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Capítulo 606
Capítulo 606
Parecía que Fidel había notado el dolor de Sabrina, porque una sonrisa satisfecha se dibujó en susbios.
Le encantaba ver a su presa sufriendo, impotente y sin poder hacer nada.
De repente, Sabrina levantó única mano que tenía libre y, sin pensarlo dos veces, trató de abofetear a Fidel con todas sus
fuerzas.
Sin embargo, Fidel ya lo esperaba. Sujetó con firmeza mano de Sabrina antes de que pudiera tocarlo.
Los ojos de Sabrina se abrieron de par en par. Incluso siendo inexperta en peleas, entendió al instante que Fidel no era alguienún; debía haber entrenado para defenderse.
Intentó darle una patada, buscando golpearlo donde más duele, pero estaban tan cerca que ni siquiera pudo mover piernao quería.
Fidel,o si pudiera anticipar cada uno de sus movimientos, písó su pie con su zapato justo antes de que e pudiera hacer algo.
Sabrina era una mujerún, sin habilidades especiales para pelear.
La diferencia de fuerza física y destreza entre ambos era abismal.
No tenía menor oportunidad contra Fidel.
él miraba con esa expresión juguetona,o si fuera un gato que disfruta atormentar a un ratón atrapado.
-?Quieres que te suelte? Pídemelo, y a lo mejor lo hago -le soltó, con esa voz burlona que le hervía sangre.
Ese Fidel, justo igual que los amigos sinvergüenzas de Nicolás, se sentía poderoso humindo a los débiles,o si eso le diera algún tipo de triunfo.
En el pasado, Sabrina había creído tontamente que Nicolás simplemente no sabía elegir a sus amistades.
Pero verdad era que los iguales se atraen.
Quizá hasta era Nicolás quien les pedía que menospreciaran, solo para hace dudar de sí misma.
Ahora entendía por qué Nicolás admiraba tanto a Fidel. Este tipo estaba podrido hasta los huesos.
Como dicen, el ejemplo viene de arriba.
Sabrina le dedicó una sonrisa desafiante, y de pronto alzó voz todo lo que pudo.
-?Me está acosando! ?Hay un enfermo en subasta! ?Alguien, ayúdenme a detenerlo!
La voz de Sabrina resonó inesperadamente en el elegante ambiente de s de subastas.
Varias personas escucharon y empezaron a acercarse, intrigadas.
Fidel no pudo ocultar sorpresa; jamás imaginó que Sabrina actuaría de esa manera tan impredecible.
Se quedó paralizado unos instantes, sin saber cómo reionar, y en ese momento una fuerza lo empujó con violencia hacia undo.
La mano de Sabrina por fin quedó libre, y también pudo zafarse de su pie.
-?Se?orita Ibá?ez, está bien? -La voz del hombre que rescató era ra y serena,o el agua fresca de un arroyo en plena monta?a.
Sabrina levantó vista y se encontró con un rostro atractivo y bien definido. -Hache -susurró, reconociéndolo al instante.
La expresión habitualmente sonriente de Hache tenía ahora un matiz sombrío. Bajo mirada hacia mu?eca de Sabrina.
Sobre piel ra y delicada de su mu?eca se marcaba ya una fea mancha morada.
?Eso le afectaría para tocar el violín?, pensó Sebastián Fonseca, mientras una sombra oscura cruzaba por sus ojos.
Sabrina notó que él no quitaba vista de su mano, así que también miró.
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Capítulo 606
Su cara tampoco era mejor. A cualquiera le molestaría ser atacado de nada, peor aún si era mano que más valoraba.
No iba a dejars cosas así.
Sus ojos buscaron rápidamente y se posaron en un florero sobre ventana.
Sin dudarlo, lo tomó y lo arrojó con fuerza hacia Fidel.
Al mismo tiempo gritó aún más fuerte:
-?Vengan a golpear al acosador! ?Atrapen al pervertido!
Dani, que no había ido muy lejos, escuchó el escándalo y corrió de regreso.
Al oír que Sabrina había sido acosada, agarró sin pensarlo una figura de bronce del pasillo ynzó directo a Fidel.
-?Pervertido! ?Si te atreves a tocar a Sabrina, te reviento!
Fidel apenas logró esquivar el florero que Sabrina le habíanzado, pero en ese momento sintió una ráfaga de aire detrás de cabeza.
Giró instintivamente, y figura de bronce pasó rozándole cara antes de estrerse en el suelo con un golpe seco.
-?Pum!-
Si eso le hubiera pegado en cabeza, seguro le habría abierto un buen agujero.
Mientras Fidel estaba distraído, sintió de pronto el agua hda empapándole el
rostro.
Las gotas resbban por su cabello y le mojaban cara.
Al volverse, vio que Sabrina, con una mirada hda, sostenía el florero todavía lleno de agua. Un segundo después, e volvió anzarle el florero, sin ningún temor.