Capítulo 97
Sabrina sintió un repentino brote de esperanza expandiéndose en su pecho. La experiencia le había ense?ado que cuando Hernán edía al diálogo, siempre existía un terreno fértil para negociación. A pesar de su lengua mordaz y su carácter áspero, el anciano guardaba un corazón noble tras esa fachada de dureza. No olvidaba cómo, tras el nacimiento prematuro de Thiago, el médico le había transmitido, con paciencia inusitada, valiosos conocimientos para el cuidado del peque?o.
-Hernán, por favor, dígame qué condición debo cumplir -pronunció Sabrina, con mirada llena de determinación.
El anciano escrutó brevemente antes de explicar:
-?No mencionaste anteriormente que sabes interpretar el violín? Muchos de mis pacientes son ancianos solitarios cuyas vidas transcurren en el más profundo abandono.
-Por esa razón, deseo organizar un evento especial para agradecerles su confianza. Si aceptas ofrecer un recital para ellos, te entregaré medicina. ?Qué opinas?
Sabrina respondió sin titubeos,o quien encuentra un oasis en el desierto:
-Por supuesto, será un honor para mí.
Tras una breve pausa, a?adió:
-Hernán, ?me permitiría traer a mipa?ero para que actuemos juntos?
El médico entrecerró los ojos, examinando su rostro con meticulosidad,
intentando descifrar si existía sinceridad en sus pbras.
-?Realmente estás dispuesta a presentarte ante estos ancianos?
Una sonrisa sincera iluminó el rostro de Sabrina:
-Antes del fallecimiento de mi madre, mipa?ero y yo solíamos ofrecer presentaciones benéficas en orfanatos y residencias geriátricas. Le aseguro que para nosotros representa un verdadero cer.
Hernán asintió con aprobación:
-En ese caso, así lo haremos. Pero no quiero excusas cuandopruebes ques instciones son modestas.
-No se preocupe, Hernán. Cuando doy mi pbra, honro sin condiciones - afirmó Sabrina con convión. ?Ha decidido ya fecha y el lugar para presentación?
El anciano permaneció reflexivo por unos instantes.
-Lo programaremos para finales de este mes. En cuanto al sitio... aún no lo he determinado, pero te lounicaré oportunamente.
17:50
Capitulo 97
Sabrina no impuso requisitos sobre el lugar, por lo que aceptó sin reservas.
Hernán le entregó el medicamento y volvió a enfatizar:
-Una vez que has aceptado, no existe posibilidad de retractarse. Aunque el cielo se desplome sobre nosotros, deberás presentarte.
Con absoluta seriedad, Sabrina respondió:
-Descuide, Hernán, cumpliré mi promesa.
El médico finalmente realizó un ademán de despedida:
-Bien, si no hay nada más que tratar, retírate ya y permíteme continuar con selión de hierbas.
Sabrina se despidió con una leve inclinación y giró sobre sus talones para marcharse.
Mientras observaba silueta de Sabrina desvanecerse en distancia, Hernán tomó su teléfono y marcó un número.
-He decidido regresar al hogar familiar.
Aproximadamente diez minutos después, frente a modesta clínica, se alinearon
al menos veinte automóviles de lujo en edición limitada. Varios hombres de mediana edad y algunas mujeres ataviadas con elegantes vestimentas ingresaron apresuradamente al local.
-?Qué maravillosa noticia! ?Papá, finalmente has decidido volver a casa!
Hernán, al contemr semejante despliegue de ostentación, montó en cólera
instantáneamente.
-?Insensatos! ?Quién les autorizó presentarse con tal alboroto? ?Ordenen que esos vehículos se retiren inmediatamente!
Uno de los hombres, sin perder un segundo, instruyó a su asistente para que deszara los automóviles.
Otro hombre, con evidente nerviosismo, se aproximó a Hernán.
-Papá, ya hemos preparado un banquete de bienvenida en residencia. Partamos ahora
mismo.
Hernán lo fulminó con mirada.
-?En qué momento manifesté mi intención de partir ahora?
El hombre, visiblemente desconcertado, cuestionó:
-Papá, entonces, ?cuál es tu voluntad?
-Regresaré a finales del mes en curso. Distribuyan invitaciones, bajo mi
nombre, a todass familias allegadas a los Casta?o para que participen en celebración.
El rostro del hombre se iluminó de alegría.
17.505
Capitulo 97
-?Papá, al fin edes a reaparecer en sociedad! ?Es espléndido! Yo...
Hernán lo interrumpió abruptamente.
-Necesito que realicen una tarea para mí. Si no ejecutan con perfión, cancré mi
regreso.
-Papá, expresa tu deseo y será cumplido.
Hernán procedió a detar sus requerimientos.
Inicialmente, el hombre mostró incredulidad, pero posteriormente su expresión
adquirió un matiz de gravedad.
Asintió con determinación.
-Papá, despreocúpate, cumpliremos con precisión lo solicitado.
Tras partida de los hijos de Hernán, el anciano murmuró con profundo desprecio:
-Esos Carvalho, perpetuamente arrogantes y condescendientes. Se aprovechan despiadadamente de orfandad de esa muchacha para maltrata sin remordimientos.
17.50