Capítulo 245
-Soy yo inútil, por eso mestimé... Esto no tiene nada que ver con se?orita Ibá?ez.
La voz de Fabián resonó cargada de furia contenida:
-?Ese viejo conoce a Sabrina, solo un idiota creería que no están conspirando juntos!
Apenas terminó de har, Fabián irrumpióo un huracán en habitación, con el rostro desencajado y los pu?os crispados.
-?Sabrina, te lo advierto, si vuelves a meterte con Araceli, tes verás conmigo! Hernán, que observaba escena desde un rincón, frunció el ce?o con desdén.
-?Por qué tanto escándalo tan temprano? ?Otra vez con mal aliento y estre?imiento?
Fabián, cual bestia acorrda lista para atacar al primer movimiento, dirigió instantáneamente su rabia hacia Hernán. Lo se?aló con el dedo índice tembloroso mientras su rostro se
transformaba en una máscara de odio puro.
-Viejo asqueroso, te lo advierto, si le tocas un solo pelo a Araceli, te deshago todos los huesos. -?Y tú, mocoso! ?Si te atreves a insultar a Araceli una vez más, te rompo cara!
Jamás había contemdo una explosión de ira tan visceral, así que Romeo, aterrorizado, retrocedió instintivamente y buscó protión tras figura de Sabrina. Al percibir el efecto intimidante de sus pbras, Fabián esbozó una sonrisa de satisfión perversa. vó su mirada desafiante en Romeo, preparando ya su siguiente andanada de amenazas.
En ese preciso instante, un líquido ardiente impactó contra su rostro, provocándole un rido de dolor que resonó por toda estancia.
-?Ahhh! ?Te atreves anzarme esto? ?Perdiste cabeza?
Sabrina se interpuso con determinación entre Romeo y Hernán, su voz gélidao un témpano.
-?Lárgate de aquí, cobarde!
La bebida que Sabrina había preparado minutos antes para Hernán mantenía aún su temperatura abrasadora. El rostro de Fabián se encendió por el calor intenso, nublándole momentáneamente visión. Los enfrentamientos previos con Sabrina habían sembrado en él un odio profundo hacia e. Tampoco guardaba respeto alguno por Romeo y Hernán, quienes lo habían menospreciado en numerosas ocasiones. Su presencia en clínica hoy obedecía a un doble propósito: defender el honor de Araceli y cobrarse viejas humiciones.
Ahora, con el orgullo herido por ión de Sabrina, sus ojos se inyectaron de sangre por rabia incontenible.
-?Sabrina, maldita sea, si hoy no te mato, no me apellido Guerrero!
Romeo, deleitándose con situación, asomó cabeza desde su refugio tras Sabrina.
-Se?or Guerrero, si renuncia a su apellido, ?quiere llevar el mismo que se?ora Vargas? Romeo había considerado sugerir que si renunciaba al apellido Guerrero, quizás anhría adoptar el apellido Ibá?ez. Pero descartó rápidamente esta idea al recordar que se?orita Sabrina
ya tenía un hijo, Thiago, cuyas capacidades intelectuales no destacaban precisamente, y a?adir otro descendiente de dudosa inteligencia no auguraba nada positivo.
Fabián, convertido en una furia desatada, se abnzó hacia ellos con violencia animal.
-?Los voy a matar!
Araceli dibujó una leve sonrisa maliciosa en susbios. Aunque sus pbras fingían preocupación, no realizó el más mínimo intento por detener confrontación.
-Fabián, tranquilízate, podemos resolver esto hando.
Hernán, evaluando con rapidez peligrosidad de situación, ya había desaparecido discretamente del escenario. Sabrina, lejos de ser ingenua,prendió insensatez de enfrentarse directamente a un hombre fuera de control. Sujetó a Romeo por el brazo y ambos se refugiaron apresuradamente en una habitación interior, asegurando puerta con ve.
-?Bang, bang, bang!
Golpes violentos sacudían puerta con tal intensidad que parecía a punto de ceder ante fuerza bruta,o si toda estructura fuera a desmoronarse en cualquier momento.
Romeo, observando con nerviosismo cómo puerta temba bajo el ataque, preguntó con voz insegura:
-Hernán, ?crees que esta puerta aguantará?
Hernán carraspeó ligeramente, evaluando situación con aparente calma.
-La puerta tiene décadas, no creo que resista mucho tiempo más.
Romeo dejó traslucir su creciente inquietud.
-?Y qué hacemos? Parece que ese tipo perdiópletamente cabeza...