Capítulo 13
La revción de Thiago, un ni?o que parecía captar verdades sin que nadie ses hubiera susurrado, flotaba en el aireo una nota discordante en una
melodía tranqu.
André guardó silencio, pero susbios se tensaron en una línea fina, y un aura de disgusto se desprendió de él, tan sutilo el crujir des hojas secas bajo los pies.
Thiago, con esa sensibilidad afda que lo distinguía, percibió el reproche mudo de André sin necesidad de pbras. Abrió boca, movido por un impulso infantil de arars cosas.
-No fue mamá quien lo dijo, fue...
Araceli lo interrumpió con una dulzura que envolvíao un manto cálido.
-Thiago, tranquilo, sé que esas pbras no vinieron de se?orita Ibá?ez. Seguro fue algún desconocido hando disparates, ?no es así?
Thiago,
, sin descifrar intención oculta tras su tono, asintió con solemnidad, admirado por perspicacia que le atribuía a Araceli.
-Si, lo escuché en otra mesa del restaurante.
E le respondió con una voz suave, casi cantarina.
-Thiago, te creo.
Por un instante, losbios de Thiago se curvaron hacia una sonrisa, pero un recuerdo lo detuvo. Sus ojos se posaron en Araceli, instda en el asiento del copiloto, y una pregunta emergió con terquedad de quien busca certezas.
-Se?orita Vargas, ?usted se convertiría en otra mujer?
André frunció el ce?o, dispuesto a intervenir, pero Araceli alzó una mano delicada, silenciándolo con un gesto. Volteó hacia Thiago y respondió con calma. -Thiago, ?acaso lo olvidaste? Apenas llevamos seis meses,o mucho.
Aquel "se?orita Vargas", tan frío y distante en boca de Thiago, resonó en Aracelio unal advertencia sutil. Este ni?o, apenas un peque?o de cinco a?os, poseía una lucidez que escapaba a su edad.
Thiago titubeó,o si información se deslizara lentamente por los recovecos de su memoria. ?Por qué había preguntado eso? Una punzada de remordimiento lo atravesó. La se?orita Vargas era tan bondadosa, tan gentil... ?Cómo podía haber dudado de e?
Además, su tiempo era tan breve.
*Qué tonto fui“, pensó, mordiendo subio inferior sin darse cuenta.
-Lo siento, se?orita Vargas -murmuró, su voz cargada de arrepentimiento.
Araceli le regaló una sonrisa serena,o un rayo de sol que atraviesas nubes.
16:05
-Está bien, no hablemos más de eso. Mejor dime, Thiago, ?qué te gustaríaer? Yo te llevo.
El incidente se desvaneció en mente del ni?oo humo al viento. Sus ojos briron de entusiasmo.
-?Se?orita Vargas, hoy quiero pollo frito!
-ro, mi cielo -respondió e sin titubear.
Pero André, con su tono firme, irrumpió en escena.
-Araceli, tu salud es frágil. El doctor te prohibióer frituras.
E lo miró con una chispa de desafio suavizada por una sonrisa.
-No pasa nada si es de vez en cuando. Además, Thiago lo pidió... La vida pierde
su sabor si solo seguimoss res. A veces hay quecerse un poco, ?no crees?
Thiago, en su interior, asintió con fervor. "La se?orita Vargas si me entiende", reflexionó. "Mamá solo sabe mandar y contrr todo".
HI
A ma?ana siguiente, eledor estaba envuelto en una calma matinal. André, sentado con el periódico entres manos, alzó vista al ver a Thiago bajar, restregándose los ojos con el cansancio aún pegado a su rostro.
-Thiago, ?por qué no estás en el jardin de ni?os? -preguntó André, su ce?o fruncidoo unal
advertencia silenciosa.
Thiago bajo mirada, avergonzado.
-Nadie me despertó... Me levanté tarde.
En ese instante, sirvienta Belén emergió de cocina con una bandeja de desayuno. André observó con una mez de reproche y autoridad.
-?Por qué no despertaste a Thiago?
Belén, sorprendida al notar que el ni?o seguia allí, titubeó antes de responder.
-Se?or Carvalho, usualmente es se?ora quien despierta al peque?o...
El semnte de André se endureció, su voz adquiriendo un filo cortante.
-Sis tresidass prepara se?ora y también es e quien despierta al ni?o, entonces, ?para qué los tenemos a ustedes aquí?
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