Capítulo 145
La furia ardió en el pecho de Thiagoo una ma incontrble, encendiendo sus ojos con un fulgor rojizo mientras se?ba a Romeo con el dedo tembloroso.
-?Qué acabas de decir? ?Atrévete a repetirlo!
Romeopuso una expresión de inocencia perfectamente calcda, abriendo los ojos con fingida sorpresa.
-Thiago, ?por qué reionas así de repente?
Con los dedos crispados, Thiago aferró manga de Romeo, su respiración entrecortada revndo el tumulto de emociones que lo consumían.
-?Mi mamá jamás me abandonaría! ?Tú eres quien no tiene a nadie!
El escándalo atrajos miradas curiosas de los demás ni?os, que formaron rápidamente un círculo alrededor del conflicto. Los maestros, alertados por el alboroto, acudieron presurosos.
-?Qué está pasando aquí? ?Cuál es el problema?
Los ojos de Romeo se anegaron instantáneamente de lágrimas, ejecutando su teatro con precisión milimétrica.
-Tienes razón, soy yo quien no tiene a nadie.
-Thiago, sabes bien que no tengo madre y mi padre está siempre ocupado con su trabajo, sin tiempo para mí. Por eso le pedí a se?orita Sabrina que me ayudara conpetencia. Thiago, dominado por una emoción que desbordaba los límites de su peque?o cuerpo, estalló: -?No lo voy a permitir! ?Jamás lo permitiré! ?Es mi mamá, devuélveme a mi mamá!
Los maestros, temiendo que situación escra a un enfrentamiento físico, se apresuraron a separar a ambos ni?os con movimientos firmes pero cuidadosos. Thiago y Romeo se habían convertido en el foco de atención constante del jardín infantil. Apenas los educadores desviaban mirada para organizar los formrios de inscripción, los dos peque?os reanudaban su confrontación.
En todos sus a?os trabajando en una institución preescr de élite, el personal nunca había lidiado con ni?os tan problemáticos. El agotamiento se reflejaba en
sus rostros.
Sin alternativas viables, los maestros se vieron obligados a contactar a los padres de ambos ni?os, solicitando su presencia inmediata.
André acababa de descender del avión cuando recibió mada. Con voz tajante, se dirigió a Iván, quien conducía el vehículo:
-Dirigete al jardín infantil.
Iván gíró el vnte con destreza y enfiló hacia el preescr. Elevó discretamente mirada al
Capitulo 145
espejo retrovisor para observar el semnte de André.
-Se?or Carvalho, ?qué ha ocurrido esta vez con el joven amo?
Reclinado en el asiento posterior, André evidenciaba el cansancio acumdo tras días de trabajo intenso y un vuelo interminable. La fatiga había trazado líneas en su rostro.
-Tuvo otro altercado con un ni?o del jardín -respondió André, masajeando sus sienes con evidente irritación. ?Por qué se está volviendo tan conflictivo?
-Presidente Carvalho, en realidad es bastanteún que los ni?os de esta edad presentenportamientos desafiantes. El hijo de mi hermana, apenas un a?o mayor que el joven amo, también tiene visitando constantemente el jardín infantil.
André respondió con tono gélido:
-Antes nunca me causaba problemas.
Iván carraspeó sutilmente antes de responder.
-Eso era porque se?ora siempre manejaba todo. Nunca quiso importunarlo a usted con
estos asuntos.
Thiago había sido transferido a este jardín infantil hacía seis meses, después de que su salud se estabilizarapletamente. Previamente, enfermaba con frecuencia.
En ocasiones, cuando condición de Thiago se tornaba crítica y Sabrina no lograbaunicarse con André, recurría a Iváno última esperanza. Tan solo por el tono de su voz, Iván percibía desesperación y el pánico que embargaban a Sabrina.
Siendo Thiago el heredero de André, Iván no podía permitirse negligencia alguna. Durante los momentos en que André se encontraba iunicado en vuelos, Iván movilizaba al equipo médico para atender con urgencia al peque?o.
Invariablemente, cuando André finalmente devolvías madas, Thiago ya había superado el peligro inmediato.
Para asuntos de menor gravedad,o conflictos escres o reuniones con maestros, Sabrina jamás molestaba a André.
Criando a su hijo a distancia, André había llegado a concebir paternidado una tarea senci. Ahora, con proyectos profesionales inconclusos, recibía madas del jardín infantil con rmante frecuencia.
Una de frustración invadió a André mientras tomaba su teléfono móvil y decidía mar a Sabrina.