17kNovel

Font: Big Medium Small
Dark Eye-protection
17kNovel > La Guerra de una Madre Traicionada > Chapter 96

Chapter 96

    Capítulo 96


    Hernán escuchós pbras de Sabrina mientras una sutil sonrisa decencia atravesaba su rostro arrugado, aunque su voz mantuvo aspereza habitual.


    -No creas que por adrme con cumplidos aceptaré tratar tu supuesta enfermedad.


    -Digame entonces, se?or Casta?o, ?qué tendría que hacer para merecer su atención médica? -preguntó Sabrina con genuina humildad, sosteniendo su mirada.


    El anciano observó con detenimiento por el rabillo del ojo, evaluando sinceridad en su rostro juvenil.


    -Si tanto insistes,ienza trabajando para mí realizando tareas en clínica. Cuando considere que has demostrado suficientepromiso, entonces quizás atienda tu caso. ?Te parece justo?


    -Acepto su condición -respondió Sabrina sin vacr un instante.


    La expresión de Hernán se transformó en asombro mal disimdo. Inicialmente había supuesto que paciente era propia Sabrina, pero al contemr su semnte radiante y ausente de cualquier síntoma visible, concluyó que se trataba simplemente de una joven adinerada con excesivo tiempo libre que inventaba dolencias para obtener atención. Durante


    fabricaban su extensa carrera había conocido numerosas se?oritas de alta sociedad que enfermedades imaginarias por aburrimiento o capricho.


    Con firme intención de desalenta, le asignósbores más desagradables y extenuantes de clínica. Cuando Sabrinaetía errores al selionar hierbas medicinales, Hernán reprendía con severidad imcable, provocando que en varias ocasioness lágrimas brotaran de sus ojos. Sin embargo, cada ma?ana siguiente, Sabrina aparecía puntualmente en entrada de su establecimiento, dispuesta a continuar.


    Aproximadamente seis meses después, el viejo médico reconsideró su postura. Aunque esta joven aparentemente no padecía ninguna enfermedad grave, su inquebrantable perseverancia y sinceridad merecían al menos una consulta formal. Fue entonces cuando descubrió que Sabrina buscaba medicamentos para su suegra, no para e misma. En actualidad, resultaba extraordinariamente raro encontrar nueras tan devotaso e, lo que mejoró considerablemente impresión que Hernán tenía sobre Sabrina.


    A través de conversaciones casuales durante el trabajo, finalmente supo que era esposa de André, presidente del poderoso Grupo Carvalho. Desde ese momento y durante dos a?ospletos, Hernán había estado preparando medicamentos para Fernanda, consciente de que una enfermedad crónica de décadas no podía sanar repentinamente. Sin embargo, con un tratamiento constante de aproximadamente un a?o, los persistentes dolores de cabeza de . Fernanda desaparecerían porpleto.


    Durante el último semestre, rción entre André y Araceli había alcanzado tal notoriedad pública que incluso Hernán, quien raramente prestaba atención as noticias de sociedad, había escuchado rumores sobre ellos. Además, a lorgo de estos dos a?os, únicamente


    17:49 1


    Capítulo 96


    Sabrina había acudido a solicitar los medicamentos, nunca André. Esta situación enfureció al anciano médico, quien leunicó a Sabrina que no le proporcionaría más medicína.


    -Por tu inquebrantable dedicación durante tanto tiempo, puedo ayudarte una vez más -dijo mientras se quitabas gafas de lectura y exhba con evidente fastidio-. Pero debe venir tu marido contigo. Estamos hando de enfermedad de su propia madre y ni una s vez se ha presentado aquí. ?Qué ocurre? ?Ha subcontratado también devoción filial?


    Sabrina, quien había asistido a Hernán durante un extenso periodo,prendía perfectamente su aversión hacias personas extremadamente adineradas, especialmente aques que intentaban resolver cualquier problema exclusivamente con dinero. Familias pertenecientes a élite socialo los Carvalho representaban precisamente el objeto de su desprecio más profundo. "Quizás esta sea mi última oportunidad para conseguir medicina", pensó mientras organizaba cuidadosamente sus pbras.


    -Hernán, le suplico que me ayude una última vez. Necesito esto... para salvar a mi amigo -confesó finalmente tras unos segundos de silencio reflexivo.


    -?Salvar a tu amigo? -cuestionó el anciano con visible desconfianza en su mirada prante. -Sí, mi amigo ofendió a personas poderosas que no debía, y ahora...


    Hernán, quien a lorgo de su dtada existencia había presenciado innumerables situacionesplejas,prendió instantáneamente gravedad del asunto.


    -?Es ese desgraciado de tu marido quien te está amenazando? -exmó indignado, elevando su voz cascada-. ?Completamente despreciable! Necesita desesperadamente medicina pero ni siquiera tiene decencia de presentarse él mismo, ?y encima secuestra a tu amigo? ?Qué


    se de hombre es?


    -Se equivoca, Hernán -intervino Sabrina con voz serena pero firme-. En realidad, fue mi amigo quien provocó primero esta situación.


    Aunque Sabrina albergaba un profundo resentimiento hacia André, no era una persona que distorsionara verdad por conveniencia. Con admirable objetividad, explicó detadamentepleja situación en que se encontraba. Tenía plena consciencia de que alguieno Hernán no valoraba posesiones materiales ni riquezas, sino honestidad absoluta. Intentar enga?arlo resultaríapletamente inútil.


    Hernán escuchó atentamente cada pbra, manteniendo un prolongado silencio mientras procesaba información. Finalmente, alzó su mirada cansada y fijó intensamente en los ojos de Sabrina.


    -?Quieres que te ayude? De acuerdo, pero deberás aceptar una condición ineludible.


    212
『Add To Library for easy reading』
Popular recommendations
The Wrong Woman The Day I Kissed An Older Man Meet My Brothers Even After Death A Ruthless Proposition Wired (Buchanan-Renard #13)