Capítulo 29
El hombre poseía una silueta alta y esbelta, con fiones cincdaso por mano de artista. Sus ojos, semejantes a flores de cerezo en plena primavera, desprendian un brillo cautivador mientras un aire de picardía inconfundible danzaba entre sus cejas perfectamente
delineadas.
-Romeo, has vuelto a escaparte -pronunció con voz profunda y magnética que acariciaba los oídoso terciopelo.
El peque?o se estremeció visiblemente y buscó refugio en el regazo de Sabrina, acurrucándose contra eo si buscara protión.
Al percibir su reión, Sabrina colocó instintivamente al ni?o tras e y enfrentó al recién llegado.
-Disculpe, ?podría decirme cuál es su rción con este ni?o?
El hombre pareció advertir presencia de Sabrina por primera vez y arqueó ligeramente una ceja, gesto que dtaba su sorpresa.
-?Mi rción con él? Soy su padre, obviamente.
Sabrina lo escrutó con evidente desconfianza.
?Puede demostrarlo?
Losbios del hombre se curvaron en una sonrisa despreocupada que destba un maismo perturbador.
-?Por qué no mamos as autoridades para verificarlo?
-Me parece bien-respondió Sabrina, extrayendo su celr con determinación, dispuesta a contactar a policia.
El peque?o tiró suavemente de manga de Sabrina, interrumpiendo su ión.
-No mes a policía. él... él es mi papá -confesó con voz apenas audible.
Sabrina alternó su mirada entre el ni?o y aquel hombre cautivador, percibiendo una atmósfera extra?a que flotaba entre padre e hijo.
Sin embargo, ante confirmación del propio Romeo, poco más podía argumentar en contra.
-Peque?o, ya que tu padre ha venido a buscarte, deberías marcharte con él -le sugirió con dulzura.
-?No quiero irme con él! -exmó Romeo súbitamente, con determinación inesperada.
Sabrina intuyó que probablemente el ni?o había tenido algún desacuerdo familiar que motivo su escapatoria.
Justo cuando se disponía a persuadirlo, voz indolente del hombre resonó en habitación.
-Si no deseas volver, entonces quédate donde estás.
Sabrina y Dani intercambiaron miradas desconcertadas antes de volverse hacia el enigmático hombre.
-Me mo Gabriel Castillo, soy el padre de Romeo-se presentó con voz grave y cadenciosa.
Sabrina lo observó en silencio, incapaz de descifrar sus verdaderas intenciones.
Es inusual ver a Romeo encari?arse tanto con alguien continuó Gabriel-. Por ello, quisiera solicitar a esta se?orita que cuide a Romeo durante sus momentos de descanso. Le ofreceré un millón de pesos mensuales y cubriré todos los gastos rcionados con su cuidado. ?Qué le parece propuesta, se?orita?
Dani no pudo evitar contemr a Gabriel con renovado interés.
Simplemente vigr a Romeo durante sus periodos de descanso a cambio de un millón mensual, más el reembolso de cualquier gasto adicional........era prácticamente obtener dinero sin esfuerzo.
La oferta resultaba tentadora incluso para e.
Después de todo,o asriada, un ingreso de cinco cifras mensuales ya se consideraba bastante satisfactorio.
No obstante, el porte distinguido y los modales refinados del hombre
evidenciaban su pertenencia a élite empresarial adinerada.
-Lo siento, no puedo aceptar... enzó Sabrina, rechazando instintivamente.
-Dos millones interrumpió Gabriel.
-Se?or Castillo, no se trata del dinero...
-Cinco millones.
Sabrina titubeo, visiblemente desconcertada.
-Se?or Castillo, realmente el dinero no es el problema...
-Diez millones.
Sabrina enmudeció ante oferta.
Bien, debía admitir que, efectivamente, pocos problemas resistían el poder del dinero.
A pesar de su matrimonio con André, sus gastos mensuales nunca habían sido excesivos.
No sentía atrión por bolsos o joyas lujosas, y pasaba mayor parte de su tiempo en casa cuidando de Thiago, por lo que apenas tenía ocasiones para gastar.
Jamás había considerado utilizar tarjeta de André para extraer efectivo.
Durante todos esos a?os, sus gastos personales no habían superado el millón. Capitulo 29
Ahora que André había bloqueado su tarjeta y neaba abrir un estudio con Marcelo, necesitaba un capital inicial considerable.
No podía permitir que Marcelo invirtiera todo el dinero mientras e solo aportaba su trabajo y conocimientos.
16071