La sonrisa rjada de Gabriel seguía pintada en susbios, inmutable,o si nada de lo que sucedía a su alrededor le afectara.
Federico, en cambio, tenía el semnte desencajado, pero aun así bajó mano.
Dejó escapar unas pbras cortantes, sin que quedara ro a quién iban dirigidas.
-Idiotas.
Ya había visto todo lo que había provocado el idente. Su n era ro: dnte de Fidel, pensaba darle una lión a Sabrina y después dejar que el asunto se apagara solo.
El problema era ques intenciones de Sabrina estaban tan ras que no había manera de defende.
Así que, para él, mejor salida era llegar a un acuerdo.
Pensaba abofetear a Sabrina y luego hacer que e le pidiera disculpas a Fidel. Con cercanía entre familia Ramos y familia Casta?o, Eva aprovecharía para intervenir y suavizar situación.
Después de todo, nadie había salido herido de verdad, así que el tema podría quedar en el olvido.
Pero entonces, estos dos aparecieron para impedirlo.
Definitivamente, no eran tan astutoso creían.
Comparados con los amigos y pretendientes de Eva, los que rodeaban a Sabrina dejaban mucho que desear.
Aunque tuviera el apoyo de Hernán, Sabrina seguía sin estar a altura.
Federico soltó un resoplido y ya no volvió a mirar a Sabrina.
Si no quería ayuda, que resolviera el problema s.
Fidel era muy perspicaz, y no se le escapó jugada de Federico. Si Federico le daba esa bofetada a Sabrina y luego Eva salía en defensa, él ya no podría seguir presionando.
Pero que André y Gabriel se interpusieran le venía de maravi.
él llevaba tiempo queriendo ense?arle una lión a esa mujer.
El policía habló en voz alta:
-?Quién fue el que mó para denunciar que esta se?orita intentó matar a alguien?
Nicolás se adntó:
-Oficial, ya les entregamos el video de cámara del carro. Está rísimo que e intentó matarnos.
El policía repitió lo que el abogado Reyes había dicho antes.
Nicolás primero abrió los ojoso tos y después se le escapó una risa llena de rabia.
-Eso es torcer verdad. Yo no estoy de acuerdo.
El policía se giró hacia Sabrina:
-Se?orita Ibá?ez, ?tiene algo que decir?
Sabrina sonrió, tranqu:
-Para acusar a alguien de asesinato hay que tener ro el motivo y el objetivo. Me gustaría preguntarle al se?or Nicolás: ?qué motivo tendría yo para querer matarlos?
Nicolás se puso firme:
-Para empezar, Eva iba en ese carro. Todos sabemos que nunca te ha caído bien y querías aprovechar para deshacerte de
e.
-Segundo, tuviste un pleito con mi tío en subasta y buscaste vengarte.
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Capitulo 634
-Y tercero...
Nicolás miró fijamente:
-Yo también iba en el carro. Te tienes guardada desde lo que pasó hace a?os.
Sabrina escuchó en silencio y luego asintió con cabeza.
-Bien, lo resumiste muy bien. ?Hay algo más?
Nicolás habló con un tono seco:
-No, ya puedes empezar con tu show.
Pero Sabrina no se alteró. Dejarse llevar por el enojo solo le cerraría mente.
-Sobre el primer punto, quiero arar que entre Eva y yo no hay ningún problema ni rencor. Puedes preguntarle a e o a cualquier miembro de familia Ramos.
-Además, es mi hermana de sangre. ?Por qué querría hacerle da?o a alguien de mi propia familia?
El policía miró a Eva, buscando confirmación.
Eva asintió con calma.
-Así es, entre Sabrina y yo no hay conflictos.
El rostro de Federico seguía sombrío, pero incluso en ese momento no era tan
ingenuoo para mandar a su propia hermana a cárcel.
Habló con voz seca:
-Jamás he visto que Sabrina y Eva tengan algún problema entre es.
Sabrina continuó:
-Respecto a lo que dice el se?or Nicolás sobre el segundo punto, eso sí que me da risa. Antes de hoy, yo ni siquiera conocía al se?or Fidel. Ni siquiera sabía
quién era.
-Fue el se?or Fidel quien se me acercó primero yenzó a buscarme problemas en subasta. Si no me creen, pueden revisars cámaras del pasillo en subasta. Verán lo que pasó.
Sabrina miró a Nicolás con una media sonrisa, y dijo despacio:
-Por último...