Capítulo 1
A una de madrugada, el silencio de casa envolvía a Sabrina Ibá?ezo un manto invisible. De pronto, sus dedos, casi por instinto, encontraron el Instagram de Araceli Vargas. entre el mar de publicaciones nocturnas.
[Gracias al se?or Carvalho y a Thiago por este hermoso regalo. La taza fue hecha a mano por Thiago.]
Sabrina deslizó el pulgar sobre panta y imagen cobró vida ante sus ojos. Una cadena delicada y una taza artesanal se alzaban en primer no, con un dise?o que, entre sombras y reflejos, dejaba entrevers pbras "Feliz cumplea?os, mamá" grabadas con trazo infantil.
Sus pups se desviaron hacia mesa deledor, donde cena reposaba intacta, convertida en un testigo mudo del abandono. El pastel de cumplea?os, con su superficie lisa y sin vs, parecía burse de e. Una sonrisa amarga, afdao el borde de un cristal roto, se dibujó en susbios.
Entonces, un recuerdo punzante atravesó su mente: noticia que había leído dias atrás en su celr, vibrante y cruelo un relámpago,
"?Es oficial! El guapo y célebre genio de los negocios brasile?o, André Carvalho, icono en lost círculos empresariales de Colombia, está casado en secreto y tiene un hijo de cinco a?os."
En fotografia adjunta, un hombre de figura imponente y una mujer de belleza etérea sostenian mano de un peque?o de cinco a?os. Caminaban por un parque de diversiones, entre risas y colores. Araceli, con una sonrisa serena, acariciaba cabeza de Thiago Carvalho, mientras André contemba con una mez de devoción y ternura que Sabrina jamás había visto en él.
Un hombre apuesto, una mujer radiante y un ni?o que era el reflejo vivo de su padre. Una familia perfecta, un cuadro que destba felicidad,
Hoy era su cumplea?os. También el quinto aniversario de su boda con André. Pero, por algún giro del destino, no era e quien recibías celebraciones, sino Araceli.
Su esposo y su hijo no solo estaban con otra mujer en ese día tan suyo, sino que le habían regdo a Araceli lo que, por derecho, debió ser para e: el cari?o, el esfuerzo, dedicación. Sin embargo, Sabrina no se inmutó demasiado. La resignación ya habia tejido su nido en e.
Araceli, el primer amor de André, cargaba una sentencia imcable: una enfermedad terminal que le dejaba apenas un a?o de vida. Su último deseo, había confesado él, era volver a verlo. André le explicó que quería cumplir algunas de sus peticiones en sus días finales y le pidióprensión. Sabrina no quería entenderlo, pero tampoco podía impedirlo. Aque vez, su esposo se lo había dicho con una seriedad que no admitía réplicas, y e cedió, aunque cada concesión le arrancaba un pedazo del alma.
El dolor era un vacio sordo quetía en su pecho, una herida que no sangraba pero agotaba. No supo cuánto tiempo llevaba inmóvil en penumbra cuando el sonido de puerta principal
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Capitulo 1
rasgó el aire.
André cruzó el umbral con Thiago a sudo. Al ve sentada en eledor, su paso vacild,o si el peso de su presencia lo tomara desprevenido. Sus ojos recorrieron el rostro de Sabrina, y por un instante pareció desconcertado,o si hubiera olvidado qué dia mercaba calendario.
?Por
qué no te has ido a dormir? -preguntó, su voz firme pero te?ida de sorpresa.
Sabrina lo miró con una calma que escondia tormentas.
-Quiero har contigo -respondió, casio sis pbras pesaran menos de lo que en verdad cargaban.
André frunció el ce?o apenas, una linea sutil que cruzó su frente. Bajo vista hacia Thiago, que caminaba somnoliento a sudo.
-Thiago, sube a descansar -indicó con suavidad.
El peque?o se frotó los ojos, dejando escapar un bostezo. Al pasar junto a Sabrina, algo lo hizo detenerse. Quizás un destello de consciencia, quizás un impulso infantil.
-Mamá, feliz cumplea?os -dijo, alzando mirada.
Esos ojos, herencia pura de André, briban con una inocencia que hería. Thiago continuo, su
voz un murmullo sincero:
-Papá y yo no olvidamos tu cumplea?os a propósito. Es solo que nuestro tiempo juntoso familia es mucho, y se?orita guapa solo tiene medio a?o más.
-Mamá, ?no te enojarás con nosotros por algo tan peque?o, verdad? -pregunto, casi suplicante.
Sabrina sintió que el aire se volvía denso. ?Qué dolia más? ?Que olvidaran su día o que, aun recordándolo, lo relegaran por rutina? No respondió. Thiago, agotado, subiós escaleras. dejánd s con sus ecos.
El silencio se asentó entre ellos, espeso y expectante. André lo rompió primero, su pero cargado de curiosidad.
tono neutro
-?De qué quieres har?
Vestia una camisa nca impecable y pantalones negros que delineaban su figura. Sus fiones, esculpidas con precisión, parecían un retrato vivo bajo tenue luz deledor. Erao luna en una noche despejada: hermosa, distante, intocable.
Sabrina tomó aire, llenando sus pulmones de valor.
-André, vamos a divorciarnos -dijo, cada sba firmeo un vo.
Los ojos de André temron por un instante,o superficie de ungo perturbada por una brisa fugaz. Pero pronto, esa agitación se desvaneció, y su mirada volvió a ser un espejo en calma, sin rastro de lo que había sentido.