Capitulo 623
Capítulo 623
-?Qué rción tiene con Sabrina Ibá?ez? -preguntó Eva Ramos, mirando fijamente a Nicolás.
Nicolás apretó mandib, hando con rabia contenida:
-Mi tio apenas llegó hoy a Cartagena, no tiene enemigos aquí y el carro lo revisamos seguido. Hoy, solo Sabrina tuvo un pleito con él. Aparte de e, no se me ocurre nadie más capaz de hacer algo así. Además...
Hizo una pausa. Sus ojos briron con una furia que no intentó disimr.
-E siempre te ha detestado, daría lo que fuera por verte fuera de su camino. Si le hizo algo al carro de mi tío, mataría dos pájaros de un tiro.
Eva frunciós cejas, voz suave pero firme:
-Nico, estas cosas se tienen que decir con pruebas. No vayas a acusar a lo loco.
Nicolás soltó una risa amarga.
-Eva, piensalo bien. Si te pasa algo, familia Ramos solo tendría a Sabrinao hija. E tomaría todo lo tuyo, sin problema. Pero mientras tú sigas aquí, aunque Sabrina patalee y haga berrinche, jamás podrá quedarse con nada. Tú creciste en familia Ramos, siempre tuviste todo. Sabrina, en cambio, se crió en el campo, sufriendoo nadie. Ahora que volvió y ve lo que tienes, ?cómo no va a sentir celos? Antes, tal vez no tenía cómo hacerte da?o, pero ahora... si quiere hacerlo, le resulta facilisimo. Eva, deja de ser tan ingenua.
Eva abrió boca para replicar, pero el carro volvió a sacudirse con violencia.
-Este no es el momento para pelear -intervino Rocío Hoyos, mirando nerviosa el camino-. Mejor pensemos qué vamos a hacer.
Fidel Casta?o mantenía mirada tensa; toda responsabilidad pesaba sobre sus hombros y lo sabía.
-Si ya faron los frenos, lo único que queda es detenernos chocando contra algo -dijo con seriedad.
Aunque avenida no estaba tan concurrida, Fidel debía esquivar otros carros y el vnte temba bajo sus manos. -Tio, tu carro está modificado y es más seguro, pero Eva y Rocío podríanstimarse con un choque tan fuerte -advirtió Nicolás, preocupación evidente en su voz.
-Más vale un hueso roto que terminar muertos -sentenció Fidel, sin dudarlo.
Para cualquiera, una situación así terminaría en desastre. Pero Fidel había sido piloto de carreras. Sabía que salvaría sus vidas, aunque nadie saldría ileso.
Se giró hacía Eva y Rocío, preguntando:
-?Qué piensan ustedes?
Eva, sin perderpostura, respondió de inmediato:
-Confío en ti, Fidel.
-Yo también -aseguró Rocío, asintiendo con fuerza.
-No se preocupen, no voy a dejar que les pase nada -prometió Fidel, apretando el vnte.
Sus ojos se enfocaron en el carro que iba dnte, y una chispa hda cruzó por su mirada. Pisó el acelerador, el motor rugió y el carro aceleró aún más.
Nicolás, que conocía bien a Fidel, entendió al instante sus intenciones. Esbozó una sonrisa torcida:
-Si vamos a detenernos chocando, el carro de Sabrina es mejor opción. Así se lleva su merecido, por andar jugando. Quiso pasarse de viva y terminó perdiendo.
En mente de Nicolás, Sabrina ya estaba acabada. Fidel era casi tan buenoo Manuel Sánchez al vnte. ?Qué podía hacer Sabrina, que solo había escdo por casarse con alguien adinerado? En carreras, Fidel podía deja humida sin
esfuerzo.
Sabrina aceleró para rebasar, solo quería evitar que el carro de Fidel le causara problemas o metiera en un idente. No
Capítulo 623
lo hacía por buena gente ni por ayudarlo.
Pero apenas terminó de rebasar, sintió un golpe seco en parte trasera de su
carro.
Iba rápido, mucho más de lo normal. El impacto hizo perder el control; el carro patinó, dibujando un gran arco en medio de avenida.