Capítulo 32
Dani contempló a Sabrina con genuina perplejidad.
-?Buscas algo que hacer? ?En serio es esa tu motivación?
-Así es -respondió Sabrina con una sonrisa te?ida de amargura-. De pronto me encontré cons manos vacías y mente inquieta. Necesito ocuparme en algo tangible y, siendo sincera, también necesito ingresos propios.
Hizo una breve pausa, mientras sus ojos reflejaban una determinación creciente.
-André congeló mi eso financiero sin previo aviso. Aunque conservo algunos ahorros, mi socio desea establecer un estudio y los gastos iniciales son considerables.
-?Ese desgraciado de André! ?Atreverse a cortarte los fondos! -exmó Dani, incapaz de contener su indignación-. Durante a?os entregaste tu vida a esa familia y jamás recibiste ni el más mínimo detalle. Ha derrochado más en un simple espectáculo de luces para Araceli que en toda una vida contigo.
Sabrina exhaló con resignación.
-Cuando cuido a los hijos ajenos, obtengopensación económica. Pero al dedicarme a mi propia familia, lo único que recibo es un bloqueo financiero.
Dani, aún soltera, sintió un escalofrío ante perspectiva matrimonial que el testimonio de Sabrina pintaba con brutal honestidad. Y eso que su amiga se había unido a una dinastía adinerada dondes carencias materiales eran inexistentes.
“Si contrajera matrimonio con alguien de posición ordinaria", pensó, “?acaso no tendría que generar ingresos, mantener el hogar y criar a los ni?os
simultáneamente? ?Y por si fuera poco, soportar los reproches constantes tanto del padreo del hijo?"
Mientras estas reflexiones absorbían, voz de Sabrina resonó nuevamente, sacánd de su ensimismamiento.
-La verdadera fortaleza femenina radica en autonomía económica y autoconfianza. Sin esos pres... incluso un hijo de tu sangre te mirará sin el menor atisbo de respeto.
Una verdad innegable y dolorosa.
Dani asintió con convión.
-Yo también estoy temporalmente desempleada. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en contactarme, a cualquier hora.
-Dani, te lo agradezco profundamente.
Con un gesto desenfadado, Dani restó importancia a sus pbras.
-Con nuestra historiapartida, ?cómo puedes dirigirte a mí con tanta formalidad?
16:08
Capítulo 32
Tras despedirse afectuosamente de su amiga, Sabrina emprendió el camino a casa con Romeo dormido en sus brazos.
La ma?ana siguiente, Sabrina pa?ó a Romeo a su centro educativo.
Al descender pors escaleras del edificio, un elegante vehículo negro aguardaba junto a entrada, atrayendo miradas curiosas y murmullos de los transeuntes.
Apenas los divisó, el conductor se aproximó con presteza y se presentó con deferencia.
-Se?orita Ibá?ez, le deseo un excelente día. Soy el conductor asignado al joven se?or, responsable de su trado hacia y desde el centro educativo. Puede dirigirse a mío
Gustavo.
La súbita aparición del chófer en el umbral de su residencia no provocó menor alteración en
el semnte de Sabrina.
-Agradezco tu dedicación, Gustavo -expresó e con una sonrisa genuina.
Gustavo abrió portezu del automóvil con un movimiento fluido.
-La se?orita Ibá?ez posee una gentileza admirable.
Transcurridos aproximadamente veinte minutos, Sabrina percibió una inquietante familiaridad en ruta que Gustavo había selionado.
Evocaba con precisión el trayecto hacia... institución educativa de Thiago.
-Gustavo, ?cuál es exactamente el centro educativo al que asiste Romeo? - preguntó Sabrina, incapaz de contener su curiosidad.
Romeo acababa de instrse en Cartagena, y el expediente que Gabriel le había proporcionado el día anterior omitía el nombre de su institución académica.
-El Jardín Primero Real, ubicado a escasa distancia de nuestra posición actual - respondió Gustavo con una sonrisa cordial.
Un sutil pliegue de preocupación atravesó frente de Sabrina.
Thiago también frecuentaba ese establecimiento.
El Jardín Primero Real constituía institución preescr más prestigiosa de Cartagena.
La admisión trascendía los simples factores económicos o políticos;s familias aceptadas generalmente ostentaban linajes distinguidos y conexiones societarias profundamente arraigadas.
Sabrina había intuido que Gabriel no era un individuo ordinario, pero jamás imaginó que su trasfondo alcanzara tal magnitud.
Sabrina escoltó personalmente a Romeo hasta el eso principal de institución y le ofreció consejo con instinto maternal:
Capítulo 32
-Si surge cualquier inconveniente,unícate inmediatamente con tu maestra. Compórtate adecuadamente con tuspa?eros y regresaré por ti cuando finalice jornada.
Romeo asintió con gesto solemne, volteando repetidamente mientras cruzaba el umbral del preescr.
Sabrina permaneció absorta en sus pensamientos.
Cuando Thiago inició su educación formal, manifestaba idéntica reluctancia a separarse de e, exactamenteo Romeo en ese instante.
Sin embargo, en algún punto indefinido del tiempo,s respuestas de Thiago a sus rendaciones maternales habían transmutado de dócil aceptación a evidente fastidio.
En ese preciso momento, una exmación de asombro resonó a sus espaldas. -?Se?orita Ibá?ez! ?Ha venido usted a visitar a Thiago?
Sabrina giró sobre sus talones y su corazón dio un vuelco al encontrarse frente a Thiago, Araceli y... André, quienes permanecían inmóviles a escasa distancia.