Capítulo 28
-Me chocaste, tienes que hacerte responsable -deró el peque?o, elevando su mirada con una determinación impropia de su edad.
Sabrina observó los rasgos del ni?o con detenimiento antes de responder con voz melodiosa.
-?Quieres que te lleve al hospital para revisarte?
El infante vaciló durante unos segundos, ponderando propuesta, hasta que finalmente asintió con un movimiento casi imperceptible.
-?Necesitounicarme con tus padres primero?-indagó e con genuina preocupación.
Esta vez el ni?o sacudió cabeza vigorosamente, revndo en sus ojos un destello de angustia que Sabrina captó de inmediato.
Un sutil pliegue apareció entre sus cejas mientras evaluaba situación. ?Sería posible que este peque?o estuviera escapando de algún tipo de maltrato familiar? Lo prudente sería llevarlo al hospital para una revisión y, si descubría cualquier indicio sospechoso, contactaría as autoridades.
-Está bien, avisaré a mis amigos y enseguida te llevaré al hospital -pronunció con delicadeza, modndo su voz para transmitirle confianza.
Sin dudar un instante, extendió su mano hacia el ni?o, quien aceptó sin resistencia.
La piel del peque?o transmitia una frialdad inquietante, reminiscente de aquellos días en que Thiago padecía sus problemas de salud. Recordós pbras del médico sobre condición prenatal de su hijo y necesidad de un tratamiento prolongado.
"Qué impotencia senti en aquellos momentos, deseando absorber su dolor, cargar con su sufrimientoo si fuera mio."
Pero aquello era imposible. Solo quedabapensarlo con dedicación absoluta. Fue asío se sumergió en el estudio de medicina, dominando ticas de masaje y acupuntura, borando remedios caseros y dise?ando meticulosamente su alimentación.
Quizás era su instinto maternal lo que ahora despertaba esa ternura inexplicable ante vulnerabilidad de este desconocido. Aunque Thiago hubiera decepcionado profundamente, no podia evitar conmoverse frente a un ni?o que necesitaba ayuda.
El peque?o se sobresaltó ligeramente al contacto con mano de Sabrina.
La calidez y suavidad de aque mujer desconocida despertaron en él un anhelo de protión que no esperaba sentir. Inconscientemente, intensificó el agarre y se dispuso a segui sin oponer resistencia.
Sabrina percibió confianza repentina del ni?o y le dedicó una sonrisa cálida. Inexplicablemente, el peque?o bajó miradao si aquel gesto lo hubiese abrumado
Sin darle mayor importancia, lo condujo de vuelta al privado donde esperaba Dani.
16:07
Su amiga, visiblemente rjada tras algunas copas de vino, divisó desde su asiento.
-Sabrina, ?volviste? Vamos, brindemos... ?eh? ?Thiago está aquí? -exmó entrecerrando los ojos para distinguir mejors siluetas que se aproximaban.
-No es él-aró Sabrina-. Me topé con este peque?o en el pasillo y parece necesitar atención médica. Voy a llevarlo al hospital para una revisión.
Bajo tenue iluminación del salón, Dani finalmente logró apreciar al ni?o con ridad.
-?Vaya! ?Qué criatura tan hermosa! Su belleza rivaliza con de Thiago entó maravida mientras se acercaba con intención de acariciar su rostro.
El peque?o, adoptando una expresión cial, retrocedió instintivamente para refugiarse tras Sabrina, manifestando su evidente rechazo al contacto.
Dani quedó momentáneamente desconcertada antes de soltar una carcajada divertida.
-Este ni?o tiene reiones fascinantes.
-Dani, respeta su espacio -intervino Sabrina-. Probablemente no se sienta cómodo con
extra?os tocándolo.
Dani no insistió y cambió su enfoque hacia una preocupación más pragmática.
-?Dónde están sus padres? ?Estás segura de llevártelo así? No quisiera que nos acusen de
secuestro.
Sabrina volvió a dirigirse al ni?o con dulzura.
-Peque?o, ?de verdad no quieres que contactemos a tu familia.....?
Antes depletar su pregunta, el ni?o interrumpió aferrándose a su mano
con tal intensidad que e sintió una punzada de dolor.
-?No, no quiero que los contacten! -exmó con un tono que oscba entre súplica y orden.
Sabrina intercambió una mirada elocuente con Dani, quien finalmente cedió con un suspiro resignado.
-De acuerdo, primero vayamos al hospital.
En el centro médico, los resultados del reconocimiento fueron tranquilizadores. No presentaba
lesiones ni se?ales de maltrato fisico.
Mientras Sabrina procesaba esta información con alivio, una nueva interrogante surgió en su mente. Si no habia sido victima de abuso familiar, ?por qué se negaba tan vehementemente a contactar con los suyos?
Justo cuando esta reflexión atravesaba su consciencia, el repiqueteo de pasos acelerados
resonó en el corredor.
1607
Capitulo 28
La puerta de habitación se abrió abruptamente.
Una figura imponente se precipitó al interior con urgencia.
1607