Capítulo 98
-Ese muchacho Carvalho se pavoneao un auténtico caballero, pero al final resulta ser otro más que mantiene una querida ens sombras -murmuró con evidente desprecio en cada sba.
-Esta vez les demostraré que bajo el amparo de familia Casta?o, nadie osará siquiera acercarse a esa ni?a con ms intenciones.
Apenas obtuvo el medicamento, Sabrina se apresuró a buscar a André, con el corazón aún agitado por lo que acababa de conseguir.
-Aquí tienes lo que pediste. ?Liberarás ahora a Dani? -preguntó, extendiendo el peque?o frasco que había conseguido con tanto esfuerzo.
André tomó el frasco entre sus dedos con gesto dubitativo, girándolo bajo luz mientras escrutaba su contenido con ojos entrecerrados.
-?Estáspletamente segura de que este medicamento no es una falsificación?
Sabrina sintió sus u?as vándose ens palmas de sus manos mientras apretaba los pu?os instintivamente. Una amarga conclusión golpeó una vez más: sin importar cuánto se esforzara, él siempre miraría con esa desconfianzacerante. Mientras tanto, Araceli, tejedora de enga?os y manipciones, gozaba eternamente de su confianza ciega e inquebrantable.
-Por supuesto que es auténtico -respondió, manteniendo su expresión neutrao una máscara perfecta-. Si dudas de mi pbra, muéstraselo a Fernanda. E lo ha estado consumiendo durante dos a?os y podría identificarlo al instante.
-Si es así, entonces pá?ame a vi -replicó André con un tono de indiferencia.
"Ya ni siquiera me afecta su desconfianza", pensó Sabrina mientras asentía con resignada dignidad.
-Como desees.
En Vi Floral, el sonido del pu?o de Fernanda contra mesa resonóo un trueno en
habitación.
-?Qué estás diciendo? ?Sabrina no ha vuelto a casa en todo este tiempo? ?No solo ha descuidado tus cuidados sino que además se dedica a atender a los hijos ajenos? -exmó con el rostro transfigurado por indignación.
Thiago asintió lentamente mientras los dolorosos recuerdos de aque escena regresaban a su mente. El dolor seguía fresco en su pecho, y su voz se quebró en peque?os sollozos
contenidos.
17:50
Capítulo 98
-Le pedí a mamá que eligiera entre nosotros y e escogió a ese ni?o malo sin dudarlo. Su papá me dijo que mamá no recibe dinero por cuidarme a mí, pero sí cobra por cuidar a su hijo.
-Ese ni?o malo, Romeo, siempre viene a restregármelo en cara. Me cuenta lo maravillosa que es mamá con él, cómo lo recoge puntualmente de escu todos los días, y los diferentes tillos exquisitos que le prepara con tanto cari?o.
Fernanda quiso arremeter contra Sabrina con pbras severas, pero al contemr expresión desda en el rostro infantil de Thiago, su corazón se andó instantáneamente.
-No hagas caso a ese ni?o malcriado, cielo, solo intenta maniprte.
-?No, abu! ?Todo lo que dice es verdad! -exmó Thiago con desesperación.
Con manos temblorosas, extrajo su celr del bolsillo y lo desbloqueó.
-Me envía fotografías todos los días des delicias que mamá prepara exclusivamente para él.
Luana se aproximó con curiosidad y, al examinars imágenes, dejó escapar una exmación de asombro.
-?Vaya! Estos bocadillos llevan indiscutiblemente el sello de Sabrina... nadie más consigue esas formas y dise?os tan especiales.
Sus ojos continuaron escudri?ando más imágenes en panta.
-?No es este el to insignia de Sabrina? ?Nadie logra esa textura y presentacióno e!
-?Oh! ?Y esto? ?No es dieta especial que Sabrina creó exclusivamente paras necesidades de Thiago? No existe en ningún otro lugar...
Cada nueva observación de Luana erao sal sobre herida abierta. Los ojos de Thiago se anegaban progresivamente en lágrimas que mezban tristeza, rabia y celos en igual medida.
Fernanda arrugó el entrecejo y cortó bruscamente el monólogo de Luana.
-Ya basta, no sigamos con esto. Thiago, tranquilízate. Cuando tu madre regrese,
Con gesto tembloroso, Thiago levantó manga de su camiseta y expuso su delicado brazo, donde se apreciaban marcas azdas de pellizcos.
-Ese ni?o malo también me atormenta en el jardín de infantes. Aunque él fue quienenzó a golpearme, cuando llegó maestra, fingió que yo lo había empujado..... La maestra y los demás ni?os se pusieron de sudo y me obligaron a disculparme.
La piel delicada de Thiago hacía que aques marcas parecieran más graves y dolorosas de lo que realmente eran.
Fernanda, al contemr aques hues en piel de su nieto, sintió ques lágrimas amenazaban con desbordar sus ojos.
17. 17.
-?Esto es inadmisible! Ma?ana mismo iré contigo y me encargaré personalmente de ese peque?o demonio...
Sus pbras quedaron suspendidas en el aire cuando un empleado irrumpió apresuradamente en habitación.
-Se?ora, el se?or Carvalho ha llegado pa?ado de su esposa.