André parpadeó con cierta inquietud, pero pronto recordó lo sucedido.
-Ya te lo dije, esa cosa no hice yo....
Sabrina le respondió con una media sonrisa, cargada de ironía.
-?Y si no fuiste tú, por qué no lo dijiste desde el principio? ?Por qué tenías que esperar a que yo te entregara el estudio para venir con explicaciones?
André se quedó cado.
A decir verdad,pensación que le había dado a Sabrina no era poca cosa.
Pero ambos sabían perfectamente que, de no haber pasado el idente con Marcelo, Sabrina jamás habría soltado el estudio.
Así que ahora, al escuchar conversación entre André y Sebastián, no era raro que Sabrina pensara que André andaba con alguna otra jugada bajo manga. Sebastián, al escuchar todo esto, arqueós cejas apenas un poco.
Luego, bajó mirada, sus pesta?asrgas proyectando una sombra sobre sus mejis.
-Yo tampoco entiendo cómo hice enojar al se?or Carvalho -dijo con voz suave-. él anda diciendo por ahí que, con trabajo contigo de asistente, seguro tengo ms intenciones.
Pausó un segundo, y siguió, con una mueca resignada:
-Hasta ha dicho que me valgo de mi apariencia para sacarle dinero as mujeres.
Hizo una pausa, miró a Sabrina y a?adió:
-Se?orita Ibá?ez, sé que estos días solo le he traído problemas. Si al se?or Carvalho no le agrada mi presencia, mejor me hago a undo y dejo de ioda.
Levantó cabeza, miró a André de reojo y,o si dudara, agregó en voz baja:
-Ya casi viene el concierto de se?orita Ibá?ez... Mejor no metamos más líos.
La mirada de André, agudao de un halcón, se vó en Sebastián. Parecía que sus ojos podían cortar el aire de lo filosos.
-Tus trucos para crear discordia no son nada del otro mundo.
En el fondo, por supuesto entendía que este tipo lo hacía a propósito: estaba insinuando, frente a Sabrina, que podía armarle algún desastre en el concierto.
Si él lo había captado, Sabrina también.
E, impasible, contestó:
-No creo que Hache haya dicho nada fuera de lugar. Si lo hiciste una vez, eres capaz de hacerlo otra. Pero esta vez no pienso dejarme chantajear de nuevo.
vó mirada en André y dijo, con una calma que hba:
-Si te atreves a hacerle algo a Hache, tampoco me va a temr mano para que el concierto de tu querida Araceli tampoco se lleve a cabo.
Dejó escapar una risa contenida, casi desafiante.
-Para que te quede ro, tengo suficiente información sobre Araceli guardada. Con fama que tengo y el alcance de mis redes, si todo eso sale a luz, a ver quién defiende cuando todos quieran ver fuera del medio.
André, que siempre había sido experto en ocultar sus emociones, esta vez no pudo evitar que rabia se le notara en
cara.
-Sabrina, ?de verdad no ves que él solo está inventando cosas y sembrando ciza?a?
Sabrina, sin perderpostura, le respondió:
21.19
Capitulo 672
-No vi que estuviera inventando nada. Lo único que escuché fue verdad.
André quiso explicarle cómo ese tipo había sido arrogante y provocador cuando e no estaba, pero ahora que Sabrina había llegado, se hacia el mártir y haba con vozstimera.
Pero de nada servía intentarlo. Sabrina ya había dictado sentencia después de lo de Marcelo.
E ni siquiera le dirigió otra mirada a André, y se volvió hacia Sebastián.
El tono de Sabrina fue mucho más cálido y suave al harle a Hache.
-Hache, si ya no hay nada más que har, ?vamos saliendo?
No era des que se humiban pidiendo disculpas. Sabía que André, con su aire
de superioridad, jamás se rebajaría a pedir perdón.
Ni ganas tenía de darle más importancia.
Hache tampoco quiso rgar el asunto. Asintió con una breve inclinación.
-ro.
Ambos salieron juntos, dejando a André atrás.
André los vio alejarse, con el ce?o fruncido.
-Sabrina.
Pero e ni se inmutó, ni bajó el ritmo de sus pasos. No pensaba escucharle ni una pbra más.
La voz de André, ra y cortante, alcanzó desde atrás.
-Sabrina, te vas a arrepentir.