su atenci¨®n? Andr¨¦ hab¨ªa vistos noticias de ma?ana. Desde que supo verdad de por qu¨¦ Sabrina termin¨® en el agua, Andr¨¦ se sent¨ªa en deuda con e y hab¨ªa pedido a Iv¨¢n que no le quitara el ojo a cualquier noticia rcionada con Sabrina. Si Sabrina llegaba a necesitar ayuda, har¨ªa todo lo posible por apoya. La impresi¨®n que ten¨ªa Andr¨¦ de Fidel era p¨¦sima, y despu¨¦s de ver el video, el rechazo fue total. Un tipo que maltrata a una mujer no puede tener nada bueno. Andr¨¦ levant¨® mirada y, a trav¨¦s del espejo, le v¨® los ojos a Jorge. -Jorge, te noto muy familiar con Sabrina. ?Desde cu¨¢ndo... tienes tanta cercan¨ªa con e? Jorge no se inmut¨® y contest¨®: -No tanto, solo que por el tema de Thiago he ticado m¨¢s de una vez con e. Y bueno, cuando Fabi¨¢n se pasa denza, a veces trato de calmarlo. En ese momento, Jorge cambi¨® el rumbo de conversaci¨®n. -Pero el asistente de se?orita Ib¨¢?ez, ese que man Hache... no s¨¦, siempre me ha dado m espina. Los dedosrgos y p¨¢lidos de Andr¨¦ se tensaron. -?Por qu¨¦ dices eso? Jorge respondi¨®: -Ese tal Hache, cuando ha contigo, ramente te est¨¢ provocando. ?O no lo sentiste? Adem¨¢s, con pinta que tiene, podr¨ªa ser famoso si quisiera. ?Por qu¨¦ se conformar¨ªa con ser asistente de se?orita Ib¨¢?ez? La se?orita Ib¨¢?ez es tu exesposa, se lleva bien con Hern¨¢n Casta?o, y adem¨¢s es heredera de familia Ramos. No me extra?ar¨ªa que Hache se le acercara con otro prop¨®sito. Yo digo que ese tipo no es lo que aparenta. Hay que tener cuidado con ¨¦l. Andr¨¦ pensaba igual. 20:52 Capitulo 669 Un sujeto que no trabaja y pasa el d¨ªa alrededor de una mujer, seguro trae algo entre manos. Andr¨¦ent¨®, sin emoci¨®n: -Capaz es de esos que viven a costa de una mujer, puro mantenido. No hay que preocuparse. Pero verdad, tenerlo pegado a Sabrina tampoco le hac¨ªa gracia. Hab¨ªa que buscar manera de alejarlo de sudo. En poco tiempo, el grupo lleg¨® al club m¨¢s grande de Cartagena. Thiago parec¨ªa conocer el lugar de memoria y se mov¨ªao en casa. Incluso el portero lo reconoci¨® y le sonri¨® al verlo. -H, campe¨®n, ?otra vez vienes con tu mam¨¢ a practicar tiro? Thiago qued¨® congdo unos segundos hasta que entendi¨® a qui¨¦n maba "mam¨¢". De inmediato ar¨®: -No es mi mam¨¢, es mi se?ora. Corri¨® hacia Sabrina, que se acercaba, y le tom¨® mano. -E es mi mam¨¢. El portero se disculp¨® enseguida: -Perd¨®n, fue mi error. Thiago levant¨® mirada para ver cara de Sabrina, y al notar que no estaba molesta, por fin pudo rjarse un poco. Chapter 670 La Guerra de Capitulo 670 Cap¨ªtulo 670 Antes, pap¨¢ cedi¨® boda que le iba a organizar a mam¨¢ para cumplir el capricho de se?ora Vargas. El d¨ªa que se?ora Vargas entr¨® tomada de mano de pap¨¢ al altar, varios pensaron que e era su mam¨¢, y eso hizo que mama se enojara mucho. Thiago, con su cabecita de ni?o, pens¨® que ese tipo de confusi¨®n har¨ªa que mam¨¢ se pusiera de mal humor Pero ahora, parec¨ªa que mam¨¢ ya no estaba tan molestao antes, A Thiago le maba mucho atenci¨®n el tema de montar a caballo, Para un ni?o de una familia tan odadao suya, era normal empezar con ses de equitaci¨®n a los cuatro o cinco a?os. L¨¢stima que antes Thiago no ten¨ªa buena salud y no pod¨ªa hacer ejercicios muy exigentes, as¨ª que esas ses se hab¨ªan pospuesto por un tiempo. Cuando llegaron al club, Sabrina, Araceli, Eva y Roc¨ªo se fueron al vestidor de mujeres a cambiarse. Andr¨¦ llev¨® a Thiago, junto con Jorge y Hache, al vestidor de hombres para ponerse ropa de montar. Todo el grupo era tan atractivo y bien presentado que, parados ah¨ª, parec¨ªan una escena de revista. Sabrina apenas termin¨® de cambiarse y recibi¨® una mada de Marcelo nco. Busc¨® un rinc¨®n tranquilo para contestar el tel¨¦fono. En el vestidor de hombres, cuando Hache sali¨® ya vestido para montar, vio a Andr¨¦ esperando solo en puerta. Jorge y Thiago ya hab¨ªan salido antes. A Sebasti¨¢n le bast¨® una mirada para entender que Andr¨¦ estaba ah¨ª esper¨¢ndolo a prop¨®sito. -?Necesita algo, se?or Carvalho? Andr¨¦ lo mir¨® de arriba abajo con esos ojos oscuros,o si lo analizara con calma. -Pon tu precio. Sebasti¨¢n sonri¨® con picard¨ªa. -Me preocupa que no te alcance lo que voy a pedir. Los ojos de Andr¨¦ se entrecerraron apenas. ¨¦l esperaba que Sebasti¨¢n se hiciera el desentendido, pero no lo hizo. Andr¨¦ le contest¨® con voz tranqu: -No existe precio que no pueda pagar, solo personas que no quieren pagar. Sebasti¨¢n arque¨®s cejas. -Tan generoso, se?or Carvalho... seguro tienes alguna condici¨®n, ?no? Mejor dime primero qu¨¦ quieres, y luego vemos de cu¨¢nto hamos. En mirada de Andr¨¦ brill¨®, un destello desde?oso. Con lo f¨¢cil que lo dec¨ªa, seguro estaba acostumbrado a este tipo de tratos, probablemente hab¨ªa estafado a muchas mujeres. Andr¨¦ solt¨®: -Al¨¦jate de Sabrina. Si lo que quieres es dinero, o una casa, o un carro, solo dilo. A Sebasti¨¢n se le not¨® diversi¨®n en los ojos. -?Y si te digo que quiero cien millones de pesos, se?or Carvalho, de verdad me los dar¨ªas? Andr¨¦ no pesta?e¨®. 21.19 Cap¨ªtulo 670 -Si. Siempre y cuando te vayas de Colombia para no volver y desaparezcas de su vida. Sebasti¨¢n pregunt¨® de nuevo: -?Y si no quiero? Andr¨¦ respondi¨® sin titubear: -Entonces, me temo que tendr¨¢s que conocer de lo que soy capaz. Sebasti¨¢n sonri¨®o si no le inquietara nada. -?Ah s¨ª? ?Tus m¨¦todos? Pues verdad, hasta me da curiosidad saber qu¨¦ har¨ªas. De repente, Sebasti¨¢n se acerc¨® hasta que su boca qued¨® aldo del o¨ªdo de Andr¨¦. En voz baja, solo para que los dos lo escucharan, le dijo: -Andr¨¦, deja de perder el tiempo. Ni aunque me des cien millones ni aunque fueran diez mil millones, me voy a alejar de Sabrina. Te lo digo de frente: me gusta Sabrina. El motivo por el que sigo de asistente a sudo es porque quiero conquista. De hecho,s cosas van bien: Sabrina conf¨ªa mucho en m¨ª y le caigo bastante bien. Para poder verme diario, no solo me consigui¨® un apartamento en su mismo conjunto, sino que hasta me cocina seguido. en lo que le Dani sco me cont¨® que Sabrina tiene debilidad por los hombres atractivos. Y yo... pues encajo perfect gusta. Al decir esto, Sebasti¨¢n le ech¨® un vistazo de arriba abajo a Andr¨¦ y se rio con un aire misterioso. -La se?orita Ib¨¢?ez dijo que solo se cas¨® contigo porque le pareciste guapo en su momento. Pero despu¨¦s de cinco a?os durmiendo con el mismo tipo, por m¨¢s bonito que seas, uno se aburre... Sabrina tambi¨¦n quiere probar algo diferente. Chapter 671 1. 21.19 Cap¨ªtulo 671 Cap¨ªtulo 671 Andr¨¦ solt¨® una risa burlona. -?Un tipo hecho y derecho, viviendo de venderle su cara bonita as mujeres para ganarse su cari?o? No solo no te da verg¨¹enza, sino que lo cuentas con orgullo,o si fuera un logro. Qu¨¦ verg¨¹enza, eres deshonra para los hombres. Sebasti¨¢n, lejos de molestarse, lo mir¨® tranquilo. -Sabrina se fij¨® en ti solo por tu cara tambi¨¦n. Si lo piensas, los dos estamos igual, vivimos de cara, ?o me vas a decir que eres mejor que yo? Sonri¨® con cierta iron¨ªa y continu¨®: -Se?or Carvalho, deja de poner esa cara de envidia, te ves p¨¦simo. ?No ser¨¢ que te da rabia que yo soy joven, tengo m¨¢s energ¨ªa y le gusto m¨¢s a Sabrina? -En vez de perder tu tiempo viniendo a buscarme problemas, deber¨ªas preocuparte por hacer ejercicio y cuidar tu cara. -Porque, aunque logres sacarme de en medio, hay miles y miles de hombres en este mundo. -?Vas a querer eliminar a todos los hombres dela, se?or Carvalho? Andr¨¦, que despreciaba a alguieno Sebasti¨¢n, se sinti¨® entre indignado y absurdo ante semejante bu. Solt¨® una carcajada seca. -?Tan seguro de ti mismo? ?Sabrina sabe lo descarado que eres? Sebasti¨¢n le respondi¨®o si nada. -Por supuesto que no sabe. Y tampoco pienso que lo sepa. Le dedic¨® una sonrisa tranqu. -Lo mejor de m¨ª es para Sabrina. Lo que no vale pena, lo reservo para quien no importa. Andr¨¦ hab¨ªa conocido gente arrogante,o Fabi¨¢n o Fidel, pero ellos al menos ten¨ªan con qu¨¦ respaldarse. Nunca hab¨ªa visto a alguien tan seguro y descaradoo Sebasti¨¢n. ?En serio se cre¨ªa con derecho solo porque pensaba que Sabrina siempre lo iba a proteger? ?Y encima, un "hombre" necesitando que una mujer lo defendiera? Qu¨¦ descaro. La mueca de Andr¨¦ era una mez de desprecio y amenaza. -No te creas tan importante. Como t¨² hay miles, pero el pap¨¢ de su hijo, hasta ahora, solo soy yo. -Si Sabrina o yo decidimos que desaparezcas, solo tenemos que decirlo y listo. Sebasti¨¢n parec¨ªa tener algo m¨¢s que decir, pero sus orejas se movieron apenas perceptiblemente. Sus ojos briron, y cambi¨® el tono de inmediato. -Se?or Carvalho, s¨¦ que no soy nadie, solo un don nadie sin poder. Para ti, deshacerte de m¨ª eso astar una hormiga. -Pero te digo algo: aunque me presiones lo que quieras, jam¨¢s me voy a alejar de se?orita Ib¨¢?ez, y menos a¨²n traicionar¨ªa. -No tengo idea de qu¨¦ te hice para que me odies tanto, pero tambi¨¦n soy una persona con dignidad. -Puedes despreciarme todo lo que quieras, pero no tienes derecho a pisotear qui¨¦n soy. Andr¨¦ solt¨® una risita despectiva. -?Dignidad? ?Con qu¨¦ cara has de dignidad si vives de lo que te dans mujeres? -Ya te lo he advertido varias veces: al¨¦jate de Sabrina. -Si sigues de terco, no me eches culpa sis cosas se ponen feas. En ese momento, Sabrina, que hab¨ªa estado escuchando desde fuera, no aguant¨® m¨¢s y entr¨® dando pasos firmes. 21:19) Cap¨ªtulo 671 -Andr¨¦, ya basta. Su expresi¨®n era tan durao el hielo, y mirada que lenz¨® a Andr¨¦ fue de una distancia y frialdad que nunca antes hab¨ªa mostrado. -?Otra vez? ?La ¨²ltima vez te metiste con mipa?ero y ahora quieres hacer lo mismo con gente que tengo a mido? Sabrina a¨²n cre¨ªa que lo de difamaci¨®n de Marcelo y su hija hab¨ªa sido obra de Andr¨¦. Al escuchar conversaci¨®n, Sabrina no dud¨® que Andr¨¦ intentaba otra vez manipr todo desdes sombras. Andr¨¦ frunci¨® el ce?o. -?De qu¨¦ has? -?Cu¨¢ndo he hecho algo en contra de tupa?ero? Sabrina le respondi¨® con voz m¨¢s cortante que ten¨ªa. -?Ya se te olvid¨®? La vez pasada, cuando me obligaste a dejar el estudio y quer¨ªas quepusiera para Araceli, usaste a mipa?ero para presionarme. Capitulo 672 Cap¨ªtulo 672 Chapter 672 Andr¨¦ parpade¨® con cierta inquietud, pero pronto record¨® lo sucedido. -Ya te lo dije, esa cosa no hice yo.... Sabrina le respondi¨® con una media sonrisa, cargada de iron¨ªa. -?Y si no fuiste t¨², por qu¨¦ no lo dijiste desde el principio? ?Por qu¨¦ ten¨ªas que esperar a que yo te entregara el estudio para venir con explicaciones? Andr¨¦ se qued¨® cado. A decir verdad,pensaci¨®n que le hab¨ªa dado a Sabrina no era poca cosa. Pero ambos sab¨ªan perfectamente que, de no haber pasado el idente con Marcelo, Sabrina jam¨¢s habr¨ªa soltado el estudio. As¨ª que ahora, al escuchar conversaci¨®n entre Andr¨¦ y Sebasti¨¢n, no era raro que Sabrina pensara que Andr¨¦ andaba con alguna otra jugada bajo manga. Sebasti¨¢n, al escuchar todo esto, arque¨®s cejas apenas un poco. Luego, baj¨® mirada, sus pesta?asrgas proyectando una sombra sobre sus mejis. -Yo tampoco entiendo c¨®mo hice enojar al se?or Carvalho -dijo con voz suave-. ¨¦l anda diciendo por ah¨ª que, con trabajo contigo de asistente, seguro tengo ms intenciones. Paus¨® un segundo, y sigui¨®, con una mueca resignada: -Hasta ha dicho que me valgo de mi apariencia para sacarle dinero as mujeres. Hizo una pausa, mir¨® a Sabrina y a?adi¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, s¨¦ que estos d¨ªas solo le he tra¨ªdo problemas. Si al se?or Carvalho no le agrada mi presencia, mejor me hago a undo y dejo de ioda. Levant¨® cabeza, mir¨® a Andr¨¦ de reojo y,o si dudara, agreg¨® en voz baja: -Ya casi viene el concierto de se?orita Ib¨¢?ez... Mejor no metamos m¨¢s l¨ªos. La mirada de Andr¨¦, agudao de un halc¨®n, se v¨® en Sebasti¨¢n. Parec¨ªa que sus ojos pod¨ªan cortar el aire de lo filosos. -Tus trucos para crear discordia no son nada del otro mundo. En el fondo, por supuesto entend¨ªa que este tipo lo hac¨ªa a prop¨®sito: estaba insinuando, frente a Sabrina, que pod¨ªa armarle alg¨²n desastre en el concierto. Si ¨¦l lo hab¨ªa captado, Sabrina tambi¨¦n. E, impasible, contest¨®: -No creo que Hache haya dicho nada fuera de lugar. Si lo hiciste una vez, eres capaz de hacerlo otra. Pero esta vez no pienso dejarme chantajear de nuevo. v¨® mirada en Andr¨¦ y dijo, con una calma que hba: -Si te atreves a hacerle algo a Hache, tampoco me va a temr mano para que el concierto de tu querida Araceli tampoco se lleve a cabo. Dej¨® escapar una risa contenida, casi desafiante. -Para que te quede ro, tengo suficiente informaci¨®n sobre Araceli guardada. Con fama que tengo y el alcance de mis redes, si todo eso sale a luz, a ver qui¨¦n defiende cuando todos quieran ver fuera del medio. Andr¨¦, que siempre hab¨ªa sido experto en ocultar sus emociones, esta vez no pudo evitar que rabia se le notara en cara. -Sabrina, ?de verdad no ves que ¨¦l solo est¨¢ inventando cosas y sembrando ciza?a? Sabrina, sin perderpostura, le respondi¨®: 21.19 Capitulo 672 -No vi que estuviera inventando nada. Lo ¨²nico que escuch¨¦ fue verdad. Andr¨¦ quiso explicarle c¨®mo ese tipo hab¨ªa sido arrogante y provocador cuando e no estaba, pero ahora que Sabrina hab¨ªa llegado, se hacia el m¨¢rtir y haba con vozstimera. Pero de nada serv¨ªa intentarlo. Sabrina ya hab¨ªa dictado sentencia despu¨¦s de lo de Marcelo. E ni siquiera le dirigi¨® otra mirada a Andr¨¦, y se volvi¨® hacia Sebasti¨¢n. El tono de Sabrina fue mucho m¨¢s c¨¢lido y suave al harle a Hache. -Hache, si ya no hay nada m¨¢s que har, ?vamos saliendo? No era des que se humiban pidiendo disculpas. Sab¨ªa que Andr¨¦, con su aire de superioridad, jam¨¢s se rebajar¨ªa a pedir perd¨®n. Ni ganas ten¨ªa de darle m¨¢s importancia. Hache tampoco quiso rgar el asunto. Asinti¨® con una breve inclinaci¨®n. -ro. Ambos salieron juntos, dejando a Andr¨¦ atr¨¢s. Andr¨¦ los vio alejarse, con el ce?o fruncido. -Sabrina. Pero e ni se inmut¨®, ni baj¨® el ritmo de sus pasos. No pensaba escucharle ni una pbra m¨¢s. La voz de Andr¨¦, ra y cortante, alcanz¨® desde atr¨¢s. -Sabrina, te vas a arrepentir. Chapter 673 Cap¨ªtulo 673 Cap¨ªtulo 673 Sabrina no mostr¨® ni menor rei¨®n, simplemente se march¨® con indiferencia. Solo cuando sali¨® del campo de visi¨®n de Andr¨¦, Sabrina se detuvo para disculparse. -Hache, perd¨®n. Lamento que hayas tenido que pasar por esto. Sebasti¨¢n respondi¨® sin titubear: -Salir a trabajar y aguantar un poco, ?qu¨¦ tiene de raro? Escuch¨¦ a se?orita sco contar que, cuando fue representante, le toc¨® enfrentar cosas mucho peores. Lo que me pas¨® hoy no separa en lo m¨¢s m¨ªnimo: Sabrina lo mir¨® con atenci¨®n, notando calma en sus pbras. -Tienes una actitud muy positiva ent¨® e. Sebasti¨¢n sonri¨® dedo. -Ganar ta nunca ha sido f¨¢cil, ?cierto? Adem¨¢s, se?orita Ib¨¢?ez me paga un buen sueldo cada mes. -Yo, verdad, casi no tengo ocupaciones. As¨ª que me esfuerzo, para que vean que valgo pena, que lo que se gastan en mi lo recuperan con creces. Sabrina sinti¨® una sincera simpat¨ªa por visi¨®n optimista de Hache. Hab¨ªa algo fresco en su manera de tomarse vida. -Si ese tipo vuelve a molestarte, dimelo enseguida. No voy a dejar que te trate mal as¨ªo as¨ª -le asegur¨® Sabrina. Sebasti¨¢n asinti¨® con confianza. -ro, conf¨ªo en usted, se?orita Ib¨¢?ez. Apenas se acercaban al club ecuestre, los envolvi¨® una oleada de ausos y v¨ªtores. ?Qu¨¦ incre¨ªble! Hace a?os que no ve¨ªa a alguien montar y disparar as¨ª de bien. -?Viste qu¨¦ guapa es? ?Ser¨¢ famosa o algo as¨ª? -?No digas tonter¨ªas! E no es ninguna estre, es hija mayor de familia Ramos. As¨ª que ni se te ocurra hacerle alg¨²n Sabrina gir¨® cabeza y vio a Eva cabalgando con gracia, mientras levantaba el arco y disparaba una flecha que vol¨® veloz hacia el nco. -?Fiu!- La flecha atraves¨® el aire y dio justo en el centro. El p¨²blico solt¨® un grito de asombro. Sabrina not¨® que los cinco ncos frente a Eva ten¨ªan flechas vadas justo en el centro. Eva vest¨ªa ropa de equitaci¨®n, su cabellorgo recogido en una senci c de caballo. El sol brinte ca¨ªa sobre su cara, cubri¨¦nd con un resndor dorado,o si fuera una diosa salida de un antiguo campo de bata, llena de energ¨ªa y elegancia. Donde antes hab¨ªa espacio de sobra, ahora una multitud se arremolinaba alrededor. No solo los hombres quedaban cautivados por Eva; hastas mujeres no pod¨ªan evitar admira. Thiago, con sus manitas peque?as, aud¨ªa con fuerza, su carita llena de emoci¨®n y entusiasmo. -?Eva es mejor! Araceli estaba aldo de Thiago, pero su expresi¨®n se ve¨ªa inc¨®moda. Comparada con Eva, Araceli erao una hoja verde opaca, incapaz de brir; ni siquiera lograba mar atenci¨®n de los presentes. La diferencia era abismal,o si Eva jugara en otra liga. Ni siquiera frente a Sabrina se hab¨ªa sentido tan insegura. Pero ahora, algo dentro de Araceli se encog¨ªa por primera vez: 21.32 Capitulo 673 una sensaci¨®n de inferioridad que jam¨¢s hab¨ªa experimentado. En ese instante, Araceli entendi¨® que hay personas que nacen bendecidas, que por m¨¢s que uno se esfuerce, jam¨¢s lograr¨¢ alcanzas. Eva, por su parte, parec¨ªa acostumbrada as miradas de admiraci¨®n, envidia y hasta amor que rodeaban. Ni se inmut¨®, su semnte permanec¨ªa igual. De repente, se oy¨® el galope de otro caballo. Tres flechas salieron disparadas, tan r¨¢pido que apenas se percibieron, y fueron a dar directo a los ncos. Cuando todos reionaron, vieron ques tres flechas estaban perfectamente colocadas en el centro de los ncos. Por un momento, todos quedaron boquiabiertos. Luego, el bullicio estall¨® -?Qu¨¦ fue eso? ?Las dispar¨® todas juntas? -?No puede ser! Cada flecha dio justo en el centro, ?ser¨¢ una arquera profesional? Todos giraron a buscar a autora de semejante haza?a. Era una joven de rasgos delicados y belleza mativa, con un aire mestizo quebinaba lo mejor de dos mundos. Era, sin duda, una rival digna de Eva. Eva sonri¨®, rjada. -Ahora entiendo por qu¨¦ en el club siempre dicen que, para montar y disparar, Roc¨ªo es segunda mejor. Nadie se atrever¨ªa a decir que es primera. Roc¨ªo sonri¨® con humildad. -Esto es lo ¨²nico que puedo presumir. Chapter 674 Cap¨ªtulo 674 -En m¨²sica, ajedrez, lectura y pintura, no soy tan buenao t¨² -solt¨® Roc¨ªo con una sonrisa, Mientras haba, su mirada recorri¨® el lugar y de inmediato repar¨® en Sebasti¨¢n, quien estaba junto a Sabrina. Su sonrisa se hizo a¨²n m¨¢s marcada. Montada en su caballo, Roc¨ªo se acerc¨® hasta donde estaban Sabrina y Sebasti¨¢n, -Se?orita Ib¨¢?ez, Hache, ?por qu¨¦ no lo intentan ustedes tambi¨¦n? Sabrina le devolvi¨® una sonrisa tranqu. -Gracias, pero verdad yo no soy buena para montar a caballo ni disparar. Roc¨ªo neg¨® con cabeza, anim¨¢nd. -No importa, solo es para distraerse un rato, ni siquiera espetencia. En ese momento, Thiago, que hab¨ªa estado observando desde lejos, corri¨® hasta ponerse frente a Sabrina. -Mam¨¢, ?puedo montar a caballo? A Sabrina le sorprendi¨® genuinamente que Thiago le preguntara. Antes, ¨¦l jam¨¢s habr¨ªa pedido su opini¨®n para algo as¨ª. E lo pens¨® un instante antes de responder. -Puedes buscar un caballo tranquilo y probar a montar un rato. Los ojos de Thiago se iluminaron de entusiasmo. Justo entonces, Jorge apareci¨® guiando una peque?a y apacible yegua. Detr¨¢s de ¨¦l ven¨ªan dos instructores de equitaci¨®n. -Le escog¨ª a Thiago una yegua d¨®cil. Mira a ver si te gusta le dijo Jorge, siempre tan atento. Thiago se apresur¨® a acercarse, mirando al animal con curiosidad y admiraci¨®n. -Se?or Olivares, muchas gracias, me gusta mucho. Jorge sonri¨® y a?adi¨®: -Estos dos profesores te van a ense?ar lo b¨¢sico, ?te parece bien, Thiago? -?S¨ª!-contest¨® el ni?o de inmediato, encantado. As¨ª, Thiago se fue con los instructores a undo del campo para su primera li¨®n de equitaci¨®n. En ese momento, Andr¨¦ tambi¨¦n se acerc¨® al grupo. Su semnte era tan impasibleo siempre, sin dejar entrever emoci¨®n alguna. Jorge entonces pregunt¨®, usando el tono formal de costumbre en presencia de Andr¨¦: -Se?orita Ib¨¢?ez, ?quiere escoger un caballo tambi¨¦n? Sabrina, al estar all¨ª, no ten¨ªa intenci¨®n de quedarse solo mirando. Dud¨® un instante y asinti¨® con suavidad. Luego se volvi¨® hacia Sebasti¨¢n. -?Y t¨², Hache? Sebasti¨¢n le respondi¨® sin titubear. -Mejor paso. Sabrina no insisti¨®. -Est¨¢ bien, esp¨¦rame aqu¨ª entonces. Al ver esto, Araceli mir¨® a Andr¨¦ con una sonrisa. -Andr¨¦, ven, vamos juntos. 21.32 Capitulo 0/4 ¨¦l apenas asinti¨®. Cuando Sabrina volvi¨® despu¨¦s de elegir su caballo, Thiago segu¨ªa aprendiendo con los instructores, y ¨¦va estaba a sudo, d¨¢ndole algunos consejos. Sin embargo, ni rastro de Sebasti¨¢n y Roc¨ªo. Sabrina le pregunt¨® a Eva: -?Tienes idea de ad¨®nde fue Hache? Eva mir¨® a su alrededor, sorprendida. -Eso est¨¢ raro, hace un minuto lo vi por aqu¨ª. ?C¨®mo desapareci¨® tan r¨¢pido? Sabrina frunci¨® el ce?o, sac¨® su celr y marc¨® el n¨²mero de Sebasti¨¢n. En lugares tan exclusivoso ese club ecuestre, gente sol¨ªa ser bastante sista. Desde que Sebasti¨¢n hab¨ªa perdido memoria, casi no sal¨ªa de casa y mucho menos a sitios as¨ª. A Sabrina le preocupaba que pudiera meterse en problemas. Andr¨¦, que hab¨ªa estado observando, not¨® ansiedad de Sabrina por encontrar a Sebasti¨¢n. Sus ojos se oscurecieron. Ese tal Hache s¨ª que ocupaba un lugar especial en el coraz¨®n de Sabrina. Ten¨ªa que buscar forma de alejarlo. El tel¨¦fono son¨®rgo rato, pero nadie contest¨®. -Sigan divirti¨¦ndose, voy a buscarlo -anunci¨® Sabrina. Jorge tambi¨¦n quiso pa?a, pero con Andr¨¦ presente, solo pudo quedarse parado y mirar c¨®mo Sabrina se alejaba. El campo de equitaci¨®n era grande, pero bastante despejado; desde cualquier punto se pod¨ªa ver el final. Si Sebasti¨¢n no estaba ah¨ª, lo m¨¢s probable era que hubiera ido a zona de descanso. Sabrina estaba por dirigirse all¨¢ cuando de repente reconoci¨® voz de Roc¨ªo, habl¨¢ndole a alguien con seriedad. -Por favor, pidan disculpas a este se?or por lo que le hicieron hace un momento. Alzando vista, Sabrina vio a Roc¨ªo, de pie y con aire decidido, frente a un grupo Y ah¨ª, justo a sudo, estaba Sebasti¨¢n. Chapter 675 Sabrina Ib¨¢?ez not¨® que en camisa de Hache hab¨ªa unas manchas de bebida,o si alguien le hubiese tirado algo encima. Al mirar a los tres tipos que estaban de pie frente a ¨¦l, todos con pinta de ni?os ricos, Sabrina entendi¨® que Hache hab¨ªa tenido problemas hac¨ªa poco. No le sorprendi¨® para nada. En este tipo de clubes exclusivos, era f¨¢cil distinguir entre gente¨²n y los que nadaban en ta. La ropa de Hache se hab¨ªa conseguido Dani sco. Dani no lepr¨® lo peor, pero tampoco iba a gastar una fortuna en ropa de dise?ador; eligi¨® prendas que cualquiera usar¨ªa en calle. En cambio, los hijos de familia odada que ven¨ªan aqu¨ª llevaban encima, m¨ªnimo, ropa de decenas de miles de pesos. Algunos hasta pod¨ªan vestir prendas que costaban millones. Los hijos de familias tradicionales crec¨ªan en ese ambiente, as¨ª que ten¨ªan el ojo afdo para notar cualquier diferencia. Hache, con esa pinta que ten¨ªa, ya hab¨ªa mado atenci¨®n de varias chicas ricas hace rato. Incluso, cuando Sabrina fue a escoger su caballo, vio que algunas se le acercaban para pedirle su n¨²mero. As¨ª que los celos estaban m¨¢s que cantados. Los tres tipos parec¨ªan tenerle respeto a Roc¨ªo Hoyos. Se miraron entre ellos, y sin tratar de justificarse ni hacerse los duros, se disculparon de una vez. -Perd¨®n. -Disculpa. -No fue nuestra intenci¨®n. Cuando terminaron de pedir disculpas, Roc¨ªo volte¨® hac¨ªa Sebasti¨¢n Fonseca. -Se?or Sebasti¨¢n, ?queda satisfecho con esto? El mensaje era ro: si ¨¦l no estaba conforme, e pod¨ªa seguir metiendo presi¨®n por ¨¦l. Hache asinti¨® con calma. -Todo bien as¨ª. Solo entonces Roc¨ªo mir¨® de nuevo a los tres, con una expresi¨®n tan dura que hasta el ambiente se sent¨ªa tenso. -Hache es de buen coraz¨®n y los perdona, pero eso no significa que yo haga lo mismo con sus tonter¨ªas. Desde hoy, pierden su membres¨ªa y no quiero verlos por aqu¨ª nunca m¨¢s. Los tres se apuraron a contestar: -Est¨¢ bien, se?orita Hoyos, entendemos. -Perfecto, ahora s¨ª, pueden irse -orden¨® Roc¨ªo. Apenas se alejaron, Roc¨ªo se gir¨® hacia Hache con una sonrisa. -?Por qu¨¦ no me dejas tu n¨²mero? Agregu¨¦monos al celr. Si te metes en alg¨²n l¨ªo, b¨²scame. Le acerc¨® su celr, esperando a que ¨¦l lo tomara. Pero Hache no lo acept¨®. Respondi¨® con cortes¨ªa: -Gracias, se?orita Hoyos, pero ya le debo un favor y no quiero abusar de su amabilidad. Roc¨ªo no se rindi¨®. -Si no quieres deberme nada, justo por eso deber¨ªamos agregarnos. As¨ª podr¨ªas devolverme el favor alg¨²n d¨ªa, ?no crees? Sebasti¨¢n dud¨® un instante, pero al final acept¨® y escribi¨® su contacto en el celr de Roc¨ªo. E, dnte de ¨¦l, lo agreg¨® a sus contactos y sonri¨® satisfecha. Luego,o si se le ocurriera algo, propuso: 2122 Capitulo 75 -Hache, ?sigues trabajandoo asistente para se?orita Ib¨¢?ez? ?No te gustar¨ªa venir a trabajar conmigo? Podr¨ªa pagarte el triple de lo que ganas ahora. Al escuchar eso, Sabrina por fin entendi¨® todo. A Rocio le hab¨ªa echado el ojo a Hache. Sabrina pens¨® un momento y decidi¨® que era mejor marcharse. Al final, cada quien busca lo mejor para s¨ª. Si Hache ten¨ªa una oportunidad as¨ª, no iba a interponerse. Estar aldo de Roc¨ªo, sin duda, le ofrec¨ªa un mejor futuro. Justo cuando iba a irse, Hache vio y m¨®: -Se?orita Ib¨¢?ez, ?usted vino? Sabrina se detuvo. -S¨ª,o no te vi, vine a buscarte. Hache le sonri¨® a Roc¨ªo, agradecido. -Aprecio mucho su oferta, se?orita Hoyos, pero por ahora no pienso cambiar de trabajo. Lo siento. Dicho esto, sin esperar respuesta, se acerc¨® r¨¢pido a Sabrina. Sabrina le ech¨® un vistazo a su camisa manchada y le pregunt¨®: -?Te metiste en problemas? Sebasti¨¢n se encogi¨® de hombros, sin darle importancia. -Nada grave. -Anda, ve a cambiarte de ropa -le aconsej¨® Sabrina. Sebasti¨¢n asinti¨®. -Listo. Chapter 676 Cap¨ªtulo 676 Luego de que Sebasti¨¢n se march¨®, Roc¨ªo se acerc¨® a Sabrina con una sonrisa y salud¨® de manera amigable. Enseguida, cambi¨® el tono de conversaci¨®n. -Se?orita Ib¨¢?ez, verdad es que tu amigo Hache me ma mucho atenci¨®n. -?Crees que podr¨ªas ser tan generosa y dejarlo venir a trabajar conmigo? Sabrina le respondi¨® sin mostrar muchas emociones: -Si se?orita Hoyos quiere llevarse a Hache, no tengo ning¨²n problema. Si ¨¦l decide irse, puede hacerlo cuando quiera. Yo no pienso retenerlo a fuerza. Roc¨ªo mir¨® silueta de Sebasti¨¢n alej¨¢ndose yent¨®: -Pero, por lo que veo, no parece tener muchas ganas de irse. -Eso es algo que ya no depende de m¨ª -respondi¨® Sabrina, encogi¨¦ndose ligeramente de hombros. Roc¨ªo gir¨® para observar a Sabrina, con una sonrisa c¨¢lida en losbios. -Le ofrec¨ª a Hache pagarle el triple de lo que gana aqu¨ª, pero aun as¨ª no quiere irse... As¨ª que, parece que para ¨¦l es mejor quedarse contigo que venir conmigo. -Debes tener un encanto especial, se?orita Ib¨¢?ez. Sabrina replic¨®: -El dinero no lo es todo. Puede ser que para ¨¦l haya cosas m¨¢s importantes. Roc¨ªo asinti¨®: -S¨ª, verdad es que eso lo hace todav¨ªa m¨¢s admirable. Sabrina ni era cercana a Hache ni ten¨ªa mucha rci¨®n con Roc¨ªo, as¨ª que no sab¨ªa qu¨¦ m¨¢s decir. Solo murmur¨® algo para salir del paso y se qued¨® en silencio. Roc¨ªo, a diferencia de Eva Ramos, ten¨ªa un car¨¢cter mucho m¨¢s abierto, as¨ª que sigui¨® conversando con e por iniciativa propia. -Se?orita Ib¨¢?ez, esta vez que el se?or Ramos y Eva vinieron a Cartagena, fue para llevarte de regreso a familia Ramos. ?Tienes pensado cu¨¢ndo vas a volver? Sabrina lenz¨® una mirada y contest¨®: -Toda mi vida y mi trabajo est¨¢n aqu¨ª en Cartagena. Por ahora, no tengo pensado regresar. Roc¨ªo solt¨® una risa suave. -La verdad, no est¨¢ nada mal volver a familia Ramos. All¨¢ no te falta nada y tienes eso a Cap¨ªtulo 676 todo tipo de oportunidades. Mira a Eva... Se?al¨® con mirada hacia el campo, donde Eva montaba a caballonzando flechas. -Desde peque?a ha tenido mejor educaci¨®n posible. Y ya de grande, familia le ha pavimentado el camino. Por eso le va tan bien en todo lo que hace. De repente, baj¨® voz y susurr¨®: -?Sabes por qu¨¦ Eva a¨²n no se haprometido? Pors circunstancias, Sabrina y Eva nunca iban a ser grandes amigas, pero tampoco sent¨ªa necesidad depetir o pelear con e. Incluso si Eva se hab¨ªa ganado toda atenci¨®n de su pap¨¢ y su hermano, Sabrina no le daba importancia. No ten¨ªa expectativas con ellos, as¨ª que tampoco le afectaba. Con pregunta de Roc¨ªo, Sabrina sinti¨® algo de curiosidad. -?Por qu¨¦? Roc¨ªo explic¨®: -Porque Eva, sinprometerse, consigue mucho m¨¢s de lo que obtendr¨ªa al casarse. -Su fama es enorme, y hay much¨ªsimos que quieren pedir su mano. -Para casarse con Eva, hay familias que est¨¢n dispuestas a hacer alianzas importantes con familia Ramos. -La familia Casta?o y familia Hoyos son ejemplos ros. -Adem¨¢s, Eva es tan capaz que casi nadie est¨¢ a su altura. Volvi¨® a mirar de frente a Sabrina. -Hasta mi hermano, si te soy sincera, siento que no le llega. Sabrina ya sab¨ªa que Eva era sumamente talentosa. Si no fuera as¨ª, los tres hermanos Ramos -Mart¨ªn, Federico y el menor- no tratar¨ªan con tanta consideraci¨®n. Roc¨ªo sigui¨®: -Eva tiene ambici¨®n y talento. Si no fuera porque es mujer, podr¨ªa tomars riendas del Grupo Ramos sin ning¨²n problema. -Peromentablemente... el se?or Ramos no deja involucrarse en el Grupo Ramos. Insiste en que se dedique a m¨²sica, desperdiciando as¨ª su potencial. Sabrina no estuvo de acuerdo: -Llegar a ser de los mejores en cualquier campo no es f¨¢cil. 213 Cap¨ªtulo 676 -Cuando alguien llega a cima, sus logros pueden ser tan importanteso los de cualquier empresario. Roc¨ªo revir¨®: -Pero si hamos de ganar ta, m¨²sica se queda corta. Sabrina mir¨® directo a los ojos: -?Y acaso fuera del dinero no hay nada m¨¢s que valga pena? Chapter 677 Cap¨ªtulo 677 Roc¨ªo se qued¨® pasmada por un momento, de pronto se qued¨® sin pbras y no supo qu¨¦ decir. Sabrina tampoco le dijo nada m¨¢s a Roc¨ªo y, en cambio, se dirigi¨® hacia Thiago Carvalho. Despu¨¦s, tambi¨¦n mont¨® un caballo y dio una vuelta por pista. Sabrina no m¨® tanto atenci¨®no Eva y Roc¨ªo, que impresionaron a todos con su habilidad montando y disparando flechas. En verdad, Sabrina no era muy buena en eso de montar y disparar, as¨ª que el simple hecho de que pudiera subirse al caballo y hacerlo bien ya era suficiente para e. Araceli Vargas tampoco sab¨ªa montar. Sus ojos grandes y brintes buscaron a Andr¨¦ Carvalho, con una expresi¨®n entres ganas de har y el miedo a hacerlo. -Andr¨¦, ?me podr¨ªas ense?ar a montar caballo? Si pudiera montar junto a Andr¨¦, ser¨ªa perfecto. La mirada de Andr¨¦ se pos¨® en Araceli. E lo miraba con esperanza, casi suplicante. -Andr¨¦, ya me siento mucho mejor, mi salud ha avanzado bastante. Si hago ejercicio de vez en cuando, no me pasa nada. Jorge Olivares, sin querer, segu¨ªa con mirada figura delgada que se mov¨ªa por pista. Al escuchar a Araceli, Jorge gir¨® cabeza. -Andr¨¦, ?por qu¨¦ no le ense?as a se?orita? Un poco de ejercicio le har¨ªa bien para recuperarse. Araceli, sorprendida, lo mir¨® por un segundo. ?Jorge no estaba siempre de parte de Sabrina? ?Ahora estaba ayudando a e? Andr¨¦ frunci¨® un poco el ce?o, luego m¨® a Thiago. Con ayuda del instructor, Thiago ya era capaz de subirse al caballo por s¨ª mismo. En ese momento, sus mejis estaban coloradas y en su cara briba una sonrisa inocente que hac¨ªa mucho no mostraba. -Pap¨¢, ?me necesitas para algo? -La se?ora Vargas tambi¨¦n es principiante -explic¨® Andr¨¦-. Quiere aprender a montar. Ll¨¦v contigo, ?s¨ª? Thiago mir¨® a Araceli. Cap¨ªtulo 677 -De acuerdo, se?ora Vargas, vamos. El rostro de Araceli se tens¨® un poco. -Andr¨¦, ?por qu¨¦ no me das t¨² unas instriones primero? Andr¨¦ le contest¨® con tono seco: -No soy instructor, no s¨¦ c¨®mo ense?ar. Estaba a punto de volver con Sabrina y no quer¨ªa que en ese momento surgieran malentendidos, ni mucho menos que Sabrina sospechara algo. Araceli apret¨® los dientes, pero ante Thiago y Jorge no pod¨ªa decir nada m¨¢s, as¨ª que no le qued¨® m¨¢s remedio que seguir a Thiago. Primero deb¨ªa fortalecer su v¨ªnculo con Thiago; a¨²n ten¨ªa oportunidad de darle vuelta a situaci¨®n. Sabrina, tras una simple vuelta a caballo, regres¨®. Apenas baj¨® del caballo, Sebasti¨¢n se acerc¨® directo hacia e. Le alcanz¨® una bote de agua. -Se?orita Ib¨¢?ez, seguro tiene sed, tome un poco de agua. Sabrina recibi¨® bote. -Gracias. Cuando fue a abri, not¨® que tapa ya estaba floja. Sebasti¨¢n se hab¨ªa aflojado antes. Sabrina no pudo evitar mirarlo con otros ojos. Al terminar el agua, Sebasti¨¢n recogi¨® bote vac¨ªa y le pas¨® una toa limpia. -L¨ªmpiese el sudor. Sabrina acept¨® toa. -?Y a ti qu¨¦ te pasa hoy, por qu¨¦ tan atento? Sebasti¨¢n solt¨® una sonrisa. -La se?orita sco me entren¨® para esto. No muy lejos, Roc¨ªo observaba escena y le dijo a Eva: -Mira t¨², no pens¨¦ que fuera tan detallista. Eva corrigi¨® de inmediato: Cap¨ªtulo 677 -No importa lo detallista que sea, eso no es contigo. Roc¨ªo mir¨®. -?No me digas que crees que le gusta Sabrina? Eva respondi¨®: -Un tipo as¨ª, tan pegado a Sabrina, ya es raro de por s¨ª. Adem¨¢s, le ofreciste un mejor srio y ni as¨ª se fue. Si no es que le gusta Sabrina, entonces tiene otro inter¨¦s. Seao sea, mejor mantener distancia. Eva rara vez hac¨ªa cosas sin estar segura. No le gustaba sentir que no ten¨ªa el control. Pero Roc¨ªo era distinta; lo que m¨¢s le gustaba era un buen reto. E no contest¨® ni s¨ª ni no, y cambi¨® de tema. -?Vistepetencia de Sabrina hoy? ?Qu¨¦ te pareci¨®? Al mencionarlo, expresi¨®n de Eva se volvi¨® un poco extra?a. -E... s¨ª que tiene talento. 19:35 Chapter 678 Cap¨ªtulo 678 -?Y qu¨¦ si eres mejor que yo? -pregunt¨® Roc¨ªo con una ceja levantada. Eva sonri¨® con tranquilidad, sin perder esa chispa en los ojos. -Si no lo intentamos, ?c¨®mo sabremos qui¨¦n es mejor? Roc¨ªo no pudo evitar dirigir una mirada hacia donde estaba Sabrina. Conoc¨ªa a Eva lo suficienteo para saber que e nunca se rebajaba por falsa modestia ni inba a los dem¨¢s por cortes¨ªa. Si Eva estaba dispuesta a decir eso, era porque de verdad reconoc¨ªa habilidad de Sabrina. -Bueno, mam¨¢ de Sabrina es una violinista famosa. Si e hered¨® ese talento, tampoco sorprende que sea as¨ª de buenaent¨® Roc¨ªo, bajando voz. Al escuchar elentario, sonrisa de Eva se desdibuj¨® un poco. Record¨® a su madre, esezo que nunca pudo conocer en persona. Aunque su pap¨¢ y sus tres hermanos siempre le ocultaron verdad sobre muerte de su mam¨¢, hac¨ªa algunos a?os su t¨ªo hab¨ªa buscado y le entreg¨® una carta escrita por su mam¨¢ antes de morir. Pensar en eso le apretaba garganta y sent¨ªa un nudo en el pecho. No hab¨ªa podido ver a su mam¨¢ ni una s vez, pero sab¨ªa que e hab¨ªa dado todo por su hija. Su mam¨¢ hab¨ªa entregado vida para darle un futuro, y Eva sent¨ªa que no pod¨ªa permitirse decepciona. Al otrodo del sal¨®n, Araceli casi se le salen los ojos de sorpresa. No pod¨ªa creer lo que ve¨ªa: Sebasti¨¢n, ese mismo Sebasti¨¢n tan explosivo y temperamental, estaba llevando bebidas calientes y agua a Sabrina, preocupado por su bienestaro si fuera otra persona. -?Acaso me estoy volviendo loca? -se murmur¨® mientras se frotaba los ojos, incr¨¦d. Nadie parec¨ªa notar lo que pasaba con Araceli, porque todos los dem¨¢s estaban igual de distra¨ªdos. Andr¨¦ y Jorge tambi¨¦n miraban atentos hacia el mismodo. Andr¨¦ apret¨® losbios, y hasta parec¨ªa que el aire a su alrededor se volv¨ªa m¨¢s pesado. Jorge, por su parte, cerr¨® el pu?o tan fuerte que los nudillos se le pusieron ncos, y en sus ojos pas¨® un destello oscuro, casi peligroso. Deshacerse de ese tal Hache no ser¨ªa dif¨ªcil, pens¨® Jorge para s¨ª. El problema era c¨®mo hacerlo sin levantar sospechas. Lanz¨® una mirada r¨¢pida a Andr¨¦, y una sonrisa apenas perceptible se dibuj¨® en susbios, Un rato antes, el d¨ªa estaba soleado, pero de un momento a otro el cielo se cubri¨® de nubes y empez¨® a llover con fuerza. Los rel¨¢mpagos retumbaban ys gotas gruesas golpeaban el suelo sin piedad. -?Corran, que nos vamos a empapar! -grit¨® alguien, y todos salieron disparados hacia zona de descanso interior, 19:35 Cap¨ªtulo 678 Sabrina ya estaba sentada adentro, apartada en un rinc¨®n. De todos los que hab¨ªan ido ese d¨ªa, en realidad, s¨®lo ten¨ªa ganas de ver a Thiago y Jorge. Salud¨® r¨¢pidamente a Thiago y luego se retir¨® a descansar. Cuando vio entrar al grupopleto menos a Thiago, no pudo evitar fruncir el ce?o. Se acerc¨® a Andr¨¦, que estaba ocupado contestando madas y hando por tel¨¦fono, aunque hab¨ªa apartado el d¨ªa para estar ah¨ª. Apenas Andr¨¦ termin¨® una mada, Sabrina fue directo al grano: -Andr¨¦, ?d¨®nde est¨¢ Thiago? Andr¨¦ mir¨® a su alrededor y se dio cuenta de que, efectivamente, Thiago no estaba. Su expresi¨®n cambi¨® de inmediato. Se volvi¨® hacia Araceli. -?Has visto a Thiago? -No, ni idea de d¨®nde se meti¨® -respondi¨® Araceli, igual de perdida. Sabrina apret¨® losbios, tratando de contrr molestia. -Andr¨¦, Thiago es tu hijo. ?De verdad te parece l¨®gico preguntarle a una extra?a por ¨¦l? ¡ªle solt¨®, sin ocultar el disgusto-. En fin, culpa es m¨ªa por confiar en alguieno t¨². Sin esperar respuesta, se dirigi¨® a puerta. Afuera, lluvia ca¨ªa con m¨¢s fuerza. Sab¨ªa que Thiago ten¨ªa salud delicada y si se mojaba, seguro terminar¨ªa con fiebre. Sin pensar mucho, tom¨® el primer paraguas que encontr¨® y se dispuso a salir en busca de Thiago. Pero Andr¨¦ detuvo, sujet¨¢nd del brazo. Sabrina lo mir¨® con esa mirada tan afda que parec¨ªa atravesarlo. -?Ahora qu¨¦ quieres? Andr¨¦ trag¨® saliva, notoriamente nervioso. -Qu¨¦date aqu¨ª, yo salgo a buscarlo. -?Y t¨² crees que despu¨¦s de esto puedo confiar en ti? -le revir¨® Sabrina, solt¨¢ndose de su agarre y caminando decidida hacia salida. Al ver escena, Andr¨¦ no tuvo m¨¢s remedio que tomar otro paraguas y segui hacia el aguacero. Justo cuando Sabrina cruzaba puerta, dos figuras -una grande y una peque?a ¨C entraron corriendo empapadas. Cuando pudo ver bien, se dio cuenta de que eran Thiago y Hache,pletamente mojados pero ri¨¦ndoseo si nada. 19:35 Chapter 679 En ese momento, Hache se qu¨ªt¨® chaqueta y se puso sobre cabeza a Thiago, mientras ¨¦l mismo terminaba empapado de pies a cabeza, Aunque Thiago tambi¨¦n hab¨ªa recibido algo de lluvia, Sebasti¨¢n lo hab¨ªa cubierto bien, as¨ª que no estaba tan desarredo. Sabrina corri¨® apresurada hac¨ªa Thiago. -Thiago, ?est¨¢s bien? Thiago neg¨® con cabeza. -Mam¨¢, estoy bien. El se?or Sebasti¨¢n me prest¨® su chaqueta, as¨ª que no me pas¨® nada grave. Sabrina lo mir¨® con una mez de al¨ªvio y preocupaci¨®n. -Hache, gracias. Hache se pas¨® manga por cara, quit¨¢ndose el agua de cualquier manera y solt¨® una sonrisa despreocupada. -Soy el asistente de se?orita Carvalho. Cuidar al hijo de se?orita tambi¨¦n es parte de mi trabajo. Fue entonces que Sabrina record¨® que, poco despu¨¦s de volver a zona de descanso, Hache hab¨ªa desaparecido sin avisar. E hab¨ªa pensado que quiz¨¢ Hache hab¨ªa visto alg¨²n deporte interesante y se hab¨ªa ido a curiosear. Sabrina volvi¨® a mirar a Thiago, ahora con el gesto m¨¢s serio. -Thiago, ?por qu¨¦ otra vez saliste solo? ?Sabes cu¨¢nta gente se preocupa por tu seguridad? Al ver que Sabrina rega?aba a Thiago, Araceli hizo lo que sol¨ªa hacer antes: se meti¨® en medio para intentar calmar los ¨¢nimos. -Se?orita Ib¨¢?ez, Thiago todav¨ªa es peque?o, no sea tan dura con ¨¦l, ¨¦l... Sin embargo, Sabrina interrumpi¨® de inmediato, con un tono cortante. -Yo educo a mi hijoo yo crea conveniente. ?A ti qui¨¦n te dio v en este entierro? Aqu¨ª nadie te pidi¨® tu opini¨®n. Araceli se qued¨® hda unos segundos, pero por dentro sent¨ªa una alegr¨ªa casi desbordante. ?Hab¨ªa tanta gente presente y Sabrina trataba as¨ª de mal! Ahora s¨ª todos iban a ver que Sabrina maltrataba sin raz¨®n. Seguro que todos se pondr¨ªan de sudo. Apenas se le pusieron los ojos rojos y puso cara de v¨ªctima. -Se?orita Ib¨¢?ez, solo pienso que Thiago no es un ni?o malcriado. Si se fue de repente, seguro fue por algo. Es muy inteligente, podemos ticar con ¨¦l con calma, ¨¦l entiende... Sabrina m¨ªr¨® de reojo, con una expresi¨®n impasible. -Si har bastara, ?t¨² crees que ¨¦l ya se hubiera escapado varias veces solo? Lenz¨® una mirada desde?osa a Araceli y a?adi¨®: -Si tanto te gusta opinar sobre crianza de otros, ?por qu¨¦ no tienes tu propio hijo? As¨ª lo puedes educaro te d¨¦ gana, y si quieres hasta puedes terminarv¨¢ndole los pies si eso te hace feliz. As¨ª dejas de andar meti¨¦ndote en lo que no te importa. Las pbras de Sabrina no ten¨ªan ni una pizca de amabilidad; eran tan directaso un balde de agua fr¨ªa. Las l¨¢grimas de Araceli empezaron a caer en ese instante. Instintivamente, busc¨® mirada de Andr¨¦, con los ojos llenos de l¨¢grimas y voz quebrada. -Andr¨¦, yo... yo solo quer¨ªa lo mejor para Thiago, no ten¨ªa otra intenci¨®n. Se esforz¨® por dibujar una sonrisa forzada. -Me met¨ª donde no deb¨ªa, est¨¢ bien. Si se?orita Ib¨¢?ez no me quiere aqu¨ª... entonces me voy, no quiero seguir siendo una molestia. 11:20 Capitulo 679 Terminando de har, baj¨® cabeza y se dispuso a caminar bajo lluvia que segu¨ªa cayendo a c¨¢ntaros. Sin embargo, el ambiente se llen¨® de una extra?a tensi¨®n. En otras ocasiones, Andr¨¦ habr¨ªa salido tras e, preocupado por su salud, impidi¨¦ndole marcharse. Pero hoy, Andr¨¦ se qued¨® en el mismo sitio, sin decir ni hacer nada, ni siquiera intent¨® detene. Araceli mir¨® de reojo a Sebasti¨¢n, pero ¨¦l tampoco le prest¨® atenci¨®n, estaba concentrado en secarse cara con una toa. A Araceli se le hel¨® el coraz¨®n y, de paso, empez¨® a inquietarse. ?Qu¨¦ estaba pasando? ?En qu¨¦ momento todo se torci¨®? Frente a cortina de lluvia, Araceli se sinti¨® atrapada, sin saber si avanzar o retroceder. Pero e siempre hab¨ªa sabido c¨®mo sacar provecho cuando situaci¨®nstimaba. Se mordi¨® elbio, dispuesta anzarse bajo lluvia en cualquier momento. Justo entonces, voz de Sabrina detuvo. Cap¨ªtulo 680 Chapter 680 -Se?orita, salida est¨¢ para el otrodo, ?por qu¨¦ va corriendo hacia donde queda el establo de caballos? Araceli gir¨® cabeza y se top¨® con mirada de Sabrina, quien observaba con una sonrisa apenas contenida,o si supiera exactamente lo que estaba pasando. -Por ah¨ª queda el establo -agreg¨® Sabrina-. Con este aguacero, el lugar debe estar vac¨ªo desde hace rato. ?O es que de verdad piensas ir a montar caballo ahora? Araceli sinti¨® que se le cortaba respiraci¨®n,o si le apretaran el pecho. Al ver escena, Roc¨ªo neg¨® despacio ynz¨® a Araceli una mirada cargada de desprecio. Para alguien criada en medio des intrigas de familia Hoyos, los trucos de Araceli le parec¨ªan de lo m¨¢s b¨¢sicos y hasta infantiles. Eva, que desde ni?a hab¨ªa tenido que lidiar con envidia de otras chicas y hab¨ªa visto todo tipo de artima?as, tampoco se impresion¨®. Lo que intentaba Araceli le parec¨ªa un chiste. Ambas se quedaron de pie, sin decir nada, observando el espect¨¢culo. Thiago quiso defender a Araceli, pero al ver expresi¨®n seria de su mam¨¢ y que su pap¨¢ tampoco dec¨ªa pbra, termin¨® trag¨¢ndoses ganas de har. Araceli, en ese momento, se sent¨ªao un mono en el zool¨®gico, exhibida para que todos miraran y juzgaran. Al final, fue Andr¨¦ quien rompi¨® el silencio. -Araceli, si quieres irte, anda primero. Cambia de ropa y yo hago que alguien te lleve. Los ojos de Araceli se abrieron de par en par y unas l¨¢grimas gordasenzaron a rodar por sus mejis. Parec¨ªa una lechuga reci¨¦n pisoteada, tan fr¨¢gil ystimera que daba hasta l¨¢stima. -Andr¨¦... Sabrina volvi¨® a intervenir: -?No que se?orita se iba? ?O ahora no le dan ganas de irse? Sabrina hizo una pausa y sonri¨® con malicia. -?O ser¨¢ que no sabe d¨®nde est¨¢ salida? Acto seguido, Sabrina m¨® a uno de los meseros. -Esta se?orita no encuentra salida, ?puedes ayuda a llegar? El mesero respondi¨® con amabilidad: -Por supuesto. Se acerc¨® a Araceli y le pregunt¨®: -?Quiere que primero lleve a los vestidores para que se cambie? Araceli apret¨® los pu?os con tanta fuerza ques u?as se le varon en palma y hasta se rompieron, pero ni siquiera lo sinti¨®. Baj¨® vista para esconder el odio que se le acumba en los ojos. Las ganas de deshacerse de Sabrina crecieron a¨²n m¨¢s. Cuando Araceli se fue, Thiago por fin explic¨® a los dem¨¢s por qu¨¦ se hab¨ªa desaparecido de repente. -El amuleto que me dio mam¨¢ se me cay¨®. Vi que estaba cerca, as¨ª que fui a recogerlo... Thiago extendi¨® mano y all¨ª estaba el amuleto, un poco mojado, reposando en su palma. Sabrina lo mir¨® sorprendida. -Ese amuleto... ?no se lo hab¨ªas dado a Araceli? Thiago baj¨® voz y contest¨®: -Solo se lo prest¨¦ a se?ora Vargas. Lo que me da mi mam¨¢ no deber¨ªa prestarse as¨ªo as¨ª, as¨ª que fui y lo recuper¨¦. Sabrina apret¨® losbios y se qued¨® cada. Al rato, le habl¨® en tono suave: 11:20 Cap¨ªtulo 680 -La pr¨®xima vez que vayas a buscar algo, av¨ªsanos primero, ?vale? El ni?o asinti¨®, serio. -Si, mam¨¢. La pr¨®xima les aviso a ti y a pap¨¢, no quiero que se preocupen. Sabrina no a?adi¨® nada m¨¢s. Thiago y Hache, que tambi¨¦n se hab¨ªan mojado con lluvia, fueron a ba?arse y cambiarse de ropa. Sebasti¨¢n acababa de cambiarse cuando vio a una figura delgada y conocida parada en puerta. Levant¨® una ceja y se acerc¨®. -?Todav¨ªa no te has ido? En los ojos de Araceli hab¨ªa una rabia que no pod¨ªa ocultar. -Sebasti¨¢n, ?lo viste? ?Viste c¨®mo Sabrina me humill¨® frente a todos? ?Me dej¨® en rid¨ªculo! ?Me est¨¢ haciendo vida imposible! El pecho de Araceli sub¨ªa y bajaba con fuerza. No lograba contrr avncha de emociones que desbordaba. Cap¨ªtulo 681 Chapter 681 E deseaba con todas sus fuerzas deshacerse de Sabrina cuanto antes. -Sebasti¨¢n, ya que lograste ganarte confianza de Sabrina, ?por qu¨¦ no eliminas de una vez? As¨ª evitamos que surjan m¨¢s problemas despu¨¦s. Sebasti¨¢n frunci¨® el entrecejo ante esas pbras. -Araceli, estamos hando de una vida, no de una simple hormiga que uno pisa ya. Si fuera tan f¨¢cil mata, ?crees que me habr¨ªa molestado tanto en acercarme a e? Araceli, visiblemente ansiosa, insisti¨®: -Podemos hacer que parezca un idente. La voz de Sebasti¨¢n sono despreocupada, casi perezosa: -Perfecto. Sin embargo, antes de que Araceli pudiera sentirse contenta, Sebasti¨¢n remat¨®: -Puedo conseguirte gente. El n, ejecuci¨®n, lo haces t¨²o quieras. El rostro de Araceli cambi¨® de inmediato. Respir¨® hondo, tratando de recuperarpostura. -Sebasti¨¢n, s no puedo... Sabrina es demasiado astuta, me descubrir¨ªa en un segundo. Guard¨® silencio unos segundos. -T¨² eres tan inteligente, seguro lo lograr¨ªas. Adem¨¢s, ahora que est¨¢s tan cerca de Sabrina, ser¨ªa mucho m¨¢s sencillo para 1. ti. Sebasti¨¢n lenz¨® una mirada desde?osa, leyendo con ridad sus intenciones de usarloo instrumento. Pero no ten¨ªa inter¨¦s en discutir. -Araceli, si quieres mi ayuda, sigues mi n. Si no te gusta, yo solo te paso gente y t¨² te encargas de todo. Pero... Una sonrisa extra?a y peligrosa se dibuj¨® en el rostro de Sebasti¨¢n. -No me gusta que me den ¨®rdenes ni que quieran todo a su manera. Eso me fastidia. La furia de Araceli se apag¨® de golpe,o si le hubieran echado un balde de agua hda encima. Recuper¨® cordura en ese instante. -Perd¨®n, me alter¨¦, me dej¨¦ llevar por rabia. No quise cuestionarte, es solo que... Sabrina ha sido insoportable. No pod¨ªa permitirse enemistarse con Sebasti¨¢n; todav¨ªa lo necesitaba. Aun as¨ª... La escena en que Sebasti¨¢n le preparaba bebidas a Sabrina y le serv¨ªa agua no se le iba de cabeza. Eso ten¨ªa inquieta. Sebasti¨¢n permaneci¨® ah¨ª, imperturbable,o si visita secreta de Araceli no le preocupara ni un poco. Ni siquiera tem¨ªa que alguien lo descubriera. Contrrlo a ¨¦l... era una tarea casi imposible. Sin embargo, Sebasti¨¢nent¨®: -A m¨ª me parece que Sabrina no ha hecho nada malo. Que Sebasti¨¢n defendiera a Sabrina solo hizo que Araceli se pusiera m¨¢s nerviosa. -Pero... pero e me est¨¢ haciendo vida imposible... ?No crees que se est¨¢ pasando? Sebasti¨¢n revir¨®: -Con rci¨®n que tienen ustedes, deber¨ªa estar agradecida de que no te haya dado una cachetada. Yo, si un enemigo m¨ªo se metiera en mis asuntos familiares, ni siquiera lo dejar¨ªa ver luz del d¨ªa. Araceli se qued¨® sin pbras. 11.20 Cap¨ªtulo 681 -Y otra cosa... -a?adi¨® Sebasti¨¢n-. Su hijo si necesita una buena li¨®n. Ya lo secuestraron y sigue pase¨¢ndoseo s¨ª nada. Si fuera mi hijo, ya le habr¨ªa puesto un alto. Araceli no supo qu¨¦ responder. Hab¨ªa olvidado que Sebasti¨¢n solo cre¨ªa en ley del m¨¢s fuerte. Su fe estaba en fuerza bruta: si los golpes no funcionaban, era porque no hab¨ªa pegado lo suficiente. Y si despu¨¦s de eso segu¨ªa igual, entonces persona simplemente no val¨ªa pena y se deshac¨ªa de e. Los ojos de Araceli briron con una idea. -Sebasti¨¢n, he estado practicando canci¨®n que te gusta, La Promesa. Cuando tengas tiempo, te toco. Sebasti¨¢n acept¨® sin dudar. -ro, cuando pueda te aviso. ?Algo m¨¢s? Si no, me retiro. Araceli se arriesg¨® a buscar a Sebasti¨¢n y termin¨® cons manos vac¨ªas. Se qued¨® ah¨ª, frustrada, viendo c¨®mo ¨¦l se alejaba sin mirar atr¨¢s. Mientras tanto, Sabrina no hab¨ªa tenido un solo respiro. Entre los preparativos del concierto ypetencia, se le hab¨ªa olvidado porpleto lo de Fidel Casta?o y Fabi¨¢n Guerrero. Los problemas entre familia Casta?o y familia Guerrero eran un esc¨¢ndalo, pero e ni enterada. Solo lo supo cuando Dani m¨® para contarle el ¨²ltimo chisme. -Sabrina, ?te enteraste? ?El Grupo Casta?o le der¨® guerra al Grupo Guerrero! Sabrina levant¨® ceja, so -?Fidel en serio se atrevi¨® a ir contra el Grupo Guerrero? -S¨ª, yo no estoy metida en ese mundo, pero me lo cont¨® Marcelo nco. Marcelo, ahora que trabajaba con Valentino nco, estaba empezando a manejar negocios y sab¨ªa m¨¢s que Dani. Sabrina hab¨ªa neado esa jugada para que se pelearan entre ellos, pero no imagin¨® que Fidel actuar¨ªa tan r¨¢pido. eso Fidel se enoj¨®? -pregunt¨® Sabrina. -?Fabi¨¢n volvi¨® a hacer des suyas y por I idente de carro que tuvo Fidel... fue obra de Fabi¨¢n. -No -Dani baj¨® voz-. Dicen que el Sabrina lo hab¨ªa sospechado, pero al escuchar que era cierto, se qued¨® muda un segundo. -?Est¨¢s segura de que es cierto? -S¨ª, Marcelo escuch¨® a Hern¨¢n Casta?o cont¨¢ndolo en una pl¨¢tica con el se?or nco. Dicen que Fidel lo descubri¨® por su cuenta. Fabi¨¢n ya hab¨ªa ido contra Hern¨¢n antes, as¨ª que Fidel no tuvo reparos en vengarse. Ahora,s iones del Grupo Guerrero iban en picada, les cancron pedidos y empresa estaba a punto de quebrar. -?Y Andr¨¦ y Jorge? ?No intentaron ayudar? Chapter 682 Danient¨®: -El Grupo Olivares si intent¨® estabilizar bolsa, pero verdad es que no ten¨ªa fuerza suficiente. No pas¨® n¨ª una semana y todo volvi¨® a desplomarse. -?Y el Grupo Carvalho? -pregunt¨® Sabrina. -Seg¨²n lo que me cont¨® Marcelo, todav¨ªa no han intervenido -contest¨® Dani Pero tampoco es que el Grupo Guerrero est¨¦ a punto de irse a pique, porque mayor¨ªa de sus pedidos dependen del Grupo Carvalho. Si Fidel no logra hundir al Grupo Carvalho, va a ser muy dif¨ªcil que el Grupo Guerrero termine quebrado de verdad. Adem¨¢s, el desarrollo fuerte del Grupo Carvalho siempre ha estado aqu¨ª, en el pa¨ªs. Fidel quiere destruir al Grupo Carvalho, pero no es tan sencillo. Sabrina asinti¨®,prendiendo situaci¨®n. En el fondo, aunque Andr¨¦ tuviera sus defectos, hab¨ªa que reconocer que para manejar empresa s¨ª ten¨ªa su m¨¦todo. Nada que ver con Fabi¨¢n, que no le llegaba ni a los talones. De pronto, Dani record¨® otra cosa y lo solt¨® de una vez: -Por cierto, Sabrina, hace poco Elwood hizo una deraci¨®n p¨²blica. Dijo que ser¨¢ el invitado especial en el concierto de Araceli... Sabrina guard¨® silencio unos segundos. -Se ve que por Araceli, su ¨²ltima disc¨ªp, Elwood s¨ª se ha esforzado mucho - murmur¨®. -Araceli sabe c¨®mo ganarse a gente -agreg¨® Dani-. Mira que Elwood, con lo veterano que es en el mundo de m¨²sica, sus alumnos siempre han sido genios, gente con un talento fuera de serie. Incluso los que ¨¦l aceptabao disc¨ªpulos ses cre¨ªan mucho. No bajaban cabeza tan f¨¢cil, ni siquiera ante Elwood. Pero Araceli es diferente. Siendo honesta, e no tiene se de talento que uno esperar¨ªa que moviera a Elwood a aceptao su alumna. Salvo que tenga un don para caerle bien a gente, verdad no entiendo por qu¨¦ Elwood apoya tanto. ?Ser¨¢ que Araceli le salv¨® vida alguna vez? Dani solo estaba tirando ideas al aire, pero, por esas cosas de vida, no andaba tan lejos de verdad. En efecto, gracias a una oportunidad que Andr¨¦ le consigui¨® y a intervenci¨®n de Sebasti¨¢n, Araceli termin¨® salv¨¢ndole el pellejo a Elwood. No fue exactamente una cuesti¨®n de vida o muerte, pero s¨ª se arriesg¨® y demostr¨® un coraje y entrega que conmovieron profundamente a Elwood. ¨¦l pens¨® que, con ese tipo de car¨¢cter, Araceli no pod¨ªa estar tan equivocadao persona. Mientras tanto, en el aeropuerto, tres extranjeros acababan de salir y se subieron a un carro rumbo a casa de Elwood. Eran dos hombres y una mujer, todos disc¨ªpulos de Elwood y actualmente figuras reconocidas en el medio musical, al nivel de Celeste Ib¨¢?ez. No superaban los treinta y cinco a?os. Iban en el carro, conversando sobre nueva disc¨ªp de Elwood. -?Por fin vamos a conocer a nuevapa?era! Estoy que no me aguanto de emoci¨®n -exm¨® uno. -El maestro siempre ha sido s¨²per exigente a hora de aceptar alumnos. Si decidi¨® toma bajo su , debe ser todav¨ªa m¨¢s talentosa que nosotros. La verdad, ya quiero ve en i¨®n -a?adi¨® otro. La ¨²nica mujer del grupo, con el ce?o fruncido, solt¨®: -Por cierto, para este Encuentro Internacional de M¨²sica recib¨ª una invitaci¨®no invitada especial por parte delit¨¦ europeo... ?Ustedes entienden qu¨¦ quieren con eso? ?Por qu¨¦ invitarme a verpetencia? El hombre rubio sonri¨® y respondi¨®: -A m¨ª y a nuestropa?ero tambi¨¦n nos lleg¨® invitaci¨®n. ?O es que cre¨ªas que los dos vinimos solo para ver a nuevapa?era? Sandro tiene tanto trabajo que apenas si puede dormir. As¨ª fuera mejor disc¨ªp del mundo, no dejar¨ªa todo tirado solo para venir hasta ac¨¢. -Ah, con raz¨®n. Yo los invit¨¦ a ver al maestro y ustedes aceptaron de una -dijo mujer,prendiendo finalmente-. Pero igual, sigo sin entender qu¨¦ pretende elit¨¦ europeo con esto. El hombre de cabello casta?o intervino con voz tranqu: Cap¨ªtulo 682 -?De verdad no lo ves? Lo que quieren es presumir que este a?o por fin tienen a alguien fuerte en su regi¨®n. Seguro quieren que nosotros, que somos del c¨ªrculo de Elwood, seamos testigos de que su concursante puedepetir contra los mejores de otros pa¨ªses. Los otros dos asintieron, entendiendo que el movimiento delit¨¦ europeo no era m¨¢s que una jugada para ganar reconocimiento internacional. Capitulo 683 Chapter 683 La mujer extranjera se qued¨® perpleja al escuchar eso, pero enseguida solt¨® una risa ligera. -?Ah, cierto! Ya casi lo olvido, nuestrapa?era es colombiana. Si el profe acept¨®o su alumna, seguro que tiene un nivel tremendo. Por fin Colombia tiene a alguien que destaque, ya no solo es Marcelo el que pone El hombre del cabello amarillo asinti¨® con entusiasmo. -Oigan, hando de eso, escuch¨¦ que hace poco en Colombia apareci¨® una nueva promesa. ?C¨®mo era que se maba? ?Sabrina? Vi un video suyo y, verdad, si toca brutal. Si e tambi¨¦npite, de verdad que tengo ganas de ver c¨®mo les va este a?o a los colombianos. Estos tres ya eran figuras de peso en el medio. Normalmente los invitabano mentores o jurados, ya no participabano concursantes desde hace rato. El de cabello casta?oent¨®, con media sonrisa: -Los estudiantes del profe est¨¢n regados por todo el mundo. Muchospiten por sus pa¨ªses. Ver a tus propiospa?eros midi¨¦ndose entre s¨ª tiene su gracia. Entre risas y pl¨¢tica, los tres llegaron a casa de Elwood. Araceli ya los esperaba desde hac¨ªa rato, sabiendo que supa?era llegar¨ªa ese d¨ªa. Cuando los tres entraron al sal¨®n principal, se toparon con Araceli conversando animadamente con Elwood. Nadie supo de qu¨¦ estaban hando, pero Elwood soltaba carcajadaso si hubiera escuchado el mejor chiste del a?o. Los tres se quedaron pasmados, cruzando miradas sin saber qu¨¦ pensar. Elwood siempre era tan serio, tan r¨ªgido, que ver una sonrisa suya ya era raro; verlo re¨ªrse as¨ª, ni har. En el sal¨®n, aparte de Elwood y Araceli, tambi¨¦n estaba otro alumno suyo, Yoshida Tatsuya. Yoshida tendr¨ªa unos treinta a?os. Era japon¨¦s y su especialidad era el piano; todo un prodigio en lo suyo. Ahora mismo observaba cha entre Araceli y el maestro, con mirada fija en e, dejando ver algo m¨¢s que admiraci¨®n. -Profe-salud¨® extranjera en voz alta. Elwood, al notar su presencia, les sonri¨®: -?Qu¨¦ bueno que llegaron! Vengan, conozcan a su nuevapa?era. Yoshida, al verlos, se apresur¨® a saludar. -Mucho gusto,pa?eras. Yoshida era uno de los alumnos m¨¢s nuevos de Elwood, as¨ª que aunque ya hab¨ªa visto a estos tres antes, no ten¨ªan mucha confianza. Rena, extranjera de cabello casta?o ro, le sonri¨®: -Tatsuya, veo que t¨² tambi¨¦n est¨¢s aqu¨ª. -Me enter¨¦ de que el profe ven¨ªa a Cartagena para un intercambio musical. Como vivo rtivamente cerca de ahora ando desocupado, aprovech¨¦ para vr a Cartagena y saludarlo -respondi¨® Yoshida. Despu¨¦s de presentar a Araceli y a los tres, Elwood los invit¨® a sentarse. Jonathan, el hombre de cabello amarillo, no aguant¨® curiosidad: Mombia y -Profe, ya lleva un buen rato en Cartagena. ?Ha o¨ªdo har de una tal Sabrina? Dicen que su interpretaci¨®n de La Promesa est¨¢ dando vueltas por el mundo. Seg¨²n me contaron, es que m¨¢s se acerca al nivel de pieza original, no hay nadie m¨¢s. Al mencionar el nombre de Sabrina, los tres que estaban ah¨ª se pusieron serios. El ambiente se volvi¨® tenso,o si de repente hubiera bajado temperatura. Cap¨ªtulo 683 Jonathan y Rena se miraron, confundidos por el cambio de ¨¢nimo. -?Dije algo malo? -pregunt¨® Jonathan, rasc¨¢ndose cabeza. En ese momento, Tatsuya rompi¨® el silencio. -La tal Sabrina de que han es una famosa en inte aqu¨ª en Colombia. Tiene un mont¨®n de seguidores en red. Pero sobre su nivel... bueno, mejor tomen lo que vierono un simple entretenimiento. Ya saben c¨®mo es inte, ?cu¨¢ntas cosas des que ci por ah¨ª son reales, eh? Cap¨ªtulo 684 Chapter 684 Rena entendi¨® lo que Tatsuya quiso decir. E no pudo ocultar su decepci¨®n y dijo con voz apagada: -?Entonces lo que se ve en sus videos... todo eso fue montado? Tatsuya solt¨® una risa burlona. -As¨ª es. Su supuesta habilidad no es m¨¢s que ruido indo por gente de inte. Jonathan frunci¨® el ce?o, sin terminar de convencerse. Durante el trayecto, los tres no dejaron de ticar sobre Sabrina. Aunque el instrumento principal de cada uno no era precisamente el viol¨ªn, todos,o m¨²sicos de alto nivel, dominaban varios instrumentos. Entre los estudiantes de Elwood, era¨²n encontrar m¨²sicos vers¨¢tiles. Incluso Sabrina, sin demasiado esfuerzo, hab¨ªa alcanzado el octavo nivel en piano. Si no hubiera dejado de estudiar para casarse, llegar al d¨¦cimo no habr¨ªa sido m¨¢s que cuesti¨®n de tiempo. Rena, Jonathan y Yoshida tambi¨¦n dominaban el viol¨ªn. Haber llegado tan lejos se deb¨ªa en parte a su talento, pero sobre todo a una verdadera pasi¨®n por m¨²sica. Ahora que estaban en Cartagena, les ilusionaba poderpartir experiencias con otros grandes violinistas. Rena insisti¨®: -Pero yo he visto sus videos, y no me parece que todo sea puro teatro en redes. Jonathan asinti¨®, apoy¨¢nd. -Yo sigo en redes sociales. No me pierdo ninguno de sus videos. Toca el viol¨ªno pocos. Yoshida resopl¨®, cruz¨¢ndose de brazos. ?Y ustedes de verdad creen en lo que ven en videos? Con tolog¨ªa de ahora, hasta en los conciertos en vivo hay profesionales manipndo el sonido. Un video no significa nada. F¨¢cilmente pueden ponerle audio editado despu¨¦s. Y si eso no bastara... Hizo una pausa, susbios dibujando una mueca despectiva. -Esa Sabrina apenas termin¨® secundaria, y luego se qued¨® cinco a?os cuidando casa. ?De veras creen que alguien que no ha tocado el viol¨ªn en tanto tiempo puede volver as¨ª de nada? Si fuera tan buena, ?por qu¨¦ el maestro nunca acept¨®o disc¨ªp? Rena, Jonathan y Yoshida de inmediato miraron a Elwood, buscando una respuesta. -?Maestro, es cierto todo eso? -pregunt¨® Rena, con un dejo de inquietud. Elwood mostr¨® una leve iodidad. Hab¨ªa visto a Sabrina tocar, y su talento no ten¨ªa nada que envidiarle a Araceli. Pero ¨¦l siempre pens¨® que, por m¨¢s brinte que fuera, si persona no ten¨ªa principios, su ¨¦xito ser¨ªa ef¨ªmero,o una estre fugaz que se apaga r¨¢pido. Sin embargo... n en Las pbras de Tatsuya le sembraron una duda. ?Y si Sabrina hac¨ªa trampa? Era dif¨ªcil enga?ar en una presen vivo, pero si todo estaba arredo de antemano, tampoco era imposible. Pod¨ªa fingir que tocaba con pasi¨®n, mientras en realidad sonaba una grabaci¨®n editada. Con Andr¨¦o exesposo y Hern¨¢n apoy¨¢nd, con esos contactos, trampear no ser¨ªa nadaplicado. Antes, Elwood nunca lo hab¨ªa considerado. Pero con lo que sab¨ªa de personalidad de Sabrina, no pod¨ªa descartar esa posibilidad. Aun as¨ª, Elwood siempre fue de los que no acusaban sin pruebas. Respir¨® hondo y respondi¨®: -Esa persona he tratado personalmente. Sobre su habilidad... todav¨ªa no me atrever¨ªa a asegurarlo. Pero su car¨¢cter es demasiado altivo y arrogante, y su calidad humana deja mucho que desear. Por mucho talento que tenga, jam¨¢s aceptar¨ªao disc¨ªp. Cap¨ªtulo 684 Tatsuya intervino, con voz cargada de desprecio. -Sabrina es hija de Celeste. Anda paseando vieja guitarra de su mam¨¢ por todosdos, us¨¢nd para hacerse famosa. Si es capaz de aprovecharse hasta de su propia mam¨¢ fallecida, ?qu¨¦ se puede esperar de alguien asi? Jonathan se qued¨® de piedra. -?Sabrina es hija de Celeste? -exm¨®, incr¨¦dulo. Rena abri¨® los ojos, sorprendida. -?Es hija de nuestra colega? ?Nunca escuch¨¦ nada de eso! Tatsuya se encogi¨® de hombros. -Todav¨ªa no se ha hecho famosa fuera del pa¨ªs. Pero aqu¨ª en Colombia, mayor¨ªa que est¨¢ metida en nuestro medio ya conoce ese chisme. Chapter 685 Capitulo 685 Cap¨ªtulo 685 -Yo creo que a e tambi¨¦n le da miedo que, en el fondo, no tiene tanto talento y teme que gente del extranjero le descubra fachada, ?no creen? -Despu¨¦s de todo, por muy poderosa que sea, su influencia no llega tan lejos. Aqu¨ª s¨ª puede darse aires, pero hasta ah¨ª. En ese momento, Araceli, que habia permanecido cada, tambi¨¦n intervino. -Lo dem¨¢s, bueno, puedo medio soportarlo, pero que no respete a los maestros Eso s¨ª que no lo aguanto. Mientras haba, empez¨® a contar con detalle lo que habia pasado en ¨²ltimapetencia, cuando se top¨® con Sabrina y c¨®mo Sabrina ni siquiera se dign¨® a mostrarle respeto a Elwood. Al escucha,s caras de los dem¨¢s se endurecieron. Todo el aprecio que le ten¨ªan a Sabrina se hab¨ªa evaporado. Rena solt¨® con fastidio: -Que alguien as¨ª siga en el medio es un insulto para todos los m¨²sicos. Jonathan intervino: -Yo si acept¨¦ invitaci¨®n para venir a Colombia esta vez. Y seg¨²n lo que dijopa?era, e tambi¨¦n va a participar en esapetencia, ?no? Si se atreve a faltarle al respeto a los maestros, quiero ver hasta d¨®nde le llega arrogancia. Sandro, el chico de cabello casta?o, tambi¨¦n dijo: -?Y encima usa historia de mam¨¢ fallecida para mar atenci¨®n? A esta mocosa que no sabe ni d¨®nde est¨¢ parada, alguien tiene que ponerle un alto. Al verlos tan indignados, a Araceli se le dibuj¨® una sonrisa apenas perceptible en boca. Elwood, por su parte, nunca ha sido partidario de har mal de gente a sus espaldas y cort¨® conversaci¨®n. -Ya estuvo bueno, dejen ese tema. Cambiemos de asunto. Salo entonces los dem¨¢s dejaron el tema y empezaron a har de otras cosas. De repente, a Sandro se le ocurri¨® algo y mir¨® a Elwood. -Profe, ?usted vino a Colombia solo por el intercambio musical o verdadera raz¨®n era buscar a STAR? -?Ya encontr¨® a STAR? Nombrar a STAR hizo que a Araceli se le hra sangre. ?STAR? Ese no era otro que Sabrina, ?cierto? ?Para qu¨¦ estar¨ªa buscando Elwood a Sabrina? El coraz¨®n de Araceli empez¨® atiro loco. Sin darse cuenta, apret¨® fuerte manga de su camisa. Elwood neg¨® con cabeza. -No, todav¨ªa no lo encuentro. Rena pregunt¨®: -?No es mejor que,o no conoce bien el lugar, le pida a alguien que investigue por usted? Elwood explic¨®: -Le ped¨ª ayuda a Andr¨¦, pero ni ¨¦l pudo ubicarlo. Despu¨¦s de aceptar a Aracelio su ¨²ltima alumna, Elwood le hab¨ªa mencionado a Andr¨¦ el tema de STAR. Andr¨¦ seprometi¨® a buscar, pero tampoco tuvo resultados. Si ni Andr¨¦ pod¨ªa encontrarlo, Elwood simplemente tuvo que resignarse. Con mucho cuidado, Araceli pregunt¨®: -Profe, ?por qu¨¦ quiere encontrar a STAR? Elwood respondi¨®: -Las canciones de STAR que andan por ah¨ª me parecen una maravi. Esta vez vine para intentarprarle los derechos 21:50 Capitulo 685 de adaptaci¨®n de algunas piezas. Pero bueno... qu¨¦ l¨¢stima. Despu¨¦s, todosenzaron a har sobresposiciones originales de STAR, y en sus pbras se notaba admiraci¨®n y el respeto que sentian. Incluso cuando enpetencia deposici¨®n STAR los hab¨ªa dejado en rid¨ªculo por su arrogancia, ninguno le guardaba resentimiento. M¨¢s bien, experimentaban esa sensaci¨®n extra?a de admiraci¨®n mezda con ganas de revancha. Hasta Elwood, que siempre hab¨ªa sido tan exigente, solo ten¨ªa elogios para STAR La pl¨¢tica se anim¨® tanto que, de pronto, se fueron todos al estudio de m¨²sica de Elwood para tocar algunos instrumentos Elwood hab¨ªaprado una casa en Colombia y su s de m¨²sica estaba equipada con todo lo necesario. Rena, Sandro y Jonathan, junto con Yoshida, se pusieron a tocar todos los instrumentos del lugar y armaron una versi¨®n de "La Promesa" que a Araceli le revolvi¨® el est¨®mago. En ese instante, Araceli agradeci¨® con toda el alma ques tres piezas que Sabrina le hab¨ªa dado no estuvieran firmadaso STAR. Si Elwood llegaba a descubrir que Sabrina y STAR eran misma persona, todo lo que hab¨ªa hecho hasta ahora se habr¨ªa ido al traste... Cap¨ªtulo 686 Chapter 686 Al mediod¨ªa, Elwood prepar¨® el almuerzo. Por tarde, todos se despidieron. Rena y suspa?eras, tras soportar m¨¢s de diez horas de vuelo, estaban agotadas y necesitaban varios d¨ªas para adaptarse al cambio de horario, as¨ª que regresaron al hotel a descansar. Araceli, luego de despedirse de Rena y su grupo, se dispon¨ªa a marcharse cuando Yoshida m¨® Yoshida sonri¨® de manera amable y elegante. -Araceli, d¨¦jame llevarte a casa. El rostro de Yoshida ten¨ªa fiones bien marcadas. Aunque no llegaba al nivel de Andr¨¦, Sebasti¨¢n o Fabi¨¢n, su familia gozaba de muy buena reputaci¨®n. Araceli no ve¨ªa problema en hacerse amiga de ¨¦l. Desde hac¨ªa tiempo hab¨ªa notado que Tatsuya sent¨ªa algo por e. No ten¨ªa intenci¨®n de rechazar cortes¨ªa de Tatsuya. Andr¨¦, cada vez m¨¢s distante; Sebasti¨¢n, imposible de contrr; Fabi¨¢n, ahora enfrascado en una pelea feroz con Fidel y sin tiempo para nada m¨¢s. De pronto, Araceli se dio cuenta: a su alrededor, no le quedaba ning¨²n aliado. En cambio, Sabrina contaba con Gabriel Castillo, Marcelo y los hermanos Ramos. Ahora incluso Jorge, en secreto, estaba ayudando. Sin duda, Sabrina Araceli sonri¨® y asinti¨®. una habilidad especial para atraer a esos hombres; por eso favorec¨ªan tanto. -Entonces, te lo encargo, Tatsuya. Sabrina no tard¨® en llegar a final. La noticia de que Sabrina hab¨ªa pasado a final apareci¨® varias veces ens tendencias de inte. Ens redes, los elogios no paraban: maban diosa quebinaba belleza y talento. Dani hab¨ªa hecho un trabajo impecable manejando sus cuentas. No importaba taforma: Sabrina ya ten¨ªa m¨¢s de diez millones de seguidores. Araceli tambi¨¦n hab¨ªa conseguido una buena base de fans, en parte gracias al impulso inicial de Andr¨¦ y Fabi¨¢n, pero ni de lejos ten¨ªa seguidores tan fieleso los de Sabrina. Entre los fans de Araceli hab¨ªa de todo, pero no muchos estaban dispuestos aprar entradas para sus conciertos. Ese d¨ªa, Dani lleg¨® emocionada donde Sabrina. -?Sabrina! Hoynzamos primera preventa de entradas para el concierto. ?En solo cinco minutos, se agotaron todas! A Dani se le notaba emoci¨®n en voz, le temban hastas manos. -Esta vez el concierto ser¨¢ mucho m¨¢s grande que el que organiz¨® Marcelo antes. ?La segunda preventa vamos a abrir pr¨®xima semana! Ah, y otra cosa... Dani,o si recordara algo gracioso, solt¨® una carcajada. -Araceli sac¨® su preventa un d¨ªa antes que nosotras, queriendo quitarnos p¨²blico. ?Y qu¨¦ pas¨®? Tard¨® todo el d¨ªa y aun as¨ª no vendi¨® todas sus entradas. En cambio, apenas nosotras abrimos venta, sus entradas se agotaron de repente. Yo digo que para no quedar tan mal, tuvo que contratar bots para inr venta. 21:51 Capitulo 686 Hasta Sabrina se sorprendi¨®. Un concierto de m¨²sica cl¨¢sica no se vend¨ªa igual que uno de reguet¨®n o pop, gente en Colombia prefer¨ªa as estres popres antes que a los m¨²sicos. Que sus entradas se agotaran tan r¨¢pido, le parec¨ªa casi incre¨ªble. Dani sigui¨® hando: -Todo esto se debe apetencia. Llegaste a final y caste boca de quiegs dec¨ªan que solo ten¨ªas suerte y una cara bonita. Los ojos de Dani briban, apret¨® los pu?os con entusiasmo. -Sabrina, despu¨¦s depetencia, si logras el primer lugar, este concierto ser¨¢ un ¨¦xito rotundo, inadie lo podr¨¢ igur! Con tu talento, lo tienes en bolsa. ?Y qu¨¦ si Araceli tiene el apoyo de Elwood? A gente no puedes obligar a que te siga. Dani llevaba a?oso representante, ya hab¨ªa visto de todo. Eso de que Araceli infl¨® sus ventas, no se le escapaba. Y verdad, as¨ª era. En ese momento, Araceli haba por tel¨¦fono con Sebasti¨¢n. -Sebasti¨¢n, gracias por lo de ahora. Si no fuera por tu ayuda, habr¨ªa hecho el rid¨ªculo. El ¨¦xito de Sabrina dej¨® desconcertada. Cre¨ªa que con el respaldo de Elwood, seguro superar¨ªa a Sabrina. M¨¢s a¨²n, porque su preventa hab¨ªa salido un d¨ªa antes. Pero, en todo el d¨ªa, solo logr¨® vender mitad des entradas. 12 Chapter 687 21:51 Cap¨ªtulo 687 Cap¨ªtulo 687 Las entradas para el concierto de Sabrina se agotaron en cuesti¨®n de cinco minutos, y eso que ni siquiera hab¨ªan terminado de venderse cuando ya hab¨ªa gente preguntando ens redes cu¨¢ndo saldr¨ªa siguiente tanda. La diferencia era abismal. ?Solo porque Sabrina lleg¨® a final, todos esos internautas se volv¨ªan locos por e? Pero si e tambi¨¦n hab¨ªa llegado a final. Araceli no quer¨ªa perder prestigio frente a Andr¨¦, ni que ¨¦l pensara que estaba por debajo de Sabrina, as¨ª que decidi¨® marcarle primero a Fabi¨¢n. Pero Fabi¨¢n, por haberse metido con familia Casta?o, estaba castigado por Pedro Guerrero y apenas alcanz¨® a decir dos frases antes de que alguien de familia Guerrero le quitara el tel¨¦fono. Araceli no se atrev¨ªa a buscar otra vez ayuda de Elwood; ¨¦l ya hab¨ªa aceptado ser su invitado especial, lo cual ya era un gesto enorme de su parte. Si volv¨ªa a pedirle un favor, ser¨ªao admitirle que no ten¨ªa tanto poder de convocatoriao Sabrina. Sin muchas opciones, solo le qued¨® recurrir a Sebasti¨¢n. Pens¨® que Sebasti¨¢n le dir¨ªa que no, pero para su sorpresa, Sebasti¨¢n acept¨® de inmediato y hasta le propuso una idea genial. -En vez de andar buscando a alguien que te ayude a promocionar y convencer a gente deprar entradas -le solt¨® Sebasti¨¢n-, ?por qu¨¦ nopras t¨² misma todass que quedan? Si, antes del concierto, logras ganar el campeonato, seguro habr¨¢ quienes paguen lo que sea por conseguir tus entradas. Yo puedo revendes despu¨¦s y hasta sacar algo de dinero. Si por alguna raz¨®n no logras vendes, yo me encargo. Ses paso a mis empleados para ques regalen a sus amigos y familiares, as¨ª m¨ªnimo no pasar¨¢s verg¨¹enza de tener el auditorio vac¨ªo. Hab¨ªa que admitir que Sebasti¨¢n s¨ª sab¨ªa hacer negocios. Ten¨ªa cabeza bien puesta. Araceli solo pensaba en buscar a alguien para que ayudara a publicitar el evento y empujar venta de entradas, ni se le hab¨ªa cruzado por cabezapras e misma. -Pero... -Sebasti¨¢n cambi¨® el tono-, aunque tengas a Elwood d¨¢ndote respaldo y fama, atrayendo atenci¨®n de gente del medio, recuerda que ese c¨ªrculo sigue siendo limitado. Si de verdad quieres superar a Sabrina, tienes que ganar el campeonato. Escuchar eso le hizo apretar los dientes a Araceli por dentro. Superar a Sabrina, f¨¢cil no era. Aunque no lo quisiera aceptar, ten¨ªa que reconocer que el talento de Sabrina iba un paso m¨¢s all¨¢. Sin embargo... Los ojos de Araceli briron con una chispa oscura y calcdora. Supa?ero y su hermana mayor tambi¨¦n iban a presentarseo invitados especiales. Quiz¨¢ eso pod¨ªa darle ventaja que necesitaba. En esta edici¨®n del concurso, solo los diez mejores entre un mont¨®n de participantes lograban llegar a final. Como despu¨¦s ven¨ªan enfrentamientos con otros pa¨ªses, pr¨¢cticamente era unapetencia internacional, as¨ª que atenci¨®n medi¨¢tica estaba pors nubes. Cuando se trata de enfrentarse a participantes de otros pa¨ªses, inclusospetencias menos popres acaparan miradas. Las redes sociales no tardaron en llenarse deentarios: [?Vieron que este a?o Marcelo nopite? Antes, solo con ¨¦l logr¨¢bamos no quedar en el ¨²ltimo lugar. Sin Marcelo, ?ser¨¢ que este a?o s¨ª nos hundimos del todo?] [?Supieron? El representante de viol¨ªn de Estados Unidos se ma Eva. Es guap¨ªsima, una dura, adem¨¢s es hija consentida de familia Ramos... y dicen que hasta ens carreras de carros es una fiera.] 21:51 Cap¨ªtulo 687 [Yo le¨ª que representante de piano de Chile es Est Vald¨¦s, otra hija de fam¨ªlia poderosa. Hace poco se rumor¨® que se?orita Vald¨¦s podr¨ªaprometerse a fin de a?o con el mayor de los Ramos. Una pareja de poder, as¨ª s¨ª se vive el amor.] [Y hando de piano, el tal Yoshida de Jap¨®n tambi¨¦n es buen¨ªsimo... Ay, antes al menos el viol¨ªn nos sacaba cara, pero ahora que Marcelo no est¨¢, ni con el viol¨ªn tenemos f¨¢cil.] [No necesariamente. Todav¨ªa nos queda Sabrina, que es nueva promesa de este a?o. Tocando es una bestia, no le pide nada a Eva.] [Ya, ya, no exageren. La fama de Sabrina es puro marketing, si hamos de talento feal, hay que mirar a Araceli, que es disc¨ªp consentida de Elwood.] [S¨ª, exacto, si Sabrina fuera tan buena, ?por qu¨¦ Elwood no tom¨®o su aprendiz?] Chapter 688 Cap¨ªtulo 688 Cap¨ªtulo 688 Todos haban al mismo tiempo, cada quien soltando su propia opini¨®n. Mientras m¨¢s famosa era Sabrina, m¨¢s pol¨¦mica rodeaba. Por supuesto, nada de eso lograba afecta. El dia de gran final lleg¨® en un abrir y cerrar de ojos. Para evitar que los favoritos se eliminaran entre s¨ª y que, por pura suerte, el segundo y tercer lugar quedaran en manos de alguien que no lo merec¨ªa, el formato depetencia no fue de eliminaci¨®n directa, sino de suma de puntos. Los diez finalistas tendr¨ªan que pasar por pruebas de solista, conjuntos y un torneo donde todos se enfrentar¨ªan entre s¨ª en duelos, acumndo puntos, as¨ª se definir¨ªan el primer, segundo y tercer lugar. Era un desaf¨ªo enorme para los participantes, no solo por el desgaste f¨ªsico, sino tambi¨¦n por presi¨®n mental. Sabrina ya estaba entre los finalistas, y Dani, Carolina Nieves, Marcelo, Gabriel y Romeo Castillo llegaron al auditorio para apoya. El lugar estaba a reventar, ni una si vac¨ªa. Mirando alrededor, maba atenci¨®n cantidad de extranjeros presentes. Esta vez, Elwood tambi¨¦n fue invitado y asisti¨® en persona para dar un discurso. Habl¨®rgo y tendido, cargando sus pbras de ¨¢nimo y energ¨ªa. Los concursantes en el escenario, salvo Sabrina y Araceli, no pod¨ªan ocultar su emoci¨®n. Algunos incluso temban de pies a cabeza, a punto de perder el control de los nervios. Sabrina no se sorprend¨ªa. Antes, e tambi¨¦n ve¨ªa a Elwoodo su modelo a seguir. Ahora, aunque imagen que ten¨ªa de ¨¦l estaba rota, todav¨ªa lo respetaba. Su talento y sus logros eran indiscutibles, nadie en ese ¨¢mbito pod¨ªa igurlo. Cuando Elwood termin¨®, el presentador sonri¨® ynz¨® una pregunta: -Dicen que en esta edici¨®n su disc¨ªp m¨¢s cercana tambi¨¦n est¨¢ participando, y hasta veno gran favorita. Elwood, ?qu¨¦ piensa de esto? Con d¨¦cadas de experiencia a cuestas, y una capacidad incre¨ªble para manejar situaciones, Elwood respondi¨® con unas cuantas frases corteses, sinprometerse. Marcelo, desdes butacas, frunci¨® el ce?o al ver escena. -Antes de empezarpetencia, ese presentador menciona lo de disc¨ªp de Elwood. Eso puede ponerles una presi¨®n tremenda a los dem¨¢s. No es justo para nadie. Dani ya lo ten¨ªa r¨ªsimo. -En este mundo, justicia ni existe. Que inviten a Elwood a dar el discurso seguro tiene intenci¨®n de darle m¨¢s peso a Araceli. De pronto, Marcelo record¨® algo y baj¨® voz. -Un amigo en el medio me cont¨® que de los cuatro jueces invitados para final, tres son disc¨ªpulos de Elwood. Si los organizadores iban a invitar jueces especiales, era porque ten¨ªan suficiente peso en el gremio. Y entre esa gente, al menos mitad ten¨ªa alguna rci¨®n con Elwood: o eran sus pupilos directos o hab¨ªan recibido su gu¨ªa, o incluso eran alumnos de sus alumnos. Eso dec¨ªa mucho de posici¨®n intocable que ten¨ªa Elwood en el c¨ªrculo. Dani se inquiet¨®. -?Crees que le pongan trabas a Sabrina? ?Y si deciden favorecer descaradamente a Araceli? Marcelo respondi¨® en voz baja: -Con tanta gente mirando, dudo O que den un pase directo. Pero... que tengan dif¨ªcil a Sabrina, eso s¨ª me preocupa. 21:09 Capitulo 688 Termin¨® el discurso de Elwood y arranc¨® oficialmentepetencia Para subir el nivel del show y el inter¨¦s del p¨²blico, los organizadores cambiaron El tomeo se dividia en dos fondas. Cada participante deb¨ªa enfrentarse dos veces con misma persona, para que los jueces pudieran notar si habia mejorado su nivel durante el evento. Aunque no era eliminaci¨®n directa, el torneo era brutal El que ganaba sumaba diez puntos, el que perdis se quedaba en ceros. Eso quer¨ªa decir que si alguien perdia, no sumaba nada. Y si alguien segu¨ªa ganando una y otra vez, iba a dejar muy atr¨¢s al resto, provocando una diferencia brutal en ta de puntos. Chapter 689 Cap¨ªtulo 689 Cuando el presentador termin¨® de explicars res del concurso, los diez participantes pasaron uno a uno a sacar su papelito con el n¨²mero del sorteo. Si dos personas sacaban el mismo n¨²mero, eso quer¨ªa decir que ser¨ªan rivales enpetencia de hoy. Sabrina despleg¨® hoja que ten¨ªa frente a e. Uno. En ese momento, el presentador pregunt¨®: -?Qui¨¦nes son los dos participantes con el n¨²mero uno? Sabrina dio un paso adnte y mostr¨® su n¨²mero al p¨²blico. Jam¨¢s se habr¨ªa esperado que, junto a e... quien tambi¨¦n se levantara fuera Araceli. ?El destino siempre jugaba sus cartas! -?Uy! -exm¨® Dani, abriendo los ojos de par en par-. ?Sabrina s¨ª que tiene buena suerte! El primer d¨ªa depetencia y ya va a tener su debut estr, d¨¢ndole una paliza a Araceli. ?Hab¨ªa algo m¨¢s satisfactorio que astar a Araceli en unapetencia oficial? Y para colmo, hacerlo frente a Elwood y a espectadores de todo el mundo. Porque s¨ª, el concurso se transmit¨ªa en vivo y en directo. De solo pensarlo, a Dani se le aceleraba el coraz¨®n. Hab¨ªan aguantado demasiadas cosas de Araceli durante mucho tiempo. Esto no ten¨ªa vuelta atr¨¢s: el hecho de que Elwood aceptarao aprendiz a alguieno Araceli solo demostraba que su ¨¦poca dorada se hab¨ªa acabado. Al ver a Araceli, Sabrina arque¨®s cejas y de inmediato dej¨® escapar una leve sonrisa porisura de susbios. En el fondo, e pensaba igual que Dani. Encontrarse con Araceli el primer d¨ªa era, sin duda, un golpe de suerte. El rostro de Araceli, en cambio, se notaba tenso y sombr¨ªo. Ya hab¨ªa perdido una vez contra Sabrina. Aunque no fue en unapetencia oficial, para Araceli, caer ante Sabrina era peor humici¨®n de su vida. Por mucho que supiera que Sabrina era hija consentida de familia Ramos, jam¨¢s aceptar¨ªa que e fuera superior. Sabrina no ten¨ªa derecho a una vida mejor que suya. Mientras tanto, Elwood ya hab¨ªa regresado a su asiento. A sudo estaban Rena, Jonathan, Sandro y Yoshida. Renaent¨®: -?Qu¨¦ bien! Nuestrapa?era se va a enfrentar a esa influencer que solo sabe hacer esc¨¢ndalos. ?Ahora s¨ª va a deja cada! Jonathan a?adi¨®: -La verdad, todav¨ªa no conozco bien el nivel de nuestrapa?era, pero por fin voy a poder ver de qu¨¦ est¨¢ hecha. Sandro solo dijo: -?Vamos,pa?era, t¨² puedes! El espa?ol se hab¨ªa convertido en lengua¨²n en el mundo. Aunque algunos de ellos ven¨ªan de otros pa¨ªses, igual que Elwood, haban espa?ol perfectamente. 21:09 Cap¨ªtulo 689 En cuanto a Yoshida, lengua que hab¨ªa heredado de sus antepasados ten¨ªa ra¨ªces simres al espa?ol, as¨ª que aprende fue panido. Observaba figura de Sabrina en el escenario con una sonrisa, ramente impresionado. ¨¦l tampoco cre¨ªa que una mujer famosa solo por sus esc¨¢ndalos pudiera vencer a Araceli. Solo Elwood, entre todos, ten¨ªa el ce?o ligeramente arrugado,o si algo le preocupara. Sabrina y Araceli salieron r¨¢pidamente a prepararse. Desde que Araceli se hab¨ªa convertido en aprendiz de Elwood, su nivel con el viol¨ªn hab¨ªa mejorado much¨ªsimo gracias a sus ense?anzas. Si Sabrina segu¨ªa tocandoo cuando estaban en el jard¨ªn infantil, Araceli estaba segura de que podr¨ªa ganarle. Ese pensamiento le devolv¨ªa parte de su confianza. Como ambas deb¨ªanpetir en el mismo escenario, Sabrina fue primera en salir a tocar. Siempre le hab¨ªa tocado presentarse hacia el final. Era primera vez que sent¨ªa esa energ¨ªa que tiene el inicio de una funci¨®n. Todass miradas, cada par de ojos en el auditorio, se posaban sobre Sabrina. No erao cuando le tocaba cerrar, que el p¨²blico empezaba a lucir cansado, algunos revisaban el celr, otros ticaban, y no faltaba quien se levantara para estirars piernas. Ser el centro de atenci¨®n, despu¨¦s de cinco a?os, le resultaba casi irreal. Por un instante, Sabrina se sinti¨® perdida entre los recuerdos y emoci¨®n. Qu¨¦ felicidad. Estaba de vuelta en escenario. Sabrina hizo una ligera reverencia al p¨²blico, luego acarici¨®s cuerdas de su viol¨ªn yenz¨® a tocar. 21:09 Chapter 690 Cap¨ªtulo 690 Cap¨ªtulo 690 La m¨²sica maravillosa y envolvente brot¨® del viol¨ªn de Sabrina Ib¨¢?ez, llenando cada rinc¨®n del lugaro si el aire se impregnara de melod¨ªa. Esta vez, Sabrina no interpret¨® ¡°La Promesa¡°. En su lugar, eligi¨® una de sus propiasposiciones: "Luz de luna sobre el mar". Las notas delicadas,o peque?as hadas danzando, flotaban por todo el recinto del concurso. A diferencia de mncol¨ªa de "La Promesa", "Luz de luna sobre el mar" ten¨ªa una calma serena, una suavidad que acariciaba los sentidos. En mente de los presentes,enz¨® a dibujarse una escena casi m¨¢gica: el mar en calma, reflejando figura teada de una luna nueva en lo alto. El rumor des s parec¨ªa apaciguar tensi¨®n y el estr¨¦s que flotaba en el ambiente. La superficie del agua se mec¨ªa suavemente, y el reflejo de luna temba junto con e. Ante belleza de naturaleza,s preocupaciones y los problemas cotidianos parec¨ªan perder importancia. La interpretaci¨®n de Sabrina ten¨ªa un hechizo especial, un maismo que atrap¨® a todos los que escuchaban. Mientras tocaba, propia Sabrina se transform¨®: su presencia en el escenario se volvi¨® et¨¦rea,o si fuera misma luna inalcanzable que iluminaba el mar en su canci¨®n. Una luz suave parec¨ªa emanar de e, haciendo imposible apartar mirada. Para todos los presentes, en ese instante solo exist¨ªa Sabrina. Marcelo nco, quien sol¨ªa practicar con Sabrina, conoc¨ªa bien "Luz de luna sobre el mar". ¨²ltimamente, Sabrina hab¨ªa dedicado mucho tiempo a practicar, y ya hab¨ªa recuperado cerca del setenta u ochenta por ciento de su nivel anterior. Pero, aun con esa recuperaci¨®n parcial, segu¨ªa superando con creces a Marcelo en estos momentos. Marcelo observaba figura de Sabrina en el escenario. A pesar de su fama de prodigio, no pudo evitar soltar un suspiro. -Sabrina s¨ª que es una genia ent¨®, casi con resignaci¨®n. Rena y sus dos amigas, que hab¨ªan estado esperando a que Sabrinaetiera alg¨²n error, al principio no le prestaron mucha atenci¨®n a interpretaci¨®n y siguieron conversando entre es. Sin embargo, a medida que pasaban los minutos, expresi¨®n en sus rostros fue cambiando de indiferencia a sorpresa. Finalmente, hasta es terminaron sumergidas en m¨²sica, incapaces de resistirse. Solo Elwood, con mirada fija en Sabrina sobre el escenario, permaneci¨® pensativo, perdido en sus propias reflexiones. Cuando pieza termin¨®, una quietud solemne se apoder¨® del lugar. De pronto, alguienenz¨® a audir, y el auso retumb¨®o una tormenta en el recinto, envolviendo a todos los asistentes. Los rostros reflejaban un deseo de escuchar m¨¢s,o si el concierto hubiera quedado ipleto. -?Ya se acab¨®? Me qued¨¦ con ganas de m¨¢s -susurr¨® alguien entre el p¨²blico. -?C¨®mo se ma esa pieza? Jam¨¢s hab¨ªa escuchado. -Yo tampoco... ?Alguno de ustedes conoce? Las voces empezaron a multiplicarse en un murmullo curioso. Sin embargo, nadie alrededor parec¨ªa saber el nombre de melod¨ªa. -Qu¨¦ raro que una canci¨®n tan bonita sea tan desconocida ent¨® alguien, desconcertado. -Oigan, ?no dec¨ªan que Sabrina era puro cuento, que no ten¨ªa nivel? Despu¨¦s de lo que toc¨® hoy, seguro se lleva el primer lugar. 21:09 Capitulo 690 -Eso tambi¨¦n lo vi en inte. Decian que ten¨ªa influencias, que los videos estaban editados, lo aseguraban con tanta convi¨®n que hasta yo me to crei -Ay, no hay que creerle todo as redes -solt¨® otro, haciendo un gesto de desden. Mientras gente conversaba, el presentador apareci¨® en el escenario con una sonrisa. Este a?o, los organizadores del concurso se jugaron para atraer m¨¢s atenci¨®n, incluso copiando estrategias de programas de talento para televisi¨®n y agregando algunos trucos publicitarios. No solo hab¨ªa jueces en el lugar, sino que tambi¨¦n habilitaron una opci¨®n de votaci¨®n en l¨ªnea para el p¨²blico. Los espectadores pod¨ªan elegir a su concursante favorito, aquel que consideraran el m¨¢s talentoso. Sin embargo, los votos en inte no influir¨ªan en el resultado final del concurso. Despu¨¦s de todo, no se trataba de unapetencia para debutar en televisi¨®n. La popridad era un plus, pero lo que realmente importaba era el talento. Eso s¨ª, quien recibiera m¨¢s votos del p¨²blico tendr¨ªa oportunidad de viajar con el equipo al extranjero. Aunque no pudiera participar oficialmente, pa?ar a los selionados y vers presentaciones de artistas de otros pa¨ªses era una oportunidad ¨²nica en vida. No solo permitir¨ªa aprender, sino tambi¨¦n conocer a m¨²sicos destacados de todo el mundo. Chapter 691 Cap¨ªtulo 691 Cap¨ªtulo 691 La nueva re, apenas fue anunciada, caus¨® una deentarios y elogios entre gente. Si el voto por popridad de los participantes llegaba a afectar el desarrollo del concurso, ser¨ªa injusto para los dem¨¢s. Nadie quer¨ªa que el esfuerzo de los concursantes quedara opacado por trampasopra de votos o manipciones parecidas. Por otrodo, si se hac¨ªa solo por cumplir, sin premios reales, todo el asunto de votaci¨®n perd¨ªa sentido y se volv¨ªa una formalidad vac¨ªa. Por eso, los organizadores idearon una soluci¨®n ingeniosa. Justo cuando Sabrina termin¨® su presentaci¨®n, antes siquiera de que pudiera decir unas pbras, sus votosenzaron a dispararseo p¨®lvora. El sistema de votaci¨®n en l¨ªnea lleg¨® a trabarse por momentos. Al mismo tiempo, cantidad de espectadores en transmisi¨®n aument¨®o espuma. El fervor del p¨²blico no ten¨ªa nada que envidiarle a los conciertos de grandes celebridades, Y es que, en esta ¨¦poca donde lo visual manda, nadie pod¨ªa resistirse al encanto de una se?orita tan guapa y con tanta presenciao Sabrina. Su belleza no era t¨ªpica des influencers de moda, sino que ten¨ªa un toque propio, inconfundible y cautivador. En s de control, el responsable del ¨¢rea casi se atraganta de emoci¨®n al vers cifras en panta, -?Director, esto es una locura, rompimos! ?Esto est¨¢ explotando! El director se maba Dami¨¢n Pcios. Era un tipo de car¨¢cter recto, nada dado as trampas ni a los atajos. Por eso, aunque ten¨ªa experiencia de sobra, nunca lo maban para los programas m¨¢s importantes. Ni siquiera para prodiones de televisi¨®n serias lo ten¨ªan en cuenta. Para muchos, Dami¨¢n era poco flexible y no sab¨ªa "adaptarse". En estos tiempos, hasta los concursos y realities que parec¨ªan m¨¢s justos, por dentro estaban llenos de acuerdos y arreglos bajo mesa. Dami¨¢n jam¨¢s acept¨® ser parte de eso. Por eso, aunque ya pasaba de los cincuenta, su carrera no despegaba y segu¨ªa en el mismo lugar. Esta edici¨®n del concurso implicabapetir contra participantes extranjeros. Era impensable enviar a los t¨ªpicos "rendados" sin talento, porque all¨¢ afuera no se pod¨ªaprar jueces ni manipr resultados. A¨²n se recordaba el desastre de a?os anteriores, cuando m¨²sicos colombianos quedaron en ¨²ltimo lugar enpetencias internacionales. Todo porque los concursos nacionales estaban podridos de corrupci¨®n: desde los organizadores, hasta los jurados y los concursantes, todos se dejabanprar. Al punto que, quien tuviera suficiente ta, pod¨ªa asegurarse un lugar en final sin importar su talento. Esos campeones "de cart¨®n", maquidoso prodigios, quedaban en evidencia apenas llegaban a enfrentar a verdaderos artistas en el exterior. En ese entonces, a¨²n exist¨ªa ronda de eliminaci¨®n, pero hasta eso manipban, echando fuera a quienes no se dejabanprar. Esa podredumbre interna dur¨® cinco a?os, hasta que todo sali¨® a luz y se arm¨® el esc¨¢ndalo. Los responsables terminaron rindiendo cuentas ante justicia. La justicia, aunque pueda tardar, siempre llega. Despu¨¦s de aquel esc¨¢ndalo, el concurso perdi¨® credibilidad y hasta los mejores participantes dejaron de inscribirse. El inter¨¦s del p¨²blico se apag¨®, y aunque cambiaron a todos los jurados, directores y asesores, el da?o ya estaba hecho. Apenas si quedaban concursantes con verdadero nivel, hasta que apareci¨® Marcelo y revivi¨® un poco esperanza. Que Dami¨¢n estuviera a cargo esta vez no fue casualidad. Lo buscaron porque sab¨ªan que ¨¦l no se vend¨ªa ni aceptaba trampas. Aun as¨ª, por haber sido marginado tantos a?os, lo mandaron a hacerse cargo de parte de transmisiones en inte, lejos de televisi¨®n tradicional. La idea del premio para quien obtuviera m¨¢s votos en inte fue de Dami¨¢n. Despu¨¦s de vers presentaciones, Dami¨¢n estaba de buen humor. Una buena canci¨®n siempre mejora el ¨¢nimo. Apenas abri¨® puerta de s de control, el responsable le se?al¨® panta con los ojos desorbitados. -?Director! ?Vea esto! ?Esto est¨¢ explotando! Dami¨¢n se qued¨® en nco, sin entender nada. -?Que est¨¢ explotando qu¨¦? Chapter 692 El encargado ten¨ªa cara encendida de emoci¨®n. -?Nuestra transmisi¨®n en vivo se desbord¨®! Aunque invertimos ta en promocionar el evento, el resultado de campa?a fue impresionante, ?super¨® todass expectativas! -Ahora mismo, nuestro canal en vivo ya casi llega al mill¨®n de espectadores, ?y los n¨²meros siguen subiendo! Dami¨¢n se apresur¨® a mirar panta. Al revisar, qued¨®pletamente paralizado. Mientras conversaba con el encargado, transmisi¨®n hab¨ªa superado barrera del mill¨®n de personas conectadas. Un mill¨®n de espectadores... ?Qu¨¦ se de locura era esa? En todos sus a?oso director, jam¨¢s hab¨ªa visto tanto auge. Dami¨¢n se qued¨® pasmado por unos segundos, hasta que por fin asimil¨® lo que estaba pasando. Siempre hab¨ªa sido muy perceptivo, y en ese instante sinti¨® que, al fin, su gran oportunidad hab¨ªa llegado. Gir¨® enseguida y le habl¨® al tico que ten¨ªa aldo: -Aseg¨²rense de que transmisi¨®n y el servidor aguanten, ni se les ocurra que esto se caiga o se quede pegado. Todo el equipo de Dami¨¢n sab¨ªa importancia de esa transmisi¨®n. Nadie pod¨ªa arruinar semejante momento. El encargado agreg¨®: -Director Pcios, esa participante mada Sabrina... adem¨¢s de que es bonita, tiene un talento impresionante. Aunque no gane el primer puesto, seguro va a ser favorita del p¨²blico. Dami¨¢n respondi¨® sin dudar: -Hay que ponerle atenci¨®n a esa concursante. Puede que e sea carta que necesitamos para remontar. -Ah, y prep¨¢rense para cuando le toque enfrentarse a Araceli Vargas. Hagan tambi¨¦n promoci¨®n con e, quiero ver cu¨¢nta gente logra atraer su presentaci¨®n. El encargado entendi¨® de inmediato: Dami¨¢n estaba probando el arrastre de cada concursante para decidir c¨®mo repartir los recursos del equipo. Aqu¨ª, el que ten¨ªa m¨¢s fuerza y seguidores era el que mandaba, as¨ª erapetencia. En ese momento, si¨®n deentarios de transmisi¨®n iba tan r¨¢pido que apenas y se pod¨ªa leer lo que gente escrib¨ªa. Dami¨¢n, serio, le¨ªa los mensajes de los internautas. La mitad de ellos ticaban sobre apariencia de Sabrina; muchos se hab¨ªan conectado solo por ve. Un veinte por ciento del p¨²blicoentaba sobre su talento, y se notaba que eran expertos del gremio por el tipo de mensajes que dejaban. Otro veinte por ciento, al parecer, eran fans de Sabrina: haban maravis de su talento y belleza, rend¨¢nd a los dem¨¢s. El resto eran, evidentemente, los "haters" de Sabrina. Dami¨¢n pidi¨® al ¨¢rea tica que le mostraran datos detados en tiempo real, para tener controlpleto de situaci¨®n. En ese instante, Sabrina estaba frente as c¨¢maras, siendo entrevistada por el presentador. Despu¨¦s de cada presentaci¨®n, los concursantes ten¨ªan cinco minutos para pedir apoyo del p¨²blico. El presentador le hizo pregunta que todos quer¨ªan o¨ªr: -Lo que tocaste hace un rato fue muy conmovedor, pero nunca hab¨ªa escuchado esa pieza. ?C¨®mo se ma y qupuso? 21:09 Cap¨ªtulo 692 En ese momento, expectativa en s era absoluta; incluso Elwood, que siempre estaba rjado, se incorpor¨® en su asiento, atento. La calidad de esa pieza no ten¨ªa nada que envidiarle a de STAR. ¨¦l no hab¨ªa logrado encontrar a STAR, pero si daba con el autor de esa obra, su viaje a Colombia habr¨ªa valido totalmente pena. Desde que STAR revolucion¨® industria, hac¨ªa a?os que no sal¨ªa una nueva pieza con potencial de convertirse en cl¨¢sico. Elwood, todo un veterano, lo supo apenas termin¨® de escuchar: aqueposici¨®n no era inferior a La Promesa. La voz de Sabrina, tranqu pero firme, reson¨® en el micr¨®fono. -La pieza se ma "Luz de luna sobre el mar", es de mi autor¨ªa. El presentador se qued¨® en shock. -?T¨² mismapusiste? Sabrina sonri¨®. -As¨ª es. El presentador, que tambi¨¦n formaba parte de asociaci¨®n de violinistas y sab¨ªa del tema, supo de inmediato que esa obra ten¨ªa un valor enorme. -?Vaya! -se le escap¨® exmaci¨®n-. Adem¨¢s de int¨¦rprete, erespositora. Si te soy sincero, tu pieza no tiene nada que envidiarle as de los grandes maestros del mundo. El p¨²blico entero explot¨® en murmullos y asombro. -?Es en serio que es de e? ?Menuda genio! -Acabo de buscar en inte y no aparece nada sobre "Luz de luna sobre el mar". Parece que s¨ª es suya. Chapter 693 21:09 Cap¨ªtulo 693 Cap¨ªtulo 693 -Est¨¢ tan guapa, tiene una habilidad incre¨ªble y adem¨¢spone... Es hasta m¨¢s impresionante que Marcelo. -Para m¨ª, el primer lugar este a?o tiene que ser de e, no hay duda. El p¨²blico empez¨® a emocionarse,s voces se mezban en un murmullo creciente. Rena se volvi¨® hacia Elwood sin poder contenerse. -Profe, ?no hab¨ªa dicho que esa tal Sabrina no era para tanto? Pero lo que vimos... su nivel es brutal, hasta mejor que en los videos que vi. Jonathan tambi¨¦n se sum¨®, intrigado. -La estuve observando muy de cerca todo el tiempo. Lo que hizo ah¨ª arriba no se parece nada a un truco. Y cuando toc¨® parte m¨¢splicada en re mayor, los dedos le corr¨ªan con una soltura que ni los mejores. Eso no es posible fingirlo. Las piezas sencis pueden prestarse para trampa, pero que interpret¨® Sabrina, "Luz de Luna sobre el Mar", exig¨ªa una destreza fuera de serie. Era imposible falsear algo as¨ª. Sandro se acerc¨®, con una sonrisa misteriosa. -Todos est¨¢n diciendo que Sabrina es m¨¢s dura. Yo no estoy tan convencido. Rena y Jonathan lo miraron a vez. -Sandro, ?qu¨¦ est¨¢s diciendo? Entre todos los aprendices del profe, pocos puedenpetirle, ?y t¨² dices que no es gran cosa? Sandro se encogi¨® de hombros. -No digo que sea m, lo que pienso es que, si el profe acept¨® a peque?apa?erao su aprendiz, pues seguro e es todav¨ªa mejor. En cuanto lo oyeron, Rena y Jonathan se miraron, los ojos les briban de emoci¨®n. -?Eso es! Si Sabrina es tan fuerte y ni as¨ª el profe escogi¨®, sino que prefiri¨® a Araceli, ?no quiere decir que Araceli es a¨²n m¨¢s talentosa? En sus corazones, todos pensaron lo mismo: peque?apa?era deb¨ªa ser ese genio que solo aparece una vez cada cien a?os. La admiraci¨®n por Sabrina se transform¨® en una expectativa creciente por Araceli. Ellos, que hab¨ªan llegado tan lejos, no le tem¨ªan a los fuertes. Al contrario, ver a alguien a¨²n m¨¢s capaz les daba ganas de presenciar el siguiente acto. Ahora solo quer¨ªan ver a Araceli en el escenario. En el camerino, Araceli observaba panta. El gesto de Sabrina, sonriente y rjada, contrastaba con el asombro que el presentador ya no consegu¨ªa ocultar. Araceli se qued¨® tan r¨ªgida que casi parec¨ªa de piedra. Sus u?as se varon en palma y, con un peque?o chasquido, se rompieron. La interpretaci¨®n de Sabrina hab¨ªa rozado perfi¨®n... y encima, era una obra original. Araceli mordi¨® subio con tanta fuerza que casi se lo hizo sangrar. A menos que lograra un mgro, supera era pr¨¢cticamente imposible. ?Qu¨¦ pod¨ªa hacer? ?C¨®mo iba a salir de esa? ?lba a quedar en rid¨ªculo dnte del profe y de toda audiencia mundial? En ese momento, su celr vibr¨®. Era Sebasti¨¢n Fonseca. 21:09 Cap¨ªtulo 693 Y no tra¨ªa precisamente buenas noticias. -Araceli, ?sab¨ªas que el show de Sabrina rompi¨® el r¨¦cord de transmisi¨®n? Incluso lo vieron m¨¢s personas que final del a?o pasado. ?Tienes idea de cu¨¢ntos votos en l¨ªnea lleva? Araceli apret¨® el celr con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron ncos. -?Cu¨¢ntos? -Ya lleva un mill¨®n -respondi¨® Sebasti¨¢n. Un mill¨®n de votos. No parec¨ªa tanto, pero apenas hab¨ªan pasado diez minutos desde que termin¨® presentaci¨®n. La din¨¢mica de votaci¨®n exig¨ªa registro con nombre real. Cada quien solo pod¨ªa votar tres veces al d¨ªa. Para que Sabrina hubiera conseguido esa cantidad en tan poco tiempo, su popridad deb¨ªa ser monstruosa. Araceli no pudo evitar despotricar. -?Un mont¨®n de gente que solo vota por cara bonita! Estaba convencida de que mayor¨ªa de esos votos eran por el f¨ªsico de Sabrina, no por su m¨²sica. ?Qui¨¦n, fuera de los expertos, iba a notar los detalles? El p¨²blico¨²n solo babeaba pors fotos y los videos. ?Un reba?o de addores! La frustraci¨®n ahogaba mientras ve¨ªa acercarse su turno. No pod¨ªa m¨¢s con rabia y impotenc¨ªa. -Sebasti¨¢n, aunque yo tocara igual de bien, con lo que Sabrina hizo hoy y lo de suposici¨®n, tiene una ventaja enorme. Lo m¨¢s probable es que pierda. Dime, ?qu¨¦ hago? Sebasti¨¢n guard¨® silencio unos segundos, luego habl¨® despacio,o midiendo cada pbra. -Tengo una idea que podr¨ªa servirte. Renacer sin Perdón 888 Cap¨ªtulo 888 Marina tambi¨¦n deseaba que Sara y Javier volvieran a estar juntos lo antes posible. Sin embargo, dado que tanto Sarao Javier no eran del tipo de personas que toman iniciativa, era necesario encontrar una manera de impulsar su rci¨®n. Marina empuj¨® a Sara para que fuera a cambiarse de ropa. Rosana observ¨® a Marina y le pregunt¨®: "?Vas a ir t¨²?" "Yo mejor no voy. Ustedes probablemente no regresar¨¢n esta noche, as¨ª que me encargar¨¦ de cubris, Mant¨¦nganme informada de cualquier novedad con Javier." Rosana asinti¨®: "Espero que tu n funcione." ¡°Tranqu, mientras Javier tenga sentimientos por Sara, seguramente caer¨¢. Tambi¨¦n quiero que Sara encuentre a un hombre que ame, de lo contrario, tarde o temprano familia Chaviral le impondr¨¢ a alguien desagradable." Al oir idea de que Sara podr¨ªa verse obligada a aceptar a alguien indeseable, Rosana sinti¨® un poco de verg¨¹enza, especialmente porque ahora persona que deseaba eso era su propio Alonso. Sent¨ªa que era un motivo de deshonra y sab¨ªa que deb¨ªa encontrar una manera de lidiar con el pretencioso Alonso. Despu¨¦s de que Sara termin¨® de cambiarse, ambas salieron del dormitorio. Javiers esperabal apoyado contra un ¨¢rbol, y al ver a Sara, su mirada se volvi¨® m¨¢s intensa. Sin embargo, permaneci¨® impasible y ni siquiera se acerc¨® a e. Rosana se sorprendi¨®: "?Qu¨¦ le pasa?" "Dijo que me seguir¨¢ desde lejos y que haga lo que quiera sin preocuparme por su presencia." Rosana estaba sorprendida de que ni siquiera se acercara a har. Hab¨ªa pensado que al convertirse en el guardaespaldas de Sara, el rudo Javier tendr¨ªa m¨¢s oportunidades de interactuar con e, pero ramente estaba equivocada. Rosana llev¨® a Sara directamente a La C¨²p Dorada. Sin embargo, La C¨²p Dorada era un lugar exclusivo para miembros, ys personas sin identificaci¨®n no pod¨ªan entrar. Rosana gui¨® a Sara hacia adentro y le susurr¨®: "No mires atr¨¢s.¡± Sara se mostr¨® sorprendida: "Si no lo llevamos con nosotras, no podr¨¢ entrar." ¡°Si Javier est¨¢ tan seguro de s¨ª mismo, ?por qu¨¦ preocuparse tanto por ¨¦l?" Rosana tambi¨¦n consideraba que Javier era un poco irritante y que merec¨ªa una li¨®n. Sara fue llevada hacia adnte, y justo antes de entrar al ascensor, vio figura alta de Javier aparecer en entrada de La C¨²p Dorada. Una vez que puerta del ascensor se cerr¨®, Sara todav¨ªa estaba un poco preocupada: ¡°Rosana, creo que no es muy apropiado. Su situaci¨®n familiar esplicada." *Sara, eres demasiado nda, y ¨¦l lo sabe, por eso siempre te intimida. ¨¦l encontrar¨¢ manera Capitulo 888 de entrar." Despu¨¦s de salir del ascensor, se encontraron con familia Montes. Keira Montes, vestida con ropa formal y pa?ada de varios hombres trajeados con carpetas en mano, ramente estaba all¨ª por asuntos de trabajo. Rosana sinti¨® mirada fr¨ªa de Keira, especialmente desde que Miranda fue liberada, familia Montes hab¨ªa sospechado que Rosana estaba involucrada en el secuestro. Ahora, probablemente deseaban su muerte, pero debido as pruebas que Rosana ten¨ªa, no se atrev¨ªan a actuar. Keira lenz¨® una mirada de desd¨¦n a Rosana: "Rosana, ?todav¨ªa te atreves a salir s? ?No temes que en cualquier momento puedas tener un ''idente''?" Keira realmente quer¨ªa que Rosana sufriera una muerte horrible, pero con Dionisio respald¨¢nd, no pod¨ªa hacer nada por el momento. Sara intervino: "Srta. Montes, recuerde que sus pbras tambi¨¦n tienen consecuencias legales." Keira en ese momento parec¨ªa un perro rabioso fuera de control. Mir¨® a Sara con sarcasmo: ¡°Srta. Chavira, he o¨ªdo que has estado peleando con tu familia otra vez. Con todos tus defectos, deber¨ªas sentirte afortunada si un hombre te quiere, as¨ª que deja de ser tan exigente." El rostro de Sara se puso p¨¢lido al instante. Rosana se acerc¨® y le dio una bofetada a Keira: ¡°?C¨¢te!¡± 212 Renacer sin Perdón 889 Cap¨ªtulo 889 Mir¨® a Keira y le dijo: "Puedes insultarme, pero no puedes har mal de mi mejor amiga." Despu¨¦s de recibir una bofetada, Keira se qued¨® at¨®nita durante unos segundos, sosteni¨¦ndose cara, antes de reionar. El dolor ardiente le recordaba lo que acababa de suceder. Esto era unapleta humici¨®n. Keira ya estaba de mal humor ¨²ltimamente. Adem¨¢s del asunto de su madre, los negocios de empresa familia Montes tambi¨¦n enfrentaban grandes dificultades. Por eso, Keira hab¨ªa estado buscando oportunidades para cerrar tratos y aliviar situaci¨®n actual de empresa. Pero nunca imagin¨® encontrarse con Rosana all¨ª. La raz¨®n por que familia Montes estaba en tal estado era toda culpa de esa desgraciada de Rosana. Si no fuera porque esa seductora hab¨ªa conquistado a Dionisio, e ya estar¨ªaprometida con ¨¦l. Como futura nuera de familia Jurado, familia Montes no estar¨ªa en crisis. La familia Jurado seguramente habr¨ªa ayudado. Keira culpaba a Rosana de todass bus y desprecios que hab¨ªa recibido ¨²ltimamente. Con un tono agudo, Keira grit¨®: "?Qu¨¦ esperan? ?No ven que me han pegado? ?Atr¨¢pe!" Keira, furiosa, no iba a dejar pasar oportunidad de darle una li¨®n a Rosana. Se?ndo a Rosana, dijo: ¡°?Denle una buena li¨®n a esa mujer insolente!" Al ver a los hombres que se abnzaban, Rosana empuj¨® a Sara detr¨¢s de e: "Al¨¦jate un poco, no estorbes." Sara, preocupada por Rosana, sac¨® su tel¨¦fono para mar a Javier y pedirle que viniera r¨¢pido. Pero antes de poder hacerlo, vio c¨®mo Rosana levantaba a un hombre y lonzaba al suelo con un movimiento de judo. Sara se qued¨® boquiabierta. ?Cu¨¢ndo se hab¨ªa vuelto Rosana tan fuerte? En un abrir y cerrar de ojos, Rosana derrib¨® a todos los hombres que se acercaron, con rapidez y habilidad. Rosana se frot¨® mu?eca, que le dol¨ªa un poco, pero mantuvo una expresi¨®n inmutable mientras se dirig¨ªa decididamente hacia Keira. Keira, aterrorizada, retrocedi¨® y dijo apresurada: "?Qu¨¦ piensas hacer, Rosana?" "?Qu¨¦ crees? Darte una li¨®n que no olvidar¨¢s," respondi¨® Rosana. 18:58 Capitulo 889 Keira, temndo de miedo, amenaz¨®: "Si te atreves a tocarme, cuando me a polic¨ªa, no te ir¨¢ bien." "Ambas hemos peleado, as¨ª que enisar¨ªa dir¨¢n que fue un mutuo altercado." "Pero t¨²enzaste." Rosana se rio: "?Y qu¨¦ si fui yo? Al final, puedo fingir una disculpa. Pero antes de eso, te aseguro que te dejar¨¦ irreconocible." Disculparse no ser¨ªa gratis. Dicho esto, Rosana le dio otra bofetada a Keira. Agarr¨¢nd del cabello, Rosana advirti¨®: "Si tienes alg¨²n problema, ven a m¨ª. Pero si vuelvo a escuchar que has as¨ª de Sara, pr¨®xima vez ser¨¢ m¨¢s que dos bofetadas." Con los ojos llenos de odio, Keira replic¨®: "?Desgraciada! La familia Montes est¨¢ as¨ª por tu culpa. ?Acaso crees que una don nadieo t¨² puede convertirse en alguien importante? Est¨¢s so?ando." "No necesitas preocuparte por lo de Dionisio y yo." ¡°Rosana, ?de qu¨¦ presumes? ?Crees que realmente estar¨¢s con Dionisio? No tienes idea de lo que te ha estado ocultando." Rosana mir¨® a Keira: "Si ¨¦l me ocult¨® algo, eso es asunto entre ¨¦l y yo, no te corresponde a ti tratar de sembrar discordia. Est¨¢s muy celosa, ?verdad? Dionisio me trata tan bien y ni siquiera te mira." Keira estaba a punto de perderpostura: "Eres una desgraciada, Dionisio te trata tan bien, pero eso no significa que le gustes." 18:58 Renacer sin Perdón 890 Cap¨ªtulo 890 Sara observaba desde el costado, un poco preocupada de que Rosana pudiera ser demasiado dura, lo que podr¨ªa causarles problemas m¨¢s tarde. Decidi¨® mar a Javier, y al otrodo escuch¨® voz grave y sin emociones del hombre. ?Por qu¨¦ sent¨ªa que esa voz sonaba tan cercana? En ese momento,s puertas del ascensor se abrieron y Sara se dio vuelta para ver a Dionisio y Javier aparecer, lo que le hizo sentir un alivio inmediato: "Por fin han llegado." Dionisio levant¨® vista y vio a Rosana y Keira. Con solo una mirada,prendi¨® lo que estaba ocurriendo y se dirigi¨® directamente hacia Rosana, tomando mano con que e sujetaba el cabello de Keira. Al ver a Dionisio, Rosana solt¨® mano de buena gana. Sin embargo, Keira malinterpret¨® i¨®n de Dionisio, pensando que ¨¦l todav¨ªa se preocupaba por e. Keira r¨¢pidamente se quej¨®: ¡°Dioni, t¨² tambi¨¦n viste que Rosana se atrevi¨® a atacarme abiertamente, e incluso golpe¨® a los que estaban conmigo. No pienso dejar pasar esto tan f¨¢cilmente." Dionisio, sin embargo, tom¨® mano de Rosana y le pregunt¨®: "?Est¨¢s herida?" Aunque le hab¨ªa ense?ado a Rosana a boxear, y e hab¨ªa mejorado bastante, enfrentarse s a tantos hombres adultos a¨²n requer¨ªa mucho esfuerzo. Adem¨¢s, Rosana no hab¨ªa usado guantes, lo que significaba que sus manos podr¨ªan habersestimado al golpear. Rosana se qued¨® un momento perpleja y luego neg¨® con cabeza: "No, estoy bien." ?No ve¨ªa que los heridos ya estaban en el suelo? Keira, al ver escena, mir¨® a Dionisio con asombro: "ramente herida soy yo, ?por qu¨¦ te preocupas por esa desgraciada?" Al escuchar pbra ¡°desgraciada¡°, mirada de Dionisio se volvi¨® mucho m¨¢s fr¨ªa: "Mejor cuida c¨®mo has." Keira, con los ojos enrojecidos y un aire de incredulidad y tristeza, dijo: "Dioni, ?realmente apoyas a e?" ¨®scar, que estaba aldo, no pudo evitar intervenir: ¡°Keira, ?no sabes rci¨®n entre Rosita y Dionisio? Si ¨¦l no apoya a su novia, ?a qui¨¦n apoyar¨ªa, a ti, que eres una extra?a?" Al escuchar pbra "extra?a," Keira se sinti¨® herida: "Pero hemos crecido juntos desde peque?os, ?acaso esos a?os de amistad no valen m¨¢s que Rosana?" Capitulo 890 "Cada cosa en su lugar. Si no fuera por rci¨®n de tantos a?os, ?crees que familia Montes estar¨ªa bien ahora?" ¨®scar mir¨® a Keira y dijo: "Sabes bien lo que ha hecho tu familia Montes, no finjas que son inocentes y que todos los dem¨¢s est¨¢n equivocados. Nadie aqu¨ª es tonto, todos tienen ojos para ver." Keira, digna hija de Miranda, ten¨ªa exactamente el mismo car¨¢cter. Despu¨¦s de escuchar esto, Keira retrocedi¨® unos pasos y mir¨® a Dionisio y a ¨®scar: "Entonces, ?ustedes conspiraron para secuestrar a mi madre?" Rosana, al escuchar esto, mir¨® a Dionisio varias veces. Sab¨ªa que este asunto ser¨ªa un gran desaf¨ªo paras rciones entre familia Montes y familia Jurado. ¨®scar intervino: "No digas tonter¨ªas, ?qu¨¦ tiene que ver el secuestro de tu madre con nosotros? Si realmente quieren investigar, entonces men a polic¨ªa." Keira se rio con frialdad: "Ustedes est¨¢n seguros de que familia Montes no se atrever¨ªa a mar a polic¨ªa, por eso est¨¢n tan confiados, ?verdad?" Rosana levant¨® mirada: "Solo los que tienen conciencia sucia temen mar a polic¨ªa." Keira, con rabia, dijo: "Rosana, no te alegres demasiado, Dionisio siempre te ha estado enga?ando." Si e no era feliz, tampoco dejar¨ªa que Dionisio lo fuera. Dionisio, ya que eres tan insensible, ?no me culpes por serlo yo tambi¨¦n! Renacer sin Perdón 891 Cap¨ªtulo 891 Keira levant¨® vista hacia Dionisio, con una expresi¨®n de triunfo en sus ojos. Finalmente, ten¨ªa algo contra Dionisio. Dionisio a¨²n no se atrev¨ªa a contarle a Rosana que ¨¦l tambi¨¦n estaba en el auto aquel d¨ªa, lo cual demostraba que Dionisio tampoco ten¨ªa confianza. De todas formas, los eventos de aquel entonces no ten¨ªan pruebas, y era un hecho que familia Jurado hab¨ªa cubierto todo por familia Montes. Dionisio nunca podr¨ªa desvincrse de eso en su vida. Dionisio mir¨® a Rosana que estaba a sudo; su rostro permanec¨ªa inexpresivo, pero sus ojos revban una tormenta de emociones. Rosana vio a Keira con una mueca torcida, su mirada estaba llena de odio. E se rio: "Keira, adem¨¢s de tratar de sembrar discordia, ?qu¨¦ otras habilidades tienes?" Keira se detuvo por un momento: "?Qu¨¦ pasa, no quieres saber qu¨¦ te ha estado ocultando este hombre?" "No quiero saber." "Est¨¢s mintiendo, en realidad s¨ª quieres saber." Keira se sorprendi¨® al ver serenidad de Rosana, ?c¨®mo pod¨ªa estar tan tranqu? ?Acaso realmente no le importaba en lo m¨¢s m¨ªnimo? Rosana chasque¨® lengua: ¡°Ya te lo dije, incluso si ¨¦l me ha ocultado algo, eso es asunto nuestro. Tus intentos de sembrar discordia no funcionan." Rosana ya hab¨ªa sido enga?ada una vez por Keira y no caer¨ªa f¨¢cilmente en sus trampas de nuevo. Keira fulmin¨® a Rosana con mirada y luego mir¨® a Dionisio con ojos suplicantes, esperando supasi¨®n. No pod¨ªa creer que rci¨®n entre Dionisio y Rosana fuera tan s¨®lida. Pero el rostro de Keira estaba tan hinchado que, aunque intentara parecer vulnerable, resultaba bastante rid¨ªculo. Sara no pudo evitar intervenir y sac¨® un peque?o espejo de su bolso para mostr¨¢rselo a Keira: "?Est¨¢s segura de que quieres usar esa cara para fingir debilidad y pena?" Al verse reflejadao un desastre en el espejo, Keira se cubri¨® gritando su rostro y sali¨® corriendo. Una vez que Keira se fue, los dem¨¢s tambi¨¦n se retiraron discretamente. Sara guard¨® el espejo y se acerc¨® a Rosana: "?Est¨¢s bien? ?No te golpearon?" "Estoy bien, ninguno de ellos es rival para m¨ª. ?No viste c¨®mo los dej¨¦ en el suelo?" Capitulo Pero Dionisio de repente se puso serio y tom¨® del brazo, llev¨¢nd a undo: "Ven conmigo." Rosana se sorprendi¨® al ver el cambio en el rostro de Dionisio: "?Qu¨¦ es lo que quieres decir?" Dionisio no respondi¨® y llev¨® directamente a una habitaci¨®n vac¨ªa cercana. Rosana lo mir¨®: ¡°?Qu¨¦ es lo que quieres decir? Todos aqu¨ª somos amigos, no hay necesidad de esto." Sin embargo, Rosana not¨® que el rostro de Dionisio no ten¨ªa buen aspecto. ?Estaba enojado? ?Por haber golpeado a Keira? Mientras Rosana se perd¨ªa en sus pensamientos, Dionisio se inclin¨® y bes¨® sin suavidad. En ese momento, el ¨¢nimo de Rosana cambi¨®. No entend¨ªa el significado de suportamiento, as¨ª que intent¨® empujarlo, pero al no lograrlo, lo mordi¨®. Dionisio se apart¨® por el dolor, con un poco de sangre enisura de losbios. ¨¦l mir¨® con una expresi¨®n oscura: "?Sabes que familia Montes est¨¢ ens ¨²ltimas,o un perro rabioso acorrdo, listo para atacar?" "Lo s¨¦." "Entonces, ?por qu¨¦ te enfrentaste a ellos? ?Qu¨¦ pasa si alguien te hiere? A familia Montes no le importa empeorar su situaci¨®n, pero t¨² no puedes permitirte eso." ¨¦l solo ten¨ªa ojos para e. Cualquier cosa que le sucediera a e lo har¨ªa sufrir terriblemente. Rosana se encontr¨® con esa mirada oscura y poco a poco se fue calmando. Pod¨ªa ver que Dionisio estaba preocupado por e. Sab¨ªa que cuando se acorr a alguien, este puede reionar de manera inesperada, un principio b¨¢sico que ten¨ªa ro. Se puso de puntis y rode¨® el cuello de Dionisio con sus brazos: "Lo he pensado bien, y s¨®lo me enfrent¨¦ a ellos porque sab¨ªa que pod¨ªa ganar. No tienes idea des cosas tan horribles que Keira le dijo a Sara, simplemente no pude soportarlo." 212 Renacer sin Perdón 892 Cap¨ªtulo 892 "Si no puedes soportarlo, pr¨®xima vez lo hago yo." Dionisio se inclin¨® para mira a los ojos: ¡°La familia Montes, cuando se siente acorrda, es capaz de cualquier cosa." "Lo s¨¦, pr¨®xima vez te dejo salir a ti." Rosana, con un gesto travieso, presion¨® herida enisura de losbios de Dionisio, quien frunci¨® el ce?o. E sonri¨® maliciosamente: "?Duele? ?Pues ya no me beses sin raz¨®n!" Dionisio tom¨® su mu?eca, examinando cuidadosamente su mano y notando que piel estaba algo enrojecida. Con seriedad, le sugiri¨®: "Luego, al volver, te pongo un poco de ung¨¹ento." "No es para tanto, me trajiste aqu¨ª de repente y pens¨¦ que hab¨ªa pasado algo serio. Qu¨¦ inc¨®modo." Rosana record¨® c¨®mo Dionisio hab¨ªa llevado r¨¢pidamente, y ahora con subio roto, cualquiera pod¨ªa adivinar lo que hab¨ªa pasado. Era una situaci¨®n un poco embarazosa. Dionisio tom¨® mano de Rosana: "No te preocupes, yo lo explico." "Eso lo dijiste t¨²." Rosana sigui¨® a Dionisio aledor, donde ya hab¨ªan servido todaida. ¨®scar levant¨® vista: "Por fin terminaron con sus asuntos personales, ahora podemoser." Rosana baj¨® cabeza, sent¨¢ndose aldo de Sara. Dionisio levant¨® su vaso, mirando a Javier: "Un brindis para dar bienvenida a casa a algunos." "S¨ª, Javier, bienvenido de nuevo." Rosana ech¨® un vistazo a Javier, quien segu¨ªa siendo reservado y cado. Sara levant¨® su vaso, y todos chocarons copas en un brindis. ¨®scar preguntaba a Javier sobre su tiempo en el extranjero, mientras Rosana y Sara escuchaban. Rosana no pudo evitar preguntar: "?Alguna vez testimaste?" Al ntear pregunta, Dionisio mir¨® a Rosana, levantando una ceja, notando que e mostraba inter¨¦s por Javier. Capitulo 892 Sara tambi¨¦n dirigi¨® una mirada discreta a Javier. E realmente quer¨ªa saber qu¨¦ hab¨ªa pasado en esos a?os que ¨¦l estuvo solo en el extranjero, si hab¨ªa enfrentado situaciones peligrosas. Javier sinti¨® mirada de Sara, y aunque e pretend¨ªa desinter¨¦s, ¨¦l lo percibi¨®. Despu¨¦s de todo, en su profesi¨®n, siempre eran sensibles as miradas ajenas. Javier sostuvo su vaso: "S¨ª, he tenido algunos encuentros." Rosana continu¨®: "?Cu¨¢l fue el m¨¢s grave?" "Hace un a?o." Al escuchar esto, Sara identalmente derramo su vaso. Sara estaba distra¨ªda; hace un a?o, justo despu¨¦s de muerte de su abu, ¨¦l hab¨ªa aceptado un gran trabajo en el extranjero. En ese momento, e estaba a sudo, pero ¨¦l nunca mencion¨® nada. Rosana observ¨® a Sara: "Tu vestido est¨¢ mojado, deber¨ªas limpiarlo." Sara asinti¨® y sali¨® deledor. Inquieta, lleg¨® al ba?o donde hab¨ªa un secador de manos para ni?os. Sara levant¨® un poco su falda para seca. "Vaya, ?qu¨¦ piernas tan hermosas tienes!" Un hombre con aliento a alcohol se acerc¨®: "Dame tu n¨²mero de tel¨¦fono, soy el gerente de empresa aldo, podr¨ªamos ser amigos." Sara frunci¨® el ce?o: "Al¨¦jate." El hombre bloque¨®: "Vaya, resulta que eres coja, ?qu¨¦ desperdicio de piernas lindas!" Al escuchar esto, Sara se llen¨® de ira, sus ojos se humedecieron. En un instante, el hombre fuenzado por una patada. Sara levant¨® vista para ver al hombre que tanto hab¨ªa a?orado, y sus emociones se desbordaron. Con voz quebrada dijo: "Lo escuchaste, ?verdad? As¨ª que tambi¨¦n despreciabas mis piernas." Javier, con el rostro serio, se acerc¨® a e: "V¨¢monos." "?Su¨¦ltame!" Sara levant¨® su falda, con los ojos enrojecidos: "S¨¦ que no mientes, ?m¨ªrames piernas y responde a mi pregunta!" 18:59 Capitulo 892 Desde hace mucho tiempo quer¨ªa preguntar eso. Javier qued¨® deslumbrado por esas piernas perfectas, y en ese momento, su autocontrol se rompi¨®. Se acerc¨®, abraz¨®s piernas de Sara y atrajo hacia su pecho. Su amplio pecho envolv¨ªa a Sara, y sus manos fuertes y firmes casi se incrustaban en sus piernas ras, creando un fuerte contraste de tonalidades. 212 The Novel will be updated first on this website. Come back and continue reading tomorrow, everyone!