Capítulo 535


    -Martín no pudo articr pbra. Pasado un instante, suspiró y dijo: -Está bien, llámateo quieras. Esta vez he venido a buscarte para traerte de vuelta a casa. Auri... Sabrina, lo que pasó antes fue culpa mía por ser demasiado impulsivo. Te pido disculpas y espero que no me guardes rencor.


    Martín tenía esa capacidad de adaptarse as situaciones, lo que le había permitido reconciliarse con madre de Sabrina en más de una ocasión. Sabrina permaneció impasible y dijo: -Acepto tu disculpa, pero ya tengo mi propia vida y no quiero volver. Espero que puedas ayudar con los trámites para el cambio de nombre.


    Martín intentó persuadi una vez más: -Sabrina, deja de hacer berrinches. Sé que no has vivido bien estos a?os fuera. Esa familia Carvalho no supo valorar a mi hija. Sabrina, yo me encargaré de que paguen por lo que te hicieron.


    Sabrina negó con cabeza: -No es necesario. Soy adulta y puedo encargarme de estas cosas por mí misma. Si no hay nada más, me voy.


    Martín quería decir algo más, pero Federico lo detuvo y le sacudió cabeza suavemente.


    -Papá, Sabrina todavía está molesta. Déj que se calme por un tiempo.


    Martín respondió con voz grave: -Pero si acepta adopción de familia nco...


    -No lo hará -dijo Federico-. Acabamos de dejar ra nuestra postura. Si acepta adopción, se pondría en nuestra contra. La familia Ramos no le ha hecho nada malo. Desde que volvió, no le ha faltado nada material ni económico. Además, no le exigiste tantoo a Eva. Lo que pasó en fiesta con Nicolás habría sido vergonzoso en cualquier familia. Y le diste una opción. No debería resentirte por eso. Al fin y al cabo, sigues siendo su padre biológico.


    Martín soltó un pesado suspiro: -Eso espero.


    Después de dejar a Martín, Sabrina no fue directamente a ver a Valentino, sino que mó a


    Marcelo.


    -Compa?ero, ?dónde estás? Tengo que har contigo.


    Marcelo, consciente de que Hernán había mado a Sabrina y habiendo visto a Valentino en el evento, intuyó que Sabrina habría descubierto algo sobre su origen. Tras un momento de silencio, respondió: -Te espero en el jardín trasero.


    Al llegar al jardín trasero, encontró a Marcelo sentado en un banco del pabellón, con una expresión sombría y abatida. Durante algún tiempo, esa había sido expresión habitual de Marcelo, algo que Sabrina no habíaprendido hasta que vio a Valentino.


    Se sentó a sudo y le dijo: -Compa?ero, acabo de ver al se?or nco.


    Marcelo alzó cabeza bruscamente, sus ojos, normalmente mncólicos, briban con una


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    intensidad inusitada.


    -?Qué te dijo? ?Te amenazó de alguna manera?


    -No-contestó Sabrina, negando con cabeza-, el se?or nco quiere


    adoptarme y ofrecerme un diez por ciento des iones.


    Marcelo se quedó perplejo: -?Estás segura de que no te amenazó? Sabrina, por favor, no me ocultes nada.


    -No tengo por qué ocultarte nada -respondió Sabrina, mirando el jardín con su serena belleza-. Nos conocemos desde siempre; sabes que no soy des que se cans cosas.


    Marcelo se rjó un poco. Sabrina no era del tipo de persona que ocultaba cosas "por el bien de los demás“. Marcelo inhaló profundamente yenzó a rtar su historia desde el principio, hasta llegar al final.


    Finalmente, dijo: -Sabrina, no quería ocultarte nada. Simplemente... no quiero volver.


    Sabía que al contarle todo a Sabrina, e intentaría convencerlo de regresar.


    -?Por qué no quieres volver? -preguntó Sabrina-. La se?ora y el se?or nco no parecen tener un rencor profundo. ?Es por no aceptar a tu hermana por parte de padre?