Capítulo 121


    -?Ves cómo le da ese batido a Romeo? Si Thiago no tiene uno igual, ?te imaginas cómo se sentirá? Nuestro peque?o no es menos que ese ni?o. No entiendo cómo se?orita Ibá?ez puede mimar tanto a quien ha maltratado a su propio hijo.


    Thiago apretó los pu?os instintivamente. Le hervía sangre al ver que su madre no solo no lo defendía, sino que tomaba partido por otros ni?os.


    Araceli se dirigió al mesero que pasaba cerca de su mesa.


    -Tráiganos exactamente lo mismo que pidieron en aque mesa.


    -Con mucho gusto, se?ora -respondió el camarero con una sonrisa servicial.


    Minutos después, su mesa lucía idéntica a de Sabrina. La mayoría eran postres pensados para el pdar infantil: malteadas de colores vibrantes, pastel cubierto de crema y hasta café con dise?os en espuma.


    -Dicen que los postres son especialidad de este lugar entó Araceli mientras observaba los tillos-. La se?orita Ibá?ez sí que sabe darse sus gustos.


    -Hemos venido mil veces y nunca pidió nada de esto -protestó Thiago con amargura. ?Y a mí ni siquiera me deja probarlos!


    André contempló variedad de dulces sobre mesa y habló con voz pausada.


    -Todos estos postres contienen lácteos. Solo está cuidando tu salud.


    Araceli arqueó una ceja y miró de reojo a André. Era primera vez que lo escuchaba defender a Sabrina. Bajó mirada hacia Thiago y suavizó su tono.


    -Thiago, ?recuerdas que prometiste que soloerías un poquito? Las promesas siempre deben cumplirse, ?verdad?


    El ni?o asintió levemente con expresión abatida.


    -Está bien.


    Fiel a su pbra, Araceli permitió que Thiago probara apenas un bocado de cada postre, sin ceder cuando le pidió más. Aunque el peque?o miraba con anhelo aquellos postres, obedeció y volvió a centrarse en suida principal.


    En su interior, el resentimiento hacia su madre crecíao una semi regada por el rencor. Su abu y se?ora Vargas tenían razón: si su mamá lo hubiera cuidado mejor durante el embarazo, no tendría un cuerpo tan vulnerable. Era responsabilidad de e protegerlo.


    A mitad deida, el celr de Andréenzó a vibrar. Al revisar panta, vio que era Luana. Frunció ligeramente el ce?o mientras se levantaba para atender mada.


    -?Qué sucede?


    17:025


    -Mamá tiró última medicina que teníamos -respondió Luana desde el otrodo de línea-. Ha estado con migra?as terribles estos días... Por favor, hermano, necesitamos que Sabrina traiga más medicamento.


    -Es nuestra madre, ?qué importa si le dice unas cuantas verdades? Además, Sabrina le contestó mal y hizo enfurecer tanto que se desmayó.


    André permaneció en silencio unos segundos antes de preguntar:


    -?Siempre ha tratado así a Sabrina?


    -?Ejem! -Luana carraspeó, evidentemente incómoda-. Sabes que mamá nunca ha sentido mucho aprecio por e. Esta vez se enfadó porque pensó que Sabrina quería manip con lo des medicinas.


    -Y lo más grave es que Thiago fue intimidado y Sabrina no hizo nada para defenderlo...


    -No respondiste mi pregunta  interrumpió André con frialdad.


    Aquel día, Sabrina había discutido brevemente con Fernanda, pero no era motivo para una reión tan desproporcionada. Y Luana, que no parecía sorprendida, ramente indicaba que el trato de Fernanda hacia Sabrina no era algo reciente. -Bueno... antes era así -admitió Luana con vión-, pero en los últimos dos a?os mejoró bastante... Si no fuera por el escándalo de Sabrina en redes y su desatención con Thiago, mamá no estaría tan furiosa con e.


    André calló durante unos segundos, procesando información.


    -Entiendo. No te preocupes por medicina, yo me encargo.


    Luana suspiró aliviada y estaba a punto de colgar cuando escuchó voces rmadas del otrodo de línea.


    -?André, ven rápido! ?Algo le pasó a Thiago!


    La expresión de André se transformó mientras corría de regreso a mesa.


    332