Capítulo 678


    -?Y qué si eres mejor que yo? -preguntó Rocío con una ceja levantada.


    Eva sonrió con tranquilidad, sin perder esa chispa en los ojos.


    -Si no lo intentamos, ?cómo sabremos quién es mejor?


    Rocío no pudo evitar dirigir una mirada hacia donde estaba Sabrina. Conocía a Eva lo suficienteo para saber que e nunca se rebajaba por falsa modestia ni inba a los demás por cortesía. Si Eva estaba dispuesta a decir eso, era porque de verdad reconocía habilidad de


    Sabrina.


    -Bueno, mamá de Sabrina es una violinista famosa. Si e heredó ese talento, tampoco sorprende que sea así de buenaentó Rocío, bajando voz.


    Al escuchar elentario, sonrisa de Eva se desdibujó un poco. Recordó a su madre, esezo que nunca pudo conocer en persona. Aunque su papá y sus tres hermanos siempre le ocultaron verdad sobre muerte de su mamá, hacía algunos a?os su tío había buscado y le entregó una carta escrita por su mamá antes de morir.


    Pensar en eso le apretaba garganta y sentía un nudo en el pecho. No había podido ver a su mamá ni una s vez, pero sabía que e había dado todo por su hija. Su mamá había entregado vida para darle un futuro, y Eva sentía que no podía permitirse decepciona.


    Al otrodo del salón, Araceli casi se le salen los ojos de sorpresa. No podía creer lo que veía: Sebastián, ese mismo Sebastián tan explosivo y


    temperamental, estaba llevando bebidas calientes y agua a Sabrina, preocupado por su bienestaro si fuera otra persona.


    -?Acaso me estoy volviendo loca? -se murmuró mientras se frotaba los ojos, incréd.


    Nadie parecía notar lo que pasaba con Araceli, porque todos los demás estaban igual de distraídos. André y Jorge también miraban atentos hacia el mismodo. André apretó losbios, y hasta parecía que el aire a su alrededor se volvía más pesado. Jorge, por su parte, cerró el pu?o tan fuerte que los nudillos se le pusieron ncos, y en sus ojos pasó un destello oscuro, casi peligroso.


    Deshacerse de ese tal Hache no sería difícil, pensó Jorge para sí. El problema era cómo hacerlo sin levantar sospechas. Lanzó una mirada rápida a André, y una sonrisa apenas perceptible se dibujó en susbios,


    Un rato antes, el día estaba soleado, pero de un momento a otro el cielo se cubrió de nubes y empezó a llover con fuerza. Los relámpagos retumbaban ys gotas gruesas golpeaban el suelo sin piedad.


    -?Corran, que nos vamos a empapar! -gritó alguien, y todos salieron disparados hacia zona de descanso interior,


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    Capítulo 678


    Sabrina ya estaba sentada adentro, apartada en un rincón. De todos los que habían ido ese día, en realidad, sólo tenía ganas de ver a Thiago y Jorge. Saludó rápidamente a Thiago y luego se retiró a descansar.


    Cuando vio entrar al grupopleto menos a Thiago, no pudo evitar fruncir el ce?o. Se acercó a André, que estaba ocupado contestando madas y hando por teléfono, aunque había apartado el día para estar ahí.


    Apenas André terminó una mada, Sabrina fue directo al grano:


    -André, ?dónde está Thiago?


    André miró a su alrededor y se dio cuenta de que, efectivamente, Thiago no estaba. Su expresión cambió de inmediato. Se volvió hacia Araceli.


    -?Has visto a Thiago?


    -No, ni idea de dónde se metió -respondió Araceli, igual de perdida.


    Sabrina apretó losbios, tratando de contrr molestia.


    -André, Thiago es tu hijo. ?De verdad te parece lógico preguntarle a una extra?a por él? —le soltó, sin ocultar el disgusto-. En fin, culpa es mía por confiar en alguieno tú.


    Sin esperar respuesta, se dirigió a puerta. Afuera, lluvia caía con más fuerza. Sabía que Thiago tenía salud delicada y si se mojaba, seguro terminaría con fiebre.


    Sin pensar mucho, tomó el primer paraguas que encontró y se dispuso a salir en busca de Thiago. Pero André detuvo, sujetánd del brazo.


    Sabrina lo miró con esa mirada tan afda que parecía atravesarlo.


    -?Ahora qué quieres?


    André tragó saliva, notoriamente nervioso.


    -Quédate aquí, yo salgo a buscarlo.


    -?Y tú crees que después de esto puedo confiar en ti? -le reviró Sabrina,


    soltándose de su agarre y caminando decidida hacia salida.


    Al ver escena, André no tuvo más remedio que tomar otro paraguas y segui hacia el


    aguacero.


    Justo cuando Sabrina cruzaba puerta, dos figuras -una grande y una peque?a – entraron corriendo empapadas. Cuando pudo ver bien, se dio cuenta de que eran Thiago y Hache,pletamente mojados pero riéndoseo si nada.


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