Capítulo 6
André, en un principio, había considerado el pedido de divorcio de Sabrinao una mera amenaza calcda, un gesto que le provocaba cierta iodidad en
el pecho.
Ahora, al escuchars pbras de Araceli, su rostro se endureció aún más, adoptando una frialdad casi tangible.
-No hace falta -dijo él con una voz cristalina,o el rumor de un arroyo-. Si te lo regalé, es tuyo para siempre.
-Pero... -Araceli intentó protestar, su voz temndo apenas.
André cortó con un gesto sereno, su semnte imperturbable.
-Si es un regalo, no hay motivo para remarlo de vuelta.
Los ojos de Araceli briron con una emoción contenida, un destello de triunfo que no pudo disimr.
Sabrina, sin pensarlo, apretó los pu?os,s u?as hundiéndose levemente en sus palmas.
Luego, una sonrisa tenue curvó susbios.
-?No era que querías que te prestara el violin, se?orita? -dijo con calma-. Está bien, pero solo lo consideraré si el se?or Carvalho me lo pide con sus propias pbras.
Los ojos de Araceli se abrieron más, dejando traslucir su asombro.
El rostro de André se ensombreció,o si una nube hubiera cruzado su mirada.
-Sabrina, no te pases de raya.
E soltó una risita seca, cargada de ironía.
-Pensé que el se?or Carvalho haría lo que fuera por su se?orita. Pero parece que me equivoqué.
Antes, Sabrina creía que André sería capaz de entregar el mundo entero por Araceli.
Ahora entendia que lo que él ofrecía con tanta facilidad eran solo migajas, cosas que no le costaban nada.
Como e misma.
Con esa certeza asentándose en su alma, una indiferencia hda se apoderó de su corazón.
Se volvió hacia el gerente, que observaba escena con caut, y habló con firmeza.
-Si no me fa memoria, autorización de este violin expira hoy. Por favor, retirelo de
inmediato. Me lo llevaré ahora mismo.
El gerente dudó,nzando una mirada inquieta hacia André.
1604
Sabrina alzó una ceja, su tono cortante.
-?Qué pasa? ?Acasoo due?a del violín no tengo derecho a disponer de él? -No, no, por supuesto que sí -balbuceó el gerente, esbozando una sonrisa nerviosa-. Enseguida tramito todo para se?orita Ibá?ez.
Una vezpletados los trámites, Sabrina tomó el violín con delicadeza,o si acunara un recuerdo vivo, y se marchó sin dedicar ni una mirada a André ni a Araceli.
André siguió con vista figura de Sabrina mientras se alejaba, el ce?o fruncido marcando lineas profundas en su frente.
Araceli bajó cabeza ligeramente, un aire de culpa ti?endo sue
expresión.
-Seguro es por lo de cumplea?os, y por eso está tan molesta. Lo siento, André. Todo es por mi salud, siempre trayéndote problemas.
-No es tu culpa -respondió André, apartando mirada con un movimiento seco-. Concéntrate en prepararte para el concierto. Haré que te envíen el Astra Aestiva pronto.
Una sonrisa radiante iluminó el rostro de Araceli.
-Está bien, gracias.
Esa noche, André regresó a casa puntualmente, algo poco habitual en él.
Sin embargo, no encontró mesa dispuesta ni el aroma cálido de cena que Sabrina solía preparar para esperarlo..
A hora de cena, Thiago bajó aledor con su habitual entusiasmo infantil.
Al ver el espacio vacio, su peque?o rostro se arrugó en una mueca de confusión.
-Pá, ?qué pasa que mamá no hizo cena hoy?
Sabrina siempre había sido esposa y madre perfecta, discreta y eficiente, cumpliendo su papel sin fisuras.
Aunque André no albergaba amor por e, reconocia que su dedicación lo habíacido siempre.
Thiago, con su estómago sensible y sus gustos exigentes, dependía des manos cuidadosas de su madre.
Rara vez dejaba Sabrina que los sirvientes se encargaran deida; e misma ponía el alma en cada tillo.
André rememoró los eventos del día, y susbios se apretaron en una linea de disgusto. Si Sabrina creia que con estas tácticas lo doblegaría, estaba subestimándolo demasiado.
-No te preocupes por e -dijo con voz gélida-. Vamos a cenar afuera.
1604
Thiago dio un saltito, sus ojos brindo de emoción.
-?Qué chévere! ?Podemos invitar a se?orita guapa? ?Quieroer algodón de azúcar otra
vez!
-?Algodón de azúcar? -André frunció el ce?o, desconcertado-. ?No te explicó tu madre que eres intolerante actosa y que no puedeser eso?
16.04